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Las neuronas son las células del sistema nervioso que se ocupan de la transmisión de información en forma de impulsos
electroquímicos. La neurotransmisión tiene lugar en la sinapsis, esto es, el espacio entre una célula presináptica (que debe
ser necesariamente una neurona) y una postsináptica -la que recibe el neurotransmisor.
Los neurotransmisores son liberados dentro de las vesículas sinápticas, receptáculos que se sitúan en el botón terminal del axón
de la neurona presináptica. Los axones son prolongaciones neuronales que transmiten los impulsos electroquímicos, y los
botones terminales constituyen los extremos de estos. De modo opuesto, los segmentos llamados “dendritas” son los que reciben
la transmisión.
La función principal de los neurotransmisores es excitar o inhibir la actividad de la célula postsináptica: según la información
(es decir, los neurotransmisores) que reciba ésta, su funcionamiento se verá potenciado o bien interferido. Cada neurotransmisor
tiene el potencial de unirse únicamente a determinados tipos de receptor postsináptico.
La mayor parte de neurotransmisores son sintetizados por el organismo humano a partir de precursores simples y muy comunes
en nuestro cuerpo, como los aminoácidos que obtenemos a través de la dieta cotidiana.
A pesar de que en la actualidad conocemos más de 100 tipos de neurotransmisor con funciones diferenciadas, en este
artículo nos vamos a centrar sólo en los 8 más relevantes: la dopamina, la adrenalina, la noradrenalina, la serotonina, la
acetilcolina, el glutamato, la glicina y el GABA (o ácido gamma-aminobutírico).
1. Dopamina
Uno de los neurotransmisores más conocidos es la dopamina, que está implicada en las redes cerebrales relacionadas con la
motivación y con el comportamiento guiado por recompensas. En este sentido, muchas personas asocian la dopamina con el
placer, si bien sería más correcto decir que su actividad depende de la saliencia o del grado de sorpresa que provocan
determinados estímulos.
Este neurotransmisor también es importante para el movimiento: las lesiones en las vías dopaminérgicas, que se producen en
enfermedades como la de Parkinson, por ejemplo, causan síntomas de tipo motor como temblores de reposo, rigidez muscular,
lentitud de movimientos y dificultades para caminar o incluso para mantener el equilibrio.
La dopamina es una catecolamina, igual que la adrenalina y la noradrenalina, de las que hablaremos a continuación. Los
neurotransmisores de este tipo tienen en común el precursor a partir del cual se sintetizan: la tirosina, un aminoácido no esencial
(puesto que el cuerpo lo fabrica a partir de la fenilalanina, un aminoácido esencial que obtenemos de la dieta).
2. Adrenalina (o epinefrina)
La adrenalina o epinefrina (término más habitual en inglés que en castellano) es considerada un neurotransmisor cuando actúa
en el sistema nervioso, pero posiblemente sean más relevantes sus funciones como hormona -es decir, los efectos que tienen
lugar cuando son secretadas en el torrente sanguíneo por las glándulas suprarrenales.
De la adrenalina depende la reacción de lucha-huida de nuestro organismo, que se activa ante situaciones que percibimos
como una amenaza para la integridad física o psicológica. Ésta depende del sistema nervioso simpático, está íntimamente
relacionada con el fenómeno del estrés e implica cambios fisiológicos como el aumento del ritmo cardíaco y del respiratorio, la
sudoración o la contracción de los vasos sanguíneos.
3. Noradrenalina (o norepinefrina)
La noradrenalina también puede ser conceptualizada como un neurotransmisor o como una hormona en función de si ejerce su
actividad dentro o fuera del sistema nervioso. Sin embargo, y de modo opuesto a lo que sucede con la adrenalina, en este caso la
función de neurotransmisor resulta más relevante que la de hormona.
Tanto la adrenalina como la noradrenalina se sintetizan a partir de la dopamina . El aminoácido que sirve de precursor a
todas las catecolaminas, la tirosina, se transforma en DOPA a causa de los efectos de la enzima tirosina hidroxilasa. Al
descarboxilarse, la DOPA pasa a ser dopamina; si ésta se oxida se convierte en noradrenalina, y finalmente la adrenalina se
obtiene de la metilación de la noradrenalina.
4. Serotonina (5-HT)
La serotonina también es llamada “5-hidroxitriptamina”; de ahí la abreviatura “5-HT”. En este caso el aminoácido que sirve como
precursor no es la tirosina (y en consecuencia la serotonina no forma parte del grupo de las catecolaminas) sino el triptófano, que
se puede obtener de alimentos como los huevos, la leche, los cereales integrales o el chocolate, entre otros.
5. Acetilcolina (ACh)
La acetilcolina se deriva de la glucosa que obtenemos a través de la dieta. Entre las funciones del organismo en que participa
este neurotransmisor podemos destacar la estimulación (y por tanto la contracción) de las fibras musculares en general y la del
cerebro, la producción de saliva, la micción, la erección o la reducción de la frecuencia cardíaca.
El glutamato es el principal neurotransmisor excitatorio del cerebro humano. Está muy extendido por todo este órgano
pero, a pesar de la importancia de sus efectos excitatorios, las neuronas que lo utilizan como neurotransmisor son relativamente
poco numerosas; por lo general lo emplean con otros objetivos, como la transaminación o la síntesis de proteínas.
El ácido gamma-aminobutírico, conocido comúnmente por la abreviatura “GABA”, es el neurotransmisor más importante para
la inhibición neuronal en el sistema nervioso central, y particularmente en el cerebro. Del GABA depende el tono muscular
-de manera que los déficits de este neurotransmisor se relacionan con la hipertonía y la rigidez.
El octavo y último neurotransmisor que hemos incluido en el listado es la glicina, que también tiene efectos inhibitorios en el
sistema nervioso central pero, a diferencia del GABA, su actividad es más importante en la médula espinal que en el propio
cerebro. La glicina también es muy importante para la síntesis de colágeno, que está presente en la piel y en los huesos.