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Cannabis

El cannabis o marihuana suele tomarse triturando sus hojas secas y


fumándoselo, aunque también es usual consumir su resina prensada
o hachís, es usual mezclarla con tabaco. Su principio activo es
el THC (delta-9-tetrahidrocarbocannabinol). El THC se une a los receptores
CB1 del sistema cannabinoide.

Efectos cerebrales

La toma de cannabis libera cannabinoides que interactúan con los receptores


cannabinoides que a su vez desencadenan la liberación de dopamina del
sistema de recompensa, en concreto del núcleo accumbens.

Este aumento de dopamina crea un efecto placentero que funciona como


reforzador y hace que la persona que la consume sienta ganas de seguir
tomándola. Por lo tanto el tipo de dependencia que provoca es psicológica.

Efectos conductuales

Sus principales efectos conductuales a bajas dosis son, euforia, disminución


de ciertos dolores (por ejemplo oculares), disminución de la ansiedad,
la sensibilidad a los colores y a los sonidos de acentúan, disminución de la
memoria a corto plazo (recuerdos recientes), los movimientos se
ralentizan, estimulación del apetito y la sed y pérdida de conciencia del
tiempo.
Opiáceos

Los opiáceos son sustancias derivadas de la resina de la adormidera o


planta del opio. Puede ingerirse casi de cualquier manera, puede comerse,
fumarse, inyectarse…

El opiáceo más común es la heroína, la cual suele administrarse por vía


intravenosa, este tipo de administración es especialmente peligroso pues no
suelen seguirse las medidas higiénicas necesarias y pueden contagiarse
enfermedades.

Efectos cerebrales

Los opioides actúan sobre GABA, un neurotransmisor del sistema inhibidor


del cerebro, el cual frena a las neuronas y ralentiza la transmisión de
otros neurotransmisores.

Al bloquear la función de GABA núcleo accumbens (estructura del sistema


de recompensa), se impide la recaptación de dopamina que ya ha sido
liberada, haciendo creer a nuestro organismo que no hay suficiente
dopamina, por lo que se descarga un torrente de este neurotransmisor, lo
cual va a causar la sensación de placer.

Efectos conductuales

Los efectos de los opiáceos pueden ir desde la calma hasta la analgesia (tanto
física como psicológica). Aunque una toma crónica puede llevar hasta
una insensibilización completa ante los estímulos tanto endógenos como
exógenos.

A altas dosis produce euforia, la cual es su principal propiedad reforzadora,


seguida de una profunda sensación de tranquilidad,
somnolencia, labilidad afectiva, obnubilación mental, apatía y lentitud
motora.

Estimulantes: cocaína y anfetamina

Las principales drogas estimulantes son la cocaína y la anfetamina y sus


derivados como el “crack” o la metanfetamina.

La cocaína se extrae de la hoja de coca, antiguamente se quemaba y se


consumía directamente pero hoy en día su elaboración es bastante más
compleja, en primer lugar se pisa la hoja de coca hasta que salga toda la
salvia, a ese “caldo” le añaden cal (por ello la cocaína es un polvo blanco),
ácido sulfúrico y queroseno los cuales sirven como fijadores y aumentan los
efectos de la cocaína en el cerebro.

Efectos cerebrales

Tanto la cocaína como la anfetamina actúan bloqueando al transportador


de la dopamina (DAT), de esa manera la dopamina queda libre y se concentra
en áreas claves como el núcleo accumbens, área del sistema de
reforzamiento.
La anfetamina, además de bloquear el transportador de la dopamina,
bloquea los receptores por lo cual la dopamina no se puede recaptar y sigue
produciendo y concentrándose más y más hasta que se agota. La dopamina
puede llegar a quedarse activa hasta 300 veces más tiempo que del que
suele activarse normalmente.

Efectos conductuales

Los principales efectos son la euforia y el aumento de energía que suele


traducirse en una mayor actividad y verborrea.

A altas dosis provoca una sensación de placer muy intensa que los
consumidores describen como mejor que un orgasmo, pero si se aumenta la
cantidad puede llegar a sufrirse temblores, labilidad emocional, agitación,
irritabilidad, paranoia, pánico y comportamientos repetitivos o
estereotipados.

Drogas legales: nicotina y alcohol

La nicotina se extrae de las hojas del tabaco, suele administrarse en


cigarrillos los cuales llevan muchos otros componentes tóxicos
y cancerígenos, como el alquitrán, que dañan al corazón, a los pulmones y a
otros tejidos.

Además al quemarlo se crean otros compuestos mediantes


reacciones químicas que son altamente peligrosos como monóxido de
carbono y el gas cianhídrico. España es el noveno país de la Unión Europea
(UE) con mayor porcentaje de fumadores, un 29% de la población es
fumadora.

Efectos conductuales

La nicotina tiene efectos activadores y de alerta mental, al contrario de lo


que se suele pensar no tiene ningún efecto relajante. Como se explicará
más adelante lo que ocurre es que si una persona adicta al tabaco no fuma
sufrirá el “mono” y para calmarlo necesitará volver a fumar.

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central esto produce


relajación, somnolencia y disminución de los reflejos, a nivel cognitivo
provoca desinhibición social, por ello suele tomarse en reuniones sociales y
fiestas.

Drogas de diseño: alucinógenos y éxtasis

Las principales drogas de diseño son el LSD (o ácido), la mescalina,


el PCP (o polvo de ángel), el éxtasis (MDMA) y la ketamina. Estas drogas
provocan una intoxicación, que suele denominarse “viaje”, que está asociada
con experiencias sensoriales, ilusiones visuales, alucinaciones y un aumento
de la percepción tanto de los estímulos externos como internos, este tipo de
efecto se denomina psicodélico.
Efectos cerebrales

Los alucinógenos pueden ser de dos tipos, las que afectan principalmente al
sistema serotoninérgico (como el LSD) y las que afectan principalmente
al sistema noradrenérgico y dopaminérgico (como la anfetamina y el MDMA).
Aunque en realidad todos estos sistemas están conectados y van
interactuando como veremos a continuación.

Como ejemplo de modo de actuación de los alucinógenos expondremos la


acción del LSD. Este compuesto se une a los receptores 5HT2A (receptores
de serotonina) y provoca una hipersensibilidad de las percepciones de los
sentidos.

Efectos conductuales

La intoxicación con alucinógenos puede provocar ilusiones visuales,


macropsia y micropsia, labilidad afectiva y emocional, enlentecimiento
subjetivo del tiempo, intensificación de la percepción de colores y sonidos,
despersonalización, desrealización y sensación de lucidez.

Además a nivel fisiológico puede causar ansiedad, náuseas, taquicardia,


aumento de la tensión arterial y de la temperatura corporal. En estados de
intoxicación aguda puede producir síntomas de pánico, lo cual suele
denominarse “un mal viaje”, entre estos síntomas se incluyen la
desorientación, la agitación o incluso el delirio.

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