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El turismo consiste en recorrer lugares distintos del de residencia. Han adquirido importancia los
datos que muestran el crecimiento de turistas que circulan por el planeta cada año, o las cifras
millonarias de las actividades económicas que se relacionan con esta práctica, y también el viaje y
las vacaciones han adquirido en la vida cotidiana de amplios sectores de la población.
Las dimensiones territoriales del turismo
El turismo tiene una clara dimensión territorial, ya que se trata de una práctica de movilidad o
desplazamiento entre un lugar y otro, motivada por las diferencias que uno muestra respecto del
otro.
Estudios sobre Geografía del turismo han procedido a caracterizar los flujos turísticos en términos
de su intensidad y cualidades (número y atributos del turista), de sus lugares de origen y los
lugares de destino. Los lugares de destino turístico son analizados a partir de sus características
particulares, de los productos y modalidades que ofrecen o de los impactos o de su desarrollo
turístico.
¿Qué son los atractivos turísticos? Rasgos del lugar que obligan al individuo a desplazarse desde
sus ámbitos de residencia hasta ese lugar. Las tradicionales clasificaciones de atractivos naturales
(paisajes, playas y sierras, etc.) y culturales (museos, edificios históricos, manifestaciones
artísticas). La condición de atractivos turísticos es una asignación social.
La “mirada turística” cambia a lo largo del tiempo y en las distintas sociedades, y lleva a que
también lo hagan los atractivos y lugares turísticos. A medida que cambia la forma de pensar y
practicar el turismo, también cambian los atractivos turísticos que permiten realizarlo, y los lugares
de destino turístico donde llevarlo a cabo.
Las sociedades receptoras juegan un papel fundamental a partir de sus propios objetivos, intereses
e ideologías. Los lugares/atractivos generan beneficios económicos para otorgar legitimidad
política o para alcanzar fines sociales, y van definiendo también qué cosas devendrán atractivos
turísticos y qué lugares serán de destino y cuáles no.
Turismo y Patrimonio
Cabe destacar la importancia de los procesos de patrimonialización que tienen en la actualidad, ya
que el patrimonio viene adquiriendo una importancia creciente en tanto atractivo turístico,
especialmente en el turismo cultural. En el patrimonio, su condición estaría definida en el pasado y
la tarea actual sería garantizar su preservación y ponerlo a disposición de todos los miembros de la
sociedad.
El aprovechamiento turístico del patrimonio se ha instalado con fuerza, a partir de una visión que
propone el uso turístico como una alternativa viable para garantizar su disfrute y valoración por
parte de la población, al tiempo que a través del turismo se generarían los recursos para la gestión
y preservación del patrimonio. Esto genera el crecimiento de nuevas formas de hacer turismo, el
disfrute turístico con el acercamiento y conocimiento de los productos de la cultura, y también las
manifestaciones de la cultura.
Existen tipos de patrimonios que por sus propias características, serían más adecuados para
convertirse en atractivos turísticos; como pueden ser el reconocimiento institucional, los intereses
y expectativas de los turistas. Sólo el patrimonio que pueda ser transformado en una “mercadería”
con demanda efectiva en el mercado será convertido en atractivo turístico.
GEOGRAFÍA DEL TURISMO (Daniel Hiernaux)
La geografía del turismo es lo que hacen los geógrafos del turismo.
Se optó por ubicarlo como emergente por dos razones esenciales: la primera es que la geografía
del turismo resulta efectivamente una figura menos construida. Por otra parte, los cambios
recientes en la geografía del turismo son de tal magnitud que no puede hablarse de consolidación,
sino de un constante acomodo a las nuevas orientaciones, influencia o presiones que marca la
realidad.
La reflexión actual sobre el turismo lleva al desarrollo de una cierta mirada geográfica sobre el
turismo, más que a una geografía del turismo. Existe una verdadera coherencia entre los procesos
sociales que conllevaron a la expansión del turismo de masas y el desarrollo de la geografía del
turismo.
Todo turismo tiene en esencia un desplazamiento espacial, un viaje, pero no todo viaje es turístico.
El viaje turístico se presenta históricamente a partir del conocido Gran Tour, que se constituirá en
un modelo ideal para el turismo masivo que se desarrollará con la aparición del transporte
moderno, primero el ferrocarril, luego el automóvil y finalmente el avión. A partir de la segunda
mitad del siglo XIX empezó la democratización del turismo con el desarrollo de las vías de
comunicación y de los medios de transporte.
