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if Las fábulas del viajero

Adriano &nupolslcy

'
~
La palabra crónica pen•ada en el contexto del Modernismo,
suele connotar tl'•toe aumamente diversos, en una gama que
abarca dl'sdc eHcntos l!nsayísticos, pasando por retratos, hasta
Rqucllos textos QUl cubrun algunas noticias mundanas o las
novl'dadu de Parí8
Tambífn cuando so utiliza ol término ensayo aplicado a los
P~critoK modomi•tas, conviene tener en cuenta que nos estamos
rcliri .. ndo a t•xtoa que difieren en ¡ran medida de lo que en el
XX se entiende como tales.
"La idea delo bcllodet~rminó la fomiadel enaayomodemista,
asf como el ansia del conocunionto determinó la forma del
enKayo hoy" señala P•ter Earle en "Sentido de la forma en el
"nsayo moderni•ta"(1987)-. Delld,. esta perspectiva y recor-
dando que Earle YÍllualiza tambi4n la autocontemplación como
uno dt- los motivos que aingulariuin e1ta clase de enaayos, buena
parte de los escritos de Gómez Carrillo puede entrar en esa
categoría.
Considero, 11n •mbargo, que aunque la. ob&ervaciones de
Earle son pertin•ntca para loa textos que me propongo leer ya
que Jos mismoR reúnen estaa caracterfstkaff, ea necesario volver
a pcn811r el thmino entayo frente a cada texto en particular
C:omo en este artículo he trabDJado mayontariamente con
aus crónicas de viaje, he pnifendo manejarme con la amplitud
r¡uc permite f'I ~rmino "relato• frente al anteriormente mencio-
nado

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De la vida cotidiana

"Rubén Darlo ha dicho que desde que murió Jean Lorrain no hay finales de la década del veinte. Escribía diariamente, a gran
nadie más parisino que yo" velocidad, varios textos a un tiempo, tratando de dar cuenta de
E. G. C. sus múltiples compromisos. Aurora Cáceres deja testimonio de
su asombro ante ese despliegue de productividad, en una página
De las diferentes versiones de artista que los escritores del fechada en 1906: "No sé cómo se da tiempo; diariamente revisa
fin de siglo tentaron en sus textos, ninguna alcanzó un grado de varios periódicos y revistas y uno o más de los nuevos libros que
perfección semejante a la que, pacientemente, durante décadas, acaban de aparecer; además las crónicas para El Liberal son casi
Enrique Gómez Carrillo construyó de sí mismo. Latinoamerica- diarias; la de La Nación semanal; las que envía a Caracas
no en París, habitante del bulevar y bebedor de ajenjo, su vida también son semanales, y las de La Habana, mensuales, sin
cotidiana estaba organizada en torno a una serie de ritos que lo contar que siempre tiene algún libro en preparación". (1929: 78)
confirmaban como un bohemio. A pesar de haber incursionado en todos los géneros, Gómez
No sólo la colonia latinoamericana1 visitaba su casa, sino que Carrillo fue, como se sabe, el cronista por excelencia entre los
a despecho de otros compatriotas, algunos franceses lo hicieron. modernistas. Sus crónicas no se limitan a la vida parisina,
Sufría las enfermedades del fin de siglo, que según el relato tampoco al relato que se regodea en contar las visitas a la
de Aurora Cáceres con quien estuvo casado alrededor de un año, intimidad de algunos artistas, gran parte de ellas son el resul-
lo mantenían en un continuo estado de nerviosismo. En "Psico- tado no casual de viajes que emprendió por África, Asia y
patía" había escrito " ... puesto que en el mundo de las letras es Europa.
necesario escoger entre la Burguesía y la Enfermedad, me Pero volvamos al comienzo. Abusando seguramente de la
quedo con la Enfermedad". (Gómez Carrillo 1898). La frase es conocida afirmación de Valéry de que "En verdad, no existe
reveladora del proyecto que había trazado para su vida: aunque teoría que no sea un fragmento cuidadosamente preparado de
la "Burguesía" y la "Enfermedad" adquieren en ella la disponi- alguna autobiografía'', podemos decir que las miles de páginas
bilidad de bienes pasibles de elección, el proyecto queda de este que Gómez Carrillo escribió en el transcurso de varias décadas
modo encerrado en la opción que rechaza; si entramos en el conforman un solo texto, el libro de su vida. Él mismo lo dice sin
juego que Gómez Carrillo propone, entendemos que elegir la medias tintas en uno de los capítulos de El alma encantadora de
"Enfermedad" como sinónimo del imaginario que quiere habi- París: "La verdad es que nadie sale nunca de sí mismo ...
tar, implica concebirse a "contrapelo" de los valores dominantes Estamos encerrados en nuestras personas como en una prisión
en la época; en suma, pensarse como un "raro". perpetua, y lo mejor que podemos hacer, a mi juicio es reconocer
Sin embargo, si muchos de los raros que Darío imaginó sin cólera esta horrible condición y confesar que, cuando no
sufrían la incomprensión del medio, Gómez Carrillo fue por el tenemos fuerza de acallarnos, hablamos de nosotros mismos".
