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Instituto(de(Ciencias(Sociales(y(Humanidades
Alfonso(Vélez(Pliego
i
Violencia y excepción en América Latina Antonio Fuentes (Editor)
necropolitica
1
NECROPOLÍTICA,
VIOLENCIA Y EXCEPCIÓN
EN AMÉRICA LATINA
Noé Blancas
Corrección y formación
Julio Broca
Portada
ISBN:
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
3
ÍNDICE
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Necropolítica: Los aportes de Mbembe
para entender la violencia contemporánea
Andrea Ivanna Gigena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Necropolítica y Excepción.
Apuntes sobre violencia, gobierno
y subjetividad en México y Centroamérica
Antonio Fuentes Díaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
M. Foucault: Biopolítica, Tanatopolítica
y Racismo desde el concepto de gobierno
Myrna Edith Bilder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
La politización de la violencia
Natatxa Carreras Sendra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
El reconocimiento cruel
como técnica de subjetividad
Mónica Zuleta Pardo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Biopolítica y vida. Lectura en clave
de Colonialidad/Des-colonialidad
Pablo Farneda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
4 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
5
INTRODUCCIÓN
probó ser un fin para transformar una sociedad a través de los efectos
que la ausencia de un grupo inducía al resto.
La autora sostiene que esta experiencia quebró los postulados
de igualdad, soberanía y autonomía que formaban el núcleo ideo-
lógico de la modernidad, articulando la muerte como una estra-
tegia de gobierno, con lo que la biopolítica devino tanatopolítica
–entendida como la administración y regulación de la vida que
requiere de la muerte.
La autora utiliza las reflexiones de Agamben (2002) sobre
la figura del musulmán para cuestionar si acaso la producción de
subjetividades nulas, las políticas de exterminio y las experiencias
concentracionarias deberían ser entendidas como mecanismos de
gestión de los colectivos hoy día. Resalta la productividad de dicho
mecanismo –al que denomina tanatopolítica, basándose en el con-
cepto acuñado por Agamben (1998)– en cuanto a la conducción
y reorganización de las relaciones sociales, en las que se censuran
aquellas subjetividades que se encuentren en tensión con el poder
dominante.
Las investigaciones de Natatxa Carreras han abundado sobre
los fenómenos que aquí nos interesa estudiar; consideramos que su
aporte daría luces a las reflexiones en torno a la producción de nuda
vida y deshechabilidad, razón por la que decidimos convocarla para
el presente libro. En “La politización de la violencia”, en diálogo con
la teoría psicoanalítica, sostiene que la violencia tiene que entender-
se desde múltiples ámbitos, dada su relación con la actual cosifica-
ción de los cuerpos por condiciones de clase, vacíos legales, mercado
y circulación; y que la violencia atraviesa la constitución psíquica de
los sujetos en lo cotidiano.
Para Carreras, los procesos globales de la acumulación capitalis-
ta tienen su correlato en las transformaciones psíquicas, y ubica en
lo contemporáneo la declinación del complejo de Edipo y las desga-
rraduras en la trama simbólica. Estas desgarraduras se acompañan
como condición y consecuencia de la emergencia de figuras totalita-
rias y de la desechabilidad de grandes sectores sociales.
introducción 9
InGresAndo
Este trabajo parte de dos circunstancias teóricas fundamentales. La
primera tiene que ver con el convencimiento de que la analítica fou-
caultiana tiene una notable potencialidad para dar cuenta de múl-
tiples procesos políticos contemporáneos, a través del estudio de
las prácticas que los constituyen (su historicidad, su singularidad y
aquello que producen). La segunda se relaciona con la necesidad de
inscribir esta analítica en “una nueva temporalidad discursiva” (Bha-
bha, 2002), en el horizonte de teorización abierto por las “episte-
mologías del sur”, en la medida que le dan una nueva impronta y un
mayor potencial para su uso como caja de herramientas conceptual
en contextos donde perviven estructuras de dominación colonial,
como nuestra América Latina.
Cuando refiero a las “epistemologías del sur” remito tanto al
pensamiento poscolonial como al descolonial. El primero es un es-
cenario de teorización que surge en la mitad del siglo xx en el marco
de las experiencias de luchas anticoloniales en Asia y África.1 El pen-
1
Siguiendo a Mbembe (2008a), tres grandes momentos distinguen la
constitución de esta corriente. Primero, la reflexión que precedió y acompañó
las luchas anticoloniales en África, centradas en textos novelísticos, poéticos
y militantes producidos por la diáspora africana y negra de habla francesa
(Fanon, Senghor, Césaire, Glissant). El segundo, en la década de los 80,
12 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
3
En general, y siguiendo a Foucault (2000), entiendo a la muerte en un sentido
amplio. Matar es el homicidio pero también es exponer a la muerte (llevar a
los ciudadanos a una guerra por ejemplo), multiplicar los riesgos de muerte,
invisibilizar, expulsar, excluir (la muerte política). En Mbembe hay una
preeminencia analítica por el homicidio y otras prácticas de violencia sobre
los cuerpos.
4
El texto en el que el autor presenta la temática fue publicado por primera vez
en 2003 en inglés (“Necropolitics”, Revista Public Culture) y luego, en 2006,
fue traducido por esa misma producción al español (en España). Quisiera
destacar un gesto en la escritura de Mbembe que sortea algunos atisbos de
violencia epistémica: al menos en buena parte de sus últimas obras publicadas
en inglés, el autor escribe en un lenguaje no sexista. Sin embargo, esto se pierde en
las traducciones (castellano o portugués) de esos mismos textos.
14 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
5
Para esta primera orientación, Castro distingue (siguiendo a Esposito y Cu-
tro) tres etapas: a) la organicista (hasta la década de los 30, fundamentalmente
en lengua alemana), “…dominada por el esfuerzo de pensar el estado como un
organismo viviente”; b) la humanista (de los años 60, predominantemente en
lengua francesa), que “busca explicar la historia de la humanidad partiendo
de la vida, sin reducir por ello la historia a la naturaleza”; y c) la naturalista
(mediados de los 60, predominantemente en lengua inglesa), en la cual “se
entiende por biopolítica la utilización de los conceptos y los métodos de la
biología en el campo de la ciencia política” (Castro, 2011: 35-36).
6
La sutileza en el uso de los verbos da cuenta de esto, no se trata de hacer morir
y hacer vivir (o viceversa) sino de hacer y dejar, lo que denota el carácter activo
del primero y el carácter pasivo-ausente del segundo.
necropolítica: los aportes de mbembe 15
7
Si bien son dos tecnologías distintas, no deben considerarse antitéticas
o excluyentes. Más bien actúan en diferentes niveles pero entrelazadas.
La tecnología disciplinaria descompone, clasifica, establece secuencias o
coordinaciones óptimas, fija los procedimientos del adiestramiento en base a
esas secuencias y controla el grado de ajuste en relación a un modelo óptimo.
La tecnología de regulación no impide ni proyecta una acción (estableciendo
un modelo óptimo), sino que controla su manifestación en un marco de
límites aceptables (Foucault, 2004).
16 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
8
Se parte del comportamiento de hechos concretos manifiestos en curvas de
normalidades estadísticas frente a las cuales: “… [se hará] interactuar esas
diferentes distribuciones de normalidad y procurar que las más desfavorables
se asimilen a la más favorables” (Foucault, 2004: 83).
necropolítica: los aportes de mbembe 17
9
La propuesta de Agamben busca corregir o completar el pensamiento de
Foucault en dos sentidos relacionados. Por un lado, extender el análisis
biopolítico hacia los espacios que el autor considera de dominio, por
excelencia, de la biopolítica: los campos de concentración y exterminio, sobre
los cuales Foucault no profundizó. Por el otro, recuperar los elementos de los
que Foucault prescindió para explicar el ejercicio del poder moderno: lo
jurídico-institucional, la soberanía. Esto significa extender el análisis al punto
en el que se intersectan lo “jurídico” y lo “político”. Así, la diferenciación que
sostuviera Foucault entre gobierno soberano y gobierno biopolítico se deshace
para que se puede explicar, en su entrecruzamiento, el estado de excepción y el
homo sacer (Castro, 2011; Karmy Bolton, 2011).
Para Agamben, la política en la modernidad se caracteriza por la incorporación
de la vida desnuda al cálculo político occidental (paradigma biopolítico) y la
constitución del estado de excepción (paradigma soberano) como regla. En
la arqueología de la vida desnuda aparece el homo sacer, una figura del derecho
romano arcaico bajo cuyo arbitrio una vida puede ser suprimida “sin necesidad
de ofrecer sacrificios y sin cometer homicidio” (Castro, 2011). Esta particular
intersección, del orden jurídico y del orden político, da como resultado una
zona de “irreductible indiferenciación” (entre inclusión/exclusión, bíos/zoé,
publico/privado).
