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El malestar en la cultura
Cuando lo inevitable sucedió y las pulsiones permanentes del ser humano lo llevaron a dar el
paso de grupos muy pequeños a conformar una familia, un clan y una población mayor, los
integrantes de dicho colectivo de humanos se vieron obligados a sí mismo a olvidar o
canalizar costumbres que venían acompañando a los ancestros de eras atrás que se
asemejan mucho más a un comportamiento animal no racional , en las cuales la violencia y la
sexualidad se manifiestan de manera plena sin prejuicios de por medio. Esto a cambio de los
beneficios que trae el hecho de vivir en grupo más grande, ya sea de efectividad de obtención
de recursos, mayor rapidez para sobrevivir a las inclemencias del clima o los que conlleva en
si las relaciones interpersonales, El hecho de que somos más en la comunidad y el gusto por
mantener los beneficios del trabajo en equipo, implica que la cantidad de conexiones
emocionales que tenemos con los demás y la manera en que estas se venían dando sufran
un cambio profundo y requieran de nuevos comportamientos que vayan más de acuerdo con
la situación social, ya no somos seres en búsqueda apresurada por suplir las necesidades
básicas sino que desarrollamos otro nivel de cognición y sensación.
Lo que se viene son restricciones a la agresividad y la sexualidad, sino fuera por estas la ley
del más fuerte imperaría, como producto de la coalición humana surge el derecho, así se
protege al débil y no se aplica la selección natural de manera tajante en la comunidad humana
o se vive al que disponga de mayor agresividad hacia otro. Por otra parte en la sexualidad se
censura el objetivo de fijación de sus miembros, ya sean individuos del mismo género o parte
de un mismo clan. Esto conlleva a que el ser humano ande en una incesable trasmutación de
sus pulsiones a creaciones que estén aprobadas por la cultura y la sociedad que cada vez
más nos permiten distanciarnos de un comportamiento animal. Es inevitable con todo esto el
surgimiento de lo ético y lo moral, aspectos que permiten el sano desarrollo de la sociedad.
Cabe a aclarar que para Freud la sexualidad no debería estar sometido a tanta restricción, la
somatización de tensiones entre lo que los cuerpos creen ser y sentir y como lo manifiestan,
reprimen bastante comunes y degradan el bienestar mental de la persona que padece de la
disonancia.
Si hay algo que se puede encontrar transversal antes y después de este cambio que ha tenido
el ser humano es la búsqueda de la felicidad, ya sea en una época mayormente destinada a la
evitación del sufrimiento en vez de la búsqueda del placer o viceversa, siempre ha trazado un
eje central en el comportamiento. Este objetivo según los planteamientos de Freud tiene
diferentes medios para ser logrado con sus respectivas consecuencias. Entre los que
destacan con mayor claridad si restar importancia a los demás, la intoxicación, en la cual la
persona no solo obtiene una sensación de placer, fin positivo, sino que esta misma le impide
el reconocimiento de estímulos de displacer, el amor, en el cual la persona se aferra
intensamente con algo que considera real, o su inverso la imaginación en el cual la persona
altera suavemente la realidad y distorsiona de manera consciente de entender los eventos.
Según la naturaleza de cada método puede tener consecuencias negativas a o positivas. En
el caso de la intoxicación el ello manifiesta sus intenciones sin importar las consecuencias que
esto pueda tener a largo plazo. Sin importar cuál sea su origen este es un objetivo que nunca
va a cesar en nuestra existencia, valiéndonos del contraste para darle mayor valor a las
experiencias, es algo que siempre estará pero no se lograra, lo cual no indica que haya que
no ejercer la búsqueda, sino elegir los mejores caminos para esta, teniendo en cuenta que la
felicidad implica un poco de sufrimiento, diferente a la paz interior, y así poder prever riesgos
para estar menos desorientadamente bajo los efectos negativos de esta.
Considero que todo consiste en un pleno equilibrio, si bien la búsqueda de la felicidad está
presente en cada individuo de la sociedad, no se puede atender de manera desesperada
por su realización pasando por encima de los demás y de si mismo, dado que el cuerpo refleja
cualquier estado y exceso mental.
Hay personas que no requieren ni merecen de nuestro amor, pero si hay un exceso de
egocentrismo de las partes, que sobre saturando sus necesidades y creyendo satisfacer
deseos pasan por el bienestar de o no ven de qué manera puede haber un acercamiento más
benéfico entre los humanos. Precisamente ese egocentrismo es el que hace que en un estado
de poder las personas se desconecten de los intereses culturales el cual permite que todo se
dé para centrarse en meramente los personales.
Hay que encontrar, y esto es para cada sujeto, las mejores maneras para atender a dichas
pulsiones a las cuales nos vemos sometidos y así manifestarlas en creaciones que sean de
provecho de la sociedad.