A partir de la Segunda Guerra Mundial se promueve un turismo de masas (Fordismo) que se
caracterizaba por la producción masificada, grandes empresas, trabajos monótonos y repetitivos
organizados. Ésta fue la fase de mayor crecimiento del turismo a escala mundial, como turismo
internacional y como turismo interior o doméstico.
El turismo es un fenómeno consolidado en las sociedades modernas, pero también está sometido
a fuertes presiones de cambio, que afectan a la estabilización de las investigaciones que sobre él
realizan las diferentes disciplinas que lo abordan, como la geografía humana. Esta característica es
esencial para comprender que el sentido y las orientaciones recientes seguidas por la geografía del
turismo no son independientes de los cambios en el fenómeno mismo.
El turismo de masas y el intento de consolidación de la geografía del turismo
La asociación entre en turismo y la reconstrucción/expansión de las economías fue casi obvia, se
asistió a una masificación interna hacia los destinos tradicionales, las estaciones balnearias.
Otra característica de la época que puede delimitarse entre 1955 y 1980 es la participación mayor
del Estado como urbanizador para el desarrollo turístico, promotor de ciertos destinos turísticos y
como productor directo de nuevos espacios turísticos.
Espacial hace referencia a un destino turístico que perdía calidad, los flujos turísticos se orientarían
hacia otros destinos, menos saturados y declinantes. (Butler, 2004)
El turismo de masas generó una enorme demanda de estudios aplicados sobre los destinos
turísticos. El Estado ha sido demandante de estudios de todas las disciplinas, para edificar su
propio análisis de los procesos en curso, construir sus políticas turísticas y tomar decisiones de
inversión pública.
El análisis, la planificación y la gestión del turismo es un campo de actividad en expansión y donde
se abre un amplio abanico de posibilidades. El geógrafo aporta una visión transversal y territorial
del fenómeno turístico y puede analizar las interrelaciones y los efectos de los diferentes factores
que intervienen en cada caso o situación. Todo parece indicar que el espacio acaba siendo un
simple referente de localización o un entorno que soporta o contiene las actividades turísticas. Las
actividades ligadas al turismo suelen afectar, si no destruir, de manera acelerada ciertos
ecosistemas extremadamente frágiles, como los costeros o los de montaña.
El giro cultural en la geografía del turismo
El giro cultural interviene de dos maneras: la primera es a través de una renovación de las
temáticas, las miradas y el método de la misma geografía cultural. La otra es a través de la
introducción de una dimensión cultural en los demás campos de la geografía.
El giro cultural impulsó una visión basada en comportamientos, imaginarios y actuaciones mismas
del turista y no turista, inclusive planteando que ambos grupos tradicionalmente diferenciados son
partes ineherentes del proceso turístico. Está marcado por particulares formas de relación
espacio/sociedad.
El turismo tiene un papel considerable en la orientación y definición de algunas actividades
económicas desarrolladas en torno a ciertas prácticas sociales de ocio.
El espacio turístico es cada vez menos un espacio exclusivamente, marcado por el turismo. Así
como las actividades de la producción se hacen presentes en los espacios turísticos, las actividades
del ocio y el turismo trastocan cada vez más los espacios supuestamente relacionados
exclusivamente con el mundo de la producción. Esto es la turisficación.
ESPACIO Y MÉTODO (Milton Santos)
El espacio es considerado como un factor de la evolución social, el espacio contiene y es contenido.
No puede estar formado únicamente por las cosas, los objetos geográficos, naturales o artificiales.
El espacio es todo eso más la sociedad.
El lugar puede ser el mismo, las localizaciones cambian. El lugar es un objeto o conjunto de
objetos. Es un punto en el espacio, lo más importante es el sentido propio.
La localización expresa ubicación, extensión y relaciones que adquieren los hechos geográficos en
un espacio dado. Implica considerar tanto el lugar físico en que se ubique el hecho como su
situación. Una ventaja es que atrae e impulsa la dinámica del capital.
Hechos geográficos es el conjunto de manifestaciones naturales y de objetos de orden cultural
contenidos en el espacio geográfico.
¿Qué es un elemento del espacio? Es la unidad básica de un sistema en términos primitivos que no
necesita definición, de la misma forma que la concepción de punto en Geografía.
Elementos del espacio: enumeración y funciones. Los elementos del espacio son los hombres, las
empresas, las instituciones, el medio ecológico y las infraestructuras.
