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Gustavo Rayo1
(grayo@utalca.cl)
Mario Herrera2
(mherreram@utalca.cl)
Introducción
La realidad actual en Chile señala que, desde la opinión pública, existe un ambiente favorable
para avanzar hacia la elección directa de intendentes, y ejercer mayor protagonismo político. Así
pareciera desprenderse del apoyo ciudadano a la revocación del mandato de las autoridades
locales, tendencia probablemente extensible a las autoridades regionales. La revocatoria de
mandato consiste en que el representante sea sometido al escrutinio público en función de su
desempeño. La idea es que la autoridad siempre vea la posibilidad de ser removida de su cargo
en caso de no cumplir con las obligaciones que establece la ley. Por tanto, el ambiente de
opinión pública está en sintonía con las aspiraciones de descentralización política, pero asociada
con fuertes señales de accountability vertical entre representantes y ciudadanos.
El gráfico 1 muestra los niveles de apoyo a una serie de reformas políticas. La pregunta
corresponde al nivel de importancia que los chilenos le dan a cada una en una escala de 1 (nada
importante) a 7 (muy importante). El ranking es encabezado por el establecimiento de una nueva
constitución, seguido por el cambio al sistema binominal y la elección directa de intendentes.
Dado que estamos trabajando con promedios, no se alcanza a develar la distribución de los
datos. Es decir, si la mayoría de los encuestados se estaciona en el valor “5”, o si la dispersión de
los datos da para pensar en una polaridad de opiniones.
1
Director de la Escuela de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad de Talca.
2
Investigador y Coordinador del Centro de Análisis Político, Universidad de Talca
Gráfico 1. Grado de importancia a algunas reformas políticas (2013-2014)
2014 2013
Por otro lado, el proceso de descentralización en América Latina, región caracterizada por Estados
altamente centralizados, parece haber seguido una secuencia común. Así, la descentralización
política ha sido precedida por la descentralización administrativa y por una tímida
descentralización fiscal. En Chile las principales reformas orientadas a la descentralización
administrativa y fiscal, así como el proceso de regionalización del país, fueron iniciadas por la
dictadura cívico-militar en la década de los años 70, mientras que la descentralización política se
inicia con el retorno a la democracia.
En algunos casos, las reformas que han apuntado hacia la descentralización política en América
Latina tienen su origen en los esfuerzos de los gobiernos por impulsar medidas para mejorar la
calidad de la democracia, independiente del sistema, federal o unitario, que tuvieran. En dichos
casos, el debate no estuvo puesto en el cambio de régimen político, sino que en cómo
descentralizar políticamente para mejorar la relación entre el ciudadano y sus representantes
(Serrano y Fernández, 2005). Ahora bien, si en un primer momento el desafío estuvo en consolidar
la democracia, luego de prolongadas interrupciones militares, el dilema que siguió estuvo en cómo
mejorar los niveles de satisfacción y confianza en las instituciones democráticas representativas. El
nuevo relato presagiaba que la delegación de las decisiones de política pública en agentes locales,
dado su mayor conocimiento de las necesidades ciudadanas en los diferentes territorios, habría de
traducirse en políticas de mayor pertinencia y eficacia.
Hemos estructurado este capítulo en dos secciones. La primera sección está destinada a esclarecer
conceptualmente el proceso descentralización, sus atributos y secuencia, a partir de la experiencia
desarrollada en el país. La segunda se enfoca en la descripción e impacto de los sistemas
electorales en la orientación de los procesos descentralizadores. Esta sección finaliza con
simulaciones electorales para Chile, con datos de las elecciones de concejales de 2016, y diputados
y consejeros regionales en 2017. Si bien asumimos que operan distintos incentivos entre
elecciones locales y regionales, las características de los votos con sistemas proporcionales nos
permiten medir cuánto pesa cada partido.
