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Curso

Psicología Forense
Especializada en niñas, niñas y adolescentes
Mod. V Tema IV

Manual para la utilización del cuento “Pedro, el valiente”

Analía Castañer
Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C.

El Cuento de Pedro es material didáctico para acompañar a un niño o niña durante el proceso de justicia. Este
documento resume información que, a la manera de un manual orientativo, apoya la utilización adecuada del
material para el o la adulta que realiza las labores de acompañamiento procesal.

I. INTRODUCCIÓN

Este manual complementa al cuento de “Pedro, el Valiente” 1 . Contiene información que consideramos
fundamental para que puedas acompañar a un niño o niña víctima durante un proceso de justicia penal. Está
pensado para servidores públicos en contacto con el niño o niña en general2, aunque la situación ideal es que
sean psicólogos o personal de atención a víctimas quien pueda preparar al niño o niña antes de su
declaración con el Ministerio Público.

NOTA IMPORTANTE: se recomienda utilizar el cuento en su totalidad, con niñas o niños que han sido
agredidos por un adulto que no es altamente significativo. Si por el contrario, el agresor es un progenitor o un
adulto muy cercano, es recomendable no utilizar en principio el segmento que se refiere a la cárcel. La
realidad de lo que sucede con el agresor en estos casos deberá ser construida con el niño o niña a lo largo de
un proceso más largo y con mayor cuidado.

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Las sugerencias también son adecuadas para el uso de “Pedrito, el valiente”. “Pedro, el valiente” está dirigido a niños y
niñas en edad escolar, mientras que “Pedrito, el valiente” se adecúa al trabajo con niños y niñas en edad preescolar. El
texto difiere un poco, pero las sugerencias para ti que aparecen en este manual, son las mismas.
2
En algunos casos, será el mismo Ministerio Público quien tenga que preparar al niño o niña, cuando no existan
recursos ni personal para que psicólogos o personal de atención a víctimas lo haga. El lenguaje simple pretende lograr
acceso a una amplia población de servidores públicos.

1
El cuento fue creado en el área de acompañamiento psicológico a niños o niñas víctimas de delitos de la ODI3.
A raíz de esta experiencia, sabemos que los temas que toca el cuento son fundamentales para ayudar al niño
o niña. Todo niño o niña que ha sido víctima de un delito necesita contención adecuada para comprender y
resolver la situación que atraviesa. El proceso penal suele generar dudas y preguntas en los niños o niñas,
que es difícil contestar sin una preparación apropiada.

El manual contiene información suficiente como para poder hablar con los niños o niñas sobre el proceso de
justicia y lo que implica. Actúa como disparador de temas que con frecuencia preocupan a los niños y niñas
que han sido víctimas de delitos y que es necesario abrir y conversar con ellos para que puedan declarar sin
temor.

Es un hecho ampliamente comprobado en nuestra experiencia, que si un niño o niña, especialmente si es


pequeño, siente temor o vergüenza durante su participación en el proceso de justicia, éstos pueden
obstaculizar por completo su declaración. Cuando el miedo o la vergüenza “invaden” la realidad psicológica
de un niño o niña los efectos son contundentes y paralizantes. Un niño o niña no posee la capacidad para
reponerse voluntariamente a la irrupción de emociones fuertes. Es por esta razón que el servidor público debe
darse a la tarea de crear las condiciones para disminuir el temor o vergüenza del niño o niña, y es por ello
también, que existen el cuento y este material de apoyo.

En el manual vas a encontrar sugerencias sobre qué decir al niño o niña a cada momento del cuento para
profundizar algunas ideas y cómo hacerlo. También encontrarás, para ti, la razón por la que se incluyen
determinados temas en el cuento y la importancia que tiene que los trates con el niño o niña antes de su
declaración.

Las sugerencias para el niño o niña están escritas en segunda persona, como si le estuvieran dirigidas de
manera directa. Si lo deseas, puedes leérselas tal como están redactadas. El objetivo final es que el niño o
niña comprenda y participe en el sistema de justicia sabiendo qué es lo que deberá hacer y cuál es el sentido
de hacerlo.

En nuestra experiencia, todo niño o niña que atraviesa por el proceso de justicia con acompañamiento
adecuado cuenta con un ejercicio de su potencial para afrontar situaciones difíciles que le ayudará a
reconstruir su identidad. Al participar del proceso de justicia, podrá percibirse como alguien que hace lo
necesario para protegerse, y que cuenta además con una red de adultos cuidadores que le ayudan a evitar

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La Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C. (ODI) es una organización no gubernamental que ofrece
acompañamiento jurídico y psicológico en casos en los que un niño o niña, o adolescente ha sido víctima de un delito en
el Distrito Federal. El área jurídica gestiona la participación adecuada del niño o niña durante las diligencias y asegura el
desenvolvimiento correcto del proceso, mientras el área psicológica se encarga de preparar al niño o niña y a la familia
para que la participación en el proceso de justicia les aporte una experiencia constructiva, a favor de su dignificación y
recuperación emocional luego de la victimización. El objetivo final es el acceso de la infancia al sistema de justicia como
medio para hacer valer sus derechos humanos.

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que le suceda otra agresión como la que sufrió. Esto es esencial para la recuperación del niño o niña que fue
víctima de un delito.

Por último, aclaramos que el cuento de Pedro es útil para casos en los que el niño o niña nunca ha declarado,
y también para casos en los que el niño o niña va a ampliar su declaración. En este último caso es muy
importante utilizar el cuento cuando el niño o niña ha manifestado temor o vergüenza y su primera declaración
ha sido escueta o nula. Siempre que un niño o niña no logra declarar frente al Ministerio Público, es válido
tener la hipótesis de que lo que se lo impide es el temor o la vergüenza. Utilizar el cuento y preparar al niño o
niña pueden salvar la situación; y si no es el caso, no resulta para nada perjudicial al niño o niña, y tampoco al
caso.

Si estás pensando que dar información previa al niño o niña pone en riesgo la investigación porque si el niño
está mintiendo tendrá elementos para mentir “mejor”, debes saber que hay múltiples investigaciones que
indican que un niño o niña no posee la capacidad cognitiva para inventar mentiras complejas, y otras que
evidencian que los niños o niñas no suelen “fantasear” situaciones de abuso o maltrato.

2) ANTES DE UTILIZAR EL MATERIAL CON EL NIÑO O NIÑA

a) Lee el cuento

Lo primero que te sugerimos es leer el cuento antes de mostrárselo al niño o niña. O al menos, antes de
comenzar a leerlo con él. Sería bueno que mientras lo lees apuntes lo que te llame la atención, los temas que
sientes que te resultarán difíciles de tratar con el niño o niña y también los que te generen dudas, etc. Al final
del manual hay un espacio para que hagas estos apuntes. Durante esta lectura, considera si hay detalles que
tendrás que cambiar a la hora de leérselo al niño o niña. Para esto es fundamental que estés al tanto de la
información disponible en el expediente, sobre todo si existen declaraciones de familiares o personas
cercanas al niño o niña, que te permitan conocer al menos qué tipo de delito se investiga, quién es el
supuesto agresor o agresora, qué síntomas ha manifestado el niño o niña, etc.

Sabiendo información sobre el caso en particular podrás adecuar elementos del cuento para que éste sea
más efectivo a la hora de calmar y preparar al niño o niña. Por ejemplo; respecto del agresor, podrías
suplantar por la palabra que coincida con el caso (“maestro Juan”, por ejemplo). Si por alguna razón dudas y
prefieres no suplantar los datos del cuento puede decidir no hacerlo; los objetivos que el cuento busca se
cumplirán de igual modo porque se trata de algo que un adulto hizo contra un niño o niña.

Lo que no debes hacer es reemplazar el nombre de Pedro por el del niño, salvo que éste se llame Pedro (si
ese es el caso, inventa otro nombre si el niño no sabe leer, o aclárale que se trata de otro niño que se llama
igual que él). La idea es que el niño o niña se identifique con un personaje que no es él, pero al que le pasó

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algo parecido. Lo oirás diciendo cosas como “a mí me pasó lo mismo que a Pedro”, y comparar las
experiencias de Pedro en el Ministerio Público con lo que él siente o teme.

b) Apréndete los mensajes fundamentales

Hemos encontrado algunos mensajes útiles en los casos que hemos atendido. Te sugerimos que los
aprendas porque será necesario que los repitas al niño o niña siempre que encuentres la oportunidad. Para
transmitir los mensajes mientras lees el cuento, podrías decir algo como “yo pienso lo mismo que piensa aquí
la mamá de Pedro: sé que nada de lo que pasó es tu culpa…”, o “igual que la mamá de Pedro, yo creo…”, o
“los adultos sabemos…”. Esto ayudará a que el niño o niña pueda “transportar” las acciones y cuidados del
adulto cuidador del cuento, a ti como servidor público que también ayuda y protege.

Los nombraremos ahora y verás que aparecen incluidos en el texto del cuento. Cuando llegues a las
sugerencias escena por escena, encontrarás el motivo e importancia de cada uno y la razón por la que es
fundamental que se los digas al niño o niña tal como aparecen aquí:

 “Te creo, y haré todo lo posible por ayudarte para que no vuelva a pasarte algo como lo que te pasó”.
 “Sé que NADA de lo que pasó es tu culpa, sea lo que sea que pasó, y sea lo que sea que tú hiciste o dijiste”.
 “Cuando un adulto hace algo que lastima o molesta a un niño o niña, ese adulto tiene que dejar de hacerlo y
no debe seguir haciéndolo con ningún niño o niña”.
 “Lo que un adulto le hace a un niño o niña SIEMPRE es responsabilidad del adulto. Los adultos tienen que
cuidar a los niños o niñas, no lastimarlos ni molestarlos”.
 “Contar lo que pasó es muy importante porque permite que otros adultos te protejan. Gracias a que hablaste
puedo protegerte y también podemos ayudar para tratar de que no les pase lo mismo a otros niños o niñas”.
 “Ahora la gente sabrá que tu sí sabes qué hacer si alguien te hace algo que no te gusta o que te lastima:
pedir ayuda a un adulto con el que te sientas en confianza”.
 “Has sido muy valiente al contar lo que pasó. Me da mucho orgullo que lo hicieras”.
c) Revisa tus dudas

Asegúrate de comprender muy bien lo que el cuento transmite y revisa lo que apuntaste al leerlo la primera
vez. Si alguna de las preguntas que surgieron al leer el cuento queda sin respuesta o si sigues preocupado
por algún punto en particular, busca algún especialista que te asesore y manifiéstaselo.

