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CAPÍTULO 2

INSTITUCIONES POR LAS CUALES LAS PARTES SE DESVINCULAN DEL


TRATADO: NULIDAD, TERMINACIÓN Y SUSPENSIÓN

La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados dedica toda la Parte V a


la regulación de la nulidad, la terminación y la suspensión de la aplicación de los
tratados. Se ha afirmado que ha sido la parte más trabajosa, debatida e
innovadora de la Convención por el aspecto técnico jurídico que conlleva estas
materias. En este sentido, si bien algunas normas que enuncian de forma general
las causas de nulidad pueden ser consideradas declarativas, su precisa
positivización, y que las partes se sometan a la verificación de estas causas
resulta de todo innovador1.

En este capítulo estudiaremos la nulidad, terminación y suspensión de los


tratados, como únicas causas reconocidas en el derecho de los tratados para que
una o más partes de desliguen del tratado validamente. Ellas contienen causales
que están taxativamente especificadas, numerus clausus, y que no merman la
principal obligación del tratado que es la de garantizar la estabilidad de los
tratados, mediante el cumplimiento del pacta sunt servanda; ello inclusive se
puede notar en la figura de la aquiescencia por lo que existe una sanación y
desactivación de varias causas de patología del tratado; además que por medio
de la divisibilidad se limitan ciertos efectos que buscan terminar con el tratado.

Con el desarrollo del presente capítulo acabaremos con el desarrollo del derecho
de los tratados como orden jurídico, además nos proporciona los conocimientos
necesarios acerca de las instituciones por las que una parte se desvincula del
tratado o suspende su relación jurídica con las demás.

1. NULIDAD

1.1. CONCEPTO
Charles Rousseau señala: “No puede hablarse, pues, de tratado válido si no hay
acuerdo de voluntades acerca de su contenido o si el contenido del acuerdo es

1
Es por esta razón que se ha tenido que esperar la tranquila y pausada voluntad de los Estados
para hacerse parte del Tratado, con las reservas de muchos Estados a diversas normas relativas
precisamente a estas cláusulas.
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demasiado indeterminado para que pueda desprenderse de él lo que quisieron las


partes. Pero un tratado es también impugnable si el consentimiento adolece de
vicios jurídicamente relevantes, puesto que entonces se da una contradicción
entre la voluntad declarada y la voluntad real de una de las partes. Como vicios
de consentimiento hemos de considerar el engaño, el error y la coacción
(amenaza)”2.

En la parte V de la Convención de Viena vemos la regulación de la nulidad,


terminación y suspensión de la aplicación de los tratados. La importancia de
estos temas radica en que, es quizá la parte más significativa de la codificación y
desarrollo progresivo de la materia. Coadyuva del mismo modo, a que la
seguridad jurídica sea mayor incluso para los sujetos que no son partes de la
Convención3.

Uno de los puntos a los que se va a recurrir en este capítulo II, es el referente a
la integridad y divisibilidad de los tratados. Como sabemos, el principio básico es
que se debe mantener la integridad de los tratados, y excepcionalmente se
aceptará la divisibilidad; por esta última, se permite el mantenimiento de las
disposiciones esenciales del tratado cuando “surgen determinadas situaciones
que las partes no habían contemplado, o porque un acuerdo puede contener
regulaciones que abarcan materias tan diferentes que resulta posible disociarlas
sin dificultad”.

Queda claro que “la presunción de que un tratado debe considerarse como un
todo indivisible prevalece respecto de todas las causas de falta de aplicación que
no se deben a la voluntad común de las partes, sino a un vicio del acto, a una
violación del tratado por una de las partes, o a cualquier hecho extraño”. Sin
embargo, esta presunción no es absoluta, ya que si la causa “concierne a ciertas
disposiciones del tratado, y estas disposiciones presentan ciertas características
en relación con el tratado, la presunción sólo se aplicará a esas disposiciones” 4.

Las disposiciones jurídicas de un tratado nulo carecen de fuerza ab initio, y todo


Estado parte puede exigir de otro que en lo posible se mantenga las relaciones
que hubiesen seguido existiendo de no haberse aplicado antes el tratado entre
ellos, en otras palabras, volver al statu quo ante, conforme lo dispone el artículo
69 de la Convención párrafo 1 y 2. Asimismo, debemos considerar que las causas
de nulidad están reguladas en la Convención como numerus clausus, es decir, de
manera taxativa: “la validez de un tratado o del consentimiento de un Estado en
obligarse por el tratado no podrá ser impugnada sino mediante la aplicación de la
presente Convención”.

Leamos el artículo correspondiente en la Convención de 1969:

Artículo 42 de la Convención
Validez y continuación en vigor de los tratados
2
Charles Rousseau, citado en Marco Monroy Cabra, Derecho Internacional Público, (Bogotá:
Themis, 2002), p. 116.
3
José Antonio Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos
Internacionales, (Madrid: Tecnos, 2003), p. 121.
4
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 196. En este
sentido, el autor precisa lo siguiente: “la divisibilidad material significa que el resto del tratado
sigue siendo aplicable, a pesar de la eliminación de las disposiciones en cuestión (artículo 44. 3
(a)). La divisibilidad intencional resulta de un análisis de lo que pudo ser la intención de las partes
en lo concerniente a sus compromisos recíprocos”.
100

“1. La validez de un tratado o del consentimiento de un Estado en obligarse


por el tratado no podrá ser impugnada sino mediante la aplicación de la
presente Convención.
2. La terminación de un tratado, su denuncia o el retiro de una parte no
podrán tener lugar sino como resultado de la aplicación de las
disposiciones del tratado o de la presente Convención. La misma norma
se aplicará a la suspensión de la aplicación de un tratado”.

Dadas las consecuencias de la nulidad, ésta no puede ser declarada


unilateralmente por un Estado parte, en este sentido, cuando un Estado alega
nulidad debe comunicar su pretensión a las demás partes, y de haber alguna
objeción se debe dar inicio a una solución pacífica de controversias 5.

Entonces, debemos considerar que la causa de falta de aplicación de un tratado


puede deberse a un acto ilícito, por ejemplo: dolo, coacción, corrupción,
desprecio de una norma imperativa, violación del tratado, entre otros. En estos
supuestos, podrán aceptarse aquellas normas que rigen la divisibilidad y la
integridad con el fin de tomar en cuenta los principios de responsabilidad, sobre
todo favoreciendo a la víctima, e inclusive imponiendo la sanción al autor del
ilícito independientemente de los interese de la ésta6.

1.1. CAUSALES DE NULIDAD

1.2.1. Violaciones al derecho interno concernientes a la competencia


para celebrar tratados
Las implicancias de la violación del derecho constitucional interno sobre la
celebración de tratados, han recibido diversas respuestas 7, pero la Convención,
siguiendo la recomendación de la Comisión de Derecho internacional, ha
adoptado la posición del siguiente artículo:

Artículo 46 de la Convención
Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para
celebrar tratados
“1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su
derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados
no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su
consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a
una norma fundamental de su derecho interno
2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para
cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la práctica
usual y la buena fe”.

Este artículo establece que cuando se ha incurrido en una violación manifiesta a


la competencia para celebrar tratados8, afectando una norma fundamental del
derecho interno de un Estado, se podrá manifestar o alegar vicio de su
5
Respecto a la nulidad, cabe mencionar que “en la Convención de Viena, y en aras de la seguridad
jurídica, muchas delegaciones subordinaban la aceptación de las disposiciones sustantivas de la
parte V de la Convención, sobre nulidad, terminación y suspensión de los tratados a la instauración
de un mecanismo adecuado de arreglos de diferencias. Vid., Pastor Ridruejo, op. cit., p. 121.
6
Paul Reuter, op. cit., pp. 196-197.
7
Anuario de la Comisión de Derecho internacional, vol. II, 1966, pp. 263-264.
101

consentimiento. La norma a la que se hace referencia es indudablemente la


Constitución e incluso creemos que en ciertos casos correspondería a las demás
normas que forman el bloque de la constitucionalidad.

Asimismo, en cuanto a que clases o tipos de Estados 9 pueden celebrar tratados,


debemos citar el artículo 6 de la Convención que señala que: Todo Estado tiene
capacidad para celebrar tratados10. Claro que debemos excluir a aquellos Estados
federados u otros Estados que no cumplan con los requisitos de la estatalidad,
especialmente el requisito de soberanía11.

Así, en principio son nulos los tratados que se celebran en violación a una norma
fundamental del derecho interno de un Estado o de una organización
internacional, esta nulidad sólo puede tener eficacia en ciertos casos
excepcionales, como se ha puesto de manifiesto en la práctica internacional. La
naturaleza del vicio involucrado resulta bastante clara: el consentimiento de una
entidad jurídica, sea Estado u organismo internacional, es esencialmente
resultado de un procedimiento jurídico 12, de no observarse tal procedimiento no
hay consentimiento.

Cuando nos referimos al numeral 2 del artículo 46, hacemos referencia a que la
violación manifiesta será tal, si resulta objetivamente evidente para cualquier
Estado que proceda conforme a la práctica usual y la buena fe. La norma
fundamental (constitucional) a la que se refiere es aquella vigente al momento de
la conclusión del tratado13. Esto legitimaría internacionalmente el consentimiento
dado, por ejemplo, en gobiernos de facto en donde el poder ejecutivo, en estos
casos de excepción, ejerce funciones legislativas.

La parte comprometida es la única que puede alegar irregularidad, y podría ser


un caso de divisibilidad de las disposiciones de un tratado, conforme el artículo
44 de la Convención; sin embargo hay una diferencia entre Estados y
organizaciones. Los Estados puede renunciar en cualquier momento su derecho a
invocar la irregularidad, sea de manera explícita o por su comportamiento ulterior
(artículo 45 de la Convención), es decir, si el Estado declara que su
consentimiento se otorgó de manera irregular, pero ha coadyuvado con la
ejecución del tratado, o ha permitido con sus actos la normal aplicación de sus
cláusulas, entonces no es posible alegar la nulidad. Entonces, aunque,
normalmente la controversia viene después de, al menos, cierta ejecución parcial
(de ordinario luego de ciertos cambios políticos internos), pero en este caso
8
Esta competencia para celebrar actos jurídicos internacionales, en inglés se conoce como: treaty
making power.
9
Requisitos para ser considerado Estado conforme al derecho internacional público: territorio, no
necesariamente delimitado; población, esta debe ser permanente; gobierno unitario; y soberanía
para decidir sus relaciones internacionales por sí misma. Tómese como ejemplos Perú, India, EEUU,
Taiwán (aunque en este último caso, si bien cumple con los requisitos de estatalidad señalados por
el derecho internacional, algunos Estados no lo reconocen como tal por que China solicita como
requisito para mantener relaciones con el, su no reconocimiento).
10
Esto quiere decir que el derecho internacional reconoce a los Estados el ius tractum.
11
Esto significa independencia para decidir sus relaciones internacionales, como son el obligarse
internacionalmente a través de tratados, intercambiar misiones diplomáticas, pertenecer a
organizaciones internacionales, entre otros supuestos.
12
Paul Reuter, op. cit., p. 203.
13
Cf., La interpretación del representante de Suecia, Sr. Blix, en la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el derecho de los tratados, Segundo periodo de sesiones. p. 93, documento citado en
Guillermo Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: P. de Zavala, 1985),
p. 131.
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aunque se supiera que existía la nulidad ya no podría alegarse porque se habría


configurado la figura de la aquiescencia.

El derecho internacional, a parte de proteger la buena fe de los otros Estados


partes, sanciona el comportamiento del Estado que dio lugar a creencias
legítimas cuyas consecuencias debe afrontar. Así, aunque debe considerarse el
caso de un consentimiento viciado, esta forma de irregularidad posee un carácter
acentuado de responsabilidad internacional.

La Convención de 1986, sobre las organizaciones internacionales, ha adoptado


una posición más protectora; así, la renuncia por el comportamiento sólo se toma
en cuenta si emana del órgano competente, es decir, el explícitamente facultado
para renunciar, en oposición al órgano encargado de ejecutar el tratado;
entonces, “este comportamiento debe expresar una renuncia, no sólo una
aquiescencia”, debiendo presentar características singulares propias 14.

1.2.2. Inobservancia de una restricción específica de los poderes para


manifestar el consentimiento de un Estado
Se trata pues del supuesto en que el representante, con poder, manifiesta el
consentimiento no haciendo caso a las instrucciones recibidas. Por lo que se
puede destacar que: a) se prescinde de las extralimitaciones del plenipotenciario
en relación con actos previos a la manifestación del consentimiento porque
siempre está en potestad del Estado solventarlas, sea repudiando el texto del
tratado, bien sea confirmando al manifestar el consentimiento los iniciales
excesos de su representante; b) la redacción del artículo 47 enfatiza el carácter
excepcional de esta causa de nulidad; c) las restricciones reservadas, no
notificadas a otros negociadores no tienen relevancia para el derecho
internacional; y d) con el artículo 47 de la Convención se trata de proteger las
transacciones conforme lo merece la buena fe de los demás negociadores 15. Este
artículo sostiene:

Artículo 47 de la Convención:
Restricción específica de los poderes para manifestar en consentimiento de
un Estado
“Si los poderes de un representante para manifestar el consentimiento de
un Estado en obligarse por un tratado determinado han sido objeto de una
restricción específica, la inobservancia de esa restricción por tal
representante no podrá alegarse como vicio del consentimiento expresado
por él, a menos que la restricción haya sido notificada con anterioridad a la
manifestación de ese consentimiento a los demás Estados negociadores”.

Cuando los poderes para manifestar el consentimiento de un Estado en obligarse


por un tratado han sido objeto de una restricción específica, la inobservancia de
esa restricción sólo podrá alegarse como vicio del consentimiento si fue notificada
con anterioridad a la manifestación de ese consentimiento a los demás Estados
negociadores; en caso contrario, no puede ser objeto de causal de nulidad.

Por ejemplo, el problema se puede apreciar cuando el tratado dispone que su


entrada en vigencia sea en el momento de la firma, y quien no ostenta estas

14
Paul Reuter, op, cit., pp. 203-204.
15
Antonio Remiro Brotóns. et al., Derecho Internacional, (Madrid: Mc Graw-Hill, 1997), p. 276.
103

facultades lo firme, entonces aunque conforme al artículo 12. 1. a. de la


Convención, se ha perfeccionado en consentimiento, procede alegar nulidad por
la causal de restricción específica en los poderes de un representante para obligar
al Estado.

1.2.3. Error de hecho


El error vicia la sustancia misma del consentimiento, puesto que se refiere a un
elemento decisivo que forma la “base esencial” del consentimiento, venga de un
Estado o de una organización internacional 16. Además, el error es una causa que
vicia el consentimiento, pudiendo ser cometido por una de las partes o varias de
ellas17.

Es necesario analizar el artículo siguiente de la Convención para desarrollar el


error:

El artículo 48 de la Convención
Error
“1. Un Estado podrá alegar un error en un tratado como vicio de su
consentimiento en obligarse por el tratado si el error se refiere a un hecho
o a una situación cuya existencia diera por supuesta el Estado en el
momento de la celebración del tratado y constituyera una base esencial de
su consentimiento en obligarse por el tratado.
2. El párrafo 1 no se aplicará si el Estado de que se trate contribuyó con su
conducta el error o si las circunstancias fueron tales que hubiera quedado
advertido de la posibilidad de error.
3. Un error que concierna sólo a la redacción del texto de un tratado no
afectará a la validez de éste; en tal caso se aplicará el artículo 79”.

Son raros los casos en que se han alegado errores de fondo como vicios de
consentimiento que afecte la validez de un tratado, la mayoría han sido errores
de descripciones geográficas o de mapas18. Asimismo, el Tribunal de La Haya, en
el caso del Templo de Preah Vihear y Groenlandia Oriental, ha aclarado las
condiciones que debe tener el error respecto de una cuestión que constituye una
base esencial de tal consentimiento19.

