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Informe de biología.

Desarrollo embrionario y
responsabilidad sexual.

Estudiantes: Bastián Fica Arias

Josefa Riquelme Obregón

Profesor: Phillipe Toro Rodríguez

Asignatura: Biología
¿Qué es el embrión?
Se le llama al organismo producido mediante copulación o acto sexual, cuando se encuentra en
plena etapa de desarrollo, las células del embrión se dividen y toman sus funciones características.
Desde el proceso de fecundación, en el óvulo o el huevo (dependiendo del tipo de reproducción)
se forma un elemento llamado Cigoto, este durante las primeras 7 semanas de gestación, genera
células y se expande hasta conseguir un área para sí mismo capaz de albergar los organismos que
conformaran al embrión. En el ser humano, el término se aplica hasta el final de la séptima
semana desde la concepción (fecundación). A partir de la octava semana, el embrión pasa
denominarse feto.

¿Cómo se forma el embrión específicamente?


Se forma en los organismos que se reproducen de forma sexual, donde ocurre la fusión del
espermatozoide y el óvulo en el proceso denominado fecundación, donde se determina la
formación de un cigoto, que contiene una combinación del ADN de ambos progenitores (el
espermatozoide por parte del hombre y óvulo por parte de la mujer).

Ahora que queda más claro lo que es y lo que hace el embrión, analizaremos por los procesos por
el cual pasa dentro de la mujer y acciones paternales hay que realizar para su gran cuidado.
¿Qué es el desarrollo embrionario?
El desarrollo embrionario o embriogénesis es el proceso por el cual el embrión se forma y
se desarrolla. En mamíferos, el término se refiere principalmente a las primeras etapas del
desarrollo prenatal, mientras que los términos feto y desarrollo fetal describen etapas
posteriores. El desarrollo de este dura 9 meses, hasta formar el bebé y nacer. Estos 9
meses se dividen en trimestres, 3 meses cada etapa, las cuales veremos a continuación.
Primer trimestre

Se considera la primera sema de embarazo como la primera efectiva, pues en las dos
primera semanas se produce la ovulación y desprendimiento del ovulo que será
fecundado. Esta fecundación tiene lugar ya en el tercera semana: el ovulo y el
espermatozoide se unen formando el cigoto mientras bajan a través de una de las
trompas de Falopio.

