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Los juzgados ambientales en el Perú

Recientemente, el Dr. Duberli Rodriguez anunció la implementación del Primer Juzgado


Especializado en Derecho Ambiental en Puerto Maldonado

Corresponde a la Policía Nacional Especializada, la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental


y el propio Poder Judicial, a través de los Juzgados en Derecho Ambiental, investigar, acusar y
sancionar a todas aquellas personas naturales y jurídicas que incurran en la comisión de los
delitos ambientales, como los delitos de contaminación y los delitos contra los recursos
naturales que se encuentran tipificados en los artículos 304 al 314-D del Código Penal.

1. Introducción

El papa Francisco ya se encuentra en suelo chileno y, a partir de esta semana, visitará diversas
ciudades de nuestro país. La visita de Su Santidad estará marcada por la defensa de las
poblaciones indígenas y de un claro mensaje de esperanza a favor de la protección del medio
ambiente.

En efecto, ha sido el propio presidente del Poder Judicial, Dr. Duberlí Rodríguez, quien por
ocasión de la apertura del año judicial, ha anunciado la inmediata implementación del Primer
Juzgado Especializado en Derecho Ambiental en Puerto Maldonado, la primera ciudad que
será visitada por el Santo Padre.

2. Desarrollo del tema

Ya en noviembre de 2017, el Poder Judicial organizó el I Congreso Internacional en Justicia


Ambiental, en donde se suscribió el Pacto de Madre de Dios por la Justicia Ambiental y que
exhorta a las diferentes entidades públicas y privadas a asumir el compromiso de mejorar y
promover el acceso a la justicia ambiental en el país.

La Constitución Política del Estado en su artículo 2 inciso 22, dentro del catálogo de derechos
fundamentale, incorpora por primera vez el “derecho a gozar de un ambiente equilibrado y
adecuado al desarrollo de su vida”. En tal sentido, nuestra carta política ha elevado a nivel
fundamental dicho derecho, siendo ello así, el Estado tiene el deber de efectivizar su plena
vigencia, así como prever los mecanismos de su garantía y defensa en caso de vulneración a
este bien jurídico.

Lea también: El derecho penal ambiental y las dificultades para su aplicación

En tal sentido, corresponde a la Policía Nacional Especializada, a la Fiscalía Especializada en


Materia Ambiental y al propio Poder Judicial, a través de los Juzgados en Derecho Ambiental;
investigar, acusar y sancionar a todas aquellas personas naturales y jurídicas que incurran en la
comisión de los delitos ambientales, como los delitos de contaminación y los delitos contra
los recursos naturalesque se encuentran tipificados en los artículos 304 al 314-D del Código
Penal.

Los ilícitos penales más comunes son aquellos referidos a la contaminación del ambiente,
tráfico ilegal de residuos peligrosos, delitos de minería ilegal, delitos de financiamiento de la
minería ilegal, tráfico ilícito de insumos químicos y maquinarias destinadas a la minería ilegal,
tráfico ilegal de especies de flora y fauna silvestre, tráfico ilegal de especies acuáticas, tráfico
ilegal de recursos genéticos, delitos contra los bosques o formaciones boscosas, tráfico ilegal de
productos forestales maderables, de alteración del ambiente o paisaje y delitos de utilización
indebida de tierras agrícolas.

Urge una adecuada protección al medio ambiente por parte de todas las autoridades, con el
fin de que se repriman con severidad todas las violaciones a los bienes jurídicos que provocan
la contaminación y depredación de los recursos naturales.

Es importante también precisar que, en las investigaciones penales por los delitos tipificados,
será de exigencia obligatoria la evacuación de un informe fundamentado por escrito por la
autoridad ambiental, antes del pronunciamiento del Fiscal o Fiscal de la Investigación
Preparatoria en la etapa intermedia del proceso penal. El informe será evacuado dentro de un
plazo no mayor de 30 días contados desde la recepción del pedido del Fiscal de la Investigación
Preparatoria o del juez, bajo responsabilidad. Dicho informe deberá ser merituado por el fiscal o
juez al momento de expedir la resolución o disposición correspondiente.

