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Tema 4. Los totalitarismos de entreguerras.

La Italia fascista

Tras las Paces de París, el ideal de Wilson de una Europa unida en la democracia se
hizo realidad, hasta las fronteras de la URSS. Países que nunca habían tenido regímenes
democráticos se estrenaron en este camino. Surgieron dos tipos de democracias. Por un lado,
las democracias occidentales, de larga tradición; y del otro las democracias débiles, con poca o
ninguna tradición democrática, que aceptaron este sistema por imposición, no por convicción.
En ellas surgirían los totalitarismos de entreguerras. La quiebra de la democracia comenzó por
Italia en 1922, con el fascismo de Mussolini. Fue la punta de lanza de los totalitarismos.

El movimiento totalitario no fue uniforme, sino que tuvo varias versiones. Hay un
modelo puro, extremo, representado por la Alemania nazi o la URSS estalinista, marcadas por
el genocidio programado y sistemático. En segundo lugar están los modelos fascistas,
especialmente la Italia de Mussolini. A continuación vienen los regímenes autoritarios, con la
España franquista, Yugoslavia, Bulgaria, etc. Finalmente había dictaduras que se crearon a
título "provisional", y que fueron más moderadas, como el caso de Portugal, o la dictadura de
Primo de Rivera.

El totalitarismo es un régimen político no democrático que interviene en todos los


órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad de los poderes estatales en manos de
un grupo o partido, no permitiendo la actuación de otros. Los derechos ciudadanos se
subordinan a la razón de Estado. El Estado de Derecho sucumbe al Derecho de Estado, y al
estado de excepción. Es un sistema dominante de la relación de clases; y una estatalización del
conjunto de la sociedad. "Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nadie fuera del Estado". Su
mayor obsesión es el rechazo del liberalismo como de la democracia.

Primero, un movimiento totalitario posee una ideología oficial, una verdad absoluta;
un partido único, basado en la movilización de las masas. Segundo, hay un jefe carismático
(Duce, Fuhrer), al que hay que obedecer ciegamente. Su voluntad es ley. Tercero, se controla
férreamente la información, la comunicación y la propaganda, y también las Fuerzas Armadas.
Se emplea masivamente el aparato policial y de la seguridad, que combate a los "enemigos"
del Estado. Es el reinado del terror, que mantiene mansa y dócil a la sociedad a base de
extinguir cualquier forma de oposición por la violencia y el miedo. Cuarto, la economía se halla
totalmente intervenida por el Estado, así como la industria, orientada a la guerra. El mundo
académico y científico debe trabajar para el Estado en la creación de una fuerza militar
potente. Con ello se persigue la autarquía, objetivo supremo e inalcanzable: la independencia
económica, no depender de nadie.

Desde que Mussolini llegó al poder en Italia, en todos los países fueron surgiendo
partidos totalitarios, incluso en las democracias con mayor solera, como Francia y Gran
Bretaña. Muchos nacieron o prosperaron al hilo del ascenso de Hitler, pero otros fueron
anteriores. No obstante, el precursor fue siempre Mussolini; si bien el único totalitarismo que
llegaría al poder democráticamente, por medio de las urnas, fue el nazismo.

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 La Italia fascista de Benito Mussolini

Il Duce (1883-1945) fue el epicentro del Estado Fascista. Hasta julio de 1943 fue el líder
del Partido Nacional Fascista desde 1921, el primer gran partido fascista de Europa. Mussolini
fue siempre un personaje conflictivo, que empezó militando las filas del Partido Socialista
Italiano, el sindicalismo obrero. Desde 1912, su capacidad oratoria le llevó a conquistar un
puesto cada vez más preponderante en el seno del Partido Socialista, y llegó a director del
periódico Avanti. Durante la Gran Guerra, defendió la entrada de Italia en el conflicto. Esta
radicalización, cada vez mayor, le hizo distanciarse de los ademanes neutrales del Partido
Socialista. En 1915 fundó su propio periódico, Il Popolo di Italia, donde difundió su mensaje
ultranacionalista, llamando a la reconstrucción del Imperio Romano. Al final de la guerra,
quedó traumatizado por lo que él consideró la humillación de Italia en París: su país había
perdido la oportunidad de convertirse en una gran potencia.