La descentralización administrativa vivió su período de auge en América Latina durante los años 80
con la crisis económica. La crisis fiscal y el bajo crecimiento hicieron que al Estado le costara más
mantener la cobertura y prestación de los servicios sociales que entregaba. Sin embargo, no en
todos los casos obedeció a una misma causa. La municipalización del sistema escolar como de los
servicios de salud primaria en Chile, tuvo entre otros propósitos, el descomprimir las presiones
redistributivas sobre el centro político, y desarticular los gremios públicos nacionales. Un segundo
objeto de descentralización fue la capacidad fiscal, esto es la distribución de prerrogativas entre
los diferentes niveles del gobierno y administraciones locales en materia de ingresos, impuestos, y
gasto público. En términos específicos, se refiere a las transferencias de competencias decisorias
en la asignación de recursos financieros, desde el nivel central hacia las entidades subnacionales,
la creación de impuestos subnacionales y el traspaso de autoridad impositiva. Por último,
hablamos de descentralización política, como el proceso que empodera a los ciudadanos de los Commented [u1]: Descentralización, administrativa, fiscal
diferentes territorios subnacionales la elección de sus autoridades. y politica
Un marco conceptual más específico del proceso descentralización en la región, nos la proporciona
Ivan Finot (2001) a partir de su estudio sobre la experiencia comparada en América Latina.
Rescatamos aquí el aporte de Rondinelli (1989) para quien la descentralización sería
A su vez, según Palma (1995), un rasgo distintivo de la descentralización en América Latina ha sido
su carácter democratizador al otorgar a dicho régimen político una base social más amplia y
diversa. En dicho proceso descentralizador, el nuevo papel del municipio es insustituible. La
descentralización denota, en consecuencia, la transferencia a órganos electos de competencias
sobre las que pueden decidir irrevocable y autónomamente (Palma, 1996). La delegación consiste
en la transferencia de competencias del gobierno central a órganos descentralizados por las que
éstos deben responder al gobierno que delega, mientras que la desconcentración expresa la
transferencia de competencias decisorias a funcionarios designados, manteniendo por este hecho
el gobierno central el poder de revocatoria.
La ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado (Ley N° 18.575)
establece que los servicios públicos serán centralizados o descentralizados. En el primer caso,
dichos servicios actúan bajo la personalidad jurídica y con los bienes y recursos del Fisco, y están
bajo la dependencia de la Presidenta de la República a través del Ministerio respectivo. En el caso
de los servicios públicos descentralizados, ellos actúan bajo la personalidad jurídica y el patrimonio
que la ley les asigna, y están sometidos a la dependencia de la Presidenta de la República, a través
del Ministerio correspondiente (art. 26). La representación judicial y extrajudicial de los servicios
descentralizados corresponde a sus respectivos Jefes de Servicio (art. 33). No obstante lo anterior,
los servicios públicos centralizados y descentralizados, observan una doble dependencia en el
espacio de actuación regional. Si bien están sujetos a las políticas nacionales y normas técnicas de
sus ministerios relacionados, su actividad en todo o parte de una región estará sometida a la
dependencia o supervigilancia del Intendente respectivo.
En otros términos, sostuvo CONARA, corresponde que el Estado “transfiera las funciones no
intrínsecamente propias a las entidades privadas, pues la verdadera libertad individual consiste en
el fortalecimiento de la capacidad de las comunidades de decidir de manera autónoma sobre su
propio destino”. En el plano administrativo, por su parte, la descentralización implicaría delegar
suficientes facultades, recursos humanos y materiales en las administraciones subnacionales:
regionales, provinciales y comunales. De este modo la Comisión Nacional de Reforma
Administrativa postuló que la función administrativa ejercida directamente por el Estado debería
desconcentrarse regionalmente, circunscribiendo las acciones del nivel central, únicamente a
aquellas que las administraciones regionales no pudiesen desarrollar de manera adecuada. Por
último, las responsabilidades de prestación servicios debían establecerse, principalmente, en el
nivel local o comunal, en contacto inmediato y con participación activa de los propios usuarios.
Las reformas administrativas implementadas a partir de la década de los 70 del siglo anterior,
delimitaron básicamente 4 tipos de funciones que en su origen fueron desempeñadas
centralizadamente por las secretarías ministeriales a nivel central: funciones normativas y de
definición políticas sectoriales; funciones de financiamiento; prestación de servicios; y funciones
de regulación y fiscalización.