No está demás precisar que poco a poco se debe crear conciencia ambiental y para tal efecto,
es necesario repotenciar los Comités de Ecoeficiencia y las Comisiones Distritales de
Gestión Ambiental en las 34 Cortes Superiores de Justicia en el Perú, a fin de ingresar a un
proceso de modernización vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, el
Acuerdo Nacional y el Plan Bicentenario del 2021.

Según el portal del Ministerio del Ambiente, se precisa que la protección del medio ambiente
tiene una historia muy reciente en nuestro ordenamiento jurídico, pues recién la Constitución
Política del Estado de 1979 y la actual de 1993 hicieron evidente su protección al más alto nivel.

3. A modo de conclusión

Nuestra carta política ha elevado al nivel fundamental dicho derecho, siendo ello así, el Estado
tiene el deber de efectivizar su plena vigencia, así como prever los mecanismos de su garantía
y defensa en caso de la vulneración a los bienes jurídicos.

Por tal razón, la implementación del Primer Juzgado Especializado en Derecho Ambiental en
Puerto Maldonado y, por ende, en todo el Perú, significa la consolidación de una mejor
protección de nuestros recursos naturales, así como también la investigación y posterior sanción
a quienes contaminen nuestro medio ambiente. Se corre traslado.

El derecho penal ambiental y las dificultades para su aplicación

El presente artículo se desarrolla con la intención de promover el interés de la rama ambiental


del derecho, a fin de que esta logre mitigar la dramática situación ambiental actual dentro de los
parámetros legales.

1. Introducción
De los últimos acontecimientos legales-ambientales se habla muy poco. Obviamos delitos que
deberían de preocuparnos, pues no son sancionados pese a estar tipificados; más aún si
tomamos en cuenta las catastróficas repercusiones que son producto de su
incumplimiento; y es que sobre legislación ambiental se habla muy poco en las aulas de las
facultades de Derecho y ni mencionar sobre el ámbito penal–ambiental, tema del que propongo
en este artículo se le dé la prioridad que este merece.

El considerable aumento poblacional, el que a su vez va de la mano con el aumento de


requerimientos para satisfacer las necesidades de toda una sociedad son cada vez más
elevados, las figuras económicas de oferta y demanda de bienes y servicios también van en
aumento a nivel estadístico conllevándonos a una tamaña problemática interdisciplinaria: social
– ambiental – económica, estos tres aspectos empleados como base del derecho ambiental se
ven vulnerados día a día. Un claro ejemplo son los conflictos sociales que en su gran mayoría
se producen ante la omisión del cumplimiento legal principalmente por parte de personas
jurídicas que dentro de sus actividades fundamentalmente requieren hacer uso de recursos
naturales produciéndose el fenómeno económico de la externalización de los costos, es decir,
una curiosa situación en la cual la sociedad en general termina asumiendo el precio de una
actividad dañina para todos pero beneficiosa sólo para quienes la realizan.

Encontramos pues omisiones que casi no son sancionables por las entidades fiscalizadoras
ambientales (EFA), sanciones que se pierden en el tiempo durante el trámite brindado a nivel
administrativo que nuestro sistema legal ofrece, fiscalías especializadas en materia ambiental
que pareciera necesitan poner las barbas en remojo y darle mayor relevancia a su accionar
sancionador. La norma existe, pero entonces: ¿Por qué tanta dificultad al momento de
aplicarlas?

