Professional Documents
Culture Documents
PARIDAD
En los albores del siglo XX surgieron de forma aislada mujeres que emprendieron iniciativas
en pro de una democracia social y política, como Ramona Ferreira, escritora y periodista, fundadora
del primer periódico paraguayo dirigido por una mujer “La voz del siglo” desde 1902 hasta 1904 y
Serafina Dávalos (1833-1957), abogada, primera mujer egresada universitaria (1907) y miembro del
Tribunal Superior de Justicia. La meta fue lograr el reconocimiento del derecho a voto para las
mujeres, el cual fue promulgado el 5 de julio de 1961 a través de la Ley Nº 704/61.
El acceso a un cargo electivo lo logró la mujer en el año 1963, con la proclamación para la
Cámara de Representantes de dos legisladoras: Dolores de Miño, primera senadora nacional en un
segundo periodo y Bienvenida Rodríguez de Sánchez, ambas representantes de la ANR. La banca
femenina para un partido de oposición la cristalizó Carmen de Lara Castro, por el PLRA, diputada y
senadora nacional.
Una opinión recogida en el año 2011 con relación a la Ley de Paridad dice que: “las cuotas
de participación, en vez de impulsar el acceso a los espacios de poder, se han convertido en el techo
de vidrio que las mujeres no pueden romper en las listas primigenias de las estructuras partidarias.
Así mismo esta falla de representación es más que visible en los Poderes del Estado paraguayo, a
los cuales la mujer por su IDONEIDAD PROFESIONAL, está en condiciones de COMPETIR para
acceder”
ARTICULOS DE LA CONSTITUCION NACIONAL
Entiéndase como libre elección cuando nos referimos a los presidentes, vice presidentes,
intendentes, gobernadores y junta departamental. En el caso de los representantes para el congreso,
diputados y senadores, elegimos libremente por cabeza de lista, para cada uno de ellos, por
consiguiente, a través de esas elecciones, ingresan aquellos candidatos que se encuentran por
debajo de la cabeza de lista, los cuales ingresarán al sistema electoral de cómputo D’hont,
adquiriendo un escaño de acuerdo a la cantidad de votos obtenidos por elección de cabeza de lista.
Este es el verdadero problema de la lista cerrada, la incapacidad de que podamos elegir libremente a
estos representantes, ya que las listas se limitan a estar compuestas por una serie de candidatos que
no son dignos de figurar en ella, por falta de idoneidad o capacidad misma, pero ingresan generando
el clientelismo, amiguismo y prebendarismo por parte de quienes los incluyen en la serie de
candidatos.
En el artículo “Acción positiva de la revista La Otra Mitad, año 2011, se comenta que solo “un sistema
de listas cerradas, un mandato de posición, grandes circunscripciones y un cumplimiento de buena fe
por parte de los partidos políticos, son los factores que favorecen al buen funcionamiento del sistema
de las cuotas”, lo que significa que la paridad solicitada solo irá de la mano con el sistema de listas
sábanas, imposibilitando a que de esa manera, logremos la anhelada apertura de las mismas, a la
par, la desgastada confianza en las acciones ejecutadas por los diferentes partidos políticos para que
obren de buena fe. Podríamos comparar a este evento como un aumento drástico de la tasa
impositiva del país, sin analizar previamente sus consecuencias económicas, debido a la alta tasa de
evasión y elusión tributaria con la que carga nuestro país.
Artículo 46 - DE LA IGUALDAD DE LAS PERSONAS
Las protecciones que se establezcan sobre desigualdades injustas no serán consideradas como
factores discriminatorios sino igualitarios.
El proyecto de Ley de Paridad atenta contra este artículo debido a que busca imponer lo que ellos
llaman una discriminación positiva, concepto inaplicable por su inexistencia e incoherencia misma
desde la teoría.
Según la RAE (Real Academia Española): DISCRIMINAR del latín discriminare: seleccionar
excluyendo. Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos,
de sexo, etc.
