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I.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


1.1. La rescisión de un contrato, el poseedor propietario y la existencia de
buena fe.
Un contrato rescindido se celebró válidamente, es decir, sin vicio de nulidad,
pero queda sin efecto, debido a un vicio de ineficacia en su elaboración. La
importancia de esta situación es que el contrato rescindible surte efectos
provisionalmente, pero sujeto a declaración judicial de ineficacia a causa de su
irregularidad. Esto quiere decir, que mediante sentencia judicial se deja sin
efecto un contrato válido por causal existente al momento de su celebración.

1.2. Objetivos Generales

II. MARCO TEORICO

1. Introducción

Desde el análisis de la ineficacia contractual, la resolución y la rescisión son remedios


(entiéndase como aquellas soluciones que brinda el ordenamiento para poner fin a una patología
contractual, ya sea en su origen o sobrevenida a su celebración) destinados a cesar los efectos del
contrato, teniendo en consideración sus características y aplicación en cada caso concreto. Sin
embargo, es preciso conocer cuáles son sus diferencias para evitar la confusión entre estas dos
figuras reguladas en el ordenamiento civil. Revisemos brevemente la naturaleza, las
características y la base legal de cada remedio jurídico.

2. Rescisión contractual

Sobre los efectos de la rescisión es importante señalar que el artículo 1370 del Código Civil (295.,
1984) dispone que cesen los efectos del contrato por causal existente en el momento de su
celebración, no invalidan el contrato.

Bajo esta premisa, un contrato rescindido se celebró válidamente, es decir, sin vicio de nulidad,
pero queda sin efecto, debido a un vicio de ineficacia en su elaboración. La importancia de esta
situación es que el contrato rescindible surte efectos provisionalmente, pero sujeto a declaración
judicial de ineficacia a causa de su irregularidad. Esto quiere decir, que mediante sentencia
judicial se deja sin efecto un contrato válido por causal existente al momento de su celebración.

Nota:

Aníbal Torres Vásquez señala que (Torres Vásquez, 2007). La rescisión es el remedio que la
ley prevé para tutelar la libertad contractual cuando se está en presencia de una situación de
aprovechamiento de una de las partes contratantes, que determina que la otra asuma obligaciones
en condiciones inicuas.

3. Casos de rescisión en el ordenamiento civil peruano

a. La rescisión por lesión: Procede cuando en el momento de celebrarse el contrato existe una
excesiva desproporción entre las prestaciones, de más de las dos quintas partes, siempre que la
desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los contratantes de la necesidad apremiante
del otro.

b. La rescisión por venta de bien ajeno: El contrato se rescinde a solicitud del comprador cuando
este no sabía que el bien no pertenecía al vendedor (arts. 1539 a 1541).

c. En la compraventa por extensión o cabida: La rescisión procede cuando entre la extensión


o cabida señalada en el contrato y la extensión o cabida que realmente tiene el bien, existe una
diferencia de más o de menos que supere el 10%. La acción compete únicamente al comprador
(art. 1575).

4. Resolución contractual

En función a la lectura del artículo 1371 del Código Civil, la resolución deja sin efecto un contrato
válido debido a una causal sobreviniente a su celebración. Messineo sostiene que la resolución
pone fin al contrato y también a la relación obligatoria engendrada por el mismo.

Casos de resolución en el ordenamiento civil peruano

Dentro del bagaje de casos de resolución contractual podemos señalar los siguientes supuestos:
a. El hecho sobreviniente: Constituye el presupuesto para la resolución del contrato. Puede ser
imputable a la otra parte (el incumplimiento) o ser extraña a la voluntad de ambas (caso fortuito
o fuerza mayor). Su origen puede ser legal (la resolución por incumplimiento) o convencional (el
mutuo disenso).

b. En la compraventa de bienes muebles no entregados al comprador: En este supuesto si el


comprador no paga el precio u otorga la garantía ofrecida, el vendedor puede disponer del bien,
quedando el contrato resuelto de pleno derecho (art. 1564)

c. El pacto de retroventa: Situación jurídica por la cual el vendedor adquiere el derecho de


resolver unilateralmente el contrato, sin necesidad de decisión judicial (art. 1586), por negligencia
en el cuidado del bien u otros que las propias partes establezcan.

Similitudes y diferencias entre el remedio de la rescisión y el remedio de la resolución

La rescisión deja sin efecto un contrato por causales existentes en el momento de su celebración.
Esto quiere decir que a diferencia de la resolución, la rescisión afecta al contrato mismo,
dejándolo sin efecto. José Castan señala que el efecto principal de la acción rescisoria es destruir
las consecuencias del contrato, restituyendo las cosas al ser y estado que tenían cuando él se
celebró.