La descentralización fiscal en Chile se inicia a finales de los años 70, mediante el decreto ley
3.063/1979 el cual establece normas sobre rentas municipales. Las principales
fuentes de ingresos propios de los municipios figuran los impuestos anuales por
circulación de vehículos; las patentes municipales referidas al ejercicio de toda
profesión, oficio, industria, comercio, arte o cualquier otra actividad lucrativa
secundaria o terciaria; impuesto territorial, respecto del cual constituirá ingreso
propio el 40% de dicho impuesto de la comuna respectiva. El mismo decreto ley
establece como derechos municipales las prestaciones que están obligadas a
pagar a las municipalidades, las personas naturales o jurídicas de derecho público
o de derecho privado, que obtengan de la Administración Local una concesión o
permiso o que reciban un servicio de las mismas, salvo exención contemplada en
un texto legal expreso (art. 41).
Los reformadores
El equipo de economistas reunidos en torno al liderazgo político – técnico del Ministro Director de
ODEPLAN Miguel Kast es el principal núcleo intra-burocrático de reformas descentralizadoras en la
esfera de lo social, conjuntamente con el Ministro del Trabajo y Previsión Social José Piñera E. Kast
se convirtió en el modelo de excelencia de gerente público, valorado tanto por la élite militar
como por los funcionarios civiles. Durante sus estudios de pregrado en la Pontificia Universidad
Católica participa de manera activa en el Movimiento Gremialista. Él explica su adhesión
gremialismo como reacción al movimiento reformita de 1968. En 1969 es elegido Presidente del
Centro de Estudiantes del Instituto de Economía, verdadero enclave del pensamiento económico
neoliberal en nuestro país. Llega a ODEPLAN en 1974 para dirigir un nuevo departamento de
estudios, el cual poco más tarde concentrará todo el trabajo de elaboración de políticas sociales
del régimen militar. A partir de 1975, ODEPLAN ejercerá la coordinación interministerial del
Programa de Recuperación Económica liderado por el Ministerio de Hacienda. Esta misión le
aportó una relevancia política y simbólica enorme en el aparato público. Algunos meses más tarde,
a la edad de 26 años, es nombrado Secretario del Consejo Social de Ministros para asumir dos
años más tarde la Dirección de ODEPLAN. Ex colaboradores y colegas ministros, reconocen en él la
figura que lideró la colocación de ingenieros en puestos claves de los diferentes ministerios con el
fin de implantar las reformas estructurales del área social de manera transversal.
El proceso de regionalización del país tuvo como propósito declarado de CONARA, entre otros,
corregir la excesiva concentración del poder político y económico y la centralización “asfixiante”
de la Administración Pública en la capital del país (CONARA, 1976). En consecuencia, se estimó
como ineludible la necesidad de revisar la división político-administrativa del país, conformada
hasta ese entonces por 26 provincias. Los requisitos considerados en la definición de las entidades
regionales fueron de diversa naturaleza, económicos, base poblacional, dotación de recursos
naturales, superficie, seguridad nacional, estructura urbano-rural, además de contar con un “lugar
central” que actuara como núcleo de las actividades económico-sociales del territorio en función
del crecimiento económico.
Descentralizar no debilita el poder central, sostiene CONARA, por cuanto éste es el “núcleo vital” o
eje principal del Sistema, del cual emanan el reconocimiento y la delegación de facultades y la
creación de precisos niveles que ordenados jerárquicamente permiten el cumplimiento de la
descentralización deseada en forma responsable (CONARA, 1976). De este modo se establece un
sistema jerárquico de autoridades y organismos en cuya cima figura el Intendente Regional,
asesorado por un Consejo Regional de Desarrollo y asistido técnicamente por una Secretaría
Regional de Planificación y Coordinación. En un nivel intermedio, se sitúan los Gobernadores
Provinciales, quienes representan al Intendente Regional, y por su intermedio al Jefe de Estado,
asistidos igualmente por un Comité Técnico Asesor. Por último en la bases del sistema, figura el
Alcalde como funcionario a cargo del Municipio, e igualmente asistido técnicamente por una
Secretaría Comunal de Planificación y asesorado por Consejo Comunal de Desarrollo, cuyo
propósito es facilitar la participación de las corporaciones.