Esta reconfiguración del paradigma biopolítico es considerada la “matriz
originaria sobre la cual se funda Occidente” (Karmy Bolton, 2011: 6).
10
Para una crítica relativa al carácter eurocentrismo del pensamiento de Giorgo
Agamben, puede consultarse a Walter Mignolo (2007), “El pensamiento
decolonial: desprendimiento y apertura. Un Manifiesto”, en Castro-Gómez,
Santiago y Ramón Grosfoguel (comps.) (2007), El giro decolonial. Reflexiones
para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Bogotá: Siglo del
Hombre Editores; y De Oto y Quintana (2010), “Biopolítica y colonialialidad.
Una lectura crítica de Homo Sacer”, Revista Tabula Rasa, 12, Bogotá.
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Sintéticamente, apunto que Mignolo, por un lado, indica que las elaboraciones
de Agamben son: “…importantes, pero tardías, regionales y limitadas” en la
medida que ignoran la constitución del mundo moderno/colonial como el
tiempo inaugural de las prácticas de la “desechabilidad” humana. Prácticas que,
además, desbordan aquello que la noción de “nuda vida” contiene (2007: 41-42).
De Oto y Quintana, por otra parte, extienden todavía más la crítica de
Mignolo: “Sin embargo, el núcleo de nuestra crítica a Agamben, si bien
está asociada al problema concreto que se pone en juego cuando se ignora
el carácter instituyente del colonialismo para la modernidad y para la teoría
política, se refiere a que su visión comprime la heterogeneidad del mundo
moderno colonial, y las distintas formas de disposición de la vida que se
inauguran en ese marco, a la huella dejada por una marca ontológica de la
tradición del derecho romano. En ese sentido, la lectura de Agamben no llega
tarde. Llega desde una marca epistemológica que no incorpora capilarmente
los cuerpos coloniales en su trama conceptual” (2010: 66).
necropolítica: los aportes de mbembe 19
11
Una excepción son las producciones de Rita Laura Segato (2006) y, más
recientemente, de Karina Bidaseca (2011), quienes analizan las estructuras
de la violencia y sus raíces coloniales específicamente en relación a los
feminicidios en Latinoamérica.
12
Me detendré en estos aspectos más adelante, al referir la cuestión de la
estatalidad en la conceptualización de la necropolítica.
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13
El tema aparece referido en Historia de la Sexualidad ([1975] 2002) y
Defender la Sociedad ([1976] 2000).
necropolítica: los aportes de mbembe 21
14
Esta interpretación ha sido desarrollada particularmente en el marco del
pensamiento descolonial a través y a partir de Enrique Dussel, quien considera
que la modernidad empieza con el descubrimiento de América y distingue,
para la misma, dos etapas. La primera, la colonial, inicia en el siglo xv con el
imperio de España y Portugal, junto al desarrollo del mercantilismo mundial
y la consolidación de un ethos cristiano, humanista y renacentista. La segunda
modernidad, la ilustrada, está asociada a los imperios de Holanda, Francia e
Inglaterra (desde el siglo xvii) y luego a Estados Unidos (siglo xx). Cada
etapa generó un modo particular de subjetividad. En la primera se formó
el “ego conquiro” (“yo conquistador”), antecedente del “ego cogito” de la
segunda etapa, que aparece unido al surgimiento de la burguesía europea y a
la consolidación del modo de producción capitalista (Dussel, 2000).
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15
Las tecnologías deben entenderse como la dimensión estratégica de los
prácticas, articuladas en un dispositivo: los medios en virtud de los cuales
se cumplirán determinados fines (Castro-Gómez, 2010). A través de
las mismas se producen los procesos de subjetivación. Foucault distingue
entre las tecnologías gubernamentales, las del yo, las del poder (dominación),
las de la producción y las de los signos (Foucault, 1996b). Las tecnologías
pastorales y soberanas también se articulan con las citadas.
necropolítica: los aportes de mbembe 25
16
Así, por ejemplo, para Castro-Gómez, la colonialidad del poder es una
tecnología que opera sobre lo étnico-racial; la colonialidad del saber, sobre lo
epistémico; y la colonialidad del ser, sobre lo ontológico. Pueden articularse
(o no) y pueden hacerlo (o no) en términos de una descolonialidad. Es decir,
una lucha descolonial étnico-racial no produce necesaria y automáticamente
una descolonialidad del saber o del ser (Gigena, 2011).
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17
Los autores consideran que la táctica de la animalización configura la
biopolítica cuando se la inscribe en la historicidad colonial. Distante de esto,
Mbembe remite la “animalización” a la necropolítica, en tanto tecnología
específica y diferencia de la biopolítica.
necropolítica: los aportes de mbembe 27
IntroduccIón
El presente artículo hace una lectura sobre la proliferación de la vio-
lencia en México, Guatemala y El Salvador. Se enfocará en tres ca-
sos específicos de la violencia, presentes en la región, para sustentar
transformaciones en la subjetividad y en la regulación poblacional,
bajo el contexto del neoliberalismo y la acumulación flexible. La dis-
cusión tomará como eje la noción de necropolítica y la pertinencia de
su uso para analizar el ejercicio del poder, la violencia y la goberna-
bilidad de los sistemas políticos aludidos. Se sostiene que la violen-
cia muestra la mutación de las formas de la gobernabilidad fincada
en un modelo de subjetivación disciplinario del trabajo (fordismo),
hacia la gerencia de riesgos propio de las sociedades de control (neo-
liberalismo). Señala que la atrocidad sobre el cuerpo puede leerse
como un vaciamiento político de la vida.
nuevAs vIolencIAs
En México y Centroamérica, a las anteriores formas de violencia ta-
les como la desaparición forzada, la guerrilla y el paramilitarismo, se
aúnan nuevas, como la violencia colectiva, el sicariato, la violencia de
las maras y del narcotráfico; todas ellas, utilizando la vejación cor-
34 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
17
INEGI SNSP
14.8 15.1 15
14.1 14.1 13.9
13 13.3
12.5 12.4 12.4
10.8 11.3 10.8 11.2
10.2 9.9 9.8 9.9 9.7
9.1 9.6
8.4
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
1
El grupo conocido como Los Zetas se formó de la incorporación de exmilita-
res guatemaltecos pertenecientes a los grupos especiales adiestrados en con-
trainsurgencia conocidos como Kaibiles. Varias de las técnicas en la ejecución
de víctimas rivales de Los Zetas tienen el sello de la “daga Kaibil”. También en
años posteriores se incorporaron exmilitares mexicanos pertenecientes a los
Grupos Aerotransportados de Fuerzas Especiales, gafes, élite entrenada para
combate antiguerrillero.
2
Para Raymond Williams, la estructura del sentir hace referencia al tono, la
pulsión o el latido de una época. No solo tiene que ver con su conciencia ofi-
cial, sus ideas, sus leyes, sus doctrinas, sino también con las consecuencias que
tiene esa conciencia en la vida mientras se la está viviendo. Un sistema vívido
de significados y valores. Algo así como el estado de ánimo de toda una socie-
dad en un período histórico.
necropolítica y excepción. apuntes sobre gobierno... 37
vIolencIA colectIvA
En México, desde la década de los 80 del siglo xx hasta el año 2011,
han ocurrido cerca de 785 linchamientos (Gráfica II); en Guatema-
la, de acuerdo con las cifras reportadas por la minugua (2004) y la
Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala (2011),
entre 1996 y 2011 ocurrieron 1,117 linchamientos. En ambos paí-
ses los linchamientos se han convertido en un procedimiento natu-
ralizado y recurrente para sancionar acciones consideradas delitos
o violaciones graves a valores comunitarios. Sancionan principal-
mente ofensas en contra de bienes y propiedades; en segundo lugar,
ofensas en contra de la integridad física de las personas; y por últi-
mo, valores comunitarios (Fuentes Díaz, 2008). En sus despliegues,
pueden ser eventos multitudinarios y altamente ritualizados, o es-
pontáneos y con escasos participantes. En ambos casos, la víctima
es numéricamente inferior a los sancionadores. La consumación de
los linchamientos presenta innumerables vejaciones corporales: gol-
pizas, ahorcamientos, laceraciones, lapidaciones e incineraciones,
entre las más comunes. De acuerdo con la literatura referida a este
fenómeno, aparecen en sectores con una alta vulnerabilidad social y
en contextos signados por una elevada desconfianza en los sistemas
de justicia, por la incertidumbre y el miedo (Fuentes Díaz, 2001,
2006, 2008; Vilas, 2001).
lAs “mArAs”
De la misma manera, la violencia ejercida por las bandas juveniles
conocidas como “maras” ha asolado a El Salvador, Guatemala y el
sur de México. Las dos principales maras son la Mara Salvatrucha
y la Mara 18 st., formadas originalmente por jóvenes centroameri-
canos que vivían en Los Ángeles, Estados Unidos. Estos grupos son
constituidos principalmente por hombres jóvenes de sectores popu-
lares, agrupados en unidades barriales llamadas “clikas” desde donde
controlan una parte de su territorio.