Resulta imposible que exista una discriminación positiva aludiendo a un beneficio para un sector, en
detrimento de la participación en igualdad con los hombres, por arrebato de sus cuotas de
participación, cuando la Constitución Nacional vuelve a ser clara y precisa sobre la democracia
representativa y participativa, la cual reditúa la igualdad para todos sus habitantes.
Este proyecto de Ley, sin embargo, intenta justificar una igualdad ficticia y con pleno
desconocimiento de los conceptos de igualdad e igualitarismo, capacidad de hecho y de
derecho, convirtiéndose de esta forma en tiranía o falsa bandera de la igualdad: sustracción de
una parte de lo que le corresponde a un sector que conforma la mayoría para beneficiar a otro.
La Constitución Nacional resulta precisa al establecer que las protecciones que se establezcan sobre
desigualdades injustas, como la tiranía de la igualdad, no serán consideradas como factores
discriminatorios sino igualitarios. Por lo tanto, el rechazo a este Proyecto de Ley no podrá ser
considerado como un acto de discriminación hacia las mujeres del país.
1. la igualdad para el acceso a la justicia, a cuyo efecto allanará los obstáculos que la
impidiesen;
2. la igualdad ante las leyes;
3. la igualdad para el acceso a las funciones públicas no electivas, sin más requisitos que la
idoneidad, y
4. la igualdad de oportunidades en la participación de los beneficios de la naturaleza, de los
bienes materiales y de la cultura.
Observaciones: En relación al Art. 47, Inc. 3: Como no existen aún regulaciones bien
fundamentadas, ni el proyecto de ley se encuentra bien elaborado, refiriéndonos con esto a la
primera disidencia ocurrida en la Cámara de Diputados al realizar enmiendas a la misma antes de
pasar a la cámara alta, además de montar contradicciones y cuestionamientos dentro del proyecto de
Ley, debido al déficit en el análisis e idoneidad de sus impulsores en cuanto al marco legislativo
paraguayo se refiere, no se puede confirmar que efectivamente se cumplirá con lo dispuesto en este
inciso acerca del factor de idoneidad, en este caso el de las mujeres o que las cuotas de
participación serán otorgadas en base a su capacidad, formación académica, experiencia de trabajo
en el campo político o social, etc. Esta ley solo favorecerá a muchas mujeres quienes sin cumplir con
estos requisitos amparados por nuestra Constitución Nacional, ingresen a las listas, solo por su
militancia política las cuales en su mayoría apologizan al neo marxismo cultural ampliamente
comprobado. Nuevamente ocurrirán casos de clientelismo, amiguismo y prebendarismo, el equipo no
se encontrará conformado en base a la idoneidad exigida por la Carta Magna. La búsqueda de la
aprobación de este proyecto de ley persigue intereses sectarios, corporativistas y personalistas de
sus impulsores.
Esta ley, a posteriori, dejaría abierta la posibilidad del acceso a cargos para cumplir con la cuota de
paridad a personas que se realicen cambio de sexo (a través de futuras leyes que permitan a
personas cambiar su identidad sexual). Esto haría que personas transexuales (hombres que se
sienten mujeres) cumplan con la cuota de paridad en caso de no contar con la cantidad obligatoria de
mujeres, lo que sería como una suerte de «trampa legislativa» que logra la real contradicción de la
propia naturaleza de la Ley de Paridad. Esto va nuevamente en detrimento al artículo 128º de la
Constitución Nacional, en donde se expresa claramente que: en ningún caso el interés de los
particulares primará sobre el interés general.
Artículo 48 - DE LA IGUALDAD DE DERECHOS DEL HOMBRE Y DE LA MUJER
El hombre y la mujer tienen iguales derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales. El
Estado promoverá las condiciones y creará los mecanismos adecuados para que la igualdad sea real
y efectiva, allanando los obstáculos que impidan o dificulten su ejercicio y facilitando la participación
de la mujer en todos los ámbitos de la vida nacional.
