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construcción en
la vivienda
nueva: cómo
reclamar
Conocer los plazos de reclamación,
contar con la opinión de un profesional y
realizar las gestiones por escrito son las
claves para que el promotor responda
Por LAURA CAORSI
2 de septiembre de 2010
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Imagen: gribso
Responsables
El promotor de la obra es el máximo responsable. Su papel es crucial en todo el proceso de
edificación y, por tanto, es la persona que debe responder ante los problemas de
construcción del edificio. Cualquier queja o reclamación que se haga debe llegar, en primer
lugar, a sus manos.
Pero que sea el máximo responsable no significa que sea el único. En la construcción de
una vivienda intervienen muchos otros profesionales y empresas. Arquitectos,
constructores, especialistas en control de calidad, proveedores de materiales... La lista es
larga.
Cuando se detecta un desperfecto, además de notificarlo al promotor, es conveniente
reclamar también ante el profesional responsable del fallo: si el problema está en los
cristales, hay que cursar una queja ante la empresa que se encargó de ponerlos. En caso de
duda, el promotor de la obra puede informar de modo detallado acerca de quién se encargó
de qué.
Clases de problemas
No todos los defectos son iguales. Algunos son más graves que otros y las propias garantías
varían en función de esta premisa. Cuanto más se comprometa la estabilidad de la obra y la
seguridad de sus habitantes, mayor es el plazo de cobertura previsto. La ley distingue tres
grupos de fallos:
Las garantías comienzan a regir cuando el constructor entrega de manera oficial la obra al
promotor y ambos firman el acta correspondiente. En general, este acuerdo se gestiona un
mes después de haberse firmado el certificado final de obra. Estos papeles, con sus fechas,
forman parte de la carpeta de documentos relacionados con el edificio.
A diferencia de las garantías, que varían, las reclamaciones tienen un plazo único. No importa
cuál sea el tipo de avería. En todos los casos, el propietario de la vivienda dispone de dos
años para reclamar por ella. De esta manera, si al año y medio de estrenar el piso descubre
una filtración de agua desde el exterior, tendrá un plazo de 24 meses para reclamar la
reparación, aunque el plazo de la garantía haya vencido.
Opinión imparcial
Contar con la opinión y el asesoramiento de un experto independiente, ajeno a la obra, es
crucial. Aunque los peritos industriales y los ingenieros ofrecen estos servicios, los
profesionales idóneos son los arquitectos. Sólo ellos pueden evaluar con rigor la complejidad
del defecto y su alcance, e informar de qué ocurre al propietario. Las grietas en una pared,
la insonorización deficiente o las filtraciones de humedad pueden ser indicio de un problema
más grave.
Una vez que se descubren los defectos en la construcción y se contrata a un arquitecto para
evaluarlos, la consideración del profesional deberá registrarse en un informe, por escrito. Este
documento que recoge su opinión es el dictamen y en él debe constar:
Hay que solicitar que el Colegio de Arquitectos avale el dictamen. Además de figurar la opinión
del experto, debe haber una instancia superior que la refrende. Este procedimiento,
denominado visado, actúa como un visto bueno y da mayor peso al informe. Además de
tranquilizar al propietario, "que sabrá con exactitud qué falla en su casa", la entidad del
documento le impedirá caer en discusiones estériles con el promotor o que éste maquille el
problema con una solución barata y poco eficaz.
1.- ANTECEDENTES
5.- DIAGNÓSTICO
8.- CONCLUSIONES
ANEXOS
o Documentación fotográfica
o Documentación gráfica
DRO y PRO Edomex
Los Dictámenes y Peritajes estructurales son realizados por un P.R.O (en el Estado de México)
Servicios de Ingeniería
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Arquitectura Industrial y de Formatos
Estructura
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Tel. (55)5538-1598
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Seguridad en las Construcciones
Existen varias causas por las que las construcciones, como nuestras viviendas, pueden sufrir daños o deterioros que
afectan su estética, su funcionalidad, o lo más grave, su seguridad estructural, lo cual puede poner en riesgo nuestras
pertenencias o nuestra vida y la de nuestra familia.
