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RESUMEN
Con la dación de la Nueva Ley Procesal del trabajo, se busca que la legislación nacional
proporcione una dosis de eficiencia en materia de protección a los trabajadores, para
dicho fin otorga al juzgador un protagonismo sin precedentes al frente del procedimiento,
señalando que los juicios en materia laboral se manejan dentro del señalado por los
principios de inmediación, oralidad, concentración, celeridad, economía procesal y
veracidad. Precisando el ámbito de la Justicia Laboral, delimitando los fundamentos
haciendo un imperativo judicial que el juez especializado se cuide de evitar que las
desigualdades afecten el desenvolvimiento del procedimiento para lograr la igualdad
material de las partes así como combatir e impedir que el formalismo de la escrituralidad
opaque al fondo del tema sujeto a su conocimiento, y que ha llegado consigo un retardo
en el proceso laboral en general antes de la dación de la norma y trae por consecuencia,
una mayor accesibilidad de justicia efectiva en materia laboral.
1
Estudiante del IX ciclo de la carrera profesional de Derecho modalidad Virtual.
ABSTRACT
With the dation of the New Labor Procedure Law, it is sought that the national legislation
provides a dose of efficiency in terms of worker protection, for this purpose it gives the
judge an unprecedented role at the forefront of the procedure, noting that the lawsuits in
labor matters are handled within the one indicated by the principles of immediacy, orality,
concentration, speed, procedural economy and truthfulness. Specifying the scope of Labor
Justice, defining the foundations making a judicial imperative that the specialized judge be
careful to prevent inequalities affect the development of the procedure to achieve the
material equality of the parties as well as combat and prevent the formalism of the
scripturality opaque to the bottom of the subject subject to his knowledge, and that has
come with a delay in the labor process in general before the dación of the rule and brings
as a consequence, a greater accessibility of effective justice in labor matters.
INTRODUCCION
El 15 de enero del 2010 se publicó en el Diario Oficial “El Peruano” la Ley N° 29497, que
pro Principio pro actione o favor actionis
El artículo III de la Nueva Ley Procesal de Trabajo señala que los jueces interpretan los
requisitos y presupuestos procesales en sentido favorable a la continuidad del proceso,
por lo que reconoce la aplicación del llamado principio pro actione o favor actionis.
“El principio pro actione impone a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos
y presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho
a obtener una resolución válida sobre el fondo… con lo cual, ante la duda, la decisión
debe dirigirse por la continuación del proceso y no por su extinción.
Téngase en cuenta, finalmente, que la alternativa opuesta supondría invertir el
funcionamiento y el propósito de los procesos en general, y de los procesos
constitucionales en particular, pues implicaría convertir, erróneamente, una duda
interpretativa respecto de las formalidades propias del instrumento de tutela en un
elemento determinante para permitir el acceso a la tutela constitucional de los derechos,
cuando, en realidad, es el instrumento procesal el que debe ser adecuado e interpretado
decididamente –siempre y cuando no se restrinjan los derechos constitucionales de la
contraparte- a fin de consolidar una tutela constitucional más eficaz, oportuna y plena”175.
El Derecho Laboral tiene por objeto lograr la solución de problemas de contenido social,
pues en las relaciones laborales entre empleador y trabajador se producen una serie de
circunstancias y eventualidades que desestabilizan la relación y que, en no pocas
ocasiones, es difícil solucionar entre las partes, ni aún con la intervención de la autoridad
administrativa de trabajo, por lo que es necesario acudir ante el Poder Judicial para
encontrar una solución o el reconocimiento de derechos que el empleador se niega a
cumplir. El Derecho Procesal Laboral señala el procedimiento y formalidades que deben
seguirse para alcanzar una decisión jurisdiccional, por lo que entre ambos existe una
relación indisoluble.
- Principio De Oralidad.
- El Principio De Inmediación.
La inmediación, garantiza que el juez esté presente en todas las etapas del
proceso y sea éste quien reciba las posiciones de las partes y actúe los
medios de prueba. Como lo apunta Chiovenda164: “No está solo unido
estrictamente al de oralidad en cuanto que sólo en el proceso oral puede
plena y eficazmente ser aplicado, sino que verdaderamente constituye la
esencia del proceso oral”.
Javier Arévalo Vela indica sobre este principio que “persigue que el juez
participe personalmente de las diligencias del proceso a efectos que tenga
un conocimiento directo y más exacto de los hechos litigiosos que se
someten a su decisión”165.
