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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE INGENIERÍAS Y ARQUITECTURA

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE INGENIERÍA CIVIL

4to Trabajo Académico

El misterio del Capital y El otro sendero

Docente: Julio Senén PAREDES GARCÍA

Fecha: LIMA, 20 de septiembre del 2017

Autor:

Alumno Código
Aleszandher Adalberthi RAMÍREZ SALAS 2014200668
ÍNDICE
I. Reseña del Libro El otro Sendero.
II. Reseña del libro El Misterio del Capital.
III. Comentarios.
3.1. La informalidad y su contexto.
3.2. Los problemas empíricos de los misterios.
3.3. El problema conceptual: un misterio resuelto.
3.4. Los problemas del neoliberalismo en acción y el aporte ideológico De Soto.
3.5. Del dicho al hecho, hay mucho trecho.
3.6. ¿Un marxista o un hegeliano del siglo XXI?
Bibliografía
I. Reseña del Libro El otro Sendero.
El argumento consta de seis capítulos analíticos y un capítulo de conclusión
bastante convincente a título personal. El primer capítulo del libro trata de cómo el
Perú profundo ha comenzado una larga y sostenida batalla para integrarse a la vida
formal. El segundo describe la manera en que los 91.455,00 ambulantes de Lima
dominan la distribución minorista de los artículos de consumo popular en la capital.
El tercer capítulo, narra el modo en que, a través de invasión de rutas, los informales
han logrado dominar el 93% del parque en el servicio de transporte urbano. Revela
como estos informales espontáneamente han diseñado estas rutas de transporte
que hoy comunican Lima. El cuarto capítulo describe como los informales no se han
entregado a la anarquía más bien han desarrollado sus propios derechos e
instituciones el autor los llama normatividad extralegal (derecho que suplanta a otro
que no funcionaba). En el quinto describe los costos y pérdidas para el país de no
tener ese derecho. Para el sexto capítulo quedara la evidencia de la tradición
mercantilista y no feudalista que ha regido nuestro país. Para él capítulo final en sus
conclusiones nos revela algunas salidas como por ejemplo otorgar títulos de
propiedad para que estos a su vez generen más riquezas por simple hecho de este
activo a la mano.
Hay que reconocer que desde la fundación del Perú como república independiente
se tiene un problema institucional que hasta hoy se mantiene porque el proceso de
liberación del dominio español, en la que participaron todo los componentes
socioeconómicos de la naciente república hasta el final de dicho proceso, resultó
siendo hegemoneizado y liderado por los sectores ligados y pertenecientes a la elite
de la clase virreinal gobernante, y de algunos sectores nacionalistas, que no tenían
claro la visión y misión de fundar una república con gobierno limitado y soberano.
Al final de la fundación de la República los que asumieron el poder político del
Estado fueron los representantes de estos sectores quienes diseñaron un Estado y
un régimen político-social, que si bien los liberaba de España, sin embargo
mantuvieron intacto el sistema de exclusión y de marginación de todo de lo que
podríamos llamar la sociedad indígena de las estructuras del poder del estado.
El proceso de institucionalización del estado, y la articulación del Perú como una
República, siempre desgraciadamente ha mantenido este problema estructural y lo
que es peor, se agudiza porque el estatismo actual tiene un sistema que excluye al
Perú emergente, libre y emprendedor consolidándose un sistema de poder, ilimitado,
exclusivamente manejado por las elites representantes de las clases políticas
tradicionales con poder económico (civiles o militares). Las fuerzas políticas que
aparecieron como partidos o movimientos políticos nunca han tenido el propósito de
refundar una república que incorpore una democracia limitada inspirada en derechos
naturales lockeanos de la vida, libertad y propiedad y garantizados en un régimen
liberal institucionalizado cuyo sustento se apoye en los individuos del Perú
emergente.
Esto a pesar que este sector excluidos siempre ha pugnado a través de luchas
políticas y sociales, violentas o pacíficas, por el cambio y la fundación de una
república liberal con democracia limitada, pero al no contar con un liderazgo político
y con una visión programática para fundar una República con gobierno limitado
nunca lograron articular un proyecto político distinto y alternativo al proyecto político
gobernante de las elites oligárquicas.
Este poder político que ha gobernado el Perú hasta ahora representando al poder
oligárquico y estatista excluyente siempre ha tenido la capacidad y la astucia de,
aparecer como agentes del cambio y asumir posiciones de transformación con el
propósito de liderar procesos que buscaban cambiar esta realidad para truncarlos, y
en realidad, para mantener su poder y con ello desviar el proceso de los cambios
institucionales para limitar la acción mercantilista del estado. Podemos señalar que
el poder político virreinal evolucionó y se transformó luego en poder político
oligárquico.
Este poder se transformó en poder político de capitalismo de estado, burocrático,
estatista y mercantilista y este, a su vez, hoy se ha transformado en un poder político
exclusivamente de una economía excluyente formando un régimen mercantilista con
una casta política, económica, social y militar que excluye a los sectores
emergentes.
