You are on page 1of 2

Los sentidos y la escala

Gehl nos dice que, al momento de diseñar una ciudad, como punto para empezar son los sentidos
humanos y como el ser humano se mueve en la vida cotidiana ya que es la forma en que se realizan
las actividades dentro del espacio urbano. El hombre, es un andante que todos sus sentidos están
prácticamente desarrollados para ir de forma lineal y frontal.

Se debe diseñar para peatones, promover espacios urbanos con base a las características dictadas
por el cuerpo humano.

El autor clasifica los sentidos humanos en dos grupos, el primero de ellos en el de los sentidos de la
distancia que viene siendo la vista, el oído y el olfato y el segundo grupo lo llama el sentido de la
cercanía en los que indica el tacto y el gusto. Dice que la vista es el sentido más desarrollado de
todos, con ella se es capaz de distinguir a una persona de un animal a una distancia aproximada de
entre 300 y 500 metros, pero cuando esta distancia se reduce a los 100 metros, el ojo humano es
capaz de distinguir movimientos y gestos corporales. Mientras la distancia se va reduciendo, los
sentidos van percibiendo con más detalle su objetivo, en una distancia entre los 50 y 70 metros es
posible apreciar ya el tono de piel de una persona, treinta metros más cerca se puede dar cuenta
de las expresiones faciales.

Conforme aumenta la proximidad metro a metro la comunicación de los sentidos aumenta y la


variación de los 25 a los 100 metros no varía mucho. Cuando se está a una distancia no mayor a los
7 meros, los sentimientos son más intensos y se pueden intercambiar, a esta distancia es cuando
todos los sentidos son usados.

Cuando se habla del contexto visual, se plantea que la relación de los sentidos, la comunicación y
las dimensiones son tema fundamental, se hace mención de un “campo social de la visión”.

Existen dos distancias elementales que son clave a la hora de diseñar escenarios con énfasis en mirar
a personas, dice que el campo limite son los 100 metros, el punto el cual aún es posible observar el
movimiento de las personas, y los 25 metros, que es el punto a partir del cual se puede distinguir
expresiones faciales y señales emocionales.

Gehl nos hace mención de dos ejemplos de este tipo de escenarios, el primero un estadio lugar
donde se recibe una gran cantidad de gente, en este espacio el patrón base para su diseño son los
100 metros que se miden desde el centro del estadio hasta los asientos más alejados, pues es un
lugar donde el público mantiene su mirada puesta en los jugadores y sus movimientos.

El segundo ejemplo que nos da, es el de un teatro, lugar donde la percepción de las expresiones
faciales y el canto son fundamentales que deben ser experimentadas satisfactoriamente por el
espectador, por lo tanto, la distancia máxima entre el escenario y los últimos asientos no deben
rebasar los 35 metros. Como se menciona al principio, mientras la distancia sea más próxima, los
sentidos perciben con más detalle, es por ello que, en los teatros, la experiencia varía dependiendo
mucho del lugar donde se encuentre.

Las ciudades antiguas fueran hechas para que el hombre se sintiera cómodo. Los espacios no eran
tan amplios ni grandes, las plazas de estas ciudades no rebasaban los diez mil metros cuadrados.
Estando en estas plazas, era posible que al caminar se observara las caras de las personas que se
encontraban ahí, puesto que estaban en el rango de los 100 metros y se podía percibir detalles de
sus expresiones faciales.

Gehl menciona que hay dos tipos básicos bases con los que crea arquitectura urbana, uno de ellos
que es espacio de movimiento que son las calles y el otro el de la experiencia, que son las plazas.

De esta forma, nos dice que las plazas asumen una forma espacial que están en sintonía con el ojo
humano observando lo que ocurre dentro del rango y los espacios de movimiento, las calles como
ya se mencionó, nos dicen que sigamos avanzando.

La especie humana ha desarrollado la vista de una forma horizontal, puede ver de manera certera
hacia delante y a grandes distancias, pero, la visión hacia abajo y hacia arriba se han desarrollado
de una forma diferente.

Cuando vemos edificios altos, por lo general se es más difícil percibirlo a la altura y para poder
aumentar esa percepción es necesario que nos alejemos, esto es porque mientras más altura tenga
una edificación crece la dificultad para ver.

En la antigüedad todo estaba hecho de acuerdo y a la medida del hombre, pero después de la
introducción del modernismo y del automóvil cada escala fue derrumbada; pasamos de tener una
arquitectura de cinco kilómetros por hora a ciudades enteras de 60 kilómetros por hora; esto implica
calles anchas, anuncios grandes, edificios altos, donde no se puede ver nada a detalle si te mueves
rápido, cuando la arquitectura de los 5 kilómetros estaba sustentada en la abundancia de
impresiones sensoriales, espacios pequeños, construcción juntas unas con otras, combinación de
detalles, rostros actividades. Ahora, caminar en una de estas ciudades modernistas, es aburrida,
pues tienen una experiencia sensorial pobre, cansada y poco interesante.

Cuando se recorren espacios pequeños donde se es posible percibir con detalles y a las personas
que nos rodean, se sienten un entorno cálido y agradable; y en ciudades grandes, es todo lo
contrario, pues al estar en un espacio donde las distancias son largas y los edificios enormes, donde
no hay detalles y donde casi no hay personas andando más que carros puede ser percibido como un
lugar frio.

Entonces, creo que el modernismo ha confundido mucho a los arquitectos y a los planificadores
con respecto a lo que sería una escala cómoda para los seres humanos, olvidado lo que es una buena
escala como Gehl nos dice en su libro.

You might also like