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Presentado por:
CÁTEDRA: AMILCAR YUFRA PAUCAR
DERECHO PENAL PARTE ESPECIAL II FLORES PADILLA, LEONIDAS
GARCIA CAMPOS, KATHERYN
MEZA PEREZ, CARMEN
CATEDRÁTICO: PURIS VICUÑA HERMELINDA
Abg. Luzmila Mauricia Orrego Castañeda URETA JIMENEZ ELVIS.
AÑO:
2014
INDICE
1. DEDICATORIA ...............................................................................................
2. AGRADECIMIENTO .......................................................................................
3. INTRODUCION ...............................................................................................
CAPITULO I:
RETARDO Y DENEGACION DE JUSTICIA
1.- DEFINICION:
1.1 NEGATIVA A ADMINISTRAR JUSTICIA .............................................
1.2 INCUMPLIMIENTO DE OBLIGACIONES DE NOTARIO Y
AUXILIARES JURISDICCIONALES ..........................................................
1.3 ALGUNAS CONSIDERACIONES EN TORNO AL RETARDO EN
LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA ...............................................................
1.4 BIEN JURÍDICO TUTELADO ..............................................................
4.- CONCLUSIONES:
CAPITULO II:
FUNCIONARIOS Y SERVIDORES PUBLICOS FALSIFICACION DE
DOCUMENTOS
1.- DEFINICION:
2.- FUNCIONARIOS Y SERVIDORES .................................................................
3.- DIFERENCIAS ENTRE FUNCIONARIOS Y SERVIDORES PUBLICOS ........
4.- DIFERENCIAS ENTRE FALSEDAD Y FALSIFICACIÓN A EFECTOS
LEGALES .............................................................................................................
TITULO II
1.- EL DELITO DE FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS Y SU
UBICACIÓN SISTEMÁTICA EN NUESTRA LEGISLACIÓN. ...............................
2.- EXPEDICION DE CERTIFICADO MEDICO FALSO .......................................
2
3.- SIMULACION DE ACCIDENTES DE TRANSITO ...........................................
4.- INHABILITACION ............................................................................................
5.-FUNCIONARIOS Y SERVIDORES PÚBLICOS INMERSOS EN
FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS .................................................................
CAPITULO III:
OBJETIVO MATERIAL EN LA FALSEDAD DOCUMENTAL
OBJETIVO MATERIAL
FALSEDAD DOCUMENTAL
1.- INTRODUCCIÓN
5.- CONCLUSIONES
4. BIBLIOGRAFIA
5. PREGUNTAS
3
DEDICATORIA
Este trabajo lo dedicamos a Dios, por
brindarnos la dicha de la salud y bienestar
físico y espiritual, y a todas aquellas
personas, quienes nos demuestran el valor
de la amistad, en quienes confiamos, y les
tenemos un Cariño y aprecio. En especial, a la
Docente Orrego Castañeda Luzmila por
brindarnos su valioso tiempo y sabiduría en el
desarrollo de este trabajo.
4
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a Dios por habernos dado la vida e iluminarnos siempre en
nuestros caminos
A nuestros padres por estar alado de nosotros por ser la fuente de nuestra
inspiración y motivación para superarnos cada día más y así poder lograr
nuestros objetivos,
5
INTRODUCCION
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autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la
interacción de individuos e instituciones.
es un delito reprimido por el Código Penal, por el cual se tutela el
derecho individual y colectivo de recurrir a la justicia en amparo de sus
derechos, el sujeto activo del delito es el Juez en sentido amplio, ya sea
un Juez individual o un miembro de tribunales colegiados, aunque no
comprende ni a árbitros ni a amigables componedores. La pena
asignada es la de inhabilitación absoluta de uno a cuatro años.
Peculiar resulta que el Código Penal peruano en el nomen juris de la
Sección III, del Capítulo III, del Libro II, expresa una vocación por
sancionar "la Denegación y el retardo de Justicia", pero en los tipos
penales del aludido capítulo no se encuentra un tipo penal que lo
criminalice. Esto no significa que dicha conducta sea "atípica" en nuestro
país, ya que especialistas en delitos cometidos por Funcionarios
públicos
CAPITULO I:
RETARDO Y DENEGACION DE JUSTICIA
DEFINICION:
Son principios y derechos de la función jurisdiccional la observancia del debido
proceso y la tutela jurisdiccional. La Constitución garantiza una justicia libre de
dilaciones indebidas, con observancia del plazo razonable. El Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos indica que toda persona acusada
de un delito tendrá derecho a ser juzgada sin dilaciones. La Convención
Americana sobre Derechos Humanos confiere al procesado, derecho a ser oído
con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o
tribunal.
Se debe proteger el correcto funcionamiento de la justicia, el aseguramiento de
las condiciones necesarias que permitan al Estado el cumplimiento de sus
fines. La tutela judicial efectiva y del debido proceso requieren ser asegurados
y fomentados por los jueces y fiscales, ya que en gran medida de ellos
depende la correcta impartición de Justicia.
El quebrantamiento del plazo razonable y el incumplimiento de los deberes de
fomentar y asegurar un proceso sin dilaciones se encuentran contextualizados
en el horizonte de afectación al debido proceso.
Solo deben interesar al derecho penal los actos de naturaleza y orientación
delictiva, que trascienden la esfera administrativa de negligencia, descuido,
escasa capacidad de trabajo o inexperiencia del operador. Retardos
provocados, que trascienden las infracciones administrativas y que implican
intencionalidad o propósito incompatible con el marco de deberes para con la
justicia.
