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1) Yo estoy de pie.
6) No hay dónuts.
10) El niño pidió a su madre que no disparara y que le quisiera. Pero la madre,
altiva, apretó el gatillo. La Policía irrumpió en el piso y se puso a cantar en
plan tuna.
11) En caso de que la madre disparara al hijo, éste se asustaría. Pero el hijo no
se asustaría o sí en caso de que la madre estuviera en otra habitación. En
realidad, la madre no dispararía a su propio hijo. Dispararía contra alguien si
y sólo si no fuera su hijo.
17) La madre agarró al pato azul por el cuello mientras amenazaba al pato
blanco: “¡Si vuelves a abrir el pico, me como tu hígado con un buen chianti!”.
Después, soltó al pato azul y pensó que, si no tenía que amenazar de nuevo al
pato blanco, no necesitaría agarrar otra vez al azul. Tarareó contenta “Las
mañanitas”.
18) Asustado, el pato blanco saltó por el balcón, cayó sobre la cabeza del tipo
de la pandereta y casi le arrancó o el ojo derecho o el izquierdo. ¿Quién se
hubiera enamorado de un panderetista completamente ciego? ¡Nadie!
19) La novia del panderetista pensó en llamar a la madre casi asesina si sólo si
la Policía le aseguraba que no habría peligro. Una pistola en manos de esa
mujer sería fuente de peligro.
20) Soy o no soy. No soy, luego no soy. Si soy y no soy entonces no soy. Si no
soy, entonces no es posible que si soy entonces no sea pero sí es posible que si
soy, sea.
21) El último aparato del inspector Gadget resultó ser un fiasco, cosa que no
hubiera ocurrido si le hubiera puesto pilas alcalinas. El inspector Gadget no
fue nada cuidadoso esta vez.
23) Gandalf, el mago gris, se apostó frente a las puertas de Moria y, tras
mucho pensar, averiguó la palabra que en élfico antiguo abría la entrada hacia
el complejo.
24) “Mellon”, dijo Gandalf y las puertas de Moria desaparecieron ante su vista
dejando expedito un pasaje oscuro. Encendió la antorcha una vez más y,
agarrando con confianza su nudoso cayado, dio un primer paso hacia el
interior de la gruta pues, como su amigo Bilbo diría siglos más tarde, todo
viaje empieza con un primer paso.
28) El niño era inteligente y algo pazguato. Si era torpecillo al moverse, podía
resultar un peligro para los platos y vasos en la cafetería. A resultas de esto, la
dueña lo puso a fregar el suelo. Volcó el cubo de la fregona. Al dejar pringado
todo de agua sucia del cubo, la dueña lo quitó de esa tarea.