VISTOS: PRIMERO: Que, ante la Segunda sala del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Temuco, se celebró el 27 de diciembre del año en curso la audiencia convocada para el juicio rol interno N° 020/2001, sustentado en la acusación formulada por el fiscal del Ministerio Público don Alejandro Ivelic Mansilla, en contra de CARLOS GRIEGO RUBILAR AROCA, chileno, soltero, natural de Temuco, pintor de brocha gorda, de 35 años, Cedúla nacional de identidad N°10.900.005-1, domiciliado en calle Uspayatas N° 085, Villa Andina de Temuco y de LUIS ARTEMIO UTRERAS ANABALON, chileno, casado, natural de Lota, de 45 años, mueblista, RUT N° 7.666.095-0, con domicilio en calle Nibaldo Sur N° 1391 de la comuna de Padre Las Casas, ambos con antecedentes penales pretéritos, a quienes representaron los abogados de la Defensoría penal pública, don Jaime López Allendes y doña Helen Thiers Hernández, domiciliados en calle Prat N° 020 de esta ciudad. SEGUNDO: Que los hechos objeto de la acusación, - consignados en el auto de apertura de juicio oral expedido el seis del mes y año en curso, por la señora Jueza de Garantía de Temuco, doña Cecilia Elena Subiabre Tapia -, se desarrollaron en la madrugada del día 17 de septiembre del presente año, ocasión en la que Carlos Rubilar Aroca, saltando un muro de concreto de aproximadamente 1,75 m. de altura, ingresó al patio de la casa de Pedro Sandoval Castro, ubicada en calle Huichahue N° 295 de la comuna de Padre Las Casas y sustrajo una carretilla metálica que entregó por sobre el muro a Luis Utreras Anabalón; luego saltó el cerco que separa ese sitio con el que corresponde a la casa de Ingrid Sepúlveda González, signada con el N° 297 de la misma vía e ingresó al patio, desde el cual sustrajo un balón de gas y una herramienta afiladora de cuchillos y, luego de trasladarlas al sitio vecino entregó 2
también el recipiente a Utreras, quedando la herramienta en el suelo,
siendo sorprendidos y detenidos por funcionarios de Carabineros. TERCERO: Que, en presencia de su defensor, los acusados fueron debida y legalmente enterados de los hechos antes referidos y en esa oportunidad, y durante el curso de la audiencia de debate, señalaron que se asilaban en su derecho a guardar silencio. A su turno, el defensor solicitó la absolución de sus representados respecto de los cargos formulados en su contra por el Ministerio Público, aduciendo que la prueba rendida ha sido insuficiente para llevar al tribunal - más allá de toda duda razonable -, a la convicción de que aquéllos hubiesen tenido alguna participación en los hechos que se les imputan; que a lo sumo se trata de hechos constitutivos de robo en lugar no habitado, por funcionar allí una empresa funeraria y que les beneficia la atenuante de haber reparado con celo el mal causado. Al final de la audiencia los encartados hicieron uso de la palabra y ambos alegaron su inocencia. CUARTO: Que la prueba testimonial producida por el Ministerio público proviene de testigos que protagonizaron los hechos que narraron, de modo que los percibieron y apreciaron con sus sentidos; fueron legalmente interrogados y además examinados por la defensa de los acusados; sus declaraciones están conformes con los demás antecedentes allegados durante el debate y no han sido desvirtuadas por otra prueba en contrario, por lo que sus dichos impresionaron a los jueces como imparciales y verídicos. Por tales razones y apreciando libremente la prueba, según lo permite el artículo 297 del Código Procesal Penal, pero sin contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, los sentenciadores han llegado a la convicción de que realmente ocurrieron los hechos punibles objeto de la acusación del Ministerio público y en consecuencia, - tal como se adelantó por este Tribunal en el veredicto de fecha 27 de diciembre en curso -, se tiene por acreditado: 3
a).- Que Pedro Sandoval Castro e Ingrid Sepúlveda González
habitan respectivamente, con sus grupos familiares, los inmuebles signados con los N°s 295 y 297 de la calle Huichahue, en la comuna de Padre Las Casas; ambas construcciones cuentan con un patio posterior deslindado por un cerco divisorio de mediana altura, que tiene absoluta continuidad y dependencia con el resto de la respectiva casa, con un acceso directo a ellas, y el primero de dichos sitios se encuentra resguardado en su costado poniente por un muro de concreto de alrededor de 1,75 m. de altura, que lo separa de la calle Corvalán. También está acreditado que Sandoval Castro guardaba en su patio una carretilla metálica y una sierra circular y que Ingrid Sepúlveda González mantenía en el suyo un bidón de gas y una herramienta para afilar cuchillos, artefactos que son de propiedad y preexistían en el patrimonio de cada una de las personas mencionadas; b).