La demanda de cada individuo como miembro de la sociedad es satisfecha por las empresas y en
parte por las instituciones. Las empresas tienen como función esencial la producción de bienes,
servicios e ideas. Las instituciones producen normas, órdenes y legitimaciones. El medio ecológico
es el conjunto de complejos territoriales que constituyen la base física del trabajo humano. Las
infraestructuras son el trabajo humano materializado y localizado en forma de casas, plantaciones,
caminos, etc.
Elementos del espacio: su reductibilidad. Las funciones que afectan a cada uno de los elementos
del espacio son intercambiables y reducibles unos a otros.
Elementos del espacio: las interacciones. La función es acción, la interacción supone
interdependencia funcional entre los elementos. Cada acción no constituye un dato
independiente, sino un resultado del propio proceso social. En cada momento de la evolución de la
sociedad el hombre encuentra un medio de trabajo ya construido sobre el cual opera, y la
distinción entre lo que se llamaría natural y no natural se vuelve artificial.
El medio ecológico ya es medio modificado, todo lo que consideramos como primera naturaleza
fue transformado. Este proceso de transformación, continuo y progresivo, constituye un cambio.
Realidad empírica: A lo largo de la historia toda variable está sometida a evolución constante, la
variable demográfica está sujeta a cambios e incluso a renovaciones. Lo que interesa es el hecho
de que en cada momento histórico cada elemento cambia su papel y su posición en el sistema
temporal y en el sistema espacial.
Los elementos como variables: Los elementos del espacio están sometidos a variaciones
cuantitativas y cualitativas. Los elementos del espacio deben ser considerados como variables, esto
significa, que cambian de valor según el movimiento de la historia. Cada variable tiene un valor por
sí misma, a través del movimiento del conjunto o del contexto, podremos valorar correctamente
cada parte y analizarla, para reconocer ese todo.
El necesario esfuerzo de clasificación: Una población está formada por personas que pueden
clasificarse según su edad, sexo, raza, nivel de instrucción, nivel salarial, clase, etc. En cada
momento histórico los valores atribuidos a una profesión o a un grupo de edad, a un nivel de
instrucción o a una raza, no son los mismos.
Variables desde el ángulo de las técnicas y de la organización: la cuestión del lugar.
Cada lugar contempla una combinación de variables de edades diferentes. La organización se
definiría como el conjunto de normas que rigen las relaciones de cada variable con las demás,
dentro y fuera de un área.
La organización existe para prolongar la vigencia de una función dada, atribuyéndole una
continuidad y regularidad que sean favorables a los detentadores (tienen el control de la
organización) del control de la organización. La organización tiene un papel de estructuración
compulsiva.
El espacio como un sistema de sistemas o como un sistema de estructuras: Las relaciones entre los
elementos o variables son de dos naturalezas: relaciones simples y relaciones globales. Si una
variable actúa sobre otra, sobre un conjunto de éstas, o sufre una evolución interna, origina al
menos dos resultados prácticos, que son igualmente elementos constitutivos del método.
Elementos y estructuras: El espacio es un sistema complejo, un sistema de estructuras, sometido
en su evolución, a la evolución de sus propias estructuras. Se define por una red de relaciones, una
serie de proporciones entre flujos y stocks de unidades elementales y de combinaciones
significativas de esas unidades. El espacio está en evolución permanente.
Las estructuras del espacio están formadas de elementos homólogos y de elementos no
homólogos. Entre las primeras están las estructuras demográficas, económicas y financieras que
pueden considerarse como estructuras simples. Las estructuras no homólogas formadas de
diferentes clases, interaccionan para formar estructuras complejas.
Las estructuras y los sistemas espaciales evolucionan siguiendo tres principios: 1) el principio de
acción externa, 2) el intercambio entre subsistemas y 3) una evolución particular en cada parte o
elemento del sistema tomado aisladamente.
Las cuestiones prácticas: Un esquema de método pretende ser una hipótesis de trabajo aplicable:
1) por un equipo de investigadores, 2) a una realidad concreta, 3) realidad que es reconocible
mediante un cierto número de fenómenos. Cada uno de estos elementos constituye una limitación
práctica.
La dimensión temporal: La dimensión histórica o temporal es así necesaria para ir más allá del nivel
de análisis ecológico y corográfico. El espacio sintetiza la evolución de la sociedad y explica
situaciones que se presentan en la actualidad.
Los fundamentos de una periodización: A escala mundial cada sistema temporal coincide con un
período histórico.
El período del comercio a gran escala (a partir de finales del siglo XV hasta 1620)
El período manufactero (1620-1750)
El período de la Revolución Industrial (1750-1870)
El período industrial (1870-1945)
El período tecnológico
Las imágenes del paisaje construyen, a la vez que reflejan, la expresión geográfica de identidades
sociales e individuales. Esto revela género, clase, identidad étnica y edad.
