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CAPÍTULO 2
Con el desarrollo del presente capítulo acabaremos con el desarrollo del derecho
de los tratados como orden jurídico, además nos proporciona los conocimientos
necesarios acerca de las instituciones por las que una parte se desvincula del
tratado o suspende su relación jurídica con las demás.
1. NULIDAD
1.1. CONCEPTO
Charles Rousseau señala: “No puede hablarse, pues, de tratado válido si no hay
acuerdo de voluntades acerca de su contenido o si el contenido del acuerdo es
1
Es por esta razón que se ha tenido que esperar la tranquila y pausada voluntad de los Estados
para hacerse parte del Tratado, con las reservas de muchos Estados a diversas normas relativas
precisamente a estas cláusulas.
99
Uno de los puntos a los que se va a recurrir en este capítulo II, es el referente a
la integridad y divisibilidad de los tratados. Como sabemos, el principio básico es
que se debe mantener la integridad de los tratados, y excepcionalmente se
aceptará la divisibilidad; por esta última, se permite el mantenimiento de las
disposiciones esenciales del tratado cuando “surgen determinadas situaciones
que las partes no habían contemplado, o porque un acuerdo puede contener
regulaciones que abarcan materias tan diferentes que resulta posible disociarlas
sin dificultad”.
Queda claro que “la presunción de que un tratado debe considerarse como un
todo indivisible prevalece respecto de todas las causas de falta de aplicación que
no se deben a la voluntad común de las partes, sino a un vicio del acto, a una
violación del tratado por una de las partes, o a cualquier hecho extraño”. Sin
embargo, esta presunción no es absoluta, ya que si la causa “concierne a ciertas
disposiciones del tratado, y estas disposiciones presentan ciertas características
en relación con el tratado, la presunción sólo se aplicará a esas disposiciones” 4.
Artículo 42 de la Convención
Validez y continuación en vigor de los tratados
2
Charles Rousseau, citado en Marco Monroy Cabra, Derecho Internacional Público, (Bogotá:
Themis, 2002), p. 116.
3
José Antonio Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos
Internacionales, (Madrid: Tecnos, 2003), p. 121.
4
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 196. En este
sentido, el autor precisa lo siguiente: “la divisibilidad material significa que el resto del tratado
sigue siendo aplicable, a pesar de la eliminación de las disposiciones en cuestión (artículo 44. 3
(a)). La divisibilidad intencional resulta de un análisis de lo que pudo ser la intención de las partes
en lo concerniente a sus compromisos recíprocos”.
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Artículo 46 de la Convención
Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para
celebrar tratados
“1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su
derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados
no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su
consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a
una norma fundamental de su derecho interno
2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para
cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la práctica
usual y la buena fe”.
Así, en principio son nulos los tratados que se celebran en violación a una norma
fundamental del derecho interno de un Estado o de una organización
internacional, esta nulidad sólo puede tener eficacia en ciertos casos
excepcionales, como se ha puesto de manifiesto en la práctica internacional. La
naturaleza del vicio involucrado resulta bastante clara: el consentimiento de una
entidad jurídica, sea Estado u organismo internacional, es esencialmente
resultado de un procedimiento jurídico 12, de no observarse tal procedimiento no
hay consentimiento.
Cuando nos referimos al numeral 2 del artículo 46, hacemos referencia a que la
violación manifiesta será tal, si resulta objetivamente evidente para cualquier
Estado que proceda conforme a la práctica usual y la buena fe. La norma
fundamental (constitucional) a la que se refiere es aquella vigente al momento de
la conclusión del tratado13. Esto legitimaría internacionalmente el consentimiento
dado, por ejemplo, en gobiernos de facto en donde el poder ejecutivo, en estos
casos de excepción, ejerce funciones legislativas.
Artículo 47 de la Convención:
Restricción específica de los poderes para manifestar en consentimiento de
un Estado
“Si los poderes de un representante para manifestar el consentimiento de
un Estado en obligarse por un tratado determinado han sido objeto de una
restricción específica, la inobservancia de esa restricción por tal
representante no podrá alegarse como vicio del consentimiento expresado
por él, a menos que la restricción haya sido notificada con anterioridad a la
manifestación de ese consentimiento a los demás Estados negociadores”.
14
Paul Reuter, op, cit., pp. 203-204.
15
Antonio Remiro Brotóns. et al., Derecho Internacional, (Madrid: Mc Graw-Hill, 1997), p. 276.
103
El artículo 48 de la Convención
Error
“1. Un Estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su
consentimiento en obligarse por el tratado si el error se refiere a un hecho
o a una situación cuya existencia diera por supuesta el Estado en el
momento de la celebración del tratado y constituyera una base esencial de
su consentimiento en obligarse por el tratado.
2. El párrafo 1 no se aplicará si el Estado de que se trate contribuyó con su
conducta el error o si las circunstancias fueron tales que hubiera quedado
advertido de la posibilidad de error.
3. Un error que concierna sólo a la redacción del texto de un tratado no
afectará a la validez de éste; en tal caso se aplicará el artículo 79”.
Son raros los casos en que se han alegado errores de fondo como vicios de
consentimiento que afecte la validez de un tratado, la mayoría han sido errores
de descripciones geográficas o de mapas18. Asimismo, el Tribunal de La Haya, en
el caso del Templo de Preah Vihear y Groenlandia Oriental, ha aclarado las
condiciones que debe tener el error respecto de una cuestión que constituye una
base esencial de tal consentimiento19.
16
También regulado por el artículo 48 de la Convención de 1986.
17
Paul Reuter, op. cit., p. 205.
18
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, 1996, pp. 266.
19
CIJ, Recueil, 1961, p. 30, documento citado en Pastor Ridruejo, op, cit., p. 122; asimismo, el
Caso del Estatuto Jurídico de Groenlandia Oriental (Dinamarca-Noruega), CPJI, 1933, Serie A/B nº
53, pp. 71 y 92, en el que “Noruega hacía valer que cuando el embajador de Dinamarca le había
pedido declarar que no se oponía a que el Gobierno danés extendiese a toda Groenlandia sus
intereses políticos y económicos, el Ministro de Relaciones Exteriores de Noruega no había
comprendido que se trataba de aprobar la extensión del monopolio danés al conjunto de
Groenlandia y que, en consecuencia, el consentimiento que había dado al pedido danés había
estado viciado de error. La Corte decidió que la respuesta del Ministro había sido incondicional y
definitiva, rechazando la existencia, en este caso, de error. El juez Anzilotti agrega: “Todo error
debe ser excusable y no es fácil admitir que un gobierno pueda ignorar las consecuencias legítimas
de una extensión de soberanía”. Vid., Moncayo et al., op. cit., pp. 131-132.
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Aunque, los efectos del error actúan desde el principio, hay que considerar que
los atenuantes resultantes de la buena fe (artículo 69. 2 de la Convención) se
aplican en términos muy generales cuando se requieren de cambios territoriales
para corregir un error de delimitación 21.
Además, cabe acotar, que el error será poco frecuente, ya que las variadas
etapas que conforman la conclusión del tratado permiten suficientes
oportunidades para detectar a tiempo el error y evitarlo 22.
1.2.4. Dolo
El dolo, como causa de nulidad, supone que quien lo alega, ha manifestado su
consentimiento inducido por el comportamiento engañoso o fraudulento de otro
negociador. Entonces se manifiesta el consentimiento por error, pero incitado
fraudulentamente por otro23; por lo que la sanción ante el dolo es la nulidad del
tratado. Ello conforme lo señala la Convención en el artículo siguiente:
Artículo 49 de la Convención:
Dolo
“Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta
fraudulenta de otro Estado negociador, podrá alegar el dolo como vicio de
su consentimiento en obligarse por el tratado”.