Sin embargo debieron pasar dos décadas para que finalmente se avanzase en la descentralización
política de los gobiernos regionales. En 2009 es promulgada la ley 20.390, por la cual se introduce
una nueva enmienda constitucional, que entre otras reformas estableció la elección directa de los
Consejeros Regionales. Luego, en junio de 2013 es promulgada la ley N° 20.678 que modifica la
Ley Orgánica Constitucional de Gobierno y Administración Regional normando materias como:
fechas de elecciones regionales, número de consejeros por región y su asignación territorial,
sistema electoral y de votación, escrutinio general y calificación de elecciones, entre otras
materias. El mensaje presidencial fundamentaba esta iniciativa en los siguientes términos:
En el plano local o comunal, tercer nivel de gobierno en la Administración del Estado de Chile, la
descentralización política del municipio, precedió a la descentralización del Gobierno Regional,
aun inconclusa. En efecto, la ley 19.097 introduce las enmiendas constitucionales que reconocen
en el municipio su calidad de corporación de derecho público dotada de autonomía, personalidad
jurídica y patrimonio propio. Asimismo dicha normativa consagra la elección de sus autoridades
unipersonales y colegiadas mediante sufragio universal. Hasta el año 2004, la elección del alcalde
obedeció al candidato más votado en las elecciones municipales. En las primeras elecciones
locales realizada el año 2002, alcanzaba la alcaldía quien fuese elegido con al menos el 35% del
total de votos válidamente emitidos. En caso contrario, correspondía al cuerpo de concejales
elegir a la primera autoridad municipal. En las elecciones de los años 1996 y 2000 rigió una nueva
modalidad, por la cual es elegido alcalde, aquel candidato que obtiene la primera mayoría en la
lista más votada (Bunker, 2012). En las elecciones municipales del año 2004, se verifica por
primera vez la elección separada de alcaldes y concejales.
En las páginas que siguen describiremos el sistema electoral que caracterizará el proceso de
selección de autoridades regionales en Chile en los años por venir.
En Chile, el proyecto de ley fue aprobado con un sistema de mayoría calificada con un umbral del
40%. No obstante, hacer el análisis con distintos sistemas electorales permite entender de manera
más global las razones que impulsarían o estancarían la aplicación del proyecto. Parte de esta
explicación está en el cálculo que realicen los potenciales ganadores y perdedores con fórmulas
electorales distintas. La tesis que sostenemos en este capítulo es que una de las razones para
legislar es el interés de los actores de aumentar su cuota de poder.
En los sistemas mayoritarios se asignan los escaños en función de la cantidad de votos. Estos
sistemas están pensados para incentivar la formación de mayorías, como su nombre lo indica. El
sistema favorece a los partidos o candidatos más grandes, dejando con escasa representación a
minorías que bien pueden tener una fuerza electoral considerable.
Si bien existe cierta discusión sobre si los sistemas electorales determinan el sistema de partidos o
viceversa (Duverger, 1954; Taagapera y Shugart, 1989; Colomer, 2004), en países con sistemas
mayoritarios tiende a haber mayor estabilidad y menor fragmentación partidaria. Ello ocurre
porque estos sistemas incentivan la conformación de los partidos en torno a coaliciones para
alcanzar la mayoría de votos.
Dado que las autoridades regionales son cargos uninominales –se elige uno por región-
pondremos nuestra atención en los sistemas mayoritarios. Sin embargo, no todos producen los
mismos efectos. Podemos agrupar los sistemas electorales en torno al grado de restricción que
generan. Los sistemas más permisivos – como la mayoría relativa - permiten la fuga de candidatos
de las coaliciones y crean incentivos para que se presenten por fuera. Los sistemas más
restrictivos, en cambio, obligan a mantener las alianzas electorales, asumiendo la necesidad de
obtener apoyos transversales.
En este capítulo, compararemos tres tipos de sistemas mayoritarios. Primero, en los sistemas de
mayoría relativa el candidato con más votos gana. Estos sistemas estimulan, aunque en menor
medida, la conformación de coaliciones y disminuyen la fragmentación de candidatos. Al haber
sólo un escaño en disputa, las coaliciones debieran presentar pocos candidatos con la finalidad de
no dividir los votos que tienen.
Una de las principales ventajas de la mayoría relativa es que es fácil de entender para los
ciudadanos. Éste se utiliza en Chile para la elección de alcaldes. Si observamos la elección de 2016,
se presentaron 1.211 candidatos para 345 escaños. Esto en contraste con la elección de
concejales, con sistema proporcional, en la que se postularon 13.130 candidatos para sólo 2.240
cargos. Entonces, mientras en la elección de alcaldes se presentaron 3,51 candidatos por escaño,
en las de concejales ese número aumentó a 5,86.
