Professional Documents
Culture Documents
El espacio urbano, definido como el área libre entre masas o volúmenes edificados
que componen una urbanización, resulta la dimensión tangible sobre la que se
fundamenta la imagen citadina, es decir la materia prima esencial de los procesos
psicoperceptuales que tienen lugar en el cotidiano intercambio entre moradores y
paisaje urbano.
Para los grupos sociales que ocupan la ciudad, resulta sumamente importante
realizar una cómoda lectura del paisaje urbano. Ésta atribuye un inefable
sentimiento de seguridad al tiempo que ayuda a orientar y conducir el transitar por
los recintos citadinos. Para poder concretar una efectiva lectura del ambiente
construido este debe contar con determinadas cualidades como la legibilidad, la
coherencia, la visibilidad o sencillamente el poder de imaginabilidad, es decir, esa
cualidad de un objeto físico que le da una gran probabilidad de suscitar una
1
Ver Halprin, Lawrence: Cities, Ed. Reinhold Publishing Corporation, New York, 1963, p.11.
imagen vigorosa en cualquier observador de que se trate 2. Estos atributos
confieren al mismo un carácter pregnante y memorable.
Desde finales del siglo XIX los urbanistas más incipientes manifestaron una
sistemática preocupación por la claridad y calidad del ambiente construido. Camilo
Sitte en su antológica obra Construcción de ciudades según principios artísticos
aludió, desde entonces, a la necesidad de componer la escena urbana según
parámetros clásicos de belleza y para esto tomó como referencia los espacios
públicos de las ciudades medievales y renacentistas en busca de los motivos de
agrupación que produjeron armonía y encanto allí, en contraposición a la
confusión y pesadez de los bloques modernos. 3
Algunos de los aspectos que han contribuido, con el paso del tiempo, a dificultar la
lectura del paisaje urbano están asociados al crecimiento desmedido que han
experimentado las ciudades desde finales de la decimonovena centuria. Este
proceso de urbanización se agudizó durante el siglo XX generando territorios
edificados de dimensiones inabarcables donde los tradicionales mecanismos de
orientación y asimilación del entorno se volvieron inoperantes para sus habitantes.
A lo anterior se sumó el referido cambio de fisonomía que tuvo lugar en la ciudad
con el arribo de la modernidad y los nuevos modelos de urbanización que
2
Lynch, Kevin: La imagen de la ciudad, Ed. Ciencia y Técnica, La Habana, 1970, p. 18.
3
Sitte, Camilo: Construcción de ciudades según principios artísticos, Ed. Gustavo Gili, S.A.,
Barcelona, 1980.
implicaron cambios en la escala, dimensión, la morfología del espacio urbano y la
arquitectura de la ciudad.
Como resultado de este proceso es posible afirmar que la urbe actual ha anulado
progresivamente los valores de la ciudad histórica generando ámbitos
impersonales, carentes de identidad, donde la información visual al transeúnte
discurre entre un ecléctico exceso y una anodina coherencia. Estos aspectos,
unidos a la velocidad que ha implicado la transportación motorizada del
observador, ejercen notables cambios en la forma de percibir el contexto citadino,
dificultan la identificación y fijación de detalles significativos y consecuentemente
atentan contra su memorización. A lo anterior se adiciona el flujo publicitario
asociado a la sociedad de consumo que inundó las escenas citadinas en la
segunda mitad de siglo XX.
4
Lynch, Kevin: Op. Cit., p. 80.
Estudios posteriores a los de Lynch, como los desarrollados por Gordon Cullen,
Paul Spreiregen y más recientes los de Rob Krier apuntan hacia una intención por
comprender los mecanismos y componentes que operan en la conformación del
paisaje urbano. La complejidad que implica la consideración de la amplia
multiplicidad de factores que integran el sistema del paisaje citadino condicionan
las propuestas de los autores nombrados. En cualquier caso se revela siempre
como aspecto fundamental la dimensión morfológica del paisaje urbano
atendiendo a que la misma constituye parte esencial de los fenómenos urbanos.
Continúa asimismo presentándose como acuciante situación el lograr una sintaxis
urbana apropiada que garantice una lectura y aprehensión efectivas del paisaje
edificado en los enclaves históricos y más aún en los espacios urbanos
contemporáneos.