Ahora los errores que se refieren a textos, errores de redacción, no están


contemplados en este artículo sino, que están sujetos a procedimientos de
corrección (conforme a los artículos 79 de la Convención de 1969 y 80 de la
Convención de 1986). Aquí las condiciones de nulidad, implican ciertos elementos

16
También regulado por el artículo 48 de la Convención de 1986.
17
Paul Reuter, op. cit., p. 205.
18
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, 1996, pp. 266.
19
CIJ, Recueil, 1961, p. 30, documento citado en Pastor Ridruejo, op, cit., p. 122; asimismo, el
Caso del Estatuto Jurídico de Groenlandia Oriental (Dinamarca-Noruega), CPJI, 1933, Serie A/B nº
53, pp. 71 y 92, en el que “Noruega hacía valer que cuando el embajador de Dinamarca le había
pedido declarar que no se oponía a que el Gobierno danés extendiese a toda Groenlandia sus
intereses políticos y económicos, el Ministro de Relaciones Exteriores de Noruega no había
comprendido que se trataba de aprobar la extensión del monopolio danés al conjunto de
Groenlandia y que, en consecuencia, el consentimiento que había dado al pedido danés había
estado viciado de error. La Corte decidió que la respuesta del Ministro había sido incondicional y
definitiva, rechazando la existencia, en este caso, de error. El juez Anzilotti agrega: “Todo error
debe ser excusable y no es fácil admitir que un gobierno pueda ignorar las consecuencias legítimas
de una extensión de soberanía”. Vid., Moncayo et al., op. cit., pp. 131-132.
104

de responsabilidad, por la cual, la parte víctima no podrá invocar el error si en


alguna medida es responsable por cuanto haya contribuido al error, ya sea por su
propia negligencia, o por no haber considerado ciertas circunstancias que lo
posibilitaron20.

El error es rara vez razón suficiente para la anulación formal de un tratado,


además con poca frecuencia se ha tenido que la cuestión se haya convertido en
procedimientos contenciosos. Como un típico vicio del consentimiento, el error
sólo puede ser alegado por la parte que ha incurrido en él; pudiendo remediarlo,
ya sea, por consentimiento explícito o por su simple comportamiento; además,
de haber algún caso de divisibilidad de las disposiciones del tratado (artículo 44
de la Convención), ésta se aplicará bajo sus condiciones habituales.

Aunque, los efectos del error actúan desde el principio, hay que considerar que
los atenuantes resultantes de la buena fe (artículo 69. 2 de la Convención) se
aplican en términos muy generales cuando se requieren de cambios territoriales
para corregir un error de delimitación 21.

Además, cabe acotar, que el error será poco frecuente, ya que las variadas
etapas que conforman la conclusión del tratado permiten suficientes
oportunidades para detectar a tiempo el error y evitarlo 22.

1.2.4. Dolo
El dolo, como causa de nulidad, supone que quien lo alega, ha manifestado su
consentimiento inducido por el comportamiento engañoso o fraudulento de otro
negociador. Entonces se manifiesta el consentimiento por error, pero incitado
fraudulentamente por otro23; por lo que la sanción ante el dolo es la nulidad del
tratado. Ello conforme lo señala la Convención en el artículo siguiente:

Artículo 49 de la Convención:
Dolo
“Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta
fraudulenta de otro Estado negociador, podrá alegar el dolo como vicio de
su consentimiento en obligarse por el tratado”.

El dolo como concepto es conocido seguramente por todos los ordenamientos


jurídicos internos, aunque su significado pudiera ser un poco diferente en algunos

20
“La práctica internacional es especialmente fecunda en lo que respecta a los errores debido al
conocimiento geográfico insuficiente, en relación con los tratados que se ocupan de cuestiones
territoriales, y sobre todo en lo tocante a las medidas tomadas para aplicar esos tratados. Los
casos más importantes son: Estatuto jurídico de Groenlandia Oriental, PCIJ, Series A/B, Nº 53;
Templo de Preah Vihear, Excepciones Preliminares, ICJ Reports, 1961, p. 30 (error de derecho); y
Templo de Preah Vihear, Fondo del Asunto, ICJ Reports, 1962, p. 26; aunque es un vicio que
invalida todos los actos jurídicos, el error está sujeto por supuesto a normas muy diferentes en los
actos unilaterales, especialmente los jurisdiccionales; véase Laudo arbitral emitido por el Rey de
España el 21 de diciembre 1906, ICJ Reports 1960, p. 216; véase también el Laudo arbitral del 14
de marzo de 1978 en el caso relativo a la Delimitación de la plataforma continental entre el Reino
Unido y Francia (interpretación del laudo arbitral del 30 de junio de 1977), en RIAA, vol. 18, p.
271”. Vid., Paul Reuter, op. cit., pp. 235-236.
21
Paul Reuter, ibid., p. 205, asimismo, vid., Hugo Llanos Mancilla, Teoría y Práctica del Derecho
Internacional Público, t. I, (Santiago de Chile: Editorial Jurídica, 1983), p. 234.
22
Llanos Mancilla, op. cit., p. 235.
23
Remiro Brotóns et al., op, cit., p. 277.
105

casos24. En el derecho internacional no parece haber precedentes suficientes que


nos permitan tener un concepto claro y bien estructurado de dolo. La Comisión
de Derecho Internacional, no definió el dolo, dejando a la práctica y
jurisprudencia esta tarea; aunque de modo general se empleó el término de
conducta fraudulenta, expresión que según dijo: “tiene por objeto comprender
toda declaración falsa, toda presentación inexacta de los hechos y otros
procedimientos engañosos por los cuales se induzca a un Estado a manifestar en
un tratado un consentimiento que, de no ser así, no habría manifestado” 25.

Como causa de nulidad tenemos los siguientes elementos constitutivos: a) un


elemento material, es decir una conducta fraudulenta que engloba “toda
declaración falsa, toda presentación inexacta de los hechos y otros
procedimientos engañosos”; b) un elemento psicológico, la intención o propósito
de equivocar, de provocar a error de algún sujeto negociador; y c) un resultado,
la maniobra fraudulenta conduce efectivamente a un error que es determinante
en la expresión, que de no mediar aquella, no se habría efectuado tal
consentimiento26. Aquí se sostiene que el dolo es esencial.

Entonces, se observa que por la figura del dolo, se está “sancionando inducir a
error a otro sujeto. De ahí que no se someta a las limitaciones que presenta el
error regulado en el artículo 48 (error de hecho reflejado en el tratado), sino que
abarque otras manifestaciones –como el error de derecho, el que versa sobre los
motivos o valor de las prestaciones y el error no concretado en el tratado- y que
la carga de la prueba se desplace del carácter esencial del error al hecho de la
maniobra fraudulenta”27. La distinción clara reside en que “al contrario del error,
el dolo implica claramente un elemento ilícito de engaño” 28.

Un ejemplo de dolo, que vale la pena acotar, se planteó en el tratado de Uccialli


entre Italia y Abisinia, en 1889. En las negociaciones la parte italiana había
recurrido a una maniobra dolosa, redactando el tratado en italiano y amárico, con
textos que no correspondían en puntos importantes. Es así, que en el texto
etíope, la disposición del artículo 17, relativa al recurso a los servicios del
gobierno italiano por el emperador etíope en materia de relaciones exteriores,
era simplemente facultativa, en tanto que en el texto italiano era obligatoria. De
modo que fundándose en ésta, el gobierno italiano proclamó de manera unilateral
el protectorado sobre Abisinia poco después de la firma del tratado. El Emperador
Menelik II, respaldándose en el texto amárico rechazó esta interpretación y
denunció el tratado. Como consecuencia Italia declaró la guerra a Etiopía en
189529.

En el dolo, como en el error, corresponde a la parte engañada alegarlo, o en todo


caso confirmar el tratado con su consentimiento expreso o su comportamiento en
esa dirección. Los efectos del dolo son más severos, pues implica un delito

24
Sin ser enteramente equivalentes, se puede citar por ejemplo que las nociones francesa “ dol” y la
inglesa “fraud” son aplicables a un comportamiento engañoso que busca inducir a una persona a
contratar. Vid., Paul Reuter, op. cit., p. 205.
25
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, 1966, p. 268.
26
Remiro Brotóns et al., op. cit., p. 277.
27
Remiro Brotóns et al., ibid., p. 277.
28
Paul Reuter, op. cit., p. 205.
29
Moncayo et al., op. cit. pp. 132-133.
106

internacional. Es decir, “un tratado que incluye dolo es, en efecto, un acto ilícito,
con todas las consecuencias jurídicas que ello implica” 30.

1.2.5. Corrupción del representante de un Estado


Como lo ha sostenido la Comisión de Derecho Internacional, el término
“corrupción” se utiliza para indicar solamente los actos concebidos con el
propósito de ejercer una influencia fundamental en la disposición del
representante para concertar el tratado; por lo que, éstos actos pueden alegarse
como vicio del consentimiento. Se excluye de esta figura cualquier favor de
cortesía con motivo de la celebración del tratado31.

Los actos que buscan ejercer una influencia, han de venir directamente o
indirectamente de otro sujeto negociador, hay que resaltar que no es suficiente
probar que un representante ha sido corrompido si no se puede imputarse este
hecho a algún Estado u organización negociadora 32. Por lo que es requisito
indispensable que un sujeto negociador sea el responsable directa o
indirectamente de corromper tal funcionario.

Al respecto leamos lo que dispone la Convención:

Artículo 50 de la Convención:
Corrupción del representante de un Estado
“Si la manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado ha sido obtenida mediante la corrupción de su representante,
efectuada directa o indirectamente por otro Estado negociador, aquel
Estado podrá alegar esa corrupción como vicio de su consentimiento en
obligarse por el tratado”.

Entonces del artículo 50 de la Convención y de los comentarios de la CDI,


podemos obtener una doble exigencia: 1) que la corrupción afecte al
representante del Estado en la manifestación del consentimiento y no en etapas
previas de la celebración del tratado; y 2) que por consecuencia de ella, se
consientan obligaciones que, de no haber corrupción, no se habrían cometido.

Se ha observado que la norma señala que la corrupción deba ser efectuada de


forma directa o indirecta por otro Estado negociador que implica una
imperfección de la norma, “porque pasa por alto los intentos de soborno de
entidades privadas, por lo general más poderosas que muchos Estados” 33.

Al respecto, Remiro Brotóns34 señala con razón que la corrupción de los


representantes en la fase inicial de la celebración del tratado debe ser importante
para alegar nulidad en la medida en que su actividad ha podido inducir a error a
los órganos competentes para autorizar y expresar el consentimiento del Estado.
Además, quien alega corrupción como causa de nulidad no ha de probar, para
que surta efectos, una relación de causalidad con la manifestación de voluntad de
obligarse por el tratado.
30
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 207.
31
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 268.
32
Remiro Brotóns et al., op, cit., p. 277.
33
Ernesto de la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Ábaco, 1997), p.
277.
34
Remiro Brotóns., op. cit., p. 278.
107

Queda la duda sobre si un Estado hubiera manifestado su consentimiento en


obligarse por el tratado, al margen de si su funcionario haya cometido actos de
corrupción, es decir, sea el funcionario corrompido o no, se conseguía el mismo
resultado. En este caso el Estado podría alegar, intentando eludir su obligación
internacional, la nulidad del tratado con éxito bajo la figura de corrupción de
funcionario. En todo caso el derecho se lo permite.

1.2.6. Coacción sobre el representante de un Estado


El tratado es un acuerdo de voluntad que en el derecho internacional guarda
efectos jurídicos específicos. Este mutuo consentimiento es efectuado por las
partes contratantes a través de la aceptación a las propuestas u ofertas que
contienen el tratado; en sentido contrario, no hay manifestación de voluntad, es
decir, no hay tratado si se vulnera un consagrado principio de derecho nacional
por el cual la conclusión de un contrato debe ser voluntaria para ambas partes 35.

La coacción sobre el representante de un Estado está regulada en el siguiente


artículo:

Artículo 51 de la Convención:
Coacción sobre el representante de un Estado.
“La manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un
tratado que haya sido obtenida por coacción sobre su representante
mediante actos o amenazas dirigidos contra él carecerá de todo efecto
jurídico”.

Cuando la coacción se dirige abiertamente al representante del Estado o de una


organización internacional, ésta concierne tanto a la persona como a la entidad
representada, por lo cual, la nulidad del tratado se deriva de ésta doble situación.

Ahora bien, si las amenazas se dirigen contra el representante en su calidad


personal, estos actos no son públicos sino privados, pudiendo afectar el bienestar
físico, la carrera, la imagen o la reputación del representante o de sus parientes
cercanos. A esta cuestión se refiere el artículo bajo análisis 36. Un ejemplo fue el
caso del presidente Hacha de Checoslovaquia, que en marzo 1939, con el fin de
hacerlo aceptar el fin de la independencia de su país, la Alemania del Tercer
Reich, lo castigó físicamente para que firmase el acuerdo de Munich, cediendo los
Sudetes37.

Entonces la nulidad estriba en ciertos comportamientos de carácter coactivos. La


coacción mediante actos o amenazas busca comprender a todas las formas de
intimidación o violencia, incluyendo a las que afectan la integridad física y a la
libertad como las que tienen que ver con la carrera, el patrimonio, la situación
social o familiar de la víctima. De este modo se perjudica la voluntad, pero no se
le priva de ella38, lo que en este último caso sería un tratado inexistente.

35
Hans Kelsen, Principios de Derecho Internacional Público, (Buenos Aires: “El Ateneo”, 1965), p.
279.
36
Paul Reuter, op. cit., p. 208.
37
Asimismo, se nos da el ejemplo del Presidente del Perú, Francisco García Calderón, quien padeció
como prisionero las presiones chilenas, para que firmase el tratado que cedería territorios peruanos
a Chile. Vid., Luis Solari, Derecho Internacional Público, (Lima: Studium, 2004), p. 56.
38
Remiro Brotóns op. cit., p. 278.
108

Debemos de tener en cuenta que la causa de nulidad abarca a todos los actos
que fueron realizados en cualquier etapa de la formación del tratado siempre que
se demuestre que estos actos hayan podido influir en la posterior manifestación
del consentimiento39en obligarse por un tratado.

En este supuesto, poco importa quien es el responsable de la coacción, mientras


que en el dolo o la corrupción éstos necesariamente deben ser imputados a un
Estado negociador u organización negociadora40. En relación a los efectos de la
coacción, se estima que el tratado no ha existido nunca, no puede remediarse ni
en virtud del consentimiento de la víctima; en otros términos, si la víctima
quisiera que permanezcan vigentes algunas de las consecuencias del acto, sólo lo
podrá hacer mediante un tratado enteramente nuevo, que no será de ninguna
forma una confirmación del tratado anterior 41. Esto se podría entender señalando
que sólo los actos anulables pueden ser confirmados, sin embargo, en los actos
nulos no es posible tal figura.

1.2.7. Coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza


En el derecho internacional clásico la guerra estaba permitida como forma
suprema de autotutela jurídica; pero en el derecho internacional contemporáneo,
y de acuerdo al artículo 2. 4 de la Carta de Naciones Unidas 42, se prohíbe el
recurso a la amenaza o uso de la fuerza contra la independencia política o
integridad territorial de cualquier Estado, esto es lo que justifica hoy la nulidad de
los tratados celebrados por tal medio. En este supuesto además se vulnera una
norma de ius cogens en la misma celebración del tratado43.

En el derecho internacional clásico no se admitía esta causal de nulidad; así la


forma normal de dar fin a un estado de guerra y hacer renacer entre las partes
beligerantes las normas del derecho internacional de paz, era mediante los
conocidos “tratados de paz”. Preservar la estabilidad general exigía que los
conflictos tuviesen un término, por lo que era necesario que a los tratados que
les pusiesen fin fueran respetados, aún cuando se hubieran concluido bajo el
imperio de la fuerza44.

La Convención regula esta importante causal de nulidad absoluta de la siguiente


forma:
39
Remiro Brotóns., ibid., p. 278.
40
Las Convenciones de Viena de 1969 y 1986 no establecen esta condición para la coacción.
41
Paul Reuter, op. cit., p. 209.
42
Artículo 2. 4 de la Carta de Naciones Unidas: “Los miembros de la Organización, en sus relaciones
internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad
territorial o la independencia de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los
propósitos de las Naciones Unidas”.
43
José Antonio Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos
Internacionales, (Madrid: Tecnos, 2003), p. 124.
44
Cf. Decisión nº 136 del 25-VI-1952 de la Comisión de conciliación franco-italiana sobre la
controversia referida a la interpretación del art. 79, 6. c) del Tratado de Paz con Italia de 1947: “Es
bajo la coacción que el Estado vencido ha dado su consentimiento, pero sin embargo él lo dio y es
por ese consentimiento que el acuerdo nació [...] Los Estados vencedores no pueden ... exigir que
el Tratado de Paz no negociado sea interpretado de acuerdo a lo que era su voluntad interna; el
Tratado de Paz no negociado debe ser interpretado según la voluntad de los Estados vencedores tal
como ellos la han concretado y que aparece objetivamente en el Tratado”. Documento citado en
Guillermo Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: P. de Zavala, 1985),
p. 133.
109

Artículo 52 de la Convención:
Coacción sobre un Estado por la amenaza o el uso de la fuerza
“Es nulo todo tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o
el uso de la fuerza en violación de los principios de derecho internacional
incorporados en la Carta de las Naciones Unidas”.

