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www.youtube.com/watch?v=Qj3Izfi8zRQ
Mi anécdota se remonta a mis 15 años, cuando cursaba 4to año del siclo Básico (año 1996) en un
secundario católico; el tema era evitado en toda oportunidad y siempre guiado al pensamiento religioso,
donde la castidad y llegar puras al matrimonio era la única opción que se hablaba.
La monja de catequesis, afirmaba y definía al sexo como: un acto realizado en la intimidad de una
habitación, entre un hombre y una mujer siendo ambos “PUROS”, luego de contraer matrimonio y solo con
el fin de procrear.
Recuerdo las risas entre dientes por la incomodidad de la hna. , a quien llenábamos de preguntas; muy mal
intencionadas, que hasta el día de hoy no tuvieron respuestas. Era divertido molestarla, afirmaría que
nunca fue considerada útil la enseñanza, por ninguna de las 42 integrantes del curso.
Era una pérdida de tiempo; ya que no informaban ni construían enseñanza alguna, sólo adoctrinaban .
Los ejes de la Educación Sexual Integral
En la clase 1 pudimos observar los diversos enfoques con los que se puede abordar la
educación sexual: biologisista, moralista, judicializante, sexología, género y el enfoque de
la Educación sexual integral. Este recorrido nos permitió comprender que no todo
abordaje es igual, y que es preciso reflexionar sobre nuestras acciones y
posicionamientos para fortalecernos y lograr acciones integrales. Hacia el final de la clase
1, comenzamos a ver de qué se trata “la integralidad” en la educación sexual. En esta
segunda clase, profundizaremos sobre el enfoque de la Educación Sexual Integral (ESI)
que propone la ley 26.150 y que da marco a este curso virtual.
El enfoque de la ESI, está constituido por 5 ejes que trabajaremos en esta ocasión:
Empecemos la clase con algunas preguntas que solemos hacernos los/as docentes
a la hora de generar una propuesta áulica o escolar:
El enfoque de la ESI, está constituido por 5 ejes que trabajaremos en esta ocasión:
Empecemos la clase con algunas preguntas que solemos hacernos los/as docentes
a la hora de generar una propuesta áulica o escolar:
Muchas veces pensamos que todas las personas nos ubicamos en una categoría: varón o
mujer, que por definición se las presenta como excluyentes una de la otra y esto se daría
de un modo “natural”. Otra característica de estas categorías es que hay un valor social
desigual para unos y para otras, esto es, en muchas ocasiones se valora más lo
masculino que lo femenino. Esta valoración desigual la vemos por ejemplo cuando nos
referimos a un conjunto de personas donde no todas son varones y por norma usamos el
masculino y no cuestionamos la norma, es decir lo vemos como algo “natural” o “normal”,
o hasta no hace mucho tiempo se esperaba que el hijo varón estudiara y que la hija mujer
se ocupara más de cuestiones domésticas.
Escuchemos las voces de los/as estudiantes, en este video realizado por el Programa
Nacional de ESI.
Tradicionalmente quienes han tenido mayor poder para clasificar las identidades de
género, y establecer qué deben hacer varones y mujeres, han sido las religiones y la
medicina. El movimiento de mujeres primero, y los estudios de género después,
cuestionan este particular modo de entender la diferencia sexual y la construcción
social del género. A partir de la segunda mitad del siglo XX desarrollan la idea de
“construcción de la sexualidad”, poniendo de manifiesto que ésta no está determinada por
la naturaleza o la esencia (que no son así para siempre y en todos lados) sino que cada
sociedad organiza, arma, construye la relación entre cuerpo, género y deseo de un modo
distinto. Y que por lo tanto, puede modificarse.
- Aporta una perspectiva relacional: no estamos hablando solo de mujeres, sino de las
relaciones de género, donde los varones (y/o otras identidades de género) también hacen
parte de ese sistema, y que son relaciones de poder, donde unos ocupan posiciones
aventajadas y otros/as menos valoradas.
El sexo/género está presente desde siempre, pensemos por ejemplo cuando nos
encontramos con una mujer embarazada, una de las primeras cosas que le preguntamos
es “¿es nene o nena?” y en función de la respuesta siguen otra serie de conjeturas y
opiniones. Este ejemplo nos sirve para pensar cómo vamos construyéndonos de un modo
cotidiano, casi sin darnos cuenta. Encontramos que si sos nena usas ropa de un color
distinto de la ropa de los varones, o si sos varón podés jugar con la pelota pero, si querés
jugar con una muñeca, es muy probable que recibas algún llamado de atención.