En segundo lugar, en sistemas electorales de mayoría absoluta gana el candidato que obtenga el
50% más un voto. Si ninguno de los candidatos sobrepasa este umbral, las dos primeras mayorías
pasan a una segunda vuelta. Estos sistemas crean incentivos para que se conformen coaliciones,
pero, a diferencia de la mayoría relativa, se pueden esperar fracturas en los pactos para la primera
vuelta. Como existe incertidumbre sobre quién pasará al balotaje, entonces el incentivo está en
presentar más candidatos para luego negociar los apoyos en la segunda vuelta. No obstante,
considerando que la elección de autoridades regionales se realizarán concurrentes con las
nacionales, sería poco esperable un pacto electoral para las presidenciales y otro diferente para
gobernadores regionales.
Otras ventajas de la mayoría absoluta es que permite elegir representantes con un respaldo de, al
menos, la mitad de los votantes, aumentando su legitimidad. Además, sigue siendo fácil de
entender para los ciudadanos. En Chile, desde 1999, todos los presidentes han sido electos con
segunda vuelta.
En tercer lugar, los sistemas de mayoría calificada establecen un umbral de votación para ir a la
segunda vuelta. Los países que utilizan este sistema generalmente definen un umbral que va entre
el 40 y 45% y, además, exigen una diferencia de 10 puntos entre el primero y segundo para evitar
la segunda vuelta. De esta forma, se logran evitar balotajes innecesarios en los que el resultado
sea previsible antes de la elección.
Finalmente, está el sistema de doble voto simultáneo (DVS). En estos, se permite que las listas
presenten más de un candidato. Al hacerlo aumentan la oferta disponible y estimulan la
conformación de listas o pactos, asegurando una mayor estabilidad de las preferencias. El
candidato más votado de la lista más votada resulta electo.
Estos sistemas permiten aumentar las alternativas disponibles y generan incentivos para que los
candidatos presenten propuestas programáticas para distintos sectores, considerando que todos
suman a la lista.
Las desventajas apuntan a la dificultad para entender el sistema. Dado que no es utilizado en otra
elección, los votantes pueden terminar apoyando a un candidato sólo para asegurar el éxito de
otro en la misma lista. Además, quien resulte electo tendrá, seguramente, menos del 50% de los
votos.
Tabla 3. Ventajas y desventajas de las formulas electorales mayoritarias para elegir
gobernadores regionales.
Sistema Electoral Fórmula Ventajas Desventajas
Fácil comprensión Restricción de la oferta
para los votantes de candidatos.
Los candidatos harán
Es ganador el Sistema utilizado en
campaña en las zonas
Mayoría Relativa candidato con más elecciones de alcalde
más pobladas.
votos
El electo será visto
Estimula la formación como un competidor
de coaliciones para los senadores
(Gran Senador).
Fácil comprensión para Restricción de la oferta
los votantes. de candidatos.
Los candidatos harán
Sistema probado para
campaña en las zonas
Es ganador el elección de Presidente.
más pobladas.
candidato que
sobrepase el 50% de Estimula formación de
coaliciones, pero da El electo será visto
los votos. Si nadie lo
Mayoría Absoluta espacio para fracturas como un competidor
logra, se procede a una
en primera vuelta y para los senadores
segunda elección con
negociación en (Gran Senador).
los dos candidatos más
segunda.
votados.
Se podrían generar
El ganador tiene la
segundas vueltas
ventaja “sicológica” del
innecesarias y con
50% más 1.
escasa participación.
Segundo, permite que los gobernadores regionales desarrollen políticas regionales de largo plazo.
Parte de los temas que quedan pendientes son las atribuciones con las que contarán. El proyecto
que se discute establece que los gobernadores regionales se harán cargo de proyectos de mayor
envergadura. Por lo tanto, la posibilidad de reelección ayuda a darle continuidad a sus propuestas.
La elección directa de los gobernadores regionales también crea la figura del delegado
presidencial. Este seguiría siendo respondiendo al Presidente. La ventaja de esta figura es que
permite vincular las políticas nacionales con las regionales. El problema es la posibilidad de
duplicidad de funciones y las dificultades para el trabajo cooperativo si el gobernador regional es
de una coalición política distinta al delegado presidencial. Esto cobra relevancia considerando que
ambos tienen legitimidades distintas. El gobernador regional le responde a sus electores, mientras
que el delegado al Presidente de la República.
