El caso expuesto muestra una gran controversia en cuanto a la decisión final de un comité (ético-académico) frente a estudiantes que han quebrantado el código de honor de su universidad al copiar y compartir las respuestas de un examen en línea. Si bien es verdad que el comité académico fallo en contra de los estudiantes, determinando que, si existió una violación al decálogo, la cuestión en duda recae sobre el tipo de sanción que deben imponer ante los estudiantes, esto considerando que de igual manera se encuentra estipulado en el código de honor. Las sanciones impuestas deben ser analizadas de forma cautelosa, puesto que dichas sanciones pueden influenciar directamente en el futuro del estudiante. Por esta razón es necesario analizar cada factor que podría influir en la decisión final. Tanto para la psicología como para el aprendizaje, el condicionamiento es una de las herramientas básicas que permite estimular y controlar las acciones de una persona. Si bien el condicionamiento delega la necesidad de premiar o castigar ciertas conductas, estas acciones tienen un objetivo específico. Es así como en el caso de la premiación el objetivo principal es reforzar el esfuerzo del individuo e indicarle que esta realizando acciones correctas. Por otro lado, el objetivo del castigo es indicarle al individuo que sus acciones son erróneas y que no debe volver a cometerlas. Este método de premio-castigo es bien utilizado en el área académica, por esta razón analizando el caso del profesor Rincón, observamos que las sanciones aplicadas a los estudiantes pueden intervenir con los objetivos específicos de un castigo. En primer lugar, los datos del caso muestran que las sanciones impuestas por los profesores del comité radican en tres puntos. El primero es la reprobación de la materia, seguido por dos trimestres de suspensión y finalmente el impedimento a calificar para menciones honorificas. En cuanto a las sanciones, los estudiantes apelaron por la gravedad de dichas sanciones, enfocándose en una principalmente, la suspensión de dos trimestres. Dicha sanción es la de mayor afecto a los universitarios, puesto que más allá de considerar el castigo adecuado o no para el tipo de falta que ellos cometieron (el cual si se considera de nivel grave), es el efecto que esta sanción remete a los involucrados. La falta a dos trimestres no solo retrasaría a los estudiantes por ese tiempo, sino que también les obliga a perder las materias con prerrequisito, desplazando aún más lejos su proceso de graduación. En cuestiones de ética y profesionalismo, los profesores buscan siempre lo mejor para sus alumnos como responsables de la educación de estos. De este simple hecho viene la necesidad de usar el condicionamiento para formar a los estudiantes de una forma adecuada. La sanción aplicada en cuanto a la suspensión de los estudiantes es un tipo de castigo, el cual busca instruir a los estudiantes que faltaron al código sobre la gravedad de su fallo y darles una lección sobre lo que no pueden hacer. No obstante, tal decisión tomada por el comité no es únicamente un castigo ideal, puesto que tal sanción compromete las posibilidades del estudiante de aprender de su error y seguir adelante puesto que se pone en jueg el futuro y la carrera de los estudiantes. Si el propósito de un comité académico y una universidad es formar personas con una moral alta y ética incuestionable, la sanción impuesta puede tener efectos totalmente contrarios, puesto que cohíben al estudiante la oportunidad de aprender de sus errores y levantarse de sus caídas, cualidades de alto estándar para cualquier profesional. En su lugar, el comité está sometiendo a los alumnos en el mismo dilema por el cual pasan muchos exconvictos al terminar su sentencia y no pueden conseguir trabajo, razón por la cual muchos vuelven a delinquir. Siendo la apelación de los alumnos involucrados hechos como: la posibilidad de perder sus trabajos actuales, obtener mala reputación laboral, perder becas, etc. Entonces la situación de un joven al cual le capturaron por poseer marihuana y la sociedad le prohibió tener un futuro, no es muy diferente a lo que el comité académico está imponiendo. Si bien es verdad que se necesita sanciones para los estudiantes involucrados, así como para brindar advertencia a futuras generaciones, estas sanciones no pueden involucrarse directamente con el futuro de los estudiantes, caso contrario mantener la carrera no tendría sentido alguno. En todo caso esta es una oportunidad ideal para mostrar la importancia de mantener y desarrollar valores fuertes, incluido el perdón. Las medidas de sanción que deben ser aplicadas deben enfocarse en asegurar que el estudiante haya reconocido su error y este dispuesto a aceptar las consecuencias, así como evitar que vuelva a recaer. Por esta razón una de las propuestas ideales en la apelación de los estudiantes sobre trabajo forzado o servicio a la comunidad es una buena forma de instruir dichos valores a los alumnos y que estos aporten y se disculpen con la comunidad de la cual se aprovecharon. No obstante, mantener la sanción entera de dos trimestres debería aplicarse en caso de reincidencia, no a la primera falta, especialmente si se trata de alumnos de buen rendimiento como los implicados en el caso. Finalmente es necesario estipular que los estudiantes, a pesar de haber firmado y reconocido las reglas del decálogo cometieron la falta. Si fuese el caso de uno solo en fallar al código de honor, se podría asumir que este estudiante no tuvo interés alguno en seguir las reglas. Sin embargo, al ser una gran cantidad de estudiantes los cuales se vieron involucrados en la falta, esto fácilmente puede indicar falla por parte de la universidad sea al dar a conocer de manera concreta el decálogo o no existió una explicación y reiteración en la importancia del documento, igual falla de la universidad. Si la institución desea mejorar ese aspecto, entonces es necesario hacer énfasis en la educación de la universidad, no solo académica, sino también en los valores que esta promueve a través de la enseñanza de sus estudiantes.