Este proceso de evolución del Perú como república mercantilista de corte oligárquico
de alguna manera con Velasco en la década del 70 fue trastocada, porque es verdad
que el general Velasco acabó con el estado oligárquico, pero fue incapaz de fundar
un estado liberal con democracia limitada e inspirado en los derechos individuales a
la vida, libertad y propiedad privada, pero al final de su régimen estatista y dictatorial
favoreció a esa misma oligarquía que era enemiga transformándose en una nueva
burguesía nacional mercantilista que manteniendo el Statu Quo hasta ahora, pero,
hay que reconocer que si no fuera por Velasco en el Perú se hubiese producido una
revolución comunista. Del 70 al 80 a raíz de la crisis del régimen velásquista, los
partidos políticos civiles retoman el poder con los viejos esquemas estatistas
ejecutando algunas tibias reformas resultando ser un régimen seudo democrático del
80 al 90 que produjo que el Perú colapse y que ellos pierdan su rol político de
liderazgo y de gobernar el Estado. Desde ese punto de vista se basa de Soto para
escribir este libro.
Por eso este libro ha interesado tanto, no sólo a los economistas, sino que a
escritores, sociólogos, historiadores, antropólogos y, sobre todo, a la juventud
latinoamericana. Porque, de algún modo, nos libera de ciertas imágenes de nuestra
propia inferioridad, las que nos han tenido. Me temo que en algunos lectores
liberales, sobre todo extranjeros, fundamentalmente intelectuales de países
prósperos, haya aparecido aquí un nuevo "buen salvaje".
A veces me temo que ciertos entusiastas de El Otro Sendero han creído encontraren
él una suerte de Macondo, un nuevo Macondo de la economía latinoamericana. Sin
embargo, yo creo que el mundo de los informales viven en la inseguridad, el conflicto
y la incomprensión. Sus defensores tradicionales, los que invocan la lucha popular
son, a la larga, sus adversarios; y sus enemigos debieran ser sus aliados, si tan sólo
se detuvieran a escucharlos y conocerlos. Ellos, muchas veces, atacan a otros por lo
que no son y sí por lo que son, en cambio, ellos mismos.
En este peligroso juego de sombras chinas, en esta dramática superposición de
desencuentros, se desenvuelve hoy por hoy, creo, la vida en Latinoamérica. Este
libro nos lo pone delante de un modo sumamente persuasivo y, a la vez, nos trae
una esperanza.
II. Reseña del libro El Misterio del Capital.
El autor busca reabrir la exploración de la fuente del capital, exponer las fallas
económicas de los países pobres y explicar cómo corregirlas. En El misterio del
capital, De Soto analiza la manera en que los países en vías de desarrollo y los que
salen del comunismo pueden generar capital a través de un eficiente sistema de
propiedad legal que les permita salir de la pobreza y empezar a transformar activos y
trabajo en capital, como es el caso de los países de Occidente, para que toda la
población tenga acceso a un desarrollo sustentable. Sostiene que la riqueza de las
naciones depende de la capacidad de sus gobiernos para crear sistemas legales
que al mismo tiempo, reflejen y articulen adecuadamente el contrato social de sus
pueblos.
El libro se divide en siete capítulos. En el primero, Los cinco misterios del capital, el
autor hace un recuento de las condiciones necesarias para que el capitalismo sea
exitoso. Condiciones que no están dadas en los países en desarrollo, pero que se
pueden establecer a partir de una infraestructura legal que se apoye en una amplia
decisión política. En los siguientes capítulos examina cada uno de los conceptos que
considera como misterios del capital.
En el capítulo El misterio de la información ausente, analiza cómo la falta de
información fidedigna acerca de los activos con los que cuentan los países pobres,
puede llevar a deficientes sistemas de propiedad donde los derechos no están
claramente definidos y donde la mayor parte de esos activos permanece en la
ilegalidad y subcapitalizados. Por ello, el potencial económico en estos países no se
ha identificado ni convertido en capital y su economía se mantiene estancada, es lo
que el autor llama, capital muerto.
Dos ejemplos de países latinoamericanos ilustran la situación: en el caso de Perú,
con una población de 24 millones de habitantes, se calcula que el capital muerto o
informal ascendía a 74,200 millones de dólares, equivalente a: dos veces el valor del
mercado total de las compañías privadas registradas en la bolsa de valores de Lima
en 1995; dos veces el total de activos de las 1,000 empresas privadas formales más
grandes del país; seis veces el total de ahorros y depósitos en la banca nacional, en
el mismo año; once veces el capital de las empresas públicas más grandes y que
podían ser privatizadas; catorce veces el valor de la inversión extranjera directa en el
país hasta 1995. Otro ejemplo es el caso de México, particularmente en el Distrito
Federal, en 1993 se estimaba que miles de personas trabajaban en el sector
extralegal, principalmente en la venta de todo tipo de mercancías en las calles, los
hogares, oficinas, fábricas y talleres no registrados. En 1994 se establece que el
número de microempresas informales en todo el país ascendía a 2.65 millones,
cuyos recursos son invisibles en lo financiero y comercial, y por lo tanto se
constituyen en capital muerto. Su estudio incluye otros países como Filipinas, Egipto
y Haití. En este escenario, el autor señala que la única disyuntiva real de los
gobiernos de estos países, es incorporar esos recursos económicos a un marco
legal ordenado y coherente que se refleje en el bienestar de la sociedad en su
conjunto.