Con frecuencia, una “niña” es una persona a la que se le podrá “comprar vestiditos
preciosos” y será “compañera de la mamá”; y con frecuencia se censurarán algunas
expresiones “machonas” o demasiado independientes. Pensemos en alguna niña que nos
rodea (hija, nieta, sobrina, vecina) e imaginemos qué tipo de mensajes habrá de recibir a
lo largo de su vida sobre su conducta sexual. Posiblemente esa persona de adolescente
se sentirá insegura con su cuerpo, tendrá vergüenza en decir que se masturba (si lo
hace), priorizará el placer del varón al propio en un acto sexual, y no llevará un
preservativo en sus cartera porque escuchó que eso es de “puta”. Ni qué hablar de lo
difícil que será para ella si se enamora de otra chica o si se siente más cómoda(o) y feliz
siendo reconocida(o) como varón trans.
Un “niño” es una persona que seguramente parecerá “fuerte” y “vigoroso” ya desde bebé
y, en Argentina hasta hace muy poco, era la salvaguarda del apellido familiar.
Seguramente habrán escuchado que “los niños no lloran” y que “tiene que saber pelear”.
Ahora repasemos la educación sexual que reciben los varones de la mano de sus pares,
de los consumos culturales como las publicidades y la pornografía tradicional. Y también
de sus familias y de sus docentes. En nuestro país, ¿Qué aprenderán los niños sobre su
conducta social y sexual? Que cuanto más sexo y mujeres lindas “posean” mejor, que
pueden “consumir” prostitución, que siempre tienen que tener deseo sexual, que no deben
ser ni parecer miedosos, pero principalmente no deben ser ni parecer “putos”. También
verán como normales sus privilegios de género, como lo puede ser caminar por la cuidad
sin sentirse expuestos al acoso callejero, o realizar mucho menos trabajo doméstico que
sus hermanas
Lo anterior, como tantos otros ejemplos que podemos pensar, nos permite dar cuenta de
los estereotipos de género. ¿A qué nos referimos con los estereotipos de género?, a
esas representaciones simplificadas, incompletas y generalizadas que se realizan
teniendo como base al sexo biológico. Estos estereotipos funcionan a partir de asociar
una pauta cultural (un rol esperado, una norma, un mandato, etc.) con un hecho biológico.
Por ejemplo: que las mujeres sean biológicamente quienes puedan llevar adelante el
embarazo no determina que “naturalmente” tengan que ser quienes cocinen o planchen,
estas dos últimas acciones son características culturales que en nuestra sociedad suelen
estar asociadas a las mujeres y no a los varones.
Aquí un video que nos invita a reflexionar sobre los estereotipos construidos para la
infancia:
La trata de personas con fines de explotación sexual. Este problema ha sido visibilizado a
partir de leyes que buscan proteger a chicas y chicos, a mujeres adultas, por ejemplo,
que son engañadas, secuestradas o amenazadas para llevarlas lejos de su hogar y
explotarlas sexualmente. Es un desafío para la escuela abordar esta problemática.
Muchas escuelas lo hacen y la ESI también lo propone: enseñar a niños/as y
adolescentes a pedir ayuda a adultos de confianza cuando sucede algo que los daña o a
decir que “no” frente a alguna situación que los/as incomoda; a no guardar secretos que
los/as hacen sentir mal; a valorar igualmente a varones y mujeres y tener la lupa puesta
cuando ejercemos algún tipo de violencia las mujeres; y a reconocer situaciones de
acoso, abuso sexual, maltrato , etc.
Para la ESI los irrenunciables del eje “Reconocer la perspectiva de género” son:
Considerar al género como una categoría relacional que abarca a las mujeres y a
los varones.
Reconocer la diferencia sexual entre unas y otros.
Analizar las desigualdades entre hombres y mujeres.
Problematizar las concepciones rígidas sobre lo considerado exclusivamente
masculino o exclusivamente femenino identificando prejuicios y estereotipos de
género y las consecuencias negativas que provocan a mujeres y varones.
Incorporar el concepto de igualdad de género para abordar las desigualdades y
hacer realidad la igualdad de todas las personas independientemente de su
género.
2. Respetar la diversidad
La concepción con la que se trabaja en este eje asume que las personas somos todas
distintas y esa particularidad se expresa también en el modo en que cada ser humano
piensa, siente, cree, actúa y vive su sexualidad, convirtiéndolo en un ser único.
Esto enriquece la experiencia social en la medida que nos pone en contacto con la
diferencia, con experiencias y trayectos personales distintos a los propios. El abordaje de
este eje implica reconocer y valorar positivamente las múltiples diferencias que
tenemos los seres humanos, por ejemplo: origen étnico, nacionalidad, creencias
religiosas, políticas, edad, condición social, orientación sexual e identidad de género,
entre otras.
Los movimientos de la diversidad sexual (gays, lesbianas, bisexuales, personas trans) son
actores fundamentales que colaboran en completar las producciones que surgieron desde
la perspectiva de género.