La visión y el paisaje
El acto de ver es una actividad que se genera de manera cultural. Aprendemos a ver gracias a
palabras e imágenes y estas se convierten en ‘naturales’ para nosotros.
Los problemas que rodeaban a los paisajes culturales reflejaban nuevas formas de ver así como
nuevas formas de ser y tenían que ver con la estética y protección medioambiental.
Identificar y conservar los ‘valores del paisaje’ llevó a los geógrafos a estudiar las diferencias de los
grupos sociales y de individuos en la misma escena urbana o rural.
El uso del sentido de la vista está conformado por imágenes vistas en el pasado, experiencias
individuales, recuerdos e intenciones como por las formas físicas y los espacios materiales ante
nuestros ojos. Otra gran parte es social, gobernada por convenciones sobre lo que se debe ver,
quien lo debe ver, cuando y en qué contexto, sobre las asociaciones y significados atributos a una
escena dada y sobre sus propiedades formales y compositivas.
Al tener en cuenta el uso activo del sentido de la vista, se realiza una distinción básica entre ver y
mirar (observar). El primero sugiere el acto físico pasivo de detectar el mundo exterior con el ojo;
el segundo implica un movimiento intencionado de los ojos hacia el objeto de interés.
Representando el paisaje
Paisaje es el resultado de reunir imagen visual y mundo material. Las raíces etimológicas del
paisaje radican en las conexiones sustanciales entre un colectivo humano y sus derechos públicos
sobre los recursos materiales de un área delimitada. Pero, desde su aparición en la lengua inglesa a
finales del S.XVI, se ha subordinado al paisaje como un área de tierra visible para el ojo humano
desde una posición estratégica, es decir, una colina o una torre desde la cual se pueda disfrutar del
panorama.
Tecnologías de la visión y el paisaje
Las ideas que se tienen del paisaje han evolucionado también con las tecnologías que se emplean
para la visión y representación del espacio. Un ejemplo es la exigencia de registro y medidas
exactas de los espacios naturales productivos con el fin de establecer la propiedad y cierto control
en el marco del mercado inmobiliario. Surge el invento, a partir del S.XV de técnicas topográficas
que incluyen manuales, instrumentos para medir distancias, ángulos alturas y áreas y la aparición
de mapas catastrales y de bienes relictos.
Desde el 1600 la invención y el rápido desarrollo de la tecnología de las lentes en los microscopios
y telescopios abrieron nuevos espacios para la visión humana, como instrumentos de ayuda para
pintar y trazar mapas del espacio. Esto sirvió para aumentar la revolución científica.
Para conseguir efectos realistas, los artistas han aprovechado medios mecánicos como la cámara
oscura, lentes y prismas, espejos y superficies pulidas, material y placas fotográficas, películas y
video.
El arte de la guerra ha sido siempre uno de los principales estímulos para el desarrollo tecnológico,
no sólo de los medios de violencia, sino también de vigilancia, planificación estratégica y
operaciones en el campo de batalla.
La tecnología ha aumentado la importancia de la visión como el medio principal de exploración del
espacio. La fotografía figura entre los avances más significativos del S.XIX y el vuelo a motor entre
los del S.XX. El vuelo a motor alejó al espectador de la superficie de tierra a la vez que ofrecía la
posibilidad de contemplar el paisaje a la escala y desde el ángulo con los que se asociaban los
mapas. El invento de la cámara automática aerotransportada permitió a los pilotos de la Primera
Guerra Mundial filmar extensas franjas de terreno transformando el trazado de mapas locales y la
apreciación del paisaje.
Construyendo el paisaje pintado
La visión se constituye como el principal medio de conocimiento del mundo.
La mecanización de la visión ha ayudado a los individuos a mirar las escenas reales con ojos
entrenados por las imágenes pictóricas, de modo que los modelos y formas del mundo exterior se
han alterado para hacerlos corresponder a las convenciones del paisaje pictórico.
El paisaje se constituye a partir del mundo cotidiano en el que vivimos, sus efectos naturalizadores
se mantienen fuertes al esconder las relaciones sociales. El paisaje se percibe como un proceso
continuado más que como una forma terminada.
El paisaje y el proceso social. El tratamiento del paisaje como un proceso en el que las relaciones
sociales y el mundo natural se constituyen mutuamente en la formación de escenas visibles,
espacios vividos y territorios regulados democratiza y politiza lo que sería una exploración natural y
descriptiva de morfologías físicas y culturales. Se introducen cuestiones de formación de la
identidad, expresión, actuación e incluso conflicto.
