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Nuestro río
E
l Riachuelo salió de explica Pablo Caracuel, uno de llevó”, relata Pablo. En auto, desde un barco ballenero. a tres actividades en el marco
su cauce, cruzó la los cinco artistas e investiga- siguiendo los rastros del veci- Tato es uno de los remeros de la muestra: la presentación
avenida Pedro de dores, con Carolina Andreetti, no, los exploradores llegaron a que se acercó a la inaugura- del archivo fílmico de Alfredo
Mendoza, trepó dos Juliana Ceci, Carlos Gradin y esa playa con pasado de paraí- ción de la muestra, vestido Rodríguez, remero y aficiona-
pisos y se metió por la ventana Sonia Neuburguer. so, detrás del polo petroquími- para la ocasión: con la remera do cineasta, con horas y horas
de la Fundación Proa. Literal: La instalación que traza un co de Dock Sud. del Club de Regatas Almirante de filmaciones del Riachuelo
envuelto en una larga cañería en los sesenta; una remada de
transparente, el agua del río exhibición y una visita desde
Vuelta de Rocha hasta Puer-
recorre la confitería y circula
entre las mesas, impulsado por Le decían Puerto Piojo porque era un to Piojo (inscripción y cupos
una bomba instalada en la ri- cementerio de barcos y los linyeras iban a limitados: oficinaproyectista@
vera. La propuesta forma parte gmail.com). La muestra podrá
de la muestra “Expediciones dormir ahí. En 1976, con la dictadura, el visitarse hasta principios de
a Puerto Piojo”, ideada por el
colectivo de artistas Oficina
acceso se cierra. Es una zona de Prefectura y junio, de martes a domingos
en el bar de Proa, Vuelta de
Proyectista. estaba toda militarizada. Rocha.
A principios del año pasado, “Queríamos recuperar rela-
Proa abrió una convocatoria tos y vivencias del río más allá
y concurso para presentar puente entre el río y el afuera “No tenés idea lo que era Brown, que aportó algunos de del imaginario de los noventa,
propuestas de intervención en llevó dos semanas de trabajo. Piojo. Una playa parejita, lim- los objetos que se exhiben en como río podrido. Antes había
el espacio del bar del segundo Pero la exploración en torno pita, sin una gota de petróleo. Proa. Entre restos de un bote, mucha vida y ahora poco a
piso. “Empezamos a pen- a la muestra tomó un año. La Hacíamos picnic; había un remos, una bocina y un timón, poco vuelve a haber. Quería-
sar qué hacer ahí y dijimos meta era hallar el camino ha- ombú y ahí prendíamos el hay una pintura de Alfredo mos recuperar esos otros ima-
que estaría bueno desviar el cia un sitio que hasta entonces fuego del asado, íbamos entre Bertani inspirada en Puerto ginarios, no quedarnos sólo
Riachuelo hacia dentro, que parecía mítico: Puerto Piojo. seis o siete botes”, hace me- Piojo en los años cincuenta, con el de María Julia”, dicen
no sólo se vea desde afuera. El “Pensábamos que no existía moria Tato Pérez, de 76 años, hallazgo en las arcas de Mer- los integrantes de Oficina Pro-
caño es esa metáfora. Porque más. Mucha gente de La Boca con una foto en la mano. Es de cado Libre. yectista, que por primera vez
el Riachuelo no es sólo borde: y Avellaneda, los más grandes, los años sesenta, en blanco y “En 1976, con la dictadura, desembarcaron en La Boca.