En el capítulo tercero, El misterio del capital, De Soto analiza detalladamente el
concepto de capital al que considera el potencial de los activos para impulsar una
nueva producción. Enfatiza que en occidente lo que crea capital es un proceso
fundamentado en un sistema legal, donde la propiedad de los activos está
claramente definida y contribuye a su rápida transformación en capital. Aunque en
los países en desarrollo y los que salen del comunismo, los pobres han acumulado
millones de millones de dólares en activos, carecen de un acceso fácil a los
mecanismos de propiedad que les permita aprovechar legalmente el potencial
económico de sus activos para producir, afianzar o garantizar mayor valor en el
mercado. En occidente, los activos se han hecho fungibles, al enlazar propietarios y
activos, activos y domicilios, propiedad y obligaciones y, al facilitar el acceso a la
información sobre la historia de activos y dueños; los sistemas de propiedad formal
convirtieron a los ciudadanos de esos países en una red de agentes comerciales
individualmente identificables y comerciales. Ello aporta los mecanismos que el
sistema monetario y bancario requiere para operar y las inversiones para funcionar.
Es entonces, que para generar capital se requiere un complejo y poderoso sistema
de propiedad legal que los países en desarrollo y los que salen del comunismo no
tienen.
En el capítulo cuarto, el autor aborda El misterio de la conciencia política, que se
refiere al problema real que existe para los países en desarrollo, la falta de un
sistema de derechos de propiedad bien definido apoyado en un consenso que
integre a todos los actores sociales para que se elimine la extralegalidad de los
activos y, al mismo tiempo, se dé una mayor distribución del poder y la riqueza.
En el capítulo siguiente, Las lecciones no aprendidas de la historia de Estados
Unidos, explora la historia de ese país para ejemplificar la manera en que integraron
los activos extralegales a un único sistema de propiedad legal a partir del acceso o el
derecho a los derechos de propiedad. Es el caso de la Ley de Concesión de Tierras
del Estado, que se modificó según la realidad y prácticas cotidianas de los colonos
estadounidenses del siglo XIX. Los políticos adaptaron la ley a los acuerdos
extralegales existentes y con ello dieron al país un orden pacífico. Se demuestra
entonces, que la ley debe ser compatible con la forma en que las personas
organizan sus vidas.
En esta exploración se señala cómo la adaptación de las leyes a los acuerdos
extralegales fue un pilar fundamental para el reconocimiento e integración de su
sistema de derechos de propiedad, elemento clave para hacer de Estados Unidos la
más importante economía de mercado y el principal productor de capital en el
mundo. Para el autor, el desafío de capitalizar a los pobres del mundo en desarrollo
es, en el fondo, una tarea política que debe lograrse con herramientas legales.
A continuación De Soto analiza El misterio del fracaso legal: por qué la ley de
propiedad no funciona fuera de occidente. Para el autor el problema radica en que la
mayor parte de la población no puede ingresar al sistema de propiedad formal, el
cual es reservado a un segmento muy pequeño de la sociedad. La mayoría es
obligada a replegarse con sus activos hacia el sector extralegal, donde viven y
hacen negocios, pero sin lograr convertir sus activos en capital. El reto que tienen
estos países para lograr la fórmula que el autor llama “proceso de capitalización”, es
el desafío jurídico que se refiere a la integración de los múltiples contratos sociales a
un solo marco normativo común para la propiedad, que será legítimo y autoimponible
en la medida en que refleje tanto la realidad legal como la extralegal. Así también, un
desafío que implica un verdadero liderazgo político que impulse una reforma hacia la
constitución de un sistema de propiedad formal que ponga capital en manos de todo
el país.
Finalmente, en el capítulo siete, A manera de conclusión, De Soto explica que la
crisis del capitalismo fuera de los países avanzados no se debe a que la
globalización internacional esté fracasando, sino a que los países en desarrollo no
han podido globalizar el capital en sus territorios. Para el autor el acceso a la
globalización implica contar con un adecuado sistema de derechos de propiedad que
dé lugar a la generación de capital, fuente de una productividad creciente y que por
ello constituye la riqueza de las naciones. El breve análisis de la visión marxista
acerca del capital se complementa con sus aportaciones sobre la propiedad formal.
Para reorientar el rumbo del capitalismo en los países del tercer mundo, es
necesario que sus gobiernos impulsen con una clara decisión política, la creación de
un sistema de propiedad creador de capital y acepten la importancia que tiene la
sociedad, principalmente los pobres en la constitución de sistemas legales que
reflejen y articulen adecuadamente el contrato social de sus pueblos.
La lectura de esta obra se vuelve necesaria tanto para estudiantes como para
aquellos que se ocupan del diseño y aplicación de las políticas públicas en sus
países. Se plantea la problemática de la pobreza en los países en desarrollo y los
que salen del comunismo, pero al mismo tiempo, Hernando de Soto hace aportes
innovadores la solución de ésta problemática, insoslayable para estas regiones. En
el marco general de la temática, la constitución de un sistema de propiedad formal
se muestra como una alternativa que puede conducir a nuestros países hacia
mejores niveles de vida y bienestar social.
III. Comentarios.
Quince años después de la publicación de la obra que lo hiciera famoso, “El Otro
Sendero”, Hernando de Soto nos entrega este segundo libro, “El Misterio del
Capital”, en donde el argumento básico sigue siendo el mismo: que la informalidad
constituye un obstáculo para el desarrollo del capitalismo. Este nuevo texto es, sin
embargo, más ambicioso pues intenta explicar en base a una teoría de la
informalidad ampliada, por qué sólo algunos países se han desarrollado mientras
que la gran mayoría no lo ha logrado.
