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DISCULPA, TU VIDA TE ESTÁ ESPERANDO

El asombroso poder de los sentimientos

(LA LEY DE LA ATRACCIÓN)

POR LYNN GRABHORN

(Título original: Excuse me, your life is waiting)

En un estilo ligero, humorístico y un tanto irreverente, Lynn Grabhorn nos introduce a la


sorprendente Ley de la atracción... En estas páginas la autora nos explica por qué la mayor
parte de nuestros sueños nunca se han materializado, por qué la mayoría de la gente vive en una
situación económica precaria, por qué a las personas se les dificulta establecer una relación
interpersonal armoniosa y placentera, con mala salud y un ambiente familiar psicológicamente
poco satisfactorio. Y, lo que es más importante, en un estilo sencillo y fácil de leer, salpicado de
explicaciones lógicas, simples sugerencias y ejemplos de la vida real, Lynn Grabhorn nos
muestra cómo lograr que todo se vuelva a nuestro favor..., y ahora mismo.
DISCULPA, TU VIDA TE ESTÁ ESPERANDO

Muchos de nosotros llevamos mucho tiempo en la buú squeda por encontrar la felicidad
en la vida, devoramos libros sobre el pensamiento positivo, autoayuda y motivacioú n personal.
Pero, si en ellos estuviera encerrado el secreto de una vida de abundancia y dicha total,
¿seguiríúamos comprando nuevos tíútulos? Desde luego, algunos se acercan maú s a darnos las
claves para alcanzar esa "buena vida", un tanto esquiva, que no nos han convertido en
verdaderos triunfadores; en nuestras vidas, no ha habido grandes cambios. Pensamos que "tal
vez era el libro equivocado", deducimos: "Probamos con otro". O lo intentamos con otra
religioú n, otro tipo de meditacioú n, otro guíúa, otro psíúquico, otro meú dico o, quizaú , otra relacioú n
esperando en cada nueva opcioú n que eú sa sea “la buena”.

Tratamos de alcanzar de todas las formas posibles, en todas partes, alivio para el tedio
y la lucha por la vida cotidiana; y, sin embargo, la mayor parte de nosotros continuamos en la
buú squeda. ¿Por queú ? ¿Coú mo es posible que no hayamos encontrado el secreto de llevar una
buena vida, sin importar lo que eso signifique para nosotros? ¿Coú mo es que continuamos
"rasgaú ndonos las vestiduras" para obtener lo que deseamos, si desde siempre la clave para
hacer realidad nuestros deseos ha sido tan elemental como la vida misma?

Se ha planteado la invitacioú n a ver la vida con una manera diferente de enfocarla, con
una nueva conciencia, cambiar las viejas creencias, que las cosas llegan por un golpe de suerte,
buena o mala, por accidente o coincidencia, o porque te has dedicado a "picar piedra", que para
obtener algo que valga en la vida requiere gran cantidad de esfuerzo y muchas veces
acompanñ ada con sufrimiento.

Sin embargo muchos se encuentran, con que no ha cambiado nada. Como si Dios dijera
tuú si, tuú no. Pero la pregunta flota desesperadamente en el aire ¿Queú falta?

ESA TONTERÍA DE LA "CONDICIÓN HUMANA"

¿Alguna vez te ha parecido grotesco que nuestras vidas sean tan difíúciles, aunque
seamos tan talentosos? Aquíú estamos, esta especie tan inteligente, capaz de desintegrar
aú tomos, de volar a la Luna y crear a los Picapiedra; y sin embargo, todos andamos corriendo de
un lado a otro, sufriendo ataques al corazoú n o murieú ndonos de hambre. Eso no tiene sentido.
¿Coú mo nos metimos en este líúo? ¿O se trata, simplemente, de la condicioú n humana?

Todo empezoú de manera inexplicable, hace una eternidad, con la primera declaracioú n
falsa de aquellos que deseaban el poder, quienes proclamaban que nuestras vidas giraban en
torno y eran resultado de circunstancias sobre las cuales no teníúamos ninguú n control,
incluyendo ser dominados por otros. Puesto que esto es lo que todos creyeron durante una
eternidad, es lo que seguimos creyendo en la actualidad.

Asíú es como nuestros padres, antes de nosotros, y los suyos antes de ellos, y soú lo Dios
sabe hace cuaú ntos cientos de anñ os, hemos luchado, nos hemos esforzado y nos hemos ator-
mentado, hasta morir antes de tiempo a causa de las exigencias innecesarias de la vida.
Creemos que todo eso forma parte de la condicioú n humana, de la desafortunada afliccioú n que
hemos dado en llamar "realidad". Pero la condicioú n humana es un mito y, por tanto, tambieú n lo
es eso que llamamos realidad. La verdad, en simples y sencillas palabras, es que nosotros
tenemos la sagrada habilidad de manejar eso que llamamos "nuestra vida" para que sea lo que
queramos que sea. ¡De cualquier modo! ¡Sin que importe nada! Desde una familia feliz hasta la
capa de ozono.

Entonces, ¿por queú no han servido de mucho los millones de libros que se han
publicado sobre coú mo tenerlo todo, coú mo hacerle para volverse rico o coú mo visualizar el
camino hacia el eú xito, y coú mo, mediante el pensamiento positivo, lograr salir por nosotros
mismos del líúo en que estamos metidos? ¡Muy sencillo! Todos esos libros dejaron fuera la clave
maú s importante para lograr todo en la vida:

¡CREAMOS AL TENER CONGRUENCIA, AL SENTIR, NO SOLO AL PENSAR!

Esto es cierto, logramos lo que tenemos por la forma en la que sentimos, y no tratando
de poner las cosas en su lugar o de controlar nuestra mente. Todo accidente automovilíústico,
ascenso en el trabajo, amante sensacional o desastroso, cuentas bancarias llenas o vacíúas, nos
llegan por medio de la maú s elemental ley de la fíúsica: “Lo semejante atrae a lo semejante”. Y
como por lo general no sentimos gran entusiasmo por lo que hemos tenido al alcance la mayor
parte de la vida, nos hemos vuelto verdaderos maestros, dotados en el arte de atraer hacia
nosotros circunstancias que preferiríamos no tener. ¿Quieres un automoú vil nuevo? ¡Lo puedes
tener! ¿Quieres trabajar con eú xito por tu cuenta? ¡Puedes hacerlo! ¿Deseas cerrar ese negocio?
¿Ganar maú s dinero? ¿Tener una relacioú n' fuera de serie? ¿Vivir sin temor? ¿Llevar una vida
espiritualmente satisfactoria? ¿Gozar de buena salud? ¿Disfrutar de tu libertad e
independencia? Puedes tenerlo, si sabes como atraerlo a tu vida.

La Ley de la Atraccioú n -lo semejante atrae a lo semejante- es absoluta (y no tiene nada


que ver con las personalidades). Nadie vive al margen de esta ley, porque es la ley del universo.
Lo que ocurre es que no nos habíúamos dado cuenta, sino hasta hace poco, de que esta ley se
adapta tambieú n a nosotros. EÉ sta es la ley que estaú detraú s del eú xito o del fracaso. Es la que nos
resguarda, o nos lanza a la fatalidad. En pocas palabras, la que domina cada momento de alerta
en nuestra vida. Asíú que si queremos que nuestra vida deú un giro considerable y que haya en
ella maú s abundancia, salud, seguridad o felicidad de cualquier tipo, soú lo tenemos que aprender
la mecaú nica para manejar nuestra conexioú n interna entre la mente conciente, subconciente y
poder superior y un universo de abundancia se abriraú ante nosotros para poder pedir lo que
anhelamos.

Todo en este mundo estaú hecho de energíúa: tuú , yo, la piedra, la mesa, el pasto. Y como la
energíúa es vibracioú n, eso significa que todo lo que existe vibra. ¡Todo! Incluyeú ndonos a ti y a míú.
Los fíúsicos de nuestra eú poca han llegado finalmente a la conclusioú n de que energíúa y materia
son la misma cosa, lo que nos lleva de regreso al punto de partida: todo vibra, porque todo
-visible o no- es energíúa. Energíúa pura, vibrante, de flujo continuú o. Pero aun cuando soú lo hay
una energíúa, eú sta vibra en formas distintas. Tal como el sonido que surge de un instrumento
musical, hay energíúas que vibran con mayor rapidez (como las notas altas), que provienen de
frecuencias altas, y otras que vibran en forma lenta (como las notas bajas), procedentes de
frecuencias bajas. No obstante, a diferencia de los tonos de un instrumento musical, la energíúa
que fluye de nosotros procede de nuestras maú s profundas emociones del subconciente, para
crear patrones de energíúa de ondas electromagneú ticas altamente cargadas, lo que nos convierte
en imanes vivientes las 24 horas del díúa, muy poderosos, pero volaú tiles.

Eso estaú muy bien, pero, ¿a quieú n le importa? Bueno, si quieres descubrir por queú has
estado luchando tan duramente toda tu vida, ¡te interesaraú saberlo! Si quieres saber coú mo
cambiar tu vida para que se vuelva exactamente como tuú quieres que sea, seraú mejor que te
importe, porque las vibraciones electromagneú ticas que envíúas cada segundo de cada díúa son las
que han producido -y continuú an produciendo-, todo lo que te ocurre, grande o pequenñ o, bueno
o malo. ¡Todo, sin excepcioú n!
INTRODUCCIÓN A
LA LEY DE ATRACCIÓN

EL DIAPASÓN Y LA LEY DE LA ATRACCIÓN

Hacia los anñ os treinta, dos ceú lebres hombres en Oriente lograron fotografiar las
vibraciones del pensamiento. iY vaya que lo lograron, a traveú s de muros de acero, en un expe-
rimento que ha sido repetido muchas veces desde entonces!!

Pero demostraron algo maú s, tal vez maú s importante: encontraron que cuanto maú s
cargado de emocioú n estaba un pensamiento, ¡maú s clara se veíúa la imagen! Fueron quizaú los
primeros en demostrar que existe energíúa magneú tica dentro de nuestros pensamientos, y que
nuestras emociones son impulsadas por los pensamientos. (Ver comentario en Word.) Sin embargo,
lo que pasaron por alto es que, debido a que las ondas de vibracioú n (emociones) que enviamos
estaú n cargadas magneú ticamente, somos literalmente imanes vivos, y que atraemos
constantemente cualquier cosa que este en la misma frecuencia de longitud de onda.

Por ejemplo, cuando nos sentimos bien, con el aú nimo en alto, llenos de alegríúa y
gratitud, nuestras emociones envíúan vibraciones de alta frecuencia, que atraeraú n lo bueno
hacia nosotros; es decir, cualquier cosa que coincida con lo que estamos enviando. Lo
semejante atrae lo semejante. En cambio, cuando experimentamos cualquier cosa que no nos
cause satisfaccioú n, como temor, preocupacioú n, culpa, o hasta un pequenñ o disgusto, enviamos
vibraciones de baja frecuencia.

Debido a que las bajas frecuencias son tan magneú ticas como las altas, atraen cosas
desagradables hacia nosotros; es decir cosas que nos haraú n sentir (vibrar) de una forma tan
poco grata como lo que estamos enviando. Desagradable de ida, desagradable de vuelta. Es
siempre una vibracioú n semejante.

Asíú que, ya sea que enviemos acciones de alta frecuencia, de satisfaccioú n, o vibraciones
bajas, de preocupacioú n, las que enviemos en cada momento seraú n las que atraigamos de
regreso a nosotros mismos. Somos generadores de vibraciones, por tanto, somos los imanes, la
causa. Nos guste o no, nosotros hemos creado esas vibraciones y seguiremos hacieú ndolo.

Somos de carne y hueso, pero ante todo y sobre todo, somos energíúa ¡energíúa
magneú tica!, lo cual nos convierte en imanes vivientes que respiran. (¿No te encanta la idea?),
independiente de lo que estudiaste, oú en lo que trabajas, eres, en realidad, ¡un imaú n viviente!
(¡Vaya pequenñ o detalle!). Por descabellado que parezca, ha llegado el momento de despertar
ante el hecho de que somos seres electromagneú ticos y de que vamos por la vida con esa
abrumadora capacidad de magnetizar (atraer) hacia nuestra vida todo cuanto deseamos, con
soú lo controlar los sentimientos que provienen de nuestros pensamientos.

Sin embargo, debido a que vivimos en este planeta, en un campo de energíúa en el que
predomina la baja frecuencia, procedente de maú s de seis mil millones de personas que vibran
con sentimientos maú s de tensioú n y temor que de alegríúa, admitimos involuntariamente esas
vibraciones y reaccionamos ante ellas, lo cual significa que hasta que aprendamos a
sobreponernos conscientemente a esas frecuencias negativas que nos invaden todo, y en las
cuales vivimos, seguiremos reciclando sus desagradables efectos en nuestra vida cotidiana,
despueú s de un tedioso díúa. Es algo semejante a nadar en agua salada, si no enjuagamos los
residuos de la sal en nuestro cuerpo, tarde o temprano nos sentiremos incoú modos.

No hay de otra: la forma en que sentimos determina lo que atraemos, y con mucha
frecuencia esos sentimientos proceden de nuestros pensamientos, los cuales
instantaú neamente producen reacciones electromagneú ticas en cadena que, finalmente, hacen
que sucedan, que sean creadas, obtenidas o destruidas las cosas.

Asíú que, una vez maú s: nuestros sentimientos surgen de nosotros en forma de ondas
electromagneú ticas. La frecuencia que se emita atraeraú automaú ticamente a otra frecuencia
ideú ntica; provocaraú que ocurran las cosas, buenas o malas, al encontrar empatíúa en la
vibracioú n.

Las vibraciones de frecuencias altas, positivas, atraeraú n circunstancias de vibraciones


altas, positivas. Las vibraciones de frecuencias bajas, negativas, atraeraú n circunstancias de
vibraciones bajas, negativas. En ambos casos, lo que se nos regresa nos hace sentir con el
espíúritu tan elevado, o tan bajo, como lo que hemos estado trasmitiendo (sentimiento) por-
que lo que se regresa es una vibracioú n que coincide exactamente con la que enviamos.

Se trata del mismo principio que el del diapasoú n: haz sonar un diapasoú n en una
habitacioú n donde hay varios maú s, todos afinados en diferentes tonos, y soú lo los que esteú n
afinados en: la misma frecuencia del que hiciste sonar, sonaraú n al uníúsono, como sonaríúan
aunque se encontraran en los extremos opuestos de un estadio de fuú tbol. Las fuerzas
similares se atraen.

Es una regla elemental de la fíúsica. Pero de manera totalmente distinta a la de la


vibracioú n de un diapasoú n, los seres humanos con nuestras frecuencias e intensidades
magneú ticas variables, somos semejantes a pelotas de ping pong disparadas en todas las
direcciones imaginables. En un momento podemos levantar el vuelo tan alto como un
papalote, sentirnos tan poderosos como el sol, y al siguiente sentirnos con tan baja energíúa
que anulamos lo anterior y creemos que nada cambiaraú nuestras vidas, o al menos, no tan
raú pidamente. Todo esto se debe al tipo y a la intensidad de sentimientos que tengamos, los
cuales van de caú lidos o alegres, hasta explosivos o destructores.

Pero no estamos hechos de metal. A diferencia de los diapasones, lo que regresa a


nosotros como resultado de la confusioú n de energíúa emocional (vibraciones), que sale de
nosotros a cada instante y que pocas veces es agradable, es una interminable cadena de
pequenñ as desavenencias, circunstancias y eventos no planeados.

No es necesario decir que lo que hemos estado creando con todo este flujo
indiscriminado de energíúa es un verdadero infierno; en el mejor de los casos, una vida
mediocre seguú n continuamos atrayendo hacia nuestra existencia diaria cuanta experiencia,
persona, juego, suceso, encuentro, incidente, evento, riesgo, ocasioú n o episodio en el cual
estemos vibrando, todo lo cual significa sentir.

CUENTAS, CUENTAS, CUENTAS


Elige un tema que no sea de tu completo agrado, por ejemplo: pagar cuentas. A menos
que esteú s en una situacioú n econoú mica totalmente desahogada, ¿coú mo te sientes generalmente
cuando llega el momento de pagar las cuentas? ¿Emocionado? ¿Feliz? ¿Eufoú rico? No lo creo.
¿Queú te parece preocupado, ansioso o, simplemente, deprimido? iBienvenido al grupo!

Bien, he aquíú lo iroú nico: son esos sentimientos de desesperacioú n precisamente los que
nos mantienen siempre con problemas econoú micos. ¿Por queú ? Porque lo que sentimos es lo
que nos hace vibrar, y lo que nos hace vibrar es precisamente lo que atraemos hacia nosotros. Es
una ley universal, no hay maú s.

Cuanto maú s nos concentraú bamos en lo que no teníúamos, maú s fluíúan y crecíúan nuestras
energíúas negativas, atrayendo hacia nosotros maú s deudas, junto con menos ingresos para sal-
darlas.

El concentrar nuestras emociones en nuestras carencias atrae (magnetizado) más de


todo aquello que nos tenía angustiados, para incorporarlo a nuestras vivencias, lo que hacía que
las circunstancias se tornaran cada vez más graves y problemáticas que el mes anterior.

El proceso es semejante al de un boomerang, uno de esos objetos que arrojas lejos,


pero que traza un cíúrculo y vuelve hacia ti, para que lo detengas (o te golpee si te descuidas).
Lo que enviamos -las vibraciones- es lo que vuelve a nosotros. Asíú que mientras no
cambiemos nuestras vibraciones, seguiremos recibiendo lo mismo que lanzamos. En otras
palabras, si no dejamos de sentir y enviar vibraciones de baja frecuencia, ¡todo lo que vuelva a
nosotros seraú n circunstancias negativas! Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos
emocionalmente.

Enfoqueú monos con insistencia en lo que queremos, ¡y listo! Iremos por buen camino.
Concentreú monos en todo aquello que no queremos con esa misma pasioú n (preocupacioú n,
angustia, etceú tera), iy listo! Tambieú n haraú que regrese a nosotros. Al universo no le importa si
queremos algo o no lo queremos, funciona estrictamente apegado al principio fíúsico que lla-
mamos la Ley de la Atraccioú n. Simplemente, enviamos los sentimientos magneú ticos y el
universo los devuelve obedientemente. No reacciona ante nuestras suú plicas; soú lo responde a
nuestras vibraciones, las cuales provienen por completo de nuestros sentimientos.

¿Importa lo que originalmente causoú esos sentimientos? No. Pueden proceder de un


pensamiento, un suceso externo o un simple estado de aú nimo general. Pero sin importar
coú mo se hayan iniciado, los acontecimientos que constituyen nuestra vida se originan
solamente a partir de nuestro flujo de sentimientos, momento a momento, díúa a díúa, anñ o tras
anñ o.

CONCÉNTRATE, LOGRARÁS CRECER

Asíú que seamos realistas por un momento. Nadie te estaú sugiriendo que andes por la
vida convertido en un bonachoú n, tratando de mostrarte feliz porque te despidieron del traba-
jo, o porque perdiste el avioú n o extraviaste las llaves del auto.

Pero los hechos son los hechos. Puesto que lo que enviamos es lo que recibimos, y
puesto que lo que enviamos procede de aquello en lo que centramos la atencioú n, lo que
necesitamos hacer realmente es prestar maú s atencioú n a lo que pensamos, iy a que mal eso nos
hace sentir!

Centreú monos en lo que queremos, y lo obtendremos, siempre y cuando no lo


saboteemos. Enfoqueú monos en lo que no queremos y tambieú n ocurriraú , probablemente en
una proporcioú n mucho mayor de lo que imaginamos.

Pero volvamos al tema de las cuentas. Digamos que has estado pensando demasiado
en lo mucho que detestas tener que pagarlas. Cada uno de tus pensamientos (que estaú lleno
de vida) estaú cargado de una vibracioú n emocional, algo asíú como una firma, de cuando lo
pensaste y probablemente sintonizaraú s otras vibraciones ideú nticas. Cuando dos
pensamientos de la misma intensidad emocional se juntan, adquieren mayor fuerza, a una
frecuencia maú s elevada y maú s raú pida que cada uno de ellos por separado.

Asíú que ahora, en lugar de un pequenñ o y viejo pensamiento insignificante que teníúas
sobre las cuentas por pagar, tienes otro mucho maú s profundo y poderoso, porque cada vez
que te concentras en tus cuentas, se van anexando los pensamientos que habíúas enviado
antes. iAh!, pero eso no es todo. No soú lo tienes tus propios pensamientos pesimistas acerca de
las cuentas que se acumulan, y que se vuelven maú s grandes y maú s poderosos con cada nuevo
sentimiento de derrota que envíúas, sino que eú stos se unen a otros pensamientos, tambieú n
pesimistas, que proceden de otras personas pero que estaú n en la misma frecuencia, y a los
que yo llamo "bombas de basura". Sintonizan en frecuencias similares de temor y ansiedad y
pueden dirigirse faú cilmente a ti, a menos que sepas coú mo sacarles la vuelta para rehuirlos
emocionalmente. En otras palabras, tarde o temprano, una o maú s de estas bombas de basura,
conteniendo todo tipo de material corrosivo procedente de las preocupaciones de todos los
demaú s, se dirigiraú n hacia ti y te sacudiraú con fuerza, si tú todavía estás vibrando en la misma
forma y transmitiendo tus ondas en la misma frecuencia.

Si eú se es el caso, tendraú s un verdadero problema en tus manos: maú s cuentas por


pagar que antes, al tiempo que viviraú s muchas otras circunstancias desagradables maú s, que
pueden tener que ver o no con el pago de esas cuentas. Tu automoú vil se descompondraú
faú cilmente y no tendraú s dinero para arreglarlo. La lavadora dejaraú de funcionar. Tus hijos
romperaú n el vidrio de la ventana del vecino. Tu perro atacaraú a un inocente que pase junto a
eú l, y el domingo de la final del fuú tbol, con la casa llena de amigos, se te descompondraú la
televisioú n.

Tu "imaú n de atraccioú n" sintonizaraú poderosamente con esas bajas vibraciones de


fuerte carga emocional negativa, y continuaraú s atrayendo maú s basura, como la luz de un faro
con los barcos, hasta que tuú cambies esa vibracioú n. Una vez que lo hagas, el boomerang no
regresaraú y golpearaú a alguien maú s, en lugar de a ti. ¡Queú pena por ellos!, pero al menos tuú te
habraú s librado de eú l. Por el momento.

Ahora centreú monos en otro tema maú s agradable, como un nuevo automoú vil. Si te
enfocas en el automoú vil que quieres y logras mantenerte concentrado en eú l, seraú tuyo. Pero si
te enfocas en el hecho de que ese automoú vil todavíúa no lo tienes, o en que no podrás pagarlo,
entonces eso es exactamente lo que atraeraú s hacia ti: una cuota maú s de "no coche". Asíú que si
dices: "Bueno, al diablo, eso soú lo demuestra que este asunto no tiene sentido. Me he estado
enfocando por anñ os en lo que quiero; o sea, en ganar maú s dinero y todavíúa no lo logro".
¡Correcto! Ante todo, existe el asunto del dinero, y despueú s el de la falta del mismo. ¿Y adivina
queú ? El 99.9 por ciento de nosotros nos hemos estado enfocando en el dinero la mayor parte
de nuestra vida. ¡Correcto, de nuevo!

Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos. Si te enfocas en la falta de lo que


quieres, con toda seguridad obtendraú s una mayor carencia o falta de lo deseado, porque a
traveú s de vibraciones similares, atraemos las cosas hacia nosotros. EÉ sta es, simple y
llanamente, la Ley de la Atraccioú n.

CUATRO PASOS PARA EMPEZAR


Asíú que digaú moslo de nuevo: cuanto maú s pensamos en algo, incluso con poca
emocioú n, maú s grande y poderoso se vuelve en nuestra vida, sin importar si se trata de la falta
de lo que queremos, o si es eso mismo.

Si decretamos: "Quiero una salud perfecta" y pensamos emocionalmente en la salud


perfecta todo el tiempo, la tendremos en el acto, o vamos en camino hacia ella. Pero si
decimos: "No quiero enfermarme" y pensamos emocionalmente en la enfermedad con
suficiente frecuencia, estaremos optando por la mala salud porque nuestro enfoque estaú en la
enfermedad.

Si pensamos con frecuencia que deseamos una casa nueva y logramos "sentimos"
dentro de ella, ya estamos en camino. Pero si pensamos constantemente: "No quiero seguir
viviendo maú s en este lugar", nos quedaremos en eú l alguú n tiempo maú s.
Si pensamos emocionalmente en algo lo suficiente, ya sea en lo que deseamos o en lo
que no deseamos, llegaraú a nuestro mundo, nos guste o no.

Lo que viene hacia nosotros no estaú asociado con lo que estamos haciendo
fíúsicamente, con lo valiosos que somos, con lo buenos que somos o con cuaú l pudiera ser
nuestro destino, no inexorable. ¡Tiene que ver solamente con la forma en que vibramos! Lo
que significa sentir. Lo que significa atraer. ¡Punto!

Asíú que aquíú hay algo que papaú y mamaú no nos dijeron nunca, porque no lo sabíúan.
Aquíú estaú lo que todo libro sobre pensamiento positivo o sobre motivacioú n han estado
promocionando con espíúritu romaú ntico, aunque ninguno habíúa llegado al meollo del asunto,
porque honestamente tampoco sabíúan coú mo hacerlo.

He aquíú los cuatro pasos para la creacioú n premeditada, los cuatro pasos que te
garantizan -y esa es la palabra correcta: garantizan- traer a tu vida aquello que tanto deseas y
mucho maú s. La garantíúa es que se trata de una ley universal, los principios baú sicos de los que
ha surgido toda la creacioú n. Si lo deseas, seraú n tuyos.

Paso 1. Identifica lo que NO quieres.


Paso 2. A partir de ahí, identifica lo que SÍ quieres.
Paso 3. Adéntrate en el sentimiento de lo que quieres.
Paso 4. Espera, escucha, y deja que suceda.

He aquíú. Eso es todo. A medida que te adentres en esta nueva e importante aventura;
las cosas empezaraú n a cambiar maú gicamente en todas las aú reas de tu vida. Las
preocupaciones, inquietudes, dudas y temores dejaraú n de ser una pequenñ a y constante
molestia cotidiana, para convertirse, en unas cuantas semanas, en un fenoú meno raro en tu
vida, y tuú lo podraú s constatar y sentir díúa tras díúa.

Tu salud mejoraraú notablemente. Tu cuenta de banco aumentaraú . En tus relaciones


ocurriraú lo que tuú quieras. Se cerraraú n tus ventas. Te daraú n el ascenso que tanto ansíúas. La vi-
da se volveraú un placer cotidiano. Y todo eso seraú real. Podraú s ver que todo marcha sobre
ruedas y entonces sabraú s, en verdad, que la uú nica persona que maneja el timoú n en la nave de
tu vida eres tuú , y que eso es absolutamente real... ¡soú lo tuú !

NUNCA MÁS SER LA VÍCTIMA

Conforme nos embarcamos en esta aventura de vivir la Ley de la Atraccioú n, llegamos,


y muy pronto, a la inquietante conclusioú n de que realmente no hay víúctimas y que seguir
constantemente con el juego de ser una víúctima de algo, o de alguien, soú lo garantiza una gran
insatisfaccioú n, provocada por la continua emisioú n de vibraciones de baja frecuencia,
Seguramente el resto del mundo continuú a hacieú ndolo, siguen culpando a los demaú s de
lo que les sucede, en lugar de a sus sentimientos; culpan a las "circunstancias" de su mala
suerte, en lugar de a sus sentimientos; culpan al borracho que iba en la carretera, o jefe
majadero, o a la economíúa, o a Dios, por todo lo malo que les sucede, en lugar de a sus sen-
timientos.

Es posible que nos hayan ensenñ ado, y que por tanto lo hayamos creíúdo, que vivimos a
merced de otros, del destino, de la suerte, o de la casualidad; ciertamente eso es lo que la
mayor parte de la gente que habita este planeta cree, y vive conforme a ello. Pero una vez que
empieces a ver coú mo funciona la Ley de la Atraccioú n, acabaraú s por comprender que las
víúctimas no existen, que nunca han existido y que jamaú s existiraú n. No hay buena ni mala
suerte, no hay buena fortuna, ni coincidencias. No existen el destino, la suerte o la providen -
cia.

No hay ninguú n gran juez en el cielo que nos lleve la cuenta de queú "tan bien o mal nos
portamos. No hay un karma de vidas pasadas, ni penitencias que cumplir; todos son mitos
creados en torno a las víúctimas. Y no hay víúctimas entre nosotros; soú lo hay creadores de
pensamientos y sentimientos, poderosos imanes que atraen, como la miel atrae a las abejas, la
frecuencia similar de las vibraciones que fluyen constantemente de nosotros.

Ya no necesitaraú s creer maú s que las circunstancias externas controlan tu vida. Nunca
maú s tendraú s que pensar que es malo desear algo. Nunca maú s tendraú s que creer en alguú n gran
poder fuera de ti mismo que maneja los hilos de tu vida, o que algo o alguien diferente a ti
tiene el control. Nunca maú s sentiraú s miedo de que algo o alguien te haga danñ o, sin importar
quieú n o queú pueda ser, a menos que tuú se lo permitas.

Asíú que, ¿coú mo fue que nos metimos en este líúo? ¡Tuú lo hiciste! Maú s de seis mil
millones de personas (maú s las que han existido a lo largo de incontables siglos) han nacido
vulnerables a las vibraciones de baja frecuencia, llenas de temores y angustias y se han
enfocado tanto en lo que no quieren, que han obtenido dosis adicionales de esas mismas
carencias.

Nunca hubo la intencioú n de que ocurriera de esa forma; pero en nuestro afaú n y
necesidad de encontrar la razoú n por la que no suceden las cosas como quisieú ramos,
imaginamos que la culpa era de alguú n factor ajeno a nosotros: el gobierno, la economíúa,
nuestro jefe, nuestro matrimonio, nuestro ambiente, nuestra educacioú n, nuestra mala suerte,
e incluso Dios, tal vez, pensamos que no eú ramos lo suficientemente valiosos, que no
estaú bamos "a la altura", que estaú bamos llenos de pecados, que no habíúamos sido
completamente puestos a prueba o, que de una u otra manera no habíúamos pagado nuestra
correspondiente "cuota".

La realidad -la verdadera realidad- es que somos dignos, que no hay prueba que pasar,
y que el pecado no es maú s que una aberracioú n creada por el hombre para ejercer con trol
sobre otros.
La verdadera realidad es que hemos venido a este mundo para desarrollarnos
plenamente, para prosperar y vivir la gran experiencia humana con alegríúa, con el corazoú n
ligero, sin carga, y no en una lucha constante y dolorosa. Hemos venido al mundo a
divertirnos mientras aprendemos a crecer sin sufrir ya alimentar nuestros deseos con la
conviccioú n absoluta de que podemos tenerlo todo, una vez que aprendemos coú mo manejar
nuestras energíúas... lo que significa... nuestras emociones.
Llegamos a este mundo con la garantíúa del libre albedríúo, que forma parte de la
propia naturaleza de nuestra existencia. Ha llegado el momento de que ejerzamos ese
derecho que tenemos desde que nacimos. No estamos atrapados en la red de nadie. No
estamos sometidos a las circunstancias. No somos víúctimas de condicioú n alguna. Maú s bien,
somos seres que poseemos la sagrada habilidad de llevar a cabo cualquier extravagante deseo
que nuestras mentes ilimitadas puedan concebir, porque contamos con una libertad de
eleccioú n sin restricciones ni condiciones, sin importar lo que hagamos.

Es tiempo de despertar. Es tiempo de que recordemos coú mo hacer para que nuestras
elecciones se realicen. Es tiempo de sacar la cabeza de la tierra y aceptar que no es accidental
lo que obtenemos en la vida. Es tiempo de que dejemos de crear circunstancias
desagradables, y de recordar los secretos de la vieja sabiduríúa ancestral a la que alguna vez
tuvimos acceso, sabiduríúa que nos permitioú llevar a la realidad nuestros deseos con soú lo
intentarlo. Ya es tiempo.

Tuú lo mereces todo. Mereces que se realicen todas tus aspiraciones, sin importar
cuaú les sean, basta con que lo desees y lo sieeentas y una nueva vida de extraordinaria
felicidad seraú tuya. No "puede ser": ¡será! Es una garantíúa coú smica.
EL GENIO INTERIOR.
LEY DE ATRACCIÓN
El proceso de creacioú n es el mismo para todo, bien se trate del sistema solar o de unos
pantalones vaqueros. Piensa en algo a lo que le hayas infundido el sentimiento adecuado..., el
cual produciraú las vibraciones adecuadas…………., y vendraú . El Universo, no nos da lo que
solicitamos, lo que merecemos ó lo que se supone estamos destinados a tener; el Universo nos da
precisamente –y nada más que eso- lo que vibramos en cada momento del día. Nada más, nada
menos.

Ni todos los pensamientos positivos del mundo marcaraú n alguna diferencia, ni ser una
persona buena con un corazoú n generoso, ni rezar, ni visualizar y meditar hasta el amanecer, ni
siquiera golpearse la cabeza contra innumerables paredes de piedra en nuestro febril intento
por llevar a la realidad los suenñ os de toda la vida: nada de lo que hemos mencionado crearaú
realmente algo, hasta que no fluyan de nosotros las vibraciones magneú ticas necesarias para
impulsar esos suenñ os, dentro de nuestro infalible genio maravilloso llamado sentimiento, que
es realmente la autoridad electromagneú tica de la que estaú n hechos los suenñ os.

SÓLO DE DOS TIPOS

Puedes acudir a cuanto libro se haya escrito sobre el tema de los sentimientos y las
emociones; a cuanta clase se haya impartido sobre los oscuros misterios freudianos de la
mente, o a cuanto grupo de consejeros que haya alguna vez intentado ponernos en contacto
con ese oscuro ninñ o interior que todos llevamos dentro, o a cualquier otro que esteú intentado
mostrarnos coú mo liberamos de esas cosas terribles que llamamos sentimientos, y condensar
todas las teú cnicas raras en un sencillo remedio para crear abundancia y satisfaccioú n plena en
la vida:
Aprende a distinguir un sentimiento bueno de otro malo.

Eso es todo: aprende a hacer esto uú ltimo y habraú s tomado todo el curso. Puedes crear
cualquier cosa que tu corazoú n desee.
Ése es el secreto que nos convierte en verdaderos creadores, en lugar de en creadores por
casualidad. EÉ se es el poder que transforma los suenñ os en realidades: el simple arte de iden-
tificar un buen sentimiento y distinguirlo de otro malo. Eso es todo. Aquíú acaba la leccioú n.
No te preocupes. Ninguno de esos sentimientos tiene que ver con la tarea de hurgar en
la basura de tu pasado, o de enfrentarte a cualquier monstruo que pudiera estar residien do en
tu armario emocional. Son simplemente la variedad de sentimientos que tenemos a lo largo
del díúa. Pero una vez que aprendas a seguir la pista de los que te hacen sentir bien, y
diferenciarlos de aquellos que te hacen sentir mal, adquiriraú s confianza.
EÉ sa es la clave de la vida. En eso consiste la "buena suerte" de la que tanto hemos oíúdo
hablar. ¡Eso es lo que permite cerrar las grandes ventas, conseguir la casa frente a la playa,
fomentar la buena salud, brindar satisfaccioú n espiritual y ahorrar coú modas sumas de dinero
en el banco! Soú lo aprende a distinguir los sentimientos maravillosos de los que no lo son,
todos los díúas, y observa coú mo surge la magia.

TRAGAR VIDRIO

Los sentimientos, aquello de lo que todos estamos tan temerosos si resulta que son
negativos, no son maú s que cargas electromagneú ticas de energíúa que recorren nuestro cuerpo,
activadas por nuestros propios pensamientos. La uú nica razoú n por la que llegamos a tales
extremos para evitarlos, es que algunas de esas emociones negativas nos hacen mucho danñ o.
No nos gustan las sensaciones que nos provocan. Asíú que las ocultamos en lo maú s profundo de
nosotros mismos, donde creemos que no tendremos que lidiar maú s con ellas, y donde,
francamente, estaú n provocando un infierno con nuestro magnetismo.

Por ahora, soú lo echemos una mirada a aquellas que estamos conscientes de que no
han quedado escondidas, empezando con nuestro tradicional haú bito diario de: "Sieú ntete mal".
Eso podríúa significar cualquier cosa, desde la inercia (que es nuestro estado normal cotidiano
de ni hacia arriba ni hacia abajo, sino soú lo existir), o un ligero decaimiento en nuestro estado
de aú nimo, hasta un estallido de furia incontrolable.

Nos sentimos mal cuando tenemos cualquier tipo de pensamiento que no tiene que
ver con la alegríúa, como: culpa, soledad, enojo, resentimiento, preocupacioú n, duda, frustracioú n,
estreú s e, incluso, una leve inquietud. Todos esos son pensamientos; basados en el temor, que
vibran con nosotros a una frecuencia extremadamente baja, la cual provoca que no nos
sintamos bien. son totalmente contrarios a nuestro estado natural de alta frecuencia.

Por otra parte, nos sentimos bien cuando generamos pensamientos que se asocian
con la alegríúa, como: aprecio, deleite, placer, exaltacioú n, entusiasmo, reverencia, admiracioú n,
gratitud, amor y todas esas emociones caú lidas con las que nos deleitamos cuando las
sentimos. La razoú n de que esos pensamientos nos hagan sentir tan bien es que vibran a alta
frecuencia, la cual, definitivamente, es nuestro estado natural.

Nadie puede tragar pedazos de vidrio y esperar sentirse bien; sin embargo, eso es
precisamente lo que hacemos todo el díúa con nuestros pensamientos y sentimientos
sombríúos. Literalmente banñ amos nuestro inconsciente de energíúa negativa (tanto de nuestros
propios pensamientos, como de los pensamientos de los demaú s)... lo cual es totalmente
contrario a nuestro estado natural de alegríúa... y eso explica por queú tan raras veces nos
sentimos con mejor aú nimo. No podemos hacerlo. No, mientras estemos vibrando todo el díúa
en la baja frecuencia que pensamos que es nuestro estado normal.

Asíú, esto se convierte en un cíúrculo vicioso: ambos, los sentimientos conscientes y los
inconscientes que tenemos todos los díúas y que creemos que son normales, estaú n enviando
vibraciones negativas que van en contra de nuestra naturaleza a traveú s de nuestro cuerpo...,
que nos hacen sentir deprimidos, indiferentes, o como si simplemente existieú ramos o no
tuvieú ramos sentimiento alguno. Puesto que todos estos sentimientos constituyen diversos
grados de flujo de energíúa de baja frecuencia, y ya que todo lo que estamos enviando son
vibraciones de baja frecuencia, soú lo atraemos eventos desagradables o no muy afortunados.
Lo cual nos haraú sentir con el aú nimo bajo..., y a su vez enviaraú maú s vibraciones de baja
frecuencia..., atraeraú maú s circunstancias de baja frecuencia..., y eso nos haraú sentir con el
aú nimo bajo... Y asíú seguiremos interminablemente.

QUÉ CREA LOS SENTIMIENTOS


La mayoríúa de nosotros tenemos la idea descabellada de que llegamos por casualidad
al lugar donde estamos. Nada maú s falso. Cada uno de nosotros llegoú al mundo con un
companñ ero, con un guardiaú n profundamente amoroso y exclusivo, de cuya existencia
generalmente no nos damos cuenta. Llaú malo Ser Interior, Ser Elevado, Ser Expandido, Dios, o
Mickey Mouse; llaú malo como quieras; es la parte maú s maravillosa de nosotros, estamos
adheridos a ella y viene con el paquete fíúsico. No podemos ser una persona fíúsica sin esa parte,
porque es la fuente que nos mantiene vivos (no viviendo quizaú , sino vivos). Es la energíúa
positiva y pura de todo lo que existe y de la cual somos una parte; la energíúa pura y positiva de
la vida en la cual estamos inmersos.

¿Nunca has sentido que existe una parte oculta dentro de ti que sabe todo lo que hay
que saber, pero que nunca asoma la cabeza? La hay. Es una parte maú s amplia, maú s vieja, maú s
sabia, que se halla en cada uno de nosotros y que se comunica con nosotros en la uú nica forma
que conoce... ¡por medio de los sentimientos!

Esta extensioú n de nosotros mismos, a la que solamente nos podemos introducir con
vibraciones, se sentiríúa como el nirvana, muuuy por arriba en la escala de frecuencia. De
hecho, esa parte de nosotros no podríúa identificar una vibracioú n de carencia o de estreú s, aun
cuando tropezara con ella en un agujero negro. Pero si nosotros vibraú ramos esa frecuencia, no
podríúamos existir fíúsicamente, asíú que lo uú nico que podemos hacer es tratar de acercarnos
tanto como podamos a las vibraciones maú s elevadas de la maú s pura alegríúa, emocioú n, aprecia-
cioú n, excitacioú n, y en general a esas maravillosas sensaciones que nos producen felicidad y
bienestar, lo cual se explica porque estamos vibrando más cerca de nuestro verdadero ser. Tuú y
tu ser no fíúsico estaú n en perfecta sintoníúa, conectados a esa espleú ndida alta frecuencia con
todo lo que ella puede ofrecer.

Asíú que cuando nos sentimos bien, vibramos maú s raú pidamente que en la forma en la
que originalmente fuimos creados para hacerlo. No estamos reciclando ninguna vibracioú n baja
basada en el temor, y que puede ser tan ajena al cuerpo. Estamos en ese espacio en el que
podemos obtener respuestas y guíúa, pues ahora vibramos emocionalmente y caminamos de la
mano con el ser que somos en realidad.

Por la misma razoú n, si estamos enviando vibraciones de carencia y preocupacioú n, del


tipo de las que nos hacen sentir cualquier cosa menos alegríúa, nos desconectaremos de ese
companñ ero invisible y todo funcionaraú en forma adversa creaú ndonos malestar. Es como dar a
un ninñ o un enorme oso de peluche y despueú s quitaú rselo. El ninñ o no se sentiraú nada bien al
verse separado del juguete que le causoú tanta alegríúa.

Asíú que cuando nos sentimos bien, estamos conectados, vibrando maú s cerca de la alta
frecuencia de nuestro Ser expandido. Cuando nos sentimos mal o deprimidos, o cuando no nos
sentimos bien por alguna razón, estamos desconectados y fluyen vibraciones ajenas, negativas,
de baja frecuencia, por todo nuestro cuerpo. En otras palabras, si no hablamos de cosas po-
sitivas, sino siempre de lo negativo y, por tanto, si no son vibraciones positivas, habremos
tragado "pedazos de vidrio".

La buena noticia es que no tenemos que vigilar nuestros pensamientos cada segundo
del díúa para llevar nuestra vida de regreso al buen camino. ¡Vaya, nos volveríúamos locos! Todo
lo que necesitamos hacer es permanecer sintonizados con nuestros sentimientos, elevados o
bajos, buenos o malos.

EL PROPÓSITO ORIGINAL: NUESTRO MAPA DEL TESORO


DEL DESEO

Aunque esto suene un tanto egoíústa, llegamos aquíú, a este bendito planeta, con un soú lo
propoú sito: encontrar formas de sentirnos bien la mayor parte del tiempo, no soú lo una parte de
eú l. Ese singular propoú sito -sentirse bien- se encuentra dentro de todos y cada uno de nosotros,
y si soú lo le prestamos atencioú n tendremos un mapa del tesoro grabado de manera individual
que puede conducirnos a la felicidad.

Cuando tenemos buenos sentimientos respecto de cualquier cosa, significa que


estamos avanzando hacia el cumplimiento de nuestro propoú sito original, que es sentirnos
bien, ser felices y vibrar en alta frecuencia, que estamos en camino hacia algo que deseamos
desde hace mucho tiempo, o que apenas hemos empezado a desear. De cualquier modo, el que
eso llegue, a nosotros nos haraú felices. Estamos de camino hacia algo que creemos que
enriqueceraú nuestra vida y que, por tanto, nos haraú sentir mejor, lo cual a su vez elevaraú
nuestras frecuencias y nos acercaraú maú s a nuestro estado natural, que es el verdadero reto de
estar aquíú.

Asíú que esta es la clave: el propoú sito original se manifiesta siempre como deseo...,
deseo de cualquier cosa que despierte nuestro intereú s, lo mismo si es un flamante Ferrari rojo,
o vivir en armoníúa con todo lo que nos rodea. Podríúa revelarse como un nuevo deseo el tener
la cochera limpia, aprender un baile tíúpico o poseer y manejar una ferreteríúa en el campo. O
podríúa ser el viejo deseo de vivir en la playa, o de aprender a tocar el piano. De cualquier modo
es un deseo, algo que queremos.

El problema es que en ocasiones dejamos de estar en contacto con nuestros deseos, o


los dejamos ir debido a que dependiendo de la naturaleza de eú stos, la sociedad encuentra la
forma de llamarnos egoíústas porque los perseguimos. Sin embargo, si a pesar de eso seguimos
realmente nuestros sentimientos que nos haraú n felices simplemente porque creemos que asíú
seraú - estaremos persiguiendo el propoú sito original de divertirnos mientras estamos aquíú y
aprenderemos aquello que hemos venido a aprender en una vibracioú n positiva y no en
conflicto. Eso difíúcilmente se puede considerar egoíústa.

Pero la presioú n de la sociedad es implacable, y con mucha frecuencia, nos hace


sucumbir a nuestros "deberíúas", dirigieú n donos en direccioú n opuesta a los deseos que nos
haríúan felices. Yeso es lo que lamentablemente nos ocurre a la mayoríúa de nosotros, casi todo
el tiempo. Nos hemos alejado del propoú sito original y vibramos en la baja frecuencia de la
conciencia social basada en el temor. Aun cuando esa frecuencia negativa no nos hace sentir
terriblemente mal, seguramente tampoco nos hace sentir felices. No podríúamos estarlo. Una
frecuencia nos baja el aú nimo (conciencia social), la otra nos lo eleva (propoú sito original).
Nunca se podraú n mezclar.

Asíú que, si decidimos seguir en esa frecuencia negativa, haciendo a un lado nuestra
propia alegríúa, exigieú ndonos nobleza y privaú ndonos del propoú sito original, nos uniremos a las
multitudes que siguen fielmente sus odiados "deberíúas" de baja frecuencia, en lugar de sus
alegríúas de alta frecuencia no es necesario agregar que el resultado de todo ese flujo de
implacable energíúa en este planeta no nos ha traíúdo nada bueno.

BANDERA ROJA/BANDERA VERDE

Ahora volvamos a tu deseo de tener un automoú vil nuevo, y digamos que el auto que
tienes en este momento estaú en muy buenas condiciones, por lo que en realidad no existe
una necesidad apremiante de tener uno nuevo, soú lo el profundo deseo de conseguirlo. De
hecho, hasta donde puedes recordar, siempre has tenido esa pasioú n por poseer un veloz y
lujoso convertible rojo, con rines metaú licos (si vives en Alaska y detestas el rojo, de cualquier
modo trata de seguirme el juego).

Pero, ¿doú nde diablos estaú el auto? Siempre lo has anhelado. Has pensando en eú l
durante anñ os enteros. Asíú que, ¿por queú no estaú todavíúa en tu cochera? He aquíú el porqueú :
Un díúa que vas paseando por la calle, por supuesto, ahíú estaú , enfrente de ti, el auto de
tus suenñ os. Estaú s que te mueres de envidia porque piensas que no puedes comprar un auto asíú.
Empieza el anhelo. Miras el auto sintiendo un gran deseo de poseerlo, sacudes la cabeza y te
dices a ti mismo: "¡Hombre, síú que seríúa sensacional tenerlo!". Pero lo dices con desaliento. En
lugar de sentirte emocionado al ver el auto de tus suenñ os, te sientes deprimido, con esa
sensacioú n de que te tiemblan las rodillas y entonces dices: "¡Diablos! ¡Olvíúdalo!".

Eso explica, precisamente, por qué ese auto no está en tu cochera.

Tuú estaú s enfocaú ndote en la falta del automoú vil, maú s que en la alegríúa de tenerlo. Estaú s
emitiendo tal cantidad de vibraciones negativas de "sentirte mal", que tu Ser expandido estaú
agitando enormes banderas rojas y gritando: "¡Hola, amigo! te estaú s sintiendo tan mal porque
te estaú s enfocando en el hecho de que no tienes el auto. Sigue pensando asíú y ten la seguridad
de que seguiraú s recibiendo maú s de lo mismo, es decir, un montoú n maú s de: 'No Auto' Si
realmente lo quieres, empieza por sentirte bien cuando pienses en eú l, y entonces observa lo
que sucede".

A ti te estaú n sacando una bandera roja de advertencia en forma de una sensacioú n


deprimente llamada emocioú n negativa. La advertencia dice que te estaú s enfocando en algo que
no quieres -la falta de ese automoú vil-, todo debido a tu percepcioú n de que no tienes dinero
para comprarlo.

Esa sensacioú n deprimente, es una bandera roja, una senñ al de que la manera en la que
estaú fluyendo tu energíúa (lo que estaú s pensando y sintiendo acerca de ello) garantiza que no
vas a obtener el automoú vil. Asíú que ahora todo lo que tienes que hacer es cambiar tu manera
de pensar y de sentir acerca de ese auto (tu deseo) y seraú tuyo.

Emitimos ese tipo de energíúa, de sentimientos negativos, todo el díúa, lo cual explica
por queú obtenemos tan poco de lo que esperaú bamos conseguir. Vemos algo que hemos
anhelado toda la vida (que puede ser cualquier cosa, desde un costoso auto rojo, hasta
entender la fíúsica cuaú ntica) y, desde nuestra posicioú n de carencia, que significa que no lo
tenemos y que no estamos seguros de poder tenerlo alguna vez, nuestro enfoque y nuestros
sentimientos se concentran en lo que no tenemos. Asíú, eso es lo que atraemos...: maú s "no tengo".
La ley fíúsica nunca cambia: obtenemos todo aquello en lo que nos enfocamos.

Anhelar algo, desearlo, ansiarlo, e incluso esperarlo, no son actividades de enfoque en


lo que queremos, son simples pensamientos negativos que vibran, procedentes de un lugar de
desaliento, de un lugar de carencia, creado por las creencias pesimistas de que probablemente
nunca obtendremos lo que queremos. Y con ese tipo de sentimientos fluyendo desde nosotros
constantemente, no lo tendremos.

Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos; enfoú cate en la falta de algo y te garantizo
que eso es exactamente lo que obtendraú s, porque lo que el universo nos da en todo momento
corresponde exactamente a la frecuencia en que estamos vibrando.

La conclusioú n es la siguiente: si no nos sentimos con el espíúritu muy en alto cuando


pensamos en algo, estamos emitiendo alguú n tipo de emocioú n negativa, una bandera roja de
advertencia que nos dice que prestemos atencioú n a lo que estamos enviando.

En nuestro ejemplo inventado del automoú vil rojo, si lo que estaú s sintiendo y pensando
acerca de eú l no te produce alguú n tipo de emocioú n intensa y feliz, si no sientes que se te pone "la
carne de gallina" o que te invade una caú lida y grata sensacioú n de urgencia, o un deleite de
cualquier tipo, entonces estaú s sintiendo y proyectando lo contrario: vibraciones negativas a
partir de tu frustracioú n por no tener el automoú vil.

Desde nuestro enfoque en la carencia de algo, jamaú s podremos atraer lo opuesto. Para
atraer lo que sea que deseamos en nuestra vida, tenemos que modificar nuestro enfoque, el
cual cambiaraú a su vez nuestros sentimientos, y eú stos nuestras vibraciones.

CONSIGUE TU AUTOMÓVIL

Muy bien, ahora desenmaranñ emos todo el asunto, para que ese automoú vil rojo pueda
ser tuyo. Volvamos a nuestra foú rmula original:
1. Identifica lo que NO quieres. (No quieres maú s no tener el auto.)
2. Identifica lo que SIÉ quieres (eso es maú s faú cil).
3. Coloú cate en el lugar del sentimiento de lo que quieres. (ahíú es donde estamos ahora).
4. Espera, escucha y permite que suceda.
Ahora, en lugar de desear el automoú vil cuando lo veas, o cuando pienses en eú l lo cual
soú lo te haraú sentir mal empieza a apreciar esa belleza. Aprecia su estilo, sus ruedas, su
interior, su velocidad, la forma en que creceraú tu ego. Eso, seguramente, va a hacerte sentir -y
vibrar- maú s raú pidamente y maú s alto que si te enfocas en su ausencia. Y seraú n soú lo las
vibraciones altas las que persistiraú n, no las bajas. Continuemos.

Mientras te regocijas con el orgullo que te produciraú tu proú xima nueva adquisicioú n,
llenas tus pulmones con el delicioso aroma a nuevo de tu auto y aprecias el acabado de su
tablero y su excelente sistema de sonido, todas tus vibraciones magneú ticas iraú n en aumento y
lo mejor es que todas seraú n positivas, lo cual significa que estaú s enviando una nueva senñ al
poderosa que estaú creando un camino sin obstaú culos para que m deseo se magnetice dentro
de tu mundo.

De hecho, con esas vibraciones cada vez maú s altas que estaú s emitiendo, te conviertes
en un verdadero imaú n de alta frecuencia, lo cual te haraú sentir extraordinariamente bien,
ondeando banderas verdes de "sentirse bien" por doquier. Tus sentimientos iraú n de acuerdo
con tu intencioú n original de satisfaccioú n. Habraú s dejado de atraer maú s de lo que no quiero y
ahora estaraú s atrayendo, muy en serio, lo que quieres.

No te preocupes de coú mo vas a pagar el auto; no te corresponde imaginarIo). En


cuanto dejes de enfocarte en el hecho de que el auto no estaú todavíúa en tu cochera, el auto rojo
de tus suenñ os estaraú definitivamente en camino. Los sentimientos negativos, provenientes de
pensamientos "no tengo", "no puedo", o "nunca tendreú ", simplemente no son acordes con tu
intencioú n original (como tampoco lo son tus "deberíúas"). Es asíú de sencillo: produce
sentimientos sombríúos y te seraú n devueltos en forma de circunstancias sombríúas.

Si, por otro lado, te permites entusiasmarte al pensar, en el auto de tus suenñ os, e
insistes ante ti mismo en que las cosas ya estaú n en proceso de realizarse -sin importar que lo
que tengas a la vista sea totalmente opuesto-, entonces, esos pensamientos positivos finalmente
atraeraú n como un imaú n tus deseos. Deben hacerlo, es la fíúsica del universo.

Recuerda, son los sentimientos los que lo haraú n, no nada maú s los pensamientos. Son
los sentimientos los que crean el magnetismo y la vibracioú n en las ondas que enviamos. Son los
sentimientos, los sentimientos, los sentimientos..., ¡que provienen de nuestros pensamientos!

EL PODER DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Hace algunas noches, mientras preparaba la cena, encendíú la televisioú n para oíúr las
noticias y casi me vomito antes de haber siquiera probado el primer bocado.
En primer lugar, transmitíúan el informe de la maú s reciente epidemia de una nueva y
extranñ a gripe, tan exoú tica, de hecho, que era dudoso que aun las mejores vacunas pudieran
combatirla. "En el pueblo X, a 1,500 millas de distancia, se ha encontrado que tres de cada
cinco residentes han sido gravemente afectados por este nuevo virus incontrolable."

¡Terrible! Ahora, probablemente cuatro de cada cinco televidentes que estaban viendo
el programa empezaríúan a enfocarse en sus temores y en las emociones de "no querer" a este
pegajoso bicho raro, lo cual asegura, sin duda, su crecimiento y difusioú n, de modo que podraú
invadir faú cilmente a cualquiera que esteú en una frecuencia afíún de temor. Los que podríúan
haber sido soú lo unos cuantos estornudos maú s en el pueblo sin el informe de la televisioú n,
ahora sencillamente provocaraú n un desastre.

Por esto te recomiendo que hagas la prueba y dejes de ver un mes cualquier noticiero
y perioú dico y observes como te sientes sin tu generador de baja frecuencia. Lo escuchamos
todo el tiempo en los medios de comunicacioú n: otro bombardeo, otro incendio intencional,
otro salpullido provocado por un bicho terrible. Asíú que todos nos enfocamos en lo terrible de
lo sucedido, lo cual soú lo sirve para atraer maú s de lo mismo.

¿En 1865 llevaban los joú venes pistolas en las escuelas?, hasta la pandillas de
violadores, edificios destruidos por una explosioú n y piroú manos en serie? No, porque no se
contaba con los medios de comunicacioú n para crear el efecto que provocan las vibraciones que
lo producen en masa. En cambio, se publicaban noticias en los perioú dicos y carteles ofreciendo
una recompensa por ladrones de trenes y asaltantes de bancos; asíú que lo que se multiplicaba
eran los ladrones de trenes y los asaltantes de bancos.

Creú eme, la Ley de Atraccioú n estaba tan activa en tiempos de Billy the Kid como lo estaú
ahora, porque es la ley fundamental de la creacioú n en todo el universo. Concentreú monos con
repetida e intensa emocioú n en algo que no queremos (o que queremos) y, tarde o temprano,
ese algo estaraú junto a nosotros.

EL SÍNDROME DE LAS MASAS DE ENERGÍA

Desde luego, no hay soú lo dos tipos de energíúa: una que nos hace sentir bien y otra que
nos hace sentir mal, sino que existen diversos grados en las vibraciones de sentirse bien y en
las vibraciones de sentirse mal en cada pensamiento que emitimos. Las llamaremos energíúa
positiva y energíúa negativa, aun cuando son lo mismo, soú lo que vibran en forma diferente.

Cada vez que pensamos en algo hacemos fluir alguú n, tipo de energíúa, positiva o
negativa (sentimiento), hacia lo que sea que estamos pensando. Y la tonada nunca cambia:
como pensamos, sentimos; como sentimos, vibramos; y como vibramos, atraemos. Entonces,
tenemos que afrontar las consecuencias.

Pero, ¿coú mo llegan realmente a nosotros esas "consecuencias"? ¿Cuaú l es la ruta que
provoca que nos encontremos con algo en lo que habíúamos estado pensando? Cada vez que
pensamos seriamente en algo, ocurren dos cosas: primero estaú la vibracioú n producida por el
sentimiento que evoca ese pensamiento (felicidad, tristeza, etceú tera). La segunda es la
activacioú n, producida por nuestras emociones y conformada de pequenñ os trocitos de
pensamiento, que yo llamo pensamientos-partíúcula. Una vez que esas partíúculas magneú ticas
son activadas por nuestros sentimientos, se programan de manera instantaú nea para atraer
cosas, seguú n lo que sea con lo que hayamos estado vibrando.
Siempre que pensamos en algo, y pensamos un poco maú s, y hablamos sobre ello, y le
damos vueltas al mismo pensamiento al díúa siguiente y al otro, entonces surgen tantos pen-
samientos de la misma frecuencia flotando por ahíú, que empiezan a unirse como bolitas de la
misma masa. Cuantos maú s pensamientos emitamos de la misma clase, mayor iraú siendo el
cuú mulo de ellos, hasta que se extienden y se convierten en algo gigantesco, con enorme poder
de atraccioú n, lo suficientemente grande como para formar sus propios remolinos de energíúa
magneú tica extraordinariamente poderosos, ya sea de naturaleza positiva (felicidad) o negativa
(tristeza).

Esos centros de poder, los remolinos de una monumental energíúa magneú tica, atraen
hacia sus propios centros giratorios todo lo que tenga vibraciones similares -incluyeú ndote a
ti"-, lo cual en el transcurso del tiempo provoca acontecimientos. Antes de que te des cuenta
de lo que estaú sucediendo, te encontraraú s en el centro mismo de alguú n suceso, que tuú mismo
iniciaste con tus pensamientos y sentimientos recurrentes. Podríúa ser el mismo asunto en el
que te has estado enfocando, o podríúa ser algo completamente diferente y, sin embargo,
formado por las mismas vibraciones. Aunque ciertamente podemos hacer fluir sentimientos sin
pensamientos, en nuestro ejemplo ha sido el pensamiento repetitivo el que ha provocado los
sentimientos repetitivo s que pusieron a rodar la bola magneú tica.

Lo que debemos recordar aquíú principalmente es que cuanto maú s pensemos acerca de
cualquier cosa, ya sea algo que deseemos en nuestra vida o algo que no deseemos, con mayor
rapidez lo atraeremos a nuestra experiencia. EÉ sa es, en concreto, la Ley de la Atraccioú n, la ley
universal que reza: "Lo semejante atrae a lo semejante".

TU PROPIO PODER
Hemos crecido en una sociedad que ha estado produciendo energíúa variada y
caprichosa a lo largo de muchos siglos, que se ha dejado absorber sin direccioú n alguna, y
mucho menos dirigida hacia donde queríúamos ir. Aquíú no hay víúctimas, soú lo flujos de energíúa.
En nuestro caso, hemos fluido directamente al desafortunado olvido de que siempre hemos
tenido el poder para crear nuestras propias vidas y nuestro propio mundo, sin importar coú mo
se nos haya ocurrido que fuera. En cambio, a partir de nuestra incapacidad para comprender
lo que significa el flujo de energíúa, nos hemos convertido en expertos en dejar que las cosas
sucedan por negligencia.

Aunque el proceso de volverse un creador decidido es extraordinariamente sencillo,


no siempre es faú cil, porque el concepto mismo quizaú nos resulta demasiado extranñ o. En
principio, la idea de que hemos estado creando el mundo soú lo con nuestro sentimiento -a
partir de nuestro pensamiento o de nuestras emociones- nos puede parecer muy sospechosa.
Damos cuenta de que siempre hemos tenido el poder de crear en cualquier momento que
elijamos, de la manera en que queramos, puede resultar realmente desalentador, e incluso ir
maú s allaú de nuestra disposicioú n de aceptarlo..., por lo menos al principio.

Sin embargo, la fíúsica es la fíúsica. El magnetismo es el magnetismo, y ambas cosas nos


dicen que "lo semejante atrae a lo semejante". Da lo mismo que sea una nebulosa, un agujero
negro, o un ser humano que lucha con una existencia fíúsica. Asíú funciona todo.
Pero no tenemos que asimilar solos todas estas novedades, porque no somos los
uú nicos en este viaje. Cada uno de nosotros tenemos un companñ ero profundamente amoroso,
con gran sabiduríúa, belleza y poder, un gran Ser expandido, un ser interno/externo, con quien
estamos irrevocablemente unidos en este viaje fíúsico, un ser cuyo apoyo decidido nunca nos
abandona, cuya guíúa es tan tangible como las uú ltimas emociones que acabamos de
experimentar, y cuyas piedras preciosas son aquellas que llamamos sentimientos, sentimientos,
sentimientos, el genio maú gico de toda creacioú n.
NO, ESO NO.
1ER. PASO LEY DE ATRACCIÓN
Analizamos en el capíútulo anterior de coú mo se da el mecanismo de la Ley de Atraccioú n,
como este efecto no distingue entre bueno y malo, lo conveniente e inconveniente simplemente
es un imaú n. Por ello, es tan importante para nosotros como primer paso, entender las emociones
negativas, saber coú mo funcionan sutilmente, coú mo identificarlas, por queú continuamos
tenieú ndolas y, curiosamente, coú mo es que desempenñ an un papel tan trascendente en el proceso
de tomar el control. Asíú que, por favor, no veas este capíútulo sobre lo "negativo", como negativo,
pues en realidad estamos hablando del componente secreto para lograr llegar a donde
queremos. Hacer evidente el trabajado del subconciente respecto a la energíúa negativa que
hemos generado, es el primer paso para cambiarlas a positivo.

La mayoríúa de nosotros hemos ido creando nuestros díúas desde que asistíúamos al jardíún
de ninñ os, a enfocarnos en todas las cosas que no nos gustaban ni queríúa mos, y que nos hacíúan
sentir impotentes, al tiempo que observaú bamos coú mo empeoraban. Hemos vivido una vida en la
que la mayor parte del tiempo nos sentimos a merced de fuerzas que operan fuera de nuestro
control.

Quiero decir, ¿cuaú ntos de nosotros asumiríúamos la responsabilidad por tener un jefe
detestable, por haber sido víúctimas de un robo, por haber sido despedidos o por haber contraíúdo
una fuerte gripe? ¿y cuaú ntos de nosotros culpamos al gobierno, a la economíúa, a nuestras
familias, a la companñ íúa donde trabaja o al "sistema", de todo lo malo que nos sucede en la vida?
Sinceramente, ¿estaríúamos dispuestos a aceptar la responsabilidad de todas las cosas que nos
han sucedido?. No necesariamente estamos hablando de casos extremos, simplemente ¿cuaú ntos
de nosotros estamos plenamente satisfechos de accesar a la abundancia de Universo?

LO QUE ESTÁ MAL ES LO QUE ESTÁ MAL

No podemos vibrar con energíúa negativa de cualquier tipo y en cualquier


cantidad, por pequenñ a que sea, y ser felices. Y eso significa cualquier cosa, desde estar un poco
irritables o un tanto indiferentes, hasta vivir con temor permanentemente. Es fisioloú gicamente
imposible ser feliz con ese tipo de energíúa fluyendo desde nosotros, porque estamos emitiendo
dos vibraciones diferentes que activan dos resultados distintos, tanto externos como internos.

Las víúctimas, como lo hemos sido todos en uno u otro momento, que ven al mundo como
el resultado de incontables circunstancias sobre las cuales creen no tener control. Todos hemos
estado ahíú, o estamos todavíúa. Soú lo es cuestioú n de cuaú nto del mito de la víúctima hayamos
escogido para vivir. Pero no tenemos por queú quedamos ahíú. De hecho, una vez que empieces a
constatar realmente los efectos del magnetismo, te seraú muy difíúcil pasar por alto esta evidencia
que brilla intensamente: nuestras vidas han sido moldeadas por el diario fluir de nuestra
energíúa, no por la suerte, el destino, las circunstancias o un tíúo rico. Si analizas que hemos
pasado deú cadas enteras tratando de hallar todo lo que estaú mal y, por tanto, enfocaú ndonos en to-
das las cosas de nuestro mundo que no nos gustan, no queremos, o quisieú ramos cambiar, no es
de asombrar que hayamos atraíúdo tantas desdichas y desventuras. Ninguú n ser humano puede
estar tan continuamente desconectado de su fuente de energíúa y llegar a donde sea que quiera ir.

Asíú que aquíú va un rayo de luz: “Vivir la vida continuamente como víctima de las
circunstancias, enfocado siempre en lo malo que hay en todo y en todos, jamás nos proporcionará
la existencia que deseamos. Sólo nos traerá una cosa: más de aquello que queremos tan
desesperadamente cambiar”.
RECETA PARA CREAR

La receta para crear cualquier cosa es realmente sencilla: toma sentimientos buenos o
malos (lo que se traduce en vibraciones positivas o negativas), hornea con diversos grados de
emocioú n para aumentar el magnetismo, y resultaraú lo que hayas atraíú do, te guste o no. Todo
aquello en lo que nos hemos enfocado y la manera en la que hemos vibrado respecto a ello, es lo
queremos recibido..., desde el díúa de nuestro nacimiento. Significa que hemos estado enfocados
en lo que no queremos... ¡durante anñ os!

