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Como se sabe, el suelo cubre la mayor parte de la superficie terrestre, está

constituido por minerales, aire, agua, materia orgánica, organismos vivos los
cuales hacen que el suelo cumpla funciones vitales para todas las formas de vida
que en él existen y el planeta en general. El suelo es un componente clave para
el ambiente; gracias a él se estructuran los ciclos biogeoquímicos y se regula la
biodiversidad del planeta. De igual forma es indispensable para las diferentes
culturas ya que da soporte a la vida y en sí a las actividades realizadas por la
humanidad.
El recurso suelo es el resultado de múltiples interacciones tales como el clima,
el relieve, el material parental, los organismos vivos incluyendo al ser humano y
todas éstas interacciones se desarrollaron con el pasar del tiempo
(edafogenesis).
Para el año 1974 se crea el decreto ley 2811 llamado el Código Nacional de los
Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente con el fin de
regular el uso y aprovechamiento del recurso suelo y de igual manera establecer
como en deber de todos los ciudadanos la conservación y el manejo adecuado
del mismo. Además de esto establece que se deben proteger los suelos
mediante técnicas adecuadas de cultivos y manejo de suelos así como también
mantener la cobertura vegetal especialmente en aquéllos suelos dedicados a la
ganadería.
Para mencionar la importancia del suelo como parte fundamental del ambiente
se debe resaltar que el suelo nos brinda múltiples servicios ecosistemicos entre
los cuales tenemos servicios de provisión, de regulación, culturales y servicios
de soporte.
Es importante aclarar que el recurso suelo con el paso de los años ha ido
disminuyendo su capacidad para funcionar adecuadamente, esto quiere decir
que el suelo ha estado perdiendo su calidad para producir y para brindar los
servicios ecosistémicos llegando a desertificación.
Existen varios tipos de degradación estos pueden ser físicos, químicos y
biológicos entre los que se encuentra la ocupación de suelo por infraestructura,
perdida de nutrientes, contaminación y deforestación sin medidas de
conservación.
Cabe resaltar que en Colombia las zonas más afectadas son las que tienen
mayor densidad poblacional como centros urbanos de Bogotá, Cali,
Barranquilla, Bucaramanga, Santa Marta, Cartagena, Riohacha, Valledupar,
Ibagué, Neiva y Cúcuta.
Colombia es un país que cuenta con distintas clases de suelo en las cuales se
encuentran Entisoles, Inceptisoles, Andisoles, Vertisoles, Aridisoles, Molisoles,
Histosoles,Espodosoles, Alfisoles, Ultisoles, Oxisoles; sabiéndose que la
mayoría de suelos que exiten en un 58% pertencen a los suelos poco
evolucionados; y en suelos evolucionados que corresponden al 28,79% del
territorio; Uno de los factores que afectan a los usos del suelo es que en
Colombia existe el 15% de suelo sobreutilizado y un 13% subutilizado teniendo
como actividades principales a la ganadería y la agricultura.
Aparte de esto existen diferentes problemáticas que conllevan a la
desertificación de los suelos, como lo es el crecimiento poblacional, actividades
industriales, regida por las lógicas del mercado y de la dinámica de producción-
consumo, modelo de desarrollo que desconoce los costos sociales y ambientales
reales en pos de maximizar sus beneficios financieros; este tipo de sistemas ha
llevado a que las sociedades satisfagan las necesidades pero llevándolo
lentamente a el deterioro ecosistémicos.
A lo largo del tiempo se han creado diferentes políticas públicas que van afín con
la conservación y manejo sostenible del suelo las cuales son imprescindibles
para lograr el bienestar de la población, relacionando a los diferentes sectores
donde se implementan las diversas políticas publicas teniendo como mayor
beneficio que la gestión sostenible del suelo es fundamental para consolidar los
procesos de paz en el país; entre ellas están la política nacional para la gestión
integral de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos, para la gestión integral
del recurso hídrico, política nacional de producción y consumo sostenible,
Política de gestión ambiental urbana, Política de prevención y control de la
contaminación del aire, para la gestión integral de residuos o desechos
peligrosos, Plan nacional de adaptación al cambio climático, Política nacional
ambiental para el desarrollo sostenible de los espacios oceánicos y las zonas
costeras e insulares de Colombia.
La gestión sostenible del suelo en las políticas agropecuarias; trae repercusiones
negativas en aspectos sociales y productivos, conlleva a la degradación de los
suelos tenían buenas propiedades este busca sostener la producción
agropecuaria en el corto, mediano y largo plazo y así, garantizar la seguridad
alimentaria de las comunidades rurales y urbanas del país asi mismo se da a
conocer la importancia de gestión sostenible del suelo en las políticas mineras y