=>ASCENSO DE MUSSOLINI. MARCHA SOBRE ROMA y FORMACIÓN DE LA


DICTADURA. En 1919 Mussolini se alejó de la monarquía de la Casa de Saboya y de la
democracia. Creó el Partido Nacional Fascista en Milán en 1920, la gran metrópoli económica y
financiera de Italia. En 1921 fue elegido diputado al Parlamento. Diseñó una nueva forma de
ser para sus militantes: indumentaria negra (luto por Italia), y una simbología muy completa,
inspirada del mundo romano. El éxito electoral y el apoyo social del fascismo crecían como la
espuma. Los fascistas empezaron a usar la violencia contra las izquierdas, reventando las
huelgas, lo que les hizo ganar simpatías y financiación por parte de muchos empresarios.

El 28 de octubre de 1922, se produjo la Marcha sobre Roma, una especie de golpe de


Estado traducido en una manifestación multitudinaria que recorrió toda Italia. Fue la puesta en
marcha de la "revolución fascista permanente". Mussolini llegó a la capital de forma pacífica, y
se presentó ante el rey Víctor Manuel III, el cual, viendo en Mussolini la alternativa idónea a la
decadencia del sistema político nacional, le concedió el poder. El Parlamento fue disuelto, y
Mussolini formó un gobierno de coalición aparentemente democrático. El 15 de diciembre de
1922, creó el Gran Consejo Fascista, uno de los órganos que dio el poder a Mussolini y que
más tarde sería el que le destituiría.

En 1940 Italia entró en la II Guerra Mundial, pero desde 1943 fue cosechando una
derrota tras otra. Los Aliados convergían desde el norte y sur de Italia. El Gran Consejo
Fascista, con el aval del rey, destituyó a Mussolini el 25 de julio, tras lo cual fue detenido. A
partir de este momento el poder fue asumido por Badoglio, el reconstructor de la nueva Italia
de la posguerra. Tras la detención de Mussolini, Hitler consiguió liberarle. Fue recibido en
Alemania, donde se le encargó que reconstruyese el Estado Fascista. Entró en Italia y trató de
crear la República Social Italiana. Pero fracasó, y en 1945, al ver que su proyecto se
desmoronaba con el final de la guerra, intentó huir a Suiza. Pero fue detenido y finalmente
fusilado el 28 de abril de 1945. Su cuerpo fue luego colgado públicamente en Milán en la plaza
de Loreto.

=>¿POR QUÉ SURGIÓ EL FASCISMO? Se da prioridad al factor de la "humillación"


causada a Italia en la Conferencia de Paz de París. Mussolini se quejaba de la victoria mutilada,
del fracaso existencial, del sacrificio inútil y del desarraigo de los excombatientes. Éste fue el

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sustrato fundacional del Partido Fascista. Los jóvenes que habían luchado en la Gran Guerra se
aferraron al nuevo orden fascista, que les prometía una segunda oportunidad de conquistar la
gloria. En segundo lugar destaca la crisis económica, causa de todos los totalitarismos. La
penuria de la posguerra y el ejemplo de la Revolución bolchevique provocaron el auge del
comunismo, la pesadilla de las clases medias conservadoras y los empresarios, que financiaron
masivamente a Mussolini, que prometía ser su baluarte. También fue fundamental la adhesión
de los católicos, después de que el Duce diese satisfacción a la Santa Sede en su demanda de
tener un Estado propio. Personalmente Mussolini despreciaba a la Iglesia, pero calibraba la
utilidad del apoyo de los católicos, y se avino a solucionar la "cuestión romana". Esto quedó
recogido en los Pactos de Letrán del 11 de febrero de 1929, entre el Estado Italiano y la Santa
Sede, con el papa Pío XI. Asimismo, también pesó el aval del rey Víctor Manuel III.