Conocidos por su alto nivel de violencia –por ejemplo, el in-
greso a la mara o “brinco” exige de un asesinato–, las maras han es-
tablecido controles paralelos en importantes zonas de El Salvador y
Guatemala; este control se usa en parte para atentar contra propie-
dades (robos) o bien en contra de personas (asesinatos y violacio-
nes). Abundantes son los casos de extorsión a comercios y hogares
que estos grupos ejercen bajo sentencia de muerte en caso de no
“cooperar” con ellos.
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Gráfica III.
Número de homicidios en El Salvador por año,
según grupos de edad de las víctimas (2001-2006)
Fuente: Elaborado en base a los informes oficiales del Instituto de Medicina Legal de El Sal-
vador para los años 1999, 2001, 2002, 2003, 2004,2 005 y 2006. Tomado de Zúñiga, 2008
vIolencIA y medIAcIón
Se tiene entonces, un primer eje para explicar la emergencia de la
violencia espectacular y atroz, ubicado en las prácticas articuladas
en un proceso de larga duración de origen colonial, en donde no
se constituyó la mediación burguesa a través de la figura del ciuda-
dano, sino a través de otra forma que resultaba funcional tanto a la
organización productiva y como a la interpelación diferenciada de
segmentos de población dentro de esos marcos estatales. Esta forma
de mediación incorporaba el recurso de la fuerza, tornándola indis-
pensable en la organización productiva de las economías coloniales,
lo que derivó en la conformación de subjetividades socializadas en el
ejercicio del poder no disciplinario, de manera especial en aquellos
segmentos subalternos que no tuvieron una cobertura histórica bajo
el techo estatal –población nativa y afrodescendiente.
Estas prácticas no biopolíticas, históricamente conformadas,
son reforzadas en el contexto actual por las abruptas transforma-
ciones provocadas por los cambios en el régimen de acumulación,
y por la implementación de políticas estatales para adecuarlo. Aquí
radicamos el segundo eje para explicar la emergencia de las nuevas
violencias en la región.
Este segundo eje enfoca la emergencia de la violencia contem-
poránea como resultado de las transformaciones macrosociales que
afectaron la reproducción social de amplios segmentos poblacio-
nales, con la implementación del modelo de acumulación flexible
44 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
3
Para Negri la instauración del Estado de bienestar representó un proceso de
adaptación del capital hacia el poder que el movimiento laboral había alcan-
zado hacia fines del siglo xix e inicios del siglo xx, por ello retoma como sím-
bolo de este fenómeno el mes de octubre de 1917. Comenta: “El formidable
salto adelante que la ciencia del capital opera con Keynes consiste en el reco-
nocimiento de la clase obrera como momento autónomo dentro del capital...
En efecto –parece reconocer Keynes– el sistema funciona no porque la clase
obrera esté siempre dentro del capital, sino porque puede estar también fuera;
porque siempre amenaza de nuevo con estar fuera” (Negri, 1986:31).
necropolítica y excepción. apuntes sobre gobierno... 45
de lA bIopolítIcA A lA necropolítIcA.
lA GerencIA de lo desechAble
La transformación estructural, traída por los procesos de flexibili-
zación económica en la morfología estatal de los estados latinoame-
ricanos, modificó la mediación social y la forma de administrar el
conflicto. Para las sociedades estudiadas, la tendencia actual no ra-
dica en la biopolítica (Foucault, 1995), entendida como el conjunto
de saberes y estrategias sobre las características vitales de los seres
humanos, la que quizá no existió como forma de control guberna-
mental generalizada en Latinoamérica y en otras sociedades posco-
loniales (Mbembe, 2001); sino en un manejo técnico administrativo
de gerencia de riesgos, que erige el control a través de dispositivos
46 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
4
La desechabilidad alude a la noción marxista de ejército industrial de reser-
va, refiriendo a determinantes económicas que minan los derechos políticos
ciudadanos (una mediación fundamental en el desarrollo del capitalismo).
Los desechables son aquellos segmentos poblacionales que fluctúan entre el
empleo y desempleo dentro de los ciclos económicos de demanda de trabajo
asalariado. Son desechables porque a diferencia de los desempleados del ejer-
cito industrial de reserva cuya superpoblación relativa tenía como destino el
ser reclutado de nueva cuenta para el servicio activo, ahora el desempleo no
refiere a una condición pasajera, sino a una permanencia ordinaria, a una con-
dición de “superfluidad”.
necropolítica y excepción. apuntes sobre gobierno... 47
5
La declaración del Presidente de México en el arranque de la política de “Gue-
rra contra el Narcotráfico”, de que se perderían vidas humanas, es un claro
ejemplo de dicha gestión de riesgos (véase Presidencia de la República, 2006).
necropolítica y excepción. apuntes sobre gobierno... 49
sencia entrelaza los ethos coloniales de larga duración con las condi-
ciones de superfluidad y nuda vida contemporánea.
Es aquí donde ubico la política gubernamental de la “Guerra
contra el narcotráfico” y la violencia social difuminada en los lin-
chamientos y en los asesinatos de las maras. No hablamos de sub-
jetivaciones para el retorno a un supuesto cuerpo social, pieza clave
en el modelo de capital productivo, que formaba trabajadores para
el mercado, sino de políticas, prácticas y formas de subjetividad que
se entrelazan en la denegación/expulsión de la población excedente,
superflua.
La espectacularidad de la violencia, su atrocidad, se encuentran
en relación con esta forma de denegación del necropoder, que hace
énfasis en la desvalorización de la fuerza de trabajo vivo. Hoy día
el objetivo del castigo no es ya la rectificación de conciencias, que
suponía la conducción disciplinar del trabajador dentro de la lógica
de incremento del capital variable, sino la contención en un afuera,
o su eliminación. En esta nueva etapa se comprende la ideología de
la Seguridad, con todas sus características, desde la gestión milita-
rizada de la seguridad pública, las guerras preventivas, la vigilancia
electrónica, hasta la construcción de nuevas figuras del enemigo. La
destrucción del cuerpo, su retención en el dolor o su mutilación, nos
hablan de procesos de desechabilidad y producción de nuda vida
propios del régimen de flexibilidad.
conclusIones
Retomando las nociones de necropolítica, desechabilidad y vida nuda,
se puede proponer una lectura de las condiciones sociales de fragmen-
tación social que generan grandes segmentos de población bajo la fi-
gura del desecho, cuya desvalorización en tanto fuerza de trabajo en los
circuitos de valorización del capital, los subsume en la disminución de
su estatus en tanto sujetos de derecho. La anterior relación perfila las
bases para su exposición a la vida desnuda, a decir de Lewkowicz:
50 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
6
Un ejemplo, en otro plano, de este retro-corporal se puede hallar en la utiliza-
ción y en el debate sobre la legalización de la tortura en los Estados Unidos en
2005, como método utilizado contra prisioneros bajo la estrategia de la lucha
contra el “terrorismo”.
51
IntroduccIón
En la obra de M. Foucault la noción de biopolítica se modifica y
complejiza a la luz de la concepción del poder y su ejercicio bajo
la modalidad del gobierno, pero no así, creemos, el análisis del ra-
cismo y la tanatopolítica, a los que Foucault no deja de considerar
simplemente como la forma paroxística de la biopolítica; es decir, la
deriva loca o fuera de control de la biopolítica –y no como una tec-
nología de poder en sí misma. Por otro lado, M. Foucault en ningún
momento aborda el campo de concentración como objeto de estu-
dio, tan solo hace algunos comentarios más bien breves respecto de
las experiencias totalitarias nazi y soviética en el curso “Defender la
sociedad” y en “La voluntad de saber”. En el presente trabajo, diser-
taremos sobre la necesidad de reformular la lectura del racismo y la
tanatopolítica a partir de la introducción del concepto de gobierno,
y también, en qué medida es posible la lectura o conceptualización
del campo de concentración a partir de dicha reformulación.
I. lA construccIón y reconstruccIón
de lA nocIón de bIopolítIcA en m. FoucAult
cie humana ingresaron en los ámbitos del saber y del poder, confor-
mando todo un arsenal de técnicas para modificarlos y controlarlos.
Fue así como nació la idea de la población como un asunto de carác-
ter político que debía ser administrado y controlado por el Estado.
