Professional Documents
Culture Documents
Concepto de acorde
– Mayor (M) o perfecto mayor (PM): formado por 3ª Mayor y 5ª justa desde la fundamental
– Menor (m) o perfecto menor (pm): formado por 3ª menor y 5ª justa desde la fundamental
· Modo Mayor:
Modo menor:
En el modo menor, se usa la escala armónica porque sin ese séptimo grado alterado (la
sensible), los acordes V y VII no tendrían esa fuerza resolutoria hacia la tónica y no se cumpliría
la función de Dominante, característica en la música tonal.
Así, en el modo menor son menores los grados I y IV, mayores V y VI, disminuidos II y VII, y
aumentado el III.
FUNCIONES TONALES:
Las funciones tonales que pueden tener los acordes son: tónica, dominante y subdominante.
No confundir con los grados del mismo nombre. Esas funciones, además de por los grados que
le dan nombre, pueden ser desempeñadas por otros grados. Vamos a verlos:
El III grado comparte dos notas con la tónica y otras dos con la dominante, por lo que tiene una
función ambigua y se usa muy poco en la música tonal.
Cuando a un acorde le sigue otro con la misma función tonal, esto se denomina “expansión de
función”.
Reglas sobre progresiones de grados:
II → V, VII
IV → V, II, I, VII
VII → I, V
En el modo mayor, la tónica (I) y la subdominante (IV) son acordes mayores; en el modo
menor, son menores.
Funciones V y Vm
La dominante (V) es, por definición, un acorde mayor, y constituye una función importantísima
tanto en el modo mayor como en el menor. En el modo menor ha de emplearse la sensible
artificial para obtener este grado, pues en caso contrario tendríamos el Vm (quinto menor),
una función mucho menos importante.
La función de tónica constituye el centro tonal del fragmento musical, el acorde hacia el cual se
dirige la armonía, el que ofrece la mayor estabilidad y tiene el carácter más conclusivo.
Funciones VII
El acorde construido sobre la sensible (VII grado) presenta ciertas similitudes desde el punto
de vista funcional con el V grado. Aunque se emplea menos que éste, ejerce la función de
dominante (atracción hacia la tónica) con similar intensidad. Sin embargo, en el modo menor
ha de emplearse la sensible artificial para obtener este grado. El VII grado es siempre un
acorde disminuido.
Acorde III: Es el acorde de tónica que menos estabilidad proyecta. Por lo general tiende a
moverse al acorde IV, II o VI.
Acorde VI: Es el segundo acorde de tónica que más estabilidad proyecta, superado por el
acorde I. Esto es porque tiene 2 notas comunes con el acorde I.
Acordes Dominantes: Los acordes bajo esta clasificación dan una sensación de inestabilidad.
Usualmente preceden o sirven para “preparar el camino” a un acorde de tónica. En este grupo
se encuentran los acordes V y VII.
Acorde V: Es el acorde dominante por excelencia. Usualmente precede al acorde I, pues tiene
una fuerte tendencia a moverse a la tónica. Es el único acorde de séptima dominante dentro
de la escala mayor. Se distingue fácilmente porque solo lleva un “7” junto al nombre del
acorde.
Acorde VII: Este acorde dominante transmite una sensación fuerte de inestabilidad por ser de
tipo disminuido (o semidisminuido en el caso de ser un acorde de séptima). Por lo general
tiende a moverse al acorde I, aunque en ocasiones también se puede mover al acorde III.
Acordes Subdominantes: Los acordes bajo esta clasificación sirven de preparación a un acorde
de clasificación dominante. En este grupo se encuentran los acordes II y IV.
Acorde II: Este acorde tiene una tendencia fuerte a moverse al acorde V, aunque también
tiende a moverse al acorde I.
Acorde IV: Al igual que el acorde II, este acorde tiene una tendencia fuerte a moverse al
acorde V o al acorde I. De hecho, en muchos casos es posible intercambiar un acorde II por uno
IV y viceversa, ya que comparten dos notas en sus respectivas triadas.
La cadencia perfecta
La serie formada por los grados I-IV-V-I constituye la progresión fundamental de la música
tonal, la célula más simple que mejor resume el sentido direccional de la música europea de
los siglos XVII al XIX: Dos movimientos de cuarta ascendente (I-IV y V-I) ordenados de tal modo
que cada función acumula mayor tensión hasta que toda ella es liberada en la resolución V-I,
en la que la sensible (incluida en el V) resuelve en la tónica.
La conclusión en V-I es una fórmula conclusiva de tal importancia que recibe un nombre
específico: cadencia perfecta. La anteposición de una función de subdominante (en este caso,
el IV grado) es la forma más efectiva de reforzar el carácter conclusivo de la cadencia perfecta.