- Que en la madrugada del día 17 de septiembre último, alrededor de las 04,00 horas, un sujeto, - que resultó ser Carlos Griego Rubilar Aroca -, superó el muro del costado poniente de la casa habitación de Pedro Sandoval Castro, donde éste pernoctaba junto a sus familiares, y sacó hacia el exterior la carretilla metálica que entregó a otro individuo, - Luis Artemio Utreras Anabalón -, que se mantuvo fuera del recinto; a continuación, saltando el cerco divisorio, entró al patio de la casa de Ingrid Sepúlveda González, donde ésta también pernoctaba con su grupo familiar y sacó de allí el balón de gas y el afilador de cuchillos, especies que trasladó al patio vecino, pasando el bidón a Utreras, quien también lo recibió desde la calle. QUINTO: Que, en efecto, los hechos reseñados en el acápite a) del motivo anterior han quedado plenamente comprobados con los atestados de Pedro Sandoval Castro y de Ingrid Sepúlveda González, quienes narraron que el día ya mencionado se encontraban cada cual durmiendo junto a sus familiares en sus hogares, cuando fueron despertados por los carabineros que habían sorprendido a dos individuos que habían 4
sustraído desde el patio de sus respectivas casas las herramientas ya
referidas; sus dichos además concuerdan en lo pertinente con el informe de los peritos Washington Apablaza Olivos y Eduardo Herrera Soto, quienes describieron con lujo de detalles los inmuebles de cada uno, y apoyaron sus dichos con los correspondientes informes periciales planimétrico y fotográfico, confeccionados por éstos; mientras, los eventos que se narran en el párrafo b) del mismo fundamento, aparecen debidamente acreditados con los dichos de los aprehensores Alberto Esteban Cerda Navarrete, Teobaldo Alfredo Alvarado Muñoz y Jaime Hugo Díaz Sierra, quienes concuerdan en que, en la ocasión que se viene señalando, mientras realizaban un patrullaje por la población recibieron aviso de la Central de comunicaciones para que concurrieran a un lugar donde se estaba produciendo un robo; enfilaron por calle Corvalán y sorprendieron a un individuo que se encontraba en la vereda sobre una carretilla metálica, junto a un bidón de gas, y luego descubrieron a otro en el interior del patio de la casa de Pedro Sandoval; que requerida su individualización, el primero se identificó como Luis Utreras Anabalón y el segundo, como Carlos Rubilar. Los mismos testigos y peritos han proporcionado suficientes antecedentes para tener acreditado que para ingresar al patio de las casas de Pedro Sandoval Castro e Ingrid Sepúlveda González, el hechor debió necesariamente escalar la muralla circundante; igualmente, fluye que en el interior de cada uno de los sitios, los ofendidos mantenían las especies que en cada caso se señalaron y que estas fueron apropiadas por sujetos que carecían de titularidad alguna para hacerlo y que, indudablemente, actuaron impulsados por ánimo de lucro y sin la voluntad de sus dueños. De esta forma, concurren copulativamente cada uno de los elementos exigidos por el tipo penal constitutivo del delito de robo con fuerza en las cosas, cometido en dependencias de lugar habitado, descrito en el artículo 432 del Código Penal y sancionado por el artículo 440 del mismo texto punitivo, en grado de consumado, como quiera que 5
uno de los hechores, sin la voluntad de sus dueños Pedro Sandoval
Castro e Ingrid Sepúlveda González, con ánimo de lucro y mediante escalamiento, por vía no destinada al efecto entró a dependencias de la casa en la cual aquéllos tienen su morada, - ya que están ubicadas bajo la inmediata vigilancia y defensa de las personas que en ellas habitan -, las cuales se encontraban ocupadas físicamente por esas personas y sus familiares, y sustrajo cosas muebles ajenas que entregó a otro individuo que le esperaba afuera. Si bien en este juicio resultaron acreditados hechos que han perjudicado a dos personas distintas, sin embargo en la especie se trata de un solo delito que tiene la calidad de continuado, por cuanto en su desarrollo existió una pluralidad de acciones sucesivas, perpetradas por los mismos hechores, que vulneran el mismo bien jurídico y están inspiradas por un mismo propósito criminal. SEXTO: Que los policías Alberto Esteban Cerda Navarrete, Teobaldo Alfredo Alvarado Muñoz y Jaime Hugo Díaz Sierra sorprendieron a Luis Utreras Anabalón cuando se encontraba en la vereda de calle Corvalán, junto a algunas de las especies que le había entregado Carlos Rubilar Aroca por sobre el muro perimetral de la casa y sitio de Pedro Sandoval Castro. Así, la prueba producida por el acusador fiscal durante el curso del debate de este juicio oral, - superando la presunción de inocencia que ampara a los imputados -, ha logrado conducir al tribunal a la convicción - más allá de toda duda razonable -, de que a Carlos Griego Rubilar Aroca y a Luis Artemio Utreras Anabalón les correspondió en esos hechos una participación y responsabilidad culpable como autores, por haber intervenido en su ejecución de una manera inmediata y directa. SEPTIMO: Que la prueba aportada por la defensa de los acusados, - constituída por la testimonial de Jerónimo Alfredo Saez Garrido y Mirta Mariangel Vasquez -, no altera las conclusiones anteriores, ya que, aparte de que se refieren a la conducta desplegada por los acusados a últimas horas del día 16 de septiembre pasado, sus dichos carecen de seriedad y solvencia y en consecuencia no son aptos para desvanecer las 6
