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1. Introducción.
Uno de los temas menos frecuentes en las charlas sobre sexualidad en la pareja es el tema
de las posiciones. Un tema del que muy pocas veces se han escuchado comentarios en las
charlas sobre sexualidad en nuestras iglesias.
Muchos, como dijimos anteriormente, siguen sin saberlo, pues sólo conocen una teología
sexual agustiniana. Éste sostuvo que la única posición sexual válida para tener relaciones
(«si desgraciadamente decidieran tenerlas» agregaría Agustín) era la del hombre arriba y
la mujer abajo, conocida como posición del misionero.
Sorprende que muchos líderes cristianos que sostienen que «la sexualidad es la maravillosa
creación de Dios, para ser disfrutada en el amor dentro del matrimonio», al ver los grá-
fico con las distintas posiciones nos hayan confesado que esto les mostró hasta dónde en el
fondo sigue su culpa y temor por lo sexual.
Sí, la culpa y el miedo son los peores enemigos sexuales, que aunque muchos tengan el
mismo discurso antes enunciado, es decir «sepan la teoría» de memoria, no sucede así en la
práctica. Esto está basado en mi práctica como sexólogo clínico, después de haber visto en
consultas con innumerables trastornos y culpas sexuales a líderes de casi todas las
denominaciones. En el fondo la culpa sigue estando, no en la teoría como dijimos, sino en
la práctica.
Es la más «común» en nuestro tiempo. Algunos hasta creyeron que ésta era la «bíblica» y
que otras posiciones eran «antibíblicas». Se la conoce también como posición «del
misionero», una de las teorías dice que tiene este nombre porque los misioneros cristianos
en la polinesia sostenían que era la posición normal, cristiana y natural…
En esta posición la mujer está relajada y el hombre toma la iniciativa. Facilita los besos y
caricias cara a cara. Esta posición más un almohadón para levantar las nalgas puede
mejorar las posibilidades de fertilización.