En la Comisión de Derecho Internacional se planteó la retroactividad del artículo,


sin embargo se dejó de lado por los problemas de graves consecuencias jurídicas
y políticas que esto acarrearía. De modo que, valiéndose del principio rescatado
del caso de la Isla de Palmas, según el cual “un acto jurídico debe apreciarse a la
luz del derecho de la época”, entendió que no podía aplicar este artículo a los
tratados celebrados antes de la entrada en vigencia de ésta norma, cuando se
reconocía legal el uso y la amenaza de la fuerza 45. Por lo que se comprendió que
la norma no podía tener efectos retroactivos46.

No todos los usos de coacción en la celebración de un tratado bastan para


declarar la nulidad de éstos, si fuera así, todos los tratados de paz serían nulos.
Antes ésta consideración era una insalvable doctrinal, pero ahora se considera
que sólo el uso ilícito de la amenaza o la fuerza podrá invalidar un tratado. Así,
en este caso, la nulidad no puede considerarse como resultado del vicio de
consentimiento como tal; es más bien, una sanción por cometer un delito
internacional de importancia tal que es considerado dentro de la categoría de
“crímenes internacionales” por los que se imponen castigos tanto a los individuos
como a los Estados que incurren en tal ilícito 47.

Ahora bien, Paul Reuter48, plantea unas series de difíciles interrogantes al


respecto, por ejemplo: “¿en que casos es ilícito el uso de la fuerza?, ¿debe sólo
considerarse la coacción armada, mientras que la coacción psicológica o
económica seguirá siendo lícita?, o ¿debe residir la coacción en los fines que
supuestamente se buscan?”. Sobre lo último, si fuera así, toda coacción, sería
admisible si se aplicara buscando el bien de la parte afectada, mientras que toda
coacción con el fin de asegurarse un tratado desigual o nocivo, sería ilícita;
asimismo, en base a las otras interrogantes se podría cuestionar un gran número
de tratados.

En este mismo sentido y usando este razonamiento podemos dar un viraje a otro
caso de nulidad no contemplado por la coacción en la Convención, nos referimos
al caso de los tratados desiguales que implican desequilibrio en obligaciones y
beneficios entre las partes; así se consideraría esta desigualdad 49 (conocida como
la undue influence en los sistemas de common law, o la lesión enorme en los
sistemas de derecho civil) como causa separada de nulidad o como prueba
suficiente de coacción ilícita.

45
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 270-271.
46
Otra pregunta que cabe hacerse es la de en que momento con exactitud cambiaron las normas
sobre el ius ad bellum, la Comisión no quiso ir más allá y simplemente se refirió a los principios de
la Carta de las Naciones Unidas.
47
Paul Reuter, op. cit., p. 209.
48
Paul Reuter, ibid., p. 210.
49
La teoría de los tratados desiguales no ha sido desarrollada de manera clara y firme en términos
jurídicos, pero ha sido esgrimida en la literatura rusa o china a fin de descartar concesiones y
capitulaciones.
110

A fin de darles una satisfacción, al menos moral, a los países que querían una
disposición que rigiera todas las formas de coacción, es que se adoptó una
Declaración sobre la prohibición de la coacción militar, política o económica en la
celebración de tratados que se anexó al Acta Final de la Conferencia. Con esta
Declaración se “condena solemnemente el recurso a la amenaza o al uso de la
presión en todas sus formas, ya sea militar, política o económica (...) en violación
de los principios de igualdad soberana de los Estados y de la libertad del
consentimiento”50.

Debe recordarse que la dificultad práctica de adoptar la prohibición de la coacción


apareció en la Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional,
referentes a las Relaciones de Amistad y a la Cooperación entre los Estados 51. La
parte extensa de esta Declaración, intentó ocuparse del principio de uso de la
fuerza, pero no pudo hacer frente a los problemas por el uso de la coacción no
armada52.

Por último, en el sistema de Viena se debe tenerse presente las siguientes reglas
que el artículo 52 de la Convención presenta con relación a la coacción sobre un
Estado por la amenaza o el uso de la fuerza: a) la nulidad es absoluta, por lo que
opera ipso facto pudiendo ser invocada por cualquier Estado; b) debe haber una
violación a los principios del derecho internacional incorporados a la Carta de
Naciones Unidas; c) aún ha quedado sin delimitar el alcance de la palabra
“fuerza” por lo que podrá ser materia de los artículos 65 y 66 de la Convención, o
en aplicación de otros instrumentos internacionales, por ejemplo la definición de
agresión53; y d) en virtud del artículo 4 de la Convención (sobre la
irretroactividad), ésta sólo se aplicará a los tratados celebrados luego de la
entrada en vigor de la Convención, sin perjuicio de cualesquiera de las normas
enunciadas en la presente Convención a las que los tratados estén sometidos en
virtud del derecho internacional independientemente de la Convención 54, siendo
una de esas normas la contenida en el artículo 2 párrafo 4 de la Carta de la
ONU55.

1.2.8. Incompatibilidad con una norma imperativa del ius cogens


internacional
El ius congens, es el derecho obligatorio y superior a la voluntad de los Estados 56.
Se sostiene que, según la Convención, el ius cogens no es un derecho imperativo
inmutable de contenido iusnaturalista, sino más bien, es un derecho positivo

50
CNUDT, I, Documentos Oficiales. (pub. UN, núm. De venta E.70. V. 5), documento citado en Paul
Reuter, op. cit., pp. 210-211.
51
Adoptada por la Asamblea General por la Resolución 2625/XXV, el 24 de octubre de 1970.
52
Paul Reuter, op. cit., p. 211.
53
Vid., Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General y los artículos 39 al 42 de la Carta de las
Naciones Unidas.
54
Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Abaco, 1997),
pp. 288-290.
55
Art. 2 párrafo 4 de la Carta de las Naciones Unidas: “4. Los miembros de la Organización, en sus
relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la
integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma
incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas”.
56
Manuel Diez de Velasco, Instituciones de Derecho Internacional Público, (Madrid: Tecnos, 1997),
p. 892.
111

definido formalmente por el método de producción de la norma y no por el


contenido de ésta57.

Observemos lo dispuesto por la Convención:

Artículo 53 de la Convención:
Tratados que estén en oposición con una norma imperativa de derecho
internacional general (ius cogens)
“Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en
oposición con una norma imperativa de derecho internacional general. Para
los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de derecho
internacional general es una norma aceptada y reconocida por la
comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no
admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una
norma ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo
carácter”.

Asimismo, se señala con precisión el carácter irretroactivo de la norma, ya que el


artículo se refiere a la hipótesis en que un tratado es nulo “en el momento de su
celebración” por el hecho que sus normas están en contravención de una norma
ya existente de ius cogens.

Es pertinente señalar que las palabras nulo y terminará expresan claramente que
la aparición de una nueva norma de ius cogens no tiene validez retroactiva sobre
el tratado, procediendo la nulidad únicamente desde que se establece la nueva
norma de ius cogens58.

Como ejemplos de ius cogens, se ha citado: “a) tratado relativo a un caso de uso
ilegítimo de la fuerza con violación de los principios de la Carta de la ONU; b)
tratado relativo a la ejecución de cualquiera otro acto delictivo en derecho
internacional, y c) tratado destinado a realizar o tolerar actos tales como la trata
de esclavos, piratería, genocidio, en cuya represión todo Estado está obligado a
cooperar”59.

En este sentido, debemos también hacer referencia al artículo 64 de la


Convención, que trata de la norma de ius cogens posterior (ius cogens
superveniens). Aquí estamos frente al supuesto por el cual un tratado deviene en
nulo si es contrario a una norma de ius cogens emergente, es decir, a una norma
de esta máxima categoría que no admite contravención.

1.3. CONSECUENCIAS DE LA DECLARACIÓN DE NULIDAD DE UN


TRATADO

57
Informe CDI, p. 81, documento citado en Ernesto De la Guardia, op. cit., p. 290. Para Michael
Virally, la CDI tomó en consideración tres elementos para que una norma tenga la calidad de ius
cogens; es decir, una norma debe “al mismo tiempo: ser imperativa, pertenecer al derecho
internacional general y anular los tratados concertados que violan sus disposiciones”, vid., Michael
Virally, El Devenir del Derecho Internacional, (México: CFE, 1998), p. 167.
58
Ernesto de la Guardia, ibid., p. 290.
59
Marco Monroy Cabra, Derecho Internacional Público, (Bogotá: Temis, 2002), p. 119. En el mismo
sentido vid., Nicolás de Piérola y B., “Las Convenciones de Viena sobre el Derecho de los Tratados:
Algunas Consideraciones”, Revista Peruana de Derecho Internacional, T. XLIII, Nº 103, Enero-Junio
1994. p. 90.
112

Sobre las consecuencias de la nulidad de un tratado es menester analizar lo


recogido por el sistema de Viena al respecto:

Artículo 69 de la Convención:
Consecuencias de la nulidad de un tratado
“1. Es nulo todo tratado cuya nulidad quede determinada en virtud de la
presente Convención. Las disposiciones de un tratado nulo carecen de
fuerza jurídica.
2. Si no obstante se han ejecutado actos basándose en tal tratado:
a) Toda parte podrá exigir de cualquier otra parte que en medida de lo
posible establezca en sus relaciones mutuas la situación que habría
existido si no se hubieran ejecutado esos actos;
b) Los actos ejecutados de buena fe antes de que se haya alegado la
nulidad no resultarán ilícitos por el solo hecho de la nulidad del
tratado.
3. En los casos comprendidos en los artículos 49, 50, 51 ó 52, no se
aplicará el párrafo 2 con respecto a la parte a la que sean imputables el
dolo, el acto de corrupción o la coacción.
4. El caso de que el consentimiento de un Estado determinado en obligarse
por un tratado multilateral esté viciado, las normas precedentes se
aplicarán a las relaciones entre ese Estado y las partes en el tratado”.

El artículo 69. 1 de la Convención establece claramente que “las disposiciones de


un tratado nulo carecen de fuerza jurídica” efecto invalidante éste, que tiene
lugar ab initio; así también, conforme al numeral 2, todo Estado parte puede
exigir de otro que en sus relaciones mutuas se establezca de ser posible, la
situación que hubiese existido de no haberse ejecutado ciertos actos del tratado,
es decir, volver en lo posible al statu quo ante; y si se han ejecutado actos de
buena fe basándose en el tratado, antes de alegarse la nulidad, estos actos no
devienen en ilícitos por el mero hecho de la nulidad del tratado.

Ahora, en los supuestos de dolo, corrupción del representante de un Estado,


coacción sobre el representante del Estado, coacción sobre el Estado por la
amenaza o el uso de la fuerza; el Estado al que sean imputables los actos que
han viciado el consentimiento no puede exigir el restablecimiento de la situación
anterior al tratado (conforme al artículo 69. 3 de la Convención).

Completamente se descarta la divisibilidad cuando se alega las causales de


coacción ilícita de un Estado o de su representante, o de desprecio de una norma
imperativa de ius cogens60. Esta es una sanción drástica que se explica puesto
que busca proteger principalmente los intereses de la sociedad internacional en
su conjunto61.

Según el inciso 4 del artículo en mención, el Estado facultado para alegar el dolo
o la corrupción como causal de nulidad, puede hacerlo respecto a la totalidad del
tratado o, como se ha previsto en el inciso 3, respecto a ciertas cláusulas
únicamente. Asimismo, en un acuerdo multilateral, las disposiciones en cuestión

60
Es por esta razón que se ha hecho la diferenciación de aquellas causales de nulidad que conllevan
al tratado a una nulidad absoluta: Coacción sobre el representante del Estado, y coacción sobre el
Estado, y los tratados en oposición a una norma de ius cogens. Vid., Fabian Novak, Derecho
Internacional Público, T. I, (Lima: PUCP, Fondo Editorial, 2003), pp. 241-253.
61
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 198.
113

se aplicarán sólo a las relaciones entre el Estado cuyo consentimiento está


viciado y los demás Estados partes62.

Hay que tener presente, que conforme al artículo 43 de la Convención, la


declaración de nulidad de un tratado no menoscaba en nada el deber de un
Estado de cumplir toda obligación enunciada en el tratado a la que esté sometida
en virtud del derecho internacional independientemente de este tratado 63.

En este caso, no procede aplicar la divisibilidad del tratado, por lo que la nulidad
únicamente puede alegarse a la totalidad del tratado. Sin embargo, si la causa se
refiere sólo a ciertas disposiciones, podrá alegarse la nulidad de éstas si se dan
tres supuestos: a) si en lo que toca a su aplicación, las cláusulas son separables
del resto del tratado; b) si se nota del tratado o de otros instrumentos que la
aceptación de esas cláusulas no han constituido base esencial para la aceptación
del tratado en su conjunto; y c) si la continuación del cumplimiento del resto del
tratado no es injusto.

En este sentido, la Convención otorga al Estado víctima la opción de escoger: ya


sea por la divisibilidad, manteniendo una parte del tratado vigente; o por la
nulidad absoluta (en este caso se intenta sancionar al Estado que cometió el
fraude). Asimismo, el Estado agraviado dispone de otra opción que consiste en
pedir la eliminación de todos los actos realizados sobre la base del tratado nulo,
sin tener que hacerlo en todos los casos 64.

En todo caso, si la causa de nulidad es el supuesto de la coacción del


representante del Estado, o la coacción sobre el Estado por la amenaza o el uso
de la fuerza, o la incompatibilidad con una norma ius cogens, no es admitida la
divisibilidad de las disposiciones del tratado para los efectos ya mencionados 65.

Constituye un caso especial de nulidad la que declara el artículo 53 de la


Convención; esta es la nulidad ab initio de un tratado que sea contrario a una
norma imperativa del ius cogens, cuyas consecuencias se establecen en el
artículo 71 de la Convención, donde se impone la obligación de eliminar en lo
posible las consecuencias de todo acto ejecutado de acuerdo al tratado, así como
de ajustar sus relaciones mutuas a la norma de ius cogens66 existente o por
existir. Se regula así, las consecuencias de la nulidad de un tratado que esté en
oposición a una norma del ius cogens.

En este sentido, es necesario dar lectura a lo establecido en el artículo 71 de la


Convención:

Artículo 71 de la Convención:
Consecuencias de la nulidad de un tratado que esté en oposición con una
norma imperativa de derecho internacional general
“1. Cuando un tratado sea nulo en virtud del artículo 53, las partes
deberán:

62
Pastor Ridruejo, op. cit., pp. 124-125.
63
Pastor Ridruejo ibid., p. 125.
64
Paul Reuter, op. cit., p. 206.
65
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 125.
66
Pastor Ridruejo, ibid., pp. 124-125.
114

a) Eliminar en lo posible las consecuencias de todo acto que se haya


ejecutado basándose en una disposición que esté en oposición de
una norma imperativa de derecho internacional general; y
b) Ajustar sus relaciones mutuas a la norma imperativa de derecho
internacional general.
2. Cuando un tratado se convierta en nulo y termine en virtud del artículo
64, la terminación del tratado:
a) Eximirá a las partes de toda obligación de seguir cumpliendo con el
tratado;
b) No afectará a ningún derecho, obligación o situación jurídica de las
partes creados por la ejecución del tratado antes de su terminación;
sin embargo, esos derechos, obligaciones o situaciones podrán en
adelante mantenerse únicamente en la medida en que su
mantenimiento no esté por si mismo en oposición con la nueva
norma imperativa de derecho internacional general”.

Estamos ante el caso de nulidad absoluta ab initio que excluye toda divisibilidad
de las disposiciones de un tratado, respecto a la cual la aquiescencia, y la
renuncia al derecho a alegarla quedan excluidas67.

Sobre la nulidad relativa, existe la figura de la subsanación de un tratado nulo,


esta es admitida en algunos casos y rechazados en otros. El artículo 45 de la
Convención, la admite en los siguientes casos 68: a) violación de una norma de
derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados; b)
inobservancia de la restricción específica de los poderes para manifestar el
consentimiento del Estado; y c) Error, dolo y corrupción del representante del
Estado. Por lo que, en los demás supuestos de nulidad se rechaza la
subsanación.

Estamos ante la figura del estoppel, que implica “la inadmisibilidad de la


pretensión de un Estado en cuanto contradice su actitud anterior. Sea por su
reconocimiento, manifestación, conducta o su silencio, dicho Estado ha
mantenido una actitud contraria al derecho que ahora pretende reclamar de un
tribunal internacional”69.

De todos modos, la subsanación que priva al Estado el derecho de alegar la


nulidad del tratado, exige que una vez conocida la causa de nulidad, el Estado en
cuestión haya convenido de manera expresa que el tratado es válido, vigente o
aplicable; o se haya comportado de manera que ha dado su aquiescencia a la
validez70 del tratado o a su continuación en vigor y aplicación, según
corresponda. Así esta figura funciona como la institución de la anulabilidad en el
derecho interno.

