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Campus Campestre

Intervención en crisis

Profesor Juan Pablo Ramírez Ramírez

Síntesis del libro “El yo y los mecanismos de defensa” de Anna Freud.

Alumnas:

Diana Palafox Woolrich

Claudia Pamela Fajardo Gómez


Síntesis Anna Freud “ El Yo y los mecanismos de defensa”

Diana Palafox Woolrich, Claudia Pamela Fajardo Gómez

Anna Freud (1980) realiza al principio de la obra un recorrido por la terapéutica analítica

y cómo esta se ha centrado en el estudio del ello para llegar así a los contenidos inconscientes y

poder entender mejor el funcionamiento del aparato psíquico, sin embargo, propone que es

también el estudio del yo un elemento importante para el psicoanálisis.

A través de esto explica que desde un principio el psicoanálisis es una psicología del

inconsciente o del ello y es así que tomando en cuenta esta premisa se desarrolla la técnica

psicoanalítica.

En la síntesis de Sánchez del libro (2016) se comenta que el yo es rico en contenido

respecto a sus funciones y de su relación con el medio ambiente, es también de importancia

evaluar la relación que tiene esta instancia con el resto con las demás (ello y super yo). El ello

trabaja desde lo inconsciente por lo que si el contenido fue exitosamente reprimido el yo no

tendrá noticia del mismo, sin embargo, respecto al super yo cuando este y el yo conviven en

armonía, su distinción será menos evidente, por ejemplo, en la neurosis se le puede detectar a

través de la angustia que surge ante el conflicto moral, es decir que no se satisfacen los impulsos

libidinales porque son vistos como amenaza

Es importante pensar que el papel del super yo y sus fenómenos en el sujeto, pueden ser

cuestionados en la teoría de acuerdo a la severidad con la que actúa, sin embargo, hemos de

señalar en este trabajo que creemos posible que esta cualidad dependa de la cultura, ya que es

esta misma la que impone las normas sociales y las pautas para la instancia, no dejamos de lado

tampoco que pueda influir aspectos genéticos.


El origen de la naturaleza del yo es cuestionado en el libro desde la educación brindada

de los padres, a qué se debe que no se pueda construir un super yo más flexible. Nosotras

queremos pensar que esto pueda ser consecuencia que de no ser así no habría un equilibro entre

las exigencias del ello y de lo permitido por la sociedad.

La autora propone que la formación reactiva es una defensa que prevalece como una

importante ante la lucha del yo y el ello de no ser así desembocaría en un conflicto y este pasaría

por la represión.

En la síntesis de Sánchez (2016) se comenta que la tarea del analista es traer el contenido

inconsciente al consciente sin importar qué instancia tenga que utilizar para lograr su objetivo,

sin embargo se basa en el ello para que esto sea posible, aunque tenga que pasar por obstáculos

impuestos por el yo ya que ese material fue reprimido para permitir la funcionalidad del sujeto,

es así como esta instancia -el yo- percibe como peligrosa el trabajo del analista por descubrir

aquello que no se desea ser rebelado, de esta forma surgen las defensas dentro del análisis,

¿cómo podría el yo obstaculizar el proceso?, dentro del discurso del paciente el yo puede evocar

los hechos de manera fidedigna sin embargo oculta o maquilla otros pero, si el yo fuese un aliado

del analista este puede ser de gran herramienta para el progreso del tratamiento y he ahí la

importancia de conocer el funcionamiento de esta instancia dentro del análisis.

El terapeuta -de a cuerdo con la autora del libro- propone que se tiene tres vertientes por

las que se puede analizar al ello, el primero con los símbolos universales, el siguiente con los

actos fallidos y por último la transferencia, este es de importancia, ya que se le adjudica los

fenómenos que evocan a los vínculos de edades tempranas, esto es de interés para la exploración

del contenido.
El trabajo de Sánchez sintetiza que de la transferencia surgen los impulsos libidinales,

derivados del complejo de Edipo y el de castración ya sea el de miedo o de envidia del pene ya

que esto aviva la repetición de los impulsos con el analista, desde luego se involucran las

defensas y la actuación de la transferencia, que se refiere al movimiento realizado por las

instancias en el espacio analítico -las defensas utilizadas por el sujeto son de interés porque a

través de esta se reconstruye el camino de la deformación del impuso instintivo-.

