You are on page 1of 3

Las Torres del Olvido, libro creado por George Turner, muestra desde su inicio un

juego de tiempos, se empieza con un futuro lejano, lejano en tiempo y quizá lejano y resuelto
de lo que es, personalmente, el tema más impactante del libro, que se aborda en un tiempo
medio. Seguido del futuro lejano, nos habla de un pasado, que en realidad es un futuro no tan
lejano para nosotros. Con lo anterior, reconozco las similitudes que hubo, que hay, y que
habrá en los años venideros, para, en el casi peor de los casos, ver la futura sociedad, y la
condición global, reflejada en lo que nos narra este libro, escrito en los 80’s. Presumo que
aquí se plasma, con intencionalidad y a sabiendas del autor, los temores de las generaciones
y de las generaciones por llegar.

Apenas inicias la historia, se entiende fácilmente la presencia de hechos ocurridos, en tiempos


pasados para los personajes que se muestran la inicio, y que dichos hechos los han llevado
ahí. Al comenzar la descripción de lo que concierne al título en español, las torres, considero
imposible no hacer un intento de comparación, o por lo menos de imaginar, la situación de
la población de las torres como algo tangible, real, y que se siente, quizá, muy próximo. A
partir de esto, se transcurre algo interesante, quizá sólo por esperar a que comiences a
entender qué y cómo se llegó a esto.

Posteriormente, está la introducción de las narraciones a modo de primera persona,


separadas con tiempos, con nombres y perspectivas, lugares y posturas. Éstas considero que
son más ricas, y que provocan constantemente sentimientos de todo tipo, empatía, desprecio,
nostalgia… entre otras tantas. Supongo que la cantidad y profundidad de lo que cada lector
puede sentir con este libro, está estrechamente ligada a sólo su ser.

Uno de los constantes en mí a lo largo de la lectura fue la indignación, provocada


principalmente por la estructura social del tiempo medio en que se plantea la historia; y, a
pesar de que no hay una relación actual con los términos empleados aquí para la distinción
de clases, es bastante fácil entender, de igual manera hacer una comparación, vigente desde
siempre, de las clases sociales. Me refiero, claro, a los términos Infra, que son mayoría
mundial, que son los de pobreza, que quieren ser ocultados por el gobierno bajo un tapete
gigante por el estado, que reciben subsidios gubernamentales para apenas sobrevivir,
olvidados por la justicia, olvidados del trato amable y de la seguridad que se debería brindar.
Por otra parte, están los Supra, que, contrario a los Infra, son los de una estabilidad económica
favorable, para ser Supra era necesario tener un ingreso, un empleo. Entre los Supra había
niveles, definidos por la cantidad de ingreso o bienes que se poseían, en estos tiempos era
necesario contar con un empleo de categoría indispensable para poder conservar este ingreso,
por lo tanto, conservar la categoría de Supra. Quizá carecían en su mayoría de una empatía
hacía los Infra, vistos como lo peor en la sociedad, aquello que no podría aportar nada a la
humanidad más que inmundicia, podredumbre, y desperdicio de espacio y dinero. Los Supra,
generalmente influenciados por las condiciones sociales, no tenían un acercamiento a la
condición de un Infra, se les mantenía lejos de esta realidad, no les serviría un acercamiento
a aquello que todos querían ignorar y olvidar. Muchos de ellos, aunque no fuera una
condición de orgullo, no poseían bienes suficientes para mantener permanente su condición,
podrían caer en quiebra en cualquier momento, en un despido, una “jubilación” que en ese
momento era prácticamente lo mismo, y con ellos perderían todo para convertirse en aquellos
que recibían apoyo del estado, un Infra. Por último, había unos terceros, que no pertenecían
del todo a la mayoría en condición Infra, y estaban muy remotamente cercanos a ser un Supra
de mínima categoría, me refiero a los de la Periferia.

La Familia Conway son los personajes con los que más se interactúa durante la narración,
Fueron aquellos que eran cómodamente Supra, pero, gracias al suicidio de su Padre,
ocasionado por la pérdida de su empleo, quedan sin ingresos para mantener su estatus y se
ven obligados a caer en aquella sección media, la Periferia. La Familia Conway vive
diferentes situaciones que facilitan que entiendas y sientas su contexto.

Después de la descripción de las estructuras sociales, donde se entiende de antemano las


composiciones familiares. Se muestra al mundo como aquella masa de tierra gigante, cansada
y que quizá en un esfuerzo por regenerarse, destruye a su vez lo que la conforma. Aún más
indignación saber que se tuvo que elegir entre dar alimento a animales o personas,
desapareciendo a los primeros para poder ahorrar recursos y espacios para el acomodo de las
mayorías Infra, y para asegurar la permanencia de los Supra.

Ahora bien, tratándose únicamente de la estructura social de Australia y del resto de las
naciones, es sumamente fácil no ver esa realidad como propia. ¿Qué acaso no hay ya Supras,
Infras, y Periferias en todas partes? Encontramos en ellas la diferencia de las clases sociales,
habiendo ricos, pobres y clase media, donde en ambas realidades es igual saber que los ricos
son pocos, los pobres muchos, y los que están entre uno y otro no son tantos, evidenciando
aquí, las siempre pésimas reparticiones de recursos. Los Supra, como los Ricos, cuentan con
mejores oportunidades, servicios, desde la justicia hasta el reconocimiento de la existencia,
preferencias y demás. Y los Infra, así como los pobres, carecen de importancia, no se les
invierte en educación, salud, ni siquiera atención. Y bueno, ¿qué decir de la Periferia y clase
Media? Si ellos están a un milagro o una desgracia para convertirse en uno u otro extremo.

La indignación surge con el reconocimiento en este libro de mi realidad, de mi actualidad


y de mi pasado, lamentablemente de mi futuro. Al saber que en dicha historia hubo intentos
fallidos por revertir lo hecho por tantos años, intentos que, aunque menos torpes, veo en mi
realidad actual, y lamentablemente presiento en mi futuro próximo, tan próximo que vivirían
los que podrían ser mi descendencia. Seguido de la indignación, sigue el lamento; la empatía
es necesaria para la humanidad, en esta realidad escaseaba, no quisiera que en la mía también.

Por último, el miedo, y lo dejo al final porque considero que fue el permanente durante la
lectura, quizá el que menos trabajo me costó reconocer, porque se sentía en las torres, se
sentía en los personajes, y lo sentí en mí. Miedo a que ese contexto fuera más catastrófico
que el mío, pero sumamente real. Cada tema en algo que se vive, que se siente, y no es difícil
pensar que, en el peor de los casos, y si no se cambian rumbos, las futuras generaciones
vivirán algo así. Me cuesta algo de trabajo creer que éste libro se encuentra en la categoría
de “ficción”, cuando yo no encontré nada exageradamente fantasioso como otros libros que
sí hacen honor a la categoría. En este libro se puede ver un futuro nada prometedor para la
mayoría, sin recursos, y con el inminente deterioro del que había sido el suministro principal
de recursos desde siempre.

Lamento aceptar, que al igual que Allison Conway, pensé durante mi lectura: Por favor, no
en mi tiempo.

You might also like