energéticas Las acciones establecidas en la gestión sostenible del suelo, están
dirigidas a evitar que las actividades mineras a cielo abierto y otros tipos de
minería, causen impactos negativos en los ecosistemas, disminuyan el potencial
de producción agropecuaria, pongan en riesgo el bienestar de la población
asentada en la cercanía
De igual manera la gestión sostenible del suelo en las políticas de vivienda e
infraestructura los procesos de urbanización han sido esenciales para el avance
económico y la mejora en las condiciones de vida de las poblaciones, razón por
la cual, la gestión sostenible del suelo es un elemento fundamental para el
desarrollo urbanístico la aplicación de la Ley 388 de 1997 y en el proceso de
construcción de los planes de ordenamiento territorial
Una de las herramientas que permite que la sociedad haga efectivas las buenas
practicas, el buen uso y aprovechamiento de los recursos naturales es la
formación o la capacitación de las comunidades, puesto que la educación
ambiental sirve como fundamento para la gestión sostenible del suelo,
considerando que son las entidades competitivas y capacitadas en estos
aspectos del suelo quienes principalmente se encargan de realizar los
diagnósticos y crear estrategias para fortalecer el recurso humano y físico
relacionado con el medio ambiente, todo esto bajo el marco de las normas y
políticas institucionales.
En la actualidad una de las problemáticas mas representativas a nivel mundial
es el crecimiento demográfico, el incremento acelerado de los índices de
urbanización y por supuesto la productividad de dicha sociedad que requiere y
depende exclusivamente del uso de los recursos naturales como lo es el suelo y
cuyo actor social es el hombre, como modificador y transformador del entorno
natural que los rodea; de ahí la importancia de crear e implementar estos
instrumentos para la planificación ambiental, teniendo en cuenta las funciones,
el estado, la calidad y el uso del suelo y así en conjunto con las comunidades no
solo del sector urbano sino también rural diseñar estos lineamientos de
conservación del recurso luego de evaluar, diagnosticar y conocer todos los
aspectos e impactos ambientales que se generan por las diferentes actividades
antrópicas, lo anterior se logra con el intercambio de conocimientos de parte de
las entidades publicas de gestión y las comunidades participantes y es ahí donde
interviene el conocimiento ancestral de las comunidades indígenas, lo que
permite desarrollar proyectos ciudadanos efectivos y realizar la gestión
sostenible del suelo que se necesita, además es aquí donde se vincula una de
las herramientas de la humanidad mas importantes en la actualidad, las nuevas
tecnologías, no solo en materia de producción sino también en las líneas de
investigación sobre este recurso el cual esta relacionado completamente con los
demás recursos naturales, eso se ve evidenciado en estudios modernos,
inventarios de suelo exhaustivos y mas detallados y por supuesto planes de
mitigación, prevención, corrección y compensación encaminadas al
cumplimiento de objetivos y líneas estratégicas estipuladas.
Los diagnósticos de la problemática asociada a la gestión sostenible del suelo se elaboran
partiendo de los resultados del convenio suscrito por el IDEAM y miniambiente en el 2011 e
incluye información secundaria y los aportes de las instituciones y actores del orden nacional y
regional que participaron en los talleres y las reuniones de trabajo. Dicho diagnóstico contiene los
siguientes componentes: 1- fuerzas motrices, las cuales están referidos a las fuerzas que inducen
al cambio o proceso de degradación y pueden ser de carácter demográfico, económico, social,
político, científico, tecnológico o ambiental. Este componente lleva inmersos una serie de
aspectos económicos, sociales, jurídicos y políticos, de los cuales se destacan, el incremento de
la población, que conlleva a una mayor presión sobre el suelo, la explotación de hidrocarburos y
minería las cuales representan un riesgo elevado de degradación del suelo, según (ACP,2010),
“en el año 2019 la industria minera colombiana será una de las más importantes de Latinoamérica
y habrá ampliado significativamente su participación en la economía nacional” esto traerá consigo
un gran deterioro en el suelo, ya que al expandirse la minería, se deteriorara en mayor proporción
el suelo, causando erosión, entre otros problemas, ya que actualmente la industria minera y de
hidrocarburos es considerada actualmente como el motor del crecimiento económico y a estas
industrias no les importa el daño ambiental ocasionado si no solo buscan la forma de lucrar. El
componente de fuerzas motrices también contiene aspectos ambientales como lo es la planeación
y el ordenamiento del suelo, para lo cual se utilizan diferentes instrumentos de planificación como
lo son los POT.

