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C, 11 de septiembre de 2018
Karen Giseth Morales Gómez
Sociolingüística
Universidad Nacional de Colombia
Reseña. William Labov (1972), Estudios del inglés vernáculo negro americano. Traducción del
inglés. “Language in the Inner City, Studies in the Black English Vernacular”. University of
Pensilvania Press. Philadelphia. 1972. Traducción de Pedro Marón Silva. Primera parte: La
estructura del VNA (Vernáculo Negro Americano).
Capítulo I: Dificultades para la lectura entre niños hablantes del VNA o “Black
English”
Este primer capítulo es acerca del estudio realizado por William Labov en la ciudad de
Nueva York sobre el VNA o “Vernáculo Negro Americano”, especificando por qué los niños
hablantes de este dialecto tienen problemas para la lectura. Así pues, esta investigación se
centra en el problema más crítico: En qué medida el conocimiento de diferencias estructurales
en el V.N.A y el I.E (Inglés Estándar) puede ayudar a los profesores en la enseñanza de la
lectura.
Cabe aclarar que el Vernáculo es aquel dialecto que solo se considera sistema al interior
de un grupo determinado. También debemos tener en cuenta que en un vernáculo son los pares
los que mantienen el respeto por las reglas del dialecto.
Aunque algunos
Otra consecuencia de sus investigaciones anteriores era la pluralidad de los estilos que
cada persona utiliza. De ahí Labov concluye: «Un dialecto presenta toda su coherencia, su
sistematicidad sólo en la relación entre los miembros del grupo productor de ese dialecto (es
decir, entre los iguales)». En otras palabras, la lengua de los socialmente dominados, como la
de los jóvenes adolescentes negros, pierde inmediatamente su sistematicidad al contactar con
el dialecto dominante (ya que se intenta, de alguna manera, seguir también la norma legítima
de este lenguaje dominante). Labov llama «vernáculo» a este dialecto que sólo se manifiesta
su coherencia en la relación entre los iguales. Pero ¿cómo investigar el vernáculo inglés negro
cuando el investigador no pertenece al grupo creador de ese vernáculo? La postura misma de
Labov lo lleva a una situación paradójica difícilmente resoluble.
Labov se propone una solución radical: toda la investigación fue hecha por un no-
lingüista, John Lewis, un joven negro (descubierto por un lingüista negro, colaborador de
Labov) que se destacaba por su conocimiento desde dentro de la cultura de la calle y del
vernáculo, así como por su no-participación a la cultura y al dialecto dominantes. Introducido
a los grupos «Jets» y «Cobras», Lewis participó plenamente a la vida de ellos (su departamento
sirvió de local de reunión) durante un año.
5. Otras variables fonéticas: por ejemplo, no hay distinción entre /i/ y /e/ antes de los
nasales (pin=pen); no hay distinción entre /ih/ y /eh/ antes de /r/ (beer=bear), etc.
Así, el vernáculo inglés negro es una lengua enormemente rica en homónimos -lo que
produce la alta musicalidad de esta lengua (LeRoi Jones). (Evidentemente, estas
simplificaciones fonéticas no significan ninguna «degradación» de la lengua: por ejemplo, la
omisión de la consonante final ocurre también en el francés). Por otra parte, hay que tener en
cuenta que algunas de estas reglas, como ya hemos visto, son aplicables no sólo a la lengua de
los jóvenes negros, sino también, hasta cierto punto, a la de los blancos: la diferencia es, muchas
veces, menos cualitativa que cuantitativa.
Aquí surge la pregunta: ¿saben ellos que “picked” es la forma del pasado y “pick” es la
del presente cuando los pronuncian de la misma manera? El ejemplo de una mujer negra
(Figure 1.3.), por ejemplo, demuestra que ella hace efectivamente esta distinción, ya que
cuando lo pronuncia cuidadosamente, se reduce bastante la frecuencia de la omisión del sonido
/-ed/ (en cambio, cuando se trata de un /d/ incluido en la raíz de la palabra -como en la palabra
“hold”, la frecuencia de su omisión, prácticamente, no se reduce en el estilo cuidadoso). Y hay
muchos casos semejantes al de esta mujer.
Ahora bien, este punto, al parecer trivial, puede explicar una parte importante del
fracaso escolar de los niños negros. Para el profesor, “pick” y “picked” son dos formas y dos
sonidos completamente diferentes. En cambio, para un niño negro las dos palabras son
homónimos, aunque muchas veces sabe que las dos palabras son gramaticalmente diferentes
(uno es el presente y el otro es el pasado). El profesor, sin darse cuenta que el niño ya reconoce
esta diferencia gramatical, puede insistir al niño a que pronuncie el sonido “-ed”. Y el niño no
entiende en absoluto por qué el profesor lo insiste poniéndose histérico. La repetición de este
tipo de experiencias puede ser grave: frente a estos fenómenos completamente inexplicables,
el niño empieza a dudar su propia capacidad de lectura en general, se siente excluido -y este
sentimiento de exclusión se resuena con las experiencias de la exclusión social, y así se refuerza:
total, «¡no entiendo estas cosas de los blancos!»- y deja de esforzarse. De esta manera, el aula
de la escuela es un lugar de continuos conflictos culturales entre la lengua dominante y la
lengua dominada -sin que ambas partes, muchas veces, se den cuenta de lo que realmente
ocurre.
Ahora, ¿cuál es el aspecto gramátical del vernacular inglés negro? Pero aquí existe una
dificultad: como se ve en su aspecto fonético, el vernáculo inglés negro es una lengua que tiene
mucha movilidad -tal vez por no ser regido por la fonética y la gramática homogeneizantes
como sucede en la lengua dominante. ¿Cómo dar cuenta de esta lengua tan rica como
escurridiza?
En este punto, Labov empieza a utilizar la gramática generativa de Chomsky. (De hecho,
la oposición competencia/performance de Chomsky tiene más posibilidad para comprender la
variación -aunque Chomsky nunca explotó esta posibilidad- que la oposición saussuriana de
lengua/palabra. La competencia se basa en la «intuición», y no se pasa en una noción unificada
y homogénea de lo social como sucede con la «lengua» saussuriana). Concretamente, Labov
piensa que cada lengua tiene una gran parte que es invariable («reglas invariables») y otra parte
que es variable («reglas variables»). Y esta parte variable somete la lengua en un movimiento
de continua «variación inherente». Labov utiliza la gramática de Chomsky para describir las
«reglas invariables». Y luego, extiende la «intuición» basándose en los datos empíricos
cuidadosamente recogidos, intenta descubrir las «reglas variables». Cabe añadir que, en
realidad, la diferencia entre las reglas invariables y las variables es relativa -lo que convierte la
teoría de Labov una perfecta máquina desconstructor de la gramática de Chomsky. La rigidez
de la gramática chomskiana se disuelve en el aire, y la lengua se pone a variar (cf. Deleuze y
Guattari, 1988)
Aunque es posible explicar estos fenómenos relacionándolos con algunos rasgos de las
lenguas «creole» -explicación bastante razonable, podemos buscar otra causa. En la segunda
tabla, la omisión de «are» es consecuentemente más frecuente que la de «is» (esto de acuerdo
con la «regla variable» fonética respecto a la omisión de /r/ y a la debilitación de la consonante
final). Por tanto, probablemente, suele introducirse «be» con más facilidad en el caso en que
hay más probabilidad de estar vacío (es decir, el lugar donde debería estar «are» según la
gramática oficial) que en el otro caso (donde debería estar «is»).