Si al momento de leer el cuento con el niño o niña aparece alguna pregunta para la que no tienes respuesta o
que no comprendes bien, dile que no sabes la respuesta pero que pueden buscar ayuda y preguntar a una
psicóloga para entender mejor. Puedes hacer todas las preguntas que tenga. Las psicólogas también ayudan
a los niños y niñas. Apunta la pregunta, consigue información confiable y luego transmítesela al niño o niña, o
informa a la psicóloga la inquietud del niño o niña para que le ayude a resolverla. Es importante que no le
contestes algo sin la información adecuada, y que no lo dejes sin una respuesta.

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Además, esto te protege a ti de tener que tener todas las respuestas. Sería imposible que pretendieras
tenerlas. También le transmite al niño o niña la idea de que hay más adultos que se dedican a proteger a los
niños o niñas. Puedes aclarar que tú ayudas a los niños y niñas comprendiendo (investigando) lo que le pasó
para hacer todo lo posible para que no le vuelva a pasar. Y que hay otros adultos que ayudan de otras
maneras. Cada quien cumple con la función que le toca, y cada quien puede acudir a otros para solucionar
dificultades.

También le muestra tu preocupación por ayudarlo de la mejor manera. Esto es preferible a responderle lo
primero que se te ocurra, que pudiera sonarle poco creíble o que le siembre ideas y expectativas que no son
ciertas. Además, hay respuestas que desde el sentido común (no especializado en psicología) parecen
buenas y que sin embargo no lo son. Por ejemplo, decir al niño o niña que tu trabajo es “castigar” a quien le
hizo daño puede ser muy dañino para el niño o niña y para el proceso, porque la mayoría de los niños o niñas
que han sido agredidos por un adulto significativo para ellos sienten ambivalencia (esto es, tienen
sentimientos de cariño hacia la persona, aunque los haya agredido). Si hablamos de “castigar” a ese adulto,
el niño se atemorizará porque lo que desea es que el delito pare, pero no desea que se castigue al agresor. El
término “castigar” puede ser muy fuerte para el niño o niña, y coartar las posibilidades de que manifieste lo
que le sucede, y con ello, las posibilidades de ayudarte a detener la agresión.

c) Consigue crayolas, lápices y plumones

Como habrás visto, el cuento tiene dibujos que se pueden iluminar. Cuando vayas a leer el libro con el niño o
niña asegúrate de contar con bastante tiempo (una hora mínimo) y pon a la vista del niño o niña crayolas,
lápices, plumones, acuarelas, tijeras y papel de colores, y cualquier cosa que sepas que le gusta (brillantina,
estampas, etc.) por si quiere recortar y pegar.

Alienta al niño o niña a colorear y adornar los dibujos como quiera, mientras tú le lees y platican sobre lo que
dice cada página. Dile que puede agregar lo que desee al dibujo, o hacer otros si se imagina algo diferente,
etc. Los dibujos son útiles al trabajar con niños o niñas pequeños porque al observarlos generalmente
proyectan sus propias ansiedades y temores. El hacerlo los beneficia, porque no podrían contactarse con
esos miedos y temores de otro modo.

Iluminar, pegar, recortar y dibujar son equivalentes para el niño o niña a actuar sobre la situación que el dibujo
le recuerda y eso le ayuda enormemente para elaborar ansiedades, temores o vergüenza sobre el tema.
También le ayudará a hablar si tiene algo más que decir. Es importante que dejes que el niño o niña haga con
los dibujos lo que él quiera. No lo critiques ni le sugieras qué color usar, por ejemplo. Tampoco le indiques
que tenga cuidado de no salirse de la línea. Apretar fuerte el lápiz o la crayola, rayar sin cuidar la línea y de
manera brusca, posiblemente son modos en los que está “sacando” fuera de sí la angustia y el enojo. Déjalo
que lo haga libremente porque esto es muy útil para que los controle y elabore.

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No te preocupes si el niño o niña no te está mirando mientras le hablas. A veces pensamos que un niño o
niña sólo puede prestar atención si nos mira de frente y fijamente. Pero lo cierto es que cuando se tocan
temas difíciles y la angustia aumenta, el niño o niña necesita hacer alguna actividad para “descargar” las
emociones. De otro modo, la ansiedad “le ganará” y dejará de oírte, cambiará de tema, o se retirará y no
querrá seguir adelante con el cuento. Puedes darle los mensajes importantes mientras está coloreando. Ten
por seguro que estará oyéndote. Puedes también platicarle lo que piensas y preguntarle cómo lo entiende,
qué piensa de ello, etc.

Si se inquieta mucho y ya no quiere continuar, seguramente el cuento está tocando algo que le genera
demasiada angustia. Deja el cuento por el momento y pregúntale si quiere descansar, pero explícale que lo
seguirán leyendo luego porque es muy importante llegar hasta el final para saber qué pasó con Pedro. Dile
que tú sabes que el cuento tiene un final feliz, y que quieres compartirlo con él.

Puedes proponer alguna actividad diferente durante unos momentos para que baje su angustia pero es
importante que lo retomes. Hazlo de manera natural, sin transmitirle angustia ni la idea de que es algo forzoso
o grave. Repite que sabes que tiene un final feliz y quieres que él lo conozca. Puedes proponerle que ya no
dibuje o coloree el cuento sino que manipule plastilina o algún otro objeto mientras tú le lees. Puedes repetir
los mensajes fundamentales para minimizar su angustia; y también puedes explicitar que “sabes que
escuchar sobre estos temas da nervio o miedo, porque a todos los niño y niñas que tú has conocido, les ha
pasado lo mismo”.

Si no retomas el tema, reforzarás la idea de que es algo que no se puede hablar, o algo vergonzoso. También
le transmitirás la idea de que él no es capaz de enfrentar el tema. Repítele que leerán juntos el cuento, y que
tú estás allí para ayudarle a hacerlo. Repítele también que es normal que sienta miedo o nervios. Si el niño o
niña no hace comentarios mientras leen el cuento, no te preocupes. Decir las cosas es un modo de
elaborarlas y empezar a sanar, pero no es el único. Oír la historia de un personaje al que le pasó algo
parecido le ayuda, así como transmitir sus emociones al colorear o hacer dibujos en el cuento.

Aunque el niño o niña no haga comentarios, podrás tener la seguridad de que ya le diste los elementos
necesarios para que pueda declarar con menos temor, porque ya tiene información sobre qué enfrentará y
para qué lo hará; y eso será suficiente para que empiece a recuperarse. Lo que le leas, así como el hecho de
que le dediques tiempo a lo que le pasó, le transmiten un mensaje de cuidado muy importante para él. Que no
lo diga abiertamente no significa que no esté comprendiendo mejor lo que le pasó y sintiéndose menos
agobiado. Cuando acaben de leer el cuento, dile si hubo alguna cosa que no comprendió y si quiere hacer
una pregunta. Si manifiesta que quiere seguir hablando del cuento, puedes explicarle que puede volver a ver
el cuento más tarde con la psicóloga, que lo usará para que se sienta mejor.

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d) No hagas…

Lo que NO es aconsejable es que el niño o niña participe en una diligencia sin estar preparado. Como
mencionamos al comienzo, siempre que un niño o niña enfrenta una situación que le es desconocida siente
temor o vergüenza, especialmente si tiene que interactuar con un desconocido. Si además, se le pide que
relate algo que le resultó difícil, traumático, vergonzoso, incomprensible (como seguramente le será el hecho
de haber sido víctima de un delito), la situación es mucho más difícil para el niño o niña, y por lo tanto, hablar
sobre lo que le pasó le será igualmente complicado.

El niño o niña NO puede reponerse por sí mismo al temor o vergüenza; necesita que tú como adulto realices
las acciones necesarias para calmar su miedo. NO es recomendable que le digas “no tengas miedo”, porque
ningún niño puede controlar sus emociones voluntariamente. Necesita que tú le des mensajes para sentirse
más tranquilo. Repite los mensajes clave y explícale tu función: trabajas platicando con niños y niñas para
comprender muy bien lo que les pasó y ayudarles a que no les vuelva a pasar.

3) CONTENIDOS GENERALES DEL CUENTO

El cuento de Pedro aborda las principales temáticas que deben ser trabajadas para cuidar el bienestar
psicológico del niño o niña que ha sido víctima y al mismo tiempo propiciar que pueda declarar con el menor
temor posible. Aparecen enlistadas aquí, y las verás desarrolladas cuando revises las sugerencias escena por
escena:

1) El cuento normaliza los sentimientos de angustia y temor que todo niño o niña víctima suele presentar, tanto
respecto de lo que le pasó como de las consecuencias de hablar sobre ello. Explica que es normal sentir miedo,
culpa y otras cosas, y ello minimiza la angustia del niño o niña y le ayuda a afrontar la situación.
El cuento refuerza la ruptura del secreto como algo útil y ofrece la oportunidad de construir un contexto en el que
corrobore que es creído. Guardar el secreto de lo ocurrido o no ser creído si devela la victimización, son las dos
consecuencias más nocivas que un niño o niña víctima puede sufrir y deben ser abordadas para propiciar su
recuperación. El cuento ayuda a transmitir la idea de que los adultos cuidadores van a hacer algo para evitar que
lo sucedido vuelva a ocurrir.

2) El cuento esclarece que la responsabilidad por el delito cometido siempre es responsabilidad del adulto.
3) El cuento confirma que ser protegido es un derecho del niño o niña y una obligación de todos los adultos.
4) El cuento explica por qué la denuncia y el proceso de justicia tienen sentido para la recuperación emocional del
niño o niña.
Muestra que tanto el adulto que lo acompañó a denunciar como las autoridades que le tomaron la
declaración le prestan atención y oyen lo que tiene para decir. Esto minimiza la sensación de aislamiento
del niño o niña que fue víctima, independientemente de la sentencia que se obtenga.

Muestra que Pedro fue capaz de hacer algo para protegerse: contar lo que le pasó. Este es el punto de
partida para la construcción de una identidad diferente a la de victimizado e indefenso, y da elementos
para la investigación y el inicio de las acciones de protección por parte del sistema de justicia.

