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Estas razas fueron originadas gracias a la adaptación, por muchos años, de los
bovinos introducidos por los conquistadores españoles en el año de 1493. Para esa
época las vías por donde entraron fueron:
(Las dos importaciones anteriores dieron origen a la raza criolla que pobló la Costa
Atlántica, hoy conocida como Costeño con cuernos)
La Guajira, en el año 1542 por Pedro de Lugo, quien introdujo animales que
llegaron al interior del país, dando origen al Chino Santandereano.
Llanos de San Martín, en el año 1535 Jorge Spira trajo los ancestros de los hoy
conocidos Casanare y Sanmartinero por la ruta de Arauca, Casanare y Barranca
de Upía para poblar el oriente Colombiano.
Las razas criollas colombianas son muy resistentes a las inclemencias del clima, a
distintas enfermedades, a la topografía y demás factores que si son un problema
para las razas foráneas, esto hace que sean un potencial productivo tanto doble
como triple propósito además de que se caracterizan por su adaptabilidad,
rusticidad, fertilidad, longevidad y mansedumbre. ¿Para qué esperar a que estas
razas se acaben y haya que importarlas de otros países de donde no son nativas?,
es esto lo que nos debemos preguntar tanto los profesionales de la salud y
producción animal como los productores de ganado bovino del país; hay países en
donde hay más cabezas de animales que en la misma Colombia, es inaudito.
Cuando se cruzan estas razas dan como resultado un muy buen vigor híbrido lo que
genera más productividad y menores costos. Por ejemplo la raza Blanco Orejinegro
ha mostrado resistencia a enfermedades como la aftosa, la brúcela y la tuberculosis.
Es por eso que están saliendo profesionales que apenas se van a enfrentar a este
problema sin tener conocimiento alguno de las razas y/o de la situación por la que
se está pasando, y son ellos quienes van a transmitir eso a los ganaderos, buscando
lo más fácil y conforme que son las razas foráneas. En este sentido se hablaría
entonces de una cadena de desconocimiento que va desde el profesional al
ganadero, sin dejar de lado, sin duda alguna, que muchas veces, sino la mayoría,
es el ganadero quien le muestra la realidad al profesional.
Otro punto a favor de las razas criollas colombianas son sus estándares de
Taurus, ventaja que tienen al alimentarse de forrajes, con la posibilidad de
ser menos dependientes de concentrados, agroquímicos y hormonas, lo que
permite que su carne sea más limpia (Contexto ganadero, 2014).