Soú lo toma dieciseú is segundos enlazar nuestras vibraciones ron aquello en lo que nos
estamos enfocando. Asíú es, soú lo dieciseú is segundos de pensamiento puro, enfocado, bueno o ma-
lo, negativo o positivo. En ese breve tiempo, empezamos a vibrar en la misma frecuencia de lo
que estamos pensando emocionalmente, lo que significa que estamos listos para atraer eso
mismo que pensamos.

No es necesario decir que todos hemos tenido un montoú n de cosas en las que hemos
pensado una y otra vez, en repetidos segmentos de dieciseú is segundos, todos ellos con
vibraciones de frustracioú n, tensioú n y preocupacioú n, sobre las incontables rosas que no
queremos, que no nos gustan y no sabemos coú mo manejar, o que pensamos que no podemos
soportar. Lo anterior explica por queú durante la mayor parte de nuestra vida hemos estado
atrayendo continuamente maú s de lo mismo. . Hasta ahora, eú sa ha sido la manera fundamental en
que hemos construido nuestra vida, produciendo una incesante corriente de tensioú n negativa, de
la cual podríúamos prescindir.

Recuerda, no estoy hablando de la explosiones de negatividad, simplemente la vida


cotidiana, soú lo de ese eterno murmullo interior de: "Tenemos que arreglarlo, tenemos que
hacerlo mejor, tenemos que hacer lo correcto, tenemos que encontrar la manera", al cual
llamamos inquieta calma o nudo en las entranñ as. Y por el otro lado de la misma moneda, le
llamamos: "Tenemos que aceptarlo, tenemos que vivir con eso, no puedo hacer nada al respecto,
me guste o no". La misma cosa, las mismas vibraciones.

LA JUGUETERÍA ES TODA TUYA


Imagina que te conviertes de pronto en un ninñ o que anda suelto por la jugueteríúa maú s
grande y mejor surtida que hayas visto jamaú s en este ancho y amplio mundo, y que te dicen que
puedes tomar lo que desees. iGuau! Eso va maú s allaú de nuestra imaginacioú n. Sin embargo, asíú es
nuestro universo: una gigantesca jugueteríúa de la cual podemos tomar lo que queramos para
jugar con ello. Estaú ahíú todo para que lo tomemos, o en espera de ser creado. Todo lo que
tenemos que hacer es seeeeentir lo que queremos y magnetizarlo, atraerlo hacia nosotros.

Por ejemplo, digamos que en nuestra jugueteríúa maú gica hay ¡Un fantaú stico nuevo empleo
que te estaú esperando!. O tal vez encuentres ahíú mismo tu proú xima casa, con todos los lujos
inimaginables y con maú s aparatos electrodomeú sticos de los que jamaú s hayas visto. A la vuelta de
la esquina hay tambieú n una nueva y maravillosa relacioú n (o una vieja relacioú n renovada). Ha
tambieú n, hay a tu disposicioú n, un nuevo cuerpo, totalmente reformado, y con las medidas
adecuadas.

¡Eso es espleú ndido! Pero, ¿de doú nde te van a llegar todas esas rosas maravillosas? ¿Te
van a caer del cielo, o seraú n un regalo de m aú ngel guardiaú n? No, van a salir de ti mismo. Para
poder obtenerlas, todo lo que tienes que hacer es desearlas con una intensidad que proceda de
lo maú s profundo de tu ser, con una intensa vibracioú n de "sentirte bien".
VIEJAS CREENCIAS OXIDADAS
Para nosotros, es difíúcil aceptar la idea de que lo que ha sido nuestra vida no tiene
absolutamente nada que ver con lo que puede ser. Eso es diametralmente opuesto a coú mo
pensamos que funcionan las cosas. Sin embargo, lo que ha sido -o lo que sea que tengamos frente
a nosotros en este mismo momento-, es soú lo el resultado de coú mo hemos dejado fluir nuestras
energíúas anteriormente, y no de "la forma en la que son las cosas".

Lo que ha sucedido en nuestras vidas, no es producto de algo o de alguien "fuera de


nosotros", tampoco es el resultado de la buena o la mala suerte, mi abuela decíúa: “Hay personas
que nacen con estrella y otros estrellados”, o de ser una buena persona, de ir a la iglesia, de ser
una persona recta o una mula terca. Lo que nos ha pasado no tiene nada que ver con la familia, el
gobierno o la escuela oú la empresa donde estoy.

Lo que ha ocurrido en nuestra vida es el resultado directo del lugar en el que ha estado
nuestro enfoque. Y la mayor parte de nuestro enfoque procede de creencias anticuadas, de esas
filosofíúas que huelen a rancio y que nos metieron en la cabeza, o que hemos aceptado a pie
juntillas como la realidad, desde que eú ramos bebeú s. Nos atiborraron con ellas y todavíúa estaú n ahíú:
patrones arcaicos de pensamiento sobre lo que consideramos que es la realidad, patrones de
pensamiento que francamente deberíúan estar en el bote de la basura.

Los psicoú logos las llaman introyecciones, suena como inyecciones ¿verdad? Y casi asíú nos
fueron inculcadas, se identifican faú cilmente porque son creencias que tenemos que comienzan
con: “Tengo que…..” a diferencia de aquellas que comienzan con “Quiero que…”. En teú rminos
generales, las primeras son del tipo de viejas creencias enmohecidas, son nuestro mayor
obstaú culo para crear ciertas situaciones que nos proponemos, porque aparecen y nos detienen
cada vez que pensamos que nos gustaríúa tomar otra direccioú n.

Otras proceden de nuestro autoconcepto, que por cierto tambieú n aprendido de lo que
nos dijeron que valíúamos Ya sabes a lo que me refiero: tuú piensas que te gustaríúa conseguir un
nuevo empleo, y entonces surge el reclamo del pensamiento, cargado emocionalmente, de: "Pero
no puedo, porque......, oú un automoú vil nuevo: "Pero no puedo, porque...", oú una nueva relacioú n:
"Ay, no, no, REALMENTE no puedo," porque...

Son los valores y conceptos eú ticos de nuestros ancestros respecto a "deberíúas" y


"si soú lo"; ya "lo correcto" y "lo incorrecto". Son filosofíúas anticuadas de nuestras religiones que
nos dicen que no podemos tener una vida mejor hasta que nos vayamos de aquíú, o que "soú lo por
medio del sufrimiento podemos esperar alcanzar el reino de Dios". Son convicciones acerca de
logros y de eú xito, de trabajar y ganarnos la vida. Son creencias que nos han impulsado a buscar
siempre lo malo que hay en todo, convencidos de que debemos encontrar formas de arreglar las
cosas antes de poder avanzar: el trabajo, el medio ambiente, nuestra pareja, el gobierno,
nuestros hijos y, sobre todo..., a nosotros mismos.

"Tengo que arreglar esto, tengo que arreglar aquello, tengo que arreglar esto; no lo
quiero de esta manera; no me gusta de esta manera; tengo que arreglar esto." Es un enfoque de
vida basado en que las cosas estaú n mal y hay que arreglar como visioú n de vida. Sin embargo, tal
vez nuestras creencias maú s perniciosas son las que maú s nos agradan, como la de echar la culpa
de todo lo que nos sucede a los demaú s, a nuestros empecinados dirigentes, a nuestros familiares
alcohoú licos o a nuestros antipaú ticos jefes.

Culpamos, con la constancia del sol naciente, pensando que no hay nada de malo en eso
porque asíú es como funciona el mundo. Estamos convencidos de que culpar nos hace sentir
mejor y nos libera de los desastrosos resultados, asíú que lo seguimos haciendo todavíúa maú s, sin
tener idea de cuaú n destructivas han sido -y estaú n siendo- dichas vibraciones negativas para
nuestra vida.

Pero aquíú estaú n las buenas noticias: sin importar lo que el desfile actual de psicoú logos y
consejeros digan en contra, no tenemos que hurgar en toda esa inútil basura para hacer que
la vida funcione a nuestro favor. Con unos cuantos sencillos trucos del oficio y la conciencia de
que realmente no hay maú s dificultad que prestar atencioú n a coú mo estamos sintieeendo,
aprenderemos faú cilmente a superar esas viejas ideas, anticuadas, que nos mantuvieron
prisioneros durante tanto tiempo, viviendo una ida difíúcil que siempre pensamos que era
perfectamente normal.

“NO QUIERO"

Existe soú lo un lugar de donde procede toda la energíúa negativa: de nuestros "no quiero".
Algunas veces los llamamos complejos de culpa, otras veces les decimos temores, remordimien-
tos, preocupaciones, o dudas. Pero por ahora, para poder descartar toda la palabreríúa que usan
los psiquiatras, los llamaremos simplemente "no quiero".

Aunque resulte difíúcil de creer, la mayoríúa de nuestros pensamientos cotidianos -y, por
tanto, de nuestros sentimientos- son acerca de cosas que no queremos, grandes y pequenñ as, de
aquíú y de allaú , que vuelven del pasado o que se contemplan en el futuro. Este tipo de
pensamiento es interminable, la mayor parte de eú l es automaú tico e inconsciente, pero
terriblemente limitante. Te invito para hacerlo praú ctico que le preguntes a una persona de tu
confianza: ¿queú quieres de la vida?

Te aseguro que en maú s del 90% de los casos te daraú n una larga explicacioú n de lo que NO
quieren, pero cuando insistes, bueno ya se lo que no quieres, ahora dime ¿Queú SI quieres?. Lo
maú s probable seraú como respuesta un largo silencio, ¿checas?. Veamos:

No queremos tener que conducir el auto hasta el trabajo cuando hay mal tiempo. Llegar
tarde al trabajo. Disgustar al jefe. Que continuú en nuestras carencias. Vernos mal. Que danñ en a
nuestros hijos. Que nos deú gripe. Que nos despidan. Hacer largas filas. Levantarnos
temprano por la manñ ana. Maú s cuentas por pagar. Vivir en un clima tan fríúo. Que se ponga la
luz roja. Divorciarnos. Sufrir. No tener dinero suficiente. Fallar en el examen, etceú tera,
etceú tera.

Ahora bien, de la lista anterior algunas nos pareceraú n maú s intrascendentes que otras, sin
embargo enfoú cate en cualquiera durante cierto tiempo y la veraú s frente a ti hecha realidad, antes
de que sepas coú mo ocurrioú .

Lo que es peor auú n, el poder colectivo de todos los conscientes e inconscientes "no
quiero" que esparcimos eneú rgicamente durante todo el díúa, se convierte en la suma de
vibraciones que produce nuestro mundo individual. Nos guste o no, esa mezcla es normalmente
negativa. ¿Te das cuenta el contaminado ambiente de energíúa negativa en que estamos
inmersos?

Por ejemplo, revisemos esas viejas telaranñ as de nuestro pasado que comienzan con el "si
tan soú lo":
Si tan soú lo hubiera tenido otros padres.
Si tan soú lo hubiera podido ir a la universidad.
Si tan soú lo no me hubiera casado con esa persona.
Si tan soú lo hubiera aceptado ese trabajo.
Si tan soú lo no hubiera desviado mi ruta.
Si tan soú lo, si tan soú lo, si tan soú lo...
Los "si tan soú lo" son sencillamente el tiempo pasado de los "no quiero". "Yo no
queríúa realmente esos padres". "Yo no queríúa tener que buscar trabajo sin tener un tíútulo uni-
versitario". "Yo no queríúa un matrimonio desventurado". "Yo no queríúa un empleo con tan bajo
salario". "Yo no queríúa tener un accidente automovilíústico, pero cambieú de carril." Y entonces
aparecen todos esos tramposos "quiero" que no son maú s que "no quiero" disfrazados:
Quiero ponerme bien.
Quiero salir de deudas.
Quiero bajar de peso.
Quiero dejar de fumar.
Quiero que mejore nuestro desastroso matrimonio. Quiero que mi coú nyuge obtenga un
mejor trabajo.

Quizaú pienses que estaú s siendo positivo puesto que no estas empleando los "no quiero",
pero, ¿en queú te estaú s enfocando? El uso de los "quiero" disfrazados tampoco es muy
recomendable, porque no nos permite obtener lo que en verdad deseamos, ya que en realidad
hace que nos concentremos en los "no quiero" y puesto que recibimos aquello en lo que nos
enfocamos..., ¿queú crees?, ahíú aparecen tus "no quiero" para encontrarse contigo.

Ahora bien, no estamos describiendo casos extremos de personas malignas, no para


nada, quiero hacer conciencia que en la media de personas normales como tu y yo, el enfoque de
nuestra vida ha estado casi siempre en los "no quiero": no queremos trabajar tan duramente, no
queremos que se descomponga nuestro auto, no queremos esto y no queremos aquello a lo largo
del díúa, lo cual soú lo atrae hacia nosotros lo que no queremos.

Digamos que en tu trabajo hay algo que no te gusta, o que te ves obligado a conducir un
automoú vil destartalado, o que tienes una pareja que te estaú volviendo loco. Y supongamos que
piensas en estos "no quiero" una y otra vez. Cada vez que vuelves al mismo tema y anñ ades otros
dieciseú is segundos a eú l, con una buena dosis de emociones, no soú lo lo estaú s aumentando y
acrecentando su poder, sino que estaú s facilitando el pensar en eú l.

Cuando piensas en el mismo problema una y otra vez, se vuelve tan faú cil pensar en eú l,
que casi no puedes apartarlo de tu cabeza. Y antes de que te des cuenta, precisamente lo que no
quieres que suceda..., ¡ocurriraú ! Si vives constantemente preocupado porque no quieres que
alguien raye tu automoú vil nuevo, te convertiraú s en el blanco perfecto de vibraciones que atraeraú n
hacia tu auto al tipo loco que estaú en el estacionamiento.

Si estaú s obsesionado con no tener vecinos desagradables como los que vivíúan en la casa
de al Iado, lo maú s probable es que esteú s listo para atraer a gente odiosa, con perros que ladran
toda la noche, y no lograraú s jamaú s sacarlos de ahíú. Si no quieres maú s problemas con las cuentas
por pagar, con seguridad esos problemas empeoraraú n. Si no quieres pasar solo estas
vacaciones..., bueno, ya te imaginas cuaú l seraú el resultado.

Todo aquello que incluyas en tus vibraciones, durante dieciseú is segundos o maú s, seraú
atraíúdo hacia ti, te guste o no te guste. Asíú que, cuando empieces a evocar todas esas cosas que no
quieres, y fluyan de ti dieciseú is segundos de sentimientos cada vez que hablas del asunto, eú ste se
volveraú parte de tus vibraciones diarias. Y muy pronto lo estaraú s viviendo..., aunque no te guste...,
lo estaraú s vibrando..., hablando de ello..., quejaú ndote de ello..., daú ndole vueltas..., y haciendo que
coincida maú s todavíúa que al principio con tus vibraciones diarias. Estaraú s vibrando precisamente
con aquello que no quieres.

Esas vibraciones no pueden irse tan faú cilmente. Son parte de ti. ¡No importa cuaú nto te
preocupes o te quejes al respecto, no se iraú n! Estaú n incluidas en tu vida y cuanto maú s las vivas, re
enfoques y reflexiones en ellas, maú s fuertes se volveraú n y retendraú n en tu vida esa circunstancia
de la que tanto deseas librarte.

PERO HAY MÁS...

Ademaú s, hay otro problema: ¿recuerdas los diapasones que estaban dentro de una
habitacioú n, y que soú lo sintonizaban con los que sonaban en la misma frecuencia? Lo mismo suce-
de con nuestros pensamientos. Cuanto maú s pienses en algo, no soú lo atraeraú s maú s de aquello en lo
que estaú s pensando, sino que también estarás haciendo sonar y atrayendo cualquier otra cosa
-cualquiera- que casualmente esté en una frecuencia similar.

El resultado podríúa ser desde un caso grave de gripe, hasta ser despedido de tu empleo,
cuando lo que estabas pensando realmente era en que no teníúas dinero para arreglar el techo
con goteras. Ahora, de pronto tienes ese lindo paquete de sorpresas de la misma vibración
-aunque no sean la misma cosa de tus "no quiero" nada agradables. Al pensar soú lo en uno de
ellos, estaú s extendiendo una invitacioú n para cualquier cosa que pueda estar "saltando" dentro de
la misma frecuencia. Si coincide con tu vibracioú n, puede ser tuya, sin importar si estaú s o no
enfocado en ella.

¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demaú s sale igual de
mal? Eso se debe a que las vibraciones que estaú s enviando estaú n coincidiendo con todo tipo de
otras cosas con la misma longitud de onda. Al estar pensando en algo, una y otra vez, creas una
espiral de pensamiento, que se vuelve considerablemente maú s grande con soú lo Dios sabe queú
maú s, que comienza a girar alrededor de tu centro magneú tico y se encamina hacia ti.

Por ejemplo, si te concentras demasiado tiempo en lo que te disgusta del trabajo que
realizas, automaú ticamente haraú s que pasen cosas como que le den un golpe a tu auto, que se tape
el fregadero, que pierdas las llaves, que el refrigerador deje de funcionar y que te tropieces y te
lastimes el dedo gordo del pie. Y todo por estar pensando una y otra vez en un solo "no quiero"
que, por cierto, ahora seraú peor que antes.

Los "no quiero" pueden ser muy importantes o triviales, pero de cualquier modo, cuando
nos enfocamos en uno, o en un centenar de ellos, hacemos que emitamos vibraciones que
seguramente atraeraú n todo tipo de cosas que no se relacionen en lo absoluto con algo agradable.
N o pueden hacerlo. Estaú n en una frecuencia totalmente diferente.

Y asíú, damos vueltas y vueltas existiendo; eso es todo, existiendo, mantenieú ndonos a
nosotros mismos alejados de las energíúas maú s elevadas de bienestar, que nuestro estado real y
nuestro absoluto e irrefutable derecho.

Dos cosas son ciertas: 1) piensa durante suficiente tiempo en algo que no quieras, y tuú
mismo lo atraeraú s, o eso te atraeraú a ti, y 2) piensa en un "no quiero" con verdaderos senti-
mientos atraú s de eú l, y automaú ticamente atraeraú s otros sucesos desagradables de frecuencia
similar.

EN SINCRONÍA O SIN ELLA.

Asíú, pues, ¿queú hacemos con todo esto? ¿Coú mo cambiar? Seguramente no podremos
controlar todas y cada una de las cosas que decimos, hacemos o pensamos a lo largo del díúa, por
pequenñ as que eú stas sean, nos volveríúamos locos tratando de hacerlo.

No te preocupes, eú sa no es la idea. Todo lo que necesitamos hacer es volver a nuestro


genio maú gico, los sentimientos, y aprender a reconocer coú mo se siente vibrar con "esta" y con
"aquella" energíúa, e identificar cuaú ndo estamos en alta o en baja frecuencia, cuaú ndo nos sentimos
mal o bien, y sintonizados con sentimientos negativos o realmente positivos.

Ahora, volvamos al asunto de las vibraciones. Absolutamente todo en el universo


responde a las vibraciones; eso es una ley. Asíú como los sentimientos de alegríúa, pasioú n, amor o
cualquier otro tipo de auteú ntica felicidad, son nuestra interpretacioú n de ciertos tipos particulares
de vibraciones, cuando sentimos ansiedad, culpa o resentimiento, tambieú n estamos
interpretando cierta clase de vibraciones. Y no olvides por queú con un tipo de vibracioú n te
sientes mejor que con otro: uno estaú maú s cercano a nuestra fuente; el otro, no.

Todos y cada uno de nosotros somos extensiones fíúsicas de muchíúsimo maú s de lo que
vemos, extensiones de un ser maú s amplio, un ser no fíúsico (nuestra fuente de energíúa), que se
estaú expresando a síú mismo justo ahora, en un cuerpo humano. Cuando vibramos en sincroníúa
con esa energíúa, nos sentimos bien; y, al contrario, cuando nos sentimos deprimidos y mal,
significa que estamos vibrando fuera de sincroníúa, aunque lo hagamos con esa misma energíúa
pura y positiva.

Los "no quiero" significan que estamos fuera de sincroníúa. Cuando vemos algo y decimos:
"No quiero esto", suceden dos cosas. Primero, no hay la menor posibilidad de que el "no quie ro"
seú vaya, porque lo estamos reteniendo en nuestra vibracioú n al centrar la atencioú n en eú l. Y
segundo, nos sentimos mal, deprimidos, abatidos, vacíúos, o con cualquier otro tipo de sen -
timiento, menos el de felicidad.

Por tanto, cuanto maú s estemos en sincroníúa con la energíúa de nuestra fuente original,
mejor nos sentiremos. Y cuanto maú s alejados estemos de esa sincroníúa, peor nos sentiremos. En
otras palabras: sentirse bien es lo que debe ser natural, aunque no es lo normal para nosotros,
al menos por el momento. Cualquier situacioú n diferente a eú sa no es natural, pese a que por
ahora, lamentablemente, sea lo normal para nosotros.

PERO, ¡CUIDADO!

Nuestro principal problema con las emociones negativas es que muy pocas veces somos
conscientes de que las tenemos. Sin embargo, si estuvieú ramos emitiendo la alta frecuencia de la
alegríúa todo el tiempo, en lugar de vibraciones maú s bajas que no tienen nada que ver con la
alegríúa, tendríúamos tal prosperidad, lujos y eú xitos -para no mencionar felicidad, salud perfecta y
bienestar-, que nada de esto nos importaríúa.

EÉ sta es, pues, la clave de ese estado que llamamos normal, el cual ocupa
aproximadamente el 99 por ciento de nuestro tiempo, y que no es otra cosa maú s que vibraciones
negativas. Las vibraciones negativas de cualquier tipo, de cualquier intensidad, con cualquier
excusa, significan que nosotros mismos nos hemos alejado de la vida. Estamos existiendo, pero
no viviendo. ¡Una gran diferencia!
Las vibraciones negativas significan que nos hemos desconectado de nuestra fuente.
Las vibraciones negativas se presentan cuando nos negamos a permitirnos siquiera
pensar en todo aquello que nos hace felices.
Las vibraciones negativas surgen de vivir con los "no quiero". Y eú se es el uú nico lugar de
donde provienen. Las vibraciones negativas significan que hemos cerrado las puertas de nuestra
"jugueteríúa".

Ninguno de nuestros maú s acariciados anhelos puede manifestarse mediante vibraciones


de "no quiero". Estos "no quiero" forman parte de una frecuencia diferente llamada "alegríúa", que
permanece lejos de nosotros, muy distante, hasta que la llamamos por medio de las vibraciones
maú s altas del "sentirse bien".

Asíú de simple: nuestros "quiero" soú lo se sincronizan con las vibraciones positivas de
nuestro "Ser interior/Ser expandido", y no con nuestras vibraciones negativas. Debido a que
nuestros "quiero" nos traeraú n placer -de cualquier tipo-, la uú nica vibracioú n con la que coinciden
es con la de nuestra "intencioú n original" de estar en armoníúa.

No podemos pensar en lo que no queremos y esperar obtener lo que sí queremos.


Es como tratar de mezclar aceite y agua: mezclar frecuencias bajas con frecuencias altas es
imposible, unas siempre superaraú n a las otras, dependiendo de cuaú l sea el sentimiento do-
minante en un momento determinado. Incluso el sentirse moderadamente preocupado (que es
maú s o menos la constante en nuestra vida) cierra la puerta a la abundancia y al bienestar, a los
cuales Dios nos dio derecho al nacer.

Por tanto, baú sicamente hemos estado destruyendo nuestros propios propoú sitos durante
todo el tiempo. Al pensar que era importante preocuparse por cualquier cosa, como las cuentas
por pagar, los ninñ os, la abuela, la situacioú n mundial, lo que hemos estado haciendo ha sido
generar un constante flujo de energíúa de baja frecuencia, que retiene la mayor parte de lo que
deseamos para nosotros mismos, para otros y, tambieú n, para el mundo.

¡HURRA CON LO NEGATIVO!

He aquíú otra forma de plantear la situacioú n: cualquier emocioú n que no pertenezca a la


familia de la felicidad debe ser considera negativa, pues se origina en la carencia de algo.
Analiceú moslo: cada emocioú n negativa que hemos tenido, sin importar cuaú n deú bil u oculta esteú ,
procede de la carencia de lo que realmente queríúamos. Por ejemplo, la culpa: culpamos a alguien
o a algo porque nos da lo que no queremos, lo cual es solamente la carencia de lo que sí
queremos.

Estamos preocupados por perder a alguien o algo, asíú que estamos temiendo la ausencia
-la carencia- de ese alguien o algo.

Nos provocan temor ciertas cosas que "andan por ahíú", por que carecemos del
sentimiento de seguridad. Nos justificamos y lo racionalizamos, porque nos hace falta la
aprobacioú n de alguien (¡incluyendo la nuestra!). Nos sentimos deprimidos, puesto que no
tenemos algo que queremos, aunque soú lo sea el sentirnos bien.

Nos sentimos ansiosos, ya que carecemos del tiempo y los recursos para producir.
Cada sentimiento negativo en el diccionario, procede de una carencia. ¡Y doy gracias a
Dios por eso! ¿Queú estoy diciendo? Síú, ya seú que eso suena a locura. Pero, ¿coú mo podríúas reco -
nocer lo que QUIERES, si no sabes primero queú es lo que NO quieres? No se puede. Soú lo a partir
de un "no quiero", es posible identificar un "quiero", lo cual significa que toda experiencia
desagradable, todo acontecimiento negativo, todo momento des-, afortunado, y cualquier
pequenñ a preocupacioú n, es una oportunidad que nos brinda la vida.

Un "no quiero" es una llamada a despertar, una llamada a salir del escondite, a cambiar
de velocidad y a atraer la "vida real". Asíú que bendice. Todas las emociones negativas que hayas
tenido, o que esteú s teniendo ahora, sin importar lo desagradables o frecuentes que eú stas sean.
Son las herramientas maú s valiosas con las que cuentas, tu trampolíún al bienestar.

Cierto, es difíúcil hacerse a la idea de alegrarse por algo como el estreú s; pero, si has
logrado identificarlo (¿y quieú n no?) y puedes admitirlo y sentirlo, has dado el primer paso, y el
maú s importante, para aprender a ser un verdadero creador.

PASO UNO: IDENTIFICA LO QUE NO QUIERES.


Existen dos clases de "no quiero": los universales y los personales; los universales son
los maú s comunes y faú ciles de identificar. Los "no quiero" universales son los que a todos nos dis -
gustan, las cosas que nadie quiere en el planeta como, por ejemplo, cuentas bancarias vacíúas,
enfermedades, malas relaciones, trabajos insatisfactorios, cuerpos mal formados, baja auto
estima, techos con goteras, automoú viles descompuestos, robos, asaltos, accidentes terribles y
hasta el calentamiento global. Esto es suficiente para empezar.

Los "no quiero" personales son las cosas levemente desagradables de la vida, que soú lo
nos molestan a nosotros y no necesariamente a los demaú s, son cosas que, de manera personal,
preferiríúamos evitar, como el tener que pronunciar un discurso en una junta, matar aranñ as, coser
agujeros en los calcetines de los ninñ os o actuar como jurado en largos juicios. Ocurren con
menor frecuencia que los "no quiero" universales, porque no estamos tan a la expectativa de que
se presenten, y en consecuencia, no suceden. Por ejemplo, digamos que estaú s realmente furioso
con tu jefe (un "no quiero" personal).

En el camino de regreso a casa te detienes en el supermercado, y claro, por la forma en


que estaú s vibrando, te colocas en la fila de la cajera maú s grosera y malhumorada del lugar. En
otras circunstancias no te importaríúa, pero ese díúa la lentitud del avance de la fila, y la actitud de
la cajera, te sacan de quicio. Mientras vas camino a casa, sigues sintieú ndote furioso con la
empleada -durante maú s de dieciseú is segundos-, hasta llegar al punto en que tus pensamientos se
convierten en sentimientos, y, consecuentemente, en movimiento de vibraciones.

Piensas en la cajera durante la cena, maú s de dieciseú is segundos, y en verdad logras


convertir la vibracioú n de los "no quiero" en una parte de ti. Hablas de ella en el trabajo (excelente
tema de conversacioú n para la hora del cafeú ) y cuentas lo que sucedioú , sin perder detalle, a tu
mejor amigo durante el almuerzo. Ahora es cuando lo mejor seríúa que te escondieras, porque la
energíúa que estaú s produciendo, con un enfoque tan especíúfico, se ha convertido en un
boomerang y puedes apostar a que ya se dirige de vuelta contra ti.

A la noche siguiente, todavíúa enojado con la cajera, decides ir de compras a la tienda del
competidor. Haces tus compras, te diriges a la caja y, ¿adivinas queú ? ¡Ganas la apuesta! Te toca
otra cajera, atraíúda por tus vibraciones, tan desagradable o maú s que la anterior. Has vuelto a caer
exactamente en lo que queríúas evitar. ¡Tuú lo pediste! Obtuviste la consecuencia de tus
vibraciones; no hay otra regla de vida maú s efectiva que eú sa.

Los "no quiero" personales generalmente no son tan graves, por lo menos al principio.
Vienen de nuestro deseo innato de experimentar las cosas bellas de la vida, mientras que los "no
quiero" universales tienen raíúces maú s profundas, y proceden casi siempre de temores e
inseguridades humanas.

Pero lo importante no es si un "no quiero" es universal o personal, intenso o leve,


constante o pasajero. La cuestioú n es que puedes descubrirlo, sentirlo, o hacer lo que se necesite
para identificarlo..., y cambiarlo. Eso significa que debes cambiar cuanto antes los sentimientos
de "sentirte mal" por los de "sentirte bien".

OBSÉRVALO

El secreto para volar hacia el mundo maravilloso es simplemente "sentirte bien", y no


requiere de otra cosa que empezar a pensar en los "quiero", en lugar de en los "no quiero".
Debido a que los "quiero" y los "no quiero" se pueden confundir tan faú cilmente, y a que los "no
quiero" casi siempre predominan, debemos ser muy precavidos.

Por ejemplo, consideremos el pensamiento: "No quiero que me deú gripe". Aun cuando lo
que estaú s diciendo es que quieres sentirte bien, ¿en queú te estaú s enfocando? Lo estaú s haciendo
precisamente en lo que no deseas, asíú que de ese modo es como estaú s vibrando. De acuerdo con
la Ley de Atraccioú n, vibras y das vida a aquello en lo que te concentras, en este caso, a la gripe.

O bien, considera la siguiente frase: "No quiero seguir conduciendo este viejo automoú vil"
. Lo que tuú quieres es un automoú vil nuevo, pero te estaú s enfocando en el viejo. No soú lo estaú s
vibrando en armoníúa con tu "no quiero" (conducir tu viejo auto), lo cual aleja la posibilidad de
que se vuelva realidad tu deseo de tener un nuevo automoú vil, sino que ese enfoque pro-
bablemente provocaraú que ocurran todo tipo de cosas desagradables a tu pobre auto viejo. Y si
soú lo te enfocas en el dinero que te falta para comprar un auto nuevo, o para arreglar el viejo,
observa coú mo las dos cosas se atraen como abejas a la miel: el viejo auto se descompondraú y no
habraú dinero en el banco para arreglarlo.

Un fuerte sentimiento de: "No quiero que me multen por exceso de velocidad”, es una
buena invitacioú n vibratoria para que el agente de traú nsito escondido detraú s del aú rbol que estaú
cavilando en: "Voy a alcanzar a ese tonto como sea". Las mismas vibraciones' negativas se unen.
Un fuerte sentimiento de: "No quiero reprobar este examen" es un tipo de enfoque del que
deberíúas prescindir si realmente quieres aprobarlo. Un fuerte sentimiento de: "No quiero que mi
hijo resulte lastimado" es un gran preludio vibraú til de un accidente.
"No quiero que me roben."
"No quiero enfermarme cuando sea viejo.".
"No quiero que se descomponga mi automoú vil."
"No quiero vivir asíú." .
"No quiero pagar tantos impuestos."
"No quiero cometer un error."
"Odio la guerra."

Todas son cosas que quieres cambiar, pero que con tu en foque, las has incluido en tus
vibraciones. Enfoú cate en los "no quiero" y obseú rvalos crecer.
Asimismo, resulta enganñ oso enfocarte en el "quiero", cuando en realidad estaú s vibrando
en un "no quiero" como en los siguientes casos:
"Quiero terminar con esta relacioú n."
"Quiero un empleo con mejor sueldo."
"Quiero al gobierno fuera de mi vida."
"Quiero salir de deudas."
"Debemos detener la destruccioú n de los bosques."

¿En doú nde estaú tu enfoque? En cada uno de esos casos, estaú en lo que no quieres, no en lo
que síú quieres. Si al pensar en ellos tienes un pensamiento pasajero sobre un "no quiero", no hay
problema. Pero si prestas demasiada atencioú n a algo que realmente no quieres -aun cuando
pienses que es algo que quieres- tarde o temprano creceraú y te alcanzaraú .

VUÉLVELO ACOGEDOR

Obviamente, nadie se detiene a analizar cada pensamiento que tiene, para ver si esa
tonteríúa es un "quiero" o un "no quiero". Nos volveríúamos locos en cinco minutos. No, no te-
nemos que hacer eso. Todo lo que tenemos que hacer, es prestar atencioú n a coú mo nos hace sentir
un pensamiento.

Si lo que estaú s diciendo o pensando te hace sentir rumbo al cielo, lleno de alegríúa, estaú s
en un "quiero" (bandera verde). Si, en cambio, sientes que has entrado a una nube oscura y
huú meda, estaú s en un "no quiero" (bandera roja). De hecho, si te produce cualquier tipo de
sentimiento que no sea, agradable, tienes un "no quiero" en accioú n. Simplemente vuelve a
pensarlo, usa otras palabras, otro enfoque, y vuelve a sentirlo hasta que hayas encontrado una
forma acogedora en un caú lido y suave "quiero" y esteú s vibrando ahíú, seguro ya salvo.

A continuacioú n te presento un buen ejemplo. Repíútete a ti mismo: "Quiero ser feliz". Es


evidente que es un "quiero", pero estaú s partiendo de una carencia de lo que deseas. Asíú que,
decirlo de esa manera, ¿coú mo te hace sentir? ¿De maravilla? (¡Lo dudo mucho!) ¿Feliz? (¡es muy
poco probable!).

Muy bien, ahora di: "Quiero que la felicidad que tengo en este momento en mi vida se
extienda, y se convierta en una alegríúa continua e interminable". ¿Coú mo te sientes con eso?
Mucho mejor, ¿verdad?

"Quiero salir de deudas." No hay necesidad de preguntarte coú mo te hace sentir eso.
Mejor repite: "Quiero usar mi talento en una forma que sea positiva, satisfactoria y realmente
remuneradora. Seú que puedo hacerlo". O: "Intento tener maú s tiempo para dedicarme a proyectos
agradables, novedosos y que me produzcan dinero". O: "Me siento lleno de vida cuando soy
creativo", lo cual marca una enorme diferencia con el sentimiento de: "Quiero salir de..."

Pero no te dejes seducir por las palabras, o terminaraú s hundido en la confusioú n.


Simplemente mantente sintonizado en como te sieeentes cuando dices o piensas algo. Despueú s,
experimenta con diferentes declaraciones. Cuando encuentres una que te provoque sentimientos
realmente agradables, .significa que te has conectado con tu Fuente de energíúa y verifica coú mo te
hacen sentir las cosas que dices todos los díúas:
"Síú, estoy enfermo y harto de eso, tambieú n."
"Síú, síú, ya lo seú . Es terrible lo que estaú sucediendo." "Olvíúdalo, no tenemos ni la menor
oportunidad." "Estoy de acuerdo, eú l es un verdadero problema."
Si no te hacen sonreíúr, si no te hacen sentir coú modo y protegido interiormente, son
vibraciones negativas y "no quieros"; si no te hacen sentir verdaderamente acogido, no las digas,
o caú mbialas por otras.

ÉSTAS SON TUS OPCIONES


El pensamiento social consciente, entendiendo a eú ste como el que fluye de las masas, gira
principalmente en torno a los "no quiero", pero no es justo culpar a los demaú s por el turbio mar
de pensamientos en el que vivimos. ¿Cuaú ntas veces has hablado de lo terrible que es algo? Eso se
agrega a ese mar. ¿O cuaú ntos de tus companñ eros de trabajo protestan y se quejan por esto, por
eso y por lo de maú s allaú ?, o queú tal la frase: "iOh, demonios, otra vez es lunes!", tambieú n eso va a
parar a ese mar. Todo eso es lodo de bajas vibraciones. Lo transpiramos, lo aspiramos, vivimos
en eú l.

Asíú que a continuacioú n te presentareú tus opciones: o aprendes a identificar una vibracioú n
positiva de una negativa y tomas el control de tus "quiero" y "no quiero", o seguiraú s en ese
negativo mar de basura, para andar a ciegas, como casi todo el mundo, el resto de tus díúas.
Forcejeos, desacuerdos, conflictos, enfermedades y muy poca felicidad, seraú n tu recompensa.

¡Quizaú son palabras duras, pero eso se puede remediar faú cilmente volvaú monos
generadores de pensamientos, en lugar de receptores de los mismos! De ese modo estaremos en
otro juego, y ya no tendremos que vivir sometidos al capricho de las emociones ajenas.
Dejaremos de ser el pasajero vulnerable e indefenso y pasaremos a ocupar el asiento del conduc-
tor o las fuerzas exteriores son irrelevantes. El pasado ya no tiene importancia. Finalmente
estaremos saliendo del ambiente que no podemos controlar. Nuestra vida, de aquíú en adelante,
seraú la que escojamos.
EL FINAL DE LA HISTORIA

Hace tiempo solicite un preú stamo que fue rechazado. Bueno, tan pronto como me
dijeron analice y me di cuenta de que me habíúa hundido en serios "no quiero" que no solo habíúa
arruinado el preú stamo, no me tomoú mucho tiempo cambiar el interruptor de "sentirme mal" a
"sentirte bien". Y me mantuve firme en ello, a pesar de que el preú stamo habíúa sido rechazado.
Aun cuando no parecíúa haber esperanzas, me negueú a considerarlo asíú, y me puse a trabajar en
cambiar mi enfoque, mis sentimientos, mis vibraciones y hasta mi ropa cuando llegueú a casa
(aunque esto uú ltimo fue llevar las cosas demasiado lejos). A la manñ ana siguiente, el prestamista
me llamoú por teleú fono para decirme que habíúan solucionado el problema, que el preú stamo por
fin estaba aprobado y que el dinero me seríúa entregado en unos cuantos díúas.

¿Fue suerte? ¡Para nada! Fue un deliberado y propositivo cambio de sentimiento y por lo
tanto de flujo de energíúa. Ya habíúa recibido lo que no queríúa, asíú que no fue muy difíúcil identificar
mi "quiero", cambiar de sentimiento, tenerlo y fluir, y fluir. No siempre resulta sencillo "darle la
vuelta" a un no quiero" despueú s de que se ha saltado del avioú n sin paracaíúdas, pero en este caso
funcionoú .

La creacioú n negativa ha sido nuestra especialidad. Hemos moldeado nuestros mundos


privados usando incontables barriles de "no quiero" para responder a las eternas preguntas de
por queú , por queú , por queú : "¿Por queú nuestras vidas.- toman este curso?" "¿Por queú no somos tan
felices como nos gustaríúa ser..., como podríúamos ser..., como deberíúamos ser?"

"¿Coú mo es que nunca hemos llegado ahíú, ni hemos logrado subir hasta allaú ?". ¡Estaú bien!
Lo estaú , realmente. Lo hermoso hecho perfectamente. Sin nuestros "no quiero", jamaú s habríúamos
alcanzado nuestros "quiero". Ahora, soú lo tenemos que aprender coú mo dar vuelta a las cosas
deliberadamente, en lugar de hacerlo por casualidad.

Asíú que si sientes que de pronto te ha envuelto una horrible y espesa nube negra
recuerda que estaú fluyendo energíúa negativa de ti. Sencillamente salta de ella y ponte a hurgar
buscando alguú n tipo -cualquier tipo- del agradable "sentirse mejor". Ahora estaú s ondeando
banderas verdes en tu camino de atraer tus maú s amados profundos y acariciados anhelos, que en
principio, es a lo que viniste a este mundo.
SI, ESO SI.
PASO 2. LEY DE ATRACCIÓN.
Una vez que hemos aprendido que el empleo constante de nuestros "no quiero" es lo
que rige la mayor parte de nuestra vida, tratemos de entender lo que son realmente los
"quiero" y queú podemos hacer con ellos cuando los hayamos descubierto. Suena tonto,
¿verdad? Todos saben lo que desean en la vida, desde luego. Entonces si el mismíúsimo Dios se
les apareciera frente a ustedes y les ofreciera concederle un deseo, sabríúan de inmediato que
decir, ¿verdad?

¡Pues no! Los "quiero" son los maú s temibles malentendidos y descuidados elementos
de toda la raza humana, y yo podríúa apostar que para la mayoríúa de la gente el soú lo pensar en
ellos resulta auú n maú s aterrador que el silloú n de un dentista al que se le han terminado los
anesteú sicos.

Pero antes de que nos adentremos en el inquietante campo de los "quiero", es


importante que entendamos queú provoca alegríúa y pasioú n en nuestras vidas, y hace a la vida
digna de vivirse. De manera extranñ a, lo que nos da felicidad es precisamente aquello que
pensamos que maú s nos gustaríúa evitar, o sea, lo opuesto. Gustos y disgustos, queremos y no
queremos.

Aunque esta loú gica parezca insoú lita, sin los opuestos probablemente nos volveríúamos
locos. Para ilustrar mejor este concepto tan complicado, ven a volar conmigo en un viaje
imaginario sobre un pueblo ficticio, en un planeta tambieú n ficticio llamado Similitud.

NO, GRACIAS, SIMILITUD

Estaú ahíú, justo debajo de nosotros. El aú rea es muy parecida a la de cualquier lugar de la
Tierra. El mismo tipo de terreno, la misma clase de gente, lo mismo de todo. Todo parece
ideú ntico a lo que hay en nuestro planeta, excepto por una espantosa condicioú n, todo es gris: el
panorama, los edificios, los automoú viles, los animales, los cuerpos. Todo es del mismo color,
¡hasta del mismo tono! La gente no parece tener ninguú n entusiasmo, porque todo a su
alrededor es lo mismo, no hay en su vida reto alguno, ni cargas, ni obstaú culos, ¡no hay
contrastes!

¿Notas la indiferencia ante la gente? ¡No la hay! Es debido al aburrimiento, y es


agobiante. ¡Con razoú n! En Similitud nadie tiene que tomar decisiones, porque todas llevan al
mismo resultado. Ninguna pareja es diferente de otra, todos los empleos tienen el mismo nivel
de estíúmulo y... ¿Ya has visto suficiente? La escena parece lo maú s cercano al infierno que lo que
pudieú ramos imaginar.

¿A quieú n le gustaríúa vivir en un lugar asíú? ¿Queú caso tendríúa? No habríúa nada que
superar, nada que desear, no habríúa diferencias que apreciar, nada que inspirara entusiasmo.
Simplemente un lugar de aburrimiento infinito, que es precisamente lo que venimos a evitar en
este planeta Tierra. Venimos a buscar diversidad y diferencias. Venimos, extranñ amente, por el
contraste, por los opuestos. Eso es lo que nos ofrece nuestro tridimensional planeta Tierra: un
cuerno de la abundancia de alternativas y opciones, un campo de entrenamiento para
ayudamos a determinar queú cosas no nos gustan, para que podamos dar vuelta a la situacioú n y
-¡afortunadamente!- para crear el tipo de cosas que nos gustan. Como ha dicho alguien: si el
uú nico helado que hubiera fuera de vainilla, la vida seríúa bastante aburrida.

Asíú que tenemos opciones, muchíúsimas alternativas entre las cuales elegir, que nos
ofrecen las oportunidades de vivir y disfrutar de todo cuanto deseemos en este mundo de la
abundancia; pero, tambieú n, tenemos la oportunidad de descubrir cuaú nta tortura y privacioú n
estamos dispuestos a soportar, antes de permitir que esos deseos formen parte de nuestra
vida.

Reconozcaú moslo: somos verdaderos expertos en cuanto a identificar lo que nos


disgusta, pero no somos lo suficientemente haú biles como para permitirnos identificar con
exactitud lo que realmente, reeealmente, queremos, de modo que podamos atraer esas cosas
hacia nuestra vida, por el mero gusto de tenerlas.

La vida estaba destinada a ser: "No me gusta esto, sí me gusta esto otro"; en cambio, se
convirtioú en: "N o me gusta eso, pero supongo que tengo que soportarlo". Entonces nos retor-
cemos, nos enfurecemos, protestamos y nos quejamos de todo a lo que nos hemos resignado, lo
cual, por supuesto, nos mantiene maú s adheridos al centro' mismo del lugar donde no queremos
estar.

Asíú que, ¿queú quieres? ¿Lo sabes? ¿Te atreves a sonñ ar? ¿Te atreves a desear? ¿Te atreves
a dejar que tu imaginacioú n (el don maú s divino y poderoso de la raza humana) se desplace por la
fantasíúa? ¿Queú quieres? ¿Queú es lo que quieres, real y sinceramente?

LA TORTURA DE DESEAR

Cuando retrocedemos humildemente al principio de que todo en nuestra experiencia


proviene de nuestro enfoque y de coú mo nos hemos estado sintiendo, quizaú resulte natural que
pensemos: "Bueno, querer tal vez esteú muy bien para otros, pero yo no voy a empezar a sonñ ar
despierto de ese modo, a estas alturas. Mi vida marcha bien, la voy pasando. Asíú que, ¿por queú
ahora debo exponerme a maú s desilusiones?".

Vemos todas las cosas que nos gustaríúa tener, pero que no tenemos; todos los lugares
en los que nos gustaríúa estar, pero en los que no estamos; las escaleras que nos hubiera
gustado ascender, pero por las que no subimos. Cuando muy pocas de las cosas que nos
hubiera gustado tener y hacer han aparecido en nuestra vida, como si hubieú ramos elegido
deliberadamente que nada de lo que nos gusta sucediera, nos preguntamos: "¿Por queú empezar
a querer ahora?". Empleamos aquel viejo dicho de: "Entre maú s quiero, menos obtengo", junto
con el otro lado de la misma moneda que dice: "Claro que tengo muchos deseos y muchos
'quiero', pero de ninguú n modo pero conseguirlos ahora". Es triste decirlo, pero nos han "lavado
el cerebro" para hacernos creer que la mayor parte de los "quiero" no soú lo son egoíústas y
autocomplacientes, sino absurdamente imposibles.

¿Recuerdas cuando estabas en tercero o cuarto anñ o de primaria? Entonces no soú lo ya


teníúas edad suficiente para entender las desilusiones y reconocer el dolor que causaban, sino
que ya eras un experto veterano en evitar esos sentimientos. Descubriste a edad temprana que
cuanto maú s queríúas una cosa, con mayor intensidad sufríúas por el dolor de no tenerla.
Probablemente soú lo dejaste de querer, a menos, desde luego, que tuvieras la absoluta
seguridad y garantíúa de que tus "quiero" se materializaríúan.

Aun antes de eso, cuando eras un pequenñ o que empezaba a caminar y disfrutaba
explorar, te dirigiste tambaleante hacia el brillante florero en el mueble de la televisioú n y te
gritaron: ¡No, no, eso no se toca!" No soú lo una vez, ni un centenar de veces, sino unas sesenta
mil veces (seguú n dicen los investigadores), durante un periodo de tres anñ os; te dijeron: "¡No,
ninñ o malo, eso que quieres no es tuyo!". Para cuando cumpliste cuatro anñ os, lo pensabas muy
bien antes de querer mucho algo. Querer equivalíúa a ser "malo". Y eso no termina con los
primeros anñ os: "no" a esto, "no" a aquello, "absolutamente no" a lo de maú s allaú ..., parece que
todo esto fue lo que escuchaste durante tu crecimiento.

Para cuando llegaste a la preparatoria, te resultaba muy difíúcil desear realmente algo
que fuera maú s allaú de lo socialmente aceptado, como adquirir tu primer auto, asistir al baile de
graduacioú n y conseguir trabajo por horas mientras estabas en la universidad. Y que no se te
ocurriera desear conocer el mundo mientras encontrabas algo mejor que hacer. Ni se te ocu-
rriera convertirte en millonario al anñ o siguiente. "¡Ridíúculo! ¡Deja de estar en las nubes!". Asíú
que la mayoríúa de nosotros hacemos nuestros anhelos a un lado, mientras penetramos en los
dogmaú ticos "deberíúas" y "tienes que" de la vida adulta.

Hemos asimilado el gran dogma que afirma: cuanto maú s queremos algo que no estaú en
el "libro de reglas de la sociedad", lo maú s seguro es que no lo consigamos. Sonñ amos, pero
nuestros suenñ os nunca se hacen realidad. Sonñ amos un poco maú s, pero no pasa nada. Pronto
nos inclinamos ante la ficticia verdad de que sonñ ar en algo, o querer algo fuera de lo normal (y
con frecuencia, hasta dentro de lo normal), no es algo que esteú bien visto. Cuanto maú s lo
queremos, peor nos sentimos por no obtenerlo.

Finalmente, a excepcioú n de los pequenñ os suenñ os, los que sabemos que son prudentes y
accesibles, al paso de los anñ os cejamos de sonñ ar completamente. Y ahíú nos quedamos: en el
desolado santuario de Similitud, protegidos por la creencia erroú nea de que si sonñ amos poco, y
no sucede nada, no saldremos demasiado lastimados. ¡Santo cielo, queú forma de vivir hemos
escogido!

ROMPE LA BARRERA DEL "QUIERO"

Al principio, terminar con una vida de privaciones programada puede provocar un


poco de miedo, porque significa cambiar. Pero debemos destruida si queremos convertimos en
auteú nticos creadores, en lugar de seguir siendo creadores por casualidad. Y honestamente,
aprender a querer productivamente (y descubrir que estaú bien) no es tan complicado como
parece, una vez que aprendemos cómo querer, en lugar, de coú mo no querer.
Existen tres tipos baú sicos de "quiero", cada uno con su propia intencioú n, en nuestro
archivo de suenñ os.

Los "quiero" reales


En primer lugar estaú n los "quiero" reales, que se derivan de los "no quiero": "No quiero
ir a la casa de mis suegros en las vacaciones. En cambio, quiero...". "Ya no quiero vivir maú s aquíú,
en cambio quiero…”. EÉ sos son los maú s sencillos. Soú lo das vuelta a la paú gina de un "no quiero", y
ahíú estaú tu "quiero" real del otro lado.

Los "quiero" negativos


Luego siguen los "quiero" negativos, los que tienes que detectar antes de poder salirte
de ellos. Puedes identificarlos por la forma en la que te hacen sentir, puesto que nunca te hacen
sentir bien hasta que logras enfocar adecuadamente su intencioú n.
"Quiero estar bien" tiene un claro enfoque en el hecho aparente de que tuú no estaú s bien.
EÉ se es un "quiero" negativo. "Quiero ser rico" presenta la misma dificultad. Ambos vienen de un
lugar de carencia que nos causa incomodidad, por el simple hecho de que no tenemos algo que
queremos. Los "quiero" negativos son siempre "no quiero" y resultan difíúciles de detectar, a me-
nos que los sintonices con tus sentimientos.

Si tienes sobrepeso y quieres adelgazar, dices con toda inocencia: "Quiero estar
delgado", eú se es un "quiero" negativo y nunca, jamaú s, lo sentiraú s como una grata sensacioú n que
te reconforte. Proviene de anhelar, de anñ orar o de un desear vacíúo, todo ello de energíúa
negativa. Surge de la necesidad, la cual implica temor, y no del deseo, que es emocioú n.
Naturalmente, tuú no estaríúas queriendo algo si lo tuvieras; pero si solamente te enfocas en el
hecho de que no lo tienes, jamaú s llegaraú . Y no podraú s conseguirlo porque tu enfoque estaú en su
ausencia.

Si lo que quieres -y la forma en la que lo estaú s declarando- no te hace sentir bien, es un


"quiero" negativo, y necesitas replantearlo para que se convierta en una intencioú n positiva, en
un deseo lleno de entusiasmo.

Los “quiero" correctos


Finalmente estaú el tercer tipo de los "quiero", que yo llamo el correcto, por la sencilla
razoú n de que tenemos derecho a que nuestros deseos se cumplan, sin importar lo que puedan
decir en contra nuestra religioú n, nuestros padres, y nuestros amigos o companñ eros de trabajo.
Tenemos el derecho, en virtud de nuestra existencia, de probar nuestras habilidades creativas
en la forma en que lo decidamos. Tenemos el derecho de sustituir cualquier "no quiero"
-cualquier "no quiero" - de nuestra vida, con un "quiero", en cualquier momento. Y si eso nos
complace a nosotros, probablemente tambieú n complaceraú a lograr maú s. Si no es asíú, entonces,
¡queú le vamos hacer!

Con los "quiero" correctos, finalmente sacamos del cloú set los "deberíúas" y los "tienes
que”, para lanzamos a vivir la vida... ¡nuestra propia vida! Con los" quiero" correctos, aceptamos
el hecho muy real de que no soú lo es correcto y adecuado, sino esencial para nosotros querer:
cualquier cosa..., en cualquier parte..., de cualquier tipo..., en cualquier cantidad..., en cualquier
forma..., en cualquier grado..., y en el momento en que lo deseemos. ¡Cualquier cosa! Cualquier
cosa de todo cuanto hay sobre la faz de la Tierra, siempre y cuando sea algo que nos permita
liberar nuestra vida, salir de Similitud y empezar a vibrar maú s cerca del canal de alegríúa de
nuestro Ser verdadero. EÉ sta es la uú nica razoú n por la que tenemos los "quiero", para hacemos
sentir bien cuando los tenemos.

Síú, yo seú que esto suena cruel, indiferente a los demaú s y hasta cierto punto egoíústa.
Pero, por favor, tenme paciencia antes de llegar a sacar una conclusioú n, y te daraú s cuenta de
coú mo este atrevido enfoque de la vida seraú profundamente beneú fico para todos los que te
rodean y dependen de ti.

QUERER, NECESIDAD DE LA VIDA

Yo te digo: "Muy bien, ¿queú quieres?" Y tuú me dices: "Oh, eso es faú cil. Quiero suficiente
dinero para pagar mis cuentas, cuidar a los ninñ os, tener una linda casa en donde vivir, un traba-
jo que me guste, una pareja amorosa con la que compartir todo, y una salud perfecta. Ademaú s,
tampoco me disgustaríúa tener un auto nuevo".
Eso es un comienzo, y muy bueno, pero eso es todo lo que es, simplemente, ¡un
comienzo! De hecho, para la mayor parte de los que vivimos en este mundo, tener todas esas
cosas evidentemente maravillosas ¡seríúa como vivir en el paraíúso! N o obstante, si vamos a
liberar ese poder que llamamos pasioú n, para poder aproximarnos y finalmente vivir maú s cerca-
nos a la frecuencia de nuestro Ser natural con profunda alegríúa, tenemos que ir maú s allaú de lo
evidente..., ¡mucho maú s allaú !

Asíú que, ¿queú maú s? ¿Queú maú s quieres? Síú, por supuesto, los "quiero" cambian con los
anñ os. Probablemente has pasado ya de la eú poca en la que queríúas un pastel y para tu
cumpleanñ os (y entonces, ¿de nuevo...?), o quizaú ya no desees tener un espectacular convertible
para recorrer con eú l el centro de la ciudad el saú bado por la noche. Y, sin embargo, todavíúa hay
dentro de ti un asombroso inventario de fantasíúas, desde hace mucho tiempo olvidadas.
¿Cuaú les son? ¿Cuaú nto tiempo hace que no te atreves a disfrutar de su tentador sabor, o de
participar en las exoú ticas aventuras en tu sonñ ar despierto?

¿Cuaú les son tus deseos maú s pequenñ os, maú s grandes, maú s antiguos o maú s nuevos, tus
deseos maú s profundamente ocultos, tus ambiciones, tus aspiraciones..., las que son tan remo-
tas, tan imposibles, tan improbables, que nunca te has atrevido a hablar de ellas en voz alta, ni
siquiera en un susurro..., a nadie..., ni siquiera a Dios? ¿Cuaú les son? ¿Queú te has permi tido dejar
de querer?

¡Este planeta no es Similitud! Venimos aquíú por el contraste, por los opuestos. Venimos
aquíú para aprender a manifestar nuestros deseos. Venimos a aprender a discernir y a cultivar
ese extranñ o arte de querer, que equivale a manifestar. En cambio, nos encontramos atrapados
en la inuú til habilidad de coleccionar diligentemente los "no quiero".

Venimos a aprender coú mo crear nuestros deseos, coú mo realizar nuestros suenñ os, coú mo
prosperar y coú mo llevar esta maravillosa experiencia llamada "ser fíúsico" hasta su propio zenit.
Venimos a experimentar lo bueno, junto con lo malo, de tal forma que podamos
aprender a seleccionar lo que nos gusta, por encima de lo que nos disgusta. ¡Aproveú chalo! Saca
tus tan ansiados suenñ os de ese cloú set viejo y atiborrado, sacuú delos un poco con amoroso
cuidado, y examina atentamente cada uno de ellos.

Olvida que estaú n demasiado lejos.


Olvida que no tienen posibilidad alguna de realizarse, o que son impensables.
Olvida que alguien pueda pensar que estaú s perdido. Olvida que pueden llamarte
egoíústa.
¡Olvida esas cosas!
Querer no soú lo es tu derecho, es un prerrequisito indispensable para una vida feliz.

SÍ, TÚ DE VERDAD LO MERECES

Ahora, te tengo buenas noticias: no necesitas ser merecedor de ninguna maldita cosa
para obtener tus deseos.
No necesitas probar, demostrar o declarar algo, ni aprobar un examen de moral.
No tienes que explicar tus razones, ni disculparte con tu familia, contigo mismo o con
Dios.
No tienes que ser maú s merecedor, digno, confiable u honrado de lo que ya eres ahora.
Soú lo tienes que tomar una decisioú n..., soú lo una..., y es la de ser feliz.
Pero nunca podraú s emprender ese camino, hasta que permitas a tus "quiero" -tus
suenñ os, tus deseos, tus anhelos-, salir del cloú set, no soú lo asomarse un poco, sino ¡salir por
completo!
Como cualquier talento oculto, que consciente o inconscientemente sabíúas que estaba
ahíú pero que no te sentíúas coú modo mostraú ndolo, una vez que asimiles el hecho de que querer
forma parte de ti, de que hacerlo es totalmente adecuado, practicarlo se convertiraú en una
diversioú n. Comenzaraú a fluir la alegríúa y empezaraú s a vibrar en forma diferente, porque cuando
estaú s alegre con la vida ya no puedes vibrar negativamente y, por tanto, no puedes atraer cosas
negativas, soú lo positivas.

Cuando estaú s en armoníúa con la vida, no puedes sentirte inseguro, avergonzado,


indigno, culpable o inferior en ninguna forma, pues no estaú s vibrando de ese modo. N o puedes
sentir carencia de ninguú n tipo, ni puedes atraerla.

La uú nica cosa que haraú s cuando empieces a abrir la llave de tus "quiero" seraú emitir
mayor alegríúa, y maú s abundancia, y sentir maú s libertad en tu experiencia. ¿N o diríúas que es
pequenñ o el precio de tus suenñ os? y no importa lo que decidas sonñ ar. Elige un suenñ o que te haga
feliz, y estaraú s vibrando en esa frecuencia. Suenñ a el suenñ o de la alegríúa; suenñ a el suenñ o de la
plenitud; suenñ a el suenñ o de la frivolidad, pero ¡SUENÑ A!

Tener deseos -quererlos- no es mayor pecado que respirar. Nunca maú s pienses que
tienes que justificar tus "quiero". ¡Simplemente no lo hagas! N o puedes justificar, defender o
racionalizar -todo lo cual es energíúa negativa- y mantenerte conectado con tu energíúa
fundamental.

Tuú no necesitas disculparte de nada, con nadie, ni con ninguna autoridad, de alto o bajo
rango, por tus deseos. Ciertamente, tampoco con Dios. Hacerlo es darle la espalda a tu energíúa
maú s elevada, negando asíú tu existencia misma, tu divino derecho a vivir. Contrariamente a las
ensenñ anzas comunes, obtener felicidad es un sagrado derecho que tienes desde que naciste.

Asíú que deú jate llevar y suenñ a. Tuú ya estaú s creando tu vida cada momento de cada díúa, de
acuerdo a la forma en la que piensas y vibras, por lo que bien puedes hacerlo de la manera que
te gustaríúa que fuera.

TODAVÍA LOS TIENES

Una de las mejores maneras de descubrir algunos de esos "quiero" escondidos durante
tanto tiempo, es imaginar. Recuerda, todo lo que necesitas para obtenerlos -sea "lo" que sea- es
quererlos y sentirlos, sin explicaciones, excusas, disculpas o razones.
El reto ahora es coú mo ahondar lo suficiente para traspasar las ríúgidas capas de los
"deberíúas", "no deberíúas" y "no no", hasta la largamente olvidada emocioú n de -y pasioú n por la
vida.

Imagíúnate que es la eú poca navidenñ a (esto no es cuestioú n religiosa, asíú que no importa
queú religioú n profeses). Tuú eres el Santa Claus del centro comercial, de abundante barba blan ca
y barriga de almohada. Escuchas a todos recitar su larga lista de "quiero", socialmente
aceptables, pero un rato despueú s, decides esparcir tus polvos maú gicos para que los ninñ os de
cualquier edad revelen algunos de sus "quiero", menos aceptados socialmente.

Se te acerca una chiquilla de unos seis anñ os, salta sobre tus rodillas y empieza a darte
su lista: unos cuantos juguetes especiales que vio en la televisioú n y un par de peticiones tra -
dicionales, como una munñ eca y un perrito. Eso es todo. Nada nuevo.
Asíú que tuú esparces un poquito de tus polvos maú gicos y aparecen en la lista de pedidos:
un gran columpio en el patio trasero, un papaú que esteú maú s tiempo en casa, una mamaú que
disponga de maú s tiempo para jugar, alguien -cualquiera- que crea en los lindos aú ngeles que hay
en su recaú mara y alguien maú s, que haga que todas las cosas siempre salgan bien. ¡Ah!, y muchos
hermanitos y hermanitas, por favor. Entonces, la ninñ a baja de un salto y se va muy contenta.
(¿Recuerdas cuaú les eran tus "quiero" escondidos a los seis anñ os de edad?).

Despueú s, se presenta una chica alta y delgada de unos 18 anñ os, divertida con la
idea, y muy dispuesta a seguir el juego. "Muy bien ¿queú te gustaríúa que te trajera Santa Claus?".
Una vez maú s, aunque la muchacha alegremente entra en el espíúritu de esta broma, su lista
resulta extremadamente corta. "Bueno, acepto ese automoú vil nuevo que tienes oculto en el
saco, Santa. Y no me importaríúa que dejaras unos cuantos miles de doú lares en mi bota para mis
caprichos. Y si tienes por casualidad un toú rrido romance por ahíú, guardado para míú en tu
trineo, ¡seríúa estupendo!".

Entonces, esparces un poco de tus polvos maú gicos, la chica de 18 anñ os se relaja y
aparece enseguida una sorprendente lista de los "quiero" correctos, que tienen que ver con
profesiones, amigos, eú xito, fama, ropa, condiciones de vida, familia, yates y auteú ntica felicidad.
"Lo que sea que eso signifique", susurras. (¿Recuerdas cuaú les eran tus "quiero" secretos a los
18 anñ os y cuaú les de tus suenñ os se esfumaron para que pudieras vivir en el "mundo real"?).

Finalmente, llega el adulto que se sienta feliz en tus rodillas de Santa Claus, mientras
los ninñ os lo observan y sonríúen burlones. "¿y queú te gustaríúa pedir, mi amigo?" preguntas,
expectante. Descubres, con desolacioú n, que esta persona tiene la lista maú s corta de todas hasta
entonces, como si todas sus esperanzas y suenñ os de antanñ o hubieran volado hacia otra galaxia.
¡Oh!, ahíú se fueron la casa nueva, el flamante automoú vil y el fugaz deseo de sacarse la loteríúa;
pero asíú son las cosas. Con rapidez, esparces tus polvos maú gicos. Nada. Esparces un poco maú s.
Todavíúa nada. Le vacíúas la bolsa la bolsa encima a la persona. Con lentitud, al principio, como si
tuviera que sacarse de las profundidades maú s oscuras del oceú ano, surge un comentario sobre
tener una pasteleríúa y otro sobre aprender a tocar el piano. Una pausa, y brinca a otro acerca de
tomar un curso de horticultura en la universidad local, y otro sobre construir un tipo uú nico de
velero. De repente, surgen uno tras otro los deseos: coú mo ayudar financieramente a un amigo
para abrir una escuela de danza, tener una puerta eleú ctrica en la cochera y vivir en una casa
muy elegante con vistas hacia las hermosas aguas de una isla del Caribe.

Ya no se detiene. Aparece otro deseo profundo sobre tener la oportunidad de conseguir


una pareja con la que pueda hablar acerca de lo que suenñ a despierto, y otro sobre abrir un
campamento de verano para los ninñ os de la ciudad, y sentirse seguro en una regioú n del paíús
donde no haya terremotos, y algo acerca de tener la confianza suficiente para hablar frente a un
grupo de personas. Hay uno maú s sobre coú mo mejorar las relaciones con ciertos miembros de la
familia y aprender a ser maú s amoroso, y muchos otros maú s. Se requirioú de todo el saco de
polvos maú gicos, pero la presa que reteníúa todos esos tesoros por tanto tiempo olvidados,
finalmente se rompioú . ¿Queú suenñ os has hecho a un lado? Tus ambiciones, tus metas olvidadas,
hasta tus maú s pequenñ os deseos, ¿cuaú les son? ¿CUAÉ LES SON?

PASO DOS: IDENTIFICA LO QUE QUIERES.

Si yo tomo todos mis "no quiero" (que me hacen sentir mal) y centro la atencioú n en mis
"quiero" (que se supone que deben hacerme sentir muy bien), terminareú con algo que yo seú
que no tengo (lo cual seguramente no me haraú sentir bien) y anñ orareú algo que, de cualquier
modo, probablemente nunca conseguireú , ¡lo que me haraú sentir peor que antes de empezar con
esta estupidez!
¡Ah!, eú se es un gran predicamento porque si lo tuvieras, no lo estaríúas deseando.
Asíú que el acto mismo de querer, lleva consigo la obvia implicacioú n de que tuú
seguramente no tienes aquello que quieres, y si no lo tienes, ¿coú mo diablos puedes sentirte
bien acerca de ello mientras no lo consigas?

¡No puedes! No, mientras sigas queriendo cosas en la forma antigua.


El dilema proviene de nuestro pensamiento, al pensar que la carga que supone adquirir
lo que queremos recae por completo sobre nosotros, y somos tambieú n quienes tenemos que
averiguar coú mo obtenerlo, coú mo conseguir el dinero para eso, coú mo hacer los arreglos para
ello, coú mo hacer que suceda. Una vez que llegamos tan lejos, nuestros siguientes pensamientos
generalmente son algo asíú como: "iOh, diablos, eso sencillamente no es posible!", lo cual
invariablemente causa que dejemos de quererlo. Faú cil solucioú n, surgida directamente de la
anticuada forma programada de pensar.