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Muestra la existencia de una red de adultos protectores (padres, familiares y autoridades) a los que
puede recurrir. Esto minimiza la sensación de desprotección y desvalorización del niño o niña.

5) El cuento menciona y esclarece algunas ideas erróneas y temores que todo niño o niña víctima puede tener
respecto de su participación en el proceso. Ser parte del proceso de justicia no significa “estar en problemas”. La
presencia del niño o niña en el proceso permite esclarecer los hechos. No está allí para ser enjuiciado, regañado
ni castigado.
Los mensajes que se transmiten son:

- “Estás aquí para contar lo que pasó”


- “No es tu culpa ni responsabilidad nada de lo que pase”
- “El destino del agresor es responsabilidad y decisión del Juez, no tuya (del niño o niña)”
- “Es tarea de los adultos cuidar que no vuelva a pasar”
- “Lo importante es decir la verdad”
- “No se trata de dar la “respuesta correcta”, sino de contar lo que pasó”, etc.

6) El cuento anticipa que se trata de un proceso largo, y que será necesaria su presencia en varias ocasiones.
Transmite el mensaje de que puede no ser fácil, pero a la larga reporta beneficios para que pueda sentirse
mejor.
7) El cuento esclarece las acciones que el niño o niña deberá llevar a cabo y con qué actores se encontrará durante
las diligencias.
8) El cuento anticipa la resolución de la situación. Aunque el proceso haya sido difícil en varios puntos, siempre
tiene un final. Una vez que termina, entonces empieza otra parte de la propia historia, en la que la victimización
sufrida, se detiene.

4) SUGERENCIAS ESCENA POR ESCENA

Si te estás preguntando cómo le transmites al niño o niña todo lo que mencionamos anteriormente, aquí van
algunas sugerencias, lámina por lámina para que te sirva de guía. Luego aparece información para ti que nos
parece relevante y que se vincula con el texto del cuento. Agregamos además sugerencias sobre el modo en
que puedes transmitirle al niño o niña, con lenguaje apropiado, más información. Si así lo decides, puedes ir
leyendo el cuento y mientras el niño o niña dibuja o colorea la imagen que corresponde, tú puedes leer o
comentar la información extra del manual.

A ti te toca ver si el niño o niña puede comprender la información si se la lees tal como está, o si escoges sólo
algunas partes para darle información breve, que pueda recordar mejor. Otra opción es que tengas ubicada la
información que contiene el manual en momentos en que sientas que puede ser complicado, para buscarla y
leerla con el niño o niña.

No importa cómo lo hagas. Lo importante es que este manual contiene información que puede resultarte útil, y
puedes acudir a él cuando lo creas conveniente y del modo que más se acomode a ti y al niño o niña.

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Lámina I: Pedro en su cama con las sábanas alzadas a su rostro

Información para ti:

El cuento es un instrumento para que el niño o niña se vea reflejado en la experiencia de Pedro y se anime a
enfrentar lo que le pasó. Al niño o niña le ayuda saber que a otros niños o niñas les ha pasado lo mismo que
a él. Es una estrategia de normalización y suele ir de la mano con la confirmación de los sentimientos y
percepciones del niño o niña. Implican transmitirle que él ha reaccionado de la manera más normal y
esperable: frente a algo terrible o doloroso es lógico que uno se enoje, se ponga triste, sienta mucho miedo,
se quede confundido, etc.

Para normalizar las reacciones y sentimientos del niño o niña debes transmitirle la convicción de que lo
entiendes, de que lo que siente es lo mismo que todo niño o niña que ha sido víctima suele sentir, y de que
está bien que lo sienta. Si lo haces, el niño o niña se sentirá muy aliviado y disminuirá la angustia que siente.
Además, dejarás abiertos canales de comunicación para que pueda confiar y platicar contigo sobre lo que le
pasa y lo que siente. Esto, además de favorecer su participación en el sistema de justicia, es muy importante
para su recuperación.

Por el contrario, si actuaras diciéndole algo como “olvídalo, ya pasó”, “no pasó nada”, “no fue para tanto”, el
efecto que obtendrías sería el contrario: el niño o niña no se sentirá ni aliviado ni comprendido, aumentará la
vergüenza y la culpa, y la confianza en poder platicar contigo disminuirá.

Si tienes dudas sobre qué signos son normales en niños o niñas que han sido víctimas, agregamos una lista
de ellos. Es una guía para que sepas qué conductas son frecuentes y esperables en los niños o niñas que
han sido víctimas. Pensamos que si las conoces puedes comprender mejor lo que está pasando y además
transmitirle esta idea al niño o niña. NO es una lista para que intentes hacer un diagnóstico del niño o niña,
ello implica otras variables y es más complejo.

La principal señal de alarma es el cambio en el comportamiento usual del niño o niña. Sea cual sea la
conducta específica que manifiesta, suele tratarse de un cambio brusco de conducta. Por ejemplo: cambio
repentino en el apetito (de repente no quiere comer, o come en exceso, con ansiedad), cambio de humor (de
repente se vuelve agresivo, o distante, o se deprime, etc.), cambio en el aseo personal (ya no quiere bañarse,
peinarse, cambiarse de ropa, etc.). Otras conductas que pueden estar asociadas con victimización son:

o Juegos o comportamientos agresivos persistentes. Por ejemplo, jugar a mamá y papá con ira, tristeza o
agresión
o Dificultades para dormir:
 Terrores nocturnos y pesadillas.
 Enuresis (se hace pipí en la cama).
 Encopresis (se hace popó encima o durante la noche)
o Excesiva agitación (como si estuviera siempre alerta, intranquilo, moviéndose)

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o Excesivo aislamiento y depresión (por ejemplo, no querer salir de su habitación o exigir privacidad de
manera agresiva, con desesperación o llanto)
o Excesiva sumisión, temor a decir lo que piensa o a “desobedecer”
o Respuestas explosivas frente a temas específicos (“cállate”, “tú no entiendes”, etc.)
o Vergüenza e incomodidad frente a temas específicos
o Llanto incontrolable, con mucha angustia
o Comportamiento regresivo; se comporta como si fuera mucho menor de lo que es, y retoma conductas
que ya había superado en su desarrollo. Por ejemplo, comienza a chuparse el dedo como si fuera un
bebé, habla como cuando era más pequeño, pide juguetes que había dejado de gustarle hace tiempo,
hace berrinches, no quiere separarse de ti, etc.
o Temor a personas o lugares específicos
o Miedo a quedarse solo
o Problemas en la escuela:
 Sociales: inhibición o agresividad con sus compañeros
 Cognitivos: falta de concentración, dificultad para memorizar, baja significativa en las
calificaciones, etc.

Hay otra reacción que necesitas conocer. Por lo general, los niños o niñas que han sido víctimas guardan
enojo y rencor contra los adultos que no se dieron cuenta de lo que estaba pasando (la madre, el padre u
otros adultos significativos con los que convive). Es un mecanismo psicológico que muchas veces es
inconsciente. El niño o niña no lo despliega voluntariamente. De hecho, es un mecanismo que protege su
salud mental. Como el niño o niña no puede mostrar su enojo y sus reproches contra el agresor, los muestra
hacia la persona con quien tiene un vínculo afectivo fuerte, que puede “recibir” su enojo, contenerlo y ayudarle
a resolverlo.

Es normal que todo niño o niña víctima muestre enojo entonces contra el adulto más cercano y a quien tiene
un profundo afecto. Por difícil que sea para ti entender este mecanismo, tienes que saber que generalmente
ocurre, que no depende del niño o niña y que no necesariamente significa que ese adulto lo maltrata o no
tiene una buena relación con el niño o niña. El niño o niña necesita “sacar” el enojo hacia su agresor/a de
algún modo, y seguramente lo hará con alguien cercano, porque es en quien más confía, y sabe que no
perderá el vínculo aunque se muestre enojado.

Información para el niño o niña:

Cuando alguien les hizo algo que los lastimó mucho, a veces los niños o niñas no pueden decir con
palabras lo que sienten y piensan sobre eso. Esto les pasa porque no entienden bien de qué se trata,
porque sienten que estuvo mal, o porque les da muchísima pena.

Como no pueden decirlo con palabras, a veces el cuerpo de los niños o niñas es el que dice las cosas.
Por ejemplo, a veces el cuerpo decide no dormir, o soñar cosas horribles, o que duela la cabeza, o que

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duela la panza, o que tengas ganas de vomitar. Otras veces el cuerpo decide no quedarse quieto, o
pegarle a otros niños o niñas, o sentir mucho, mucho miedo, o llorar mucho, o hacerse pipí en la cama,
o enojarse mucho y otro montón de cosas.

Como a Pedro, a todos los niños o niñas que yo he conocido, a los que algún adulto ha molestado o
lastimado, les pasan cosas así. Es muy normal, pues lo lógico es que cuando te pasa algo feo, te
enojes, o te pongas triste, o no quieras hablar con nadie, o te asustes, o _____________ (agrega la
sintomatología que haya presentado el niño o niña).

Lámina II: Pedro en su cama con su mamá abrazándolo

Información para ti:

Contar lo que le pasó es el paso más difícil para el niño o niña. Es posible que el agresor lo haya amenazado,
o que sienta mucha vergüenza, o que se sienta culpable y por eso se le dificulta hablar de ello. Una vez que
logre hacerlo, creer al niño o niña es tu función principal.

Hay estudios que demuestran que los efectos negativos para la vida de una persona que guardó en secreto
una agresión sexual mucho tiempo pueden ser devastadores. Pero que los efectos son aún peores cuando lo
contaron y los adultos en quien confiaron les mostraron de alguna manera que no les creían.

A veces no es fácil creer lo que el niño o niña dice. Algunas ideas que suelen apoderarse del pensamiento de
los adultos cuando un niño o niña devela una victimización son, por ejemplo: “no es posible que ____ (el
agresor/a) haya hecho algo como eso”, “si es cierto que pasó, por qué el niño o niña no hizo nada”, “por qué
no huyó”, “por qué no lo dijo antes”, “lo que dijo no suena lógico, está todo revuelto”, etc.