Constituye un error considerar si la ley administrativa-disciplinaria contempla el
caso del retardo en el cumplimiento de funciones y establece sanciones
disciplinarias, ello es un impedimento para su regulación penal.
Art. 422° del C.P: “El Juez que se niega a administrar justicia o que elude
juzgar bajo pretexto de defecto o deficiencia de la ley, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de uno (01) ni mayor de cuatro (04)
años.”
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EXEGESIS:
1.- NEGATIVA A ADMINISTRAR JUSTICIA
1. BIEN JURIDICO TUTELADO: Es la normal y eficiente marcha de la
administración de justicia.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
EL SUJETO ACTIVO, es el Juez cualquiera que sea o categoría.
EL SUJETO PASIVO, es el Estado.
LA CONDUCTA TÍPICA, consiste en negarse a administrar justicia o
eludir juzgar bajo el pretexto de defecto o deficiencia de la ley.
3. TIPICIDAD SUBJETIVA: Es doloso
4. ITER CRIMINIS: Este delito se consuma con la negativa forma del
magistrado a administrar justicia.
El segundo supuesto se consuma con la omisión ilegal del Juez a cumplir con
su deber de juzgar.
Asimismo el Art. 423° del C.P: “El notario o secretario de juzgado o
fiscalía o cualquier otro auxiliar de justicia que se niegue a cumplir las
obligaciones que legalmente le corresponde será reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de un año (01), o con treinta (30) a sesenta
(60) días de multa”.
EXEGESIS:
2.- INCUMPLIMIENTO DE OBLIGACIONES DE NOTARIO Y AUXILIARES
JURISDICCIONALES
1. BIEN JURIDICO TUTELADO: Es la normal y eficiente marcha de la
administración de justicia.
2. TIPICIDAD OBJETIVA
EL SUJETO ACTIVO es el Notario, secretario de fiscalía, secretario
del juzgado u otro auxiliar de justicia. (Relatores, peritos, policía
judicial, etc.).
EL SUJETO PASIVO es el Estado.
LA CONDUCTA PROHIBIDA consiste en negarse a acatar los
deberes que legalmente le incumbe (Tipo de acción u omisión).
3. TIPICIDAD SUBJETIVA: Es doloso
4. ITER CRIMINIS: Este ilícito se consuma en el momento en que el
agente rehúsa cumplir con sus obligaciones legales.
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5.2.- LAS ACCIONES PUNIBLES:
Las acciones punibles son dos:
1. Negarse a juzgar pretextando obscuridad, insuficiencia o silencio de la ley.
2. Retardar maliciosamente la administración de justicia después de
requerido por las partes y de vencidos los términos legales.
La primera de las acciones punibles implica un decisión de no juzgar, la
segunda configura una omisión (retardar maliciosamente) tras haber sido
intimado el juez y haberse vencido los términos legales.
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¿Dónde se regulan los plazos y cómo se computan?
Los plazos de los actos procesales están fijados por las leyes de
procedimiento que, por lo general, poseen regulaciones generales y otras
vinculadas a determinados actos en especial, como indagar o dictar una
prisión preventiva. No obstante ciertos plazos se cuentan con fracciones
de días o en horas y están regulados en otros cuerpos legales. En el
cómputo de los plazos deben tenerse en cuenta también las decisiones de
los tribunales superiores vinculadas a las ferias judiciales, u otras
cuestiones que afecten la forma de computarlos.
5.6.- LA PARTICIPACIÓN.
Quienes no revistan la calidad específica detallada al analizar los sujetos
punibles, sólo podrían ser perseguidos penalmente y eventualmente
condenados en calidad de instigadores o partícipes (en cualquier grado, a
excepción de las figuras de encubrimiento, que son sancionadas de modo
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autónomo), del delito que aquéllos cometieran en connivencia con éstos.
EL TIPO OBJETIVO.
6.- LOS SUJETOS PUNIBLES Y CONSECUENCIAS.
La figura sanciona al funcionario administrativo o judicial que por razón de
su cargo esté obligado a promover la persecución y represión de los
delincuentes.
La expresión funcionario público está caracterizada en el Código Penal.
Involucra a quienes participen accidentalmente o en forma permanente en la
función pública.
La determinación de la obligación de promover la persecución y represión de
“delincuentes”, requiere un examen cuidadoso de la legislación procesal de
cada jurisdicción.
Estas peculiares condiciones que deben reunir los sujetos punibles hacen
que autores como Donna los denomine delitos especiales, ya que el
obligado solamente puede ser un funcionario público competente para la
persecución y represión de los delitos
6.5.- LA PARTICIPACIÓN.
Si bien es un delito que requiere una calidad específica para ser considerado
autor (tal como lo desarrollamos en la cuestión pertinente), aquéllos que no
revistan tal calidad, pero que actúen mediando connivencia con quien sí la
revista, puede ser sancionados (o al menos perseguidos penalmente) en
cualquier grado de participación.
7.- CONCLUSIONES:
1. Toda persona sometida a proceso tiene derecho a ser juzgada en un
tiempo razonable y sin dilaciones indebidas. El retardo en dictar
sentencia o las dilaciones indebidas, cuando sean reiteradas,
constituyen falta grave, por ende debe ser sancionada.
2. El delito de Denegación y Retardo de justicia, debe ser considerado
como un tema de mucha importancia, y castigado con mayor rigor, ya
que nuestras normas legales peruanas, son muy sensibles a este tipo
de delitos.