LA CLAVE

La clave para conseguir lo que maú s deseas desde el fondo de tu corazoú n -sin líúmite
alguno-, es descubrir una forma de sentirte bien con tu "quiero", pues este "quiero" no se haraú
realidad si al desearlo, o suspirar por eú l, te sientes desalentado, en lugar de sentirte bien.
(Recuerda, la carencia proviene del temor; el deseo proviene de la emocioú n. Son los extremos
opuestos del polo vibratorio). Asíú que nos encontramos ante un dilema: estamos queriendo
algo, lo cual generalmente nos hace sentir mal, porque no soú lo no tenemos lo que queremos,
sino que no tenemos la menor idea de coú mo conseguido.

¿La solucioú n? ¡Cambia el sentimiento!


Cuando quieras algo, manteú n tus pensamientos en ese "quiero" durante unos
momentos, hasta que empieces a sentir una especie de elevacioú n de tu aú nimo, un sentimiento
intenso de cualquier tipo, bueno o malo, una bandera roja o una bandera verde, no importa
cuaú l. Entonces, conceú ntrate en ese sentimiento. Si sientes que tu aú nimo decae en lugar de sentir
entusiasmo, si te sientes desalentado en lugar de animado, significa que estaú s pensando en no
tener, en lugar de en tener. Estaú s pensando en la ausencia de lo que quieres.

Por otra parte, si comienzas a sentir aunque sea un poco de emocioú n, o un agradable y
caú lido murmullo, has dado en el blanco.

Todo el proceso de crear intencionalmente proviene de APAGAR nuestros


pensamientos de lo que no queremos, ENCENDER los que síú queremos, y mantenerlos ahí. Una
vez que hemos llegado hasta este punto, nos toca encontrar formas de sentirnos bien sobre
esos "quiero", en lugar de sentirnos terriblemente mal cuando no los vemos por ninguna parte
y pareceríúa que no hay forma de que aparezcan.

Asíú que la pregunta es coú mo podemos ir de abajo hacia arriba cada vez que pensamos
en un "quiero", porque, en cuanto estamos arriba, anulamos las vibraciones que provocan esos
sentimientos deprimentes, que aparecen cuando estamos enfocados en el hecho evidente de
que nuestro "quiero" no se encuentra a la vista.

CÓMO ENTUSIASMARSE

Ya sabemos que la clave para convertir un "no quiero" en un "quiero" es encontrar


formas para sentimos espleú eendidamente acerca de ese "quiero", en lugar de desalentarnos.
Sin importar si se trata de un viejo sentimiento de los "quiero" que ha estado encerrado en el
cloú set desde siempre, o de un deseo reciente, el proceso es el mismo.

He aquíú coú mo hacerle para sentirnos bien -de hecho, muy bien- al querer algo que no
tenemos, o que creemos que nos es imposible obtener, que no merecemos tener, o que nunca
estaríúa a nuestro alcance, y que a nuestro cerebro le resulta demasiado complicado y cansado
resolver. EÉ ste es el componente maú s importante de la Ley de la Atraccioú n, que garantiza atraer
los "quiero", en lugar de los "no quiero":

Una vez que sepas lo que quieres, debes encontrar el SENTIMIENTO que provoca tener
ese "quiero "y, al mismo tiempo permanecer fuera del sentimiento que provoca el no tenerlo.
En otras palabras, seeentir (conseguir entusiasmarse), lo que seríúa nadar (si no sabes hacerlo),
en lugar de sentirte avergonzado cuando todos corren al agua, menos tuú .
Sieú eentete (lograr entusiasmarte), feliz en tu nuevo trabajo, en lugar de sentirte
constantemente deprimido -y atrapada- con el que tienes ahora.
Sieú eentete (lograr entusiasmarte) orgulloso por subir al estrado a recibir tu bien
ganado grado acadeú mico, aunque todavíúa no hayan empezado las clases.
Sieú eentete (lograr entusiasmarte), con coú mo quieres que rea tu nueva pareja y
lo maravilloso que seraú estar juntos.
Sieú eentete (lograr entusiasmarte) con lo que seríúa poseer la camioneta de tus suenñ os, y
el placer y el orgullo de viajar con tus amigos y tu familia a todas partes.

Ahora estaú s vibrando en armoníúa con tu maú s grande Ser. Tus deseos son felizmente
incluidos en tus vibraciones, y se magnetizan y crecen maú s cada vez que sieeentes que son rea-
lidad durante soú lo dieciseú is segundos. Has eliminado las vibraciones negativas de la conciencia
social para vivir en -y vibrar en-las uú nicas energíúas capaces de atraer hacia ti esos "quiero", las
maú s elevadas, benditas frecuencias de "sentirte bien”.

Una vez en ese espacio, tuú y tus "quiero" estaraú n literalmente unidos. En lugar de
ondear banderas rojas y unirte en armoníúa con la carencia de tu deseo (lo cual significa que
estaraú s atrayendo maú s carencias), estaraú s ondeando banderas verdes de "sentirte bien" y de
estar en armoníúa con tener lo que anhelas, sea que eso ya exista, o que auú n no.

Mientras no pierdas demasiado tiempo preocupaú ndote sobre el porqueú " eso" no ha
aparecido todavíúa, esa vibracioú n de entusiasmado, "prendido", sintonizado, elevado, feliz, que
sientes cuando piensas en tenerlo, eventualmente lo llevaraú hasta ti. Eso es todo lo que se
necesita: buenos sentimientos, uno de los elementos maú s importantes de la vida, que nosotros,
como especie, parece que hemos olvidado incluir en nuestra "dieta" diaria.

LOS "PORQUÉ" TENERLO

Para ayudarnos a atraer un "quiero", necesitamos que nuestros fluidos se esparzan y


podamos emitir tanta energíúa positiva como sea posible. Una de las mejores formas para lograr
lo anterior, es hablar sobre los "porqueú " de querer algo. El queú define, pero son los "porqueú " los
que cargan tu bateríúa e inician el flujo de fluidos.

Es como si se le preguntaras a un hombre al que le encantan los filetes casi crudos,


todavíúa sangrantes, .por queú le gustan asíú. Inclinaraú la cabeza a un lado, cerraraú los ojos y pare-
ceraú irse a otro mundo mientras describe los sabores, disfruta de lo jugoso de su carne y se
deleita con su textura y aroma. EÉ se es un sentimiento y un vibrar grandioso, todo ello proce-
dente de una sencilla pregunta: "¿Por queú ?".
Desde el momento en que piensas en todos los porqueú de querer algo, empiezas a
conectarte con ello en sentimiento. Te sientes maú s sintonizado, maú s entusiasmado y estaú s
creando numerosos intervalos de dieciseú is segundos que fluyen plenamente cargados de
energíúa magneú tica hacia lo que deseas, en lugar de soú lo murmurar un impreciso: "Esto es lo
que quiero".

Asíú que al declarar tus por queú , estaú s dando a ese "quiero" el impulso de despegue
necesario. Asíú como un automoú vil sin bateríúa no va a ninguna parte hasta que no se carga de
energíúa, y si no hay carga no camina, si no hay entusiasmo en tu "quiero" no habraú magnetismo,
y sin magnetismo no conseguiraú s lo que quieres.

PORQUE..., PORQUE..., PORQUE...

Las verdaderas razones de los “quieros” no se asoman al principio faú cilmente te


aconsejo que a cada razoú n que encuentres le busques a su vez un nuevo porqueú y luego a esa
respuesta nuevamente preguú ntate porqueú hasta que las respuestas te hagan sentirte
emocionalmente bien.

Preguú ntate a ti mismo, una y otra vez, por queú quieres algo, y continuú a
preguntaú ndotelo, muchas veces, aun cuando pienses que ya no tienes maú s respuestas. Muy
pronto estaraú s en un mundo de ensuenñ o, sintieú ndote ma-ra-vi-llo-sa-men-te-bien, precisamente
donde necesitas estar para atraer hacia ti ese deseo.

A estas alturas, querraú s invocar tu fuerza de voluntad para permanecer en esa


vibracioú n tanto como te sea posible, tal vez media hora o, quizaú , el díúa completo. Pero aunque
soú lo sea un par de minutos, ¡magníúfico!, seraú suficiente para despertar el torrente de energíúa.
Recuerda, soú lo necesitas dieciseú is segundos para hacer que los mismos pensamientos de
vibracioú n se conviertan en un remolino de energíúa, enseguida suma otros dieciseú is segundos y
otros maú s. Si de pronto te sorprendes diciendo: "Olvíúdalo, eú se es soú lo un suenñ o imposible", en
medio de tu condicioú n elevada, simplemente cambia de velocidades de vibracioú n, piensa en
algo que te haga sentir bien, acelera el motor de nuevo y anula raú pidamente la-vibracioú n de
bandera roja.

(No lo olvides, el universo no nos da lo que solicitamos, o lo que merecemos, o lo que se


supone que estamos destinados a tener; el universo nos da precisamente -y nada maú s que eso -
lo que vibramos en cada momento de cada díúa.) Nada maú s, nada menos.

Antes de que te des cuenta, el universo comenzaraú a responder a tus vibraciones con
pequenñ as senñ ales aquíú y allaú , con asombrosas pequenñ as "coincidencias"; todas las piezas maú gi-
cas que se necesitan para atraer lo que deseas seguiraú n llegando, y llegando, hasta que todo
esteú en su lugar, contigo en el centro, viviendo lo que una vez fuera tu suenñ o "imposible".

Pero tuú tienes que probarlo, olerlo, sentirlo y asombrarte ante eú l, antes de que suceda.
Debes hablar de eú l y sentir que lo estaú s viviendo, y volver a hablar de eú l, hasta que esos sen -
timientos que se han despertado, el elemento fundamental del paso tres, lleguen a ti con
facilidad.

PASO TRES: ENCUENTRA EL SENTIMIENTO QUE PROVOCA TU "QUIERO".

ESA VÁLVULA MÁGICA


Una de las mejores formas que he oíúdo para describir la energíúa de "sentirse bien" es la
analogíúa con una vaú lvula o un grifo, semejante a los de una manguera para incendios. Nosotros
somos la vaú lvula, y la manguera es lo que lleva el flujo de energíúa que proviene de nuestra
fuente, esa parte maú s grande de nosotros con la que estamos conectados para siempre.

Esa corriente de energíúa no fíúsica es lo que realmente somos, una fuerza incalculable de
alegríúa, abundancia y seguridad. La mayor parte del tiempo nos mantenemos separados de esa
gran corriente de energíúa. ¿Coú mo? Con nuestra energíúa negativa de vaú lvula cerrada.

Pero cuando nos sintonizamos, nos conectamos y nos sentimos bien, abrimos esa
vaú lvula maú gica para dejar fluir la corriente de vibraciones de alta frecuencia a traveú s de
nosotros. Ahora nos sentimos vivos, elevados, vibrantes, llenos de energíúa, emocionados,
sintonizados..., con lo mejor de lo que conocemos como felicidad.

Como la presioú n del agua, en nuestra manguera imaginaria la energíúa estaú siempre ahíú,
pero tenemos que dar pasos deliberados y propositivos para abrir la vieja vaú lvula ya oxidada, si
queremos que fluya la energíúa de alta frecuencia de nuestra fuente.

Tener la vaú lvula abierta (sentirse bien) significa que la energíúa positiva estaú fluyendo a
traveú s de nosotros, y desde nosotros, y que estamos creando intencionalmente.
Tener cerrada la vaú lvula (cualquier cosa que no sea sentirse bien) significa que estamos
haciendo fluir energíúa negativa, que nos estamos resistiendo al fluido natural y que estamos
creando las cosas por mera casualidad.

Lo anterior no significa que debamos andar por el mundo siempre felices, funcionando
a alta frecuencia y volando como una cometa todo el díúa. Todo lo que tenemos que hacer es
tener abierta nuestra vaú lvula, aunque soú lo sea un poco, y permitir que se vaya ensanchando
gradualmente para liberar esa corriente llena de vida. Si podemos encontrar formas de
sentirnos un poco mejor que antes, y aumentar el sentirnos bien cada vez maú s, pronto
empezaremos a invertir las atracciones negativas que hemos tenido toda la vida.

PROPÓNTELO

Una vez que has empezado a conseguir tus "quiero" abiertamente, hay un paso maú s que
te ayudaraú definitivamente, y es el de convertir tus "quiero" en propoú sitos. Debido a que la
palabra "quiero" podríúa causarte en este momento ciertas inquietudes emocionales,
probablemente te sentiríúas mejor simplemente "proponieú ndote" hacer ciertas cosas.

Proponerte es una especie de combinacioú n de "quiero y espero", y un buen punto de


partida para comenzar es intentar cosas pequeñas a largo del díúa. Esto no soú lo nos proporciona-
raú una valiosa praú ctica con evidencias inmediatas, sino que nos abriraú el camino hacia nuevas y
necesarias rutas de energíúa, que nunca habíúamos abierto. Y cada nuevo camino significa que
estaú s recibiendo una mayor cantidad de energíúa procedente de la fuente, de la que estabas
recibiendo antes, asíú que el sentirte bien todo se volveraú maú s sencillo..., lo cual te prepara para
producir una energíúa cada vez maú s elevada..., lo cual a su vez..., etceú tera.

Las intenciones diarias nos brindan nuevas alternativas para que la energíúa fluya maú s
faú cilmente. Cuantas maú s cosas intentamos, maú s estamos usando la energíúa de alta frecuencia,
que muy pronto se convierte en un camino de doble sentido; es decir, cuanto maú s usamos esa
energíúa, maú s la recibimos. Esto crea una especie de cubierta protectora alrededor de nosotros,
semejante a un chaleco de seguridad que nos protege de caer en viejas creencias que continuú an
atrayendo cosas que no queremos.

Yo recomiendo destinar siempre lo que me propongo durante el díúa a cosas pequenñ as.
Me propongo llegar a salvo a cualquier destino. Me propongo estar a tiempo y sentirme bien
por ello. Me propongo encontrar un lugar adecuado para estacionarme. Me propongo sentirme
bien con la ropa que llevo puesta. Me propongo cerrar la operacioú n que estoy tratando de
hacer. Me propongo mantener mi cuenta del banco con cierta cantidad de dinero, o quizaú con
maú s. Me propongo disfrutar de todo a lo largo del díúa (yeso no es cualquier cosa). Me propongo
contribuir a que mis clientes se sientan bien. Y; en tanto mi vaú lvula se mantenga abierta
mientras expreso mis propoú sitos, eú stos siempre se cumpliraú n.

En cuanto a otros asuntos maú s grandes e importantes, si tu propoú sito para ese díúa es
sentir alegríúa, no deberaú s sintonizar un soú lo programa en la televisioú n que te inquiete. Si tu
propoú sito es que te instalen la nueva cocina sin mayor problema, asíú se haraú , a menos que
cierres la vaú lvula debido a otra cosa. Si tu propoú sito es terminar a tiempo la cena, observa lo
faú cil que es lograrlo.

En el caso de "quiero" maú s grandes e importantes, si tuú transformas cada uno de estos
"quiero" en una declaracioú n de propoú sito, y te permites sentir el poder que hay detraú s de ello
como si fuera un gran ¡síú!, te asombraraú s de lo que sucede.
"ME PROPONGO cambiarme el anñ o proú ximo", significa "no tengo la menor idea de
coú mo va suceder eso, pero seú que encontrareú la forma, porque estoy decidido a lograrlo."
"ME PROPONGO tener una nueva relacioú n." .
"ME PROPONGO aprender a bailar salsa."
"ME PROPONGO tener una buena cuenta en el banco."
"ME PROPONGO encontrar la felicidad en todo lo que hago."
"ME PROPONGO hacer nuevos amigos".
"ME PROPONGO encontrar una conexioú n espiritual maú s profunda. "

Debes sentir la fuerza cuando hagas estas declaraciones. Siente la autoridad, la fuerza
del mando, la potencia muscular detraú s de la energíúa que sale de ti. Todo debe estar completo.
Pero uú salo con precaucioú n. Un propoú sito es una dinamo en síú mismo, del cual no se debe abusar
y nunca convertirlo en un haú bito ocioso.

ATRÉVETE A QUERER

Sin importar si lo llamas propoú sito, o querer, decíúdete y hazlo.


Atreú vete a querer. Atreú vete a sonñ ar. Atreú vete a sacar del cloú set tus viejos suenñ os, y a
sacudirlos. Conceú dete permiso para querer; de hecho, oblígate a querer. Entonces selecciona
alguú n pequenñ o e intrascendente "quiero" y empieza a hablar de por queú lo quieres, hasta que
logres tirar de la palanca que lo convierta en sentimiento. Antes de que te des cuenta, tendraú s
manifestaciones fíúsicas frente a ti, re lo puedo asegurar, y cuando eso suceda, se convertiraú en
la noticia de ocho columnas.

Verifica queú es lo que te gusta y lo que te disgusta de tu vida actual. Luego, sobreponte
al sentimiento de culpa que te produce querer algo, y acelera el motor de ese "quiero" porque
hacerlo te proporcionaraú el impulso necesario; eso te traeraú alegríúa; la alegríúa te traeraú maú s
"quiero" y en ese momento estaraú s creando deliberadamente. Tuú eres el inventor y el rea-
lizador de todo; eres ambas cosas en una sola persona (no te preocupes por ser el ingeniero
disenñ ador hay una inteligencia infinita dentro de ti conectada que habraú de encontrar coú mo
ensamblar una cosa. EÉ se ya no es tu trabajo).

Desde luego, persigue cosas materiales para ti mismo, pero tambieú n solicita cosas
universales o intangibles tales como:
Quiero que la alegríúa irradie de mi corazoú n.
Quiero que toda mi familia se sienta contenta.
Quiero saber que siempre todo marcha bien.
Quiero tener un mayor sentido de libertad.
Quiero saber que tengo alternativas.
Me propongo buscar maú s opciones.
Me propongo confiar en que todo marcha bien en el mundo. Me propongo aprender a
crear deliberadamente.
Me propongo aprender a manejar la energíúa.
Me propongo darme cuenta de mi resistencia.
Me propongo darme cuenta de mis sentimientos.
Me propongo disfrutar de la vida al maú ximo.
Me propongo divertirme maú s.
Me propongo mostrarme maú s entusiasta.
Me propongo tener una conexioú n maú s fuerte con mi fuente.

Lo importante es que te sobrepongas al mito de querer y hacerlo. Atreú vete a querer


cualquier cosa que exista en este mundo que te produzca placer, porque querer es hacerse car-
go de las cosas.

Querer es crear. Querer -y manifestar en la realidad esos" quiero" - es cumplir con tu


razoú n de ser. Y en ello se encuentra la verdadera riqueza de la vida.
CAMBIO DE ENFOQUE.
LEY DE ATRACCIÓN

Todo el proceso de la creacioú n deliberada es realmente sencillo, pero no siempre es


faú cil. Cuando menos, al principio. De hecho, me siento tentado a decir que es un fastidio. Sin
embargo, una vez que te des cuenta de coú mo te estaú s enfocando, y coú mo fluye tu energíúa, y
cuando compruebes lo evidente que son los resultados, se vuelve casi un juego. Bueno, “casi”.
Revisemos raú pidamente lo que hemos aprendido hasta ahora, antes de pasar a niveles
maú s profundos, y repasemos queú tan lejos hemos llegado en los cuatro pasos de la creacioú n
reflexiva.
Hemos examinado detenidamente el paso uno:

Identifica lo que NO quieres.


Hemos examinado moderadamente el paso dos:
Identifica lo que QUIERES.
Hemos revisado ligeramente el paso tres:
Encuentra el lugar del sentimiento de tu "quiero".
Ahora estamos llegando al meollo del paso tres, a la parte difíúcil: aprender cómo
sentirse bien respecto de algo que quieres y no tienes. Esto es un cambio dramaú tico de
paradigmas, de la forma comuú n de pensar es parte de la nueva conciencia.

Mejorar uú obtener lo que deseamos en nuestra vida, implica cambiar. Para lo cuaú l
tenemos en contra los haú bitos y creencias del pasado. No todo lo aprendido ha sido malo, hay
cosas que cumplieron su objetivo y en el presente son un lastre que necesitamos eliminar oú
cambiarlas por otras, asíú como requerimos adquirir otras nuevas.

Esto es requisito previo para usar todo el poder que encierra la Ley de Atraccioú n. Es la
razoú n de eú ste capíútulo; entender que hay modos de pensar y actuar aprendidos que tendremos
que eliminar, que estaú n bloqueando la manifestacioú n en nuestra vida lo que queramos.
Los pensamientos que te han traído hasta aquí, no
son los mismo que necesitas para llegar a otra parte
Stephen Covey.

Al igual que yo, sabes que nuestra forma maú s comuú n de pensar es maú s o menos asíú:
"Cuando suceda tal o cual cosa, entonces podreú ser feliz", o "cuando tenga el cuerpo adecuado,
entonces podreú sentirme bien conmigo mismo". "Cuando gane maú s dinero, entonces me liberareú
del estreú s". Esta vieja práctica podría llamarse el síndrome de cuando-esto-pase-seré-feliz. Sin
embargo, ha sido precisamente ese modo de pensar lo que ha vuelto tan difíúcil nuestra vida.
Cuando las circunstancias no nos favorecen (lo cual ocurre la mayor parte del tiempo),
nuestra primera reaccioú n es, por lo general, buscar remedios fíúsicamente agresivos para tratar
de liberarnos, repararlo, o corregirlo. Despueú s de todo, somos criaturas fíúsicas. "¿No te gusta
eso? No hay problema". ¡Vamos, lo uú nico que tienes que hacer es: arreglarlo!.

Pero si lo que queremos realizar no puede arreglarse, o parece demasiado complicado


para poderlo cambiar, o demasiado abrumador para lograr a tiempo otro formato que nos
convenga, nos sentimos disgustados y frustrados, y tuú ya sabes coú mo repercute esa actitud en
la energíúa que produce nuestro disgusto y nuestra frustracioú n: atraemos maú s de todo aquello
que tratamos tan desesperadamente de corregir. Por eso hay personas con el paradigma de
que la vida es un sufrimiento, oú aquel de: El que sabe de amor, sabe lo que es sufrir ¡¡!!, desde
Adaú n y Eva fuimos condenados a lograr lo que quisieú ramos con el fruto de arduo trabajo y el
sudor de nuestra frente; no, no, no. La vida es oportunidad, es crear, es trascender, no vinimos a
sufrir, el problema es que no hemos entendido que hoy tenemos la oportunidad de ser
coparticipes de la creacioú n y que depende de lo que creamos de ella, es lo que vamos a obtener;
de aquíú que si crees en el amor, en la salud plena, la abundancia, la justicia, corres el altíúsimo
riesgo de verlo realizado en tu vida. Por eso no es coincidencia que esteú s leyendo este material.
Porque tu guíúa interior te ha acercado a la invitacioú n al cambio, de ti depende aceptarla oú no. La
pelota esta en tu cancha.

ELLA EMPEZÓ "DE CERO"


Liz, mi amiga de la universidad, habíúa vivido con su esposo, durante anñ os, en un aú rea
residencial de la ciudad. Se ocupaba de sus dos hijos y trabajaba como voluntaria para algunas
organizaciones humanitarias.
Cuando su esposo Luíús murioú , Liz se enfrentoú a la tarea de tomar algunas decisiones
muy difíúciles. Teníúa tres deú cadas de no trabajar fuera de su casa, pero era absolutamente
necesario que ganara algo de dinero. La familia se habíúa mudado a una nueva casa muy grande
apenas tres anñ os antes de la muerte de Luíús, una casa que requeríúa de pagos mensua les muy
altos, pero que habíúa sido comprada con un enganche muy bajo, de tal modo que venderla para
comprar otra casa maú s pequenñ a, que requiriera de pagos mensuales menores, no era una
buena opcioú n ya que, con una transaccioú n asíú, se perderíúa mucho dinero. La peor parte del
asunto era que Luíús habíúa dejado un seguro de vida muy pequenñ o.
De repente, Liz se encontroú en una situacioú n muy difíúcil. Si vendíúa la casa, no le
quedaríúa dinero suficiente como para poder comprar otra. Los hijos se habíúan ofrecido a
ayudar, pero eso soú lo le proporcionaríúa un alivio temporal. El uú nico talento que Liz poseíúa era
su habilidad para pintar. Era una artista consumada en la teú cnica de la acuarela y hacíúa unos
cuadros preciosos de paisajes. Nunca habíúa vendido mucho, excepto entre sus amigos, pero
ahora se encontraba ante la tentadora posibilidad (ademaú s de la necesidad) de convertirse en
una pintora profesional de tiempo completo. Como es una mujer muy valerosa, decidioú
lanzarse de lleno a su nueva profesioú n, a pesar de las protestas de sus hijos, quienes insistíúan
en que buscara un trabajo maú s tradicional, como el de vendedora en una tienda departamental.

Entre lo que Luíús habíúa dejado, unos cuantos ahorros, y lo que sus hijos le pudieron
prestar, Liz habíúa reunido el dinero suficiente como para sobrevivir aproximadamente un anñ o.
Pero cada vez que hablaú bamos, me decíúa: "Caramba, no he vendido nada todavíúa. No seú si esto
me vaya a funcionar o no. Tengo que vender alguú n cuadro pronto, o no seú queú voy a hacer".
Liz no estaba estudiando el flujo de la energíúa, ni le interesaba hacerlo. Escuchaba
atentamente mis sugerencias, no siempre muy amables, de que dejara de enfocarse en su
actual situacioú n negativa (la falta de ventas) y empezara a concentrarse seriamente en lo que
queríúa y en coú mo la hacíúa sentir ese deseo. Hablamos una y otra vez, y el mismo nuú mero de
veces, Liz me dijo: "No creo que pueda soportar esta situacioú n mucho tiempo maú s. Me estoy
poniendo tan nerviosa que no puedo siquiera concentrarme en lo que estoy pintando. ¿Queú voy
a hacer? Estoy aterrada".

Un díúa no pude resistir maú s y actuando con verdadero "amor apache" hacia una
queridíúsima amiga, empeceú a hablar en voz baja, lenta y muy firme. "De acuerdo, amiga míúa, si
quieres hundir tu propio barco, estaú bien. Yo me lavo las manos. Disfruta tu desgracia, pero no
vuelvas a llamarme para contarme tus problemas. Tuú podríúas darle la vuelta en un santiameú n si
dejaras de quejarte, asíú que cuando esteú s lista para ello, llaú mame. Y lo digo en serio, no maú s
llamadas, hasta que esteú s lista para tomar el control". Me sentíú como un villano, pero me
negaba a convertirme en un eslaboú n maú s de su Cadena de Dolor.
Durante tres semanas, se mantuvo en silencio mi conexioú n telefoú nica con ella. Cuando
llegoú la llamada, sentíú ganas de llorar: "Estaú bien. Tuú ganas. Me doy por vencida. ¿Queú tengo que
hacer?". Primero la hice hablar de todas las cosas que no queríúa. Eso fue faú cil: no queríúa perder
la casa, no queríúa perder el respeto de sus amigos y de sus hijos, ni la oportunidad de pintar
profesionalmente.

Entonces, empezamos con los "quiero", uno por uno. Nos centramos primeramente en
la casa, que era lo maú s apremiante y continuamos con todo aquello para lo que requeríúa dinero.
Liz no podíúa hablar de nada maú s porque en el dinero era en lo que habíúa estado pensando todo
el tiempo. Sus cuadros no se estaban vendiendo, asíú que todo el dinero se habíúa estado yendo
en la direccioú n equivocada..., ¡y se habíúa acabado! "Muy bien, Liz, lo primero que tenemos que
hacer es que te sientas bien, para que vibres de manera diferente."
"¿Sentirme bien? ¿Bromeas? ¿Coú mo puedes esperar eso de míú, cuando estoy perdiendo
todo lo que Luíús y yo logramos reunir durante toda la vida? Por eso te estoy llamando, para que
me digas coú mo puedo vender mis pinturas. Si empezaran a venderse, todo se arreglaríúa y yo me
sentiríúa tan bien como quieres que me sienta."

EÉ se era precisamente el problema. Todo lo que Liz podíúa ver frente a ella era la
carencia de lo que quería. Cuanto maú s miraba a su alrededor lo que no teníúa y todo lo que
parecíúa que no iba a llegar nunca, peor se sentíúa. Y cuanto peor se sentíúa, maú s
desesperadamente corríúa en cíúrculos, y cuando trataba de cambiar las cosas, se sentíúa peor y
menos se vendíúan sus cuadros. Estaba enfocada entera y continuamente en las sombríúas
condiciones del momento, creyendo que eran la suma total de su realidad. Los hechos eran
hechos. Su intento de sostenerse ella sola; por medio de su trabajo artíústico, no estaba funcio-
nando. "Tengo que enfrentarme a la realidad", me dijo suspirando con resignacioú n.

Pero yo insistíú, y finalmente logreú que aceptara que hablaú ramos sobre por queú queríúa
conservar la casa, aunque a ella le parecioú que era un enorme disparate hablar en esos mo-
mentos sobre coú mo se sentíúa al respecto. "Muy bien, muy bien, quiero conservar la casa para no
tener que mudarme." (EÉ se era un "no quiero", pero decidíú no confundirla con esos detalles.)
"¿y por queú no quieres mudarte?". De pronto, parecioú suavizarse al decir: "Bueno,
porque Luíús y yo amamos este lugar y siento que mientras viva yo aquíú, eú l seguiraú a mi lado".
(Su resistencia a sentir energíúa positiva parecíúa disminuir). "Nada de esto tiene que ver con
coú mo me siento..., excepto cuando Pienso coú mo voy a pagar las deudas." Poco a poco, Liz
comenzoú a trabajar maú s en su amor por la casa, hasta que oíú en el tono de su voz un
sentimiento de alegríúa. Se estaba sintiendo bien y algo maú s: su vaú lvula comenzoú a abrirse por
completo.
-iLiz detente! Justo en este momento quiero que sientas lo que estaú s diciendo.
-¿Queú quieres decir?
-¿Coú mo te sientes con lo que me estaú s diciendo? -Bueno, ¡maravillosamente, desde luego!
Me siento protegida, cuidada... ¡Dios míúo, me siento segura! ¡Oh, síú! ¡Me siento contenta y segura!
-¡Bien! ahora, manteú n ese sentimiento. ¿Lo tienes? -Síú, ya lo tengo.
-Se siente bien, ¿verdad?
-Seguro, se siente sensacional.
-Muy bien. Desde ese lugar de seguridad, desde ese sentirte tan bien, piensa coú mo te
sentiraú s cuando puedas pagar la casa con toda facilidad. No te preocupes de coú mo vas a hacerlo.
No te preocupes si no puedes hacerlo ahora mismo. Hacia doú nde vayas no tiene nada que ver
con punto en el que estaú s ahora. ¡Nada! Tienes que recordar eso. Esta condicioú n en la que te ves
ahora no significa nada. De una vez por todas, cambia tu enfoque y retira tu atencioú n de eso
porque no te estaú permitiendo llegar a donde quieres ir. ¿Lo entiendes?.
-Creo que síú, pero, ¿coú mo?
-iNo te preocupes por el coú mo! Tu uú nico trabajo es encontrar formas de sentirte bien, y
olvidar todo lo malo que estaú sucediendo. Trata de encontrar formas de sentirte un poco mejor, y
un poco mejor, y un poco mejor, hasta que te sientas completo, cuando te sientas completamente
bien, en ese momento piensa en hacer con facilidad esos pagos de tu casa. ¿Puedes hacer eso?
-No seú ...
-Muy bien, ¿Coú mo te sientes al saber que puedes hacer esos pagos?
-¡Sensacional!
-Por supuesto. Piensa en la gran emocioú n de vender tus cuadros, pero no lo hagas desde
el sitio: "Tengo-que-hacerlo; tengo-que- hacerlo", sino con un: "¡Lo ESTOY haciendo!". Al
pensarlo desde esa perspectiva, ¿coú mo te sientes? Aquíú hubo una larga pausa. Entonces me
dijo:
-Oh, caramba, maú s libre que nunca. ¡Me siento en el cielo! -¡Muy bien! ¡EÉ se debe ser el
sentir! Eso es lo que quiero que continuú es haciendo..., siente asíú las cosas..., todo el tiempo. Liz,
deja de enfocarte en las condiciones negativas actuales. Deja de mirarlas, deja de pensar en ellas,
eso soú lo te hace sentir peor. Tienes que recordar que tu uú nico trabajo es sentirte bien. ¡Punto!
Entonces, deja que el universo se encargue de lo demaú s.
Liz se sintioú tan maravillosamente bien al pensar en su casa y en coú mo Luíús y ella la
habíúan amado, que pudo recrear ese sentimiento con toda facilidad. De cualquier modo, fue asíú
como ella empezoú .
Transcurrieron tres meses y el pago de una cuenta de teleú fono que habríúa matado a
cualquiera. Al final de ese tercer mes (que coincidioú precisamente con el final del anñ o que Liz se
habíúa puesto originalmente como plazo para demostrar que podíúa ganarse la vida pintando),
mi amiga no soú lo habíúa vendido suficientes cuadros como para quedar protegida por alguú n
tiempo maú s, sino que teníúa un entusiasta promotor de obras de arte que le estaba ayudando a
preparar su primera exposicioú n en su ciudad, y habíúa recibido como adelanto una cuantiosa
suma de doú lares, para pintar un pequenñ o mural en un edificio de oficinas privadas.
Liz entendioú el mensaje y ahora es muy cuidadosa respecto de la energíúa que produce y
que fluye de ella. En realidad, no estoy muy segura de quieú n de nosotros dos se sintioú maú s
emocionada con el resultado.

NUESTROS QUERIDOS PROBLEMAS


Liz habíúa estado haciendo lo que hacemos todos: dar vueltas y vueltas, como pollo al
rostizado, mientras trataba de arreglar las circunstancias del momento que la asustaban. Como
una persona que se estaú ahogando y que lucha con el salvavidas, cuanto maú s se asuste y maú s
desesperada se sienta, maú s difíúcil le resulta combatir la energíúa negativa para encontrar formas
de remediar su situacioú n.
Liz, miraba el desastre en el que estaba metida (sus desastrosas condiciones), todo lo
que le disgustaba, y se preguntaba con desesperacioú n coú mo cambiarlas por medios fíúsicos
"normales" y cuanto maú s trataba de arreglar las cosas, maú s energíúa negativa producíúa y maú s
empeoraba todo. Hacia cualquier sitio que volteara, dentro del agujero negro en el que se habíúa
metido y que consideraba su realidad, no veíúa maú s que cosas sombríúas.

A todos nos ha sucedido. Cuando las cosas se ponen difíúciles, o nos dedicamos a
lamentamos por lo que sucede, o nos apresuramos a buscar formas de ejercer el control sobre
los danñ os causados. Se trata de arreglar las cosas, de mejorarlas, de rectificar los posibles
errores. Quieú n de nosotros no ha murmurado: "Si soú lo pudiera cambiar las cosas, ¡todo estaríúa
mejor!".
Nos encanta arreglar cosas, estamos adecuadamente entrenados para responder a las
condiciones que aparecen frente a nosotros. Pero arreglar las cosas es resistirse a nuestra
energíúa natural. Arreglar las cosas es una vaú lvula cerrada. Arreglar las cosas es producir
energíúa negativa.
El reto es desviar el enfoque del objeto que nos causa ansiedad o enojo, y sustituirlo
por un sentimiento maú s feliz de lo que queramos. En otras palabras, necesitamos dejar de arre-
glar y empezar a sentirnos bien.

Por ejemplo, supongamos que el techo de tu casa estaú viejo y necesitas cambiarlo, pero
no tienes el dinero para hacerlo, al menos por el momento. No obstante, se acerca la temporada
de lluvias y el problema se vuelve apremiante. Ademaú s, tienes problemas con el automoú vil y el
pago de impuestos atrasados. Por tanto, estaú s en un bache de condiciones desagradables,
ninguna de las cuales te va a hacer sentir particularmente feliz cuando pienses en ellas. Pero si
piensas en ellas, y sigues pensando en ellas de cualquier modo, desde luego, se volveraú n maú s
grandes.
Todas esas condiciones negativas a las que llamamos carinñ osamente "problemas", no
son maú s que molestos "no quiero", pero tan comunes para todos nosotros, que forman parte de
nuestro mundo, los asumimos como si fueran una parte de la vida. De hecho, los llevamos como
placas de identidad, una especie de reconocimiento en el lamentable juego de quieú n puede ser
la peor víúctima. Y; naturalmente, cuanto maú s nos lamentemos o nos jactemos de ellos, maú s
grandes se volveraú n.

Algunas condiciones negativas son problemas serios, otras son simplemente molestias
menores; sin embargo, sin importar lo que sean, todas prevalecen en nosotros y contaminan
cuanto hacemos, hasta que se vuelven una forma de vida. No obstante, las condiciones
negativas no son maú s que el resultado de nuestro enfoque en el pasado..., y de nuestros
sentimientos..., y la energíúa fluye. Eso es todo lo que son. El fluido de energíúa negativa fue la
causa, y las condiciones desagradables son el efecto.
Soú lo hay una forma de detener el desastre que hay en tu vida, e impedir que se vuelva
peor: deja de enfocarte en los problemas. Si puedes aceptar -desde lo maú s profundo de tu ser-
que tus problemas no son causados por tu pareja, tus inquietos hijos, los impuestos que tienes
pendientes, o el alcohoú lico que te encontraste en la calle, entonces tendraú s la oportunidad de
borrarlos de la misma forma en que los atrajiste: mediante tu fluido de energía. Soú lo que esta
vez a traveú s de una vibracioú n realmente diferente.

No voy a ir en contra de nadie. Este asunto es muy complicado. Empezando por -y


respondiendo a lo que tenemos frente a nosotros es como actuamos, lo que hacemos. Para
cambiar eso, es necesario renunciar a nuestros queridos derechos a tener -y sufrir por ellos-
nuestros preciosos problemas.
Bueno, no temas. Mientras seamos seres fíúsicos, siempre tendremos que enfrentamos a
condiciones que no nos gusten, ni queramos (de otro modo, estaríúamos viviendo en Similitud
-CAAP. 95- ), asíú que siempre habraú muchos problemas a nuestro alrededor, en los cuales
puedes enfocarte si quieres sufrir ocasionalmente e inundarte de energíúa negativa (como
confieso que a míú me gusta hacer de cuando en cuando). Pero nuestra meta ahora es cambiar la
forma en la que reaccionamos ante las condiciones no deseadas, para que dejen de ser el punto
central de nuestras vidas.

NUNCA, NUNCA TE ENFRENTES A LA REALIDAD


Debido a nuestra educacioú n y a ciertas actitudes que nos han sido transmitidas a lo
largo de incontables generaciones, creemos que lo que estamos viendo y lo que estamos
experimentando en este momento, es la forma en la que tienen que ser las cosas, hasta que
encontremos una manera distinta, ya sea de erradicar lo que nos molesta, o de aceptarlo. Lo
podemos ver, seguramente lo estamos experimentando, asíú que eso significa que se ha vuelto
real. Y; sin embargo, la realidad -real no es maú s que el resultado de la forma en la que estamos
produciendo y haciendo fluir nuestra energíúa.

Por ejemplo, digamos que estaú s viviendo en un cuerpo que no te gusta mucho. ¿Tuú
llamas a eso realidad, lo que significa que no puede cambiarse y debe ser aceptado? O digamos
que estaú s viviendo en una precaria situacioú n econoú mica que estaú afectando tus ingresos. ¿Tuú
llamas a eso realidad; es decir, a una situacioú n potencialmente desastrosa sobre la cual no
tienes control?.
"Asíú es la vida, ¡aceú ptalo!"
"Asíú son las cosas."
"No puedes pelear contra el gobierno."
"Deja de golpearte la cabeza contra la pared."
''Asíú es el mundo."
“Aprende a aceptar la vida en sus propios teú rminos."
"En la vida de todos hay un poco de sufrimiento".
"Baja de las nubes y pon los pies en la tierra"
"La vida no es justa."
“Hay que sufrir para lograr lo que uno quiere”.
"Abre los ojos y enfrenta la realidad."
“No todos nacimos para ser ricos, a ti te toco una familia pobre, aceú ptalo”
“La vida es un reto”.
¿Alguna te sonoú familiar? He aquíú lo esperanzador: no tenemos que enfrentarnos a
nada, ni soporta nada. Todo lo que tenemos que hacer es aprender a que nuestra energía
fluya en forma diferente, porque nada -nada- afecta a nuestra experiencia, excepto la
forma en que fluye nuestra energía. ¡NADA!

Con algunas cosas de nuestra vida, las que nos parecen agradables, nuestra vaú lvula se
abre de manera natural. Debido a que estas condiciones nos satisfacen, nuestra energía positiva
atrae más cosas positivas.
Pero cuando damos prioridad a la gran cantidad de condiciones negativas (problemas)
que nos rodean, nuestra válvula se cierra bruscamente. La conexioú n con nuestra energíúa original
apenas alcanza para que respiremos, y no reconoceríúamos la vibracioú n de alegríúa aunque nos
golpeara la cara.
Estamos molestos con esto, furiosos por aquello, preocupados por lo de maú s allaú , nos
preguntamos coú mo corregir esto, nos quejamos de aquello, tememos sabe Dios queú , estamos
deprimidos por todo y vibramos con tantas corrientes de incesante energíúa negativa todo el
tiempo, que es sorprendente que a pesar de todo tengamos siquiera algunos momentos de
alegríúa.

Soú lo porque estaú s viviendo la realidad de una eú poca en la que el trabajo escasea, no
significa que no puedas conseguir un empleo sensacional.
Soú lo porque las casas no se estaú n vendiendo, no significa que no puedas atraer un buen
cliente que se sienta encantado de comprar la tuya.
Soú lo porque tu cuerpo no es tan fuerte como el de otros, no significa que no puedas
lograr la fortaleza suficiente para ganar la carrera de los 400 metros.
Soú lo porque tuú nunca has incursionado en ese aú mbito, no significa que no puedas tener
la habilidad que se requiere para triunfar en eú l.
Soú lo porque nunca has podido dejar de fumar, no significa que no puedas tener la
disposicioú n para dejar de hacerlo hoy mismo.
Soú lo porque te has divorciado dos veces, no quiere decir que esteú s condenado a otra
relacioú n catastroú fica.
Sin importar en queú desastre (o en queú felicidad) estemos viviendo en este momento,
ya sea como individuo, familia, nacioú n o planeta, ese desastre es el resultado, uú nico y directo, de
coú mo nos hemos estado sintiendo -y del fluido de energíúa que hemos estado produciendo- ayer,
antes de ayer y los anñ os anteriores tambieú n. La Ley de la Atraccioú n no funciona un poco aquíú y
un poco allaú . Simplemente es para ti, para míú, para el cosmos. Atraemos magneú ticamente lo que
vibramos, y nosotros creamos todo, desde las defensas sumidas del auto hasta las guerras
globales.

Asíú que, a partir de este momento, nunca, jamaú s aceptes la realidad como algo a lo que
debes resignarte. Lleva tus pensamientos maú s allaú de lo que estaú frente a tu nariz, maú s allaú de lo
que no te guste, y coloú calos exactamente en lo que te gustaríúa que sucediera. Si no lo haces así,
eso que tú llamas realidad no cambiará nunca. Cierto, habraú algunas cosas desagradables que
estaú n claramente frente a ti en este momento, o que te estaú n amenazando, o que parecen no
tener solucioú n, pero recuerda que no están grabadas en piedra. No deben tolerarse, ni
siquiera un poco.

La realidad desagradable no es más que un efecto causado por flujo de energía


negativa. Podemos vivir con esos efectos y sufrir con ellos, o evadirlos y tratar de que no nos
afecten.

CONSEJOS PARA CAMBIAR EL ENFOQUE


Cuando eras pequenñ o, ¿nunca saltaste en la alberca de un trampolíún muy alto?
¿Recuerdas esa vez en que subíúas a lo alto..., y maú s alto..., y maú s alto? Cada paso parecíúa llevarte
maú s lejos del sitio seguro; pero, aunque estabas un poco asustado, seguiste subiendo.

Finalmente, llegaste hasta lo alto de la escalera y caminaste lentamente hasta la orilla


del trampolíún. El corazoú n te latíúa con tanta fuerza que apenas podíúas escuchar los gritos de los
ninñ os que estaban abajo, animaú ndote a que te lanzaras. El agua te parecíúa estar a kiloú metros de
distancia. Tuú no queríúas lanzarte en realidad, pero, al mismo tiempo, ansiabas hacerlo. Algo en
ti sabíúa que esa era una hazanñ a, el momento maú s genial que viviríúas, pues si lo lograbas, si
lograbas lanzarte al agua, nunca volveríúas a ser el mismo. Saltaste. ¡Que emocioú n! Lo hiciste.
Y realmente, tu vida cambioú para siempre.
La parte maú s difíúcil de lanzarse en un clavado asíú, es saltar. Lo mismo sucede con el
haú bito de enfrentarse a un problema tras otro (porque eso es lo que son realmente los
problemas...: haú bitos). Enfrentar los problemas es obligamos a liberar la preocupacioú n que nos
produce. He aquíú de queú manera:

Tú no tienes que cambiarlo. ¡Sólo tienes que dejar de enfocarte en ello!


¿Es difíúcil hacerlo? ¡Síú! ¿Puede hacerse? ¡Claro que síú! Pero tienes que empezar en alguú n
lugar y ese "alguú n lugar" es una decisioú n que, de alguú n modo, va a cambiar tu enfoque. Soú lo
entonces empezaraú s realmente a hacerlo; y el cambiar tu enfoque hacia algo maú s agradable
haraú cambiar tambieú n tu energíúa. Es imposible resolver un problema en la misma frecuencia en
la cual fue creado. Así que tienes que tomar una decisión en tanto el problema continúe contigo, y
es la de cambiar la frecuencia. Cuando eso suceda, ese problema dejará de ser el punto
central de tu vida, como una cortada en el dedo, que sabes que estaú ahíú porque te duele
cuando piensas en ella, pero no permites que ese pequenñ o dolor controle tu vida diaria. Tuú
sabes que la herida sanaraú y que desapareceraú , y asíú ocurriraú auú n sin que hagas nada por que
cierre la herida.

Soú lo recuerda que la parte maú s importante para cambiar las condiciones no deseadas
es simplemente: no tienes que cambiar nada, lo que tienes que hacer es dejar de pensar en ello.
Todo lo que se necesita es que esteú s dispuesto a dar el salto.

CONSEJO 1: Cambia el enfoque. ¡Ahora!


En el momento en el que reconozcas que te estaú s enfocando en la direccioú n que echa a
andar tu motor-de-la-preocupacioú n (o de la culpa, o de la verguü enza), busca algo maú s,
cualquier otra cosa en la cual pensar, algo que te haga sentir, aunque sea ligeramente, mejor de
lo que te estaú s sintiendo ahora. ¡Y encueú ntralo ahora mismo!
Cambia tus pensamientos y diríúgelos hacia tu pareja (si tienes una relacioú n buena),
hacia tu casa, hacia una cancioú n, hacia tu perro, hacia tu nueva camisa, hacia un helado de
chocolate, hacia hacer el amor, hacia tus proú ximas vacaciones, tus uú ltimas vacaciones, un
restaurante especial, tu hijito dormido, hacia ¡CUALQUIER COSA! Oblíúgate a hacerlo; y queú date
ahíú hasta que puedas sentir que tu estado de aú nimo empieza a modificarse -lo que significa que
la vibracioú n de tu energíúa ha cambiado-, sin importar queú tan lentamente lo hagas.
.
Una vez que cambies tu forma de sentir, empieza a hablar de lo que quieres, en la
medida en que te sea posible (pero fíújate que sea un "quiero", y no un "no quiero") en lugar de
pensar en lo que no deseas. En cuanto lo consigas, tu enfoque dejaraú de estar centrado en la
situacioú n adversa, en su lugar empezaraú a funcionar tu motor de propoú sitos y habraú s abierto tu
vaú lvula lo suficiente como para que funcione. Y; por favor, no te preocupes de que el "quiero"
que utilizaste como sustituto parezca imposible de realizar. Soú lo conceú ntrate en eú l y olvíúdate
del "coú mo lograrlo".
Si por alguna razoú n no puedes adentrarte en el sentimiento propositivo del "quiero", no
te preocupes. Soú lo manteú n tu enfoque en el sentimiento de algo agradable tanto tiempo como
te sea posible. Cuanto maú s tiempo (y maú s frecuentemente) puedas mantenerte en la frecuencia
maú s alta, con mayor rapidez empezaraú a disiparse lo que no deseas. Por el contrario, cuanto
maú s retengas tu enfoque en lo que te molesta, maú s tarde lograraú s permanecer en la frecuencia
adecuada.

CONSEJO 2: Elimínalo hablando con suavidad. ¡Ahora!


Si piensas que no puedes dejar de enfocarte en algo negativo, intenta hablar con
suavidad contigo mismo, en voz alta si es posible, como lo haríúa una madre o un padre amoroso
al consolar a un ninñ o. Dite a ti mismo todas las cosas reconfortantes que un pequenñ o quisiera
oíúr: que todo va a salir bien, que las rosas estaú n en proceso de cambiar, que tuú siempre has
estado a salvo y seguiraú s estaú ndolo, que tuú no tienes nada que temer.
Continuú a hablaú ndote carinñ osamente todo el tiempo que sea necesario, para que sientas
ese sutil pequenñ o cambio y percibas coú mo tu resistencia a adentrarte en las energíúas maú s ele-
vadas empieza a disminuir. Te estaú s relajando hacia el bienestar; se reduce tu resistencia a la
energíúa de la fuente original de la vida, y estaú s eliminando tus inquietudes. Permanece asíú tanto
tiempo como puedas, con el enfoque fuera de aquello que te perturba.

CONSEJO 3: Habla con firmeza. ¡Ahora!


Esta es una poderosa, y a la vez amorosa, forma de hablar... (en voz alta)..., a ti mismo,
lentamente. Pero he aquíú el secreto: tienes que ser convincente, y no juzgar. Jamás, nunca,
nunca te juzgues cuando descubras que estaú s enfocaú ndote en una situacioú n que no deseas.
Lo que necesitas es empezar con un razonamiento eneú rgico en el que te senñ ales a ti
mismo, con determinacioú n, lo que sucederaú si continuú as enfocaú ndote y enfurecieú ndote por ello
en lo que no quieres. Entonces, repíútete a ti mismo tambieú n, sabiendo-que-es-un-hecho, lo que
sucederaú cuando cambies tu enfoque y tu vibracioú n.
.
"Mira, Charly, tuú te metiste en este líúo y tuú vas a tener que encontrar una forma de salir
de eú l. Pero si vas a quedarte en este estado de aú nimo y a seguir renegando todo el díúa, la si-
tuacioú n soú lo va a empeorar. Asíú que deja de compadecerte y encuentra alguna forma, aunque
sea tonta, de sentirte bien. ¡Demonios!, síú, ya seú que no tienes ganas de sentirte bien en este
momento, pero...".
¿A quieú n le importa si tuú crees eso o no? Disimula hasta que logres sentir el cambio en
el lugar del sentimiento, ese cambio sutil en tu energíúa.
EÉ sta es una estrategia de loú gica pura. Aunque yo la uso a menudo y siempre me hace
sentir mejor, me he dado cuenta de que generalmente tengo que dar un salto hacia atraú s y
emplear otra teú cnica para lograr echar a andar a toda velocidad el motor de "sentirte bien" y
conseguir calmarme. Eso es lo que yo hago. Tuú haz lo que necesites para llegar al mismo estado.

CONSEJO 4: Haz algo divertido. ¡Ahora!


¡Usa tu cuerpo fíúsico! Ponte a caminar, encera tu automoú vil, cepilla a tu gato, coú mprate
un traje nuevo, hornea un pastel, juega poker, arregla tus flores, ve al cine, cualquier cosa que te
permita desviar tu enfoque de la condicioú n adversa, y suavizar tu estado de aú nimo para
producir esa energíúa maú s elevada. Una vez que sientes que el cambio se ha producido, comien-
za a hablar en voz alta, suavemente al principio, sobre lo que quieres que suceda, en lugar de lo
que no deseas que ocurra.
Con cualquiera de estos consejos, ten siempre en cuenta la vieja expresioú n: "Simúlalo,
hasta que se vuelva real". Enfoú cate en algo maú s, habla carinñ osamente, habla con firmeza, divieú r -
tete, disimula, pero el asunto es que debes hacerlo en el momento mismo en el que te percates
de que tu atencioú n estaú concentrada en algo que no deseas, y permanece ahíú hasta que tu sentir
cambie totalmente. ¡y cambiará!

LAS CONDICIONES NO SIGNIFICAN NADA


Una vez que hayas modificado tu enfoque y que hayas empezado a abrir, aunque sea un
poco, esa vaú lvula oxidada, estaraú s preparado realmente para sacar a la luz tus "quiero" y para
sentirte feliz por ello.
El cambio de enfoque significa que estaú s lejos de lo desagradable. Ahora estás
concentrado en el agradable "quiero". Si al principio lo uú nico que puedes lograr es sentir soú lo un
ligero bienestar respecto a tu "quiero", estaú bien. Cuando logres tener abierta tu vaú lvula el 20
por ciento del tiempo enfocaú ndote en tu "quiero", ¡podraú s celebrarlo! Ya estaú s en la direccioú n
correcta, lo cual significa que has logrado evitar vibrar el 100 por ciento del tiempo sobre la
cuestioú n adversa, sea la que sea. Poquito a poco esa gran carga de energíúa que creoú la situacioú n
negativa estaraú siendo desplazada y sustituida por vibraciones de energíúa positiva, porque se
ha abierto la vaú lvula.

Muy pronto podraú s vibrar algo asíú como el 50 por ciento respecto de lo negativo y el 50
por ciento en algo maú s agradable. Ahora realmente estaraú s tomando el control de tu vida, lo
que deseas cambiar comenzaraú a aparecer por todas partes.
¡Ah!, pero la verdadera diversioú n empieza cuando llegas al punto de cambiar energíúas
instantaú neamente en cuanto te das cuenta de que eú stas se han vuelto negativas. Entonces
habraú s logrado saltar al 60-40 (60 por ciento con altas frecuencias y 40 por ciento en forma
"normal") y finalmente llegar al 70-30, o hasta el 80-20. En ese momento, exactamente frente a
tus ojos, empezaraú s a notar nuevos acontecimientos, personas y circunstancias que apareceraú n
en tu vida como por arte de magia, una tras otra, para crear los nuevos acontecimientos que tan
profundamente deseabas. No estaú mal, para haberlo logrado con soú lo sentirte bien.
Soú lo recuerda que la rapidez con que tu "quiero" se haga realidad dependeraú
directamente de la rapidez (y la constancia) con la que puedas DESCONECTAR tu enfoque en lo
que te estaú manteniendo en una vibracioú n negativa, y CONECTARLO en donde quieres estar. Sin
importar lo terrible que pueda parecerte tu situacioú n por el momento, no es permanente ni
estaú pegada a ti. Soú lo tienes que decidir lo que quieres en su lugar, y adentrarte en la frecuencia
de "sentirte bien", que favoreceraú la creacioú n de cosas maú s positivas.
Y por favor, no te martirices porque tienes muchos problemas, ni trates de resolverlos
todos a la vez, intentando proyectar una variedad de "quiero" increíúbles. Todos nos hemos
involucrado en muú ltiples desastres personales; con un poco de praú ctica sobre coú mo controlar
nuestro flujo de energíúa, podemos salir de ellos. ¡Te lo garantizo!
Insiste en que haraú s todo lo que sea, todo lo que puedas, para encontrar -y conservar-
toda la energíúa necesaria para "sentirte bien". Y recuerda, el uú nico poder que tienen las cir -
cunstancias negativas sobre nosotros es el que nosotros mismos les demos. Es entonces
cuando nos sentimos atrapados y, francamente, lo estamos.
Pero ninguna circunstancia estaú fuera de tu control. Lo que estaú sucediendo en tu
mundo en este momento, no significa nada. Es soú lo un resultado, eso es todo lo que es. Sin im-
portar lo terrible que te parezcan las circunstancias, siempre podraú s producir y dejar fluir
energíúa de "sentirte bien" -y hasta de "sentirte mejor"- en torno a ellas, para cambiarlas. Si
aceptas eso desde lo maú s profundo de tu ser, el resto de esta creacioú n reflexiva seraú real.
EL SÍNDROME DEL LLANERO, SOLITARIO
Me ha tomado maú s tiempo del que hubiera querido llegar a darme cuenta de que no es
"hago-hago-hago", lo que ha marcado alguna diferencia en mi vida, sino que es la forma en que
fluye mi energíúa. Siempre habíúa creíúdo que la accioú n era la palabra maú gica, y que nada me
llegaríúa sin esfuerzo y empenñ o de mi parte.
La verdad es que, sin importar lo que pretendamos corregir, todas las cosas
desesperadas que creemos poder llevar a cabo incidiraú n muy poco en nuestras experiencias. Y
no importa lo que hagamos, ni cómo, ni cuánto hagamos, ni con cuaú nta frecuencia, pues la
mayor parte de lo que hacemos se inicia con energíúa negativa y caprichosa, y no como una acti-
vidad creativa, con energíúa positiva.
Cuando enfrentamos una situacioú n que no nos gusta, de acuerdo con nuestra
naturaleza, hacemos cualquiera de estas dos cosas: "levantamos las manos" con frustrada
resignacioú n, aceptando nuestro destino, o saltamos en nuestro hermoso caballo blanco, como
el Llanero Solitario, y nos lanzamos al galope con los ojos vendados (si no es que con un
antifaz) por el camino, gritando: "¡Venga, Silver, vamos adelante!", en busca de alguna accioú n
heroica que nos permita sobreponemos a la enorme injusticia que ha caíúdo sobre nosotros. De
cualquier modo, lo uú nico que estamos haciendo es amplificar lo que nos gustaríúa eliminar de
nuestra realidad.

Asíú, pues, analicemos esta accioú n. A las acciones desesperadas yo las llamo el síúndrome
del Llanero Solitario, pues no son maú s que la necesidad compulsiva de hacer muchas cosas a la
vez para pretender solucionarlas todas. Y eú sas son, precisamente, las actividades que
realizamos con la vaú lvula cerrada.
Casi todo el mundo estaríúa de acuerdo en que soú lo al "hacer" suceden las cosas. Cuando
estamos frente a un problema, enseguida manifestamos el síúndrome del Llanero Solitario y
buscamos con desesperacioú n las mejores formas de vender maú s, de ganar maú s, de realizar maú s,
de arreglar maú s cosas. Arreglar, arreglar y arreglar. 'Y, sin embargo, la creacioú n reflexiva
requiere de que produzcamos y dejemos fluir energíúa para atraer, en lugar de ir contra la
corriente, lo cual corresponde al síúndrome del Llanero Solitario.
Actuar bajo la influencia de este síúndrome nunca funciona. No es posible que emplees
tus energíúas para fluir en las acciones de otras personas, a menos que tus vibraciones reci ban
una invitacioú n previa; y, al contrario, nadie puede introducirse en tu mundo, a menos que lo
hayas invitado con tus vibraciones. No puedes arrastrar algo sin importar hacia doú nde, y
esperar obtener los resultados que realmente deseas, sin importar queú tan fuerte lo arrastres.
¿Eso significa que dejemos de intentarlo? Por supuesto que no. Soú lo debemos sustituir,
con cierto grado de inspiracioú n, unas vibraciones por otras para evitar hacer cosas inuú tiles y
dejar de reaccionar ante cualquier circunstancia con angustia. De ese modo, con nuestra
atencioú n enfocada con entusiasmo en lo que preferimos en la vida, podremos movemos hacia el
sitio correcto para que llegue a nosotros la inspiracioú n de la vaú lvula abierta. La accioú n se
convierte, entonces, en algo alegre, en lugar de un "tener que...". Las ideas abundan. Nos
abrimos a la fuerza de la vida creativa y encontramos, paso a paso, faú cilmente y sin obstaú culos,
hacia doú nde queremos ir. El milagro ha sucedido. Ya no somos simples receptores. Somos
creadores reflexivos.

BENDÍCELOS A TODOS
Reconozcamos y enfrentemos esto: siempre habraú contrastes, lo cual implica que
siempre habraú cosas que no nos gusten. Eso fue lo que aceptamos y, francamente, es lo que maú s
disfrutamos.
Pero si es Godzila el que viene hacia nosotros, o el piquete de una pulga, sin importar
queú tan mala o molesta pueda parecemos la situacioú n, no merece maú s que la atencioú n
suficiente para advertirnos que estamos produciendo energíúa negativa. ¡Eso es todo! No es el
fin del mundo.
Cuando una sensacioú n de alarma te invade como respuesta a una situacioú n especíúfica, y
sientes que te tiemblan las rodillas como respuesta al síúndrome del Llanero Solitario, soú lo
tranquilíúzate y relaú jate. Eso cambiaraú tu pensamiento y modificaraú tu sentir, y eú ste a la vez a tu
vibracioú n, y todo ello permitiraú que el universo y tu Ser expandido se hagan cargo de la
situacioú n.
Y asíú, contrariamente a la creencia popular, no tendraú s porque recibir un golpe tras
otro, antes de que te permitas a ti mismo sentirte bien. Lo uú nico que tienes que hacer respecto
de cualquier situacioú n negativa es dejar de pensar en ella (despueú s de todo, no es maú s que una
tonteríúa), dejar de responder a ella, y encontrar alguna forma de sentirte mejor.

Los haú bitos de toda una vida -y siglos de heredarlos- no se vencen con facilidad. Seraú
mejor que recuerdes, simplemente, que lo que estaú s viviendo ahora es soú lo resultado del fluido
de energíúa del pasado.
Asíú pues, da un paso atraú s y aleú jate de la situacioú n, para que puedas contemplarla
desde una perspectiva maú s amplia.
Recuerda que si "necesitas" que algo cambie, siempre fluiraú energíúa negativa de ti, lo
que provocaraú que ese "algo" se aferre a ti. Encontrar una forma de entusiasmarte por lo que
realmente quieres cambiar, traeraú consigo un flujo de energíúa positiva y haraú que se inicien los
cambios que deseas.
Deja de sentirte tenso y presionado por todo. En lugar de ello, repíútete a ti mismo, con
toda delicadeza, que sin importar lo desagradables que puedan parecerte las condiciones en
estos momentos, no van a controlarte, y que puedes encontrar formas de abrir tu vaú lvula, sin
importar lo que esteú sucediendo. ¡Y lo haraú s!
Entonces llegaraú n tus respuestas. Llegaraú n las oportunidades, y pronto encontraraú s
maú s formas para cambiar tu situacioú n de las que te imaginas.

Asíú que bendice a todas esas situaciones adversas, si es que puedes, porque sin ellas no
habríúas podido detectar lo que no quieres. Dirige tu pensamiento hacia lo que puede ser, en lu-
gar de hacerlo a lo que es, y laú nzate de lleno a todos los maravillosos sentimientos -no a los
anhelos- de lo fantaú stico que seraú llegar hasta ahíú. De esa forma, lo que estaú ahíú vendraú desde
aquíú.
CONTROLAR EL SENTIR.
PASO 3 LEY DE ATRACCIÓN

Sorpresa, admiracioú n, asombro, apreciacioú n, gratitud, excitacioú n, reverencia,


admiracioú n. ¿Puedes evocar esa variedad de sentimientos cada vez que quieras? ¿Puedes
provocar "asombro", en un abrir y cerrar de ojos, o "excitacioú n" (y no nos referimos al sexo)?
¿Queú tal "reverencia"? ¿Puedes mirar cualquier cosa -aunque sea una piedra- e instantaú nea-
mente obligarte a sentir respeto hacia ese objeto inanimado?

"Provocar" se interpreta, generalmente, como el hecho de prepararse para atacar a


alguien; pero no es eso de lo que hablamos aquíú. Nuestro nuevo tipo de provocacioú n es un
esfuerzo consciente e intencional para cambiar a frecuencias maú s altas, para hacernos vibrar a
una velocidad maú s raú pida, como ¡ahora mismo!..., en cualquier momento que queramos ha-
cerlo..., cada vez que recordemos hacerlo..., todo el tiempo..., con tanta frecuencia como sea
posible..., cada hora, todas las horas..., o cada vez que veas un auto rojo, un perro extravia do, o
una mamaú con un bebeú . ¡Cuando sea!

No estoy bromeando. Si no aprendemos coú mo lograr que nuestras frecuencias se


eleven no tendremos ni la maú s míúnima oportunidad de volvernos creadores reflexivos. Lo que
significa, desafortunadamente, que siempre seremos creadores rezagados y, por tanto...,
víúctimas.

Puesto que "cambiar frecuencias 101" nunca fue un curso que se impartiera en la
escuela, es una habilidad que debemos de aprender solos, por nosotros mismos. Pero con unos
cuantos trucos maú s bajo la manga, esto puede suceder con facilidad.

¡HUUUYYY!

Yo empeceú a manipular el flujo de energíúa aproximadamente un anñ o antes de descubrir


las ensenñ anzas de la Ley de la Atraccioú n. No teníúa ni la menor idea de lo que estaba haciendo,
pero era divertido y me ayudaba a pasar el tiempo mientras conducíúa mi auto.

El mercado de financiamiento de hipotecas estaba en pleno auge y yo, como agente,


estaba dentro de eú l, con mi propio negocio de una sola persona, manejaú ndolo desde mi casa.
Asíú que cuando recibíúa una solicitud de alguien que buscaba alguú n tipo de financiamiento para
su casa, acudíúa a visitarlo en lugar de la usual rutina de que me vinieran a ver. De esa manera
resultaba divertido. Salíúa de casa, resolvíúa mis asuntos pendientes al mismo tiempo y conocíúa
ciertas partes de mi ciudad que ni siquiera sabíúa que existíúan.

Para pasar el tiempo, mientras conducíúa de un lado a otro en mi auto para acudir a mis
citas, empeceú a manipular mi energíúa: Para entonces ya sabíúa coú mo entrar raú pidamente en un
estado de aú nimo intenso de "sentirse bien", algo breve y divertido que yo llamaba "manejar mi
energíúa". Sencillamente, provocaba en míú cualquier sentimiento positivo, y casi inme-
diatamente mi cuerpo empezaba a vibrar como respuesta a esa frecuencia, tambieú n sabíúa que
si envolvíúa un deseo en esos sentimientos elevados (es decir, pensar en el deseo mientras me
sentíúa tan animada), abríúa una buena posibilidad de que el deseo se hiciera realidad. ¡Pero eso
era todo lo que sabíúa! Frecuencias, vibraciones, flujo de energíúa negativa/positiva, Ley de la
Atraccioú n, soú lo entendíúa un poco de esas cosas.

