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Facultad de Construcciones
Departamento de Arquitectura y Urbanismo
TÍTULO
Santiago de Cuba
2007
Universidad de Oriente
Facultad de Construcciones
Departamento de Arquitectura y Urbanismo
TÍTULO
AUTOR
Roberto Rodríguez Valdés
TUTORAS
Dra. C. Arq. Eliana Cárdenas Sánchez
Dra. C. Arq. Flora de los Angeles Morcate Labrada
Santiago de Cuba
2007
INITIUM
INITIUM
GORDON CULLEN
DEDICATORIA
DEDICATORIA
A mis padres
A Sonia
AGRADECIMIENTOS
AGRADECIMIENTOS
A la Prof. Dra. C. Arq. Eliana Cárdenas Sánchez, por su oportuna tutoría, por su apoyo y confianza.
A la Dra. C. Arq. Flora de los Ángeles Morcate Labrada, por sus valiosos criterios e incondicional
ayuda en la tutoría de la presente investigación.
A Sonia Palacio Ortiz, por su amor, su aliento e infatigable apoyo espiritual y laboral.
A la M Sc. Arq. Noemí Bárzana Rodríguez, por sus apreciadas reflexiones y comentarios.
Al Arq. Miguel Ángel Rodríguez Romero, por su invaluable ayuda documental y fotográfica.
A mis amistades y a mis compañeros de trabajo, por estimular el desarrollo de esta investigación.
A todos los que de alguna manera contribuyeron a posibilitar el desarrollo y culminación de este
trabajo.
SÍNTESIS
SÍNTESIS
El centro histórico de Santiago de Cuba constituye el sedimento de múltiples eventos urbanos y
arquitectónicos acontecidos a lo largo de casi cinco centurias de evolución citadina. El enclave
tradicional ha conformado su imagen a partir de la conjunción de numerosos valores patrimoniales
intangibles y materiales expresados de forma concreta en su paisaje urbano. El crecimiento y evolución
constante de la ciudad han incidido en la transformación de su paisaje urbano provocando un paulatino
deterioro del mismo y como consecuencia una palpable pérdida de sus valores morfotipológicos.
Atendiendo a estos aspectos la presente investigación parte del problema que representa las
insuficiencias en el conocimiento de los valores del paisaje urbano del centro histórico de Santiago de
Cuba y plantea como objetivo general su caracterización morfotipológica y la definición de estos valores
a través de la aplicación de una propuesta metódica para su análisis gráfico - teórico.
El trabajo contempla en su primera etapa investigativa la definición de categorías y variables útiles para
enfrentar el análisis del paisaje urbano partiendo de la valoración crítica de diversos enfoques
metodológicos para el estudio del medio citadino así como de métodos para el análisis gráfico de la
arquitectura.
En un segundo apartado se expone la estructura conceptual del procedimiento metódico para el análisis
del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba a partir de la definición de sus etapas
fundamentales y se sintetizan las variables determinantes en la configuración del paisaje urbano en el
objeto de estudio. Del mismo modo quedan instrumentadas las herramientas teóricas y gráficas para
revelar la estructura del paisaje urbano y desarrollar el análisis morfotipológico de sus componentes
básicos.
En la etapa final de la investigación se presentan los resultados de los estudios estadísticos y entrevistas
desarrollados para la definición de los componentes del paisaje urbano santiaguero y se aplica el
procedimiento metódico para el análisis gráfico-teórico de los mismos. Aquí se evalúan las
interrelaciones que tienen lugar entre habitantes, componentes y conjunto propiciándose de este modo
la caracterización del objeto de estudio y la definición de sus valores morfotipológicos.
ÍNDICE
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 1
1.1. Introducción 15
1.6. Definición de categorías y variables para el análisis morfotipológico del paisaje urbano 50
2.1. Introducción 53
2.2. Estructura conceptual del procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del
53
paisaje urbano
2.2.3.1.1. Forma 60
2.2.3.1.2. Composición 70
2.2.3.1.2.2. Orden 71
2.2.3.1.2.3. Métrica 80
2.2.3.1.2.4. Acentuación 80
3.2. Aplicación del procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del paisaje
103
urbano
CONCLUSIONES GENERALES
RECOMENDACIONES
ÍNDICE
GLOSARIO DE TÉRMINOS
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
ÍNDICE DE GRÁFICOS
ÍNDICE
CAPÍTULO 1
Gráfico 1.2: Relación de los aspectos contemplados para la técnica de examen visual de
28
Spreiregen
Gráfico 1.3: Matriz de modulación y formas de combinación del tipo espacial según Rob
30
Krier
Gráfico 1.4: Análisis de las características formales del espacio de la calle, según D. Prinz 32
Gráfico 1.7: Síntesis del método de Banister Fletcher para el análisis comparativo de la
40
arquitectura
CAPÍTULO 2
Gráfico 2.1: Esquema general del proceso metódico planteado para el análisis 56
morfotipológico del paisaje urbano
CAPÍTULO 3
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
En la actualidad tres cuartas partes de la población de los países industrializados y un tercio de los que
están en vías de desarrollo viven en ciudades.1 Esta creciente tendencia a la urbanización, iniciada en los
finales del siglo XIX con la Revolución Industrial, ha ejercido una incuestionable influencia sobre los
modelos citadinos asimilados hasta el Barroco. La ciudad ha modificado desde entonces la morfología
de su paisaje edificado bajo la influencia de múltiples factores socioeconómicos, estético-culturales y
funcionales. Este proceso ha señalado también la incipiente preocupación de los urbanistas por la
ausencia de valores formales en los enclaves modernos y por la progresiva transformación de los
núcleos urbanos tradicionales.
La segunda mitad del siglo XX está caracterizada por la inminente pérdida de identidad de los centros
históricos como resultado de la agudización de las contradicciones entre los esquemas heredados de la
tradición urbana y los asumidos por la modernidad. En esas circunstancias la sociedad comienza a
ponderar la singular importancia y significación de los enclaves históricos como concentradores de
numerosos valores materiales e intangibles que preservan el pasado de una familia, comunidad o nación
a la vez que proveen una estructura para la vida presente, sin rechazar lo creado por los ancestros.2
A través del tiempo, el desarrollo de los centros históricos ha sido un proceso continuo.
La ciudad histórica del pasado ha llegado a ser, en general, parte de la ciudad del
presente, como su centro, uno de sus barrios o aún un suburbio.3
El centro histórico urbano de Santiago de Cuba forma parte del conjunto de ciudades patrimoniales
cubanas que testimonian el período de colonización y consolidación del dominio territorial español
1
Ver Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
2
Ver complementación a la Carta de Venecia: Carta Internacional de Centros Históricos, Eger, 1983 – 1984.
3
Ibídem.
1
INTRODUCCIÓN
durante el siglo XVI en el Caribe. Declarado Monumento Nacional el primero de octubre de 1978 el
núcleo tradicional santiaguero es resultado de la sedimentación de múltiples experiencias urbanísticas y
arquitectónicas acumuladas en el transcurrir de casi cinco centurias de existencia. Esta constante
evolución, sujeta a disímiles factores condicionantes, ha aportado un paisaje urbano de consolidada
identidad.
Las transformaciones sufridas por el centro histórico de Santiago de Cuba han ido modificando
notablemente la expresión morfológica de su paisaje urbano. El resultado positivo o negativo de tales
alteraciones se amplifica en este caso por resultar la ciudad tradicional contenedora de un importante
conjunto de valores patrimoniales. En este sentido es posible constatar actualmente no sólo un
paulatino deterioro o degradación de ámbitos portadores de importantes recursos paisajísticos dentro
de la trama urbana, sino también la existencia de ejercicios de intervención que descualifican el entorno
construido o evidencian indiferencia ante los valores del mismo.
Entre los múltiples factores causales que influyen en este proceso destacan algunos de naturaleza físico-
ambientales, asociados a la acción erosiva de los agentes naturales y al envejecimiento de los
componentes de la ciudad; así como otros de naturaleza económica, vinculados a la disponibilidad
financiera y de recursos materiales para emprender tareas de rescate y conservación a diferentes escalas.
- La ausencia de una cultura urbanística que condicione las intervenciones constructivas del
sector privado o estatal, hecho que propicia la proliferación de actitudes negativas ante el
cuidado y protección de los valores patrimoniales del entorno.
2
INTRODUCCIÓN
La consideración de los aspectos señalados permite sintetizar la situación problémica a partir de los
siguientes rasgos esenciales:
Deficiente reinterpretación de los valores morfotipológicos del paisaje urbano del centro
histórico en las nuevas propuestas urbanas en Santiago de Cuba.
Estos problemas, evidentemente, no resultan exclusivos de Santiago de Cuba, sino que se hacen
extensibles a todo el país, sin embargo es indudable la necesidad de adscribirse a un caso de estudio
4
Cárdenas, Eliana: “La recuperación de la ciudad como necesidad impostergable,” en Arquitectura y Urbanismo, Vol. XXI,
Nº 3, ISPJAE, La Habana, 2000, p. 25.
3
INTRODUCCIÓN
para encaminar las diferentes etapas de la investigación hacia un fin concreto y posibilitar así la
validación de cualquier propuesta.
4
INTRODUCCIÓN
Teniendo en cuenta estos aspectos es posible definir el problema científico de la investigación como: La
ausencia de instrumentos metodológicos efectivos para la caracterización morfotipológica del paisaje
urbano y consecuente determinación de sus valores; de modo que puedan contribuir a fundamentar
acciones para detener o revertir el deterioro y descualificación del entorno histórico citadino y proveer
recursos teóricos para el rescate o reinterpretación de sus atributos esenciales.
El objeto de estudio definido está constituido por el paisaje urbano en el centro histórico de Santiago
de Cuba y abarca como campo de acción la estructura y morfotipología de los componentes del mismo.
De este modo se determina como caso de estudio el paisaje urbano del centro histórico de Santiago de
Cuba teniendo en cuenta los múltiples valores morfotipológicos que contiene, la inminencia del
deterioro físico y descualificación de muchos de sus espacios, la inexistencia de estudios sistemáticos
apoyados en instrumentos efectivos para su análisis, así como la posibilidad que ofrece el enclave para
la validación de una propuesta metódica que contribuya a resolver la problemática enunciada.
1. Definir las categorías y variables de estudio del paisaje urbano a partir del análisis crítico de las
fundamentales propuestas metodológicas teóricas y gráficas existentes para examinar y
comprender el medio urbano-arquitectónico.
2. Instrumentar una propuesta metódica para el análisis morfotipológico del paisaje urbano
mediante el empleo de herramientas gráfico-teóricas.
5
INTRODUCCIÓN
3. Caracterizar y definir los valores morfotipológicos del paisaje urbano en el centro histórico de la
ciudad de Santiago de Cuba a través de la aplicación y validación de una propuesta metódica
para su análisis gráfico-teórico.
Métodos teóricos:
Métodos empíricos:
6
INTRODUCCIÓN
La última etapa está compuesta por los resultados de la aplicación de la propuesta metódica para el
análisis morfotipológico del objeto de estudio. En esta sección se valida la propuesta metódica a través
de la caracterización y definición de los valores morfotipológicos del paisaje urbano en el centro
histórico de Santiago de Cuba.
Aportes de la investigación
Valor teórico: Marco teórico contextual referido a los procedimientos y métodos teóricos y
gráficos para el estudio de la arquitectura y el paisaje urbano y su validez para el análisis del
objeto de estudio específico. Caracterización morfotipológica del paisaje urbano en el centro
histórico de Santiago de Cuba.
7
INTRODUCCIÓN
Valor práctico: Resultados del análisis morfotipológico del paisaje urbano en el centro histórico
de Santiago de Cuba: caracterización y valores morfotipológicos del objeto de estudio que
posibiliten la formulación de estrategias o lineamientos de intervención para su conservación y
rescate.
Novedad
Se instrumenta una propuesta metódica gráfico-teórica para el análisis morfotipológico del paisaje
urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba, capaz de revelar sus rasgos caracterizadores. De
este modo se contará con una herramienta analítica de potencial aplicación en centros históricos o en
modernas urbanizaciones con el propósito de revelar sus principales atributos formales, compositivos y
tipológicos.
Estructura de la Tesis
Se precisan los conceptos de paisaje, paisaje urbano e imagen urbana, se analizan los
enfoques metodológicos para el análisis del paisaje urbano, se realiza una valoración
crítica de los diversos métodos para el análisis de la arquitectura y el entorno construido y
se definen las categorías y variables para el análisis del paisaje.
CAPÍTULO 2: Procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del paisaje urbano en el centro
histórico de Santiago de Cuba
Se expone la estructura conceptual del procedimiento metódico para el análisis del paisaje
urbano a partir de la definición de sus etapas fundamentales. Se instrumentan las
herramientas teóricas y gráficas para revelar la estructura del paisaje urbano y desarrollar
8
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 3: Análisis morfotipológico del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba
Conclusiones finales: Evalúan el cumplimiento del objetivo general y los objetivos específicos de la
investigación.
Recomendaciones: Exponen las propuestas del autor para posteriores trabajos sobre la temática
específica y para el empleo de los resultados de la investigación.
Anexos: Recogen los documentos y gráficos que complementan e ilustran los tópicos tratados en la
investigación.
9
INTRODUCCIÓN
10
INTRODUCCIÓN
En el transcurso de la investigación se revisaron 260 materiales bibliográficos entre los que cuentan
libros, publicaciones periódicas, folletos, trabajos de tesis de pregrado y doctorales, planos, así como
múltiples artículos en soportes digitales o sitios de Internet, (ver tabla resumen de las fuentes
bibliográficas). El análisis crítico y la sistemática consulta de estos textos permitieron conformar la base
teórica, argumental y metodológica del trabajo.
En la primera parte del estudio se consideran de singular utilidad las literaturas referidas a los diversos
enfoques analíticos del contexto urbano resaltándose particularmente la obra de Camilo Sitte,
Construcción de ciudades según principios artísticos, y de Raymond Unwin, La práctica del urbanismo,
una introducción al arte de proyectar ciudades y barrios, por los criterios y parámetros aportados para
la evaluación estética de la ciudad en función de la organización espacial y expresión física de sus
componentes. En este sentido resultó igualmente determinante el texto El paisaje urbano, de Gordon
Cullen, por la instrucción de la visión serial y las formas de apropiación del espacio exterior como
recursos metódicos para el examen del entorno construido.
La obra de Kevin Lynch, La imagen de la ciudad, aportó categorías fundamentales para la clasificación
de los componentes estructurales de la ciudad. Otras obras del autor -La buena forma de la ciudad, así
como ¿De qué tiempo es este lugar? para una nueva definición del ambiente- contribuyeron a
enriquecer la cultura general sobre la temática.
En el proceso de definición de variables y categorías para el análisis del paisaje urbano se destaca
también la publicación de Frederick Gibberd, Diseño de núcleos urbanos, escenología y plástica, y de
Paul Spreiregen, Compendio de arquitectura urbana, así como la de Cliff Tandy, El paisaje urbano, por
contener todas aspectos relevantes para el examen visual de la escena urbana —factores determinantes
contextuales y rasgos esenciales de la forma—. De similar valor se consideran las contribuciones de Jim
McCluskey, El diseño de vías urbanas y Rob Krier, Urban Space, por agrupar y definir una amplia
diversidad de expresiones tipológicas para las vías y plazas de la ciudad.
Singular importancia para la investigación revistió también la revisión de títulos como Planificación y
configuración urbana, de Dieter Prinz; Stadtstruktur und Stadtgestaltung, de Gehard Curdes; La imagen
urbana en ciudades turísticas con patrimonio histórico, manual de protección y mejoramiento, de un
11
INTRODUCCIÓN
colectivo de autores; así como la Guía para la elaboración de estudios del medio ambiente, de Miguel
Aguiló.
Para la valoración crítica de los diversos métodos orientados al análisis gráfico de la arquitectura se
consultaron fuentes de obligada referencia como A history of architecture on the comparative method,
de Banister Fletcher y los tomos primero y segundo de la Historia de la Arquitectura, de Auguste
Choisy, portadoras ambas de recursos metodológicos y gráficos para la aprehensión e interpretación de
monumentos edificados. También resultaron de utilidad los textos de John B. Robinson, Principles of
architectural composition, y de John Mansbridge, Historia gráfica de la arquitectura, dirigidos al estudio
formal y estilístico de obras arquitectónicas, con auxilio del dibujo. Las reflexiones sobre esta temática
fueron asistidas de igual modo por libros 0ás recientes como: Arquitectura: forma, espacio y orden, de
Francis Ching; Análisis de la forma: urbanismo y arquitectura, de Geoffrey H. Baker; Arquitectura:
temas de composición, de Roger H. Clark y Michael Pause y Principios elementales de la forma en
arquitectura, de Franco Fonatti, entre otros.
Para concretar la síntesis evolutiva del paisaje urbano en el centro tradicional de Santiago de Cuba,
contenida en la tercera etapa de la investigación, se emplearon materiales bibliográficos y cartográficos
de significación histórica. Entre los fundamentales cuentan los diez primeros tomos de las Crónicas de
Santiago de Cuba, de Emilio Bacardí Moreau, así como los dos tomos subsiguientes compilados por
Carlos E. Forment Rovira. Complementan la información textual los escritos de historiadores, viajeros y
cronistas como Ernesto Buch López, Roberto Mateizán, Jacobo de la Pezuela, Samuel Hazard, Walter
Goodman, Hippolyte Piron o Carolina Wallace, entre otros. La interpretación de planos de época de la
ciudad se desarrolló con la ayuda del compendio La cartografía de Santiago de Cuba, una fuente
inagotable, de Omar López Rodríguez.
La consulta sistemática de diversos trabajos de diploma sobre la ciudad histórica de Santiago de Cuba,
dirigidos por investigadores de la Universidad de Oriente, suministró datos de valor para la concreción
del método propuesto y para su posterior validación. Por otra parte la revisión de disímiles
publicaciones periódicas, entre las que cuenta la revista Arquitectura y Urbanismo, posibilitó el
acercamiento a los múltiples debates sobre las complejidades y contradicciones de la ciudad cubana
contemporánea.
12
INTRODUCCIÓN
El estudio de las fuentes mencionadas coadyuvó a la precisión de categorías y variables efectivas para el
examen del paisaje urbano y evidenció la validez del instrumental gráfico para el conocimiento profundo
de los rasgos formales, compositivos y tipológicos de obras edificadas. Al mismo tiempo permitió
reconocer la ausencia de recursos teóricos para el análisis sistémico del paisaje citadino atendiendo a las
interrelaciones que se establecen entre sus partes componentes, insuficiencia detectada en múltiples
materiales revisados. De igual modo se pudo constatar la necesidad de concebir un método integral
para el análisis morfotipológico del paisaje urbano que incorpore herramientas gráficas para su efectiva
implementación.
13
CAPÍTULO 1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS
PARA LA CONCEPTUALIZACIÓN Y ANÁLISIS DEL PAISAJE URBANO
CAPÍTULO 1
1.1. Introducción
El capítulo conforma la base conceptual y teórica de la investigación abordando aspectos referidos a las
definiciones de paisaje urbano y términos afines. Asimismo expone valoraciones críticas sobre diversos
métodos de análisis y estudio del paisaje urbano y la imagen urbana. Se realiza una evaluación crítica de
diversos métodos para el estudio gráfico de la arquitectura y su entorno y se pondera su importancia
como recurso analítico. La consulta de diversas fuentes bibliográficas así como la planificada
observación de la realidad permitirá fundamentar los conceptos y valoraciones que sirven de base al
desarrollo de los subsiguientes acápites de la investigación.
La evolución del género humano constituye un proceso estrechamente ligado al medio geográfico, es el
producto de la constante interacción del individuo con la naturaleza. Como resultado del desarrollo
social, el hombre ha transformado progresivamente su entorno confiriendo a cada territorio un aspecto
particular. El término paisaje es el concepto que designa la porción de la superficie terrestre, intervenida
o no por el hombre, que conforma el marco físico perceptible en el que éste desarrolla sus actividades.
En su acepción más escueta es entendido como un lugar que se considera digno de ser contemplado
por su belleza o como la configuración del terreno en un lugar determinado.1
Desde la antigüedad el paisaje constituye una noción estática y pictórica referida a la representación del
ámbito escenográfico donde actúa el hombre. A partir de la pasada centuria se ha enriquecido el
término incorporando el espacio real percibido, la imagen externa como objeto. El paisaje pasará a ser
considerado como una “entidad dinámica que resulta de la continua interacción entre las sociedades
humanas organizadas y el estado actual del marco físico-biológico”.2 En este sentido se puede asumir el
mismo como el espacio que rodea al observador o, más concretamente, el entorno visual del punto de
observación.3
1
Ver paisaje en: Diccionario Larousse, Planeta S.A. Edición Electrónica, 1996, ISBN: 84 – 816 – 266 – X.
2
http://www.infojardin.net/glosario/paisaje/paisaje-paisajes.htm.
3
Aguiló, Miguel y otros: Guía para la elaboración de estudios del medio ambiente, Ed. MOPT, Madrid, 1993.