Ellxs fueron quienes revolucionaron los fundamentos de las relaciones sociales y sexuales
al revisar las categorías de identidad y cuerpo como dos elementos unificados,
coherentes y fijos, y al denunciar que la conceptualización predominante de “lo femenino”
y de “lo masculino” incluye fuertemente un componente de “heteronormatividad”. Esta
palabra refiere a una regla social que presenta a la heterosexualidad como la verdadera y
única forma posible de desear y amar. En las páginas 108-109 del Cuaderno de
Secundaria II del Programa ESI, podemos encontrar definiciones más completas sobre
estos conceptos, además de propuestas de actividades para desarrollar en el aula.
El respeto por la diversidad implica asumir una actitud que supere la idea de
“tolerancia”: “soporto al otro/a y sus elecciones porque no me queda alternativa”, es decir,
significa asumir que todas las personas somos distintas e iguales en derechos.
Nuestra identidad de género y nuestra orientación sexual forman parte de la diversidad
sexual de nuestras sociedades, sin desconocer que hay determinadas identidades,
relaciones y orientaciones que se han construido como “normales” y legítimas (por
ejemplo la orientación heterosexual), mientras otras han sido consideradas erróneamente
como “patológicas” y problemáticas (por ejemplo la orientación homosexual o las
identidades trans). El respeto por la diversidad quiere decir, finalmente, que nosotros/as
no somos los/as “normales” y los/as otros/as los “distintos”, sino que todos/as somos
diversos/as e iguales en derechos.
Vale aquí aclarar algunos conceptos, dado que en muchas ocasiones se confunde
orientación sexual con identidad de género y no es lo mismo. La identidad de género se
refiere al vínculo más o menos conflictivo entre el cuerpo (con el foco en los genitales) y el
género (masculino o femenino) asignado al nacer. La orientación sexual se refiere al
vínculo entre género y deseo (hacia otros/as). Las posibilidades de “ser” se multiplican.
Existen, por ejemplo, hombres que se enamoran de otros hombres, y expresar una
masculinidad más bien “ruda”. También hay gays que algunos/as considerarían
“afeminados”, pero no se sienten para nada mujeres. De igual modo, las lesbianas
pueden o no sentirse cómodas en expresar una identidad de género femenina dominante,
como puede ser usar bijouterie y depilarse. También hay muchas chicas heterosexuales
que, por ejemplo, ¡prefieren usar el pelo corto o evitar los tacos! Y también hay personas
que se expresan como mujeres, les gustan los varones, y nacieron con un pene y
testículos (algunas prefieren operarse y otras no). Es necesario observar la diferencia
entre ambos conceptos, que están vinculados: como decíamos al inicio de la clase, es
casi imposible pensar el enfoque de género sin plantear el respeto por la diversidad. Y de
esos dos ejes (¡entre otros!) estamos hablando aquí.
En la Argentina, en los últimos años se promulgaron leyes que permiten que en nuestro
país las personas del mismo sexo que lo deseen puedan casarse (Ley Nº 26.618) y que
reconocen los derechos y necesidades de las personas que viven su género de un modo
que no coincide con el sexo que les fue asignado al nacer (Ley Nº 26.743). Estas
normativas son nuevas herramientas que tenemos los/as docentes para que desde las
escuelas sigamos trabajando en la búsqueda de igualdad y respeto para todas las
personas.
3. Valorar la afectividad
Incorporar esta dimensión nos aleja de perspectivas reduccionistas donde las personas se
definen por un único y exclusivo rasgo generalmente asociado a la razón como oposición
a la dimensión afectiva y nos permite tener una visión integral de los seres humanos.
También significa valorar el lugar que ocupan las emociones y sentimientos en el
aprendizaje y contribuir al desarrollo de capacidades afectivas como la empatía, la
solidaridad, el respeto.
Este eje evidencia que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho con
plena capacidad para participar, ser escuchados/as y no discriminados/as por ningún
motivo y considera a los/as adultos/as y al Estado como garante de sus derechos.
Por otra parte, es importante resaltar que los derechos son siempre el resultado de las
luchas por su consolidación. Como vimos en la primera clase, las leyes garantizan
derechos, y para quienes formamos parte del sistema educativo, es fundamental
conocerlos, valorarlos y enseñarlos en su dimensión histórica. Por esto, el eje “ejercer
nuestros derechos”, es una invitación a que como ciudadanos/as y docentes nos
pongamos esos “anteojos” que permitan preguntarnos cuándo, dónde y cómo se
garantizan los derechos, qué derechos, y sobre todo quiénes están siendo privados de
derechos.
Como vimos en la clase pasada, afortunadamente sus derechos han tenido y tienen gran
difusión y aceptación, tanto en la sociedad en general como en el sistema educativo en
particular. Este video de Unicef recorre los aportes y desafíos de la “Convención de los
derechos del niño”.