Cuanto maú s manipulaba mi energíúa, maú s cuenta me daba de ese fenoú meno extranñ o que
solíúa ocurrir en cuanto empezaba a sentirme con el aú nimo en alto, o con un estremecimiento,
como yo lo llamaba. Exactamente en la boca del estoú mago, en ese lugar donde se pierde el
aliento cuando recibes un golpe, percibíúa un sentimiento de ¡HUUUYYY!, como si fuera de baja-
da en la montanñ a rusa a una velocidad capaz de romperme el cuello. En ocasiones, esa
sensacioú n duraba soú lo una fraccioú n de segundo; pero en otras, si me concentraba en ello con
extremo cuidado, podíúa prolongarla durante varios minutos.

Entonces comprendíú que este ¡HUUUYYY! era del mismo tipo del sentimiento de
¡UFFFF! que se siente cuando tienes que virar bruscamente para evitar chocar contra otro auto.
O como la sensacioú n que tuve hace muchos anñ os en el preciso momento en el que mi jefe me
dijo que estaba despedida. ¡HUUUYYY!, exactamente en la boca del estoú mago.

Al principio no sabíúa queú hacer con ello, o coú mo relacionarlo. Eran situaciones
totalmente diferentes, que provocaban las maú s diversas reacciones, igualmente poderosas; sin
embargo, todas parecíúan terminar fíúsicamente en el mismo lugar: la boca de mi estoú mago. De
repente, se hizo la luz en míú. Nuestras emociones se registran primero en nuestras glaú ndulas
suprarrenales, por lo cual cuando nos sobresaltamos o nos asustamos, experimentamos algo
parecido a un golpe en la boca del estoú mago, o en el plexo solar, precisamente donde estaú n
localizadas estas glaú ndulas.

Cuando el miedo nos invade, las glaú ndulas suprarrenales son sacudidas por un
repentino estallido de energíúa electromagneú tica, lo que causa la inmediata liberacioú n de
adrenalina que experimentamos en forma de ¡HUUUYYY! Asíú que, ¿por queú no iban las
glaú ndulas suprarrenales a responder de la misma forma ante una intensa produccioú n de
energíúa proveniente de la alegríúa? Despueú s de todo, la energíúa es energíúa, sin importar lo que la
haya provocado. Sea que sintamos la embestida de paú nico extremo, o de sublime alegríúa, la
energíúa fluye a traveú s de nuestro plexo solar, estimula las glaú ndulas suprarrenales y hace que
experimentemos una sensacioú n fíúsica muy notoria: ¡HÚUUYYY!

Este asunto me teníúa realmente intrigada, por lo que empeceú a experimentar todavíúa
maú s. Por supuesto, descubríú que podíúa controlar queú tan intensas podíúan ser mis vibraciones
de "sentirme bien", de acuerdo con la intensidad del ¡HUUUYYY! que sentíúa en la boca del
estoú mago, y viceversa: podíúa controlar la intensidad y la duracioú n del ¡HUUUYYY!, dependiendo
de cuaú nta vibracioú n de "sentirme bien" podíúa generar.

¡Era fantaú stico! Menos ¡HUUUYYY! significaba "sentirse bien " con menor intensidad,
aunque no habíúa demasiado cambio en las vibraciones.

Pero un gran ¡HUUUYYY!, o un golpe en mi plexo solar, significaba que realmente mis
vibraciones habíúan cambiado a alguú n tipo de sentimiento positivo: excitacioú n, deleite, profundo
aprecio, o lo que fuera. Significaba que volaba alto, sin estimulantes quíúmicos, y lo comprobaba
en cada ocasioú n. El golpe nunca aparecíúa sin que sintiera alguú n tipo de alegríúa. Y nunca, jamaú s,
llegaba esa sensacioú n mientras me sentíúa "apagada", esto es, ni bien ni mal, sino simplemente
sobreviviendo.

¡Estaba tan entusiasmado, que penseú que habíúa descubierto el secreto de la vida! Tal
vez lo habíúa hecho, pero soú lo en parte. Todavíúa no sabíúa coú mo dirigir la energíúa o enfocarme en
los "quiero" o "no quiero". Todo lo que sabíúa hasta entonces era que cuanto maú s dirigíúa el
"sentirme bien" hacia una sacudida corporal, maú s atraíúa mis deseos. Era en comienzo sen-
sacional, pero, ¡oh!, coú mo desearíúa haber sabido "el resto de la historia".

Al principio era yo como Mickey Mouse en la pelíúcula de Disney Fantasía, que jugaba
con el sombrero maú gico del brujo sin conocer sus poderes. Me estaba volviendo una experta en
fabricar sentimientos positivos y en lograr un ¡HUUUYYY! Podíúa hacerlo en un abrir y cerrar de
ojos, incluso mientras escuchaba alguna desastrosa noticia, anunciando la muerte de alguna
encantadora ancianita. ¡HUUUYYY! Llegaba ese sentimiento a mi estoú mago mientras yo mismo
provocaba la alegríúa, seguida en momentos por una especie de un sentimiento suave y
acogedor, o de estremecimiento en todo mi cuerpo.

Cuanto maú s me estremecíúa, maú s negocios conseguíúa, asíú que me estremecíúa todavíúa
maú s. Era maú gico. El dinero fluíúa tan raú pidamente, que hasta dejeú de contarlo. Hacer fluir mi
energíúa se convirtioú en tal pasatiempo de rutina, que casi podíúa predecir cuaú ntos negocios
llegaríúan, por la intensidad y frecuencia de mi estremecimiento.

Aunque teníúa razoú n al pensar que las altas frecuencias que estaba originando atraíúan
mis deseos, equivocadamente penseú que eso era todo. "No hay problema, soú lo elevo mis
frecuencias lo maú s alto posible, hago fluir mi energíúa y me como al mundo. "

¡En lo absoluto! Lo que no sabíúa entonces era que aun el maú s ligero cambio de enfoque,
dirigido hacia cualquier cosa desagradable, no soú lo arrastraba consigo consecuencias no de-
seadas, sino que instantaú neamente poníúa una barrera entre el flujo de cosas buenas y yo,
incluyendo el dinero. Una pequenñ a leccioú n que no tardaríúa en aprender.

Durante varios meses, sin embargo, no hubo una sola situacioú n negativa a míú alrededor.
¡Estaba de maravilla! Hacia donde quiera que volviera la vista, las cosas estaban a mi fa vor. Mi
negocio de intermediario hipotecario estaba de maravilla, del cuaú l obteníúa altos ingresos. Soú lo
me manteníúa observando de manera inconsciente las cosas buenas que me rodeaban, haciendo
correr mi energíúa y atrayendo maú s. ¿Queú maú s podíúa pedir?

Entonces, las cosas empezaron a salir mal. El mercado cambioú y junto con eú l mi
enfoque. Cuando empezaron a subir las tasas de intereú s, el negocio comenzoú a bajar. Ahora toda
mi atencioú n estaba concentrada en: "No, no, por favor, no dejen que suban las tasas de intereú s.
No dejen que se hunda el mercado. No dejen que este increíúble tren se estrelle". Si alguien me
hubiera dicho en ese momento que "lo que es" es soú lo la plataforma desde la cual lanzas tu
siguiente creacioú n, le habríúa roto la nariz con gusto. Estaba verdaderamente preocupado, asíú
que, desde luego, el problema continuoú empeorando.

Debido a que estaba tan preocupada con el giro negativo de los acontecimientos, habíúa
dejado de sentirme emocionado. En cambio, habíúa modificado mi enfoque completamente
hacia lo que no queríúa (que el mercado empeorara auú n maú s), en lugar de pensar que se podíúan
establecer otras relaciones (muchos negocios, a pesar del mercado). Pero eso no lo sabíúa.
Cuanto maú s empeoraba el mercado, peor me sentíúa. Y cuanto maú s mal me sentíúa, peor
marchaba mi negocio. En lugar de escribir otro argumento para mi historia, y encontrar el
sentimiento feliz de coú mo queríúa que sucedieran las cosas, mi temor estaba produciendo auú n
maú s temor. El problema me estallaba en la cara en proporciones mayuú sculas.

El mercado andaba por los suelos, no teníúa ninguú n nuevo preú stamo en perspectiva y
todavíúa teníúa deudas que pagar, que habíúa contraíúdo al lanzar la nueva empresa. ¿Necesito
decir maú s? Las condiciones en las que estaba enfocando mi atencioú n se encontraban lejos,
lejíúsimos de ser de mi gusto..., y el creciente temor que habíúa detraú s de ese enfoque hacíúa que
las cosas empeoraran en todos los sentidos.
Pedíú dinero prestado para sobrevivir. Me lanceú a cuanta accioú n desesperada se me
ocurrioú , como contratar a un vendedor que estaba en un estado de carencia peor que el míúo
(naturalmente, en mi situacioú n eso fue todo lo que pude atraer), envieú volantes fuera de mis
puntos de venta tradicionales, a poblaciones cercanas y, en teú rminos generales, me movíú con
desesperacioú n de un lado a otro buscando nuevos negocios. Los negocios no llegaron. Me habíúa
echado de cabeza en la creacioú n negativa mediante un enfoque del mismo tipo, concentrando el
100 por ciento de mi tiempo en todo lo que no queríúa. Habíúa atrincherado tanto esos "no
quiero" en mis vibraciones, y los habíúa convertido en una parte tan predominante en míú, que lo
uú nico que logreú con ello fue abrir la puerta a cosas todavíúa maú s desagradables. No fue una
buena eú poca.

Pensando que todavíúa teníúa el secreto, trateú de estremecerme de nuevo. ¡Inuú til! Con tan
apasionado enfoque negativo, en todas las situaciones sombríúas que me rodeaban no habíúa
podido provocarlo aunque de ello dependiera mi vida (lo real, a esas alturas, era casi asíú). Mi
pobre Ser expandido probablemente estaba diciendo: "¡Olvíúdalo!", mientras partíúa a unas
largas vacaciones a otro universo, hasta que yo recuperara la razoú n. Mi vibracioú n predominante
era negativa, e igual de negativo era todo lo que estaba recibiendo ¡por montones!

Fue en alguú n momento, en medio de ese flujo emocional, cuando un grupo de mis
entusiastas amigos empezoú a insistir en que leyera todo el material que habíúan recopilado
acerca de la Ley de la Atraccioú n. Yo estaba tan hundido en mi tristeza, que realmente no me
importaba si habíúan descubierto un cargamento repleto de laú mparas de Aladino, pero para
"quitaú rmelos de encima" y poder volver a mi solitaria desventura, accedíú.

Cinco minutos fue todo lo que necesiteú para percatarme de por queú estaban tan
entusiasmados. Por fin aquíú estaba "el resto de la historia", todas las piezas que durante tantos
anñ os no me habíúa dado cuenta siquiera de que faltaban. En ese momento, mi entusiasmo no
habríúa sido mayor si alguien me hubiera regalado 50 millones de doú lares. En un díúa disenñ eú -e
inicieú con profunda emocioú n- mi programa de 30 díúas, descrito el capíútulo 103, el uú ltimo
capíútulo de la serie de la Ley de Atraccioú n.

La peor derrota de una persona es cuando pierde su entusiasmo.


H. W. Arnold

Sin embargo, las cosas no empezaron a cambiar de la noche a la manñ ana; me habíúa
convertido en un verdadero "adicto a identificar lo negativo. El cambio financiero favorable fue
lento, pero absolutamente firme, y un torrente de ideas empezoú a invadir mi cerebro con las
maú s fabulosas maneras de aumentar los negocios de una forma faú cil y divertida. Lo que maú s me
alentaba, sin embargo, era darme cuenta de la, ventaja con que contaba al tener conocimientos
sobre el flujo de energíúa, sobre el correr de la energíúa. Ya sabíúa coú mo provocar, coú mo fabricar
sentimientos positivos y conservarlos durante largo tiempo; incluso sabíúa coú mo enganñ arme a
míú misma para pensar que me estaba sintiendo bien, hasta que realmente lo conseguíúa.

Lo que con toda seguridad ignoraba antes, era la regla baú sica de la Ley de la Atraccioú n
que dice: "¡En lo que te enfocas, por supuesto, es lo que recibes!". Todo lo que teníúa que hacer
era desviar mi enfoque del derrumbe del mercado, de mi carencia de dinero en el banco, de que
no teníúa preú stamos en perspectiva, de mis deudas y, en cambio, tomar el control exacto de mi
enfoque y zarpar hacia la lejaníúa al atardecer. ¡Síú, claro!

Me tomoú algo maú s que un poco de tiempo, pero finalmente funcionoú . Me convertíú en
uno de los pocos agentes locales que no cerroú el negocio, y continueú ganando buen dinero en
un mercado en ruinas. ¡Queú alegríúa! Yen el curso del tiempo, gracias a mi persistente atencioú n
en mi enfoque, pude convertir mi negocio de una sola persona en una empresa de eú xito, con
operaciones en tres Estados del paíús.

ESTREMECIMIENTO POR COMANDO

El arte de sentirse bien no es exactamente algo en lo que hayamos avanzado mucho, asíú
que la meta es aprender a hacerla sobre la marcha.

En ocasiones, ese cambio requiere de un poco (o mucho) de esfuerzo, otras veces


descubriraú s que puedes hacerla en un abrir y cerrar de ojos. Pero, sin importar lo que se
necesite hacer, es fundamental hacerla, cambiar, subir, aunque sea un poco, del lugar donde te
encuentras. ¿Coú mo? Volvamos a nuestro costal de los trucos maú gicos.

Hay tres formas baú sicas para empezar a sentirse bien, y ya hemos hablado de dos de
ellas. Una es buscar, mirar o pensar en algo, en cualquier cosa que nos produzca placer. La otra
es hablar con uno mismo hasta lograr un cambio de vibracioú n. La tercera, que es la que
exploraremos ahora, se llama "estremecimiento", el cual provocaraú en ti un cambio de vibra-
cioú n EN ESTE MOMENTO.

Estremecerse es una de las formas maú s faú ciles y raú pidas que existen para elevar tus
vibraciones. Naturalmente, diferentes ocasiones requieren de diferentes teú cnicas. En ocasiones
cierta actitud lo produce; otras, se requiere de dos o tres meú todos para abandonar nuestra
adiccioú n a las emociones negativas. Estremecerse es soú lo una manera de hacerlo, pero es una
teú cnica. He encontrado que puede ser dinamita pura; la uso casi todos los díúas de mi vida,
aunque soú lo sea por un momento o dos.

Una de las razones por las cuales aprender a estremecerse es tan faú cil, es porque se
puede emplear un impulso para lograrlo. Lo que anhelamos, parte de un sentimiento que ema-
na de las profundidades mismas de tu ser. Una vez que estaú activada (una sensacioú n que
puedes lograr en menos de un segundo), todo tu cuerpo habraú encendido motores para vibrar
en una frecuencia mucho maú s alta. Tu vaú lvula estaú completamente abierta, la fuerza de la vida
creativa a la que estaba conectado soú lo por un hilo -apenas para mantenerla funcionando-
ahora fluye a traveú s de ti. Estaú en absoluta alineacioú n con tu Ser interno/Ser expandido..., y...,
puedes sentir la sensacioú n, ¡precisamente en la boca de tu estoú mago!

Eso es lo que hace tan divertido al estremecimiento. A traveú s de la emocioú n, estaú s


creando una innegable sensacioú n fíúsica para usarla como un indicador del cambio de
vibraciones en tu cuerpo. El proceso completo no es maú s que un raú pido uno-dos y, ¡LOTERIÉA!,
lo has conseguido.

EL IMPULSO PARA ARRANCAR

Puesto que somos una especie de bateríúa que permanece inerte hasta que nos
cargamos, descubríú que la manera maú s faú cil de provocar el estremecimiento era haciendo algo
fíúsico que me impulsara hacia un sentimiento agradable. Asíú que, a falta de cables, ¡recurríú a
una sonrisa!

Asíú es, una pequenñ a y significativa sonrisa del tipo que nos hace derretimos como la
mantequilla en un bollo caliente; la clase de sonrisa que uno no puede evitar al ver a un grupo
de gatitos recieú n nacidos que se revuelcan uno sobre otro, o a un bebeú que se ríúe soú lo por
reíúrse. No una sonrisa fingida, sino una tierna y amorosa, como cuando un ninñ o te ensenñ a su te-
soro maú s preciado. Es una sonrisa externa, síú, pero que se origina en un valioso sentimiento de
carinñ o e intereú s que estaú en nuestro interior.
Mientras experimentas ese sentimiento y lo atraes desde tu interior, podraú s sentir
coú mo sonríúes desde lo maú s profundo de tu ser. Ahora tienes la que yo llamo la "gentil sonrisa
interna", una sensacioú n caú lida, encantadora, que se percibe como un suave estremecimiento, o
como un delicado remolino. Tal vez percibas un leve cosquilleo aquíú y allaú .

¡Vamos, por favor! No intentes encontrar una explosioú n de gozo. El sentimiento va a ser
muy sutil al principio. No esperes un huracaú n que te sacuda y te haga dar vueltas, soú lo un
delicado -pero notorio- cambio. Sentiraú s que ese cambio procede de tu interior. Algunas veces
sentiraú s que te sale de atraú s de las orejas, otras de tu corazoú n, otras, de tu plexo solar, otras maú s
de lo alto de tu cabeza, y algunas maú s de todo tu cuerpo. Si no lo sientes inmediatamente...,
mantente relajado y no te preocupes. Soú lo declara tu deseo al universo (para sentir el
estremecimiento) como un "quiero", o como un propoú sito. Te garantizo que llegaraú .

Asíú que, aproximadamente en uno o dos segundos, habraú s logrado que el


estremecimiento siga a la "gentil sonrisa interna" (creú eme, lo sabraú s cuando la tengas) y que tu
energíúa cambie radicalmente. Es un "sentirte bien" instantaú neo y tambieú n una instantaú nea
elevacioú n de tu frecuencia, que inicia ron una caú lida sonrisa externa que proviene de esa
tambieú n caú lida y suave "gentil sonrisa interna".

DESPUÉS, EL SENTIMIENTO SUSTITUTO

El sentimiento de alta frecuencia de la "gentil sonrisa interna" es magníúfico, pero difíúcil


de sostener o de intensificar, a menos que exista alguú n otro sentimiento maú s familiar para
sustituirlo. Asíú que elije otro, como aprecio, gratitud, asombro, etceú tera, y trata de conservarlo
como tu vibracioú n predominante siguiendo los pasos que se presentan a continuacioú n:

1. Inicia e irradia una sonrisa facial, tan caú lida y tierna como te sea posible.

2. Inmediatamente, y con tu sonrisa auú n dibujada en la cara, alcanza tu propio interior


e inuú ndalo del tierno sentimiento que viene de esa sonrisa, hasta que la caú lida sacudida de tu
"gentil sonrisa interna" se vuelva mantequilla derretida, y puedas sentir un suave y leve
estremecimiento, en alguna parte de ti, sin importar queú tan ligero sea.

3. Una vez que hayas logrado que esa "gentil sonrisa interna" funcione, sustituye el leve
estremecimiento por el gusto especial de tu predileccioú n, como el afecto, la euforia o la simple y
vieja sensacioú n de un leve cosquilleo (una de mis favoritas). Selecciona el sentimiento de
satisfaccioú n que te resulte maú s faú cil de evocar, a voluntad, y afeú rrate a eú l tanto tiempo como te
sea posible.

4. (¡Opcional!) Si lo deseas, eú ste es un buen momento, con tu energíúa en alta frecuencia,


para lograr un "quiero" especíúfico, pero no lo hagas hasta que te hayas acostumbrado a
experimentar la emocioú n sustituta del paso anterior durante alguú n tiempo.

Eso es todo: te sentíúas apagado y angustiado. Y ahora, en cambio, te impulsaste con una
"gentil sonrisa interna" para poner a funcionar tu motor; inmediatamente despueú s, cargaste
suficiente energíúa para mantenerlo funcionando y sustituiste el impulso con la emocioú n
positiva que elegiste.
Supongamos que elegiste la ternura como sentimiento sustituto. Muy bien, una vez que
logres tu "gentil sonrisa interna" y permanezca en tu rostro, simplemente tienes que conjurar
lo necesario para poner en marcha el sentimiento de ternura. Tal vez la sensacioú n sea la misma
que al frotar una preciosa rosa contra la mejilla, acariciar dulcemente a un ser amado o atender
carinñ osamente a un animal herido. Tu siguiente paso seraú desear intensificar ese sentimiento
tanto como te sea posible hasta que puedas sentir el rayo fíúsico de energíúa en tu cuerpo, no
importa cuaú n sutil sea. Lo que estaú s experimentando es simplemente energíúa en movimiento,
que se vuelve maú s notoria por tu cambio de frecuencias.

Al principio, es posible que notes la energíúa circulando por el plexo solar, de manera
similar a la sensacioú n de que se te hunde el estoú mago cuando desciendes por la montanñ a rusa.
El sentimiento puede irradiar desde el plexo solar, pasando por la nuca, hasta llegar a la cabeza,
y es posible que percibas tambieú n un leve cosquilleo en todo el craú neo. Despueú s de un rato,
quizaú sientas coú mo fluye esa energíúa simultaú neamente hacia tu cabeza y las ingles. De hecho, es
probable que sientas un poco de excitacioú n sexual. Eso no debe preocuparte porque dura soú lo
un momento, pero es una prueba positiva de que tu energíúa finalmente se ha liberado y de que
ha empezado a fluir y a moverse a tu alrededor.

Cuanto maú s lo practiques, maú s pronto seraú s capaz de "encenderte" a voluntad, y de


hacer que las energíúas aumenten, disminuyan o se mantengan estables durante un largo
periodo. Yo me he impulsado hacia arriba al ir conduciendo mi auto, al estar en la ducha o en el
supermercado, durante tanto tiempo que he sentido que no estoy en este mundo (algo no muy
recomendable cuando se estaú conduciendo). Pero lo importante es que definitivamente puedes
aprender a manejar tu energíúa, y ese es, precisamente, el momento en el que empieza la parte
divertida.

Si alguna vez deseas verificar si estaú s abriendo tu vaú lvula, y con ello iniciando el flujo
de energíúa de alta frecuencia, soú lo saca las varitas maú gicas descritas s continuacioú n y recurre a
la "gentil sonrisa interna". Eso es todo lo que necesitaraú s. Enseguida observa coú mo tus varitas
se disparan en respuesta a tu cambio de energíúa.

VARITAS MÁGICAS

Mucho de lo que estaú escrito en taller de autoestima pondraú a prueba la loú gica y el
intelecto de maú s de uno. "¿Magnetizar sucesos? ¡Tonteríúas!". "¿Evitar las eú pocas buenas y crear
eú pocas malas? ¡No es cierto!". Para quienes se sientan desafiados a ese respecto, como yo me
sentíú alguna vez, podríúan encontrar uú til este divertido paquete de coú mo-producir-energíúa, o de
haú galo-usted-mismo.

Consigue un par de ganchos de alambre para ropa y corta una "L' de cada uno de ellos,
como de 30 centíúmetros del lado largo y 13 del corto. Corta un popote de plaú stico en dos, e
introduce en ellos los ganchos cortos. Coloú calos de tal forma que puedan girar faú cilmente.
Dobla las puntas de los ganchos hacia arriba para mantener los popotes en su lugar. Los gan-
chos podríúan girar sin el popote, pero no lo haríúan tan libremente.

Ahora, tienes un par de lo que yo llamo "varitas maú gicas". Sosteú n las varitas sin apretar,
con los popotes frente a ti como si estuvieras apuntando con una pistola. Sostenlas a la altura
del pecho y como a unos 25 centíúmetros de tu cuerpo. Los popotes se mueven hacia todos
lados, en respuesta a tu energíúa, asíú que espera un poco para que se aquieten y dejen de
moverse. Una vez quietos, estaraú s listo para jugar.

Con la mirada hacia delante, recuerda con sentimiento alguú n suceso desagradable de tu
pasado. Dependiendo de la intensidad de las emociones que rodean dicho suceso, las varitas
permaneceraú n apuntando hacia delante (intensidad deú bil) o apuntaraú n al centro, punta con
punta (intensidad fuerte). Las varitas estaú n siguiendo las bandas electromagneú ticas alrededor
de tu cuerpo, las cuales se han ajustado como resultado de la frecuencia negativa generada por
tus pensamientos y emociones desagradables.

Ahora, haz que tus frecuencias se vuelvan positivas al pensar en algo increíúblemente
maravilloso, amable o alegre. O enfoú cate en uno de tus hijos o en tu mascota, e inuú ndalos ente-
ramente de tu amor. Las varitas se abriraú n raú pidamente hacia fuera, ya que tu campo de
energíúa se expande en respuesta a tu flujo de energíúa positiva.

Para demostrar coú mo la energíúa sigue a tu pensamiento, enfoca tu atencioú n en un


objeto lejano a tu derecha o izquierda, y observa a las varitas seguir tu pensamiento. O empieza
a enfocarte en tu ser expandido, tu guíúa, y obseú rvalas separarse como reaccioú n al enorme
aumento en energíúa que tal pensamiento emocional crea. .

Cuanto maú s juegues con esto, maú s aficionado te volveraú s a sentir el cambio de
vibraciones que tiene lugar en tu interior, conforme vas de una frecuencia a otra.

LOS ASPECTOS POSITIVOS (¡PUAFF!)

De lo que se trata todo este asunto es de coú mo sentirse bien, puesto que nada es maú s
importante, ¡nada! Nada es maú s importante que sentirse bien, y no importa coú mo lo consigas.
Si con pararte de cabeza lo logras, magníúfico. Si con oler un pedazo de madera recieú n cortada lo
consigues, sensacional. Haz lo que sea necesario para llegar a ese lugar en el que te sientas
mejor que cuando empezaste. Sabraú s cuando hayas llegado a eú l, no lo podraú s pasar por alto. Lo
mismo si se trata simplemente de la decisioú n de sentirte bien en un momento dado (o incluso
de sentirte un poco mejor) que si estaú s tratando de hallar una nueva forma de "sentirte bien"
en torno a un "quiero" en particular. Generalmente puedes encontrar docenas de maneras
distintas y extranñ as de lograrlo..., si realmente quieres hacerlo.

Pero hay una forma que me reservo para "cuando todo lo demaú s falla", porque parece
que siempre me ha resultado difíúcil tener que ponerme en la condicioú n correcta. Ese uú ltimo re-
curso, para míú, es encontrar algo positivo precisamente en lo que me provoca enojo; es decir, lo
que cerroú mi vaú lvula.

Por ejemplo, supongamos que estaú s atorado en el traú fico debido a un accidente, y que
te permites disgustarte de verdad. Daremos por hecho que, bajo la circunstancia de tu vaú lvula
cerrada, no soú lo el traú fico no mejoraraú pronto, sino que la energíúa negativa estaraú , en ese
mismo momento, afectando todos los otros aspectos de tu vida.

Tu trabajo consiste en abrir esa vaú lvula de la forma en que puedas hacerlo. Pero
digamos que has "tratado" (una palabra que debes eliminar de tu vocabulario) y nada te ha
funcionado, ni la muú sica, ni el estremecimiento, ni el hablar contigo mismo. Bueno, cuando
todo lo demaú s falla, soú lo queda una alternativa. Mira a tu alrededor cualquier aspecto, de la
situacioú n en la que estaú s, o de su entorno inmediato, que valores y que te haga sentir bien.

Tal vez el simple hecho de que tu auto estaú funcionando, o que no necesitas ir al banñ o, o
la empatíúa que estaú s sintiendo por todos esos otros pobres diablos que estaú n tan atrapados
como tuú en el atasco, o tu aprecio por el grupo meú dico listo para entrar en accioú n. ¡Encuentra
algo..., cualquier cosa! Empieza por hablar contigo mismo sobre ello. Disimuú lalo, engaú nñ ate a ti
mismo; muy pronto comenzaraú s a sentir ese sutil click con la energíúa de "sentirte bien" (o,
cuando menos, de "sentirte mejor"), y tu vaú lvula se abriraú lentamente (puesto que cientos de
otros conductores estaú n fluyendo la energíúa negativa de la furia a tu alrededor; el
congestionamiento de traú fico tal vez no se resuelva pronto, pero al menos no estaraú s
arruinando otras aú reas de tu vida al fluir ese tipo de basura energeú tica).

Ahora, con franqueza, cuando estoy de malhumor, no hay nada que disfrute tanto como
permanecer asíú. Todavíúa me encanta renegar y enfurecerme, porque se siente muy bien ha-
cerlo. La parte triste del asunto es que tambieú n seú que cada vez que hago eso, afecto
negativamente todo mi mundo, sin mencionar que estoy atrayendo maú s de lo que me tiene
furioso, y que simplemente no estoy dispuesto a dejar que eso suceda nunca maú s.

Asíú que, refunfunñ ando, encontrareú alguna cosa tonta, intrascendente, insignificante, sin
importar lo que sea, que me esteú enojando y que podríúa empezar a considerar -probablemente-
como un aspecto positivo de esa situacioú n o de alguna persona; algo que -tal vez- pudiera
apreciar. Entonces, como un chiquillo malcriado y retador a quien acaban de reprender,
pensareú en alguna forma de empezar a hablar conmigo misma (casi siempre con un gesto de
enojo) para sacar a la luz el aspecto positivo que logreú encontrar.

Lo que maú s me molesta cuando estoy con ese estado de aú nimo, es que siempre
funciona. Encuentro algo que halagar, apreciar o admirar en el sujeto o en el asunto que me ha
hecho enojar, y antes de que me deú cuenta de lo que me golpeoú , percibo una corriente que
empieza a fluir, puedo sentir realmente el momento en el que sucede la conexioú n. Vaú lvula
abierta, misioú n cumplida. Ahora puedo dejarlo ir, y permitir que el universo se encargue de
hacer su parte.

MOLESTA POR LA LUZ DE LA ENTRADA

Durante varios anñ os renteú una casita que habíúa en la parte posterior de mi propiedad.
El trato era que los inquilinos pagaran el gas de la calefaccioú n, y yo me encargara de la electri-
cidad.

Bueno, la rentaba a una joven pareja que insistíúa en tener encendida la luz del entrada
delantero díúa y noche. Hableú con ellos sobre el asunto varias veces. Sin importar lo que yo di-
jera, ellos siguieron dejando encendida esa luz, hasta que empeceú a "ver las estrellas".

Finalmente, recordeú que estaba tratando con alguien a quien le encantaba cerrar
vaú lvulas: yo mismo. Cada vez que miraba la maldita luz, mi vaú lvula se cerraba bruscamente, mi
cena se quemaba, mi perro se poníúa insoportable, me cortaba en un dedo, me cancelaban una
cita de negocios, mi chimenea chisporroteaba en exceso, se quemaba mi alfombra, y asíú su-
cesivamente. Y todo aquello pasaba mientras yo estaba estudiando la Ley de Atraccioú n, ¡ni maú s
ni menos! ¿Has oíúdo hablar de quien no hace lo que predica?

Asíú que un díúa, de mala gana, dije: "Muy bien, encontrareú alguna condenada cosa que
me agrade de esos dos, y lograreú que se abra mi vaú lvula". No pude. O, para decirlo maú s
correctamente, no lo intenteú . Y la luz continuoú encendida, díúa y noche, díúa tras díúa, mientras yo
"echaba humo". Para entonces, comprendíú que aquello era serio y que iba a extenderse como
un virus maligno; asíú que, con cierta renuencia, decidíú buscar una bendita cosa en la que yo
pudiera pensar que algo habíúa de bueno en tenerlos ahíú.

"Bueno..., estaú bien, me ayudan a cuidar el patio y eso es lo primero. Son personas
decentes, vale la pena tenerlos cerca..., tan tranquilos..., bla, bla, bla". Parecíúa como buscar una
aguja en un pajar, a medianoche, pero pronto noteú que mi resistencia se suavizaba un poco, y
me aferreú a lo que se iba salvando. Casi imperceptiblemente, y no siempre de buen modo, fui
expandiendo el sentimiento y en poco tiempo pude sentir el movimiento del flujo de energíúa de
"sentirme mejor" (no de sentirme bien") a traveú s de míú. LA LUZ SE APAGÓ ESA NOCHE Y de ahíú
en adelante no volvioú a encenderse maú s que brevemente, cuando llegaban visitas o pedidos de
la tienda. Estaba atoú nito. Estaba asombrado y emocionado ante la continua evidencia de que
esta cosa realmente funciona, incluso con las luces de la entrada.

¿Estaba justificada mi reaccioú n de enojo? Por supuesto; pero, ¿y eso queú ? No valíúa la
pena arruinar mi mundo por ello, maú s de lo que ya lo habíúa hecho.

Soú lo recuerda: cuando permitas que fluyan sentimientos negativos de cualquier tipo
(aunque se trate de la luz de un Entrada), estaú s haciendo algo mucho maú s que amplificar esa
situacioú n. Estaú s actuando como la líúnea defensiva delantera de los Vaqueros de DalIas,
impidiendo que todos tus" quiero" crucen maú s allaú de la líúnea de la energíúa negativa. Al mismo
tiempo, esos sentimientos negativos estaú n atrayendo todo tipo de situaciones desagradables,
en el proceso. Lo que es peor: si la persona por quien estaú s molesto es negativa, estaraú s atra-
yendo directamente sus vibraciones hacia ti. ¿Coú mo va a valer la pena una cosa asíú?

De cualquier forma que lo veas, y sin importar cuaú les sean las razones del pensamiento
negativo, lo importante es que ante ellos tu vaú lvula permanece cerrada. Asíú que, ¡aú brela!

EL TESORO DE LAS PIEDRAS MÁGICAS

Habraú ocasiones en que un "quiero" /intento en particular nos resulte tan ajeno, que no
sepamos coú mo nos sentiríúamos con eú l, sobre todo si es de naturaleza emocional o si se refiere a
cuestiones espirituales, tales como una comunicacioú n maú s cercana con nuestro concepto de
Dios. ¿Coú mo encontrar el lugar que ocupa en el sentimiento algo que tan pocas veces -o tal vez
ninguna-experimentamos?

O podríúa haber ocasiones en las que todo lo que queremos es salir de, o alejarnos de lo
que sea que tengamos en ese momento, aun cuando no estemos seguros de queú es lo que que-
remos obtener, excepto que queremos sentimos mejor de lo que nos estamos sintiendo. ¿Coú mo
encontramos el lugar del sentimiento en medio de esa confusioú n?

Existe un par de formas para hacerlo, y tuú ya conoces la primera de ellas. Simula el
sentimiento de lo que te gustaríúa tener, de tu deseo, y habla de eú l con emociones imaginadas,
hasta que se te haga agua la boca y, click, eú sa es la forma directa.

La otra forma es indirecta, y suelo utilizarla con mucho respeto porque por lo general
los sentimientos que estoy evocando provienen de recuerdos íúntimos, profundamente que-
ridos. Todos hemos tenido esos momentos especiales de la vida que no podemos olvidar, ni
describir; momentos que podríúamos llamar de renacimiento. Son piedras maú gicas encerradas
para siempre en nuestro cofre del tesoro. Se trata de los momentos de la vida maú s valiosos y
significativos.

En una noche tranquila, quizaú cuando las estrellas parezcan maú s brillantes que nunca, y
el aire esteú lleno de fragancias nocturnas, elige un lugar coú modo, relaú jate, disfruta de la belleza
del momento, y retrocede hasta que tu memoria evoque aquel tiempo tan especial. O sieú ntate
junto a la ventana, muy temprano por la manñ ana, y observa coú mo empieza a asomar el sol del
otro lado del cielo, diríúgete hacia esa piedra maú gica que tienes en tu memoria. Busca ese
momento de tu vida que no-vas-a olvidar-nunca, y permíútete experimentarlo como un recuerdo
amoroso que te envuelve por completo.

¿Queú sabor dejoú en ti aquella piedra maú gica? ¿Fue amor indescriptible, o una revelacioú n
espiritual? Quizaú s fue satisfaccioú n suprema, alegríúa desmedida, o absurda frivolidad. No
necesitas ponerle una etiqueta al sentimiento, soú lo reconocerlo como un tesoro de tu propio
ser.

Asíú pues, cuando no puedas encontrar otra forma de evocar el sentimiento de tu deseo,
o en momentos de desesperacioú n en los que no logres hallar nada que aminore tu dolor,
cuando no tengas a mano los medios que requieres para cambiar los sentimientos que tienes
en esos momentos, recurre a tu piedra maú gica porque en ella encontraraú s el consuelo del amor
incondicional, procedente de tu "Yo interno/Ser expandido". Cuando aquella experiencia y tu
percepcioú n se encuentren en el lugar del sentimiento, tuú y tu "Ser expandido" seraú n uno solo, y
dejaraú s de enfocarte en tu bloqueo emocional o en tu dolor.

Trae ahora el deseo de tu corazoú n como ofrenda a este sentimiento e introduce ese
deseo, de manera respetuosa, en las energíúas curativas del sentimiento recordado. O no hagas
sino disfrutar de la emocioú n que evoca en ti ese momento querido. Descansa con eú l y ten la
seguridad de que todo estaraú bien.

LA MAGIA DE LA APRECIACIÓN

Existen soú lo tres estados del ser, en torno a los cuales todos giramos, a lo largo del díúa.
Si pudieú ramos percibir, aunque fuera una pequenñ a fraccioú n de tiempo, lo que estamos sin-
tiendo cada momento del díúa, tendríúamos una gran oportunidad de cambiar nuestras
vibraciones.

MODALIDAD DE VÍCTIMA

Es el marco mental de: "¡Oh-Dios-me-lo-estaú n-haciendo-denuevo-y-no-hay-nada-que-


yo-pueda-hacer!"; en este caso no vamos a ninguna parte, soú lo damos vueltas en cíúrculos nega -
tivos, atrayendo siempre lo mismo del pasado. .

MODALIDAD DE TÉRMINO MEDIO

En esta modalidad no estamos ni arriba, ni abajo; soú lo funcionamos con combustible de


segunda categoríúa. No emitimos energíúa de ninguú n tipo, y seguramente no estamos atrayendo
cosa alguna. En teú rmino medio, no soú lo estamos viviendo los resultados de nuestra erraú tica
produccioú n de energíúa, sino de la de todos los demaú s (lo semejante atrae lo semejante,
¿recuerdas?). ¡Muy desagradable! Yeso es lo que la mayoríúa de nosotros hacemos, la mayor
parte del tiempo.

MODALIDAD DE CONECTADO

¡Ahora estaú s motivado! ¡Prendido! Tus altas frecuencias ya no atraen las vibraciones
negativas de otros. Estaú s abastecido con la energíúa pura y positiva del bienestar, vibrando en
armoníúa con tu "ser expandido", fluyes energíúa positiva y atraes eventos positivos. Mientras
estaú s a salvo te rodeas de seguridad.

Modalidad de víúctima, modalidad de teú rmino medio o modalidad de conectado,


siempre nos encontraremos en una de las tres. Nuestra meta, desde luego, es llegar a la
modalidad de conectado con tanta frecuencia y por tanto tiempo como podamos, por lo cual
debemos tender hacia la energíúa positiva y muy alta de la sensibilidad.

La vibracioú n de sensibilidad es la frecuencia maú s profundamente importante que


podemos sostener, porque es la maú s cercana al amor coú smico que existe. Cuando algo nos
vuelve sensibles, estamos en perfecta armoníúa de vibracioú n con nuestra fuente de energíúa, o
energíúa de Dios. Llaú mala como quieras.

Puedes impulsarte o ir directamente al sentimiento; no existe diferencia alguna. Lo


importante es saber que un minuto de fluir la intensa energía de sensibilidad, contrarresta miles
de horas pasadas en la modalidad de víctima o de término medio.

Pero, ¡cuidado! No basta soú lo con pensar en la sensibilidad. Eso no borra todo. El
pensamiento es hacia afuera, el sentimiento es hacia adentro. No puedes tomar la decisioú n de
ser sensible ante algo, y dejarlo ahíú. Tiene que existir esa necesidad emocional que fluye de las
profundidades de tu ser, para que funcione.

No obstante, ninguna de esas cosas significa que tienes que ser salvado de un accidente
que ha puesto en riesgo tu vida por un grupo de rescatistas, para sentirte sensible. De hecho,
fluir sensibilidad no es realmente tan difíúcil. Puedes emitirla con intensidad ante un anuncio
que veas por la calle, si quieres. No te ríúas, yo lo hago todo el tiempo para mante nerme en
forma. Como cualquier otra habilidad, emitir energíúa requiere de una praú ctica constante y hay
algo absurdamente satisfactorio en producir toneladas de amor, adoracioú n y sensibilidad ante
un anuncio que senñ ala: "¡Cuidado!: hombres trabajando". Yo la dejo fluir frente a las luces rojas
del semaú foro, los anuncios espectaculares, los paú jaros que pasan volando, lo que queda de un
aú rbol que han cortado, un animal muerto, una tormenta invernal y, desde luego, ante la gente.

Ocasionalmente, en el supermercado, selecciono la persona de peor aspecto maú s


cercana a míú, para poder encontrar algo que admirar en ella, y producir la vibracioú n maú s alta
que me sea posible. Tal vez sea sensibilidad, o quizaú un sincero amor a Dios. En una ocasioú n
hice esto con una viejecita cascarrabias, que parecíúa dispuesta a comerme antes que a dejarme
pasar. La empujeú , y en ese momento se dio la vuelta buscando furiosa lo que sintioú que la
golpeaba, mientras yo le sonreíúa con inocencia.

EÉ se es mi juego de “abraza-a-un-vagabundo", en el que me imagino a un perfecto


desconocido en la calle (o donde sea) y yo corro a abrazarnos como si fueú ramos viejos amigos
que no se han visto en anñ os. De ser necesario, empieza con gente de tu agrado, con alguien que
no te importaríúa que se sentara junto a ti en la barra de un restaurante. Poco a poco, aumenta el
grado de dificultad de tu seleccioú n en el aspecto social, hasta que finalmente no marques
ninguna diferencia en la clase de vagabundos que sean.

Limíútate a ver -ya sentir profundamente- coú mo ambos se reconocen alegremente, y se


lanzan felices a ese gigantesco abrazo de oso, mientras surge entre todos un amor profundo. No
seú con cuaú ntas personas he hecho eso mientras camino por la calle, y los he visto darse vuelta
buscando queú ha producido lo que sintieron.

La vibracioú n de sensibilidad es tambieú n la vibracioú n maú s elevada y maú s raú pida que
podemos usar para atraer algo. Si pudieú ramos dirigirla a cualquier cosa y a todo..., todo el díúa...,
tendríúamos garantizado el cielo en la Tierra en cualquier momento; viviríúamos felizmente y
para siempre con maú s amigos, maú s dinero, maú s relaciones placenteras, en total seguridad y
maú s cercanos al Dios de nuestro ser, de lo que es posible imaginar.

ENAMÓRATE
¡Ah!, "el uú nico" ha llegado finalmente a tu vida. Flotas por el aire, con la cabeza en las
nubes, consumido por un sentimiento eufoú rico que desafíúa cualquier descripcioú n. ¡Estaú s
enamorado!

Nada te molesta. El mundo es dulce, el díúa es glorioso, es primavera a la mitad del


invierno. Incluso los desconocidos son hermosos. Flotas en el aire, ¡estaú s enamorado!

¿Sabíúas que puedes provocar ese sentimiento a voluntad? no me refiero a las intensas
sensaciones sexuales, sino al estremecimiento emocional, a la sensacioú n de mareo. Puedo ase-
gurarte que si estaú s enamorado, nada, absolutamente nada, te haraú sentir tan bien como eso, ni
nada elevaraú tus vibraciones tan raú pidamente como eso.

De ese modo puedes permanecer en esa vibracioú n todo el díúa, con la conviccioú n de que
estaú s atrayendo tus "quiero", o de que puedes Colocar un "quiero" especíúfico exactamente en el
centro de ese sentimiento que te hace estar en las nubes. En este caso tu energíúa renovada haraú
que se realicen tus deseos.

¿Recuerdas tu primer amor, y coú mo hacíúa que te pareciera que todo estaba en su lugar?
Los problemas resultaban triviales, comparados con el mundo lleno de novedad en el que
sentíúas que tocabas el cielo.

Ve ahíú de nuevo. Enamoú rate, y te sentiraú s intensamente vivo. Lo uú nico que te faltaraú
seraú el aspecto sexual; fuera de eso, todo lo demaú s seraú una reú plica de las cosas reales, porque
se trata de una cosa real. Eso es lo que tuú eres, todo lo que estaú s haciendo es conectarte de
nuevo. Ademaú s de eso, es muy divertido sonñ ar. Y mientras estaú s metido en ello, disfruta del
estremecimiento que sacude todo tu cuerpo y de ese suave aletear en la boca de tu estoú mago.

SIEMPRE LA DULZURA

Cuando todo falla, cuando has intentado todo, sin eú xito, para sentirte aunque sea un
poco mejor, he aquíú algo que debes recordar.

Seas hombre o mujer, dentro de ti existe una dosis de ternura, una gentileza, una
dulzura tan sublime, que si pudieras tocarla lloraríúas conmovido. Agresivos o tiernos, mendigos
o millonarios, todos la tenemos porque eso es lo que somos. Esa dulzura no tiene nada que ver
con la personalidad. No se trata de ser deú bil, o fuerte; de ser un inuú til cualquiera en lugar de un
poderoso líúder. Tiene que ver contigo, se trata de lo que tuú eres.

Para despertar esa presencia (generalmente oculta), soú lo necesitas pedirla. Convieú rtela
en un "quiero", o en un intento, y despueú s espera, escucha, percibe y permíútete tener la
experiencia. Una vez que hayas sentido esa dulzura, ese precioso don dentro de ti, podraú s
evocar esa misma sensacioú n en cualquier momento, donde quiera que lo desees. Sin embargo,
se necesita mucho valor para que tuú mismo te permitas vivirla, porque en ese agradable lugar
se encuentra la vibracioú n maú s elevada de todo lo que tuú eres. Una vez que hayas encontrado ese
estado natural, habraú s llegado a casa, a ti mismo. Tu mundo nunca volveraú a ser el mismo,
porque tuú nunca volveraú s a ser el mismo. Y tampoco tus vibraciones.

EN LOS DÍAS MÁS BAJOS


Mientras vivamos en estos cuerpos, vamos a tener díúas bajos. En esos díúas en que todo
marcha bien (y que eso podríúa importarte menos) soú lo recuerda que un díúa malo no es nada
maú s que una vaú lvula cerrada. Tu energíúa negativa estaú aumentando. No es gran cosa, asíú que,
adelante. Permíútete experimentar esa endemoniada carga de baja de energíúa, de tal modo que
te hartes de tener sentimientos negativos.

Pero si realmente pretendes salir de esas sombríúas vibraciones, una buena forma de
hacerlo es dejar que tus ojos se detengan en la cosa maú s pequenñ a e insignificante que puedas
encontrar. Impuú lsate con tu sonrisa fíúsica, alcanza la "gentil sonrisa interna" y ofrece tu amor a
esa cosa insignificante de la forma en la que desees.

Tal vez sea soú lo una brizna de polvo, una revista, o un pedazo de cable. Trata de
apreciar esa pequenñ a cosa, envueú lvela en amor como si fuera el tesoro maú s preciado de tu vida,
algo que hubieras perdido durante mucho tiempo y que ahora recuperas. Te asombraraú ver con
queú facilidad cambiaraú n tus vibraciones.

Ese enfoque que no requiere de gran esfuerzo, generalmente funciona para míú; pero si
no lo hace, recurro a una teú cnica que nunca me falla en la que. Empiezo bailando por toda la
casa y cantando alguna cancioncita tonta, como Los días felices han vuelto (cuando de lo que
tengo ganas es de gritarle a mi pobre perro), o ¡Qué hermosa mañana! (cuando de lo que rengo
ganas es de dejarme caer en una silla y ponerme a llorar), o alguna otra pequenñ a tonteríúa que
invento, que me obliga a ponerme en movimiento.

Utilizo ese recurso cuando estoy completamente deprimida, pero decidida a no


quedarme asíú. Sin embargo, cuando me siento tan decaíúda, generalmente 'necesito varias horas
para que algo me funcione, de tal forma que esa danza alocada se convierte en el principio de
algo real. Literalmente libera la energíúa que se habíúa estancado, hasta que logro conectarme
ron "sentirme mucho mejor". Entonces, en cuestioú n de horas, el teleú fono empieza a sonar,
surgen negocios, recibo invitaciones de mis amigos y se me ocurren ideas para volver a ganar
dinero. Siempre me ha funcionado. La clave es: haz cualquier cosa que creas que puede ayudar
a seeentirte mejor.

Asimismo, cuando estaú s completamente deprimido, hablarte a ti mismo por tu nombre,


en forma tierna y tranquilizante, logra maravillas. "Todo va a salir bien, Paco, lo prometo, todo
va a estar bien. Vas a salir de eú sta". Limíútate a hablar..., sobre cualquier cosa que te tranquilice...,
hasta que te sientas mejor.

Un paso pequenñ o y ligero a la vez, cuando se estaú con el aú nimo por los suelos; un poco
de aquíú, un poco de allaú , sirve de mucho. Puede llevarte un par de horas, o un par de díúas, pero
finalmente sentiraú s que tu resistencia disminuye, y que se produce ese maravilloso click, que
indica que te has conectado y que has abierto tu vaú lvula.

¡CONÉCTATE, CONÉCTATE, CONÉCTATE!

Sin importar doú nde esteú s, siempre podraú s conectarte con alguú n tipo de sentimiento
positivo si en verdad lo deseas.

Coneú ctate mientras miras hacia afuera por la ventana de tu cocina. Coneú ctate al salir de
la puerta de tu casa por la manñ ana. Coneú ctate mientras te deslizas hacia tu silla de ruedas (si la
precisas). Coneú ctate cuando abordes el metro. Coneú ctate mientras estaú s barriendo el patio.
Coneú ctate al sacar fotocopias. Coneú ctate mientras caminas por la calle. Coneú ctate mientras das
de comer a tus mascotas.
Hasta que puedas sentir ese estremecimiento de alegríúa, ese estremecimiento de
sensibilidad, de estar enamorado o de sentir gratitud, incluso cuando el sentido comuú n te diga
que no tienes nada que agradecer, que no estaú s fluyendo energíúa para llegar a alguú n lado en
especial. Si tu deseo es lanzarte a una nueva vida, aprende a conectarte y a dirigirte hacia don-
de quieras, sin importar lo que esteú sucediendo a tu alrededor. ¡NO IMPORTA QUÉ!

Si quieres cambiar algo, si quieres mejorar la situacioú n en la que estaú s, si quieres gozar
de ese magníúfico sentimiento de realizacioú n, o de una profunda felicidad que no hayas experi -
mentado antes, si quieres tener cualquier cosa que no tengas ahora, entonces aprende a
encender tu motor, ¡y coneú ctate!
LA FUERZA TE ACOMPAÑA.
PASO 4. LEY DE ATRACCIÓN

Hace unos cuantos anñ os, cuando era yo mucho maú s joven y acababa de llegar a
California, conducíúa mi auto todos los díúas del Valle de San Fernando, a lo largo del her moso
Canñ oú n Coldwater, hasta Beverly Hills, donde teníúa un detestable empleo en las oficinas
corporativas de una importante empresa aeroespacial. Me gustaba el recorrido, pero no el
trabajo. Sin embargo, no era el momento adecuado en mi vida para "quemar las naves".
Durante dos anñ os conduje por el Canñ oú n, busqueú cosas que hacer en mi trabajo hasta que me
aburríú.

Una hermosa tarde, mientras disfrutaba del recorrido, de vuelta al Valle de San
Fernando, al pasar frente a las preciosas casas de Beverly Hills, dije en voz alta, dirigieú ndome
al poder que yo entonces pensaba que estaba fuera de míú: "Muy bien, Poder Superior, veamos
queú tan bien funcionas. Estoy aburrida con este trabajo y quiero hacer otra cosa. Dame una
idea. De hecho, si soú lo dame las semillas, yo me encargareú de plantarlas".

Sin darme cuenta, estaba en ese lugar perfecto del sentimiento, donde mi frecuencia
era tan alta como una cometa en el aire. Me encantaba el recorrido, disfrutaba del panorama,
me sentíúa en paz con el mundo, aunque un poco impaciente con mi baú sico concepto de
aquellos díúas que llamamos el Poder Superior. Mi afirmacioú n era sincera y se lanzoú como
cohete a las alturas, magnetizada por las elevadas vibraciones de un incipiente "sentirse bien".

Al otro díúa, camino a mi trabajo, realiceú la misma rutina: "Soú lo dame las semillas, yo las
sembrareú ". Hice lo mismo durante el regreso a casa. En ese momento no sabíúa nada sobre
vibraciones ni flujo de energíúa, y desgraciadamente, tampoco sobre mi propio poder, teníúa la
vieja concepcioú n de que el poder de "allaú arriba" y yo aquíú abajo, ni pensar que eú ramos una
misma cosa. En lo que a míú se refiere, suponíúa que ese "jefe de jefes" estaba separado de míú;
esa sabia fuerza de Dios, estaba segura, era lo que conducíúa mi vida. Todo lo que estaba
haciendo era, sin saberlo, enfocaú ndome poderosamente en un "quiero" y poniendo a prueba a
mi Poder Superior para ver si estaba ahíú en realidad, con su mano extendida para ayudar.

Asíú pues, un díúa, mientras me dirigíúa a casa, cuando subíúa la cuesta que conducíúa a lo
alto de la colina, donde la vista se extasiaba ante la contemplacioú n de un espleú ndido panorama
que parecíúa perderse en el infinito, la idea me golpea y lo digo literalmente: me golpeoú . Sentíú
como si el cosmos me hubiera dado un latigazo. La idea era formar una companñ íúa editorial de
tipo educativo, usando la innovacioú n verdaderamente revolucionaria de producir cintas de
audio. Era 1965. La mayoríúa de la gente no habíúa oíúdo hablar de cintas grabadas, y yo no teníúa
la menor idea de coú mo formar una companñ íúa o hacer que las cosas se echaran a andar.

No importaba. Todos los díúas, al volver a casa y subir la colina, me repetíúa: "Muy bien,
Poder Superior, tuú sigue daú ndome las semillas y yo encontrareú la forma de sembrarlas." Y por
supuesto, todos los díúas sin falta, al subir la colina para ir a trabajar, saltaban ideas de mi
cabeza, como palomitas de maíúz tostadas. Imagineú guíúas turíústicas grabadas en cinta para
escuchar en el automoú vil mientras se recorríúan los parques nacionales, programas de
capacitacioú n para vendedores y programas para estudiantes. Mientras seguíúa hacieú ndolo, las
ideas parecíúan envolverme, porque en tanto siguiera ahíú y permaneciera en un lugar de
"sentirme bien", mi vaú lvula estaba abierta y era faú cil alcanzar la inspiracioú n.

La espiral se habíúa iniciado. Cuantas maú s ideas se me ocurríúan, maú s entusiasmado me


sentíúa; y cuanto maú s emocionado me sentíúa, maú s ideas se me ocurríúan. Sin saberlo, estaba en
un continuo estremecimiento.

De repente, personas que estaban empapadas en el arte de grabar cintas de audio y


formar companñ íúas empezaron aparecer de la nada: los que sabíúan de finanzas, los que sabíúan
de leyes, teú cnicos, mercadoú logos, todos levantando sus cabezas de la nada. Era increíúble.
Finalmente, dejeú la companñ íúa aeroespacial para formar "Listener Corporation", y nos converti-
mos en una de las empresas pioneras en proporcionar informacioú n por medio de las muy
novedosas cintas de audio.

Pero pronto se me pasoú la emocioú n, se apoderoú de míú el temor de no poder salir


adelante sola, y mi manantial de inspiracioú n se secoú como un desierto despueú s de una
inundacioú n relaú mpago. A pesar del creciente renombre que habíúamos adquirido se habíúa
iniciado la larga espiral del descenso.

EÉ ramos la primera companñ íúa que producíúa cintas de audio para recorrer en auto los
parques nacionales, y todo ello resultoú un fiasco. Fuimos la primera companñ íúa en producir una
revista mensual de negocios, para escucharse en cinta grabada. Fracasaron todos los proyectos
en soú lo un anñ o. Fuimos la primera companñ íúa en ofrecer cintas con informacioú n de negocios
para escuchar con audíúfonos durante los vuelos transcontinentales, y tambieú n fracasamos.
Fuimos tambieú n uno de los primeros negocios en ofrecer capacitacioú n de motivacioú n para
lograr la excelencia para vendedores, en forma de paquete, a varias industrias. Otro fiasco. La
foú rmula era sencilla: siempre estuvo presente el temor dentro de mí de que esos negocios
no funcionaran, ¡y así fue!

Finalmente, encontramos nuestro nicho en el mercado, con un programa mucho maú s


especíúfico (y mucho menos agresivo): capacitacioú n para profesores de primaria, asíú como ma-
teriales audiovisuales educativos tambieú n para educacioú n primaria. Nos volvimos muy
conocidos, en verdad respetados, con representantes de ventas que se sentíúan felices y clientes
complacidos. Pero con todo eso, apenas lograba ganar lo suficiente para pagar mi hipoteca.

Luchaba, golpeaba, me esforzaba cuanto podíúa, aplicaba cuantas ideas se me ocurríúan.


Esparcíúa por todas partes mis gritos de reto al estilo del Llanero Solitario, y, sin embargo,
cuantos maú s esfuerzos hacíúa para resolver mi problema, maú s lento se volvíúa mi avance.
Nuestros nuevos programas estaban recibiendo críúticas extraordinarias, de costa a costa, y con
buena razoú n, porque eran increíúblemente buenos, ya que habíúa mos integrado en nuestro
equipo a los especialistas maú s brillantes del momento y contaú bamos con las teoríúas maú s inno-
vadoras en cuanto al aprendizaje; pero, a pesar de los magníú ficos comentarios que
provocaban, ninguno de ellos logroú tener las ventas necesarias como para generar buenas
ganancias.

Todo lo que yo podíúa pensar era: "¿Queú maú s puedo hacer-hacer-hacer para que las
cosas sucedan?". Cuanto más arduamente trabajaba, más temerosa me volvía. Y; desde luego,
cuanto mayor era mi temor, más resistencia ponía a la energía del bienestar, por lo que atraíúa
ventas cada vez maú s bajas.

La guíúa intuitiva habíúa salido volando por la ventana. No habíúa ni el maú s pequenñ o
resquicio por el que pudiera saltar mi Ser expandido con los fantaú sticos e incesantes tips que
alguna vez habíúa recibido. Le reclamaba constantemente a ese llamado Poder Superior
dicieú ndole a doú nde podíúa irse, y vibraba tan lejos de mi conexioú n con EÉ l, que parecíúa que no
existíúa. Por mi parte, mi persona era la representacioú n fiel de aquella vieja expresioú n de "ir de
mal en peor". ¡Cuaú n cierto era esto en mi caso!

Las cosas continuaron asíú durante trece anñ os, hasta que, exhausta y desconectada en
absoluto de cualquier cosa remotamente parecida a una fuente de bienestar, vendíú la companñ íúa
y trateú de huir a alguú n lugar solitario y lejano de la costa, junto al mar. En lugar de ello, llegueú
directamente a la etapa maú s triste, maú s dolorosamente desconectada, de mi vida. Desde ese
lugar oscuro me llegoú el fuerte deseo de lo que ya no queríúa y a partir de ese momento
empezaron a florecer los anñ os que habríúan de convertirse en los maú s fantaú sticamente bellos de
mi vida, mientras empezaba a descubrir a mi Ser expandido.

La uú nica razoú n por la que estoy narrando esta historia de la-grandeza-a-la-miseria, es


porque resulta un ejemplo claú sico de lo sumamente distintos que son los resultados que se
logran con la acción inspirada, de los que se obtienen con la acción basada en el temor. Con
la primera, zarpamos hacia Felicilandia con muy poco esfuerzo, como lo hice cuando inicieú la
companñ íúa. Con la segunda, podemos luchar, esforzarnos y trabajar hasta el cansancio, soú lo
para no llegar a ninguna parte, o quizaú auú n maú s abajo.

INSPIRACIÓN VS. ESFUERZO


La mayoríúa de nosotros siempre hemos tenido la idea, bueno, es algo maú s que una
idea, fue la forma en la que nos educaron- de que para obtener las cosas que deseamos,
debemos igualar el nivel de esos deseos con el esfuerzo personal.

Con otras palabras, si lo uú nico que queremos es un cono de helado, obtenerlo


requeriraú de un míúnimo esfuerzo de nuestra parte. En cambio, si queremos ser el Director de
una Empresa, tendremos que llegar a un nivel de esfuerzo personal completamente diferente,
que requeriraú de luchar y esforzarse arduamente, muchas, muchas horas de trabajo,
olvidarnos de vacaciones y amigos, etc…. De hecho, siempre hemos creíúdo que acercarnos
siquiera a la posibilidad de obtener las cosas maú s importantes que deseamos, algo maú s que los
conos de helado, implica tener que "exprimirse el cerebro" y estar dispuestos a dar todo
nuestro esfuerzo fíúsico hasta conseguirlo, o simplemente olvidarse del asunto.

Pero "exprimir nuestro cerebro" significa que estamos usando teú cnicas dignas del
Llanero Solitario, con acciones intreú pidas y sin inspiracioú n alguna. Significa que estamos
funcionando desde una posicioú n estrictamente fíúsica, que presiona. Significa que estamos
atorados en los "tienes que" y en los "deberías". Significa, en concreto, que estamos tratando de
navegar contra corriente, a ciegas, y sin la guíúa de nuestro propio guíúa superior. Significa que
estamos funcionando con vaú lvulas muy cerradas, lo que provoca el tipo de tensioú n interna y el
flujo de energíúa negativa que no produce, en lo absoluto, los resultados que deseamos.

Pareciera entonces que la forma loú gica de dirigirnos hacia donde queremos llegar, o
hacer que las cosas sucedan como queremos, es funcionar con inspiracioú n guiada, en lugar de
hacerlo con las vibraciones negativas del estreú s procedente de la conciencia social. ¿Coú mo lo
podemos hacer? ¿Por doú nde empezamos? ¿Coú mo podemos dejar de lamentarnos?.

Bueno, primero viene la inspiracioú n, las ideas. Surgen cuando logras pasar maú s tiempo
en esas altas frecuencias de "sentirte bien" (o de "sentirte mejor"), estremecieú ndote y
conectaú ndote.

A continuacioú n, despueú s de fluir cantidades considerables de energíúa de "sentirte bien"


hacia una o maú s de esas grandes atrevas ideas, comenzaraú s a actuar conforme a ellas, pero
ahora desde un lugar de bendita inspiracioú n, en lugar de hacerlo a partir de la presioú n
negativa. De esa forma, tus acciones estaú n inspiradas por tus ideas, y todo lo que te llegue
procederaú de un lugar de alta frecuencia.

Precisamente la inspiracioú n de los grandes artistas, sabios y cientíúficos ha provenido


de creer en si mismos y en una conexioú n a algo superior, es fundirse en uno soú lo y accesar la
Inteligencia Infinita, que no estaú fuera de nosotros, ¡Somos parte de ella!

Asíú que, iguau!, algo sensacional empezaraú a ocurrir si crees en esto y logras la
conexioú n interior que hablamos en el capíútulo 91. Sin importar queú tan complicadas te hayan
parecido las ideas, descubriraú s que todas estaú n insertadas en su lugar exacto y que estaú n
avanzando con la facilidad y la tranquilidad con fa que corren las aguas de un arroyo. ¿y por
queú no? Tus ideas fueron inspiradas, y ahora tambieú n lo estaú n tus acciones, para traerlas a la
realidad; todo procedente de tu flujo de energíúa de alta frecuencia.

Digamos que un díúa estaú s saltando de alegríúa, sintieú ndote sensacional porque tienes
una idea. Es una idea fantaú stica, del tipo exacto de las que sabes que funcionaríúan, si soú lo
supieras coú mo concretarla, o si tuvieras suficiente dinero, suficiente educacioú n..., suficiente
apoyo..., o suficiente...

Soú lo hay dos caminos que podríúas tomar cuando te caigan encima las
toneladas de ideas que te envíúa tu guíúa. Puedes decir: "Oh, esto es una locura..., tal vez sea una
buena idea, pero...", y cerrar inmediatamente la vaú lvula. O puedes decidir callarte, escuchar y
confiar en lo que estaú s logrando.

Si has estado declarando regularmente algunos "quiero" y tu vaú lvula ha estado maú s
abierta que de costumbre, puedes apostar que pronto empezaraú s a recibir a tu guíúa, en forma
de ideas que te ayudaraú n a llegar directamente a esos "quiero". Si decides seguir adelante con
una de esas ideas, y sigues el curso de las actividades que continuaraú n fluyendo hacia ti como
corazonadas -o como concepto-, te pondraú s en accioú n, pero ahora estamos hablando de
acciones inspiradas en lugar de acciones precipitadas como las del Llanero Solitario;
actividades inspiradas que seraú n divertidas, de teú cnicas y meú todos inspirados que te
encontraraú s realizando con la mayor facilidad, en lugar de luchar y tratar de empujar todo
contracorriente y, ademaú s, contra una corriente que es imposible controlar o desviar.

Asíú que cuando te llegue la inspiracioú n, o una idea para hacer avanzar tu "quiero",
empieza a pensar en: "Lo puedo hacer", en lugar de: "Síú, pero..."; y no te preocupes de coú mo
lograrlo: se te ocurriraú una vez que te relajes y entres en una frecuencia maú s alta. Recuerda
que los instructivos siempre acompanñ an a la inspiracioú n.

Ahora empezaraú a fluir tu energíúa positiva. Lo que tomaría años a una persona
desconectada, tú lo realizarás en unos cuantos meses, orientado por tu completamente jubiloso
Ser expandido hacia las actividades más productivas.

EL TRINEO BIEN LUBRICADO

Justo a la mitad de ese anñ o, despueú s de mucho tiempo en que el negocio de las
hipotecas y mi ingreso personal fluíúan con tal abundancia que casi era cosa de risa, se me
ocurrioú una idea. Realmente no necesitaba ideas en ese momento, ya que mis "quiero" se
estaban realizando con tanta rapidez que casi no teníúa tiempo de disfrutarlos. De cualquier
modo, tuve una idea que me dejoú perpleja.

Se me ocurrioú cuando estaba en la regadera, una noche en la que, por alguna razoú n que
no recuerdo, me sentíúa llena de entusiasmo. Y tengo que confesarles que mi primera reaccioú n
fue exclamar en voz alta: "¡Dame un respiro! ¡Debes estar bromeando!".
La idea era hacer un infomercial (un comercial de media hora para televisioú n), para un
producto de autoayuda, sumamente extenso y complejo, que todavíúa no habíúa creado, en el
que nunca jamaú s habíúa siquiera pensado, y acerca del cual no teníúa ni la maú s remota idea de
coú mo y doú nde empezar. Todo el concepto era completamente descabellado e iloú gico.

En esos momentos yo estaba involucrada en el negocio de las hipotecas hasta el


maú ximo de mi capacidad, a la mitad del anñ o de mayor prosperidad que habíúa tenido en mi vida
y, de pronto, me sentíúa invadida de ideas para producir un programa de televisioú n del que no
sabíúa absolutamente nada. ¡Queú locura! Sin mencionar que costaríúa muchíúsimo dinero llevarlo
a cabo, que requeriríúa de un enorme talento para coordinarlo, que seríúa un trabajo de tiempo
completo para quien supiera queú demonios habíúa que hacer, de lo cual por supuesto yo no
teníúa ni la menor idea (no importaba que ni siquiera hubiera sacado el producto).