Respecto a los mecanismos de defensa que surgen para el funcionamiento del yo, Anna

Freud comenta que puede existir una fijación sobre el tipo de defensa que el sujeto emplea, esto

porque desde la infancia se han empezado a utilizar estos elementos para su protección.

Freud considera que en el inconsciente es donde el ello trabaja y que ocurren estos

movimientos, dentro de los cuales entran representaciones y lo que estas activan. Aunado a esto,

dice que el inconsciente es aquella acción de las que no nos percatamos, y aquí es donde los

mecanismos del yo se ponen en marcha, rechazando o minimizando al ello y sus movimientos

Estos mecanismos de defensa son recursos o habilidades que el yo utiliza ante el impulso

y el afecto de este y que pueden verse en la formación de síntomas y las resistencias al análisis.

Estos mecanismos actúan sobre el ello, lo que dentro de este se representa, y como es que estos

mecanismos avanzan mientras más se acerca uno a la cura, y que operan desde distintos niveles.

Los que se oponen cuando emergerá algún impulso o a la liberación de los efectos que los

impulsos ponen en marcha, pueden ser el desplazamiento (transformación en lo contrario) y la

represión (que supone la tramitación). Entonces se toma al síntoma como una resistencia local

paralizada ante un impulso especifico proveniente del ello, que se encuentra estancada, y junto a
esto el carácter, que funciona como una capa protectora que constriñe con la defensa en contra de

los impulsos del ello, y esta opera en contra del ello en lugar de hacia el mundo.

Cuando los mecanismos de defensa llegan al grado de fijación, aparecen pues los

síntomas neuróticos. El yo utiliza en especial un método de defensa, y este irá dirigido a cierto

tipo de exigencias instintivas, y que se van repitiendo. Algunas neurosis tienen una relación

determinada con algún tipo de defensa, por ejemplo, en la histeria se ve la represión y en la

neurosis obsesiva tiene más que ver con el proceso de aislamiento y anulación

La autora (Freud, 1980) postula que las defensas son lo que protege al yo de los impulsos

instintivos, y sostiene que la represión es un método de defensa especifico, y que también hay

otros que pertenecen a distintas patologías, por ejemplo, la formación reactiva, el aislamiento, la

regresión, proyección, anulación, introyección, sublimación, etc. Son parte de estas defensas.

Sanchez (2016) menciona que son defensas que ella considera constituyen las funciones

de proyección e introyección, al igual que Sigmund Freud, piensa que es en el yo donde se lleva

el dominio de las pulsiones, pero hay discursos en donde Freud menciona que el yo es más

controlador que controlador de pulsiones. Hay algunas defensas que son meramente instintivas,

tales como el aislamiento, la regresión, la anulación, conversión en el contrario. También la

capacidad de controlar los impulsos es diferentes dependiendo de cada persona.

La represión se encarga principalmente de combatir los deseos sexuales, impulsos

agresivos, que también estos pueden ser controlados por otros mecanismos defensivos, que se

pondrán en marcha cuando la represión es fallida.

Cuando el yo y el ello se va disociando e incluso el súper yo continua en proceso de

estructuración, el aparato psíquico tiene mecanismos de defensa distintos a los que utilizaría
comúnmente, y es necesaria que se establezcan las instancias para que la represión se instaure

dentro de un yo consciente, ya que cuando aún no se separa del ello o se confunde con este, no es

capaz de hablar de represiones. (Freud, 1980)

La funcionalidad de los mecanismos como la proyección y la introyección, depende de

que tan separada este la realidad del mundo exterior con el Yo, ya que la introyección solo

servirá al Yo cuando este tenga en claro que le pertenece y que no. En el caso del desplazamiento

de la dirección del objeto instintivo a uno con mayor aprobación y valor moral y social, lo que

presupone la existencia del superyó. La regresión, la transformación de lo contrario y la vuelta

contra sí mismo, no requieren de un nivel o grado de formación estructural psíquico, y se les

considera de los mecanismos más antiguos e instintivos.