20
“La práctica internacional es especialmente fecunda en lo que respecta a los errores debido al
conocimiento geográfico insuficiente, en relación con los tratados que se ocupan de cuestiones
territoriales, y sobre todo en lo tocante a las medidas tomadas para aplicar esos tratados. Los
casos más importantes son: Estatuto jurídico de Groenlandia Oriental, PCIJ, Series A/B, Nº 53;
Templo de Preah Vihear, Excepciones Preliminares, ICJ Reports, 1961, p. 30 (error de derecho); y
Templo de Preah Vihear, Fondo del Asunto, ICJ Reports, 1962, p. 26; aunque es un vicio que
invalida todos los actos jurídicos, el error está sujeto por supuesto a normas muy diferentes en los
actos unilaterales, especialmente los jurisdiccionales; véase Laudo arbitral emitido por el Rey de
España el 21 de diciembre 1906, ICJ Reports 1960, p. 216; véase también el Laudo arbitral del 14
de marzo de 1978 en el caso relativo a la Delimitación de la plataforma continental entre el Reino
Unido y Francia (interpretación del laudo arbitral del 30 de junio de 1977), en RIAA, vol. 18, p.
271”. Vid., Paul Reuter, op. cit., pp. 235-236.
21
Paul Reuter, ibid., p. 205, asimismo, vid., Hugo Llanos Mancilla, Teoría y Práctica del Derecho
Internacional Público, t. I, (Santiago de Chile: Editorial Jurídica, 1983), p. 234.
22
Llanos Mancilla, op. cit., p. 235.
23
Remiro Brotóns et al., op, cit., p. 277.
105
Entonces, se observa que por la figura del dolo, se está “sancionando inducir a
error a otro sujeto. De ahí que no se someta a las limitaciones que presenta el
error regulado en el artículo 48 (error de hecho reflejado en el tratado), sino que
abarque otras manifestaciones –como el error de derecho, el que versa sobre los
motivos o valor de las prestaciones y el error no concretado en el tratado- y que
la carga de la prueba se desplace del carácter esencial del error al hecho de la
maniobra fraudulenta”27. La distinción clara reside en que “al contrario del error,
el dolo implica claramente un elemento ilícito de engaño” 28.
24
Sin ser enteramente equivalentes, se puede citar por ejemplo que las nociones francesa “ dol” y la
inglesa “fraud” son aplicables a un comportamiento engañoso que busca inducir a una persona a
contratar. Vid., Paul Reuter, op. cit., p. 205.
25
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, 1966, p. 268.
26
Remiro Brotóns et al., op. cit., p. 277.
27
Remiro Brotóns et al., ibid., p. 277.
28
Paul Reuter, op. cit., p. 205.
29
Moncayo et al., op. cit. pp. 132-133.
106
internacional. Es decir, “un tratado que incluye dolo es, en efecto, un acto ilícito,
con todas las consecuencias jurídicas que ello implica” 30.
Los actos que buscan ejercer una influencia, han de venir directamente o
indirectamente de otro sujeto negociador, hay que resaltar que no es suficiente
probar que un representante ha sido corrompido si no se puede imputarse este
hecho a algún Estado u organización negociadora 32. Por lo que es requisito
indispensable que un sujeto negociador sea el responsable directa o
indirectamente de corromper tal funcionario.
Artículo 50 de la Convención:
Corrupción del representante de un Estado
“Si la manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado ha sido obtenida mediante la corrupción de su representante,
efectuada directa o indirectamente por otro Estado negociador, aquel
Estado podrá alegar esa corrupción como vicio de su consentimiento en
obligarse por el tratado”.
Artículo 51 de la Convención:
Coacción sobre el representante de un Estado.
“La manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado que haya sido obtenida por coacción sobre su representante
mediante actos o amenazas dirigidos contra él carecerá de todo efecto
jurídico”.
35
Hans Kelsen, Principios de Derecho Internacional Público, (Buenos Aires: “El Ateneo”, 1965), p.
279.
36
Paul Reuter, op. cit., p. 208.
37
Asimismo, se nos da el ejemplo del Presidente del Perú, Francisco García Calderón, quien padeció
como prisionero las presiones chilenas, para que firmase el tratado que cedería territorios peruanos
a Chile. Vid., Luis Solari, Derecho Internacional Público, (Lima: Studium, 2004), p. 56.
38
Remiro Brotóns op. cit., p. 278.
108
Debemos de tener en cuenta que la causa de nulidad abarca a todos los actos
que fueron realizados en cualquier etapa de la formación del tratado siempre que
se demuestre que estos actos hayan podido influir en la posterior manifestación
del consentimiento39en obligarse por un tratado.
Artículo 52 de la Convención:
Coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza
“Es nulo todo tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o
el uso de la fuerza en violación de los principios de derecho internacional
incorporados en la Carta de las Naciones Unidas”.
En este mismo sentido y usando este razonamiento podemos dar un viraje a otro
caso de nulidad no contemplado por la coacción en la Convención, nos referimos
al caso de los tratados desiguales que implican desequilibrio en obligaciones y
beneficios entre las partes; así se consideraría esta desigualdad 49 (conocida como
la undue influence en los sistemas de common law, o la lesión enorme en los
sistemas de derecho civil) como causa separada de nulidad o como prueba
suficiente de coacción ilícita.
45
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 270-271.
46
Otra pregunta que cabe hacerse es la de en que momento con exactitud cambiaron las normas
sobre el ius ad bellum, la Comisión no quiso ir más allá y simplemente se refirió a los principios de
la Carta de las Naciones Unidas.
47
Paul Reuter, op. cit., p. 209.
48
Paul Reuter, ibid., p. 210.
49
La teoría de los tratados desiguales no ha sido desarrollada de manera clara y firme en términos
jurídicos, pero ha sido esgrimida en la literatura rusa o china a fin de descartar concesiones y
capitulaciones.
110
A fin de darles una satisfacción, al menos moral, a los países que querían una
disposición que rigiera todas las formas de coacción, es que se adoptó una
Declaración sobre la prohibición de la coacción militar, política o económica en la
celebración de tratados que se anexó al Acta Final de la Conferencia. Con esta
Declaración se “condena solemnemente el recurso a la amenaza o al uso de la
presión en todas sus formas, ya sea militar, política o económica (...) en violación
de los principios de igualdad soberana de los Estados y de la libertad del
consentimiento”50.
Por último, en el sistema de Viena se debe tenerse presente las siguientes reglas
que el artículo 52 de la Convención presenta con relación a la coacción sobre un
Estado por la amenaza o el uso de la fuerza: a) la nulidad es absoluta, por lo que
opera ipso facto pudiendo ser invocada por cualquier Estado; b) debe haber una
violación a los principios del derecho internacional incorporados a la Carta de
Naciones Unidas; c) aún ha quedado sin delimitar el alcance de la palabra
“fuerza” por lo que podrá ser materia de los artículos 65 y 66 de la Convención, o
en aplicación de otros instrumentos internacionales, por ejemplo la definición de
agresión53; y d) en virtud del artículo 4 de la Convención (sobre la
irretroactividad), ésta sólo se aplicará a los tratados celebrados luego de la
entrada en vigor de la Convención, sin perjuicio de cualesquiera de las normas
enunciadas en la presente Convención a las que los tratados estén sometidos en
virtud del derecho internacional independientemente de la Convención 54, siendo
una de esas normas la contenida en el artículo 2 párrafo 4 de la Carta de la
ONU55.
50
CNUDT, I, Documentos Oficiales. (pub. UN, núm. De venta E.70. V. 5), documento citado en Paul
Reuter, op. cit., pp. 210-211.
51
Adoptada por la Asamblea General por la Resolución 2625/XXV, el 24 de octubre de 1970.
52
Paul Reuter, op. cit., p. 211.
53
Vid., Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General y los artículos 39 al 42 de la Carta de las
Naciones Unidas.
54
Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Abaco, 1997),
pp. 288-290.
55
Art. 2 párrafo 4 de la Carta de las Naciones Unidas: “4. Los miembros de la Organización, en sus
relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la
integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma
incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”.