Pero mi vaú lvula estaba abierta; aunque yo no lo entendiera, mi frecuencia estaba maú s
alta que nunca. Y hacia donde quiera que mirara, soú lo encontraba condiciones positivas, asíú
que las ideas para divertirme seguíúan llegando, las quisiera yo o no.

A los cuatro meses -¡cuatro meses!- despueú s de que se me ocurrioú la idea..., obtuve una
cuantiosa cantidad de dinero para pagar la lujosa produccioú n del producto..., y las sumas
requeridas para la produccioú n del programa de televisioú n de gran categoríúa..., los suficientes
doú lares que se necesitaban para comprar el extenso tiempo de televisioú n de costa a costa..., al
tiempo que yo misma escribíúa, narraba, actuaba y producíúa todo, filmando en locacioú n con un
gran equipo profesional. ¡Soú lo se necesitaron cuatro meses!

Para marzo del anñ o siguiente, ya estaba en el aire promoviendo Curso de vida 101, el
monumental audiovisual que ofrecíúa un curso para tomar en casa sobre crecimiento interno,
del cual yo era la autora. ¡Asombroso!. Realizaba el trabajo de una docena de personas:
manejaba una empresa y creaba otra, mientras escribíúa y producíúa un nuevo programa para
televisioú n muy complicado..., yo sola..., y a una edad maú s que madura. Para ser franca, la mayor
parte de mis amigos pensaban que me habíúa vuelto loca.

iAh!, pero lo que ellos no sabíúan era con queú poco esfuerzo estaba materializando todo
aquello. No habíúa acciones desesperadas, ni esfuerzos titaú nicos, ni lucha constante. Esta vez
estaba .conectada. Todo se deslizaba como si fuera arrastrado por un trineo bien lubricado. Las
piezas caíúan en su lugar como por arte de magia. En cuanto me preguntaba coú mo haríúa alguna
cosa, las respuestas me llegaban de la nada. Realizaba faú cilmente lo que teníúa que hacer. Sin
fricciones, sin preocupaciones y sin la menor duda en el mundo. En realidad, la estaba pasando
muy bien.

Desde luego, teníúa mucho trabajo, pero era trabajo faú cil de hacer porque recibíúa ayuda
constante e inesperada de mi guíúa. Cualquier problema que surgíúa se resolvíúa casi tan pronto
como aparecíúa. Todo -en ambas companñ íúas- marchaba a la perfeccioú n, y yo estaba en la
corriente misma de la vida. Nunca cuestionaba una nueva idea o una nueva direccioú n, pues las
indicaciones de coú mo hacer las cosas me llegaban siempre inmediatamente despueú s de la idea.
Y en ninguú n momento me sentíú agobiado, ni deprimido.

Espontaneidad se convirtioú en mi primer apellido. Dejeú de preocuparme por el tiempo.


La alta frecuencia magneú tica que emanaba de míú era tan poderosa, que movilizaba los siguien-
tes eventos y circunstancias para que yo pudiera salvar todos los obstaú culos de una situacioú n,
antes de llegar a la siguiente.

Estaba asombrada por lo que estaba sucediendo; sin embargo, todo lo que estaba
haciendo -sin saberlo siquiera- era fluir la energíúa positiva de "sentirse bien", y llevar a cabo
las ideas inspiradas que me llegaban, como una corriente continua. No se requiere nada maú s
excitante que eso.

SEÑALES, SEÑALES, SEÑALES

¿Cuaú ntas veces te has dicho a ti mismo: "Tengo un deseo repentino (o una corazonada
o una sensacioú n en las entranñ as) de ir a ese lugar?". Y eso hiciste: fuiste y encontraste que ha-
bíúa estado bien hacerlo. Estabas siguiendo a tu guíúa. O se te ocurrioú la loca idea de probar
determinada cosa. Y lo hiciste. Y fue un eú xito porque resultoú divertido. Estabas siguiendo a tu
guíúa.

Pero no necesitas estar iniciando un nuevo negocio para tener ideas, corazonadas o
presentimientos. Asíú, tu "quiero" puede ser sortear el traú fico del centro de la ciudad para llegar
a tiempo a tu oficina, lo mismo que encontrar una nueva pareja. Todo lo que tienes que hacer
es prestar atencioú n a las senñ ales que haraú n que eso suceda..., ¡y aprender a confiar en ellas!

Una llamada telefoú nica inesperada de un viejo amigo, un programa de televisioú n que
normalmente no ves, el deseo repentino de leer algo, o de llamar por teleú fono a alguien, o de
tomar una ruta diferente..., todos son pequenñ os empujones que te da tu Yo expandido, tu guíúa
interna/externa, para ayudarte a mantener tu curso en el camino que te llevaraú a la alegríúa,
aunque soú lo se trate de encontrar un buen lugar para estacionarte cuando estaú lloviendo. Has
producido energíúa de "sentirte bien", combinada con varios "quiero", que a la vez han creado
corredores de energíúa que fluyen hacia un sinnuú mero de remolinos y ahora, cuando entres en
ellos acude a tu Guíúa. Tus impulsos para actuar -para hacer esto, ir a ese lugar, llamar por
teleú fono- proceden de la actividad magneú tica iniciada por tu energíúa bien enfocada.

Poco despueú s de que me embarqueú en este nuevo camino de creacioú n deliberada, iba
rumbo a Poú rtland en mi viejo y querido Mercury Monarca modelo 77, un auto que habíúa sido
reparado muchas veces, porque era un modelo que me encantaba. Un nuevo motor, nuevo esto,
nuevo aquello. Pero, debido a su edad, mi mecaú nico me habíúa recomendado que usara aceite
sinteú tico para reducir el desgaste de sus piezas. Eso estaba muy bien, excepto que en ese
tiempo los aceites sinteú ticos no eran nada comunes, y la marca que yo usaba teníúa que pedirse
expresamente para que la enviaran a la poblacioú n donde yo vivíúa.

Durante mucho tiempo yo no habíúa salido de casa maú s allaú de la tienda de abarrotes,
asíú que el recorrido de dos horas que teníúa que hacer para llegar a Poú rtland, me resultaba muy
atractivo. Puse la muú sica que elevaba mi estado de aú nimo y estaba en la cima misma de la alta
frecuencia que produce la felicidad, una hora maú s tarde, fluyendo energíúa positiva, cuando
recordeú que no habíúa puesto al auto el aceite que tanto necesitaba. Generalmente cargo con
dos litros del extranñ o aceite en mi auto; pero eso se me habíúa olvidado tambieú n y la posibilidad
de encontrar el aceite -que ademaú s teníúa que mezclarse con cualquier otro- en ese trecho de
tierras de cultivo, en la autopista del sur de Washington, no soú lo era remota, sino
absolutamente impensable.

Avanceú unos cuantos kiloú metros maú s, preguntaú ndome queú podríúa hacer, cuando sentíú
el impulso repentino de desviarme en la siguiente salida. Puesto que en esa eú poca seguíúa mis
corazonadas sin vacilacioú n, me encogíú de hombros y me salíú de la autopista en cuanto pude
para tomar un desolado camino local, a no maú s de un cuarto de kiloú metro ge la autopista.

Lo que encontreú parecíúa un viejo pueblo minero abandonado, un pueblo fantasma,


lleno de construcciones ruinosas o semi-derruidas y en condiciones deplorables. Todas esta-
ban tapiadas, y tan deterioradas que se veíúan ladeadas. No se veíúan senñ ales de vida por
ninguna parte, pero, por alguna razoú n, detuve el automoú vil y bajeú de eú l, extranñ amente
consciente de que no estaba cuestionando mi decisioú n o pensando en cosas como: "¿Queú
diablos hago aquíú?", sino soú lo siguiendo mi corazonada.

Entonces lo víú, y mis ojos no podíúan creerlo. A unos veinte metros frente a mi auto
habíúa otro deteriorado edificio con un letrero apresuradamente pintado a mano, que decíúa:
"Refacciones para auto". No seú coú mo no me habíúa fijado en eú l al detenerme; pero ahíú estaba,
exactamente frente a míú. Atolondrada, entreú y pregunteú si teníúan aceite sinteú tico. Síú, lo teníúan,
pero sentíúan mucho que soú lo teníúan de la marca Blurp, ¡que era exactamente la marca que yo
necesitaba! "¡Síú, senñ or, nos quedan los dos uú ltimos litros!".

La cabeza me daba vueltas cuando volvíú al automoú vil. Seguramente, estaba maú s
emocionada y excitada de lo que pueden describir las palabras. Seguro que estaba maú s que
feliz de ver coú mo funcionaba la Ley de la Atraccioú n, pero, a decir verdad, me sentíúa atontada.
Todo era tan abrumadamente evidente, que era imposible negarlo. Mis vibraciones habíúan
estado en lo maú s alto. Entonces aparecioú una necesidad apremiante, pero sin un aú pice de
resistencia, nada de: "Estoy en 'problemas. Nunca encontrareú por aquíú ese aceite, ¿queú voy a
hacer?". Con mis vibraciones tan aceleradas, yo habíúa atraíú do en forma instantaú nea la solucioú n;
habíúa recibido instrucciones muy claras de mi Yo expandido, en forma de una fuerte
corazonada que decidíú seguir obedientemente. Pero, caramba, ¿hasta queú punto se puede uno
volver adivino?

¿Coú mo sucedioú ? ¡Quieú n sabe! y, despueú s de todo, ¿a quieú n le importa? Basta con
confiar, con actuar de acuerdo con lo que sientes, y las cosas saldraú n bien.

Lo importante es tratar de funcionar como un avioú n al que se le pone el piloto


automaú tico, y prestar atencioú n a los impulsos. ¡Escucha! Mantente alerta a esas pequenñ as
sacudidas que llamamos corazonadas, estate pendiente de las senñ ales, observa y sigue tus
impulsos. Si te sientes bien con lo que haces, es que estaú s obedeciendo a tu guíúa.

La mayoríúa de nosotros nos resistimos a creer que las cosas pueden suceder, a menos
que podamos ver de antemano coú mo encajaraú n las piezas. Asíú que empieza a observar las
pistas que se te ofrecen. Observa la forma maravillosa en que las cosas se unen, y veraú s coú mo
las partes que faltan toman forma y empiezan a colocarse en su lugar como por arte de magia.

Ahora has entrado al extranñ o mundo de la sincroníúa; estaú s conectado a tu fuente


original de energíúa y te dejas llevar por el flujo de ella. Pero nunca lo veraú s, ni aprenderaú s de
ello, si no te vuelves observador.

SIN VACILACIONES

Con la posible excepcioú n de la oracioú n, que es con mucha frecuencia una suú plica que
procede de una vaú lvula maú s cerrada que abierta, pocos de nosotros aprendimos a
introducirnos en lo maú s profundo de nuestro interior, ya no digamos siquiera a escuchar lo
que esconde, y mucho menos seguirlo. Pero, ¿seguir queú ? Escuchar, ¿a quieú n? ¡Tonteríúas! Mejor
toma una pastilla. Todo eso es mera imaginacioú n. No tiene sentido. No existen datos
intelectuales o empíúricos para apoyarlo.

Me encanta coú mo afirmamos que algo no existe, le damos la vuelta y le ponemos


nombre. Nos mostramos despectivos ante la "guíúa divina", pero, de manera curiosa, le damos
una amplia gama de nombres, como: corazonada, motivacioú n, presentimiento, intuicioú n,
inspiracioú n, impulso, urgencia, premonicioú n, deseo o imaginacioú n. Todo esto es resultado de lo
que nos indica la guíúa, el tú real que te estaú enviando mensajes desde la inteligencia infinita. Tuú
estaú s haciendo todo lo que te ofrece este poder, en forma de ideas o direcciones que debes
seguir antes de cerrar otra vez la vaú lvula.

La guíúa es tu alma que habla, Dios que habla, tu ser interno que habla, tu Yo expandido
que habla, tu acompanñ ante coú smico que habla. Tu guíúa hace lo necesario para atraer tu
atencioú n, y para ayudarte a entrar en tus "quiero", de la misma manera si se trata de un nuevo
automoú vil que de un nuevo peinado, o de un cabello radiante. Pero para hacer que esto
funcione, debes aprender a confiar en lo que estaú s eligiendo en esa situacioú n.

Una pareja que eran mis clientes en el negocio de las hipotecas, y a quienes llamareú
George y Sally, se mostraban un poco confundidos cuando llegueú a su casa una noche para re-
coger su solicitud de preú stamo. Cuando les pregunteú queú les pasaba, George dijo que eú l y su
esposa acababan de salvarse de una grave carambola de ocho automoú viles en la autopista, y
que todavíúa se sentíúan realmente alterados por la impresioú n, seguú n lo expresoú eú l.

Trabajaban en lugares diferentes, pero se transportaban a sus trabajos juntos. Parece


ser que volvíúan a casa por la autopista, como de costumbre, y George empezaba a mostrarse
molesto porque teníúan que avanzar con lentitud, detraú s de un camioú n muy grande, de color
rojo y desvencijado; asíú que decidioú cambiar de carril. En forma repentina, y sin saber por queú
lo hacíúa, Sally dijo en ese momento: "¡Mi amor, no hagas eso! ¡Tenemos que salir de la autopista
ahora mismo!". Hubo la acostumbrada explosioú n por parte de George acerca de que aquello
era una tonteríúa. Entonces, finalmente, para mantener las cosas en paz, George se desvioú hacia
la siguiente salida y tomoú varios caminos alternos, en direccioú n a su casa.

Cuando llegaron, George conectoú el noticiario local de la televisioú n, como lo hacíúa


siempre, y vio el desvencijado camioú n rojo arriba de una pila de autos chocados, aplastado
entre dos automoú viles. El accidente habíúa ocurrido en la autopista, a poca distancia del lugar
de donde George y Sally se habíúan desviado. Dos personas habíúan fallecido en la carambola.
Sally era una mujer bien conectada, que habíúa seguido sin vacilacioú n las instrucciones
de su guíúa. ¿Cuaú ntos de nosotros hubieú ramos escuchado, ya no digamos seguido, las instruc-
ciones que nos estaba dando esa voz de salirnos del camino?

Es una gran broma coú smica el hecho de que hayamos sido disenñ ados para ser
precisamente eso: para vivir de acuerdo con nuestros sentidos, y no con nuestros cerebros. Sin
embargo, a lo largo de los siglos hemos aprendido a pensar nuestras reacciones, en lugar de
asentirlas, exactamente al contrario de la forma en la que vive el resto de la naturaleza. Los ani-
males y las plantas lo hacen (vivir de acuerdo con sus sentidos), mientras que nosotros, los
cerrados y desconectados seres humanos, nos burlamos de ello.

Pero cuando realmente empieces a jugar el juego de "sentirte bien", te aseguro que
seraú todavíúa mejor que pasar un díúa completo en Disneylandia. Escucha, y sigue escuchando, y
actuú a obedeciendo a tu guíúa sin vacilacioú n.

Asíú que si tienes docenas de amigos y familiares que te dicen que tienes que hacer
"esto", pero en el fondo de tu ser sientes un profundo impulso de hacer "aquello", siempre, si-
gue tu impulso (¡si hacerlo te hace sentir bien!). ¿Por queú ? Soú lo inteú ntalo unas cuantas veces y
veraú s por queú . El sistema aplicado por tu guíúa lo estaú haciendo todo, sabe coú mo llevarte a
donde quieres ir, para seguir tu intuicioú n original. Asíú que date la oportunidad. Coneú ctate bien
y escucha, pues ese Yo expandido sabe lo que estaú haciendo.

EL PASO FINAL

Este es el cuarto y uú ltimo paso en el proceso de disenñ o creativo.


El primero, como bien recordaraú s, es identificar lo que No queremos.
El segundo es aclarar y declarar lo que SIÉ queremos.
El tercero es colocarse en el lugar del sentimiento donde se encuentran nuestros
"quiero". Y ahora, el cuarto es:
Paso cuatro: espera, escucha, y permite que el universo te lo proporcione.

Eso significa que no es necesario golpear algo para ponerlo en su lugar, y hacer
que suceda. Significa, por el contrario, que debemos sintonizarnos y escuchar a nuestro guíúa.
Asimismo, significa que debemos seguir las instrucciones que recibimos, sin vacilacioú n.

Significa que debemos dejar de averiguar coú mo podríúamos hacer que nuestro "quiero"
se realice, porque no somos quienes debemos saber coú mo lograrlo. Todo lo que tenemos que
hacer es actuar de acuerdo con la inspiración que nos llega de nuestro Yo expandido, mantener
abierta nuestra válvula, esperar lo que nuestro "quiero" nos traiga, hacernos a un lado y dejar
que el universo haga lo que le corresponde, manteniéndonos al margen de todo, sin impaciencia,
guardando la calma tanto como sea posible. (En ese sentido, trata de conservar la paciencia,
porque perderla significa cerrar la vaú lvula, y en el caso de que esteú abierta, nuestra energíúa se
enfocaraú en lo que no ha sucedido.)

El universo es un organizador mejor de lo que tuú sonñ aríúas serlo nunca, asíú que dale la
oportunidad de que te lo muestre y trata de no estorbar. Tuú le has dado una tarea: le has
enviado tu energíúa magneú tica; ahora, hazte a un lado y permite que se produzca la
manifestacioú n.

PERO, ¿DÓNDE DIABLOS ESTÁ?

Muy bien, estaú s manteniendo en alto tus frecuencias, te conservas sintonizado con la
estacioú n de tu guíúa, estaú s escuchando, recibiendo tUs corazonadas, observando la sincroníúa de
los acontecimientos; pero ¿doú nde diablos estaú ese sensacional "quiero"?

"¿Coú mo puedo mantenerme contento y entusiasmado respecto de algo, si sigo


hablando, sintiendo y fluyendo energíúa, hasta ponerme morado en el intento, sin que nada
suceda?".
Si tu "quiero" no ha aparecido en ninguna forma, y en un periodo de tiempo que
consideres razonable, simplemente significa que has estado maú s en el sentimiento de no tener
que en el de tener.

De todos modos, no lo estaú s haciendo mal; tampoco has perdido el instructivo. El flujo
deliberado de energíúa positiva nos es tan extranñ o, que con frecuencia parece una tarea im-
posible, mientras que los sentimientos de resistencia a los que estamos acostumbrados -y que,
por tanto, nunca notamos continuú an dominando nuestra vida.

Es entonces cuando ha llegado el momento de dejar que las cosas marchen bien -deja
que lo hagan- cuando tu "quiero" no se ha presentado todavíúa. Tuú sabes que lo haraú , pero es
perfectamente normal que no lo haya hecho..., por el momento.

La meta final, desde luego, es dejar de estar en un sube y baja, con las vaú lvulas
abiertas; es decir; cerrar vaú lvulas, abrir vaú lvulas, volverlas a cerrar. Es como decirle a un perro
que se vaya y que se quede al mismo tiempo. Todo se atasca y acaba por detenerse. ¿Coú mo,
entonces, puedes controlar tu gran deseo de obtener algo que no se ha presentado auú n, o que
no ha sucedido?

Ante todo, verifica hacia doú nde va tu flujo de energíúa. N o tiene mucho caso que hagas
fluir tu energíúa hacia alguno de tus "no quiero" y dejes que se manifieste todavíúa maú s.

Luego, verifica la intensidad de tu flujo de energíúa. Cuanto mayor sea tu excitacioú n,


cuanto maú s ardiente sea tu pasioú n, maú s raú pida seraú la manifestacioú n. (Pide ayuda a tu guíúa con
esa misma intensidad y la recibiraú s).

Despueú s, verifica tus repeticiones. ¿Con queú frecuencia te sientes impulsado por tus
"quiero"? Si tienes un gran comienzo y lo mantienes funcionando durante varios minutos, pero
despueú s no vuelves a pensar en ello durante mucho tiempo, tal vez logres que suceda alguú n díúa
(lo cual es muy dudoso). Pero si te muestras constante al pensar y hablar sobre lo que quie res
durante todo un díúa, aunque soú lo lo hagas para ti mismo, si repites y embelleces la historia
constantemente, no soú lo estaraú s manteniendo la fuerza del impulso, sino aumentaú ndola.

Aunque dieciseú is segundos son todo lo que se necesita para impulsar ese tornado que
se estaú formando, si te mantienes bien enfocado y entusiasta sobre tu deseo durante diez o
quince minutos todos los díúas, se realizaraú ante tus ojos antes de que te des cuenta, siempre y
cuando conserves tu enfoque verdaderamente apartado de la idea de carencia.

Hay otro factor presente que puede intervenir para que lo que deseas se haga realidad
o no, pero que he dudado en mencionarlo porque puede convertirse en la excusa perfecta de
por queú algo no ha sucedido o no se ha presentado: la oportunidad.

Puedes haber estado haciendo fluir energíúa en grandes cantidades hacia un tema en
particular, con una vaú lvula completamente abierta, llevando a cabo todo lo que tu guíúa te dice
que debes hacer para fluir con la fuerza de una nave espacial, y aun asíú no tener nada en las
manos. ¡Hazlo con oportunidad! Quizaú lo que ocurre es que no se ha presentado el mejor
momento para que se realice ese "quiero", y eso te esteú distrayendo de todo lo demaú s que
deseas.

Como eú se podríúa ser el caso, entonces es mejor que retrocedas un poco, te relajes y
dejes que el universo y tu guíúa hagan las cosas. La Ley de la Atracción no es inconsistente. El
universo te dará lo que quieres en el momento oportuno. ¡La clave es -siempre- el
enfoque!

¿QUÉ ME HA ESTADO MOLESTANDO?

Ya sabemos que lo único que altera nuestras experiencias es resistirnos a nuestras


propias energías elevadas; pero algunas veces el mantenernos en esas energíúas elevadas puede
hacer que sucedan cosas que no siempre son agradables. Lanzarse a una frecuencia maú s alta es
similar a dirigir una manguera hacia una vieja banqueta llena de lodo. El pesado chorro de
agua arrastra el lodo, y al hacerlo quedan a la vista algunas desagradables grietas de la acera.
Si no tienes cuidado al lavar la acera con la manguera, es posible que dejes al descubierto
algunas grietas que habíúan estado ocultas.

Esas grietas son nuestra resistencia, nuestra críútica interna o nuestros prejuicios,
nuestras viejas ideas de lo que es correcto e incorrecto en el aú mbito social, nuestra antigua
frecuencia baja, que nos dejan sin proteccioú n cuando quedan al descubierto por frecuencias
maú s altas.

Cuanto maú s grande es nuestro deseo, mayor es la energíúa que estamos dirigiendo
hacia eú l, como si fuera el poderoso chorro de agua de la manguera, que descubre un mayor
nuú mero de grietas. De repente, nos sentimos inseguros, vulnerables, expuestos a los elementos
sin proteccioú n, como si lo que habíúa estado oculto hasta entonces surgiera y luchara por
sobrevivir. A final de cuentas, lo que habíúa estado oculto moriraú , desapareceraú , pero no se daraú
por vencido faú cilmente. Eso puede hacer que algunos tengamos trayectos emocionales llenos
de baches.

Pero no te preocupes, hay un camino raú pido para salir. En el momento, en que te des
cuenta de que te estaú s sintiendo un poco tembloroso o desubicado, preguú ntate a ti mismo:
¿Queú me ha estado molestando?, Y sigue insistiendo hasta hallar la respuesta. La encontraraú s.

Mientras lo discutes contigo mismo, cualquiera que haya sido la causa descubierta
para que resurgieran esos desagradables sentimientos, se mostraraú a síú misma en la forma de
una vieja creencia, de un viejo temor, de un antiguo "no quiero". Una vez que descubras lo que
es, te tomaraú soú lo tres minutos al díúa hablar contigo mismo para convencerte de coú mo salir del
asunto o coú mo reducir el problema al míúnimo (recuerda hablar con ternura), habla, habla y
habla, hasta lograr que se disipe ese temor, dentro de los siguientes treinta díúas, junto con la
resistencia inconsciente que ha estado impidiendo que se realice tu "quiero".

PASIÓN ES CREACIÓN

Pasioú n. Hemos hablado mucho de ella. Es una de esas palabras que suenan
sensacionales, pero, ¿queú significa?, ¿coú mo la obtenemos?, y ¿realmente la necesitamos?

He aquíú la clave: ¡pasión es creación!


La satisfaccioú n estaú muy bien, pero la pasión hace que las cosas sucedan.
La satisfaccioú n es una vaú lvula abierta, un agradable y seguro refugio sin enfoques
negativos, un lugar de descanso.
La pasión hace que las cosas sucedan. La pasión es vida. La pasión es creación.
La pasión tiene que ver con sentir tu poder. Cuando aparecen condiciones negativas, por
la razón que sea (ya que siempre surgirán porque necesitamos el contraste), en lugar de hablar
sobre lo difíciles que son las cosas, ahonda un poco más y siente tu poder. No sólo estás conectado
a la fuerza del bienestar: eres esa fuerza. Esa fuerza es vida, esa fuerza es pasión, y la pasión es
creación.

La pasioú n proviene de la emocioú n que provoca tener algo en proceso. La satisfaccioú n,


por otra parte, es el resultado de mirar algo que ya se realizoú . La satisfaccioú n es energíúa posi-
tiva, cierto, pero no es un combustible y no te llevaraú a ninguna parte. No es la energíúa de la
creacioú n.

Si piensas que te falta el maú s sublime de los sentimientos, la pasioú n, analiza si todavíúa
estaú s hablando de un "no quiero", o enfocaú ndote en eú l. No existe algún "no quiero" en el
universo que pueda evocar pasión, porque todos los "no quiero" provocan energía negativa,
válvulas cerradas, gran resistencia y más "no quiero".

Asíú que esa es otra razoú n para dedicar maú s tiempo a tus "quiero", pues cuanto maú s
tiempo les dediquen, maú s apasionado te volveraú s. Y la pasioú n es creacioú n.

La pasioú n no significa gritar ¡hurras! como una porrista, o saltar muros como loco. Por
supuesto, la pasioú n tiene diversos grados de excitacioú n y entusiasmo, pero lo maú s importante
es que es una fuente de conocimiento interno. Es la confianza absoluta de que la vida ya no
tiene que traerte de las orejas, y de que el tigre que estaú s deteniendo por la cola en realidad
eres tuú mismo.

¿Quieres maú s pasioú n? Entonces, ¡deú jate llevar por tu alegríúa! Huele maú s rosas, observa
maú s atardeceres, encuentra maú s campos que puedas recorrer descalzo, visita maú s seguido tus
restaurantes favoritos, ríúe maú s, encuentra maú s lugares que explorar, maú s juegos de pelota que
ver, maú s obras de teatro que disfrutar, practica maú s pasatiempos que te diviertan, seú maú s
espontaú neo, juega maú s golf, escucha maú s muú sica, encuentra maú s lugares para divertirte, sonríúe
maú s y divieú rtete. Ahora estaú s vibrando con la vaú lvula abierta de la pasioú n. Y la pasioú n es
creacioú n.

DÉJALO LLEGAR

¡Yaya, no vas a lograr que me enfrasque en una discusioú n contigo! Todo este asunto de
la energíúa entranñ a un cambio total de como estamos acostumbrados a vivir y a ser, asíú que hay
que darle tiempo. No te impacientes. Si has leíúdo hasta aquíú, hay cambios importantes que
estaú n ya en camino.

Algunas veces resultaraú faú cil. La mayor parte del tiempo al principio no lo seraú , y eú sa es
la razoú n por la cual es esencial observar eso que llamamos coincidencias. Son la comprobacioú n
de que algo estaú realmente sucediendo, lo que te mantiene en actividad.

Principalmente, solo ilumina tu vida. Seú natural. No te dejes abrumar por el hecho de
no ser perfecto. Date golpecitos en la espalda por el esfuerzo. ¡Date creú dito por desear tomar el
control de tu vida lo maú s pronto de lo que te imaginas, lo haraú s!

Si inviertes un poco de tiempo todos los díúas hablando sobre cada uno de tus "quiero",
sin preocuparte de si se cumpliraú n o cuaú ndo lo haraú n, sin tratar de forzar los coú mo de su
realizacioú n, y permaneces conectado con tu guíúa y lo obedeces sin vacilacioú n, esos "quiero"
vendraú n. Debido al poder que tienes, lo haraú n.

No estaú s separado del poder del bienestar infinito. No estaú s separado del poder y de la
fuerza de la vida creativa. N o estaú s separado del poder universal de Todo lo que Es. Ese poder
es tuyo, porque el poder eres tuú y tu poder, como las leyes divinas que lo gobiernan, es
absoluto.
DINERO, DINERO DINERO
LEY DE ATRACCIÓN

Por lo regular los buscadores de temas de autoayuda buscan mejorar un aspecto de su


vida, algo que sienten que no camina bien: amor, trabajo, familia, salud, espiritualidad y/o
principalmente dinero. Este capíútulo esta dedicado a la conexioú n de Dinero con la Ley de
Atraccioú n, muy bien, vayamos a eso... ¡DINERO! Dinero, dinero, dinero. Suena bien, El titulo del
capíútulo atrae ¿verdad? ¿O no? Pongaú moslo de otro modo. ¿Coú mo te hace sentir esa palabra,
este tema? ¡Sinceramente!

Cada palabra que pronunciamos, lleva consigo su propio sello de vibracioú n peculiar
acerca de lo que estamos hablando. Dependiendo de coú mo nos educaron, y de la perspectiva
de la vida que hayamos adquirido individualmente, cargamos cada palabra que decimos con
una vibracioú n exclusiva y personal. La palabra "Dios", por ejemplo, puede provocar una
respuesta de vibraciones intensamente positivas o profundamente negativas, dependiendo de
quieú n la diga -y quieú n la escuche-, del ambiente en el que se diga y de aquello con lo que la
asociemos.

Tenemos una enorme carga de esas asociaciones de palabras en nuestro lenguaje, pero
soú lo hay una palabra que puede reclamar el derecho de ser consistentemente merecedora del
Premio a la Palabra maú s Negativa del Mundo. Esa palabra es "dinero". La palabra dinero es la
maú s cargada de emocioú n, en cualquier idioma que se utilice. De verdad ya no se que es maú s un
tabuú en nuestra sociedad: El sexo oú el dinero.

Para la mayoríúa de nosotros, las creencias relacionadas con la palabra dinero son tan
increíúblemente intensas, que en el momento en que la decimos, pensamos o escuchamos,
enviamos un cuú mulo de vibraciones negativas por todo el lugar. Desde luego, lo uú nico que
logramos con ello es crear un muro impenetrable a nuestro alrededor, que garantiza que
bloqueemos la maú s buscada comodidad que con tanto ahíúnco hemos querido tener en nuestra
vida. Tan soú lo al pronunciar ese tonto conjunto de sonidos, estamos alejando la cosa que maú s
deseamos.

Pero, ¿coú mo es eso? Despueú s de todo, es un asunto muy claro, ¿no? Oro, plata,
monedas, billetes, documentos, ¿a queú suenan, entonces? Maú s que a otra cosa, a algo como a
"toda esa miseria". Desde que eú ramos ninñ os, la mayoríúa de nosotros aprendimos que la palabra
dinero equivale a lucha: "deberíúas", "tienes que", "tengo que", "debo".

Aprendimos lo importante que era el tema para mamaú y papaú , los tíúos y las tíúas, asíú
como para los amigos adultos de la familia.

Aprendimos tambieú n a sentir la ansiedad que rodea a la palabra, asíú como la angustia
que provoca.

Aprendimos, la mayoríúa de nosotros, que era el principio y el fin de lo que creemos que
es la vida; asíú que lo mejor era asegurarnos de tenerlo, ¿o no?

En realidad, ese aprendizaje comenzoú antes de que siquiera empezaú remos a caminar,
desde los díúas en los que nos encontraú bamos en el uú tero materno, desde donde absorbimos
todas las vibraciones que producíúan las luchas y los temores de nuestros padres. Asíú, fuimos
arrojados a este mundo, como Don Quijote, con esa descabellada programacioú n innata que
dice que el maú s poderoso adversario al que nos enfrentaremos en la vida es eso que llamamos
dinero, el dragoú n contra el cual tenemos que luchar hasta la muerte. ¡Y la mayor parte de
nosotros lo hace!

Debido a que nunca aprendimos acerca del flujo de energíúa y del tener vibraciones
negativas, pasamos la vida con vaú lvulas hermeú ticamente cerradas sobre ese tema, sosteniendo
una batalla que nunca podemos ganar, hasta que nos sentimos tan cansados, tan desalentados,
tan deprimidos, que nuestro cuerpo finalmente responde al eterno negativismo y morimos.
¡Vaya dulce vida!

VIEJAS CREENCIAS TERGIVERSADAS


Desde que se creoú el primer dinero legal, nadie ha tenido suficiente de eú l. Asíú es que
cuando pensamos en dinero, inmediatamente agregamos "no hay suficiente", ¿empiezas a
tener una idea clara del problema? Dinero equivale a no suficiente..., lo que equivale, a la vez, a
carencia..., lo cual significa vibraciones de "sentirte mal", lo que, por supuesto, nos proporciona
una buena cantidad de lo que menos queremos: ¡carencia!

La buena noticia es que no tenemos que quedarnos ahíú, y que podemos desenterrar
todas esas viejas creencias, ya caducas, para permitimos que fluya la abundancia; por fortuna,
simplemente tenemos que contrarrestar el cuú mulo de ideas negativas acerca del dinero que
durante deú cadas la sociedad ha creado y respaldado; creencias tan injustas como:

"Necesitas trabajar arduamente para conseguirlo".


"El dinero debe ganarse."
"No obtienes algo por nada."
"El dinero llega con dificultad."
"Es difíúcil ahorrar dinero."
"Nunca tengo lo suficiente."
"Sale con maú s rapidez que con la que entra."
"El dinero es la raíúz de todos los males."
"Necesitamos ahorrar para el retiro."
"Sereú feliz cuando lo tenga" (lo que sigi1ifica: "No puedo ser feliz ahora").
"Uno debe trabajar duro para obtener verdaderas recompensas. "
"El dinero no crece en los aú rboles."
Repite cualquiera de estas frases en voz alta, y observa coú mo te sientes. ¡Nada bien! y;
sin embargo, eú sas son las ideas que nos ensenñ aron, con las que crecimos, con vibraciones tan
arraigadas en nosotros, que hemos llegado a creer que el dinero es nuestra uú nica llave hacia la
libertad. Y; bueno, no quiero decir nada maú s acerca de eso.

Lo que nos confunde es que pensamos que el dinero tiene que ganarse, que se tiene
que luchar por eú l y que se tiene que trabajar arduamente para obtenerlo. Y; sin embargo, el
dinero, como todo lo demaú s, no es maú s que energíúa. Y atraerlo, como sucede con todo lo
demaú s, soú lo requiere de un proceso de flujo de energíúa. ¡Ha llegado el momento de escribir un
nuevo guión!

ESCRIBIR UN NUEVO GUIÓN


Digamos que quisieras construir un nuevo patio en tu casa, que te costaríúa alrededor
de 25,000 doú lares, y digamos que piensas en ese costo de 25,000 doú lares, una y otra vez, sin la
maú s remota idea de coú mo conseguirlos. Finalmente, deprimido y frustrado, exclamas: "iOh, al
diablo, olvíúdalo!".

Estaú s actuando como el resto de nosotros, batallando contra esas viejas creencias
limitantes que han estado cerrando tus vaú lvulas toda la vida, que te desesperan, y que acabas
de cerrar definitivamente. Tu deseo de tener dinero para construir el patio te hace sentir tan
mal, que dejas de pensar en el asunto.

No necesito decirlo, esto fue antes de que supieras acerca del flujo de energíúa. Asíú que
digamos queú piensas en ese nuevo patio, ¡ahora! Con seguridad, todavíúa te quedan algunos
sentimientos de energíúa negativa de los de antes; soú lo que en este momento puedes
detectarlos porque estaú s prestando atencioú n a coú mo te hacen sentir tus pensamientos.

Esta vez, en lugar de estancarte en ese viejo pensamiento de "¡olvíúdalo!", crea un


nuevo guioú n con vibraciones renovadas y positivas para suplir el anterior.

Crear un nuevo guioú n no es sino hacer realidad un pequenñ o "suenñ o", que a la vez es
grandioso, e introducirse en eú l emocionalmente. Sin embargo, lo importante es que
emocionalmente te induzca en tu suenñ o, o soú lo estaraú s perdiendo el tiempo.

Estaú s confeccionando en tiempo presente una narracioú n enigmaú tica acerca de lo que
quieres, expresada en voz alta (y despueú s por escrito) como si charlaras con un amigo. Nunca,
jamaú s, debe ser sobre lo que va a suceder..., soú lo sobre lo que ha ocurrido o está ocurriendo
ahora. Y haz tu historia lo suficientemente real como para que puedas probar la satisfaccioú n, el
placer, la plenitud y la alegríúa en todos y cada uno de sus matices mientras la relatas.

Soú lo recuerda que debes seeentir la pasioú n que hay detraú s de cada palabra. Si no la
sientes, no obtendrás lo que deseas porque sin esos nuevos sentimientos, no habraú un cambio
en tus vibraciones. Son esas enriquecedoras, excitantes, embriagantes emociones que hay
detraú s de tus palabras, las que causan las vibraciones positivas, necesarias para permitirte
lograr lo que anhelas. Aunque-tuú -no-lo-creas, estaú s creando un nuevo remolino magneú tico
dentro de ti, con nuevas imaú genes y sentimientos apasionados. Simplemente, no escribas tu
guioú n de forma tan rebuscada que no seas capaz de sentirlo, o le habraú s dado al traste a tu
propoú sito.
Cuando el tornado empieza a crecer despueú s de los dieciseú is segundos de feliz relato,
de los siguientes dieciseú is segundos y de los que siguen, las vibraciones elevadas que fluyan de
ti, comenzaraú n a eliminar las vibraciones negativas que han estado fluyendo, para
contrarrestar completamente tus actuales "queú es". Cuando se realice ese cambio a una
frecuencia maú s alta, que es todo lo que necesitas para traer a la realidad ese pequenñ o suenñ o
que habíúas estado contando -incluso a ti mismo- eú ste seraú atraíúdo entonces hacia el nuevo
tornado.

Por supuesto, al principio tal vez te sientas un poco loco al hablar en voz alta con una
persona imaginaria -contigo mismo- sobre la fantasíúa que estaú s viviendo, pero eú se es soú lo un
pequenñ o precio que tienes que pagar por los grandes dividendos que recibiraú s.

Soú lo empieza a hablar, y describe todas las satisfacciones y alegríúas que te han traíúdo
esos 25,000 doú lares. Hazlo con lentitud, daú ndote el tiempo suficiente para seeentir las palabras
y las imaú genes conforme vayas avanzando, y date tiempo,- tambieú n, para permitir que surjan
maú s ideas sobre coú mo aprovechar el dinero. Aunque todo esto es "pretende-como-si" por el
momento, si tu narracioú n es tan real como para saborearla, olerla, sentirla, tocarla y vivirla,
muy pronto seraú una realidad.
Hay dos formas para hablar de tu enorme fantasíúa. La primera es similar a conversar
con un amigo, y la segunda es una suerte de susurro para ti mismo. Asíú, una conversacioú n
sobre los 25,000 doú lares podríúa parecerse a una plaú tica con un amigo mientras toman una taza
de cafeú (en voz alta, pero suave). "Tuú sabes, mi esposa y yo estamos encantados con el patio
que acabamos de terminar. Teníúamos anñ os de estarlo deseando, aunque nunca habíúamos
considerado que debíúamos gastar ese dinero. Pero, bueno, decidimos que ya era tiempo de
darnos ese gusto, y tan pronto como tomamos esa decisioú n, el dinero llegoú como por arte de
magia."

"Ya estaú completamente construido y, ¡oh!, de verdad que nos fascina. Nos encanta
disfrutarlo despueú s de cenar. Nos sentamos ahíú afuera los dos solos (tuú estaú s... sintieeendo cada
frase..., saboreando cada detalle, mientras... lo... vas... diciendo...) bajo las estrellas. ¿Y sabes que
esto nos ha hecho sentir maú s cerca uno al otro? ¡Oh!, fue un desastre al principio, pero ahora
hasta los ninñ os lo estaú n usando despueú s de la escuela. Les compramos su propia mesa y sus
sillas, asíú que se sientan afuera a hacer su tarea. Te aseguro que ese patio es lo mejor que
hemos hecho en muchos anñ os". Y asíú..., una y otra vez, sintiendo leeentamente cada nuevo
detalle del mismo tema, que revele cada delicioso momento de tus descripciones.

Si quieres cambiar el guioú n, aunque no el enfoque, di en voz alta, para ti mismo: "Estoy
ansioso de que llegar a casa esta noche. Mi esposa tendraú lista su cena favorita para que coma-
mos en el nuevo patio. ¡Vaya!, estoy taaan feliz de coú mo disfrutamos convivir en familia oú con
amigos reuniones en el patio. Adoro en especial las magníúficas losetas que encontramos para
el piso. Y manñ ana, por fin, voy a salir a buscar las nuevas plantas... Creo que ireú a..." (síú, estaú s
describiendo algo nuevo que vas a hacer, pero que estaú dentro y forma parte de tu fantasíúa
completa -el patio terminado- que estaú s viendo ahora, en este momento).

Tienes que dirigir ese dinero a algún lugar hacia donde fluir, asíú que manñ ana habla
sobre coú mo te sientes cuando estaú s sumergida en la banñ era, y al díúa siguiente, habla sobre las
nuevas plantas que acabas de comprar, etceú tera. Deleú itate y disfruta de cada nuevo detalle del
que hablas y sieeente, habla y siente

Has tomado el antiguo guioú n de "sentirte mal", los 25,000 doú lares requeridos para tu
patio, y has creado una flamante y nueva historia acerca de donde colocarlos, una
auteú nticamente inundada con toda clase de creencias de "sentirte bien", aun cuando todavíúa
sea soú lo una fantasíúa.

Síú, puedes jugar este juego con tu pareja, siempre y cuando ambos esteú n sintonizados
en la misma frecuencia, deseando el mismo tipo de cosas. El que ambos esteú n haciendo eso,
multiplicaraú diez veces la energíúa y haraú brotar muchas nuevas ideas de las cuales hablar, en
todas las formas posibles, para lograr tus propoú sitos.

Desde luego, elaborar guiones no se limita a escribir de cosas materiales. Tuú puedes
crear una historia acerca de cualquier cosa, desde una relacioú n amorosa que necesita
mejorarse, hasta coú mo deshacerse de una plaga que ha invadido tu jardíún.

Mi perra Lucy me estaba volviendo loco, subíúa y bajaba a todo correr la larga barda del
frente y ladraba a cuanta cosa se movíúa. Era irritante para míú, molesto para las personas que
pasaban junto a mi casa y crispante para mis vecinos. Probeú cuanta maniobra sugeríúa el
instructivo para educar perros, pero nada parecíúa funcionar. Finalmente, cansada y realmente
preocupada (lo cual soú lo causaba maú s ladridos) decidíú cambiar mi forma de hablar al respecto:

"Me encanta ver la libertad de espíúritu con la que esa perra corre, desenfrenada como
el viento, coú mo sube y baja por la cerca del frente. Y casi no puedo creer cuando parece que
pisa el freno y se sienta en la orilla de la barda, muy quietecita, viendo pasar a la gente, callada,
atenta, bien portada. Francamente, me asombra, despueú s de la forma en que solíúa actuar. Lo
mejor del asunto es que puedo ver que Lucy todavíúa se encarga de cuidar la casa, y eso es lo
que hace ahora, sentada, vigilando todo en silencio. ¡Caramba, coú mo me gusta eso!".

Repetir eso se convirtioú en mi rutina de todos los díúas, me seeentía alabando realmente
a Lucy por subir y bajar corriendo por la barda para detenerse bruscamente cuando veíúa algo
en la calle, y despueú s sentarse para contemplar en silencio lo que ocurríúa.

Transcurrieron cinco semanas antes de que viera la primera senñ al. ¡Lucy no corríúa!
Estaba sentada en el sendero de la entrada, contemplando en silencio a una persona que pa-
saba trotando. ¡Se quedoú sentada ahíú, sin moverse! En total, el proceso tomoú aproximadamente
tres meses, lo que demuestra lo arraigadas que estaban mis viejas creencias de que no podríúa
reeducar a aquella perrita testaruda. Pero no me di por vencida, insistíú, y hasta este momento
al menos, somos dos seres muy felices.

Sin embargo, en lo que se refiere al dinero, mis primeros intentos por reescribir el
guioú n no tuvieron, ni remotamente, ese eú xito. Intentaba con tal intensidad obtenerlo a traveú s
de imaú genes surrealistas acerca de proyectos que produciríúan muchíúsimos doú lares, que me
encontraba hundida bajo una montanñ a de historias totalmente increíúbles. Podíúa sentir a mis
viejos sistemas de creencias asomar sus vacilantes cabezas con argumentos como: "¿Me
puedes decir coú mo vas a lograr eso? ¿De doú nde vas a sacar el tiempo que se necesita? ¡Ni en
suenñ os, olvíúdalo!". Dudas y maú s dudas, dudas.

Gradualmente me di cuenta de que no necesitaba crear una suú per produccioú n


multimillonaria, al estilo de Steven Spielberg, sino soú lo una pequenñ a historia, moderadamente
creíúble, de la que pudiera hablar conmigo misma, o quizaú con alguú n "amigo". Asíú que empeceú
de nuevo, con una narracioú n mucho maú s modesta, menos ambiciosa y mucho maú s creíúble para
míú. En lugar de hablar del dinero que debíúa llegar, lo coloqueú en un sitio hacia el cual fluyera.
Hableú sobre lo faú cil que era para míú pagar mis cuentas, lo maravillosamente bien que estaban
marchando mis proyectos y la excelente acogida que habíúan tenido mis programas de
hipotecas en el mercado. Eso síú que me hacíúa sentir bien.

Me conteú a míú misma nuevos giros de las mismas historias, durante semanas enteras,
creando nuevos personajes y nuevas circunstancias para mantener vivos los relatos. Cuando
nada de lo que deseaba parecíúa estar sucediendo, me sentíú desalentada..., me pregunteú queú era
lo que me habíúa ocurrido..., comprendíú que estaba de regreso a lo negativo..., suspireú
profundamente..., y comenceú a escribir una nueva historia.

De repente irrumpieron algunas asombrosas -de hecho, revolucionarias- nuevas ideas


para cuadruplicar mi negocio, con la mitad del esfuerzo acostumbrado. Surgieron nuevas
personas para ayudarme, y en aproximadamente seis meses estaba de nuevo en el buen
camino, ganando una cantidad razonable de dinero. En anñ o y medio, mi ingreso pasoú de coú mo-
do a estratosfeú rico, aumentando un increíúble ¡830 por ciento! Los viejos sentimientos
habituales son difíúciles de eliminar, pero, ¡oh, díúa feliz!, ¡los liquideú !

Asíú que si tienes la inquietud de viajar, no te preocupes sobre coú mo vas a obtener el
dinero para hacerlo; soú lo empieza a hablar (o a escribir) sobre tu fantasíúa y a lanzar corrientes
de energíúa de "sentirte bien" hacia el lugar al que quieres ir, como si ya estuvieras ahíú ahora.
Siente la brisa, saborea la comida, siente tu nuevo bronceado. Si siempre deseaste tener un
caballo de carreras, no te preocupes de coú mo vas a conseguir el dinero para comprarlo.
Empieza a hablar en voz alta de tu historia (la del caballo) y a fluir energíúa de "sentir te bien"
hacia el tipo de caballo que quieres..., como si ya lo tuvieras ahora, junto con el entrenador, el
lugar donde vas a tenerlo y los aplausos del puú blico que te veraú correr. Siente su crin, el olor
del caballo mismo, ponte la corona de laureles.

Si tuú y tu coú nyuge siempre han deseado llevar una vida maú s sencilla, administrando un
hotelito de "cama y desayuno" en el campo, entonces suenñ a con el lugar perfecto, recorre los
caminos vecinales, maravíúllate del aire fresco, habla con el contratista que los estaú ayudando a
remodelar la casa, selecciona el lindo papel tapiz, busca antiguü edades, disfruta a tus felices
hueú spedes, prepara para todos un regio almuerzo.

Eso es todo lo que tienes que hacer. Sustituye las viejas vibraciones negativas de tu
guioú n de: "No puedo, no seú coú mo, estoy en la ruina", con las de una nueva y positiva historia
que te lance al disfrute de tenerla ya. Ahora.

Habla de ello y siéeentelo, tal como quisieras que sucediera si estuvieras viviendo tu
fantasíúa en este mismo momento, desarrollando una auú n maú s amplia variedad de la historia,
saboreando nuevas descripciones hasta que sientas que todo el asunto hace una especie de
click y se vuelve real. Te has involucrado tanto en tu fantasíúa, en tu ensuenñ o, que es como si lo
estuvieras viviendo ya, en este momento. Has dejado de reaccionar soú lo a las condiciones que
se te presentan; te has convertido en creador de condiciones.

DE NO HACER NEGOCIOS, A CREAR GRANDES NEGOCIOS


Un buen amigo míúo es duenñ o de una companñ íúa independiente de bienes raíúces,
bastante grande, en el Estado de Washington. Siempre ha sido un hombre muy trabajador,
trata en forma justa a sus empleados y apoya a sus agentes, pero estaba teniendo problemas
financieros y no parecíúa encontrar la salida para ellos.

Mientras estaú bamos almorzando un díúa, Chuck empezoú a hablar. Todo el mercado se
encontraba en una prolongada etapa de crisis y las ventas de toda su gente andaban por los
suelos. Hasta sus mejores agentes estaban hablando de dejar los bienes raíúces para buscar
mejor suerte en otros campos de los negocios. Todos sabíúan que el mercado mejoraríúa, tarde o
temprano, pero en tanto eso sucedíúa, habíúa bocas que alimentar. Mi amigo no buscaba
soluciones porque le parecíúa que no habíúa ninguna. De acuerdo con su modo de pensar, habíúa
sido víúctima de las circunstancias econoú micas. EÉ l y su equipo habíúan agotado todos los
recursos promocioú nales conocidos y habíúan recorrido asimismo todos los caminos posibles,
soú lo para encontrarse con que las ventas seguíúan cuesta abajo. Aunque nunca habíúa hablado
con Chuck de la Ley de la Atraccioú n, decidíú que aquella era una buena oportunidad para
hacerlo, tan buena como cualquier otra. Lo conocíúa lo suficientemente bien como para saber
que, cuando menos, me escucharíúa con amabilidad y atencioú n, aunque soú lo lo hiciera por
buena educacioú n.

Al parecer, el principal problema no era tanto que no estuvieran funcionando las


ventas, sino que sus vendedores tampoco parecíúan estar funcionando. Estaban sumidos en una
coladera en alguú n lugar, con las vaú lvulas completamente cerradas, sintiendo profunda
compasioú n por ellos mismos. Culpaban a la economíúa de lo que sucedíúa y creaban enormes
agujeros negros grupales de carencia, lo que significaba una garantíúa absoluta de que la
companñ íúa seguiríúa su descenso hacia la ruina, hasta que llegara a su total desaparicioú n. Asíú que
sugeríú a Chuck que volviera a reunir a su gente para hacerles notar que, puesto que nada hasta
entonces les habíúa funcionado, no teníúan mucho que perder si probaban este nuevo proyecto
que se les iba a sugerir.

Tocando soú lo superficialmente el aspecto fíúsico de la Ley de la Atraccioú n, lo mireú


directamente a los ojos y le hableú desde el fondo de mi alma, con la esperanza de que la
seriedad con que lo hacíúa, nada caracteríústica en míú, atrajera su atencioú n. "Chuck, si soú lo logras
que tu gente haga esto, tu negocio daraú un giro completo."

¡Funcionoú ! Debo admitir que me sentíú un poco inflada mi vanidad mientras lo


escuchaba responder anhelante: "Continuú a...".
Le sugeríú que hiciera que cada uno de sus vendedores eligiera la cantidad de doú lares
que le gustaríúa ganar en los siguientes tres meses, y que despueú s la triplicara. (Chuck gimioú :
"¡Oh, Dios, vamos a lo mismo otra vez!", pero yo no hice caso). Entonces, le recomendeú que
cuando ya todos tuvieran esa cifra en la mente, preguntara a cada uno por qué queríúa el dinero.
Debíúa hacerlo de uno en uno, trabajar con una sola persona a la vez hasta terminar el proceso,
porque una vez que el primer vendedor aprendiera la rutina, el resto sabríúa coú mo continuarla.
(Su expresioú n de dolor cambioú a un gesto a maú s suave que parecíúa decir: "¡Humm, suena
interesante!").

Sin entrar en detalles, le expliqueú que la primera respuesta de sus vendedores


probablemente seríúa de varios "no quiero", procedentes de su sentido de carencia, y que decla-
raciones como: "Quiero el dinero para poder pagar mis cuentas", soú lo lograríúan atraer maú s de
lo mismo: falta de dinero y maú s deudas.

Chuck no estaba entendiendo muy bien la idea, asíú que lo hice hablar preguntaú ndole el
porqueú .
-Muy bien, amigo míúo, ¿dime queú quieres, en este momento?.
-Quiero pagar mis cuentas.
-¿Por queú ?
-Para sentirme mejor.
-¿Por queú ?
--Porque detesto estar "apretado" de dinero.,
-¿Por queú ?
-Porque eso me hace sentir mal (nos estamos acercando).
-¿Y coú mo preferiríúas sentirte?
-¡Libre! ¡Quiero sentirme libre! ¡EUREKA! ¡Ya lo tenemos! -Muy bien. Afíúrmalo asíú.
-Quiero tener 60,000 doú lares para poder sentirme libre. -¡Maravilloso! Ahora, ¿coú mo te
sientes?
-¡Oh!, muy bien por un momento, pero, ¡cielos! ¿De doú nde vaya sacar ese dinero, con la
situacioú n como estaú ?
-Olvida el dinero. Es soú lo un sucio montoú n de papeles. Haú blame de lo que haraú s con el
dinero, una vez que hayas pagado las cuentas.

Poco a poco una coleccioú n de suenñ os, por largo tiempo escondidos, salioú a relucir: eú l y
su esposa, Sara, deseaban ir a las Bermudas, donde siempre habíúan querido investigar la
posibilidad de establecerse cuando se jubilaran. Llevaríúan a sus nietos en un crucero, a alguna
parte. Convertiríúan el soú tano de su casa en un saloú n para oíúr muú sica estereofoú nica. Y asíú, una
cosa tras otra.

Pero noteú que lo que maú s le entusiasmaba era pensar en las Bermudas, asíú que le pedíú
que se concentrara en eso. Puse la cara maú s seria que pude, me inclineú a lo largo de la mesa y
dije: "Cueú ntame detalladamente lo que piensas de eso, Chuck. Cueú ntame cualquier detalle por
pequenñ o que sea sobre los suenñ os que Sara y tuú tienen de irse a las Bermudas."

Fue impresionante. La habitacioú n entera parecioú iluminarse mientras la energíúa de


Chuck subíúa hasta el cielo. Era como si nunca antes se hubiera atrevido a abrir su corazoú n
sobre el tema, asíú que cuantas maú s palabras y sentimientos salíúan a la superficie, maú s se abríúa
su vaú lvula. Chuck no soú lo estaba haciendo fluir su energíúa hacia este "quiero", sino que parecíúa
a punto de explotar con ella.
Exactamente en medio de esa fantasíúa, le dije: "¡Espera! Precisamente a ese lugar del
sentimiento donde estaú s ahora es al que quiero que lleves a cada uno de tus vendedores. Diles
que se olviden de los billetes de papel que han especificado, y que en cambio, empiecen a
enfocarse en las cosas que esos doú lares les proporcionaríúan. Enseguida, sugieú reles que dejen
que su energíúa fluya hacia esas cosas, hasta que lleguen al estado de pasioú n que tuú estaú s
experimentando. De esta forma los estaraú s ayudando a escabullirse por la puerta trasera, para
llegar a 'sentirse bien'. Al evitar cualquiera de las connotaciones negativas usualmente
asociadas con el dinero (especialmente cuando no lo tienen) inconscientemente permitiraú n
que las ganancias sean atraíúdas hacia ellos.

"Tu gente quiere lo que todos queremos, Chuck: no los tontos pedazos de papel que
llamamos dinero, sino las experiencias que trae consigo tenerlo. Hazlos prometerte que
pensaraú n en esto durante treinta díúas, cuando menos una vez al díúa, todos los díúas, de diez a
quince minutos."

Para mi total agrado, Chuck me llamoú unas seis semanas despueú s con las primeras
buenas noticias. Su gente estaba tan desesperada, que no tuvo ninguú n problema en conven-
cerlos de que participaran en su pequenñ o experimento.

Pero eso no me sorprendioú demasiado, porque le habíúa ensenñ ado a Chuck coú mo
preparar bien el terreno. Le dije que visualizara esa junta inicial con sus vendedores, primero
en su mente, tal como queríúa que fuera -incluyendo que todos estuvieran abiertos y bien
dispuestos- y que hiciera fluir esa energíúa elevada hacia la reunioú n. Asíú lo hizo y cuando por fin
se realizoú la junta, no se mostraron tan resistentes a la idea como lo hubieran estado si Chuck
no los hubiera ayudado con vibraciones.

Todos, excepto uno, cumplieron fielmente su promesa e hicieron fluir energíúa de


"sentirse bien" hacia sus "quiero", mientras escribíúan nuevas historias para su vida. Se
entregaron realmente al ritmo de ese ejercicio y empezaron a sentir mucho maú s entusiasmo
por la vida, aunque sin saber todavíúa por queú . Se sentíúan mejor, asíú que a quieú n le importaba la
razoú n.

Aproximadamente diez semanas despueú s de iniciada la aventura, empezaron a


realizarse ventas, aunque de nuevas fuentes totalmente inesperadas. Una muchacha teníúa una
tíúa en Illinois que de pronto habíúa decidido cambiarse a Washington. Otro vendedor teníúa un
hijo en el ejeú rcito y sus amigos, que habíúan sido transferidos a la base local de Fort Lewis,
habíúan pedido a sus madres que les buscaran casa en el aú rea. Otro recibioú dos recomendados
de una persona que creíúa que no volveríúa a hablarle. Y todavíúa uno maú s habíúa tenido gran eú xito
con una idea de mercadeo que le habíúa permitido ponerse en contacto con un grupo selecto de
compradores.

Todos habíúan tenido alguú n tipo de cambio, suficiente como para que no hubiera modo
de pensar que se trataba de meras coincidencias. En medio de una de las peores crisis que el
negocio de bienes raíúces habíúa experimentado en su historia, estos vendedores encontraron
que podíúan sortear las condiciones y responsabilizarse de su propio destino.

Todos los díúas, este grupo se habíúa conectado con su Ser interno/Ser expandido y se
habíúan sentido inspirados por primera vez despueú s de muchos meses. Estaban enviando olea-
das bien cargadas de energíúa positiva al universo con sus listas individuales de pedidos, y el
universo les habíúa respondido con circunstancias, incidentes, ideas y motivaciones que es-
taban de acuerdo con sus grados de intensidad. Lo mejor de todo es que eso se volvioú
contagioso, y al parecer todavíúa lo es. (La persona a la que no le interesoú participar en el
experimento terminoú por retirarse del negocioú . Lo uú ltimo que supimos de eú l era que vivíúa de la
pensioú n de jubilacioú n de su esposa).

EL TRUCO DE LOS CIEN DÓLARES

Una vieja creencia -o cualquier creencia- no es otra cosa que un haú bito de vibraciones
al que respondemos como focas amaestradas. Dicho de otro modo, nuestros encantadores y
fuertes apegos (creencias) nos fueron transmitidos y son maú s fuertes de lo que nos
imaginamos. Sin embargo, estas viejas creencias a las que tanto nos aferramos, y a las que
respondemos con tanta facilidad, no son maú s que la forma en la que estamos acostumbrados a
pensar que funciona la vida como, por ejemplo, el tener que luchar.

Por ejemplo, algo surge en nuestro mundo, evoca una vieja creencia, y empezamos a
vibrar negativamente sobre lo sucedido por simple haú bito. ¡Soú lo por haú bito! Asíú que nuestra
meta debe ser encontrar cualquier cosa que nos permita romper esos viejos patrones de
pensamiento, los cuales se convierten en vibraciones habituales. He aquíú una pista: se agrupa
en la misma categoríúa de necesitar un buen nuú mero de salidas por las que fluya el dinero, lo
que significa que debemos dar a la energíúa del dinero diversas salidas por las cuales fluya,
antes de que pueda empezar a fluir a nuestro alrededor. A juzgar por mi propia experiencia, asíú
como la de mis amigos, eú sta es una forma segura de ganar.

Consigue un billete de cien doú lares -o el billete de mayor denominacioú n que puedas
(no escatimes)- y peú galo en tu cartera. Ahora, vete de compras. Si puedes ingeniaú rtelas para
pasar el díúa completo, maravilloso. Si no, ve a almorzar en el centro comercial maú s cercano, o
en alguú n lugar donde haya muchas tiendas. Estaú s en busca de todo lo que quisieras comprar
con esos cien doú lares. Puede ser un walkman, unos pantalones, un baloú n de fuú tbol, un nuevo
vestido, algunas herramientas, o una colcha; cualquier cosa que se te ocurra que te gustaríúa
poseer.

Todavíúa tienes esos cien doú lares en el bolsillo, asíú que repíútete a ti mismo (mientras
sieeentes ese deleite): "¡Guau, podríúa comprarme eso con mis cien doú lares, sin problema!". "¡Oh,
sensacional, podríúa comprar esto otro!". "¡Caramba, eso es justo lo que siempre he deseado y
tengo el dinero para comprarlo!".

No tienes que buscar cosas y sumarIas hasta hacer el total de los cien doú lares. Debes
buscar cosas individuales que cuesten esa cantidad y que a ti te gustaríúa tener, si lo quisieras.
Para cuando hayas encontrado alrededor de mil cosas que podríúas comprar, observa lo que ha
pasado. Has gastado emocionalmente cien mil doú lares que recorreraú n un largo camino para
ayudarte a seeentir proú spero, contrarrestando un montoú n de esos viejos modelos de
pensamiento en los que existen vibraciones de carencia.

Mi amiga Joselyn estaba peligrosamente al borde de la bancarrota, se encontraba en


serios problemas financieros y estaba pasando por uno de esos frustrantes periodos de "no
sucede con suficiente rapidez". Aun cuando sabíúa perfectamente bien que esa actitud estaba
contribuyendo a que continuara el patroú n de vibraciones negativas en el que se habíúa hundido,
no podíúa hacer nada. Entonces, un buen díúa, recordoú el truco de los cien doú lares. Casi en ese
mismo instante, subioú a su automoú vil, y se dirigioú al centro comercial maú s grande del aú rea, que
por cierto estaba muy alejado de su propia casa.

Joselyn pasoú casi todo el díúa entusiasmadíúsima con este simple juego. Se obligoú a síú
misma a enfrascarse realmente en eú l, a relajarse, a divertirse ya" gastar, gastar, gastar" emo-
cionalmente. Finalmente, exhausta pero llena de las vibraciones de una vaú lvula abierta por la
emocioú n de buscar cosas que comprar, al volver a casa se encontroú con (¡lo juro..., es una
historia real!) un mensaje de su hermano ofrecieú ndole ayuda financiera; otro mensaje de una
amiga ofrecieú ndole lo mismo, y uno maú s en el que le avisaban que el preú stamo que habíúa
pedido sobre su casa -y que le habíúan negado dos veces por el tipo de casa poco comuú n en que
vivíúa- ya habíúa sido aprobado y recibiríúa el dinero en unos cuantos díúas. Ademaú s, mientras
volvíúa a casa habíúa tenido una idea para dar un nuevo enfoque a su negocio, y hacer que
empezara a dar dinero. No era un mal resultado para las horas de juego que habíúa invertido.

PREPAVIMENTAR (EL CAMINO CORTO)

Si realmente deseas un camino menos accidentado en tu vida diaria, tienes que


proporcionar maú s salidas a tu energíúa, maú s víúas hacia donde pueda fluir para mantenerla en
movimiento. Una manera sensacional de hacer esto es acondicionaú ndola. Con
acondicionamiento no estoy haciendo referencia alguna a cruceros, castillos, autos de lujo,
sino a cosas tangibles y cotidianas que permitan crear un ambiente o una atmoú sfera adecuada
para que el evento, o el suceso en particular que estamos esperando, se manifieste. Es maú s una
energíúa de: "eú sta es la forma en la que quiero que suceda" que fluye hacia una corriente de
decisiones y acontecimientos cotidianos, como:
"Me propongo encontrar un lugar cerca para estacionar el auto cuando vaya al
concierto de esta noche."
"Me propongo terminar el informe que tengo que hacer, con facilidad y a
tiempo."
"Me propongo disfrutar de este díúa."
"Me propongo que la junta que vamos a tener sea favorable para ambas partes.
¡y agradable!"
"Me propongo que la desavenencia entre nosotros se resuelva y muy pronto."

Esto es acondicionar, enviar la intencioú n de tus vibraciones por adelantado (con


sentimiento) para arreglar tu díúa y tus circunstancias como deseas que sean.

Este sistema es muy similar al de escribir un nuevo guioú n, soú lo que menos complicado.
Es una estrategia breve y raú pida. Cuando te acostumbres a "acondicionar" detalles pequenñ os o
de manera cotidiana, comenzaraú s a aplicar las teú cnicas en asuntos maú s importantes en tu
trabajo (como con un cliente con el que tengas dificultades, o con una venta que no logre
realizarse). Invierte un poco de tiempo visualizando y sintieeendo la forma en la que quieres
que se desarrolle la junta o se firme el contrato; visualizando y sintieeendo, visualizando y
sintieeendo, en una serie de raú pidos chispazos a lo largo del díúa.

Un amigo míúo puso a prueba la teú cnica con un caso judicial al que se estaba
enfrentando, y el cual estaba seguro de que perderíúa. En lugar de verse a síú mismo ganando el
caso, cosa que no podíúa imaginar (con mucha razoú n), vio y sintioú a todos convirtieú ndose en
ganadores, estrechaú ndose las manos, daú ndose palmaditas en la espalda, etceú tera. Por
supuesto, el asunto se arregloú a satisfaccioú n de todos unos díúas antes de que se presentara
ante el tribunal.

Otra amiga -muy joven por cierto- teníúa un jefe que la criticaba mucho por su modo de
vestir. Aparentemente al jefe no le gustaban las minifaldas y mi amiga tuvo la "mala pata" de
ser una de las primeras en usarlas. Realmente fastidiada por la actitud de su jefe, finalmente
usoú la teú cnica de acondicionar, y obtuvo un resultado muy gracioso. En lugar de que su jefe
dejara de observar su atuendo, tal como mi joven amiga estaba visualizando y sintiendo, eú l
cambioú por completo su actitud acerca de la indumentaria cuando otras tres joú venes de la
misma empresa llegaron con atuendos similares. ¡Vaya!, de cualquier modo, resultoú .