15
CAPÍTULO 1
La generalidad de los casos asume el paisaje como resultado de un proceso de ordenamiento natural o
inducido de los elementos de un ecosistema como son: relieve montañoso, aparatos volcánicos, corrientes
fluviales, cuerpos lacustres, comunidades faunísticas y masas forestales, así como de los elementos
antropogénicos.4 Desde esta óptica la Norma Cubana lo define como: “Sistema territorial compuesto
por componentes y complejos de diferente rango tomados bajo la influencia de los procesos naturales y
de la actividad modificadora de la sociedad humana en permanente interacción y desarrollo”.5
Los aportes de las ciencias modernas del paisaje han ampliado continuamente el concepto hasta
considerarle actualmente un algoritmo socioecológico.6 De este modo es posible concebir como paisaje
cualquier porción del territorio percibido por el hombre, conformada por la acción e interacción entre
los componentes físicos y biológicos del medio natural y/o por los procesos antrópicos que puedan
tener lugar en el mismo.
De esta definición general se deriva un conjunto de denominaciones empleadas para identificar diversos
paisajes teniendo en cuenta dos aspectos fundamentales: el tipo físico y el grado o modo de
intervención del hombre sobre el mismo. Así se clasifican numerosos paisajes en función del clima, la
topografía, la vegetación o las transformaciones practicadas por la acción humana. Estas
denominaciones van desde el paisaje natural, considerado como un “conjunto de caracteres físicos
visibles de un lugar que no ha sido modificado por el hombre”,7 hasta el paisaje urbano, creado
completamente por el ser humano, donde prácticamente todos los elementos son autoría del mismo8 y
que representa la pérdida o sustitución del paisaje natural por el predominio de elementos artificiales o
construidos.9
Ya desde principios del siglo XX el geógrafo alemán Otto Schlüter (1907), calificado como fundador de
la Geografía Urbana, comienza a emplear el término precisándolo como un resultado de la acción de
los pueblos sobre el medio natural y fundamentando la importancia de su estudio para la comprensión
de la cultura de cada comunidad.10 Sin embargo no es hasta la segunda mitad del pasado siglo que se
4
Ver http://www.infojardin.net/glosario/paisaje/paisaje-paisajes.htm
5
Según Norma Cubana NC 93-05-101
6
Ver http://www.erf.conceptospaisaje y Microsoft Encarta 2007. Microsoft Corporation.
7
Ver http://www.infojardin.net/glosario/paisaje/paisaje-paisajes.htm
8
Ver http://www.unalmed.edu.co/~paisaje/doc4
9
Ver http://www.paisajismoargentino.com/Documentos/paisajeurbano.htm
10
Fernández Christlieb, Federico: “Antecedentes para el estudio cultural del paisaje urbano en la Nueva España del siglo XVI”,
en http://www.geotropico.org/2_1_F-Fernandez.pdf.
16
CAPÍTULO 1
comienza a difundir el concepto de paisajismo urbano (townscape), con la intención de relacionar ese
campo del diseño con el paisajismo tradicional, a partir de una concepción más amplia del paisaje
natural o construido.11
En los inicios de la década del sesenta Gordon Cullen (1961), tomando como punto de partida la
aseveración de que “[...] un edificio es arquitectura y que dos son ya paisaje urbano”,12 plantea: “Paisaje
urbano es el arte que permite transformar un grupo de tres o cuatro edificios de un embrollo sin
sentido alguno en una composición plena de él; o una ciudad entera de un diagrama de trabajo sobre el
papel en un medio viviente tridimensional para seres humanos”.13 Posteriormente F. Gibberd (1962)14
alude al término como el resultado de una composición urbana, es decir como la escena que se genera
a partir de la disposición de un conjunto de elementos en el entorno de la ciudad.
Diversos autores consideran que el paisaje urbano parte de una ruptura del equilibrio natural que
presupone la transformación de un espacio en sitio.15 En sentido general es la intensidad y naturaleza
constructiva del hombre la que determina el carácter más o menos urbano del paisaje, teniendo en
cuenta la complejidad que en ocasiones pueda suponer su definición. Sobre este aspecto en particular
P. Spreiregen opina: “Las pequeñas ciudades son vistas como entidades en la naturaleza, mientras que
las grandes crean nuevos paisajes, los paisajes urbanos”.16
M. Coyula (1985) define al paisaje urbano como un conjunto “constituido por las formas naturales y
construidas que existen en los asentamientos urbanos, predominando naturalmente los elementos
artificiales: edificaciones y vías, los espacios entre ellos y los detalles complementarios”.17 De este modo
se hace notar en el concepto una referencia al sistema compuesto por la multiplicidad de elementos
físicos que conforman un espacio en el cual “[…] los caracteres naturales han sido dominados por
caracteres hechos por el hombre”.18 Desde la visión de la geografía urbana este sistema es el resultado
de la interacción de tres variables que son: el plano, el uso del suelo y la edificación [...] las tres varían
11
Ver Coyula, Mario y Julio César Séneca: Diseño urbano, Ed. Ediciones, La Habana, 1985. p. 8.
12
Cullen, Gordon: El paisaje urbano, tratado de estética urbanística, Ed. Blume – Labor S.A., Barcelona, 1974, p. 133.
13
Ibídem, p. 1.
14
Gibberd, Frederick: Diseño de núcleos urbanos, escenología y plástica, Asociación de Estudiantes de Tecnología
Publicaciones, 1962, p. 10.
15
Ver Carrasco, Benito Javier en www. paisaje urbano.com
16
Spreiregen, Paul: Compendio de arquitectura urbana, Ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, Segunda Edición, 1973, p. 192.
17
Coyula, Mario y Julio César Séneca: Ob. cit., p.100.
18
Gibberd, Frederick: Ob. cit., p. 9.
17
CAPÍTULO 1
con independencia entre sí, dando lugar a una variedad infinita de escenarios urbanos, es decir paisajes
urbanos.19
En el segundo caso —paisaje histórico urbano— se está en presencia de conjuntos de cualquier grupo
de edificios, estructuras y espacios abiertos, en su contexto natural y ecológico —lo que incluye sitios
arqueológicos y paleontológicos— que constituyan asentamientos humanos en un ambiente urbano a lo
largo de un período considerable de tiempo, y cuya cohesión y valor sean reconocidos desde el punto
de vista arqueológico, arquitectónico, prehistórico, histórico, científico, estético, sociocultural o
ecológico.22 La evaluación de ambas categorías, tomando en consideración el actual debate
internacional sobre la temática, evidencia la existencia de rasgos comunes en su enunciación lo que
imposibilita diferenciar absolutamente los términos y los hace usualmente imprecisos.
Teniendo en cuenta las formulaciones anteriores se plantea como concepto de paisaje urbano: el
resultado de la configuración espacio temporal de un sitio, expresada a través de la conjunción de un
grupo de elementos físicos, naturales y humanos, donde se manifiesta un notable predominio de las
estructuras construidas y usadas por el hombre –edificios, espacios públicos, redes técnicas, mobiliario
urbano, entre otros– sobre los restantes elementos.
Sin embargo, el paisaje citadino suele entenderse no sólo como “la manifestación formal del proceso de
producción del espacio de la ciudad, sino también como una intención consciente de incorporar
órdenes de significación en tal manifestación […] El paisaje urbano llega a constituirse así, como
19
Ver Elio Navarro, Erminio: “El sistema urbano”, http://telepolis.com/geografo/urbana/sistemaur.htm
20
Operational guidelines for the implementation of the World Heritage Convention. Centro del Patrimonio Mundial, 1999.
21
Ibídem.
22
Memorando de Viena: “El patrimonio mundial y la arquitectura contemporánea. Gestión del paisaje histórico urbano.”
UNESCO, Austria, 2005.
18
CAPÍTULO 1
La imagen urbana no es más que “la imagen ambiental, la representación mental generalizada del
mundo físico exterior que posee un individuo. Esta imagen es producto al mismo tiempo de la sensación
inmediata y del recuerdo de experiencias anteriores, y se la utiliza para interpretar la información y
orientar la acción [...] esta imagen tiene una vasta importancia práctica y emotiva para el individuo”.25
M. Coyula (1985) conceptúa la imagen urbana como: “el resultado de un proceso de elaboración de
sensaciones, principalmente visuales, en el que el individuo selecciona, organiza y dota de un
significado a la información recibida, comparándola con la información acumulada de su experiencia
pasada. Cada imagen está determinada, al mismo tiempo, por la sensación recibida en el momento y la
memoria de otras impresiones pasadas”.26
En otros estudios se emplea la expresión imagen urbana para designar al conjunto de elementos
naturales o construidos que constituyen una ciudad y que forman el marco visual de sus habitantes.27
También se usa con frecuencia para designar la conjugación de los elementos naturales y construidos
que forman parte del marco visual de los moradores de la ciudad.28 Sin embargo estas definiciones, más
próximas al significado de paisaje urbano, apuntan a los aspectos físicos de la imagen más que los
perceptuales o simbólicos.
La palabra imagen (del lat. imago, -inis.) es portadora de múltiples acepciones, puede hacer referencia a
la idea o representación mental de lo que se percibe por los sentidos, al tiempo que denomina la
23
Raposo, Alfonso y Marco Valencia: “Interpretación e intenciones arquitectónicas: elementos para un programa de
investigación en arquitectura”, Revista de Diseño Urbano y Paisaje, Vol. I, No. 2, en: http://ucentral.cl/sitioweb2003/
revistafarq/index.htm.
24
Lynch, Kevin: La imagen de la ciudad, Ed. Ciencia y Técnica, La Habana, Cuba, 1970.
25
Ibídem, p. 12.
26
Coyula, Mario y Julio César Séneca: Ob. cit., p.68.
27
Colectivo de autores: La imagen urbana en ciudades turísticas con patrimonio histórico, manual de protección y
mejoramiento, Programa de Ciudades Coloniales, Secretaría de Turismo, 1995, p. 17.
28
_________: “Informe anual de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del D.F., Apéndice Temático”/s.e./
México, 2003.
19
CAPÍTULO 1
En conformidad con la anterior precisión Paul D. Spreiregen opina que la imagen urbana está integrada
por el conjunto de “impresiones de la gente acerca de una construcción, un ambiente particular o toda
una ciudad”,32 y que tales impresiones son algo más que visuales. En este proceso connotan la
memoria, las experiencias, olores, movimientos, gentíos, plazas, edificios, el drama de la vida y la
muerte afectando a cada persona de acuerdo con sus predilecciones particulares. Desde su ambiente,
cada individuo construye su propia imagen mental de las partes de la ciudad. De esta forma puede
reducirse la imagen urbana al mapa de impresiones colectivas de un entorno: una pintura conjunta de lo
que la gente extrae de la realidad física.
29
Diccionario Larousse Planeta, S.A. Edición Electrónica, 1996, ISBN: 84 – 816 – 266 – X
30
Montes Serrano, Carlos: Representación y análisis formal, Secretariado de Publicaciones, Universidad de Valladolid,
España, 1992, p. 13.
31
Battro, Antonio M. y Eduardo J. Ellis: “La imagen de la ciudad en los niños”, Buenos aires, 1999, en: http://www.byd.com.ar
/ciudad2.htm.
32
Spreiregen, Paul: Ob. cit., p. 82.
20
CAPÍTULO 1
Teniendo en cuenta las definiciones expuestas se establecerá el paisaje como un concepto general del
cual se deriva el de paisaje urbano, un tipo específico. Este último se considera una estructura física
contenedora de un conjunto de cualidades efectoras que inducen a la formación de la imagen urbana.
El paisaje urbano hace referencia a una realidad material, tangible, reconocida en primera instancia por
su expresión morfológica y conformada a su vez por un conjunto de partes interrelacionadas. De esta
conclusión se desprende el carácter sistémico de este fenómeno y la necesidad de formular a priori
principios teóricos y metodológicos para su análisis y conocimiento.
Aún cuando la ciudad es entendida como una totalidad concreta34, su propia polifuncionalidad induce a
establecer una visión multidimensional para su absoluta comprensión. Así es posible constatar estudios
centrados en temáticas particulares como la estructura político-económica, los procesos históricos, la
cultura, la ecología, la infraestructura técnica o productiva, el espacio urbano, las circulaciones y los
símbolos citadinos, entre otros.
33
Rossi, Aldo: La arquitectura de la ciudad, Colección Punto y Línea, Ed. Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1966, p. 24.
34
Ver Ibídem, p. 25.
21
CAPÍTULO 1
De la agrupación propuesta se infieren tres modos generales de enfrentar el análisis de los fenómenos
urbanos, atendiendo a su contenido, a su expresión formal y a los procesos de significación. En todos
los casos existe una estrecha relación entre las maneras de comprender la ciudad, dada su condición de
sistema. Sin embargo resultan predominantes los estudios dirigidos a la función35 o contenido en
comparación con los restantes, en particular con aquellos referidos a los aspectos morfotipológicos del
entorno construido.
Tomando en cuenta el objetivo trazado para el presente trabajo, la naturaleza de los tópicos
relacionados y la necesidad de sistematizar estudios reveladores de los caracteres tangibles del marco
urbano, en virtud de lograr un acercamiento más profundo a las formas concretas de su realidad visible,
se adscribe la actual investigación a los enfoques morfotipológicos de la ciudad, específicamente de su
paisaje urbano.
Desde esta posición se deben atender principalmente los vínculos físicos y visuales del ser humano con
el paisaje urbano —las relaciones de escala, las formas de apropiación espacial y la visibilidad o
perspectivas, entre otras—. Las interpretaciones sensitivas, ligadas a los procesos de asociación
simbólica, se reducen en el enfoque morfotipológico a la elemental identificación de componentes de
significación. De este modo quedan excluidos del estudio los aspectos psicoperceptuales y
socioculturales que condicionan los procesos de interpretación, es decir los referentes a la dimensión
intangible del paisaje citadino.
La definición de la postura teórica precisa que fundamenta la actual investigación contribuye no sólo a
delinear el marco conceptual del estudio, sino que también ayuda a orientar la búsqueda de
herramientas metodológicas para el desarrollo de un análisis morfotipológico del paisaje urbano.
35
“Casi todas las teorías recientes sobre la forma espacial de los asentamientos urbanos han sido teorías sobre la función
urbana.”, ver Lynch, Kevin: La buena forma de la ciudad, colección Arquitectura/Perspectivas, Ed. Gustavo Gili,
Barcelona, 1985, p. 36.
36
Ver Gibberd, Frederick: Ob. cit., pp. 18 -19.
22
CAPÍTULO 1
Para una efectiva aproximación al fenómeno del paisaje urbano resulta de singular importancia la
valoración crítica y comparativa de los diferentes enfoques metodológicos existentes para su percepción
y análisis. La evaluación cronológica de la bibliografía de mayor relevancia sobre la temática constituye
un eficaz instrumento, que permite sintetizar sus aportes fundamentales y determinar la validez de cada
enfoque.
Entre los primeros antecedentes de estudios urbanísticos, que patentizan un acercamiento al tema de la
configuración y apariencia de la ciudad, cuenta la obra de Camilo Sitte, Construcción de ciudades según
principios artísticos (1889).37 El propósito fundamental de su investigación consiste en un análisis
técnico y artístico de los patrones estéticos y de ordenamiento de los espacios urbanos en localidades
históricas de Italia y del norte de Europa, particularmente Alemania y Austria.
El trabajo recoge aspectos básicos de la morfología de las plazas históricas como: el contorno, la escala
y proporción, el carácter de cierre, las formas de agrupación o relación y la disposición de edificios y
monumentos respecto al centro del espacio. Estas categorías, de notable influencia en la percepción
formal del paisaje citadino, resultan de un minucioso proceso de observación del medio construido,38
fundamentado en el análisis comparativo como importante herramienta cognitiva empleada por el autor.
Estudios contemporáneos a los realizados por C. Sitte, como el de Raymond Unwin, La práctica del
urbanismo (1909),39 manifiestan también interés por la comprensión de los factores estéticos que
determinaron el elevado nivel de belleza heredado de la ciudad medieval. Al margen de la preocupación
por los aspectos concernientes a la planificación, se tratan en la obra contenidos relacionados con la
expresión física y visual de la escena urbana, sin llegarse a concretar una definición de paisaje urbano.
El primer trabajo orientado, de forma precisa, al estudio del paisaje urbano como fenómeno,
corresponde al tratado de estética urbanística, presentado por Gordon Cullen en los inicios de los años
sesenta bajo el título original de Townscape (1959). La investigación identifica tres factores
determinantes en la percepción ambiental: la óptica, el lugar y el contenido. El primero explica la visión
37
Sitte, Camillo: Construcción de ciudades según principios artísticos, Ed. Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1980.
38
Ramón, Fernando: Ideología urbanística, Ed. Pueblo y Educación, La Habana, 1977, p.41.
39
Unwin, Sir Raymond: La práctica del urbanismo, una introducción al arte de proyectar ciudades y barrios, Ed. Gustavo
Gili, S.A., Barcelona, 1984.
23
CAPÍTULO 1
fragmentada que tiene el observador del paisaje urbano,40 mientras el segundo (lugar) hace referencia a
las reacciones respecto a la posición que ocupa el observador en medio de lo que le rodea. El último
factor (contenido) constituye la categoría que abarca la construcción en sí de una ciudad: su color,
escala, estilo, carácter, personalidad y unicidad.41
G. Cullen desarrolla, a partir de las categorías expuestas, un análisis de los atributos o características
visuales del paisaje urbano y las sensaciones o el poder evocativo inducidos por la disposición de sus
elementos componentes. La obra evidencia un marcado enfoque estético del fenómeno, apoyado en la
valorización del método de observación de la realidad como herramienta efectiva para la aprehensión de
los recursos expresivos del paisaje urbano. De este modo se instruye, como importante aporte, el
mecanismo gráfico de visión serial para analizar los efectos perceptuales producidos por la observación
en movimiento de la escena urbana y se definen los tipos de apropiación del espacio citadino: posesión
estática y posesión de movimiento.42
Los eventos paisajísticos tratados por Cullen pueden clasificarse, en función de su expresión concreta,
como: eventos puntuales,43 extendidos,44 lineales,45 límites espaciales,46 y uso o apropiación del
espacio.47 En todos los casos se contemplan aspectos relativos al orden y disposición de algunos
componentes del ámbito urbano, sin embargo no se hace referencia alguna al sistema de relaciones
complejas que se establecen entre los mismos y tampoco se precisa una clara estructura del medio
paisajístico en función de definir de sus partes esenciales.
40
Unwin, Sir Raymond: Ob. cit., p.9.
41
Ibídem, p.10 -11.
42
Cullen, Gordon: Ob. cit., p. 23.
43
Referidos a componentes individuales precisos capaces de desencadenar una reacción perceptual en el observador: punto
focal, punta de alfiler, gesto elegante, incidente, puntuación, misterio, objetos significativos, entre otros .
44
Referidos al conjunto de aspectos relacionados con espacios extendidos como las plazas, plazuelas o parques, su
definición a escala urbana, límites y vínculos con la arquitectura, aquí se agruparían fenómenos como: enclave, paisaje
interior y estancia exterior, recinto múltiple, espacio insustancial, espacio definidor, vista grandiosa, visión cerrada o
desviación.
45
Contemplan el vínculo entre espacios citadinos y la visión en movimiento del observador a través de sucesos descritos
como: el aquí y allí, cambio de nivel, angostura, fluctuación, ondulación o la anticipación .
46
Referido a las características de los cierres y efecto de los bordes del espacio urbano. Aquí pueden agruparse
acontecimientos como: barriadas extremas, blocao, truncamiento, silueta, vista tamizada, retroceso, infinitud e
inmediación.
47
Donde se agruparían fenómenos como: preponderancia, viscosidad, metáfora, ausencia perceptible, utilización múltiple y
animismo.
24
CAPÍTULO 1
Este último aspecto constituye objetivo esencial de los análisis formulados por Kevin Lynch en La
imagen de la ciudad. 48 En su obra se sugiere un método mediante el cual se puede empezar a ocuparse
de la forma visual en escala urbana. El autor identifica dos cualidades básicas del paisaje urbano,
legibilidad e imaginabilidad, a la vez que define las partes en que se distribuye analíticamente la imagen
ambiental: identidad, estructura y significado.49
Si bien los estudios de este autor parten de la representación mental que los habitantes tienen de la
ciudad, sus análisis se concentran sólo en la identidad y estructura de la imagen urbana debido a la
diversidad que caracteriza los significados del medio construido. A propósito de lo anterior se plantea:
“Este análisis se reduce a los efectos de los objetos físicos y perceptibles [...] nuestro objetivo consiste
en develar la función de la forma en sí”.51
De este modo, partiendo de la referencia a los contenidos físicos de las imágenes, Lynch define cinco
tipos de elementos: sendas, bordes, barrios, nodos y mojones. La propuesta de una estructura física de
la imagen citadina se confirma, en buena medida, mediante la aplicación del método de entrevistas y el
examen sistemático de la imagen ambiental por especialistas. Se revela así un enfoque estructural
avanzado del paisaje urbano, hasta entonces nunca antes formulado.
48
Ver Lynch, Kevin: La imagen de la ciudad, Ed. Ciencia y Técnica, La Habana, 1970.