El paisaje y la clase. La historia del paisaje occidental como el diseño estético y los llamamientos
de la naturaleza se utilizaron para ocultar una dramática desigualdad social.
La capacidad que tiene el paisaje para ocultar y suavizar visualmente las realidades de explotación
y para ‘naturalizar’ aquello que constituye un orden espacial socialmente elaborado continúa hasta
la actualidad, que es un resultado directo de sus cualidades pictóricas y de su identificación con la
‘naturaleza’ física.
El paisaje y la identidad étnica. La diferenciación de la gente, atribuida natural o biológicamente,
encuentra un medio de expresión y refuerzo en el paisaje. La raza, o más corriente hoy en día
<Identidad étnica>, es un modo de diferenciación social basado en las distinciones visibles en
cuanto al color de piel, fisonomía y forma corporal.
La artista inglesa Ingrid Pollard centraba su atención en las conexiones normalizadoras entre el
paisaje y la identidad étnica.
Como mujer negra, sus imágenes pretenden captar el apego negativo a la naturaleza inglesa como
el sentido de encontrarse <fuera de lugar> excluida de un paisaje rural. La cultura inglesa sitúa a la
gente negra en las ciudades, haciéndolos parecer inoportunos en el paisaje inglés.
El paisaje y el género. El poder neutralizador del paisaje deriva también de la naturaleza de
género. A la cultura se le concedían atributos masculinos y a la naturaleza femeninos. Las imágenes
del paisaje podían codificarse de acuerdo con una jerarquía social de género.
El emplazamiento del género al lado de la clase social en el espacio y la cultura abrió el camino
para una explotación más explícita puesto que la razón matemática se vinculó estrechamente a la
observación y al dominio de la naturaleza por la ciencia moderna.
El cuerpo femenino se asocia completamente con la naturaleza y ambas, por su condición de
propiedad pasiva de los hombres, están abiertas a una mirada penetrante e intransigente.
Paisaje: Territorio e identidad. La escena visible sirve para regular y poner orden en las relaciones
sociales. Este aspecto disciplinario del paisaje es mucho más evidente en paisajes militares o
carcelarios que implican una amenaza o bien el ejercicio de la violencia.
Los paisajes militares se podrían considerar como la expresión más pura del paisaje típicamente
moderno cuyas formas vienen determinadas por divisiones espaciales lineales claramente
delimitadas para una visión uniforme y prácticas de exclusión.
Naturaleza, noción y paisaje. Entre las relaciones más estrechas que existen entre la nación y el
estado está el paisaje material. Las naciones son comunidades creadas y son también territorios
imaginarios, puesto que ningún ciudadano puede llegar a conocer íntimamente la tierra de su
propio estado.
De la geografía cultural alemana surgió el paisaje generando técnicas como ‘indicadores visibles
del paisaje’ para distinguir regiones culturales.
Las capitales de todos los estados – nación son paisajes diseñados cuyo trazado de calles, espacios
abiertos, edificios y monumentos inscriben siempre mitos de fundación, memoria pública,
estructuras institucionales e individuos heroicos.
El paisaje colonial. W.T. Mitchell ha denominado el paisaje como el <Sueño del imperio> aludiendo
a las percepciones, suposiciones y prácticas sociales y espaciales que acompañaron la expansión
hacia las regiones no europeas del globo.
Nogué
El paisaje es un concepto geográfico, capaz de generar en la realidad modelos de una relación
adecuada entre naturaleza y sociedad humana, porque siempre es realidad práctica y
representación estética a la vez.
Naturaleza y paisaje no son lo mismo. Naturaleza es un entramado físico, químico y biológico cuya
organización y dinámica se fundamenta en interrelaciones de carácter social y cultural, sobre una
base natural, material. La naturaleza existe mientras que el paisaje no existe más que en relación al
ser humano, en la medida que éste lo percibe y se apropia de él. Está vinculado a un lugar y
personalizado por ese lugar.
El paisaje es una porción de la superficie terrestre que ha sido modelada, percibida e interiorizada
por las sociedades que viven en ese entorno. No sólo nos presenta el mundo tal como es sino
también una construcción de este mundo, una forma de verlo.
La progresiva concienciación ambiental ha beneficiado indirectamente al paisaje; la extensión de la
ciudad vinculada al auge extraordinario del sector de la construcción; la implantación sobre el
territorio de infraestructuras de todo tipo; una mayor sensibilidad estética por parte de
determinados grupos y en los medios de comunicación.