El cigoto continúa dividiéndose formando las nuevas células, a las que pronto les aparecerá un
recubrimiento, denominando a todo el conjunto como blastocito. La división de células continúa
ocurriendo mientras tanto, hasta que en un cierto punto del desarrollo este blastocito se
transforma en embrión.
En la cuarta semana, el embrión, que ya mide cerca de cinco milímetros, se introduce en la
pared uterina y comienza a nutrirse a través de esta. En la quinta semana ya comienza a
desarrollar los principales sistemas del embrión como el cerebro, la médula espinal, el corazón
o el tracto gastrointestinal.
Las células comienzan a adquirir funciones específicas durante esta semana, y entre las que se
desarrollan se pueden encontrar las células sanguíneas, las del riñón y las neuronas. Esta
quinta semana es una de las que cuenta con mayores riesgos para el correcto desarrollo del
bebé, pues hay un riesgo mayor de que se puedan producir anomalías genéticas por la ingesta
de medicamentos, alcohol, drogas o por infecciones como la rubeola
Durante la sexta y séptima semana se continúan desarrollando rasgos que permiten identificar
partes del embrión como los ojos, los oídos o el corazón, así como las manos y los pies durante
la octava semana. El cerebro del embrión también continúa su desarrollo y se forma el tejido
de los distintos huesos. En la novena semana también se pueden empezar a ver los brazos,
los codos, y comienzan a crecer sus órganos esenciales.
Segundo trimestre.
Al principio de este trimestre lo más apreciable del feto es su cabeza, que ocupa cerca de la
mitad de su tamaño total. Se continúan desarrollando durante estas semanas aspectos como
las uñas o los genitales, y la cara ya está formada. Los párpados cierran los ojos del bebé, y
hasta la 28 semana permanecerán así.
El feto empieza a hacer sus primeros movimientos entre las semanas 15 y 18. A estas alturas,
el feto ya tiene una medida cercana a los 18 centímetros y pesa cerca de 200 gramos. Los
huesos se vuelven más duros y comienza a aparecer el primer pelo, denominado lanugo. Entre
las semanas 19 y 21 el bebé comienza a oír, y además se mueve de forma más activa, de
modo que la madre puede llegar a sentir sus movimientos.
En la semana 22 el lanugo ya se ha extendido a todo el cuerpo del feto, apareciendo también
las cejas y las pestañas. El bebé también hace su primera deposición, llamada meconio, la cual
expulsa por el tracto intestinal. El movimiento también sigue siendo activo, desarrollando
ahora los músculos y pudiendo escuchar los latidos de su corazón.
Al final de esta etapa, se desarrollan las vías respiratorias del bebé y la médula ósea comienza
a producir células sanguíneas. El feto también comienza a almacenar grasa.
Tercer trimestre.
El bebé comienza a terminar de desarrollar diferentes partes de su cuerpo: todo lo relacionado
con los ojos y las huellas de los pies ya son bien perceptibles. Los pulmones también alcanzan
un alto grado de funcionamiento, aunque no el necesario para sobrevivir fuera del útero. El feto
además es capaz de oír ruidos fuertes del exterior.
Entre las semanas 27 y 30 el bebé vuelve a abrir los párpados, y el sistema nervioso se
desarrolla mucho, sobre todo en el cerebro y para las órdenes de diferentes funciones del
cuerpo. El sistema respiratorio comienza a producir agente tensioactivo, que hace que los
alveolos puedan llenarse de aire cuando nazca. El tamaño del feto para la semana 28 ya ocupa
la mayor parte del útero, y se suele posicionar de forma invertida, de forma que tenga más
facilidad para mover las rodillas y los pies.
A partir de la semana 31 el bebé comienza a retener hierro, calcio y fósforo en su organismo,
lo que impulsa aún más el desarrollo del cuerpo. Los huesos ya están completamente
formados, aunque aún blandos. El sistema respiratorio también continúa su desarrollo, pero los
pulmones aún no son lo suficientemente maduros.
Para la semana 35 el bebé ya pesa cerca de 2,5 kilos, y su corazón y vasos sanguíneos ya se
han formado por completo, como también lo están los músculos y los huesos. El bebé además
adquiere patrones de sueño.
En las últimas semanas, entre la 38 y la 40, desaparece el lanugo excepto de hombros y
brazos, siendo el cabello desarrollado en la cabeza además más grueso y resistente. Aparecen
también los brotes mamarios.
A partir de la semana 40 se considera que el embrión está desarrollado por completo y listo
para nacer, variando la fecha en que ocurre.
¿Qué es la responsabilidad paternal?
La responsabilidad parental, corresponsabilidad parental o responsabilidad
parental mancomunada, es una institución del Derecho de familia que regula las
relaciones entre padres y madres, con sus hijos e hijas, así como otras relaciones
equivalentes destinadas a cuidar, atender y educar a los niños y niñas. En algunos
casos la denominación fue adoptada para diferenciar el régimen de
responsabilidad parental, del régimen de patria potestad, especialmente con
respecto al origen y muchas veces el contenido patriarcal que tiene esta última
institución jurídica.

La responsabilidad parental está fundada en la noción de coparentalidad de las


personas reconocidas como responsables parentales del niño, así como en los
derechos de la niñez, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño

Responsabilidad paternal.
Las recomendaciones universales para la alimentación infantil incluyen la lactancia
materna (LM) exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y posteriormente
alimentación complementaria hasta los 2 años, así como la importancia del inicio de la
lactancia en la primera hora de vida.
Nutrición prenatal y lactancia.
Las necesidades nutricionales difieren en cierta medida durante los diversos períodos de
la vida. Las mujeres en edad reproductiva tienen necesidades adicionales debido a la
menstruación y, por supuesto, durante el embarazo y la lactancia. Los bebés y los niños
tienen mayores necesidades por unidad de peso que los adultos, principalmente porque
están en crecimiento. Las personas mayores también son un grupo vulnerable; están
expuestos a un riesgo mayor de desnutrición que los adultos jóvenes.