3. Es una de las garantías del Estado de Derecho, y no hay democracia,
sin la autonomía e Independencia del Poder Judicial (PJ). Se debe
mejorar, restablecer y garantizar los mecanismos que permitan respetar
la independencia y autonomía de los jueces. Se debe restablecer las
funciones y la autonomía de la Academia de la Magistratura y del
Consejo Nacional de la Magistratura. Conferir a la Corte Suprema la
iniciativa y manejo propio de su presupuesto y continuar con la
modernización del sector.
4. Corresponde al Poder Judicial y demás instituciones que tengan
injerencia en la presente como cuerpo unitario, ejercer la potestad de
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administrar justicia que emana del pueblo en las elecciones populares.
Estas funciones se cumplen de acuerdo con la Constitución y las Leyes.
Garantizar el acceso de los ciudadanos a un Poder Judicial autónomo e
independiente es una obligación del Estado que responde al derecho
fundamental de las personas.
CAPITULO II:
FUNCIONARIOS Y SERVIDORES PUBLICOS FALSIFICACION DE
DOCUMENTOS
1.- DEFINICION:
Quizá en ningún otro tiempo como en el actual asistimos a diario a hechos en
los que lamentablemente se dan casos de falsificación de documentos o
adulteración de aquellos considerados como verdaderos. Los fines son
diversos, desde agilizar trámites hasta ocasionar perjuicio a terceros, con la
transferencia de bienes que son de su propiedad. Así se ha visto que contratos
de compra venta son presuntamente celebrados ante los notarios públicos, por
los supuestos propietarios de inmuebles, en especial cuando estos se
encuentran deshabitados, sorprendiéndose muchas veces la buena fe de los
funcionarios que intervienen en dichas operaciones comerciales, las que con
posterioridad e incluso inscrito el acto ante los registros públicos, resultan
encontrarse al margen de la Ley.
Frente a ello, qué duda cabe, la ciencia y la tecnología han ideado diversos
tipos de procedimientos que van desde la verificación en los documentos de
identidad, los hologramas de votación, sellos de seguridad hasta la utilización
de medios como el internet para acceder a las fichas de RENIEC a efectos de
cotejar los datos señalados por los intervinientes en cualquier acto jurídico,
verificándose también la huella y firma de los mismos.
Pero además los avances en el campo informático permiten también la
celebración de contratos electrónicos, quién hoy en día no ha comprado algún
bien vía internet, plataforma en la que se ofrecen desde flores hasta
automóviles; y todo con el uso de una tarjeta de crédito.
Sin embargo, el ritmo de vida actual exige que las personas no se encuentren
presentes físicamente para la celebración de un contrato o cualquier acto
jurídico, cada vez más es necesario contar con medios electrónicos que
aseguren que la voluntad de las partes, sea la que en realidad quisieron
expresar, y que la misma no se vea alterada por algún interés en particular.
Siendo ello así, la firma digital ha sido catalogada por muchos como una
panacea en este ámbito, otorgando a través de claves privadas la posibilidad
de que los intervinientes en cualquier acto cuenten con los elementos
necesarios de seguridad en la celebración de los mismos.
Más nos preguntamos la implicancia que este avance, ya reconocido por
nuestra legislación a través de la Ley Nro. 27269 puede tener en el ámbito del
derecho penal, en especial en el campo de los delitos contra la Fe Pública, en
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la modalidad de Falsificación de documentos previsto por el artículo 427 del
Código Penal.
En ese sentido el presente trabajo atraviesa si se quiere llamarlo de algún
modo, tanto por el ámbito penal como por el ámbito informático y electrónico;
esferas éstas a las que la ciencia penal no puede ser ajena, en el entendido
que el derecho penal regula conductas de los seres humanos, por tanto los
avances o retrocesos que éstos realicen en cualquier campo de su proceder
tendrán directa implicancia en los bienes jurídicos, cuya protección se deja en
última ratio al derecho penal.
TITULO I
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b) De nombramiento y remoción regulados. (Jefes de reguladores por ejemplo)
c) De libre nombramiento y remoción. (Típico caso de ministros de Estado).
TITULO II
1De acuerdo al Anuario Estadístico del Ministerio Público – Fiscalía de la Nación, del año 2009,
publicado en la página web oficial de dicha institución: www.mpfn.gob.pe, los delitos contra la
Fe Pública se ubican en el quinto lugar de incidencia de casos registrados en las Fiscalías
Provinciales Penales de Lima según delito genérico, representando el 11.04% del total de
denuncias registradas en el año 2009, equivalente a 7, 020 casos.
2 Bramont – Arias Torres, Luis A. Manual de Derecho Penal. Parte Especial. Editorial San
Marcos. Lima, 1994.Pg. 391.
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por los delitos contra la Fe Pública en tanto su vulneración genere perjuicios, tal
como se aprecia del artículo 438° del Código Penal.