49
Ibídem, p. 16.
50
Ibídem.
51
Ibídem, p. 47.
52
Ibídem, p. 125-127.
25
CAPÍTULO 1
De las críticas formuladas por el propio autor a la aplicación de la propuesta metodológica se infiere la
necesidad de selección de una amplia muestra de entrevistados, de lograr un equilibrio en cuanto a su
carácter clasista y aleatorio, así como la importancia del procesamiento de los resultados por separado.
El tiempo prolongado que consume el proceso de una rigurosa entrevista induce a su sustitución por
mecanismos más rápidos y de fácil procesamiento como las encuestas. Debe apuntarse también que las
interrelaciones de los componentes del paisaje urbano se contemplan sólo en función de pares (mojón-
región, nodo-senda)53 y no referidos a la totalidad del sistema. Por otra parte los recursos gráficos para
visualizar y clarificar los análisis son escasos. El resultado está integrado por valoraciones o
descripciones verbales y una representación abstracta —mapa mental— de la imagen de la ciudad.
Otro importante material, dirigido a los aspectos morfológicos del paisaje de la ciudad, es el Diseño de
núcleos urbanos, escenología y plástica de F. Gibberd (1962).55 La investigación se orienta al análisis y
configuración de la escena urbana, en particular a las cualidades de su visualidad. El autor examina los
elementos escenográficos del marco citadino a través de sus características visuales más comunes:
figura, color, textura, masa, silueta y línea.56
Estos atributos constituyen categorías efectivas para la caracterización de los componentes del paisaje
citadino. Asimismo son contemplados en el estudio aspectos influyentes en la configuración espacial
tales como: topografía, movimiento, escala, axialidad, cierre y perspectiva, acentuación, ritmo o figura-
fondo, entre otros. (Ver Anexo 1, Tabla 1.1). Los análisis expuestos por F. Gibberd demuestran el valor
de la visión secuencial enunciada por G. Cullen, como efectivo instrumento para la aprehensión del
paisaje construido.
53
Lynch, Kevin: Ob. cit., p. 80.
54
Ibídem, p. 16.
55
Gibberd, Frederick: Ob. cit.
56
Ibídem, p. 13.
26
CAPÍTULO 1
1. Factores determinantes de la forma urbana: forma territorial y naturaleza, clima local, forma
general subyacente, tamaño y densidad, trama, granulado y textura. 58
2. Elementos componentes de la forma urbana: viales, distritos, bordes, hitos y nodos.59
3. Análisis de la escala ciudad: espacios urbanos y espacios libres, rutas, los distritos de la ciudad,
panorámica y línea de horizonte.60
4. Anatomía de los distritos: forma, actividad, rasgos característicos, viales, centros, intrusiones,
cambio, mejora, estructura de la actividad, orientación, detalles y zonas peatonales entre otras.
Como aspecto de singular valor en el examen visual planteado se puede señalar la formulación de un
esquema de relación de los diversos aspectos de la forma urbana en una cadena coherente. Esta
técnica parte de la superposición de características embellecedoras a la estructura básica esquelética de
la ciudad.61 (Ver Gráfico 1.2).
De igual manera se puede destacar la consideración de los factores condicionantes de la forma urbana
como agentes influyentes en el aspecto visual de la ciudad, teniendo en cuenta que el análisis señalado
constituye la etapa inicial para el diseño o remodelación de una porción urbana determinada. Sin
embargo el estudio no concreta variables que revelen nítidamente los atributos formales y compositivos
de las partes estructurales de la ciudad. Por otra parte se desaprovechan los recursos gráficos
otorgándoles un carácter meramente ilustrativo y no analítico.
57
Spreiregen, Paul: Compendio de arquitectura urbana, Ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1973.
58
Ibídem, pp. 86-90.
59
Según la denominación formulada por Spreiregen: Ob. cit., p. 82-84.
60
Ibídem, pp. 91-97.
61
Viales, hitos, nodos, distritos y bordes conforman la estructura esquelética de la ciudad según Spreiregen, Ob. cit., p. 84.
27
CAPÍTULO 1
Gráfico 1.2: Relación de los aspectos contemplados para la técnica de examen visual de Spreiregen.
Es posible constatar otros enfoques para la exploración del paisaje urbano en el estudio de las guías de
diseño planteadas para su proyectación. El compendio de Cliff Tandy, Manual de paisaje urbano
(1970), intenta proporcionar una lista de control para el diseño de cualquier obra paisajística que sea
un componente del escenario urbano.62 El manual considera el paisaje urbano como el conjunto de
espacios libres de la ciudad ya sean de carácter verde (parques, jardines o campamentos de ocio) o
funcional (parqueos y áreas deportivas, entre otros), concepto parcialmente restringido si se tiene en
cuenta la definición asumida en el epígrafe 1.2. El tratamiento exclusivo de los espacios libres
imposibilita la valoración del paisaje citadino en función de las variadas relaciones entre sus partes
componentes.
Los categorías empleadas por T. Cliff, (ver Anexo 1, Tabla 1.1) comprenden variables de análisis,
contenidas en estudios precedentes, de singular relevancia para la investigación morfológica del paisaje
62
Tandy, Cliff (ed.): El paisaje urbano, Ed. Blume, Madrid, 1982, p. 52.
28
CAPÍTULO 1
urbano como: el emplazamiento (topografía, clima, viento, vegetación y uso de suelo); el enlace visual
(vistas, perspectivas, aislamiento, ocultamiento y sorpresa) y la circulación (forma de los canales
horizontales de tráfico vehicular y peatonal, flujo, dirección y capacidad, intersecciones o bifurcaciones
y zonas estáticas).
El espacio citadino constituye también tema central de la indagación desarrollada por Rob Krier en su
obra Urban space (1975). El autor formula en este caso un concepto generalizador de espacio urbano
a la vez que descubre los rasgos formales y tipológicos que lo caracterizan.63 La obra, heredera de las
reflexiones urbanísticas de finales del siglo XIX, compendia un conjunto de series morfológicas
demostrativas de la numerosa variedad de recintos urbanos existentes. De este modo el autor configura
una matriz donde entrelaza los aspectos que intervienen en la modulación de los tipos espaciales en la
ciudad, tomando como punto de partida las formas básicas del espacio urbano, en función de la
geometría de sus plantas: cuadradas, circulares o triangulares.64 (Ver Gráfico 1.3).
Se perfila como aporte esencial de la investigación de R. Krier, la precisión de los rasgos determinantes
de las tipologías del espacio urbano: geometría, cierre espacial y escala. Asimismo se establecen
variantes combinatorias para las intersecciones y vínculos entre plazas y calles, definidos como
elementos básicos de la estructura física de la ciudad.65 Se destaca igualmente en el estudio el empleo
de la comparación sistemática como mecanismo para identificar variantes tipológicas; sin embargo no se
exploran a fondo las interrelaciones de los espacios públicos y los restantes elementos del paisaje
citadino.
63
Aquí se clarifica el concepto de espacio urbano, sin imposiciones de criterios estéticos, como todo tipo de espacio entre
edificaciones en las ciudades u otras localidades y se precisa que sólo la clara legibilidad de sus características geométricas
y sus cualidades estéticas permiten su concisa percepción. Ver Krier, Rob: Urban Space, Ed. Rizzolli, USA, 1979, p. 15.
64
Ibídem, p. 22
65
Ibídem, p.16.
66
Ver: McCluskey, Jim: El diseño de vías urbanas, Ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1985, p. 112.
29
CAPÍTULO 1
Gráfico 1.3: Matriz de modulación y formas de combinación del tipo espacial según Rob Krier.67
La primera parte de la obra de McCluskey expone elementos de ordenación: se examinan los trazados
típicos, las plazas como resultado de las relaciones viales, los pasajes, la calleja, el callejón y calles
rurales; considerando la visión —cerrada o abierta— desde y hacia el espacio. Se estudia también la
morfología vial a través de la exploración de aspectos como: los planos laterales, la interconectividad
espacial, el tamaño, escala, proporción de los límites y la velocidad inducida por la conformación vial.
Como último aspecto del trazado de las calles en el espacio urbano el autor observa los elementos
propios de la configuración paisajística: enlaces, alineaciones, anchuras, cierres superiores,
características espaciales y contención espacial, así como las diversas variantes tipológicas de los
fenómenos viales y su percepción.68
Aporte de singular valor en este estudio constituye la definición morfológica de los espacios estáticos y
dinámicos,69 así como el análisis de los rasgos básicos para la caracterización tipológica de los espacios
67
Extraído de Krier, Rob: Ob. cit., pp. 23-29.
68
McCluskey, Jim: Ob. cit., pp. 11 -112.
69
Ibídem, p. 90.
30
CAPÍTULO 1
lineales en función de aspectos como: enlaces, alineaciones, anchura, cierres superiores, características
espaciales y contención espacial. Para presentar estos resultados se emplean algunos instrumentos
gráficos consistentes en imágenes fotográficas, plantas detalladas, croquis de perspectivas y diagramas.
Al igual que en otras investigaciones se contemplan aquí tres expresiones fundamentales de la
naturaleza de las formas urbanas: puntual, lineal y extendida.70
Como limitante del análisis se señala la exclusión de otros componentes urbanos que junto a los
espacios viales conforman la estructura del paisaje citadino. De lo anterior se deriva el enfoque
restringido con que se examinan las plazas, más como resultado de la conformación vial que como un
evento autónomo.
Otro compendio urbanístico, Planificación y configuración urbana (1983) de Dieter Prinz, valoriza el
análisis paisajístico de la ciudad como punto de partida para el conocimiento del carácter de un
ambiente construido, su identidad así como su contenido ideológico.71 El autor plantea al respecto: “Si
la investigación de imágenes urbanas proporciona información sobre lo existente y ofrece indicaciones
formales para el proyecto [...] este mismo método se puede aplicar —de forma análoga— a proyectos
elaborados en otro lugar para extraer sus intenciones formales”.72
D. Prinz define cinco niveles para la realización de un inventario y análisis de imágenes paisajísticas,
locales y urbanas: 1) Características formales de la imagen paisajística.73 2) Características formales del
paisaje y de las formas de asentamiento.74 3) Características formales de la imagen urbana.75 4)
Características formales del espacio de la calle.76 5) Características formales de la edificación.77
70
McCluskey refiere que “para ayudarse en la tarea de retener y organizar la experiencia del espacio que les rodea, los seres
humanos se construyen imágenes mentales de su mundo, representaciones que contienen una serie de elementos básicos
comunes a todos nosotros. Tres de esos elementos fundamentales han sido llamados lugar, camino y dominio.”
McCluskey, Jim, Ob. cit., p. 12.
71
Ver Prinz, Dieter: Planificación y configuración urbana, Ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1983.
72
Ibídem, p. 197.
73
Evalúa la topografía, la articulación, formación de espacios de vegetación y las edificaciones. Ver Prinz, Dieter: Op. Cit.
74
Agrupa la clasificación del asentamiento como subordinado, contrapunto o extendido, la forma y extensión del asentamiento
–silueta expresiva o difusa–, centro acentuado, borde acentuado o acentuación pluripolar. Ver Ibídem.
75
Analiza la estructura de las calles, la silueta de la ciudad, calles y plazas relevantes, los tipos de edificación, delimitación
de la zona de estudio, el margen local y punto de vista, las anchuras típicas de calles y sus secciones transversales, los
elementos de importancia histórica, zonas de características formales idénticas, aristas relevantes de la articulación
espacial, conjuntos paisajísticos o arquitectónicos y la secuencia de espacios y volúmenes. Ver Ibídem.
76
Contempla la sección transversal de la calle, el tipo de edificación y cierre, las formas de cubiertas y sus pendientes, el tipo
de recorrido y ritmo derivado así como las anchuras de las fachadas y demás límites espaciales o vallas. Ver Ibídem.
77
Donde se examinan los tipos edificatorios abiertos y cerrados, la posición del caballete de las edificaciones, la
31
CAPÍTULO 1
Como aspecto criticable se puede señalar también la ausencia de un examen más profundo de los
espacios de plazas, elementos de incuestionable valor para la estructura paisajística de la ciudad. Los
niveles definidos para el análisis corresponden, en equivalencia a otros métodos, a la exploración de
formas de naturaleza espacial (niveles 1, 2, 3), lineal (nivel 4) y puntual (nivel 5).
Gráfico 1.4: Análisis de las características formales del espacio de la calle, según D. Prinz.79
configuración arquitectónica de los edificios —articulación y naturaleza de los volúmenes— y la configuración básica de
la fachada —proporciones, relieve, aberturas y detalles formales. Ver Prinz, Dieter: Ob. cit.
78
Como el propio Prinz señala: “En correspondencia con el tema, pero también en atención a la claridad, el medio de
representación es, sobre todo y siempre que fue posible, el dibujo.” Ibídem, p. 10.
79
Ibídem, p. 201.
80
Curdes, Gehard: Stadtstruktur und Stadtgestaltung, Ed. Kohlhammer GmbH, Stuttgart, Alemania, 1997.
81
Ibídem, p. X.
32
CAPÍTULO 1
En primera instancia se establece como importante el conocimiento del trazado o trama urbana, dada la
relación de sus características con las denominadas fuerzas estructurales . 82 En segundo lugar se hallan
forma, escala y sistema de espacios abiertos como factores de vínculo entre trama urbana y estructuras
construidas. En tercer lugar se ubica la forma y disposición de las edificaciones. Por último se
caracterizan la calidad y función de la ciudad a través del tipo de mezcla o segregación funcional, la
identidad espacial de los centros culturales y de trabajo, a través de zonas ocupadas y zonas verdes.
Estos macro elementos conforman en unidad la estructura y composición de la ciudad y el distrito.83
El análisis morfológico desarrollado por Curdes contempla los siguientes aspectos estructurales de la
forma citadina: 1) Acentuación morfológica.84 2) El espacio urbano.85 3) El espacio lineal.86 4) Las
plazas.87 5) Sistema espacial.88 6) El sitio y genius loci.89 7) Composición urbana.90
Entre los valores contenidos en la obra puede señalarse el enfoque tipológico de los análisis,
fundamentalmente de las calles y plazas, que permite examinar estos eventos urbanos a través del
conocimiento de sus múltiples expresiones y dimensiones en la trama de la ciudad. También resalta la
importancia otorgada al reconocimiento y caracterización del genius loci definido por el autor como
“las particularidades materiales e inmateriales de una porción de la superficie terrestre, que caracterizan
a ésta como un espacio con personalidad propia”,91 es decir que otorgan a un ámbito o zona el carácter
de sitio.
82
Según Gehard Curdes, “Las fuerzas estructurales son magnitudes o factores generales que, atendiendo a la influencia cultural,
topográfica y climática, intervienen en la forma estructural de la ciudad.”, Ob. cit., p X.
83
Ver Ibídem, p. X.
84
Esta categoría recoge principios básicos jerarquizadores o diferenciadores en la composición urbana como: cambios
topográficos, transiciones, umbrales y accesos, bordes o fronteras, nodos o intersecciones, espacios libres y edificios
significativos o signos verticales. Ibídem, pp. 110-115.
85
Se clasifican aquí los espacios libres de la trama edificada como espacios abarcados, espacios fluidos o espacios difusos y
se contemplan sus elementos configuradores y las relaciones superficiales que se establecen entre estos. Ibídem, pp. 116-
121.
86
Se realiza una clasificación y análisis tipológico de los espacios lineales teniendo en cuenta el significado, las funciones y
las formas de los mismos. Ibídem, pp. 122-128.
87
Se realiza igualmente una clasificación y análisis tipológico de las plazas relacionando su superficie y forma en función de
aspectos como el asentamiento (lugar), las proporciones, los bordes o límites y el uso del espacio . Ibídem, pp. 129-144.
88
Donde se relacionan y vinculan los elementos antes referidos en función de su ordenación y función. Ibídem, pp. 145-
151.
89
Se analiza el lugar como concepto, su dimensión histórica, física y social. Ibídem, pp. 152-162.
90
Donde se determinan los elementos componentes de la ciudad —edificios, calles, plazas y áreas verdes-, aspectos
organizativos de la misma así como las tareas contempladas para cada escala de intervención. Ibídem, pp. 163-171.
91
Ibídem, p. 152.
33
CAPÍTULO 1
Como exploración morfotipológica de la ciudad el autor expone sus resultados a través de esquemas
planimétricos y croquis diagramáticos, empleando ocasionalmente la fotografía o la representación
isométrica, recursos que facilitarían la mejor asimilación de algunos fenómenos. No se definen en el
trabajo categorías de interrelación para alcanzar una visión sistémica del complejo urbano.
La mayor parte de las investigaciones focalizadas en el análisis del paisaje urbano y sus componentes
tratan el fenómeno desde una visión estructural, compositiva o significativa. Sin embargo existen
estudios que si bien no tienen como objetivo esencial la ciudad aportan una visión cualitativa del
conjunto y las partes del paisaje general como es el caso de la Guía para la elaboración de estudios del
medio ambiente (1993), de Miguel Aguiló. Esta guía de estudio proporciona herramientas
fundamentales para la valoración de la calidad visual de cualquier paisaje. El autor articula los
componentes paisajísticos en el espacio de tres formas esenciales: manchas, corredores y matriz.92
Para la realización de las valoraciones cualitativas el autor contempla seis características visuales básicas:
color, forma, línea, textura, escala y carácter espacial.93 (Ver Gráfico 1.5). Se observan igualmente una
serie de aspectos para la descripción visual de la estructura o composición de las partes —complejidad
o simplicidad de las partes elementales, variedad o monotonía, unidad (coherencia, armonía o
incoherencia), organización o desorganización, singularidad o rareza, fuerza o intensidad (visualmente
llamativa), estacionalidad o permanencia (aspectos temporales).94
Estos parámetros hacen clara alusión al uso de categorías gestálticas para la aprehensión y valoración
del paisaje. En este caso se contemplan también determinados factores que actúan como modificadores
de las características visuales básicas —la distancia, la posición del observador, las condiciones
atmosféricas y la iluminación.95
1. Selección de los elementos que contribuyen con más fuerza a la definición del paisaje.
2. Estudio del significado de las características más relevantes de cada componente.
92
Ver Aguiló, Miguel y otros: Guía para la elaboración de estudios del medio ambiente, Ed. MOPT, Madrid, 1993, p. 487.
93
Ibídem, p. 489.
94
Ibídem, p. 494.
95
Ibídem, p. 497.
34
CAPÍTULO 1
Gráfico 1.5: Características visuales básicas para el análisis y diferenciación de paisajes empleadas por
M. Aguiló.
El procedimiento expuesto puede ser extrapolado al estudio concreto del paisaje urbano atendiendo a
su carácter sistémico. En tal sentido se determinan elementos componentes de una estructura, son
caracterizados los mismos y luego evaluados en su interrelación o vínculo. En correspondencia con lo
anterior se procede a la valoración y clasificación final del conjunto.
La investigación desarrollada explica tres grandes grupos de métodos para valorar la calidad visual del
paisaje.97 En cada caso se emplean mecanismos de análisis y evaluación que se caracterizan por realizar
96
Aguiló, Miguel y otros: Ob. cit., p. 507.
97
Métodos directos —de subjetividad aceptada, controlada, compartida o representativa—; Métodos indirectos —de
componentes del paisaje, de categorías estéticas— y finalmente Métodos mixtos. Ibídem, p. 514.
35
CAPÍTULO 1
Otra guía para el estudio del medio edificado es el Manual de protección y mejoramiento de la imagen
urbana en ciudades turísticas con patrimonio histórico, realizado por la Secretaría de Turismo de
México en el marco del Programa de Ciudades Coloniales en 1993. El documento ofrece una
metodología que contribuye a la conservación y mejoramiento del patrimonio edificado, natural y
cultural, así como a la imagen urbana resultante.98
Este manual se orienta a localidades con valores históricos, monumentales o de arquitectura vernácula
con la intención de analizar la imagen urbana de las mismas a través de una metodología general,
esencialmente adaptable a cualquier asentamiento o región.99 En este caso se emplea el término imagen
urbana para denominar la fisonomía del poblado o ciudad objeto de análisis y se estructura la misma a
partir de tres subsistemas básicos: el medio natural, lo construido y las manifestaciones culturales del
lugar. (Ver Gráfico 1.6).
98
Colectivo de autores: La imagen urbana en ciudades turísticas con patrimonio histórico, manual de protección y
mejoramiento, Programa de Ciudades Coloniales, Secretaría de Turismo, México, 1993, p. 7.
99
Ibídem, p. 14.
100
Sintetizado por el autor a partir de: Ibídem, p. 21.
36
CAPÍTULO 1
La evaluación comparativa de las diversas propuestas metodológicas para el análisis del medio urbano
—resumidas en la Tabla 1.1, Anexo 1— atiende a sus fundamentales aspectos estructurales y teóricos.
En cada caso se contemplan: los propósitos del análisis, la escala que abarca, las categorías empleadas,
la estructuración, los recursos analíticos y finalmente los resultados obtenidos. El objetivo de este
proceso consiste en la síntesis de los criterios de organización y variables de mayor relevancia en la
conformación de una propuesta metódica efectiva para el análisis del paisaje urbano.