1. La primera etapa del fascismo (1922-1924), es la del cripto liberalismo, y estuvo


marcada por la conquista por Mussolini del poder. Tras recibir el aval del rey se formó un
gobierno de coalición donde los fascistas recibieron los ministerios más importantes. Por el
momento Mussolini pareció respetar las reglas de la democracia. En 1924 se celebraron las
últimas elecciones democráticas en Italia hasta 1946. Los comicios estuvieron marcados por la
campaña intimidatoria de los fascistas, que cosecharon una mayoría abrumadora. Mussolini
legitimaba así el poder que había conquistado en 1922. Al poco de que el socialista Mateoti
criticase los abusos fascistas y sus atentados contra la democracia, fue asesinado en
misteriosas circunstancias en 1924. En aras de preservar el orden, Mussolini cerró el
Parlamento y liquidó la vida parlamentaria.

2. La segunda etapa (1925-1935) fue la fase dictatorial. En 1925 los empresarios


firmaron un convenio con el sindicato fascista para regularizar la vida laboral. Las grandes
fortunas daban su visto bueno y su apoyo a Mussolini. En 1925 Mussolini amplió los poderes
dictatoriales que ya detentaba. Persiguió a la oposición política y social, y creó una potente
policía secreta. En 1926 prohibió el derecho de huelga y los sindicatos a excepción del fascista.
También en 25/11/ 1926 aprobó la Ley de Defensa del Estado, que proveía la formación de un
tribunal excepcional encargado de procesar los delitos políticos, y que empezó a emitir
sentencias de muerte. Este ejemplo sería luego imitado por otras dictaduras. El Estado fascista
intervino la economía, impulsando la industria, la agricultura, y las obras públicas. La política
exterior se orientó hacia la entente con Francia y Gran Bretaña, pues en un principio Mussolini
sentía miedo por Hitler. El italiano y el alemán no se reunirían hasta 1934 en Venecia, y el
encuentro fue bastante frío.

3. La tercera etapa (1935-1940) fue la imperial totalitaria, inicio de una verdadera


política exterior que se inicia con la invasión de Abisinia (Etiopía) en octubre de 1935 y la
quiebra del Frente de Stressa. Mussolini intentaba consolidar a Italia como una gran potencia.
En 1936 Italia fue el primer país en intervenir en la guerra civil española. A partir de aquí se
estableció el Eje Roma-Berlín, crucial para la II Guerra Mundial. En 1938 se publicó el
Manifiesto de la Raza, donde el fascismo adquirió un carácter racista y antisemita, no tan
acusado como el alemán, pero también considerable. En 1939 se suprimió definitivamente el
Parlamento y lo sustituyó por la Cámara fascista de las Corporaciones. También se firmó el
Pacto de Acero, una alianza entre Roma y Berlín que aseguraba su cooperación en la guerra,

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que estalló en septiembre. Mussolini declaró la no beligerancia, esperando al desarrollo de los
acontecimientos.

4. La cuarta etapa (1940-1943) destacó por la intervención activa en la guerra. El 10 de


junio Italia declaró la guerra a Francia. Italia entraba en el nuevo orden europeo diseñado por
Hitler. En diciembre de 1941 Italia declaró la guerra a Estados Unidos. Pero a partir de 1942 se
empezaron a acumular las derrotas, que llegaron al punto crítico en 1943. Por fin, el Gran
Consejo Fascista destituyó a Mussolini el 25 de julio de 1943, y fue sustituido por Badoglio. Así
finalizó teóricamente el fascismo en Italia, aunque su sombra se alargó hasta 1945 con la
derrota definitiva de Italia y la muerte de Mussolini.

=>LA IDEOLOGÍA FASCISTA. Sus "Diez Mandamientos" eran Dio y Patria: la dedicación
total al Duce y al Estado, el repudio a la debilidad, la obediencia ciega, la disciplina férrea, la
competitividad, la dedicación de todo el esfuerzo a la mejora personal, la dedicación abnegada
a la órdenes, siendo audaz y resuelto; y finalmente agradecer siempre a Dios y la Patria el ser
fascista.