Si el cuerpo biológico de los individuos en su conjunto, es decir, la
población, adquirió status de asunto de Estado, fue en función de un
objetivo: maximizar y expropiar las fuerzas humanas, optimizando
su utilidad. Los Estados de la era industrial implementaron formas
de intervención en las condiciones de vida para adaptarlas a un de-
terminado proyecto nacional. La ejecución de la biopolítica a través
de las instituciones estatales fue viable gracias a la acumulación de
procedimientos científicos basados en el examen y la observación,
y el procesamiento centralizado de toda esa información mediante
saberes enteramente nuevos, como la estadística y la demografía. A
partir de la información obtenida respecto de las características de la
población, los profesionales de las nacientes ciencias humanas calcu-
laban previsiones, índices, promedios, estimaciones y probabilida-
des. Así fue posible para los Estados de la era industrial intervenir en
el sustrato biológico de los colectivos a través de medidas sanitarias,
planificaciones reproductivas, campañas de aprendizaje en salud pú-
blica, propagación de hábitos de higiene, y toda una serie de inter-
venciones respecto de la sexualidad. El objetivo era dominar el azar
y la contingencia que afecta a todo conjunto de seres vivos, es decir,
establecer mecanismos capaces de estimular la natalidad o bien dis-
minuirla, prevenir epidemias, regularizar la extensión y duración de
las enfermedades.
En este contexto, nuestro autor define población de la siguiente
manera: “[…] masa global afectada por procesos de conjunto que son
propios de la vida, como la reproducción, el nacimiento, la muerte”
(Foucault, 2000: 220). Pero en “Seguridad, territorio, población”,
y en “Nacimiento de la biopolítica”,1 descubre que la biopolítica se
1
La Voluntad de saber se publicó por primera vez en francés en 1976. En cuanto
a Defender la sociedad (2000), Seguridad, territorio, población (2006) y Naci-
miento de la biopolítica (2007a), se trata en los tres casos de cursos dictados
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 53
3
En el curso “Nacimiento de la biopolítica”, Foucault (2007a) señala que, si
se quiere en verdad comprender cómo nace y se desarrolla la biopolítica, es
necesario analizar la política de la vida a la luz de la racionalidad política en la
que se ha originado: el liberalismo, o más exactamente, la gubernamentalidad
liberal. Es decir, no el liberalismo como teoría o como ideología, sino como
práctica o estrategia de gobierno.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 55
4
Sin embargo, en el mismo curso y en la misma lección del 17 de marzo de
1976, Michel Foucault se refiere al racismo como una extrapolación biológica
del tema del enemigo político, como un discurso de legitimación para que el
poder pueda desprenderse de quienes le resultan amenazantes.
58 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
5
Nos referimos a “El genocidio como práctica social” (2007b), trabajo en el
que D. Feierstein articula la política de muerte ejecutada por el nazismo entre
1933 y 1945, y la ocurrida en Argentina, entre 1974 y 1983. La articulación
de ambos hechos históricos le posibilita un abordaje y análisis no explicitado
con anterioridad respecto de las políticas de exterminio de la segunda mitad
del siglo xx.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 59
6
Respecto del nazismo, si bien nos encontramos con un Estado –o un Par-
tido– fuerte y una economía planificada e intervencionista, las prácticas de
gobierno –no el contenido ideológico– están ligadas a la gubernamentalidad
liberal. Considera M. Foucault que no hay algo así como una gubernamen-
talidad socialista autónoma, el socialismo ha tomado siempre prestadas las
prácticas de gobierno del liberalismo. Bajo una aparente gubernamentalidad
de Estado de policía, el socialismo ha funcionado con la lógica interna de un
Estado administrativo, es decir, que aun desde una ideología antiliberal, se ha
gobernado con técnicas liberales.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 63
7
Respecto a la diferenciación entre los conceptos de Pueblo y pueblo o
población, véase Agamben, 1998: 224-229.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 65
el dIsposItIvo concentrAcIonArIo
y de extermInIo como tecnoloGíA de poder
conclusIón
Nos propusimos explorar la relación entre la biopolítica y la tanato-
política en el pensamiento y la obra de M. Foucault. Nos pregunta-
mos si a partir de la elaboración del concepto de gobierno es sosteni-
ble la concepción del racismo y la tanatopolítica como simplemente
la forma negativa paroxística de la biopolítica, es decir, su deriva
fuera de control. ¿Hasta qué punto, a partir de la introducción de la
idea del poder como gobierno, sigue siendo aceptable la concepción
dicotómica respecto de la biopolítica y la tanatopolítica que sostiene
M. Foucault en “Defender la sociedad”?. A partir de los trabajos de
D. Feierstein respecto de la experiencia del nazismo, llegamos a la
conclusión de que la tanatopolítica no debe ser considerada la mera
forma paroxística de la biopolítica, es decir, la deriva fuera de con-
trol de lo que es una tecnología de poder, sino como una estrategia
de gobierno en sí misma. La política de muerte por parte del Esta-
do, entonces, no como un fin en sí mismo, sino como un medio, un
mecanismo destinado a producir una reorganización, redefinición o
refundación de la sociedad. Se ilumina así el aspecto productivo de
la tanatopolítica. El campo de exterminio no como el ámbito en el
que el Estado burocrático-administrativo y biopolítico se transfor-
ma en el “Estado asesino”, sino más bien como el espacio en el que
es llevada adelante una tecnología de gobierno: un modo, quizás, de
articularse gobierno y soberanía en el Estado moderno.
En segundo lugar, nos propusimos abordar el análisis del campo
de concentración a partir de la articulación biopolítica/gobierno.
En realidad, la relectura del nazismo y de los conceptos foucalteanos
resulta posible en la medida en que se pone el foco en la política
concentracionaria. La política de exterminio del nazismo cobra otro
sentido o, en todo caso, su análisis se complejiza y enriquece a la
luz del análisis del dispositivo concentracionario, que, como vimos,
cumple una función que va mucho mas allá de la de ser un espacio de
acumulación de individuos previo a su exterminio, sino que funcio-
na, en verdad, como un artefacto político cuya función es producir
efectos en su exterior.
71
LA POLITIZACIÓN DE LA VIOLENCIA
sumArIo
Este artículo tiene diferentes acercamientos al análisis de la violen-
cia, en su relación con las formas actuales de la cosificación de los
cuerpos por condiciones de clase, vacíos legales, mercado y circu-
lación. Entendiendo cómo los ámbitos más personales de consti-
tución psíquica, de la trama intersubjetiva, de lo cotidiano, se ven
impactados por procesos de desubjetivación.
IntroduccIón
Cualquier tipo de violencia que se intente analizar tiene que com-
prenderse dentro de contextos más amplios de poder, más allá del
acto de dominación del uno(s) sobre otro(s); es importante desen-
trañar su relación con la clase, con el mercado, con la circulación de
la mercancía y la política, así como la respuesta que se tiene ante su
ejercicio. La cultura de la violencia no solo se expresa en la ausencia
de la autoridad estatal, de la política gubernamental y de la justicia,
en que los gobernantes gobiernan por medio del terror, exterminio,
desaparición, exclusión política y laboral, sino también en las formas
en que la población se vive cosificada en su cotidianeidad.
72 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
1
La nuda vida es la condición que algunos sujetos y grupos viven al perder sus
garantías individuales ante las irregularidades de la ley. Cuando la ley funciona
confundiendo contextos de “hecho” con contextos de “derecho” se producen
espacios de abuso, explotación y violencia, poniendo a sectores poblacionales
en condiciones de nuda vida (Cfr. Agamben, 2003).
2
Es el concepto utilizado por Marx (1976) en torno a la “superpoblación rela-
tiva” o “ejército industrial de reserva”, el que permite entender cómo sectores
poblacionales que pueden estar irregularmente empleados, subempleados o des-
empleados conforman este ejército proletario que además de sus funciones de
reserva debe entendérsele como desechable (ver Roseberry, 1997). El ejército
industrial de reserva como condición de la vida moderna deja de ser relativo
para convertirse en completamente desechable. Si bien continúa siendo el eje
fundamental sobre el cual se establece la ley de la oferta y la demanda, así como
el control de los salarios, hay grandes sectores poblacionales que están desapare-
ciendo sin afectar a las formas de organización capitalista. Muchos trabajadores
acaban siendo atrapados por el mercado informal o por las redes del crimen,
otros tienen que desplazarse de las zonas rurales e integrarse a la creciente fuerza
de trabajo urbano así como migrar a otros países (ver Macip, 2009).
3
Para el psicoanálisis, el padre es una función, no el padre real, sino el que in-
troduce la ley. En la actualidad, hay un debate en torno a cómo esta función
Ideal está declinando, lo que conlleva cambios en la subjetivación. Ahora hay
referentes diversos, el Otro no está en la cúspide como función de ley, del
nombre del padre, ahora está el objeto (a), las mercancías, los mercados, la
virtualidad cotidiana.
4
La Trama simbólica es el resultado de la constitución psíquica, en donde se
hace evidente la función estructurante de la represión. Cuando presenta des-
la politización de la violencia 73
8
El hombre sagrado, lo excluido de la ley simbólica –ser social– es el resto. Es
lo que la intervención simbólica expulsa de la realidad social para un sujeto.