Ahora bien. Actualmente, el delito de Falsificación de Documentos se
encuentra tipificado en el artículo 427º de nuestro Código Penal, que a su vez
se ubica en el primer capítulo del Libro Segundo del Título XIX. Este artículo,
cuyo texto original señala de manera literal que “El que hace, en todo o en
parte, un documento falso
o adultera uno verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir
para probar un hecho, con el propósito de utilizar el documento, será reprimido,
si de su uso puede resultar algún perjuicio, con pena privativa de libertad no
menor de dos ni mayor de diez años y con treinta a noventa días-multa si se
trata de un documento público, registro público, título auténtico o cualquier otro
trasmisible por endoso o al portador y con pena privativa de libertad no menor
de dos ni mayor de cuatro años, y con ciento ochenta a trescientos sesenta
cinco días multa, si se trata de un documento privado. El que hace uso de un
documento falso o falsificado, como si fuese legítimo, siempre que de su uso
pueda resultar algún perjuicio, será reprimido, en su caso, con las mismas
pena”, no ha sufrido modificación legislativa alguna desde la promulgación del
Código (es decir, hace 19 años), lo cual nos podría conducir a reflexiones
preliminares equivocadas, como lo son que no existirían problemas acerca de
la aplicación del mencionado artículo ni derivados de él; que sí existirían
problemas pero que no han sido materia de estudio por parte de la doctrina y la
jurisprudencia; o que los problemas advertidos ya habrían sido solucionados.
Así las cosas, y considerando que en la realidad existen problemas
relacionados al delito de Falsificación de Documentos en General según se
pudo advertir en la introducción del presente trabajo, podríamos sostener
tentativamente que los inconvenientes mencionados no han sido ampliamente
estudiados en nuestro país; lo cual explicaría, de alguna forma, la existencia de
una bibliografía nacional reducida sobre los temas específicos planteados.
Además, conforme hemos mencionado al inicio, los problemas sobre el bien
jurídico protegido subsisten aún, así como también los relacionados a la
identificación y clasificación de documentos en públicos o privados para efectos
penales, y los relacionados al perjuicio como elemento objetivo del tipo o como
condición objetiva de punibilidad.
Dando respuesta a ello, otro sector de la doctrina señala que la protección por
parte del derecho penal no se encontraría dentro de la fe pública, concepto
vago y de difícil definición, sino más que todo en el tráfico jurídico, en la
seguridad del tráfico como señalan José María Luzón Cuesta parafraseando a
Quintano, para quien según indica es la que mejor se ajusta a la
heterogeneidad de tipos contenidos, bajo la rúbrica “De las falsedades” (ello en
relación al Código Penal español de 1995).
De la misma opinión es también Enrique Orts Berenguer cuando señala “en
relación a las falsedades documentales, como en relación a las falsedades en
general, se ha debatido a la hora de concretar el bien jurídico protegido. Sin
embargo sólo cifrándolo en el tráfico jurídico es posible captar plenamente el
sentido de estos delitos, pues, sólo en la medida en que un documento entra
en dicho tráfico o está destinado al mismo, su adulteración cobra trascendencia
penal”.
Otro sector a decir de Castillo Alva no necesariamente con criterio opuesto sino
complementario al de tráfico jurídico considera como bien jurídico protegido el
documento y las propiedades inherentes a él, más que todo en cuanto a sus
funciones de perpetuación, de garantía y probatorias que tendría el documento.
Documento.-
Documento es según Wikipedia “el testimonio material de un hecho o acto
realizado en el ejercicio de sus funciones por instituciones o personas físicas,
jurídicas, públicas o privadas, registrado en una unidad de información en
cualquier tipo de soporte (papel, cintas, discos magnéticos, películas,
fotografías, etc.) en lenguaje natural o convencional. Es el testimonio de una
actividad del hombre fijado en un soporte".
El Código Penal peruano no tiene una definición de lo que penalmente debe
entenderse por documento como si lo tiene el Código Penal español, cuyo
artículo 26 señala “A efectos de este Código se considera documento todo
soporte material que exprese o incorpore datos, hechos o narraciones con
eficacia probatoria o cualquier otro tipo de relevancia jurídica”.
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No obstante ello, contamos con la definición dada por el artículo 233 del Código
Procesal Civil que entiende por documento “todo escrito u objeto que sirve para
acreditar un hecho”. A continuación el artículo 234 dispone “Son documentos
los escritos públicos o privados, los impresos, fotocopias, facsímil o fax, planos,
cuadros, dibujos, fotografías, radiografías, cintas cinematográficas, micro
formas tanto en la modalidad de microfilm como en la modalidad de soportes
informáticos, y otras reproducciones de audio o video, la telemática en general
y demás objetos que recojan, contengan o representen algún hecho, o una
actividad humana o su resultado".
Tipicidad objetiva.-
Del artículo 427 del Código Penal primer párrafo se deriva que el sujeto activo
de la acción puede ser cualquiera, se entiende persona natural lógicamente,
consistiendo su conducta en un hacer un documento falso (en todo o en parte)
o adulterar uno verdadero. Estamos pues ante la presencia de dos verbos
rectores “el hacer” y “el adulterar”. Entiéndase por el primero el elaborar, el
crear, fabricar un documento que no existe, afectándose así la autenticidad o
garantía de la misma que tiene por función el documento.
Tipicidad subjetiva.-
El animus con el que procede el agente activo es doloso. No admite la
configuración del delito la forma culposa.
Falsedad de uso.-
Contemplada en el segundo párrafo del artículo 427 del Código Penal,
sanciona al sujeto activo que hace uso o utiliza un documento falso o
falsificado, como si fuese legítimo, claro está, desde el ámbito subjetivo debe
haberse podido representar y tener conocimiento que dicho documento carecía
de los cánones de autenticidad y aun así a sabiendas de dicho hecho lo utiliza,
causando en este caso, a diferencia del primer párrafo del artículo 427 de
nuestro ordenamiento penal, un perjuicio, al introducir el documento dentro del
tráfico jurídico.