El daño en estructuras puede ser causado por fenómenos naturales, o también por la acción humana al darle un uso
inadecuado, poner peso excesivo para el cual no estaban diseñadas, por falta de mantenimiento o por construir de manera
incorrecta y sin asesoramiento técnico.
Entre los fenómenos naturales que pueden afectar a una construcción podemos considerar a los fenómenos geológicos
(sismos, volcanes, deslizamientos de tierras y hundimientos) y a los fenómenos hidrometeorológicos (huracanes, lluvias
torrenciales, desborde de ríos, e inundaciones).
Cuando los fenómenos producen fuerzas que alcanzan la resistencia de los materiales (concreto, acero, mampostería,
madera) es cuando se dañan los elementos estructurales. También se puede sufrir daño si hay errores constructivos o de
diseño, o la calidad de los materiales no es la adecuada.
El mismo problema se tiene si la cimentación no fue adecuadamente diseñada para las características del terreno de
apoyo, y para soportar las fuerzas que le transmite la estructura.
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Cerca del punto donde se originó el sismo (epicentro) se perciben movimientos intensos tanto verticales como
horizontales; mientras que en lugares alejados cientos de kilómetros, el movimiento predominante es el horizontal.
Cuando se somete una construcción a movimiento horizontal del terreno, se generan fuerzas laterales (fuerzas de inercia
o fuerzas sísmicas). Las fuerzas a que es sometida la estructura dependen de su masa y de su altura; mientras más peso
en la parte superior, mayor es la fuerza lateral que se generará en la construcción.
El efecto es semejante a cuando estamos en un vehículo inmóvil y éste arranca, o estamos en ese vehículo en
movimiento y de repente frena; en ambos casos sentimos la fuerza de inercia. En forma similar, un edificio se ve
sometido a fuerzas sísmicas en su estructura cuando el terreno se mueve en una y otra dirección.
Estas fuerzas sísmicas se transmiten del techo (o la losa del piso superior) hacia los elementos resistentes (muros,
columnas), que a su vez las transmite a los pisos inferiores y finalmente a la cimentación, que transmite dichas fuerzas al
terreno de apoyo.
Para resistir estas fuerzas la estructura debe tener una cantidad y distribuci�n adecuada de elementos resistentes como
columnas o muros de carga, así como elementos horizontales (trabes y losas) que distribuyan las fuerzas sísmicas entre
dichos elementos. Cuando se excede la resistencia de los elementos estructurales la edificación sufre daños como
agrietamientos, aplastamientos o grandes deformaciones que pueden llegar a causar incluso el colapso (el derrumbe total
del edificio).
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Las viviendas que se ha visto que sufren mayor daño ante la acción de un sismo son las que no cuentan con elementos
estructurales adecuados para resistir las fuerzas laterales, como las que produce un sismo. Dos ejemplos de este tipo de
construcciones lo conforman las viviendas de adobe y las de mampostería simple, las cuales se suelen construir sin
elementos que confinen a los muros (como castillos y dalas).
Sin embargo, construcciones con mampostería confinada o reforzada también pueden ser vulnerables si no se cuenta con
la cantidad necesaria de muros distribuidos uniformemente en dos direcciones perpendiculares (es decir, a lo largo y
ancho de la casa). Mientras más niveles tenga la construcción más vulnerable será.
Por supuesto el peligro de daños por sismos es mayor si la construcción se ubica en una zona del país de mayor
intensidad sísmica.
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El viento es aire en movimiento, cuando alcanza grandes velocidades puede generar empujes y succiones intensas que
pueden dañar a las estructuras.
En general, un muro pesado de mampostería o adobe no es afectado por el viento, pero sí lo es un techo ligero,
ventanales, anuncios e incluso bardas o muros aislados deficientemente reforzados.
La presión con la que empuja el viento depende de la velocidad de éste. Las velocidades básicas de viento difieren según
la región del país, así como de qué tan expuesta está la zona y la “rugosidad” del terreno (entre árboles, entre edificios
altos, en campo libre, en la costa, etc.).