contrario, un hombre de éxito. (1911: 207) Es, por otra parte, esta imposibilidad de salir de sí
La breve descripción que hemos hecho deja de lado dos de las rnismo la que le impedirá convertirse en un viajero.
actividades esenciales para la composición de esa imagen: el En la textualidad del fin de siglo americano, vida y literatura
viaje y la escritura. uparecen como territorios de bordes no demasiado diferencia-
El viaje se inicia con su adolescencia y la práctica de la dos; más bien se puede hablar de contornos porosos que van
escritura lo ocupa desde el fin de la misma, hasta que muere a udquiriendo nuevas formas según las circunstancias. El ensayo
t1obre un escritor relata impresiones acerca de la obra mientras

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traza un retrato y narra una biografía. Las funciones de la
como también su iniciación en la crítica literaria de la mano del
novela son múltiples, y aunque entre los modernistas, ella no
Larousse. "Para suplir nuestra ignorancia, teníamos el Diccio-
fue la práctica más corriente ni más lograda, el interés por el
tema reaparece con cierta frecuencia en sus escritos. nario Larousse, en el cual hallábamos la esencia de todos los
conocimientos." (1918: 206) -escribe allí-. El recuerdo de la
La novela no educa ya "la facultad del sentir" -como quería
Sarmiento-, sino que es una visión del mundo a través de un recurrencia al Larousse es emblemático en más de un sentido.
temperamento o en todo caso, está allí para "representar al Señala por una parte que quien escribe se encuentra ahora en
condiciones de acceder a la cultura en su primera vertiente y no
público los aterradores problemas de la responsabilidad huma-
na". a la vulgata de un diccionario con cierto barniz enciclopédico.
En una oscilación permanente, la novela muestra, espía, Quien recuerda no sólo está simbólicamente en otro lugar
exhibe. Esa vacilación es propicia para que en ella los modernistas -llámese adultez, llámese carrera cumplida- sino que literal-
reflexionen -como se sabe- sobre su condición de artistas. Al mente se ha trasladado allí donde la cultura se origina -la
tiempo que se vuelve un lugar propicio para la reflexión, se torna patria del Larousse- y luego se divulga. Al menos
provisoriamente podemos señalar una inversión, ahora es Gómez
un modelo para la vida. No en un sentido didáctico, sino que la
vida es pensada cada vez más como un espacio literario. La Carrillo quien viviendo en el centro de la modernidad, escribe el
novela, entonces, ensaya una mirada sobre la vida y ésta le rinde "Larousse" para los compatriotas que permanecen en América.
tributo literaturizándose. Detrás del proyecto de escribir la propia vida, existe en
general un impulso didáctico . Las expe ri e ncias que el
Si este movimiento es reconocible en la mayoría de los
modernistas, se extrema en el caso de Gómez Carrillo. "¿Qué es autobiógrafo ha ido acumulando con los años, no únicamente
pueden resultar inter esantes a otros, sino que pueden servirles
una existencia sino una novela vivida?", se pregunta y pregunta
de enseñanza. La vida de otro - esa "novela" que transcurre en
al lector en el prólogo a Treinta años de mi vida. (1918: 6) Él se
ubica entonces, en el centro de un relato que conduce siempre una realidad de la que el lector participa- puede ser útil como
modelo a alcanzar o como un espejo en el cual mirarse para
hacia sí mismo. Sus textos, los autobiográficos, pero también los
"ensayísticos" montan una serie de operaciones que le permiten reorganizar el propio camino.
deslizarse sin solución de continuidad entre lo literario (como Aún en el prólogo de esa obra, que constará de tres volúme-
ficción y como institución) y su persona. nes, Gómez Carrillo anota: "La mía, mi vida, mi pobre vida
El despertar del alma -una mirada retrospectiva escrita en errante y ardiente, o mucho me equivoco, o resulta no sólo una
1918- ubica entre la infancia y la adolescencia todas las líneas novela, sino hasta una novela ej emplar". (6, el subrayado es mío)
de su proyecto literario y vital. No hay en esos años juveniles un ¿Qué es lo que enseña el relato de esta vida? ¿Qué es lo que
gesto insignificante, no hay, "mirando hacia atrás", un acto hoy nos enseña? En principio como casi siempre sucede, otra
cosa de lo que se propone. El despertar del alma es ejemplar
gratuito, inútil. Escritas sobre el modelo de las Confesiones de
como una puesta en escena de los mecanismos de construcción
Rousseau, cada deslizamiento es un paso que avanza hacia la
configuración del artista que comienza a ser cuando el libro de un personaje. Al respecto, en su artículo "Del cliché al
finaliza. kitch"(1978), María Luisa Bastos presenta a Gómez Carrillo
como un escritor secundario dentro del modernismo, y como tal,
Están ahí, el viaje, el deseo de exotismo, el gusto por el
difusor de muchos de los clichés de este movimiento en estado
escándalo tanto en la vida literaria como personal, la iniciación
puro. Creo que la reflexión de Bastos puede ser ampliada.