56
Manuel Diez de Velasco, Instituciones de Derecho Internacional Público, (Madrid: Tecnos, 1997),
p. 892.
111
Artículo 53 de la Convención:
Tratados que estén en oposición con una norma imperativa de derecho
internacional general (ius cogens)
“Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en
oposición con una norma imperativa de derecho internacional general. Para
los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de derecho
internacional general es una norma aceptada y reconocida por la
comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no
admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una
norma ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo
carácter”.
Es pertinente señalar que las palabras nulo y terminará expresan claramente que
la aparición de una nueva norma de ius cogens no tiene validez retroactiva sobre
el tratado, procediendo la nulidad únicamente desde que se establece la nueva
norma de ius cogens58.
Como ejemplos de ius cogens, se ha citado: “a) tratado relativo a un caso de uso
ilegítimo de la fuerza con violación de los principios de la Carta de la ONU; b)
tratado relativo a la ejecución de cualquiera otro acto delictivo en derecho
internacional, y c) tratado destinado a realizar o tolerar actos tales como la trata
de esclavos, piratería, genocidio, en cuya represión todo Estado está obligado a
cooperar”59.
57
Informe CDI, p. 81, documento citado en Ernesto De la Guardia, op. cit., p. 290. Para Michael
Virally, la CDI tomó en consideración tres elementos para que una norma tenga la calidad de ius
cogens; es decir, una norma debe “al mismo tiempo: ser imperativa, pertenecer al derecho
internacional general y anular los tratados concertados que violan sus disposiciones”, vid., Michael
Virally, El Devenir del Derecho Internacional, (México: CFE, 1998), p. 167.
58
Ernesto de la Guardia, ibid., p. 290.
59
Marco Monroy Cabra, Derecho Internacional Público, (Bogotá: Temis, 2002), p. 119. En el mismo
sentido vid., Nicolás de Piérola y B., “Las Convenciones de Viena sobre el Derecho de los Tratados:
Algunas Consideraciones”, Revista Peruana de Derecho Internacional, T. XLIII, Nº 103, Enero-Junio
1994. p. 90.
112
Artículo 69 de la Convención:
Consecuencias de la nulidad de un tratado
“1. Es nulo todo tratado cuya nulidad quede determinada en virtud de la
presente Convención. Las disposiciones de un tratado nulo carecen de
fuerza jurídica.
2. Si no obstante se han ejecutado actos basándose en tal tratado:
a) Toda parte podrá exigir de cualquier otra parte que en medida de lo
posible establezca en sus relaciones mutuas la situación que habría
existido si no se hubieran ejecutado esos actos;
b) Los actos ejecutados de buena fe antes de que se haya alegado la
nulidad no resultarán ilícitos por el solo hecho de la nulidad del
tratado.
3. En los casos comprendidos en los artículos 49, 50, 51 ó 52, no se
aplicará el párrafo 2 con respecto a la parte a la que sean imputables el
dolo, el acto de corrupción o la coacción.
4. El caso de que el consentimiento de un Estado determinado en obligarse
por un tratado multilateral esté viciado, las normas precedentes se
aplicarán a las relaciones entre ese Estado y las partes en el tratado”.
Según el inciso 4 del artículo en mención, el Estado facultado para alegar el dolo
o la corrupción como causal de nulidad, puede hacerlo respecto a la totalidad del
tratado o, como se ha previsto en el inciso 3, respecto a ciertas cláusulas
únicamente. Asimismo, en un acuerdo multilateral, las disposiciones en cuestión
60
Es por esta razón que se ha hecho la diferenciación de aquellas causales de nulidad que conllevan
al tratado a una nulidad absoluta: Coacción sobre el representante del Estado, y coacción sobre el
Estado, y los tratados en oposición a una norma de ius cogens. Vid., Fabian Novak, Derecho
Internacional Público, T. I, (Lima: PUCP, Fondo Editorial, 2003), pp. 241-253.
61
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 198.
113
En este caso, no procede aplicar la divisibilidad del tratado, por lo que la nulidad
únicamente puede alegarse a la totalidad del tratado. Sin embargo, si la causa se
refiere sólo a ciertas disposiciones, podrá alegarse la nulidad de éstas si se dan
tres supuestos: a) si en lo que toca a su aplicación, las cláusulas son separables
del resto del tratado; b) si se nota del tratado o de otros instrumentos que la
aceptación de esas cláusulas no han constituido base esencial para la aceptación
del tratado en su conjunto; y c) si la continuación del cumplimiento del resto del
tratado no es injusto.
Artículo 71 de la Convención:
Consecuencias de la nulidad de un tratado que esté en oposición con una
norma imperativa de derecho internacional general
“1. Cuando un tratado sea nulo en virtud del artículo 53, las partes
deberán:
62
Pastor Ridruejo, op. cit., pp. 124-125.
63
Pastor Ridruejo ibid., p. 125.
64
Paul Reuter, op. cit., p. 206.
65
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 125.
66
Pastor Ridruejo, ibid., pp. 124-125.
114
Estamos ante el caso de nulidad absoluta ab initio que excluye toda divisibilidad
de las disposiciones de un tratado, respecto a la cual la aquiescencia, y la
renuncia al derecho a alegarla quedan excluidas67.
67
Fernando Mariño Menéndez, Derecho Internacional Público, Parte General, 2da ed., (Madrid:
Trotta, 1995), p. 323.
68
Asimismo respecto a causales de nulidad relativa, vid. De la Guardia, op. cit., p. 415; Diez de
Velasco Vallejo, op. cit., pp. 171-172.
69
Hugo Llanos Mancilla, Teoría y Práctica del Derecho Internacional Público, (Santiago de Chile:
Editorial Jurídica, 1983), p. 259. Asimismo, en páginas siguientes el autor sostiene que Chile y
Argentina en el asunto del Alto Palena, recurrieron al estoppel.
70
Pastor Ridruejo, op. cit., pp. 124-125.
115
nulidad sólo tiene lugar cuando una vez invocada o alegada es aceptada por las
demás partes interesadas o, en caso contrario, sea establecida a través de un
arreglo pacífico de controversias71.
2. TERMINACIÓN
2.1. CONCEPTO
Si bien la nulidad tiene efectos ab initio y reclama la reposición al statu quo ante,
la terminación produce efectos menos severos, por cuanto exime a las partes
seguir cumpliendo con el tratado desde el momento de la misma 72, no afectando
ningún derecho, obligación o situación jurídica de las partes creadas en virtud del
tratado mientras estuvo vigente 73. La terminación de los tratados es en la
mayoría de los casos un hecho normal y previsto por las partes. Precisamente
por ello, el artículo 54 de la Convención respeta la voluntad de los Estados partes
en esta materia.
Así también, la terminación del tratado sólo tiene lugar por las causas que de
manera tasada establece la Convención 74, como se desprende del artículo 42. 2
de la Convención, por lo que estamos ante un artículo numerus clausus.
Artículo 54 de la Convención:
Terminación de un tratado o retiro de él en virtud de sus disposiciones o
por consentimiento de las partes.
“La terminación de un tratado o el retiro de una parte podrán tener lugar:
a) Conforme a las disposiciones del tratado; o
b) En cualquier momento, por consentimiento de todas las partes después
de consultar a los demás Estados contratantes”.
71
Juan Carrillo Salcedo, Curso de Derecho Internacional Público, (Madrid: Tecnos, 1996), p. 165.
72
Antonio Remiro Brotóns et al., Derecho Internacional, (Madrid: Mc Graw-Hill, 1997), p. 281.
73
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 126.
74
Julio Barboza, Derecho Internacional Público, (Buenos Aires: Zavalia, 2001), p. 135.
75
Remiro Brotóns et al., op. cit., p. 281.