Omnipotencia del Estado totalitario. El Estado lo controla todo y lo es todo. Todo


hombre y mujer debe estar subordinado al Estado. Dicho Estado no tolera ni la separación ni el
contrapeso de poderes, y es irracionalmente hostil al liberalismo o la democracia. Debe haber
un solo jefe, un solo partido y una sola ideología. El Estado, por su posición, monopoliza la
verdad y la propaganda, y prohíbe la crítica. Lleva a cabo la política del terror social. No se rige
por el Estado de Derecho, sino por el Derecho de Estado, adaptado a sus intereses.

Élites y desigualdad. El fascismo niega que el número, por ser número, deba guiar la
sociedad humana. Se cree en la desigualdad entre los hombres y las sociedades. Por tanto, el
Estado debe gobernarlo una élite. No se puede conceder a la masa, incapacitada para
gobernar, el derecho de voto. La élite siempre gobierna en beneficio del Estado y de los
hombres. En relación con esto, se asienta la desigualdad con tres tipos: entre sexos (machismo
indiscutible, las mujeres son ciudadanas de segunda categoría, dedicadas a criar, cocinar y
rezar); entre razas (superioridad de la raza italiana), reservando a las razas a la sumisión o al
exterminio; y finalmente desigualdad social, es decir, hay individuos superiores, fuertes, y
otros inferiores, débiles. Son los hombres sobre mujeres, los soldados sobre civiles, el fascista
sobre no fascista, e Italia sobre otras naciones.

El Jefe. El Estado necesita un líder, un hombre excepcional (superhombre), que


represente al Estado, a la nación, al partido. Dicho hombre es un caudillo, exige la creación de
un régimen dictatorial, que gravita en torno a su persona. A este hombre no se le puede
criticar, juzgar, ni oponer resistencia.

Imperialismo. El fascismo se ha planteado como el nacionalismo de los vencidos.


Surgió de la humillación de la derrota, de una crisis existencial nacional. Mussolini quiso
convertir a Italia en una gran potencia, un ideal que aún perdura. Italia siempre ha querido ser
mucho más de lo que es, o puede llegar a ser. Por tanto, había que tener colonias, y forjar un
imperio a semejanza del Imperio Romano: un nueva hegemonía itálica sobre el Mediterráneo y
el África oriental. Hace falta un imperio para devolver el orgullo al pueblo italiano, alejarle de

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las preocupaciones cotidianas, y para destacar la desigualdad de las razas: merced a su
superioridad, Italia debía doblegar a los abisinios.

Ultranacionalismo. Tanto en la política exterior como en la economía. El Estado tiene el


total dominio económico, es quien debe enriquecer al país. Se propugna el militarismo total de
la sociedad. Se rechazan de plano la democracia y el liberalismo, y naturalmente, el
comunismo, que será su gran bestia negra.

Irracionalidad. Se destaca lo instintivo y pasional, el fanatismo. No hay que


comprender, sino asumir lo que dice el Líder. Se desarrolla el misticismo, la parafernalia y la
pompa, la teatralidad, la violencia ritual… no se sabe por qué se hace, pero se hace.

=>POLÍTICA EXTERIOR. Ha sido definida como revisionista, pues los italianos no


aceptaron su exiguo triunfo tras la Gran Guerra. Mussolini culpó a Francia de que Italia no
hubiese logrado lo que ambicionaba. Para los italianos Francia era el competidor en la carrera
colonial en el norte de África. Mussolini lanzó la acción exterior como un proyecto nacional
común, que desviase la atención de la opinión pública de los problemas internos. Así lograría la
cohesión y la unidad nacional. E Italia llegaría a ser una gran potencia, un imperio.