Si te queda la idea, o la detectas en alguna de las autoridades que están en contacto con el niño o niña, de
que no está diciendo la verdad, de que tuvo alguna responsabilidad en lo que le hicieron, de que se lo buscó
de alguna manera, de que “se dejó”, tienes que reflexionar e informarte más con algún especialista. En
general, los niños o niñas no mienten ni fantasean sobre este tipo de situaciones, pero necesitas hablarlo
para no transmitirle dudas al niño o niña. Eso le haría mucho daño. Recuerda que tu principal tarea es creerle
y apoyarlo. El contacto con el niño o niña no es el momento para decidir si “procede o no”. La tarea es
recolectar la mayor cantidad de información posible para comprender lo que sucedió, y para ello es
importante no dañar al niño o niña durante el procedimiento, y ayudarle a participar sin temor.

Todo especialista que tenga experiencia y sepa trabajar con niños o niñas que han sido víctimas sabe que
cualquier adulto, conocido o desconocido, tiene más poder sobre un niño o niña y puede por eso
aprovecharse de la situación de mil maneras: engañando, amenazando, chantajeando, obligando,
atemorizando, confundiendo, etc. Y todo adulto en contacto con infancia víctima sabe que estas ideas
aparecen casi siempre entre los adultos que conocen los casos, pero suelen ser falsas.

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Desde el momento en que el niño o niña haya develado lo que le pasó, tendrás que repetirle (y repetirte)
muchas veces que no fue su culpa y que el responsable es el adulto. Busca a alguien que te ayude a
comprenderlo de ese modo, para poder ayudar al niño o niña de manera efectiva.

Ahora bien, el cuento menciona que “la mejor manera de proteger a Pedro es contarle a una policía especial
(Ministerio Público) lo que pasó”. Debes ayudar al niño o niña a comprender que la denuncia es la mejor
manera de protegerle. Para que un niño o niña pueda comprender qué efectos positivos puede tener para él
participar del sistema de justicia, es necesario ayudarle a construir un sentido concreto y propio. Los niños y
niñas que han sido víctimas difícilmente puedan comprender el “sentido de justicia” (abstracto) o la
importancia de perseguir el delito para el bien común. Necesita un sentido personal, propio. A continuación
hay algunas ideas que pueden ayudar al niño o niña a construir su sentido personal para participar en las
diligencias y contar lo que le pasó.

La denuncia es una herramienta que permite contrarrestar varios de los efectos negativos de la victimización
que el niño o niña sufrió. Como resultado de la denuncia generalmente el abuso para y generalmente se
interrumpe el contacto con el agresor o agresora. En nuestra experiencia, el hecho de que las agresiones
paren es lo que más importa al niño o niña. Además es para él el primer indicio de que las cosas pueden
cambiar, porque se detiene la situación que le ocasionaba dolor y temor.

También el proceso de justicia es una oportunidad para contrarrestar el sentimiento de desvalimiento y la


desesperanza que aparecen casi siempre en niños o niñas que han sido víctimas. Durante la victimización, el
niño o niña no tiene posibilidades de escapar ni defenderse frente al adulto y por eso se instalan en su mente
ideas que tienen efectos graves porque modifican el modo en que interpreta la realidad y se ve a sí mismo. El
niño o niña cree que efectivamente no puede hacer absolutamente nada, que no tiene capacidades, que no
vale, y está convencido de que nada va a cambiar.

Para disminuir y transformar estas ideas es necesario que el niño o niña experimente situaciones que le
demuestren que sí tiene potencial para protegerse y que las cosas sí pueden cambiar. Ahí es donde su
participación en el proceso puede ser útil, porque enseña al niño o niña qué hacer cuando alguien hace algo
que lo lastima. Contar lo que le pasó a otros adultos es una acción que el niño o niña vivencia concretamente
como medio para protegerse.

Le muestra además que hay otros adultos que le creen y saben que sí vale mucho, y harán todo lo posible
por protegerlo. Este es un hecho que le sirve al niño o niña para vencer también la sensación de aislamiento,
sobre todo si fue obligado por el agresor o agresora a mantener en secreto las agresiones.

Saber que existe un lugar específico (el Ministerio Público) donde la gente va a contar lo que sucede implica
que es algo que no sólo le ha pasado a él. Y si existen autoridades que se dedican a eso, significa que no es
tan cierto que nadie vaya a creerle ni ayudarlo.

12
La participación del niño o niña en el proceso ayuda también a minimizar los sentimientos de culpa, de
vergüenza y de responsabilidad por lo sucedido. Estos sentimientos aparecen en casi todos los niños o niñas
que han sido víctimas. Esto les pasa porque el agresor puede habérselo hecho entender así, y además
porque todos los niños o niñas (hayan o no sido víctimas de un delito) poseen pensamiento egocéntrico. Esto
significa que todo lo que piensan, razonan y concluyen, está centrado en sí mismos. No pueden razonar
objetivamente, “desde afuera”, sin ser ellos mismos parte de la explicación.

Como la victimización es algo que les sucedió a ellos, concluirán que “necesariamente tuvieron algo que ver
en eso”. Y como es algo desagradable y doloroso, concluirán que es algo malo, y que por lo tanto ellos
hicieron algo malo, o son malos. De ahí se desprenden la culpa y la vergüenza. Los niños o niñas nunca
podrán concluir por sí mismos que la responsabilidad de la victimización que han sufrido es del adulto que
tomó la decisión de agredirlos. Atravesar el proceso con información que refuerce este hecho (por ejemplo,
que se lo llame “víctima” 4 –y no culpable- en todas las diligencias) tiene efectos muy importantes en la
recuperación del niño o niña. Por el contrario, la no denuncia y el silencio de los adultos que debieran
protegerlo es un escenario que asegura a los niños y las niñas que lo que les pasó es algo de lo que deben
avergonzarse, que lo merecen, y que no vale la pena hacer algo para defenderlos. Ninguna de esas ideas es
útil para que se recuperen de lo sucedido.

Además, los delitos cometidos contra la infancia frecuentemente involucran a más de un niño o niña víctima.
En un caso de abuso sexual, por ejemplo, la probabilidad de que el agresor cometa actos de abuso con otros
niños o niñas es muy alta. En este sentido, la denuncia por sí misma (e independientemente del resultado
final del proceso) transmite el mensaje de que lo sucedido es algo que debe detenerse.

El esfuerzo que implica preparar y adecuar los procedimientos para un niño o niña durante un proceso de
justicia es inevitable, pero se trata de una responsabilidad de todo adulto, y más aún si ese adulto es un
servidor público, que conoce un abuso en contra de un niño o niña debido a la imposibilidad de la infancia de
adecuarse a procedimientos que no comprende (porque fueron diseñados para adultos). Si no se hace tal
esfuerzo, la infancia no tiene acceso a la justicia y sus derechos son sistemáticamente vulnerados, además
de continuar desprotegidos frente a los delitos que se comete contra ella.

Información para el niño o niña:

“Igual que la mamá de Pedro, yo te creo y haré todo lo posible para ayudarte. Sé que cuando un adulto
le hace algo a un niño o niña siempre es culpa del adulto. Nunca me voy a enojar contigo; sé que no
fue tu culpa”.

4
En términos terapéuticos, reconocerse como víctima es un primer paso hacia la recuperación; pero ésta no debe quedar circunscripta a este primer
momento y encapsular al niño o niña en una concepción de sí mismo como víctima para siempre. Sin embargo, al inicio del proceso sí es útil que
diferencien y se perciban como víctimas y no como culpables de lo sucedido.

13
“Creo que has sido muy valiente en contar lo que te pasó y eso me da mucho orgullo. Contar lo que
pasó es muy bueno, porque al saber lo que te pasó, puedo ayudarte para que no vuelva a pasar”.

“Lo que ______ (agrega el nombre del agresor) te hizo es un delito. Un delito es algo que una persona
hace y que rompe las reglas de la sociedad. Las leyes son las reglas que tenemos las personas sobre
qué se vale y qué no. No se vale nada que lastima, molesta o daña a otras personas”.

“Cuando alguien comete un delito, otros adultos tienen que hacer algo para que no vuelva a hacerlo.
No se vale y tiene que parar”.

“Es importante contar cuando alguien hace algo que tiene que parar, porque así ayudas a que no
vuelva a pasar, ni a ti ni a otro niño o niña”.

Si el niño o niña te sigue preguntando qué es un delito, aquí aparecen algunos ejemplos. Algunas de las
descripciones fueron elaboradas en situaciones de agresión sexual contra niños o niñas. Si no es el caso,
óbvialas. Es importante que la idea que le transmitas sobre los delitos no le transmita temor. Lo que necesitas
transmitirle es que es un acto que no se vale y tiene que parar, y que hay que hacer todo lo posible para que
no se repita con nadie más.

“Por ejemplo, es un delito si un adulto lastima el cuerpo de un niño o niña.”

“También es delito que un adulto mire o toque las partes íntimas de los niños o niñas (son las que
quedan cubiertas cuando usas traje de baño) de una forma que los hace sentir incómodos o raros”.

“También es delito que un adulto le muestre o le pida a un niño o niña que le toque sus partes íntimas”.

Para hablar con el niño o niña sobre qué es el Ministerio Público…

“Este lugar se llama “Ministerio Público”. Es un lugar especial donde trabajan personas que saben de
leyes y ayudan a los niños o niñas, y también se llama así a personas que son policías especiales que
trabajan investigando delitos”.

El lugar: “El Ministerio Público es una oficina, hay escritorios y gente sentada, y hay también muchas
personas dando vueltas. Como no es un lugar para ir a jugar, no es muy divertido ni bonito. Casi
siempre hay que esperar ratos largos… como cuando vas al banco y hay una fila larga de personas
antes que tú. Hay que tener mucha paciencia. Lo bueno es que puedes traer alguno de tus juguetes
preferidos para jugar mientras esperas, o tal vez un libro que te guste”.

“Aquí en el Ministerio Público, algunas personas tienen cara de enojadas y otras están tristes y
preocupadas por sus trámites. Algunas tienen mucho trabajo y están agobiadas. Tienes que saber que
están preocupados por cómo va su trámite, y que eso no tiene nada que ver contigo”.

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“En el Ministerio Público nunca nos vamos a enojar contigo, ni te vamos a regañar, ni te vamos a hacer
nada malo ni a ti ni a tu _____ (adulto que lo acompañe). Aquí trabajan personas que ayudan a los
niños o niñas”.

La persona: “La policía especial que trabaja investigando si alguien cometió un delito se llama
Ministerio Público, igual que el lugar donde trabajamos. Es raro, pero así es”.