en el amor al lado de una extranjera que le duplicaba la edad,
Gómez Carrillo no se limita sólo a difundir los lugares comunes

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de la textualidad modernista, sino que hay en su escritura un así el nombre de la niña- no lo haya impulsado a la escritura de
movimiento que lo abraza y lo excede. No encuentro un término La Divina Comedia no es obstáculo para que en el párrafo en que
mejor que el de obscenidad para describir sus "estrategias reconstruye ese episodio se compare tres veces con el poeta
discursivas". En una lengua articulada sobre los matices que la italiano. "Como Dante, en efecto, yo no he dejado de amar un solo
época pedía, sin entrar prácticamente nunca en polémicas, día de mi vida ... Como Dante, no he vivido sino para cultivar,
parafraseando lo que otros dicen, sus textos son cada vez un lleno de fuego y ternura, una insaciable quimera ... Como Dante,
"strip-tease" de los discursos que los fundan y -repito- las en fin, he cometido más de una vez la hipocresía de llamar
estrategias sobre las que se organizan. Hay, pareciera, un gran corazón al apetito ..."(1918: 22) Dante es en esta oportunidad la
placer en poner en evidencia las "fuentes" -aunque éstas sean mejor opción que la literatura le ofrece para iluminar su vida e
de segunda mano como considera Graciela Montaldo (1994)-, a insertarlo en la serie de "grandes amantes".
las que no presenta reelaboradas o sutilizadas, sino en estado Años antes de realizar los viajes por Oriente, cuyos relatos le
puro. Este descuido en exhibir las fuentes, quizás más que valen el apelativo de Loti americano, su imaginación es ya una
hablar del carácter de escritor secundario de Gómez Carrillo, imaginación de bordes exóticos. El Oriente aparece como deseo
dice de la imagen de lector que sus textos crean y también mucho antes que París, aunque ésta sea finalmente la Meca que
corroboraría el impulso didáctico por el que están recorridos. conquiste. Del tiempo pasado en la escuela primaria recuerda:
"Mi alma, predestinada a las largas romerías orientales, gozaba
ante las vistas del desierto, ante los alminares de las ciudades
El viajero musulmanas, ante las palmeras que reflejaban sus penachos en
ríos color de rosa". (1918: 38)
·vivir en el extranjero facilita el considerar la vida como un El Oriente sin embargo deberá esperar algunos años y algu-
espectáculo: ésta es una de las razones por lo que la gente con
recursos se traslada al extranjero."
nas lecturas para ser visitado y narrado. El Salvador es el
Susan Sontag destino del viaje que emprende junto a "Rinconete". El amigo,
que comparte con él la aventura juvenil se vuelve también un
Viaje y literatura parecen ser inescindibles en el proyecto personaje literario, que reenvía directamemente a la "novela
vital de Gómez Carrillo. No nos referimos exclusivamente a los ••jemplar'', aunque en la reconstrucción de dicho viaje la ocu-
desplazamientos reales sobre los que volveremos más adelante, rrencia del nombre le es atribuida a este último.
sino que el guatemalteco apela a los mismos recursos que el Aunque nunca lo alcanzan porque son detenidos en la fronte-
viajero para narrar su propia vida. Los caminos abiertos por ra y regresados al hogar, esa primera tentativa resulta un viaje
otros son los que seguirá tanto en su vida personal corno profe- miciático. Durante la marcha descubre que " ... un sentido que
sional. Para explicarse, para dar cuenta de sí, utiliza corno el nunca me había figurado poseer, el de la curiosidad artística, el
viajero, la analogía. Los términos de esta figura presente en todo tl1•f sentimiento de la Naturaleza, el del amor de los matices, el
relato de viajes, son ahora dos escritores. El segundo término de d11 los misterios del cielo, despertábase en el fondo de mi ser con
la comparación es siempre un modelo prestigioso, por lo que la apetitos ansiosos." (1918: 70, el subrayado es mío)
analogía además de útil como figura ejernplificadora, lo inscribe El viaje entonces lo devuelve otro, lo devuelve alguien prepa-
en una serie de "autoridades". 1•ndo para receptar el Modernismo. La cita describe gran parte
Siguiendo esta línea, como Dante entonces, él traza su pro- dn ttu programa: el amor por los matices en los paisajes que
grama amoroso aún en la infancia. Que la pasión por Rosa dfrnt·riben y en la lengua con que lo hacen, la curiosidad por lo

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artístico, la voracidad podríamos decir, por consumir el arte que Dos registros se combinan en el relato de esa pasión juvenil:
se produce en los países que admiran, pero también y fundamen- la visión decadentista de la mujer como un ser lujurioso, insacia-
talmente en el caso del escritor que nos ocupa, una necesidad ble, capaz de llevar a un hombre a la perdición, imagen que
casi compulsiva por comprobar que la realidad de los países que encuentra su acabado en la desacralización con fines eróticos de
visita se adecua a la imaginada en los ensueños juveniles o en la los símbolos religiosos.