El análisis que se lleva acabo del problema de las defensas, ha ido cambiando, y

comenzando de su punto de partida con los conflictos entre instancias, como el que existe entre

el ello y el yo, visto pues en patologías como la histeria y la neurosis obsesiva, y cuando el

conflicto es entre el yo y el superyó, surge la melancolía; cuando este conflicto es del yo con el

mundo exterior, surgen las fobias infantiles a los animales.

En cada una de estas, el yo juega el papel de negación ante aceptar alguna parte del ello.

El yo como ya se menciono es la instancia que construye las defensas, eso no cambia, pero algo

que puede ser cambiante es el poder bajo cuya presión el yo recurre a medidas defensivas, que

sirven para dar seguridad y disminuir el displacer.

Este displacer que el yo trata de evadir puede tanto de origen interno, como del mundo

externo, a pesar de que hay una estrecha relación, y del cual toma objetos, que va percibiendo y

con estos construye su inteligencia. Anna Freud menciona que a medida que el niño es
consciente de que puede obtener placer del mundo externo, también va dando importancia a la

probabilidad de obtener displacer de él, ya que su psique sigue regida por el principio de placer.

Un ejemplo que menciona (Sanchez, 2016) de esto son las fantasías creadas por los niños,

ya que niegan su realidad y la transforma de acuerdo a sus propios deseos, y solamente así logra

aceptarla. Por ejemplo, la fantasía de un niño de tener un león como mascota y que lo utiliza para

espantar a todos, pero que solo a él lo quería y hacia todo lo que él le pedía, aunque el león

realmente era inofensivo. Esta fantasía muestra como el carácter salvaje de los animales

demuestra que en el pasado fueron vistos como complejos de angustia. el niño sustrae esa

energía y fuerza del padre para otorgársela a el mismo y así poder vencer al padre, siendo el

dominante.

Convierte al padre como el animal que lo protege y que lo cuida de los demás, mientras

que el, siendo débil, se convertirá en el dominador de las fuerzas paternas. Esto es un claro

ejemplo de una defensa, ya que niega la realidad y la cambia por esta fantasía, donde el yo se

protege de la angustia, pero tenemos que tomar en cuenta que este mecanismo es propio de una

fase normal del yo infantil, si se viera esto en una persona con un yo más desarrollado, se trataría

de una enfermedad grave. (Sanchez, 2016)

La Autora menciona que el yo y su capacidad de negar la realidad se contrapone con la de

reconocer la realidad y el poder valorarla críticamente, que, desde una perspectiva intelectual, la

distinción entre la realidad y la fantasía en valida, pero que para la vida afectiva el hecho que

trajo displacer se halla desvalorizado y que la fantasía se vea sobrecargada, y de esta forma

resulta que el placer obtenido dentro de la fantasía, salga victorioso sobre el displacer. Lo que

puede complicar la definición de si el yo pierde o no la posibilidad de compensar cantidades

grandes de displacer mediante la fantasía. (Freud, 1980)


Los adultos recurren al ensueño diurno para ampliar los límites de una realidad estrecha,

pero en la vida ulterior, la necesidad de síntesis impide la coexistencia de los opuestos, y la

conexión del yo maduro con la realidad es más enérgica que en el niño de modo que la fantasía

pierde el valor que tuvo en la vida infantil, y que cuando se trata de catexias que necesitan

resolverse una entre otra y que la gratificación mediante fantasías de un impulso que irrumpe al

yo, la fantasía y la realidad resultan incompatibles. (Sanchez, 2016)

El yo al renunciar al instinto y evitando la neurosis, estará negando la realidad y

minimizando la angustia. Si esto lo hace en la latencia sobrevendrá una deformación del carácter.

Si sucede en la edad adulta, las conexiones del yo con la realidad se perturbarán, abandona la

función de examen de la realidad. (Sanchez, 2016)

Bibliografía
Freud, A. (1980). El yo y los mecanismos de defensa. España: Paidós.

Sanchez, M. (Julio de 2016). Síntesis: Cápitulos I al V. Anna Freud. El yo y los mecanismos de


defensa. Obtenido de http://sopac-leon.org/articulos/

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