“Los ministerios públicos pueden ser hombres o pueden ser mujeres. Si son hombres, casi siempre
usan traje y corbata. Se sientan en escritorios que tienen muchos papeles y una computadora”.

“Como necesitan saber lo que sucedió, los Ministerios Públicos llaman a los niños o niñas y hablan con
ellos. Como no estuvieron allí, necesitan hacer muchas preguntas para entender muy bien lo que pasó.
El Ministerio Público va a anotar todo lo que le cuentes en su computadora, para acordarse muy bien
luego”.

“Tal vez te pida que vayas a verlo varias veces, si se le ocurren más preguntas”.

“Es importante contarle al Ministerio Público toda la verdad de lo que pasó, para que pueda ayudar a
que no te vuelva a pasar. Los niños y niñas pueden contarle toda la verdad y “dejársela” en su
computadora para que él se haga cargo de decidir qué hacer para que no vuelva a pasarte ni a ti ni a
otro niño o niña. Puedes dejar todo lo que pasó metido en la computadora del Ministerio Público, así tu
corazón se sentirá más tranquilo porque no tendrá que cargarlo siempre”.

“Tú ya no tienes que preocuparte por lo que pase, esa es tarea de adultos. Los adultos son los que
tienen que cuidar de los niños o niñas. Cuando un adulto le hace daño a un niño o niña, es un tema
que los adultos tienen que resolver”.

Lámina III: Pedro sentado frente al MP.

Información para ti:

El cuento da ahora al niño o niña información sobre las diligencias. El objetivo es que pueda participar del
proceso de justicia comprendiendo el sentido y la importancia de hacerlo, para que no lo perciba como algo
desagradable, que provoca temor. En nuestra experiencia generalmente los niños o niñas tienen muchas
ideas erróneas sobre el proceso de justicia y la policía. La mayoría de estas ideas son intimidantes. Los niños
o niñas suelen pensar que todos los que van al Ministerio Público (él incluido) están en problemas y serán
detenidos, o que todos los que van allí han hecho algo malo y serán castigados.

Muchos niños o niñas suponen que si no saben la respuesta a alguna pregunta lo meterán a la cárcel; o se
imaginan que si no responden adecuadamente lo separarán de su mamá. Otros piensan que los Ministerios
Públicos o los Jueces son una especie de ogro que hace daño a los niños o niñas.

15
Para minimizar estas fantasías y disminuir la angustia del niño o niña, es suficiente con darle información real
y concreta: por qué es importante participar y qué tendrá que hacer. Ya las mencionamos, pero si quieres
tener a la mano algunas de las razones por las cuales participar del proceso de justicia es de beneficio para el
niño o niña, aquí están algunas:

 Acudir con las autoridades muestra que le crees al niño o niña y que harás lo necesario para evitar que suceda
otra vez. Esto contrarresta la sensación de desprotección y el temor a no ser creído del niño o niña.
 La denuncia interrumpe las agresiones. Es el primer indicio para el niño o niña de que las cosas pueden cambiar,
y de que está siendo protegido. Esto ocurre independientemente de cómo resulte finalmente el proceso de
justicia.
 Las autoridades oirán al niño o niña y registrarán lo que dice considerándolo víctima (y no presunto responsable).
Además, aprenderá que hay un lugar específico para denunciar cuando pasan cosas como la que él vivió. Esto
le reafirmará la idea de que lo sucedido no fue su culpa, sino del adulto agresor, y que no es el único al que le ha
pasado algo como eso.
 Al contar lo que pasó a las autoridades él mismo hace algo que ayuda a detener las agresiones. Se protege él y
también protege a otros niños o niñas. Esto contrarresta el temor, la sensación de desvalimiento y de
atrapamiento en el secreto del niño o niña. También le muestra que la situación puede cambiar, que ya no está
indefenso y que tiene la capacidad de hacer cosas para protegerse.
 El proceso de justicia le muestra que hay personas cercanas para protegerlo (familiares, conocidos o
autoridades). Esto reivindica la imagen de los adultos como cuidadores y responsables, contrarrestando la
sensación de desconfianza y aislamiento. También favorece el desarrollo de capacidades para comprender que
no todos los adultos hacen cosas malas.
Es posible que el niño o niña te esté preguntando algo como “si a Pedro no le gustó el Ministerio Público
porque le da miedo y es aburrido, “¿entonces por qué tengo que venir yo?”. También es posible que alegue
que no quiere hablar de lo que le pasó con personas desconocidas.

Es lógico que el niño o niña se resista a participar en el proceso de justicia. Es algo difícil de comprender.
Además, durante la infancia los seres humanos contamos con pensamiento concreto. Esto significa que sólo
puede comprender y guiarse por las consecuencias inmediatas de sus acciones. Entonces, pensar que tiene
que contar lo que le pasó le generará angustia y como eso es algo desagradable intentará evitarlo.

El pensamiento concreto infantil hace que ningún niño o niña pueda anticipar y planear por sí mismo los
efectos de las acciones a mediano y largo plazo. Es tarea de los adultos informárselo: ayudará a que las
agresiones paren, servirá para “dejar en manos de las autoridades” todos los recuerdos de lo que pasó y
hacer que su corazón se sienta más aliviado, servirá para proteger a otros niños o niñas, etc.

Información para el niño o niña:

“El Ministerio Público y otras autoridades trabajamos para la justicia. La justicia se encarga de que
quien hizo algo que no tiene que volver a hacer porque lastima o molesta a otras personas, no lo

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vuelva a hacer. Se llama así porque no es justo que un adulto lastime a un niño o niña. Se “hace
justicia” si se logra que eso no vuelva a suceder”.

“Es muy importante que le platiques al Ministerio Público lo que te pasó, porque tú estabas allí cuando
pasó y él no. Si no se lo cuentas, nunca sabrá la verdad”.

“Seguramente el adulto que te hizo daño va a decir mentiras. Siempre es así, porque sabe que lo van
a obligar a que deje de hacerlo”.

“Aunque se sienta un poco raro hablar de lo que pasó con alguien que no conoces, tienes que saber
que es alguien que no te va a regañar y que te va a creer. El Ministerio Público sabe que estas cosas
pasan. Ha conocido a muchos otros niños o niñas a los que les pasó algo como lo que te pasó a ti”.

“Además, el Ministerio Público te va a prestar mucha atención. Va a “guardar” todo, todo lo que tú le
cuentes escrito en su computadora para recordarlo muy bien luego, Todo lo que le cuentes es muy
importante para él y no quiere olvidarse de nada, por eso necesita apuntarlo muy bien”.

“Él va a averiguar todo lo que pueda sobre lo que pasó y va a hacer todo lo posible para que no te
vuelva a pasar a ti ni a otros niños o niñas”.

“El Ministerio Público te hará preguntas sobre cosas que necesita saber para entender bien lo que te
pasó”.

“En el Ministerio Público sólo se puede decir la verdad de lo que pasó. Entonces, es muy importante
que contestes lo que estés seguro que pasó, no lo que crees que pasó”.

“Algunas de las cosas que te pregunte el Ministerio Público, tú las sabrás. Pero algunas tal vez no, y
otras tal vez ya no las recuerdes bien. A veces puede hacer preguntas que no tienen respuesta, o que
no se entienden. En el Ministerio Público se vale decir “no sé”, “no me acuerdo”, “no entiendo”, “estoy
cansado” y cosas así, siempre que sea la verdad”.

“Cuando el Ministerio Público te hace preguntas, no es como en la escuela. En la escuela tú tienes que
saber la respuesta a fuerzas, porque si no la maestra te regaña porque no estudiaste. En cambio, el
Ministerio Público no te hace preguntas para calificarte; te hace preguntas porque sólo tú sabes lo que
te pasó”.

“Lo que no se vale en el Ministerio Público es inventar una respuesta, porque no sería la verdad. A
veces te darán ganas de responder algo, aunque no estés seguro que pasó. Es mejor decir “no estoy
seguro” y ya, porque esa es la verdad”.

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“Tampoco se vale decir una cosa cuando lo que pasa es otra. Por ejemplo, decir “no me acuerdo”
cuando la verdad es que te da una pena terrible hablar sobre lo que pasó. Si te da pena, simplemente
di “me da mucha pena decirlo”, porque esa es la verdad”.

“Tienes que saber que el Ministerio Público te hace muchas preguntas porque es lo que tiene que
hacer para saber qué pasó. Es como cuando tú no sabes sobre algo y le preguntas a alguien más qué
es, qué hace, cómo funciona…”

“Que el Ministerio Público te haga muchas preguntas no significa que no te crea. Tal vez lo que pasa
es que no entiende bien. Tienes que tener mucha paciencia”.

“Aunque te parezca que hay algunas cosas que no son muy importantes, igual debes decirlas… es
posible que le ayuden a entender. Todo, todo lo que recuerdes es importante para el Ministerio
Público”.

“Si te da mucha pena hablar de lo que pasó, también díselo. Él sabe que es difícil hablar de eso,
recuerda que ha conocido a muchos otros niños o niñas a los que un adulto les hizo algo malo.
También sabe que tú no tienes la culpa de nada de lo que pasó. Tal vez te diga si quieres tomar un
descanso y luego seguir platicando”.

Lámina IV: Pedro con cara de cansancio y en burbujas de pensamiento Pedro y el médico, Pedro y la
psicóloga, Pedro y su mamá hablando con el MP

Información para ti:

Luego de haber asegurado que Pedro es creído, de haberle dado las razones para participar del proceso y de
explicarle por qué le harán tantas preguntas, el cuento empieza a narrar a quiénes se encontrará el niño o
niña además del Ministerio Público y qué hará cada quién. Si el niño o niña tiene información sobre lo que
pasará, eso favorece su capacidad de anticipación y le permite tener expectativas realistas. Las dos cosas
ayudan a que no sienta temor y se minimice su angustia, y además le permiten desarrollar un sentido del
control sobre lo que sucederá: puede hacer algunas cosas tales como prepararse, escoger un objeto que “lo
acompañe”, preguntar todo lo que desee, escoger actividades y juguetes para llevar, etc.

Al hablar sobre cómo son las diligencias, en general, el cuento le da al niño o niña el mensaje de que todas
las personas que han sido víctimas tienen que hacer los mismos “trámites”. Todo lo que él tendrá que hacer,
es parte de cómo está organizado el sistema de justicia. Eso es muy tranquilizador.