Lea también: Responsabilidad penal de las personas jurídicas y delitos


medioambientales, por Laura Zúñiga Rodríguez

2. Justificación

 El presente artículo se desarrolla con la intención de promover el interés de la rama


ambiental del derecho, a fin de que esta logre mitigar la dramática situación ambiental
actual dentro de los parámetros legales.
 Poner en conocimiento sobre el accionar a nivel administrativo y penal del derecho
ambiental peruano, con la finalidad de que su trámite sea conocido en la práctica.
 Analizarn el Estado peruano con motivo de percibir cuales son los comunes errores
presentes en estos.
3. Planteamiento del problema: ¿Existe una adecuada aplicación penal-ambiental en el
Estado peruano?

En la actualidad los temas vinculados al medio ambiente se han incrementado: basta con
revisar el amplio cuerpo normativo que el Perú presenta respecto a los recursos naturales, es
más, hallamos que su desarrollo está acompañado de prácticas científico–tecnológicas, no
siendo ajeno en el ámbito del derecho.
Años atrás era difícil poder apreciar un procedimiento adecuado que permita un buen accionar
por parte de las entidades pertenecientes al Estado ante daños, faltas o descompensaciones
para con el medio ambiente, los tiempos cambian y somos vivos espectadores de lo que se
viene provocando en el territorio donde vivimos. Nos encontramos pasivos, observando el
acontecer ambiental sin mayor preocupación alguna, mientras nuestra riqueza y calidad de vida
se va agotando con el transcurso de los días.

Lamentablemente los esfuerzos para contrarrestar estos daños son pocos, a pesar de que el
Perú está catalogado como uno de los países con mayor cantidad de recursos naturales, se
observa una escasa aplicación de la legislación ambiental y afines, en especial en el campo del
derecho penal-ambiental. Esto muestra, entonces, el poco valor de persecución delictiva
ambiental que se le brinda al mencionado campo, limitándose el ius puniendi ante los ilícitos
ocasionados por determinados agentes, dicho esto, es necesario no solo “tomar conciencia”,
sino verificar cuál es la situación legal ambiental actual que se aplica en nuestro Estado y la
problemática que impide darle la prioridad que se merece.

4. Desarrollo del tema

4.1. De la legislación ambiental peruana

El Estado peruano empieza a darle importancia a la temática ambiental desde el año 1990 con
la publicación del Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales. De esta manera,
se le da lugar a la protección del bien jurídico medio ambiente. Siendo una de las primeras
legislaciones que se enfocaban en la materia, marcó un precedente a fin de seguir
implementando instrumentos, buenas prácticas así como la implementación de una correcta
política ambiental, actividades que si bien es cierto no se dan como desearíamos vienen
implementándose (de manera sosegada). Resultados tales como el de preservación de
diversidad biológica, sistemas de gestión ambiental e incluso el uso del derecho penal como
medio de control aplicado al campo de la legislación ambiental para el resguardo de esta;
muestran que su inducción a la legislación peruana no ha sido en vano.

El mencionado Código tenía en su cuerpo normativo –Capitulo XXI–, las iniciales tipificaciones
ambientales, y no es hasta pocos meses después de su uso que este queda sustituido por el
Código Penal de 1991, que recoge figuras delictivas prescritas en el primero. A la fecha la
tipificación penal-ambiental existente es la del Código Penal de 1991, pero ante el poco éxito a
nivel de aplicación, el 2 de octubre de 2008, mediante Ley 29263se modifica el Título XIII
“Delitos Ambientales”, dividiéndolo en cuatro capítulos que se enfocan de la siguiente
manera:

Capítulo I – Delitos de contaminación (Art. 304 – 307)

Este capítulo expone los tipos de contaminación ocasionados contra el medio ambiente, así
como sus formas agravadas, haciendo énfasis en el aspecto de responsabilidad penal producto
de la omisión respecto al incumplimiento de normas en el manejo de residuos sólidos, tráfico
ilegal de residuos peligrosos e inclusive sobre la obstaculización para con las entidades
fiscalizadores en materia ambiental.