Definido como lo imposible, “no puede ser completamente simbolizable en la
palabra o la escritura y, por consiguiente, no cesa de no escribirse” (Chemama,
2002: 372). Lo Real está presente desde su exclusión.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 75
9
La identificación con el “ideal del yo” relaciona en directo con el Otro, siendo
en el E. del espejo que toma un rasgo del Otro por identificación, identificación
primera (significante primero), alienante, quedando de esa escritura un resto,
el objeto a. Es una instancia mítica, el significante primero (S1,significante del
deseo de la madre).
10
A partir de la década de 1950, Jacques Lacan utiliza cada vez más el término
“cadena”. En un primer momento, no habla de la cadena significante sino
de la cadena simbólica, indicando una “línea de descendencia”, en la que cada
sujeto está inscrito inclusive antes de su nacimiento (y después de su muerte),
y que es determinante inconscientemente en su historia. También hace refe-
rencia a la “cadena del discurso”, de la misma forma.
11
El goce es el exceso de placer, placer mortífero. Está fuera del orden signifi-
cante, del orden simbólico, es anterior a la palabra, existiendo plenamente en
un pasado del que no podemos tener memoria, pues en esa época se carece del
lenguaje, que es la base del recuerdo.
12
Desde Lacan, el resto es el objeto plus de goce, la esencia pulsional. El objeto
a permanece irreductible en la operación de la división subjetiva, es lo Real.
76 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
crIsIs en lo sImbólIco
La autoridad simbólica (del Nombre del Padre), en crisis a lo largo de la
historia del capitalismo, nunca ha podido estar por completo a la altura
del mandato que se le ha otorgado, pero siempre ha aparentado en su
falla la idea de un orden que funcionaba sin demasiadas desgarraduras.
La desintegración de lo simbólico viene de la mano con figuras tota-
litarias y formas de desechabilidad en que se da una desubjetivación
abrupta de grandes sectores sociales. Estas condiciones encarnan la sus-
pensión del ideal del yo, en pro del ideal imaginario.
Los vacíos simbólicos no solo son ocupados por figuras perver-
sas portadoras de poder, sino por una serie de discursos sobre estilos
de vida ideales, evasores en lo posible de cualquier encuentro con
la falta.13 Desde la estructuración psíquica se desatan una serie de
síntomas –adicciones, cortes en el cuerpo, extirpación de las extre-
midades corporales, reincidentes cirugías plásticas, etc.– que no son
producciones psicóticas, pero que muestran cortes reales, castracio-
nes reales, ante el déficit de lo simbólico. El cuerpo se muestra de
formas abyectas, cortado, agujereado, en su esqueleto.
La población realiza una serie de actividades en la búsqueda del
mandato ideal, sexo y sexualidad virtual, consumo de productos sin
sustancia (café sin cafeína, crema sin grasa, etc.). Constantes inter-
venciones quirúrgicas que atraviesan los bordes corporales, manci-
llando el símbolo a favor de un ideal-real (prótesis, cirugías estéticas,
injertos, cortes, tatuajes, piercing, etc.). Mismos espacios en donde
las toxicomanías y los síntomas alrededor de la comida y la imagen
corporal (anorexia, bulimia, vigorexia, obesidades mórbidas) son el
resto excesivo que rompe cualquier lazo simbólico, derrumbándose
lo imaginario en un goce sin mediación. La ley, prohibición al goce,
carece de efectos simbólicos, estableciéndose un goce contemporá-
neo que prescinde del otro simbólico. La pulsión ya no recorre el ca-
13
La falta abre la dimensión del deseo, lo que es constitutivo del sujeto, de la
división subjetiva.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 77
mino a través del otro simbólico para ir en busca del objeto perdido,
va directamente a la sustancia, a lo real.
El arribo del objeto a (plus de goce) a la cumbre de lo social,
expone cómo la época actual está dirigida por el goce, por la satisfac-
ción inmediata, haciéndose un cuerpo al gusto del otro, un cuerpo
velo, cuerpo imagen capaz de circular en el mundo de la mercancía.
En esta lógica los aparatos de poder atraviesan con una serie de dis-
cursos dúplices, que van desde generar condiciones en las que se po-
tencian los vacíos legales, indefensiones civiles; y por otro, discursos
incesantes de preocupación por la salud de la población. Paradójica-
mente, quieren proteger a la población de las mismas enfermedades
que le producen (obesidad, diabetes, tda, anorexia, bulimia, vigo-
rexia, etc.), intentando, por un lado, controlar el goce corporal, y
por otro, generando objetos de consumo incesantes.
El mundo actual está gobernado por ideales imaginarios que
están fuera del orden del deseo, de los ideales simbólicos, y a favor
de la fuerza del goce. En la caída de los ideales simbólicos y el debi-
litamiento de lo simbólico, lo que aparece no es un cuerpo invadido
por el goce, como en el caso de la psicosis, ni como en el caso de los
psicosomáticos que invaden de goce los órganos, sino que se trata de
un goce que está en el cuerpo y se representa a nivel de lo imaginario.
Es a partir de aquí que vemos potenciarse toda la serie de síntomas
ligados con el cuerpo y el registro de lo imaginario.
La agresividad desde la teoría lacaniana se relaciona con el pro-
blema del narcisismo. El origen psíquico de la agresividad está en
función de las imágenes propias del cuerpo fragmentado, en donde
se expone la mascarada imaginaria del propio narcisismo. En la me-
dida en que el niño, en el estadio del espejo, no logra identificarse
con su propia imagen –mirándose como una totalidad en donde
se hace manifiesto el adelantamiento de la entrada de lo simbóli-
co– determinante para la condición del sujeto del inconsciente, el
infante quedará detenido en la agresividad, anudamiento entre lo
real y lo imaginario, sin mediación simbólica.
78 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
14
La Versagung a partir del Seminario VIII es situada por Lacan como un mo-
mento de frustración constitutiva en el Estadio del Espejo, siendo el momen-
to en que el niño ocupa el lugar de objeto que cubre la falta del Otro materno,
e instancia de constitución del narcisismo. Esta frstraciòn muestra que el niño
no ocupa satisfactoriamente el lugar de objeto fálico para la madre.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 79
cisistas.15 Se intenta suplir la falta del Otro, del ideal del yo, por un yo
ideal (imaginario) de la mano con la desaparición del Otro (declina-
ción de la ley como agencia que prohíbe el acceso al goce), adviniendo
el sujeto perverso que se asume como el portador de la ley:
Nos encontramos en una época en que la neurosis en el sentido
tradicional –síntomas generados por la represión– ha perdido su
relación en cuanto a problema clínico, en aras de la perversión y
de todas aquellas conductas, actuaciones y entidades en las cuales
el goce excesivo se expone en lo real (Milmaniene,1995: 13).
En la medida en que la ley, como contrato universal, declina y potencia
dicha declinación –principalmente en los grupos vulnerables, por cla-
se, género y procesos de racialización– hace aparecer el mandato real
absoluto. Es un mandato superyoico que puede llegar a ejercerse desde
el poder soberano, siendo la figura de Hitler una imagen representati-
va del padre moderno, que goza con la población en el arrebatamiento
de la subjetividad. Esta figura paterna ubicada en la cúspide de lo social
también impacta las formas más íntimas de la vida de los sujetos. Cuan-
do los padres, la familia, el contexto social (espacios educativos, medios
masivos de comunicación, aparatos policiacos, etc.), no tienen las capaci-
dades para contener y traducir la violencia social y las exigencias narcisi-
zantes del mercado, sino que, por el contrario. las reproducen y potencian,
los infantes y adolescentes se ven incapacitados para metabolizar sus
propias pulsiones de muerte frente a un mundo social que, antes que
limitar, genera y potencia la violencia y las fantasías narcisizantes, vio-
lencia y narcisismo que no encuentran objeto que los colme o les ponga
límite, manifestándose no solo como violencia y frustración contra los
otros, sino también contra el cuerpo propio.
15
El niño, entre los 6 y 18 meses, configura una imagen de sí mismo o “Yo ideal”
en el deseo del otro, que es la madre, construyendo su “Yo”, lo que lo introduce
al narcisismo primario. En Lacan, el narcisismo se inicia con la formación del
“Yo ideal”: “Vale decir que el yo humano se constituye sobre el fundamento
de la relación imaginaria. La función del yo –escribe Freud– debe tener eine
neue psychiche... gestalt. En el desarrollo del psiquismo aparece algo nuevo,
cuya función es dar forma al narcisismo. ¿No es acaso marcar el origen imagi-
nario de la función del yo?” (Lacan, 1981: 178).