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Este momento del cuento de Pedro advierte además que ir al Ministerio Público es muy tardado. Tendrás que
tener tú mucha paciencia, porque si se prolongan las audiencias, el niño o niña se sentirá abrumado por el
hartazgo, el sueño o el hambre. Tendrás que controlarte tú para ayudarle a controlar su cansancio. Recuerda
que los niños o niñas tienen poca tolerancia a la frustración y desean resolución inmediata a su malestar.
Tienes que ayudarlo a calmarse, porque no podrá hacerlo solo.

Cuando el niño o niña exprese cansancio o aburrimiento, dile que lo entiendes, que tú también estás cansado,
que sabes que se siente feo, pero que es importante llegar hasta el final y que estás haciendo todo lo posible
para pueda regresar a casa pronto. Esto valida sus sentimientos y reafirma la importancia de su participación
en el proceso. Vas a encontrar ahora más información sobre cómo informar al niño o niña lo que tendrá que
hacer en las diligencias.

Información para el niño o niña:

“Casi siempre a los niños o niñas les asusta un poco venir aquí, pero es importante que sepan que si
están aquí es para contar lo que pasó, y eso es muy bueno. No significa que estén en problemas”.

“Tal vez te va a parecer latoso tener que hablar con gente que no conoces. Seguramente también te
darán muchos nervios, vergüenza o miedo contar lo que pasó… Eso les pasa a todos los niños o
niñas cuando tienen que hacer algo que no han hecho antes. Pero tienes que recordar que contar lo
que pasó ayuda a que no te vuelva a pasar, y que has sido muy valiente al contarlo”.

“También es posible que te ponga nervioso que te pregunten cosas. A veces que nos hagan muchas
preguntas nos hace sentir que no nos creen. Otras veces nos hace sentir como si estuviéramos en un
examen en la escuela. Otras sentimos que va a pasar algo malo si no respondemos y nos da mucho
miedo. Tienes que recordar que sólo tienes que responder lo que sabes, y lo que estés seguro que
pasó”.

“Además del Ministerio Público, hay más autoridades que trabajan en la justicia. Por ejemplo: la
psicóloga, el médico legista y el policía judicial. Todas trabajan junto con el Ministerio Público para
averiguar la verdad sobre lo que pasó y evitar que los adultos les hagan cosas que lastiman o
molestan a los niños o niñas”.

“El día que vayas a contar lo que pasó, varias personas te harán preguntas, igual que a Pedro.
Primero el Ministerio Público, y después una psicóloga. Los psicólogos son médicos de los
sentimientos. Trabajan escuchando a las personas y tratan de ayudarlas. El psicólogo también tratará
de comprender lo que te pasó y te hará preguntas. El psicólogo podrá decir que lo que te pasó fue
cierto por la manera en que te sientes o actúas”.

19
“También te revisará un doctor que trabaja en los ministerios públicos, que se llama “médico legista”.
El médico legista te revisará el cuerpo para ver si tiene marcas que sirvan para demostrar qué fue lo
que te pasó. Por ejemplo, si te golpearon, tal vez tengas una parte del cuerpo lastimada. El médico
confirmará que lo que dices es verdad”.

“Es posible que el médico necesite ver las partes íntimas de tu cuerpo. Mientras te revisa, puede estar
contigo una persona que quieras que te acompañe. Tal vez que te revisen te ponga incómodo o
nervioso, pero recuerda que es un doctor, y está tratando de ayudarte a probar que lo que dices es
cierto, y también puede ayudar si alguna parte de tu cuerpo está lastimada. También puede decir qué
hacer para que tu cuerpo esté bien y eso seguramente te hará sentir más tranquilo”.

“Tal vez también te vuelva a hacer preguntas un policía que trabaja en el Ministerio Público. Se llama
policía judicial y su trabajo es averiguar todo lo posible sobre la persona que te lastimó o te molestó. Él
también te hará preguntas, por ejemplo, si sabes cómo se llama esa persona, dónde vive, cómo se ve,
qué hace y otras cosas más”.

“Después de que hayas platicado con todos ellos, tal vez te pedirán que esperes un rato largo, porque
le van a hacer preguntas también a _____ (la persona que lo acompaña). No significa que esté en
problemas ni que vayan a separarla de ti. No tienes que espantarte, porque siempre se hace así.
Necesitan que esa persona les diga todo lo que sabe sobre lo que te pasó”

“Quien sufrió la agresión se llama “víctima” y todas las demás personas que pueden dar información
sobre lo que pasó, como la persona que te acompaña, se llaman “testigos”.

“Más tarde, el Ministerio Público te leerá todo lo que escribió en su computadora. Es importante que
oigas todo lo que lee, porque luego te preguntará si lo que te leyó es verdad. Si lo que leyó es lo
mismo que tú dijiste, todo está bien. Él te pedirá que firmes la hoja, eso muestra que estás de acuerdo
con lo que dice allí. Si lo que leyó no es lo que tú dijiste, significa que el Ministerio Público se confundió
al escribir y debes decírselo. Él lo cambiará y cuando quede tal como tú recuerdas que pasó, entonces
podrás firmar la hoja”.

“También es posible que el Ministerio Público te llame otro día o varias veces más, porque necesita
todavía más información, o porque algo no le quedó claro. Tal vez te pida que vuelvas a hablar con
una psicóloga. Te volverán a hacer preguntas, y otra vez, y todo lo que tienes que hacer es decir lo
que recuerdes, lo que estés seguro que pasó”.

Lámina V: Pedro sonriente abrazado a su mamá.

Información para ti:

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Es importante que busques apoyo para el niño o niña y su familia. La victimización de un niño o niña es una
situación crítica y estresante que afectará de un modo u otro a todos los miembros de la familia, y
especialmente a quien conoció la situación y desde entonces se ha hecho cargo de la protección del niño o
niña.

El cuento de Pedro menciona algo muy importante: es frecuente que luego de la victimización los adultos que
rodean al niño o niña se vuelvan sobreprotectores con él. En el afán de cuidarlo, pueden llegar a pensar que
como pasó por algo muy feo no es bueno regañarlo, ni ponerle límites, ni exigirle nada porque eso podría
afectarlo.

Es una reacción natural y entendible luego de haber pasado por una situación tan difícil, pero van a necesitar
apoyo porque no es bueno que esas ideas y conductas se mantengan. Que no le pongan límites, que le
presten atención en exceso y que descuiden otras actividades no es bueno para el desarrollo del niño o niña.
Todos los niños o niñas, hayan sido víctimas o no, necesitan que los adultos les pongan límites adecuados
para crecer. Necesitas poder decirle “no” en las cosas que saben que no están bien.

Además (o en vez) de la tendencia a sobreproteger que figura en el cuento, es posible que a las familias les
pasen otras cosas, por ejemplo.

Fuertes sentimientos de culpa. Aparecen ideas como no haber sido capaz de notar que algo pasaba, no
haber estado allí para evitarlo, no haber cuidado suficientemente bien al niño o niña, etc. Si es el caso, tienes
que aclararles que la responsabilidad de la agresión es única y exclusiva del adulto que la cometió y
recomendar que vayan a terapia para que esta idea no se arraigue en la familia.

Creer que la victimización ha provocado un trauma que es irreversible en el niño o niña. Si esta idea se
arraiga, el niño o niña aprenderá cualquier situación difícil en la vida, ahora o en el futuro, es causada por lo
que le sucedió, y no es así. No es cierto que el daño sufrido lo marque negativamente para toda la vida. La
victimización sufrida es un impacto fuerte en su vida, pero no le quita sus capacidades ni su fuerza. Con el
apoyo adecuado, los niños o niñas víctimas se recuperan y logran desarrollar un proyecto de vida gratificante,
porque aprenden a enfrentar situaciones difíciles en la vida.

Prestar atención absoluta al proceso de justicia. Necesitas advertir a la familia que el proceso es largo y sí
requiere que se le preste mucha atención, sobre todo al inicio. Sin embargo, aunque será necesario modificar
algunas rutinas y planear los días de manera diferente, no pueden dejar que sea el centro absoluto de la vida.
Si esto pasara, todo se paralizaría, los días dejarían de ser por completo como eran, dejarían de ver lo que la
familia necesita en el futuro, ejercerían presión excesiva sobre el niño o niña porque no dejarían que el asunto
empiece a formar parte del pasado y podrían descuidar otras tareas que son importantes para la familia y
necesarias para el desarrollo de todos sus miembros.

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Desatención del resto de los miembros de la familia. En el afán de cuidar que no vuelva a sucederle algo al
niño o niña que fue víctima, la familia puede llegar a prestarle únicamente atención a él y descuidar
emocionalmente al resto de la familia. La mayoría de las veces, a los hijos e hijas que no fueron víctimas les
queda la sensación de quedar “fuera” de la relación estrecha que ven con el niño o niña que fue víctima.
Suelen aparecer síntomas depresivos, dificultades de control y sentimientos de baja autoestima en los otros
hijos e hijas.

Manejo inadecuado de la propia tristeza. Conocer la victimización de un hijo o hija puede ser muy
desestructurante para el adulto. Es necesario que se canalice al adulto acompañante a terapia en la cual
pueda recibir apoyo para elaborar el dolor, el enojo y la tristeza en un lugar apropiado, con otros adultos que
sirvan de apoyo. Si el adulto acompañante no es canalizado a una terapia personal, es altamente probable
que todos esos sentimientos acaben volcándose hacia el niño o niña víctima en forma de agresiones o
exceso de angustia percibida por el niño o niña. El adulto acompañante necesita apoyo para que el dolor y
tristeza por lo sucedido no se “filtre” y preocupe o lastime al niño o niña.

Es necesario también que el adulto acompañante del niño reciba de ti la instrucción de transmitir calma al
niño o niña cuando toque el tema. Si cada vez que el niño o niña habla de lo que pasó el adulto se muestra
alterado (por enojo o por tristeza) es posible que el niño o niña sienta temor, confusión y responsabilidad por
hacerle sentir mal.

Desatención de la propia salud. El adulto acompañante puede requerir canalización médica o psiquiátrica,
además de psicológica. Es importante sondear cómo se siente el adulto que queda a cargo del niño o niña.
Es necesario darle soporte ya que el niño o niña dependerá por completo de sus posibilidades de mantenerse
estable. El impacto de la victimización siempre afecta al adulto y muchas de las veces puede provocar
cuadros de depresión profunda o ansiedad incontrolable, todo lo cual puede dañar severamente al niño o niña
a su cargo.