La ESI reconoce a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derecho, esto
implica que tienen derecho, por ejemplo, a recibir información científicamente validada, a
vivir sin violencia y sin discriminación de género y por orientación sexual, derecho a decir
“no” frente a situaciones de presión de pares o de adultos, así como también, derecho a la
identidad, al buen trato, al acceso a la educación de calidad para todos/as, a servicios de
salud también de calidad, a expresar las opiniones, a elegir libremente, a ser
respetados/as en las elecciones que realizamos, a la integridad física, psíquica y moral,
etc. Disponible en: www.youtube.com/watch?v=0IGgx8_R5MI
Los/as invitamos a ver el siguiente video -elaborado por el Programa Nacional de ESI,
para utilizar con alumnos/as y colegas, como veremos en la clase siguiente- en el que
podrán escuchar y observar a los jóvenes hablar sobre derechos.
Allí se menciona la Ley Nº 25.673 que crea el Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable (2003), que elaboró numerosos materiales.
Para la ESI los irrenunciables del eje “Ejercer nuestros derechos” son:
Las concepciones sobre qué es y cómo vivimos el cuerpo y cuidamos nuestra salud no
están aisladas del desarrollo general de las sociedades sino que se encuentran
íntimamente ligadas al momento político, económico, social en el cual se inscriben. Esto
significa que el cuerpo no está vinculado sólo con la dimensión biológica sino
que también está constituido por los significados y valoraciones que se le otorgan
en cada sociedad y en cada momento histórico.
Desde la ESI nos proponemos trabajar sobre esta concepción más amplia de salud,
promoviendo en chicos y chicas el cuidado integral de la misma, tanto desde el punto de
vista físico como psíquico y social. Se trata de que, al crecer, los chicos y las chicas
aprendan nuevas actividades para cuidarse (como por ejemplo: seleccionar, dentro de los
alimentos de su dieta, aquellos que son más nutritivos; incorporar hábitos de higiene
personal; conocer el funcionamiento de las partes íntimas del cuerpo; realizar actividad
física) y también para cuidar a otros y a otras.
Desde la ESI, este eje busca el reconocimiento del cuerpo sexuado y sus distintos
cambios como parte fundante de la identidad de las personas. En este sentido,
adquiere particular relevancia el fortalecimiento de la autoestima y la autonomía, con
la finalidad de adoptar decisiones sobre la salud en general, y la salud sexual y
reproductiva en particular, que permitan vivir una sexualidad sin ningún tipo de coacción,
violencia, discriminación, enfermedad o dolencia.
Para ello es necesario que cuando en la escuela se trabaje el eje “cuidado del cuerpo y la
salud”, se incorporen otras dimensiones además de la biológica, como por ejemplo
la historia personal, los discursos científicos, los derechos humanos, las ofertas de
la sociedad de consumo sobre todo a partir de los medios masivos de comunicación, la
re-presentación de los cuerpos a través de las distintas manifestaciones artísticas.
También es importante propiciar la reflexión crítica sobre los modelos y los mensajes
de belleza que circulan en nuestra sociedad y que pueden influir negativamente en uno/a
mismo/a y en los vínculos interpersonales promoviendo la desnaturalización de los
prejuicios y los estereotipos vinculados con el cuerpo y la salud. De esta forma, valoramos
positivamente nuestro cuerpo reconociendo que la sexualidad y el cuerpo también se
vinculan con el disfrute y el placer.
Para la ESI los irrenunciables del eje “Eje Cuidar el cuerpo y la salud” son:
Vamos cerrando
Si bien en esta clase abordamos cada uno de los cinco Ejes de la ESI de manera separada, en
la realidad estos se presentan interrelacionados. Por ejemplo, cuando se trabajan los modelos
de belleza lo hacemos a través del eje “Reconocer la perspectiva de género”. Si continuamos y
problematizamos los estereotipos corporales vigentes acerca del ser varón y ser mujer estamos
abordándolo desde el eje “Cuidado del cuerpo y la salud”. Si ponemos en cuestión los ideales que
en algunos casos ponen en riesgo la integridad física, trabajamos desde el eje “Ejercer nuestros
derechos”, y si enseñamos que existen regulaciones vinculadas a la alimentación (‘Ley de
obesidad’) y a la vestimenta (‘Ley de talles’) que buscan incluir a todos/as estamos vinculados al
eje del “Respeto a la diversidad”. Por último, si rescatamos el valor positivo de la existencia de
distintos cuerpos y propiciamos la autoestima positiva sobre el propio cuerpo nos encontramos
con el eje “Valorar la afectividad”.
Asimismo, sería muy difícil pensar a los derechos por fuera de los sentimientos que
genera su vulneración, y al mismo tiempo, casi imposible hablar del respeto por la
diversidad sin pensar en el cuidado cuerpo del otro/a. ¿Podemos abordar el enfoque de
género desligado de la preocupación por prevenir la violencia contra las mujeres o
garantizarles a ellas sus derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva?
Los cinco ejes aquí presentados nos proponen una forma de concebir la educación sexual
que contribuye a fortalecer la política educativa de ampliación de derechos. En ese marco
y objetivo está la Educación Sexual Integral.