La rescisión y la resolución extinguen el contrato y las obligaciones nacidas de él, pero hay que
distinguir los efectos que producen entre las partes contratantes y los efectos frente a terceros.
Frente a estos últimos, la rescisión y la resolución del contrato no afectan los derechos
adquiridos, sea su adquisición a título oneroso o gratuito.

Las diferencias más notorias según lo señalado líneas arriba son las siguientes:

Rescisión/Resolución

La rescisión se declara por causal existente al La resolución se declara por causal sobreviniente al
momento de la celebración del contrato. momento de la celebración del contrato.

La declaración de la resolución puede ser judicial o


La declaración de la rescisión es siempre judicial.
extrajudicial.
En la rescisión el contrato tiene un vicio de origen que
En la resolución el contrato no adolece de ningún
no determina la nulidad o anulabilidad, pero que
vicio en su origen que pueda destruir su existencia.
puede conducirlo a su disolución.

Las causales de resolución pueden ser legales o


Las causales de rescisión están fijadas por la ley.
convencionales.

La resolución tiene efecto irretroactivo (ex nunc)


La rescisión tiene efecto desde el momento de su
(Rioja, 2011), es decir, el cese de los efectos se
celebración (ex tunc), es decir, tiene efecto retroactivo
producen desde la causal sobreviniente y no hacía
obligacional.
atrás.

Como se evidencia, tanto la rescisión como la resolución ponen fin a los efectos del contrato,
pero tienen una serie de diferencias que debemos tener en cuenta.

DISTINCIÓN ENTRE TENENCIA, POSESIÓN Y PROPIEDAD


(Gigena, 2009). A diario se escucha pronunciar las palabras "tenencia", "posesión" y "propiedad"
como si fueran sinónimos; sin embargo, desde un punto de vista técnico existen numerosas e
importantes diferencias. Se trata de diferentes categorías de derechos que, a su vez, tienen
distintos efectos legales. Tenencia y posesión básicamente es "tener" una cosa; la diferencia es
que en la primera, quien tiene algo efectivamente sabe, reconoce en otro la propiedad. Un ejemplo
de ello es el caso del locatario o arrendatario, que tiene la cosa pero reconoce en otra persona la
propiedad de la misma. El tenedor es pues un representante de la posesión del propietario. La
tenencia puede ser, además, interesada, cuando quien detenta la cosa puede obtener el uso y goce
(arrendatario) o al menos el uso en el caso del comodatario. También puede la tenencia ser
desinteresada. La posesión, en cambio, además de "tener" la cosa bajo su poder, tiene el ánimo
de ser dueño de ella. Es un hecho que debe traducir la voluntad e intención exteriorizada. Es decir;
que se puede ser poseedor aunque no se esté usando la cosa o aun cuando se autorice a otra a
hacer uso de la misma, por ejemplo cuando se cede la tenencia en un arrendamiento. El hecho
posesorio es en ciertas circunstancias generador de derechos. Asimismo, puede ser legítimo
porque corresponde al ejercicio de un derecho conforme a la ley, o no, como es el caso del
usurpador. Podemos afirmar que la propiedad -técnicamente el dominio pleno es la categoría
mayor; la más amplia y comprensiva de aquéllos. Este derecho incluye la mayor cantidad de
facultades posibles que alguien pueda tener sobre una cosa. El dueño tiene el derecho de poseer,
usar, gozar (derecho de extraer los frutos), disponer (derecho de vender, donar; constituir
hipotecas, abandonar o consumir la cosa), excluir a otros, cerrar y administrar la cosa. Cabe
aclarar que todo ello con las limitaciones legales que puedan estar dispuestas, pues ningún derecho
puede ser ejercido abusivamente o contrariando la buena fe, la moral y las buenas costumbres. Si
la cosa de que se trata es un bien inmueble u otro bien registrable, tal el caso de los vehículos,
para ser propietario es necesario no sólo tenerla en todos los sentidos expuestos, sino que además
debe estar inscripta en el Registro de la Propiedad Inmueble. Nuestra legislación exige para los
casos expresados que la persona que obtuvo la cosa porque la compró, la recibió en donación, la
heredó o porque la consiguió por prescripción adquisitiva (usucapión), deba llevar a cabo la
inscripción registral. De no hacerlo, el "dueño" estará impedido de ejercer con plenitud todos los
derechos y facultades que la ley le acuerda.