¿Tienes un escritorio lleno de trabajo pendiente? ¿O estaú s abrumado por pequenñ os


detalles? Prepaú rate un díúa tranquilo antes de llegar ahíú. Míúrate a ti mismo disfrutando con
tranquilidad de tu trabajo. Habla con tu interior y dile al universo lo que quieres. Pero, no te
atrevas a levantar un solo pedazo de papel hasta que fluyan carretadas de energíúa positiva,
hasta que se abra tu vaú lvula; de no hacerlo asíú, te dirigiraú s directamente a una "zona de
desastre".

Acondicionar es, simplemente, enviar tu energíúa por adelantado, estando eú sta


programada con la frecuencia de tu deseo. Algunas veces la enviaraú s a un lugar especíúfico;
otras, la esparciraú s a tu alrededor, y en otros casos la mandaraú s a otra persona. Cierto, no
puedes cambiar la mente de nadie, ni obligar a nadie a actuar contra su voluntad o a hacer algo
que va contra su naturaleza. Pero en las situaciones de tensioú n puedes prepararte para crear
una atmoú sfera de confianza y apertura, que facilitaraú mucho las cosas. La visualizacioú n estaú
hecha; el resto depende de ti -y de tu guíúa- cuando llegues ahíú.

Dile al universo lo que quieres, derrama auteú ntico estremecimiento positivo, sieeente
lo que te gustaríúa que llegara; entonces, sabraú s lo que va a suceder. Eso es acondicionar.

EL UNIVERSO COMO GERENTE DE VENTAS

Los negocios van lentos y te gustaríúa generar maú s ganancias. Tal vez estaú s pensando en
que deberíúas aumentar las ventas, asociarte con otra empresa, conseguir un mayor presupues-
to para publicidad, y todas las otras viejas alternativas de siempre para resolver el mismo viejo
problema: coú mo generar maú s dinero.

Aquíú estaú una sugerencia: obteú n un poco de energíúa de grupo y ponla a funcionar. A
diferencia de los vendedores de Chuck que se enfocaron en resultados individuales, tu grupo
deberaú elaborar un guioú n, o una historia, acerca de tus deseos para la companñ íúa (los cuales
finalmente tambieú n seraú n para ellos mismos).

Lo que pretendes conseguir es magnetismo grupal. La energíúa enfocada de cualquier


grupo se multiplica a síú misma en energíúa, ya sea positiva o negativa; asíú que en este caso se
podríúa hablar de una dinaú mica increíúble de sinergia. Si tienes soú lo dos personas con su energíúa
enfocada en una meta, esa energíúa se multiplicaraú por dos, asíú es que se vuelve el equivalente a
cuatro. Por tanto, si tienes a un grupo de personas concentradas en una sola meta, tendraú s
tambieú n una gran fuerza magneú tica y un enorme potencial para el cambio, siempre y cuando la
mayoríúa no vuelva al viejo modo de pensar de: "no se puede hacer".

Contrariamente a la muy extendida creencia surgida de la Revolucioú n Industrial,


generar maú s doú lares que el promedio no requiere de contratar maú s vendedores; se trata de
lograr que los vendedores con los que cuentas adquieran el haú bito de tener expectativas maú s
elevadas, mental y emocionalmente, escribiendo nuevos guiones para la empresa. Toda
companñ íúa de eú xito ha hecho precisamente eso, sin importar coú mo lo hayan llamado en cada
caso: contratos brillantes, sensacional campanñ a de publicidad, buenos precios, producto
extraordinario, personal de ventas bien motivado. Si la mayoríúa de los empleados no espera
que suceda, no sucederaú .

Asíú, pues, si puedes lograr que todos y cada uno de los miembros de tu grupo sientan
el deseo de obtener un buen contrato, que se sientan orgullosos por haber conseguido una
firma, que vean/sientan a un nuú mero considerable de clientes en la tienda, que vean coú mo
llega el eú xito mientras sienten el valor que ha significado su propia contribucioú n a ese eú xito, la
fuerza expuesta a este tipo de magnetismo seraú colosal. Cambiaraú para siempre la forma en la
que hagas negocios.
SÓLO RECUERDA...
1. No se trata de dinero, sino de ver coú mo estaú s haciendo fluir tu energíúa. El dinero
llegará cuando dejes de pensar en lo que te falta. No puedes pensar en: "no tengo dinero
suficiente" y sentir otra cosa que no sea una emocioú n negativa que interrumpe el flujo. Asíú que
busca maú s maneras de abrir tu vaú lvula.

2, Los instructivos siempre acompanñ an a la inspiracioú n. Asíú que olvíúdate de pensar en


coú mo hacer las cosas. Las instrucciones para hacerlas apareceraú n de alguú n modo.

3. Gasta emocionalmente todo el dinero que quieras, una y otra vez, para dar a tu
energíúa nuevas salidas. No puedes decir: "Denme una cantidad de dinero y entonces decidireú
queú hacer con el". Decide primero lo que vas a hacer con eú l; esto uú ltimo es lo que permite que
la energíúa se mueva. La energíúa del dinero necesita salidas. Si no hay salidas, no hay dinero.

4. Creú ate el haú bito de gastar dinero emocionalmente. Observa todas las cosas que se
ofrecen en los aparadores y di: "¡Me gustaríúa eso!" "¡Oh, me gustaríúa eso, tambieú n!" "¡Oh, miren
eso, es ideal para míú!" ..., y asíú sucesivamente, mientras te introduces en el sentimiento de
tenerlo. De esa manera, tendraú s funcionando a toda velocidad el impulso de "quiero". Te
encontraraú s inmerso en circunstancias que atraeraú n el maú s intenso de esos deseos a tu
realidad, o que abriraú n las puertas a nuevas posibilidades.

5. ¡AÉ brete para recibir! Coloca letreros como eú ste en toda tu casa: "¡ABIERTO PARA
RECIBIR!" Coloca tu intencioú n de que vas a eliminar todos los "deberíúas" y "no deberíúas" y de
que vas a aprender coú mo recibir. Convieú rtelo en un "quiero". "Quiero aprender a recibir".
Entonces sobreponte al sentimiento de culpa y al de ser víúctima, que dicen que tuú soú lo eres
buena persona cuando das, y descaú rtalos como la basura dogmaú tica que son.

6. No evaluú es los resultados demasiado pronto. No se puede escribir un guioú n o una


historia el díúa de hoy, y preguntar manñ ana: "¿Doú nde estaú n?". Analiza tus disculpas. Jamaú s
atraeraú s el dinero si cierras tus vaú lvulas con disculpas como: "No tengo suficiente preparacioú n"
o "Soú lo contratan a los parientes de los propios empleados", "Me entrevistoú un inepto", "Llegueú
en un momento inoportuno", etceú tera. Aun cuando hayas "acondicionado" o visualizado
perfectamente la situacioú n y cuentes con todos los requisitos necesarios, nada de eso te serviraú
si permites que las disculpas se interpongan en tu camino.

7. Si tienes demasiada gente negativa en tu vida que en estos momentos estaú hundida
profundamente en el sentido de carencia, eso indica claramente en queú frecuencia estaú s auú n
sintonizado. Seraú mejor que revises tu situacioú n.

8. ¿Quieres evaluar cuaú nta negatividad hay en tu vida? Verifica cuaú nto dinero estaú s
recibiendo. Para aquellos de nosotros que hemos tenido que luchar por el dinero la mayor
parte de nuestra vida, la salida de tan considerable cantidad de energíúa negativa significa la
entrada de muy pocos doú lares. Para nosotros, el dinero viene, o se mantiene lejos en
proporcioú n directa a la energíúa negativa que estamos o no emitiendo.

9. Y; finalmente, recuerda siempre que lo que has sido hasta ahora ¡no tiene nada
que ver con lo que puedes ser! Si has tenido tiempos difíúciles toda tu vida, ahora tienes las
herramientas para transformar por completo la situacioú n. Si no has logrado cerrar las ventas
que queríúas, si no has recibido salario, el reconocimiento, el eú xito, la paz, la felicidad y la
prosperidad total que te hubiera gustado tener, todo estaú listo para que lo cambies.

¿Queú tan raú pido? Soú lo tienes que empezar a fluir de manera diferente y con
regularidad, y un nuevo mundo te seguiraú tan certeramente como la noche sigue al díúa. Tienes
que hacerlo. Es una ley coú smica, la fíúsica del universo.
RELACIONES Y OTROS TESOROS
LEY DE ATRACCION
Mi experiencia y conocimiento de relaciones en la primera mitad de mi vida, proviene
de la eú poca anterior a cuando oíú hablar del flujo de energíúa..., ¡y se nota! Era una víúctima perfec-
ta, una romaú ntica idealista, un codependiente de primera, un resentido perfecto

Sea como sea, a continuacioú n presento las reglas baú sicas para crear relaciones
importantes mediante el flujo de energíúa, ya que el proceso no difiere del de crear cualquier
otra cosa en cualquier momento en el que tenemos una alianza, sin importar queú tan estrecha
sea, con alguien o con algo. Eso constituye una relacioú n. Asíú que aquíú vamos.

NO SON LOS MALOS HÁBITOS.

Las relaciones de cualquier tipo, con amigos, la pareja, coú nyuge oú socio de negocio, han
sido, como todo lo demaú s en este mundo de acuerdo a como estemos vibrando. Proviene de
coú mo nos estemos sintiendo. ¡Punto!

Esto es asíú, y no se necesita ser un genio para descubrir que si estamos sintiendo
cualquier cosa que no sea paz con nosotros mismos, asíú como absoluta aceptacioú n y aprecio
por nuestra pareja (¡buena suerte!), nuestras vibraciones van a empezar a destruir esa
relacioú n, aunque estemos absolutamente convencidos de que, puesto que no hay nada malo en
nosotros, la culpa debe ser de la otra parte. Si estamos, verbal o mentalmente, acusando,
menospreciando o desaprobando cualquier cosa, estamos vibrando de forma negativa.

Si nos sentimos atrapados, ignorados o descuidados, inseguros, incomprendidos o


defraudados, estamos vibrando negativamente.
Si nos apresuramos a complacer, rescatar, o aplacar, estamos vibrando negativamente.
Y casi puedo oíúr los “Si, pero……”
“¡Síú pero…., no conoces a mi pareja!”.
“¡Si pero…., ¿coú mo te sentiríúas si tuvieras que vivir con eú ste o trabajar con aqueú l?”.

Dalo por hecho. Cuando dos personas estaú n involucradas ambas estaú n vibrando, y
pocas veces eú stas coinciden. De todas maneras, nosotros somos uú nicos y exclusivos creadores
de nuestras experiencias; no lo son nuestra pareja, ni nuestros padres, ni siquiera el jefe que
acaba de despedirnos.

Asíú que, aunque parezca muy difíúcil de asimilar, estamos hablando de que se trata de un
asunto de mirar hacia nuestra propia vaú lvula, nuestras propias reacciones, nuestro propio
enfoque, nuestro flujo de energíúa, porque mientras estemos mirando insistentemente hacia
alguna otra parte, sea del pasado o presente, sobre todo lo que no nos gusta, no soú lo
recibiremos maú s de lo mismo, sino que estaremos bloqueando todas las cosas buenas que nos
gustaríúa ver en su lugar.

El asunto es que si nuestra pareja o cualquier otra persona con la que tengamos una
relacioú n, tiene ciertos haú bitos que nos disgustan ("no quiero") y nos enfocamos en ellos, incluso
con vaú lvulas moderadamente cerradas, todo lo que estamos haciendo es perpetuar esos
haú bitos que nos gustaríúa borrar, porque los estamos reteniendo en nuestra vibracioú n.
Por tanto, la causa de toda la espiral descendente que se produce en cualquier relacioú n
que haya existido y que se haya deteriorado, es la insistente atencioú n -aunque seguramente
inocente- que prestamos a las situaciones desagradables, sin importar lo insignificantes que
eú stas puedan parecer. Asíú es como cualquier agravio pequenñ o, sin importancia, empieza a rodar
como una bola de nieve y poco a poco se convierte en algo mucho maú s importante, debido a
nuestro enfoque persistente y al flujo de energíúa negativa lanzado hacia eú l; el resultado es que
comenzamos a atraer otras cosas negativas en esa misma direccioú n, ademaú s de agrandar el
pequenñ o problema original del que nos estaú bamos quejando.

Eso significa no soú lo que esa infame tapa de la pasta dental nunca volveraú a quedarle al
tubo, sino que el enojo tiene el potencial suficiente, debido a nuestro constante enfoque
negativo, para aumentar hasta convertirse en un indeseable romance extra marital, una
defensa abollada, un despido o hasta un divorcio.

"Cuanto peor es, peor se vuelve”, ¿recuerdas? Un constante flujo de disgusto acerca de
cualquier cosa, tarde o temprano se volveraú muy desagradable. Y tiene que ser asíú, porque lo
semejante atrae a lo semejante.

Con toda seguridad, cuando alguien "aprieta nuestras tuercas", cada gramo de nosotros
desea apretar las suyas como revancha. Pero no se trata de que lo que hacemos en una relacioú n
equivalga a lo que recibimos. ¡Nunca! Ni siquiera de coú mo estaú fluyendo la energíúa de nuestra
pareja. Como todo lo demaú s en nuestro mundo, sea lo que sea que tengamos frente a nosotros,
ha llegado directamente de coú mo nosotros mismos hemos estado sintiendo, fluyendo y
vibrando. No hay otra forma de decirlo: si quieres cambiar las condiciones de tu relacioú n, vas a
tener que cambiar tus vibraciones.

EL ACUSADO ES EL CULPABLE

La mayoríúa de nosotros pensamos en la culpabilidad como un largo y retorcido dedo


que apunta en forma melodramaú tica hacia alguien que ha cometido un error descomunal. Sin
embargo, estamos realmente sumergidos en la culpabilidad casi en todo momento del díúa que
pasamos despiertos. Del clima, a los conductores groseros o la tapa del dentíúfrico, estamos
echando la culpa a otros desde que amanece hasta que anochece y nunca nos detenemos a
pensar en lo que estamos haciendo.

¡Oh, seguro, la mayor parte de las veces probablemente nuestras acusaciones esteú n
justificadas! ¿y queú ? No hay un aú pice de bienestar que pueda introducirse a traveú s de la baja y
gruesa vibracioú n de la culpabilidad, lo mismo si estaú justificada o no. De hecho, la energíúa
electromagneú tica de la culpabilidad estaú cargada en forma tan potente, que fluye de nosotros
hacia otras personas, de modo que puede hacer que quienes suelen ser generalmente muy
seguros, se confundan, lo revuelvan todo y lo pongan de cabeza. Y; desde luego, enviar energíúa
de culpabilidad a alguien que estaú siendo grosero, tonto, abusivo o borracho, soú lo aumenta la
condicioú n que a ti te gustaríúa cambiar.

Unos amigos, cuyo equipaje se envioú en un vuelo equivocado, estuvieron renegando


furiosos durante horas enteras en su hotel por la ineficiencia de la líúnea aeú rea. Su importante
equipaje, el cual habíúa sido registrado, pero se hallaba desaparecido, estaba tan completamente
perdido que nadie sabíúa siquiera por doú nde empezar a buscar. Finalmente, mis amigos se
dieron cuenta de lo que estaban haciendo y cambiaron de actitud.

Reivindicaron a los empleados, usualmente competentes, a los que habíúan


estado criticando. En cuestioú n de minutos -¡minutos!- recibieron una llamada telefoú nica
dicieú ndoles que el equipaje habíúa sido localizado, y que les seríúa entregado en el lapso de una
hora. Antes de su cambio de actitud, las cantidades de energíúa violenta, llena de culpabilidad,
que estaban enviando, habíúan causado que los trabajadores de la líúnea aeú rea convirtieran un
incidente menor en un tremendo líúo.

Un prestamista, al que yo habíúa enviado una solicitud de preú stamo, me llamoú para
decirme que no podíúan encontrar un importante documento original que yo sabíúa que les habíúa
enviado. Mientras yo protestaba por la incompetencia de su personal, empezaron a llegar
llamadas telefoú nicas que empeoraron las cosas. Habíúa maú s documentos desaparecidos, maú s
hechos que no se habíúan documentado adecuadamente, problemas y maú s problemas.

Mientras maú s entrechocaba las rodillas con llameante furia, maú s cosas se
desmoronaban ante mis ojos. Entonces, comprendíú lo que estaba haciendo y cambieú mi actitud
hasta sentir aprecio por el personal normalmente eficiente con el que estaba tratando, y en
menos de ¡quince minutos! me llamaron para pedirme disculpas. Todo estaba ahíú; el preú stamo
habíúa sido aprobado.

Una amiga que conozco, no podíúa dejar de culpar a su esposo por lo que ella percibíúa
como la causa de que sus gemelas tartamudearan. Despueú s de que aceptoú de mala gana asistir
a un programa sobre '”aprecio al marido" que se impartíúa diariamente durante unas horas. Me
llamoú aproximadamente seis meses maú s tarde para contarme lo difíúcil que habíúa sido para ella
al principio, y coú mo poco a poco empezoú a incorporarse al espíúritu del programa y aprendioú a
detenerse cuando se iniciaba dentro de ella un ataque de culpabilidad, y a abrir su vaú lvula lo
suficientemente para que fluyera algo de aprecio tanto hacia las ninñ as, como hacia el marido.
En su uú ltima llamada, me comentoú que las ninñ as ya casi habíúan vuelto a hablar normalmente,
pero nunca supe queú pasoú con el pobre marido.

El asunto es que la energía de la culpa siempre provoca que una mala situación
empeore. ¡Siempre!

Digamos que hay una serie de cosas en la relacioú n de pareja que no nos gustan; algunas
de ellas son graves y otras maú s son pequenñ eces, trivialidades que tal vez pensemos que
estamos pasando por alto. Pero las "pequenñ eces" no existen, y muchas veces constituyen los
problemas maú s grandes. Lo mismo si alguna cosa es lo bastante grande como para que la
etiquetemos como tal, que si la calificamos como una pequenñ ez, sin haber forma de decir si la
estamos "pasando por alto" o la estamos aceptando, nos enfocamos en esa maldita cosa de
manera tan evidente, que hacemos fluir energíúa hacia ella y la agrandamos.

La cuestioú n principal es que si algo nos estaú molestando, tanto si esa molestia es
justificada como si no, estamos vibrando negativamente, ¡asíú son las cosas! Puede parecer soú lo
un leve desacuerdo sobre la forma de colgar la ropa. O puede ser algo tan terrible como el
temor al maltrato. Pero sin importar la intensidad emocional que tenga, esa atencioú n negativa a
"lo que sea", siempre causaraú problemas maú s grandes, porque asíú es el guioú no la historia que
estamos escribiendo.

Cierto, no podemos pintar en el lienzo de otra persona si ella no quiere que lo hagamos.
Si alguien no quiere cambiar, escribir un nuevo guioú n o apreciar algo, probablemente no
lograremos demasiado, a menos que nuestra propia vaú lvula se abra. De hecho, una vez que
emitimos energíúa positiva, existe una enorme posibilidad de que la otra persona reaccione
como un potrillo enojado y no quiera tomar parte en lo que le ofrecemos, lo cual podríúa muy
bien significar que estamos buscando una forma de separarnos.
Eso es magnetismo. Si estaú s con alguien que no estaú dispuesto a cambiar, y tuú síú deseas
hacerlo, probablemente la fíúsica universal los separaraú y los mantendraú asíú. Síú, eso puede
parecer terrible, pero preguú ntate a ti mismo por queú ibas a querer permanecer con alguien que
crea su vida a traveú s de un flujo de energíúa negativa.

Asíú que no te preocupes por la vaú lvula de tu pareja. De hecho, ¡nunca te preocupes por
tu pareja! Dirige tu enfoque hacia lo que estaú ocurriendo a tu alrededor, e insiste contigo
mismo en que lograraú s abrir tu propia vaú lvula, de cualquier forma que puedas, sin importar
coú mo. ¡SIN IMPORTAR COÉ MO!

La uú nica forma en la que puedes tener una relacioú n como a ti te gustaríúa que fuera, es
escribiendo tu historia o guioú n de ese modo y cumplirlo fielmente, hasta que se desarrolle tal
como lo quieres, ya sea con tu pareja actual o con otra con la que tengas mayor armoníúa de
vibraciones (lo que significa, si es que todavíúa no lo adivinas, ser mucho maú s feliz).

HAY QUE ESCOGER

Si eres alguien que sufre en silencio, como lo era yo, ¡buena suerte! Sin importar cuaú l
sea la razoú n por la que estaú s sufriendo, eú sta creceraú como una mala hierba bien alimentada. Lo
mismo ocurriraú si eres una persona controladora, reganñ ona, preocupona o alguien que disfruta
complaciendo a la gente. Tienes que desconectar tu enfoque destructor de la relacioú n, sea lo
que sea que esteú cerrando tu vaú lvula, y conectarlo a lo que deseas en la vida.
En otras palabras, desvíúa la atencioú n de tus "no quiero", ponla en tus "quiero" y
mantente ahíú.
Si tienes un borracho a tu lado, abre tu vaú lvula y escribe tu nuevo libreto.
Si tienes una pareja desempleada a tu lado, abre tu vaú lvula y escribe una nueva
historia.
Si tu pareja y tuú pelean por dinero, abre tu vaú lvula y escribe una nueva historia.

Empieza hablando con tu pareja sobre lo que quieres y por queú , no de lo que no quieres
y por queú . Ya seú , estoy sonando muy condescendiente al respecto, como si fuera cualquier cosa
este asunto de ignorar las acciones de un necio, el cual tuú estaú s convencida de que es el
responsable de tu vida miserable. La culpabilidad es nuestro juego, y senñ alar con dedo
acusador a alguien, o a nosotros mismos, siempre ha resultado inuú til.

Cuando iba a la mitad de la redaccioú n de este capíútulo, decidíú tomarme un descanso


para hacer algunas compras de comestibles y tal vez ir al sauna para aclarar mis ideas. Queríúa
olvidarme del tema durante un tiempo para asegurarme de que estaba hablando de lo maú s
esencial ¿Olvidarlo? ¡Síú, claro!. Mientras me dirigíúa en mi automoú vil hacia la tienda, empeceú un
monoú logo interior muy desagradable con la gente a la que rentaba la casita que habíúa dentro
de mi propiedad. No habíúan podido pagarme la renta en los uú ltimos dos meses, y mi atencioú n
estaba centrada en esa falta de pago. Era un pensamiento recurrente que en el mejor de los
casos se estaba volviendo abrumador. De cualquier modo, el automoú vil era un lugar ideal para
enfurecerme, asíú que eso estaba haciendo con todos los falsos tonos de compasioú n y
comprensioú n acostumbrados. Con franqueza, hervíúa de coraje, olvidando por completo lo que
estaba provocando con mis vibraciones, y que estaba escribiendo precisamente sobre eso, ¡por
amor a Dios!

Afortunadamente, fue mi mal estado de aú nimo, ya en el supermercado, lo que me hizo


reaccionar. Mientras trataba de alcanzar la comida de mi perra, me percate de lo molesta que
me sentíúa. Me pregunteú a míú misma: "¿Queú es lo que me estaú molestando?" y me di cuenta, en
forma instantaú nea, que me estaba enfocando en las circunstancias desfavorables de mis
inquilinos.

Al principio me sentíú molesta conmigo misma, entonces me enojeú todavíúa maú s porque
no lograba salir de mi mal estado de aú nimo. Termineú mis compras y me dirigíú hacia el banñ o de
vapor con la esperanza de que eso mejorara mi estado de aú nimo. Mientras seguíúa conduciendo
mi auto, me sentíú lista para escribir un nuevo guioú n.

Lo primero que hice fue sentir un poco de aprecio por ellos: "Son buenos muchachos y
es agradable tenerlos, cerca". No era exactamente un ¡hurra!, pero eso era mejor que nada.
Podíúa sentir coú mo mi resistencia se iba reduciendo... un poco.

"Gracias a Dios, estaban ahíú para cuidar de los perros, mientras yo me ausentaba.
Ninguno de mis otros inquilinos habíúa hecho eso nunca. Y ninguno de 'mis otros inquilinos me
habíúa ofrecido ayuda para darle la retocada anual a la pintura de mi casa, como ellos lo habíúan
hecho." Eso se sentíúa mejor.

"Y realmente adoran su hogar, y yo lo he arreglado lo mejor posible." Para entonces, mi


vaú lvula estaba lo bastante abierta como para iniciar el nuevo guioú n, asíú que me dirigíú a la alber-
ca vacíúa, donde podíúa hablar en voz alta, tranquilamente, sin que nadie me sorprendiera.
"¿Ambos consiguieron nuevos empleos? iGuau! ¡Eso es fantaú stico! Me siento realmente feliz
por ustedes. Yo seú que han deseado comprar algunos muebles, asíú que ahora podraú n hacerlo”.

Continueú asíú, visualizando la imagen que queríúa, apoyando mi idea tan lejos como pude
y hasta donde me sentíú coú moda. Presionaba y avanzaba conforme me iba sintiendo bien. No
habíúan pasado maú s de diez minutos de haber llegado a casa cuando los muchachos se
acercaron a míú, sonriendo de oreja a oreja. No teníúan todavíúa un nuevo empleo permanente,
pero habíúan encontrado una forma de pagarme e iban a empezar a hacerlo inmediatamente.
¡Accioú n raú pida, por decir lo menos!

Aun cuando estaban conscientes de su incapacidad para pagarme, su enfoque principal


estaba centrado en lo mucho que les gustaba el lugar, y todo lo que intentaban hacer para
arreglarlo, no en su falta de dinero, asíú que habíúamos coincidido en nuestras vibraciones. Si se
hubieran enfocado en su temor, ni todo el aprecio del mundo habríúa logrado el menor cambio.

EL PING-PONG VIBRATORIO

Uno de mis primeros empleos despueú s de que salíú de la universidad fue en trabajando
en una grande empresa del mundo de fotografíúas para cataú logos. Ahíú se tomaban todas las fotos
del mundo de la moda y la mayoríúa de las fotos fijas para tiendas importantes de ropa y
departamentales. La mejor parte de mi trabajo era con las estilistas, las muchachas que teníúan
que asegurarse de que la ropa quedara perfectamente, de arreglar todo, desde los pasadores
para el cabello hasta las latas de cerveza, y que todo quedara en su lugar.
Díúa tras díúa, los modelos maú s famosos del momento, hombres y mujeres, pasaban por
nuestros estudios. Yo no les prestaba mucha atencioú n, pero habíúa una pelirroja, extraor-
dinariamente alta y delgada, que parecíúa ser el blanco constante de los chistes y bromas de
todos los demaú s. Cada vez que llegaba, desde que entraba hasta que estaba lista para irse, una
nueva tanda de chistes circulaba por la oficina, antes de que ella cruzara siquiera la puerta.

Parece que esta chica cambiaba de novio constantemente, tanto que cada vez que se
presentaba a una sesioú n de fotos, cosa que sucedíúa varias veces a la semana, se lamentaba del
uú ltimo que habíúa tenido, o hablaba maravillas del nuevo. Era como una pelota de ping-pong
que quedaba en cada ocasioú n en diferente lado de la red.
"¡Ese infeliz! No ha devuelto ninguna de mis llamadas telefoú nicas. Es como todos los
demaú s, tan enfrascado en su mundito, que no tiene tiempo para el míúo. Eso síú, siempre tiene
tiempo para sus otras chicas." Todo lo que sabíúa hacer era culpar, culpar, culpar, y atraer asíú
mucho maú s clones tan raú pidamente, que se convirtioú en el chiste permanente de toda la
companñ íúa. Alguna que otra vez, alguien sentíúa una leve compasioú n y decíúa algo asíú como:
"¿Coú mo es posible que una chica tan hermosa como ella tenga una cadena tan larga de mala
suerte? Con todo lo que ella tiene que ofrecer, ¿coú mo es posible que eso suceda?".

¿Larga cadena de mala suerte? No. La muchacha, joven y hermosa, estaba atrayendo, a
partir de su antiguo guioú n vibratorio, su vieja forma habitual de ver a los hombres. Su libreto
nunca cambioú . Ella sabíúa que podíúa atraerlos como la miel a las abejas, y lo hacíúa, pero todos
terminaban siendo de la misma clase: hombres seducidos por las vibraciones que ella emitíúa
continuamente.

Ninguno de estos pobres clones tardaba mucho tiempo en extinguirse, mientras ella
atraíúa a otro, como si fuera una letaníúa de negativos "no quiero" que atrapaban al siguiente.
Puesto que su vibracioú n dominante respecto de sus ex novios era siempre de ese "tipo
podrido", todo lo que atraíúa era otra reú plica de un "tipo podrido". La culpabilidad que ella
manteníúa en sus recuerdos enviaba vibraciones tan poderosamente imantadas, que nunca
habíúa una oportunidad de activar un tipo diferente de relacioú n.
Perdonar es... ¿queú ?
Primero viene la culpabilidad y despueú s viene ¿queú ?... ¿El perdoú n? Tal vez síú, tal vez no.

No se necesita decir que la elegante actitud del perdoú n soú lo se produce despueú s de
haber culpado a alguien o a algo. Lo cual significa que la forma en que la vemos al perdoú n no es
muy diferente de la forma en que vemos a la culpabilidad. Por tanto, muy raras veces
perdonamos sinceramente.

Algo sucede, alguien dice algo y entonces, como las focas entrenadas que somos,
respondemos agresivamente con vibraciones. Si dejaú ramos las cosas en ese punto, estaríúamos
en paz. Pero continuamos permitiendo que nuestras emociones se esparzan por todas partes y
¡PUM!, nuevamente caemos en el sentimiento de culpabilidad.

Ahora, digamos que hemos decidido perdonar a alguien. Muy bien. Esto es lo que
ocurriraú : el perdoú n significa liberar nuestra resistencia a la energíúa positiva, no a la del
trasgresor a quien estamos dirigiendo tan benevolentemente nuestra sonrisa de perdoú n. El
perdoú n consiste en olvidar lo que sucedioú en aquel fatíúdico lugar. ¡Jaja!

Por lo general, cuando perdonamos, reconocemos que la persona a la que estamos


perdonando ha hecho algo malo, lo cual probablemente es cierto. Entonces, aunque digamos
que perdonamos, secretamente conservamos el nefasto recuerdo de la ofensa. Por tanto, el
verdadero perdoú n significa ya no estar maú s enojado (no enfocarse en ello), porque, para empe -
zar, aquello que nos enfurecioú se ha olvidado ya. Y esto es cierto lo mismo si lo sucedido ha
tenido lugar hace cinco minutos o cincuenta anñ os. ¿Por queú ? Porque a menos que lo dejemos ir,
estaremos recibiendo maú s de ello, lo que explica por queú sucede asíú. Si nos aferramos a ello, se
introduce en nuestra vibracioú n. Y si estaú en nuestra vibracioú n, vamos a atraerlo o a atraer algo
de vibracioú n similar. Una y otra y otra vez.

Si hay necesidad de perdonar, tiene que haber' un juicio o una culpabilidad que
preceda a esa necesidad, porque de otra manera no habríúa razoú n para perdonar. Y el juicio o la
culpabilidad significan que estamos enfocaú ndonos en un "no quiero". Asíú que el primer paso
para el perdoú n (y esto probablemente no te va a gustar) es exonerar el sentimiento de culpa, lo
que significa la capacidad para decir... y decido con sinceridad: "¿A quieú n le importa? ¿A quieú n
le importa un bledo? Tal vez el idiota hizo algo terrible, algo realmente de mal gusto. ¿Y queú ?".

De lo que estamos hablando es de un amor incondicional, totalmente sincero, algo de lo


que, estoy segura, nadie de nosotros ha entendido nunca. Yo no lo entendíú. Siempre penseú que
el amor incondicional equivalíúa a amar a alguien por maú s degenerado que fuera, lo cual
significaba, desde luego, que me estaba enfocando en su degeneracioú n y llevaú ndola a mis
propias vibraciones.

Lo que el amor incondicional realmente significa es: "Mantendreú mi vaú lvula abierta al
bienestar, sin importar las cosas descabelladas que hayas hecho". (Recuerda: no tienes que
cambiar eso, ni siquiera tiene que gustarte; lo uú nico que tienes que hacer es... ¡no enfocarte en
ello!).

Significa: "No necesito condiciones para ser feliz. No voy a prestar atencioú n a tus malos
haú bitos, porque no necesito que todo sea perfecto para que fluya maú s amor hacia ti".

"Puedes ser grosero, puedes decir cosas horribles que lastiman mucho, pero tu
eleccioú n no afecta mi eleccioú n, la cual es mantener mi vaú lvula abierta y sentirme bien. Ya no
culpo a ninguna circunstancia negativa, ni a tus haú bitos negativos por la forma en que me
siento". Seguro, yo seú que eso suena casi imposible, pero ¿y queú , si eso es precisamente lo que
nos va a llevar a permitirnos ser felices? Lo mejor de alcanzar ese espacio de: "Me importa un
bledo lo que haces o lo que hiciste, mi vaú lvula permanece abierta de cualquier modo", es que
automaú ticamente permites que llegue la clase de circunstancias que tuú quieres (definitiva-
mente, el objetivo del juego) y dejas de experimentar la vida en funcioú n de las acciones de los
demaú s.

¿Estoy diciendo que debe perdonarse a una persona que maltrata? No, no en el antiguo
sentido, nunca. Perdonar como antes lo hacíúas significa que estaú s todavíúa reteniendo la ofensa
en tu vibracioú n, e invitando a tener maú s de lo mismo. Estoy diciendo que lo olvides, que tengas
abierta tu propia vaú lvula, que escribas un nuevo guioú n y que vibres de tal modo que puedas
salirte de ese líúo.

¿Estoy diciendo que debe perdonarse a un aduú ltero? No, no como antes. Si el acuerdo
entre ustedes dos fue de monogamia, estoy diciendo que lo olvides y abras tu vaú lvula si no
quieres que el problema se repita en esta relacioú n, no en la siguiente. Tuú tienes que atraer las
vibraciones de tu deseo, en armoníúa, o en una nueva pareja.

¿Asíú que estoy diciendo: "no perdones"? Por supuesto que no, al contrario, estoy
senñ alando que perdones lo antes que puedas. "¿Lo perdono? Por supuesto, ¿ahora queú sigue?".
Eso estaú muy, muy lejos de: "Bueno, no seú , carinñ o, eso que hiciste fue una cosa horrible".

Incluso un pequenñ o grado de perdoú n funcionaraú en cierto momento; luego un poco


maú s y un poco maú s todavíúa, si es la uú nica forma como puedes hacerlo. Pero de una cosa estoy
segura: a menos de que quieras maú s de lo mismo, perdonar, a fin de cuentas, significa olvidar. El
hecho cierto es que si te enfocas en lo que no quieres que suceda en una relacioú n, nunca vas a
lograr lo que síú quieres.

Nunca, ni en un milloú n de anñ os, porque para que una relacioú n cambie a tu gusto,
necesitas:
Enfocarte fuera de la situacioú n.
Enfocarte en abrir la vaú lvula, la tuya.
EÉ sa es la uú nica forma como las circunstancias no deseadas cambiaraú n, y la uú nica forma
como tu relacioú n sobreviviraú .

"¿Coú mo puedo ayudar?"


"Tengo una pareja discapacitada. ¿Coú mo puedo ayudarle?".
"Tengo una pareja sin trabajo. ¿Queú puedo hacer para ayudarle?
"Tengo un hermano que estaú enojado con el mundo. ¿Hay algo que yo pueda hacer?".
“Todos deseamos ayudar. Queremos dar, hacer o decir algo que haga sentir mejor a
alguien.
Pero ten cuidado: una mano que ayuda no siempre es lo que parece ser.

Si reflexionas en esas preguntas durante un minuto, veraú s que el enfoque estaú


directamente puesto en la otra persona. Y cuando el enfoque es en el dolor de otro,
automaú ticamente te unes a esa vibracioú n, que se uniraú a la tuya hasta que tu vaú lvula se cierre
tanto como estaú cerrada la del otro. Tu enfoque estaú en situacioú n negativa, lo cuaú l produciraú
maú s sentimientos negativos de los que teníúas al principio. Y; lo que es peor, estaú s
contribuyendo a que tu amigo tenga mayor cantidad de negatividad de la que teníúas antes de
que te unieras a eú l con tus vibraciones.

Asíú que, ¿coú mo ayudar? El primer paso es colocarte en un sitio que te haga sentir bien,
y lograr asíú que tu propia vaú lvula se abra antes de poder pensar siquiera en la otra persona. En-
tonces, puedes inspirar -no asegures, soú lo inspira- esa misma apertura de tu vaú lvula en la
persona en la que estaú s pensando. Ya no estaú s intentando pintar en el lienzo del otro, sino que
sinceramente estaú s ofrecieú ndole pinturas y pinceles.

Por otra parte, si sigues pensando en lo terrible que es que alguno de tus conocidos
tenga caú ncer, esteú sin trabajo o que su casa se haya incendiado, esa terrible vibracioú n
permaneceraú para reforzar las malas vibraciones en las que eú l se encontraba.

En lugar de eso, mientras piensas en ellos, visualíúzalos en la forma en que desearíúas


que estuvieran. Si hay algo dentro de su ser que desea ir a hacia delante, tus impulsos de ener -
gíúa positiva, amorosa, tendraú n una poderosa influencia en su pensar, sentir y ser. Es por eso que
las oraciones para los enfermos raramente funcionan. Cuando vemos a aquel por quien se
ofrece la oracioú n como a alguien necesitado en alguna forma, partimos de un estado de
carencia. Estamos viendo a esas personas como discapacitadas, cuando de hecho tienen tanto
poder como cualquier ser en el universo. Simplemente lo han olvidado temporalmente, igual
que los que estaú n rezando por ellos.

Tengo una amiga cuyo padre estaba murieú ndose completamente solo, a 3,000
kiloú metros de distancia, en la costa opuesta. Todas las noches, cuando se iba a dormir, ella
enviaba a su padre pensamientos de sanacioú n con la esperanza de ayudarlo a reaccionar. Pero
en su propio estado de tristeza, le enviaba la propia soledad de eú l, la imagen pateú tica de un
hombre sin amigos, sin familiares, sin voluntad de vivir, y el hombre seguíúa empeorando.

Entonces ella recordoú la Ley de la Atraccioú n y comprendioú que estaba haciendo


exactamente lo contrario de lo que deseaba lograr. Despueú s de eso, antes de acostarse por las
noches, visualizaba a su padre como solíúa ser: un hombre vital, divertido, entusiasta y sociable.
Volvíúa a sentir los maravillosos momentos que pasaron juntos jugando tenis, y la alegríúa de
toda la familia cuando iban a patinar sobre hielo en el estanque del pueblo. Podíúa sentir coú mo
se fundíúa dentro de la alegríúa de esos sentimientos y de esos momentos. En cuestioú n de tres
díúas -¡tres díúas!- su padre la llamoú por teleú fono para decirle que se sentíúa mejor de lo que se
habíúa sentido en anñ os, y que si estaríúa bien que fuera a visitarla.
¿Ella era responsable de ese cambio? Soú lo de proporcionar a su padre la oportunidad
de recoger esas nuevas pinturas y pinceles. Le dio un impulso vibraú til, semejante al de arrojar
un salvavidas a alguien que puede tomado o no, pero cuya decisioú n es suya y soú lo suya.

El rompimiento

"¿Deberíúa-no deberíúa?", "¿deberíúa-no deberíúa?". Todos hemos pasado por eso. Por ese
perturbador periodo cuando sabemos que es tiempo de hacer algo, pero las respuestas
simplemente parecen no llegar. O no queremos aceptarlas.

Si tuú has explorado los "dentro" y "fuera" de la creacioú n reflexiva con la Ley de la
Atraccioú n, y tu pareja no, tal vez se aparten un poco, a menos que tu buena y vieja pareja se
encarrile. Si le has ofrecido pinturas y pinceles hasta ponerte morado, sin obtener respuesta,
entonces podríúa estar queriendo separarse un poco. O tal vez estaú n listos para separarse total-
mente. En una u otra manera, demos una mirada a algunas nuevas formas de considerar ese
tipo de rompimiento.

Primero que nada, tenemos aquíú una maú s de esas palabras emocionalmente cargadas
con la que es preciso lidiar. Esta vez es "relacioú n". Sin duda, no ocupa uno de los primeros
lugares en la lista de "sentirse bien" para la mayor parte de la gente. Soú lo piensa que esa
palabra ejerce casi tanta fuerza negativa como "dinero". Tal vez se inicioú con nuestra propia
familia, o quizaú lo hizo con nuestra conflictiva relacioú n de pareja, o con ambas cosas. No
importa. La misma palabra "relacioú n" evoca un punñ ado de anhelos y estremecimientos
mezclados en el mismo suspiro.

Asíú que es razonable (antes de volvemos creadores reflexivos) que cuando tenemos un
rompimiento, nos enfrentemos a esa posibilidad, o incluso si ya hemos pasado por una, la idea
de involucrarnos en otra nueva enredada telaranñ a no siempre nos resulte atractiva. Y sin
embargo, eso es lo que hacemos, nos lanzamos de nuevo a formar otro dueto con el mismo
patroú n, u otro peor. Soú lo cambian los actores.

¡Tenemos que transformar el libreto! Si queremos que sea diferente, lo mismo ahora
que con la proú xima relacioú n, tenemos que verlo y sentirlo de manera diferente. Si queremos
algo diferente, tenemos que cambiar el libreto.

Digamos que tuú te has salido de eso y ahora estaú s viviendo solo. Estaú s disfrutando de
esa rutina que creaste deliberadamente y, por tanto, has decidido que estaú s listo para una nue-
va aventura, con una nueva pareja. Pero, ¿queú es en lo primero que piensas? ¡En la anterior! Y
nueve de cada diez veces, ese pensamiento viene saturado de pesadas vibraciones negativas.
Igual que la atractiva modelo que no podíúa conseguir el tipo de pareja que queríúa, quedas
atrapado de nuevo al estar atrayendo un clon de tu relacioú n anterior, o algo peor.

Tienes que cambiar el libreto y enviar esas vibraciones a las que te has aferrado...
¡Fuera! Tienes que fabricar, de alguú n modo, un sentimiento distinto acerca de tu ex. Si no lo
haces, si sigues aferrado, como si en ello te fuera la vida, a los resentimientos, las furias y los
enojos, tu proú xima relacioú n no podraú ayudarte, sino que seraú del mismo tipo que las anteriores
o incluso peor, porque eú sa es la vibracioú n que estaú s produciendo: resentimientos, furias y
enojos. Lo que tuú vibras es lo que recibes. No puedes vibrar con pensamientos de regreso a
"otra vez lo mismo" y esperar obtener algo totalmente diferente, "mucho mejor".

Esto podríúa no ser una buena noticia para ti; pero las relaciones nunca mueren. Nunca
cesan. En virtud de que los dos (o los tres, o los veinte) han estado juntos en una casa, en una
oficina, en un club, tienen una conexioú n vibraú til que nunca cesa. Asíú que si dejas que uno de
esos lazos siga siendo negativo... bueno, ya sabes el resto. Esa vibracioú n irradiaraú por siempre
de ti buscando otras semejantes. Tal vez viviste con un golpeador, o con un simple
chiflado; si no quieres maú s de lo mismo, tienes que encontrar algo que te guste de ese tipo, algo
que puedas apreciar, para que rompas la conexioú n con sus vibraciones negativas.

De otro modo, sin importar queú tanto esperes entre una pareja y otra, sin importar queú
grado de "curacioú n" pienses que has logrado, atraeraú s las mismas cosas desagradables que no
te gustaban de tu ex, porque sigues enfocado en ellas, protestando por ellas, hablando con tus
amigas de cuaú nto te alegra haberte liberado de ellas, sin mencionar el hecho de que todavíúa
estaú s furioso contigo mismo por haberlas soportado tanto tiempo. Si estaú s pensando en eso, y
sintieú ndolo, estaú s vibrando todavíúa con ello, asíú que eso es lo que vas a atraer.

Lo mismo sucede cuando nos concentramos en culpar a nuestros padres. Obtenemos


aquello en lo que nos enfocamos, asíú de sencillo. Por tanto, es un hecho que si la pasaste mal en
tu infancia y sigues aferrado a esos recuerdos, atraeraú s algo similar en alguú n tipo de relacioú n:
en el matrimonio, con tus vecinos o en el trabajo.

Pero, volvamos a tu actual situacioú n, digamos que estaú s todavíúa involucrado en la


relacioú n, que sigues viviendo o trabajando con un interrogante: si debes seguir ahíú o no. Ahora
es el momento de desviar tu enfoque de las condiciones, preguntarte a ti mismo queú te ha
estado molestando y empezar a revertir esas vibraciones negativas. Eso puede o no modificar
tu actual relacioú n, pero definitivamente desviaraú tu Enfoque del problema, de modo que podraú s
obtener algunas respuestas, porque soú lo puedes obtener respuestas (inspiracioú n, ideas,
etceú tera) cuando desvíúes tu enfoque del problema y te muevas hacia una frecuencia maú s alta.

Asíú que aú malas, lo mismo si merecen tu amor o no; apreú cialas, sin importar queú tan
justificado pueda estar .clavar alfileres en la munñ eca de vuduú que las representa. Rompe la
cadena de atraccioú n negativa, y entonces podraú s encontrar tus respuestas a si debes irte o
quedarte asíú. Y si te vas, no atraeraú s un clon en la misma frecuencia negativa.

CADENA DE DOLOR

Teníúa una amiga que solíúa hablarme, maú s o menos un mes síú y otro 110, desde
diferentes Estados del paíús, para descargar en míú sus problemas, que eran muy graves. La
mayor parte de esto sucedioú antes de que supiera algo sobre absorber -y ser atraíúdo por-las
vibraciones negativas de otra persona. Esta rutina continuoú durante anñ os, una interminable su-
cesioú n de los mismos viejos problemas que se hacíúan cada vez maú s grandes a medida que
pasaba el tiempo.

Con cada llamada telefoú nica me apresuraba a unirme a sus sentimientos negativos,
pensando que con eso la estaba ayudando. Le mostraba mi empatíúa, mi conmiseracioú n,
simpatizaba con ella, hasta que me sentíúa tan mal, que teníúa que salir a caminar y ponerme en
contacto con la naturaleza, para equilibrarme un poco despueú s de colgar.

Sin saberlo, no soú lo estaba fomentando su negatividad, sino que la estaba enganchando
energeú ticamente alrededor de míú. Era horrible y no sabíúa coú mo detenerla; mucho menos decir-
le que ya no me llamara maú s, pues no teníúa el corazoú n para hacerlo. Para empeorar las cosas,
incluso cuando no estaba hablando con ella por teleú fono, la imaginaba en medio de sus
desastres, rodeada de carencias, una bomba de tiempo caminando en espera de explotar en
otro enredado predicamento.

Cuando finalmente tuve la imagen de lo que estaba haciendo en el aú mbito de las


vibraciones para las dos, empeceú a enviarle pensamientos diferentes, imaginaú ndola con
prosperidad, felicidad, alegríúa, etceú tera, aunque, con franqueza, no fue faú cil. Ella no queríúa salir
de su desventura y, seguramente, no queríúa tener nada que ver con mis pinturas y mis pinceles.

Finalmente, un díúa me llamoú , me saltoú un rosario de quejas por estar en desacuerdo


con ella, me llamoú cruel, despiadada, egoíústa y unas cuantas coloridas joyitas maú s, que no me
molestareú en repetir. En cierta manera, teníúa razoú n, ya que yo no estaba dispuesta a unirme
maú s a su cadena de dolor. Teníúa que dejar que se hundiera o me hundiríúa con ella de nuevo,
algo que yo ya no estaba dispuesta a hacer. No he vuelto a saber de ella desde entonces, pero
continuú o vieú ndola dentro del mejor libreto que puedo imaginar. Tal vez alguú n díúa.

Por maú s que lo intentemos, los paquetes de "arreú glalo" no funcionan. Cuando
decidimos que alguien necesita "arreglo" (como lo. estaba haciendo con mi amiga), todo lo que
estamos haciendo es verlos como "mal", transmitieú ndoles maú s energíúa negativa.

En cambio, si podemos encontrar algo -cualquier cosa que apreciar en ellos y


plantamos las semillas para que -germine en ellos un nuevo y potencial crecimiento con
nuestras vibraciones positivas, abriremos la posibilidad de un cambio.

Si quieres ayudar a alguien a salir de su sufrimiento, enviarle un sencillo: "Todo va a


estar bien", generalmente lo tranquilizaraú y le daraú la posibilidad de "sentirse bien" un
momento. Aunque suene excesivamente optimista, es un alivio para ellos y a ti te da un respiro.
Ahora estaú n en un lugar donde puede no aceptar tus pinturas y pinceles. Si eligen no hacerlo,
que asíú sea. Pero unirse a ellos, incluso con compasioú n y de todo corazoú n, soú lo contribuiraú a su
desdicha al magnificar las vibraciones negativas: las de ellos y las tuyas.

Toda persona en este planeta tiene en su interior su propia guíúa para encontrar su
propio camino, si asíú lo elige. Pero algunas veces tenemos que dejar que se hundan si eú sa es su
decisioú n, o nos hundiremos con ellos tambieú n, conectados por medio de vibraciones a su
cadena de dolor.

¿FAMILIA Y ARMONÍA?

Si alguien de tu familia te estaú volviendo loco, tu enfoque no soú lo estaú empeorando el


asunto, sino que estaú afectando todas y cada una de las demaú s aú reas de tu vida. Una vaú lvula
cerrada por un problema con un jovencito es una vaú lvula cerrada a todo en la vida. Una vaú lvula
cerrada por una pareja es una vaú lvula cerrada a la vida. Asíú que, ¿coú mo podemos conseguir que
la gente que vive bajo un mismo techo vaya en la misma direccioú n, incluso por caminos
diferentes? He aquíú lo que una amiga cercana hizo con asombroso eú xito.

Sin entrar en detalles, su adolescente actuaba como catalizador de los sentimientos


negativos de todos los demaú s. La familia entera se estaba desintegrando dolorosamente, por
sus problemas relacionados con las drogas.

Conforme Peg, su madre y amiga míúa, empezoú a involucrarse maú s en la Ley de la


Atraccioú n, intentoú que todos unieran su intencioú n individual hacia una direccioú n maú s enfocada,
en lugar de esparcirla por todos lados. Al principio, a todos les resultoú muy difíúcil porque
manteníúan sus "no quiero" enfocados en el hijo, en lugar de en su propia vaú lvula.

De todos modos, empezaron a realizar reuniones familiares para hablar de sus


"quiero". Como era de esperarse, muchos de los primeros intentos emergieron como una larga
lista de "no quiero" de todos, especialmente del hijo. Pero despueú s -mucho tiempo despueú s-
todos empezaron a contestar sus "quiero" abierta y entusiastamente.
El siguiente paso era llegar a los "por queú ". ¡Bravo! En cuanto lo hicieron, los
verdaderos colores del deseo empezaron a volar. Todos queríúan sentirse mejor de lo que se
estaban sintiendo, asíú que eso se convirtioú en su intento conjunto. A partir de ahíú, los milagros
empezaron a brotar.

Por primera vez, como nunca antes, todos queríúan realmente estar juntos, hacer cosas
juntos, ir a lugares juntos, que seú que cualquier cosa que pase seraú buena". Si alguna vez hubo
un tiempo y un lugar para trabajar en aspectos positivos, ¡es con la familia!

Y hay otra ganancia extra en valorar a los familiares: una vez que tu vaú lvula se haya
abierto, permaneceraú abierta a todo, no soú lo a la familia. Puedes estar con tu pareja, presente o
pasada y, de pronto, ¡obtienes un nuevo empleo! Puedes ser un padre soltero que valora a sus
hijos, y de repente, ¡una nueva pareja, aparece!, puedes estar valorando tu hogar, ¡tus hijos
problemaú ticos cambian su actitud!

Todo es energíúa, todo es vibracioú n que parte de coú mo te estaú s sintiendo. Asíú que escribe
tu nuevo guioú n, no te preocupes de los “cuaú ndo” o los “coú mo”, no importa si todavíúa no ha
sucedido, manteú n tus ojos lejos de la vaú lvula cerrada ajena, y encuentra formas de abrir la tuya.
Antes de que lo sepas, sin importar queú esteú haciendo cualquiera en su casa o en el planeta, tuú
ya no responderaú s. Ahora seraú s un creador consciente.

Soú lo abre tu vaú lvula, ¡NO IMPORTA A QUEÉ ! El resto vendraú por síú solo. Te lo garantizo.
TU CUERPO, VIDA Y
LA LEY DE ATRACCIÓN
Espero haber dejado muy claro, a estas alturas, que no camino sobre el agua, que no
tengo dinero a manos llenas, ni poseo media docena de villas de descanso con vista al mar
Caribe, a las que huyo en uno de mis cuatro Lamborghinis, cuando me canso de mis
propiedades llenas de sirvientes.

¿Ha cambiado mi vida desde que aprendíú a dirigir mi flujo de energíúa?


¡Completamente! Por supuesto que todavíúa tengo una gran cantidad de viejas creencias que
hacen que mis tambaleante balanza se incline hacia un enfoque negativo, sentimientos
negativos, una vaú lvula cerrada y malos estados de aú nimo..., hasta que los descubro y les doy la
vuelta. Algunas veces el proceso es raú pido y electrizante; en otras ocasiones es tan lento, que
parece que pasa una vida entera antes de que logre hablar conmigo misma lo suficiente como
para salir de algo que me deprime.

Hay, sin embargo, un aú rea de mi reciente fluido vital de energíúa que mejoro
extraordinariamente aplicando los principios de la Ley de Atraccioú n que me ha proporcionado
un placer mayor que la libertad del dinero, o las otras mejoras de mi bienestar, y que es mi
cuerpo. Antes de conocer todo lo expuesto en estos capíútulos, me encontraba en mi peor etapa
de sentirme víúctima, teníúa la espalda terriblemente mal. Algunas veces no podíúa levantarme de
la cama en toda una semana. Otras ocasiones los espasmos que me daban eran tan
intensamente dolorosos, que lanzaba gritos que se podíúan escuchar en el Estado vecino.
Aunque lograba meterme en el auto y llegar de alguú n modo al trabajo, pasaba el díúa de pie, o
arrodillada ante mi escritorio, porque sentarme resultaba demasiado doloroso.

Tan pronto como empeceú a tener bajo control ese desastre, mediante una estricta
rutina de ejercicios, me lanceú a visitar a innumerables doctores para averiguar por queú mi
corazoú n bailaba la rumba todo el díúa, en lugar de bailar un tranquilo vals. Un doctor,
especialista en medicina, holíústica, finalmente me diagnosticoú un severo caso de hipoglucemia
(bajo contenido de azuú car en la sangre) "probablemente producido por estreú s". Un diagnoú stico
ligeramente limitado en comparacioú n con la verdad.

No me encontraba en buena condicioú n fíúsica, emocional, mental, ni espiritual. Nada


estaba funcionando excepto el hecho de que me manteníúa sobria, no podíúa encontrar direc cioú n
espiritual, aunque en ello me fuera la vida. Y eso era lo que casi me estaba matando. Estaba en
serios problemas.

Despueú s, eran mis articulaciones las que no queríúan moverse; teníúa exceso de peso,
falta de energíúa, mala vista, mala dentadura y mi cabello me estaba diciendo adioú s; todas eran
senñ ales de..., ¿de queú ? ¿Del envejecimiento normal? No, todo eran signos seguros de una vida
que se estaba viviendo con una vaú lvula mucho maú s cerrada que abierta, que estaba maú s
desconectada que conectada a mi Fuente de energíúa; una vida que proyectaba mucho maú s
vibraciones negativas que positivas, aunque, no obstante, tambieú n eran senñ ales de
envejecimiento.

Pero, ¿por queú me habíúa cerrado de ese modo? ¿De doú nde veníúa toda esa negatividad
que se habíúa vuelto tan destructiva para mi cuerpo? Yo no era un ogro odioso, ni una persona
cruel y malvada que llevaba mi negatividad pegada a míú. En realidad, habíúa crecido en un
ambiente comuú n de una familia disfuncional de clase media alta. Habíúa hecho todas las cosas
correctas, habíúa ido a los colegios correctos, habíúa usado la ropa correcta, habíúa tenido los
empleos correctos y vivido en los lugares correctos, todo ello con infalible actitud agradable y
las sonrisas oportunas en mi rostro. Sin embargo, ese tono baú sico de negatividad "normal" era
mi companñ ero constante y cuanto maú s pasaban los anñ os, maú s florecíúa.

¿Algunas veces me habíúa divertido? ¿Algunas veces habíúa sido feliz? ¡Nunca!, ni en un
milloú n de anñ os; sin embargo, no me hubiera considerado una persona negativa, como tampoco
lo hacíúan mis amigos. Por el contrario, me consideraban como la personificacioú n misma del
optimismo y la alegríúa. Y sin embargo, siempre estaba preocupada por todo. Con una sonrisa
forzada en el rostro y una palabra amable siempre en mis labios, mi enfoque constante era en
las carencias, tanto en las propias como en las ajenas. Al igual que sucedíúa con todas las
personas que conocíúa.

Ahora, despueú s de varios anñ os de trabajar con la Ley de la Atraccioú n, nunca me he visto
mejor, me he sentido mejor, me he movido mejor o he estado mejor. Ni siquiera cuando era
adolescente teníúa esta fortaleza, y tendríúa yo que retroceder hasta otra vida, en la que no estoy
segura de querer hurgar, para encontrar este tipo de pasioú n por la existencia y por vivir.

El temor rara vez visita mi mundo. Ni siquiera lo hacen la preocupacioú n y la angustia. El


dinero llega faú cilmente la mayor parte del tiempo. (¿Pensaste que yo era una profesional en
esto? ¡Debes estar bromeando!). Las nuevas ideas abundan. El trabajo se realiza con alegríúa y
facilidad. Estoy haciendo lo que quiero hacer, cuando quiero hacerlo..., en su mayor parte. Los
ataques de enfoque negativo son breves o duran el tiempo que quiero tenerlos. Una sucesioú n
continua de díúas extraordinariamente felices ha sido disenñ ada por míú. Y ¿queú se deriva de todo
esto? ¡Ah, mi asombrosa buena salud!

NUESTRA DECISIVA LÍNEA DE LA VIDA

En estos tiempos, casi todo el mundo sabe que el estado de salud física está
íntimamente relacionado con el estado de salud mental. ¡Hasta los meú dicos empiezan a
afirmarlo! Los cientíúficos someten a ratones a un exceso de estreú s y despueú s observan coú mo, se
desarrollan en ellos ceú lulas cancerosas. Privan a un chimpanceú bebeú del pecho de su madre y
observan coú mo su cuerpo genera diabetes. Toda la comunidad cientíúfica/meú dica sabe
perfectamente que hay alguú n tipo de unioú n entre la mente y el cuerpo, soú lo que no estaú n
seguros de cuaú l es..., todavíúa. Y vaya que se van a llevar una sorpresa cuando descubran que no
es otra cosa maú s que nuestra propia energía.

La enfermedad, en cualquiera de sus formas, no es más que nuestra energía negativa que
sofoca buena parte de nuestro flujo de vida -esas altas frecuencias que son nuestro estado natural
lo cual se convierte en daño celular. Las culturas orientales afirman que los desbalanceos de
energíúa (el Ky) son la causa de la mayoríúa de las enfermedades, siendo provocado este
desbalanceo por nosotros mismos por nuestros estilos de pensar, sentir y de vivir.
¡Oh!, por supuesto, siempre estamos unidos energeú ticamente, cuando menos por un
hilo, a esa fuerza de vida, o no estaríúamos ya aquíú. Pero una cuerda muy tensa (vaú lvula cerrada)
y otra vaú lvula abierta que nos hace sentir bien porque permite que la energíúa de la fuerza vital
fluya libremente a traveú s de nosotros, son dos cosas muy diferentes. Una mantiene al cuer po
hambriento de su natural fuerza vital y de la energíúa que da vida, mientras que la otra lo
alimenta. Se deduce, entonces, que si se mantiene un estado de vibración más alto que el usual, y
de forma regular, la enfermedad simplemente no se puede presentar ni se puede mantener. Sería
imposible.

Despueú s de todo, el cuerpo no está separado del universo, asíú que cuando tenemos un
pensamiento, las vibraciones corren por todo el cuerpo, al igual que por todo lo demaú s. Esto lo
afirma Deepak Chopra quieú n afirma que el cerebro no es la uú nica parte del cuerpo que guarda
informacioú n, cada una de nuestras celular sabe coú mo nos sentimos, que nos sucede y han
aprendioú a coú mo reaccionar a eventos externos. Si esas vibraciones estaú n en armoníúa con la
programacioú n intríúnseca de tu cuerpo, que incluye el bienestar (la vaú lvula abierta de "sentirte
bien"), entonces las ceú lulas sobreviven.

Pero si estamos produciendo energíúa negativa, las ceú lulas no pueden permanecer lo
suficientemente fuertes como para realizar su trabajo. Todo lo que tienen para nutrirse son los
alimentos fíúsicos que ingerimos, yeso no es suficiente para mantenerlas funcionando. Sin la
fuerza vital de la energíúa de alta frecuencia que necesitan para sobrevivir, en el curso del tiem-
po se debilitaraú n y moriraú n antes de tiempo, porque ya no podraú n renovarse normalmente, ni
sostener una vida saludable.

La enfermedad existe sólo por una razón: alguien ha emitido más energía de baja
frecuencia que de alta. Lo cual, desde luego, es la razoú n de que exista tanta enfermedad. Busca
a una persona que generalmente sea feliz, que continuamente esteú motivando un estado de
aú nimo elevado y liberaú ndose de emociones negativas, y encontraraú s a una persona saludable.
¡Siempre! La gente que está enferma se ha aislado de algún modo de su línea de la vida. Esto
puede no resultar muy evidente al exterior, pero de una manera u otra, han cerrado su
válvula a la fuente de energía, mediante la preocupación, la culpabilidad o cualquier otra
cosa.

La gente enferma estaú mal informada, como todos nosotros. Pueden ser ciudadanos
devotamente religiosos, honestos y valiosos, pueden ser amigos queridos y dignos de confianza,
pero si no están permitiendo que fluya suficiente cantidad de su propia energía positiva hacia sus
vidas, no están dando paso a la vida. De hecho, sin excepción, la enfermedad es el rechazo de
esa energía más elevada y la manifestación final de una emoción negativa interminable
de uno mismo.

SI ESTÁS ENFERMO

Si actualmente padeces una enfermedad, entonces yo te recomendaríúa que sigas con tu


doctor, que continuú es con tu tratamiento, y con todo lo que indica tu programa de
recuperacioú n, ya que hay una manifestacioú n de enfermedad en el plano fíúsico que hay que curar
tambieú n en el plano fíúsico. Las tarea pendiente ya que, sin duda alguna, ahíú comenzoú tu
enfermedad, es donde estaú n tus creencias. Pero no tiene sentido revolver las aguas hasta que
nuevas creencias y nuevos cambios de vibracioú n se encuentren ocupando con fuerza su lugar.

Por siglos nos hemos aferrado a la doctrina de que causa y origen de TODO esta fuera
de nosotros, para que se entienda claro todo es que pensamos que la oportunidades, la riqueza,
la felicidad, el amor, ganar dinero, bueno hasta Dios esta fuera, esta estructura de pensamiento
de estar enfocados hacia el exterior, es la causa de tan pobre valoracioú n nuestra como seres
humanos, carentes del poder para cambiar lo que vivimos en el exterior, dependientes soú lo de
algo que estaú fuera de nosotros mismos puede mejorarnos, asíú que hasta que aprendamos a
sobreponernos a esta arcaica y tonta creencia limitante, no soú lo mejoraraú nuestra autoestima,
sino que encontremos la conexioú n a nuestro guíúa interior a Dios dentro de ti. Esto por si soú lo
desde luego que provoca transformaciones en la vida de cualquiera que lo acepte. La ley de
atraccioú n es parte de este mecanismo que no tiene que ver con religioú n, sino con la energíúa con
la que funciona tan perfectamente el Universo, y Tuú eres parte de eú l, si no lo sabes en tu cuerpo
hay polvo de estrellas, ¡eres parte de esta maú gica creacioú n¡ No estas aquíú por casualidad, ni
para sufrir, síú crees eso adelante, nada lo impide que lo logres, pero si estas leyendo este
material es porque algo dentro de ti te ha atraíúdo a leer esto, evita pensar en la suerte la
coincidencia, somos seres creadores reflexivos y este material pretende que entendamos coú mo
usarlo.
Regresando especíúficamente al tema de salud nuestra vieja forma de pensar en
exteriores, te indica que vayas a buscar asistencia meú dica, y despueú s que una medicina te cure;
esto puede ofrecer posiblemente una cierta medida de recuperacioú n. Esa recuperacioú n puede
ser míúnima o inestable, en el mejor de los casos, porque si los pensamientos y el flujo de
energíúa no cambian, la enfermedad original, o algo peor, regresaraú . Le doy gracias a Dios de ser
testigo de recuperaciones de personas que yo he visto que trascendieron a los maú s pesimistas
diagnoú sticos meú dicos, oú dejar de usar lentes por propia voluntad despueú s de 30 anñ os de
usarlos, me consta. Si quieres ahondar en el tema te recomiendo “Curacioú n Cuaú ntica de Deepak
Chopra, oú “Mente sin tiempo, cuerpos sin edad” del mismo autor y tambieú n el celebre libro de
Louise H. Hay “Tu puedes cambiar tu vida”. Pero por ahora, sigue con tu doctor.

Grábatelo por favor. No nacimos para enfermarnos no se infelices, esto es otra vieja
creencia limitante; estamos disenñ ados para vivir 106 anñ os en condiciones de funcionalidad
aceptables, envejeciendo 1% a partir de los 30 anñ os como lo expone Deepak Chopra. Pero las
estadíústicas demuestran que el mayor nuú mero de infartos ocurre entre los 50 y 54 anñ os ¡esto es
media vida del disenñ o! Ni siquiera es en las etapas altas de vejez. Ya te imaginaras la respuesta:
Algo tiene que ver con la satisfaccioú n y logros de media vida. Es resultado de lo que hemos
hecho con nuestra libre decisioú n de vida y desde luego la baja energíúa vibracional.

Si durante la primera parte de nuestras vidas hemos vivido como nuestro exterior nos
dijo, (familia, escuela, religioú n, amigos, vecinos, sociedad, etc...) ¿No crees que ahora tenemos la
oportunidad conciente y el derecho de vivir como queramos para lograr una vida maú s plena?.
No lo tomes como un dogma de mi parte, pero……. ¿y que tal si la promesa de un cambio
interno te trae otra vida?, al menos yo en tuú lugar lo intentaríúa, por que no hay nada que perder,
maú s que cosas viejas y si mucho por ganar, demasiadas. La razón más poderosa de no lograrlo,
no es por lo que nos falta saber, sino por nuestras viejas creencias que no podemos dejar.