Para cumplir de manera eficiente los objetivos de desarrollo regional es importante que ambos
cargos queden con funciones delimitadas. La precaución está en entregarles atribuciones lo
suficientemente complementarias como para generar instancias de trabajo conjunto, pero, a su
vez, excluyentes para evitar que ambos elaboren políticas públicas similares.
Otro aspecto relevante es el calendario electoral. Hay quienes sostienen que la elección de los
gobernadores regionales se debe realizar junto con las elecciones municipales. La justificación es
que en la misma elección se elijan todas las autoridades locales, separando entre elecciones
nacionales y territoriales. La segunda opción es ajustarla con las elecciones Presidenciales. La
ventaja es que el Consejo Regional sería electo en paralelo con el gobernador regional. Y, además,
contribuye a que estén más alineados con delegados presidenciales. No obstante, serían cuatro
elecciones en simultáneo, aumentando la oferta de candidatos y los costos de información.
Tabla 4. Ventajas y desventajas de aspectos específicos del proyecto para elección directa de
gobernadores regionales
Ventajas Desventajas
Reelección - Permite que exista rendición de - Crea una barrera de entrada
cuentas a la autoridad para el surgimiento de nuevos
- Incentiva al intendente a tener actores a nivel regional
una gestión eficiente, buscando la - Aparición de prácticas
reelección clientelares
- Intendentes reelectos cuentan
con mayor experiencia en el
manejo de sus funciones
- Responde a una lógica similar a la
de otras autoridades locales como
concejales y alcaldes
Figura de - Permite una mayor coordinación - Problemas de coordinación
delegado entre el poder central y regional entre delegado regional y
presidencial - Funciones de supervigilancia de gobernador regional
las actividades del Intendente - Disputas por legitimidad
- Problemas de
duplicidad de funciones
- Mayores costos de
información para la
Calendario electoral - Posibilidad de trabajo en conjunto - ciudadanía.
Se nacionalizan discursos y
(Elección en para campañas entre diputados y contenidos de campaña
paralelo con senadores, con Intendentes regionales
Presidenciales) - Autoridades locales que también - Habrían 5 elecciones en
existen a nivel subnacional como simultáneo: Presidente,
Diputados y Senadores serían Senadores, Diputados, CORE
electas en simultáneo e Intendentes
- Tanto el consejo regional como el - Aumenta la cantidad de
gobierno regional son electos en candidatos y, por ende, la
una misma elección, asegurando propaganda electoral en una
que los primeros no se misma elección.
transformen en actores de veto - Dificultad para retener
nombres de candidatos y
diferenciar la elección a la
que se presentan por parte
de los ciudadanos
Calendario electoral - Se separan las elecciones - Consejo Regional y gobernador
(Elección en nacionales de las locales. Regional electos en
paralelo con - Incentivan la cooperación en momentos distintos
municipales) periodos de campaña entre
candidatos a alcalde, concejales e
intendentes.
Finalmente, realizamos simulaciones electorales para determinar cómo se traducirían los votos en
escaños. Las simulaciones electorales son ejercicios matemáticos en que, utilizando resultados en
elecciones previas, se aplican fórmulas electorales para establecer quiénes serían los ganadores y
perdedores. Es necesario precisar que las simulaciones no constituyen, en ningún caso, una
proyección o pronóstico electoral. Existen otras variables que influyen en un resultado electoral.
Para hacer las simulaciones empleamos los resultados electorales de concejales 2016 y de
diputados y Consejeros Regionales en 2017. Ello por tres motivos. Primero, son las elecciones más
recientes. Por lo tanto, los datos nos entregarían una perspectiva más precisa sobre resultados en
una próxima elección. Segundo, las características del sistema electoral para estas tres elecciones
permiten inferir la fuerza electoral de los partidos. Dada la gran cantidad de candidatos, las
personas tienden a votar más por etiquetas partidarias que por candidatos. Además, el sistema
electoral proporcional incentiva a que todos los partidos presenten candidatos. En elecciones
uninominales mayoritarias tiende a presentarse un candidato que representa a la coalición.
El gráfico 1 muestra una relación entre la votación de Diputados y CORE 2017. Ello con la finalidad
de probar que en elecciones concurrentes con un mismo sistema electoral tiende a existir una
estrecha relación en elecciones con sistema proporcional. En las tres coaliciones observamos una
correlación positiva. Si bien esta es mayor en el Frente Amplio, debemos tomar con cautela estos
resultados, considerando que la coalición no presentó candidatos en todas las circunscripciones
provinciales y distritos del país. Por lo tanto, pareciera ser que las elecciones de diputados y
consejeros regionales tienden a representar más a los partidos que a los candidatos, como
ocurriría en sistemas mayoritarios.