Por último, la Convención dispone que la nulidad no se produce de forma


inmediata y automática, sino que existe el procedimiento por el cual la causa de

67
Fernando Mariño Menéndez, Derecho Internacional Público, Parte General, 2da ed., (Madrid:
Trotta, 1995), p. 323.
68
Asimismo respecto a causales de nulidad relativa, vid. De la Guardia, op. cit., p. 415; Diez de
Velasco Vallejo, op. cit., pp. 171-172.
69
Hugo Llanos Mancilla, Teoría y Práctica del Derecho Internacional Público, (Santiago de Chile:
Editorial Jurídica, 1983), p. 259. Asimismo, en páginas siguientes el autor sostiene que Chile y
Argentina en el asunto del Alto Palena, recurrieron al estoppel.
70
Pastor Ridruejo, op. cit., pp. 124-125.
115

nulidad sólo tiene lugar cuando una vez invocada o alegada es aceptada por las
demás partes interesadas o, en caso contrario, sea establecida a través de un
arreglo pacífico de controversias71.

2. TERMINACIÓN

2.1. CONCEPTO
Si bien la nulidad tiene efectos ab initio y reclama la reposición al statu quo ante,
la terminación produce efectos menos severos, por cuanto exime a las partes
seguir cumpliendo con el tratado desde el momento de la misma 72, no afectando
ningún derecho, obligación o situación jurídica de las partes creadas en virtud del
tratado mientras estuvo vigente 73. La terminación de los tratados es en la
mayoría de los casos un hecho normal y previsto por las partes. Precisamente
por ello, el artículo 54 de la Convención respeta la voluntad de los Estados partes
en esta materia.

Así también, la terminación del tratado sólo tiene lugar por las causas que de
manera tasada establece la Convención 74, como se desprende del artículo 42. 2
de la Convención, por lo que estamos ante un artículo numerus clausus.

Contrario a la figura de la nulidad, en la terminación y suspensión, las causas que


la provocan aparecen con posterioridad a la conclusión del tratado. De ahí que
sus efectos se producen ex nunc, es decir, a partir del “momento en que dicha
causa se considera relevante y no ex tunc como los de aquella75.

2.2. CAUSALES DE TERMINACIÓN

2.2.2. La voluntad de las partes


La voluntad de las partes, es una causa de terminación o de retirada del tratado;
según el artículo 54 de la Convención, ésta puede tener lugar conforme a lo
dispuesto en el tratado, o en otro momento por todas las partes y consultando a
los Estados contratantes. Este artículo dispone:

Artículo 54 de la Convención:
Terminación de un tratado o retiro de él en virtud de sus disposiciones o
por consentimiento de las partes.
“La terminación de un tratado o el retiro de una parte podrán tener lugar:
a) Conforme a las disposiciones del tratado; o
b) En cualquier momento, por consentimiento de todas las partes después
de consultar a los demás Estados contratantes”.

Es decir, las partes pueden decidir en cualquier forma, fecha y condición de su


terminación, que puede tener lugar conforma a lo acordado por las partes en el
tratado o por lo acordado por las partes en otro momento posterior.

71
Juan Carrillo Salcedo, Curso de Derecho Internacional Público, (Madrid: Tecnos, 1996), p. 165.
72
Antonio Remiro Brotóns et al., Derecho Internacional, (Madrid: Mc Graw-Hill, 1997), p. 281.
73
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 126.
74
Julio Barboza, Derecho Internacional Público, (Buenos Aires: Zavalia, 2001), p. 135.
75
Remiro Brotóns et al., op. cit., p. 281.
116

Así también, en el siguiente artículo, se provee la fórmula respecto al caso por el


cual un tratado no prevé disposiciones acerca de la terminación:

Artículo 56 de la Convención:
Denuncia o retiro en el caso de que el tratado no contenga disposiciones
sobre la terminación, la denuncia o el retiro
“1. Un tratado que no contenga disposiciones sobre su terminación ni
prevea la denuncia o el retiro del mismo no podrá ser objeto de
denuncia o de retiro a menos:
a) Que conste que fue intención de las partes admitir la posibilidad de
denuncia o de retiro; o
b) Que el derecho de denuncia o de retiro pueda inferirse de la
naturaleza del tratado.
2. Una parte deberá notificar con doce meses por lo menos de antelación
su intención de denunciar un tratado o retirarse de él conforme al
párrafo 1”.

Sobre si cabe renuncia o retirada de aquellos tratados en los que no hay


disposiciones acerca de su terminación y no se prevé la denuncia o retirada; este
artículo sostiene que tanto la denuncia como la retirada son posibles si consta de
alguna forma que fue la intención de las partes admitirlas o si por la naturaleza
del tratado se infiere. En tales casos la intención de la denuncia debe hacerse con
una antelación de 12 meses. De este modo, la Convención soluciona
supletoriamente lo no pactado por las partes, por lo que saber si cabe la
denuncia o retirada del tratado, se hará en cada caso concreto 76, de acuerdo a lo
ya señalado.

Acerca de si disminuye el número de partes necesarias para poner en vigor un


tratado multilateral; cabe señalar que el tratado automáticamente no termina,
salvo que esto se hubiere expresado en el tratado. Tenemos que referirnos al
siguiente artículo, que se encarga de aclarar estos supuestos:

Artículo 55 de la Convención:
Reducción del número de partes en un tratado multilateral a un número
inferior al necesario para su entrada en vigor
“Un tratado multilateral no terminará por el solo hecho de que el número
de las partes llegue a ser inferior al necesario para su entrada en vigor,
salvo que el tratado disponga otra cosa”.

Este artículo plantea el problema y la solución cuando las partes necesarias para
la entrada en vigor de un tratado multilateral se reducen (posteriormente a la
entrada en vigencia del tratado) a un número menor; en este supuesto el tratado
no terminaría a no ser que el mismo tratado lo disponga 77 (conforme al artículo
55 de la Convención). Verbigracia, luego de haber entrado en vigor un tratado se
retiran algunas partes quedando el tratado con un número de partes inferior al
necesario en vigencia, en este caso el tratado es sigue siendo plenamente
valido.

Así también, si el tratado se ha concluido por un plazo de 10 años, al término de


éste, el tratado se extinguirá. Puede también expresarse en el mismo texto del
76
José Antonio Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos
Internacionales, (Madrid: Tecnos, 2003), p. 126.
77
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 126
117

tratado una condición resolutoria por la que si se produjese el tratado terminaría.


Así, por ejemplo, el Pacto de Varsovia contiene una condición resolutoria según la
cual el Pacto dejará de producir efectos jurídicos cuando se concluya un tratado
previendo un sistema general de seguridad colectiva para toda Europa 78.

Conforme a lo dispuesto en los artículos 57 y 59 de la Convención, las normas de


terminación de los tratados por voluntad de las partes son aplicables mutatis
mutandi, a los casos de suspensión a la aplicación de la voluntad de las partes.
Esto tiene explicación ya que los efectos de la suspensión son evitar que el
tratado produzca efectos jurídicos, por un tiempo determinado.

En el artículo 58 de la Convención podemos ver que dos o más Estados partes en


un tratado pueden celebrar un acuerdo inter se con el objeto de suspender las
aplicaciones del tratado temporalmente y solamente en sus relaciones mutuas si
la posibilidad de tal suspensión está prevista en el tratado o, en caso de silencio
del tratado, si con el acuerdo posterior no se afecta el disfrute de los derechos
que a las demás partes les toca en virtud del tratado ni al cumplimiento de sus
obligaciones y si la suspensión no es incompatible con el objeto y fin del primer
tratado.

Podemos concordar esta norma con el artículo 41 (modificación), sobre los


acuerdos tendientes a modificar tratados multilaterales entre algunas de las
partes únicamente. Ambas normas (artículo 58 y 41 de la Convención) no
prejuzgan sobre la responsabilidad en que puedan incurrir los Estados partes en
el segundo acuerdo frente a los Estados partes del primer acuerdo, en razón de
la reserva general contenida al respecto en el artículo 73 de la Convención 79; por
lo que, sólo se limitan a considerar cuándo el segundo tratado será válido entre
las partes que lo han concluido80.

Cabe acotar que el derecho de denuncia, es terminologicamente aplicable al caso


de los tratados bilaterales, a diferencia del derecho de retiro cuya terminología es
aplicada comúnmente a los tratados multilaterales.

Un tratado también puede terminar si todas las partes, luego de haber


consultado con los demás Estados contratantes, dan su consentimiento para que
ello ocurra (artículo 54, b de la Convención). No es necesario que el
consentimiento se dé en otro tratado, las partes pueden concluir todo tipo de
acuerdos. Esto significa que el derecho internacional no ha receptado la teoría del
“acto contrario” de derecho interno. Correspondiendo a los Estados decidir la
forma en que pondrán fin al tratado. Es posible considerar dentro de esta
disposición a la costumbre obligatoria, puesto que si de la práctica ulterior a la
celebración del tratado emerge que las partes han tenido la intención de ponerle
fin se podrá entender, de forma válida que ha terminado por desuetudo81. Por lo
que se entiende que ésta voluntad negativa usada para con los efectos del
tratado se puede alegar eficientemente.
78
Guillermo Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: Víctor P. de Zavalia
1985), p. 136.
79
Artículo 73 de la Convención
Casos de sucesión de Estados, de responsabilidad de un Estado o ruptura de hostilidades
“Las disposiciones de la presente Convención no prejuzgarán ninguna cuestión que con relación a
un tratado pueda surgir como consecuencia de una sucesión de Estados, de la responsabilidad
internacional de un Estado o de la ruptura de hostilidades entre Estados”.
80
Moncayo et al, op. cit., pp. 137-138.
81
Moncayo et al., ibid., p. 136.
118

La teoría clásica respecto a la denuncia es contraria a lo que se adoptó en la


Convención, así en la Declaración de Londres de 1871, no se admitía el derecho
implícito de denuncia, adoptado más tarde en el artículo 56 de la Convención,
con las excepciones sobre si la admisibilidad de la denuncia fue intención de las
partes o si dicho retiro se puede inferir de la naturaleza del tratado 82.

De haberse acordado en el tratado, la facultad de retirarse del tratado, esto se


hace mediante una cláusula de denuncia (muy común en los tratados
bilaterales), o retiro, pero como hemos visto, hay importantes tratados
multilaterales que simplemente no la contienen, verbigracia: las cuatro
convenciones de Ginebra sobre Derecho del Mar (sí la prevé la de 1982, artículo
317), sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares (1961 y 1963,
respectivamente), la de Misiones Especiales de 1969, la propia Convención sobre
el Derecho de los Tratados de 1969, y la de Tratados entre Estados y
Organizaciones Internacionales de 1986, la relativa a la Representación de los
Estados en las Organizaciones Internacionales de 1975, las de Sucesión de
Estados en Materia de Tratados y en Materia de Bienes, Archivos y Deudas de
1978 y 198383, entre otros. Es evidente que acá, no se ha querido facilitar el
camino de denuncia o retiro de estos instrumentos de codificación; en todo caso,
se ha buscado usar complementariamente las Convenciones de 1969 y 1986 y el
derecho consuetudinario.

Finalmente, sobre la denuncia, en el derecho interno de los Estados, se suele


seguir las formalidades de aprobación de ésta, conforme se siguió cuando se
aprobó el tratado; es decir, si se necesitó la intervención del poder legislativo
para la aprobación del tratado, del mismo modo se necesitará la intervención de
ese poder para la respectiva denuncia del tratado. En el derecho español, por
ejemplo, se debe tener en cuenta que según el artículo 96. 2 de la Constitución
de 1978, “para la denuncia de los tratados y los convenios internacionales se
utilizará el mismo procedimiento previsto para su aprobación en el artículo 94”.
Esto quiere decir que si las Cortes han autorizado la manifestación del
consentimiento de España en obligarse por el tratado, de acuerdo a algunos de
los supuestos enunciados en el párrafo 1 del mencionado artículo 94, la denuncia
del tratado requiere asimismo autorización del poder legislativo 84.

2.2.3. La celebración de otro tratado posterior sobre la misma materia


entre todos los Estados partes
Para que termine el primer tratado es necesario, bien que se desprenda del
tratado posterior o conste de otro modo que ha sido la intención de las partes
que la materia se rija por ese tratado, o bien que las disposiciones del tratado
posterior sean hasta tal punto incompatibles con las del tratado anterior, que no
82
Marco Monroy Cabra, Derecho Internacional Público, 5ta ed., (Bogotá: Temis, 2002), p. 120.
83
Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Ábaco, 1997), p.
300.
84
Pero ¿qué ocurre con los tratados celebrados por España antes de la entrada en vigor de la
constitución de 1978? ¿Habrá de recalificarlos, a efectos de su denuncia, conforme a los criterios
del párrafo 1 del artículo 94?, Para el Profesor Pastor Ridruejo, la respuesta es afirmativa en el
sentido que la denuncia de esos tratados exige la autorización legislativa siempre que tengan
encaje en alguno de los supuestos del párrafo 1 del artículo 94 de la constitución vigente. Es en
este sentido que la palabra “previsto” así lo da a entender, en lugar de “utilizado” que figura en el
párrafo 2 del artículo 96, y así se desprende además de la doctrina del Consejo de Estado (Informe
núm. 51.678, de 17 de marzo de 1988). Vid., Pastor Ridruejo, op. cit., p. 126.
119

puedan ser aplicados simultáneamente, a esto el juez Anzilotti, lo denominó


“derogación tácita”85; ahora independiente de ella cabe la derogación expresa.

Al respecto, repasemos lo que la Convención dispone:

Artículo 59 de la Convención
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación implícitas como
consecuencia de la celebración de un tratado posterior
“1. Se considerará que un tratado ha terminado si todas las parte en él
celebran ulteriormente un tratado sobre la misma materia y;
a) Se desprende del tratado posterior o consta de otro modo que ha
sido intención de las partes que la materia se rija por ese tratado; o
b) Las disposiciones del tratado posterior son hasta tal punto
incompatibles con las del tratado anterior que los dos tratados no
pueden aplicarse simultáneamente.
2. Se considerará que la aplicación del tratado anterior ha quedado
únicamente suspendida si se desprende del tratado posterior o consta
de otro modo que tal ha sido la intención de las partes”.

Un tratado también puede terminar por un acuerdo ulterior sobre la misma


materia, aquí es válido el principio por el cual “la ley posterior deroga a la ley
anterior”86, es decir, el tratado posterior prevalece frente al anterior. Es
asimismo, un supuesto de terminación implícita, por la conclusión de un tratado
posterior87 a diferencia del caso de la terminación explícita del artículo 54, b) de
la Convención, en la cual, se necesita el consentimiento de todas las partes para
dar por terminado un tratado. Asimismo, el artículo 30. 3 de la Convención
considera el caso de la aplicación de ciertas disposiciones del tratado anterior que
no sean incompatibles con el tratado posterior; en tanto que el artículo 59. b) de
la Convención, se refiere a la terminación del tratado en sí mismo 88.

El artículo en mención nos indica la regla por la cual, “como consecuencia de la


celebración de todas las partes de un tratado posterior sobre la misma materia
que el primero, éste termina si: a) se desprende del tratado posterior o consta de
otro modo que ha sido intención de las partes que la materia se rija por ese
tratado; o b) las disposiciones del tratado posterior son hasta tal punto
incompatibles con las del tratado anterior que los dos tratados no pueden
aplicarse simultáneamente”89.