Es importante también recomendar al adulto que cuide espacios propios para actividades que disfrute. Puede
intentar incluir alguna actividad física que le ayude a canalizar energía y es importante que no crea que eso
es descuidar al niño o niña, “perder el tiempo” o desaprovechar momentos que podría pasar con él. Por el
contrario, es necesario que el adulto acompañante se cuide para poder cuidar luego al niño o niña de manera
apropiada.

Información para el niño o niña:

Es importante decir al niño que muchas veces los adultos se preocupan y se ponen tristes, pero que
eso es normal. Si ve que __________(el adulto que lo acompaña) se pone triste, se enoja o hace
alguna otra cosa que parezca rara es porque está triste por lo que le hicieron, pero que no está
enojado con él.

22
Dile que es normal que esté triste porque lo quiere mucho, y los adultos siempre se ponen así cuando
le pasa algo a una persona que quieren.

También dile que no se preocupe, que con el tiempo el adulto se sentirá mejor y si no, hay adultos que
pueden ayudarle a sentirse mejor. También son cosas que tienen que arreglar entre adultos. Un niño o
niña no puede lograr que un adulto se sienta mejor, sólo puede hacerlo un adulto.

Lámina VI: la cárcel para detener al tío Juan (dibujo voluntario)

Información para ti:

Al trabajar con los niños o niñas, no hablamos de que la finalidad del proceso de justicia sea el “castigo” al
agresor porque si es una persona querida para el niño o niña, la idea de que sea castigado le puede hacer
resurgir sentimientos de culpa y confusión. Es más útil decirle que el Juez decidirá cómo hacer para que la
persona que lo agredió ya no lo vuelva hacer. Sin embargo, en algunos casos han escuchado sobre la cárcel
y necesitan información en este sentido.

El eje de los mensajes es transmitir al niño o niña que el objetivo del proceso de justicia es parar las
agresiones y abusos para que él esté bien, y no el castigo. Sugerimos estas líneas de trabajo porque hay dos
reacciones en los niños o niñas que han sido víctimas que es necesario tratar con cuidado: el sentimiento de
culpa (que ya hemos mencionado), y los sentimientos de ambivalencia hacia su agresor cuando es una
persona conocida.

La culpa

Antes mencionamos que el pensamiento de todo niño o niña es egocéntrico. Esto hace que se sienta
responsable por cualquier cosa que suceda, aunque objetivamente esto no sea cierto. Todo niño o
niña que atraviesa un proceso de justicia tiende a pensar que el agresor está en la cárcel por su culpa
(la del niño o niña). Puede pensar, por ejemplo, que el agresor está en la cárcel porque él contó lo
sucedido, o porque él (el niño o niña) permitió que sucediera el abuso, porque no hizo nada para
evitarlo, etc.

Por sí mismo, el niño o niña no puede concluir objetivamente por qué y sobre quién recaen las
consecuencias de haber cometido un delito. Es necesario que le ayudes a ver la situación tal como es
en la realidad: si el agresor va a la cárcel no es porque el niño o niña haya contado lo sucedido (eso
no es un delito) sino porque él decidió romper las leyes y eso dañó a un niño o niña (eso sí es un
delito).

23
La ambivalencia

Ambivalencia significa que algo posee dos valores contrapuestos, uno positivo y uno negativo, al
mismo tiempo. Un sentimiento ambivalente es querer y no querer algo, por ejemplo. Se pueden tener
sentimientos ambivalentes hacia las personas.

Frecuentemente, un niño o niña denuncia deseando protección y no buscando castigo. Ante el


conocimiento o incluso la percepción directa de la consecuencia (si ven al agresor tras las rejas de
prácticas en una diligencia) es común que el niño o niña tenga sentimientos encontrados. Por un lado
siente alivio de estar protegido porque las agresiones se detienen, y por otro lado no era su intención
ni deseo causarle un daño al agresor y esto le genera mucho dolor y culpa.

La ambivalencia es normal en todas las relaciones humanas. A pesar de que el adulto cometió un
delito grave, habrá recuerdos de vivencias positivas con el agresor que el niño o niña necesite atesorar.
Lo objetable es el actuar del adulto agresor, no los sentimientos que el niño o niña tiene hacia él.

Es posible que el sentimiento de culpa y responsabilidad del niño o niña aumenten si fue objeto de chantaje
por parte del agresor, sobre todo si es alguien conocido. En muchos casos atendidos los niños o niñas oyeron
frases como; “si tú cuentas lo que pasó iré a la cárcel y no nos volveremos a ver nunca más” o “te hago esto
porque eres especial para mí, nadie va a quererte como yo”, etc.

Los adultos solemos dar por sentado que el niño o niña se alegrará si se obtiene una sentencia a favor y el
agresor es recluido en la cárcel. Sin embargo, este hecho no es fácil de elaborar para el niño o niña. La
expectativa de no volver a ver a un ser querido es para un niño o niña un hecho grave. Si pensamos en la
vulnerabilidad de la infancia, el niño o niña depende de los adultos para sobrevivir, y sobre este hecho se
construye la dependencia y necesidad de contar con adultos significativos. La amenaza de pérdida de un
vínculo importante puede ser sentida por un niño o niña como algo que pone en peligro su vida.

Es importante que comprendas y aceptes estos sentimientos que pueden parecer “contradictorios”. Si lo
rechazas o lo regañas por extrañar al agresor o por tener afecto hacia él, sólo generarás mayor culpa en el
niño o niña. Además de sentir culpa por “lastimar” a su agresor según él lo percibe, sentirá culpa por tener
sentimientos positivos hacia él si percibe que eso te contraría a ti.

Adicional a la aceptación y validación de lo que siente el niño o niña, es importante reafirmar que él no es
responsable de lo que le suceda al agresor. El niño o niña tiene derecho a pedir protección y hacerlo es un
acto valiente y necesario. No es un acto de venganza o agresión contra la persona que lo lastima. Los adultos
tienen la obligación de garantizar que este tipo de cosas no sucedan. Las consecuencias impuestas al
agresor son responsabilidad de los adultos y nunca del niño o niña que pide protección y ayuda.

Igual que al principio, durante la averiguación previa, cuando empiece la etapa de juicio debes darle
información concreta que ayude a minimizar su angustia. Aparecen más detalles abajo:

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Información para el niño o niña:

“No importa lo que te hayan dicho. Contar lo que pasó es bueno porque no se vale que un adulto haga
eso, y porque permite que lo que te pasó pare y no vuelva a suceder”.

“Sólo otros adultos pueden detener a quien hizo algo que nos e vale con los niños o niñas. Y si tú no lo
hubieras contado, ellos nunca podrían haberte ayudado ni a ti ni a otros niños o niñas”.

“Tú no puedes decidir cómo hacer para que el adulto que te agredió no lo vuelva a hacer. Tú ya hiciste
algo que es bien importante: contar lo que pasó y decir siempre la verdad sobre lo que pasó. Los
adultos son los que tienen que decidir qué hacer para que hizo algo que no se vale ya no vuelva a
hacerlo”.

“Por ejemplo, en el cuento de Pedro los adultos saben que el tío Juan hizo algo que no se vale y el
Juez decidió que para lograr que no vuelva a hacerlo tiene que pasar un tiempo en la cárcel”.

“Los papás de Pedro le dicen algo que es muy importante: el tío Juan NO se va a la cárcel porque
Pedro le contó a su mamá lo que le pasó. Si el tío Juan va a la cárcel es porque hizo algo que no se
vale y lastimó a Pedro. El Juez decidió que esa es la mejor manera de mostrarle que no puede volver
a hacerlo”.

“Si los adultos que hacen algo que no se vale van a la cárcel NUNCA es culpa de los niños o niñas
que cuentan lo que pasó. Es culpa de ellos mismos porque saben que eso no se vale e igual lo hacen.
Es decisión de los adultos autoridades resolver cómo hacer para que no lo vuelvan a hacer”.

“Recuerda que contar lo que pasó a las autoridades es importante porque así se puede hacer justicia.
Se hace justicia cuando otros adultos saben lo que pasa e impiden que vuelva a suceder. Es justo que
los niños o niñas sean protegidos, que vivan tranquilos y que no tengan que pensar en cosas que les
dan miedo o les provocan dolor”.

Lámina VII: dibujo voluntario

Información para ti:

Es muy común que los adultos tendamos a “ocultarle la realidad” a los niños o niñas, pensando que con eso
los ayudamos. Por ejemplo, es posible que te tiente decirle al niño o niña, luego de la declaración en el
Ministerio Público, que ya se terminó todo y que no tendrá que regresar allí nunca más. Es posible que esto
tranquilice momentáneamente al niño o niña, pero no es cierto. A mediano o largo plazo, el niño o niña notará
que no es cierto que se haya terminado y concluirá que le mentiste o que algo salió mal en el proceso y por
eso no ha terminado. Ambas cosas le generarán tensión y temor.

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El extremo opuesto tampoco es útil para los niños y las niñas. Esto es, darle información más allá de la que
necesita. En nuestra experiencia, los niños o niñas que han sido víctimas pueden controlar el temor y la
angustia si saben qué pasos tendrán que dar y se sienten acompañados durante el proceso. Es más útil que
nunca le mientas, que le digas claramente que sí tendría que ir a contar lo que pasó al menos dos veces, pero
que pueden ser más. Explícale que el trámite siempre es así, que es normal que los llamen muchas veces a
hacer diferentes cosas y que eso no significa que algo esté saliendo mal.

Explícale también que no tiene que preocuparse todos los días pensando cuándo tendrá que ir nuevamente al
Ministerio Público o al juzgado. Puedes decirle que tú estás pendiente y avisarás cuando tenga que hacerlo.
Mientras tanto, no debe preocuparse.

Participar nuevamente en audiencias generará algo de temor y ansiedad en el niño o niña. Será útil hacer lo
mismo que al iniciar la averiguación previa: confirmar que se trata de reacciones normales que todo niño o
niña y adulto siente cuando enfrenta a algo que se le hace difícil o raro. Y al mismo tiempo, afirmar que es
importante participar y seguir adelante con el trámite.

En los casos en los que dentro del proceso se pretenda enfrentar a los niños o niñas con el agresor o testigos
en alguna diligencia, tendrás que apoyarte en especialistas para valorar la existencia real de riesgos para el
niño o niña y tomar las medidas necesarias para resguardarlo.