Capitulo II – Delitos contra los recursos naturales (Art. 308 – 313)

El segundo capítulo presenta un enfoque más relevante: el de los recursos naturales. Aspecto
de vital importancia si es que de medio ambiente se habla, teniendo un ámbito más complejo
por su propio contenido, que sanciona el tráfico ilegal tanto de flora y fauna silvestre
protegida, el tráfico ilegal de especies acuáticas de flora y fauna silvestre protegidas, la
depredación de flora y fauna silvestre protegida, el tráfico ilegal de recursos genéticos,
sus formas agravadas, los delitos contra los bosques o formaciones boscosas, el tráfico
ilegal de productos forestales maderables, la obstrucción de procedimiento, formas
agravadas, utilización indebida de tierras agrícolas, autorización de actividad contraria a
los planes o usos previstos por la ley y la alteración del ambiente. Véase pues el número de
elementos que integran este capítulo, su campo científico-legal puede incluso causar
desconocimiento para los propios fiscales y profesionales del derecho. A su vez nótese que
este capítulo empieza a dar cuenta sobre la interacción social–ambiental–económica.

Capítulo III – Responsabilidad funcional e información falsa (Art. 314 – 314B)

El tercer capítulo toma relevancia no solo en cuanto a los temas ambientales propiamente
dichos, sino que involucra a quienes laboran de manera negativa en el sector ambiental,
incluye delitos tales como el de responsabilidad de funcionario por otorgamiento ilegal de
derechos, responsabilidad de los representantes legales de las personas jurídicas y la
responsabilidad por información falsa contenida en informes; es así que, la legislación no
solo aborda la punibilidad en cuanto al daño al medio ambiente, sino también a aquellos
individuos que sean desleales para lo confiado en sus labores.
Capítulo IV – Medidas cautelares y exclusión o reducción de penas (Art. 314 C, 314 D)

Sobre el último capítulo, tenemos presente a las medidas cautelares, que el juez cree por
conveniente dictaminar respecto de los delitos del Título XIII, y cómo olvidar al tan notorio
derecho penal premial, que beneficia a quienes se encuentren dentro del proceso siempre y
cuando adopten actitudes que le “faciliten” o mejoren el avance del proceso de
investigación.

4.1.1. De la norma administrativa a la ley penal

Partiendo de la legislación penal-ambiental vigente es necesario mencionar de que no es la


única que se enfoca al tema ambiental o de recursos naturales, tenemos pues que tener
conocimiento sobre la existencia de otras normas que se muestran a nivel administrativo o con
derivación penal; sea el caso de la Ley 29338 – Ley de Recursos Hídricos; Ley 29763 – Ley
Forestal y de Fauna Silvestre; Ley 27867 – Ley Orgánica de Gobiernos Regionales; Ley 27972
– Ley Orgánica de Municipalidades; Reglamento para la extracción de materiales de canteras y
cauces de dominio público por las municipalidades; Ley 28611 – Ley General del Medio
Ambiente; entre otras. Leyes que, ante su incumplimiento, adoptan actitudes sancionadoras
administrativas y/o de ser el caso derivan en sanción penal bajo la respectiva entidad de
fiscalización ambiental acorde a la competencia del caso. Los delitos ambientales previstos
en el Título XIII son tipos penales en blanco ya que el supuesto de hecho hace referencia a otra
norma, en este caso a leyes o normas de índole administrativa.

“Encontramos la parte penal en blanco o indeterminada de la norma penal en el supuesto de


hecho, es decir, en la descripción de la conducta delictiva”[1]. Las conductas que adopten los
agentes que realizan la contaminación tienen adecuación en el tipo penal del Título XIII en
contrariedad a lo estipulado a nivel administrativo. Se destaca que estas normas encajan en la
clasificación de tipos penales en blanco, cuya legitimidad en el derecho penal ha dado lugar a
numerosas críticas en la doctrina que ha entendido por tales a aquellos cuyo supuesto de
hecho se halla consignado total o parcialmente en una norma de carácter extrapenal [2]. La
vinculación del derecho penal con el derecho administrativo (ambiental), se advierte en la
especie de subordinación a que se somete la punición a un acto típico de la
administración[3].

