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Padres de los indios: una nueva actitud, un Seminario nuevo, una nueva
formación
Después de casi quinientos años, en las últimas 3 décadas del siglo XX, surgió un
grupo de obispos que fueron reconocidos por los propios indígenas como “Tatic”,
“Tata”, “Schree”, “Tata Sutu”, “Padre Obispo” o “Padres de los Indios”, ya no sólo por
su labor de denuncia, de protección o de búsqueda de leyes en favor de los habitantes
originarios, sino ante todo por su labor conjunta para apoyar su dignificación y el
derecho a ser dueños de su palabra, su cultura y su fe. Y a partir del ejercicio de sus
derechos en la Iglesia, les abrieron cauces para que se expresaran y actuaran como
miembros de un mundo del que también forman parte.
A estos obispos, poco a poco la Iglesia los fue reuniendo. Primero llegó Don Samuel
Ruiz a San Cristóbal y, enseguida, D. Ernesto Corripio Ahumada a Oaxaca. Con la
frescura del Concilio Vaticano II en el que habían participado encabezaron una nueva
relación con los indígenas. Respeto, cercanía, comprensión, eran las nuevas palabras
de estos obispos de la Iglesia, seguidas de nuevas actitudes. Reuniendo al resto de
obispos de la Región Pacífico Sur (Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Tehuantepec, Los Mixes,
más tarde también Tuxtepec y Huautla de Jiménez) y al obispo de Tehuacán, que hacía
poco se había desmembrado de la diócesis de Oaxaca, fundaron el Seminario Regional
del Sureste (Seresure).
Roma se dejó penetrar por el Espíritu de Dios que movía a la Iglesia regional al hacer
suyo el nuevo viento del concilio, y compartía la alegría de la inauguración del
Seminario Mayor Regional del Sureste de México con estas palabras: “Este Seminario
que ahora surge como fruto del esfuerzo conjunto de Obispos, sacerdotes y fieles
cristianos es pues una realización de los anhelos conciliares” (Sacra Congregatio pro
Institutione Catholica, Prot.N. 1240/68/2, Roma, 29 de octubre de 1969).
La Santa Sede tenía el mismo sentir que le habían comunicado los obispos del Seresure
y profetizaba el amor al indígena que ahí crecería: “Van echando los cimientos de una
futura próxima pastoral de conjunto y que además afronten también en coordinación
de fuerzas la promoción y evangelización de los numerosos grupos indígenas que
esperan y con razón lo mejor de vuestros cuidados pastorales” (Ib.)
La participación que los pueblos de nuestra región tendrían después en la formación de
sus sacerdotes, el Vaticano la asumía así: “es bueno recordar que se forman en el
Seminario sacerdotes del pueblo y para el pueblo (Ib.).
La espiritualidad que se nutriría del rico venero de nuestros pueblos indígenas y
pobres, desde ese momento empezaba a gestarse en los seminaristas, alentados por la
Sagrada Congregación: “por lo tanto necesita un profundo conocimiento de los valores
religiosos, culturales, artísticos de la región para saber orientar la formación de modo
que los futuros sacerdotes sepan encontrar las manifestaciones del Espíritu de Dios en
todo esto (Ib). Amor y opción por los pobres e indígenas
P. Dr. Manuel Arias Montes (con mucho orgullo hijo de nuestra Alma Mater-
Seresure)