Todas esas razones son relevantes y explican que el paisaje haya entrado en la formación y
consolidación de identidades territoriales. Sin embargo, hay otra más importante que las
anteriores: El papel relevante que el paisaje tiene en la formación y consolidación de identidades
territoriales. Esto explica que el paisaje actúe a modo de catalizador, de elemento vertebrador de
la creciente conflictividad de carácter territorial y ambiental palpable en nuestra sociedad. La
sociedad civil reacciona cada vez más indignada y reclama una nueva cultura de territorio.
Paisaje, sentido de lugar e identidad territorial
En general, la gente se siente parte de un paisaje, con el que establece múltiples y profundas
complicidades. En una cultura territorializada el paisaje ejerce un rol social y cultural destacado.
Las transformaciones territoriales y su impacto paisajístico
El paisaje es el resultado de una transformación colectiva de la naturaleza. Las sociedades
humanas, a través de su cultura, transforman los originarios paisajes naturales en paisajes
culturales. Por ello es algo vivo, dinámico y en continua mutación.
La cuestión reside en el carácter e intensidad de estas transformaciones. Cuando el paisaje se
transforma con gran intensidad y velocidad, se producen dos efectos perversos. Primero, el riesgo
de destrucción de dicho paisaje es muy alto. El otro efecto es de carácter más bien psicológico.
Cuando las modificaciones del paisaje son rápidas, la absorción se hace mucho más difícil.
La reacción de la sociedad civil. El lugar reaparece con fuerza y vigor. La gente se reafirma en sus
identidades singulares. Los movimientos sociales son basados en la identidad, que defienden sus
lugares ante la nueva lógica de los espacios sin lugares. Reclaman su memoria histórica, la
pervivencia de sus valores y el derecho a preservar su propia concepción del espacio y del tiempo.
Surge la necesidad del <retorno al lugar>.
Hacia una nueva cultura del paisaje. Los poderes públicos tienen una creciente conflictividad
territorial, vinculada a la pérdida de una identidad paisajística propia, debida a procesos de
transformación territorial no consensuados ni participados, y mal explicados. Habrá que mejorar la
gobernabilidad de las políticas territoriales. Urge una nueva cultura del paisaje en el marco de una
nueva cultura territorial.
De hecho, se han desarrollado propuestas de protección ordenación y gestión del paisaje que
aspiran a preservar el sentido de lugar y a reducir, la conflictividad territorial. Todas ellas
comparten la participación ciudadana, como herramienta para la implicación y corresponsabilidad
de la sociedad en la gestión y planificación del paisaje. La participación debería ser el mecanismo
fundamental a través del cual los ciudadanos se implican en el diseño del paisaje que quieren y
contribuyen a través de ella a decidir las políticas que se aplicarán.
Es necesaria una conciencia del paisaje que nos permita disfrutar de la simple contemplación de
los paisajes que nos rodean. Porque un entorno físico atractivo, agradable y estrictamente
armónico genera una agradable sensación de bienestar, que incrementa de manera notable la
calidad de vida de los ciudadanos. Esto es, lo que nos recuerda el Convenio Europeo del Paisaje
cuando afirma que <El paisaje es un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones
en los medios urbanos y rurales, en las zonas degradadas y de gran calidad, en los espacios de
reconocida belleza excepcional y en los más cotidianos>
UN FENOMENO A ESCALA MUNDIAL
Barrado
Aspectos cuantitativos de los flujos: cantidad de turistas que salen de un país, que llegan a un
destino, como también al alcance de los movimientos económicos generados en estos
desplazamientos.
Los datos que reflejan la mayoría de las estadísticas son:
Volumen de turistas: número de turistas desplazados o que visitan un lugar en un periodo dado.
Trafico turístico.
Características de los turistas: perfil del turista (sexo, edad, grupo económico, etc) y a sus hábitos
de comportamiento (estructura del viaje, actitudes en el destino, etc).
Ingreso que genera el turismo en un destino y gasto que los habitantes a la actividad turística en un
destino.
Los dos grandes organismos que recogen y elaboran datos sobre el turismo internacional son:
Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Organización para la Corporación y el desarrollo
Económico (OCDE).
Aspectos cualitativos de los flujos: se distinguen tres tipos de flujos que se caracterizan sobre todo
por criterios socioeconómicos de los turistas. Son:
Turismo de Elite: la demanda se caracteriza por tratarse de personas muy exigentes, dispuestas a
gastar por disfrutar de estructuras receptivas de lujo, servicios de calidad o lugares muy exclusivos.