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Claro está de la descripción típica efectuada por la segunda parte del artículo
en comento que el agente activo no ha de participar en la elaboración del
documento falso, en caso contrario, su proceder caería dentro del primero y no
dentro del segundo párrafo.
Consumación.-
En la consumación material no habría mayor problema para su aceptación,
puesto que se consigue satisfacer la intención que se perseguía; pero sí se
generarían muchas dudas en cuanto a la consumación formal. Sin embargo,
realmente, considerando al perjuicio como condición objetiva de punibilidad, si
se atiende a que la consumación es un problema que afecta a la tipicidad, la no
verificación de un elemento extra típico no debe afectar a la consumación, y la
verificación parcial del resultado global, que ya corresponde a la consumación
de un tipo delictivo, es ya suficiente para consumar el delito
Luis Bramont -Arias y María García manifiestan que el delito se consuma con la
realización de un documento falso o la adulteración de uno verdadero. Por
tanto, no se requiere que el sujeto activo emplee dicho documento, es decir,
que lo introduzca en el tráfico jurídico, siendo suficiente con que tenga dicho
propósito. Se requiere, entonces, por lo menos, la intención de introducir el
documento en el tráfico jurídico, para exigir la consumación del delito, situación
muy distinta a la posibilidad de causar algún perjuicio.
En este mismo sentido parece pronunciarse Fidel Rojas para quien la
consumación de la mayoría de estos casos se halla condicionada a la
verificación de elementos finalísticos condicionantes, es decir, que del uso de
los documentos puedan (sic) generar perjuicio. Para este autor el nivel
de probabilidad del perjuicio no es necesariamente actual, sin embargo, por la
forma como se manifiesta, aparentemente, se requeriría de forma necesaria la
utilización del documento para consumar el delito.
En cuanto al peligro potencial, al considerarlo como elemento objetivo del tipo
penal, éste deberá ser evaluado por el Juez. Si éste considera, de manera
objetiva, que se pudo ocasionar daño, este elemento se habrá agotado, y si los
demás elementos han corrido la misma suerte, el delito se habrá consumado.
Ahora el propósito de utilizar el documento, como elemento subjetivo del tipo
penal, es fundamental para la consumación del delito.
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ii) Es objetable que se haga depender la tipicidad de las lesiones simula
das del que difieran de “la documentación policial o médica
correspondiente”, que (más allá de que pueda ser también falsa) solo
es un modo de probar, en sede penal, la inveracidad de las lesiones
corporales alegadas.
iii) En cambio, sí resulta apropiado – preventivo especialmente, que se
sancione con la pena accesoria de inhabilitación a los policías,
bomberos, agentes o intermediarios de seguros, profesionales
médicos o funcionarios de establecimientos de salud, que
intervengan en este delito.
4.- INHABILITACION.-
Cuando algunos de los delitos previstos en este Capítulo sean cometidos por
un funcionario o servidor público o notario, con abuso de sus funciones, se le
impondrá, además, la pena de inhabilitación de uno a tres años conforme al
artículo 36º, incisos 1 y 2.
Como medida accesoria y al configurarse como sujeto pasivo a la colectividad
e agente será también además de la pena recibida pasible de inhabilitación por
su función o cargo. Que lo privilegian frente al común de personas, y se le
privara de la función, cargo o comisión publica que ejerza y privarse de ejercer
mandato, cargo o comisión.
CASO N°01.-
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En 24 horas y a cambio de 300 soles, certificados de estudios secundarios,
visados nada menos que por las mismas autoridades educativas, eran
ofrecidas con total impunidad. Sin embargo, los inescrupulosos no imaginaron
que nuestras cámaras los pondrían en evidencia.
Tal como contamos en la primera parte de este informe, el tramitador hizo
entrega del certificado 24 horas después del primer contacto, llevando a
nuestra colaboradora a una panadería cercana.
El sujeto asegura que el documento es original y que fue visado por una
autoridad de la UGEL 04 de Comas.
Ante las evidencias, se montó una operativa sorpresa para capturar a los
implicados.
Pese a que en un primer momento negó todo, luego no le quedó más que
aceptar su culpa.
Intentó oponer resistencia pero al final fue conducido a la comisaría del sector.
El detenido sólo es parte de una cadena corroída por la corrupción, el director
de esta unidad educativa se defendió.
El sujeto fue identificado como Elmer Hernán Huamán Sarmiento, quien al ser
intervenido por las autoridades reconoció su responsabilidad en el ilícito
negocio, informó el viceministro de Gestión Institucional, Víctor Raúl Díaz
Chávez.
Señaló que Huamán Sarmiento compraba los certificados en la UGEL Nº 04.
Las autoridades procedieron a formular la denuncia ante la Fiscalía Penal de
Turno.
Los documentos fueron entregados ante la Comisaría para las pesquisas del
caso.
CASO N°02.-
CONCLUCION:
CAPITULO III:
OBJETO MATERIAL EN LA FALSEDAD DOCUMENTAL
OBJETO MATERIAL
1.- OBJETO MATERIAL DEL DELITO
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A efectos penales, se considerará juicio sólo aquel que procesalmente lo sea,
por tramitarse ante los órganos jurisdiccionales, tanto civiles, contencioso-
administrativo, laborales y constitucionales.