A través de este principio se pretende la vinculación de las partes, el juez y
las pruebas durante el proceso, a efecto de averiguar la verdad de los
hechos. En la inmediación tenemos la participación directa del juez ya que
puede tener en cuenta las reacciones de las partes y declarante para darse
cuenta de la veracidad de sus declaraciones. Tiene por finalidad que el juez
que reciba las pruebas, haga su apreciación en definitiva a través de un fallo
(pues se dicta en la misma audiencia de juzgamiento o única según el tipo
de proceso ordinario o abreviado). El juez debe estar presente en la
realización de las audiencias, de lo contrario éstas no se realizan. La nueva
ley procesal de trabajo exige que las audiencias y actuación de medios
probatorios se realicen ante el juez, ya que él es el encargado de dirigir e
impulsar el proceso laboral (artículo 21).
- Principio de concentración.
Para terminar indiquemos que, también como consecuencia del predominio de la oralidad,
se acepta generalmente que el procedimiento laboral viene presidido por el principio de
concentración, lo que conlleva, desde una perspectiva temporal, que ‘‘los actos
procesales no pueden separarse en el tiempo por plazos interrumpidos’’ (Montoya), o que,
de existir tales plazos, sean los más breve posibles, y, desde el punto de vista procesal,
que las partes aporten en el juicio oral la totalidad del material del proceso (Rodríguez
Piñero).
Persigue la rapidez del proceso laboral, por lo que éste debe estructurarse sobre plazos
breves pero también sobre la eliminación de trabas a la tutela jurisdiccional efectiva;
asimismo se halla representado por la improrrogabilidad de los plazos, garantizándose así
una justicia expeditiva, sin dilaciones indebidas.
Con este principio se aclara la sustanciación del procedimiento, sin que ello menoscabe el
derecho a la defensa y el debido proceso.
Ejemplos de celeridad en el proceso laboral es que el juez debe dictar en sesenta minutos
su fallo luego de culminada la audiencia de juzgamiento, pudiéndola diferir hasta por cinco
días, sólo excepcionalmente en atención a la complejidad del proceso (artículo 47);
además, los jueces interpretan los requisitos y presupuestos procesales en sentido
favorable a la continuidad del proceso (artículo III del Título Preliminar de la Nueva Ley
Procesal de Trabajo).
Este principio no está deslindado del todo con el de concentración. Busca que los actos
procesales sean simplificados y de trámites sencillos, a efecto que se dé inicio, se tramite
y decida el proceso en los plazos establecidos. El juez debe velar por la pronta solución
del conflicto y que las actuaciones se realicen en el menor número posible de actos áreas
distintas: tiempo, gasto y esfuerzo166.
Hay aplicación del principio de economía en el proceso laboral cuando el juez verifica
notoriamente la improcedencia de la demanda y la rechaza de plano mediante resolución
debidamente fundamentada (artículo 17, última parte), ello a efecto de evitar al litigante un
largo juicio en que al final se va a llegar a la misma conclusión; también es posible que
interpuesta una demanda, por ejemplo sobre indemnización por despido arbitrario y pago
de beneficios económicos, si el juez advierte la caducidad de la acción indemnizatoria,
puede declarar la improcedencia de la demanda en este extremo y admitir la demanda por
el pago de los beneficios económicos. También se aplica el principio de economía
procesal en la facultad del juez de declarar inadmisibles, innecesarios o impertinentes
medios de prueba ofrecidos por las partes, cuando se trata de hechos admitidos (por
ejemplo, ambas partes están de acuerdo en el periodo laborado) presumidos por ley,
recogidos en resolución judicial con la calidad de cosa juzgada o hechos notorios;
admitiendo únicamente los medios de prueba sobre los
hechos necesitados de prueba (artículo 46).
- Principio de Veracidad.
Las partes y sus abogados deben actuar en el proceso con verdad. Dado que el juez
dirige la audiencia debe procurar que ésta se conduzca con veracidad, impide y sanciona
la conducta contraria a los deberes de veracidad y probidad, por lo que su afectación
puede sancionarse con la imposición de multa según lo permite el artículo 15 de la Nueva
Ley Procesal de Trabajo.