Es tipo itinerante, busca cambio social y cultural. Pertenece a la clase alta y su consumo es notable
para demostrar su poder adquisitivo. La duración del viaje es de dos a tres semanas. Esta clientela
es poco numerosa y la motivación del viaje es la cultura. Usan avión o barco y se alojan en hoteles.
Turismo de masas: está conformado por un sector socioeconómico de la población e involucra a
miles de personas.
Aportó a la realización de vías de comunicación, edificaciones a lo largo de los litorales,
instalaciones e infraestructura receptivas en las montañas, etc. Todo eso para hacer frente a la
demanda cada vez más numerosa y estandarizada. El lado negativo de este tipo de turismo son los
impactos que produce en el territorio, medio ambiente y en lo socioeconómico.
Turismo social: está relacionado con el Estado de Bienestar, que su objetivo es proporcionar
“vacaciones para todos” incluidos los grupos más desfavorecidos como: ancianos, niños, jóvenes o
discapacitados.
El modo de financiamiento es a través de asociaciones o administraciones de los distintos
gobiernos. El objetivo es la realización personal para el individuo, se disimulan problemas sociales
al tener entretenida a esta población y por otro lado, la rentabilidad para el sistema ya que estos
viajes se planifican en temporada baja.
Aspectos geográficos y territoriales: caracterización de los tipos de flujos que enlazan las áreas
emisoras con las receptoras. Una primera clasificación distingue entre: los flujos que tienen lugar
dentro del territorio nacional de un país (flujos nacionales o internos) y los que tienen lugar en los
diversos países (flujos internacionales).
El estudio de los flujos internacionales se enfoca en a partir de una estructuración geográfica en
macroespacios, aludiendo frecuentemente para denominarlo al concepto de “región”.
La macroregiones en que la OMT divide el mapa turístico del mundo son: África, Américas, Asia
Oriental y Pacifico, Europa, Oriente Medio y Asia Meridional.
Negativos:
Costo de oportunidad (conservación de los recursos naturales y la creciente preocupación por el
medio ambiente)
Tensión inflacionista (por el aumento de los precios los residentes locales salen perjudicados)
Desvía inversiones de otras áreas desarrolladas
Salarios bajos y empleos pocos cualificados y estacional
Contaminación
Incremento de prostitución, aumento de consumo de drogas y alcohol, inseguridad
Pérdida de recursos
Rechazo de los locales a los turistas
Cuando se contrata personal ajeno a la localidad con mejores puestos de trabajo y mejores pagos,
quedando los locales en peores puestos
El paisaje, carácter y percepción del territorio. La contribución del Convenio Europeo del Paisaje
El aumento del interés ciudadano por el paisaje se debe al avance general de la conciencia
ambiental, pero en los últimos tiempos esta alcanzada la cuestión paisajista por la creciente
importancia de los problemas territoriales, no sólo porque el deterioro del paisaje va
estrechamente unido al consumo abusivo e imprudente del territorio, sino porque “no se salva el
paisaje sino se salva el país”.
La territorialización del paisaje, el reconocimiento de cada territorio se manifiesta
paisajísticamente en una fisionomía singular y en plurales imágenes sociales, hace del paisaje un
aspecto importante de la calidad de vida de la población. Porque el paisaje es el resultado de la
relación sensible de la gente con su entorno percibido, cotidiano o visitado. También es un
elemento de identidad territorial, y manifestación de la diversidad del espacio geográfico que se
hace explícito en la materialidad de cada paisaje y en sus representaciones sociales. La diversidad
que resulta de la articulación de lo físico, lo biológico y lo cultural en cada lugar.
El Convenio Europeo del Paisaje (CEP) asume plenamente el sentido territorial de la cuestión
paisajística, desde el punto de vista jurídico y político, todo territorio es paisaje, cada territorio se
manifiesta en la especificidad de su paisaje, independientemente de su calidad y del aprecio que
merezca.
Paisaje es, según el Convenio, cualquier parte del territorio, tal y como es percibida por las
poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de los factores naturales y humanos y de sus
interrelaciones.
La definición de la CEP se refiere, en primer lugar, al territorio. El paisaje tiene una base material
concreta, referida al espacio geográfico entendido como marco de vida, como espacio contextual
de los grupos sociales.
Pero el territorio del paisaje no es sólo su configuración material, es también la relación sensible, la
percepción sensorial del territorio observado por el ser humano, la percepción multisensorial de
un sistema de relaciones ecológicas. El paisaje es el territorio percibido, con toda la complejidad
psicológica y social que implica la percepción, desde los aspectos simplemente visuales a los más
profundos relacionados con la experiencia estética de la contemplación reflexiva y el estudio
consiguiente de “las variables relevantes para la explicación del juicio estético de los paisajes”.