El tópico referente al objetivo particular de cada estudio indica el predominio de un examen de carácter
estético, estructural, visual o morfológico, como una etapa preliminar al diseño o transformación del
medio urbano. En este sentido se plantea que a pesar de representar cada ciudad y sus problemas
patrones únicos, existen aspectos generales de sus actividades en la mayoría de los estudios de diseño
urbano que pueden estructurarse en fases básicas y subfases (Steger, 1991)101 como continúa:
1. Análisis:
a) Inventario de información básica.
b) Estudio Visual.
c) Identificación de partes modificables e invariables (hard and Soft areas).
d) Análisis funcional.
2. Síntesis.
3. Evaluación.
4. Implementación.102
101
W. Steger, Charles: “Urban Design”, en: Levy, John M.: Contemporary Urban Planing, Ed. Prentice Hall, New Jersey,
EE.UU, 1991, p. 133 – 154.
102
W. Steger, Charles: Ob. cit., pp. 133-154.
37
CAPÍTULO 1
Se aprecia en la comparación una diversidad de categorías empleadas por cada método de análisis, en
función del objetivo del mismo. Aún así resulta posible agruparles de acuerdo a su naturaleza en:
Las estructuras metodológicas inferidas de cada estudio coinciden en el análisis de las características de
los componentes del paisaje urbano, sus factores determinantes y sus efectos perceptivos. Sin embargo
se ocupan escasamente de las relaciones existentes entre los componentes paisajísticos y su tributo a la
morfología global del conjunto urbano.
El apartado que compete a los recursos empleados para los análisis revela un predominio de los
exámenes de campo —método de observación de la realidad— basados en presupuestos o categorías
prefijadas. Sólo en algunos casos se recurre a los métodos de entrevista o encuesta con el fin de validar
o predeterminar criterios evaluativos y componentes esenciales del paisaje edificado. Se evidencia de
igual modo la insuficiente explotación de los recursos gráficos para la visualización de los fenómenos
estudiados. Este último aspecto resulta de singular importancia si se tiene en cuenta el valor ilustrativo y
didáctico de las herramientas gráficas. Por tal razón debe evaluarse cuidadosamente su posible
incorporación a los estudios urbanos.
El análisis gráfico constituye un invaluable instrumental para la aprehensión del entorno edificado a la
vez que conforma un mecanismo eficaz para su ideación y posterior concreción. La importancia de este
recurso, implícito de diversas maneras en múltiples estudios urbano-arquitectónicos a lo largo de la
historia, se evalúa en esta sección con el propósito de demostrar su efectividad y ponderar sus aportes
metodológicos.
Desde el primer material conocido de edilicia clásica de Marco Vitrubio Polión (De Architectura, 46 -
30 a.n.e.) hasta las formulaciones de los tratadistas del Renacimiento italiano —L. B. Alberti, S. Serlio,
G. Vignola o A. Palladio— la representación gráfica constituye un imprescindible vehículo transmisor de
aspectos referidos a los órdenes clásicos, temáticas edificatorias, elementos simbólico-expresivos o
38
CAPÍTULO 1
Según Montes Serrano el dibujo y análisis de edificios de la antigüedad tuvo como esencial finalidad
para los arquitectos la adquisición de un catálogo gráfico por el cual guiarse en su trabajo, además de
posibilitar el alcance de un conocimiento más exacto sobre la verdadera edilicia de los antiguos. De esta
manera el dibujo in situ y la medición de los elementos formales del clasicismo, se consideraban como
el único sistema válido para obtener un conocimiento profundo y una correcta asimilación de la
arquitectura clásica.105
A través del Barroco se mantuvo como fundamento formativo del arquitecto el levantamiento gráfico, la
copia de dibujos y croquis y el estudio de manuales y tratados, aparejado a las publicaciones de dibujos
de obras de arquitectos del período.106 El arribo de las Academias, en Europa durante los siglos XVII-
XVIII, reduce el análisis gráfico a la copia de dibujos o láminas de obras reconocidas sumados a una
didáctica trasmitida a través de los textos de teóricos como Campbell, Morris, Gibbs, Perrault, Peyre o
Durand. 107
En las postrimerías del siglo XIX aparecen dos importantes aportes a la historia y al análisis gráfico de la
arquitectura, dos libros de concepción racionalista: el de Banister Fletcher (A history of architecture on
the comparative method, 1896) y el de August Choisy (Historia de la Arquitectura Vol. I y Vol. II,
1899) respectivamente. La primera de estas obras “aporta nuevos elementos de análisis al plantear un
método de estudio basado en la comparación de los componentes arquitectónicos, apoyado en un
número abundante de ilustraciones”.108 En este estudio se estructuran las categorías de análisis en cinco
secciones generales que contemplan:
1. Las influencias: dividida a su vez en tres grandes grupos que abarcan condicionantes físicas,
fuerzas civilizadoras y eventos históricos externos.
103
Cárdenas, Eliana: Problemas de teoría de la arquitectura, Ed. Universidad de Guanajuato, Facultad de Arquitectura, México,
1998, p. 32.
104
Montes Serrano, Carlos: Representación y análisis formal, Secretariado de Publicaciones, Universidad de Valladolid, España,
1992, p. 142.
105
Montes Serrano, Carlos: Ob. cit., pp. 144 - 145.
106
Cárdenas, Eliana: Ob. cit., p. 36.
107
Montes Serrano, Ob. cit., p. 145
108
Cárdenas, Eliana: Ob. cit., p. 38.
39
CAPÍTULO 1
Las categorías planteadas por B. Fletcher tienen por objetivo el estudio de las características de la
arquitectura en cada región o país, así como las influencias que contribuyeron a la formación de cada
estilo. El método propuesto se fundamenta en la comparación de ejemplos representativos como
mecanismo para determinar cualidades especiales de una manifestación tectónica, de modo que las
diferencias y particularidades resulten fácilmente reconocidas y entendidas.
Para alcanzar este objetivo el análisis contrasta dibujos cuidadosamente escalados —plantas,
elevaciones, secciones, axonométricos o vistas en perspectivas y múltiples detalles de elementos
componentes de la arquitectura—. El proceso se fundamenta en siete categorías básicas que responden
a las condicionantes o influencias enunciadas en la sección primera del trabajo. (Ver Gráfico 1.5).
Gráfico 1.5: Síntesis del método de Banister Fletcher para el análisis comparativo de la arquitectura.
109
Fletcher, Banister: A history of architecture on the comparative method, Ed. B.T. Batsford, LTD, London, 1924.
40
CAPÍTULO 1
Un enfoque diferente contempla la obra de Auguste Choisy, Historia de la Arquitectura,110 en sus dos
tomos. En la misma el análisis se escinde en tres secciones básicas: 1) Métodos de construcción.111 2)
Elementos decorativos.112 3) Monumentos.113
En este caso el material focaliza su atención en los métodos constructivos y en las formas y leyes de la
proporción. La representación gráfica resulta simplificada mayormente por supresión de detalles y se
muestra frecuentemente en forma axonométrica con expresa claridad, “de acuerdo a este sistema, una
sola figura movida y animada como el edificio mismo, reemplaza a la figuración abstracta fraccionada en
plano, corte y elevación”.114 Se constata en la obra un grafismo escueto que sirve de apoyatura al texto
explicativo y se concentra en el análisis de la arquitectura incursionando, sólo eventualmente, en la
conformación del ambiente o paisaje urbano.
Múltiples investigaciones publicadas en la primera mitad del siglo XX se apropian de los medios gráficos
planteados por B. Fletcher y A. Choisy, aun cuando las intenciones difieren notablemente. En este caso
se encuentra la obra de John B. Robinson, Principles of Architectural Composition (1900), que expone
como principal objetivo el análisis y clarificación de operaciones para lograr un diseño simple y
agradable o practicar una crítica entendible.115 El estudio enuncia categorías compositivas como:
unidad, subordinación, apéndices, detalles, subdivisión, proporción, base teórica y motivos, empleadas
para valorar las posibilidades de vínculo y la naturaleza de las relaciones entre masas edificadas,
auxiliándose de reproducciones, esquemas axonométricos y siluetas.
110
Choisy, Auguste: Historia de la Arquitectura, Tomo I y II, Ed. Victor Leru, Buenos Aires, 1944.
111
Donde se estudian los materiales de construcción, sus propiedades y usos; procedimientos constructivos de muros,
bóvedas, cúpulas, etcétera; conformación de detalles, transportación de materiales, conformación de detalles, entre
otros. Ibídem.
112
Donde se abordan aspectos referidos a los componentes de la forma arquitectónica, columnas, entablamento, cornisas,
molduras, frontones; órdenes, sus partes y evolución, pinturas, revestimientos; decoración, relieves y estatuaria;
modulación y proporciones, relaciones aritméticas, geométricas y gráficas, reiteración, simetría e ilusiones ópticas, entre
otros aspectos. Ibídem.
113
Donde se contemplan las variedades temáticas, el espacio y sus funciones, relaciones espaciales, influencias culturales, el
conjunto y sus partes, la ciudad, el arte y el régimen así como la significación y simbología. Ibídem.
114
Ibídem, nota del editor, p.4.
115
Robinson, John Beverly: Principles of architectural composition, Ed. Architectural Record Co., New York, 1900.
41
CAPÍTULO 1
Otras obras resultan eminentemente ilustrativas como la Historia gráfica de la arquitectura de John
Mansbridge, devenida texto visual para estudiantes e introducción y guía para el lector común.116 El
objetivo planteado consiste en documentar gráficamente la evolución histórica de la arquitectura. En tal
sentido el trabajo está integrado por diagramas, plantas, elevaciones, secciones axonométricas,
perspectivas y detalles que ilustran los principales rasgos de la arquitectura contemplando categorías
analíticas como: antecedentes históricos, materiales y métodos de construcción, la ciudad, planimetría y
elevaciones, composición, reglas y proporciones, correcciones ópticas, detalles y ornamentos.
116
Mansbridge, John: Historia gráfica de la arquitectura, Ed. Victor Leru S.A., Argentina, 1969, p.4.
117
Ibídem, p. 3.
118
Lurçat, Andre: Formes, composition et lois d’harmonie, Ed. Vincent, Paris, 1955.
119
Norberg-Schulz, Christian: Intenciones en arquitectura, , Ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1998.
120
Ching, Francis D. K.: Building construction illustrated, Ed. Van Nostrand/ New York, 1975.
121
Ching, Francis: Arquitectura: forma, espacio y orden, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1982
42
CAPÍTULO 1
1. La forma: analizada a partir de las cualidades de sus elementos primarios (punto, línea, plano y
volumen), de sus propiedades visuales y de sus transformaciones o articulaciones posibles.
2. El espacio: definido por sus cerramientos —elementos horizontales y verticales— y sus
propiedades —dimensión, perfil, disposición, superficie, aristas, aberturas.
3. El orden: que observa las diversas relaciones espaciales, los tipos de organización espacial y la
configuración de las circulaciones.
El examen formal de F. Ching logra sintetizar y representar esquemáticamente los diversos fenómenos
que operan en la concepción y organización de la forma arquitectónica, al tiempo que demuestra con
ejemplos de obras conocidas la manifestación de éstos a lo largo de la historia. Como aspectos de
interés se deben señalar la equivalencia estimada de estos estudios para la escala urbanística y la amplia
instrumentación gráfica de variables morfológicas para el análisis. Entre los principales medios de
representación empleados por el autor cuentan: perspectivas, dibujos axonométricos, plantas,
elevaciones, secciones y diagramas.
De modo similar operan los análisis desarrollados por Geoffrey H. Baker en su investigación: Análisis de
la forma: urbanismo y arquitectura. Aquí se exploran los principios y evolución ordenada del diseño
urbano y arquitectónico, a partir de tres categorías generales precisadas como:
1. Fuerzas: provenientes del lugar, (entorno), el programa (uso) y la cultura (significado) que
agrupan a su vez aspectos referidos al genius loci, naturaleza y arte, poesía, significado en el
uso, materiales, arquitectura primitiva, arquitectura autóctona, arquitectura monumental,
cultura y significado, programa y lugar, orientación e identidad, movimiento, vistas, estructura y
geometría.
122
Ching, Francis: Arquitectura: forma, espacio y orden, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, España, 1982, p. II.
43
CAPÍTULO 1
3. Análisis de la arquitectura: examina factores en atención a la finalidad prevista para cada edificio
y respecto a la imagen simbólica que el mismo aspira a comunicar. Se tratan aspectos como la
transformación del volumen, forma genérica y forma específica, retícula cartesiana y absoluto
horizontal, volumen y superficie, articulación del volumen, forma centroidal y lineal, dinámica
de la forma, sistemas con núcleos, lineales, axiales, escalonados y radiales, sistemas conexos y
distorsión formal.
La metodología propuesta “[...] pretende hallar los factores organizativos fundamentales que actúan en
un edificio o en un proyecto para sacar a la luz las inquietudes que aquejan al diseñador”.123 Para
desarrollar los análisis de casos se sigue un proceso de dirección que registra los siguientes aspectos:
El objetivo formulado intenta descubrir las ideas y principios conceptuales de una obra en relación con
su lugar de emplazamiento. Se emplea a propósito el pensamiento diagramático como instrumento
básico de trabajo en virtud de la operatividad de los modelos de pensamiento que inducen.
123
Baker, Geoffrey H.: Análisis de la forma: urbanismo y arquitectura, Ed. Gustavo Gili, México, 1986, p. 64.
124
Ibídem, p. 64.
125
Ibídem, p. 66.
126
VerConjunto monástico de Asís; Warkworth, Northumberland; El campo y la catedral de Siena y La piazza San Marco,
Venecia, en: Ibídem, p. 87 - 152.
44
CAPÍTULO 1
Otros procedimientos gráficos indagan en una teoría reveladora de la idea arquitectónica como es el
caso de la obra de Roger H. Clark y Michael Pause, Precedents in architecture. 127 El objetivo primordial
de la investigación consiste en la definición y exploración de los conceptos geométricos que conforman
las ideas generatrices de los proyectos arquitectónicos. Para alcanzar el propósito planteado se definen
once categorías de análisis: estructura, iluminación natural, masa, relación planta-sección-alzado,
circulación-espacio-uso, unidad-conjunto, repetitivo y singular, simetría y equilibrio, geometría, adición-
substracción y jerarquía. Estas categorías, interrelacionadas frecuentemente, constituyen la base analítica
del trabajo.
Los resultados del estudio se representan en tablas con el auxilio de un sistema de códigos que facilitan
la comprensión de las relaciones y características esenciales de los edificios. Acompañando a los
diagramas aparecen plantas, microlocalizaciones, vistas superiores, elevaciones y secciones de las obras.
Como notable aporte del estudio es posible referir el empleo del concepto de parti:128 resumen de la
idea generatriz que da origen a la obra arquitectónica. Las tablas síntesis de casos, en función de las
regularidades constatadas, definen tipologías para cada aspecto valorado (repetitivo-singular, adición-
substracción, simetría-equilibrio y unidad-conjunto, entre otras).
La obra de Clark y Pause constituye un importante aporte al análisis gráfico de la arquitectura aún
cuando queda reducida a una valoración planimétrica del fenómeno arquitectónico —se excluye
cualquier exploración volumétrica de las obras—; no se valida el método para la escala urbanística y
algunas categorías figuran con marcada similitud en los análisis, como es el caso de adición-
substracción, unidad-conjunto y repetitivo-singular. En varios resultados no queda clarificada
convincentemente la relación planta-sección.
Dentro de las múltiples aplicaciones de los recursos gráficos cuenta la de servir como herramienta
cognitiva de la historia de la arquitectura. En esta posición se ubican diversos estudios que
complementan los métodos críticos teóricos de la arquitectura y el urbanismo con dibujos
demostrativos a modo de ilustración —Historia dibujada de la arquitectura de Bill Risebero129, Análisis
127
Clark, Roger H. y Michael Pause: Arquitectura: temas de composición, Ed. Gustavo Gili, 1997, p. X.
128
El parti (diagrama del esquema básico general) se contempla como la idea dominante en un edificio, que engloba las
características preeminentes del mismo, concentra el mínimo esencial del diseño según Roger H. Clark y Michael Pause, Ob.
cit., p. 3.
129
Risebero, Bill: Historia dibujada de la arquitectura, Ed. Celeste Ediciones S. A., Madrid, España, 1991.
45
CAPÍTULO 1
histórico de la arquitectura: antiguo Egipto de Jorge Ballina Garza y los Atlas de arquitectura (Vol. 1 y
Vol. 2), de Werner Müller y Gunter Vogel, entre otros.
El Análisis histórico de la arquitectura, antiguo Egipto, de J. B. Garza, cuenta entre las obras que
emplean el dibujo como instrumental didáctico para la comprensión de un período determinado de la
historia arquitectónica. El propósito fundamental de este libro resulta de la aplicación metódica del
proceso de análisis de obras ya existentes para llegar retrospectivamente a las necesidades primarias que
dieron origen al proyecto planteado. Para lograr el objetivo definido se estructura el estudio a partir de
las siguientes categorías: ubicación, destino, recursos, función, expresión y construcción. El peso mayor
del análisis gráfico recae justamente en la categoría de la expresión, donde se examinan aspectos como:
El método resulta válido en la medida que logra, a partir de la exploración de los ejemplos
seleccionados, reconocer tipologías arquitectónicas y captar la esencia conceptual y el significado de la
obra. Sin embargo el grafismo no logra superar el peso de la descripción textual y una vez más las
variables formuladas se circunscriben al fenómeno arquitectónico sin alcanzar la exploración de la escala
urbana.
Otro ejemplo de la finalidad didáctica de los procedimientos de análisis gráfico es mostrado de manera
resumida por Nikolai N. Godlevskyi en su artículo Método de análisis gráfico de la arquitectura.130 Aquí
130
Godlevskyi, Nikolai N.: “Método de análisis gráfico de la arquitectura”, en Arquitectura y Urbanismo, Vol. V, No 2, ISPJAE,
La Habana, Cuba, 1984.
46
CAPÍTULO 1
El autor clasifica los métodos de estudio de los monumentos en dos tipos fundamentales, método de
análisis monográfico y método de análisis comparativo, que se complementan para lograr un estudio
completo de la obra arquitectónica. Para llevar a cabo los mismos se auxilia de las siguientes categorías:
sistema constructivo, correspondencias y proporciones, regularidades métricas y rítmicas de la
composición, reconstrucción gráfica, construcción de cuadros arquitectónicos, escala arquitectónica,
comparación de composición volumétrica, construcción de filas tipológicas, mapa de datos histórico-
arquitectónico.
Sobre este sistema de categorías se estructura el estudio, que cuenta a su vez con el auxilio de las
siguientes herramientas gráficas: dibujos ortogonales, axonométricos o perspectivas; codificaciones y
valores de líneas predefinidos; secciones, plantas y elevaciones; sombreado y rayado sobre fotografías o
dibujos; diagramas constructivos y comparaciones volumétricas. De este modo el método descrito logra
revelar una amplia gama de aspectos definidores de la morfología del monumento.
La investigación realizada por F. Fonatti está integrada por dos partes esenciales: una primera que
explora la naturaleza de la forma, su dinámica, estructura y transformación así como las operaciones
elementales con las figuras básicas (círculo, cuadrado y triángulo) y una segunda, que investiga la planta
arquitectónica mediante el análisis comparativo estableciendo seis variantes substanciales para el
desarrollo planimétrico —geometría elemental, estructura compleja de panal, composición, forma
anómala (forma libre), organicismo y formas exógenamente determinadas—. Se logra así un inventario
clarificador de la sintaxis arquitectónica, que contribuye a la aprehensión de los diferentes procesos de
131
Fonatti, Franco: Principios elementales de la forma en arquitectura, Colección: Arquitectura / Perspectivas, Ed. Gustavo Gili,
Barcelona, 1991, p. 9.
47
CAPÍTULO 1
1.5.1. Síntesis comparativa de las propuestas metodológicas para el análisis gráfico de la arquitectura y
su entorno
Es posible aseverar que la generalidad de los análisis gráficos estudiados tiene un carácter descriptivo132
más que fenomenológico. Se puede afirmar también que comparten mayoritariamente un enfoque
sistémico del hecho tectónico, al descomponer la estructura formal en sus elementos constituyentes,
con la intención de comprenderlos y descubrir las relaciones entre ellos y la obra en su totalidad.
Los objetivos específicos difieren para cada propuesta metodológica, sin embargo se orientan
esencialmente a:
1. La detección de rasgos estilísticos.
2. La caracterización de procesos y métodos constructivos.
3. El análisis y clasificación de operaciones compositivas.
4. La catalogación histórico documental.
5. La caracterización formal, espacial y organizativa.
6. La exploración geométrico-conceptual genérica.
132
Según plantea C. Montes Serrano, los análisis descriptivos de las formas arquitectónicas evidencian la geometría y
dimensiones de la forma y sus componentes a la vez que demuestran las relaciones de orden —simetría, proporción,
posición, ritmo y armonía—, todas ellas afectadas por cualidades perceptivas como el color, la textura y el claroscuro. Ver
Montes Serrano, Carlos: Ob. cit., 1992, p. 158.