Inicialmente siguió colaborando con la Sociedad de Naciones, pero progresivamente


aumentó el recelo hacia el organismo, al que Mussolini consideraba un monopolio franco
británico. En 1937 Italia se retiró de la Sociedad. Segundo, había que ejercer de gran potencia
negociando de igual a igual con Francia y Gran Bretaña. Italia siempre quiso estar en los
asuntos internacionales más decisivos. Hitler era para Mussolini un rival en ciernes. Pero a
partir de 1936, Mussolini cambió de bando y apostó por Berlín frente a Londres y París. Para
construir el imperio, intervino en el Adriático (protectorado de Albania), se enfrentó a
Yugoslavia y a Grecia. El Mediterráneo era su campo de actuación. Para protegerlo por el
frente occidental, Mussolini apoyó a Franco, en vistas a tener un aliado en la puerta del
Mediterráneo. Y finalmente, se expandió por África, con la anexión de Abisinia.

Entre 1922-1926, primó una política exterior moderada, marcada por la entente con
Francia y Gran Bretaña. No fue una etapa muy notable. Pero entre 1927-1937 Italia se mostró
mucho más agresiva. Mussolini pedía que se revisasen los tratados de Paz de París. Extendió su
influencia en Europa oriental, comenzando por Albania. Siguió haciendo bloque con Francia y
Gran Bretaña, tratando de entorpecer el rearme de Alemania. Entre el 11-14 de abril de 1935
se produjo la Conferencia de Stressa, donde Francia, Gran Bretaña e Italia se reunieron para
combatir el ascenso inquietante de Hitler. Se trataba de impedir que Alemania volviese a
amenazar la paz en Europa. Pero la euforia de Stressa murió pronto. Al poco los británicos
rompieron el compromiso y firmaron un acuerdo naval con Alemania por el cual se aceptaba
que Alemania reconstruyese su flota (submarinos incluidos) siempre y cuando fuese un 35% de
la flota británica. Francia e Italia se indignaron y el frente de Stressa se quebró. Mussolini se
hartó de la pedantería francesa y los trapicheos británicos y les mandó a freír vientos.

Invasión de Abisinia, en el Cuerno de África. Era un país muy antiguo, cristiano, y con
una dinastía milenaria. Era un Estado soberano miembro de la Sociedad de Naciones. Estaba
rodeado por colonias británicas francesas, británicas y algunas posesiones coloniales italianas

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(Somalia y Eritrea), que Mussolini quería conectar por Abisinia. Italia ya había sido derrotada
por los etíopes en 1896 en Adua, el desastre del 98 italiano. En 1935, con la ruptura del frente
de Stressa, Italia invadió Etiopía. Usó esta baza para hacer germinar el sentimiento imperialista
de la sociedad italiana, y para hacer valer los derechos imperiales de Italia. Fue también la
revancha por Adua. En octubre de 1935 Italia declaró la guerra a Abisinia y se bombardeó
masivamente Adua. Se emplearon todo tipo de armas, incluidas armas químicas; todo valía
para acabar con Etiopía. Se bombardeó hasta los hospitales de la Cruz Roja, y se llevó a cabo
una represión sistemática sobre la población. La cuestión etíope llegó a la Sociedad de
Naciones, donde su emperador pidió auxilio en nombre de su autoridad soberana y de su
pueblo. Pero lo único que hizo la Sociedad fue imponer unas nimias sanciones a Italia. Como
en Manchuria en 1931, quedaba claro que una potencia podía atacar un país soberano sin
miedo a represalias. Mussolini arrasó Abisinia y en 1936 presentó el imperio italiano al rey
Víctor Manuel III, que se autoproclamó emperador de Etiopía. El rey concedió a Mussolini la
Gran Cruz de Saboya y le nombró Mariscal de Italia.

La crisis posterior a Stressa fue el primer peldaño hacia la II Guerra Mundial. El Comité
de no Intervención en la guerra civil española fue el segundo. El tercero, el súmmum de la
vergüenza, fue el Congreso de Múnich. El apaciguamiento británico acabó desencadenando la
guerra, pues sólo sirvió para dar alas a Alemania y a Italia.

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