PENA
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7.- CARACTERISTICAS COMUNES A LA FALSEDAD MATERIAL
FALSEDAD DOCUMENTAL
1.- INTRODUCCIÓN
En una monografía sobre falsedad documental del año 1952, el destacado
jurista español Antonio Quintano Ripollés verificaba que en la aclaración del
término "falsedad" aún queda mucho por hacer y se lamenta de una
terminología jurídica "plagada de imprecisiones y ambigüedades, que hacen, a
la vez, la fortuna de los prácticos y la desesperación de los científicos". Al
desarrollar el concepto de falsedad, Quintano Ripollés sostiene que en una
sistemática basada en el concepto "positivo de genuinidad", a diferencia de un
sistema basado en el "relativo de veracidad", un "falso no mendaz" o "falso
veraz" es perfectamente concebible. Piensa que la sistemática española y la
francesa tiende más bien a garantizar los valores de "genuinidad formal",
mientras que la germánica, "preocupada por lo final y el resultado ("zur
Täuschungim Rechtsverkehr"), es más susceptible de tener en cuenta los
valores ideales de veracidad y mendacidad". Frente a una hipótesis de "falso
no mendaz", esto es, de un documento falsificado con contenido
"intrínsecamente" verdadero y no obstante reconocer lo paradójico de la
expresión misma, prefiere la "solución actual de tipificación de la falsedad como
alteración de la genuinidad", porque una sistemática basada en la "prevalencia
absoluta de la verdad real" dejaría en desamparo "valores de genuinidad
apriorística", sin perjuicio de considerar a posteriori la ausencia de
antijuridicidad subjetiva u objetiva al comprobarse verdadero o inocuo lo "no
genuino" previamente calificado como "falso".
Este pasaje de la notable e influyente obra de Quintano Ripollés deja en
evidencia la necesidad de reflexionar en torno al concepto de falsedad. La sola
expresión "falso veraz" resulta no sólo paradójica, sino además
conceptualmente incómoda. ¿Puede existir un atributo que al mismo tiempo
sea falso y verdadero? Quintano sostiene que esto es posible en un sistema
basado en el "concepto positivo de genuinidad", como sería el francés-español,
no así en el germánico basado en el "concepto relativo de verdad". De este
40
modo, Quintano contrapone la sistemática francesa-española a la alemana de
regulación penal de la falsedad documental. La investigación siguiente se dirige
a mostrar que esta contraposición de sistemas es equivocada. Se trata a
continuación de un estudio histórico-dogmático, esto es, que indaga en las
raíces del concepto del delito de falsedad documental. Al mismo tiempo, intenta
una reflexión sobre el concepto de falsedad en la convicción de que no es
viable pretender esclarecer el injusto propio del delito de falsedad documental
sin previamente reflexionar sobre el concepto de verdad.
41
Posteriormente, mediante el senadoconsulto Liboniano del año 16 d.C., se
extendió la quaestio de falsis a otros documentos no testamentarios, pero sólo
en relación a documentos cerrados (cum consignatione) y restringida a los tres
actos originalmente penados de scribere, signare y recitare. Tales documentos
no testamentarios eran, por ejemplo, las testaciones, esto es, documentos
escriturados de testimonios, por lo que el senadoconsulto Liboniano extendió el
castigo de la lex Cornelia a falsas testationes facere y a la presentación en
juicio de unos falsa testimonia, pero en ambos casos se trataba sólo de
testificaciones documentadas -no aún de falso testimonio oral. La extensión de
la pena de la lex Cornelia de falsis a falsedades cometidas en documentos no
signados (sine consignatione) y quirografarios, como por ejemplo la
documentación de carácter administrativo y burocrático (album praepositum),
documentos legales (rescripta) y epistulae, se produce recién a mediados del
siglo III por vía de interpretación jurisprudencial. Los factores de dicha
extensión fueron probablemente, por una parte, la generalización del uso del
pergamino y del cuero, en lugar de las tablas, y, por otra, la difusión del
quirógrafo como forma de escritura no provista de sellos, por lo que requería al
igual que éstos también de protección. Esta ampliación por vía jurisprudencial
de la lex Cornelia de falsis a cualquier clase de documentos, implicó también la
extensión de todos los actos penados, antes restringidos a los testamentos,
ahora realizados en cualquier clase de documento. De esta manera, se llega a
castigar tanto la creación de documentos falsos como la falsificación de
documentos auténticos, con lo cual la falsedad testamentaria deja de ser una
figura autónoma y se diluye bajo el régimen general de la falsedad documental.
En consecuencia, a partir de este momento, esto es, recién desde mediados
del siglo III, puede hablarse con propiedad de falsedad documental.
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mediante correcciones o raspamiento o cuando un documento aún imperfecto
es completado mediante, por ejemplo, la firma de otro.
Una formulación distinta se basa en el concepto de seguridad del tráfico,
planteada en una de sus primeras versiones por Zirkler. A propósito de la
respuesta atribuida a Paulo en Dig. 48,10,23, que alude a la falsedad como
imitación o enmienda de escritura, constata que un escrito sin valor
documental, por ejemplo, una cuenta falsa enviada por un comerciante sobre
mercaderías entregadas, cuya verificación es asunto del que la recibe, no
constituye falsedad. Distinto el caso en que se imita la letra manuscrita para
extender un documento de extinción de una deuda, pues en este caso hay un
ataque al derecho a la seguridad que mediatamente pone en peligro el
patrimonio. Respecto del concepto de falsum entendido como modificación u
ocultación de la verdad, "como si existiera un derecho original a la verdad, lo
cual ciertamente pertenece a sueños filosóficos", Zirkler advierte que la verdad,
como aquello que permanece, no puede ser modificada. "Un derecho abstracto
a la verdad es tan impensable como su correlato un derecho coercitivo a la
creencia de otros a la verdad dicha por uno". Luego de mencionar un ejemplo
de falsificación de mercancías, señala que la seguridad y fluidez del tráfico
valoran estas señales positivas, cuyo abuso constituye un ataque al derecho a
esa seguridad. Este delito se consume con el uso en tanto ejercicio de un
derecho coercitivo en relación a la creencia de otro constitutivo del ataque al
derecho frente al afectado.