4.2. Sobre las entidades de fiscalización ambiental (EFA)

Las entidades de fiscalización ambiental (en adelante EFA), son aquellas entidades públicas de
ámbito nacional, regional o local que tienen como atribuidas alguna o todas las acciones de
fiscalización ambiental, en sentido amplio. Estas forman parte del Sistema Nacional de
Evaluación y Fiscalización Ambiental (en adelante SINEFA), por lo que si bien ejercen sus
competencias con independencia funcional del Organismo de Evaluación y Fiscalización
Ambiental (en adelante OEFA), en tanto se rigen por sus propias normas; deben cumplir con
las normas establecidas en la Ley 29325 – Ley del SINEFA, con las disposiciones y
lineamientos que el OEFA emite en su calidad de ente rector del SINEFA, de estos se
desprenden:

 EFA Nacional: Algunos ministerios y organismos técnicos especializados ejercen


funciones de fiscalización ambiental a través de sus direcciones, áreas u oficinas
ambientales, o las que hagan sus veces. Tales como: la Autoridad Nacional del
Agua supervisa la calidad ambiental de los recursos hídricos.
 EFA Regional: Los gobiernos regionales ejercen funciones de fiscalización ambiental
a través de las áreas de recursos naturales, energía, minas e hidrocarburos, salud
ambiental, acuicultura y pesca artesanal, o las que hagan sus veces. Ejemplo: los
gobiernos regionales tienen a su cargo la fiscalización de la pequeña minería y
minería artesanal.
 EFA Local: Las municipalidades tanto provinciales y distritales ejercen funciones de
fiscalización ambiental a través de las unidades orgánicas ambientales, las áreas de
fiscalización u otras que hagan sus veces. Ejemplo: los gobiernos locales tienen la
función de fiscalizar en materia ambiental a sus administrados, respecto de la emisión
de humos, gases, ruidos, residuos sólidos, residuos de la construcción y demolición;
y, aguas residuales en la vía pública, respetando las competencias sectoriales[4].

Para la práctica de la fiscalización ambiental a su cargo, estas han de cumplir con una serie de
condiciones tales como: aprobar una tipificación de infracciones y sanciones ambientales;
aprobar los instrumentos legales y técnicos; contar con el equipamiento técnico necesario, y
recurrir a laboratorios acreditados o de reconocida competencia técnica; cumplir con la
elaboración, aprobación, ejecución y reporte de su Plan Anual de Fiscalización Ambiental
(PLANEFA); contar con mecanismos que permitan medir la eficacia y eficiencia del
ejercicio de la fiscalización ambiental; reportar al OEFA el ejercicio de las acciones de
fiscalización ambiental realizadas.

4.2.1. El OEFA

Creado en el año 2008 mediante Decreto Legislativo 1013 – Decreto Legislativo que aprueba
la Ley de Creación, Organización y Funciones del Ministerio del Ambiente, inicia sus
actividades de fiscalización ambiental a partir del año 2010, como organismo público técnico
especializado, adscrito al Ministerio del Ambiente, encargado de la fiscalización ambiental y
de asegurar el adecuado equilibrio entre la inversión privada en actividades económicas y la
protección ambiental, siendo además el ente Rector del Sistema Nacional de Evaluación y
Fiscalización Ambiental presenta como funciones:

 La función evaluadora que comprende la vigilancia y monitoreo de la calidad del


ambiente y sus componentes (agua, aire, suelo, flora y fauna). Además, abarca
la identificación de pasivos ambientales del subsector hidrocarburos.
 La función de supervisión directa que contempla la verificación del cumplimiento de
obligaciones ambientales fiscalizables que a su vez comprende la facultad de dictar
medidas preventivas, mandatos de carácter particular y requerimientos de
actualización de instrumentos de gestión ambiental.
 La función de fiscalización y sanción que comprende la investigación de la
comisión de posibles infracciones administrativas, y la imposición de sanciones,
medidas cautelares y correctivas dependiendo del caso.
 La función de aplicación de incentivos con la cual se administra el registro de buenas
prácticas ambientales otorgándose incentivos para promover el sobrecumplimiento
de la normativa ambiental vigente.