lectura de ciertos clásicos del género. Se trataría aquí de un primer registro, un movimiento casí
El párrafo es sumamente sugestivo, porque quien va a ser el in dispensable; recurrir al imaginario del que se participa para
mayor divulgador de los tropos modernistas, no sitúa el "desper- narrar la propia novela, pedirle prestadas imágenes a la época
tar" de su curiosidad artística en la lectura de lo que otros han para que el recuerdo se vuelva legible. Pero el romance -una
escrito, sino en una experiencia vital, como es salir de la casa de pasión folletinesca de segunda categoría- se literaturiza abso-
los padres a conocer mundo. lu tamente cuando el imaginario del Oriente se vuelve el marco
En 1918, cuando comienza a reconstruir su historia, Gómez dond e estos amores transcurren.
Carrillo se veía a sí mismo como un artista. El viaje se presenta Los años pasados entre el encuentro con la extranjera y su
en aquel momento, como el mejor lugar para situar ese segundo recuerdo parecen no haber hecho otra cosa que volverla un
nacimiento. Si para relatar su vida amorosa recurre a Dante, y conjunto de metáforas ya gastadas en la época en que escribe. La
a Rousseau, como perspectiva general del relato, el modo en que reconstrucción de ese cuerpo de mujer se asemeja a un "puzzle"
el sentimiento de lo artístico se despierta en él será un préstamo en que cada pieza brilla con vida independiente. "Fue la más
que les pida a sus contemporáneos, pero esta vez sin nombrar- bella de todas ... Una mañana la vi entrar, la vi acercarse a mi
los. Solo frente a la Naturaleza, está allí, si no para traducir sus rayon andando cual un hada, envuelta en un traje de tul celeste,
ritmos en métrica, sí como dueño de una sensibilidad privilegia- cubierta la cabeza con un sombrero de amplias alas palpitantes.
da capaz de describirla con todos sus matices. El artista que La vi sonreír enseñando el collar de perlas de sus dientes y
imagina ser en este texto, conmovido por la fuerza de la natura- también un poquito de sus encías. La vi detenerse frente a mí y
leza, desconoce al cronista que se deleita en la acumulación de Hegu í el vuelo de sus miradas verdes que parecían buscar, en el
seres u objetos raros como un coleccionista esmerado en poblar <'Spacio lleno de cajas blancas algo especial. Luego la oí hablar.
un gabinete de curiosidades. Y er a una música extraña, una armonía antes nunca escuchada,
El amor por lo exótico que con el transcurso de los años haría un gorjeo de notas altas y de notas graves, envueltas en un
que acumulase en sus casas objetos exquisitos para el gusto de 1cento que no tenía patria, que no parecía ni español, ni francés,
la época y en sus crónicas personajes singulares que atraían su 111 it ali ano, ni inglés, que cantaba, con algo de mimoso y con algo
atención y la de sus contemporáneos, originó su primera pasión. cl1• im peri oso, haciendo soñar en continentes remotos, poblados
Siendo un joven dependiente de comercio es deslumbrado y clH prin cesas de ensueño ..."(1918: 88)
luego seducido por la esposa de algún diplomático en viaje. La l'~se amor con una extranjera "plena", porque no proviene de
extranjera a la que con los años califica de "dama ibseniana", lo 1111IJ{uno de los países del "mundo conocido", porque su lengua
deslumbra justamente en su calidad de extraña; ante ella por il1 1·p Aonidos sólo imaginables en los cuentos, le abre la posibili-
primera vez se avergüenza - él que será tan sensible a las !l ncl d e vivirse también como uno. Doble o triplemente extranje-
exigencias de la moda- del carácter provinciano de la mercade- t'•I, d t1sde el momento que la escritura pone en boca de la mujer
ría que vende. 11¡ u ella princesa de ensueño- la construcción de esa imagen.

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" Así en un segundo encuentro, la mediocridad del oficio de
tendero origina el diálogo siguiente: "-Soy un pobre comercian-
te ... -Sí- exclamó exaltándose-, sí, eres un mercader como
La posibilidad de que su firma apareciera estampada en los
periódicos era uno de los mayores atractivos que para Gómez
Carrillo tenía la carrera literaria -¿o debería decir perio-
aquellos que en los zocos de Bagdad embriagaban a las princesas dística?-. Convertirse junto con su tío en los "niños traviesos"
veladas con el aroma de sus esencias y con el filtro de sus de la literatura guatemalteca es el primer paso en la factura del
miradas ... Eres Bedredin ... ¿No conoces Las mil y una noches? profesional más convicto del Modernismo.
yo te las leeré para ver si recuerdas el lugar en que conquistaste Si la muchedumbre era sentida corno una arnenaza4 por la
a la hija del visir ... " Y más adelante "-Mírame ... mírame bien ... mayoría de los modernistas, Gómez Carrillo, con la intuición de
dime si soy la misma que viste en Bagdad, en el harén del los "artistas populares", supo hacer de esa amenaza su negocio.