48
CAPÍTULO 1
Lo anterior demuestra la capacidad de los análisis gráficos para revelar una amplia diversidad de rasgos
morfotipológicos del contexto edificado. Sin embargo se evidencia una mayor aplicación a la escala
arquitectónica, aún cuando el instrumental analítico expuesto puede resultar igualmente efectivo para la
investigación de entornos urbanos.
El examen de las categorías y variables empleadas por las diversas metodologías permite indicar su
variabilidad en función del objetivo específico planteado. Estas pueden agruparse en:
1. Categorías condicionantes.
2. Categorías estructurantes y compositivas.
3. Categorías funcionales y procesales.
4. Categorías de expresión y significación.
Los medios de representación gráfica utilizados en los materiales evaluados resultan equivalentes.
Generalmente se emplea la representación axonométrica o perspectiva, frecuentemente seccionadas
transmitiéndose así un elevado volumen de información visual a través de una sola imagen. Aparecen en
todos los casos plantas, elevaciones y secciones de las obras. También se usan esquemas y diagramas
como mecanismos de simplificación para ilustrar procesos u operaciones formales. La instrumentación
previa de códigos gráficos para los análisis esclarece y facilita la comprensión de los diversos fenómenos
tratados.
La valoración de la estructura analítica de los diversos métodos revela una dirección procesal que va de
lo general a lo particular. En esencia se parte de factores condicionantes, luego se descompone la
totalidad en elementos constitutivos y finalmente se indaga en los procesos y principios conformadores.
Se puede asegurar que cualquier procedimiento para el análisis gráfico del medio construido establece
un estrecho vínculo con el método de observación de la realidad dada la perceptualidad cognitiva que
los caracteriza. Este rasgo permite relacionar los análisis del paisaje urbano con los estudios gráficos de
la arquitectura, considerando la utilidad del dibujo como vehículo para la aprehensión y demostración
de los disímiles eventos citadinos.
49
CAPÍTULO 1
1.6. Definición de categorías y variables para el análisis morfotipológico del paisaje urbano
El examen crítico de múltiples procedimientos y materiales, que abordan el estudio teórico y gráfico de
la ciudad y su arquitectura, contribuye a la definición de un conjunto de categorías y variables aplicables
al análisis morfotipológico del paisaje urbano —las mismas se sintetizan en la Tabla 1.3.
La selección de las categorías referidas responde a la demostrada influencia que estas ejercen en la
configuración del entorno construido, a la necesidad de identificar los componentes estructurales del
paisaje edificado como etapa preliminar en su análisis, así como a la capacidad de las variables
asimiladas para revelar rasgos formales, compositivos y tipológicos de los componentes paisajísticos. A
lo anterior se suma también la evidente ausencia de parámetros para evaluar el paisaje urbano desde un
enfoque sistémico, considerando la articulación de sus partes en una unidad orgánica.
Se contemplan como aspectos generales a tener en cuenta para el análisis morfotipológico del paisaje
urbano:
2. Estructura del paisaje urbano: agrupación de los diversos componentes físicos del paisaje
urbano en función de sus características formales —componentes puntuales, longitudinales y
extendidos.
4. Tipología: estudio comparativo de los diversos componentes del paisaje urbano para la
detección de regularidades tipológicas.
50
CAPÍTULO 1
Tabla 1.3: Categorías y variables para el análisis morfotipológico del paisaje urbano.
Emplazamiento Interrelación
Determinantes Componentes
Escala hombre-
físico-naturales puntuales
Forma componentes
Figura
Límites Dirección
Determinantes Dimensión
Componentes espaciales Plano base Interrelación de
socio- Masa
longitudinales Orden Límites verticales componentes
culturales Línea
Métrica Articulación
Textura
Acentuación
Color Geometría
Interrelación
Determinantes Componentes Determinación
componente-
urbanos extendidos espacial
conjunto
Escala
• Se evidencia la escisión conceptual existente entre paisaje urbano e imagen urbana atendiendo
al carácter físico y exógeno del primero y a la naturaleza perceptual, representativa e
interpretativa de la segunda. De este modo se concibe el paisaje urbano como una estructura
física contenedora de múltiples cualidades efectoras, y la imagen urbana como el resultado de la
lectura e interpretación del medio construido.
51
CAPÍTULO 1
• El examen y comparación de los diversos métodos para el estudio teórico y gráfico del medio
urbano y de la arquitectura permiten definir variables concretas para el análisis integral de los
rasgos morfotipológicos del paisaje urbano, las mismas pueden ser agrupadas en las siguientes
categorías básicas: Factores determinantes —físico-naturales, socioculturales y urbanos—,
Estructura del paisaje urbano —componentes puntuales, longitudinales y extendidos—,
Morfología —forma y composición—, Tipología y Articulación Sistémica —interrelaciones
hombre-componentes-conjunto).
52
CAPÍTULO 2. PROCEDIMIENTO METÓDICO PARA EL ANÁLISIS
MORFOTIPOLÓGICO DEL PAISAJE URBANO
CAPÍTULO 2
2.1. Introducción
2.2. Estructura conceptual del procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del paisaje
urbano
La concepción metódica general para enfrentar el análisis del objeto de estudio planteado en la
investigación, parte de considerar al mismo como un sistema. Lo anterior se fundamenta en el concepto
formulado por el materialismo dialéctico1 y en la propia definición del término paisaje urbano,
contemplado como una composición plural, percibida de conjunto como una unidad. Estos argumentos
se reafirman a través de la comprensión del paisaje como un geosistema2 integrado por diversos
subsistemas, entre los cuales cuenta el paisaje citadino, así como el equivalente reconocimiento de este
último como parte componente del denominado sistema urbano.3
En tal sentido un enfoque holista del fenómeno conduce al planteamiento de acciones elementales para
su efectivo conocimiento, las mismas están integradas por: la evaluación de la influencia de agentes y
procesos externos, la definición de las partes constitutivas del sistema, la observación de las cualidades
particulares de las mismas y finalmente el estudio de las diversas interrelaciones que se establecen. Estas
acciones se concretan considerando el método de análisis de la arquitectura y el urbanismo, enunciado
1
La filosofía del materialismo dialéctico considera el sistema como un “conjunto de elementos relacionados entre sí, que
constituyen una determinada formación íntegra.” Ver Rosental, M y P. Iudin: Diccionario filosófico, Editora Política, La
Habana, 1981, p. 426.
2
En la geografía más contemporánea el paisaje se entiende como un geosistema o conjunto de elementos y procesos en
interacción continua, ver Microsoft Encarta 2007. 1993-2006 Microsoft Corporation.
3
Ver Elio Navarro, Herminio: “Geografía urbana. El sistema urbano”, Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional
de Catamarca, Argentina, en http://club.telepolis.com/geografo/urbana/sistemaur.
53
CAPÍTULO 2
en Crítica arquitectónica4 por R. Segre y Eliana Cárdenas, así como los principios básicos rectores del
desarrollo urbano-arquitectónico conceptuados por Juan García,5 contenidos a su vez en la obra
Problemas de teoría de la arquitectura,6 de E. Cárdenas. Asimismo se tienen en cuenta las etapas para
el conocimiento de la forma, planteadas por Carlos Montes en Representación y análisis formal,7 y las
experiencias emanadas de divbersos estudios gráfico-teóricos sobre la morfología del paisaje urbano en
el centro histórico de Santiago de Cuba.8
En virtud de lo referido se formula como paso inicial del proceso metódico para el análisis
morfotipológico del paisaje urbano la determinación del problema de estudio, contemplando
esencialmente el objeto y su campo de análisis.9 Esta etapa corresponde al primero de los cuatro niveles
básicos que estructuran el método, enunciados como continúa:
1. Factores determinantes: fase donde se define la escala del objeto de estudio y se precisan los
aspectos condicionantes que lo determinan. Aquí se tratan factores contextuales de orden
físico-natural, de orden sociocultural y de los determinantes urbanos.
4
Ver Segre, Roberto y Eliana Cárdenas: Crítica Arquitectónica, Empresa Nacional de Producciones del MES, La Habana,
1980, pp. 149-237.
5
Ver García, Juan: “El principio real de la arquitectura y el urbanismo como sistemas”, Ciencias Técnicas (Serie Arquitectura
y Urbanismo) Nº 5, La Habana, 1979, pp. 42-75.
6
Cárdenas, Eliana: Problemas de teoría de la arquitectura, Ed. Universidad de Guanajuato, Facultad de Arquitectura,
México, 1998, pp. 179-194.
7
Montes Serrano, Carlos: Representación y análisis formal, Secretariado de Publicaciones, Universidad de Valladolid,
España, 1992, p. 157.
8
Ver Casas Sansó, Rosana y Rubén Madiedo Racet: “Análisis teórico-gráfico del paisaje urbano del centro histórico de
Santiago de Cuba”, Trabajo de Diploma, Tutor: Arq. Roberto Rodríguez Valdés, Universidad de Oriente, Santiago de
Cuba, 2001 y otros Trabajos de Diploma subsiguientes que tratan temáticas afines y se recogen en la bibliografía de la
presente investigación.
9
Ver Segre, Roberto y Eliana Cárdenas: Ob. cit., p. 157.
54
CAPÍTULO 2
Los niveles precisados resuelven las etapas correspondientes al análisis del objeto de estudio, acorde al
método general de investigación de las ciencias sociales sustentado por las leyes del materialismo
histórico.10 Cada uno de ellos establece una relación dialéctica con el nivel anterior y con el sucesivo de
modo que la estructura del método se compone finalmente por subsistemas interrelacionados,
dispuestos de forma que la investigación discurre de lo general a lo particular y otra vez a lo general.11
La conclusión del proceso metódico está integrada por la caracterización de la unidad paisajística
precisada y la sucesiva definición de sus valores morfotipológicos. (Ver Gráfico 2.1).
10
Ver Rosental, M y P. Iudin: Diccionario filosófico, Editora Política, La Habana, 1981, pp. 313 - 317
11
Ver Segre, Roberto y Eliana Cárdenas: Ob. cit., p. 158
12
Ver Dondis, Donis A.: La sintaxis de la imagen, Ed. MES CENIC, La Habana, 1990, p. 83.
13
Ver Zevi, Bruno: Saber ver la arquitectura, ensayo sobre la interpretación espacial de la arquitectura , Imprenta Nacional
de Cuba, La Habana, 1961, pp. 25 -39.
55
CAPÍTULO 2
Gráfico 2.1: Esquema general del proceso metódico planteado para el análisis morfotipológico del
paisaje urbano.
56
CAPÍTULO 2
La definición de los factores determinantes del paisaje urbano tiene por objetivo el reconocimiento de
sus principales agentes condicionantes, es decir los elementos o procesos exógenos que han intervenido
en su configuración.14 Esta etapa cuenta en primera instancia con el enunciado del problema de estudio,
integrado a su vez por la declaración del objeto de estudio —porción concreta de la realidad que se
investiga: el paisaje urbano— y por la sucesiva precisión del campo de análisis, conformado por los
aspectos o particularidades que caracterizan al objeto fijado: rasgos morfotipológicos.
En una segunda etapa de este nivel se examinan los condicionantes fundamentales del objeto de
estudio, a partir del análisis de tres categorías esenciales:
1. Determinantes físico-naturales: dirigidos a establecer las variables del contexto natural de mayor
influencia sobre el objeto de estudio atendiendo al clima —soleamiento, precipitaciones,
humedad relativa, viento, temperatura, luminosidad—, a la geología del sitio —tipo y calidad
del suelo, subsuelo, actividad sísmica—, a la topografía e hidrografía del emplazamiento así
como la flora y fauna del entorno.
3. Determinantes urbanos: influenciados por los anteriores, están dirigidos a evaluar las variables
inherentes al fenómeno urbano en sí, contemplándose en este caso la dimensión de la ciudad
—extensión física y densidad poblacional—, la trama —forma general del trazado— y el
granulado —compacidad o dispersión de los componentes citadinos. Lo anterior se concreta en
el análisis del plano urbano.
El resultado de esta etapa consiste en la definición, por categorías, de las variables de mayor influencia
en la configuración morfotipológica del paisaje urbano. Para alcanzarlo se desarrolla un análisis histórico
14
“Los sistemas arquitectónicos y urbanos se estructuran en función de resolver sistemas de problemas planteados por la
sociedad en función de las necesidades del hombre, por lo que es necesario el análisis de los factores que inciden en la
conformación de esos sistemas.” Segre, Roberto y Eliana Cárdenas: Crítica Arquitectónica, Empresa Nacional de
Producciones del MES, La Habana, 1980, p. 152.
57
CAPÍTULO 2
La fase que sucede al reconocimiento de las variables determinantes en la configuración del paisaje
urbano corresponde al segundo nivel del esquema general del proceso metódico: Estructura, (ver
Gráfico 2.1). En este nivel se contemplan como objetivos específicos: primero la precisión de la unidad
de paisaje urbano y segundo su desarticulación y determinación de componentes básicos.
La explicación de esta etapa partirá de conceptuar el término unidad de paisaje urbano como una
porción concreta del paisaje citadino, caracterizada por corresponder a una escala de análisis específica
—ciudad, barrio, ambiente o componente— y poseer una demarcación precisa. Esta unidad puede
establecerse a partir de los propios componentes de la estructura de la ciudad o puede resultar un área
definida por características históricas particulares.15 En todo caso se tendrá siempre en cuenta para su
determinación el objeto de estudio planteado.
15
El concepto de unidad de paisaje urbano guarda estrecha relación con el de área - estudio formulado por Aldo Rossi, ver
Rossi, Aldo: La arquitectura de la ciudad, Colección Punto y Línea, Ed. Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1966, p. 100.
58
CAPÍTULO 2
Estos tipos responden a una proyección abstracta de los fenómenos paisajísticos en el plano, lo cual
facilita su análisis formal y compositivo. Para su reconocimiento se plantean tres procedimientos
fundamentales:
Los datos obtenidos de la aplicación de cada procedimiento se contrastan finalmente, con el propósito
de establecer los componentes fundamentales de la unidad de paisaje urbano precisada y reconocer a
que tipo básico definido corresponde cada uno.
16
Ver en el apartado de Bibliografía las investigaciones desarrolladas en trabajos de tesis sobre el paisaje urbano del centro
histórico de Santiago de Cuba dirigidas por el autor.
59
CAPÍTULO 2
2.2.3.1.1. Forma
La categoría forma describe esencialmente la configuración externa de los componentes tangibles del
objeto de estudio. Su análisis consiste, en sentido general, en la indicación de cualidades inmanentes a
los elementos y sus relaciones internas.17 Para el examen de la forma se especifican seis variables
consistentes en: figura, dimensión, masa, línea, textura y color.
17
Ver también Norberg-Schulz, Christian: Intenciones en arquitectura, Col. “GG Reprints”, Ed. Gustavo Gili S.A.,
Barcelona, 1998, pp. 85-100.
60
CAPÍTULO 2
debe señalar que estas variables, aún cuando son expuestas de manera aislada para su mejor
comprensión, se manifiestan frecuentemente interrelacionadas.
Figura: atiende a los contornos básicos de la forma —círculo, cuadrado y triángulo— y sus múltiples
variantes, combinaciones y permutaciones dimensionales y planas.18 Permite identificar el trazado
genérico del componente y las operaciones metamórficas de su configuración y está estrechamente
relacionada con la pregnancia,19 es decir, con la capacidad de reconocer y memorizar un elemento
percibido. La figura manifiesta el equilibrio de la forma, hace advertir la estructuración y jerarquización
de sus partes fundamentales así como las complementarias. (Ver Gráfico 2.2 a).
Dimensión: contempla las tres propiedades que definen el tamaño, es decir la medida de una forma:
longitud, ancho y profundidad.20 La dimensión es la cualidad que tienen las partes estructurales de un
componente de tener una magnitud numérica precisa que a su vez sirva de medida al todo, constituye
el fundamento de la escala y la proporción.
Esta variable puede considerarse en sentido absoluto, al contemplar las dimensiones reales del
componente o superficie que ocupa; o en sentido relativo atendiendo a la relación entre el tamaño del
componente y el entorno donde se sitúa.21 La representación de las dimensiones implica en su generalidad
la simulación volumétrica del componente estudiado a través de la convención técnica de la perspectiva,
en tal caso se emplean dos sistemas básicos: el cónico y el axonométrico. (Ver Gráfico 2.2 b).
Masa: esta variable atiende a la expresión tridimensional de la forma, es decir al volumen. Se parte de
los sólidos básicos —esfera, cubo, cilindro, cono y pirámide— y sus transformaciones o interacciones
para revelar la volumetría primaria o genérica del componente así como su configuración espacial. La
masa contiene por naturaleza los contornos básicos. En función de sus modos de articulación y de sus
operaciones metamórficas los volúmenes pueden presentarse con apariencia maciza o aligerada. (Ver
Gráfico 2.2 c).
18
Ver Dondis, Donis A.: La sintaxis de la imagen, Ed. MES CENIC, La Habana, 1990, p. 28.
19
Ver Heselgren, Sven: Los Medios de expresión de la arquitectura, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973, pp. 26-
30.
20
Ver Ballina Garza, Jorge: Análisis histórico de la arquitectura: antiguo Egipto, Ed. Trillas, México, 1988, p. 29.
21
Aguiló, Miguel y otros: Guía para la elaboración de estudios del medio ambiente, Ed. MOPT, Madrid, 1993, p. 116.
61
CAPÍTULO 2
está presente en la figura y en la masa como elemento primario, se asocia a los conceptos de silueta y
trama y constituye una construcción portadora de múltiples significados, (ver Gráfico 2.2 d). La línea es
una abstracción visual que puede tener carácter conformador o hallarse simplemente contenida;
conforma cuando define contornos o aristas, planos o volúmenes y se contiene en los detalles
ornamentales, en las texturas, en las intersecciones o cambios tonales.
Textura: atiende a las características superficiales de la forma, reconocibles de modo táctil, visual o
mediante ambos sentidos. A escala del paisaje urbano la mayor parte de las experiencias texturales son
ópticas, no táctiles, se reconocen a través de las variaciones volumétricas de los componentes, de las
diferencias tonales o cromáticas o la rugosidad de las superficies. Esta variable puede diferenciarse en
función de su densidad —tupida o dispersa—, de su grano —fino o grueso— y de su regularidad —
homogénea o heterogénea. (Ver Gráfico 2.2 e).
Color: responde a la cualidad formal de las superficies de reflejar la luz con particular intensidad y
longitud de onda. Se contemplan en esta variable sus tres dimensiones características, el matiz —color
o croma—, la saturación —referencia a la pureza del color e intensidad— y el brillo —gradación tonal
del color.22 (Ver Gráfico 2.2 f).
22
Ver Dondis, Donis A.: Ob. Cit., pp. 64 – 69.
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2.2.3.1.2. Composición
El análisis compositivo examina la disposición y modos de relación de las partes físicas del paisaje
urbano con el objetivo de revelar su organización y estructuración. Para resolver esta etapa se
contemplan cuatro categorías básicas: los límites espaciales, el orden, la métrica y la acentuación; cada
una explicada a partir de los principios elementales de la configuración formal. En virtud del carácter
espacial que portan los fenómenos compositivos y la naturaleza morfológica del análisis se considerará
el espacio urbano en su dimensión física, es decir sin imposiciones socioculturales, como el área libre o
intermedia entre cuerpos y volúmenes que conforman el recinto urbano.23
Esta categoría agrupa el análisis detallado de las partes envolventes del espacio urbano es decir los
componentes físicos que lo definen. Se considera en este caso el espacio limitado por las pantallas o
volúmenes de las construcciones citadinas cuya legibilidad o percepción estará asociada a sus
características geométricas y cualidades estéticas.24 Se observan para este examen las siguientes
variables:
Determinación espacial: define el tipo de espacio en función del grado de contención conferido por sus
elementos determinantes, (Gráfico 2.3 A).
- Espacios abarcados: conformado por límites verticales laterales regulares y continuos constituidos
por edificios, elementos ornamentales, vegetación tupida, taludes o muros, entre otros.
- Espacios fluidos: opuesto al abarcado, reconocido por la ausencia de límites claros o escasa
evidencia de bordes. En este caso la relación entre el espacio negativo y el positivo tiene un valor
de igualdad.
- Espacios difusos: representa el estado intermedio entre los espacios abarcados y los fluidos. Los
elementos determinantes concurren parcialmente aunque resulten de difícil reconocimiento.25
Perspectiva: percepción resultante de la proporción y formas de articulación de los límites del espacio
urbano, puede ser abierta o extendida, semiabierta y cerrada o bloqueada, (Gráfico 2.3 B).
23
Ver Curdes, Gehard: Entwicklung des Stätebaus, Ed. Moder Plaza Designs, Aachen, Alemania, 1996, p. 116.
24
Ver Krier, Rob: Urban Space, Ed. Rizzolli, USA, 1979, p. 15.
25
Ver Curdes, Gehard: Ob. cit., pp. 116-121.