La Nueva Ley Procesal de Trabajo, en el artículo III de su Título Preliminar, señala que en
todo proceso laboral los jueces deben evitar que la desigualdad entre las partes afecten el
desarrollo o resultado del proceso, para cuyo efecto procura alcanzar la igualdad real de
las partes.
A este principio se le conoce como principio de socialización procesal, sobre el que
Vinatea Recoba y Toyama Miyagusuku señalan: “Exige del juez la capacidad de saber
intervenir a fin de que las desigualdades materiales entre las partes no entorpezcan la
labor de proveer tutela judicial”167.
Teniendo en cuenta que el derecho laboral tiene carácter protector y que en el proceso
laboral el juez desempeña un rol tuitivo, se busca fortalecer a la parte más débil (el
prestador de servicios o trabajador; en especial a la madre gestante, el menor de edad y
la persona con discapacidad), a efecto de lograr igualdad material entre las partes, y de
ese modo evitar que el prestador de servicios (trabajador) se vea en grave desventaja
respecto al empleador, en el aporte de medios de prueba en el proceso, su actuación,
entre otros.
“La relación laboral se caracteriza en sí misma por la desigualdad, lo que hace que el
empleador devenga en la parte fuerte o imponente y el trabajador en la parte débil e
impotente. Agrega que en el campo jurídico sustancial el rasgo más característico de la
relación de trabajo es la subordinación y los derechos imputables al trabajador; y en el
campo jurídico procesal se constata la capacidad intimidatoria que se puede crear para
impedir los reclamos en vía litigiosa y la extensión de la posición predominante en materia
de prueba. Asimismo, en el campo económico, la nota más específica es que frente a la
propiedad del medio de producción, el trabajador sólo puede exponer su fuerza de
trabajo.
El artículo III de la Nueva Ley Procesal de Trabajo señala que los jueces interpretan los
requisitos y presupuestos procesales en sentido favorable a la continuidad del proceso,
por lo que reconoce la aplicación del llamado principio pro actione o favor actionis.
“El principio pro actione impone a los juzgadores la exigencia de interpretar los requisitos
y presupuestos procesales en el sentido más favorable a la plena efectividad del derecho
a obtener una resolución válida sobre el fondo… con lo cual, ante la duda, la decisión
debe dirigirse por la continuación del proceso y no por su extinción.
Téngase en cuenta, finalmente, que la alternativa opuesta supondría invertir el
funcionamiento y el propósito de los procesos en general, y de los procesos
constitucionales en particular, pues implicaría convertir, erróneamente, una duda
interpretativa respecto de las formalidades propias del instrumento de tutela en un
elemento determinante para permitir el acceso a la tutela constitucional de los derechos,
cuando, en realidad, es el instrumento procesal el que debe ser adecuado e interpretado
decididamente –siempre y cuando no se restrinjan los derechos constitucionales de la
contraparte- a fin de consolidar una tutela constitucional más eficaz, oportuna y plena”175.
La Nueva Ley Procesal del Trabajo, Ley N° 29497, reconoce una variedad de
principios que inspiran el proceso laboral, garantizando que éste se desarrolle de
forma más rápida y eficaz, respetando el debido proceso.
La oralidad es el principio que caracteriza el nuevo proceso laboral, pues sus
actuaciones son necesariamente orales, con excepción de la demanda y la
contestación, permitiéndole al juez entrar en contacto con las partes y
comparecientes, y conocer debidamente el conflicto suscitado entre ellas.
El nuevo proceso laboral permite al juez tener un rol más activo y cumplir
eficazmente su función como director del proceso posibilitando, además, una
mejor preparación de los participantes en el proceso, en especial de los abogados
quienes deben expresar sus posiciones y formular sus alegaciones en forma oral.
La inmediación y concentración permiten la directa intervención del juzgador en
las audiencias y en la actuación de los medios de prueba, quien debe velar por el
cumplimiento del principio de igualdad real de las partes, fortaleciendo a la parte
más débil, sancionando las conductas maliciosas y contrarias al deber de
veracidad, evitando así el desequilibrio entre demandante y demandado.
Al momento de resolver y emitir su falllo, el juez debe motivar sus decisiones
sustentadas en los principios y derechos laborales reconocidos por la
Constitución, los tratos internacionales de los que es parte el Perú y la ley,
acudiendo además a criterios de razonabilidad a efecto de valorar los hechos
probados por las partes.
Bibliógrafa
- https://www.youtube.com/watch?v=OKaubcLtcMo