Al ocurrir este proceso de desertificación se pierde prácticamente todas las funciones y


servicios ecosistémicos asociados al suelo presentando la máxima degradación que
conlleva a la perdida de la productividad y a procesos irreversibles. En Colombia hay un
24% de tierras susceptibles a desertificación.
En el modelo f-p-e-i-r, el impacto se referiere a efectos específicos de un factor de estrés
en el funcionamiento de un ecosistema. La degradación de los suelos conlleva a la
degradación de impactos negativos en los ciclos biogeoquímicos que regulan las
interacciones entre el suelo, la atmosfera y la biosfera.

Los siguientes son los principios bajo los cuales se orienta el desarrollo de la Política
para la gestión sostenible del suelo: Participación: la implementación de políticas
públicas con un enfoque participativo permite una mayor legitimidad política del Estado
por medio de su accionar hacia la sociedad y un mayor impacto en los territorios y
comunidades involucradas.
El futuro de la humanidad está irremediablemente ligado al suelo; en este sentido, debe
ser considerado como patrimonio colectivo, y por ello, la sostenibilidad ambiental, social,
económica y política del país se soporta sobre el mismo, debiendo ser usado y
manejado adecuadamente para prevenir su degradación o desertificación.
La conservación es el resultado de adelantar acciones de generación de conocimiento,
preservación, restauración, manejo y uso sostenible en el territorio. En consecuencia, el
suelo debe usarse y manejarse adecuadamente de acuerdo con su aptitud para
garantizar su calidad, su diversidad e integridad ecosistémica y ambiental para las
generaciones presentes y futuras.
Un estándar ambiental para la producción de una norma o una política ambiental en
estricto sentido, deberá indicar, limitar en el tiempo y en el espacio o restringir
determinados usos y manejos de los suelos que conduzcan a procesos de degradación.
Las autoridades competentes, los sectores económicos y la sociedad en su conjunto
deben prever y actuar en aras de la protección del suelo para que cumpla la doble
función de contribuir a la conservación de la diversidad e integridad ambiental e
igualmente, proteger los derechos ligados a un ambiente sano y a la vida.

Cabe anotar que, en la matriz de plan de acción correspondiente a cada línea


estratégica se relacionan algunos de los actores relevantes para el cumplimiento de los
objetivos y actividades propuestos, no obstante, durante el proceso de implementación
de la política, podrán incorporase otras instituciones y actores de acuerdo a sus
competencias e intereses en relación con la gestión sostenible del suelo.
Teniendo en cuenta lo anterior, con esta línea estratégica se busca fortalecer los
componentes humano, físico y financiero del Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible, las autoridades ambientales, las entidades científicas adscritas y vinculadas
al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y los actores con competencia para la
gestión sostenible del suelo. Igualmente, se orienta a desarrollar estrategias
interinstitucionales en los ámbitos nacional y regional, para armonizar las diferentes
acciones, políticas públicas e instrumentos referentes al suelo, lo cual contribuirá a
concertar decisiones entre las distintas autoridades y actores con competencia e
intereses en la materia.

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