La tesis central del libro es que en los países sub-desarrollados existe una serie de
activos físicos no utilizados, es decir, un “capital muerto” que si fuera utilizado,
dichos países podrían desarrollarse. El principal obstáculo para que el “capital
muerto” se convierta en “capital vivo” es un sistema socio-político que combina la
lentitud política y burocrática del Estado, la falta de información y la ausencia de un
sistema legal de propiedad. Este diagnóstico lo lleva a formular un verdadero
vademecum de recetas de reformas neoliberales, tanto en el plano político como
institucional.
El libro será seguramente de lectura obligatoria para los reformistas liberales y
neoliberales, ya que intenta resolver los problemas planteados en su primer libro,
dando nuevos argumentos e ideas para buscar el desarrollo capitalista. De Soto
intenta sustentar la viabilidad de sus ideas en base a ilustraciones de trabajos de
consultoría y asesoría que ha venido efectuando en varios países en desarrollo,
durante los últimos años.
Hernando de Soto y Polar, es un economista peruano con estudios en Suiza, que
hace dos décadas se ocupa del tema de la informalidad, primero en el Perú y luego
en otros países como Haití, Filipinas y en Egipto. Su primer libro “El otro sendero”
tuvo un gran éxito editorial y caló en el pensamiento neoliberal, al punto que el
Presidente Ronald Reagan lo tenía de libro de cabecera. Pero también ha tenido
influencia en algunos gobiernos peruanos, fue asesor de presidentes
ideológicamente distintos como Alan García y Alberto Fujimori y, fue asesor del
controversial presidente de México Vicente Fox. En el Perú y en otros países sus
propuestas de formalización de la propiedad inmobiliaria fueron llevadas a cabo. De
Soto es sobre todo un promotor de ideas neoliberales dentro de un mundo donde el
liberalismo no parece ser la medicina milagrosa para el desarrollo.
El libro está organizado en siete capítulos: Los Cinco Misterios del Capital; El
Misterio de la Información Perdida; El Misterio del Capital; El Misterio de la
Conciencia Política; Las Lecciones Perdidas de la Historia de los Estados Unidos; El
Misterio de la Falla Legal y A Manera de Conclusiones. Se lee muy fluidamente,
excepto por algunos cuadros complejos, más bien destinados a especialistas o
policy makers.
3.1. La informalidad y su contexto.
El mayor aporte del nuevo libro de De Soto es haber puesto a la informalidad en un
mayor contexto, con todo el sistema que la crea y la reproduce, donde descubre los
misteriosos factores que impiden el desarrollo capitalista. Sin embargo, lo que está
en discusión en los medios académicos y políticos es si la informalidad es
verdaderamente el mayor obstáculo al desarrollo, un factor entre otros o una fase
inevitable del desarrollo capitalista tardío. O más bien, es el mismo sistema
capitalista con sus imperfecciones, el que no permite desarrollo en todos los países
por igual.
En este libro de De Soto avanza en reconocer que hay otros factores más sistémicos
que afectan el desarrollo, pero no llega a incorporar en su análisis, un elemento
crucial como es el rol decisivo del capital humano. Su argumento se sigue limitando
a la potencialidad del capital físico “muerto” y de su propiedad, en consecuencia, el
libro resulta siendo una letanía sobre cómo construir un puente que nos lleve de la
tierra del “capital muerto” (la informalidad) a la tierra del “capital vivo” (la formalidad),
y que una vez que lleguemos a destino entraremos en la vía del desarrollo casi de
manera automática. El problema en mi perspectiva, es que el único “capital vivo” es
el ser humano o “capital humano”, como se le denomina hoy, el cual es el único
capaz de agregar, modificar o destruir valor a todo capital muerto, incluyendo el
capital natural. La formalización o incorporación en el sistema legal de los sectores
informales no transforma la calidad del capital humano, sólo podría ser un medio.
Considero que la gran limitación, no sólo del libro que comento sino, de toda la
propuesta de De Soto es que se trata de una propuesta más ideológica que técnica:
asumir que el desarrollo capitalista en el siglo XXI se podría dar simplemente en
base al plusvalor generado por la formalización de los derechos de propiedad. Esto
no es, sin embargo, un demérito para De Soto, quien ciertamente ha contribuido
desde su perspectiva ideológica a hacer de la informalidad un issue, cosa que nadie
había hecho antes que él, aunque desde el punto de vista del análisis económico
sus trabajos son bastante flojos, quizás intencionalmente.
El libro puede tener una doble lectura: una popular, ya que tiene el mérito de que se
deja leer fácilmente por cualquier público, y otra académica. Desde el punto de vista
académico, la evidencia empírica que sustenta los puntos de vista de Soto es
bastante débil, lo que no sorprende puesto que “El Otro Sendero” ya fue criticado por
esto. Uno de los principales problemas de la investigación de Hernando De Soto es
metodológico: No ha encuestado a los informales acerca de lo que ellos consideran
los principales obstáculos a su progreso, tampoco a los formales que fueron
informales, de cómo lo lograron y a qué costo. Una investigación de este tipo le
hubiera permitido confirmar o rechazar lo que hasta ahora sigue siendo hipótesis sin
rigurosa contrastación empírica.
Desde un punto de vista más popular, el libro se presenta como un ensayo cuyo
mensaje es que el desarrollo capitalista es posible para la mayor parte de países si
se eliminan los obstáculos señalados por De Soto. Para un lector no académico el
libro es relativamente convincente pues, con ejemplos sacados de sus experiencias
como consultor internacional y con adecuadas citas bibliográficas, muestra las
posibles bondades de la generación de un sistema de propiedad para valorizar al
capital muerto. Es un libro que da esperanzas en las potencialidades de millones de
informales, aún sin probar convincente y rigurosamente los puntos empíricos sobre
los que se apoya.