Actividades
Actividad
Ahora que hemos leído esta clase y la bibliografía que la acompaña, ya estamos más familiarizados
con los ejes de la ESI y en condiciones de poner en juego la imaginación.
En esta oportunidad, la actividad consiste en seleccionar un eje de la ESI y construir, a partir de él,
una breve narrativa en forma de cuento, historia o relato. Para quien guste, también se podrá optar
por el género de la historieta o por el diálogo literario propio del estilo teatral.
Pistas: Para pensar qué sucederá en esa narrativa, sugerimos reflexionar o “re-mirar” algunos
aspectos o situaciones cotidianas, como ser: los modos de organización institucional (rituales,
costumbres, actos escolares, recreos, vestimentas, juegos, organización de los espacios, uso del
lenguaje, expresiones habituales, palabras, formas de hablar y nombrar, etc.) o recursos didácticos
(videos, himnos, poemas, cuentos, canciones, pinturas, actividades, recorte de un manual, láminas,
etc.).
Pautas de escritura y entrega: Al inicio del archivo que entregarán, deberán mencionar cuál es el
eje seleccionado sobre el que han trabajado. A continuación, poner un título a la narración, y por
último, compartir lo que han elaborado. Escribir en archivo Word, y nombrarlo del siguiente modo:
“Apellido y nombre. Aula N° (completar)”. Extensión mínima 1 carilla, máxima 2 carillas. Si eligen
realizar una historieta, pueden usar programas digitales específicos que conozcan. En este caso,
asegúrense que sus tutorxs puedan verlo y anticipen si es necesario descargar alguna aplicación a tal
fin. Entregar a través de la sección actividades de la clase. Para su realización, tienen dos semanas a
partir de la publicación de esta clase.
Importante: Estar atentxs a lxs aspectos conceptuales del eje con el cual estén trabajando y, a partir
de eso, dar lugar a sus propias narraciones. ¡Qué lo disfruten!
Material de lectura y biblografía ampliatoria
Material de lectura
Cinco textos donde se desarrollan cada uno de los ejes conceptuales de la ESI,
producidos por el Programa Nacional de Educación Sexual Integral.
Bibliografía ampliatoria
Carlos Iván García Suárez. “La pedagogía del cuerpo como bastión del género”. Nómadas
(Col), núm. 14, abril, 2001, pp. 124-139, Universidad Central.
Butler, J (2002) “Introducción” en Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y
discursivos del “sexo”. Género y Cultura. Buenos Aires: Paidós. Disponible en la sección
Archivos
Morroni, L. (2007). “Generando géneros”. El Monitor de la Educación. Nº 11, 5º Época,
marzo/abril 2007. “Dossier: Educación Sexual”, pág. 38-40. Disponible en la sección
Archivos
Estas dicotomías han generado un modo de pensar y de vivir las relaciones en la escuela,
y las relaciones de las personas con lo saberes -como hemos visto en la clase 2 y 3- que
a veces limita el horizonte cultural de los/as niños/as. Limita en el sentido de que supone
un esquema donde es mejor pensar que sentir, donde los que piensan son mejores que
las que sienten (existe una asociación en el sentido común de que las mujeres son “más
emocionales”). ¿De qué otros modos les parece que esos esquemas limitan la mirada?
Por eso decimos que la escuela a veces ha silenciado o silencia la sexualidad –sobre todo
los enfoques “tradicionales” sobre la educación sexual-, pero no debemos negar, sino más
bien reconocer que en la escuela, por más que “disciplinemos” consciente o
inconscientemente, los/as niños/as “actúan” la sexualidad, es decir, la representan,
simbolizan, hablan de ella, la viven. Se trata entonces, de pensar las infancias en su
diversidad, y atender al modo en que los niños/as hacen de la escuela un espacio
significativo también para vivir, experimentar y aprender sobre su sexualidad.
El plural que usamos al hablar de “infancias” no es casual. Existen diversas maneras de
ser niño/a. Su significado y su lugar en la sociedad han cambiado a lo largo del tiempo y
los contextos socioculturales. Como veíamos en las clases 1 y 2, por ejemplo, el pasaje
de concebir a la infancia, en términos legales, como un objeto de tutela, a ser sujeto de
derecho, llevó varias décadas. Pensar a los niños y niñas, aún a los/as más pequeños/as,
como sujetos de derecho, supone considerarlos/as como interlocutores/as válidos/as y
valiosos/as, activos/as, con iniciativa. Pero ése es el plano normativo, que incide en cómo
pensamos a las infancias, pero no lo determina completamente. Como educadores y
educadoras pensamos también a niños y niñas como sujetos que aprenden y pueden
aprender de modo activo, crítico, problematizando, explorando, dialogando, y
experimentando y resolviendo los conflictos (cognitivos, convivenciales, etc.) que se
vayan presentando, en una concepción del aprendizaje como un espacio provocado
(enseñanza) donde niños y niñas dan sentido y valor a los saberes, en una interacción
que vincula a docentes y alumnos/as.