POSESION DE BUENA FE.

Como ejercicio de hecho de uno o más poderes inherentes a la propiedad, la posesión puede ser
legítima o ilegítima. Grosso modo podemos decir que la primera es la que se ajusta a derecho, en
tanto que la segunda es la que se ejerce sin título alguno o cuando éste ha fenecido (art. 911 C.C.);
así como la ejercida sin derecho. Esto es que se puede tener título válido pero ser poseedor
ilegítimo, por el hecho de haberse obtenido la posesión de quien no tenía derecho a enajenar
(hipótesis no contemplada en el arto 911 de nuestro Código Sustantivo, pero sí, por ejemplo, en
el arto 2355 del Código de Vélez Sarsfield)'.

Nos vemos obligados, en este extremo, a hacer una observación. El artículo 911 de nuestro Código
define la "posesión precaria", cuando lo que alude es a la posesión ilegítima. Como sostiene Jorge
Avendaño, el concepto de poseedor precario no tiene cabida en los regímenes posesorios
inspirados en la doctrina de Rudolf von Ihering; puesto que la posesión precaria parecería referirse
a la inmediata. Y en este tipo de regímenes posesorios, el poseedor inmediato temporal en virtud
de un título es verdadero posee

Usamos la voz "virtual" en su tercera acepción, esto es, "que tiene existencia aparente y no real"
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, vigésima edición, Madrid, 1984.).

El párrafo que nos interesa del arto 2355 del C.C. Argentino dice que (Argentina, 1988). La
posesión será legítima, cuando sea el ejercicio de un derecho real, constituido en conformidad a
las disposiciones de este Código. Ilegítima, cuando se tenga sin título, o por un título nulo, o fuere
adquirida por un modo insuficiente para adquirir derechos reales, o cuando se adquiera del que
no tenía derecho a poseer la cosa, o no lo tenía para transmitirla.

A pesar que nuestro Código no ha acogido la hipótesis subrayada por nosotros en el texto del
artículo del Código transcrito, para (Avendaño), una correcta interpretación del arto 906 del C.C.,
que nos informa acerca de la posesión ilegítima de buena fe y en el que se habla del "vicio que
invalida su título", nos permitiría admitir como causal de ilegitimidad de la posesión no sólo el
vicio formal, sino también la falta de derecho del adquirente a la posesión ( "Thémis", Núm. 4,
2da. época, 1986, p. 60).
dar; a diferencia de lo que ocurre en aquellos que siguen la teoría animista de Savigny. En suma,
no puede haber precariedad a este respecto, sino ilegitimidad.

Volvamos a la posesión ilegítima o "injusta" como la denomina Manuel Albaladejo. Esta puede
ser de buena o mala fe. Es de buena fe cuando el poseedor cree equivocadamente en su
legitimidad, por ignorancia o error de hecho o de derecho sobre el vicio que invalida su título (art.
906 C.C.). Finalmente, la ley premia la buena fe: el poseedor de buena fe hace suyo los frutos que
produzca el bien poseído, como nos lo informa el artículo 908 del Código peruano.

2. LA RESCISION.

La rescisión es una forma de ineficacia judicial del acto jurídico plurilateral que consiste en dejar
sin efecto un contrato por causal existente, o anterior, al momento de celebrarlo (art. 1370 C.C.).
La rescisión tiene efectos ex tune, es decir, opera retroactivamente desde !a celebración del
contrato (art. 1372 C.C.).

Los efectos de esta ineficacia, asimismo, no funcionan respecto de los derechos adquiridos por
terceros de buena fe, para quienes la rescisión no altera en modo alguno el vigor legal de los
mismos (salvo, claro está, que el tercero civil de buena fe del arto 1372 pretenda oponer su
derecho a un tercero registral).

La rescisión es un remedio autónomo que confiere la ley para deshacer el vínculo originado a raíz
de un contrato viciado. Sin embargo, las causas de rescindibilidad no son las de nulidad o
anulabilidad, sino las que taxativamente señale la ley (como es el caso de compraventa de bien
ajeno, que veremos luego). De otro lado, la rescisión requiere ser declarada judicialmente, y la
sentencia rescisoria tiene efectos retroactivos.

3. COMPRAVENTA DE BIEN AJENO.

Gracias a haber acogido nuestro Código Sustantivo a la compraventa como un contrato de eficacia
obligacional. Traslativo de dominio, como equívocamente se lo califica también en Doctrina se
admite legalmente la posibilidad de contratar sobre bienes

Ajenos. Ello pues, no transfiere derecho de propiedad alguno con el contrato de compraventa;
sólo genera las recíprocas obligaciones de transferir la propiedad del bien (vendedor) y de pagar
un precio en dinero (comprador).