2.2.4. La violación grave de un tratado


El régimen en ambas Convenciones del artículo 60, hace referencia a violaciones
materiales graves, tal como se ha definido en el párrafo tres del artículo en
85
Pastor Ridruejo, ibid., p. 127.
86
Cabe la aplicación de este principio de derecho, puesto que, estamos frente a dos normas
jurídicas de igual jerarquía (tratados que no son de derechos humanos), que deben regir entre las
mismas partes. En este sentido, es correcto utilizar el principio por el cual frente a dos normas
jurídicas del mismo rango, la posterior deroga a la anterior.
87
La opinión disidente del juez Anzilotti en el caso de la Compañía de electricidad de Sofía, acerca
de este tema es la siguiente: “es generalmente admitido, que al lado de la abrogación expresa hay,
también, una abrogación tácita que resulta del hecho en virtud del cual las disposiciones nuevas
que formaba el objeto de estas últimas se encuentra regulada ahora por las nuevas disposiciones”,
CPJI, 1939, Serie A/B nº 77, p. 92.
88
Moncayo et al, op. cit., p. 137.
89
Mariño Menéndez, op. cit., p. 325.
120

mención: “un rechazo del tratado no admitido por el Convenio de Viena o la


disposición esencial para la consecución del objeto y fin del tratado”. al respecto
la Convención dispone:

Artículo 60 de la Convención
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación como
consecuencia de su violación
“1. Una violación grave de un tratado bilateral por una de las partes
facultará a la otra parte para alegar la violación como causa para dar
por terminado el tratado o para suspender su aplicación total o
parcialmente.
2. Una violación grave de un tratado multilateral por una de las partes
facultará:
a) A las otras partes, procediendo por acuerdo unánime, para
suspender la aplicación del tratado total o parcialmente o darlo por
terminado, sea:
i) En las relaciones entre ellas y el Estado autor de la violación, o
ii) Entre todas las partes;
b) A una parte especialmente perjudicada por la violación, para alegar
ésta como causa para suspender la aplicación del tratado total o
parcialmente en las relaciones entre ella y el Estado autor de la
violación;
c) A cualquier parte, que no sea el Estado autor de la violación, para
alegar la violación como causa para suspender la aplicación del
tratado total o parcialmente con respecto a sí misma, si el tratado
es de tal índole que una violación grave de sus disposiciones por una
parte modifica radicalmente la situación de cada parte con respecto
a la ejecución ulterior de sus obligaciones en virtud del tratado.
3. Para los efectos del presente artículo, constituirá violación grave de un
tratado:
a) Un rechazo del tratado no admitido por la presente Convención; o
b) La violación de una disposición esencial para la consecución del
objeto o del fin del tratado.
4. Los precedentes párrafos se entenderán sin perjuicio de las
disposiciones del tratado aplicables en caso de violación.
5. Lo previsto en los párrafos 1 a 3 no se aplicará a las disposiciones
relativas a la protección de la persona humana contenidas en tratados
de carácter humanitario, en particular a las disposiciones que prohíben
toda forma de represalias con respecto a las personas protegidas por
tales tratados”.

Si el tratado es bilateral, la violación grave por una de las partes faculta a la otra
a alegar tal violación como causal de terminación del tratado.

Si el tratado es multilateral, los otros Estados partes, procediendo con


unanimidad estarán facultados para dar por terminado la relación jurídica
formada por el tratado, bien en las relaciones entre ellos y el Estado infractor,
bien entre todas las partes90. Todo esto sin perjuicio de la posibilidad de
90
El Tribunal de la Haya, en su dictamen de 21 de junio de 1971, sobre el caso Namibia, consideró
estas reglas como codificadoras del Derecho Internacional Consuetudinario, aplicándolas a la
Resolución 2.145 (XXI) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que declara terminado el
mandato concedido sobre el territorio del Sudoeste africano por la Sociedad de las Naciones a
África del Sur, Cf. CIJ, Recueil, 1971, p. 47.
121

suspensión total o parcial del tratado en los términos y condiciones que se


señalan en el artículo 60 de la Convención91.

Hubo dos casos que trataron el problema, aunque no abordaron el fondo del
asunto, estos fueron el caso de la Desviación de las aguas del Río Mosa entre
Bélgica y Holanda92 y el arbitraje que se hizo de “Tacna y Arica” entre Chile y
Perú93.

Entonces, el primer párrafo, del artículo en mención, en materia de tratados


bilaterales, la parte afectada tiene una triple opción ante una violación grave,
estas son: a) demandar la terminación lisa y llana del tratado, b) requerir la
suspensión total del tratado, o c) requerir la suspensión parcial del tratado 94.

El segundo párrafo que se refiere a los tratados multilaterales, contempla


también tres situaciones:

a) Las otras partes, procediendo por acuerdo unánime tienen una triple acción en
el ejercicio de sus acciones contra la parte causante de la violación: i)
terminar el tratado de forma total, ii) demandar la suspensión en forma total,
y iii) demandar la suspensión en forma parcial. Éstas tres acciones pueden
tener como efecto que: 1) la terminación de las relaciones entre las otras
partes (de forma conjunta) y el autor de la violación que quedaría así fuera
del tratado, o 2) las relaciones entre todas las partes, que podría dar con la
terminación del tratado en su totalidad o su suspensión total o parcial entre
todas las partes.

Figura 1: Ante una violación grave a un tratado, las partes están facultadas
a dar por terminado o suspendido un tratado.

1. Dar - Entre las partes y el


Las otras partes
por terminado Estado autor de la
actuando por
(totalmente) el violación, o
acuerdo
tratado.
91
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 127.
92
CPJI, 1937, serie A/B, nº 70, Bélgica había pretendido que construyendo ciertas obras contrarias
al tratado de 1863, los Países Bajos habían perdido el derecho de invocarlo frente a ella.
Reivindicaba, así, el derecho a suspender la ejecución de una de las disposiciones del tratado
argumentando que los Países Bajos lo habían violado. Fundaba sus pretensiones en la aplicación del
principio in adiplenti non est adimplendum. En razón de juzgar que los Países Bajos no habían
violado el tratado, la Corte no se pronunció sobre el argumento de Bélgica. Sin embargo, en una
opinión disidente el juez Anzilotti se expresó en el sentido de que el principio invocado por Bélgica
era “tan justo”, tan equitativo, tan universalmente reconocido que tenía que ser aplicado también
en las relaciones internacionales”. Así también, hay que ver la reacción de la U.R.S.S. que declaró
caducas sus alianzas con Gran Bretaña en 1942 y con Francia en 1944 en razón de entender que la
conclusión por las potencias occidentales de los Acuerdos de París de 1954 con la República Federal
de Alemania comportaba violación de los tratados anteriores.
93
En el arbitraje del Presidente Calvin Coolidge, el tarapaqueño Ezequiel Ossio junto a Isaac
Alzamora y Víctor Andrés Belaúnde, solicitan al presidente Harding declare la nulidad del Tratado de
Ancón ya que contenía múltiples violaciones del Derecho de Gentes. Al respecto siguió el arbitraje
de John Pershing, William Lassiter, para que finalmente ante la propuesta de Frank Kellogg y Wade
Ellis de agosto de 1926, se proponga la división del territorio lo que llevó al tratado de Lima de
1929. Se puede encontrar información resumida al respecto en Wikipedia, Enciclopedia Libre:
http://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Tacna_y_Arica#Arbitraje_del_presidente_Calvin_Coolidge,
consultado el 20 de enero de 2009.
94
Ernesto de la Guardia, op, cit., p. 306.
122

2. Susp
ender (totalmente) el
tratado.
3. Susp
unánime están - Entre todas las partes
ender parcialmente el
facultadas para: del tratado.
tratado.

y ello, en las
relaciones:

Fuente: Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales,


(Buenos Aires: Ábaco, 1997), pp. 306-307.

b) Una parte especialmente perjudicada por la violación queda facultada para


alegarla como causa para suspender la aplicación del tratado total o
parcialmente en las relaciones entre ella y el Estado autor de la violación 95.
Aquí la parte dispone de una doble opción: puede demandar la suspensión del
tratado total o parcialmente, limitada claro a las relaciones entre ella y el
estado autor de la violación.

Figura 2: El cuadro de situaciones de la parte especialmente perjudicada.

Una parte a. la suspensión


especialmente total del tratado;
en las relaciones
perjudicada por la
entre ella y el Estado
violación está
b. la suspensión autor de la violación.
facultada para
alegar parcial del tratado,

Fuente: Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales,


(Buenos Aires: Ábaco, 1997), p. 307.

Aquí, el tratado seguirá funcionando entre todas las partes, incluso el autor de la
violación, con la excepción, del Estado especialmente perjudicado, dado que el
interés jurídico protegido es el de éste cuyo derecho se limita, a alegar la
suspensión total o parcial entre él y el infractor. Así no se perjudica la economía
general del tratado, en cuyo mantenimiento puede estar la comunidad
internacional en su conjunto.

c) Con respecto a lo establecido en el párrafo 2, c, en donde una violación grave


facultará a cualquier parte que no sea el Estado infractor, a alegar la violación
como causa para suspender la aplicación del tratado total o parcialmente con
respecto a si misma, si el tratado es de tal índole que una violación grave de
sus disposiciones por una parte modifica radicalmente la situación de cada
parte con respecto a la ejecución posterior de sus obligaciones en virtud del
tratado96.

95
Fernando Mariño Menéndez, Derecho Internacional Público, Parte General, (Madrid: Trotta,
1995), p. 327.
96
Mariño Menéndez, op. cit., p. 327.
123

Figura 3: La posibilidad, que tiene cualquier parte del tratado, de alegar la


suspensión ante una violación grave.

c. la suspensión
Con respecto a si
total del tratado;
misma, si tratado es
de tal índole que una
Cualquier parte,
violación grave de
menos la autora
sus disposiciones
de la violación d. la suspensión modifica
grave, podrá parcial del tratado, radicalmente su
alegar:
régimen.

Fuente: Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales,


(Buenos Aires: Ábaco, 1997), p. 308.

Entonces si tal violación grave, cambia radicalmente el sistema convencional que


se tenía, sobre todo aquella sobre la ejecución posterior de las obligaciones
correspondientes, cualquier parte del tratado puede demandar la suspensión de
la aplicación del tratado total o parcialmente, con respecto a sí misma.

La violación grave de un tratado puede dar lugar también a su terminación,


violación grave es, según el párrafo 3 del artículo 60 de la Convención, bien un
rechazo97 del tratado no admitido por la propia Convención 98, bien la violación de
una disposición esencial para la consecución del objeto y fin del tratado. En este
caso la violación debe referirse a una disposición esencial, pero no implica que se
trate necesariamente de una cláusula fundamental, entendiendo por tal sólo
aquellos que conciernen directamente a los fines últimos del tratado. Otras
disposiciones del tratado que la parte considera como esenciales para cumplir los
fines del tratado, pueden haber sido decisivas para que concluya el tratado, aún
cuando las cláusulas en sí mismas fuesen de naturaleza accesoria.

Asimismo, en el artículo 60. 5 de la Convención, se normativizó el criterio


doctrinal por el cual ciertas categorías de tratados no deben terminar por el
hecho de su violación. Éstos casos son de aquellos tratados que tienen como
objeto la protección de los heridos, de los enfermos y de los prisioneros en caso
de lucha armada y, de manera general, todas las Convenciones relativas a la
protección de la persona humana99. Por lo que se excluye, de esta aplicación los

97
Una enmienda de Venezuela para sustituir la palabra “rechazo” por “recusación” no fue aprobada.
Sin embrago, por insistencia de las delegaciones de Argentina y Uruguay en el Comité de redacción
se aceptó esa sustitución, que tuvo el apoyo de casi todas las delegaciones hispano parlantes. Y,
sin embargo el texto final oficial quedó “rechazo”, que no es un término muy jurídico. De modo que
es muy difícil convencer a la sección lingüística de las Naciones Unidas. Cosa similar sucedió en la
Convención contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes del 19 de diciembre de 1988, y no obstante
reiteradas peticiones para que el artículo 17 señalase: “derecho internacional del mar” y no
“derecho marítimo internacional”, por ser dos cosas muy diferentes, en el texto definitivo apareció
la expresión incorrecta y por lo que se hizo una corrección en documento aparte. (E/CONF:
82/15/Corr.1), citado por De la Guardia, op. cit., p. 306.
98
Por ejemplo, la denuncia de un tratado que no está autorizada en éste, y que no está encuadrada
en ninguno de los supuestos de licitud contenidos en el artículo 56 de la Convención.
99
Enmienda presentada por Suiza (A/Conf. 39/L.31).
124

párrafos 1 a 3 del artículo 60 de la Convención, a los principios de los tratados de


carácter humanitario100.

Hay autores que fundados en la falta de un sistema internacional óptimo para


asegurar el cumplimiento de los tratados, sostienen que la parte afectada por la
violación goza de un derecho casi absoluto para dar por terminado un tratado.
Otros, se preocupan por la seguridad jurídica resultante de que arbitrariamente
un Estado pueda aducir esta causal como pretexto para dar fin a su relación
convencional, por lo que tienden a restringir el derecho de alegar la terminación
de un tratado sólo a las violaciones graves o fundamentales y subordinándolo a
determinadas condiciones101.

Con razón se señala que las facultades de terminación o suspensión reguladas en


este artículo sobre la base del derecho internacional general, forman parte de la
doctrina de las contramedidas legítimas que constituyen una causa de “exclusión
de la licitud” en ciertos supuesto de realización de hechos ilícitos
internacionales”102.

En este sentido la jurisprudencia internacional ha sostenido que “las normas de la


Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados relativas a la terminación
de un tratado violado (…) pueden, a muchos efectos, ser considerados como una
codificación del derecho consuetudinario existente en ese ámbito” 103.

2.2.5. La imposibilidad subsiguiente de cumplimiento


Se puede alegar como causa de terminación o retiro de un tratado, la
imposibilidad subsiguiente de cumplimiento si ésta resulta de la desaparición o
destrucción definitivas de un objeto indispensable para el cumplimiento del
tratado, esto conforme al párrafo 1 del artículo 61 de la Convención.

Es una aplicación al principio jurídico ad impossibilia nemo tenetur que quiere


decir que “nadie está obligado a hacer lo imposible”, al respecto, la Comisión de
Derecho Internacional citó como hipótesis o ejemplos la inmersión de una isla,
desecación de un río, la destrucción de un dique o de una instalación
hidroeléctrica importante para la ejecución del tratado 104. Como es natural, si la
imposibilidad deriva de la violación del tratado o de otra obligación internacional
por una parte respecto a otra, la parte a que resulte imputable la violación no
podrá alegar la terminación del tratado, esto conforme el segundo párrafo del
artículo 2 del artículo 61 de la Convención105. Repasemos el artículo completo:

Artículo 61
Imposibilidad subsiguiente de cumplimiento

100
G. Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: Víctor P. de Zavalia 1985),
p. 139. Asimismo, “[se] excluye de su aplicación las disposiciones relativas a la protección de la
persona humana contenidas en tratados de carácter humanitario”, Cf., Mariño Menéndez, op. cit.,
p. 327.
101
Ernesto de la Guardia, op. cit., p. 304.
102
Mariño Menéndez, op. cit., p. 328.
103
Cf., CIJ., Rec. 1971, párr. 45, p. 47; asimismo, CIJ., Rec. 1986, párr. nº 178, “Asunto de las
actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua”.
104
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 280.
105
José Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos Internacionales,
(Madrid: Tecnos, 2003), p. 127.
125

“1. Una parte podrá alegar imposibilidad de cumplir un tratado como causa
para darlo por terminado o retirarse de él si esa imposibilidad resulta
de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto indispensable
para el cumplimiento del tratado. Si la imposibilidad es temporal, podrá
alegarse únicamente como causa para suspender la aplicación del
tratado.
2. La imposibilidad de cumplimiento no podrá alegarse por una de las
partes como causa para dar por terminado un tratado, retirarse de él o
suspender su aplicación, si resulta de una violación, por la parte que la
alegue, de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación
internacional con respecto a cualquier otra parte en el tratado”.

Se contempla el caso de fuerza mayor aún cuando ésta sea, en realidad, una
causa eximente de responsabilidad por la inejecución de una obligación y la
Convención no quiera prejuzgar sobre ninguna cuestión que pueda surgir como
consecuencia de la responsabilidad internacional de un Estado (artículo 73 de la
Convención). Hay quienes sostienen que la desaparición de uno de los Estados
parte pondría fin a un tratado bilateral si las obligaciones que en él se estipulan
no se transmitiesen al Estado que lo sucede. Pero acá lo que se establece es un
problema de sucesión de Estados que la Convención no ha querido prejuzgar.

Realmente, los casos de imposibilidad resultante de la desaparición o destrucción


definitivas de un objeto indispensable para el cumplimiento de un tratado son
casos en los que hay un cambio fundamental de las circunstancias, ya que éstos
existían cuando se concluyó el tratado, situación contemplada en el artículo 62 de
la Convención. Sin embargo, la CDI y la Conferencia escogieron por redactar dos
disposiciones diferentes106, dado que entrando al supuesto contenido en el
artículo 62 citado, se puede involucrar otras situaciones y se expresa, en forma
limitativa, como causa de excepción107.

Entonces, un tratado termina, sin necesidad de denuncia previa, si acaece un


evento resolutorio, con tal que no haya sido provocado por alguna de las partes,
y que tampoco es condición para dar por terminado el tratado.

Esta posibilidad de una parte para desvincularse del tratado con motivo de la
imposibilidad de cumplimiento, sólo puede ser ejercida si ella resulta de la
acumulación de dos circunstancias: la desaparición o destrucción definitivas de
un objeto, el cual – segunda condición – haya sido indispensable para el
cumplimiento del tratado108.