80 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
16
El padre Real (padre de la horda primitiva), con su muerte protege del goce
(poder soberano) en tanto heredero del otro como simbólico, como ley social
subjetivizante.
m. foucault: biopolítica, tanatopolítica y racismo 81
conclusIones
La declinación simbólica y su relación con el capitalismo contem-
poráneo afecta en distintos niveles la vida de los sujetos –en la me-
dida en que el mercado, la circulación de la mercancía y la figura del
soberano se encuentran en la cúspide de lo social–teniendo como
corolario la caída de lo simbólico. Frente a tal situación a nivel de
la estructuración psíquica, vemos invadir la vida de los sujetos una
serie de síntomas que se ligan con la imagen corporal y lo real.
En este contexto, la población, ante los desdibujamientos sim-
bólicos, intenta obturar la declinación del deseo con una serie de
necesidades imaginarias, perdiéndose en el consumo y el acelerado
ritmo de la circulación de la mercancía. Asimismo, sectores pobla-
cionales que por su situación de clase ligada con diferencias de gé-
nero, de etnia y procesos de racialización, ven aumentada la posi-
bilidad de vivir condiciones de nuda vida y desechabilidad laboral.
Lo anterior, en el contexto de un capitalismo en el que los ciclos
económicos de acumulación son mucho más cortos, y la circula-
ción de la mercancía, más rápida.
86 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
87
EL RECONOCIMIENTO CRUEL
COMO TÉCNICA DE SUBJETIVIDAD
resumen
Basado en la noción de biopolítica, de Michel Foucault, este escrito
postula algunos de los acontecimientos que dieron inicio a la técni-
ca de subjetividad que denomina “reconocimiento cruel” y que, se-
gún el análisis, hoy es preponderante en Colombia. Sostiene que fue
a través de acontecimientos de guerra, y del mercadeo de la muerte,
que en el país se dio el giro de la coacción a la libertad, giro que
conformó una sociedad civil liberal cohesionada por decisiones in-
dividuales sobre la guerra y la muerte, y basadas en cálculos de costo-
beneficio. Los dos acontecimientos en los que basa el análisis son
conocidos como El Bogotazo y la Violencia, que se remontan a 1948.
problemA
Eventos como El bogotazo y la Violencia, que tuvieron lugar a me-
diados del siglo pasado, jugaron el papel de emblemas mediáticos
para evocar a Colombia, hasta que, a finales de los ochenta, el nar-
cotráfico, el paramilitarismo y el secuestro los sustituyeron. Fueron
también síntomas de las maneras desbocadas en que distintos países
de América Latina fueron arrastrados por flujos neoliberales, que,
en Colombia, provocaron nuestra situación excepcional: ni de gue-
rra ni de paz, que continuamos viviendo hasta hoy. Bisagras entre
88 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
1
La literatura de carácter documental publicada sobre estos eventos en esa fe-
cha, da cuenta de las maneras en que precisamente los sucesos comunicaron
dominios que hasta entonces estaban incomunicados entre sí; los autores de
esos escritos no analizan estos enlaces, pero sí los describen. Donde se encuen-
tran con mayor claridad es en las crónicas sobre el 9 de abril de 1948 (ver, por
ejemplo, Manrique, 1948).
2
Los trabajos que vengo realizando desde esta misma perspectiva postulan que
la crueldad es nuestra manera más común de reconocimiento (ver Zuleta,
2010a).
3
Existe todo tipo de literatura al respecto, desde la publicada en esos días hasta
la más reciente. Lo que más llama la atención a estos autores es que las mu-
chedumbres hayan escogido íconos simultáneamente del “progreso” y de la
“tradición”, como los tranvías y las iglesias católicas más estimadas (ver, por
ejemplo, Estrada, 1948; y Orrego, 1949).
4
El nombre El Bogotazo precisamente obedece a estos desórdenes ocurridos
en la ciudad de Bogotá, que también sucedieron en varias ciudades. Tuvieron
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 89
supuestos
Autores contemporáneos que buscan precisar los acontecimientos
que implantaron el neoliberalismo en América Latina, como San-
tiago Castro, se remontan al siglo xviii cuando, de acuerdo con sus
pesquisas, el colonialismo español introdujo el proyecto ilustrado
(2005). Sitúan los inicios del ingreso de la Ilustración en 1789, con
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 91
5
Esta diferencia la tomo de los resultados de investigaciones que he hecho
respecto a estas cuestiones donde planteo que categorías como “bárbaros” y
“civilizados” son aplicables a cualquiera; la aplicación de la categoría produce
efectos específicos pero no la portan nadie en particular (Zuleta, 2011).
6
El germen de tales trabajos son los análisis de intelectuales gaitanistas y del
Partido Comunista, publicados en las revistas Mito y Documentos Políticos. En
los sesentas y setentas, estos gérmenes dan origen a los Estudios Marxistas y
a los Estudios de la Dependencia. En la actualidad, influyen en estudios neo-
marxistas y culturales (Vieira, 1958; Mesa, 1957).
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 93
7
Me refiero a los estudios que pueden llamarse “clásicos” de la Violencia; pa-
radójicamente los más impactantes fueron elaborados por científicos extran-
jeros; se sustentan en la tesis de una falla estructural del Estado (Ver, por
ejemplo, Palacios, 2002 [1979] )
8
Me baso en el concepto de agenciamiento de Deleuze y Guattari en donde se
proponen nociones como recodificación y recolonización para dar cuenta de los
procesos sociales (Zuleta, 2010b: 65). Los autores postulan que el aparato de
Estado es uno de los ejes del agenciamiento “cuya naturaleza es capturar al deseo”
(1988 [1980]:436); este eje posee dos polos: uno despótico del que emanan sig-
nos representacionales, y uno popular de carácter pasional del que emanan signos
subjetivos que se propagan mediante contagios uno a uno y se difuminan a través
de redes; son como epidemias que comienzan en micro-gérmenes periféricos que
infectan uno a uno las series de sus elementos (Ibid.: 125).
94 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
propuestA
No me anima la pretensión de precisar el momento exacto de la
emergencia de esa novedad, sino más bien, proponer otra mirada so-
bre la acción de la multitud que se aleje de las visiones que, presas en
el supuesto de la victimización, explican la violencia política colom-
biana desde esta perspectiva. Y que llevan setenta años reiterando las
mismas imágenes mientras la guerra se perpetua.
Asumo que la condición del ejercicio neoliberal es la multitud,
más que la subordinación, y que, por consiguiente, su funcionamien-
to demanda de fuerzas afirmativas y activas, y no negativas y pasivas.
Siguiendo estas premisas, postulo que el grito de independencia que
9
Tomo esta idea de la tesis del sociólogo francés Gabriel Tarde, presente en el
libro que se llama en español Monadología y sociología, publicado en francés
en 1895. Según el autor, “en una sociedad ningún individuo puede actuar
socialmente, revelarse de una forma cualquiera, sin la colaboración de un gran
número de otros individuos” (2007/1885: 39).
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 95
10
Estos autores diferencian las sociedades capitalistas de otras sociedades;
según sus análisis, el capitalismo se caracteriza porque es fruto del mundo sin
Dios, en el que los valores no significan nada sino que son más bien consignas
que obligan a actuar, y los territorios no están prefigurados sino que se van
conformando por la acción que resulta de los comandos o “axiomas” (Deleuze
y Guattari, 1988/1980).
11
Parafraseando a Maurizio Lazzarato, el capitalismo está poblado de individuos
libres e impotentes que solo pueden cuando se conjuntan y no pueden nada
cuando se abandonan a ellos mismos (2007: 31). Efectivamente, la condición
del capitalismo es la libertad de los individuos que lo constituyen y en
consecuencia, la acción y no la pasión.
96 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
12
Foucault define este término como el arte de gobierno sustentado en “meca-
nismos inteligibles que ligan entre sí distintas prácticas y sus efectos, y que
permitirán por consiguiente juzgarlas como buenas y malas no en función de
una ley o un principio moral, sino de proposiciones que por su parte estarán
sometidas a la división de lo verdadero y lo falso [...] Esto es el surgimiento
de un régimen de verdad como principio de autolimitación del gobierno [...]
cierto régimen de verdad [...] que hizo que algo inexistente pudiera convertir-
se en algo [...] Lo inexistente como real, lo inexistente como elemento de un
régimen legítimo de verdad y falsedad [...] la política y la economía que no son
cosas que existen, ni errores, ni ilusiones, ni ideologías. Es algo que no existe y
que, no obstante, está inscrito en lo real, corresponde a un régimen de verdad
que divide lo verdadero de lo falso” (2007 [1979]: 37).
13
Dice Foucault: “El homo aeconomicus y la sociedad civil son dos elementos
indisociables. El homo aeconomicus es el punto abstracto, ideal y puramente
económico que puebla la realidad densa, plena y compleja de la sociedad civil.