En ese supuesto, el de la escuela como un espacio para que niños y niñas desarrollen
procesos de aprendizaje como una actividad intersubjetiva, descansa buena parte de los
saberes pedagógicos de nuestra formación inicial y continua, que además, nos recuerda
que junto a la reciprocidad de la actividad intersubjetiva, debemos reconocer la asimetría
de la relación pedagógica. Nuestra posición en la escuela, el rol social que
desempeñamos y los saberes pedagógicos nos invitan además a atender a la diversidad
de situaciones y a los diferentes modos de vivir eso que llamamos infancia. Cuando
decimos, por ejemplo, que es necesario superar la asociación entre inocencia e infancia,
lo hacemos porque esa idea pretende que la sexualidad en la infancia se viva de modo
único y para todos/as igual.
Al hacer esa reflexión, comenzamos a mirar la diversidad, las infancias: chicos y chicas
con historias diferentes y desiguales en lo que se refiere al bienestar; chicos y chicas que
construyen sus saberes en tiempos distintos a los esperados; que tienen diversas
identidades, que forman parte de comunidades socioculturales con saberes diferentes a
los que la escuela imparte; chicos y chicas que arrastran también historias diversas de
vulneración de derechos, algunas graves, otras leves pero insistentemente presentes;
chicos y chicas que se desarrollan corporal y emocionalmente en tiempos distintos y de
formas distintas. Recordamos y enfatizamos esta diversidad, porque en la escuela es
donde se establece una enseñanza “que la sociedad ha definido como relevante para ser
ofrecida a las nuevas generaciones”. De eso hablamos cuando planteamos que es
necesario atender al desarrollo curricular propuesto por la ESI[3].
La enseñanza de la ESI y el desarrollo curricular
La institución escolar se podría considerar como un espacio social en el que se transmiten
conocimientos socialmente válidos, valiosos y legítimos, es decir, esos conocimientos que
en un momento determinado son considerados como los adecuados a ser transmitidos en
la escuela a las siguientes generaciones. Eso supone una definición curricular por parte
del Estado, es decir el establecimiento de un conjunto sistemático de conocimientos a ser
transmitidos. Pero en el desarrollo de la enseñanza se expresan otros saberes culturales
que pertenecen a otros grupos socioculturales, que tal vez no estaban siendo atendidos
en una definición curricular común. Por ello desde el Programa Nacional de ESI venimos
avanzando en este sentido. Por ejemplo, hemos tenido experiencias de trabajo conjunto
con docentes de la enseñanza intercultural bilingüe, e idóneos de la lengua de Jujuy,
pertenecientes a los pueblos quechua y ava guaraní, para producir láminas didácticas de
ESI que incluyeran especificidades de estas comunidades y así resultaran más acordes a
su contexto.
Como venimos sosteniendo desde el inicio del curso, nos ubicamos desde el enfoque de
los derechos humanos que, de alguna manera, brindan un marco respetuoso de la
diversidad y al mismo tiempo marcan un límite al relativismo cultural [4]. En este caso, los
saberes de los grupos sociales con los que trabajamos están siendo incorporados, porque
se desarrolló un proceso reflexivo sobre qué se estaba enseñando y a quiénes. Esa
contextualización se realizó en la definición de los materiales curriculares que se
producen desde el Ministerio de Educación de la Nación. Pero, una vez producidos los
lineamientos curriculares y los materiales del programa, la contextualización también es
realizada por cada jurisdicción, cada escuela, cada docente.
Nos gustaría presentar la propuesta curricular para este nivel reflexionando sobre el
juego. El juego en el Nivel Inicial, o el carácter lúdico de la propuesta pedagógica del Nivel
permite desarrollar conocimiento de sí y del contexto, el aprendizaje de pautas y normas
de convivencia, sorprenderse frente al mundo que los/as rodea. Permite la apertura y la
elaboración del mundo emocional, manifestar y entender lo que agrada y desagrada,
poner los sentimientos en acto, aprender a ordenar el mundo de tal manera que el mundo
emocional propio y el del otro/a sea considerado valioso.
El juego no es solo una actividad del Jardín. Se trata de una oportunidad de los/as
docentes para conocer y comprender más acerca de los saberes que traen niñas y niños,
de cómo están configurando ese mundo que se crea en el juego, y también cómo
promover nuevos aprendizajes a partir del mismo. La ESI, en esta línea, busca que el
juego sea un espacio de interacción y aprendizaje donde se desarrollen aprendizajes
relacionados con (observemos cada una de las esferas):
También se trata de pensar la organización del espacio escolar en el Nivel desde el
enfoque de la ESI: el modo de comunicarse entre adultos/as y las/os niñas/os, cómo se
responde a una pregunta, el tipo de intervención que se realiza cuando se observan
situaciones en el pasillo o en el patio, las relaciones entre niños y niñas, el espacio de
libertad, y de aprendizaje del respeto al/la otro/a, que se le brinda a las chicas y chicos
cuando no responden a la expectativa naturalizada de “ser varón” o de “ser nena”[6], etc.