Sin embargo si estaú s enfermo, te pido que trates de aceptar desde de lo maú s profundo
de tu ser que toda enfermedad es reversible. Aunque probablemente no hay tarea maú s difíúcil en
este mundo que tratar de sentirte con el aú nimo elevado cuando estaú s fíúsicamente mal, no soú lo
es posible, si no que se ha hecho muchas, muchas veces.

Norman Cousins lo hizo. El un famoso editor de libros americano, que estaba muriendo
de caú ncer, declaroú : "No puedo negar que me estoy yendo", y decidioú pasar el tiempo riendo
constantemente. Sabíúa instintivamente que si lograba revertir las frecuencias en su cuerpo,
eú ste se curaríúa por síú mismo. Asíú que, desde su cama de hospital, vio soú lo pelíúculas divertidas,
soú lo leyoú libros graciosos, pidioú a sus amigos que le contaran chistes y asíú se curoú solo,
completamente, del caú ncer que habíúa invadido a su cuerpo. Entonces escribioú un libro acerca
de ello. Tengo que reconoceú rselo. Es un alma comprometida... y un maestro.

La recuperacioú n de Cousins es un ejemplo de primer orden de lo que estamos hablando


aquíú: que no son nuestros genes, nuestros haú bitos sexuales, ni de la ingesta de carnes malas, ni
siquiera de nuestra exposicioú n a la infeccioú n, la raíúz de nuestra enfermedad. Una persona
conectada, que fluye energíúa de fuerza vital a traveú s de su cuerpo, nunca, jamaú s, puede ser
afectada por esas cosas. Lo que causa la enfermedad es el cuerpo exaú nime, el rechazo a la
Fuente de la energíúa vital, tan decisiva para la salud y el bienestar.

Ahora, obviamente, la cosa maú s espontaú nea que hacemos cuando nos ataca una
enfermedad, sobre todo alguna que consideramos grave, es lanzarnos a la accioú n, correr a un
doctor y no apartar en ninguú n momento nuestro pensamiento de esa condicioú n. Estamos
asustados y, desde luego, asíú es como reaccionamos. Y sin embargo, con nuestro constante
enfoque negativo en la enfermedad, nos estamos alejando del ingrediente más importante de que
disponemos para invertir la mala condición: el poder curativo de nuestras frecuencias más
elevadas.

COCINAR LIGERO/COCINAR PESADO

Ninguna enfermedad o accidente sucede de la noche a la mañana. Si ya se que tu


costumbre de ver todo como fortuito oú coincidencia no te permite ver de entrada que las
adversidades toman alguú n tiempo para "cocinarse", usualmente varios anñ os, en los que tu
energíúa, maú s baja que alta, es sin duda la causa maú s difíúcil de asimilar de lo que estaú s viviendo
ahora, ¡no existe otra explicación en este mundo para lo que te ocurre!

Si, por ejemplo, has tenido un serio accidente, no sucedioú de pronto, ni salioú de la nada.
Si analizas los anñ os anteriores, ¿podríúas decir que tu patroú n de pensamiento ha ido siempre
hacia las bajas frecuencias: enojo con la familia, circunstancias desagradables, deseo doloroso
de ser aceptado, temor al fracaso, culpabilidad, preocupacioú n por las finanzas, culpa oculta
sobre lo que sea? Tuvo que ser asíú, o de otra manera no habrías tenido el accidente. Ese impulso
negativo se construye a lo largo del tiempo hasta que finalmente entras en el tornado
creado por ti mismo, con alguien más que ha afinado su diapasón en la misma forma que
tú. Y los dos se atraen, hasta que chocan.

La energía de baja frecuencia es la causa; el daño al cuerpo -ya sea por accidente o
por enfermedad- es la consecuencia, lo mismo si se ha estado forjando durante unas cuantas
semanas, que durante varias décadas. Y entonces, estaú el asunto de la intensidad. La gente que
conoce de magnetismo lo explica de esta manera: Tiene el mismo efecto un baja intensidad de
energíúa por largo tiempo que una alta en un corto períúodo es simplemente jugar con las dos
variables: tiempo e intensidad. Asíú es que un mal caraú cter, una inconformidad continua, tibia,
una negatividad durante un periodo de anñ os sigue siendo una vibracioú n negativa, que tu
cuerpo responde a ella en la misma forma, con un problema benigno, tibio, sin grandes
tragedias pero no logras tener el ingreso que desearíúas, las vacaciones que quieres oú necesitas
no las puedes tener oú pagar, el puesto que deseas se lo dan a otra persona, maltrataron tu aú rbol
a la entrada de tu propiedad, etc…. Pero por la misma razoú n, un gran fluido negativo de tu
energíúa, al paso de los anñ os (o de los meses) un díúa produciraú una grave enfermedad o un
accidente de tamanñ o considerable. Pero, sin importar cuaú l pueda ser el problema fíúsico, sino
que es el resultado de un exceso de vibraciones del cuerpo, un resultado que puede deshacerse
mucho maú s raú pidamente de lo que se tardoú en crearlo.

ENGAÑA AL ADULTO

Para eliminar la enfermedad, una vez maú s nos inclinamos hacia formas ingeniosas de
convencer a la mente de que cree las vibraciones maú s altas que se requieren, para que las
ceú lulas empiecen su proceso de regeneracioú n. Esto no es un cuú ralo todo, nada lo es, porque soú lo
un cambio total en la energíúa traeraú esa transformacioú n. EÉ sta es soú lo una teú cnica que puede
llegar a hacer maravillas.

Esta estrategia se parece mucho a la de escribir un nuevo libreto; pero con algunos
cambios importantes que deben anñ adirse para deshacernos de viejas creencias ya caducas.
Vamos a jugar un juego de ninñ os llamado "Pretendamos" y yo te prometo que si te entregas a eú l
de corazoú n y juegas de principio a fin, tu vaú lvula se abriraú . Muy bien; aquíú estaú la primera parte.
Pretendamos, primera parte: "Queú tal si... "
Ante todo, pon en tu rostro la sonrisa de listo-para-empezar; de ahíú, debes pasar a tu
sonrisa gentil interna. Una vez que hayas logrado eso, trata de llegar a la parte de ti que si gue
siendo ninñ o, porque el juego que vamos a realizar es el de "queú tal si".
"¿Queú tal si hiciera esto...?".
"¿Queú tal me iríúa si...?".
"¿Coú mo jugaríúa yo si...?". ¿Si queú ?
...si estuviera tan sano como un caballo.
...si fuera joven y muy apuesto.
.. .si fuera el joven travieso y bullanguero que solíúa ser, o que quisiera ser.
...si tuviera tres deseos y pudiera hacer lo que quisiera y tener cualquier cosa que
quisiera.

Meú tete de lleno en el juego y víúvelo tanto como puedas, hasta seeentir que la diversioú n
y el entusiasmo fluyen a traveú s de ti. (Si te estaú s sintiendo como un tonto, es un buen indicio de
que estaú s atorado en una ríúgida imagen adulta, lo que significa generalmente vibraciones
negativas).

Pretendamos, segunda parte: "Volvamos a cuando... "


Ahora, vuelve en tu mente (y en tus sentimientos), a alguna eú poca real en la que,
sinceramente, estabas vibrando saludablemente y feliz, y a los sentimientos positivos que la ca-
racterizaban. Tal vez sea jugar fuú tbol despueú s de la escuela, o pertenecer a la porra de la
escuela secundaria. Quizaú sea vagabundear en el verano, junto a un tranquilo arroyuelo,
recolectando berros, paseando en bicicleta con los amigos por tu colonia, o jugueteando en la
paja con tu primer amor, bajo la luna, en tiempo de cosecha. Lo que sea, son tiempos a los que
puedes volver hacia los sentimientos felices que teníúas entonces.

Pretendamos, tercera parte: "Mezclándose juntos”


Y ahora, pongamos juntas ambas cosas. Salta de un lado a otro entre los dos
sentimientos; de manera gradual, alterna tu "Queú tal si" y tu: "Volvamos a cuando", en un solo
sentimiento. Deú jalos fluir juntos en una agradable sinfoníúa de vibraciones, hasta que los
luminosos sentimientos de "Volvamos a cuando" se mezclen a los resultados deseados de "Queú
tal si" y se conviertan en un solo sentimiento de felicidad, de recuerdos placenteros. Lo que es
maú s importante: ¡ahora son un resultado!

No puedes estar pensando que no deseas tu enfermedad y esperar abrir tu vaú lvula
hacia el bienestar al mismo tiempo; como tampoco puedes ver que no tienes suficiente dinero
y sentirte bien al respecto. Tiene que ser una u otra: vaú lvula abierta o vaú lvula cerrada. Sentirte
bien y permitir que la fuerza de vida fluya a traveú s de ti para llevarte al alivio, o continuar con
la fuerza disminuida de vida y perpetuar la enfermedad. El caú ncer nunca ha sido causa de
muerte para el cuerpo; pero cortar la fuerza de vida por medio del temor, la furia, la cul-
pabilidad o cualquier otra vibracioú n negativa, lo haraú todo el tiempo.

Si te lo permites a ti mismo, juega realmente a: "Queú tal si" y "Volvamos a cuando" y


deja de ser ese solemne y estirado adulto, y alcanzaraú s los sentimientos necesarios para iniciar
cambios en tu cuerpo. En el momento en que lo hagas, en el momento en que te sieeentas tan
saludable como solíúas ser, o como quieres ser, y lo sientas hasta la profundidad de tu ser, lanza
toda una nueva creacioú n de ti hacia ese tiempo que existe ahora en un remolino de
pensamientos, tan cierto como un aú rbol que se yergue en el bosque. Quizaú no esteú s en el
bosque para verlo, pero el aú rbol estaú ahíú. Sabes que estaú s ahíú, ahora ya no lo ignoras.

Ve con frecuencia a ese lugar de pensamiento para verificar el aspecto de ese nuevo
cuerpo que has creado. Lleva contigo los sentimientos surgidos de tus juegos. Con esos
resplandecientes sentimientos en su lugar, deslíúzate hacia tu nuevo cuerpo para verificar su
forma, coú mo funciona, coú mo se siente, coú mo trabaja, hasta coú mo huele. Intenta y sieeente.

Si padeces alguú n dolor, espera el momento en que el dolor haya disminuido y despueú s
entra al mundo curativo de "Pretendamos". Ve a eú l con tanta frecuencia como puedas. Entonces,
sal de tu propio camino, lo que significa que habraú s de mantener tu enfoque lejos de lo que no
ha sucedido toda víúa, y deja que el universo haga su parte.

CAMBIA TU APARIENCIA

Unos amigos me preguntaron (como sucede casi siempre) coú mo llegar a ese lugar del
sentimiento de "estar delgado", cuando puedes ver claramente que estaú s gordo. Fue otro caso
de "pretendamos", sabiendo que no puedes pensarte delgado -mucho menos llegar ahíú-cuando
te estaú s sintiendo gordo. Una amiga habíúa querido perder demasiados kilos, hizo todas las
acostumbradas dietas y bajoú , pero volvioú a recuperar su antiguo peso varias veces, como nos ha
pasado a todos los que hacemos dietas. Finalmente, entroú en un programa de visualizacioú n,
pues le parecioú una buena idea; pero no llegoú a ninguna parte, hasta que decidioú poner algo de
emocioú n detraú s de las imaú genes. Entonces empezaron a suceder todo tipo de cosas.

Ante todo, se le ocurrioú la idea de realizar ejercicios en el gimnasio. Fue un buen


comienzo, pero le asombroú descubrir que no podíúa siquiera fingir el deseo de ir al gimnasio en
tanto se permitiera a síú misma sentirse gorda. Lo que era maú s importante, descubrioú , que en
tanto se enfocaba en su peso, cualquier idea de cenñ irse a una dieta, despueú s de perder los
primeros kilos, era desechada. Asíú que volvioú a las visualizaciones y a los juegos de "pretender".
Al principio, casi se habíúa obligado a síú misma en forma agresiva a seeentir el peso en el que
queríúa estar. Funcionoú . En tanto continuoú pretendiendo que era delgada, y se sintioú delgada y
mantuvo alejado su enfoque del sentimiento de gordura, pudo seguir con su dieta, no
demasiado estricta, con relativa facilidad y dejoú de luchar consigo misma para ir al gimnasio.
No seú cuaú l era su peso antes, pero esta encantadora jovencita era la imagen perfecta de una
talla 12 cuando la conocíú.

Este no es un simple" querer" estar delgada o bien. No se puede simplemente querer y


esperar que suceda. Se trata de volver a enfocar, y volver a sentir constantemente. Tu cuerpo
responderaú a la imagen que le des, siempre y cuando vaya acompanñ ada del sentimiento
adecuado: gordo o delgado, enfermo o saludable.

El secreto para revertir cualquier cosa dentro del cuerpo es desviar tu enfoque de lo
que no quieres, encontrar la forma de poder introducirte en el sentimiento de lo que quieres, y
saber con certeza que las leyes del universo estaú n funcionando, y que deben llevar la visioú n
sentida a la realidad, siempre y cuando tuú no la aplastes.

LO QUE ESTÁ MAL, NUNCA ESTÁ BIEN

No tiene sentido realmente mantenerte alejado de los meú dicos, si tus creencias dicen
que los meú dicos funcionan. Aunque yo le he dado un giro completo de manera draú stica a la
salud y a la forma de mi cuerpo, seú lo que mi mente permite o no en este momento; asíú que
todavíúa hago visitas ocasionales a un meú dico, o a un dentista. Pero piensa en esto un minuto:
¿para queú se preparan los meú dicos? ¿Para curarte? Por supuesto, eú se es el objetivo, tan pronto
como descubren lo que estaú mal en ti.

"Lo que está mal" es su negocio, su razón de ser. Síú, quieren ayudar, pero si no
encuentran algo malo, ¿cómo pueden, ayudarte? Puesto que lo que estaú n buscando es "lo que
está mal" -y es lo que tú esperas que encuentren- eso es precisamente lo que ellos -y tú- van a
atraer: algo que está mal. ¿No has notado que con los meú dicos siempre estamos a punto de
contraer algo, o tenemos ya un pie en la tumba? Somos o precancerosos, o no tenemos la
menor posibilidad de salvacioú n. No estoy atacando a la profesioú n meú dica; son un enorme y
formidable grupo, que precisamente ahora estaú empezando a entender el proceso de la manera
adecuada, muy lentamente por desgracia. Pero no debemos unirnos a ellos en atraer más de lo
que queremos deshacernos, y, sin duda, no tenemos que visitarlos con ese temor que cierra
nuestras vaú lvulas.

Si a ti te han dicho que estaú s en alguú n tipo de "pre" condicioú n, y eso te ha asustado
mucho, tranquilíúzate y echa una mirada a lo que estaú s creando. Has cerrado tu vaú lvula al vol -
verte temeroso; estaú s atrayendo cosas en forma negativa y ahora vas directamente hacia el
inevitable cumplimiento del dictamen del meú dico. Todo meú dico que se encuentra en la faz de
este planeta sabe que la enfermedad remonta, una vez que se da 'el diagnoú stico. ¡Imagíúnate!

De todas maneras, acude a tu meú dico, pero vigila tus reacciones, tus temores, tus
creencias, tu negativa, lo que significa que vigiles tu válvula. Haz a un lado el diagnóstico de las
enfermedades llamadas incurables, junto con todas las otras estadísticas lúgubres que existen
sobre la enfermedad. De esta forma, puedes recurrir a tu médico como un medio para llegar al fin
que deseas, en lugar de hacerlo la causa de que tus temores se agudicen.

LA MUERTE ES UNA BROMA

Hemos estado hablando mucho acerca de la auteú ntica energíúa positiva que crea
universos, la energíúa a la cual siempre estamos conectados, pero que rara vez estaú abierta. Si
nuestro cuerpo es una extensioú n de esa fuerza de vida baú sica, entonces, ¿por queú morimos?
Supongamos que eres un actor y que estaú s en el escenario, vestido para el papel que
vas a representar, y experimentas la diversioú n de ser un personaje en la obra. Cuando eú sta ter-
mina, dejas el atuendo y el personaje a un lado, pero sigues siendo tuú .

Lo mismo sucede con tu Yo expandido. Estaú aquíú, actuando con un cuerpo (el tuyo) por
la mera experiencia de hacerlo, por aprendizaje, por diversioú n. Cuando se canse, haraú otra cosa;
pero no se extinguiraú como una vela. No puede. Es energíúa pura y la energíúa no se apaga de un
soplido.
¡Ah! pero la energíúa maú s negativa tampoco puede ser aplastada, aun cuando nuestras
vibraciones negativas síú pueden aplastar a las ceú lulas fíúsicas, una praú ctica que permitimos con
asombrosa vitalidad. Enfocar con temor una condicioú n del cuerpo que no queremos, reduce tan
draú sticamente nuestra unioú n con esa energíúa maú s grande que realmente somos y la comprime
a tal punto, que las ceú lulas empiezan a encogerse por falta de energíúa de vida. El cuerpo se
reduce entonces a condiciones de escasa supervivencia, hasta que por fin muere debido a la
sofocacioú n implacable de sus ceú lulas. Pero soú lo el cuerpo muere, no la fuerza de vida que eres
tuú .

En ese estado de sofocacioú n, las pobres ceú lulas, que deben recibir un constante
abastecimiento de fuerza de vida, se ven obligadas a responder de manera diferente a las
vibraciones negativas que recorren todo el cuerpo. Como su propio bienestar ha sido
comprometido por la falta de esa energíúa fundamental, tus ceú lulas no tienen otra alternativa
que dar paso a la enfermedad. Si continuú a la reduccioú n de la fuerza de vida, las ceú lulas ya no
pueden reproducirse a síú mismas. En ese momento termina su existencia fíúsica, y simplemente
se reciclan para convertirse de nuevo en la energíúa positiva pura, de bienestar, de donde
provienen. Tuú haces lo mismo.

A eso es a lo que llamamos muerte, pero lo uú nico que deja de existir es tu presencia. No
tuú .
En la actualidad, los cientíúficos saben que el cuerpo puede continuar con vida muchos
maú s anñ os de los que vive ahora. Sin embargo, a pesar de los increíúbles instrumentos que exis-
ten para lograrlo, ninguno de ellos tendraú eú xito si no hay combustible: asíú que si alguien ha
perdido el entusiasmo por la vida, y la energíúa deja de fluir a traveú s de eú l, ocurriraú lo que
llamamos muerte. Pero soú lo se moriraú tu cuerpo fíúsico.

No es el humo contaminado de los cigarrillos lo que te mata, sino el rechazo a la línea de


la vida.
No es el ataque al corazón lo que te mata; es el rechazo de vida que causó el ataque.

Deja que esa fuerza de vida fluya a traveú s de todas tus ceú lulas, de manera libre y
constante, sin restricciones ni limitaciones, y podraú s beber cianuro todos los díúas en el
desayuno sin que siquiera te deú hipo.

Asíú que, ¿no es interesante que el mayor temor con el que continuamos vibrando, y que
reservamos para seguir vibrando todavíúa maú s, sea el temor a la muerte? El temor a la muerte
es una deplorable respuesta aprendida, que adquirimos hace mucho tiempo de un punñ ado de
fanaú ticos hambrientos de poder, religiosos y no religiosos, que queríúan jugar el juego de
"controlemos a las masas", y lo hicieron en forma brillante. Haz que un punñ ado de gente tema
algo, como la muerte, y las tendraú s comiendo de la palma de tu mano donde tuú quieras.

Así es como surgieron todos esos mitos sobre los demonios, el mal, el infierno y un gran
juez en lo alto del cielo, que se vale del temor como un medio de control . Pero, puesto que la
energíúa no puede morir y, sin duda alguna, todos nosotros estamos hechos de energíúa, el temor
a la muerte no es maú s que un monumental desperdicio de tiempo, que soú lo evoca ener gíúa
negativa. Lo triste del caso es que nos han ensenñ ado con tanta habilidad a temer a la muerte,
que hemos olvidado por completo coú mo vivir.

Sin embargo, aun cuando al morir cambias de haú bitos, lo que sucede no es maú s que el
abandono del ser fíúsico, una desconexioú n del cuerpo; el "Tuú " que eres, nunca se retira. Esa
parte de ti estaú conectada por siempre y para siempre a la percepcioú n consciente, eterna: Tuú .

Así que eso que llamamos erróneamente muerte, es un simple cambio de enfoque,
un bip que indica un cambio de una frecuencia a otra. ¿Volvereú a ser Juan Peú rez otra vez? No,
¿y te gustaríúa serlo?; pero no cesas de existir. ¡No puedes hacerlo! Tuú eres la energíúa continua
de vida que anda saltando por aquíú ahora, en este particular campo de juego. Tuú eres la energíúa
positiva pura del bienestar ¡y no puedes matar la energíúa!

La importancia de que te deshagas de este temor no es poca, porque aun si logramos


cambiar todos los "no quiero" por "quiero", pero dejamos esa sola espina llamada muerte cla-
vada en nuestro costado, tendremos todavíúa una vibracioú n de temor que afecta todo, lo que
traeraú consigo un pesado ascenso, cuesta arriba, hacia una salud oú ptima.

La forma más fácil de obtener esa salud es dejar de temer a ese mito atroz creado
por el hombre, y concentrarnos totalmente en elevar nuestras frecuencias hacia la parte
más grande de nuestro ser, que es la esencia misma de todo lo que existe. Entonces aquíú, en
nuestro pequenñ o mundo, tendríúamos todo lo que pudieú ramos anhelar del cielo, precisamente
como era la intencioú n original.

TODO ES UNA CO-CREACIÓN

Hace muchos anñ os, la madre de una de mis maú s íúntimas amigas se matoú en un absurdo
accidente automovilíústico. Cuando se dirigíúa junto con su esposo hacia un puente que habíúa en
la autopista, alguú n muchacho irresponsable arrojoú una enorme piedra desde lo alto del puente.
La piedra chocoú contra el parabrisas y cayoú sobre el asiento del pasajero, matando en forma
instantaú nea a la senñ ora T. Parece una de esas terribles coincidencias, ¿no es asíú? Mala suerte.
Un mal tiro de dados. No, nada de eso. Fue una co-creación.

En primer lugar, si la senñ ora T o su esposo hubieran estado mejor conectados con su
guíúa, habríúan tomado otra ruta, se habríúan ido maú s tarde o no habríúan hecho el viaje.

En segundo lugar, y lo maú s importante, es que no fue un suceso instantaú neo. Como
cualquier otro accidente, enfermedad o calamidad, las vibraciones se habíúan estado
preparando desde largo tiempo atraú s. La senñ ora T habíúa estado funcionando con una vaú lvula
cerrada durante muchos anñ os, sonriendo dulcemente y hablando en forma agradable, y sin
embargo, estaba profundamente resentida con lo que le habíúa tocado en la vida. Era una
víúctima ejemplar con una fuerte resistencia al flujo de bienestar, durante mucho tiempo, de
igual manera que su joven verdugo.

¿De quieú n era la vibracioú n responsable de lo sucedido? ¿Era de los muchos anñ os de
pesimismo oculto de la senñ ora T? ¿O era del muchacho? Como siempre, en cualquier accidente,
fueron las vibraciones de la senñ ora T las que acabaron con ella, pero aun asíú, fue una co-
creacioú n. Ella estaba sintonizada en una frecuencia en particular y atrayendo todo lo que tenía
una vibración similar, que, en este caso, no le fue muy favorable. Es fíúsica elemental; tuú tocas un
diapasoú n y todos los demaú s diapasones que esteú n en el mismo tono responden.

Digamos que en una escala del uno al diez -con el diez para una vaú lvula completamente
abierta-la vida de preocupacioú n de la senñ ora T le habíúa causado vibrar emocionalmente en un
destructivo cuatro durante alguú n tiempo. Por otra parte, el chico, como joven que era, teníúa soú lo
unos cuantos anñ os de sentirse inferior a sus companñ eros y estaba enojado con la vida. Sin em-
bargo, eran tan fuertes sus sentimientos -y, por tanto, su atraccioú n magneú tica- que eú l tambieú n
habíúa alcanzado el destructivo nivel cuatro. Su ruta estaba trazada. Tarde o temprano iba a
encontrarse con otra persona que vibrara en la misma escala, aderezada con las mismas
vibraciones de poca valíúa. Para la senñ ora T, si no hubiera sido la piedra, habríúa sido cualquier
otra cosa igualmente devastadora, procedente de otra persona en su misma escala de
vibraciones.

Como un buzo cuyo cable de oxíúgeno se ha cortado, este desesperado chiquillo estaba
buscando coú mo dar salida al dolor ya la furia de estar desconectado de su fuente energeú tica. A
su manera, la senñ ora T se sentíúa igual. Finalmente, cada uno en medio de su propia corriente de
dolor, habíúan sido absorbidos, uno en el otro, en un ejemplo perfecto de co-creacioú n. Ella habíúa
atraíúdo su destino; eú l habíúa atraíúdo el suyo.

Si algo o alguien coincide contigo en frecuencia, se atraerán. ¿Queú (suceso, persona,


o circunstancia) llegaraú a ti primero? El que tenga la mayor intensidad. Y tuú continuaraú s
atrayendo y mezclando interminablemente, hasta que te canses de ese sombríúo juego y te
retires de eú l, como lo hizo la senñ ora T. O cuando cambies de frecuencia.

Si en un accidente estaú n involucradas dos o maú s personas, significa que fue un ejercicio
conjunto de atraccioú n negativa. Si fue un accidente que involucroú a ninñ os demasiado pequenñ os
para desarrollar su propia emocioú n negativa, entonces significa que esos ninñ os captaron las
vibraciones de su medio ambiente. Si se trata de un avioú n que se estrelloú , quienes iban a bordo,
de todas las edades, se magnetizaron a síú mismos hacia el suceso.

Desastre, cataclismo, accidente o enfermedad. El brebaje de emocioú n negativa que se


ha venido forjando a lo largo del tiempo para causar estos acontecimientos, viene de una
amalgama de imponentes tornados negativos que unen sus fuerzas para formar una atraccioú n
electromagneú tica, tan fuerte, que se forma hielo en las alas del avioú n hasta derribarlo, o fallan
los frenos de un autobuú s que cae al precipicio, o una feroz tormenta arranca la vida a quienes
parecíúan estar completamente felices.

Si estamos viviendo aisladamente de nuestra conexioú n a la fuerza de vida, algo va a


golpearnos, como un automoú vil, una inundacioú n, un tren o un tornado (¿te has preguntado
alguna vez por queú un tornado le pega a una casa y no toca a la de junto? ¡Ahora ya lo sabes!).

Si se trata de un pequenñ o golpe a tu auto, significa que tu vaú lvula ha estado


parcialmente abierta. Pero si tanto tu auto Como tuú resultan danñ ados, quiere decir que tu
vaú lvula ha estado totalmente cerrada. Si te rompes una pierna en las montanñ as, es porque tu
vaú lvula ha estado parcialmente abierta; pero si sufres fracturas en todo tu cuerpo,
indiscutiblemente tu vaú lvula ha estado totalmente cerrada.

Podríúa continuar con maú s ejemplos, pero insistir en todo esto equivale a cerrar la
vaú lvula. En lo que quiero insistir es en que nada, nos sucede por casualidad. ¡NADA!. Lo que
ganamos en la loteríúa, nuestros nuevos amores, nuestras enfermedades, un fenoú meno de la
naturaleza, un accidente, todos estos sucesos han sido atraíúdos electromagneú ticamente a
nosotros, por nuestros sentimientos y nuestras vibraciones. Nada en este mundo nos ha llegado
nunca, ni nos llegará, excepto por nuestra invitación vibrátil.

Ahora bien, no te dejes arrastrar por el pánico si has vivido toda tu vida como una
canasta agujereada. Ése no es un pase automático al cáncer. Podría serIo, ¡pero no es automático!
Sólo tienes que encontrar tu alegría, y esa vibración de válvula abierta contrarrestará años de
desaliento y pesimismo. Lo que hace falta es simplemente un instante de decisión y no años
de meditación. Tal vez tengas algunos incidentes de abolladuras pequenñ as en tu auto, pero eso
seraú todo. Nada grave. O tal vez sufras un leve resfriado. Nada grave. Soú lo pequenñ os
recordatorios de que todavíúa te estaú s resistiendo a la frecuencia del bienestar.

Por tanto, ¿quieú nes son los principales imanes? Nosotros, ¡siempre! Son nuestros
sentimientos, nuestra válvula, nuestra resistencia. Nadie nos está provocando nada. Si
estamos atrayendo en forma negativa, es porque estamos vibrando negativamente,
atrayendo algunas cosas, o algunas otras, a nuestro espacio en la danza eterna de la co-
creación.

NUESTRO INTERRUPTOR DE BIENESTAR

La conclusioú n de todo esto es que, despueú s de todo, no tenemos por qué demonios
estar enfermos, tener accidentes, envejecer, ni siquiera morir; pero mientras continuemos
apagando nuestro interruptor de bienestar e impidamos que nuestras células reciban su
abastecimiento vital, debido a nuestras emociones negativas, siempre ocurrirá algo. Y lo
más grave es que hay gente, ¡mucha gente! ¡Que piensa que esto en la vida es normal que
suceda.!!!!!!!

Asíú que tal vez quieras analizar coú mo te estaú s expresando de ti mismo. Si estaú s
diciendo: "Quiero estar bien", pero tu vibracioú n predominante estaú diciendo: "¡Socorro! No
quiero estar enfermo", ¿queú es lo que estaú s atrayendo?

Si estaú s enfermo y dices: "¡Por Dios!, voy a vencer esta enfermedad, voy a ganar esta
batalla" desde una posicioú n defensiva, ¿en queú crees que te estaú s enfocando?
Sin importar cuántas personas te amen, sin importar cuánto dinero des a los pobres, sin
importar qué tan bien manejes tu negocio, ni lo encantador y agradable que seas como persona,
ni que te sientas merecedor, ni lo que hayas sufrido, si tienes vibraciones negativas de cualquier
tipo, incluso en tu modo de hablar, irremediablemente vas a atraer algún tipo de problema.

Por maú s que las vibraciones fundamentales de la conciencia masiva estaú n alrededor de
nosotros, y son una fuente interminable de poderosa energíúa negativa que permitimos que nos
gobierne, que nos golpee como una tormenta a un barco sin timoú n y que haga difíúcil la
navegacioú n, eso no tiene por queú ser" asíú. Tuú no tienes por queú ser una víúctima de la conciencia
de las masas o de la energíúa negativa de otra persona, ni la de tu meú dico, tu familia, tus amigos,
tu pareja o los grupos que te rodean.

Limíútate a declarar tus "quiero" todos los díúas, escribe (y despueú s habla) nuevos
guiones o historias acerca de tu cuerpo, tu salud, tu apariencia, tu vida. Y desea. Introduú cete en
el lugar del sentimiento de lo que estaú s deseando, y vueú lvete decididamente uno solo con quien
estaú s deseando ser, haciendo fluir tu propia energíúa y vibrando en la frecuencia de la alegríúa, de
tal modo que puedas vencer lo que tuú -y cualquier otro- pueda haber estado fluyendo antes. No
soú lo tu cuerpo responderaú gozosamente, sino que no habraú maú s accidentes.

¿Es faú cil? No, no es nada faú cil cambiar de enfoque, alejarnos de la enfermedad que
estamos padeciendo, o de un dolor, o de un peso indeseado, de las viejas creencias de una vida.
Pero puedes hablar contigo mismo para convencerte un poco cada vez. Puedes abrir esa
vaú lvula un poco cada vez, e invertir la direccioú n de tu cuerpo.

Tuú eres mucho maú s poderoso que tu cuerpo, asíú que nunca dudes de que puedas hacer
eso. Ríúete maú s por cualquier cosa y seú menos solemne. Hay una sola cosa que necesitas hacer
para tener el cuerpo que deseas: encontrar formas de ser feliz; al principio, seraú poco a poco,
hasta que no importe nada maú s en tu mundo -ni tu cuerpo, ni tu familia, ni tus viejas dudas-,
soú lo tu enfoque en ser feliz. En eso, en uú ltima instancia, es en lo que consisten la salud y el
bienestar.
TU BIENESTAR Y
LA LEY DE ATRACCIÓN

Washington es un Estado con muchos aú rboles, para decir lo menos. Debe haber maú s
aú rboles que conservan su verdor todo el anñ o que insectos. Aunque soy maú s partidaria de los
aú rboles que pierden sus hojas en otonñ o, y cambian su ropaje en cada estacioú n que de los que
estaú n siempre verdes, me he encarinñ ado mucho con estos magníúficos seres vivos que adornan
mis cinco acres.

Cuando vienen personas que nunca habíúan estado en mi propiedad, sus primeros
comentarios son siempre acerca de lo maravilloso que se siente el lugar y lo excepcional que
son mis aú rboles gigantescos, diferentes a todos los que hay en muchos kiloú metros a la
redonda, con fascinantes grupos de la misma especie, o de especies mezcladas que crecen del
mismo tronco. Hasta los pocos aú rboles de las especies comunes que pierden las hojas en
otonñ o, y que bendicen el lugar, son impresionantes por su altura y su disenñ o.

Pero mis amigos especiales, muy especiales, eran unos aú rboles pequenñ itos que estaban
del lado exterior de mi barda, proú ximos al camino. A lo largo de todas las carreteras y caminos
de Washington hay interminables agrupamientos de nuevos y pequenñ os brotes que hacen
todo lo posible por prender y crecer, y yo teníúa una fabulosa larga hilera de ellos. Crecieron
raú pidamente y despueú s de unos tres anñ os aproximadamente de haber llegado yo a ese sitio, los
aú rboles habíúan crecido lo suficiente como para crear una considerable barrera contra el ruido
del traú fico.

Me encantaban. No seú realmente por queú . Tal vez era por su persistencia, por su firme
determinacioú n de crecer casi a un lado de la tierra elevada o de sobrevivir en un suelo que se
encontraba en las peores condiciones. No seú por queú , pero yo los adoraba.

-Mientras estaba yo siguiendo algo similar a un camino espiritual en esos primeros


anñ os en Washington, me encontraba auú n muy lejos de tener abierta mi vaú lvula. Culpaba al
clima de casi todos mis estados de aú nimo. Me preocupaba lo remoto del lugar en el que se
encontraba mi propiedad. Echaba de menos a mis amigos de California. Y aunque estaba
disfrutando al escribir mi primer libro, me enfocaba constantemente en mi falta de dinero,
inclinando la balanza considerablemente maú s hacia las vibraciones negativas que hacia las
positivas, y creando una invitacioú n abierta a alguna forma de desastre.

Entonces un díúa, un memorable díúa soleado que nunca olvidareú , oíú los ruidos de
equipo pesado afuera. Me asomeú por la ventana y me topeú con una enorme maú quina taladora
que avanzaba hacia los aú rboles de mi calle. Como impulsada por un resorte, me levanteú y salíú
gritando a la calle, pero era demasiado tarde. El uú ltimo de los hermosos aú rboles que yo habíúa
visto crecer desde bebeú s hasta que habíúan alcanzado dos metros de altura o maú s, habíúa caíúdo.
No recuerdo nunca haber gritado con tanta angustia. Acababan de destruir a mi bienamada
familia y yo me sentíúa desolada.

Durante los siguientes dos veranos, maú s aú rboles prendieron y crecieron. Por maú s que
trateú de no encarinñ arme con ellos, lo hice. Estaba muy orgullosa de su energíúa, asíú como asom -
brada de su tozudez. N o habíúan crecido lo suficiente como para que fueran una preocupacioú n
para la ciudad todavíúa, asíú que sentíú que estaríúan seguros algunos anñ os maú s.
Cuando los aú rboles alcanzaron una altura de casi dos metros, comprendíú que nos
estaú bamos acercando de nuevo a la eú poca en que los tiraríúan. Pero ahora yo ya teníúa
conocimiento de la Ley de la Atraccioú n y manteníúa una vaú lvula abierta lo mejor que me era
posible. Habíúa muy poco temor en mi mundo, ninguna aprehensioú n sobre la seguridad, una
nueva apreciacioú n y un carinñ o recieú n descubierto por el clima huú medo, fríúo y pegajoso de
Washington. Mi balanza de vibraciones se habíúa inclinado hacia lo positivo. Yo me sentíúa feliz,
mi vaú lvula estaba maú s abierta que cerrada y yo sabíúa sencillamente sabíúa que mis joú venes y
resistentes amigos estaríúan a salvo mientras yo viviera ahíú.

Por supuesto, un díúa de verano oíú de nuevo el ruido del equipo pesado, y salíú. No habíúa
paú nico en míú; soú lo salíú. Los taladores acababan de terminar de echar abajo la larga fila de
aú rboles que mi vecino teníúa junto al camino. Entonces dieron la vuelta alrededor de mi
propiedad, la pasaron sin tocarla, y empezaron a cortar los aú rboles de la propiedad que seguíúa.
Yo me dirigíú hacia el conductor y le pregunteú por queú no habíúan tocado mis aú rboles: "Oh, no seú ,
senñ ora, pero se ven muy bonitos aquíú. Penseú que tal vez usted quisiera quedarse con ellos.
¿Quiere que los corte?".

TAN A SALVO, TAN SEGUROS, TAN FELICES.

Nuestro Yo expandido vibra en una frecuencia que llamaríúa mos -si pudieú ramos
sentirla- pura, no adulterada, de verdadero eú xtasis (¡debe ser maravillosa!). Ojalaú pudieú semos
entender esto: la mayor parte de nuestro ser estaú operando en una frecuencia, o en un ritmo
de vibracioú n desconocido para nosotros en esta eú poca, lo que podríúamos llamar reeealmente
feliz. Puesto que la felicidad y el bienestar son sinoú nimos, eso significa que hay una parte de
nosotros -la maú s grande que no conoce otra cosa maú s que el bienestar eterno e incondicional,
porque si tienes una (alegríúa de alta frecuencia) por las leyes de la fíúsica debes tener la otra
(bienestar).

Por tanto, cuando estamos vibrando positivamente y sintieú ndonos bien, o


entusiasmados, o apreciando algo; cuando estamos bien conectados, enfocados soú lo en el
placer de nuestros "quiero", en lugar de pensar en las frustraciones de nuestros "no quiero";
cuando nos encontramos en unos rangos que van de la simple satisfaccioú n a la euforia; cuando
nuestra vaú lvula estaú abierta y estamos permitiendo que nuestra energíúa primaria fluya a
traveú s de nosotros..., no hay una bendita cosa en este mundo que pueda hacemos daño. ¡Nada! Ni
en los negocios, ni en el hogar, ni en la autopista, ni en el cuerpo, y ni siquiera en nuestros
queridos aú rboles, o en nuestros terrenos. No puede suceder absolutamente nada, porque
cuando estamos en esa energíúa, estamos viviendo -y fluyendo-la energíúa de nuestro propio ser
omnipotente, que soú lo conoce el puro e inmaculado bienestar, y no sabe nada de vibraciones
negativas.

Lo uú nico que esa parte maú s grande de nosotros conoce es la alegríúa inexplicable, el
poder, la despreocupacioú n, la ligereza y la seguridad infinita, porque lo que realmente es, es el
bienestar infinito. Y eso es lo que somos realmente como su expresioú n fíúsica: el bienestar puro
e interminable. ¡Todo lo que tenemos que hacer es damos a nosotros mismos una oportunidad
de que sea asíú! Si crees que estoy insistiendo mucho en eso, tienes razoú n, porque aquíú
estamos hablando de "la buena vida". Cuando estamos conectados con esa energíúa de alta
frecuencia, libres de temor y basados en la felicidad; cuando no estamos produciendo
emociones negativas de preocupacioú n, amargura, duda o culpabilidad, nos conectamos
automaú ticamente con la buena vida del bienestar, donde nada puede nunca hacemos danñ o
fíúsicamente. ¡Asíú es! ¡Nada puede hacernos daño nunca! Ni siquiera el asaltante local, ni
nuestro viejo auto, el borracho tonto de la autopista, ni siquiera la Madre Naturaleza.
¿Un terremoto? Tal vez tu hogar podríúa sufrir danñ os, pero si soú lo hubiera una ligera
inclinacioú n en la balanza hacia lo positivo, tuú estaraú s a salvo. Si no lo estaú s, seraú mejor que ve-
rifiques tu vaú lvula (cuando te recuperes). Siempre puedes evaluar el grado de tu conexioú n con
la Fuente de energíúa, y la apertura de tu vaú lvula por el grado de destruccioú n de tu ho gar, tu
cuerpo, tu auto o tu empleo..., con lo que sea. ¿Un robo en tu casa? ¿Una enfermedad grave? ¿La
destruccioú n que provoca un gran tornado? ¡Es que la vaú lvula estaú muy cerrada!

Y; por favor, "vaú lvula cerrada" no significa grosero o perverso. Soú lo porque alguien
murioú en un huracaú n o en un atentado terrorista, eso no implica en modo alguno que no
fueran personas caú lidas y amorosas; simplemente significa que se habíúan envuelto ellas
mismas, inconscientemente, en vibraciones negativas de la conciencia masiva que hacen que
nuestra, vida sea tan difíúcil.

Pero cuando la vaú lvula estaú abierta y nuestra balanza de vibraciones se inclina incluso
con el peso de un cabello hacia lo positivo maú s que hacia lo negativo, literalmente nos cubri-
mos con un traje, con una armadura divina. Asíú que cuando estamos conectados,
entusiasmados, y el flujo de energíúa de alta frecuencia estaú circulando libremente, no podemos
siquiera estar preocupados por aquello que habitualmente nos preocupa, lo cual, desde luego,
soú lo servíúa para atraer maú s de lo mismo.

Cuando tu válvula está abierta, cuando tomas la decisión de estar contento con la vida,
sin importar cómo, automáticamente te pones el atuendo de un bienestar absolutamente
impenetrable, en el cual nada malo puede sucederte nunca. Es simplemente una imposibilidad de
emitir vibraciones de que "algo malo" pueda sucederte en esa alta frecuencia.

Pero, independiente de las grandes cosas terribles de las que nos protegemos al vibrar
en nuestras altas frecuencias, hay toda clase de pequeños detalles que empiezan a suceder,
como el de que se hayan salvado mis preciosos aú rboles.

Por ejemplo, si tienes topos bajo la tierra, soú lo saldraú n de ella cuando nadie pueda
verlos, o no saldraú n, pero nunca lo haraú n en el jardíún que adorna el frente de tu casa.
Las ardillas se iraú n tras la comida para paú jaros de alguú n otro, pero no tras la tuya.
En tu casa puede haber cucarachas, pero pronto se iraú n a otra parte.
Una intensa tormenta puede tirar los aú rboles en la casa de tu vecino, pero en la tuya
permaneceraú n intactos.
Algunos perros sueltos pueden aparecer en el patio de tu vecino, pero no en el tuyo.
Tus amigos pueden ser sorprendidos por una tormenta de nieve, pero tuú llegaraú s a
casa a salvo.
Tu zona puede ser blanco de robos a buzones, pero al tuyo no lo tocaraú n.
Si tu auto se queda sin gasolina a cientos de kiloú metros de alguú n lugar habitado,
alguien llegaraú a rescatarte.
Si el virus de la gripe estaú atacando a todos, a ti no te tocaraú . Y siempre perderaú s el
avioú n que va a estrellarse.

Todo esto -y mucho maú s- es fruto de estar arropado dentro de tu propia energíúa de
"sentirte bien", la frecuencia que garantiza nuestro bienestar.

LO MALO
Cada vez que hablo ante un grupo acerca del flujo de energíúa, salen a la superficie,
siempre, preguntas acerca de los conflictos mundiales y todas las cosas terribles que estaú n
sucediendo o que han sucedido. "¿Coú mo es que hay tanta gente murieú ndose de hambre?",
"¿queú me dice de Hitler?", "¿queú decir sobre los indios?", etceú tera.

No quiero entretenerme demasiado tiempo insistiendo en estas cosas, porque en


cierto sentido ya hemos hablado de ellas. Pero echemos un vistazo raú pidamente a algunas de
las preguntas maú s comunes para ver si podemos llegar al entendimiento, de una vez por todas,
de que desde el principio de los tiempos cualquier experiencia, en cualquier vida, ha sido
atraíúda por el flujo de energíúa individual y/o de grupo.

Y ¡vaya!, no es que yo sea una saú dica de sangre fríúa que sugiere en los siguientes
paú rrafos que es posible ver a alguien apalear a otro y sentirse ajeno a ello, como diciendo:
"¡Caramba, queú barbaridad!", ante las atrocidades que suceden alrededor del mundo de hoy.
Todo lo que estoy tratando de decir aquíú es coú mo es que esto surge. Porque cualquier
cosa que esté ocurriendo siempre regresa por la misma ruta: cuando nos sentimos bien (felices,
complacidos, entusiastas o amorosos) como individuos o como grupo, estamos invitando a
nuestra vida buenas experiencias. Cuando nos sentimos mal (amargados, culpables, resentidos
o agobiados) como individuos o como grupo, estamos invitando a las malas experiencias. Asíú
es el asunto en todas partes y para todos.

LA VIOLACIÓN
Una persona estaú pensando temerosa sobre lo que no quiere. En alguna otra parte,
otra persona estaú vibrando en la misma frecuencia negativa, pero con hostilidad, maú s que con
temor. La segunda persona piensa acerca de lo que cree que apaciguaraú su furia y llenaraú su
vacíúo. Una persona emite vibraciones de temor; la otra emite vibraciones de furia interna. Por
sus propias frecuencias similares se convierten en co-creadoras de un evento desafortunado.

Si tuú no le prestas atencioú n a las cosas que no quieres, no podraú n volverse parte de tu
experiencia, porque no estaraú n incluidas en tus vibraciones. Soú lo puedes atraer al violador, al
asesino o al ladroú n, pensando emocionalmente en ser esa víúctima, o -{)- vibrando con otras
emociones negativas que resulta que coinciden con la frecuencia del atacante. Todas y cada
una de tus emociones crean las experiencias de tu vida.

EL PREJUICIO
No necesito decir que hay muchas clases de prejuicios: de raza, religioú n, color, sexo,
peso corporal, educacioú n, etceú tera. Sin embargo, el que siente el prejuicio en su contra es el
maú s poderoso en esta co-creacioú n, al emitir vibraciones negativas de persecucioú n, de no
gustarle a los demaú s, de ser ofendido o de ser víúctima.

Por favor, fíújate: no estoy discutiendo lo correcto o equivocado de las quejas de


cualquier grupo, simplemente digo que es la persistente atencioú n a las injusticias lo que atrae
maú s de lo mismo. La creacioú n proviene de los sentimientos.

LOS NIÑOS
¿Queú decir de los ninñ os que son violados, que nacen con malformaciones, que se estaú n
muriendo de hambre en AÉ frica o que perecen en las guerras religiosas? Es muy triste decir que
generalmente han captado las vibraciones negativas de su gente, antes siquiera de nacer.
Esas vibraciones se quedan en ellos y crecen en relacioú n directa con las vibraciones de
los adultos que los estaú n criando, hasta que ellos crecen lo suficiente para decidir que no
quieren experiencias desagradables en sus vidas. Estos ninñ os, automaú ticamente, se han
convertido en víúctimas.
¿Coú mo ayudar aunque sea un poco a un pequenñ o que estaú murieú ndose de hambre al
otro lado del mundo, o a un pequenñ o en la casa que ni siquiera entiende todavíúa las palabras?
Sostenlos, ya sea fíúsicamente o en tus pensamientos, con vibraciones tranquilizantes, tales
como: "Todo estaú realmente bien, va a pasar, eres muy amado, etceú tera", cuidaú ndote de no
culpar a nadie o a alguú n grupo, lo cual soú lo contribuye a generar maú s energíúa negativa para el
abusador (o la situacioú n), asíú como para la víúctima.

El mayor problema proviene de las personas que llegan a la edad adulta y continuú an
reviviendo las vibraciones de sus traumas infantiles, por ejemplo, el maltrato de sus padres, de
su medio ambiente, etceú tera. Soú lo sobreponieú ndose a esas viejas reacciones moldeadas con
odio y desconfianza, una persona puede tener alguna esperanza de no repetir en sus anñ os
adultos lo que vivioú de ninñ o. Obtenemos aquello en lo que enfocamos. Enfoú cate en un pasado
triste, y ese pasado seraú atraíúdo al presente y al futuro. '.

LOS ADOLESCENTES
Suicidios, accidentes automovilíústicos, embarazos, drogas, armas de fuego. Cuando los
adolescentes son educados con energíúa negativa (que rara vez se muestra en la superficie) y
aprenden soú lo a ser cautelosos, desde que nacen funcionan principalmente en un estado de
temerosa vulnerabilidad. Se sienten fuera de control, y viven a base de querer lo negativo,
mientras buscan maneras de reconectarse con la energíúa positiva de su vida. Optan por las
drogas, el sexo y otros tabuú es para llenar el vacíúo que sienten, procedente de una vida vivida
con poca o ninguna conexioú n con su Fuente de energíúa.

Los aparentemente inocentes muertos en accidentes de auto, que parecen prevalecer


tanto en el mundo actual, pueden o no ser producto de esa vulnerabilidad desconectada, pero
su causa nunca es accidental. La efervescente joven que vuelve a casa, el popular jugador
estrella de fuú tbol americano, los muchachos que soú lo iban de paseo en el asiento de atraú s. Una
vida de temores ocultos, presiones y ansiedades de alguú n tipo, finalmente se manifestoú al
atraer esas co-creaciones tan dolorosas.

LA ECONOMÍA
En los malos tiempos, la gente habla de ello, dondequiera que esteú , y todo es malo-
malo-malo. Sin embargo, aun en los buenos tiempos parecemos impulsados a atacar algo: los
precios de las cosas son demasiado altos, las empresas son demasiado codiciosas, los empleos
demasiado especializados, el presidente no juega todas las cartas, el gobierno no cumple con
su trabajo y es corrupto hasta la meú dula.

El senñ alar algo -cualquier cosa- con esa vibracioú n negativa de culpa, o de: "¿No es
terrible...?", hace fluir esa misma energíúa hacia el tema de atencioú n, hacieú ndolo maú s grande,
maú s fuerte y maú s peligroso de lo que era antes de que tuú empezaras a expresarte mal de ello.

Si quieres que la economíúa, el gobierno o cualquier otra cosa cambie, antes de poder
ser feliz, podríúa pasar un largo tiempo de espera. Pero no tienes que unirte a la queja, lo cual
no solamente aumenta el problema, ya grande en síú mismo, sino que, como sabes, tuú tienes la
opcioú n de cerrar tu vaú lvula completamente.

Cuando te involucras en ese tipo de sombríúa y negativa charla social, puedes elegir, ya
sea entrar en la conversacioú n con tu enfoque fuera de eso y cambiar el tema, o alejarte. Cuando
ya esteú s solo y quieras realmente provocar un cambio, emite un poco de energíúa de "sentirte
bien" hacia el gobierno, visualiza coú mo te gustaríúa que fuera: hacia la presidencia, e imagina
tambieú n coú mo te gustaríúa que funcionara; hacia las grandes empresas, en la forma en la que
gustaríúa que trabajaran.

No podemos separarnos del fluido de conciencia social. N o podemos decir: "Bueno, no


fue MI culpa que esto sucediera". ¡Oh, síú lo fue! Fue -y es-la culpa de todos y cada uno de
nosotros. Somos parte de ese fluido de conciencia, y nuestra energía afecta a todos con tanta
fuerza como unas gotas de tinta roja tiñen un vasito de agua; el cambio es claramente evidente.
¡No estamos aislados de la totalidad! Todo lo que pensamos y sentimos tiene una repercusión
monumental en la vibración total de la conciencia social.

Asíú que observa y siente las cosas en la forma en la que te gustaríúa que fueran. Con tan
soú lo unos cuantos de nosotros haciendo esto en forma regular, es posible iniciar los cambios
deseados. Un propoú sito noble, y que a la vez impide que las cosas esteú n peor de como estaú n, es
omitir la expresioú n: "!Queú terrible!" respecto de la situacioú n que quieres cambiar.

CONFLICTOS GLOBALES, GUERRAS DE PANDILLAS


Dondequiera que veas un grupo de cualquier tipo expresando odio o furia, estaraú s
viendo a un grupo muy desconectado de su flujo de bienestar, y completamente fuera de
armoníúa con su Ser expandido. Vivir con amargura y enojo es estar viviendo con un gran
cuú mulo de emociones negativas, y una vaú lvula fuertemente cerrada.

Cuando las vaú lvulas estaú n abiertas, ninguna ley de pandilla, ninguú n ultimaú tum
gubernamental ni alguna otra cosa negativa seraú suficientemente fuerte para poner a nadie en
contra de su hermano, incluso dentro del contexto del antiquíú simo conflicto de Oriente Medio.

CUESTIONES MORALES
El aborto, la matanza de delfines, la deforestacioú n de los bosques, la capa de ozono, los
derechos de los animales, el enganñ o para obtener dinero a expensas de la religioú n, las especies
en peligro, etceú tera, etceú tera... Si continuú as prestando atencioú n a ello, viendo soú lo el horror,
sintiendo las transgresiones, sobrecogido por la alarma y unieú ndote a todos los demaú s en el
síúndrome de: "!Queú terrible!", simplemente estaraú s haciendo maú s grande el problema.

Si quieres cambiar algo, tienes que modificar la forma en la que estaú s pensando acerca
de ello. Eso es todo. La razoú n de que todas estas cosas se esteú n saliendo de nuestro control, es
que los medios de comunicacioú n se enfocan en ellas con voracidad y, por tanto, tambieú n lo
hacemos nosotros.

"¡Oh, cielos!" "¡Oh, Dios, no!" "¡No lo puedo creer!" "¡Queú terrible!" "¿Queú vamos a
hacer?" "¿Coú mo pudieron?" "¡Espantoso!" "¡impresionante!". Y cuanto maú s nos involucramos
todos en ello, maú s grande se vuelve.

Estar en contra de algo no lo va a mejorar. De hecho, le empeora, porque al hacerlo


estaú s incluyeú ndolo en tu vibracioú n, fluyendo maú s: "¡Queú terrible!" para que se una a otras
formas de pensamiento que vibran en la misma frecuencia. Si todavíúa piensas que para estar a
favor de alguna cosa tienes que estar forzosamente en contra de otra, modifica ~ modo de
pensar. En lugar de ello, ve y siente cualquier cosa que desees de la manera en que quieres que
se realice. Habla de ello en esa forma, escríúbelo, represeú ntalo, aleja tu destructivo enfoque, con
tu poderosa energíúa destructiva, de lo que percibes como una condicioú n negativa, y encuentra
diversas maneras de abrir tu vaú lvula cuando pienses en ello. En otras palabras, renuncia a los
"no quiero" y conceú ntrate en tus "quiero". En el momento en que lo hagas, en el momento en
que dejes de quejarte con el resto del mundo de tu incesante descontento, te convertiraú s en
alguien que vive momentos diferentes mediante el fluir de sus maú s altas vibraciones.

ASESINATOS EN MASA
Estaú bien, deprimaú monos un poco. Genocidios, banñ os de sangre, holocaustos,
masacres: llaú malos como quieras, los humanos han estado azuzando a los humanos desde el
principio de los tiempos. ¿Cesaraú eso alguna vez? N o, no hasta que dejemos ir nuestros
sentimientos internos de persecucioú n, los cuales cargamos como si fueran una noble tradicioú n
familiar.

Si en verdad queremos poner un alto a estos atroces eventos, debemos ser lo


suficientemente sabios como para desviar nuestro enfoque de los soú rdidos sucesos del pasado
y voltear nuestra atencioú n a asuntos que nos conduzcan al bienestar, en lugar de al odio. Es
precisamente esa energíúa, ese odio y ese amargo resentimiento por las injusticias del ayer, lo
que ayuda a perpetuar las sombríúas matanzas de hoy en todo nuestro planeta. Obtenemos
aquello en lo que nos enfocamos.

La Ley de la Atraccioú n no escoge ni elige. Lo que asigna al individuo, asigna a un grupo,


sin importar cultura, religioú n, raza o secta. Un enfoque negativo atrae sucesos negativos, para
nosotros y para el planeta. Lo semejante atrae a lo semejante y atraemos seguú n vibramos, no
seguú n decidimos.

Nuestro espejo, el planeta


No se trata de que lo correcto esteú contra lo no correcto, ni el bien contra el mal. Es la
vaú lvula abierta contra la vaú lvula cerrada, conectado contra desconectado, feliz contra infeliz.
La gente maú s miserable y codiciosa del mundo es la que en realidad quiere sentirse
bien, pero no sabe coú mo. Viven en un infierno, pero no tienen ni la maú s remota idea de coú mo
salir de eú l, pues ni siquiera estaú n enterados de que tienen esa opcioú n. Una cosa es segura:
nuestro odio contra ellos -sin importar lo que puedan haber hecho o esteú n haciendo- soú lo va a
empeorar el asunto para todos.

Pero, ¿coú mo podemos olvidarnos y vivir felices para siempre, si sabemos que en todo
el mundo se llevan a cabo tantos actos detestables? ¿Coú mo podemos permitir que continuú en
las injusticias? ¿Coú mo podemos ser felices cuando hay tanto sufrimiento? ¿Coú mo podemos
darles la espalda y pretender que no nos importan?

Esto quizaú provoque cierto resquemor, pero la respuesta es que cada uno de nosotros
estaú aquíú para tener las experiencias necesarias que nos lleven a aprender nuestras diversas
lecciones, sea que estemos desempenñ ando el papel del muchacho bueno, o del malo. Una
injusticia de cualquier tipo siempre-siempre- es una leccioú n para las partes involucradas.
De alguna manera, por algo, no importa queú devastacioú n o peú rdida pueda llegar a
nuestros hermanas y hermanos de todo el mundo, es esencial que lleguemos a aceptar que las
co-creaciones suceden en todas partes para que los seres humanos aprendamos lo que
necesitamos aprender, es decir, todo aquello que estaú relacionado con la forma en la que estaú
vibrando nuestra energíúa. Por apabullantes que puedan parecernos sus circunstancias, si nos
unimos a su dolor lo estaremos reforzando, junto con las causas que lo provocaron; ademaú s de
que con ello nos estamos preparando nosotros mismos para algo muy desagradable.

Puedes estar pensando cuaú n detestable es que permitamos que la gente muera de
hambre, y ese cerrar de tu vaú lvula podríúa estar llevaú ndote hacia un accidente de auto, y
mientras tanto, la desnutricioú n va en aumento.
Puedes estar pensando queú horrible es que todavíúa tengamos pruebas nucleares en el
mundo, y ese cerrar de tu vaú lvula podríúa estar llevaú ndote a que te constipes.
Puedes estar sintieú ndote horrorizado por el despiadado trato de un paíús hacia otro, y
ese cerrar de tu vaú lvula podríúa estar llevaú ndote hacia una ponchadura de la llanta de tu auto.
En cambio, podríúas estar visualizando y sintieeendo a esa gente que muere de hambre
como los seres saludables y felices que sabes que tienen derecho a ser, yen ese momento abrir
tu vaú lvula, lo cual podríúa ayudar a que tu nuevo empleo llegue maú s raú pidamente, mientras
estaú s ofreciendo a quienes cobijas en altas frecuencias las indispensables pinturas y pinceles.
(Nunca podremos pintar sus cuadros por ellos: soú lo podemos ofrecerles nuestra ayuda
energeú tica.)

Podríúas estar visualizando y sintieeendo al planeta completamente restaurado de las


pruebas atoú micas, y ese abrir de tu vaú lvula podríúa ayudar a que tu cosecha madure, mien tras
estaú s ayudando a cuidar el mundo.
Podríúas estar visualizando y sintieeendo a dos paíúses en disputa, disfrutando de un
excelente nuevo acuerdo, y ese abrir' de tu vaú lvula podríúa mejorar tu matrimonio mientras
estaú s ayudando a crear nuevas relaciones internacionales.
Pero, por supuesto, estaú de moda hablar de todo lo que estaú mal en lugar de lo que estaú
bien, asíú que nos enfocamos con maú s facilidad hacia vibraciones negativas que positivas, en-
frascaú ndonos inadvertidamente en conversaciones del tipo de: "¡Queú horror!", o iniciaú ndolas
nosotros mismos por el haú bito que hemos adquirido de no tener nada mejor de queú hablar.
Esas vibraciones, unidas con las vibraciones incontables de toda la humanidad, finalmente se
traducen en devastacioú n y caos mundiales. Síú, son el resultado de la amalgama de todas las
pequenñ as vibraciones de "¡queú horror!" lo que causa las guerras, los motines, el terrorismo, la
anarquíúa. Esas vibraciones provienen de ti y de míú.

No podemos eludir nuestra responsabilidad por lo que sucede hoy alrededor del
mundo, porque el planeta refleja la vibracioú n predominante que lo rodea. No podemos decir
que lo terrible es simplemente resultado de la maldad, de los errores, ni siquiera de la
ignorancia de otros. Lo que le sucede a nuestro planeta y a la gente que habita en eú l ha sido
causado soú lo por una cosa: las vibraciones de nuestros propios pensamientos y sentimientos.
¡Las de todos! No soú lo las de los Hitler, los Custer, los Hussein o los Kahn (todos los cuales han
sido aberraciones creadas por la energíúa en, masa). ¡Se trata de las vibraciones de todos!

Asíú que en lugar de: "¡Queú horror!", cuando finalmente empecemos a decirnos: "Nada
es maú s importante para míú que sentirme bien", podremos empezar a romper esos destructivos
patrones negativos de conversacioú n. Entonces, ¡gracias a Dios! verdaderamente
comenzaremos a lograr un cambio en lo que sucede alrededor del mundo.
Por ejemplo, pensemos en la tala inmoderada de los bosques o en lugar de coincidir
con todos acerca de lo lamentable que es su destruccioú n, y fluir maú s animosidad hacia quienes
llevan a cabo dicha tala, ama la belleza de los bosques que permanecen. Expresa tu aprecio por
la vida que alimentan, por el oxíúgeno con el que todavíúa estaú n contribuyendo en el planeta y
permanece fuera de la energíúa de: "¡Queú horror! que se engulliraú nuestro suministro de
oxíúgeno maú s raú pidamente de lo que miles de termitas podríúan hacerlo con aú rboles. Si tan soú lo
unos cuantos de nosotros lo hicieú ramos, ¡pronto cesaríúa la tala! y luego, estaú nuestra creciente
escasez de recursos de energíúa, por la cual todos estaú n muy preocupados, y la dismi nucioú n de
abastecimiento de agua, de madera, de aire puro ¡y de Dios sabe queú maú s!.

Con toda razoú n deberíúamos estar preocupados, porque enfocamos esas cosas de la
misma forma en la que lo hacemos con el dinero. "¡Oh, Dios!, se nos estaú acabando". "¡Oh,
Dios!, no hay suficiente circulando". "¡Oh, Dios!, ¿coú mo conseguiremos maú s cuando se acabe?".

¿Adivinas quién está creando la escasez? ¡Nosotros! Es justamente la preocupacioú n


misma, que todos proyectamos, de no tener lo suficiente lo que estaú disminuyendo nuestros
recursos.

Todos y cada uno de nosotros somos responsables de fabricar la escasez cuando, de


hecho, no hay carencia de ninguna cosa: empleos, bosques, agua, oro o amantes. No puede
haberla, porque el universo no opera con el principio de carencia; la carencia es estrictamente
un fenoú meno hecho por el hombre. Si empezaú ramos a vibrar energíúa positiva, y valoraú ramos, y
fueú ramos conscientes de la enorme abundancia de este perfectamente equilibrado planeta, en
lugar de enfocarnos en la disminucioú n de sus recursos, o en la codicia de sus saqueadores,
volveríúa la abundancia para crear ese maravilloso campo de juegos al que llegamos para gozar.

Si es la gente lo que te preocupa, abre tu vaú lvula al mayor amor que puedas reunir, y
espaú rcelo entre todos aquellos seres que te preocupan. Visualíúzalos en sus estados de perfec-
cioú n, maú s que de carencia. Visualíúzalos felices y satisfechos, sin estar sufriendo maú s por la
guerra, la peste o la hambruna. Esto contribuiraú mucho maú s a socorrer a los maú s necesitados,
que todos los aviones repletos de artíúculos que siempre parecen ir en otro rumbo, porque
ayudaraú a esa gente a salir de su papel de víúctima (si eú se es su maú s profundo anhelo) hacia sus
propios primeros pasos de atraer bienestar. Les ofreceraú "pintura y pinceles"; Una vez que se
ofrece realmente esa invitacioú n de vibraciones, si todos los que participan desean sin-
ceramente un cambio, sucederaú . Entonces caeraú n los muros, los paíúses haraú n las paces,
disminuiraú n las pandillas, los terroristas desapareceraú n y los terrenos desaprovechados pros-
peraraú n con alimentos para todos.

Si son los desastres del planeta lo que te preocupa, visualiza a eú ste saludable, no
enfermo, pues ha estado cubierto de enormes capas de energíúa negativa, y eso ya ha sido
demasiado como para anñ adirle maú s, por estar hablando de todas esas terribles cosas que
hacemos para empeorarlo. Habla acerca de lo que estaú bien en eú l, no de lo que estaú mal.
Renuncia a la energíúa del: "¡Queú horror!". De esta forma, los delfines se multiplicaraú n, los
bosques creceraú n, la capa de ozono se recompondraú , las aguas se aclararaú n y los oceú anos
sanaraú n.

Visualiza a tu mundo, y a todos los que viven en eú l, como abundante y sano, y lo


ayudaraú s a llegar ahíú. Velo en paz, y ayudaraú s a producir la paz.
La uú nica cosa que impide que nuestros deseos globales florezcan en este planeta, es la
gran masa permanente de fuerza vibraú til negativa, la cual nos desconecta a todos de la original
fuerza de vida y de bienestar. Esa fuerza de energíúa es tan completa, tan absoluta, que si soú lo
unos pocos mantuvieú ramos esta visioú n, respaldada con la alegríúa vibratoria suficiente como
para convertirla en realidad, esa fuerza suprema y positiva contrarrestaríúa las terribles
vibraciones de millones, y este planeta presentaríúa su mejor cara ¡raú pidamente!

ESTÁ EN TODAS PARTES: ¡ES LO QUE TÚ ERES!


Realmente, a la mayoríúa de las personas les va muy bien. Soú lo echa una mirada a tus
companñ eros de trabajo, vecinos, amigos de la escuela y miembros de tu club. La mayoríúa no
han sido asaltados en la calle recientemente. La mayoríúa tiene empleos y hogares aceptables.
La mayoríúa estaú n sanos y, si observas lo suficiente, probablemente incluso encontraraú s
algunos que podríúan ser clasificados como moderadamente felices'. Lo mismo sucede en casi
todos los paíúses del mundo.

Sin embargo, son miles las estadíústicas que nos dicen lo contrario. Nuestros medios de
comunicacioú n nos bombardean diariamente con atemorizantes cifras de desastres para man-
tenernos nerviosamente enfocados -y sintonizados en-las horribles condiciones que existen a
lo largo del mundo.
"Un x porcentaje de la economíúa mundial se estaú colapsando." "Un x porcentaje de la
poblacioú n mundial ya tiene Dios sabe queú , y estaú aumentando un x porcentaje mensualmente."
"Un x porcentaje de adolescentes abortan y se suicidan." "Un x porcentaje de ninñ os
portan armas en la escuela." "Un x porcentaje de nuevas enfermedades son incurables." "!
Terrible! ¡Espantoso!" ¡Olvida las malditas estadíústicas!, son simplemente el resultado de
muchas de nuestras energíúas, las cuales fluyen temerosas ante lo que vemos y escuchamos. Si
no quieres ser otra estadíústica maú s, ¡olvíúdate de ellas! Mientras esteú s dentro de la energíúa de
"sentirte bien", ninguna economíúa, ninguú n bicho, ninguú n arma, ninguna inundacioú n, ninguú n
avioú n va a caerte encima. No, a menos que tuú emitas vibraciones invitaú ndolo a que lo haga.