O bien: la sociedad civil es el conjunto concreto dentro del cual es preciso
resituar esos puntos ideales que constituyen los hombres económicos, para
poder administrarlos de manera conveniente. Por lo tanto, homo aeconimicus
y sociedad civil forman parte del mismo conjunto, el conjunto de la tecnolo-
gía de la gubernamentalidad liberal (2007 [1979]:336)
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 97
14
Foucault entiende por subjetividad en esta acepción del liberalismo como el
dejar hacer, como quien acepta la realidad o “responde de manera sistemática
a las modificaciones en las variables del medio” (2007 [1978/1979]:312); “a
ese principio de una elección individual, irreductible, intrasmisible, ese prin-
cipio de una elección atomística e incondicionalmente referida al sujeto mis-
mo, es lo que se llama interés” (Ibíd.: 313).
98 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
15
En el momento de la Violencia, el Partido Comunista propicia que las comu-
nidades campesinas en las que tiene influencia se organicen de acuerdo con
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 99
conclusIones
Estamos acostumbrados a explicar nuestros asuntos recurriendo a
concepciones del “orden”, mas no del “desorden”; también a pen-
sar el desorden como nuestra enfermedad, igual que la pobreza, la
violencia y la injusticia. Nos contemplamos querámoslo o no, como
experimentos democráticos fallidos, como pueblos que no han logra-
do configurarse en tanto tales, como sociedades que no han logrado
construir formas de gobierno válidas. Quisiéramos ser distintos, pa-
recernos más a otros, ser en últimas, mucho más “blancos”.
No evado nuestras dificultades ni tampoco las afirmo, sino que,
con este tipo de ejercicios de interpretación histórica, quiero abrir ven-
tanas que dejen entrar aire fresco para contemplarnos de otras mane-
ras. Más que recurrir a planteamientos “mayores” sobre las sociedades
o sobre la política, los primeros sustentados en valores que se despren-
den de categorías institucionales y los segundos amarrados a categorías
como el Estado, siempre presupuestas e idealistas, quiero invitar a em-
plear planteamientos “menores”, de carácter más pragmático.
Pensar el desorden afirmativamente demanda utilizar otras
ideas, no necesariamente inventadas por nosotros, pero que por lo
menos no nos excluyan o nos acallen, sino donde nos reconozcamos;
como lo propusieron los filósofos estadounidense Charles Pierce y
102 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
William James, a finales del siglo xix y en los principios del xx, esta
tarea supone considerar los significados de las cosas como resultado
de los usos prácticos que se hacen de éstas. En palabras de James:
Para lograr una perfecta claridad en nuestros pensamientos de un
objeto, por consiguiente, necesitamos sólo considerar que efec-
tos concebibles de orden práctico puede implicar el objeto, qué
sensaciones podemos esperar de él y qué reacciones habremos de
preparar. Nuestra concepción de tales efectos, sean inmediatos o
remotos, es, pues, para nosotros, todo nuestro concepto del obje-
to ([1907]1984:47).
Pensadores como Tarde, también a finales del xix, emplearon la prag-
mática con la pretensión de concebir los objetos sociales, o filosóficos,
como átomos abiertos compuestos de diferencias. La preocupación
de estos autores era encontrar un camino no metafísico para pensar la
comunicación entre materia y espíritu, consecuente con los resultados
de las investigaciones científicas que anunciaban el carácter infinitesi-
mal del mundo. En palabras de Tarde:
Creo que hay aquí suficiente para probar que la ciencia tiende
a pulverizar el universo, a multiplicar indefinidamente los seres.
Pero decía más arriba, no tiende menos a unificar de manera ní-
tida la dualidad cartesiana de la materia y el espíritu. Por eso ella
corre, no digo a un antropomorfismo sino a un psicomorfismo
inevitable (2006 [1895]: 30-31).
Pensadores más contemporáneos como Deleuze, Guattari o Fou-
cault, postulan variaciones al pragmatismo, para construir puentes
de comunicación entre dominios disímiles, como la filosofía, la his-
toria y la política. Deleuze entiende la pragmática como el análisis
de las mezclas, de forma tal que pueda extraerse el flujo que arrastra
la mezcla, y separarlo del que la contiene. Dice:
lo que debo hacer cuando analizo algo es dividir la cosa en una
tendencia pura que la arrastra [...] y en una impureza que la com-
promete, que la detiene (2009[1981-1982]:21).
La novedad, desde esta acepción, ocurre cuando la tendencia pura se
escapa del medio que la contiene y fabrica otro.
el reconocimiento cruel como técnica de subjetividad 103
pAblo FArnedA
resumen
Como explicara Michel Foucault a lo largo de 1976, el proceso
biopolítico de la modernidad se funda en la optimización de la
productividad de la vida, dada por la articulación entre extrac-
ción y producción de saber y redes de relaciones de poder, en
base a procesos biológicos de conjunto. Nos proponemos argu-
mentar, extendiendo esta reflexión, que la biopolítica moderna
encuentra su fondo y fundamento en la constitución misma de
la modernidad colonial, posible de fechar precisamente en la
conquista y colonización de América, como el genocidio fun-
dante de los genocidios biopolíticos contemporáneos.
Consideramos, además, urgente la necesidad de abrir las
preguntas sobre la biopolítica a perspectivas latinoamericanas
que desplacen y reconfiguren nuevos modos de pensar estas pro-
blemáticas: ¿Qué nuevos desafíos desatan para el pensamiento
sobre la biopolítica las concepciones de vida, vivo y “formas de
vida”, que emergen en los saberes descoloniales? ¿Cuáles son
las pistas trazadas por el pensamiento americano, amerindio y
mestizo para explorar la relación en la que lo político se vincula
a lo vivo?
106 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
en-clAve colonIAl
En el último capítulo de La voluntad de saber (2002), “Derecho de
muerte y poder sobre la vida”, Michel Foucault perfila algunos de los
conceptos que aborda en el curso de ese mismo año, y que ha sido
publicado en español bajo distintos títulos (1996; 2000).
Su punto de partida para pensar la biopolítica como desarro-
llo de los estados modernos occidentales reside en historizar, en
Europa, a partir de los siglos xvii y xviii, el paso de unos modos
y prácticas de poder que consistían en “hacer morir y dejar vi-
vir” (propios de las llamadas sociedades de soberanía) a nuevas
tácticas y estrategias que tomarán a la vida como blanco de ad-
ministración, producción, regulación, y que consistirán en “hacer
vivir y dejar morir”. De esta manera se constituyen y afianzan las
llamadas sociedades disciplinarias.
Ya no se trata de un poder soberano que decide sobre la
muerte de sus súbditos según su voluntad y esgrimiendo una
juridicidad, sino de una organización de poder estatal que ad-
ministra la vida en base a la preservación y regulación de la mis-
ma, fundada un procesos biológicos de conjunto en relación a
su productividad.
Partiendo de La voluntad de saber, Michel Foucault irá re-
tomando distintos desarrollos sobre biopolítica en sus cursos
Defender la sociedad (2000), Seguridad, territorio y población
(2006) y Nacimiento de la biopolítica (2007), e irá produciendo
desvíos que, en su propio pensamiento, llevan a recorrer nocio-
nes como las de gubernamentalidad, sociedades de seguridad, ra-
cismo, población y constitución de los públicos.
Además del desarrollo que Foucault dedicó a aquellas reflexio-
nes, este campo teórico se ha constituido en el cruce de una multipli-
cidad de aristas abordadas por pensadores como Giorgio Agamben,
Maurizio Lazzarato, Roberto Espósito, Antonio Negri, entre otros,
biopolítica y vida: lecturas en clave... 107
1
Esta constelación de autores y sus líneas de problemáticas desarrolladas es una
entre otras posibles de rastrear a partir de las nociones de biopolítica y biopo-
der desplegadas por Foucault.
108 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
colonIAlIdAd y necropolítIcA
(o lA produccIón sIstemátIcA de lA muerte
como herencIA colonIAl)
2
Hoy podríamos analizar este acceso a los “valores espirituales” como lo que
podemos llamar bienes inmateriales, informacionales, lógicas ligadas a la pro-
ducción virtual y visual, el signo, los “servicios”, la producción inmaterial del
capitalismo contemporáneo caracterizado por Franco Berardi (2007) como
“semiocapitalismo”.
biopolítica y vida: lecturas en clave... 113
en-clAves descolonIAles
Pero un desafío inédito se abre paso entre todas estas problemáticas
señaladas, y es aquel que apunta a rastrear dos líneas posibles para
dar un salto más allá de las lecturas de la “captura” biopolítica: por
un lado intentaremos señalar la paradoja que habita la propia noción
de biopolítica, cuando el pensamiento de la filosofía contemporánea
europea despliega las potencias del concepto para replantear y rede-
finir la noción de vida como potencia de configuración, al interior
de la ciencia, la filosofía, y las prácticas políticas. Así, tanto Michel
Foucault como Gilles Deleuze abordarán, al final de sus vidas, y en
cada uno de sus últimos textos, la noción de vida como inmanencia y
como experiencia que redefine nuestros modos de saber-poder. Des-
de estas perspectivas serán abordados después en parte por Giorgio
Agamben (2007) y Antonio Negri (2007).