Las mayores velocidades de viento, ocurren a causa de huracanes y en zonas costeras. El daño en un muro por el empuje
del viento es similar al indicado para sismos ya que se ve sujeto a una fuerza lateral.
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Los elementos estructurales son las partes de una construcción que sirven para darle resistencia y rigidez. Su función
principal es soportar el peso de la construcción y otras fuerzas como sismos, vientos, etc.
Los muros de carga de mampostería (formados por; bloque, tabicón, tabique o ladrillo, adobe e incluso de piedra).
Estos pueden ser:
Muros de mampostería confinada: están rodeados de elementos de concreto reforzado como castillos (verticales)
y dalas o cadenas (horizontales).
Muros de mampostería reforzada: tienen huecos que se refuerzan con acero y concreto en su interior por lo que
este refuerzo queda oculto, como en los "muros de acabado aparente".
Mampostería simple: no cuenta con algún refuerzo o éste es insuficiente y prácticamente no le ayuda.
Muros de concreto
Columnas (elementos verticales de concreto reforzado, de acero o de madera)
Vigas o trabes (elementos horizontales de concreto reforzado, de acero o de madera)
Losas (sistema de techo o de piso de niveles superiores, por lo general son de concreto reforzado)
Escaleras (metálicas o de concreto, ya sea interiores o exteriores). Generalmente se consideran un sistema
independiente a la estructura de la edificación.
Cimentación (zapatas de concreto o de mampostería de piedra, cajones o pilotes)
Otros elementos como diagonales de acero, cables de acero, etc.
La función básica de los castillos y dalas es ligar y mantener unidos los muros entre sí para que no se abran. Los castillos
también los ayudan a soportar cargas verticales y refuerzan al muro para que no se voltee. Cuando el muro se agrieta por
un sismo o se asienta, los castillos y dalas controlan el agrietamiento y evitan el colapso.
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¿Qué son los elementos NO estructurales?
Son la parte de una construcci⊛n que no está destinada a resistir cargas como el peso de la construcción, fuerzas
sísmicas, viento, etc. Los elementos no estructurales cumplen funciones arquitectónicas, estáticas y sirven para
subdividir espacios.
Muros divisorios de mampostería que no están ligados a columnas, vigas o losa superior
Muros de materiales ligeros como tablarroca o paneles
Muros de celosía (piezas de barro cocido o concreto con perforaciones para permitir paso de aire y luz)
Cancelería, es decir, los marcos metálicos de ventanas y puertas
Vidrios de ventanales, así como puertas y ventanas de diversos materiales
Materiales de recubrimiento de pisos y muros como yeso, azulejos, mosaicos, o recubrimientos de piedra para muros
Plafones en el techo
Elementos prefabricados de fachadas, cornisas o elementos decorativos
Pretiles o parapetos (barda en balcones y azoteas), así como barandales
Tanques de agua o gas en azoteas incluyendo la base de apoyo para éstos
Cualquier otro elemento permanente en la construcción y que no sea elemento estructural
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De acuerdo con el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal (RCDF), existen dos figuras que son
responsables de la seguridad estructural de las construcciones: El Director Responsable de Obra (DRO), quien se encarga
de hacer cumplir las disposiciones del RCDF y es asistido por el Corresponsable en Seguridad Estructural (CSE), quien
aporta los conocimientos t�cnicos en la materia.
En los Reglamentos de Construcción de los estados, existen figuras similares al DRO y al CSE.
Formalmente toda edificación debió haber sido diseñada y construida por un profesionista (ingeniero, arquitecto), con
previa licencia de construcción. Mismo que se hará responsable de los daños que sufra la construcción siempre y cuando
sean derivados de una mala edificación, por un periodo comprendido de cinco años, al concluir este periodo el dueño
sigue siendo responsable administrativamente.
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En un mismo evento sísmico, los movimientos de las estructuras son muy diferentes dependiendo del tipo de terreno
sobre el cual se desplanten.