Nueva Mayoría (Corr. 0,29) Chile Vamos (Corr. 0,37) Frente Amplio (Corr. 0,53)
La tabla 1 muestra los resultados de las elecciones de concejales 2016, diputados y consejeros
regionales en 2017. En concejales, decidimos excluir al Frente Amplio dado que estaba aún en
formación en 2016. Si bien algunos de los partidos que lo componen ya estaban constituidos para
esa elección, aún no se agrupaban en torno a una coalición. Además, el mejor resultado de algún
partido del Frente Amplio es en la región de Arica y Parinacota, donde obtienen el 24,4% de los
votos. Con ello no alcanzarían a obtener el escaño bajo ninguna fórmula electoral.
Los resultados en Concejales muestran que la Nueva Mayoría obtiene mayor porcentaje de votos
en la mayoría de las regiones del país. No obstante, en la región de Antofagasta y en la
Metropolitana los resultados se estrechan. Esta última es particularmente relevante, considerando
que concentra gran parte del padrón electoral del país. Bajo este esquema, la Nueva Mayoría
supera el 50% en al menos siete de las 15 regiones.
Al observar los datos de diputados la situación se complejiza. Esto se debe, particularmente, por la
votación obtenida por el Frente Amplio. Esta coalición obtiene un fuerte apoyo en las regiones
extremas del país. En Arica y Parinacota sobrepasa a las dos coaliciones tradicionales y en
Magallanes supera levemente a la Nueva Mayoría. La única coalición que logra superar el 50% es
la Nueva Mayoría en Aysén, obteniendo el 60,9% de los votos.
En Consejeros Regionales ocurre algo similar, pero en menor medida. El Frente Amplio obtiene
resultados inferiores a la elección de diputados. Particularmente, la votación se deprime en los
extremos del país. Mientras en diputados el Frente Amplio obtiene el 38,4% en diputados, en la
elección de consejeros regionales su porcentaje alcanza el 12,8%. En el extremo sur ocurre algo
similar. La coalición obtuvo el 35,1% en diputados, mientras que solo un 3,5% en consejeros
regionales. Ello puede deberse a la presencia de Boric y Mirosevic, quienes tuvieron un buen
desempeño en sus distritos.
Concejales
Nueva Mayoría Chile Vamos Otros
Región
N° % N° % N° %
Arica y Parinacota 19905 39,2 13672 26,9 17174 33,9
Tarapacá 32814 46,6 26874 38,1 10763 15,3
Antofagasta 42109 37,2 40024 35,3 31228 27,5
Atacama 40974 47,9 26901 31,5 17590 20,6
Coquimbo 95443 52,8 60540 33,5 24888 13,7
Valparaíso 234958 46,4 192914 38,1 78070 15,5
RM 638626 42,7 627605 42 229627 15,3
O’Higgins 146344 48,2 120337 39,6 36915 12,2
Maule 175027 49,7 155107 44 22149 6,3
Biobío 251654 54 157795 33,9 56323 12,1
Ñuble 91076 50,1 77684 42,7 13086 7,2
Araucanía 150315 50,1 130413 43,4 19565 6,5
Los Ríos 60632 49,5 54389 44,4 7603 6,1
Los Lagos 121310 50,7 83727 35 34044 14,3
Aysén 16157 51,4 12511 39,8 2745 8,8
Magallanes 21508 49,9 14365 33,4 7196 16,7
Diputados
Nueva Mayoría Chile Vamos Frente Amplio Otros
Región
N° % N° % N° % N° %
Arica y Parinacota 18.373 25,8 15.161 21,3 27.327 38,4 10.325 14,5
Tarapacá 32.074 35,5 38.789 43 11.682 13 7.683 8,5
Antofagasta 46.760 28,8 55.376 34,1 20.630 12,7 39.553 24,4
Atacama 38.420 41 28.221 30,1 10.738 11,5 16.411 17,5
Coquimbo 99.369 42,8 66.050 28,4 21.666 9,3 45.155 19,4
Valparaíso 208.259 32,5 243.462 38 133.134 20,8 55.970 8,7
RM 740.012 30 1.000.021 40,5 546.554 22,1 184.497 7,5