El contacto directo del niño o niña con el agresor puede ser altamente traumatizante; será prioritario
interponer acciones para que la diligencia se lleve delante de manera adecuada (con medios electrónicos, por
ejemplo).

NOTA IMPORTANTE:

En los casos de niños o niñas agredidos por una persona muy cercana y querida, no es recomendable hablar
de la cárcel en el primer momento e inmediatamente antes de la toma de declaración. Este tema puede
causar gran angustia, y difícilmente pueda sobreponerse a ella antes de participar en la diligencia. Es
aconsejable transmitir los mensajes vinculados con la necesidad de hacer que la victimización pare y la
responsabilidad de los adultos de lograrlo. Estos mensajes preparan el terreno para posteriormente introducir
la idea de la cárcel como manera de lograr que no se repita.

Si estás preparando a un niño o niña con estas características, puedes explicarle que no leerás hoy algunas
partes con él, pero que sí las leerán después. O puedes quitar las hojas del cuento que no utilizarás en el
momento, para retomarlas más tarde.

Puedes explicarle que habrá más cosas de las que hablarán luego, pero que ahora te saltarás algunas para
llegar al final. Sí es importante dejar en el niño o niña la idea de que el cuento tiene un final feliz.

Información para el niño o niña:

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“Es posible que no te den ganas de ir con el Juez. Ya habíamos hablado de que el proceso de justicia
suele ser largo y aburrido, pero es muy importante. Y aunque sea muy, muy largo, algún día se
acabará y nos quedaremos con la sensación de haber hecho lo correcto porque dijimos la verdad”.

“Recuerda que sea lo que sea que diga _______ (agrega el nombre del agresor o agresora), yo te creo
y apunté todo lo que dijiste porque es muy importante y no quisiera olvidarme de nada”.

“Igual que el tío de Pedro, es posible que _____________ también diga mentiras. Siempre es así.
Dicen que no es cierto que eso pasó, que no hicieron nada, y que el niño o niña es el que está
diciendo mentiras, o que se confundió, o que lo inventó como si fuera una película de fantasía. Hacen
eso porque saben que hicieron algo que no se vale y los van a obligar a que dejen de hacerlo”.

“Tú hiciste muy bien en contarlo porque de esa forma podemos hacer todo lo posible para evitar que
vuelva a pasar. No importa lo que él diga; lo importante es que tú digas la verdad y la dejes en la
computadora del Ministerio Público para que tu corazón se sienta más aliviado”.

Lámina VIII: Pedro sentado en un escritorio rodeado de papeles y gente

Información para ti;

Cuando el caso pasa a juicio, el niño o niña tiene que hacer lo mismo, pero ahora irá al Juzgado en lugar del
Ministerio Público. Es necesario explicarle esto cuando llegue el momento.

Es posible que haya pasado mucho tiempo desde que el niño o niña fue al Ministerio Público. Al paso del
tiempo es normal que haya olvidado detalles de lo que pasó, o confunda algunas cosas. Es importante evitar
que esto le genere angustia o sentimientos de incompetencia. Posiblemente sienta vergüenza o temor de
confesar que empieza a olvidar.

Puedes abrir directamente el tema y decirle que es normal que con el tiempo uno se olvide de las cosas. Dile
que si no recuerda algo, no pasa nada y que simplemente lo diga. Recuérdale que todo lo que dijo antes está
escrito en el expediente y que entonces no tiene por qué preocuparse. Puede decir que ya no recuerda, pero
que antes dijo todo lo que sabía, porque esa es la verdad. El olvido no es malo y no debe inventar o tratar de
recordar algo que ya no tiene claro.

Estas afirmaciones siempre deben ir acompañadas de la reafirmación de que el niño o niña sólo tiene que
decir lo que está seguro que pasó. Si por el contrario, ha recordado algo que no dijo durante la averiguación
previa, puede decirlo ahora, siempre que esté seguro que pasó.

En el cuento se menciona que el abogado del agresor y el secretario de acuerdos se comunican de una
manera extraña. En toda diligencia durante el juicio las audiencias se llevan a cabo así. Es posible que al niño

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o niña le llame la atención el modo en que la diligencia se lleva a cabo, y antes de que piense que eso ocurre
así por algo que él está haciendo mal, vale la pena que se lo anticipes. Le sorprenderá menos si ya sabe de
qué se trata. Puedes planteárselo como un juego, en el que tiene que concentrarse en responder sólo a quien
tiene “el poder” de tomar la decisión sobre las preguntas.

Información para el niño o niña:

“El juicio se parece a lo que pasó en el Ministerio Público la primera vez. Tú ya sabes cómo es eso. Es
importante hacerlo, pero hay que tener mucha paciencia”.

“Recuerdas que al principio, el Ministerio Público actuó como investigador. Después de que tiene
mucha información tiene que pasársela a otra autoridad que se llama Juez. El Juez funciona como un
árbitro: sabe cuáles son las reglas y quién las rompe. Ve las cosas que no se valen y decide qué hacer
para evitar que las personas lo vuelvan a hacer”.

“Igual que el Ministerio Público, el Juez va a querer conocerte y hacerte preguntas, porque solo tú
sabes lo que pasó y le interesa mucho que se lo cuentes”.

“Si el Juez te llama para platicar contigo, tendrás que ir a otro lugar, que se llama Juzgado (es el
edificio donde trabajan los jueces). El Juez quiere conocerte para volver a preguntarte cosas. Es igual
que antes: como no estuvo allí y tú sí, necesita que tú se lo cuentes”.

“Y como siempre debes contar lo que estés seguro que pasó, y se vale decir “no me acuerdo” si esa
es la verdad”.

“Si te olvidas de algo, no pasa nada. Recuerda que no es como en la escuela, y no tienes que saber
todas las respuestas. Puedes decir que ya no te acuerdas bien. Lo bueno es que todo lo que contaste
antes está escrito, y el Juez lo puede leer todas las veces que quiera”.

“Si recordaste alguna cosa que no habías dicho antes, esta es una gran oportunidad para decirlo.
Recuerda que todo lo que tengas para decir sobre lo que pasó es muy importante para el Juez porque
le ayuda a entender lo que te pasó”.

“Al Juez le toca decidir cómo hacer para que la persona que hizo algo que no se vale no lo vuelva a
hacer. Si cree que es posible que esa persona lo vuelva a hacer, posiblemente decida que tiene que
pasar un tiempo en la cárcel. La cárcel es el lugar adonde están las personas que rompieron la ley. En
la cárcel no se puede entrar y salir cuando uno quiere. Es el Juez el que decide quién entra y cuándo
sale. La decisión de que alguien va a la cárcel y quién no es del Juez y de nadie más”.

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Lámina IX: Pedro sonriente en casa con mamá y papá

Información para ti:

Es cierto que el proceso de justicia requiere mucho tiempo y esfuerzo. Pero tienes que transmitir al niño o
niña y su familia que aunque sea larga, es una situación temporal. Por difícil que esté resultando ahora, no
durará toda la vida. Será complicado al principio pero tendrá un fin, se cerrará como etapa para permitir que la
vida continúe.

Aunque el proceso de justicia no es una actividad sencilla (ni de realizar ni de comprender) puede ser una
oportunidad para que al niño o niña le queden claros ciertos aprendizajes fundamentales: pidió ayuda para
detener lo que le pasaba, cuenta con más adultos que lo protegen, y pudo afrontar situaciones para
protegerse. Con el acompañamiento adecuado, todo esto le permite salir fortalecido de la experiencia.

Un niño o niña que ha sido víctima y recibe apoyo (se le cree y se hace algo para impedir que vuelva a
sucederle) inicia de inmediato un proceso de redignificación y recuperación emocional que, como hemos
dicho antes, no depende directamente de la sentencia final.

Una vez que el proceso de administración de justicia ha concluido, y sea cual sea la resolución final del Juez,
vale la pena que recapitules con el niño o niña lo que hizo y lo importante que fue, para “cerrar” este capítulo
en la vida de el niño o niña esclareciéndole lo que hizo y la utilidad que tuvo. Esto le ayudará a poner lo
sucedido en su historia y disponerse a continuar la vida sin la victimización. Ésta formarán parte de su historia,
pero adecuadamente elaborada y con una connotación positiva.

También recuerda que recuperarse de una situación traumática como la que vivió el niño o niña no significa
“olvidar” o “no sentir tristeza” por lo sucedido. La recuperación se vincula con recordar lo sucedido como parte
de la propia historia, pero con una intensidad emocional mucho menor a la que provocaba. El dolor intenso, la
desesperación, la desesperanza, la angustia, el terror, se van transformando paulatinamente en tristeza, y ella
sólo aparece cuando el niño o niña lo recuerda, pero no se apodera de toda su vida emocional.

Recuérdale a la familia que no debe pretender que el niño o niña no lo recuerde, ni debe preocuparse si el
niño o niña se pone triste al recordar lo que le pasó. Poco a poco el dolor irá disminuyendo y lo que le sucedió
será un asunto resuelto en su vida, que es parte de su historia pero que ya fue superado.

Luego de haber sido creído y de haber ejercido acciones concretas para protegerse, el niño o niña puede
recordar lo sucedido de un modo diferente, sin sentirse desvalido y aislado, sabiendo que tiene capacidades
para enfrentar situaciones difíciles y que cuenta con adultos que lo protegen.

Información para el niño o niña:

“Es muy importante que sepas que, así como Pedro fue varias veces a contar lo que pasó, y fue difícil
y aburrido para él, llegó el día en el que todo eso se terminó y quedó en el pasado. Pedro lo recuerda,

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pero ya no le duele tanto como cuando recién le pasó, y como cuando no lo había podido decir a
nadie”.

“Además, Pedro sabe más cosas ahora. Sabe que contar lo que pasó es útil. Que hay adultos que
hacen cosas malas a los niños o niñas, pero también hay adultos que trabajan para evitar que eso
vuelva a pasar”.

“A todos los niños o niñas que han sufrido algo parecido a lo que te pasó a ti les pasa lo mismo. Luego
de que pasa un tiempo, ya no les duele tanto. Dentro de un tiempo también tú vas a estar tranquilo, sin
miedo, y sabrás que siempre que alguien te haga algo, se puede contar y hay adultos que protegen.
Siempre voy a pensar que tú eres tan valiente como Pedro”.

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