califa ..."(1918: 111) No les temió a las muchedumbres -aunque las despreciaba-5
En adelante, mientras el romance se desenvuelve armonio- porque el gran público fue la condición de posibilidad de sus
samente, el Oriente, al que las caravanas y el Kama Sutra escritos:
connotan indistintamente, será su condición de posibilidad. En
esa fabulación Gómez Carrillo ocupará, alternativamente, los ... en general, mis cuadros son el espejo inmediato de lo que experimento
al contacto d e la realidad y muy a m enudo pasa n de mi r etin a al papel s in
lugares del señor del harén o de la esclava. dejarme un r ecuerdo n eto. Esto es tan cie rto que a veces, al leer algo m ío
Al comienzo del trabajo habíamos traído a colación una cita muchos m ese s d espués d e haberlo escri to, tengo que ha cer un esfue rzo para
de "Psicopatía", donde Gómez Carrillo optaba por la Enferme- darme cuenta de que se trata de una página viv ida por m í mismo. (Gómez
dad en lugar de la Burguesía; esas eran en el mundo de la Carrillo, 1911: 198)
literatura dos imágenes posibles. El movimiento es el mismo en
lo que respecta a su vida amorosa, el imaginario de la época "La mirada piensa, es visión hecha interrogación" -escribe
adquiere las proporciones de un gran bazar en el que se pueden Sergio Cardoso en "O olhar viajante" (1993). El pasaje de la
adquirir "máscaras" diversas, en una economía de construcción visión a la mirada presupone, según este autor, un salto, una
de personaje que recuerda algunas producciones holywoodenses.2 discontinuidad. Mirar es salir de las certezas, implica un corri-
miento que en general desequilibra. En ese sentido los procesos
que la actividad de la mirada pone en juego son similares a los
El profesional que el viaje desata. Cuando el viaje "se realiza", cuando el
viajero puede convertirse en tal, apartándose de sí mismo, sufre
De manera prácticamente casual surge para Gómez Carrillo aquello que se conoce como desterritorialización. Es tal vez por
la posibilidad de convertirse en un "repórter". Señalado por el eso que el viaje se transforma en un dispositivo privilegiado
destino, al abrir un periódico dirigido por Coronel Matus, se para el ejercicio de la mirada.
encuentra con que una carta que le enviara había sido publicada Por otra parte, ¿no son éstas también las condiciones de
en forma de artículo . Ese primer artículo criticaba desde una posibilidad del ensayo, salir de las certezas, ir en contra de las
reciente lectura de Le Roman de la Momie de Gautier, ciertas evidencias; en suma, interrogarse sobre las mismas? ¿Sería en
reconstrucciones históricas de José Milla, el máximo exponente tal sentido el viaje, una actividad que favorece el ensayo?
de las letras guatemaltecas en la época. Como es de suponer la La cita con la que hemos comenzado esta reflexión parece
nota provocó polémica y una reacción hostil por parte de la negar todos estos procesos. Sin embargo, Gómez Carrillo fue un
"buena sociedad" del lugar3 . gran viajero y el viaje, al menos formalmente, está en el origen
de gran cantidad de sus crónicas.

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Al leer sus relatos de viaje tenemos muchas veces, la "sensa- escritas para el periódico y como tal, su destino luego de una
ción" de que la experiencia ha sido dejada fuera. Podríamos lectura o dos, es el fuego. El prologuista da a Sensaciones de
preguntarnos con Henri Michaux "Pero. ¿Dónde está el viaje París y Madrid como ejemplo de las mismas, pero no aclara
ése?" cuáles serían los "estudios". ¿Debemos suponer que los Primeros
Gómez Carrillo gustaba del término alma; además de su estudios cosmopolitas, y que Almas y cerebros entran en esa
auto biografía, dos de sus libros por lo menos, llevan esta palabra categoría?
en el título (El alma encantadora de París, El alma japonesa). He dicho en un comienzo -y es sabido- que Gómez Carrillo
Dar a conocer la esencia, la "energía espiritual" de un pueblo era escribía a gran velocidad. Su curiosidad y su profesionalismo
el propósito que animaba sus crónicas. Los pueblos y lugares que alcanzaban proporciones similares, por lo que el espectro que
"retrata" conservan siempre un alma diferente de la suya, sus textos cubrieron fue inmenso. Sin indagar en la cualidad que
diferente también a la del lector al que estaban destinados los dividía a los textos entre los que merecían el soporte del libro o
relatos, se mantienen en la inmanencia de la diferencia. Los el efímero periódico, quiero señalar que los escritos de Gómez
relatos están ahí para testimoniar una ajenidad6 . Leerlos me Carrillo están todos atravesados por el mismo afán de divulga-
trae siempre la imagen de aquel antropólogo imaginado por ción. Dar a conocer fragmentos de la poesía japonesa escrita por
Perec, que durante tres años persiguió una tribu indígena, sin mujeres no es resultado de un impulso diferente al que anima
poder entrar nunca en contacto con ella. Más se internaba el "Las enfermedades de la sensación (desde el punto de vista de la
antropólogo en su búsqueda, más se apartaban los indios. Gómez literatura)". Se trata siempre de acercar lo lejano, de quitarle su
Carrillo parecía saber lo que el "antropólogo incomprendido" tensión, de domesticarlo para un lector que está en principio en
ignoraba, que es imposible penetrar en la "verdad" de otro otro extremo del mundo.