3.2. Los problemas empíricos de los misterios.
La forma de trabajar de De Soto ha sido la de simular, poniéndose en el lugar de un
informal que quisiera legalizar su propiedad (alguien que intentara abrir un taller de
costura en Lima, por ejemplo), siguiendo todos los pasos legales, uno a uno. Con
este método ha estimado cuánto tiempo le tomaría y cuánto dinero le costaría a un
informal inscribir su propiedad en los registros públicos. Así, ha calculado que en las
Filipinas formalizar la propiedad informal urbana tomaría de 13 a 25 años; en Egipto
tener acceso a tierras desérticas para construir tardaría de 6 a 14 años; y que en
Haití obtener un contrato de venta tomaría 4,112 días. Desafortunadamente, estas
estimaciones no se acompañan de ninguna evidencia que permitan compararlas con
experiencias reales de aquellos que intentaron formalizarse. Hubiera sido muy
interesante saber cuál fue la experiencia de una muestra de personas o empresas
que se llegaron a formalizar: cuánto tiempo realmente les tomó y cuánto les costó.
Es importante señalar que, en los países en desarrollo, los trámites se hacen rápido
si se tiene amigos, “palancas” o si se paga coimas. No sabemos, entonces, si los
que se formalizan siguen la misma secuencia que señala De Soto o si tienen otras
estrategias de formalización. Si los tiempos y costos fueran realmente altos,
entonces la hipótesis de De Soto se podría confirmar. Tal como está presentada la
investigación, no es posible hacerlo de una manera relativamente rigurosa.
Sin ser un erudito sobre el tema, tanto en sectores populares urbanos de Lima como
en varias regiones rurales pobres del Perú, muestran que no es que los pobres no
puedan formalizarse, sino que no quieren hacerlo porque no les conviene. Los
costos de la formalidad les reducen sus ingresos, debido a que con sus bajas
productividades no pueden competir con los sectores formales que tienen por lo
general economías de escala, de las cuales no se benefician los sectores de bajos
ingresos. En este sentido, la informalidad resulta ser una protección antes que una
traba.
Lo mismo sucede con el cálculo del “capital muerto,” estimado en 9.34 trillones de
dólares para 179 países en desarrollo y ex-comunistas, multiplicando el área
ocupada por los informales por un precio, al parecer promedio, pero que en el libro
no se explica cómo se lo estimó. Probablemente De Soto no está al tanto que uno
de los grandes problemas económicos aún no resueltos por centenares de
economistas en todo el mundo es cómo calcular el capital. El método contable
empleado por de Soto es bastante débil, pues bastaría que una fracción de los
propietarios informales quisiera poner en el mercado su propiedad, como él mismo
sugiere, para que los precios bajaran y que el monto del capital muerto también
bajara. Pero finalmente, qué importa si son 9 ó 5 trillones de dólares: concedamos
que éste es un problema de fineza académica, lo que realmente importa es que el
denominado “capital muerto” sumado da la ilusión de un monto apreciable
desperdiciado o no utilizado para el desarrollo. La propuesta de De Soto se presenta
de manera contundente: este capital podría sacar de la pobreza a millones de
pobres, pero ¿es esto realmente posible?
Veamos más de cerca el problema. Para el caso del Perú, De Soto sostiene que el
valor de los terrenos urbanos y rurales extra - legales alcanza 74 billones de dólares.
Esto significaría que cada una de las 2.5 millones de familias peruanas pobres
contaría con un capital de 29,600 dólares, los que convertidos en “capital vivo”
podrían producir una ganancia de 4,440 al año (a un 15% de tasa de retorno
promedio), lo que convertido en ingreso familiar mensual daría 370 dólares. Con este
ingreso, evidentemente, apenas llegarían al nivel de la pobreza. Obviamente, el
potencial no es tan prometedor ni misterioso como plantea el libro que comento,
aunque no cabe duda que si este acervo de propiedad inmobiliaria se transformara
en capital sería de gran ayuda para los pobres.
Pero, esto nos lleva al siguiente problema: ¿se puede, en realidad, transformar tan
fácilmente este stock en otras formas de capital? Me parece que no, por lo menos en
la magnitud que presume el autor. Supongamos que se sigue su propuesta, se
formaliza a los informales urbanos y rurales y este “capital muerto” puede ser
utilizado fácilmente como garantía hipotecaria. Si este fuera el caso en el Perú, el
sistema bancario no tendría capacidad para atender ni a una tercera parte de esta
demanda, pues en este momento el total de préstamos concedidos por todos los
bancos del Perú al sector formal alcanza a sólo 20 billones de dólares.
Probablemente, algo similar ocurriría en países como Haití o Egipto. Aquí nos
encontramos con otro problema para el desarrollo, que no toma en cuenta De Soto:
la escasez de crédito.
3.3. El problema conceptual: un misterio resuelto.
Un problema adicional que De Soto no considera es que no todos los propietarios
informales son potencialmente empresarios-capitalistas de gran poder e influencia.
Si así fuera estaríamos en presencia de países con empresarios y sin trabajadores.
Es aquí donde encontramos, hasta donde lo entiendo, con la mayor limitación
conceptual del libro de De Soto: su concepto de capital, que se presenta como una
cosa que estando muerta puede resucitar. Si así de simple fuera, su propuesta
podría dar grandes resultados.