Los 5 ejes de la ESI que hemos planteado a lo largo de este curso son reformulados en el
Nivel Inicial, según un esquema de 4 ejes temáticos planteados en los Lineamientos
curriculares, que van a poder encontrar en el índice del cuaderno ESI para el nivel inicial:
Conocimiento y cuidado del cuerpo
Desarrollo de competencias y habilidades psicosociales
Desarrollo de comportamientos de autoprotección
Conocimiento y exploración del contexto
Veamos algunas propuestas para trabajar cada eje. En la columna de la izquierda de los
recuadros detallamos los contenidos propuestos en los Lineamientos Curriculares sobre
ese eje. En la columna de la derecha, un ejemplo de actividad desarrollada en el
Cuaderno, con la página indicada para leer la propuesta.
La lámina didáctica para el Nivel Inicial “El juego de las 4 diferencias/las partes del
cuerpo” permite continuar el trabajo con este eje, y desarrollar toda una secuencia
didáctica. Pueden leer las guías de trabajo para el uso de esa lámina que se encuentra en
las páginas 79-82 del Cuaderno de Nivel Inicial.
Además de los ejemplos presentados, ¿se les ocurren otros juguetes que ha
“masculinos” y más o menos “femeninos”?
Debemos tener presente que, al sumar a las familias, estamos también invitándolas a
vivenciar una experiencia vinculada a la diversidad. Veremos, desde el rol pedagógico de
la escuela, que al abrir y problematizar las concepciones preestablecidas sobre lo que es
un juguete de varón y un juguete de mujer, estamos brindando una oportunidad para
enriquecer los saberes y cuestionar prejuicios, que en ocasiones se transmiten entre la
familia, la escuela y los/as niños/as.
Veamos qué nos cuenta una docente sobre la ESI en el Nivel Primario.
La ESI en este nivel requiere ser incorporada desde un abordaje transversal a las distintas
áreas curriculares: ciencias sociales, formación ética y ciudadana, ciencias naturales,
lengua y literatura, educación física y educación artística. Estas áreas son las detalladas
en los Lineamientos Curriculares y el cuaderno de ESI para nivel primario, lo que no
impide que se desarrolle también en otras áreas como matemáticas. El Cuaderno propone
una serie de contenidos y actividades según los 5 ejes:
Todo ello teniendo presente siempre la complejidad del hecho educativo: es decir, el
proceso individual y grupal de aprendizaje que con nuestras acciones pedagógicas vamos
provocando y acompañando, los vínculos y relaciones que se generan entre los/as
chicas/os en el aula y fuera de ella. También la complejidad se expresa en la
heterogeneidad de situaciones de vida que atraviesan nuestros/as alumnos/as: es sabido
que el primario (y el inicial) como nivel educativo tienen límites etarios, pero también es
sabido que las infancias son muy diferentes según los sectores socioeconómicos o
culturales que predominan en el contexto de la escuela.
Y, como veíamos cuando trabajamos las puertas de entrada: por más que aquí estemos
trabajando sobre el desarrollo curricular del Nivel Primario, no olvidemos que los
episodios que irrumpen (peleas entre chicos durante un juego, como en el grupo de Ariel)
y la organización de la vida escolar (el uso del patio, como hemos visto, o los roles que les
asignamos a niños y niñas en el aula –que los chicos muevan los bancos… y las chicas
los limpien-) son momentos para trabajar aspectos relacionados con la convivencia, la
cooperación, la prevención del maltrato y la discriminación, etc. Veamos algunos
ejemplos:
Respetar la diversidad
Es una actividad donde, al trabajar sobre la diversidad de las familias de chicos y chicas,
pueden visibilizarse también las familias compuestas por dos papás o dos mamás, o una
mamá o papá trans, por ejemplo. Como hemos planteado a lo largo de este curso, los
ejes “perspectiva de género” y “respeto por la diversidad”, van de la mano. En este caso,
para problematizar los roles de género y su variabilidad a lo largo de la historia y los
pueblos, sugerimos no olvidar el cuadro propuesto en la página 52, que nos permite
conocer y describir las actividades cotidianas de varones y mujeres, en el pasado y en el
presente. ¿Se les ocurre alguna película para trabajar en el segundo ciclo sobre este
tema? ¿Qué actividades propondrían a partir de ella?
Valorar la afectividad
Ambas actividades permiten generar espacios para que los/as niños/as reconozcan sus
propios sentimientos, puedan nombrarlos y desarrollen la capacidad de ponerle nombres
a las emociones. Para el caso de Ciencias Naturales, son actividades que se pueden
desarrollar cuando se trabajen también los cambios corporales de las personas,
enriqueciendo el conocimiento que los/as niños/as construyen acerca de sí mismas/os.
www.youtube.com/watch?v=j9QOPrl1ZdI
Les proponemos ver el video del Programa Nacional de ESI, filmado en una escuela de modalidad
la localidad de Lanús, provincia de Buenos Aires, que contiene una escena en la que se trabaja con
“Cambios que se ven y se sienten”.