Los seres humanos obtienen la energía de los alimentos y los líquidos que consumen. El
requerimiento de nutrientes de las mujeres en edad reproductiva (sobre todo durante el
embarazo y la lactancia), de los niños jóvenes y adolescentes, y de las personas mayores
son distintos a los de los varones entre 15 y 60 años; por lo tanto, no todas las personas
necesitan la misma cantidad de alimentos.

Una buena nutrición durante el embarazo es la piedra angular de un embarazo y


nacimiento. En verdad, es mucho más que eso, es el fundamento de una vida sana …
para toda la vida!

La nutrición materna afecta la salud de su bebé, no sólo a corto plazo sino también a largo
plazo. Cualquier cosa que entra en la boca – que incluso se puede decir todo lo que no
entra en tu boca y debe – afectará a su bebé en crecimiento ….. A veces para siempre.

Nutrición y gestación
Las carencias nutricionales antes de la gestación y durante la misma, podrían afectar
tanto al estado de salud de la madre como al del niño, incluso después del parto. El
estado de salud y nutricional de la mujer antes de la gestación, condiciona su propia
fertilidad, el riesgo de sufrir un aborto o incluso que los hijos sufran alguna malformación.
Por ejemplo la carencia de ácido fólico antes de la concepción y durante las primeras
semanas de gestación, incrementa el riesgo de la aparición de espina bífida en los
descendientes.

Otras situaciones como un control excesivo de peso corporal, anorexia, obesidad,


consumo de tabaco, café́ y alcohol, pueden afectar a la fertilidad. Además, la carencia de
vitaminas A, C, D, E B 12 o minerales como zinc, selenio, yodo, calcio y hierro, también
pueden originar infertilidad.
NUTRICIÓN EN EL EMBARAZO Y LA LACTANCIA
DURANTE EL EMBARAZO:

1.- Llevar una pauta de alimentación que incluya consumir diariamente hierro, ácido fólico y
calcio para que el bebé se desarrolle normalmente durante el embarazo. La OMS recomienda
la administración diaria por vía oral de suplementos de hierro y ácido fólico como parte de la
atención prenatal para reducir el riesgo de bajo peso al nacer, anemia materna y
ferropenia. En cuanto al calcio, la Biblioteca de la Salud Reproductiva de la OMS aclara que
éste podría prevenir la pre eclampsia, el parto prematuro y reducir el riesgo de muerte
materna o de problemas graves relacionados con la hipertensión arterial en el embarazo.

2.- Para cuidar el cuerpo y mantenerte con energía aconsejamos realizar ejercicios
en el embarazo, después de los 3 meses de gestación y con autorización médica.
Los beneficios son varios: oxigenar el cuerpo provocando que la embarazada se
sienta con energía, mantenerse en forma y prepararse para tener un buen parto. En
este último, es común realizar ejercicios de Kegel, enfocados en fortalecer el suelo
pélvico para generar flexibilidad en la zona de la pelvis, la cual tendrá mayor
exigencia durante el trabajo de parto.

3.- Es fundamental prepararte para la lactancia con una buena alimentación pero también
con el cuidado del cuerpo.
Por ejemplo: hidratar los pezones con anterioridad al desarrollo del amamantamiento te
permitirá fortalecerlos para la succión del bebé. Para ello, te recomendamos que utilices el
gel de pezones Maam, el cual puedes aplicar después de la ducha masajeando sobre el
pezón en forma de cruz, desde el segundo trimestre hasta el nacimiento de tu bebé.