En la actualidad, el OEFA presenta competencia en los sectores de minería (gran y mediana


minería), energía (hidrocarburos y electricidad), pesquería (procesamiento pesquero industrial y
acuicultura de mayor escala) e industria manufacturera (rubros de cerveza, papel, cemento,
curtiembre, fundición de metales, biocombustible, elaboración de bebidas, elaboración de
azúcar y otros). Las demás actividades económicas se encuentran bajo la competencia de las
Entidades de Fiscalización Ambiental (EFA) de ámbito nacional, regional o local, que
conforman el SINEFA, tema que abordamos renglones atrás. Respecto de dichas entidades,
el OEFA ejerce una función normativa y una función supervisora a las EFA.

La fiscalización ambiental promueve una tutela ambiental efectiva a través de la transparencia,


la participación de la población, así como la capacitación en fiscalización ambiental. Para ello,
cuenta con el Servicio de Información Nacional de Denuncias Ambientales (SINADA), por
medio de la cual todo ciudadano puede presentar una denuncia respecto a hechos que podrían
constituir infracciones ambientales y realiza diversos talleres, foros, entre otros espacios
académicos y actividades dirigidas a la población en general[5].

4.3. De las Fiscalías especializadas en materia ambiental


Mediante Resolución de fiscalía de Junta de Fiscales Supremos 038-2008-MP-FN de fecha 13
de marzo de 2008, se ve por conveniente crear las Fiscalías Especializadas en Materia
Ambiental, mientras que con resolución de Junta de Fiscales Supremos 054-2008-MP-FN de
fecha 25 de Julio del 2008, se amplía la competencia a las Fiscalías Provinciales
Especializadas de Prevención del Delito de los distritos judiciales donde no se hayan creado
las mencionadas. De esta manera ante ilícitos ambientales el sistema penal-ambiental, dichas
fiscalías presentan similar accionar que en otros delitos.

La responsabilidad penal recae sobre el sujeto activo ya siendo esta una persona natural o
jurídica (en su gran mayoría son jurídicas), mientras que el sujeto pasivo viene a ser el
afectado producto de la comisión del delito, usualmente una colectividad de individuos que
han de constituirse como parte civil dentro del proceso, con la finalidad de que se les haga
entrega de la reparación civil fijada en la sentencia expedida por el juzgado correspondiente.

Usualmente los delitos ambientales son cometidos por personas jurídicas, y por tanto, he ahí la
interrogante: ¿las personas jurídicas pueden delinquir? Conforme al principio societas
delinquere non potest no lo podrían hacer al no presentar dolo, es más siendo todo un conjunto
sistematizado ¿cómo aplicaríamos la pena? A simple vista no habría como atribuirle cargos en
su calidad de persona jurídica; pero si bien no pueden delinquir tampoco se les exime de
responsabilidad alguna, ya que el juez puede adoptar para estos casos medidas tales como
lo que prescriben los artículos 105, 23 y 27 del Código Penal.

Curiosamente lo mencionado renglones arriba causa cierto cuestionamiento en la población


que entiende de derecho y es que, al dar cuenta sobre lo prescrito en el art. 314-A, atribuyendo
responsabilidad penal a los representantes legales ante el accionar negativo de las personas
jurídicas que estos representan, deja mucho que desear lo que menciona este precepto,
dejando como “conejillo de indias” a quienes asuman el mencionado cargo, pese a solo
abordar temas de representación legal, mas no aplicativa en el ámbito de contaminación
o alguna actividad que se vincule con el daño al medio ambiente.