Para Remiro Brotóns, “la imposibilidad ha de ser, en todo caso: a) sobrevenida,


con posterioridad a la conclusión del tratado, pues de lo contrario el tratado sería
inexistente; b) definitiva o irreversible, pues de lo contrario sólo produciría la
106
Sostiene Waldock que: “Los casos en que la ejecución se hace imposible o ilícita suponen
forzosamente un cambio fundamental de las circunstancias en que se basaron las partes para
concertar el tratado y podrían, pues, considerarse comprendidos dentro del ámbito general de la
doctrina rebus sic stantibus. (...) no obstante, la imposibilidad y la ilicitud supervivientes son
causas de disolución de los tratados distintos, que tienen un fundamento jurídico independiente de
la doctrina del rebus sic stantibus. Además, como causas para considerar disuelto el tratado, son
más concretas, y al mismo tiempo, dejan menos lugar a una apreciación subjetiva de la doctrina
rebus sic stantibus”, en Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963, t. II, p. 91.
107
Moncayo et al., op. cit., p. 140.
108
Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Ábaco, 1997),
pp. 309-310.
126

suspensión del tratado, y c) implicar la destrucción o desaparición de un objeto


esencial o indispensable para la ejecución o cumplimiento”109.

A modo de conclusión, cabe señalar que la parte afectada tiene una doble opción:
demandar la terminación del tratado, o retirarse de él. Si demanda la terminación
su demanda puede ser aceptada por las demás partes y entonces el tratado
termina para todas, o no es aceptada, dando efecto a lo señalado en los artículos
65 y 66 de la Convención. De retirarse del tratado, éste seguirá rigiendo entre las
otras partes. Finalmente se prevé otra circunstancia, también probable: en caso
de imposibilidad de cumplimiento temporal, ésta podrá ser alegada para
suspender la aplicación del tratado110.

2.2.6. El cambio fundamental de las circunstancias


La cláusula del rebus sic stantibus111o “estando así las cosas”, para una parte de
la doctrina es una disposición implícita en toda convención, que funciona como
una condición resolutoria tácita, en virtud de la cual podría abrogársele
unilateralmente cuando las circunstancias existentes a la época de su conclusión
sufriesen modificaciones notables. Asimismo, se tendría que determinar la
voluntad común de las partes en la época de la conclusión del tratado para
considerar si el tratado ha terminado.

Otros han señalado que esta cláusula es una expresión del “estado de necesidad
sobreviniente” por referirse a un hecho imprevisible a la época de la conclusión,
que pondría a peligrar la existencia de la parte que la invoca y que en razón del
“derecho de conservación” le permitiría poner fin de modo unilateral al tratado.
Todo esto debe ser entendido, en el sentido que la base o fundamento del
artículo 62 de la Convención es permitir la terminación del tratado por razones de
equidad y justicia compatibilizando, mediante una norma objetiva, el interés de
las partes con la norma del pacta sunt servanda112.

La Convención de Viena regula el cambio fundamental de las circunstancias de la


siguiente forma:

Artículo 62 de la Convención
Cambio fundamental de las circunstancias
“1. Un cambio fundamental en las circunstancias ocurrido con respecto a
las existentes en el momento de la celebración de un tratado y que no
fue previsto por las partes no podrá alegarse como causa para dar por
terminado el tratado o retirarse de él, a menos que:
a) La existencia de esas circunstancias constituyera una base esencial
del consentimiento de las partes en obligarse por el tratado; y
109
Antonio Remiro Brotóns. et al., Derecho Internacional, (Madrid: Mc Graw-Hill, 1997), p. 285.
110
De la Guardia, op. cit., p. 310.
111
Rebus sic stantibus: “estando así las cosas” o “estando las cosas de cierta manera”; rebus
mutatis, (estando) “las cosas cambiadas”. Algunos casos en que se invocó cláusula del rebus sic
stantibus fueron: la supresión del puerto franco de Batum (1886); la anexión de Bosnia-
Herzegovina por Austria-Hungría (1908); la denuncia unilateral china de los tratados de 1913 y
1915 con Rusia y Mongolia (1919); el repudio por la URSS de los tratados concluidos por el Imperio
Ruso (1918-1919); el rechazo por la Cámara de Diputados francesa del tratado de deudas con los
Estados Unidos, basado sobre el supuesto de cobro de las reparaciones alemanas (1932); la
declinación, por parte de Francia, Gran Bretaña y los miembros de la Commonwealth, de la
jurisdicción obligatoria de la CPJI (1939); entre otros casos.
112
Moncayo et al., op. cit., p. 140.
127

b) Ese cambio tenga por efecto modificar radicalmente el alcance de


las obligaciones que todavía deban cumplirse en virtud del tratado.
2. Un cambio fundamental en las circunstancias no podrá alegarse como
causa para dar por terminado un tratado o retirarse de él:
a) Si el tratado establece una frontera; o
b) Si el cambio fundamental resulta de una violación, por parte que lo
alega, de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación
internacional con respecto a cualquier otra parte en el tratado.
3. Cuando, con arreglo a lo dispuesto en los párrafos precedentes una de
las partes pueda alegar un cambio fundamental en las circunstancias
como causa para dar por terminado un tratado o para retirarse de él,
podrá también alegar ese cambio como causa para suspender la
aplicación del tratado”.

Para dar un alcance muy breve de evolución de ésta figura jurídica cabe decir
que, hubo sendos intentos por legalizar este incumplimiento, aún ahora no
constan los datos a ciencia cierta si fue con el Corpus Iuris o con los trabajos de
los glosadores y/o post glosadores que se fue introduciendo esta excepción de
derecho, pero quizá lo más acertado es decir que se dio gracias a la política de la
“razón de Estado”, por la cual, debido a la separación de los poderes religiosos, la
razón de Estado, hizo valer las necesidades jurídicas que necesitaban ser
paganas para su reconocimiento113. Así, éste incumplimiento justificado se
convirtió en derecho consuetudinario, para luego ser derecho codificado tanto en
la Convención de Viena de 1969 como en la de 1986.

La Corte Internacional de Justicia ha reconocido al artículo 62 de la Convención


como una codificación del derecho consuetudinario:

“El derecho internacional admite que, si un cambio fundamental de las


circunstancias que ha motivado a las partes a aceptar un tratado,
transforma radicalmente el alcance de las obligaciones impuestas por el
mismo, la parte afectada por este hecho puede, según ciertas condiciones,
invocar la caducidad o suspensión del tratado. Este principio y las
condiciones o excepciones al que está sometido han sido incorporados al
art. 62 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados que
puede, en muchos aspectos, ser considerado como una codificación del

113
Hubo un esfuerzo de legitimar ese incumplimiento, y la doctrina de sic stantibus, fue la que
durante el periodo moderno, rinde servicios inestimables a quienquiera que desee sustraerse de la
consecuencia absoluta del principio fundamental de inviolabilidad de tratados. Así también, se
discute si el cambio en las circunstancias era reconocida en el Corpus Iuris Civiles o si fue una
elaboración de los glosadores o posglosadores medievales. Una frase de Tomas de Aquino parece
aceptarla cuando examinando las excepciones al principio indiscutido de la observancia debida,
estima que una de esas excepciones puede darse cuando se presta el consentimiento bajo la
condición implícita de ciertas circunstancias que luego cambian o desaparecen. Ahora bien, si el
incumplimiento de la promesa es tan antiguo como el hombre, su “disculpa” jurídicamente
hablando sólo toma cuerpo en Occidente, en tiempos del renacimiento, con la ruptura tradicional de
orden religioso. Es la concepción antigua, pagana de los poderes públicos la que aparece triunfante
en Europa: “quod principi placuit legis habet vigorem, voluntas principi, suprema lex esto”. Era
bastante natural que el Estado acompañara la raggione di Stato como ratio suprema, teoría que fue
activamente aplicada por tres siglos, al cabo de la cual fue combinada con la edificación del Estado
por Hegel y con la teoría de la supremacía absoluta que de ella se deriva, conduciendo así a la
concepción de la voluntad soberana del Estado (de cada uno de los Estados) como norma superior
de conducta – y de la anarquía – internacionales; norma que no acepta ninguna norma superior
que la propia. El “derecho de gentes” se ha transformado en mero derecho estatal externo. Cf. De
la Guardia, op. cit., pp. 311-312.
128

derecho consuetudinario existente por lo que hace a la terminación de


relaciones convencionales a causa de un cambio de circunstancias” 114.

Asimismo ponderando la importancia del principio rebus sic stantibus, podemos


señalar que ha tenido manifestaciones explícitas en importantes tratados luego
de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados de 1969; así
podemos hacer mención al artículo 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos115; y al artículo 10 del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas
Nucleares (TNP), del 12 de junio de 1968116.

Es con razón que se alega que la invocación del rebus sic stantibus117 debe ser el
principio más opuesto a la norma del pacta sunt servanda. Como sabemos ésta
última ha sido violada reiteradas veces, como han sido también incumplidos los
contratos privados en todos los tiempos y lugares. La violación de los tratados en
el orden internacional no originó derechos para el violador – ex iniuria ius non
oritur – sino una reacción del damnificado por medio de sanciones, que llevó
incluso a la guerra118 y que ahora llevaría a sanciones, reparaciones y
responsabilidad internacional.

Hay algunos autores que pretenden erróneamente que la cláusula rebus sic
stantibus debe ser considerada siempre como adjunta tácitamente a todos los
tratados y que, rebus mutatis, toda obligación cesa. Si pusiéramos esa regla de
tal manera, se haría imposible la existencia del derecho internacional
convencional, por lo que cada día ocurre una modificación en el orden político.
114
CIJ, Recueil, 1971, p. 47, Opinión consultiva sobre el Status internacional del sudoeste africano,
Namibia. El mismo de ésta jurisprudencia la podemos encontrar en los casos de las Pesquerías –
Reino Unido con Islandia y RFA con Islandia – competencia de la Corte ambos del 2 de febrero de
1973; ante la invocación de Islandia de “un cambio de las circunstancias como consecuencia de la
creciente explotación de los recursos pesqueros en los mares circundantes de Islandia”.
115
Artículo 4: “1. En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la nación y cuya
existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados Partes en el presente Pacto podrán
adoptar disposiciones que, en la medida estrictamente limitada a las exigencias de la situación,
suspendan las obligaciones contraídas en virtud de ese Pacto, siempre que tales disposiciones no
sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el derecho internacional, etc”;
podemos señalar como excepciones los artículos 6, 7, 8, párrafos 1 y 2, 11, 15, 16 y 18.
116
Artículo 10: “1. Cada una de las partes, en el ejercicio de su soberanía nacional, tendrá derecho
a retirarse del tratado si decide que acontecimientos extraordinarios, en relación con el objeto del
presente tratado, han comprometido los intereses de su país”.
En este caso, el acto debe ser notificado a las demás partes, así como, al Consejo de Seguridad,
juntamente con “una exposición de acontecimientos extraordinarios que el Estado interesado
considera que han comprometido sus intereses supremos”, ahora bien, en ningún momento se
establece que el retiro deba ser aprobado o consentido por las otras partes. En el Tratado General
de Prohibición de Ensayos Nucleares, firmado el 24 de septiembre de 1996, se incluye una cláusula
de salvaguardia – art. IX, 2 – según la cual “Todo Estado parte tendrá derecho, en ejercicio de su
soberanía nacional, a retirarse del presente tratado si decide que acontecimientos extraordinarios
relacionados con la materia objeto de este, han puesto en peligro intereses supremos”.
Finalmente queremos citar una norma de derecho interno argentino, se trata del artículo 1198 del
Código Civil, cuyo párrafo 2 sostiene: “En los contratos bilaterales conmutativos y en los
unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida o continuada, si la prestación a cargo de
una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la resolución del contrato”. Ante esto cabe
preguntarse si es que ¿acaso nos es de fácil la diferenciación entre la fuerza mayor y el rebus sic
stantibus?
117
La cláusula rebus sic stantibus tuvo su origen en el derecho civil: contractus qui habent tractum
succesivum et dependiant de futuro, rebus sic stantibus intelligentur; es decir que, los contratos
que requieren el cumplimiento de una sucesión de compromisos en el futuro, están sometidos a la
condición de que las circunstancias no varíen.
118
Ernesto de la Guardia, op, cit., p. 310.
129

Igualmente hay que rechazar el extremo contrario, en virtud del cual los tratados
quedarían inamovibles, aún si los hechos cambiaran. Todas las modificaciones
que se producen en el orden político no acarrean la nulidad de los tratados, pero
algunas de ellas tienen por consecuencia liberar a los Estados de la obligación de
respetar los tratados que no están más en correlación con los hechos. Así,
cuando un orden de hechos determinado forma la base y condición de la
existencia de un tratado, y tal base deja de existir, entonces simultáneamente
caduca la validez del tratado119.

La excepción del cambio fundamental de las circunstancias puede ser alegada no


sólo en los tratados perpetuos120, sino también, en los tratados a término. Como
lo sostuvo la Comisión de Derecho Internacional, un tratado de término también
puede sufrir las consecuencias de aquel cambio, y de hecho han sido alegadas en
la práctica en relación con esta especie de tratado121.

Como se establece en el artículo 62 de la Convención, para que dicho cambio


pueda motivar la terminación de un tratado 122, es preciso que reúna cinco
condiciones: tres de carácter objetivo y dos de carácter subjetivo. En cuanto a las
de carácter objetivo: a) en cuanto a su naturaleza, el cambio ha de ser
fundamental; b) en cuanto a su objeto, debe suceder respecto a las
circunstancias existentes en el momento de la celebración del tratado; y c) en
cuanto a sus consecuencias, ha de modificar las obligaciones que todavía han de
cumplirse en virtud del tratado. Las de índole subjetiva son: a) no debió ser
previsto en el tratado; y b) debe versar sobre las circunstancias que
constituyeron la base esencial del consentimiento de las partes en obligarse por
el tratado. Así, aunque la Comisión de Derecho Internacional declarase que

119
Le droit international codifié, art. 456, pp. 285 y 259, citado en De la Guardia, ibid., p. 313.
120
C.P.J.I., Serie C, nº 2, págs. 208 y 209. Caso de los Decretos de nacionalidad, el Gobierno de
Francia hizo valer que los “tratados perpetuos eran siempre susceptibles de terminar en virtud de la
cláusula rebus sic stantibus y que el establecimiento de un protectorado francés en Maruecos tenía
por efecto abrogar ciertos tratados franco-británicos.
121
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, vol. II, 1966, p. 283.
122
La cláusula del rebus sic stantibus fue invocada por Rusia para considerarse liberada de su
obligación de mantener la neutralidad del Mar Negro y de no construir fortificaciones en sus
márgenes, alegando como motivo la guerra franco-prusiana de 1870. el gobierno Ruso
aprovechando en que Europa occidental tenía puesta su atención en la guerra franco-prusiana,
dirigió a los gobiernos notas (del 19 al 31 de octubre de 1870) por las que declaraba que en razón
del cambio de las circunstancias se consideraba desligado del cumplimiento de ciertos artículos del
Tratado de París del 30 de marzo de 1856, concernientes a la neutralización del Mar Negro y la
limitación de las fuerzas rusas en dicho espacio. Esta cuestión fue llevada ante una conferencia
internacional (Londres 1971), no se negó la cláusula rebus sic stantibus como tal, sino su
aplicabilidad en el derecho ruso a proceder de la manera como ya la había hecho. En esta
conferencia se anexo un protocolo, en el cual firmaron los representantes de todos los Estados
incluida Rusia, este señala que: “las potencias reconocen que es un principio esencial del derecho
de gentes que ninguna de ellas puede desligarse de los compromisos de un tratado, ni modificar
sus estipulaciones, sino por consecuencia del consentimiento de las partes contratantes, por medio
de un acuerdo amistoso”. Ésta declaración más el hecho que la convención del 17 de marzo de
1871, modificaba el tratado de 1856 en el sentido querido por Rusia ha sido considerado una
condenación in terminis de la cláusula rebus sic stantibus. Acá debe observarse el verdadero
principio en la declaración es: que un Estado no puede desligarse de sus obligaciones contraídas
invocando el cambio de las circunstancias por su sola voluntad, no es de ningún modo incompatible
con la cláusula del rebus sic stantibus. “El derecho de invocar ésta cláusula con motivo de extinción
de los tratados es una cosa muy distinta al pretendido derecho de determinar unilateralmente si
están reunidas las circunstancias en las cuales la cláusula puede ser invocada: el protocolo de
Londres condena esta pretensión; no condena la cláusula” Donisio Anzilotti, Cours de Droit
International Public, Sirey: París, 1929, t. I, ps. 458 y 459. citado en Ernesto de la Guardia, op,
cit., pp. 314-315.
130

formulaba la doctrina como regla jurídica objetiva, el artículo reposa sobre una
base en parte subjetiva, que usa dos presunciones de voluntad de las partes 123.