En similar dirección, Ortloff subraya el carácter subjetivo del "amor a la verdad
y de la veracidad", la que en principio no puede ser objeto de coerción jurídica
y, por lo tanto, pertenece sólo al ámbito de la moral. No obstante, debe existir
un límite externo y éste sólo puede fijarlo el Derecho. En este sentido, el
Estado puede exigir el cumplimiento de un deber de veracidad por parte de sus
subordinados o de los ciudadanos, en la medida en que sea necesario para
realizar intereses públicos, en especial, la justicia, por ejemplo, a un testigo o a
un contribuyente en su declaración. En cambio, en el tráfico jurídico-privado no
existe un derecho coercitivo a la verdad. No se desconoce que el cumplimiento
de la verdad es base de la confianza en el tráfico privado, pero la protección
directa de la verdad no es realizable ni tampoco necesaria. Es tan generalizada
la experiencia de que la confianza irrestricta en la veracidad del otro provoca
engaños y perjuicios, que es dable exigir a cada uno aplicar cierta precaución.
Este cuidado no puede exigirse por igual a todos los hombres, sino que debe
considerarse su profesión, formación y experiencia. "La representación de la
verdad en el tráfico privado no puede ser colocada directamente bajo
protección estatal por la naturaleza subjetiva de la veracidad [...] la lesión de la
verdad resta en el tráfico privado sin consecuencia directa, porque la verdad
misma no puede ser objeto de un derecho". La protección estatal se extiende
sólo a la lesión de derechos existentes y, por lo tanto, el Estado puede
intervenir frente a lesiones a la verdad sólo en la medida en que éstos pueden
verse afectados, lo cual procede allí donde la protección privada no es
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suficiente, por ejemplo, en aquellas relaciones subjetivas en las que no puede
exigirse aplicar precaución (menores de edad, dementes) o en los casos en
que el engaño es de tal entidad extraordinaria que dicha precaución resulta
impotente. Pero aún en estos casos excepcionales, el Estado interviene para
proteger derechos efectivos y sólo indirectamente frente a la lesión a la verdad,
en la medida en que mediante ésta aquéllos puedan verse afectados.
Presupuesto de la coexistencia humana es la confianza recíproca. Ortloff
distingue la mentira como mutación de la verdad en el lenguaje, de la falsedad
como imitación, modificación o supresión de formas específicas de cosas y
relaciones, cuya autenticidad goza de confianza. Se trata de una confianza
general basada en la ley o en el sentido jurídico general de que gozan formas
auténticas específicas de cosas y relaciones, cuyo fin es evidenciar autoridad y
procedencia, legitimidad y exclusividad, y que facilitan el tráfico. Es un derecho
a la fe pública, que exige respeto por estas formas de autenticidad, su negación
perturba el tráfico. "La lesión consciente y querida de este derecho general a la
fe pública mediante mutación o supresión de estas formas específicas de
autenticidad constituye el crimen de falsedad".
En síntesis, ya en el umbral del siglo XIX la Ciencia alemana del Derecho penal
busca esclarecer el fundamento propio del castigo de la falsedad. Este
fundamento no puede agotarse simplemente en lo injusto de la conducta de
falsedad como alteración de la verdad, sino que es preciso identificar
correlativamente un derecho o bien de otro que amerite ser protegido
penalmente frente a dicha conducta. Una primera respuesta a esta pregunta la
proporciona Kleinschrod, en el sentido de que lo afectado con la falsificación es
la propiedad. Pero ésta no se comprende en su significado moderno, sino que
más bien en el sentido de un presupuesto para el ejercicio de otros derechos,
que se ve afectado ya con la realización de la falsedad. Este delito consiste, en
palabras de Kleinschrod en la ocultación o modificación de la verdad entendida
en sentido subjetivo y, por ende, la propiedad de otro se ve afectada cuando,
como consecuencia de la conducta de falsedad, éste puede pensar que algo es
verdadero o correcto, cuando no lo es, es decir, cuando puede incurrir en un
error y, mediatamente, verse afectados otros derechos. En sentido similar,
Feuerbach recurre al concepto del crimen falsi para la explicación conjunta del
injusto de la falsedad y de la estafa, de tal modo que ambos delitos revisten los
elementos de la alteración de la verdad mediante ocultación o mutación, del
perjuicio a los derechos de otro y del dolo. El perjuicio puede configurarse ya
cuando la acción dirigida al engaño contraviene el derecho de otro a la omisión
de la acción engañosa.
Estos planteamientos que sólo sugieren la existencia de un derecho a la verdad
motivan la categórica negación de Klien, en el sentido de que no existe un
derecho a exigir de otro que en el habla y la acción declare la verdad y evite el
engaño. La sola contravención de la verdad es relevante en el ámbito de la
moral y la ética, sin embargo, para que una conducta sea antijurídica debe
conllevar perturbación a los derechos de otro. Esta perturbación concurre en el
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caso del que se sirve del lenguaje u otras acciones provocando una
representación falsa en un ser dotado de derechos de igual manera del que
ejerce violencia, pero es dudosa en la mera realización de la falsedad. De esta
manera, Klien pone en cuestión la existencia misma de un objeto en el delito de
falsedad. Objeto del delito no puede ser la verdad misma, pues ésta
permanece siempre inalterada, no puede ser objeto de modificación o
falsificación, sino sólo de supresión u ocultación. Por lo tanto, correlativamente
no puede existir un derecho a la conservación inalterada de la verdad.