No es nuestro propósito aquí tomar partido por la posición que sostiene que, para que exista
compraventa de bien ajeno, el comprador debe desconocer siempre la ajenidad del bien; como
tampoco por la que afirma que basta que una de las partes la desconozca. Lo cierto es que, sea
como fuere, nos referimos únicamente al caso en que el comprador ignora por completo el carácter
ajeno del bien que le fue vendido.
Como resultará evidente, el comprador de un bien ajeno (es decir, que no es del vendedor) que
efectivamente lo recibe sin que el vendedor haya adquirido previamente la propiedad, es un
poseedor ilegítimo; pues ha adquirido un derecho de quien no tenía facultades para otorgarlo (en
este caso, la posesión). No será un 'poseedor precario' pero si uno ilegítimo, a pesar de contar con
un título perfectamente válido, entendiéndose por "título", para estos efectos, el negocio jurídico
del cual se deriva una situación fáctica de posesión.

De lo dicho se sigue, en suma, que aquel comprador que nos interesa es el que reúne los requisitos
para ser poseedor (ilegítimo) de buena fe.

4. RESCISION DE LA COMPRAVENTA DE BIEN AJENO.

Sólo si el comprador ignoraba la ajenidad del bien al momento de celebrar el contrato, está
legalmente facultado para solicitar la rescisión del mismo (Art. 1539 CC).

Debe entenderse a la facultad que se le otorga al comprador ignorante como una suerte de derecho
excepcional. Analicemos esta afirmación.

(a) El caso del error.- Para un sector de la Doctrina, lo que debería corresponder en rigor no es
una acción rescisoria, sino una de anulabilidad por error. En la compraventa de bien ajeno existiría
error dirimente o error vicio, pues aquí lo que ocurre es que la voluntad real del comprador es
"producto de una de formación de la realidad, proveniente de un desconocimiento (ignorancia) o
de un conocimiento defectuoso de las cosas, las personas o el derecho, o de la representación
mental de una falsa realidad que ha sido determinante de la voluntad''

3. Aunque para Raymundo Salvat sea imposible, podría existir posesión legítima de mala fe;
aunque, en este caso, es exacto que la creencia del poseedor en su presunta ilegitimidad no tendría
relevancia jurídica alguna.

Ello no obstante. El artículo 1539 e.c. da la facultad al comprador de solicitar La rescisión (el
vendedor sí podría pedir la anulabilidad por error, pero sólo en el caso de haber ignorado también
la ajenidad (suya) de la cosa). La ratio de la norma estaría, entonces, en la preferencia legal de
darle esta posibilidad al comprador para que asi pueda solicitar no sólo la restitución del precio.
sino la indemnización por los daños y perjuicios efectivamente sufridos (art. 1541 ce.l. Como se
sabe, la anulación del acto jurídico por error no da lugar él indemnización entre las partes (así nos
lo informa el articulo 207 e.e j.

El vendedor de buena fe, (WAYAR, 1984), en cambio, sólo podría accionar la anulabilidad, pero
no la rescisión contractual. Esta solamente corresponde al comprador de buena fe y es
consecuencia, para esta posición, daña la garantía de elección' que pesa sobre el mismo. En suma,
la diferencia en el tratamiento entre vendedor y' comprador está en la garantía de evicción, como
sostiene.

En cuanto a la acción rescisoria, (MOSQUEIRA, 1987), empieza definiendo a la rescisión como


la acción tendiente a dejar sin efecto un contrato válidamente celebrado que, sin embargo, produce
un perjuicio especialmente injusto para una de las partes. En el caso de la compraventa de bien
ajeno este perjuicio sería la posibilidad de incumplimiento del vendedor.

Ello no obstante, no existe, en estricto, un verdadero perjuicio lIamémosle "jurídico"como' afirma


Mosqueira; habida cuenta que la carencia de la propiedad del bien vendido al momento de celebrar
el contrato no afecta ni su validez, ni la posibilidad del cumplimiento de la obligación del
vendedor.

Ahora bien, vistos estos argumentos, Mosqueira cuestiona la opción legislativa por la rescisión
al afirmar que, en todo caso, este supuesto perjuicio para el comprador no es contemporaneo a la
celebración del contrato, sino posterior: por lo que resulta improcedente la acción rescisoria. Ello
pues, la no adquisición de la cosa por parte del comprador se produce recién en el momento en
que éste exija el cumplimiento y el vendedor no lo haga. La causa del perjuicio, entonces, consiste
en que el vendedor no haya llegado a adquirir la propiedad del bien ajeno al momento en que fue
exigido para el cumplimiento de su obligación y no haya podido, en consecuencia, realizar la
transferencia de dominio.