pueblo. Decía que el espectro era amplio; una gran zona de las
Pero las crónicas de Gómez Carrillo están ahí y sospecho que crónicas está destinada a dar testimonio de la modernidad;
no es este el camino para leerlas. aunque degradados, estos textos se inscriben en la misma lógica
Si hoy aburren como un noticiero de televisión, donde todos de lo que en el fin de siglo escribieron Martí y Darío. Me interesa
los referentes se neutralizan en un discurso que no establece ahora establecer un recorte y detenerme en aquellos que se
jerarquías, el éxito del que gozaron cuando fueron escritas habla originan en el deseo de encontrar lugares aún no tocados por el
de una intuición acertada acerca de lo que el "gran público" remolino del progreso. Textos que relatan el encuentro con
quería saber sobre el extranjero y probablemente, del modo en lugares y personajes soñados y leídos muchas veces.
que éste quería entrar en "contacto" con otros pueblos. La "La psicología del viajero" es una ensayo de Pequeñas cuestio-
popularidad de sus textos permite deducir que lo que los lectores nes palpitantes (Enrique Gómez Carrillo s/f) que reflexiona
esperaban era el Japón de Gómez Carrillo, su Argelia o su sobre la relación entre viaje y conocimiento. Intercalando obser-
Venecia. Lo que vendía era su mirada; que ella develara o no la vaciones personales entre las citas de otros artistas viajeros,
verdad de otro pueblo, poco importaba y Gómez Carrillo lo sabía. Gómez Carrillo organiza su texto sobre una serie de oposiciones
Seguramente es hora de que nosotros nos preguntemos sobre que hacen a la retórica del relato de viajes: la levedad y el peso,
su lógica. lo profundo y lo aparente, lo ajeno y lo propio.
En el prólogo a El alma encantadora de París (1911), Antonio Estas opciones que el texto traza, simultáneamente con la
Cortón distingue entre las "crónicas" y los "estudios" de Gómez elección de una de cada par, son la enunciación "teórica" o
Carrillo. Según él, las primeras no soportan el volumen, están "abstracta" de los principios que rigen sus relatos. Así, entre la

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levedad y el peso, la opción es obvia y no carente de humor, "Un Como decíamos más arriba, no creía que el viaje sirviese para
pueblo no debe pesar entre las páginas" asegura y recomienda conocer el alma de un pueblo, lo importante en estos relatos son,
"parecer ligeros". El relato de viajes -podríamos agregar noso- como puede suponerse, las sensaciones del viajero. "Para darse
tros- tiene como primera función entretener. uno cuenta de los sentimientos que animan a un pueblo, más que
Entre lo profundo y lo aparente, opta por lo primero. Esta un viaje de un año sirve un año de estudio." -asegura-. Sus
elección es significativa porque está en el origen del impulso relatos aúnan el recuento exhaustivo de sus "visiones", las voces
viajero. Por la época, el mundo ha adquirido ya un aspecto de los pueblos que retrata, la mayor parte de las veces en citas
uniforme; en todas partes los hombres tienen una apariencia fragmentarias de la literatura de esos pueblos o en reproduccio-
semejante. El afán de cosmopolitismo que ve en todos lados ha nes ficcionales de diálogos. Repitiendo de este modo una estra-
hecho que ciudades tan distantes como Buenos Aires y Berlín tegia que está presente en todos los retratos de Almas y cerebros,
compartan en su opinión, no sólo los modos del vestir, sino hasta por ejemplo.8
los gestos y más o menos las mismas ideas. Por debajo de ese Los viajes de Gómez Carrillo fueron largamente preparados,
exterior moderno y uniforme se encuentra, sin embargo, la n principio por los mapas que en la escuela lo hacían soñar con
verdadera alma de un pueblo que resiste al empuje modernizador. el desierto; luego, durante la adolescencia, por las palabras en
Como no era un etnólogo, como su finalidad era divertir al boca de su amante, finalmente París lo provee de una enciclope-
lector del mismo modo que si se pasease tranquilamente por los dia que terminará de dar forma al proyecto.
salones de una Exposición Universal, lo pintoresco adquiere en Como cualquier viajero moderno, Gómez Carrillo viaja muni-
éste y en los textos donde esta retórica es practicada, el lugar de do de una serie de imágenes que le tocará confrontar con la
lo "profundo". realidad de los lugares que visita, pero a diferencia de un viajero
Este deseo de encontrar lugares no "contaminados" por el común que al regreso se limita a mostrar fotos y enumerar
influjo modernizador es uno de los motivos que lo llevan a n 1cuerdos frente a pacientes familiares y amigos, lo que él ve, lo
emprender los viajes exóticos y a decepcionarse sistemáticamente qu e siente ante esa realidad desconocida, será compartido por
cuando descubre que no existe una Argelia sin franceses, tal 111iles de lectores. Gómez Carrillo no es entonces cualquier
como la India sin ingleses escrita por Loti. Esto es así, sin vulJero, sino uno que engendra nuevas imágenes.