4.3.1. Sobre el informe fundamentado en la investigación penal en los delitos


ambientales

El informe fundamentado es el documento con valor jurídico, que ha de ser elaborado por la
autoridad ambiental competente acorde con la afectación producida en el ilícito penal, puede
ser brindada a solicitud de la autoridad fiscal encargada del caso; es pues un requisito de
procedencia en las investigaciones por la presunta comisión de delitos ambientales, es decir,
una condición de valor legal para el ejercicio válido de la acción penal contra el o los
imputados.

Su valoración en cuanto a su contenido ha de darse por la autoridad fiscal en la etapa


intermedia del proceso a fin de concluir si es necesaria o no formular la acusación del caso o el
sobreseimiento de la misma. De conformidad a lo dispuesto en el art. 149.1 de la LGA, el
informe fundamentado podrá ser solicitado por el Fiscal en cualquier momento de la etapa de
investigación preparatoria y hasta antes de emitir pronunciamiento en la etapa intermedia del
proceso penal. Esto significa que antes de pasar a juicio oral o antes que el fiscal emita su
decisión de acusar o archivar el caso, la exigibilidad del informe fundamentado en la etapa de
la investigación preparatoria, se da lo establecido en el nuevo Código Procesal Penal, que en
su art. 321 respecto a la finalidad de la investigación preparatoria indica que esta etapa,
persigue reunir los elementos de convicción, de cargo y de descargo, que permitan al
fiscal decidir si formula o no acusación y en su caso, al imputado preparar su defensa.

4.3.2. Autoridades ambientales competentes para la elaboración y presentación del


informe fundamentado

Por disposición en el DS 009-2013-MINAM, que reglamenta el numeral 149.1 de la LGA, la


autoridad administrativa ambiental responsable de la elaboración y presentación del informe
fundamentado es la Entidad de Fiscalización Ambiental nacional, regional o local (EFA) que
ejerza funciones de fiscalización ambiental, respecto de la materia objeto de investigación
penal en trámite. En caso de duda respecto a la EFA competente para elaborar el informe
fundamentado, el fiscal se encuentra en las posibilidades de solicitar orientación al OEFA,
cabe señalar que el informe fundamentado deberá ser elaborado y remitido al fiscal por la EFA
competente, dentro de un plazo no mayor a treinta (30) días hábiles, contados desde la
recepción del pedido del fiscal de la investigación preparatoria. El incumplimiento en la
elaboración y remisión del informe fundamentado por parte de la EFA competente, genera
responsabilidad funcional, de conformidad a lo establecido en el artículo 149.1 de la LGA y de
lo establecido en la Ley de Procedimiento Administrativo General[6].

5. Problemática presente en la aplicación penal-ambiental

5.1. Confusión a nivel de competencias de las EFAS y presunta corrupción

De todo el cúmulo de normas a aplicar se desconoce el enfoque verdadero o la aplicación a


brindarle, en múltiples ocasiones las EFA desconocen su propia competencia, dilatando el
tiempo e inclusive derivando informes redactados de manera errónea a las Fiscalías
Especializadas en materia ambiental, el trámite administrativo no logra perdurar de manera
satisfactoria durante su trámite y muchas veces queda en espera, la pluridad de las entidades;
así como las propias legislaciones o normativas de estas causa confusión en sus funciones,
atribuciones y competencias.

Por citar un ejemplo veamos el sector minero. Gran y mediana minería está a cargo del OEFA,
mientras la pequeña y artesanal minería queda bajo supervisión de la Dirección Regional de
Energía y Minas, la que muchas veces presenta un alto grado de desconfianza en sus
labores, por sus altos índices de corrupción; gracias a los presuntos cupos que toman de las
pequeñas mineras a fin de no accionar contra ellas, limitando una buena y correcta supervisión
por parte de la mencionada entidad.

