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Consecuencias por no tener el pH regulado en el cuerpo.

El pH, que significa “potencial de hidrógeno”, es una medida que indica la


concentración de iones de hidronio en el organismo. Sus niveles varían entre 1 y
14, siendo el número 7 el nivel neutral. Mientras un pH menor a 7 es considerado
ácido, uno superior es considerado básico (o alcalino). El pH ideal en seres
humanos es levemente alcalino (7.30 – 7.45).

Un organismo desequilibrado puede causar diversas complicaciones en la salud:

Niveles altos de acidez en el estómago pueden causar indigestión, náuseas,


reflujo, hinchazón, e inflamación de los órganos internos.

En el sistema circulatorio, el cuerpo responde a la acidez revistiendo los vasos


sanguíneos con una capa de placas de grasa que evitan pérdidas de sangre que
podrían amenazar la vida de la persona pero, a su vez, generan más esfuerzo en
el corazón ya que la apertura por donde circula sangre se vuelve más estrecha.
Cuando el corazón se vuelve demasiado exhausto, se produce un paro cardíaco.

Los ambientes ácidos constituyen el escenario perfecto para el desarrollo de


patógenos anaerobios, mientras que los niveles altos de hidrógeno mantienen las
bacterias malas inactivas.

Cuando el sistema respiratorio está sobrecargado con acidez, se dificulta el


transporte de oxígeno al resto del cuerpo. Si los niveles de acidez son demasiado
altos, se produce una acumulación de mucosidad, virus e infecciones en los
pulmones, que luego son una de las principales causas de resfríos, bronquitis,
asma y otras enfermedades respiratorias.

Las dos formas principales de artritis (reumatoide y osteoartritis), están asociadas


a un desequilibro del pH y a la acumulación de depósitos ácidos en las
articulaciones. Esta concentración de ácido produce daños en el cartílago. Cuando
las células productoras del líquido sinovial y la bursa son ácidas, se genera una
irritación e inflamación de las articulaciones.

La acidez debilita el sistema nervioso, consumiendo gran parte de la energía de


nuestro cuerpo y dejándonos exhaustos física y mentalmente.
Si el cuerpo está saturado por exceso de ácido, nuestro cuerpo comienza a tomar
minerales alcalinos de los huesos que luego libera en el torrente sanguíneo. Si
esto sucede con frecuencia, los minerales se acumulan en los riñones,
provocando la formación de molestos y dolorosos cálculos renales.

Cuando aumenta la acidez en las células musculares, se interrumpe la síntesis de


glucosa y oxígeno, lo cual resulta en un rendimiento muscular precario.

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