Observaciones: El estado deberá promover las condiciones y creará los mecanismos adecuados
para que la igualdad mencionada en el artículo 46º, sea real y efectiva, incluso facilitando la
participación de la mujer en todos los ámbitos nacionales.
No es lo mismo promover que imponer. Promover significa crear las condiciones para una
participación justa entre el hombre y la mujer y la imposición u obligación es una decisión arbitraria
con propósitos antojadizos y totalitarios.
Debemos entender que cuando hablamos de igualdad, existe un paréntesis de semántica entre los
conceptos de igualdad ante la ley y la igualdad en resultados electores. La Ley de Paridad no
entiende la igualdad como está expresa en la Constitución, sino una «igualdad para abajo» de quitar
cuotas al hombre para dárselas a las mujeres, algo que en esencia es injusto.
Sin embargo, la igualdad en resultados electorales no siempre puede cumplir con el principio de
democracia propiamente dicho, ya que convertiríamos en una falacia la mención de la igualdad en su
acepción por la definición natural del concepto de elecciones, el cual alude a una competencia en
donde existen ganadores y perdedores.
Los ganadores en este caso, serían quienes hayan conseguido mayoría de votos en las elecciones,
de acuerdo a diversos factores que entran a jugar en este tipo de competencias, como es la imagen
ganada y/o proyectada de los candidatos, ya sea por su reputación, experiencia en trabajos
realizados en la sociedad, fama de alguna índole, trayectoria política y social, que hacen al candidato
ser reconocido por el pueblo, aparte de las propuestas emitidas.
Por lo tanto, no podemos hablar de una igualdad en resultados electorales como se entiende dentro
del concepto de igualdad ante la ley.
Los ciudadanos, sin distinción de sexo, tienen el derecho a participar en los asuntos públicos,
directamente o por medio de sus representantes, en la forma que determine esta Constitución y las
leyes.
Observaciones: El artículo 117º establece la promoción del acceso de la mujer a las funciones
públicas. Aquí es fundamental distinguir dos conceptos básicos para entender que nuevamente la
Ley de Paridad va en detrimento a este artículo.
Promoción Vs. Obligación. La promoción significa incentivo, fomento, creación de condiciones que
NO DEBE entenderse como ayuda, a fin de que se pueda lograr un plan u objetivo en concreto. La
obligación se basa en la imposición de parámetros para llegar al objetivo.
Ante la Constitución Nacional que avala la igualdad entre todos, la mujer ya cuenta con esa
promoción de forma garantizada. Pero el proyecto de Ley de Paridad no lo entiende de esta forma al
intentar imponer u obligar en su artículo 2º el 50% de cuotas de participación para lograr el acceso
garantizado, desestimulando de forma plena al concurso por méritos para ocupar cargos públicos y
de esta manera desecha la idea de que una mujer pueda ganarse o pugnar para cargos públicos en
base a una competencia libre, equitativa y justa entre todos los candidatos, ya sean hombres o
mujeres.
El proyecto de Ley de Paridad va de contramano al plantear la obligatoriedad de sus cuotas y su
alternancia (sistema por el cual se ubica un hombre o una mujer, seguida de una persona del sexo
contrario en la lista que se propone), con lo que anula cualquier principio de competencia en iguales
condiciones. La misma ni siquiera establece regulaciones para la forma en que las mujeres deberán
concursar a fin de ingresar a formar parte de las funciones públicas, dejando un vacío dubitativo de
cuáles serán los factores que se tendrán en cuenta a la hora de elegir a las candidatas que pasaran
a formar parte de las listas electorales o serán elegidas para los cargos públicos mencionados en su
artículo 4º.
Por lo tanto, la idoneidad de las futuras candidatas solo pasa a ser un deseo anhelado por todos los
electores y una esperanza predispuesta a la hora de votar, sin ninguna comprobación de los méritos
para los cargos que ocuparán, ya que predispone al género por encima de la idoneidad, requisito
fundamental y obligatorio, avalado en el artículo 47º de la Constitución Nacional para formar parte de
la función pública.