En terrenos con suelos blandos, es común que las personas sientan un mayor movimiento y que los edificios se
balanceen fuertemente, debido a la amplificación de las ondas sísmicas al pasar por estos suelos.
En estos suelos es común observar ondas superficiales que semejan olas y que se propagan por las calles; tales
ondulaciones suelen deformar permanentemente el pavimento después de un sismo, los edificios pueden sufrir grandes
desplazamientos y en ocasiones fallas en la cimentación, que provocan el volcamiento de las estructuras.
Cuando el movimiento de los edificios coincide con la forma de oscilación del suelo, durante el movimiento sísmico, se
dice que entran en resonancia y, por lo tanto, los movimientos de los edificios se amplían aun más.
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Desde el punto de vista legal el CENAPRED no tiene la facultad para llevar a cabo un peritaje estructural, quienes
pueden emitir ese documento son los Directores Responsables de Obra, los Corresponsables en Seguridad Estructural, o
bien alguna figura equivalente en los Estados.
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La problemática que comporta el estudio, clasificación y corrección de las patologías de los edificios es
muy amplia. De hecho abarca todas y cada una de las fases de construcción, evidentemente con
desiguales repercusiones, pero no por ello carecen de importancia.
Estos fenómenos que se producen en cuanto a las lesiones, podrían ser paliados de existir serios
controles en las fases que intervienen en la ejecución de una obra.
Los posibles problemas pueden y de hecho deben ser controlados desde el propio proyecto,
abarcando posteriormente a la misma construcción, al uso que más tarde se haga de ella, etc. En
definitiva, un buen programa de control de calidad implica en la mayoría de los casos una de las
máximas garantías para evitar gran parte de las patologías que hoy se observan en las
construcciones. Es por ello que no consideramos exagerado determinar que el primer paso para un
mejor hacer constructivo implica forzosamente la mayor concienciación entre todos los
profesionales que intervienen en dicha propuesta de elaboración y ejecución.
Todas las reseñas que se expondrán a continuación, parten del daño ya materializado y las
posibles causas por las cuales se ha podido producir, centrándonos básicamente en aquellos que,
en un principio, pueden derivar con más facilidad en catástrofe, es decir, las patologías detectadas
en los elementos estructurales. A pesar de ello el tema sigue siendo muy amplio, ya que éstos
pueden producirse por causas tales como: fallos en el propio terreno donde se asientan, en el
cimiento, en pilares, muros, forjados... Todo ello, dando por sentado que no existan errores en la
concepción del proyecto y que se haya realizado un buen mantenimiento y conservación de la obra
ejecutada.
Grietas producidas por asentamientos del edificio y movimientos estructurales. Estas grietas, con la colaboración de los agentes
atmosféricos, pueden llegar a crear una verdadera patología que pone en peligro la estabilidad del edificio
Las patologías suelen ir íntimamente unidas al tipo de elementos estructurales diseñados; así, las
estructuras de fábrica, las de hormigón armado o las metálicas, se comportarán de forma distinta
delante de unas determinadas solicitaciones. A pesar de que un grupo de patologías pueden llegar
a ser comunes a diversas soluciones, su tratamiento puede ser distinto.
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Los trabajos de análisis de fisuras requieren una forma ordenada en las tomas de datos: indicando
de manera rigurosa todas y cada una de las anomalías que se determinen por medios visuales o
por medios más tecnológicos, y permitiendo estudiar su continuidad, situación y tipología. Para tal
fin, estableceremos unos primeros criterios sobre las posibles causas y cuáles pueden ser sus
orígenes; para ello desarrollaremos las distintas fases de ejecución de las estructuras de muros de
carga y sus patologías más comunes.
Análisis de las causas y origen de las fisuras
Para estudiar las posibles causas del origen de las fisuras en los muros de carga, vamos a
distinguir entre las dos fases fundamentales para llevar a cabo una construcción:
Proyecto: Los errores de proyecto más comunes y que suelen ir acompañados de defectos en la ejecución, se
refieren a causas debidas fundamentalmente a insuficiencias de secciones, excesivas alturas de los muros sin
variación de secciones, deficiencias del diseño en cuanto a solapes, inadecuados empleos de materiales, faltas
de previsión de juntas de dilatación, etc.