2.2. MARCO CONCEPTUAL

2.3. CASO PRÁCTICO

CONCLUSIONES

Posesión es tener una cosa corporal (bienes muebles o inmuebles) con ánimo de conservarla para
sí o para otro; por tender algún derecho real sobre el mismo que debe ser respetado por todos.

Recordemos que la propiedad es el poder jurídico que el hombre adquiere sobre las cosas de
conformidad con la voluntad general que es la Ley. La posesión, por el contrario, es el poder
jurídico que el hombre establece sobre la cosa de conformidad a su voluntad individual. Cuando
ambos poderes se concentran en la misma persona, el hecho es conforme al derecho; por eso la
posesión es el poder de hecho ejercido sobre una cosa mediante actos que denotan la atención de
tener sobre ella el derecho de propiedad u otro derecho real.

Cuando una persona posee una cosa reconociendo el derecho de propiedad u otro derecho real en
otra persona, se llama tenencia; por lo tanto, éste último posee legítimamente en nombre de otro.
Al respecto nuestra Legislación dispone: "I. La posesión es el poder de hecho ejercido sobre una
cosa mediante actos que denotan la atención de tener sobre ella el derecho de propiedad u otro
derecho real. II. Una persona posee por sí misma o por medio de otra que tiene la detentación de
la cosas.

Sobre la posesión la Legislación de España señala que: "Posesión natural es la tenencia de un cosa
o el disfrute de un derecho por una persona. Posesión civil es esa misma tenencia o disfrute unidos
a la intención de haber la cosa o derecho como suyos". En nuestra Legislación no interesa la
distinción entre posesión natural y posesión civil, porque no determina ninguna consecuencia
jurídica, ya que la protección de la acción interdicta (retener o recobrar) es a favor todo poseedor
quiera que sea civil o naturalmente, conforme al Art. 607 del Código de Procedimiento Civil
(1976).

El corpus. Es el elemento material de la posesión; es decir, tener la cosa, o es el poder de hecho


que se ejerce sobre una cosa determinada y concreta.

- El animus. Es la intención de actuar como dueño de la cosa o tener algún otro derecho real.

"Para hablar de posesión, es menester la existencia de dos elementos constitutivos, uno objetivo,
el otro subjetivo: 1) El corpus possessionis, es decir el poder de hecho del sujeto sobre la cosa, el
elemento material de la posesión, y 2) El ánimus possidendi (elemento espiritual) o intención de
actuar por su propia cuenta o de alegar para sí un derecho real sobre la cosa. Ambos elementos
deben coexistir al mismo tiempo, cuando alguien tiene el mero poder de hecho pero no está
acompañado del ánimus o sea de la intención de ejercitar una actividad correspondiente al
ejercicio de un derecho real, se perfila un fenómeno diverso de la posesión que se llama
detentación.

Con mucho criterio señala el profesor Borda que "las ideas de corpus y ánimus no han hecho sino
complicar innecesariamente el concepto de la posesión; se trata simplemente de proteger ciertas
situaciones de disfrute, ciertas conductas del hombre respecto de las cosas. El presupuesto fáctico
de la posesión no es por consiguiente la aprehensión de la cosa ni la posibilidad de aprehenderla,
sino un cierto señorío de hecho sobre ella. La ley determinará qué debe entenderse por tal señorío
o, para decirlo con mayor precisión, en qué casos la conducta de una persona respecto de una cosa
merece la protección posesoria
Bibliografía
295., D. l. (1984). Codigo Civil. Lima: D. L.

Argentina, C. C. (1988). Codigo Civil . Ss. As: Az Editora.

Avendaño, J. ". (s.f.). La Posesión Ilegítima o Precaria. Argentina: Themis 2da epoca.

Gigena, C. (2009). Marca Liquida Agropecuaria. Cordoba, Argentina.

MOSQUEIRA, E. (1987). La Venta del Bien Ajeno en el Código Civil Peruano. lima: Themis.

Rioja, A. (2011). La resolución contractual y otras resoluciones conexas. Lima: Pucp.

Torres Vásquez, A. (2007). Rescisión y Resolución del Contrato. Lima.

WAYAR, E. (1984). Compraventa y Permuta. Bs. As.

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