116
Artículo 56 de la Convención:
Denuncia o retiro en el caso de que el tratado no contenga disposiciones
sobre la terminación, la denuncia o el retiro
“1. Un tratado que no contenga disposiciones sobre su terminación ni
prevea la denuncia o el retiro del mismo no podrá ser objeto de
denuncia o de retiro a menos:
a) Que conste que fue intención de las partes admitir la posibilidad de
denuncia o de retiro; o
b) Que el derecho de denuncia o de retiro pueda inferirse de la
naturaleza del tratado.
2. Una parte deberá notificar con doce meses por lo menos de antelación
su intención de denunciar un tratado o retirarse de él conforme al
párrafo 1”.
Artículo 55 de la Convención:
Reducción del número de partes en un tratado multilateral a un número
inferior al necesario para su entrada en vigor
“Un tratado multilateral no terminará por el solo hecho de que el número
de las partes llegue a ser inferior al necesario para su entrada en vigor,
salvo que el tratado disponga otra cosa”.
Este artículo plantea el problema y la solución cuando las partes necesarias para
la entrada en vigor de un tratado multilateral se reducen (posteriormente a la
entrada en vigencia del tratado) a un número menor; en este supuesto el tratado
no terminaría a no ser que el mismo tratado lo disponga 77 (conforme al artículo
55 de la Convención). Verbigracia, luego de haber entrado en vigor un tratado se
retiran algunas partes quedando el tratado con un número de partes inferior al
necesario en vigencia, en este caso el tratado es sigue siendo plenamente
valido.
Artículo 59 de la Convención
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación implícitas como
consecuencia de la celebración de un tratado posterior
“1. Se considerará que un tratado ha terminado si todas las parte en él
celebran ulteriormente un tratado sobre la misma materia y;
a) Se desprende del tratado posterior o consta de otro modo que ha
sido intención de las partes que la materia se rija por ese tratado; o
b) Las disposiciones del tratado posterior son hasta tal punto
incompatibles con las del tratado anterior que los dos tratados no
pueden aplicarse simultáneamente.
2. Se considerará que la aplicación del tratado anterior ha quedado
únicamente suspendida si se desprende del tratado posterior o consta
de otro modo que tal ha sido la intención de las partes”.
Artículo 60 de la Convención
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación como
consecuencia de su violación
“1. Una violación grave de un tratado bilateral por una de las partes
facultará a la otra parte para alegar la violación como causa para dar
por terminado el tratado o para suspender su aplicación total o
parcialmente.
2. Una violación grave de un tratado multilateral por una de las partes
facultará:
a) A las otras partes, procediendo por acuerdo unánime, para
suspender la aplicación del tratado total o parcialmente o darlo por
terminado, sea:
i) En las relaciones entre ellas y el Estado autor de la violación, o
ii) Entre todas las partes;
b) A una parte especialmente perjudicada por la violación, para alegar
ésta como causa para suspender la aplicación del tratado total o
parcialmente en las relaciones entre ella y el Estado autor de la
violación;
c) A cualquier parte, que no sea el Estado autor de la violación, para
alegar la violación como causa para suspender la aplicación del
tratado total o parcialmente con respecto a sí misma, si el tratado
es de tal índole que una violación grave de sus disposiciones por una
parte modifica radicalmente la situación de cada parte con respecto
a la ejecución ulterior de sus obligaciones en virtud del tratado.
3. Para los efectos del presente artículo, constituirá violación grave de un
tratado:
a) Un rechazo del tratado no admitido por la presente Convención; o
b) La violación de una disposición esencial para la consecución del
objeto o del fin del tratado.
4. Los precedentes párrafos se entenderán sin perjuicio de las
disposiciones del tratado aplicables en caso de violación.
5. Lo previsto en los párrafos 1 a 3 no se aplicará a las disposiciones
relativas a la protección de la persona humana contenidas en tratados
de carácter humanitario, en particular a las disposiciones que prohíben
toda forma de represalias con respecto a las personas protegidas por
tales tratados”.
Si el tratado es bilateral, la violación grave por una de las partes faculta a la otra
a alegar tal violación como causal de terminación del tratado.
Hubo dos casos que trataron el problema, aunque no abordaron el fondo del
asunto, estos fueron el caso de la Desviación de las aguas del Río Mosa entre
Bélgica y Holanda92 y el arbitraje que se hizo de “Tacna y Arica” entre Chile y
Perú93.
a) Las otras partes, procediendo por acuerdo unánime tienen una triple acción en
el ejercicio de sus acciones contra la parte causante de la violación: i)
terminar el tratado de forma total, ii) demandar la suspensión en forma total,
y iii) demandar la suspensión en forma parcial. Éstas tres acciones pueden
tener como efecto que: 1) la terminación de las relaciones entre las otras
partes (de forma conjunta) y el autor de la violación que quedaría así fuera
del tratado, o 2) las relaciones entre todas las partes, que podría dar con la
terminación del tratado en su totalidad o su suspensión total o parcial entre
todas las partes.
Figura 1: Ante una violación grave a un tratado, las partes están facultadas
a dar por terminado o suspendido un tratado.
2. Susp
ender (totalmente) el
tratado.
3. Susp
unánime están - Entre todas las partes
ender parcialmente el
facultadas para: del tratado.
tratado.
y ello, en las
relaciones:
Aquí, el tratado seguirá funcionando entre todas las partes, incluso el autor de la
violación, con la excepción, del Estado especialmente perjudicado, dado que el
interés jurídico protegido es el de éste cuyo derecho se limita, a alegar la
suspensión total o parcial entre él y el infractor. Así no se perjudica la economía
general del tratado, en cuyo mantenimiento puede estar la comunidad
internacional en su conjunto.
95
Fernando Mariño Menéndez, Derecho Internacional Público, Parte General, (Madrid: Trotta,
1995), p. 327.
96
Mariño Menéndez, op. cit., p. 327.
123
c. la suspensión
Con respecto a si
total del tratado;
misma, si tratado es
de tal índole que una
Cualquier parte,
violación grave de
menos la autora
sus disposiciones
de la violación d. la suspensión modifica
grave, podrá parcial del tratado, radicalmente su
alegar:
régimen.
97
Una enmienda de Venezuela para sustituir la palabra “rechazo” por “recusación” no fue aprobada.
Sin embrago, por insistencia de las delegaciones de Argentina y Uruguay en el Comité de redacción
se aceptó esa sustitución, que tuvo el apoyo de casi todas las delegaciones hispano parlantes. Y,
sin embargo el texto final oficial quedó “rechazo”, que no es un término muy jurídico. De modo que
es muy difícil convencer a la sección lingüística de las Naciones Unidas. Cosa similar sucedió en la
Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes del 19 de diciembre de 1988, y no obstante
reiteradas peticiones para que el artículo 17 señalase: “derecho internacional del mar” y no
“derecho marítimo internacional”, por ser dos cosas muy diferentes, en el texto definitivo apareció
la expresión incorrecta y por lo que se hizo una corrección en documento aparte. (E/CONF:
82/15/Corr.1), citado por De la Guardia, op. cit., p. 306.
98
Por ejemplo, la denuncia de un tratado que no está autorizada en éste, y que no está encuadrada
en ninguno de los supuestos de licitud contenidos en el artículo 56 de la Convención.
99
Enmienda presentada por Suiza (A/Conf. 39/L.31).
124
Artículo 61
Imposibilidad subsiguiente de cumplimiento
100
G. Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: Víctor P. de Zavalia 1985),
p. 139. Asimismo, “[se] excluye de su aplicación las disposiciones relativas a la protección de la
persona humana contenidas en tratados de carácter humanitario”, Cf., Mariño Menéndez, op. cit.,
p. 327.
101
Ernesto de la Guardia, op. cit., p. 304.
102
Mariño Menéndez, op. cit., p. 328.
103
Cf., CIJ., Rec. 1971, párr. 45, p. 47; asimismo, CIJ., Rec. 1986, párr. nº 178, “Asunto de las
actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua”.