Sin embargo, los mayores teóricos del capitalismo como fueron Adam Smith, David
Ricardo, Karl Marx o Joseph Schumpeter fueron convencidos de que el capital es
sobre todo una relación social materializada en cosas (fábricas, construcciones o
terrenos de cultivo). Las cosas o “capital muerto” sólo se validan socialmente en el
mercado, bajo ciertas reglas de competencia y productividad. Por su lado, el
desarrollo del capitalismo es el proceso de generalización de esta relaciones de
producción, sustentada en la producción de mercancías y de plusvalor, reguladas
por los mercados, que permiten participar, competir y perdurar sólo a aquellos
productores capaces de obtener productividades cercanas o mejores al promedio
social. En consecuencia, el problema de los informales es que no logran alcanzar los
promedios de productividad necesarios para competir, debido a su escaso capital
humano y físico. Por ello, el sector informal no puede pagar impuestos directos, pues
son los que hacen la diferencia entre estar dentro o fuera del mercado. Así su
exclusión no es un asunto legal o político, sino un problema económico y social. Es
más un problema de productividades contra impuestos y costos de transacción.
3.4. Los problemas del neoliberalismo en acción y el aporte ideológico De Soto.
El conjunto de reformas y ajustes neoliberales, que se hizo en muchos países en
desarrollo y en los ex –socialistas europeos durante los años noventa, no ha tenido
el éxito que esperaban, sobre todo, los organismos multilaterales. La crisis financiera
del sudeste asiático de 1997, no sólo impactó en los países donde se originó, sino
que se expandió a casi todos aquellos con políticas muy liberales. Para De Soto en
estos países las reformas, basadas en el Washington Consensus, no reformaron ni
modernizaron el sistema de propiedad ni el Estado adecuadamente, lo cual ha
impedido un desarrollo capitalista generalizado. Más bien, los ajustes estructurales
han generado nuevas tensiones que pueden generar conflictos sociales serios, si
por ejemplo hay un retorno de las ideologías marxistas. Nos parece que De Soto
piensa que sus ideas podrían ser un antídoto para tales eventualidades. Por ello, su
libro tiene, sobre todo, un mensaje ideológico.
En este sentido, el libro trata de recuperar la fe en que el capitalismo es, al final de
un siglo de experimentos socio-políticos y económicos muy variados, crisis
económicas y demás, el único sistema viable en el largo plazo. De ahí, su argumento
sobre la necesidad de valorizar el “capital muerto” en aquellos países que no han
tenido éxito los ajustes neoliberales. Para ello, De Soto sugiere no sólo reformas
institucionales de segunda generación, como son la reforma de la administración del
Estado, la generación de sistemas de propiedad incluyentes y la participación en la
economía de los informales o extralegales de una manera menos excluyente, sino
que además sugiere implícitamente fórmulas nuevas de participación política, que le
dan su libro un aroma de una “tercera vía”, de un liberalismo con un Estado
compresivo y cooperativo. Obviamente, tal propuesta es muy atractiva para la
alicaída propuesta neoliberal, puesta en cuestión después de una década de
experimentos neoliberales en América Latina, Europa del este y África, cuyos
resultados sobre el desarrollo han sido bastante modestos en relación a las
esperanzas que se cifraba en el Washington Consensus. La ola de protestas en
Seattle, Washington y Praga con motivo de las cumbres de las instituciones
multilaterales así lo atestigua y son una clara advertencia.
El libro es pues una propuesta ideológica, que le podría dar un nuevo aire al
liberalismo y De Soto sabe muy bien que, sin un Estado moderno, el capitalismo
neoliberal es inviable, de ahí la importancia del libro. Obviamente, la ideología no es
mala, pero es en este terreno que es necesario ubicar la propuesta de De Soto. Si
definimos como ideología el conjunto de ideas dominantes que en algún lugar o país
corresponden a los intereses de los grupos o sectores dominantes, la propuesta de
De Soto encaja dentro de las ideas neoliberales, tan en boga que algunos han
calificado como “el pensamiento único”, que favorecen al orden capitalista
establecido y globalizado. El autor asume a este capitalismo como una propuesta
históricamente vencedora sobre todos los tipos de socialismo que se experimentaron
durante el siglo pasado.
Pero lo más interesante, es que la formalización total de la propiedad, o sea el fin de
la informalidad, es una idea que no sólo permitiría poner en valor el capital muerto,
sino que permitiría la homogeneización social, es decir la de ser incluido de manera
completa por el sistema capitalista. Así, en el fondo, De Soto propone un sistema de
representaciones basado en la idea de que la propiedad genera plusvalor, capital y
riqueza. Estas ideas podrían articular a toda la sociedad y, más aún, hacerla
progresar y mejorar su bienestar. Su propuesta de formalizar sería una especie de
revolución sin mayores convulsiones sociales, sólo haría falta voluntad política y un
mínimo de perseverancia para concretar sus ideas. Así, las ideas de De Soto
resultan atractivas en los países en desarrollo, sobre todo para aquellos gobiernos
que se inician y que no tienen muchas ideas de cómo resolver el problema de la
pobreza y la exclusión social. La inclusión social, a través de la formalización de la
propiedad y su puesta en valor, es una idea muy tentadora y sugerente, no sólo por
los resultados finales que se podrían obtener sino porque en el proceso de
formalización la sociedad y la economía podrían organizarse eventualmente de una
manera más democrática.