Ejecución: En cuanto a los defectos de ejecución, se destacan los producidos por implicación de un mal
proyecto, por aplicación de dosificaciones defectuosas, falta de trabas o continuidad en los muros de carga,
incorrecta colocación del material, etc.
Vamos ahora a pasar a analizar las lesiones más características por asentamientos y fisuraciones
producidas por sobrepasar las capacidades portantes de los materiales a compresión, tracción,
flexocompresión, torsión, etc.
La mayor deformabilidad que presenta el mortero frente a las piezas cerámicas, produce un
alargamiento del mismo en la dirección perpendicular a la de la aplicación de la carga. Bajo cargas
verticales excesivas, los morteros resultan aplastados, someten a tracciones locales a las piezas
en dirección horizontal, y producen su fisuración vertical.
Por lo tanto, un muro próximo al colapso por una compresión excesiva presenta una serie de
grietas verticales que dividen progresivamente el muro hasta convertirlo en una sucesión de
pequeñas columnas.
Asientos
Se pueden producir asientos diferenciales puntuales de algún pilar que arrastre al muro en su
movimiento o lo empuje en una dirección perpendicular a su plano.
También puede haber asientos en los extremos de las cimentaciones corridas o en sus puntos
medios, que en cualquier caso afectarían al muro apoyado sobre ellas.
Inestabilidad local de un muro producida por cargas verticales u horizontales
Antes de comenzar a analizar las fisuras que se producen en los muros de Termoarcilla, vamos a
recordar que el bloque Termoarcilla tienen las siguientes características:
Es una pieza de gran formato, que hace más fácil su manejo y colocación. El número de juntas horizontales de
mortero es menor que en el caso de un muro construido con piezas de menores dimensiones.
No necesita mortero en la junta vertical, ya que los bloques tienen sus testas machihembradas.
Esta disposición permite un ahorro de mortero considerable y unos rendimientos mayores de obra.
A su vez los muros son más rígidos, por lo que es importante que éstos resulten cargados sometiéndolos
eminentemente a compresión y evitando la aparición de tracciones localizadas en ciertos puntos de la fábrica.
Debido a la mayor rigidez de los muros construidos con bloque Termoarcilla, al producirse cualquier
movimiento de la fábrica pueden aparecer fisuras.
Por este motivo tiene una gran importancia esta unidad en la que se recogen una serie de
aspectos orientados a la prevención de fisuras y a la identificación eficaz de patologías de origen
mecánico.
Zonas más propensas a la fisuración
Para prevenir las fisuras en un muro con Termoarcilla, debemos saber cuáles son los puntos más
propensos a la aparición de las mismas. Éstos son:
Este tema ya lo adelantábamos en el apartado 1 de Unión del Forjado con Muro de Carga y con Muro
de Cerramiento de Bloque Termoarcilla.
Las causas de patología más habituales en los revestimientos de fachada en la unión muro de
carga - forjado tienen su fundamento en una incorrecta ejecución del forjado.
Los errores más frecuentes en la ejecución del forjado, que llevan a la aparición de este tipo de
fisuras son los siguientes:
La retracción del hormigón se debe a una disminución del volumen durante el fraguado del mismo,
lo que hace que el forjado se contraiga, y tire del muro sobre el que apoya.
Retracción del forjado
El problema se hace más patente en las esquinas, produciendo una fisura en los dos muros que
forman dicha esquina.
Cuando el hormigón del zuncho penetra en las perforaciones de los bloques de la última hilada del
muro, aparecen grietas horizontales una o dos hiladas por debajo del forjado. Por este motivo se
recomienda la colocación de una lámina plástica sobre los bloques del muro de coronación, para
evitar que el hormigón del forjado penetre en las perforaciones de los bloques, originando un
puente térmico y provocando una fisura en el tendel más débil del muro.
