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del movimiento de los objetos macroscópicos. A principios del siglo veinte, los
físicos encontraron que la mecánica clásica no describe correctamente el
comportamiento de partículas tan pequeñas como los electrones y los núcleos de
los átomos y las moléculas. El comportamiento de estas partículas está regido por
un conjunto de leyes denominado mecánica cuántica.
Antecedentes
A finales del siglo diecinueve, las investigaciones llevadas a cabo en tubos de
descarga y sobre la radioactividad natural pusieron de manifiesto que los átomos y
las moléculas están formados por partículas cargadas. Los electrones tienen carga
negativa. El protón tiene una carga positiva igual, en magnitud, a la del electrón,
pero de signo opuesto y es 1836 veces más pesado que el electrón. El tercer
constituyente de los átomos, el neutrón (descubierto en 1932) no tiene carga y es
ligeramente más pesado que el protón.
Las propiedades químicas de los átomos y moléculas están determinadas por sus
estructuras electrónicas, de manera que es necesario plantearse cuál es la
naturaleza del movimiento y la energía de los electrones.
Niels Bohr propuso en 1913 una forma de superar esta dificultad aplicando al
concepto de cuantización de la energía al átomo de hidrógeno. Bohr supuso que la
energía del electrón en el átomo de hidrógeno estaba cuantizada, de manera que
el electrón sólo podía moverse en alguna orbita de las comprendidas dentro de un
cierto número de órbitas permitidas. Cuando el electrón efectúa una transición
desde una órbita de Bohr a otra, se absorbe o se emite un fotón de luz cuya
frecuencia ν satisface la relación
Donde Esuperior y Einferior son las energías de los estados superior e inferior
(conservación de la energía). Bohr utilizó la mecánica clásica para deducir una
fórmula de los niveles de energía del átomo de hidrógeno, suponiendo que el
electrón que efectúa una transición desde un estado libre (ionizado) a una de las
órbitas enlazantes, emite un fotón cuya frecuencia es un múltiplo entero de la
mitad de la frecuencia de la revolución clásica del electrón en la órbita enlazante.
Usando la relación (1) obtuvo valores concordantes con los observados para el
espectro de hidrógeno.