Sin embargo, ya Kleinschrod había reconocido que la verdad que se ve
alterada con la falsificación no es la verdad en sí, objetivamente considerada,
sino que la verdad vista subjetivamente. Y es esta verdad en sentido subjetivo
la que puede verse afectada mediante la conducta de falsedad como mutación
de la verdad, en la medida en que el otro puede creer que algo es verdadero o
correcto, cuando no lo es. No obstante, Cucumus aclara que para la
consumación del crimen de falsedad no es requisito que alguien efectivamente
resulte engañado. El engaño efectivamente realizado es requisito del
stellionatus, del delito de estafa, para cuya consumación, por ende, no basta la
mentira o fingimiento. Para que el crimen de falsedad se consume, es requisito
una lesión al derecho a la verdad. Pero, el derecho a la verdad no se ve
lesionado ya con la mera acción de falsedad, con la producción y mera
posesión del falso, sino que recién con el uso del mismo. Sólo en ese
momento, en el cual se crea un motivo o razón falsa de conocimiento, que es o
puede ser eficaz, dicho derecho se ve lesionado. Su protección se justifica sólo
en la medida en que es presupuesto para la integridad de otros derechos,
ejemplo, a la vida, la salud, a la propiedad, al estado personal. Como aclara
posteriormente Anton Bauer, se trata de un derecho negativo que tiene todo
hombre en tanto puede exigir la omisión de alteraciones de la verdad mediante
las cuales sus derechos pueden verse en peligro o lesionados. En este punto,
Bauer concede a Klien que efectivamente no se trata de un derecho autónomo
a la verdad, cuya protección se justifica por sí misma. El derecho a la verdad
que tiene todo hombre es solamente una derivación del derecho general a
exigir la omisión de acciones jurídicamente lesivas, en este caso en la forma de
lesión jurídica que conlleva la mutación de la verdad. En otras palabras, se
trata de una manifestación del neminem laedere.Un derecho positivo a la
verdad, en el sentido de exigir del otro la prestación positiva de decir la verdad,
existe sólo excepcionalmente, en relaciones de Derecho público en que el
Estado se encuentra legitimado para imponer este deber a sus subordinados o
sus ciudadanos, o en ciertas relaciones de Derecho privado. De esta manera,
Bauer esclarece la diferencia entre el fundamento del castigo de la falsedad y
de la estafa. El fundamento del castigo de la falsedad radica en el peligro de un
engaño perjudicial derivado de la lesión al derecho a la verdad. En cambio, en
la estafa el fundamento del castigo deriva del daño causado mediante el
engaño realizado. En consecuencia, el momento de consumación es distinto en
uno y otro delito. En la falsedad, el delito se consume cuando se ve lesionado
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el derecho a la verdad y mediatamente se provoca un peligro para otros
objetos. En cambio, el delito de estafa se consume cuando el engaño
efectivamente se realiza.
La teoría de la fe pública se formula como una alternativa al derecho a la
verdad para la explicación del fundamento del castigo de la falsedad. El objeto
protegido es, según esta teoría, la fe pública entendida en el sentido de
confianza pública. No obstante, ésta se concibe en la propuesta original de
Roßhirt como un vínculo de buena fe que une a una persona con otra, cuya
vulneración, sin embargo, trasciende el ámbito meramente interpersonal e
involucra intereses públicos. De ahí que la consumación del delito de falsedad
no pueda depender de consecuencias jurídico-privadas, de la constatación de
daño a otro, como en la estafa. Así comprendida la fe pública en su dimensión
interpersonal, no se distancia mayormente de la tesis del derecho a la verdad.
Aquello que esta teoría formula en términos de un derecho, es reformulado por
la tesis de la fe pública en clave de una expectativa cognitiva respecto del
comportamiento del otro. Es recién con la tesis de Ortloff de la fe pública
entendida como confianza general depositada en ciertas formas auténticas de
relaciones y cosas que se introduce una distancia conceptual tendencialmente
creciente con la tesis del derecho a la verdad.
V. CONCLUSIONES
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documento, público o privado. Esta extensión se produjo por vía jurisprudencial
a mediados del siglo III.
2. Un concepto del crimen falsi fue elaborado recién desde el siglo XIII por obra
de los juristas italianos. El elemento básico del concepto es definido por Azo en
una glosa al Corpus iuris civilis como "mutación de la verdad" ("mutatio
veritatis"). Este concepto del crimen de falsedad como mutación de la verdad
abarca las distintas hipótesis castigadas en el Derecho romano con la pena del
crimen falsi, incluye, por ejemplo, la falsedad testamentaria, documental, el
falso testimonio, ciertas hipótesis de venalidad. El delito de falsedad
documental es entonces una especie del crimen falsi, por ende, radica en la
alteración de la verdad que recae sobre un documento, realizada con dolo.
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BANCO DE PREGUNTAS
b) No, salvo que lo haga para lucrarse, en cuyo caso habría estafa;
b) Sí, delito de falsedad documental, siempre que obre obra con ánimo de
lucro;
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