El problema es que todas estas ideas no necesariamente corresponden a la
realidad. Una característica de las ideologías es que resaltan los puntos favorables a
ciertos intereses y no dan un panorama completo de la realidad. Esto mismo ocurre
con la propuesta De Soto pues, como veremos enseguida, para promover el
desarrollo capitalista se requieren más cambios de los que De Soto propone.
3.5. Del dicho al hecho, hay mucho trecho.
En varios países se ha experimentado con programas neoliberales, en los que la
formalización de la propiedad, el establecimiento de registros modernos de
propiedad, las simplificación administrativa, la apertura económica que permite un
acceso ilimitado al financiamiento (todo lo que De Soto propone en su libro),
constituyeron los ejes fundamentales de la reformas económicas. Sin embargo, en
un trabajo sobre cómo superar los resultados del Washington Consensus, el Banco
Mundial reconoce que todas estas reformas estructurales no han resultado en mayor
desarrollo en América Latina y el Caribe. Algo ha fallado. Frente a tales
constataciones las propuestas de De Soto se presentan débiles, quizás ésta es la
razón por la cual sus nuevas recetas van en la línea de las reformas de segunda
generación o reformas institucionales adicionales, que difunde el Banco Mundial.
En esta dirección De Soto sostiene, erróneamente, que en el Perú no se ha
avanzado nada en relación a la formalización, desde que sus propuestas fueran
tomadas en cuenta y llevadas a cabo hace más de cinco años. El gobierno del ex-
presidente Alberto Fujimori, con el apoyo de las organizaciones del Banco Mundial y
el Banco Interamericano de Desarrollo ha desarrollados varios proyectos de
formalización de la propiedad, modernización de los registros de propiedad y de
reforma de los procedimientos administrativos, además de la apertura financiera, es
decir, ha seguido recetas parecidas a las que propone en el libro que comento. El
gobierno ha formalizado la propiedad de más de un millón de propietarios rurales y
también ha avanzado en el reconocimiento de la propiedad de asentamientos
populares (shanty towns) urbanos, por la Comisión de Formalización de la Propiedad
(COFROPI), que el mismo de Soto ayudara a crear.
Sin embargo, esto no ha significado un incremento masivo de la demanda de
créditos hipotecarios, basados en propiedades tituladas, para desarrollar proyectos
empresariales agropecuarios o urbanos y, peor aún, los niveles de pobreza tanto en
las zonas urbanas y rurales han retrocedido a promedios de antes de 1990. Es decir,
no basta con los títulos de propiedad bien registrados y la existencia de una oferta
de créditos, los bancos solicitan que los potenciales prestatarios demuestren que el
negocio para el que se pide el préstamo es productivo, rentable y sostenible, es
decir, socialmente necesario. Aquí obviamente, la teoría de De Soto muestra sus
limitaciones, pues, se requiere de ingredientes adicionales para el desarrollo.
3.6. ¿Un marxista o un hegeliano del siglo XXI?
Volviendo al argumento central de De Soto, me parece interesante y audaz citar a
Karl Marx a inicios del siglo XXI, sobre todo reconociéndole el status de ser uno de
los principales teóricos del capitalismo, aunque sus predicciones no se hayan
cumplido. De Soto trata de utilizar y de superar (“dépasser”) la teoría del filósofo-
economista alemán, “descubriendo” otra fuente de creación de valor y de capital. A
diferencia de Marx, de Soto sostiene que la propiedad puede también crear capital y
riqueza, mientras que para el viejo pensador alemán, sólo el trabajo socialmente
necesario es el creador.
Por consiguiente, la gran diferencia es que, para Marx, las cuestiones institucionales
como los derechos de propiedad son un resultado de los cambios materiales en la
producción, mientras que para de Soto es al revés: mejores condiciones
institucionales pueden mejorar las cuestiones materiales. Es decir, para de Soto las
instituciones pueden ser exógenas, a diferencia de Marx y Douglas North, para
quienes son endógenas. Su propuesta se sustenta en esta visión filosófica, más bien
pre-marxista y algo hegeliana, de que la fuerza de las ideas puede transformar las
cosas. En otras palabras, es necesario formalizar para desarrollar, antes que
desarrollar para formalizar.
Aquí está el quid del problema y quizás el punto neurálgico de De Soto, pues la
pregunta que debería hacerse es: ¿por qué debería formalizarse la propiedad de un
capital que está muerto? Si está muerto es porque no puede vivir competitivamente
con aquellos capitales que están vivos del lado formal, es decir, probablemente
existen problemas tecnológicos, de baja dotación de capital humano, y todos
aquellos otros factores materiales que De Soto minimiza o ignora en el libro y que
son las condiciones indispensables para que el “capital muerto” vuelva a vivir o
resucite. Si el capital muerto se vuelve competitivo será automáticamente empujado
a la formalización por el propio mercado. En este sentido, la propuesta de De Soto
es incompleta para generar desarrollo: el desarrollo institucional sólo no es suficiente
y, lo que es más importante, el desarrollo material va por delante de los cambios
institucionales.
En resumen, el libro de De Soto en realidad no es tan misterioso, como el título lo
sugiere. Es un poco más de lo mismo del “Otro Sendero”, su mayor fuerza es el
mensaje ideológico de que dentro del capitalismo hay posibilidades de desarrollo,
incluso para los más pobres, pero que el sistema institucional lo impide. En
consecuencia, de Soto dice: reformemos el orden institucional, modernicemos al
Estado de los países en vías de desarrollo capitalista y resucitemos tanto capital
muerto y el desarrollo no tendrá ningún misterio. Ya los países de occidente lo han
hecho con éxito. En realidad lo misterioso no es por qué algunos países se han
desarrollado y muchos no se han desarrollado, sino por qué los modelos o recetas
de aquellos que se desarrollaron no han podido ser transferidos a otros países. Este
sigue siendo un misterio, sobre todo en el libro de De Soto.