Ahora según el segundo párrafo del artículo en mención, has doy supuestos en
que no cabe alegar cambio fundamental de las circunstancias para dar por
terminado o retirarse de un tratado, son: a) si el tratado establece una frontera;
y b) si el cambio fundamental resulta de una violación, por la parte que lo alega,
de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación internacional con
respecto a cualquier otra parte en el tratado. El primer supuesto tiene una razón
de ser muy clara, como lo señaló la Comisión de Derecho Internacional, si el
principio de cambio fundamental de las circunstancias, fuese invocado respecto a
los tratados que establecen una frontera, sería una fuente de peligrosas
fricciones y confrontaciones mas que un instrumento de cambio pacífico 124;
también se ha señalado que la Convención de Viena de 1969, en aras de
asegurar la posición de los países que triunfaron en la segunda guerra mundial,
descartó esta opción125. Ahora, el segundo supuesto, recoge el principio nemo
commodum capere potest ex iniuria propia126.

Conforme al segundo supuesto, si el cambio fundamental de las circunstancias


resulta de una violación al tratado o de una violación al derecho internacional
general, el que lo cometió no podrá alegarlo como causal para dar por terminado
el tratado y así zafarse de sus obligaciones 127. Es decir, el cambio fundamental de
las circunstancias no puede ser usado como un medio para dejar de cumplir
compromisos internacionales por una parte que comete una violación al tratado o
al derecho internacional. Estamos frente a una prohibición a la utilización de este
principio, cuando la parte incumple una obligación internacional.

Finalmente cabe señalar que dado que un cambio fundamental de las


circunstancias se traduciría en la caducidad del tratado; es un tribunal el que
debe tomar esa decisión, puesto que si la decisión se tomara unilateralmente en
ausencia de éste, sería meramente declaratoria. La parte que alega esta causal
podría suspender la aplicación del tratado hasta que se haga la declaración del
tribunal128. Claro está que la caducidad surte efectos desde el momento en que
hubiese ocurrido el cambio fundamental de las circunstancias 129.

2.2.7. La aparición de una nueva norma internacional de “ius cogens”


Si en el artículo 53 de la Convención se contemplaba el caso de un tratado que al
momento de celebrarse estuviese contraviniendo una norma imperativa de
derecho natural, que traía como consecuencia la nulidad del tratado, el artículo

123
Pastor Ridruejo, op. cit., pp. 127-128.
124
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 283.
125
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 219. Asimismo
agrega el autor: “El territorio define la esencia misma del Estado; por tanto, puede presumirse que
las partes procuran descartar todo cambio posterior en las circunstancias. Quizá pudiéramos añadir
que en condiciones de un derecho internacional más evolucionado, los únicos cambios que podrían
conducir a una modificación de la soberanía territorial se derivarán del derecho de
autodeterminación”.
126
“Nadie puede obtener un beneficio de su propia acción legal”.
127
Moncayo et al., op. cit., p. 141.
128
Vid., Clive Parry, “Derecho de los Tratados”, en: Max Sorensen, (ed.), Manual de Derecho
Internacional Público, (México: FCE, 1998), p. 249.
129
Paul Reuter, op. cit., p. 222.
131

64 nos hace referencia al ius cogens superveniens130, por lo que el tratado no


será nulo ab initio, sino a partir de la aparición de la nueva norma de ius
cogens131. Como ha sostenido la Comisión de Derecho Internacional, un ejemplo
son aquellos antiguos tratados que reglamentaban la trata de esclavos, cuya
ejecución dejó de ser compatible con el derecho internacional, ya que éste
reconoció de manera general la ilegitimidad absoluta de toda forma de
esclavitud132.

La implicancia del ius cogens emergente está regulada de la siguiente forma:

Artículo 64 de la Convención
Aparición de una norma imperativa de derecho internacional general (ius
cogens)
“Si surge una nueva norma imperativa de derecho internacional, todo
tratado existente que esté en oposición con esa norma se convertirá en
nulo y terminará”.

El objeto del tratado se convierte en ilícito internacional en razón de ser contrario


al orden público internacional. Asimismo, podemos señalar la concordancia de
esta norma con el artículo 53 de la Convención, que trata sobre nulidad absoluta
de todo tratado que al momento de la celebración sea contrario a una norma
imperativa ius cogens133.

Se sostiene también, que debido a la naturaleza de las reglas del derecho general
consuetudinario, y especialmente a la costumbre como importante fuente de un
derecho nuevo, es poco probable, que una norma nueva, pueda hacer ilegal un
tratado134.

2.2.8. La ruptura de relaciones diplomáticas o consulares, no es causa


de terminación del tratado
La ruptura de las relaciones diplomáticas o consulares entre Estados partes no
genera por sí sola, la terminación de un tratado. El tratado seguirá en vigor y las
partes obligadas por él. Ahora, cuando las relaciones diplomáticas y consulares
sean indispensables para la aplicación del tratado, si se afectarán las relaciones
entre las partes135.

El artículo siguiente regula respecto de la ruptura de las relaciones diplomáticas o


consulares:

Artículo 63 de la Convención
Ruptura de relaciones diplomáticas o consulares
“La ruptura de las relaciones diplomáticas o consulares entre partes en un
tratado no afectará a las relaciones jurídicas establecidas entre ellas por el
tratado, salvo en la medida en la que la existencia de relaciones
diplomáticas o consulares sea indispensable para la aplicación del tratado”.
130
También es conocido este nuevo derecho como ius cogens emergente.
131
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 128.
132
Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, vol. II, p. 285.
133
Guillermo Moncayo et al., Derecho Internacional Público, t. I, (Buenos Aires: Víctor P. de Zavalia
1985), p. 141.
134
Vid., Clive Parry, op. cit., pp. 250-251.
135
Pastor Ridruejo, op., cit., p. 128.
132

Asimismo, debemos hacer referencia que el artículo 45 de la Convención de Viena


de 1961 sobre Relaciones Diplomáticas se refiere a los derechos y obligaciones
de las partes ante la ruptura de las relaciones diplomáticas; asimismo, el artículo
2, apartado 3 de la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares
dice que: “la ruptura de relaciones diplomáticas no entrañará, ipso facto, la
ruptura de relaciones consulares”136.

Acerca si es posible la conclusión de tratados entre Estados que no tienen o han


roto sus relaciones consulares o diplomáticas, demos lectura al artículo siguiente:

Artículo 74 de la Convención
Relaciones diplomáticas o consulares y celebración de tratados
“La ruptura o ausencia de relaciones diplomáticas o consulares entre dos o
más Estados no impedirá la celebración de tratados entre dichos Estados.
Tal celebración por si misma no prejuzgará acerca de la situación de las
relaciones diplomáticas o consulares”.

El artículo 63 en cuestión cubre un vacío 137, porque de lo contrario se podría


suponer que los Estados no pueden celebrar tratados entre sí, si han roto
relaciones diplomáticas o consulares. Asimismo, comprendemos que mientras el
tratado es un acto jurídico que involucra a dos o más Estados, la ruptura de las
relaciones diplomáticas tiene un significado político que afecta a los gobiernos
principalmente; por lo que es un acierto disponer que la celebración de un
acuerdo en tales circunstancias no afecta a los Estados en lo que respecta a sus
relaciones diplomáticas138, ni tales circunstancias deben de afectar al buen
cumplimiento y ejecución del tratado.

2.2.8. El desuetudo, causa de terminación de un tratado no prevista en


la Convención de Viena
El desuetudo es una palabra latina que se traduce en deshabituación o desuso. La
acepción jurídica relevante para nosotros se refiere “a los efectos jurídicos que
desuso de una costumbre o de una ley produce o deja de producir” 139.

Aunque según el artículo 42. 2 de la Convención, las causales de terminación son


numerus clausus, el desuetudo es una causa operativa en virtud del derecho
internacional general de naturaleza consuetudinaria (asimismo, según el
preámbulo de la Convención, estas normas, dado su carácter “continuarán

136
De la Guardia, op., cit., p. 302.
137
Dicho artículo provino de una propuesta de Chile que decía: “Relaciones diplomáticas o
consulares y celebración de tratados: La ruptura o la ausencia de relaciones diplomáticas o
consulares entre dos o más Estados no impedirá la celebración del tratado entre dichos Estados. Tal
celebración por sí misma no prejuzgará acerca de la situación de las relaciones diplomáticas o
consulares”. Ésta enmienda para añadir este concepto como párrafo 2 del art. 63, fue aprobada;
pero el Comité de Redacción resolvió insertarla como artículo nuevo: art. 74. dicha propuesta
cubría la ausencia de relaciones diplomáticas con Bolivia, rotas en 1962, reanudadas en 1975 y
quebradas de nuevo en 1978 hasta... no obstante ambos países siguieron celebrando algunos
acuerdos.
138
Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales, (Buenos Aires: Abaco, 1997), p.
303.
139
Vid., Ernesto Guelperin, “desuso”, en Enciclopedia Jurídica Omeba, t. VIII, (Argentina: Driskill,
1979), p. 740.
133

rigiendo las cuestiones no reguladas en las disposiciones de la presente


Convención”).

El desuetudo es la conducta de las partes de la que cabe inferir un


consentimiento implícito de la terminación de un tratado. Hay manifestaciones en
este sentido tanto en la práctica interestatal como en la jurisprudencia
internacional e incluso nacional. Ahora, ésta institución no coincide con la causal
de terminación de los tratados por el cambio fundamental de las circunstancias,
aunque el desuetudo puede verse acompañada de algún tipo de cambio (como
suele estarlo), no es el repetido cambio el elemento esencial de esta
figura140jurídica.

Importa una conducta general de las partes de las que se puede inferir que todas
ellas concuerdan en considerar que el tratado ha terminado. Es una derogación
tácita que no ha sido considerada por la Convención, pero que puede ser vista a
al luz del artículo 54. b. de la Convención, o ser interpretada como una regla
consuetudinaria posterior al tratado, bajo la condición de su aceptación y
aplicación por todas las partes, lo que importa una cuestión de prueba de la
conducta negativa141. Es de suponer que es más fácil entender este caso en un
tratado bilateral que en un multilateral, puesto que en el primer caso sólo se
pedirá el desuetudo de las dos partes, mientras que en el segundo supuesto se
hace más compleja las relaciones.

Entonces, si de la práctica ulterior de los Estados, se supone que éstos han


tenido la intención de ponerle fin, se podrá entender, validamente que el tratado
ha terminado por desuetudo. Por esta institución, se reconoce que en virtud del
derecho general internacional, un tratado deja de estar en vigor cuando se forma
una costumbre contraria de carácter derogatorio. Sin embargo, como este
derecho no establece plazos de prescripción, la prescripción liberatoria se
confunde con la fuerza derogatoria del derecho internacional consuetudinario 142.

Con lo cual hemos agotado las causales de terminación previstas en la


Convención de Viena de 1969, incluyendo al desuetudo que es una causa de
terminación recogida del derecho internacional general. Cabe destacar asimismo,
que según Diez de Velasco143, otras causas no citadas en la Convención para la
terminación del tratado son la guerra y la extinción del sujeto internacional; en el
primer caso, puesto que hasta la primera guerra mundial se consideró que
terminaban todos los tratados, y en la segunda guerra mundial, se previó que los
aliados comunicarían en un plazo de seis meses que tratados bilaterales
deseaban mantener en vigor; por el segundo caso se menciona a la extinción del
sujeto internacional.

2.3. CONSECUENCIAS JURÍDICAS DE LA TERMINACIÓN

140
De la Guardia, op. cit., p. 129.
141
De la Guardia, ibid., p. 298.
142
Moncayo et al., op. cit., p. 137. Sostiene el autor que felizmente, la abrogación de las
convenciones internacionales por desuetudo fue reconocida en la sentencia arbitral del 21-X-1861
dada por el Senado de Hamburgo en el caso Yuille-Shortridge, entre Gran Bretaña y Portugal. En
todo caso habría que remitirse a ésta para profundizar.
143
Manuel Diez de V., Instituciones de Derecho Internacional Público, (Madrid: Tecnos, 1997), p.
173.
134

La Convención ha desarrollado los efectos jurídicos que tienen lugar una vez que
se ha producido la terminación de un tratado. Al respecto:

Artículo 70 de la Convención
Consecuencias de la terminación de un tratado
“1. Salvo que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al
respecto, la terminación de un tratado en virtud de sus disposiciones o
conforme a la presente Convención:
a) Eximirá a las partes de la obligación de seguir cumpliendo el
tratado;
b) No afectará a ningún derecho, obligación o situación jurídica de las
partes creadas por la ejecución del tratado antes de su terminación.
2. Si un Estado denuncia un tratado multilateral o se retira de él se
aplicará el párrafo 1 a las relaciones entre ese Estado y cada uno de las
demás partes en el tratado desde la fecha en que surta efecto tal
denuncia o retiro”.

Según éste artículo, se debe estar a lo dispuesto en el propio tratado o a lo que


las partes hayan convenido o convengan. Como norma supletoria se establece
que, ante la terminación del tratado las partes quedarán eximidas de toda
obligación de seguir cumpliendo con el tratado y no afectará a ningún derecho,
obligación o situación jurídica de las partes que fueron creadas en plena
ejecución del tratado antes de su terminación 144. Estos efectos también son
producidos en la denuncia o retirada.

Hay diferencia entre la anulación ab initio y la terminación. La terminación no


puede perjudicar cualquier derecho definitiva y finalmente adquirido de acuerdo
con el tratado. En este sentido, por lo común: “un pago efectuado de acuerdo
con un tratado no llega a ser reembolsable; la solución de una disputa efectuada
por un tratado no queda sin eficacia porque el tratado termine o se denuncie; las
fronteras ya fijadas no vuelven a quedar indeterminadas; las cesiones de
territorio no se cancelan, etcétera”145.

Si la causa de terminación se debe puesto que opera el ius cogens superveniens


por aplicación del artículo 64 y el párrafo 2 del artículo 71, se establecerá una
regla particular, de modo que, la terminación del tratado no afectará ningún
derecho, obligación o situación jurídica creados por la ejecución del tratado.
Asimismo, estos derechos, obligaciones o situaciones, se mantendrán en adelante
en la medida en que no estén en oposición a un derecho ius cogens. Por lo
demás, a la terminación de un tratado se aplican también algunas de las reglas
del caso de nulidad, como está señalado en el artículo 43 de la Convención, que
dispone:

Artículo 43 de la Convención
Obligaciones impuestas por el derecho internacional independientemente
de un tratado
“La nulidad, terminación o denuncia de un tratado, el retiro de una de las
partes o la suspensión de la aplicación del tratado, cuando resulten de la
aplicación de la presente Convención o de las disposiciones del tratado, no

144
José Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organismos Internacionales,
(Madrid: Tecnos, 2003), p. 129.
145
Fitzmaurice, citado en Clive Parry, op. cit., p. 255.
135

menoscabarán en nada el deber de un Estado en cumplir toda obligación


enunciada en el tratado a la que esté sometido en virtud del derecho
internacional independientemente de ese tratado”.

Este artículo reconoce (como es obvio) que hay ciertas obligaciones impuestas
por el derecho internacional independientemente de un tratado. Por otra parte, si
la causa de terminación del tratado se debe a una violación grave o al cambio
fundamental del las circunstancias, se pierde el derecho a darlo por terminado o
retirarse de él, si se ha convenido expresamente que el tratado continuará en
vigor en tal supuesto, o si el Estado en cuestión a mostrado en su
comportamiento aquiescencia en la continuación en vigor del tratado 146, esto
conforme se establece en el artículo 45 de la Convención.

Además, la jurisprudencia internacional ha sostenido que “las normas de la


Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados relativas a la terminación
de un tratado violado (…) pueden a muchos efectos, pueden ser considerados
como una codificación del derecho consuetudinario existente en ese ámbito” 147.

Para completar la idea repasemos lo señalado en éste artículo:

Artículo 45 de la Convención
Pérdida del derecho a alegar una causa de nulidad, terminación, retiro o
suspensión de la aplicación de un tratado
“Un Estado no podrá ya alegar una causa para anular un tratado, darlo por
terminado, retirarse de él o suspender su aplicación con arreglo a lo
dispuesto en los artículos 46 al 50 o en los artículos 60 y 62, si, después
de haber tenido conocimiento de los hechos, ese Estado:
a) Ha convenido expresamente en que el tratado es válido, permanece en
vigor o continúa en aplicación, según el caso; o
b) Se ha comportado de tal manera que debe considerarse que ha dado su
aquiescencia a la validez del tratado o a su continuación en vigor o en
aplicación, según el caso”.