70
CAPÍTULO 2
Plano horizontal: evalúa los rasgos formales de los límites horizontales, predominantemente el plano
base constituido por el terreno o superficie del espacio urbano negativo. Se tiene en cuenta su
extensión y dirección, su volumetría —elevado, deprimido, escalonado, ondulado o irregular—, su
continuidad o fragmentación y su geometría. (Ver Gráfico 2.3 D).
2.2.3.1.2.2. Orden
El orden contempla la disposición de los elementos estructurantes del paisaje citadino, es decir la
ubicación y organización de las partes físicas contenidas en una determinada escena urbana. El análisis
de esta categoría se fundamenta en las leyes gestálticas de la percepción visual.26 Para este caso se
enuncian las siguientes variables:
Axialidad: reconoce los ejes rectores de la composición, su disposición y modos de relación —ejes de
agrupación, ejes de simetría especular, de equilibrio o balance compositivo y angulación o rotación.
(Ver Gráfico 2.4 B).
Emplazamiento: ubicación de los elementos componentes del paisaje urbano —alineada, paralela,
rotada—, posición esquinada, central o lateral, así como orientación o dirección. (Ver Gráfico 2.4 C).
Articulación: atiende a los modos de conectividad entre las formas que componen el entorno urbano —
yuxtaposición, intersección y fusión o contención. (Gráfico 2.4 D).
26
Ver López, Elmer y Jesús Sánchez: Diseño básico (vol. 1), Ed. Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 1982, pp.
20-22.
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2.2.3.1.2.3. Métrica
Esta categoría revela las relaciones dimensionales y geométricas del espacio urbano de acuerdo al
tamaño de sus componentes, de su entorno y a la correspondencia con la figura humana. La métrica
ejerce notable influencia en la percepción espacial en cuanto a su efecto de cierre o apertura, así como
su notación monumental o pequeña.27 Las dos variables asociadas a la métrica son:
Proporción: sistema de relaciones visuales entre las partes de un todo y entre éste y sus partes. Se
consideran aquí las proporciones de orden geométrico y aritmético que modulan el espacio urbano.
(Ver Gráfico 2.5 A).
2.2.3.1.2.4. Acentuación
La acentuación está relacionada con el principio de la armonía y el contraste. Esta categoría analiza los
rasgos o componentes aguzados dentro del conjunto urbano a través de las siguientes variables:
Acceso: referido al modo en que se anuncia o induce la penetración a un espacio citadino. Se estudia
aquí la configuración del recorrido en cuanto umbral, trayecto y culminación, así como la visibilidad y
27
Ver Sitte, Camilo: Construcción de ciudades según principios artísticos, Ed. Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1980, pp. 49-
56.
80
CAPÍTULO 2
Jerarquía: atiende a los puntos de interés visual. Consiste en el reconocimiento de los elementos
enfáticos dentro de una composición paisajística en función de sus cualidades dimensionales, formales o
de emplazamiento. (Ver Gráfico 2.6 B).
El examen de los aspectos morfológicos que caracterizan a los diversos componentes del paisaje urbano
posibilita también el reconocimiento de tipos formal-espaciales. Este proceso consiste en la
identificación de regularidades asociadas a modelos repetitivos discriminados a través de la comparación
sistemática. La tipología, según A. Rossi, se presenta consecuentemente como el estudio de tipos no
reductibles ulteriormente de los elementos urbanos, de una ciudad como de una arquitectura. “Este
proceso de reducción es una operación lógica necesaria y no es posible hablar de problemas de forma
ignorando estos presupuestos”.29
El paso inicial para definir los tipos, en la instrumentación de su análisis, consiste en determinar la
correspondencia de los elementos a examinar con los tres tipos básicos de componentes urbanos
planteados —puntuales, longitudinales o extendidos. La etapa subsiguiente radica en la comparación
sistemática de los grupos de componentes, teniendo en cuenta sus cualidades formal-compositivas
similares o divergentes. La clasificación tipológica puede efectuarse atendiendo a las siguientes
variables:
- Componentes puntuales: emplazamiento (posición del componente, ocupación del área en que
se dispone), escala (dimensiones y proporciones del componente respecto al entorno y al
observador), forma (configuración planimétrica, altimétrica y volumétrica). (Ver Gráfico 2.7 A).
- Componentes longitudinales: dirección (variabilidad del trayecto), plano base (diferenciación del
ancho y la longitud), límites verticales (proporciones, dilatación o contracción, paralelismo,
fragmentación), articulación (intersección o confluencia). (Ver Gráfico 2.7 B).
28
Ver Cullen, Gordon: El paisaje urbano, tratado de estética urbanística, Ed. Blume – Labor S.A., Barcelona, 1974, p. 35.
29
Rossi, Aldo: La arquitectura de la ciudad, Colección Punto y Línea, Ed. Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1966, p. 68
81
CAPÍTULO 2
El resultado de la comparación está integrado por la agrupación de componentes de una misma familia
según la frecuencia de sus rasgos identificativos y/o diferenciadores. La expresión gráfica del examen se
compone de matrices o series tipológicas derivadas del referido proceso de decantación. Con esta
caracterización se resuelve el tercer nivel —Morfotipología— del proceso metódico planteado para el
análisis del paisaje urbano. Sucede al mismo la evaluación del sistema a partir de la articulación de sus
partes.
La observación de la realidad testimonia la asimilación del paisaje urbano como un conjunto y no como
meras partes aisladas. Es por eso que al examen detallado de los componentes paisajísticos debe
continuar la exploración de las interrelaciones que establecen los mismos con otros componentes, con
los seres humanos y con el conjunto, es decir con la unidad de paisaje urbano que integran. Esta etapa
corresponde al cuarto nivel analítico del proceso metódico planteado en el epígrafe 2.2 de la presente
investigación. Para su instrumentación, en correspondencia con las formulaciones de K. Lynch30 y el
principio de estructuración sistémica del paisaje urbano, se plantean tres interrelaciones substanciales:
30
Lynch, Kevin: La imagen de la ciudad, Ed. Ciencia y Técnica, La Habana, 1970, pp. 79-81.
31
Se considera el hombre en su sentido genérico, como ser animado racional de sexo masculino o femenino —también
nombrado individuo en la presente investigación.
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Tabla 2.3: Síntesis del procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del paisaje urbano.
Nivel Categorías Variables y subvariables
Clima: soleamiento, precipitaciones, humedad relativa, viento, temperatura,
Determinantes físico- luminosidad.
Factores determinantes
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CAPÍTULO 2
Interrelación hombre- Apropiación del espacio urbano: posesión estática y posesión dinámica.
componente Cambios de perspectivas, dinámica espacial (visión seriada), variación de escala.
Conexión espacial (componentes extendidos): conexión fuerte (fusión), conexión
Articulación sistémica
100
CAPÍTULO 2
• El nivel segundo —estructura— del procedimiento metódico parte de la definición del término
unidad de paisaje urbano y su posterior desarticulación atendiendo a tres tipos generales de
componentes paisajísticos —puntuales, longitudinales y extendidos. Estos tipos resultan
validados por un Comité de Especialistas creado a tales efectos. Para la definición precisa de los
componentes se plantea la conjunción de tres procedimientos concretos: la observación de la
realidad, la aplicación encuestas y/o entrevistas, así como los criterios especializados.
101
CAPÍTULO 2
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CAPÍTULO 3. ANÁLISIS MORFOTIPOLÓGICO DEL PAISAJE URBANO EN EL
CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO DE CUBA
CAPÍTULO 3
3.1. Introducción
3.2. Aplicación del procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del paisaje urbano
La implementación del método para el análisis del paisaje urbano tiene como objetivos esenciales, en
primer lugar, validar los presupuestos gráfico-teóricos formulados para el examen de los componentes
físicos de la escena urbana y en segundo lugar, caracterizar y definir consecuentemente los principales
valores morfotipológicos del paisaje citadino en el centro tradicional de Santiago de Cuba. Su aplicación
estará en correspondencia con los cuatro niveles referidos en el epígrafe 2.2 —capítulo 2— de la
investigación: 1) Factores determinantes, 2) Estructura, 3) Morfotipología y 4) Articulación sistémica.
La etapa que inicia el primer nivel del procedimiento metódico —Determinación del Problema de
Estudio— está compuesta por la declararación del objeto de estudio: el paisaje urbano en el centro
histórico de Santiago de Cuba y la sucesiva determinación de su campo de análisis: rasgos
morfotipológicos caracterizadores. La fase subsiguiente corresponde al análisis histórico-evolutivo del
objeto de estudio, orientado al reconocimiento de sus principales agentes condicionantes, atendiendo a
las categorías formuladas en el epígrafe 2.2.1 —determinantes físico-naturales, socioculturales y
urbanos.
103
CAPÍTULO 3
3.2.1.1. Estudio histórico-evolutivo del paisaje urbano en el centro tradicional de Santiago de Cuba
La evaluación de los factores contextuales de mayor influencia en la configuración paisajística del centro
histórico de Santiago de Cuba se desarrolla mediante un análisis evolutivo espacio-temporal. En este
caso se emplean dos fuentes documentales básicas: 1) las descripciones compiladas en las crónicas de
la ciudad —E. Bacardí1 y C. E. Forment2—, los libros o diarios de viajeros, las publicaciones de época,
así como las exploraciones arqueológicas e históricas referidas al tema y 2) los planos urbanos
disponibles a partir del siglo XVII, que brindan información sobre la configuración planimétrica,
extensión, contenido y densidad de la ciudad, entre otros aspectos.
Los resultados derivados de este estudio se sintetizan y organizan cronológicamente en la Tabla 3.1,
Anexo 5 de la investigación. Para una mejor comprensión del proceso evolutivo se escinde el mismo en
cuatro períodos básicos: primigenio (1515-1600), formativo (1601-1799), de desruralización (1800-
1898) y de modernización (1900-2000).
La villa de Santiago de Cuba, fundada a mediados de 1515 por el Adelantado D. Diego Velázquez de
Cuellar, quedó asentada en la profundidad Nordeste de una bahía de bolsa, sobre un sistema de
terrazas ondulantes bordeadas por la cordillera montañosa de la Sierra Maestra y limitadas, en su
1
Bacardí y Moreau, Emilio: Crónicas de Santiago de Cuba, Tomo I-X, Tipografía de Carbonell y Esteva, Rambla de
Cataluña, Barcelona, 1908-1924.
2
Forment Rovira, Carlos E.: Crónicas de Santiago de Cuba, Tomo I, Ed. Arroyo, Santiago de Cuba, 1953 y Tomo II, Ed.
Alqueza, Santiago de Cuba, 2006.
104
CAPÍTULO 3
extremo Sur, por el mar. Entre los motivos que propiciaron su surgimiento y el final establecimiento allí
del gobierno insular cuentan las ventajas comunicativas de su puerto respecto a la Española, Jamaica y
Tierra Firme, la protección del mismo dada su configuración natural y la sugerencia del monarca de
crear un establecimiento en la costa suboriental de la Fernandina.3
El núcleo inicial de la villa se conformó a partir de la plaza central (actual parque Céspedes), rodeada
por los primordiales edificios —la iglesia principal, la casa de gobernación, el ayuntamiento, el cabildo y
la residencia del gobernador. De ese punto partieron las principales calles dispuestas en una trama que
se extendió progresivamente lo largo de los ejes Norte-Sur y Este-Oeste. El trazado inicial resultó una
retícula, que con seguridad respondió a las experiencias urbanas de los colonizadores y a la influencia
de las condiciones físico-geográficas de su emplazamiento.4 (Ver Gráfico 3.1).
Del período primigenio no existe testimonio gráfico alguno y las descripciones textuales son escasas,
(ver Gráfico 3.2 a). Las primeras construcciones asimilaron los materiales constructivos usados por los
aborígenes —guano, tabiques de tabla y horcones de madera— con excepción de escasas edificaciones
conformadas de cal y canto. Las calles crecieron adaptándose a la topografía abrupta principalmente en
los ejes de menor pendiente Norte-Sur.
Durante este espacio de tiempo la villa sufrió varias despoblaciones debido a los frecuentes sismos, los
incendios incontrolados, las discordias internas y el ataque de corsarios y piratas. A pesar de obtener su
iglesia el título de Catedral en 1522 y más tarde la villa el de ciudad5 en los finales del siglo XVI
Santiago de Cuba contaba con un área edificada de escaso desarrollo y una marcada apariencia rural.
3
Ver Portuondo Zúñiga, Olga: Santiago de Cuba desde su fundación hasta la Guerra de los Diez Años , Ed. Oriente,
Santiago de Cuba, 1996, p. 6.
4
En este caso se consideran la opiniones diversas sobre el origen del trazado y organización de las primeras ciudades
fundadas por los colonizadores teniendo en cuenta: en primer lugar la probable influencia de las ciudades hipodámicas
griegas y los campamentos militares romanos, devenidos más tarde en ciudad como es el caso de Lugo, Cádiz, Cáceres o
Zaragoza en España; en segundo lugar la experiencia urbanística del medioevo español; en tercer lugar las teorías de
ciudad ideal generadas durante el Renacimiento y que influenciaron el trazado regular de los poblados ibéricos del 500 y
por último la concreción de un modelo asumido como resultado de las experiencias edificatorias durante el periodo de
conquista del territorio americano. Ver De Terán, Fernando y otros: La ciudad hispanoamericana. El Sueño de un Orden,
Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid, 1989,
pp. 63-102.
5
Ver Buch López, Ernesto: Del Santiago colonial, Ed. ROS, Santiago de Cuba, 1944, p.35.
105
CAPÍTULO 3
Esta etapa abarca las dos siguientes centurias en el desarrollo del núcleo urbano santiaguero, siglo XVII
y XVIII. En esta etapa la ciudad pierde su condición de capital insular y el desarrollo es notablemente
lento, sustentado esencialmente en el contrabando, la explotación de las minas del Cobre y la ganadería.
En la segunda mitad del siglo XVII se edificó un sistema defensivo para la protección del enclave,6
comenzó el lento proceso de compactación de las manzanas existentes y se extendió la ciudad en sus
dos ejes cardinales de crecimiento. Estos procesos están asociados al aumento de la población del lugar
así como a la fundación de ingenios y vegas de tabaco propiciados por el tráfico ilegal de bozales hacia
la jurisdicción.7 Los sismos y huracanes frecuentes afectaban las construcciones de cal y canto y las
viviendas de embarrado. Las edificaciones eran de un solo nivel y fundamentalmente de plantas
compactas según el plano de 1669. (Ver Gráfico 3.2 b).
En la primera mitad del siglo XVIII la ciudad presentaba cuatro plazas conformadas, visibles en el plano
de 1712, estos espacios estaban asociados a edificaciones de relevancia dentro del paisaje citadino: la
Catedral, la iglesia de Sto. Tomás, el convento de San Francisco y la ermita de Santa Ana (posterior
iglesia de Dolores). El crecimiento para esta fecha era notable, en 1751 se contaban alrededor de 115
manzanas bien definidas y 30 en proceso de formación. E. Buch al describir la apariencia del paisaje
urbano de esta etapa apunta:
El ornato no estaba sujeto todavía a normas de regularidad: cada cual fabricaba sin guardar
distancias ni simetrías. Desconocíanse las bellas formas arquitectónicas. Caedizos o
colgadizos y atarazanas, viviendas rudimentarias de una sola planta distinguidas por sus
vertientes, constituían el tipo de edificación corriente entre los adinerados, y rústicas casas
de guano y yagua, albergaban al vecindario pobre que constituía el noventa por ciento de
la localidad. […] Las calles eran de tierra, sin aceras, trazadas a capricho, formando zanjas
rellenas con basuras.8
6
Para esta fecha está construido el Castillo de San Pedro de la Roca y se culmina en 1679 las fortalezas de la Punta, La
Estrella y Santa Catalina. Ver Mateizán, Roberto: Cuba pintoresca y sentimental, Tomo I, Ed. Tipografía Arroyo Hermanos,
S.A., Santiago de Cuba, Cuba. /s.f./, p. 282.
7
Ver Portuondo Zúñiga, Olga: Ob. cit., p. 38.
8
Buch López, Ernesto: Santiago de Cuba, ciudad de heroísmo y de leyenda, Ed. Lex, La Habana, 1947, pp. 26 – 27.
106
CAPÍTULO 3
En los últimos decenios de la centuria las edificaciones se cubrieron en su inmensa mayoría con tejas
criollas, las plantas se articularon alrededor de patios interiores, elevaron sus puntales y surgieron
corredores y balcones. De igual modo se emplearon las maderas preciosas locales en la construcción de
los techos de armadura y en las restantes obras de carpintería. Para este término se decretó la
destrucción de edificios ruinosos, la numeración de las casas, el nombrado de las calles y se comenzó
en 1789, con el gobierno de Juan Bautista Vaillant, el empedrado de algunas calles y el alumbrado
público con lámparas de petróleo.9 Sin embargo existían aún vías discontinuas y carentes de
conformación y en muchos casos no estaban delineados del todo los espacios públicos. El paisaje
citadino contenía aún rasgos de ruralismo como se percibe en la siguiente descripción:
La prosperidad económica de la nobleza criolla, los bandos gubernamentales para el control de la vida
citadina y la acción de los agentes naturales, fundamentalmente la lluvia y los sismos ejercieron en este
período influencias notables sobre el paisaje urbano. (Ver Anexo 5). La urbe ganó, por procesos de
erosión y sedimentación, terreno al mar; sin embargo su crecimiento principal se experimentó hacia la
mitad nordeste. (Ver Gráfico 3.1).
9
Ver Bacardí y Moreau, Emilio: Ob. cit., Tomo I, p. 257.
10
Mateizán, Roberto: Ob. cit., pp. 286-287.
11
Se toma el término desruralización, asimilado por Maria Elena Orozco en su investigación doctoral, por describir
efectivamente el proceso que tiene lugar en el núcleo urbano santiaguero en el período que se trata. Ver Orozco Melgar,
Maria Elena: La desruralización en Santiago de Cuba: Génesis de una ciudad moderna (1788-1868), Tesis presentada en
opción al grado científico de Doctor en Ciencias del Arte, Universidad de Oriente, Facultad de Ciencias Sociales y
Humanísticas, Santiago de Cuba, 1994.
107
CAPÍTULO 3
Este incremento fue tan rápido que para 1811 los habitantes de la jurisdicción eran ya 30 000.13 La
causa fundamental del desarrollo constatado radicó en los flujos inmigratorios franceses que tuvieron
lugar a lo largo del siglo, desde la etapa de la Revolución franco-haitiana de Saint-Domingue (1800-
1808) hasta la última oleada directa desde Francia acaecida entre 1836 y 1868.14
La ciudad heredada del XVIII contaba en ese momento con cerca de 120 manzanas bien delimitadas y
algunas en formación en las zonas periféricas. Las calles y caminos de acceso al recinto urbanizado se
encontraban en muy mal estado, no existía alcantarillado y los procesos de erosión les hacían
prácticamente intransitables. En la primera mitad del siglo XIX se alcanzó el límite actual con la bahía,
(ver Gráfico 3.1), mediante el relleno paulatino de zonas colindantes al mar y el cegado de áreas
pantanosas. En esta porción, conocida como Barrio de la Marina, se instalaron inicialmente los
inmigrantes franceses.
12
Pezuela, Jacobo de la: Diccionario geográfico estadístico, histórico de la isla de Cuba, Tomos II, Imprenta del
Establecimiento de Mellado, Madrid, 1863, p. 180.
13
Ver Bacardí y Moreau, Emilio: Crónicas de Santiago de Cuba, Tomo II, Tipografía de Carbonell y Esteva, Rambla de
Cataluña, Núm. 118, Barcelona, España, 1909, p. 75.
14
Se plantean cuatro flujos inmigratorios franceses; el primero tienen lugar en el período de 188-1808 a raíz de la
Revolución de Saint-Domingue, el segundo corresponde al retorno de los inmigrantes franceses expulsados hacia
territorios de los EE. UU. y el Caribe, tiene lugar a partir de 1813. Los dos últimos flujos ocurren directamente desde
Francia y se asocian con la reanimación de las relaciones políticas con España y la búsqueda de nuevos capitales, los
mismos tienen lugar en la etapa que media entre 1818 y 1868. Ver Cruz Ríos, Laura: Flujos inmigratorios franceses a
Santiago de Cuba (1800 -1868), Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2006.
108
CAPÍTULO 3
modernizó el puerto y arribó el ferrocarril. Las calles Gallo, Enramadas, Marina (actual Aguilera) y
Cristina se convertirían en arterias comerciales por excelencia, en su recorrido existían tiendas de ropa y
víveres, casas comisionistas, fábricas de tabaco y de licores, ferreterías, panaderías y chocolaterías.15
Unido a lo anterior quedó abierto en 1827 el Cementerio “Santa Ifigenia”, en la loma de Santa Ana,
fuera de la ciudad y se comenzaron las obras del acueducto dada las prolongadas sequías que azotaban
a la población. En los últimos dos decenios del XIX comenzaron las beligerancias internas por la
independencia cubana, tiene lugar la Guerra de los Diez Años (1868) y posterior al Pacto del Zanjón
se reinicia en 1895 la Guerra Necesaria organizada por J. Martí, A. Maceo y M. Gómez. La ciudad
sufrió entonces un período de estancamiento en su desarrollo urbano, que se extendió hasta el término
15
Ver Fleitas Monnar, María Teresa: “El puerto de Santiago de Cuba a fines del siglo XIX: la utopía de su modernización, en
Memorias, Santiago de Cuba, Año 2, Nº. 2, Ediciones Alqueza y Santiago, Oficina del Conservador de la Ciudad,
Santiago de Cuba, 2005, p. 63.