5.2. Limitada especialización del personal fiscal

El Ministerio Público no está ajeno a la situación, y es que las pocas fiscalías especializadas en
esta materia así como el poco personal no pueden cubrir a totalidad las denuncias formuladas,
la complejidad de la aplicación dificulta al personal fiscal la identificación propia del ilícito penal
trabajando teorías que en muchas ocasiones no son acertadas, requiriendo ayuda del OEFA
en la mayoría de oportunidades.

Recordemos que en derecho ambiental vamos más allá de la propia legislación ya que se tiene
que trabajar con recursos naturales, tema del cual no se profundiza en aspectos de acusación
para con el Ministerio Publico, es más, estas fiscalías no se encuentran dentro de las zonas de
influencia de las actividades realizadas por las empresas o ni siquiera se ubican dentro de las
capitales de departamento. Por citar un ejemplo el caso de la Fiscalía Especializada en
Materia Ambiental de Áncash se encuentra lejana de la capital del departamento,
exactamente a unas cinco a cuatro horas de la capital de Áncash.

5.3. Zonas vulnerables e impedimento de fiscalización ambiental

El último punto a tratar sobre la problemática recae principalmente en la sociedad, la poca


cultura ambiental de la población es lamentable, inclusive los jefes de familia ni siquiera brindan
ciertas pautas a quienes los siguen para al menos disminuir en algo tanto daño al medio
ambiente.

De otro lado las zonas donde se desarrollan los ilícitos ambientales son ricas en recursos
naturales tales como agua, minerales, flora, fauna y demás, pero el problema surge cuando
algunos pobladores de dichas zonas defienden a quienes extraen algunos de los mencionados
recursos, impidiendo el acceso tanto de las mismas entidades de fiscalización ambiental,
prensa e inclusive al propio personal fiscal.

6. Conclusiones

 La reforma penal ambiental si bien ha tenido las intenciones de proporcionar mejoras


al mencionado sistema, ha ocasionado que con la abundante legislación, tanto a nivel
administrativo como penal cause confusión al momento de su aplicación.
 Un aspecto que se ha dejado de lado por parte del legislador es la de introducir
aspectos científicos en cuanto al desarrollo de la investigación
penal, dificultando el entendimiento de lo que verdaderamente se suscitó en la
comisión de alguno de los delitos mencionados al inicio del presente artículo.
 La sociedad de riesgo como tema sociológico no debe dejarse de lado en este
ámbito, así como definir posturas en cuanto a la disyuntiva entre aplicar la normativa
administrativa o la penal ante las afectaciones para con el medio ambiente.
 Sobre las fiscalías especializadas en materia ambiental estas requieren capacitación
en esta área del derecho y definir las áreas a las que se aboquen, el solo hecho de
pretender perseguir cualquiera de los delitos puede ocasionar problemas al momento
de la acusación, ya que se habla de distintas ciencias en la cuestión ambiental:
edafología, silvicultura, hidrología y demás. Una correcta especialización e
individualización puede llevar a tener mejores resultados al momento de acusar
como de investigar.
 Los esfuerzos del personal fiscal así como de las entidades de fiscalización ambiental
no son suficientes, se requiere intensificar el apoyo desde lo legal hasta lo
científico-tecnológico, la problemática como vemos limita el buen trabajo de las
mencionadas instituciones no logrando una adecuada aplicación penal-ambiental en
nuestro vapuleado país.

[1] VILLAVICENCIO, Felipe. Derecho Penal Parte General. Grijley. Lima. 2010, p. 93.

[2] VELÁSQUEZ, F. Derecho penal. p. 345.

[3] TIEDEMANN, K. “Relación entre Derecho Penal y autorización jurídico-administrativa”.


En:Temas de Derecho Penal Económico y Ambiental. Traducción de José Luis de la Cuesta. p.
160.
[4] Véase.

[5] Véase.

[6] Entidades de fiscalización ambiental – SPDA, p. 15.





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