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Consultamos a expertos en la región sobre el liderazgo pedagógico de las

instituciones educativas, con miras a orientar a nuestros lectores sobre nuevas


perspectivas acerca de este tema. Los invitamos a leer el contenido de cada una
de las entrevistas en la Revista Internacional Magisterio en su edición 94.
● Manuel Jesús Fernandez Naranjo
Pedagogo Español - Docente de Ciencias Sociales. España

 ¿En qué consiste el liderazgo pedagógico?


Podríamos acudir a las múltiples interpretaciones y definiciones que este
controvertido concepto ha ido acumulando desde hace algunos años, pero creo
que es mucho mejor dar una visión personal, posiblemente de menor valor
intelectual, pero mucho más fresca y cercana a la realidad de los centros
educativos. Por eso, no puedo dejar de referirme, porque esta visión está muy
condicionada por mi experiencia como directivo, seis años como jefe de estudios
y, posteriormente, otros doce como director de un instituto de secundaria, a mi
experiencia y mi bagaje personal.
Así, considero que el liderazgo pedagógico consiste básicamente en la capacidad
para transformar la escuela, mejorando el desarrollo de las competencias del
alumnado y las competencias docentes en un proceso de mejora continua. Es
decir, será un buen líder pedagógico quien sea capaz de tener la suficiente visión
para entender qué necesita la mejora del aprendizaje del alumnado y del
profesorado en un mundo en constante cambio.
Lógicamente, esta capacidad, debe ir acompañada de una serie de condiciones
que, muchas veces, no se dan y no tanto por el posible líder como por las
realidades contradictorias que rodean el mundo escolar, sobre todo, unas
administraciones muy rígidas y burocratizadas y el peso de una tradición docente
reacia tanto a cambios metodológicos como a modificaciones de culturas
organizativas de los propios centros. Al mismo tiempo, y como contexto donde
todo esto se desarrolla, nos encontramos con una sociedad muy cambiante y un
mundo digital que lo absorbe todo y que, fundamentalmente, lo está cambiando
todo. Con estas realidades, es muy difícil y complejo ser un buen líder
pedagógico puesto que en muchas ocasiones, demasiadas, no se cuentan con
herramientas reales para conseguir ese desarrollo docente y de los aprendices.
● Julio C. Domínguez Maldonado
Director Magister Dirección y Gestión Educacional - Universidad Católica
del Maule. Chile

 ¿En qué consiste el liderazgo pedagógico?


Según lo planteado Leithwood (2009) liderazgo pedagógico se define como “la
labor de movilizar, de influenciar a otros para articular y lograr las intenciones y
metas compartidas de un establecimiento educacional” que permite unir y
fortalecer a directivos y docentes en un trabajo colaborativo que permita cumplir
con la misión y visión declarada por la institución en su Proyecto Educativo
Institucional (PEI). A partir de la definición anterior, se puede deducir que el
liderazgo es una cualidad particular que debe tener la persona que ejerce el
mandato de guiar los destinos de una institución educativa. A partir del estilo de
liderazgo que se ejerza se puede identificar las características de la gestión
institucional para el cumplimiento de su labor principal que es el logro de
aprendizajes significativos en sus estudiantes. La cualidad propia de un líder
pedagógico, más que ser innata, se va formando y desarrollando a partir de la
experiencia de vida y trabajo profesional. Las últimas reformas educativas
impulsadas en nuestros países requieren configurar el rol directivo desde un
enfoque de liderazgo pedagógico, se necesita formar un líder que influya, inspire
y movilice a la comunidad educativa hacia el cumplimiento de los objetivos. Para
hacerlo es indispensable que el líder pedagógico gestione la institución educativa
como una organización sistémica en la que se da una constante interacción entre
cada uno de los elementos de la comunidad educativa: director, equipos
directivos, equipos de gestión, coordinadores de ciclos profesores padres de
familia, estudiantes, personal administrativo y de servicio, se trata esencialmente
de asegurar las mejores condiciones para el logro de aprendizajes de calidad. El
liderazgo pedagógico debe ser capaz de conducir y movilizar a todo su equipo,
apuntando a la mejora continua, teniendo siempre presente el contexto, tanto
interno, como externo. Es necesario y fundamental que el líder pedagógico en
forma permanente pueda estar identificando y sistematizando buenas prácticas,
que le permitan ir resolviendo los problemas (de convivencia, falta de recursos,
inasistencia de profesores por licencias médicas, en algunos casos con tiempos
muy prolongados, poco apoyo por parte de la familia a los procesos educativos
de los estudiantes, etc.) con los que se ven enfrentados en su accionar propio de
su función.
● Juan Assirio
irector Licenciatura en Organización y Gestión Educativa - Universidad
Austral. Argentina

 ¿En qué consiste el liderazgo pedagógico?


Desde mi perspectiva el liderazgo educativo es la influencia que una persona
ejerce sobre otra para motivarla a que haga cosas en pos de mejorar.
Más en concreto: consiste en hacer acciones que insten el cambio de conducta en
los demás, en vista al logro de un bien que es común a todos.
No es la única manera de lograr que una persona cambie de conducta. Por
coacción, ejerciendo cierta violencia a través de un miedo, también se puede
cambiar la conducta de otro. Por ejemplo, cuando un padre advierte: “si no
ordenas tu cuarto no tendrás postre”. O cuando un profesor advierte “estudia para
el examen o nos veremos en diciembre”.
Una nota distintiva del autentico liderazgo educativo es la apelación a la libertad
del liderado. El verdadero líder logra influir en el otro para que el otro cambie de
conducta, pero libremente, porque así lo ha decidido.
Cuando un directivo logra influir para que un profesor se entusiasme y trabaje
con esmero y creatividad en un proyecto de mejora para sus alumnos, ha ejercido
un buen liderazgo. Si, por el contrario, el profesor realiza el proyecto por
obligación, porque le toca, porque no puede zafar de ello, porque “qué más da”,
el líder no ha logrado liderar sino solo coaccionar ya que no ha conquistado la
libertad de su colaborador.
Por eso, la tarea del líder es un oficio sacrificado; ya que solo se logra influir en
otros si los otros llegan a confiar en el líder. ¿Y cómo se logra que los demás
confíen? Con prestigio y ejemplaridad. O, más explícito: con razón y corazón.
Se confía en un directivo porque sabe de lo que habla. Porque ya lo ha hecho.
Porque lo acreditan sus buenos resultados. Porque está actualizado. Porque es
innovador. Porque se arriesga en nuevas estrategias. Porque sabe trabajar en
equipo. Porque trata de habilitar a los demás. Porque dice la verdad. Porque es
asertivo al decir lo que piensa. Porque actúa de acuerdo a lo que piensa. Porque
respeta el pensamiento de los demás. Porque reconoce cuando se equivoca.
Porque si es necesario, rectifica. Así se logra que las personas confíen para que
decidan dejarse liderar.
La otra nota distintiva del auténtico liderazgo es que el cambio de conducta del
liderado no es en cualquier sentido. No se trata de un cambio de conducta sin
más, sino hacia una instancia ascendente, hacia una situación mejor. El efecto
esperado de la acción de liderar es el crecimiento personal del liderado.
Por eso, la tarea del líder es un oficio servicial; ya que al influir en los demás los
que se benefician directamente son los otros. En este sentido el liderazgo es un
servicio que busca mejorar a los demás. O más exactamente: que busca que los
demás logren esforzarse en el sentido correcto para mejorar.

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