La percepción en el concepto de paisaje remite a la relación de lo sensible de la población con el
territorio, pero también a la participación social como vía para conocer las aspiraciones de las
poblaciones en materia de paisaje y la formulación de los objetivos de calidad paisajística.
La participación social, desde las iniciativas de consulta sobre caracterización, uso y valoración del
paisaje, hasta la toma de decisiones, constituye un aspecto esencial de un concepto territorial de
paisaje orientado a la acción.
El paisaje es la huella de la sociedad sobre la naturaleza y sobre paisajes anteriores, la marca o
señal que imprime “carácter” a cada territorio. De esto arranca el entendimiento del paisaje como
patrimonio.
Otro aspecto esencial es el carácter dinámico del paisaje y la necesidad de considerar el tiempo,
histórico y reciente, en la comprensión de la diversidad paisajística y en las propuestas para su
gestión.
Los paisajes aparecen ante el observador como un mango documento territorial para ser leído e
interpretado, herencia transmitida a lo largo del tiempo y memoria de cada lugar.
El contenido histórico del paisaje tiene además implicaciones estéticas relevantes. Los valores
estéticos que reconocemos hoy en cada territorio están ligados a la posibilidad de contemplar y
leer en sus paisajes la complejidad de la historia del mundo que se expresa estéticamente en el
sentido de cada lugar. En los paisajes son individualizables las mutaciones sociales, la modificación
de los modos de producción, de las formas urbanas, de los modos de vida, de la actividad laboral y
económica, sobre todo la visión del mundo y de la vida.
Para la Ecología el paisaje no es solo una estructura determinada, la foto fija, que cambia con el
tiempo, sino un sistema funcional en el que se dan flujos resultantes de procesos naturales o
antrópicos.
La concepción patrimonial del paisaje implica al mismo tiempo su entendimiento como recurso,
como elemento valorizable en las estrategias de desarrollo territorial. La estrategia destaca que los
paisajes culturales contribuyen a través de su singularidad, a la identidad local y regional, pero su
interés como elemento de atracción turística, hasta el punto de la conservación de estos paisajes
es importante, pero no puede obstaculizar su explotación económica.
Conocer el carácter de los paisajes para defender sus valores y gestionar los recursos
paisajísticos
Los plurales sentidos del paisaje, sus distintas escalas y la diversidad de objetivos de los proyectos
paisajísticos explican el carácter muy abierto de la metodología de análisis del paisaje y la variedad
de instrumentos destinados a la defensa de sus valores y a la ordenación de sus dinámicas y
transformaciones.
Se afianza la idea del paisaje como carácter del territorio, tanto en las fases de estudio como en las
de elaboración de propuestas de actuación.
La clasificación del carácter del paisaje es lo que hace un área distinta o diferente de otra y no
necesariamente más valiosa que otra.
Los métodos de estudio del paisaje para la acción paisajística coinciden hoy en la necesidad de leer
y entender el carácter de cada paisaje. La lectura comprensiva se lleva a cabo a través del
conocimiento de los componentes y las reglas que rigen su materialidad evolutiva, y mediante la
identificación y caracterización de la configuración que expresan, la diferencia de un paisaje
respecto de sus vecinos.
El énfasis en el carácter del paisaje, objeto de la acción paisajística, de todo aquello que hace a
cada parte del territorio distinta de otra y le otorga identidad, está promoviendo estudios
sistemáticos de caracterización del paisaje.
La caracterización y clasificación paisajística del Atlas se construye de abajo para arriba, a partir de
las 1262 unidades de paisajes o simplemente paisajes, que se han identificado y cartografiado.
Estas “unidades” se definen por su homogeneidad relativa y sus diferencias con respecto a los
paisajes contiguos. La singularidad es su rasgo más característico y resulta de las relaciones
particulares que se establecen en cada caso entre las comunidades locales y su territorio.
Ese millar de paisajes se agrupan en “tipos de paisaje”, de los que se han identificado,
cartografiado y descrito un total de 116. Cada tipo resulta de la agrupación de unidades cuya
estructura se repiten en el territorio.
En un nivel más elevado de la taxonomía se han definido “Asociaciones de tipo de paisajes” un
total de 34 que agrupan tipos próximos por su configuración topográfica, por sus características
bioclimáticas y por semejanza en los grandes rasgos de organización de los usos del suelo.