imputaciones que formularon en contra de los acusados los testigos
mencionados en el fundamento anterior. OCTAVO: Que, de los elementos de prueba aportados en el curso de este juicio por el fiscal, se desprende que la responsabilidad de los acusados aparece modificada por la circunstancia agravante prevista en el artículo 456 bis N° 3 del Código Penal, por cuanto en la ejecución de los hechos ilícitos materia de este juicio intervinieron dos malhechores. NOVENO: Que, con los documentos extendidos por el Banco Boston, agregados por su exhibición y lectura, se acreditó que los acusados depositaron el 6 de diciembre pasado, la suma de $ 40.000 para cada uno de los ofendidos Ingrid Sepúlveda González y Pedro Sandoval Castro, con el objeto de reparar el mal que les causó su acción ilícita; la defensa de los enjuiciados ha ilustrado también al tribunal sobre las condiciones económicas de aquéllos mediante los informes socio económicos practicados por la perito María Eliana Ríos Parra, que también concurrió a estrados y prestó declaración sobre la situación de Carlos Rubilar y Luis Utreras; sin embargo, tales depósitos de dinero no son bastantes para dar por comprobada la atenuante de responsabilidad prevista en el numeral 7° del artículo 11 del Código Penal, por cuanto aparte de ser exigüos, fueron practicados después de haber transcurrido más de dos meses desde que ocurrieron los hechos incriminados; además nadie instó por hacer llegar ese dinero a sus destinatarios, de modo que ellos no han recibido satisfacción alguna por la ofensa sufrida y, por consiguiente, no revelan el celo que esa disposición legal exige de parte de quien asume la actitud reparatoria para configurar la minorante de responsabilidad invocada. DECIMO: Que no existen otras circunstancias modificatorias de responsabilidad penal que analizar. UNDECIMO: Que la pena asignada por la ley al delito de que se trata es de presidio mayor en su grado mínimo y en conformidad a lo prevenido por el artículo 67 del Código Penal, al afectar a los acusados una 7
circunstancia agravante, sin que le beneficien atenuantes, el tribunal la
aplicará en su máximum, en una extensión que resulte condigna con la gravedad de la conducta desplegada por los sentenciados. DUODECIMO: Que, como se ha señalado, los sentenciadores han apreciado la prueba rendida en este juicio en conformidad a las normas previstas en el artículo 297 del Código Procesal Penal, cuya vigencia en la Novena Región se cumple en virtud de lo dispuesto por el artículo 484 del mismo cuerpo legal, entendiéndose derogado el artículo 59 de la ley 11.625, que autorizaba al juez para apreciar en conciencia la prueba producida en los casos de delitos contra la propiedad. Por las consideraciones expuestas, y visto además lo dispuesto por los artículos 1, (11 N° 6), 14 N° 1, 15 N° 1, 18, 21, 24, 26, 28, 50, 67, 432, 440 y 456 bis Nº 3 del Código Penal; artículos 47, 295, 296, 297, 340, 342, 344, 346 y 348 del Código Procesal Penal, y el resultado del acuerdo alcanzado, por unanimidad el Tribunal RESUELVE: Condenar a CARLOS GRIEGO RUBILAR AROCA y a LUIS ARTEMIO UTRERAS ANABALÓN, ya individualizados, a sufrir cada uno, la pena de OCHO AÑOS de presidio mayor en su grado mínimo, accesoria de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos e inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena y al pago de las costas de este juicio, como autores del delito continuado de robo con fuerza en las cosas, cometido mediante escalamiento en dependencias de lugar habitado, de especies de propiedad de Pedro Sandoval Castro y de Ingrid Sepúlveda González, perpetrado en la comuna de Padre Las Casas, durante la madrugada del 17 de septiembre de 2001. Los sentenciados cumplirán la pena de presidio impuesta una vez que la presente sentencia quede ejecutoriada, sirviéndole a cada uno, como abono, el tiempo que han permanecido ininterrumpidamente privados de libertad por este juicio, desde el 17 de septiembre del año en 8
curso, según consta de las cláusulas octava y novena del auto de
apertura de este juicio. Devuélvase a la Fiscalía la documentación que acompañó durante la audiencia, como evidencia documental. Una vez ejecutoriada la presente sentencia, dése cumplimiento al artículo 468 del Código Procesal Penal, oficiándose a la Contraloría General de la República, Servicio de Registro Civil e Identificación y al Centro de Cumplimiento Penitenciario de Temuco, adjuntándose copia de esta sentencia con el atestado de encontrarse ejecutoriada. Regístrese, comuníquese en su oportunidad al Juzgado de Garantia de Temuco para los efectos de su cumplimiento; hecho, archívese. Redaccion del juez don Leopoldo Vera Muñoz. “(11N° 6) ”No Vale. RUC: N° 0100050968-6 RIT: N° 020/2001
Pronunciada por los jueces titulares de la segunda sala, Jorge
Gonzalez Salazar, quien la presidió; Leopoldo Vera Muñoz y el juez subrogante don Felix Vega Etcheverry.