En opinión personal este problema no es un misterio. Cada sociedad es distinta, de
una problemática política, económica y cultural propia, aunque el problema de fondo
sea el mismo: el subdesarrollo. Una receta o “medicina económica” pues, no
necesariamente va tener el mismo efecto en cada una de estos países; es más,
hasta sería contraproducente en algunos. La clave para estimular el desarrollo y
alcanzar el capitalismo está en permitir que decenas de millones de empresarios
pobres a lo largo y ancho del mundo en desarrollo se incorporen al sistema en lugar
de seguir excluidos de él por la burocracia y el papeleo.
Con todo lo dicho anteriormente, Hernando De Soto pertenece a ese grupo de
escritores “mercenarios”, como por ejemplo el periodista y escritor argentino, que
reside en Estados Unidos, Andrés Oppenheimer, con sus famosos libros ¡Basta de
Historias! La Obsesión Latinoamericana con el Pasado y las 12 Claves del Futuro y
Cuentos chinos: el engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de
américa latina; que en sus libros se aprecia un claro rechazo a los gobiernos
nacionalistas que empezaban a establecerse en todos los países latinoamericanos y
un claro apoyo al capitalismo y las políticas del mayor país capitalista: EE.UU.
Teniendo esta condición de “mercenarios”, sus libros resultan pues en best seller,
muy difundidos fuera incluso del ámbito literario. Pero ahí no se acaba la
remuneración económica a estos escritores, ya que también son beneficiados según
su rubro con, por ejemplo, conferencias internacionales, cargos en periódicos
famosos, alguna categorización importante como "uno de los cincuenta intelectuales
latinoamericanos más influyentes", etc.
Pero esta categoría de “mercenarios”, no es algo reciente. Por el contrario, es algo
necesario e inevitable que ocurre y seguirá ocurriendo para que un sistema o
ideología obtenga apoyo y aceptación en la población del país originario y en
aquellos en donde se difunde. El motivo escondido, según mi perspectiva, tanto en
El otro sendero, como en El misterio del Capital, era el de masificar el Neoliberalismo
en Latinoamérica, a fin de encontrar nuevos mercados para las grandes empresas
multinacionales.
Teniendo como ejemplo a una familia con un terreno de 100 hectáreas y con una
modesta producción de caña de azúcar que apenas le ayuda a sobrevivir, y una
empresa multinacional productora de etanol que pretende expandir sus terrenos, los
cuales justo quedan al costado de los de la familia antes mencionada. Este libro lo
que busca es promover que esta familia venda sus terrenos “capital muerto” y que
reciba una remuneración monetaria “capital vivo” y con ella esta familia conseguiría
otro medio de producción. Sin embargo, al no poseer ninguno de los miembros de
esta familia una educación, no solo general sino financiera, este dinero no es lo
suficiente para que logren otro medio de producción, e inevitablemente
desaparecería prontamente esta cantidad, quedando la familia endeudada y más
pobre que antes, mientras que la gran empresa sería la única beneficiada. Si bien,
en este ejemplo es visible el engaño, incluso para un poblador ignorante. El misterio
del Capital da cifras alentadoras de la cantidad de dinero que conseguiría si vendiera
sus bienes. Poniendo en claro su intención de promover estas prácticas neoliberales.
Aunque los elementos básicos de la revolución económica y social ya existen en el
Perú, las instituciones legales del país claramente siguen siendo mercantilistas: el
acceso a la empresa privada es difícil o imposible para las clases populares, el
sistema legal es excesivo, hay burocracias públicas y privadas masivas, y el Estado
interviene en todas las áreas de actividad. Lo que se necesita, entonces, no es abolir
la actividad informal sino integrarla, legalizarla y promoverla. Los monopolios y
oligopolio deben ser combatidos dando acceso a todos al mercado, no
remplazándolos con los monopolios estatales. El crédito debe ser democratizado
alentando la competición entre los financieros, no nacionalizándolo o dejándolo a
merced de políticos y burócratas.
Bibliografía
 Hernando De Soto (2000): The Mystery of Capital. Why Capitalism Triumps in
the West and Fails Everywhere Else, Basic Books, New York.
 Renzo G. Rossini y Jim Thomas: “Los fundamentos estadísticos de “El Otro
Sendero”, Debate sobre el sector informal en el Perú, Taller de Investigación,
Fundación Friedrich Ebert, Lima 1987, pp. 74.
 Efraín Gonzales de Olarte (1994): En las fronteras del mercado. La Economía
Política del Campesinado en el Perú, Instituto de Estudios Peruanos, Análisis
Económico 16, Lima.
 Efraín Gonzales de Olarte (1991): La economía regional de Lima:
Crecimiento, urbanización y clases populares, Instituto de Estudios Peruanos,
Análisis Económico 15, Lima.
 Shahiid Javed Burki & Guillermo E. Perry (1998): Beyond the Washington
Consensus: Institutions, World Bank Latin American and Caribbean Studies,
Viewpoints, World Bank, Washington D.C.
 Douglas C. North (1990): Institutions, Institutional Change and Economic
Performance, Cambridge, Cambridge University Press.

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