104
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 280.
105
José Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos Internacionales,
(Madrid: Tecnos, 2003), p. 127.
125
“1. Una parte podrá alegar imposibilidad de cumplir un tratado como causa
para darlo por terminado o retirarse de él si esa imposibilidad resulta
de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto indispensable
para el cumplimiento del tratado. Si la imposibilidad es temporal, podrá
alegarse únicamente como causa para suspender la aplicación del
tratado.
2. La imposibilidad de cumplimiento no podrá alegarse por una de las
partes como causa para dar por terminado un tratado, retirarse de él o
suspender su aplicación, si resulta de una violación, por la parte que la
alegue, de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación
internacional con respecto a cualquier otra parte en el tratado”.
Se contempla el caso de fuerza mayor aún cuando ésta sea, en realidad, una
causa eximente de responsabilidad por la inejecución de una obligación y la
Convención no quiera prejuzgar sobre ninguna cuestión que pueda surgir como
consecuencia de la responsabilidad internacional de un Estado (artículo 73 de la
Convención). Hay quienes sostienen que la desaparición de uno de los Estados
parte pondría fin a un tratado bilateral si las obligaciones que en él se estipulan
no se transmitiesen al Estado que lo sucede. Pero acá lo que se establece es un
problema de sucesión de Estados que la Convención no ha querido prejuzgar.
Esta posibilidad de una parte para desvincularse del tratado con motivo de la
imposibilidad de cumplimiento, sólo puede ser ejercida si ella resulta de la
acumulación de dos circunstancias: la desaparición o destrucción definitivas de
un objeto, el cual – segunda condición – haya sido indispensable para el
cumplimiento del tratado108.
A modo de conclusión, cabe señalar que la parte afectada tiene una doble opción:
demandar la terminación del tratado, o retirarse de él. Si demanda la terminación
su demanda puede ser aceptada por las demás partes y entonces el tratado
termina para todas, o no es aceptada, dando efecto a lo señalado en los artículos
65 y 66 de la Convención. De retirarse del tratado, éste seguirá rigiendo entre las
otras partes. Finalmente se prevé otra circunstancia, también probable: en caso
de imposibilidad de cumplimiento temporal, ésta podrá ser alegada para
suspender la aplicación del tratado110.
Otros han señalado que esta cláusula es una expresión del “estado de necesidad
sobreviniente” por referirse a un hecho imprevisible a la época de la conclusión,
que pondría a peligrar la existencia de la parte que la invoca y que en razón del
“derecho de conservación” le permitiría poner fin de modo unilateral al tratado.
Todo esto debe ser entendido, en el sentido que la base o fundamento del
artículo 62 de la Convención es permitir la terminación del tratado por razones de
equidad y justicia compatibilizando, mediante una norma objetiva, el interés de
las partes con la norma del pacta sunt servanda112.
Artículo 62 de la Convención
Cambio fundamental de las circunstancias
“1. Un cambio fundamental en las circunstancias ocurrido con respecto a
las existentes en el momento de la celebración de un tratado y que no
fue previsto por las partes no podrá alegarse como causa para dar por
terminado el tratado o retirarse de él, a menos que:
a) La existencia de esas circunstancias constituyera una base esencial
del consentimiento de las partes en obligarse por el tratado; y
109
Antonio Remiro Brotóns. et al., Derecho Internacional, (Madrid: Mc Graw-Hill, 1997), p. 285.
110
De la Guardia, op. cit., p. 310.
111
Rebus sic stantibus: “estando así las cosas” o “estando las cosas de cierta manera”; rebus
mutatis, (estando) “las cosas cambiadas”. Algunos casos en que se invocó cláusula del rebus sic
stantibus fueron: la supresión del puerto franco de Batum (1886); la anexión de Bosnia-
Herzegovina por Austria-Hungría (1908); la denuncia unilateral china de los tratados de 1913 y
1915 con Rusia y Mongolia (1919); el repudio por la URSS de los tratados concluidos por el Imperio
Ruso (1918-1919); el rechazo por la Cámara de Diputados francesa del tratado de deudas con los
Estados Unidos, basado sobre el supuesto de cobro de las reparaciones alemanas (1932); la
declinación, por parte de Francia, Gran Bretaña y los miembros de la Commonwealth, de la
jurisdicción obligatoria de la CPJI (1939); entre otros casos.
112
Moncayo et al., op. cit., p. 140.
127
Para dar un alcance muy breve de evolución de ésta figura jurídica cabe decir
que, hubo sendos intentos por legalizar este incumplimiento, aún ahora no
constan los datos a ciencia cierta si fue con el Corpus Iuris o con los trabajos de
los glosadores y/o post glosadores que se fue introduciendo esta excepción de
derecho, pero quizá lo más acertado es decir que se dio gracias a la política de la
“razón de Estado”, por la cual, debido a la separación de los poderes religiosos, la
razón de Estado, hizo valer las necesidades jurídicas que necesitaban ser
paganas para su reconocimiento113. Así, éste incumplimiento justificado se
convirtió en derecho consuetudinario, para luego ser derecho codificado tanto en
la Convención de Viena de 1969 como en la de 1986.
113
Hubo un esfuerzo de legitimar ese incumplimiento, y la doctrina de sic stantibus, fue la que
durante el periodo moderno, rinde servicios inestimables a quienquiera que desee sustraerse de la
consecuencia absoluta del principio fundamental de inviolabilidad de tratados. Así también, se
discute si el cambio en las circunstancias era reconocida en el Corpus Iuris Civiles o si fue una
elaboración de los glosadores o posglosadores medievales. Una frase de Tomas de Aquino parece
aceptarla cuando examinando las excepciones al principio indiscutido de la observancia debida,
estima que una de esas excepciones puede darse cuando se presta el consentimiento bajo la
condición implícita de ciertas circunstancias que luego cambian o desaparecen. Ahora bien, si el
incumplimiento de la promesa es tan antiguo como el hombre, su “disculpa” jurídicamente
hablando sólo toma cuerpo en Occidente, en tiempos del renacimiento, con la ruptura tradicional de
orden religioso. Es la concepción antigua, pagana de los poderes públicos la que aparece triunfante
en Europa: “quod principi placuit legis habet vigorem, voluntas principi, suprema lex esto”. Era
bastante natural que el Estado acompañara la raggione di Stato como ratio suprema, teoría que fue
activamente aplicada por tres siglos, al cabo de la cual fue combinada con la edificación del Estado
por Hegel y con la teoría de la supremacía absoluta que de ella se deriva, conduciendo así a la
concepción de la voluntad soberana del Estado (de cada uno de los Estados) como norma superior
de conducta – y de la anarquía – internacionales; norma que no acepta ninguna norma superior
que la propia. El “derecho de gentes” se ha transformado en mero derecho estatal externo. Cf. De
la Guardia, op. cit., pp. 311-312.
128
Es con razón que se alega que la invocación del rebus sic stantibus117 debe ser el
principio más opuesto a la norma del pacta sunt servanda. Como sabemos ésta
última ha sido violada reiteradas veces, como han sido también incumplidos los
contratos privados en todos los tiempos y lugares. La violación de los tratados en
el orden internacional no originó derechos para el violador – ex iniuria ius non
oritur – sino una reacción del damnificado por medio de sanciones, que llevó
incluso a la guerra118 y que ahora llevaría a sanciones, reparaciones y
responsabilidad internacional.
Hay algunos autores que pretenden erróneamente que la cláusula rebus sic
stantibus debe ser considerada siempre como adjunta tácitamente a todos los
tratados y que, rebus mutatis, toda obligación cesa. Si pusiéramos esa regla de
tal manera, se haría imposible la existencia del derecho internacional
convencional, por lo que cada día ocurre una modificación en el orden político.