La grieta se manifiesta en la hilada más débil
El forjado debe tener el canto suficiente para soportar las cargas necesarias sin deformarse
excesivamente. Al no tener canto suficiente, se produce un giro del forjado en el apoyo.
Forjado deformable
Ejecutar adecuadamente la fábrica. Para ello los tendeles deben tener un espesor uniforme de 1 a 1,5 cm.
Emplear morteros mixtos (cemento, arena, cal y agua) del tipo M10b.
Humedecer los bloques antes de su colocación en la hilada.
Dejar transcurrir un tiempo (dependiendo del mortero empleado) desde la terminación del muro hasta el
hormigonado del forjado, con objeto de asegurar que los esfuerzos originados por la retracción del hormigón
no provoquen fisuración horizontal en el muro. Hay que esperar a que las juntas horizontales del muro de
apoyo del forjado hayan endurecido y tengan suficiente resistencia.
Disponer forjados con rigidez suficiente. Se recomienda utilizar relaciones canto/distancia entre apoyos de
1/20 en forjados continuos. Esta relación debe aumentarse en el caso de piezas biapoyadas y en voladizos.
Curar adecuadamente el hormigón de los forjados, durante el periodo de tiempo que transcurre desde que se
vierte el hormigón hasta que endurece.
Construir zunchos de hormigón armado que apoyen adecuadamente en el muro, para evitar problemas debidos
a cargas puntuales o superficies de apoyo insuficientes.
Armar adecuadamente los zunchos, colocando barras de acero longitudinales y estribos transversales,
aumentando dicho armado cuando se prevean acciones horizontales de cierta importancia.
Evitar la penetración del hormigón en las perforaciones de los bloques bajo el forjado, interponiendo una
lámina fina de plástico que impida el paso del hormigón. Otra opción será emplear la pieza de dintel cortada
en L, como apoyo del forjado.
Evitar el relleno de las perforaciones de los bloques con el hormigón del forjado
Para la prevención de fisuras en los revestimientos de fachada debidas a una mala ejecución de
los forjados, se recomienda la disposición de juntas elásticas horizontales en el revestimiento.
Tanto si se utilizan como recubrimiento del forjado plaquetas o piezas de dintel cortadas, la
colocación de la junta elástica horizontal en el revestimiento se realizará a la altura de la unión del
forjado con el muro inferior.
La ejecución de estas juntas se realiza con un cordón de base, y la aplicación de una masilla
normalmente de poliuretano para el sellado.
Junta elástica horizontal con el revestimiento
Para la prevención de fisuras en los revestimientos de fachada debidas a una mala ejecución de
los forjados, se colocará una malla de refuerzo embebida en el revestimiento.
Esta solución solo es válida para prevenir microfisuras en el revestimiento, y solo si se coloca
combinada con la junta elástica descrita anteriormente podrá solucionar la aparición de fisuras.
En los forjados de cubierta existen problemas específicos debidos a movimientos de tipo térmico,
por lo que además se considerarán los siguientes aspectos:
Debe tenerse en cuenta que debido al coeficiente de dilatación del hormigón armado, se pueden producir
movimientos de varios milímetros entre invierno y verano, por lo que debe aislarse suficientemente el forjado
de cubierta para evitar las consiguientes deformaciones cíclicas producidas por los cambios de temperatura.
Es conveniente evitar en cubiertas planas el empleo de colores oscuros para reducir el calentamiento por
radiación de los elementos de cubierta.
También debe favorecerse el empleo de cubiertas ventiladas o frías.
Cuando el forjado de una estructura reticular entra en carga, aparecen flechas y se producen giros
en su borde que pueden afectar a los muros que están en contacto con él, especialmente a los de
fachada.
Para evitar que la flecha del forjado provoque el aplastamiento del muro que queda debajo o lo
haga entrar en carga, simplemente basta que entre la hilada superior del cerramiento y el forjado
se deje una holgura de 2 cm que se rellenará con un material elástico con adecuada resistencia al
fuego.