Por otro lado, existe otra paradoja activa o activada por la propia
biopolítica: la producción y extracción de saber-poder que la matriz
colonial-moderna ha hecho emerger: una serie de prácticas, saberes,
transmisiones, conocimientos, reflexiones, que exceden con mucho
el proyecto moderno, el propio proyecto occidental de control y ges-
116 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
3
Sobre la complejidad del surgimiento de la vida en el planeta es posible con-
sultar: Fritjof Capra (2006). Es un autor controvertido en el campo científico
contemporáneo, que reúne de manera integrada una diversidad de descubri-
mientos en los distintos campos de la ciencia. Por otro lado, Deleuze afirma
que así como la física y las ciencias de la vida contaron con una filosofía que
formula una ontología y una concepción acerca del tiempo acorde a dichos
saberes, las ciencias contemporáneas tanto físicas como biológicas han teni-
do su primer pensador en Henri Bergson, quien despliega una concepción y
una comprensión sobre la noción de tiempo como intensivo y heterogéneo,
en consonancia con el campo científico del siglo xx. Nosotros afirmaremos
que serán también los autores citados, Gilles Deleuze y Félix Guattari (1988),
quienes proveen de una metafísica acorde para comprender los problemas que
hoy vinculan a la física contemporánea con la biología, la antropología y las
dimensiones del surgimiento y modos de desarrollo de la vida sobre la Tierra.
120 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
4
Sobre el carácter mediador de la producción mítica de las culturas entre la vida
y la muerte y la concepción del mito en sus múltiples versiones, ver Claude
biopolítica y vida: lecturas en clave... 121
5
Esta distinción es ya introducida, aunque no exactamente en el mismo sentido,
por Michel Foucault. Recordemos que todo el proyecto de investigación
foucaultiano acerca del poder apuntaba a extrañar la noción de poder como
mera opresión, dando cuenta del carácter productivo, subjetivante y complejo
de las relaciones de poder al interior de las instituciones y entre los sujetos. Para
un desarrollo de este tema de manera introductoria, ver Foucault, Las redes del
poder (2005) (Conferencia pronunciada en Salvador de Bahía, Brasil, 1976).
biopolítica y vida: lecturas en clave... 123
6
Para la crítica de la noción de “nuda vida” expuesta por Giorgio Agamben
(2003), es posible seguir dos líneas distintas. Una línea “interna” sostenida
por Antonio Negri (2007), y una línea “externa” en relación a las investigacio-
nes llevadas adelante por el filósofo y filólogo francés François Jullien acerca
de la noción de vida en el pensamiento chino (2007).
124 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
7
Para una introducción a los problemas del pensamiento mestizo, ver F. La-
plantine y A. Nouss (2007); por otra parte, las perspectivas acerca de la
Modernidad como matriz colonial, y la apertura de un pensamiento mestizo
y descolonial para pensar los procesos de subjetivación contemporáneos están
señaladas por María Laura Méndez (2011).
biopolítica y vida: lecturas en clave... 125
8
El texto de Lévi-Strauss se encuentra en español (1996).
126 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
nunca dudaron de que los indios tuvieran cuerpos (también los ani-
males los tienen); los indios nunca dudaron de que los europeos tu-
vieran almas (también los animales y los espectros de los muertos las
tienen)” (Viveiros de Castro, 2010: 29).
Nuestra cosmovisión occidental nos asegura que lo que noso-
tros llamamos “naturaleza” es un fondo sobre lo cual se da la cultura
y el mundo humano. La naturaleza sería lo dado, lo que nos viene
como determinado e indefinido, mientras la cultura sería la dimen-
sión de lo no dado, lo construido, el espacio de libertad, el desarrollo
del “espíritu humano”. La cultura es el lugar donde nos diferencia-
mos unos de otros, unas culturas de otras. Nosotros, como occiden-
tales, hemos inventado la noción de multi-culturalismo.
En la cosmovisión amerindia, en cambio, es el espíritu lo dado,
el fondo uniforme e indefinido sobre el cual nos diferenciamos en los
cuerpos. La diferencia está en nuestras materialidades corporales, no
en nuestros rasgos culturales. Singularidad de los cuerpos. Los ame-
rindios han inventado un multi-naturalismo (V. de Castro, 2010: 45).
Como ya habían señalado diversos etnólogos, aunque casi siem-
pre de pasada, numerosos pueblos del Nuevo Mundo (verosí-
milmente todos) comparten una concepción según la cual el
mundo está compuesto de una multiplicidad de puntos de vista:
todos los existentes son centros de intencionalidad que apren-
den a los otros existentes según sus respectivas características y
capacidades (2010: 33).
El universo amazónico está habitado por humanos, pero también por
dioses, plantas, animales, espíritus de los muertos, fenómenos meteo-
rológicos, y muchas veces también objetos y artefactos. Cada uno dota-
do con un modo singular de percepciones, apetitos, modos de conocer,
intenciones, deseos y creencias. O sea, todos dotados de “almas”.
La similitud de las almas no implica que se comparta lo que esas al-
mas expresan o perciben. La forma como los humanos ven a los ani-
males, a los espíritus y a otros actuantes cósmicos es profundamente
diferente de la forma como esos seres los ven y se ven (2010: 35).
biopolítica y vida: lecturas en clave... 127
9
Valga el detalle de que no hay que aclarar que los hombres, en términos mo-
dernos, son humanos, pero si en el marco de la teoría y las prácticas políticas
modernas, enunciáramos “los humanos”, tendríamos que aclarar que nos re-
128 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
ferimos a “los hombres”, no vaya a ser que se piense que hay más humano con
pleno ejercicio de lo político que los hombres…
biopolítica y vida: lecturas en clave... 129
In-conclusIones
Es interesante observar de qué manera estas dos líneas señaladas, que
exponen y proponen modos radicalmente otros de pensar-sentir y
comprender el cuerpo y la vida, se interconectan en la propia noción
de vida como potencia (singular) y cuerpo como campo intensivo
que pliega un punto de vista (singular), en el espacio heterogéneo de
la multiplicidad ontológica inmanente.
Así, en la concepción amerindia amazónica, volvemos a encon-
trar una noción de vida no orgánica de las cosas y de subjetividad no
humana de los entes, en tanto la vida está definida por intensiones,
deseos y creencias, por puntos de vista que animan lo existente: lo
que les brinda subjetividad al margen de la humanidad.
¿Qué nos garantiza que nuestra ontología nos ha dado una ver-
dadera percepción de lo que las cosas son? Esta pregunta queda aún
más expuesta frente al hecho de que, en comparación, una ontología
radicalmente otra no se pregunta por lo que las cosas son ni qué es
lo que las hace ser, sino por las relaciones que constituyen a los entes,
todos realmente existentes, materiales o no, actuales o virtuales.
Esto que ha sido y es muchas veces mal llamado “animismo” o
“neo-animismo” por un pensamiento racionalista despojado de sus
relaciones cosmológicas, es lo que vemos emerger hoy como poten-
cia de lo virtual, cuando somos capaces de comprender que el áni-
130 necropolítica, violencia y excepción en américa latina
ma de las cosas (la expresión que Peter Sloterdijk perfila como “hay
información”, 2001: 22) aparece como entes virtuales realmente
existentes (reales sin ser actuales) que encierran potencias inusitadas
para la vida colectiva de este planeta (información, conocimiento,
saberes, imágenes, textos, obras de arte, relatos, mitos, experiencias,
transmisiones, comunicaciones…).
No se trata entonces de pensar a la vida y la naturaleza “como”
humanos, sino de pensar el modo humano como entramado en un
mundo que lo excede, que está animado, habitado por potencias a-
subjetivas ya colectivas, pre y trans-individuales, vitales sin ser orgá-
nicas, que son fundamentalmente plásticas, pero no necesariamente
controlables.
Los efectos de haber soñado el control y la dominación absoluta
sobre el mundo ya los estamos viviendo. Las preguntas que se abren
frente a esto, creemos, estarán marcadas por las potencias comunes
de creación de nuevos universos existenciales, en donde tecnología,
conocimiento, saber, poder, cuerpo y vida deberán ser redefinidos
drásticamente en sus relaciones, planteados en una reapropiación
de las potencias colectivas que las propias nociones de vida, vivo y
‘buena vida’, al “interior” y al “exterior” del pensamiento occidental,
encierran. Tal vez se encuentre aquí una de las mayores tareas de la
descolonización.
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BIBLIOGRAFÍA
AUTORES
PABLO FARNEDA
Licenciado en Comunicación Social con Especialización en Pro-
cesos Culturales por la Universidad Nacional de Entre Ríos/Ins-
tituto de Investigaciones Gino Germani (Argentina). Temas de
especialización: modernidad colonial, procesos de subjetivación,
perspectivas antropológicas en comunicación (tecnologías, iden-
tidades, géneros).
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