16
Buch López, Ernesto: Ob. cit., p. 18.
109
CAPÍTULO 3
También en esta etapa se construyó, por iniciativa del entonces alcalde Emilio Bacardí Moreau, la
escalinata de Padre Pico (1903) y el Palacio Provincial (1914) dando continuidad a la calle Aguilera,
principal arteria del sistema de plazas Este-Oeste —para ese entonces interrumpida en el tramo de San
Félix a Reloj. Como parte de la modernización se instaló el alumbrado de acetileno y más tarde el
servicio eléctrico (1908), con el cual arribó también el tranvía. Ambos eventos transformaron la visión
paisajística del entorno al insertarse el cableado como un componente más del contexto citadino.
17
Ver Duharte Jiménez, Rafael y Elizabeth Recio Lovaina: Santiago de Cuba siglo XX, cronistas y viajeros miran la ciudad ,
Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2005, p. 50.
110
CAPÍTULO 3
calles y principales accesos a la ciudad así como la construcción de aceras. (Ver Gráfico 3.2 d). De esta
manera “La ciudad de calles intransitables, por donde corrían de continuo aguas pestilentes, ha cedido
su lugar a una ciudad de calles bien pavimentadas y limpias de las que han desaparecido las nubes de
polvo que eran antes azote implacable de los santiagueros”.18
Así arribó el centro histórico urbano a la segunda mitad del siglo XX, con seis barrios bien
delimitados,19 manzanas compactadas, calles definitivamente conformadas y una marcada diversidad
estilística y temática en sus edificaciones. En la década de 1960, con el triunfo revolucionario de 1959,
apareció el primer Plan Director para la ciudad y su entorno inmediato. El desarrollo económico
impulsado por el gobierno revolucionario, unido al crecimiento urbano, perfiló en la ciudad zonas de
carácter industrial, de comercio, de marcada centralidad y de hábitat. Los procesos de urbanización se
concentraron a partir de entonces en las zonas periféricas heredadas y en otras de nuevo surgimiento
como el Distrito José Martí (1963),20 creado para mitigar los efectos del devastador huracán Flora.
En el núcleo tradicional se acometieron acciones en menor medida: se construyó el Parque del Ajedrez,
la Cafetería las Pirámides (1966) y el Museo de la Lucha Clandestina (1976) por al arquitecto Walter
Betancourt y se restauraron edificios de valor como la Casa Natal de José María Heredia (1960), la
Casa de Diego Velázquez (1965) o la Casa Natal de Antonio Maceo (1974). (Ver Gráfico 3.2 e).
El rescate del patrimonio edificado experimentó un apreciable salto a partir de la declaración del centro
histórico urbano como Monumento Nacional en el año 1979. En esta etapa se comenzaron a
sistematizar las intervenciones en el interior del mismo con el objetivo de dinamizar y conservar
edificios y ambientes relevantes, la Calle Heredia y la callejuela San Bartolomé constituyen experiencias
en este sentido.21 También se rescataron edificios dañados como la antigua iglesia de Ntra. Sra. de los
Dolores (1988), el corredor de Carnicería y Heredia —actual Museo del Carnaval, 1983— y la Casa
de la Trova (1986). Un creciente número de profesionales formados en la Revolución inician
18
San Martín Odria, José R.: Memoria de las obras realizadas por la Comisión de Fomento Nacional durante el gobierno del
Dr. Ramón Grau San Martín, /s.e. /, Cuba, (1944-1948), p. 47.
19
Según plano de Luis Martínez Vidaud (1960) la ciudad histórica se compone de los barrios: Aguilera, Bravo, Castillo
Duany, Leyte Vidal, Maceo y Moncada. Ver López Rodríguez, Omar: La cartografía de Santiago de Cuba, una fuente
inagotable, Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba y Junta de Andalucía, Consejería de Obras Públicas
y Transportes, Sevilla, 2005, plano anexo Nº 25.
20
Ver López Rodríguez, Omar: Santiago de Cuba: tres tiempos y una imagen, Colección Santiago de Cuba, Ed. Publicigraf,
Santiago de Cuba, 1994, pp. 42-47.
21
Ver Ibídem, p. 45.
111
CAPÍTULO 3
investigaciones sobre los valores urbanos y arquitectónicos de la ciudad histórica con vistas a su
conservación y rescate.22 En 1988 se constituyó el Grupo para el Desarrollo Integral de la Ciudad.
En el año 1997 se crea oficialmente, por decreto Nº 207 del Consejo de Ministros, la Oficina del
Conservador de la Ciudad (OCC),24 esta institución contribuirá posteriormente a la elaboración del Plan
Especial de Revitalización del centro Histórico Urbano (PERCHU).25 Se continúa así la labor de
salvaguarda del patrimonio edificado con intervenciones importantes, como la practicada a la Plaza
Dolores (1994), al Museo E. Bacardí (1995), la reanimación de El Tivolí, el Hotel Casa Granda (1998)
y el Vivac (1999), entre otros.
Entrado el siglo XXI el paisaje urbano de la ciudad histórica de Santiago de Cuba constituye testimonio
palpable de las acciones planificadas tanto como de la iniciativa privada. La ciudad conservará una
marcada centralidad referenciada al núcleo fundacional y sus arterias colindantes —Parque Céspedes y
plazas asociadas a la vía Aguilera, Enramadas y Santo Tomás. A pesar de la loable labor desarrollada
por la OCC existen aún ámbitos con marcados signos de deterioro, oquedades sin soluciones concretas
en la trama citadina, así como intervenciones incontroladas que alteran la continuidad, proporción y
volumetría de los perfiles. Entre los factores determinantes de mayor peso en el periodo analizado
cuentan: la economía y la disponibilidad de recursos, la asimilación de nuevas tecnologías y materiales
22
Ver Rodríguez Valdés, Roberto y otros: Apuntes sobre la arquitectura santiaguera, Ed. Forum-UNESCO, Universidad
Politécnica de Valencia, España. 1995, p. 58.
23
Ver Rodríguez Romeo, Miguel A. y Alejandro Botín Morales: “Análisis de la arquitectura de la década de los `90 en la
ciudad de Santiago de Cuba”, Trabajo de Diploma, Tutor: Arq. Roberto Rodríguez Valdés, Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba, 2000, p. 56.
24
López Arias, Elsi María: “Comportamiento de las lesiones y estado actual de las viviendas coloniales en el centro histórico
de Santiago de Cuba”, Tesis presentada en opción al grado científico de Doctor en Ciencias Técnicas, Universidad de
Oriente, Santiago de Cuba, 2004, p. 37.
25
PERCHU: Plan Especial de Revitalización del Centro histórico Urbano. Este plan, amparado en el marco legal del decreto
204 aprobado por el consejo de Estado y de ministros, persigue como objetivo esencial la protección y regulación del
conjunto de elementos de interés cultural, arquitectónico, patrimonial e histórico que conforman el centro histórico
urbano de Santiago de Cuba. Ver Normativas Urbanísticas del PERCHU, Maqueta de la Ciudad, Oficina del conservador
de la Ciudad de Santiago de Cuba, Documento Inédito, 2007.
112
CAPÍTULO 3
de construcción, los cambios de funciones de varios inmuebles, así como la acción restauradora de la
oficina técnica del Conservador de la Ciudad.
Tabla 3.2: Variables determinantes en la configuración del paisaje urbano en el centro histórico de
Santiago de Cuba.
113
CAPÍTULO 3
Para la precisión enunciada han sido considerados los límites de crecimiento de la ciudad histórica hasta
finales del siglo XIX, las tipologías urbano-arquitectónicas que identifican a esta porción, los eventos
históricos y socioculturales asociados a la misma, así como las características físico-naturales de su
asentamiento.
114
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.1: Plano de crecimiento, por períodos, del centro histórico urbano de santiago de Cuba
(1515-1908).
115
CAPÍTULO 3
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119
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120
CAPÍTULO 3
La fase subsiguiente de este nivel corresponde a la desarticulación de la unidad de paisaje urbano con el
propósito de reconocer sus componentes básicos. En esta etapa se aplican tres procedimientos
elementales: las encuestas a grupos sociales que habitan y/o tributan al centro histórico de Santiago de
Cuba, las encuestas y entrevistas a especialistas, así como la síntesis de las experiencias emanadas de
estudios precisos sobre la temática y de la observación de la realidad.
3.2.2.1. Procesamiento de encuestas aplicadas a grupos sociales que habitan o tributan al centro
histórico urbano de Santiago de Cuba
En la presente investigación se encuesta una muestra de 500 personas.26 Esta cifra minimiza el margen
de error y permite alcanzar un elevado porciento de confianza. Los componentes identificados con
mayor frecuencia en la unidad de paisaje precisada se recogen en el Anexo 6, Gráfico 3.3, del trabajo.
En este caso, teniendo en cuenta la frecuencia absoluta de observaciones referidas a las variables en
estudio (elementos componentes del paisaje urbano), se realiza un corte en las primeras ocho
categorías, considerando para ello que hasta dicha posición el valor medio se encuentra ubicado por
debajo de la misma.27 Lo anterior permite reconocer como principales componentes del paisaje urbano
en el centro histórico de Santiago de Cuba los siguientes: plazas, escalinatas, monumentos, calles,
balcones, miradores urbanos, edificios y callejones.
26
Para la selección de la muestra se emplearon dos variantes: la propuesta por el Harvard College, que toma como base la
tabla elaborada por Tagliecieri para establecer el número de elementos a incluir en una muestra cuyo universo se
considera infinito. En este caso para una seguridad del 90 % y contemplando un límite de error de un 10 %, los elementos
a muestrear son 225 personas. La segunda variante para el cálculo de la muestra se apoya en el empleo de un programa
de computación denominado MUESTRA, utilizado ampliamente en disímiles estudios vinculado a las investigaciones
sociales desarrolladas por el ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión). De este modo para una población infinita, un
error de 5 % y un 95 % de confianza la muestra válida se compone de 395 elementos.
27
Hasta esta posición, considerando el valor medio de la distribución de frecuencia (174.4) y el valor calculado de la
desviación estándar (231.88), la selección de la octava categoría corresponde a más del 68 % de las observaciones. Los
cálculos de frecuencia media y desviación estándar referidos a la encuesta procesada son resultado del trabajo de
especialistas del Departamento de Estadística del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología en Santiago de Cuba, año
2007.
121
CAPÍTULO 3
Para la determinación de los sitios más significativos, seleccionados por la población encuestada, (ver
Gráfico 3.5, Anexo 8), se consideró la frecuencia absoluta de observaciones referentes a las variables en
estudio (sitios de mayor significación), acordándose el corte en las primeras catorce categorías. Se verifica
en este caso que hasta dicha posición, el valor medio se ubica por debajo de la misma.28 Así quedan
definidos como sitios de mayor significación: parque Céspedes, la Catedral (santa basílica metropolitana
de Santiago de Cuba), museo Emilio Bacardí, plaza de Marte, Balcón de Velázquez, museo de Ambiente
Histórico (conocido también como casa de Diego Velázquez), escalinata de Padre Pico, hotel Casa
Granda, plaza Dolores, Ayuntamiento (sede del Poder Popular Municipal), plaza Alameda (anterior
alameda Michaelson), calle Enramadas, Palacio de Gobierno Provincial y calle Heredia.
Los resultados de la encuesta a especialistas se resumen en el Gráfico 3.4, Anexo 7 y en el Gráfico 3.6,
Anexo 9 de la investigación. En este caso fueron encuestados 25 especialistas, los que en posterior
entrevista confirmaron como principales componentes del paisaje urbano en la ciudad histórica de
Santiago de Cuba los siguientes: las plazas, calles, edificios, miradores urbanos, escalinatas, el mar,
balcones y callejones. De similar modo se precisaron como sitios de mayor significación: parque
Céspedes, plaza Dolores, iglesia Catedral, plaza de Marte, la plaza Alameda, calle Enramadas, museo
Emilio Bacardí, calle Heredia, mirador del Tivolí, Ayuntamiento, balcón de Velázquez, escalinata de
Padre Pico y el edificio del Palacio de Gobierno Provincial.
28
Hasta este lugar, teniendo en cuenta el valor medio de la distribución de frecuencia (28.22) y el valor calculado de la
desviación estándar (55.03), la selección de la decimocuarta categoría corresponde a más del 68 % de las observaciones.
122
CAPÍTULO 3
En cuanto a los sitios de mayor significación para los grupos sociales vinculados al centro histórico
urbano es posible señalar concordancias entre los señalados en las encuestas y aquellos que se declaran
en disímiles estudios publicados sobre Santiago de Cuba —Guía de Arquitectura, Oriente de Cuba;
Santiago de Cuba en su 485 Aniversario; Santiago de Cuba siglo XX, cronistas y viajeros miran la
ciudad; Cuba a pluma y lápiz; Santiago de Cuba, valores monumentales y Apuntes sobre la arquitectura
santiaguera, entre otras.
3.2.2.4. Síntesis de componentes básicos del paisaje urbano y sitios de mayor significación
La definición de los componentes básicos del paisaje citadino en el centro histórico de Santiago de
Cuba se deriva del análisis comparativo de los datos obtenidos tras la aplicación de los procedimientos
antes descritos. Los resultados se enuncian y categorizan en la Tabla 3.3, atendiendo a la naturaleza
geométrica de cada componente, así como a la escala de la unidad de paisaje urbano especificada.
La confrontación de los sitios de mayor significación señalados por los grupos encuestados, aquellos
nombrados por los especialistas, así como los referidos en estudios revisados, permite arribar a la
siguiente selección: parque Céspedes, iglesia Catedral, museo Emilio Bacardí, plaza de Marte, balcón
de Velázquez, museo de Ambiente Histórico, escalinata de Padre Pico, hotel Casa Granda, plaza
Dolores, plaza Alameda, calle Enramadas, calle Heredia, mirador del Tivolí, edificio del Ayuntamiento y
edificio del Palacio de Gobierno Provincial.
29
Muñoz Molina, José Manuel y Jorge Luís García Pérez: “Análisis gráfico-teórico del paisaje urbano de las calles del centro
histórico de Santiago de Cuba”, Trabajo de Diploma, Tutor: Arq. Roberto Rodríguez Valdés, Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba, 2002.
30
Orúe Choy, Abel y Liana Yissel Álvarez Silveira: “Análisis gráfico-teórico de los espacios abiertos en el centro histórico
urbano de Santiago de Cuba”, Trabajo de Diploma, Tutor: Arq. Roberto Rodríguez Valdés, Universidad de Oriente,
Santiago de Cuba, 2004.
31
Ruiz Fernández, Geima y Randall Martínez Izaguirre: “Análisis gráfico-teórico de los miradores en el paisaje urbano del
centro histórico de Santiago de Cuba”, Trabajo de Diploma, Tutor: Arq. Roberto Rodríguez Valdés, Universidad de
Oriente, Santiago de Cuba, 2006.
32
Arner Reyes, Erly y Yisel Gómez Campos: “Análisis gráfico-teórico de los hitos en el paisaje del centro histórico urbano de
Santiago de Cuba”, Trabajo de Diploma, Tutor: Arq. Roberto Rodríguez Valdés, Universidad de Oriente, Santiago de
Cuba, 2005.
123
CAPÍTULO 3
Tabla 3.3: Componentes básicos del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba.
Fuente: Tabla elaborada por el autor a partir del procesamiento de resultados de las encuestas y entrevistas, 2007.
3.2.3. Análisis gráfico-teórico de la morfotipología de los componentes básicos del paisaje urbano
124
CAPÍTULO 3
caso se tratan los siguientes inmuebles: edificio del Palacio de Gobierno Provincial, museo de Ambiente
Histórico, hotel Casa Granda, edificio del Ayuntamiento, iglesia Catedral, museo Emilio Bacardí, iglesia
Dolores y museo de la Lucha Clandestina. (Ver Gráfico 3.7).
Los edificios constituyen componentes esenciales del paisaje histórico urbano de Santiago de Cuba. Su
disposición mayoritaria en lotes yuxtapuestos y su planimetría articulada responden tanto al esquema del
trazado urbano como a los determinantes naturales y socioculturales locales. Estos aspectos influyen en
la formación de límites físicos continuos en el perímetro de arterias y plazas de la ciudad y a la
consecuente percepción de los mismos como ámbitos cerrados.
La ciudad histórica abarca un área de 3,2 Km2 y contiene cerca de 9744 edificaciones distribuidas en
386 manzanas. La mayor parte de los inmuebles corresponden a construcciones de la época
republicana (5471 obras) y en menor medida al período colonial (1792 obras) o revolucionario (2481
obras).33 Lo anterior explica el predominio de la arquitectura ecléctica en el entorno del conjunto
tradicional, aún cuando algunas zonas conservan notables rasgos de la etapa colonial o acentos
eminentemente modernos.
Las texturas predominantes en la escena urbana están conformadas por tratamientos superficiales de
fachadas: ranurados o estriados, enchapes, elementos decorativos adosados, pilastras, pretiles, así como
herrerías en ventanas y barandales. Se identifica también un amplio registro cromático (policromía) con
predominio de matices primarios. Las construcciones manifiestan una sistemática adaptación topográfica —
33
Ver “La ciudad histórica de Santiago de Cuba, patrimonio cultural y problemática urbanística”, Diagnóstico Urbanístico
del Plan Maestro de Revitalización de la Ciudad Histórica de Santiago de Cuba, Consejería de Obras Públicas y
Transportes de la Junta de Andalucía y Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, 2002.
125
CAPÍTULO 3
basamentos, pretorios, escalinatas, corredores elevados—; climática —techos inclinados, cubiertas de tejas,
altos puntales, patios interiores— y sísmica —estructuras de horconadura, techos de armaduras, paredes de
cuje.
El análisis gráfico-teórico de los edificios de mayor significación para los grupos sociales que habitan o tributan
a la unidad de paisaje urbano —ver ejemplos expuestos en Gráfico 3.8 y Gráfico 3.9— y su posterior
comparación (ver Anexo 10, Tabla 3.4), permite sintetizar las siguientes regularidades morfotipológicas:
Predominio de plantas compactas o anulares (en O), con simetría axial y geometría básica
rectangular.
Euritmia de las líneas contenidas con ligera tendencia a la acentuación de la verticalidad.
Fachadas frecuentemente texturadas por medio de ranurados, imitación de sillares, ornamentos
añadidos y tratamiento de carpinterías, barandales y rejas.
Preferencia por los colores claros, brillantes, con detalles contrastantes.
Emplazamientos usuales en esquina, con visibilidad de más de una fachada ocupando media
manzana o manzana completa. (ver Gráfico 3.10).
Fachadas alineadas respecto a los límites viales, con accesos frontales hacia espacios extendidos,
simétricas y resueltas a partir de geometrías simples (rectángulos, detalles triangulares o
semicirculares) dispuestas en ritmos alternos o continuos.
Proporcionalidad entre los componentes figura-fondo, fenestraciones de verticalidad acentuada.
Escala usualmente humana y en ocasiones monumental.
Masa equilibrada, con volúmenes prismáticos de base rectangular o trapezoidal, con proyecciones
exteriores —balcones, ventanas voladas, pilastras o columnas adosadas— y macicez aligerada
mediante ornamentos y fenestración.
Jerarquía del edificio por proyección del plano base o disposición en plano topográfico superior.
Acentuación de accesos y composiciones con figuras contrastantes —frontones, pórticos o
volúmenes pronunciados).
126
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.7: Ubicación de edificios significativos en el plano del centro histórico de Santiago de Cuba,
según resultados de encuesta.
127
CAPÍTULO 3
128
CAPÍTULO 3
129
CAPÍTULO 3
130
CAPÍTULO 3
131
CAPÍTULO 3
132
CAPÍTULO 3
133
CAPÍTULO 3
134
CAPÍTULO 3
Los miradores urbanos constituyen fenómenos de singular frecuencia en el paisaje del centro histórico
de Santiago de Cuba. Estos eventos están condicionados por la forma y disposición del trazado
citadino, la configuración de la arquitectura y los mecanismos de adaptación de ambos al medio físico
local. Entre sus principales atributos cuentan: contribuir a una mejor comprensión de la estructura
urbana, orientar al transeúnte mediante una visión abarcadora del entorno y dinamizar los recorridos a
través de puntuales aberturas del campo visual.
El análisis gráfico-teórico de los sitios miradores naturales (ver ejemplo en Gráfico 3.12) y su
consecutiva caracterización (ver Tabla 3.5 del Anexo 11), permite resumir las siguientes regularidades
morfotipológicas:
135
CAPÍTULO 3
Las visuales panorámicas contenidas se orientan regularmente hacia el oeste, con ángulos de
percepción entre los 120º y 180º.