Debe limitarse la flecha absoluta del forjado para que este problema no aparezca.
Aunque lo indicado es limitar la flecha del forjado, también se puede armar la fábrica en los
tendeles para evitar que se desplace cuando se quede sin apoyo por una excesiva deformación del
forjado.
En los muros interiores gruesos o con una elevada rigidez (como son los de división entre
viviendas) debe tenerse en cuenta que su peso puede producir localmente una deformación mayor
de los forjados. En ese sentido se recomienda aumentar la rigidez del forjado en la zona, mediante
la incorporación de un zuncho de hormigón armado o una doble vigueta.
Las formas de evitar que aparezcan fisuras en el revestimiento del muro de cerramiento, en la zona
próxima al forjado son:
La ejecución de estas juntas se realiza con un cordón de base, y la aplicación de una masilla
normalmente de poliuretano para el sellado.
Esta solución solo es válida para prevenir microfisuras en el revestimiento, y solo si se coloca
combinada con la junta elástica descrita anteriormente podrá solucionar la aparición de fisuras.
Este caso es muy habitual cuando se dispone una tapia en continuidad con un muro de carga. El
diferente estado de cargas que se da entre dos puntos muy próximos del muro causa una mayor
deformación en una zona que en otra, apareciendo una fisura vertical.
En este caso, deben independizarse las dos zonas del muro por medio de una junta de movimiento
vertical.
Recordemos que la junta de movimiento permite el movimiento entre las dos hojas.
Otra opción sería el empleo de armaduras de tendel.
Cuando existen fuertes concentraciones de carga suelen aparecer fisuras en ciertas zonas del
muro.
Como norma general, se recomienda que el espesor de los muros sea constante a lo largo de un
mismo paño.
También puede reforzarse la zona del encuentro entre distintos espesores con armadura de tendel,
o colocar una junta de movimiento vertical en la sección en la que se produce el cambio de
espesor.
En muros con carga continua, construidos con tramos de diferentes materiales
Podemos construir un mismo paño de fábrica del mismo espesor, pero con materiales diferentes.
Esto llevaría a la aparición de una fisura vertical en el contacto de ambos materiales. Para evitarlo,
situaremos juntas verticales entre tramos de muro ejecutados con diferentes materiales. Esto es
especialmente importante si las características mecánicas de los mismos son muy diferentes.
En dinteles
La excesiva flexión vertical que puede experimentar un cargadero puede originar fisuras sobre el
mismo en forma de arco de descarga. Los cargaderos, como cualquier elemento sometido a flexión
que soporte elementos de fábrica, debe tener una rigidez adecuada, debiendo disponerse un canto
suficiente en relación a la longitud de la pieza.
Otra causa de aparición de fisuras radica en una inadecuada disposición de los apoyos de los
cargaderos. Una zona de entrega insuficiente provoca concentraciones de tensiones excesivas en
los bordes del machón.
Todas las zonas en las que puedan darse concentraciones de carga o en las que puedan aparecer
localmente tracciones (apoyos de dinteles, machones, zonas del muro que descansan sobre los
cargaderos, etc.) pueden reforzarse empleando armaduras de tendel.
Entre muros y cornisas
En edificaciones contiguas con distintas alturas aparecen a menudo elementos de cornisa que,
rematando partes del muro o del edificio más bajas, penetran en el edificio. Los movimientos de
tipo térmico de dicho elemento de cornisa traen consigo la aparición de fisuras en las zonas de
contacto entre cornisa y muro.
Una inadecuada distancia entre juntas de dilatación puede causar roturas en las esquinas de dos
muros, sobre todo si éstos tienen diferente rigidez. También es muy común la aparición de este tipo
de fisuras en nichos o quiebros practicados en el muro.
La inclusión de elementos metálicos en muros y tapias (rejas, vallas, pasamanos, etc.), produce a
menudo el desplazamiento de sus zonas de anclaje, con la correspondiente rotura del muro. Esto
es debido al elevado coeficiente de dilatación de los metales, cuyo valor puede ser dos o tres
veces superior al de la cerámica.