114
CIJ, Recueil, 1971, p. 47, Opinión consultiva sobre el Status internacional del sudoeste africano,
Namibia. El mismo de ésta jurisprudencia la podemos encontrar en los casos de las Pesquerías –
Reino Unido con Islandia y RFA con Islandia – competencia de la Corte ambos del 2 de febrero de
1973; ante la invocación de Islandia de “un cambio de las circunstancias como consecuencia de la
creciente explotación de los recursos pesqueros en los mares circundantes de Islandia”.
115
Artículo 4: “1. En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la nación y cuya
existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados Partes en el presente Pacto podrán
adoptar disposiciones que, en la medida estrictamente limitada a las exigencias de la situación,
suspendan las obligaciones contraídas en virtud de ese Pacto, siempre que tales disposiciones no
sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el derecho internacional, etc”;
podemos señalar como excepciones los artículos 6, 7, 8, párrafos 1 y 2, 11, 15, 16 y 18.
116
Artículo 10: “1. Cada una de las partes, en el ejercicio de su soberanía nacional, tendrá derecho
a retirarse del tratado si decide que acontecimientos extraordinarios, en relación con el objeto del
presente tratado, han comprometido los intereses de su país”.
En este caso, el acto debe ser notificado a las demás partes, así como, al Consejo de Seguridad,
juntamente con “una exposición de acontecimientos extraordinarios que el Estado interesado
considera que han comprometido sus intereses supremos”, ahora bien, en ningún momento se
establece que el retiro deba ser aprobado o consentido por las otras partes. En el Tratado General
de Prohibición de Ensayos Nucleares, firmado el 24 de septiembre de 1996, se incluye una cláusula
de salvaguardia – art. IX, 2 – según la cual “Todo Estado parte tendrá derecho, en ejercicio de su
soberanía nacional, a retirarse del presente tratado si decide que acontecimientos extraordinarios
relacionados con la materia objeto de este, han puesto en peligro intereses supremos”.
Finalmente queremos citar una norma de derecho interno argentino, se trata del artículo 1198 del
Código Civil, cuyo párrafo 2 sostiene: “En los contratos bilaterales conmutativos y en los
unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida o continuada, si la prestación a cargo de
una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la resolución del contrato”. Ante esto cabe
preguntarse si es que ¿acaso nos es de fácil la diferenciación entre la fuerza mayor y el rebus sic
stantibus?
117
La cláusula rebus sic stantibus tuvo su origen en el derecho civil: contractus qui habent tractum
succesivum et dependiant de futuro, rebus sic stantibus intelligentur; es decir que, los contratos
que requieren el cumplimiento de una sucesión de compromisos en el futuro, están sometidos a la
condición de que las circunstancias no varíen.
118
Ernesto de la Guardia, op, cit., p. 310.
129
Igualmente hay que rechazar el extremo contrario, en virtud del cual los tratados
quedarían inamovibles, aún si los hechos cambiaran. Todas las modificaciones
que se producen en el orden político no acarrean la nulidad de los tratados, pero
algunas de ellas tienen por consecuencia liberar a los Estados de la obligación de
respetar los tratados que no están más en correlación con los hechos. Así,
cuando un orden de hechos determinado forma la base y condición de la
existencia de un tratado, y tal base deja de existir, entonces simultáneamente
caduca la validez del tratado119.
119
Le droit international codifié, art. 456, pp. 285 y 259, citado en De la Guardia, ibid., p. 313.
120
C.P.J.I., Serie C, nº 2, págs. 208 y 209. Caso de los Decretos de nacionalidad, el Gobierno de
Francia hizo valer que los “tratados perpetuos eran siempre susceptibles de terminar en virtud de la
cláusula rebus sic stantibus y que el establecimiento de un protectorado francés en Maruecos tenía
por efecto abrogar ciertos tratados franco-británicos.
121
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, 1966, p. 283.
122
La cláusula del rebus sic stantibus fue invocada por Rusia para considerarse liberada de su
obligación de mantener la neutralidad del Mar Negro y de no construir fortificaciones en sus
márgenes, alegando como motivo la guerra franco-prusiana de 1870. el gobierno Ruso
aprovechando en que Europa occidental tenía puesta su atención en la guerra franco-prusiana,
dirigió a los gobiernos notas (del 19 al 31 de octubre de 1870) por las que declaraba que en razón
del cambio de las circunstancias se consideraba desligado del cumplimiento de ciertos artículos del
Tratado de París del 30 de marzo de 1856, concernientes a la neutralización del Mar Negro y la
limitación de las fuerzas rusas en dicho espacio. Esta cuestión fue llevada ante una conferencia
internacional (Londres 1971), no se negó la cláusula rebus sic stantibus como tal, sino su
aplicabilidad en el derecho ruso a proceder de la manera como ya la había hecho. En esta
conferencia se anexo un protocolo, en el cual firmaron los representantes de todos los Estados
incluida Rusia, este señala que: “las potencias reconocen que es un principio esencial del derecho
de gentes que ninguna de ellas puede desligarse de los compromisos de un tratado, ni modificar
sus estipulaciones, sino por consecuencia del consentimiento de las partes contratantes, por medio
de un acuerdo amistoso”. Ésta declaración más el hecho que la convención del 17 de marzo de
1871, modificaba el tratado de 1856 en el sentido querido por Rusia ha sido considerado una
condenación in terminis de la cláusula rebus sic stantibus. Acá debe observarse el verdadero
principio en la declaración es: que un Estado no puede desligarse de sus obligaciones contraídas
invocando el cambio de las circunstancias por su sola voluntad, no es de ningún modo incompatible
con la cláusula del rebus sic stantibus. “El derecho de invocar ésta cláusula con motivo de extinción
de los tratados es una cosa muy distinta al pretendido derecho de determinar unilateralmente si
están reunidas las circunstancias en las cuales la cláusula puede ser invocada: el protocolo de
Londres condena esta pretensión; no condena la cláusula” Donisio Anzilotti, Cours de Droit
International Public, Sirey: París, 1929, t. I, ps. 458 y 459. citado en Ernesto de la Guardia, op,
cit., pp. 314-315.
130
formulaba la doctrina como regla jurídica objetiva, el artículo reposa sobre una
base en parte subjetiva, que usa dos presunciones de voluntad de las partes 123.
Ahora según el segundo párrafo del artículo en mención, has doy supuestos en
que no cabe alegar cambio fundamental de las circunstancias para dar por
terminado o retirarse de un tratado, son: a) si el tratado establece una frontera;
y b) si el cambio fundamental resulta de una violación, por la parte que lo alega,
de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación internacional con
respecto a cualquier otra parte en el tratado. El primer supuesto tiene una razón
de ser muy clara, como lo señaló la Comisión de Derecho Internacional, si el
principio de cambio fundamental de las circunstancias, fuese invocado respecto a
los tratados que establecen una frontera, sería una fuente de peligrosas
fricciones y confrontaciones mas que un instrumento de cambio pacífico 124;
también se ha señalado que la Convención de Viena de 1969, en aras de
asegurar la posición de los países que triunfaron en la segunda guerra mundial,
descartó esta opción125. Ahora, el segundo supuesto, recoge el principio nemo
commodum capere potest ex iniuria propia126.
123
Pastor Ridruejo, op. cit., pp. 127-128.
124
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 283.
125
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 219. Asimismo
agrega el autor: “El territorio define la esencia misma del Estado; por tanto, puede presumirse que
las partes procuran descartar todo cambio posterior en las circunstancias. Quizá pudiéramos añadir
que en condiciones de un derecho internacional más evolucionado, los únicos cambios que podrían
conducir a una modificación de la soberanía territorial se derivarán del derecho de
autodeterminación”.
126
“Nadie puede obtener un beneficio de su propia acción legal”.
127
Moncayo et al., op. cit., p. 141.
128
Vid., Clive Parry, “Derecho de los Tratados”, en: Max Sorensen, (ed.), Manual de Derecho
Internacional Público, (México: FCE, 1998), p. 249.
129
Paul Reuter, op. cit., p. 222.