O’Higgins 115.838 36,5 121.148 38,1 23.298 7,3 57.450 18,1
Maule 143.345 39,3 159.605 43,7 33.232 9,1 28.705 7,9
Biobío 234.359 43,0 208.285 38,2 67.818 12,4 34.367 6,3
Ñuble 75.118 42,6 69.615 39,5 11.540 6,5 19.934 11,4
Araucanía 116.846 35,1 139.754 42 19.821 6 56.126 16,9
Los Ríos 63.323 45,4 50.975 36,6 17.637 12,7 7.426 5,3
Los Lagos 110.586 41,3 96.911 36,2 23.725 8,9 36.530 13,7
Aysén 21.275 60,9 9.874 28,2 0 0 3.812 10,9
Magallanes 19.100 33,7 16.181 28,5 19.926 35,1 1.553 2,7
Consejeros Regionales
Nueva Mayoría Chile Vamos Frente Amplio Otros
Región
N° % N° % N° % N° %
Arica y Parinacota 22.009 33,1 21.419 32,2 8.514 12,8 14.625 22
Tarapacá 23.324 26,9 28.414 32,8 11.760 13,6 23.192 26,7
Antofagasta 53.907 34,2 57.648 36,5 16.548 10,5 29.687 18,8
Atacama 34.633 37,8 30.162 32,9 4.453 4,9 22.492 24,5
Coquimbo 90.634 39,8 91.691 40,2 15.524 6,8 30.090 13,2
Valparaíso 231.835 36 256.656 39,9 100.793 15,7 54.516 8,5
RM 692.619 29,1 965.551 40,6 386.363 16,2 336.692 14,1
O’Higgins 97.269 32,1 132.840 43,8 26.688 8,8 46.533 15,4
Maule 141.524 39,5 170.755 47,7 26.979 7,5 19.140 5,3
Biobío 203.257 38,4 230.851 43,6 34.516 6,5 60.835 11,5
Ñuble 68.930 41,9 68.525 41 9.291 5,7 17.828 11,5
Araucanía 125.368 39,4 148.148 46,6 13.796 4,3 30.604 9,6
Los Ríos 46.250 34 65.856 48,4 13.019 9,6 10.986 8,1
Los Lagos 103.464 40,1 106.855 41,4 13.769 5,3 34.114 13,2
Aysén 17.862 51,5 13.073 37,7 2.792 8,1 962 2,8
Magallanes 24.881 45,8 19.772 36,4 1.914 3,5 7.772 14,3
Fuente: elaboración propia con datos de www.servelecciones.cl
La tabla 2 muestra las simulaciones utilizando los datos de concejales 2016 con un sistema de
mayoría simple, calificada y absoluta. Si se hubiese aprobado el proyecto con mayoría simple, las
simulaciones indican que la Nueva Mayoría ganaría en todas las regiones del país. En el sistema de
mayoría calificada la repartición no es tan clara, obligando a los partidos a realizar una segunda
vuelta. Esto ocurre también, en mayor medida, en el escenario de mayoría absoluta. Conforme a
lo que señala la literatura, entre mayor sea la barrera electoral para resultar electo, más probable
es que exista una segunda vuelta.
Conclusiones
Este capítulo entregó insumos sobre dos aspectos relevantes de la discusión sobre la elección
directa de autoridades regionales. Entendemos que la reforma electoral debe llevar de la mano un
esfuerzo por aumentar las facultades y transferir competencias a los gobiernos regionales. Son los
dos argumentos en conjunto los que explicarán las probabilidades y rango de acción de los
gobernadores regionales. Lo esencial acá es que, por un lado, cuenten con legitimidad
democrática, pero a su vez tengan competencias, facultades y recursos humanos y financieros
para desarrollar una función eficiente.
En segundo lugar, exploramos las principales fórmulas electorales mayoritarias. Si bien el proyecto
fue aprobado con un sistema de mayoría calificada con un umbral del 40%, consideramos
pertinente explorar en otras alternativas viables que podrían producir efectos positivos.
Señalamos también que existen otros temas que la legislación debiese abordar, tales como el
calendario electoral, la posibilidad de reelección y el rol que desempeñará la figura del delegado
presidencial.
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