Las texturas percibidas desde estos sitios son heterogéneas y tupidas, se identifican rasgos
recurrentes como: cubiertas de tejas de matices rojizos, yuxtaposición de volúmenes a
diferentes niveles, dispersión de diversos focos de vegetación y un vínculo visual parcial con la
bahía y total con las montañas de trasfondo.
En las vistas panorámicas desde el sitio se reconocen frecuentemente acentos urbanos, edificios
de fácil identificación, contrastantes por su tamaño y morfología, que posibilitan la orientación
del observador.
Los sitios miradores naturales se hallan generalmente asociados a edificios o eventos urbanos
significativos que facilitan su intervisibilidad, es decir también su reconocimiento desde varios
puntos de la trama urbana.
El análisis de los miradores asociados a las calles (ver Gráfico 3.11), revela el vínculo de estos eventos
con los puntos de mayor altitud en la ciudad, principalmente con las arterias orientadas en dirección
Este-Oeste. En cada caso se registra una percepción completa del trayecto vial y sus intersecciones a la
vez que se reconocen en las visuales panorámicas (60º-90º de apertura) texturas heterogéneas y
tupidas resultantes de la superposición de volúmenes escalonados, de focos de vegetación dispersos y
de las líneas entrecruzadas del tendido eléctrico. Se constata igualmente una amplia gama de matices
cromáticos, predominantemente rojizos (techos de tejas cerámicas) y una reiterada presencia de las
montañas y el mar (bahía) como paisaje de trasfondo.
El análisis de los miradores incorporados a la arquitectura exhibe resultados similares a los antes expuestos,
(ver Gráfico 3.8). En este particular se agrupan sitios como: los corredores altos —espacios condicionados
por la topografía del emplazamiento—; los balcones —corridos y aislados a partir del segundo nivel
estructural— y las terrazas en el primer nivel de las edificaciones o en azoteas. En todos los casos las
perspectivas resultan mayores de 120 º y los obstáculos visuales son escasos. Las texturas apreciadas son
heterogéneas y los colores diversos conservándose el recurrente contraste entre los volúmenes yuxtapuestos
de las edificaciones y las montañas —también porciones visibles de la bahía— de fondo.
136
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.11: Ubicación de sitios miradores en el plano del centro histórico de Santiago de Cuba.
137
CAPÍTULO 3
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CAPÍTULO 3
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CAPÍTULO 3
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CAPÍTULO 3
144
CAPÍTULO 3
El análisis morfotipológico de los componentes longitudinales del paisaje urbano en el centro histórico
de Santiago de Cuba contempla el examen de tres expresiones básicas del fenómeno vial: las calles, los
callejones y las escalinatas. Estas manifestaciones se reconocen a través la observación detallada de la
realidad, la experiencia de investigaciones sobre la temática particular y los resultados de las encuestas,
resumidos en la Tabla 3.3 del presente acápite.
Las calles conforman la red de espacios públicos más grande de la ciudad histórica. Su trazado y
configuración responden a la influencia primordial de determinantes físico-naturales —topografía y
clima—, así como urbanas. En la unidad de paisaje urbano definida las calles comportan una
disposición reticular, orientadas básicamente en dirección Norte-Sur (cerca de 43 calles) y Este-Oeste
(cerca de 36 calles), con una dimensión transversal que oscila entre los tres y siete metros y dispuestas
regularmente en tramos continuos con longitudes entre cincuenta y cien metros. En áreas de pendientes
suaves la disposición vial es rectilínea y continua, a diferencia las zonas de medianas y pronunciadas
pendientes donde se registran puntos de inflexión y curvaturas del trayecto. (Ver Gráfico 3.15).
145
CAPÍTULO 3
El examen gráfico-teórico de las calles en el centro histórico urbano de Santiago de Cuba y la posterior
comparación de sus resultados permite sintetizar las siguientes regularidades morfotipológicas:
Las calles constituyen regularmente espacios abarcados, con límites verticales continuos
producidos por la disposición yuxtapuesta de las edificaciones.
Las perspectivas que se generan dentro de los ámbitos son usualmente cerradas o semiabiertas
debido a la frecuente discontinuidad, curvatura o angulación del trayecto vial.
Los límites físicos verticales exhiben amplia diversidad de texturas —generalmente vinculadas a
los tratamientos ornamentales y herrerías en carpinterías. De igual modo se registran contrastes
cromáticos frecuentes en una amplia pluralidad de matices —policromía.
Los edificios que componen los perfiles se integran visualmente a partir de la continuidad de las
líneas horizontales, la persistencia del nivel de fachada y del ritmo y disposición simétrica o
equilibrada de la fenestración y demás ornamentos. Se registran puntuales fachadas asimétricas
y desproporcionadas rompiendo la unidad del perfil.
Las siluetas de los perfiles son generalmente homogéneas predominando los remates
horizontales, en áreas de pendientes acusadas se perciben siluetas escalonadas.
La escala del espacio de las calles es humana, con predominio de altura de los límites verticales
sobre el ancho del plano base. Esta proporcionalidad crea una singular sensación de confinamiento.
El estudio tipológico revela la existencia de cinco tipos básicos de calles atendiendo al comportamiento
de los límites físicos verticales —perfiles—, que definen el espacio y su relación con el plano base. (Ver
Gráfico 3.16).
146
CAPÍTULO 3
De dirección variable: cuando el trayecto vial cambia constantemente de dirección y las líneas
de fachada que determinan el espacio se disponen paralelas entre sí y con la curvatura del plano
base. Las calles de dirección variable o curvas son de menor frecuencia y se disponen
generalmente en áreas de pendientes pronunciadas. (Ver ejemplos en Gráfico 3.17).
En función de las formas de articulación de las calles (ver Gráfico 3.18), se identifican como tipos más
frecuentes de intersecciones en la unidad de paisaje urbano las siguientes:
147
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.15: Delimitación de las áreas según magnitud de pendientes registradas en las calles.
148
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.16: Tipos de calles en el centro histórico de Santiago de Cuba según comportamiento de los
límites físicos verticales (perfiles) que definen el espacio y su relación con el plano base.
149
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.17: Ejemplos de tipos de calles en el centro histórico de Santiago de Cuba, según
comportamiento de sus límites físicos verticales.
150
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.17 a: Ejemplos de tipos de calles en el centro histórico de Santiago de Cuba, según
comportamiento de sus límites físicos verticales.
151
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.18: Localización de intersecciones, según formas de articulación de las calles en el centro
histórico de Santiago de Cuba.
152
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.19: Análisis de ejemplos de intersecciones, según formas de articulación de las calles.
153
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.19 a: Análisis de ejemplos de intersecciones, según formas de articulación de las calles.
Los límites verticales son generalmente continuos y las perspectivas cerradas tanto en el umbral
de arribo como en la culminación del trayecto.
La longitud del tramo es generalmente breve, en comparación con la extensión de las calles
regulares, el trayecto contiene regularmente puntos de inflexión.
En los perfiles limítrofes predominan las fachadas simples, de un nivel con pretorios incorporados.
154
CAPÍTULO 3
Atendiendo a la variabilidad del trayecto se reconocen tres tipos básicos de callejones en el centro
histórico de Santiago de Cuba: de dirección continua, de dirección variable y de dirección quebrada.
(Ver Gráfico 3.20 y ejemplos expuestos en Gráfico 3.21).
Las escalinatas son incidentes urbanos singulares, que resultan de una particular adaptación de la calle a
la accidentada topografía del enclave citadino. Su configuración se fundamenta en el escalonamiento del
plano base en la dirección de una pendiente, otorgando al trayecto un carácter absolutamente peatonal.
En la unidad de paisaje urbano precisada se reconocen cinco escalinatas: de Padre Pico, de Los Maceo,
del Callejón Santiago, de Virgen y de Lauro Fuentes, (ver Gráfico 3.20). En todos los casos el análisis
gráfico-teórico permite resumir las siguientes regularidades morfológicas:
Las visuales desde el arranque de la escalinata producen perspectivas cerradas y desde el arribo
o desembarco, perspectivas abiertas —asociadas usualmente a puntos miradores.
Los perfiles limítrofes están compuestos por fachadas integradas a partir de la continuidad de
las líneas horizontales, de la simetría parcial y los ritmos continuos de sus elementos
componentes. Las texturas predominantes son heterogéneas y los matices cromáticos diversos.
(Ver análisis ilustrados en Gráfico 3.22-3.22 a).
Las escalinatas resultan eventos pintorescos de fuerte apropiación dinámica y estática por parte de los
habitantes y visitantes de la ciudad. Se destacan también como puntos de referencia, que orientan al
transeúnte, al tiempo que contribuyen a otorgar dinamismo y variedad al recorrido.
155
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.20: Ubicación de callejones y escalinatas en el plano del centro histórico de Santiago de Cuba.
156
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.21: Análisis de callejones en el paisaje urbano del centro histórico de Santiago de Cuba.
157
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.21 a: Análisis de callejones en el paisaje urbano del centro histórico de Santiago de Cuba.
158
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.22: Análisis de las escalinatas en el paisaje urbano del centro histórico de Santiago de Cuba.
159
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.22 a: Análisis de las escalinatas en el paisaje urbano del centro histórico de Santiago de Cuba.
La exploración de los componentes extendidos del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de
Cuba contempla el análisis de las plazas y sus expresiones a menor escala, es decir plazuelas, plazoletas
o parques. La detallada y sistemática observación de la unidad de paisaje urbano revela la existencia de
cerca de veinte espacios públicos de carácter extendido, de los cuales siete portan la categoría de
plazas o plazuelas y los restantes de parques menores. (Ver Gráfico 3.23).
El análisis de los espacios extendidos escogidos, (ver ejemplo recogido en el Gráfico 3.24) y su posterior
comparación, (ver Gráfico 3.25) permiten sintetizar las siguientes regularidades morfotipológicas:
Las planimetrías de las plazas están resueltas a partir de figuras poligonales —usualmente
rectangulares o trapezoidales—, bordeadas generalmente por calles y con una diseño simétrico.
Los espacios de los componentes extendidos, en la unidad de paisaje estudiada, son abarcados,
con límites continuos y perspectivas predominantemente cerradas.
La ocupación de una o más manzanas se perfila como emplazamiento más frecuente para plazas
y ocupación de media manzana o porción más pequeña para plazuelas y parques.
160
CAPÍTULO 3
161
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.23: Ubicación de los espacios extendidos en el plano urbano del centro histórico de Santiago
de Cuba.
162
CAPÍTULO 3
163
CAPÍTULO 3
La caracterización integral del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba se completa en
la etapa de la articulación sistémica, correspondiente al último nivel de análisis del proceso metódico.
Aquí se plantea como objetivo esencial el examen de las múltiples interrelaciones que se establecen
entre transeúntes y componentes del paisaje urbano así como entre estos y el conjunto urbano en su
totalidad. En este caso se observan las tres categorías definidas previamente en el acápite segundo de la
investigación: interrelación hombre – componente, interrelación entre componentes e interrelación
componente – conjunto.
Predominio del tránsito peatonal en la mayor parte de los espacios públicos del centro
histórico.
Altos niveles de apropiación dinámica en arterias relacionadas con la centralidad del núcleo
histórico (calles Aguilera, San Francisco y Heredia en dirección Este – Oeste y calles Santo
Tomás, San Félix y Corona en dirección Norte – Sur).
Posesión dinámica de las calles propiciada por establecer vínculos entre inmuebles de alto valor
de uso, por las dimensiones del plano base y facilidad para la circulación peatonal y por
cualidades formales de los límites verticales.
Intensa posesión dinámica en tramos viales asociados a funciones comerciales –calle Enramadas
desde Plaza de Marte a Corona y Santo Tomás desde San Francisco a San Basilio.
Posesión estática asociada a espacios extendidos (plazas y parques) principalmente próximos al
centro. Potenciada por la presencia de mobiliario urbano, vegetación de resguardo, carácter de
intimidad espacial (espacios abarcados), valores formales de los límites físicos e inmuebles de
significación y valor de uso vinculados al sitio.
164
CAPÍTULO 3
165
CAPÍTULO 3
verticales del espacio o contenido dentro de los perfiles limítrofes. La disposición de los
componentes puntuales más usual es la lateral.
Los espacios extendidos están generalmente limitados por calles dispuestas de forma tangencial,
usualmente cuatro vías. En plazas que ocupan áreas equivalentes a dos o más manzanas se
presentan conexiones viales perpendiculares.
La presencia de monumentos en espacios extendidos es reiterada y su disposición generalizada
es al centro de la composición. Los puntos de vegetación se distribuyen simétricamente
próximos a los bordes del plano base.
El examen de la relación entre los componentes y el conjunto atiende a los vínculos físicos y visuales
observados a escala de la unidad de paisaje urbano. En este caso el análisis parte de la definición de
subsistemas teniendo en cuenta las rutas o zonas de mayor intensidad en el uso, notables índices de
apropiación, mayor concentración de componentes significativos o singularidad en su trazado y diseño
en comparación con otras áreas de la unidad de paisaje urbano. La experiencia de estudios precedentes
y conjunción de los resultados de encuestas a la población, entrevistas a especialistas y detallada
observación de la realidad permiten definir los siguientes subsistemas:
1. Subsistema de plazas principales (calle Aguilera desde plaza Alameda hasta plaza de Marte).
2. Subsistema Tivolí (calle Padre Pico desde plaza del Mercado - escalinata de Padre Pico -
mirador del Tivolí, calle Rabí, calle San Carlos y callejón Santiago hasta escalinata de Virgen).
3. Subsistema San Francisco (calle San Francisco desde parque de la Normal hasta avenida Jesús
Menéndez).
4. Subsistema Enramadas - Carnicería (calle enramadas desde Plaza de Marte hasta parque
Serrano, carnicería hasta Santa Lucía, y desde parque serrano hasta avenida Jesús Menéndez).
5. Subsistema Santo Tomás (calle Santo Tomás desde calzada de Martí hasta calle Trocha).
6. Subsistema Martí (calzada Martí desde Terminal Ferroviaria hasta avenida de los Libertadores).
El estudio individual de los subsistemas, a través del procedimiento de visión serial, y su posterior
análisis comparativo posibilitan la formulación de los siguientes rasgos caracterizadores:
166
CAPÍTULO 3
Conservación del carácter abarcado de los espacios públicos, continuidad de los límites
verticales, diversidad estilística y cromática de las edificaciones que integran los perfiles.
Subsistema de plazas principales alterna escala íntima de tramos viales con escala monumental
de espacios extendidos estableciendo la mayor dinámica en el recorrido.
Las interconexiones espaciales que se establecen en los subsistemas son generalmente en serie.
La observación de los resultados obtenidos del análisis de los diversos componentes del paisaje urbano
en el centro histórico de Santiago de Cuba y de sus modos de interrelación posibilita la caracterización
del mismo a partir de la síntesis de sus principales valores morfotipológicos:
167
CAPÍTULO 3
168
CAPÍTULO 3
La aplicación del procedimiento metódico para el análisis morfotipológico del paisaje urbano en el
centro histórico de Santiago de Cuba y la evaluación crítica de sus resultados permite formular las
siguientes conclusiones:
169
CAPÍTULO 3
Gráfico 3.15: Subsistemas para la evaluación de la articulación sistémica en el paisaje urbano del centro
histórico de santiago de Cuba.
170
CONCLUSIONES GENERALES
CONCLUSIONES GENERALES
CONCLUSIONES GENERALES
El análisis conceptual desarrollado posibilita la definición del término paisaje urbano y precisa su papel
en la conformación de la imagen urbana. La valoración crítica de diversas propuestas metodológicas
para el estudio del medio urbano aporta un conjunto de categorías y variables aplicables al análisis
morfotipológico del paisaje urbano. En tal caso se reconocen como aspectos relevantes la consideración
de los factores determinantes, la identificación de los componentes estructurantes del paisaje citadino,
las características formales, compositivas y tipológicas de sus partes componentes así como la
vertebración o interrelación de las mismas.
Se evalúa la utilidad de los recursos provenientes de los análisis gráficos examinados y se pone de
manifiesto su capacidad demostrativa y sus facultades para definir y representar los atributos formales
de los múltiples fenómenos arquitectónicos. En este sentido se considera de singular importancia la
adaptación y empleo de herramientas gráficas en los análisis correspondientes al paisaje urbano.
Atendiendo al planteamiento de la propuesta metódica para el análisis del paisaje urbano en el centro
histórico de Santiago de Cuba es posible apuntar que su fundamentación en el carácter sistémico del
objeto de estudio induce la formulación de cuatro etapas o niveles, los que permiten identificar variables
condicionantes, reconocer y desarticular el objeto de estudio, examinar los rasgos morfotipológicos de
las partes componentes y articularlas finalmente.
El análisis evolutivo del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba, en correspondencia
con las categorías determinantes físico – naturales, socioculturales y urbanas, revela las
transformaciones progresivas sufridas por la acción de diversos factores condicionantes que han
afectado la expresión morfotipológica del enclave citadino. Asimismo permite definir cuatro períodos
evolutivos teniendo en cuenta el nivel de desarrollo alcanzado por la ciudad y los eventos sociopolíticos
173
CONCLUSIONES GENERALES
o económicos más relevantes acaecidos, los mismos se exponen como: período primigenio, formativo,
de desruralización y de modernización.
El desarrollo de estudios estadísticos basados en encuestas aplicadas a diferentes grupos sociales unidos
a la experiencia de especialistas y de estudios precedentes y apoyados en una observación científica
sistemática de la realidad permitió identificar y categorizar los componentes esenciales del paisaje
urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba. Del mismo modo quedaron determinados los sitios
de mayor significación para las personas que habitan o tributan a la ciudad tradicional.
El estudio de los componentes del paisaje urbano en el centro histórico de Santiago de Cuba, a través
del procedimiento gráfico - teórico planteado, reveló un conjunto de regularidades que facilitan la
caracterización morfotipológica de los mismos. Los resultados obtenidos de este proceso, unidos a la
evaluación de las interrelaciones que se establecen entre las partes y entre estas y el conjunto condujo a
la síntesis de los principales valores morfotipológicos del objeto de estudio. Así clasifican la adaptación
topográfica y climática, la determinación espacial, el carácter de centralidad, la presencia de acentos
urbanos, la visibilidad, la dinámica de los recorridos, la diversidad y la articulación como valores
esenciales del paisaje urbano santiaguero.
174
RECOMENDACIONES
RECOMENDACIONES
RECOMENDACIONES
Conformar con los resultados de la investigación una base documental de consulta disponible
para estudiantes, profesionales de diversas ramas así como personal interesado en temas de
urbanismo y paisaje urbano.
Divulgar los valores morfotipológicos del paisaje citadino santiaguero a través de medios de
comunicación variados que lleguen a los diversos grupos sociales que habitan o tributan al
centro histórico en aras de fomentar en la población local una cultura para la preservación y
cuidado de tan importantes recursos urbanísticos.
175
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Entrevistas:
Dra. CT, Arq. Elsi López Arias: Profesora auxiliar, más de 20 años de experiencia docente e investigativa.
Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Construcciones, Universidad de Oriente.
Dra. CT, Arq. Graciela Gómez Ortega: Profesora titular de la disciplina Proyecto, más de 30 años de experiencia
profesional, miembro del grupo de investigación Casas, Departamento de Arquitectura y Urbanismo,
Facultad de Construcciones de la Universidad de Oriente.
Dra. CT, Arq. Lourdes M. Rizo Aguilera: Profesora titular, 22 años de experiencia docente e investigativa.
Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Construcciones, Universidad de Oriente.
Dra. CT, Arq. María Teresa Muñoz Castillo: Profesora asistente, más de 20 años de experiencia docente e
investigativa. Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Construcciones, Universidad de
Oriente.
Dra. CT, Arq. Maritza Espinosa O’Callagan: Especialista en urbanismo, profesora titular, más de 20 años de
experiencia. Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Construcciones de la
Universidad de Oriente.
Dra. CT, Arq. Milene Soto Suárez: Profesora auxiliar de Teoría e Historia de la Arquitectura, más de 20 años de
experiencia docente e investigativa. Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de
Construcciones, Universidad de Oriente.
M.Sc. Arq. Elba Sagué Rodríguez: Urbanista, Profesora titular de Proyecto, 25 años de experiencia. Dirección
Provincial de Planificación Física, Santiago de Cuba.
M.Sc. Arq. Elena Cambón Freire: Profesora Asistente de Proyecto, 20 años de experiencia docente e
investigativa. Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Construcciones, Universidad de
Oriente.
M.Sc. Arq. Noemy Bárzana Rodríguez: Profesora auxiliar de la asignatura de Introducción al Proyecto, 28 años
de experiencia docente e investigativa. Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de
Construcciones, Universidad de Oriente.
M.Sc. Arq. Zoila J. Baños Rodríguez: Profesora asistente de Planificación Regional y Urbana, 30 años de
experiencia docente e investigativa. Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de
Construcciones, Universidad de Oriente.
M.Sc. Lic. Héctor Ocaña Dayar: Geógrafo, especialista en planeamiento urbano, Profesor Auxiliar, 30 años de
experiencia, Oficina del Conservador de la Ciudad, Santiago de Cuba.
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