Como toda unidad lingüística el paisaje urbano está sujeto a un idioma específico
dado los rasgos y significados de los elementos que lo componen, es decir el
conjunto de palabras que integran su léxico. La ciudad adquirirá de esta manera
una expresión particular que la identificará con un lenguaje propio —idioma
específico— en ocasiones irrepetible; algunas veces universal —conteniendo
formas y modelos reiterativos, tomados generalmente de otros sitios— y en
determinados casos puede asociarse a una lengua muerta —paisajes de ciudades
antiguas cuyas civilizaciones originarias han desaparecido pueden ilustrar este
último símil.
Las ciudades se componen básicamente a partir de la suma de un conjunto de
eventos edificatorios, capaces de estructurar a su vez porciones más abarcadoras
de la urbe. En este sentido su paisaje construido se manifiesta de forma análoga
al cuerpo de un texto, donde corresponde cada oración a un ámbito específico
capaz de ser abarcado y entendido íntegramente por el observador —una calle,
una plaza, un perfil urbano o un edificio específico entrarían en estas categorías—,
sin embargo estos elementos se agrupan en unidades mayores a modo de
párrafos definiendo zonas o barrios con características particulares. Las oraciones
que componen el texto urbano pueden, al igual que los párrafos, resultar breves y
de fácil lectura o en cambio extensas, complejas e ilegibles. Tales atributos ejercen
una incuestionable influencia en el conjunto paisajístico global. Resulta siempre
más cómodo memorizar una oración, que un párrafo o una cuartilla de texto
concreto y de similar modo se hace más fácil recordar el espacio citadino de una
calle o el entorno de un edificio que la multiplicidad de ámbitos de un barrio o de
una ciudad completa.
5
Diccionario Larousse Planeta, S.A. Edición Electrónica, 1996, ISBN: 84 – 816 – 266 – X
6
Montes Serrano, Carlos: Representación y análisis formal, Secretariado de
Publicaciones, Universidad de Valladolid, España, 1992, p. 13.
Según Lynch la imagen urbana no es más que “la imagen ambiental, la
representación mental generalizada del mundo físico exterior que posee un
individuo. Esta imagen es producto al mismo tiempo de la sensación inmediata y
del recuerdo de experiencias anteriores, y se la utiliza para interpretar la
información y orientar la acción [...] esta imagen tiene una vasta importancia
práctica y emotiva para el individuo”.7
7
Ibídem, p. 12.
8
Spreiregen, Paul: Ob. cit., p. 82.
La formulación de una propuesta metódica para el examen de los rasgos
morfotipológicos de un paisaje urbano determinado debe estar dirigida
esencialmente a desvelar los valores formales, compositivos y tipológicos de los
objetos que integran el medio físico construido. En tal caso se pretende asimilar
atributos objetivos del contexto citadino que posibiliten no sólo la caracterización
del mismo sino además la aprehensión de sus cualidades más relevantes en
función de fundamentar estrategias de intervención, preservación y
reinterpretación del patrimonio edificado.
9
Ver Segre, Roberto y Eliana Cárdenas: Crítica Arquitectónica, Empresa Nacional de
Producciones del MES, La Habana, 1980.
1. Factores determinantes: fase donde se define la escala del objeto de estudio y
se precisan los aspectos condicionantes que lo determinan. Aquí se tratan
factores contextuales de orden físico-natural, de orden sociocultural y de los
determinantes urbanos.
Cada uno de los niveles establece una relación dialéctica con el anterior y con el
sucesivo de modo que la estructura del método se compone finalmente por
subsistemas interrelacionados, dispuestos de forma que se discurre de lo general
a lo particular y otra vez a lo general.
La definición de los factores determinantes del paisaje urbano tiene por objetivo el
reconocimiento de sus principales agentes condicionantes, es decir los elementos
o procesos externos que han intervenido en su configuración. 10 Esta etapa cuenta
en primera instancia con el enunciado del problema de estudio, integrado a su vez
por la declaración del objeto de estudio —porción concreta de la realidad que se
10
“Los sistemas arquitectónicos y urbanos se estructuran en función de resolver sistemas de
problemas planteados por la sociedad en función de las necesidades del hombre, por lo que es
necesario el análisis de los factores que inciden en la conformación de esos sistemas.” Segre,
Roberto y Eliana Cárdenas: Ob. Cit., p. 152.
Esquema general del método para un análisis morfotipológico del paisaje urbano. Tomado de Tesis
Doctoral del autor.
investiga: el paisaje urbano— y por la sucesiva precisión del campo de análisis,
conformado por los aspectos o particularidades que caracterizan al objeto fijado:
rasgos morfotipológicos.