perjuicio de que para que los relatos alcancen su razón de ser Proveniente del mayor productor de imágenes del fin de
exóticos, por lo general, finalmente, encuentra lo que busca.7 i¡~lo, sus textos confrontan dos espectáculos: el del lugar entre-
La tercera opción habla sin disfracés del viajero que es quien v114lo imaginariamente y aquél al que sus ojos se enfrentan. Si
está en el centro de todo el texto y le otorga coherencia. Nueva- 11rnptamos esta perspectiva, debemos acordar entonces que él se
mente una ironía de Michaux viene en nuestro auxilio, en t,rnnsforma de inmediato en espectador. ¿No es éste por otra
Ecuador escribe: "... cuando pasó por el Gran Parque, rico en prirte, uno de los atributos del extranjero?
vegetación, lanzó un suspiro de desahogo. l ,a segunda edición de El alma japonesa está precedida de
-¡Ah ! ¡Al fin la naturaleza ! -dijo. 111111 Hcrie de críticas extraídas de los periódicos. En una de ellas
Pues bien, venía de la selva ... "(1927) 1~1 nnHlo Lajeunesse escribe que Gómez Carrillo es en todas
Pues bien, podríamos repetir nosotros, lo ajeno fascina siem- tH11t1 Hextranjero, situando ahí el "secreto"de su arte. Valiéndo-
1

pre que podamos volver a casa. Gran parte del placer del viaje 'º do HUS mismas palabras, considera que habla en nombre de
-asegura Gómez Carrillo- está en regresar a París, "la única lt l'f1 "11lma" de otro "cerebro". ¿Pero qué clase de extranjero es
ciudad habitable". t 11, que en Venecia es un parisino, en París un latinoamericano

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o un español, en Argelia yen Japón un occidental?9 En todo caso,
sus escritos no dejan ver la incomodidad que esta situación alma heroica o Los samurayes, entre otros cuadros del mismo
presupone.
tenor. Ese recorte, que ordena la realidad como pequeños esca-
Leyendo sus textos, se me ocurren dos alternativas: que este parates en el que el otro país se exhibe por un momento, es el que
eterno extranjero no sufre la condición de tal porque nunca se le permite "traducirlo" en un espectáculo con visos didácticos.
aparta de sí mismo; la otra, no la contradice sino que la comple- ¿Describir para otros lo que se ha visto, lo que se ha vivido en
menta, el único lugar que él siente como propio es la literatura. tierras lejanas, no es acaso en última instancia, un ejercicio de
No porque Ja realidad le sea adversa, sino porque ése es el lugar traducción? ¿No es acaso ése el movimiento de todo relato de
propio de todos los personajes y Gómez CarriUo había invertido viajes? Traducir fragmentos de otra cultura a nuestro idioma y
años en construir aquél que se avenía a la imagen que tenía de
S Í.
por sobre todo a nuestra sensibilidad ¿no es un movimiento
regido por un gesto didáctico, por un apremio moral, como
Es pues, lo leído en los relatos de Loti, en las cartas de señala Octavio Paz? (1985)
Kipling, en Fenelon, aun en Maupassant, pero también lo visto Si hoy sus "ensayos" sobre los pueblos que describe nos
en estampas populares que retratan el Oriente, lo que se pone enseñan otra cosa de lo que se proponían, parece haber sido otra
a prueba cuando pisa estos lugares. Sus textos repiten siempre la condición de esos textos entre el fin del siglo pasado y el
un momento de vacilación entre Ja imagen ideal y la "visión" comienzo de este. El autor de Nostalgias , con la levedad de su
propia. Es éste probablemente el m om ento más r ico, porque deja prosa, con su r egodeo en lo insignificante - y tal ve z por eso-
entrever la sinceridad de la desilusión . Los fragmentos que en había logrado construir un saber de lo otro, de lo lejano, que se
cada texto confrontan lo leído con la realidad que por lo general adecuaba a lo que la sensibilidad popular espe raba. Es posible
tiene colores más pálidos, construyen otro ensayo: el de la que este no sea un valor hoy, pero tal vez sí lo era en un momento
puesta a prueba -otra vez- de la palabra literaria sobre la en que la palabra impresa constituía el único medio que grandes
superficie de la realidad. capas de la población tenían para acceder a otras realidades.
Son también en una escala mayor, un despliegue evidente de La traducción -estrategia que Darío emplea para dar a
la desilusión que un occidental -que había hecho todos los conocer a sus raros- está en la base de todo contacto con lo
esfuerzos posibles para integrarse al centro- siente cuando el extranjero, de toda cultura que se quiera cosmopolita.