No hay forma de librarse de ello; el abrumador equilibrio de poder en el mundo, estaú


en el lado del bienestar, ¡porque ése es el estado natural omnipotente de todo lo que es,
incluyéndote a ti y a mí!

Por increíúble que pueda parecer, el sufrimiento que vemos y del que oíúmos hablar es
una parte infinitesimal del bienestar completo; simplemente es el resultado magneú tico de
alguien, o de alguú n grupo, que estaú entorpeciendo las vibraciones hacia el bien, que podríúa
pertenecerles si soú lo supieran coú mo conectar el canal de bienestar.

El mensaje es claro: si cerramos nuestra vaú lvula a alguna cosa, la cerramos tambieú n
para lo que nosotros mismos queremos. Si cerramos nuestra vaú lvula de bienestar por
cualquier cosa, sean ninñ os muriendo de hambre o especies extinguidas, cerraremos nuestro
bienestar completo en todos los aspectos de nuestra vida.
O quizaú cierres tu vaú lvula porque estaú s cansado de estar esperando algo, porque te
entregaron la pizza equivocada, o porque tus antepasados perdieron la vida en el Holocausto.

¡No importa! Cerrarla es cerrarla, y dejar automaú ticamente afuera todo aquello que
trae consigo esa energíúa maú s alta, de abundancia de salud, de felicidad fuera de lo comuú n. De
veras, ¿realmente vale la pena sufrir tan enorme privacioú n por una molestia estuú pida, o por
alguú n viejo resentimiento de toda la vida?

En medio de un divorcio, al perder a alguien a quien amas, o al enfrentar alguna


tragedia, tuya o de otros, te sentiraú s mal. Pero toma la decisioú n de sentirte mal soú lo durante un
periodo corto. Luego, repíútete a ti mismo que con eso es suficiente. Es momento de dejar fluir
sobre ti, y sobre cualquier otro afectado por los sucesos, mensajes de amor y aprecio. Es hora
tambieú n de encontrar razones por las cuales sentirse bien y seguir adelante.
En cuanto tomes de verdad la decisioú n de cambiar tu energíúa, sea de tristeza por un
divorcio o de enojo por la contaminacioú n de los lagos, el universo entero se uniraú en ese
instante, como en una cascada de bienestar sobre tu existencia fíúsica hasta el lugar maú s
apartado. Cae sobre ti, alrededor de ti y a traveú s de ti. La uú nica cosa que tienes que hacer es
decir ¡SÍÍI! a todo eso, y a la vida, y veraú s lo bien que se siente sentirse bien.

Entonces sabraú s, desde lo maú s profundo de tu ser, que todo estaú realmente muy bien.
No importa coú mo pueda verse; no importa coú mo parezca; no importa lo que los medios
puedan reportar en contra, tú y este valioso planeta y la mayoría de los que estamos en él,
siempre estaremos muy bien.
30 DÍAS PARA IMPLEMENTAR
LA LEY DE ATRACCIÓN

Cuando encuentro una cura milagrosa en treinta díúas en alguno de los libros que suelo
comprar, generalmente lo descarto en ese mismo instante. No soy partidaria de los planes de
treinta díúas. Sin embargo con el eú xtasis del maravilloso poder de la Ley de Atraccioú n, era
evidente que necesitaba un plan para realizar tantos cambios que debíúa hacer en mi vida,
penseú que si lo dejaba sin un objetivo líúmite de tiempo, pasaríúan semanas y quizaú meses
envuelto en el querer cambiar. Dicho esto, tengo que confesar, que aunque esos treinta díúas
increíúbles dieron un giro completo a mi vida al comprobar que el cambio es posible, los
primeros diez fueron una pesadilla.

De hecho, trabajar durante esos díúas fue ", la cosa maú s difíúcil que he llevado a cabo,
desde dejar de beber, dejar de fumar, hasta terminar con alguien, pero los resultados fueron
asombrosos y auú n maú s que asombros, o de lo contrario no habríúa continuado. Nunca habíúa ima-
ginado siquiera la posibilidad de vivir una vida sin alguú n grado de preocupacioú n, para no
mencionar un estreú s excesivo, o un verdadero paú nico. Y sin embargo, eso era precisamente lo
que estaba sucediendo. Estaba aprendiendo a vivir sin preocupaciones. Era maravilloso. Parecíúa
haber encontrado una forma de vivir en un estado completamente opuesto al que yo creíúa que
era el normal.

Aunque ahora pongo en praú ctica los cuatro pasos de la creacioú n reflexiva casi
todos los díúas, para cosas tan simples como pedir encontrar un lugar de estacionamiento cerca
de la puerta, si no hubiera sido por este programa de introduccioú n de treinta díúas que yo
mismo disenñ eú , dudo que hubiera continuado, el problema no es el concepto de la Ley de
Atracción, el problema somos nosotros acostumbrados a vivir con nuestras viejas creencias,
aunque nos hagan sufrir. Mi adiccioú n a la emocioú n negativa estaba demasiado interiorizada en
míú, era ya una forma de vida como para renunciar a ella en un abrir y cerrar de ojos. No habríúa
sabido coú mo empezar o coú mo seguir, sin importar queú tan grandiosa considerara esta
ensenñ anza.

Esos primeros treinta díúas me proporcionaron un comienzo tan importante para


aprender a asumir y a controlar mi flujo de energíúa, que habríúa podido destruir cualquier
temor que hubiera tenido alguna vez conocido o desconocido y hacerlo desaparecer de mi vida.
Por supuesto, no busco lograr una vida de suú per heú roe de los comics, simplemente disfrutar de
la vida y dar gracias por ello. Todavíúa se me complica un poco hablar a mi favor en situaciones
íúntimas, asíú que soú lo lo hago cuando seú que mi vaú lvula estaú abierta y entonces me resulta muy
faú cil. Algunas veces cierro mis puertas con llave, si eso me hace sentir mejor en díúas en los que
mi aú nimo anda bajo. Pero el temor de que vayan a entrar en mi casa a robarme no existe.
¿Y el dinero? Ahora estaú cayendo en cascada, con facilidad, y desde hace alguú n tiempo;
pero aprendíú, al principio de mi programa, que el dinero vendríúa y se quedaríúa, o se iríúa, en
proporcioú n directa a mi flujo de energíúa. Si no habíúa estado entrando dinero, yo sabríúa que mi
vaú lvula estaba cerrada por la preocupacioú n y el temor. Cuando el dinero era maú s abundante,
sabíúa que mi vaú lvula se habíúa abierto un poco. Cuando el dinero no llegaba, teníúa que trabajar
mucho maú s en lo que yo llamo "cambio raú pido", que consiste en alterar con rapidez nuestra
energíúa y transformarla de negativa a positiva.

Pasar raú pido de sentirme mal (energíúa de baja frecuencia) a sentirme bien (energíúa de
alta frecuencia). Teníúa que encontrar formas de salir del haú bito de preocupacioú n en el que me
hallaba inmersa y abrir esa vaú lvula. Asíú, pues, mientras mantuviera mi vaú lvula aunque fuera un
poco maú s abierta que cerrada, el dinero llegaríúa, pero soú lo en proporcioú n a cuaú nta energíúa de
"sentirme bien" fuera capaz de generar.

Obviamente, de cuando en cuando caigo en el enfoque negativo, pero soú lo por poco
tiempo: unos pocos minutos, un par de horas, algunas veces hasta un díúa o dos si realmente
quiero sentirme como en los viejos tiempos. Pero entonces, cuando he tenido suficiente, doy un
giro completo yo misma. Ya no estoy dispuesta a sacrificar todos mis "quiero", mis suenñ os y mi
bienestar por la aceptacioú n de los sentimientos negativos sobre alguú n estuú pido suceso
negativo. Y ya no me lanzo, como el Llanero Solitario, contra condiciones no deseadas, para
tratar de arreglarlas. En verdad, los perros viejos seguramente pueden aprender nuevos trucos.

Pero, perro viejo, perro joven, o algo de los dos, no hay una sola razoú n bajo el
sol, ni una sola excusa en todo el universo, por la que tuú no puedas hacer eso tambieú n, si
quieres. Una vida llena de libertad te estaú esperando, maú s allaú de cualquier capacidad que yo
pueda describir; una libertad enorme, que soú lo puedes conocer dentro del propio placer de
vivirla.

Estoy hablando de la total libertad personal: libre de aburrimiento o monotoníúa, libre


de la necesidad de probarte o justificarte, libre de la necesidad de necesitar, libre tambieú n de la
ansiedad y de todo aquello que te aprisiona, asíú como de los "deberíúas" de la vida que tan
tercamente hemos colocado sobre nosotros. Hablo de la libertad de existir tal como deseamos,
de la libertad de adquirir, de ser audaz, de prosperar y hasta de mayor libertad auú n, si eso es
nuestro un deseo.

Estoy hablando de crear tu propia utopíúa, no el anñ o proú ximo, no la proú xima deú cada,
sino ahora.
Ahíú es a donde me llevaron esos primeros treinta díúas, aunque no de un solo golpe. Este
proceso siempre estaú en progreso, y lo estaraú , mientras yo esteú en este cuerpo. Algunos díúas
son mejores que otros, pero todos los díúas tienen maú s alegríúa permanente de la que nunca
penseú que fuera posible, porque tengo las claves para que asíú sea. Usarlas o no, es mi eleccioú n,
pero una cosa es cierta: ya no tengo maú s excusas en las cuales apoyarme.

No obstante, debo advertirte que si te decides a entregarte plenamente a este cambio


de treinta díúas, tal vez tengas que enfrentarte a una batalla mayor con tus temores. Los viejos
haú bitos son difíúciles de vencer, y a tus temores no les gustaraú que esteú s pensando en cortarlos y
desecharlos. Francamente, a ti tampoco. Sin embargo, toda nuestra batalla es en contra de los
haú bitos. Eso es todo, con nuestros coú modos viejos haú bitos.

NUESTRA NECESIDAD DE NECESITAR


Este incansable haú bito que tenemos de pensar negativamente constituye una parte tan
importante de lo que definimos como "normal", que la mayoríúa de nosotros no sabríúamos
quieú nes somos, sin eú l. Perderíúamos nuestro apoyo, porque vivir en esa vibracioú n es lo mismo
que estar enganchados en las drogas: una vez que se cae en ellas, la vida no puede continuar sin
arreglarla.

Hace poco, hablando sobre la Ley de la Atraccioú n y la creacioú n reflexiva ante un grupo
muy numeroso de integrantes de Alcohoú licos Anoú nimos, encontreú una fascinante contradiccioú n.
Por una parte estaba una faú cil aceptacioú n de los principios de la Ley de Atraccioú n, hasta un
grado de excitacioú n. Sin embargo, por la otra habíúa un evidente temor de "soltar" la necesidad
de necesitar. Una muchacha dijo: "Creo que lo que dice es maravilloso, pero ha pasado por alto
una cosa: yo necesito seguir viniendo a estas reuniones para mi propio crecimiento. Necesito a
esta gente, o me hundiríúa otra vez. Yo no teníúa mi vaú lvula abierta cuando llegueú aquíú hace seis
anñ os, y estas personas me ayudaron a abrirla. Si me fuera ahora..., bueno, me daríúa miedo
hacerlo. Me daríúa miedo quedar uú nicamente a mis expensas de ese modo".

Su vaú lvula no estaba abierta. La adiccioú n de esta muchacha al temor se habíúa


convertido en una necesidad. Largo tiempo atraú s, ese mismo temor se habíúa convertido en su
"propia curacioú n". Sentíúa que se quedaríúa sin las muletas en las que se apoyaba, si alguien se
atrevíúa siquiera a sugerir que podíúa enterrar sus temores para siempre, si soú lo encontraba for-
mas de sentirse mejor. Incluso abordar el tema le resultaba francamente aterrador. El temor era
su identidad, su "cobijita" de seguridad, y no estaba sola, esa reaccioú n era ideú ntica en muchos
otros miembros: "Deú me las claves de la felicidad, pero no se atreva a quitarme mis
inseguridades, o me sentireú desnuda y vulnerable." Nuestra siempre presente necesidad de
necesitar.

Por otra parte, existe de manera generalizada el concepto erroú neo que tenemos
muchos de nosotros de que, antes de que pueda haber una recuperacioú n confiable de cualquier
adiccioú n o desorden emocional, debemos desenterrar toda la dolorosa basura que alojamos en
nuestro interior durante nuestros primeros anñ os de vida. Otra persona dijo: "No veo coú mo se
puede usted sentir mejor sin regurgitar (¡sus palabras exactas!). (alusioú n al regreso a la boca de
alimentos ya deglutidos pero no digeridos provenientes del esoú fago). Todo ese horror por el
que tuvimos que pasar mientras crecíúamos". Un haú bito de pensamiento negativo, convertido en
necesidad.

Nuestra necesidad de dolor emocional para sentirnos vivos, o cuando menos levemente
incoú modos, es la mayor adiccioú n que ha conocido nunca la humanidad. Desde luego, muy pro-
bablemente jamaú s dejaremos de tener reacciones negativas, porque el contraste es
precisamente lo que significa ser criaturas fíúsicas; pero, sin duda, podemos aprender a permitir
en nuestras vidas el contraste, nuestros gustos y aversiones, sin tener que sentir y fluir con
tanta negatividad.

TRES MESES DELIRANTES

Pero yo no habíúa aprendido nada de eso todavíúa. Asíú que cuando las tasas de intereú s
subieron, y mi negocio de las hipotecas praú cticamente desaparecioú , me volvíú totalmente loco.
Los preú stamos fueron suspendidos de la noche a la manñ ana. Y de la noche a la manñ ana tambieú n,
yo cambieú de positivo a negativo, culpando a las situaciones externas -el maldito mercado- de
mi estado de aú nimo y de mi condicioú n mental. Paseú de: "¡Hombre, esto estaú sensacional!" a:
"Dios, ¿queú hago ahora?".

Con mi enfoque puesto en el mercado en declive y mi cuenta de banco que tambieú n


declinaba raú pidamente, volvíú ansiosamente la mirada a mi infomercial, que estaba casi listo
para entrar al aire. Seguramente me sacaríúa de mi líúo financiero. Seguramente me salvaríúa.
Seguramente este notable programa tendríúa la suficiente demanda, como para garantizar que
esta aventura -y yo- prosperaú ramos.

Como habíúa sucedido la mayor parte de mi vida, mi adiccioú n a los problemas una vez
maú s se convirtioú en mi "cobijita" de seguridad. El uú nico lugar en el que me sentíúa seguro era
envuelto en las familiares vibraciones negativas. Trateú de regresar al estado de
estremecimiento que habíúa aprendido a manejar, pero estaba demasiado inquieto y eú ste se
apagoú raú pidamente. Ni una sola vez escribíú otro guioú n; no sabíúa que podíúa hacerlo. Todo lo que
hice fue perder horas de suenñ o, beber mucho cafeú , gritar a los perros y sentirme maú s y maú s
aterrada por las impresionantes cantidades de dinero que habíúa gastado, junto con las no
menos considerables sumas de dinero que no estaban llegando.
Entonces, llegaron los:" ¿Queú tal si...?" ¿Queú tal si el infomercial no funcionaba? ¿Queú tal
si habíúa gastado el equivalente al ingreso de cinco anñ os y no recibíúa suficientes pedidos para
con vez estaba creando una espiral poderosamente cargada, muy magneú tica y muy negativa,
que crecíúa con cada segundo que pasaba, con cada pensamiento temeroso que proyectaba. Se-
guíúa tratando de creer que las cosas no habríúan marchado tan bien como el anñ o anterior, en el
que habíúa ganado tanto dinero mientras producíúa el programa y la serie, si el programa no
hubiera estado "destinado a" ser un eú xito. iSíú, si...!

El comercial de media hora salioú al aire durante un largo fin de semana en veinte
diferentes mercados, de Hawaii a Nueva York y todos los puntos intermedios. No tengo que
decir lo que pasoú . No habíúa un "quiero" en el Universo que hubiera podido atravesar las gruesas
vibraciones de mis "no quiero''', que suplicaban: "No quiero que esto falle; ¡oh, por favor, no
quiero que esto tambieú n falle!". Mi vaú lvula estaba completamente cerrada. La puerta a mi
jugueteríúa estaba cerrada, con candados, y mi resistencia a lo que se pareciera siquiera re-
motamente al bienestar, era maú s grande que la Víúa Laú ctea.

Las proporciones del desastre me sumieron maú s profundamente que nunca en la


inseguridad y el temor. Durante tres desesperados meses, di vueltas corriendo de un lado a
otro como un pollo al que le hubieran cortado la cabeza, actuando al estilo del Llanero Solitario,
con mi vaú lvula completamente cerrada, tratando desesperadamente de generar algo de dinero,
mientras seguíúa enfocada constantemente en un largo tren de cosas indeseadas. Ni una sola vez
dejeú de culpar a (y de sentir ansiedad por) las condiciones de la economíúa. ¡A todas ellas!: al
mercado, a la falta de ahorros, a la falta de ingresos, al desastre de la televisioú n y a las deudas
de produccioú n pendientes. No me gustaba lo que veíúa. ¡N o necesito decir que cuanto maú s
atencioú n poníúa en lo que miraba, maú s recibíúa de lo mismo!

Finalmente, en respuesta a mis gritos de angustia pidiendo socorro, supongo que el


universo se compadecioú y envioú un poco de ayuda sobre la base de: "¡Toú malo o deú jalo!". No fue-
ron grandes cantidades de dinero (ni un solo centavo), no fueron nuevas ideas, ni siquiera
gente que me ayudara, soú lo algunas ensenñ anzas. Fue cuando Los principios de la Ley de la
Atraccioú n llegaron a míú, sin ceremonia alguna y en la peor de mis circunstancias.

INTRODUCCIÓN A LOS COMIENZOS

Aunque estaba muy entusiasmada con las nuevas ensenñ anzas, lanzarme de lleno a los
cuatro pasos de la Ley de la Atraccioú n, al principio me habríúa sido imposible. Estaba demasiado
sumergida en el temor. Con dieciocho horas al díúa de ansiedad siempre creciente, estaba tan
inmersa en un enfoque, pensamientos y vibraciones negativos, que sin un programa de im-
pulso, seú que me habríúa dado por vencida antes de empezar. Asíú que me dije: "Muy bien, esto no
debe ser tan difíúcil, soú lo tengo que encontrar la forma de dejar de pensar en lo que me pone
tensa. No es gran cosa. Dejo de pensar en ello durante treinta díúas, y entonces síú, puedo
ocuparme del resto de los cuatro pasos".

¡Iluso! La míúa era una meta muy grande. Pero con una motivacioú n que proveníúa de
querer estar en la cumbre de nuevo, y no tener nada maú s hacia doú nde volverme, me lanceú y me
negueú a darme por vencido. Si realmente deseas embarcarte en este maravilloso viaje de
convertirte en un creador reflexivo, que fue a lo que viniste a este mundo, te invito a que, con
fuerza y urgencia, te lances a experimentar esos treinta díúas antes de probar cualquier otra
cosa. Si te decides, esos treinta díúas te permitiraú n identificar queú tan profundos son tus haú bitos
negativos y te daraú n un valioso punto de partida desde el cual volar. Cuando menos, asíú fue para
míú. Teníúa que establecer doú nde estaba, antes de planear el camino a seguir. ¡Oh, y vaya que
encontreú doú nde estaba!
Asíú que ese fue mi inicio. Mi propio afaú n -aunque totalmente ingenuo- empezoú a sacudir
los grilletes de vibraciones negativas a los que habíúa estado encadenada durante tantas
deú cadas, sin siquiera saberlo. Este es el programa de treinta díúas que disenñ eú , precisamente el
mismo díúa que recibíú el material de la Ley de la Atraccioú n. Te voy a explicar, tomaú ndolo direc -
tamente de mi diario, coú mo funcionoú para míú y queú podríúas esperar si decides seguirlo.

Existen soú lo dos pasos en mi programa de introduccioú n:


1. Retira tu enfoque de cualquier cosa importante que en estos momentos te esté
causando algún temor serio (preocupación, inquietud, ansiedad, estrés, etcétera) y ¡MANTÉNLO
FUERA!
Ten en cuenta que no dije que quitaras tu enfoque de todas las cosas negativas, sino
soú lo de las cosas apremiantes del momento, ¡porque son maú s faú ciles de descubrir y de sentir!
Son cosas siempre importantes; se trata de "no quiero" de alguú n tipo, que te estaú n provocando
tensioú n. Si pensar en tu cuenta de banco yacíúa te pone tenso, deja de pensar en ella ahora
mismo y continuú a con el paso nuú mero dos inmediatamente. Si pensar en tu divorcio genera esa
sensacioú n de hundimiento en la boca del estoú mago, deja de pensar en eso ahora mismo y
cambia de conexioú n tan raú pidamente como te sea posible. Si pensar en que ya se acerca tu
examen profesional te pone nervioso, deja de pensar en eso ahora mismo y cambia tan
raú pidamente como puedas.

En mis primeros treinta díúas no hableú conmigo misma, ni escribíú nuevos libretos; eso
me resultaba muy complicado al principio. Sin embargo, si quieres, tranquilíúzate a ti mismo en
voz alta, o escribe un nuevo guioú n y realíúzalo. Soú lo recuerda que en esos primeros treinta díúas
es muy importante tener un tema a tu disposicioú n inmediata hacia el cual puedas cambiar tus
vibraciones raú pidamente. EÉ sa fue la uú nica forma que encontreú de empezar a vencer a mi
insidioso haú bito de lo "negativo”.

2. Establece un tema de cambio rápido para cada día, y encuentra algo nuevo que
apreciar en ti mismo.
El tema para cambio raú pido lo puedes elegir díúa con díúa. Tenlo listo de antemano para
que lo uses en cuanto descubras que te sientes ansioso, un poco decaíúdo o maú s o menos
desalentado. Es un tema que habraú s elegido previamente para tenerlo a la mano, y para que no
tengas que buscar desesperadamente en queú pensar para abrir tu vaú lvula. No pienses que
encontrar algo que puedas apreciar por ti mismo es "coser y cantar".

Creú eme que es difíúcil. Sin importar cuaú l pueda ser nuestra posicioú n en la vida, la mayor
parte de nosotros sentimos tanta aversioú n a reconocer nuestros propios atributos y talentos,
que soú lo pensar que tenemos que encontrar uno distinto para cada uno de los treinta díúas
puede ser realmente inquietante. Afortunadamente, es justo esa
aversioú n lo que hace tan valioso este ejercicio porque el proceso de sacar a la superficie
un nuevo tema cada díúa, junto con el considerable esfuerzo necesario para mantenernos en-
focados en ese asunto, o nos absorbe de tal modo mientras refunfunñ amos por eso, que a final
de cuentas nos olvidamos de nuestras preocupaciones externas.

Asíú que, ¿queú es lo que hay que apreciar? Bueno, ¿queú te parece tu cabello, lo limpio de
tus unñ as, tu voz para cantar, tu habilidad con los nuú meros, tu amor a los paú jaros, o tu cuerpo
sensacional, tu capacidad como líúder, tu talento para la actuacioú n, tus fuertes manos, lo
fantaú stico que eres con tus hijos, tu eficiencia para un deporte, tu puesto de trabajo en la
companñ íúa, o tu habilidad como vendedor?

Aun cuando creas que no puedes encontrar treinta cosas que puedas apreciar de ti
mismo, encueú ntralas, de cualquier manera. Entonces, cuando alguna preocupacioú n habitual se
entrometa en tu díúa y te sorprendas a ti mismo en ese hipnoú tico estado de enfocarte -al parecer
irremediablemente- en lo que te preocupa, tendraú s algo aleteando en espera, para con-
trarrestarlo de inmediato. Cambia la conexioú n instantáneamente a tu tema del díúa.
Ahora bien, esto es importante: permanece con el tema de apreciacioú n que hayas
seleccionado para ese díúa, sin importar lo absurdo que pueda parecerte. En otras palabras, no
saltes de un lado a otro con tu tema diario de autovaloracioú n, soú lo porque te hace sentir tonto, o
porque te gustaríúa haber encontrado algo mejor. Con la ayuda siempre presente de tu guíúa, o. lo
escogiste por alguna razoú n, asíú que seraú tuyo durante veinticuatro horas. ¡Conseú rvalo!

Asíú, pues, piensa en tu tema de valoracioú n del díúa, cuando no sientas temor. Piensa en eú l
cualquier minuto del díúa en el que recuerdes hacerlo. Ese tipo de enfoque de vibracioú n alta y
concentrada, contribuiraú a romper tu vibracioú n de preocupacioú n maú s raú pidamente de lo que te
puedas imaginar.

LOS PRIMEROS DIEZ DÍAS


A continuacioú n presento todo lo que era mi programa:
1. mantener mi atención alejada de cualquier cosa que me causara preocupación
(lo cual se refería en su mayor parte a las finanzas) y,
2. en su lugar, situar al instante -cambio rápido-lo que tenía preparado para apreciar de
mí mismo ese día.

Sin embargo, durante los primeros tres díúas no habíúa desarrollado el proceso de
cambio raú pido y fueron terriblemente difíúciles. Estaba atrapado en la profundidad y duracioú n
de mis periodos de atencioú n negativa. Encontreú que caíúa en la preocupacioú n en un abrir y
cerrar de ojos. Estaba constantemente tenso. No entraba dinero y, en cambio, salíúa mucho. Son
momentos que te pasa por la mente pensamientos que te dicen ¿seraú verdad todo esto?, y ¿si
son puras palabreríúas?. Me parece críútico el proceso de tener feú en estas circunstancias ya que
tienes mucho por ganar y nada por perder, es maú s si tiras la toalla simplemente es como
empezar a cavar el hoyo de tu sepulcro. Tuú decides si lo mejor de tu vida ya paso oú esta por
venir.

Mis anuncios no funcionaban, como tampoco mi nuevo vendedor, a quien habíúa


contratado por paú nico y que teníúa maú s carencias que yo mismo (obvio). Trateú de imaginar lo
que queríúa, pero continuaron llegando los "no quiero", asíú que no cambieú esa rutina hasta que
fui maú s consciente de lo que estaba haciendo.
Parecíúa que ese constante tono de preocupacioú n nunca se iríúa, ni siquiera cuando
sonreíúa a la gente o hablaba alegremente por teleú fono. Colgaba el teleú fono e inmediatamente
me preguntaba de doú nde llegaríúa el siguiente preú stamo; entonces comprendíúa lo que estaba
haciendo y trataba desesperadamente de encontrar algo -cualquier cosa- en la cual pensar.
Como eso no funcionaba, me sentíúa realmente abatido.
Las horas pasaron muy lentamente durante esos primeros tres díúas. Me sorprende
cuaú ntas veces en el díúa me enfocaba en mis carencias, un haú bito del cual me era muy difíúcil
liberarme puesto que apenas unos meses antes el dinero caíúa sobre míú como si fueran las
Cataratas del Niaú gara. Pero ahora teníúa la clave, asíú que, de alguú n modo, encontraríúa la manera
de usarla adecuadamente.

Para el díúa tres, habíúa descubierto que probablemente el 97 por ciento de mis díúas
estaban dedicados a la preocupacioú n, la angustia, la ansiedad y el temor. Tomar conciencia de
eso me deprimioú completamente y despueú s me enfurecioú , lo cual seguramente no me ayudoú . No
teníúa idea de que me habíúa estado preocupando en forma tan rutinaria, y sin darme cuenta.
Hablar conmigo mismo era inuú til y escribir un nuevo guioú n era imposible, dado mi esquema
mental. Fue entonces cuando supe que teníúa que encontrar algo que estuviera ya listo para
conectarme con un enfoque faú cil y agradable, con una buena y alta vibracioú n. Gracias a mi guíúa
seleccioneú la autovaloracioú n, pensando que con esa herramienta me seríúa muy faú cil alcanzar lo
que me proponíúa. ¡Oh, claro! No soú lo fue maú s difíúcil de lo que habíúa anticipado, sino que
descubríú que la parte maú s complicada era permanecer ahíú una vez que habíúa llegado. Sin
embargo, todo ello me llevoú a que decidiera continuar.

De cualquier modo, la autovaloracioú n fue lo que escogíú e instantaú neamente encontreú


que cambiar de negativo a positivo me resultaba maú s faú cil asíú. Ahora teníúa algo concreto en que
enfocarme, aunque estaba encontrando difíúcil seeentir dicha valoracioú n, en comparacioú n con
simplemente pensar en ella..., seeentirla con una intensidad que despertara en míú el estre-
mecimiento, aunque el tema del díúa no fuera nada maú s que mi mascota. Algunas veces teníúa
que salir a caminar, alejarme del ambiente de la oficina, y ponerme de pie bajo un aú rbol, hasta
que podíúa conseguir de repente una sonrisa exterior que me llevara a esa gentil sonrisa
interior, donde podíúa imponer con sentimiento el tipo de apreciacioú n que correspondíúa a ese
díúa.

Para el díúa cinco, comprendíú que las cosas empezaban a cambiar. Algo estaba
funcionando -lentamente, pero síú- funcionando. Aunque soú lo podíúa llegar a un lugar de
sentimiento realmente elevado durante una cuarta parte del díúa, el resto de eú ste transcurríúa
con facilidad, sin ese incesante y sombríúo enfoque en la carencia. Durante los primeros diez
díúas, no creíú que fuera a lograrlo, pues cuanto maú s cambios raú pidos hacíúa, maú s deprimida me
sentíúa de que esta persona llena de vitalidad (yo) a la que la gente siempre habíúa considerado
tan positiva y tan feliz, no fuera maú s que una aprensiva comuú n y corriente, ¡exactamente el tipo
de persona que yo mismo solíúa recomendar a la gente que dejara de ser!

A medida que los díúas transcurríúan, empeceú a dudar de poder llegar alguna vez al
momento anhelado, de realmente pasar de dieciseú is a dieciocho horas sin ninguú n asomo de
ansiedad. Algunas veces me llegueú a sentir tan desalentada que habríúa gritado al universo; me
echaba a llorar y metíúa las manos en los bolsillos para salir malhumorada a caminar, llena de
autocompasioú n. De hecho, muchas veces durante esos primeros díúas, la posibilidad de
aprender a vivir sin esa familiar y hasta reconfortante vibracioú n de angustia, que habíúa sido mi
aliada la mayor parte de mi vida, parecíúa maú s allaú de toda esperanza. Lo que me causaba
todavíúa maú s angustia era descubrir con desconsuelo que, para empezar, habíúa dentro de míú un
gran miedo. Bueno, habíúa vencido otras adicciones y, ¡maldita sea!, venceríúa esto, sin importar
lo que requiriera para ello.

El sexto díúa (no, no voy a recorrer los treinta), sin razoú n aparente, me hundíú en una
profunda depresioú n y me echeú a llorar. Me sentíúa frustrado y enojado y no sabíúa siquiera por
queú . (Posteriormente descubríú que se debíúa a un cambio quíúmico en mi cuerpo.) Finalmente,
salíú y fui a sentarme bajo uno de mis aú rboles favoritos durante un rato, para calmar me, de
modo que pudiera cambiar mi conexioú n a la valoracioú n del díúa. Pasaron unos cuarenta y cinco
minutos antes de que pudiera conectarme, pero lo logreú , y para mi deleite, no hubo maú s
sentimientos perturbadores el resto del díúa.

En la actualidad, si me siento emocionalmente afectado como en esa ocasioú n, enseguida


me pregunto en queú "no quiero" me estoy enfocando, o queú me estaú molestando, y casi siem pre
encuentro la respuesta con rapidez; hablo conmigo mismo para sacarla, para minimizarla y
dejo ir las cosas. Pero al comenzar con esa primera "entrada", a menos que se tratara de algo
muy evidente, soú lo intentaba cambiar el sentimiento.
Cuando pasaron aquellos primeros diez díúas, comenceú a darme cuenta de que
empezaban a tener lugar cambios draú sticos. Aquellas sensaciones de presentimiento -surgidas
de no seú doú nde- que caíúan sobre míú sin razoú n aparente a lo largo del díúa, se redujeron de varias
docenas a maú s o menos dos. La abrumadora preponderancia de vibraciones negativas habíúa
cesado, y al descubrirlo sentíú como si acabara de conquistar el Monte Everest desnudo. ¡Estaba
eufoú rico!
Asimismo, durante esos primeros diez díúas me percateú de cuaú n difíúcil era para míú tener
fantasíúas, querer, desear. Por supuesto, penseú en las cosas usuales como tener maú s dinero, dis-
trutar maú s al hacer mi trabajo y cosas asíú, pero raras veces -si es que alguna- me permitíúa el
placer de acariciar mis maú s profundos suenñ os. Si una fantasíúa cruzaba por mi mente, como mi
deseo de toda la vida de tener una segunda casa alejada de la ciudad, a la orilla de un hermoso
lago, simplemente suspiraba y la empujaba hacia lo maú s profundo de mi interior, para
convertirla en un anhelo olvidado. Decidíú terminar con esa estupidez y el octavo díúa salíú a
cortar lenñ a, una pasioú n míúa muy personal, y empeceú a decir en voz alta que: "¡Al diablo con
todo!"; que ya era tiempo de sacar del cloú set todas esas viejas anñ oranzas -y cualquier otra cosa
que encontrara ahíú-, para convertirlas todas en un "quiero" declarado y permitirme sentir la
emocioú n de ello, sin importar coú mo.

Y lo hice. Durante una espleú ndida hora, despueú s de conseguir estremecerme y entrar
un poco en el "sentirme bien", corteú lenñ a, hableú con mis perros y conmigo mismo acerca de mi
cabanñ a en el bosque junto al lago. Describíú los olores, los aú rboles, el muelle, la decoracioú n de la
cabanñ a, el brillo del agua en el crepuú sculo. La hora se convirtioú en segundos. Habíúa cruzado una
barrera completamente impenetrable hasta entonces: la barrera de darme a míú mismo. Me
habíúa permitido el placer de sumergirme en una fantasíúa y de convertirla en un "quiero". Habíúa
dado vuelta a la paú gina y lo sabíúa. Desde luego, esa semana habíúa empezado la sincronizacioú n.
Yo vi "mi lago" en la televisioú n exactamente al díúa siguiente. Lo encontreú en un calendario. Lo vi
en el anuncio de una revista, como si el universo estuviera diciendo: "¡Te oíúmos, mujer, sigue...,
y seraú tuyo!". (¡Al escribir esto, ya casi lo es!). Una vez maú s, estaba emocionado.

El noveno díúa era otra vez tiempo de pagar cuentas y estaba inquieto. ¿Coú mo deberíúa
sentirme? ¿Podríúa mantenerme sin temor y alejada del sentimiento de carencia? ¿Podríúa
cambiar raú pidamente mi enfoque? Con la firme decisioú n de prestar atencioú n a mis sentimien -
tos, me dirigíú a míú escritorio. Por fortuna, el proceso mensual de pagos fue maú s faú cil que de
costumbre, aunque aun asíú, encontreú difíúcil saltar a -y mantenerlo asíú- un enfoque de
apreciacioú n. Asíú que me puse a cantar. ¿Por queú no? Cualquier cosa era vaú lida para romper ese
viejo haú bito, duro de vencer, de temer el deú cimo díúa del mes. Funcionoú muy bien, pero termineú
saliendo al campo a disfrutar de la tranquilidad del ocaso y poner a funcionar mi
estremecimiento. No hubo maú s sentimientos negativos el resto de la tarde y en la noche. ¡En mi
diario, esta uú ltima frase estaú subrayada!

Sabíúa que estaba donde debíúa estar. Las ideas brotaban por todas partes. En forma
deliberada, trateú de empujarme yo misma hacia un sentimiento negativo ¡y encontré que no
podía hacerlo! Pero cuando alguno trataba de introducirse furtivamente, sonreíúa para míú
misma como el gato de Cheshire de la pelíúcula de Alicia en el paíús de las Maravillas, y me daba
una palmadita en la espalda por reconocer el sentimiento, y con un cambio raú pido de
velocidades poníúa el freno de vibraciones.
Finalmente llegoú el díúa, ese díúa tan largamente esperado, en el que supe que estaba
completamente tranquilo en relacioú n a los ingresos (aunque todavIÉa no teníúa ninguno), hasta el
grado de estar sinceramente despreocupada. ¡Dios míúo, queú maravilloso sentimiento era eú se!
Despueú s de anñ os de haú bito, como es de suponer, encontreú que todavíúa teníúa que cortar
amarras de declaraciones negativas como: "No, lo siento, no puedo ir contigo, estoy pasando
por una mala racha, y no tengo suficientes ingresos". Desde luego, me sentíúa deprimido en
cuanto algo asíú salíúa de mi boca, pero a partir de ahíú, no me tomaba mucho tiempo descubrir lo
que habíúa causado el sentimiento (siempre un "no quiero") y hacíúa el cambio raú pido para salir
de eú l.

Díúa a díúa, todos difíúciles, observaba coú mo se iba disolviendo toda una vida de
pensamientos negativos inconscientes y de emocioú n negativa. Estaba venciendo una adiccioú n
tan honda, tan arraigada, que ni siquiera sabíúa que la teníúa. Sin duda, cambiar mi enfoque y mis
sentimientos no soú lo no era imposible, sino que estaba sucediendo. Espereú impacientemente a
ver los resultados, ¡algo realmente tonto!

DE LOS DIEZ A LOS TREINTA DÍAS

Los siguientes veinte díúas fueron una montanñ a rusa. En los díúas de optimismo, de faú cil
estremecimiento, se me ocurríúan ideas fantaú sticas para aumentar sustancialmente mis ingre-
sos. Pero en los díúas de pesimismo, no soú lo me deprimíúa un poco, sino que eran díúas en que
parecíúa estar en el fondo del Gran Canñ oú n, con un nuevo, extranñ o y exagerado estado de
malhumor. Nadie me habíúa hablado -y tampoco a nadie de los que trataú bamos de controlar
nuestras energíúas- de esta desagradable, aunque al parecer muy frecuente, situacioú n que
parece presentarse cuando empezamos a atraer maú s energíúa de alta frecuencia a nuestro
cuerpo.

(Ahora sabemos que estos cambios ocurren porque el cuerpo tiene que adaptarse a los
prolongados periodos de vibraciones maú s altas, que a su vez causan un draú stico cambio en la
constitucioú n quíúmica del organismo. Puesto que la emocioú n -que es negativa y fíúsica, a
diferencia del sentimiento, que -- es positivo y eteú reo- es inducida quíúmicamente, los cambios
en el estado de aú nimo son solamente ajustes quíúmicos que se estaú n presentando. Algunas
personas han experimentado estos cambios de humor con bastante profundidad; otras, en
cambio, lo han hecho soú lo moderadamente; pero todas parecen tener algo que decir al
respecto. Por fortuna, esto es pasajero. De hecho, puedes sentir que el problema disminuye al
cabo de aproximadamente seis semanas y que, casi siempre, desaparece por completo en tres
meses.)

Esta clase de cambios de humor suele aparecer de la nada y darte un golpe en el


estoú mago cuando menos te lo esperas. Francamente, hubo díúas que fueron tan malos, que yo
soú lo decíúa: "¡Al diablo con esto!", y ni siquiera intentaba "dar un salto". Pero al siguiente díúa, o
dos díúas despueú s, la nube negra se habíúa alejado y regresaba al programa a todo vapor.

Pero, sin importar en queú estado de aú nimo me hubiera quedado el díúa anterior, habíúa
un ritual matutino que creeú , que me encantaba y que no dejaba de hacer nunca. Era empezar
cada manñ ana con una amorosa conversacioú n con mi Ser interno/Ser expandido: de rodillas, a
modo de reverencia ante la vida que soy (y para mantenerme sujeta a un lugar mien tras lo
hacíúa), bosquejaba mis "quiero" para el díúa la semana, o la deú cada; soú lo me deteníúa lo suficiente
en cada “quiero" como para permitir que su tono de sentimiento me reconfortara. Eran
momentos reverentes, humoríústicos y agudos,"Y los atesoraba como parte de mi programa
disenñ ado. (Noto un vacíúo, y una falta de direccioú n, cada vez que dejo ese ritual a un lado, lo cual
hago algunas veces con mucha frecuencia.)

En los díúas elevados, podíúa conectarme en alta frecuencia en un abrir y cerrar de ojos, y
deslizarme con facilidad en el lugar del sentimiento de apreciacioú n que habíúa elegido para ese
díúa. En los díúas negativos, hacerlo me llevaba un poco maú s de tiempo; pero lo que maú s me
entusiasmaba era que -estuviera yo en alta o en baja frecuencia- el temor de cualquier tipo lo
estaba dejando cada vez maú s atraú s. Los díúas bajos no teníúan un enfoque especíúfico en un "no
quiero", o en el estreú s, sino soú lo en la monotoníúa. Habíúa un impulso renovado en mi modo de
caminar, una cancioú n en mi corazoú n y en mis labios, una sonrisa casi constante en mi rostro,
una emocioú n y un asombro ante la vida y la creacioú n, que no habíúa experimentado desde...,
desde quieú n sabe cuaú ndo.

Aunque me habíúa ensenñ ado a míú mismo desde el anñ o anterior a sentir
estremecimientos sin saber en realidad lo que estaba haciendo, con la caíúda del mercado habíúa
conservado tanto enfoque negativo en las condiciones externas, que desde entonces me habíúa
olvidado de los estremecimientos. Pero los estaba reviviendo de nuevo y me sentíúa tan
emocionado como un jugador novato de fuú tbol cuando inicia el entrenamiento.

Ahora entendíúa que "conectarme" significaba, primero que nada, quitar mi atencioú n de
los "no quiero". Ya sea que fluyera hacia verdaderos "quiero", hacia el objeto de mi apreciacioú n
de ese díúa, o por la simple diversioú n de hacerlo, comprendíú que por fin estaba dejando de
producir el flujo de atraccioú n automaú tica. Me estremecíúa, sentíúa amor (todavíúa uno de mis
sentimientos elevados favoritos), estaba encantada con la vida y sentíúa la energíúa de un gran
gozo extenderse por todo mi cuerpo.

En ese momento, ya podíúa hacer el cambio hacia un "quiero" en particular, o hacia mi


objetivo del díúa. Si me descubríúa pensando sobre de doú nde iba a venir el siguiente preú stamo,
enseguida sentíúa que me rodeaba esa nube huú meda y pegajosa. Comprendíúa que me estaba
enfocando de nuevo en la carencia y me salíúa lentamente de ella, como si estuviera bailando un
vals. Era maravilloso. Y mi nuevo juego de observar esas impetuosas sincroníúas que empezaban
a surgir una vez que formulaba un "quiero", resultaba tan entretenido que se convirtioú casi en
una obsesioú n. Podíúa decidir, durante un gran estremecimiento, que queríúa encontrar un nuevo
restaurante con vista especial, comida exquisita y camareros encantadores, y en un díúa o dos,
una amiga me llamaba por teleú fono, de la "nada", con la sugerencia de que fueú ramos a un lugar
asíú, para conocerlo.

Anñ adíú a mi lista de "quiero" una clase especial de chamarra deportiva para uso rudo
que las tiendas aparentemente habíúan descontinuado, y tres semanas maú s tarde tuve la idea de
ir a una tienda de descuentos muy alejada de mi casa, para comprar papel de fax. ¡Loteríúa! Mi
chamarra estaba colgada sola, en exhibicioú n, y era ¡la única que había en la tienda!

Aunque yo no como mucha carne, un díúa sentíú un deseo intenso de comer una jugosa
hamburguesa; de repente, se me ocurrioú ir a una nueva tienda de coú mputo y encontreú que un
nuevo mercado, flamante, acababa de abrirse en la puerta de al Iado con la maú s deliciosa y
fresca carne molida que jamaú s habíúa probado. Una y otra vez constateú que vivir en frecuencias
maú s altas realmente estaba funcionando. Era como si el Universo me complaciera con la
cancioú n que queríúa.

Mi promedio mensual, que solíúa ser de 30/30 (treinta díúas de cada treinta díúas con
preocupacioú n), se habíúa vuelto ahora maú s como 17/0/13 (diecisiete arriba, cero con temor o
ansiedad real y trece en un extranñ o aú nimo bajo), un gran adelanto de todos modos.
Pero mi ansiedad por obtener raú pidamente las recompensas me estaba agotando.
Cuando vuelvo la vista atraú s, puedo ver que en la etapa inicial de dos semanas estaba buscando
los resultados en forma de doú lares, lo cual era algo realmente tonto, puesto que todo lo que mi
actitud lograba era mantener mi enfoque en lo que no habíúa.

Finalmente llegoú el Díúa Treinta. ¿Doú nde estaba mi desbordante cuenta bancaria? ¿Por
queú no recibíúa incesantes llamadas telefoú nicas para comunicarme que teníúa alguú n preú stamo
que me sacaríúa de apuros? ¿Por queú tomaba tanto tiempo llevar a cabo mis nuevas ideas? Ahíú
estaba yo otra vez, sintieú ndome desilusionada por lo que no había pasado. Mis continuos:
"¿Doú nde estaú ?" "¿Doú nde estaú ?", eran el mismo gastado enfoque negativo, soú lo que vestido con
un traje diferente. En realidad, el dinero estaba empezando a llegar, aunque lo hacíúa a
cuentagotas. Yo observaba fascinada. Esta extranñ a corriente constante de un poco aquíú, un poco
allaú , estaba de manera evidente en proporcioú n directa con mi enfoque de vibraciones. Cuando
menos, con mi vaú lvula un poco maú s abierta que cerrada, ¡no iba para atraú s! Mi cuenta de
cheques se manteníúa en el mismo estado (no seú coú mo) o crecíúa ligeramente. ¡N o habíúa vuelto a
retroceder! Todo esto en síú ya era un milagro.
Me tomoú varios meses poder permitir que se abrieran las compuertas una vez maú s,
pero lo conseguíú. No todas al mismo tiempo, pero síú gradualmente. Un "quiero" tras otro en-
contraba el camino a mi puerta, algunos de ellos muy grandes y muchos otros, pequenñ os y
divertidos.
Y; sin ayuda alguna de mi parte, excepto la profunda apreciacioú n por ese sensacional
producto que yo habíúa logrado producir de alguú n modo, Curso de Vida 101 -el programa
audiovisual al que habíúa creado en un momento de inspiracioú n antes de conocer la Ley de la
Atraccioú n- empezoú a despegar, como fuegos artificiales, en diferentes partes del mundo.

Me encantaríúa decir que todos mis viejos haú bitos desaparecieron en treinta díúas, pero,
francamente, no fue asíú. Auú n ahora, con el dinero fluyendo en abundancia, requiere de toda mi
concentracioú n recordar que lo que logro no es debido a mi arduo trabajo, ni a lo lista que soy,
sino a coú mo fluye mi energíúa. Asíú que sigo escribiendo libretos, hablando constantemente
conmigo mismo y cambiando de conexioú n. Ahora, en lugar del tema de "apreciacioú n-del-díúa",
tengo un "quiero-del-mes" en el cual apoyarme y que sirve a dos propoú sitos: crea un tiempo
mucho maú s prolongado de vibraciones -por tanto, maú s pasioú n- para que el flujo de energíúa se
dirija a un deseo especíúfico, y me da esa red de seguridad de tener siempre algo listo volando,
en espera de fluir cuando maú s lo necesito.

EN ENTRENAMIENTO CONSTANTE
¿Resulta maú s faú cil? ¡Claro que síú! Pero, si te decides a tomar el control de tu vida y a
tener las cosas que quieres, a hacer las cosas que quieres, a ser la persona que quieres ser ya
vivir como quieres, con la gente que quieres, hay algo que maú s te vale aceptar: ¡estaraú s en
entrenamiento siempre! Tendraú s díúas elevados, díúas bajos, díúas fantaú sticos, díúas escabrosos,
díúas profundamente emocionales y díúas en los que te sentiraú s listo para "tirar la toalla". Sin
embargo, apostaríúa que no lo haraú s, no ahora; no al saber lo que ya sabes. Te guste o no, dudo
que nunca maú s puedas sentir siquiera una leve emocioú n negativa, sin saber que has cerrado
todas las puertas a todas las cosas que has deseado en la vida, sean materiales, fíúsicas,
emocionales, espirituales o todo lo anterior junto.

Asíú que, en efecto, eú sta es una empresa para toda la vida y no vas a aprender todo lo
que tienes que hacer en esos treinta díúas. Puedes liberarte del temor y la preocupacioú n durante
ese primer mes, definitivamente. Pero despueú s, prepaú rate y laú nzate en cuerpo y alma,
conscientemente, a todos los vericueto s de los cuatro pasos hacia la creacioú n reflexiva, esto es,
si lo quieres todo: prosperidad, seguridad, salud, libertad, alegríúa, vivacidad, independencia,
realizacioú n; es decir, si quieres volver a tu natural estado de ser, a lo que estabas destinado a
ser, a la forma en la que puedes ser de aquíú en adelante; si estaú s dispuesto, en fin, a dedicarle el
esfuerzo que requiere.

ES TU TURNO

Este asunto no es de nadie, sino tuyo; siempre lo ha sido, siempre lo seraú . Nadie te ha
obligado. Nadie ha provocado nunca que tu vida sea de una manera o de otra. Ha sido tu asunto
desde el principio, ha estado disenñ ado por la forma en la que estaba fluyendo tu energíúa, y ha
estado disenñ ado en todo momento, todos los díúas, conforme a como te estabas sintiendo.
Ahora, habraú s de concretarte a lo que quieres hacer durante el resto de tu vida y a
saber queú tan dispuesto estaú s a echar a andar el esfuerzo-sentimiento para conseguirlo.

Asíú que a continuacioú n te presento algunas estrategias, una forma raú pida de hacer
resaltar los puntos sobresalientes que debes tener en cuenta mientras entras a este nuevo y
excitante mundo de la creacioú n reflexiva. Primero, los pasos principales:
Paso 1. Identifica qué es lo que no quieres.
Paso 2. Identifica lo que quieres.
Paso 3. Encuentra el lugar del sentimiento de tu "quiero".
Paso 4. Espera, escucha, y permite que el universo haga su parte y (paso cuatro: ¡Mantén
tú floreciente enfoqué fuera de esas condiciones en-blanco!).

LOS "NO" MÁS IMPORTANTES.


- No hagas una evaluacioú n demasiado pronto. Si tus "quiero" no han empezado a
aparecer todavíúa, tranquilíúzate y manteú n tu vaú lvula abierta.
- Cesa de tratar de mejorar a alguien maú s; eso equivale a cerrar la vaú lvula. No
tienes que mejorar algo; soú lo tienes que dejar de pensar en ello.
Deja de pensar que el mundo tiene que cambiar antes de que puedas estar seguro o
ser feliz. Tuú creas tu propia seguridad a traveú s del fluido de tu energíúa.
No des por sentado nada de lo que ocurre en tu vida, bueno o malo, grande o pequenñ o.
Llegoú a tu vida porque lo atrajiste como con imaú n, asíú que presta atencioú n a lo que estaú s
creando.
Deja de enfocarte en responder a, o preocuparte por, coú mo controlar condiciones que
todavíúa no cambian. Eso soú lo te haraú atraer maú s de lo mismo.
No trates de "etiquetar" tus sentimientos cuando esteú s deprimido. Deja de llamarlo
culpa, frustracioú n, o lo que sea. Soú lo seú consciente de que estaú s fuera de sincroníúa y encuentra
la forma de volver a ella.
Deja de quejarte. ¡Desea en grande, en calidad y en cantidad! Y nunca dejes de crear
nuevos" quiero". La energíúa maú s alta necesita salidas por las cuales fluir. ¡Creú alas!
Deja de pensar que no puede suceder. Esa vibracioú n te garantizaraú que no sucederaú .
No esperes a sentirte bien antes de sintonizarte. Sintoníúzate a todo lo largo del díúa.
Convieú rtelo en un haú bito. Estremeú cete, aunque lo hagas soú lo para mantener tus frecuencias en
alto, tu vaú lvula abierta y lo maú s bajo posible tu resistencia a la energíúa de alta frecuencia.
No tomes esto tan en serio como para que se cierre tu vaú lvula. Aligeú rate, divieú rtete con
esto, y lo que esperas ocurriraú maú s pronto.
Nunca jamaú s, realices una accioú n no inspirada mientras tu vaú lvula esteú cerrada, o te
encuentres en medio de un problema. Primero consigue que se abra tu vaú lvula y despueú s
escucha a tu "guíúa", antes de actuar.
No trates de buscar las causas feas, oscuras y desagradables de lo que piensas que hay
de malo en ti. ¡Detente!
Con eso lo que estaú s haciendo es prestar maú s atencioú n a lo que no quieres.
No vivas para el resultado final, diciendo: "No me puedo sentir mejor hasta que
suceda".
No te golpees a ti mismo cuando te sientas mal o con la vaú lvula cerrada. Te
sientes mal soú lo en un "no quiero". Asíú que felicíútate por haberlo reconocido. Si no sabes lo \
que no quieres, ¿coú mo descubriraú s lo que quieres?
Deja de pensar acerca de cualquier cosa que cierre tu vaú lvula, cualquier cosa,
cualquier persona, cualquier situacioú n, cualquier evento, cualquier circunstancia, cualquier
lugar, cualquier pelíúcula, cualquier comida, cualquier conductor, cualquier jefe, cualquier
escena, sin importar queú , ¡SIN IMPORTAR QUÉ!
 Deja de unirte a la carreta de quejas, cargada con seres desconectados, de vaú lvulas
cerradas. Fluye o derrama tu energíúa hacia lo que quieres, e influye en ello.
Deja de hablar de tu enfermedad y de causar que tu cuerpo se degenere todavíúa maú s.
Empieza a hablar de coú mo tu cuerpo se estaú recuperando, y abre tu vaú lvula para permitirlo.
Deja de participar en el juego de los "problemas". Tener problemas no es maú s que una
excusa para permanecer en las vibraciones negativas.
No anheles algo con desesperacioú n. Eso es una percepcioú n negativa de que no tienes
algo.
Deja de pensar que hay algo fuera de ti que hace -o puede lograr- un cambio.
No tengas miedo de mirar algo que no quieres. Obseú rvalo desde todos los aú ngulos.
Entonces, renueva tus "quiero" o tus intentos
No justifiques tus sentimientos con un: "Yo tengo razoú n; tuú estaú s equivocado", aunque
pueda ser el caso. Eso cierra tu vaú lvula, y tapa el flujo de energíúa de frecuencias maú s altas a
todas las otras aú reas de tu vida. Recuerda, si activas una cosa, activas todas.
No lamentes nada; eso es un flujo negativo, excepcionalmente pesado.
Nunca, jamaú s, inicies un nuevo proyecto, negocio, aventura, empresa, actividad,
relacioú n, ni nada maú s, antes de escribir el guioú n de ello y de fluir energíúa apasionada hacia eú l
durante un largo tiempo.
No lo pienses, sieú ntelo.
No pienses tus reacciones, sieú ntelas.
Salte de tu problema. Si hiciste una tonteríúa, ¿eso queú ? Soú lo decíúdete a cambiarlo.
Deja de tratar de encontrarte a ti mismo. Empieza, en cambio, a complacerte. Una vida
grandiosa es tu derecho. Tuú eres tu vida; por tanto, ¡tuú eres grandioso!
No se te olvide nunca que tuú no eres Pepe ni Juana, no eres carpintero, ni secretaria, tuú
eres una fuerza de vida. ¡Actuú a como tal! ¡Transfoú rmate en eso!
No te des por vencido, ¡nunca te des por vencido!

LOS "SÍ" MÁS IMPORTANTES


 Conceú dete tiempo todos los díúas para sonñ ar, desear, imaginar, intentar, querer, y
tiempo para fluir energíúa hacia todo ello, hacia todo eso.
 Siempre que te sientas menos que bien, deteú nte, recobra el equilibrio y
encuentra una forma de sentirte un poco mejor cada díúa. Cada "sentirte mejor" eleva en verdad
tus vibraciones.
 Usa todo lo que conozcas para "apagar" el enfoque negativo y volver a sentirte
caú lido y protegido.
 Haz maú s afirmaciones todos los díúas acerca de lo que quieres y por queú : cosas
grandes, cosas pequenñ as, cosas tontas. Cuanto maú s "quiero" tengas y maú s te emociones con
ello, maú s raú pidamente fluiraú tu energíúa.
 Toma decisiones todos los díúas, sobre tu estado de aú nimo, tu seguridad, tu
trabajo, tus relaciones, tu lugar de estacionamiento, tus compras. Al igual que ocurre con los
"quiero", las decisiones llaman a la energíúa y proporcionan salidas.
 Preguú ntate a ti mismo constantemente: "¿Coú mo estoy fluyendo mi energíúa?",
"¿coú mo estoy fluyendo mi energíúa?".
 Da maú s tiempo a lo que quieres que mejore, y aleú jate del hecho de que no ha
sucedido todavíúa. Estaú formaú ndose, estaú ocurriendo, viene en camino. ¡Creú elo!
 Haú blate tiernamente todos los díúas. En voz alta.
 Observa las pistas de que las cosas estaú n sucediendo por sucesos concurrentes,
o por sincroníúa.
 Sigue escribiendo nuevos y sensacionales guiones o historias. . Presta atencioú n
a coú mo te estaú s sintiendo. Sustituye tus listas de "queú hacer", por listas de "queú sentir”.
 Encuentra nuevas formas de sentirte mejor todos los díúas. Seú creativo,
imaginativo y atrevido.
 Date palmaditas en la espalda por cada obstaú culo que percibas que has creado.
Sin. ellos, no puedes saber queú es lo que quieres.
 Piensa solamente en lo que quieres, en lugar de en la carencia o la falta de ello.
 Acepta de una vez por todas que tuú eres el creador de tu experiencia.
 Empieza tu díúa con la intencioú n de buscar los aspectos positivos en todo y en
todos. Enseguida, intenta encontrarlos.
 No te fijes en coú mo otra persona estaú derramando su energíúa. Presta atencioú n
soú lo a la tuya.
 Recuerda que nada -nada- es maú s importante que sentirte bien, aunque soú lo
sea sentirte mejor. . Usa tu "quiero-del-mes" como un salvavidas. Lo es. Empieza por pequenñ os
cambios raú pidos de conexioú n de vibraciones negativas a positivas. Pronto, ese pequenñ o
pensamiento alcanzaraú el impulso necesario para lanzarte a un mayor "sentirte bien".
 Espera tus "quiero". ¡Espeú ralos!
 Aprende a encender, a voluntad, sin importar coú mo, lo que hayas elegido hacer.
Cuando enciendes tu vaú lvula, bajas tu resistencia, vibras positivamente, atraes positivamente.
 Mantente alerta a coú mo estaú s sintieeendo y el resto seraú faú cil.
 Mantente fuera del pasado; no existe.
 Toma conciencia del tono de los sentimientos con los que permaneces durante
el díúa, desde que amanece hasta que se apagan las luces. Mantente perceptivo. ¡Toma con-
ciencia!.
 Vive en el lugar del sentimiento de tus "quiero" todos los díúas.
 O vive en el "sentirte bien" y observa la rapidez con que llegan tus "quiero".
 Si despiertas sintieú ndote sensacional, alieú ntalo. Si despiertas sintieú ndote con el
aú nimo decaíúdo, caú mbialo.
 Caú lmate, relaú jate, suavíúzate, vueú lvete natural, aceú rcate a ti mismo.
 Saca a la luz esa hermosa dulzura que hay en lo profundo de ti. Encueú ntrala,
alimeú ntala, permíútele ser y espaú rcela. Hombres y mujeres, todos la tenemos.
 Escucha a tu guíúa y entonces actuú a; nunca actuú es antes. . Sigue tus impulsos,
eso es tu guíúa.
 Aprende a mirar el contraste sin tener que cruzar la líúnea hacia la resistencia
negativa.
 Practica fluir la apreciacioú n por las senñ ales de traú nsito, las senñ ales de la calle,
las construcciones de ladrillo, los semaú foros u otros objetos del exterior mientras conduces.
 Adquiere conciencia de los obstaú culos muy reales que con tu resistencia estaú s
creando a tu fuente de energíúa.
 Si todo lo demaú s falla, haz el gesto de sonreíúr. El soú lo mover tu rostro eleva tus
vibraciones.
 Si algo te molesta, pasa sobre ello.

ES TU BARCO

No puedes arruinarlo. No puedes cometer un error ni tomar una decisioú n equivocada.


Es imposible. De hecho, nunca has cometido un error; lo que ocurrioú soú lo contribuyoú para que
aprendieras a dejar de vibrar negativamente. ¡Ahora ya lo sabes!

Todo este asunto de crear nuestras vidas mediante el flujo de energíúas de maú s alta
frecuencia que en la que hemos estado vibrando, es increíúblemente nuevo para nosotros. Es un
gran reto, una monumental nueva orientacioú n en la vida. Asíú que seú amable contigo mismo,
toú malo con calma, juega con las energíúas, vueú lvete curioso, ríúe maú s, sonríúe maú s, experimenta. Ve
cuaú nto puedes sostener un estremecimiento o cuaú n raú pido puedes activar tu energíúa. Descubre
queú te da alegríúa; y, entonces, deú jala fluir. Juega con tus "quiero". Juega con todo ello; pero
recuerda: todo esto es muy nuevo; asíú que, por favor, no te desanimes.

Somos como bebeú s en andadera que aprendemos a maniobrar en nuestro nuevo


mundo. Todo en ese bebeú dice: "Levaú ntate y camina" . Asíú que lo hace, una y otra vez, sin impor-
tar cuaú ntas veces se pueda caer. A eso se le llama pasioú n..., y praú ctica.

La praú ctica consiste en esta nueva forma de pensar y de ser. Tiene que ser asíú; es tan
nueva, tan extranñ a... Exactamente ahora, este concepto no es sino un montoú n de palabras en
papel que pueden sonar interesantes, pero el sabor estaú en la prueba. ¡Y eso significa praú ctica!
Practica coú mo hacer fluir la energíúa. Practica hacerlo con tus "quiero" o practica
solamente para hacerla fluir. Aprende a activarla a voluntad..., en cualquier situacioú n..., donde-
quiera que esteú s..., con quienquiera que esteú s..., suceda lo que suceda. Controla tu vida, al
controlar tus reacciones ante ella. Asíú que... ¡practica!

Despueú s de que recorras tus treinta díúas, disenñ a tu propio programa para mantener en
alto el intereú s. Tal vez una semana de sentimiento de gratitud, una semana de sentimiento de
asombro por todo, de reverencia, de admiracioú n, de entusiasmo. Quizaú una semana de
sentimiento de diversioú n, una semana de optimismo, una semana de estar enamorado, de
sentimiento de: "Dios, es bueno estar vivo", sin importar lo que sucede a tu alrededor.
Practica en momentos casuales, en el banñ o, cuando esteú s atendiendo a tus ninñ os o
haciendo tu declaracioú n de impuestos, al asistir a una junta o cuando esteú s trabajando en la líú -
nea de produccioú n de la faú brica.

Lo que es maú s nuevo para nosotros, es aferrarnos a estos conceptos aparentemente


obsoletos de que la vida real se trata, primero, de sentir y, luego, de actuar. Eso es justa y
completamente obsoleto para nosotros. Soú lo la praú ctica traeraú los frutos de ese audaz nuevo
concepto.
¡Puedes pensarlo, tienes que sentirlo! Asíú que practica para convertirte en amante. Si es
algo que quieres con pasioú n, aú malo con todas tus fuerzas. Acaríúcialo con emocioú n con las maú s
tiernas y ardientes vibraciones. Abraú zalo con ferviente devocioú n. Arruú llalo en tu regazo.
Envueú lvelo con un amor tan profundo, tan deslumbrante, tan fogoso, tan bello que te quite el
aliento. Practica coú mo derramar amor apasionado. ¡Eso es estar en un gran momento de caú lido
y suave cobijo!

Síú, la vida puede volverse maú s compleja durante un tiempo porque has incrementado tu
deseo, porque has aumentado tus energíúas magneú ticas. Pero con ese deseo viene la vida
auteú ntica.
Asíú que aprende a sentir, sentir, sentir..., bien o mal..., positiva o negativamente. Si un
sentimiento finalmente abre las puertas a los tesoros del universo, ¿queú tan malo puede ser? Si
lo quieres suficientemente, aprenderaú s a sentirlo.

Entonces, aprende a sentirte bien, sin importar cómo. Este punto de vista tiene que
ser totalmente consciente y deliberado. Las respuestas que te pongan de rodillas tienes que
mandarlas a volar. Si deseas cambiar las condiciones de tu vida, tienes que cambiar tambieú n tus
vibraciones, asíú que practica hasta que puedas transformarlas en un simple abrir y cerrar de
ojos. Si no logras sentir caú lidos estremecimientos, significa que estaú s por los suelos o que te
sientes muy mal. De cualquier manera, estaú s enviando vibraciones negativas.

Si tienes algún problema, sácalo de tu vida hablando de eú l contigo mismo durante diez o
quince minutos cada díúa. Analíúzalo en voz alta hasta que hayas encontrado lo que te inquieta, y
veraú s coú mo disminuye al hablarlo. Cada vez que hagas eso, estaraú s dejando un poco maú s de
resistencia detraú s de ti hasta que finalmente descargues lo suficiente como para permitir que
tus vibraciones -¡y tu experiencia!- cambien.

Soú lo recuerda que la forma en la que pienses es la forma en la que sientes; la forma en
la que sientas es la forma en la que vibras; la forma en la que vibres ¡es la forma en la que
atraes!
Asíú que lo que quieras, sieú ntelo, siéeentelo hasta que se convierta en un caú lido
estremecimiento. Si puedes sentirlo, puedes tenerlo. Puedes tener cualquier cosa que quieras,
siempre y cuando primero puedas sentirlo.

Te puedes comer al mundo de un bocado. Soú lo tienes que prestar atencioú n para
descubrir queú viene, en lugar de queú es lo que no estaú aquíú. Una vez que esteú s coú modo haciendo
eso, por los poderes que son y por el poder que eres tuú , empezaraú s a vivir la vida que viniste a
vivir aquíú. Estaraú s haciendo realidad tu razoú n de ser.

Todo es energíúa. Eso es todo lo que este mundo y el universo son. Puedes ser su dueño o
su víctima. Al aprender a controlar el tono y el flujo de tu energíúa electromagneú tica, estaraú s
aprendiendo a tomar el control de tu propio destino, dirigiendo tu barco a donde desees.
Cuando lleguen las tormentas, sabraú s queú las creoú y queú hacer. Estaú el control absolutamente
dirigido hacia recargar las maravillosas recompensas de una vida que estaú -en toda la extensioú n
de tus posibilidades- ¡finalmente siendo vivíúda!

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