Y DURANTE LA LACTANCIA:

El postparto también requiere de un bienestar de cuerpo y mente para que la madre


logre conectar y reconocerse con su bebé durante los primeros meses, con el fin de
desarrollar ese instinto materno que la llevará a entender las necesidades del recién
nacido, el cual depende 100% de su madre. Algunos consejos para este período
son:
4.- Para las mamás que amamantan es importante aumentar el consumo de Omega
3, calcio y agua. La mujer lactante requieren más de 1200 mg/día de calcio, para
ello el Minsal, en su Manual de Lactancia Materna del 2010 recomienda aumentar el
consumo a 4 porciones diarias de leche o derivados enriquecidos con calcio, en lo
posible descremadas; aumento de consumo de pescados grasos como jurel,
salmón, sardinas y atún aportan ácidos grasos omega 3 los que contribuyen a
prevenir enfermedades del corazón, además de disminuir el colesterol sanguíneo. Y
mucha agua para transportar los nutrientes, desechos metabólicos y regular la
temperatura del cuerpo, además que durante la lactancia es necesario consumir
abundante agua para saciar la sed que ésta produce.

5.- En cuanto al cuidado físico en el período de lactancia, procura hidratar los


pezones con tu propia leche, masajeándolos y dejándolos secar al aire. De esta
forma, podrías evitar las grietas que se producen por un mal agarre o por
sensibilidad de esta zona. Y si ya la piel está dañada puedes aplicar alguna crema
con lanolina, caléndula y/o manzanilla.

6.- Y por último, para lograr una buena lactancia y conexión con tu bebé, amamanta
el tiempo necesario, sin apuros, en un lugar tranquilo y sin ruido, donde ambos
puedan relajarse y disfrutar de cada toma.
Embarazo adolecente en Chile
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia es el período en la
vida de una persona que comprende entre los 10 y los 19 años. En algunos casos la
adolescencia se ve interrumpida cuando la joven se queda un embarazo. Y es que, una
de cada cinco mujeres en el mundo ya tiene un hijo antes de los 18 años y cada año se
producen 16 millones de nacimientos de mamás adolescentes. En las regiones más
pobres del planeta a una de cada tres mujeres son madres en la adolescencia.

El Observatorio de Salud Sexual, Reproductiva y Derechos Humanos de


la Corporación Miles ha publicado el Primer Informe sobre Salud Sexual, Salud
Reproductiva y Derechos Humanos en Chile (2016), el que entrega un estado de situación
del país en temáticas tan relevantes como la educación sexual, el embarazo adolescente, la
regulación de la fertilidad, la reproducción asistida, el aborto, la violencia obstétrica y la
violencia sexual.

En esta investigación queda patente que el embarazo adolescente conlleva una importante
desigualdad de género y social ya que, por una parte, los cuidados y responsabilidad de los
recién nacidos suelen entregarse a las mujeres, quienes en una gran mayoría de casos se ven
arrastradas a dejar de lado su educación, restringiéndolas a trabajos de remuneraciones bajas
y con limitada cobertura social; mientras que por otra parte, suelen afectar en mayor medida a
adolescentes provenientes de estratos socioeconómicos más bajos y con menor nivel
educativo, siendo el número jóvenes de estratos bajos que han experimentado un embarazo
no planificado el doble del número de jóvenes perteneciente a un estrato socioeconómico más
alto (23% y 12%, respectivamente).

En tanto, aún cuando Chile se ha suscrito a variados acuerdos internacionales que se han
considerado como base para algunas políticas públicas, aún persisten déficits y temas no
abordados. El Ministerio de Salud (MINSAL) ha señalado que para en el año 2015 el
promedio de inicio de actividad sexual en los hombre alcanzó los 16,4 años de edad,
mientras que las mujeres llegaron a un promedio de 17,1 años de edad.

Además, solo un 16% de quienes han sido madre o padre adolescente se encuentran
cursando un nivel de educación superior o la han completado, mientras que quienes no
trabajan ni se encuentran estudiando y son madre o padre representan mayoritariamente a
jóvenes de niveles socioeconómicos más bajos, siendo principalmente mujeres (68%).

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