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El núcleo argumentativo del libro está puesto sobre el capítulo 2, donde explica
el programa de la liga agraria, su denuncia a la clase política como clase parasitaria, el
llamado que hace a los estancieros a que participen en la contienda electoral y vuelvan a
ocupar la mayoría de la legislatura. Explica la indiferencia con que fue recibido este
llamado (aunque el apoyo que le dieron los estancieros a la liga aumentaba en
momentos de crisis y de intentos de presión fiscal por parte del gobierno). Muestra
cómo, contraintuitivamente, los miembros de la liga agraria buscaban ampliar la base
del sufragio, planteando el voto secreto y obligatorio de manera adelantada en relación a
la Ley Sáenz Peña, lo cual los ubicaba como liberales clásicos, aunque con cierta
referencia al pensamiento evolucionista de Spencer.
El proyecto que tenía la Liga era por un lado ampliar la base del voto, y por otro
lado restringir quienes podían ser elegidos como representantes, y su objetivo en ese
sentido era limitar el poder de los gobernantes políticos, puesto que tenían confianza en
que si todos votaban, los iban a elegir a ellos ya que “estaban más enraizados en la
economía y la sociedad”
Una vez que Roy Hora establece éste como el programa de la Liga, hace un
recorrido por las vicisitudes políticas, donde fallaron repetidas veces en formar un
partido político independiente, y cómo se fueron relacionando con los distintos actores
del momento.
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Matías Horacio López
En segundo lugar, el libro concluye con una confesión de fracaso: plantea “Por
estos motivos, la historia y las ideas de la Liga Agraria constituyen una inaceptable vía
de entrada para analizar el modo en que los estancieros de la pampa intentaron
comprender y dar respuesta a los grandes desafíos de su tiempo” (ídem). En su
introducción, pone de relieve la importancia de la Liga Agraria, y en su conclusión
plantea que “La Liga Agraria desapareció, víctima de su propia irrelevancia política”
(p.198).
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Matías Horacio López
tomaron sobre cada tema, y deja a la imaginación del lector decidir en qué sentido se
pronunció para cada uno de los ítems. El equivalente, en exageración, sería decir que
“Perón se pronunció sobre el fascismo” ¿A favor o en contra? De nuevo, no hay cita que
nos permita rastrear al menos la validez de estas afirmaciones.
Hay interrogantes que nacen del libro, y quedan sin respuestas. Ante la constante
indiferencia de los hacendados ante los llamados de la Liga, surge la pregunta ¿Por
quienes estaba compuesta la Liga Agraria? ¿Eran los estancieros más ricos, los menos,
representaban un promedio? ¿Eran descendientes de inmigrantes, recientemente
enriquecidos, como su líder Carlos Guerrero (p.80)? Un estudio cuantitativo de los
miembros de la Liga Agraria en relación al grueso de los estancieros hubiera agregado
muchas más capas de densidad al libro, y mostrado una relación que va más allá de lo
que escriba la prensa. El estudio cuantitativo en relación a los miembros de la política,
el estado y los distintos grupos es verdaderamente apasionante y uno se queda con la
intriga de qué afirmaciones de Roy Hora se mantendrían luego de tal estadística, y
cuáles no.