131
Artículo 64 de la Convención
Aparición de una norma imperativa de derecho internacional general (ius
cogens)
“Si surge una nueva norma imperativa de derecho internacional, todo
tratado existente que esté en oposición con esa norma se convertirá en
nulo y terminará”.
Se sostiene también, que debido a la naturaleza de las reglas del derecho general
consuetudinario, y especialmente a la costumbre como importante fuente de un
derecho nuevo, es poco probable, que una norma nueva, pueda hacer ilegal un
tratado134.
Artículo 63 de la Convención
Ruptura de relaciones diplomáticas o consulares
“La ruptura de las relaciones diplomáticas o consulares entre partes en un
tratado no afectará a las relaciones jurídicas establecidas entre ellas por el
tratado, salvo en la medida en la que la existencia de relaciones
diplomáticas o consulares sea indispensable para la aplicación del tratado”.
130
También es conocido este nuevo derecho como ius cogens emergente.
131
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 128.
132
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 285.
133
Guillermo Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: Víctor P. de Zavalia
1985), p. 141.
134
Vid., Clive Parry, op. cit., pp. 250-251.
135
Pastor Ridruejo, op., cit., p. 128.
132
Artículo 74 de la Convención
Relaciones diplomáticas o consulares y celebración de tratados
“La ruptura o ausencia de relaciones diplomáticas o consulares entre dos o
más Estados no impedirá la celebración de tratados entre dichos Estados.
Tal celebración por si misma no prejuzgará acerca de la situación de las
relaciones diplomáticas o consulares”.
136
De la Guardia, op., cit., p. 302.
137
Dicho artículo provino de una propuesta de Chile que decía: “Relaciones diplomáticas o
consulares y celebración de tratados: La ruptura o la ausencia de relaciones diplomáticas o
consulares entre dos o más Estados no impedirá la celebración del tratado entre dichos Estados. Tal
celebración por sí misma no prejuzgará acerca de la situación de las relaciones diplomáticas o
consulares”. Ésta enmienda para añadir este concepto como párrafo 2 del art. 63, fue aprobada;
pero el Comité de Redacción resolvió insertarla como artículo nuevo: art. 74. dicha propuesta
cubría la ausencia de relaciones diplomáticas con Bolivia, rotas en 1962, reanudadas en 1975 y
quebradas de nuevo en 1978 hasta... no obstante ambos países siguieron celebrando algunos
acuerdos.
138
Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Abaco, 1997), p.
303.
139
Vid., Ernesto Guelperin, “desuso”, en Enciclopedia Jurídica Omeba, t. VIII, (Argentina: Driskill,
1979), p. 740.
133
Importa una conducta general de las partes de las que se puede inferir que todas
ellas concuerdan en considerar que el tratado ha terminado. Es una derogación
tácita que no ha sido considerada por la Convención, pero que puede ser vista a
al luz del artículo 54. b. de la Convención, o ser interpretada como una regla
consuetudinaria posterior al tratado, bajo la condición de su aceptación y
aplicación por todas las partes, lo que importa una cuestión de prueba de la
conducta negativa141. Es de suponer que es más fácil entender este caso en un
tratado bilateral que en un multilateral, puesto que en el primer caso sólo se
pedirá el desuetudo de las dos partes, mientras que en el segundo supuesto se
hace más compleja las relaciones.
140
De la Guardia, op. cit., p. 129.
141
De la Guardia, ibid., p. 298.
142
Moncayo et al., op. cit., p. 137. Sostiene el autor que felizmente, la abrogación de las
convenciones internacionales por desuetudo fue reconocida en la sentencia arbitral del 21-X-1861
dada por el Senado de Hamburgo en el caso Yuille-Shortridge, entre Gran Bretaña y Portugal. En
todo caso habría que remitirse a ésta para profundizar.
143
Manuel Diez de V., Instituciones de Derecho Internacional Público, (Madrid: Tecnos, 1997), p.
173.
134
La Convención ha desarrollado los efectos jurídicos que tienen lugar una vez que
se ha producido la terminación de un tratado. Al respecto:
Artículo 70 de la Convención
Consecuencias de la terminación de un tratado
“1. Salvo que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al
respecto, la terminación de un tratado en virtud de sus disposiciones o
conforme a la presente Convención:
a) Eximirá a las partes de la obligación de seguir cumpliendo el
tratado;
b) No afectará a ningún derecho, obligación o situación jurídica de las
partes creadas por la ejecución del tratado antes de su terminación.
2. Si un Estado denuncia un tratado multilateral o se retira de él se
aplicará el párrafo 1 a las relaciones entre ese Estado y cada uno de las
demás partes en el tratado desde la fecha en que surta efecto tal
denuncia o retiro”.
Artículo 43 de la Convención
Obligaciones impuestas por el derecho internacional independientemente
de un tratado
“La nulidad, terminación o denuncia de un tratado, el retiro de una de las
partes o la suspensión de la aplicación del tratado, cuando resulten de la
aplicación de la presente Convención o de las disposiciones del tratado, no
144
José Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos Internacionales,
(Madrid: Tecnos, 2003), p. 129.
145
Fitzmaurice, citado en Clive Parry, op. cit., p. 255.
135
Este artículo reconoce (como es obvio) que hay ciertas obligaciones impuestas
por el derecho internacional independientemente de un tratado. Por otra parte, si
la causa de terminación del tratado se debe a una violación grave o al cambio
fundamental del las circunstancias, se pierde el derecho a darlo por terminado o
retirarse de él, si se ha convenido expresamente que el tratado continuará en
vigor en tal supuesto, o si el Estado en cuestión a mostrado en su
comportamiento aquiescencia en la continuación en vigor del tratado 146, esto
conforme se establece en el artículo 45 de la Convención.
Artículo 45 de la Convención
Pérdida del derecho a alegar una causa de nulidad, terminación, retiro o
suspensión de la aplicación de un tratado
“Un Estado no podrá ya alegar una causa para anular un tratado, darlo por
terminado, retirarse de él o suspender su aplicación con arreglo a lo
dispuesto en los artículos 46 al 50 o en los artículos 60 y 62, si, después
de haber tenido conocimiento de los hechos, ese Estado:
a) Ha convenido expresamente en que el tratado es válido, permanece en
vigor o continúa en aplicación, según el caso; o
b) Se ha comportado de tal manera que debe considerarse que ha dado su
aquiescencia a la validez del tratado o a su continuación en vigor o en
aplicación, según el caso”.
Tabla 1 : Figuras jurídicas por las cuales una parte se desvincula de un tratado
Una parte se
desvincula de NULIDAD TERMINACIÓN
un tratado a
través de:
146
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 129.
147
Dictamen sobre Namibia, CIJ, Rep., 1971, párr. 45, p. 47, asimismo, el caso de Las Actividades
Militares y Paramilitares en y contra Nicaragua, CIJ., Rep., 1986, párr. nº 178.
136
3. SUSPENSIÓN
Artículo 57 de la Convención:
148
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 130.
137
Artículo 58 de la Convención:
Suspensión de la aplicación de un tratado multilateral por acuerdo entre
alguna de las partes únicamente
“1. Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo
que tenga por objeto suspender la aplicación de disposiciones del
tratado, temporalmente y sólo en sus relaciones mutuas:
a) Si la posibilidad de tal suspensión está prevista por el tratado; o
b) Si tal suspensión no está prohibida por el tratado a condición que:
i) No afecte al disfrute de los derechos que a las demás partes
correspondan en virtud del tratado ni al cumplimiento de sus
obligaciones; y
ii) No sea incompatible con el objeto y fin del tratado.
2. Salvo que en el caso previsto en el apartado a) del párrafo 1 el tratado
disponga otra cosa, las partes interesadas deberán notificar a las
demás partes su intención de celebrar el acuerdo y las disposiciones del
tratado cuya aplicación se proponen suspender”.