Oriente deja de ser evocación colorida pero inmóvil, sin ruidos, ¿Qué es entonces lo que hoy nos incomoda en los textos de
sin olores, para transformarse en un lugar más confuso, un poco Gómez Carrillo? Darío -como considera Graciela Montaldo en
más occidental, pero sobre todo mucho más ajeno. el libro antes mencionado- no respeta una cultura en su letra,
Pero Gómez Carrillo era por sobre todas las cosas un profe- sino que la descontextualiza; no mestiza, sino que mantiene las
sional y si esta primera impresión se cuela en la mayoría de sus diferencias. Por el contrario, los textos que vinimos trabajando
relatos, ella se pierde entre centenas de páginas que hacen del no están atravesados por tensión alguna.
espectáculo de lo ajeno, una suerte de colección de objetos raros, Traducir -se sabe- implica un acto más complejo que el de
pero con la rareza domesticada de un souvenir. Para ello la vaciar otra cultura en el molde de la propia, hay siempre en
"nueva realidad" es recortada en pequeños fragmentos que son juego una resistencia, ausente en los escritos de Gómez Carrillo.
los que dan nombre a los escritos. Como ejemplo valgan: Los Que él haya trabajado siempre con materiales de segunda mano,
jardines, El Harakiri, La mujer, El emperador y su corte, El de los que crea una nueva versión para América, es la causa
-creemos- de que sus textos hoy no soporten la lectura. Pero

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no es cierto que sus relatos de viajes, que sus cartas desde
Biarritz -a la que visita después de escribirlas- no narren una Notas
experiencia. Lo hacen sí, pero no es la de un viajero, sino la de
un lector del Larousse que siempre está narrándose a sí mismo. 'En La diffusion de la litératurre hispano-américaine en France au XXe
siecle, Silvia Molloy (1972) escribe que por primera vez en la historia de las
relaciones culturales entre Francia e Hispanoamérica se puede hablar de una
verdadera colonia literaria estable en París, durante el Modernismo. Es
abundante la lista de los nombres que la integran: Gómez Carrillo desde 1891
a 1927-año en que muere-, pero también Darío, Nervo, los hermanos García
Calderón, Rufino Blanco Fombona y Enrique Larreta, entre otros.
' Nuevamente es acertada la opinión de María Luisa Bastos cuando consi-
dera que los clichés acumulados por el Modernismo "volvieron a significar" en
escrituras posteriores como las de Silvina Ocampo y Manuel Puig. Pero
nuevamente también su reflexión puede ser ampliada; el Modernismo, como
también Holywood, se ofrece como un surtidor de imágenes para las ficciones
de Puig. Lo que me interesa señalar es que en otro sentido, este movimiento
ya estaba presente en Gómez Carrillo. Haciendo quizás, una traslación
grosera, podemos decir, que el "Oriente" es el Holywood del fin de siglo, en
tanto se presenta como un venero casi inagotable de imágenes que posibilitan
la ilusión de una vida con mucho más "glamour" que la cotidiana. Sólo que a
diferencia de lo que leemos en Puig, Gómez Carrillo no se distancia de esas
imágenes, porque no tiene la menor perspectiva crítica en relación a ellas. Es
por eso que cuando se enfrenta con el rostro aceitado de una mujer argelina que
hasta ese momento había estado cubierta por un velo, la impresión es de asco.
Una desilusión comparable a la de un niño o un adulto muy ingenuo, que de
pronto se encuentra en la trastienda de una escena de filmación.
ªAl respecto Gómez Carrillo trae a colación un recuerdo ejemplar: el
malentendido que protagoniza junto a su tío, al confundir en el entreacto de
una obra teatral a la que ambos habían asistido, la reacción hostil con una de
admiración. Es ejemplar -digo- porque una confusión del mismo orden es
relatada en Ídolos rotos , la novela de Manuel Díaz Rodríguez. Otra vez vida y
literatura vuelven a cruzarse, pero una vez más, Gómez Carrillo escapa de los
moldes del "destino" modernista. El protagonista de Ídolos rotos decide al final
de la novela, cuando su obra es destruida violentamente, abandonar Venezue-
la. La novela deja claro que se trata del comienzo de un exilio; Gómez Carrillo
sabrá, por el contrario, aprovechar desde el comienzo de su carrera hasta sus
últimos días, la polémica que su nombre pudiera despertar. Hace de la
controversia parte del negocio.
Los comentarios en este sentido son múltiples, tanto en Treinta años de mi
uida como en Mi uida con Gómez Carrillo, el libro de Aurora Cáceres.
•La idea de una "sensibilidad amenazada" está extensamente desarrollada
en el libro de Graciela Montaldo que lleva este título, La sensibilidad amena-
zada. Fin de Siglo y Modernismo, (1994).
' Nuevamente Aurora Cáceres cuenta un episodio al respecto que, si no es
exacto, al menos es verosímil.
Habiéndole dado a leer una serie de críticas elogiosas d e diversos lugares

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