Constituye la base del régimen democrático y representativo. Se funda en el voto universal, libre,
directo, igual y secreto; en el escrutinio público y fiscalizado, y en el sistema de representación
proporcional.
Con esto, se otorga a los ciudadanos también la libertad de conformar partidos, movimientos y listas
según los criterios de cada agrupación.
La ley de Paridad va en detrimento a este artículo porque, como se mencionó anteriormente, plantea
la obligatoriedad o imposición de las cuotas de participación, anulando la libertad otorgada a los
ciudadanos por la Carta Magna para su libre elección y conformación.
Artículo 126 - DE LAS PROHIBICIONES A LOS PARTIDOS Y A LOS MOVIMIENTOS POLITICOS
Para empezar, el proyecto de Ley de Paridad tiene como base fundamental a la Cumbre Europea
“Mujeres al Poder”, realizada en Atenas, en el año 1992, con la cual se puede deducir
categóricamente que esta ley está basada en principios o directrices internacionales, cuya injerencia
la prohíbe de forma absoluta la Constitución Nacional en su artículo 126º y por lógica debería
entenderse que Paraguay tiene una realidad, valores, contextos sociales y económicos distintos a los
demás países. Por lo tanto, no puede imponerse una ley con tinte de adoctrinamiento internacional
ya que estamos regidos sobre la base constitucional para la elaboración de cualquier tipo de ley y las
mismas deben ser compatibles con la Carta Magna.
A pesar de las imperfecciones que pueda presentar la Constitución Nacional, si se quiere plantear la
promulgación como una ley de paridad, la Carta Magna debería reformarse, y eso solo puede ser
llevado a cabo con el referéndum o la voz del pueblo, mientras que este proyecto de ley de paridad
no tuvo consulta ni consenso alguno entre todos los sectores afectados para su introducción con la
finalidad de su estudio y aprobación en el Congreso Nacional.
Todas las leyes internacionales que quieran ser impuestas dentro de la República del Paraguay irán
de contramano a la Constitución Nacional si su estudio no se realiza dentro del marco jurídico y
analítico de la misma y en base al concepto doctrinal y filosófico de la democracia entendida como
tal.
La Unión Europea se ha presentado en el Congreso Nacional a fin de impulsar la aprobación de
dicha ley, afirmando públicamente su pretensión de financiar con fondos internacionales a los
movimientos políticos impulsores de dicho proyecto, atentando brutalmente con este acto de público
conocimiento a nuestra Constitución y por ende, a nuestra SOBERANÍA NACIONAL.
En el acto de incorporación a las cámaras, los senadores y diputados prestarán juramento o promesa
de desempeñarse debidamente en el cargo y de obrar de conformidad con lo que prescribe esta
Constitución.
Ninguna de las cámaras podrá sesionar, deliberar o adoptar decisiones sin la presencia de la
mayoría absoluta. Un número menor podrá, sin embargo, compeler a los miembros ausentes a
concurrir a las sesiones en los términos que establezca cada Cámara.
Observación Final: El Congreso Nacional se rige bajo “El juramento o promesa de desempeñarse
debidamente en el cargo y de obrar de CONFORMIDAD CON LO QUE PRESCRIBE ESTA
CONSTITUCIÓN”, por lo que se solicita a la Honorable Cámara de Diputados, que en cumplimiento
honrado de sus deberes y con la promesa realizada antes de ocupar dicho cargo, llame a DEBATE
PÚBLICO para un CONSENSO entre las partes afectadas e involucradas sobre este proyecto de ley,
como nos corresponde por derecho ciudadano.
Las Mujeres Nacionalistas del Paraguay invita a todos los sectores a plantearse y debatir
públicamente todo lo expuesto en este documento a fin de comprender desde la base
constitucional en qué manera nos afectaría la promulgación de una Ley de Paridad sin tener la
explicación coherente de cada uno de estos puntos por parte de los impulsores de la misma y
por supuesto y más importante: CONSENSO DE TODOS LOS INVOLUCRADOS A NIVEL PAÍS.