También, hay que señalar que salvo que el supuesto de suspensión prevista en el
tratado disponga otra cosa, las partes que van a proceder con la suspensión
deberán comunicarles a las demás su intención de celebrar acuerdo, señalando
además cuales son las disposiciones del tratado cuya aplicación se proponen
suspender.
149
Pastor Ridruejo, ibid., p. 130.
138
El artículo 58, está alineado con el artículo 41 de la Convención, que trata sobre
acuerdos para modificar tratados multilaterales entre algunas de las partes
únicamente, conocidos como tratados iter se. Así debemos saber que todas las
observaciones hechas en su momento al artículo 41 se aplican al texto del
artículo 58 de la Convención, toda vez que trata de la suspensión de un tratado
de las misma características150.
Artículo 59 de la Convención
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación implícitas como
consecuencia de la celebración de un tratado posterior
(…)
“2. Se considerará que la aplicación del tratado anterior ha quedado
únicamente suspendida si se desprende del tratado posterior o consta
de otro modo que tal ha sido la intención de las partes”.
Entonces, otra forma que es permitida por el derecho para suspender el tratado,
es la celebración de un tratado posterior entre todas las partes sobre la misma
materia. Esta celebración podría dar lugar a la terminación del tratado anterior,
pero según el artículo 59 de la Convención, segundo párrafo, puede originar
también la suspensión, si se desprende del tratado posterior o de otro modo que
esa ha sido la voluntad de las partes.
Artículo 60 de la Convención
150
De la Guardia, op, cit., p. 322.
139
151
De la Guardia, ibid., p. 306.
140
Este segundo párrafo que se refiere a los tratados multilaterales contempla tres
situaciones que han sido muy bien referidas por Ernesto de la Guardia 153 y que
son las siguientes:
a) Las otras partes, procediendo por acuerdo unánime tienen una triple acción en
el ejercicio de sus acciones contra la parte causante de la violación: i)
terminar el tratado de forma total, ii) demandar la suspensión en forma total,
y iii) demandar la suspensión en forma parcial.
152
Pastor Ridruejo, op, cit., p. 130.
153
De la Guardia, op. cit., pp. 306-309.
141
1. Dar
por terminado
a. entre las
totalmente el
partes y el Estado
tratado;
autor de la violación, o
y ello en las
relaciones
c) Con respecto al punto 2. c, del artículo bajo estudio, una violación grave
facultará a cualquier parte que no sea el infractor, a alegar la violación como
causa para suspender la aplicación del tratado con respecto a sí misma, si el
tratado es de tal índole que una violación de sus disposiciones modifica
radicalmente la situación de cada parte con respecto a la ejecución ulterior de
sus obligaciones en virtud del tratado.
Cabe señalar que la preocupación en la creación del inciso c), vino de un tipo
de tratados: los de desarme, en los que la violación de alguna de las partes
tiende a socavar el régimen del tratado entre todas las partes. En tal sentido
podría ser que las estipulaciones a y b del párrafo no sean suficientes para
proteger los intereses de una determinada parte, que no pueda suspender el
cumplimiento de las obligaciones que le impone el tratado con respecto al
Estado autor de la violación sin violar a su vez sus obligaciones con respecto a
las demás partes.
Con lo que se puede notar que, previendo supuestos tan críticos el inciso c)
permite que cualquier parte pueda alegar la violación grave como causa para
suspender el tratado total o parcialmente, respecto de si misma, sin necesidad
de obtener previamente el consenso unánime de las demás partes, como sí lo
exige el inciso a) del mismo párrafo.
Figura 6: Facultad que tienen las partes de suspender el tratado ante una
violación grave.
Con respecto a sí
a. la suspensión misma, si el tratado
total del tratado; es de tal índole que
Cualquier parte, una violación grave
menos la autora de la de sus disposiciones
violación grave, podrá modifica
alegar: b. la suspensión radicalmente su
parcial del tratado, régimen.
Artículo 61 de la Convención:
Imposibilidad subsiguiente de cumplimiento
“1. Una parte podrá alegar la imposibilidad de cumplir un tratado como
causa para darlo por terminado o retirarse de él si esa imposibilidad
resulta de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto
indispensable para el cumplimiento del tratado. Si la imposibilidad es
temporal, podrá alegarse únicamente como causa para suspender la
aplicación del tratado.
2. La imposibilidad de cumplimiento no podrá alegarse por una de las
partes como causa para dar por terminado un tratado, retirarse de él o
suspender su aplicación, si resulta de una violación, por la parte que la
alegue, de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación
internacional con respecto a cualquier otra parte del tratado”.
Sólo a modo de comentario breve, cabe decir que el cambio fundamental de las
circunstancias que ocurre respecto a las existentes al momento de la celebración
del tratado y que no es previsto por las partes, puede alegarse para dar por
suspendido las aplicaciones del tratado si: a) esas circunstancias constituyeren
base esencial del consentimiento para obligarse por el tratado; y b) Ese cambio
154
Mariño Menéndez, Derecho Internacional Público, Parte General, (Madrid: Trotta, 1995), p. 328.
144
Artículo 72 de la Convención:
Consecuencias de la suspensión de la aplicación de un tratado
“1. Salvo que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al
respecto, la suspensión de la aplicación de un tratado basado en sus
disposiciones o conforme a la presente Convención:
a) Eximirá a las partes entre las que se suspenda la aplicación del
tratado de la obligación de cumplirlo en sus relaciones mutuas
durante el periodo de suspensión;
b) No afectará de otro modo a las relaciones jurídicas que el tratado
haya establecido entre las partes.
2. Durante el periodo de suspensión, las partes deberán abstenerse de
todo acto encaminado a obstaculizar la reanudación de la aplicación del
tratado”.
Según este artículo, se eximirá a las partes entre las que se suspenda la
aplicación del tratado de la obligación de cumplirlo en sus relaciones mutuas,
durante el periodo en cuestión; asimismo, no afectará de otro modo a las
relaciones jurídicas que el tratado haya establecido entre las partes. Durante el
periodo de suspensión los Estados partes deben abstenerse de cualquier acto
dirigido a obstaculizar la reanudación de la aplicación del tratado.
Artículo 44 de la Convención:
Divisibilidad de las disposiciones de un tratado
“1. El derecho de una parte, previsto en un tratado o emanado del artículo
56, a denunciar ese tratado, retirarse de él o suspender su aplicación
no podrá ejercerse sino con respecto a la totalidad del tratado, a menos
que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al respecto.
2. Una causa de nulidad o terminación de un tratado, de retiro de una de
las partes o de suspensión de la aplicación de un tratado reconocida en
la presente Convención no podrá alegarse sino con respecto a la
totalidad del tratado, salvo en los casos previstos en los párrafos
siguientes o en el artículo 60.
3. Si la causa se refiere sólo a determinadas cláusulas, no podrá alegarse
sino con respecto a esas cláusulas cuando:
a) Dichas cláusulas sean separables del resto del tratado en lo que
respecta a su aplicación;
b) Se desprenda del tratado o conste de otro modo que la aceptación
de esas cláusulas no han constituido para la otra parte o las otras
partes en el tratado una base esencial de su consentimiento en
obligarse por el tratado en su conjunto; y
c) La continuación del cumplimiento del resto del tratado no sea
injusta.
4. En los casos previstos en los artículos 49 y 50, el Estado facultado para
alegar el dolo o la corrupción podrá hacerlo en lo que respecta a la
totalidad del tratado o, en el caso previsto en el párrafo 3, en lo que
respecta a determinadas cláusulas únicamente.
5. En los casos previstos en los artículos 51, 52 y 53 no se admitirá la
división de las disposiciones del tratado”.
158
Informe de la CDI, p. 71. Citado en De la Guardia, op cit., p. 260.
159
Similar obligación a la contenida en el artículo 18 de la Convención de 1969 sobre no frustrar el
objeto y fin del tratado.
160
De la Guardia, op. cit., p. 325.