Reflexionemos y registremos:
Queridxs colegas:
Estamos llegando al final de este recorrido, momento en el cual nos toca adentrarnos en
la elaboración del Trabajo Final. A través de esta instancia, pretendemos que puedan
integrar los conceptos y temas trabajados, para poder realizar una síntesis de los
aprendizajes del curso. Asimismo, buscaremos continuar la reflexión sobre las propias
prácticas a la luz del enfoque que propone la ESI, con el objetivo con el cual empezamos
este curso: fortalecernos y enriquecernos para abordar la ESI en la escuela.
Para realizar las consignas que les proponemos a continuación, será fundamental que
retomen lo trabajado en el curso. No es un trabajo que tengan que hacer “desde cero”.
Revisando foros, sus actividades, releyendo las clases y la bibliografía, tendrán los
insumos suficientes para resolverlo.
Imaginen que ustedes son convocadxs por sus escuelas para hacer una presentación
acerca de qué trata la Educación Sexual Integral. La presentación estará destinada a
(deberán elegir una opción):
Tener en cuenta: Para realizar este punto, será fundamental que repasen los contenidos
de cada clase y lo trabajado en los foros y actividades, de modo de poder reflejar los
aspectos principales del curso. Deberán hacer referencia al menos a un concepto de cada
clase. Al iniciar el texto que escriban, expliciten qué destinatarixs han elegido. Sugerimos
que escriban tal como imaginan que lo utilizarán, en un lenguaje coloquial, que vaya
“contando” aquellxs aspectos que constituyen a la ESI.
2. La ESI en la escuela
En este punto lxs invitamos a que puedan poner en ejercicio la “mirada institucional” y les
proponemos que nos cuenten qué les parece que habría que hacer en cada una de sus
escuelas para favorecer o fortalecer la implementación de la ESI. La respuesta tiene que
ser sencilla y clara. Pueden proponer acciones, lecturas, dinámicas, estrategias,
reuniones, o diversos tipos de intervenciones que ustedes consideren pertinentes para la
situación actual de sus instituciones. Tengan en cuenta que no conocemos sus escuelas,
de modo que les pedimos que incluyan todos aquellos comentarios necesarios para
justificar lo que estarán planteando (de qué nivel educativo se trata, en qué contexto se
encuentra, otras características que consideren adecuadas, cómo es la historia de la
escuela en relación con la ESI, etc.).
3. La ESI en el aula
Nuestro curso abrió proponiéndoles que reflexionemos sobre nosotrxs mismxs. A modo
de cierre, les proponemos retomar este ejercicio a través de las siguientes preguntas:
El trabajo consiste en responder todos los puntos de la consigna que se presentó. Una
vez realizado, tienen que entregarlo a través de la plataforma, ingresando a la sección
Clases, luego a la consigna del Trabajo Final, y hacer clic en “entregar actividad” para
subir el archivo. Debe presentarse en un archivo Word, letra Times New Roman, tamaño
12, interlineado sencillo. Su extensión final debe tener 5 carillas aproximadamente. Es
requisito incluir al inicio del trabajo: nombre y apellido, DNI, institución a la cual
pertenecen, localidad, provincia, correo electrónico, número de aula, y nombre y
apellido del tutxr.
Criterios de evaluación
Entrega del trabajo final en tiempo y forma.
Debe ser una producción individual y original.
Respuesta a todos los puntos de la consigna.
Incorporación de una mirada integral de la educación sexual: se pretende que a través del
trabajo final puedan dar cuenta del proceso de apropiación del enfoque de educación
sexual integral que trabajamos durante todo el curso.
Inclusión de reflexiones que evidencien la lectura de las clases, la bibliografía y los foros.
Cuidado de la redacción y ortografía en la escritura. Si recurren a citas textuales, es
necesario que las incluyan entre comillas y citen la fuente. Esto vale tanto para la
bibliografía y las clases del curso, como para ideas que quieran recuperar de los foros. De
ninguna manera podrá aparecer como propio el texto de otrxs.
Lxs tutorxs harán una devolución de acuerdo a los criterios de evaluación. En caso de que
se requiera completar algún aspecto, o que sea necesaria una reformulación del trabajo,
se realizará una devolución con orientaciones y un nuevo plazo de entrega. Por este
motivo, sería favorable que presenten el trabajo en los primeros días. De esa forma
dispondrán de una mayor cantidad de tiempo, en caso de que sea necesario reescribir o
profundizar algún apartado.
Esperamos que disfruten de esta instancia y que sea de utilidad para afianzar
conocimientos, seguir reflexionando y fortalecernos como docentes.