Tabla 1 : Figuras jurídicas por las cuales una parte se desvincula de un tratado

Una parte se
desvincula de NULIDAD TERMINACIÓN
un tratado a
través de:

146
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 129.
147
Dictamen sobre Namibia, CIJ, Rep., 1971, párr. 45, p. 47, asimismo, el caso de Las Actividades
Militares y Paramilitares en y contra Nicaragua, CIJ., Rep., 1986, párr. nº 178.
136

- Violaciones del derecho - Voluntad de las partes,


interno concerniente a la - Celebración de otro tratados
competencia para celebrar posterior sobre la misma
tratados, materia entre todos los
- Inobservancia de una Estados partes,
restricción específica de - Violación grave de un
los poderes para tratado,
manifestar el - Imposibilidad subsiguiente
consentimiento de un de cumplimiento,
Estado, - Cambio fundamental de las
- Error de hecho, circunstancias,
Causales: - Dolo, - Aparición de una nueva
Están - Corrupción del norma ius cogens,
reguladas en la representante de un - Desuetudo
CV de 1969 Estado,
como numerus - Coacción sobre el
clausus* Representante de un
Estado,
- Coacción sobre un Estado
sobre la amenaza o el uso
de la fuerza,
- Incompatibilidad con una
norma imperativa de ius
cogens,

* Una de las excepciones admitidas es la figura jurídica del desuetudo.

3. SUSPENSIÓN

3.1. CONCEPTO DE SUSPENSIÓN


En la suspensión de un tratado, los Estados partes están exentos de la obligación
de cumplirlo por un periodo de tiempo determinado, sin quedar afectadas las
relaciones jurídicas que el tratado haya establecido entre ellos148.

De manera similar a lo ocurrido con la nulidad y la terminación, aquí también las


causas que suspenden al tratado son numerus clausus, ya que ellas sólo pueden
tener lugar aplicándose las disposiciones del tratado o de lo establecido en la
Convención, conforme al segundo párrafo del artículo 42 que dispone: “La
terminación de un tratado, su denuncia o el retiro de una parte no podrán tener
lugar sino como resultado de la aplicación de las disposiciones del tratado o de la
presente Convención. La misma norma se aplicará a la suspensión de la
aplicación de un tratado”.

3.2. CAUSALES DE SUSPENSIÓN

3.2.1. La voluntad de las partes


En cuanto a la suspensión de un tratado conforme a la voluntad de las partes,
debemos dar lectura a los artículos siguientes:

Artículo 57 de la Convención:

148
Pastor Ridruejo, op. cit., p. 130.
137

Suspensión de la aplicación de un tratado en virtud de sus disposiciones o


por consentimiento de las partes

La aplicación de un tratado podrá suspenderse con respecto a todas las


partes o a una parte determinada:
a) Conforme a las disposiciones del tratado; o
b) En cualquier momento, por consentimiento de todas las partes previa
consulta con los demás Estados contratantes.

Respecto a los tratados bilaterales, la Convención es suficientemente clara,


puesto que deja a la voluntad de las partes, la facultad de suspender la aplicación
de un tratado; ya sea que lo hubieren acordado al momento de la celebración del
tratado o en acuerdo posterior.

El procedimiento de la suspensión de los tratados multilaterales según la


Convención, esta regulado en el artículo siguiente:

Artículo 58 de la Convención:
Suspensión de la aplicación de un tratado multilateral por acuerdo entre
alguna de las partes únicamente
“1. Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo
que tenga por objeto suspender la aplicación de disposiciones del
tratado, temporalmente y sólo en sus relaciones mutuas:
a) Si la posibilidad de tal suspensión está prevista por el tratado; o
b) Si tal suspensión no está prohibida por el tratado a condición que:
i) No afecte al disfrute de los derechos que a las demás partes
correspondan en virtud del tratado ni al cumplimiento de sus
obligaciones; y
ii) No sea incompatible con el objeto y fin del tratado.
2. Salvo que en el caso previsto en el apartado a) del párrafo 1 el tratado
disponga otra cosa, las partes interesadas deberán notificar a las
demás partes su intención de celebrar el acuerdo y las disposiciones del
tratado cuya aplicación se proponen suspender”.

En cuanto a un tratado multilateral, el artículo 58 de la Convención, admite que


dos o más Estados partes puedan celebrar un acuerdo para suspender
temporalmente las disposiciones de aquél en sus relaciones mutuas en dos
casos: a) si la posibilidad está prevista en el tratado, o b) si tal suspensión no
está prohibida por aquél. En este último caso, no debe afectar al disfrute de los
derechos que a las demás partes les corresponda, ni al cumplimiento de sus
obligaciones; y no debe ser incompatible con el objeto y fin del tratado 149.

También, hay que señalar que salvo que el supuesto de suspensión prevista en el
tratado disponga otra cosa, las partes que van a proceder con la suspensión
deberán comunicarles a las demás su intención de celebrar acuerdo, señalando
además cuales son las disposiciones del tratado cuya aplicación se proponen
suspender.

El segundo párrafo del artículo 58, persigue un problema de responsabilidad


antes que normar lo concerniente sobre el derecho de los tratados; sin embargo,
fue incorporado puesto que no había objeciones técnicas a oponerse. Así

149
Pastor Ridruejo, ibid., p. 130.
138

también, varias cláusulas insertadas en la Convención apuntan al problema de


responsabilidad. La única enmienda que se hizo, introdujo en el texto, la
notificación a las otras partes como se previó en el artículo 41 de la Convención.

El artículo 58, está alineado con el artículo 41 de la Convención, que trata sobre
acuerdos para modificar tratados multilaterales entre algunas de las partes
únicamente, conocidos como tratados iter se. Así debemos saber que todas las
observaciones hechas en su momento al artículo 41 se aplican al texto del
artículo 58 de la Convención, toda vez que trata de la suspensión de un tratado
de las misma características150.

3.2.2. La celebración de un tratado posterior entre todas las partes


sobre la misma materia
Otra forma que es permitida por el derecho para suspender el tratado, es la
celebración de un tratado posterior entre todas las partes sobre la misma
materia. Esta celebración podría dar lugar a la terminación del tratado anterior,
pero según el artículo 59 de la Convención, segundo párrafo, puede originar
también la suspensión, si se desprende del tratado posterior o de otro modo que
esa ha sido la voluntad de las partes. Al respecto:

Artículo 59 de la Convención
Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación implícitas como
consecuencia de la celebración de un tratado posterior
(…)
“2. Se considerará que la aplicación del tratado anterior ha quedado
únicamente suspendida si se desprende del tratado posterior o consta
de otro modo que tal ha sido la intención de las partes”.

Entonces, otra forma que es permitida por el derecho para suspender el tratado,
es la celebración de un tratado posterior entre todas las partes sobre la misma
materia. Esta celebración podría dar lugar a la terminación del tratado anterior,
pero según el artículo 59 de la Convención, segundo párrafo, puede originar
también la suspensión, si se desprende del tratado posterior o de otro modo que
esa ha sido la voluntad de las partes.

Nos referimos a los casos en que se desprenda de un tratado posterior o conste


de otro modo que la intención de las partes ha sido que la materia se rija por el
tratado posterior, y las disposiciones del tratado anterior queden suspendidas. De
no constar voluntad de las partes al respecto, y de tener disposiciones que no
puedas subsistir al mismo tiempo, el tratado anterior queda terminado, pues
como hemos analizado antes, en esos casos rige el principio por el cual la norma
posterior deroga a la anterior.

3.2.3. La violación grave de un tratado


Hemos repasado esta causal anteriormente cuando tratamos la terminación del
tratado, en este sentido la Convención dispone:

Artículo 60 de la Convención

150
De la Guardia, op, cit., p. 322.
139

Terminación de un tratado o suspensión de su aplicación como


consecuencia de su violación
“1. Una violación grave de un tratado bilateral por una de las partes
facultará a la otra parte para alegar la violación como causa para dar
por terminado el tratado o para suspender su aplicación total o
parcialmente.
2. Una violación grave de un tratado multilateral por una de las partes
facultará:
a) A las otras partes, procediendo por acuerdo unánime, para
suspender la aplicación del tratado total o parcialmente o darlo por
terminado, sea:
ii) En las relaciones entre ellas y el Estado autor de la violación, o
iii) Entre todas las partes;
b) A una parte especialmente perjudicada por la violación, para alegar
ésta como causa para suspender la aplicación del tratado total o
parcialmente en las relaciones entre ella y el Estado autor de la
violación;
c) A cualquier parte, que no sea el estado autor de la violación, para
alegar la violación como causa para suspender la aplicación del
tratado total o parcialmente con respecto a sí misma, si el tratado
es de tal índole que una violación grave de sus disposiciones por una
parte modifica radicalmente la situación de cada parte con respecto
a la ejecución ulterior de sus obligaciones en virtud del tratado.
3. Para los efectos del presente artículo, constituirá violación grave de un
tratado:
a) Un rechazo del tratado no admitido por la presente Convención; o
b) La violación de una disposición esencial para la consecución del
objeto o del fin del tratado.
4. Los precedentes párrafos se entenderán sin perjuicio de las
disposiciones del tratado aplicables en caso de violación.
5. Lo previsto en los párrafos 1 a 3 no se aplicará a las disposiciones
relativas a la protección de la persona humana contenidas en tratados
de carácter humanitario, en particular a las disposiciones que prohíben
toda forma de represalias con respecto a las personas protegidas por
tales tratados”.

El primer párrafo del artículo en mención, dispone, en materia de tratados


bilaterales, que la parte agraviada tiene una triple opción ante una violación
grave, estas son: a) demandar la terminación lisa y llana del tratado, b) requerir
la suspensión total del tratado, o c) requerir la suspensión parcial del tratado 151.

La suspensión parcial consiste en dejar aplicables una serie de artículos del


tratado, y dejar suspendidos en su aplicación otros cuantos. Esto se puede
solicitar puesto que en estos casos está permitida la suspensión parcial de las
disposiciones del tratado.

Conforme al segundo párrafo del presente artículo, la violación grave de un


tratado también puede servir como causa para alegar, además de la terminación
de un tratado, su suspensión total o parcial. Esta violación permite a las otras
partes, de manera unánime, suspender el tratado en cuanto a las relaciones
entre ellas y la parte causante de la violación o en las relaciones entre todas las

151
De la Guardia, ibid., p. 306.
140

partes. Faculta también, a la parte especialmente afectada por la violación, para


que alegue la violación como causa para la suspensión del tratado entre ella y el
autor de la violación. Asimismo, se faculta a cualquier otra parte que no sea el
Estado infractor para que alegue tal infracción como causa de suspensión
respecto de sí misma, si el tratado es de tal índole que de ocurrir una violación
grave de sus disposiciones por un Estado parte modifica radicalmente la situación
de cada Estado parte respecto a la ejecución posterior de sus obligaciones 152 en
virtud del tratado.

Este segundo párrafo que se refiere a los tratados multilaterales contempla tres
situaciones que han sido muy bien referidas por Ernesto de la Guardia 153 y que
son las siguientes:

a) Las otras partes, procediendo por acuerdo unánime tienen una triple acción en
el ejercicio de sus acciones contra la parte causante de la violación: i)
terminar el tratado de forma total, ii) demandar la suspensión en forma total,
y iii) demandar la suspensión en forma parcial.

Respecto a la suspensión, estas dos últimas acciones pueden tener como


efecto la suspensión total o parcial entre todas las partes, sea en las
relaciones entre las demás partes y el Estado autor de la violación, o entre
todas las partes.

Figura 4: Facultades de las otras partes, de dar por terminado un tratado o


suspender su aplicación ante una violación grave.

152
Pastor Ridruejo, op, cit., p. 130.
153
De la Guardia, op. cit., pp. 306-309.
141

1. Dar
por terminado
a. entre las
totalmente el
partes y el Estado
tratado;
autor de la violación, o

Las otras 2. Susp


partes ender totalmente el
actuando por tratado;
acuerdo
unánime,
están
b. entre todas
facultadas 3. Susp
las partes del tratado.
para: ender parcialmente el
tratado;

y ello en las
relaciones

Fuente: Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales,


(Buenos Aires: Ábaco, 1997), p. 307.

b) Una parte especialmente perjudicada por la violación queda facultada para


alegarla como causa para suspender la aplicación del tratado total o
parcialmente en las relaciones entre ella y el Estado autor de la violación.

La parte perjudicada puede: 1) demandar la suspensión de la aplicación del


tratado total o 2) parcialmente, limitada a las relaciones entre ella y el estado
autor de la violación.

Figura 5: Facultad de suspender el tratado que tiene la parte que ha sido


especialmente perjudica por la violación grave.

Una parte 1. la suspensión total del


especialmente tratado; en las relaciones
perjudicada por la
entre ella y el Estado
violación está
2. la suspensión parcial del autor de la violación.
facultada Para
alegar tratado,

Fuente: Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales,


(Buenos Aires: Abaco, 1997), p. 307.

En este supuesto, el tratado seguirá funcionando entre todas las partes,


incluyendo al que cometió la violación, pero con la excepción del Estado
“especialmente perjudicado”, ya que el interés jurídico protegido es el de éste
último, cuyo derecho se limita a alegar una suspensión entre él y el infractor,
de modo que no perjudica la economía general del tratado, en cuyo
mantenimiento puede estar interesada la comunidad internacional en su
conjunto.
142

c) Con respecto al punto 2. c, del artículo bajo estudio, una violación grave
facultará a cualquier parte que no sea el infractor, a alegar la violación como
causa para suspender la aplicación del tratado con respecto a sí misma, si el
tratado es de tal índole que una violación de sus disposiciones modifica
radicalmente la situación de cada parte con respecto a la ejecución ulterior de
sus obligaciones en virtud del tratado.

Si la violación grave por parte de un Estado modifica de forma radical el


sistema convencional, principalmente respecto a la ejecución posterior de las
obligaciones correspondientes, cualquier parte en el tratado tendrá la doble
opción de demandar la suspensión de la aplicación total o parcialmente del
tratado con respecto al infractor.

Cabe señalar que la preocupación en la creación del inciso c), vino de un tipo
de tratados: los de desarme, en los que la violación de alguna de las partes
tiende a socavar el régimen del tratado entre todas las partes. En tal sentido
podría ser que las estipulaciones a y b del párrafo no sean suficientes para
proteger los intereses de una determinada parte, que no pueda suspender el
cumplimiento de las obligaciones que le impone el tratado con respecto al
Estado autor de la violación sin violar a su vez sus obligaciones con respecto a
las demás partes.

Con lo que se puede notar que, previendo supuestos tan críticos el inciso c)
permite que cualquier parte pueda alegar la violación grave como causa para
suspender el tratado total o parcialmente, respecto de si misma, sin necesidad
de obtener previamente el consenso unánime de las demás partes, como sí lo
exige el inciso a) del mismo párrafo.

Figura 6: Facultad que tienen las partes de suspender el tratado ante una
violación grave.

Con respecto a sí
a. la suspensión misma, si el tratado
total del tratado; es de tal índole que
Cualquier parte, una violación grave
menos la autora de la de sus disposiciones
violación grave, podrá modifica
alegar: b. la suspensión radicalmente su
parcial del tratado, régimen.

Fuente: Ernesto De la Guardia, Derecho de los Tratados Internacionales,


(Buenos Aires: Abaco, 1997), 308.

El párrafo 5, crea una excepción al sistema general del artículo en beneficio de


las convenciones de carácter humanitario: en tal caso, la violación grave por una
parte no habilita a las demás a demandar la suspensión del tratado.
143

Las facultades de terminación o suspensión reguladas por el artículo 60 de la


Convención sobre la base del derecho internacional, pueden ser incluidos dentro
de la doctrina de las contramedidas legítimas que constituyen causa de exclusión
de ilicitud en ciertos supuestos de realización de hechos ilícitos internacionales 154.

3.2.4. La imposibilidad de cumplimiento temporal


Si la imposibilidad de cumplir un tratado es temporal, podrá alegarse entonces
únicamente como causa para suspender su aplicación. Quien cometa una
violación de una obligación establecida en el tratado u otra norma internacional
con otro Estado parte, no podrá alegar la imposibilidad de cumplimiento
temporal. En este sentido:

Artículo 61 de la Convención:
Imposibilidad subsiguiente de cumplimiento
“1. Una parte podrá alegar la imposibilidad de cumplir un tratado como
causa para darlo por terminado o retirarse de él si esa imposibilidad
resulta de la desaparición o destrucción definitivas de un objeto
indispensable para el cumplimiento del tratado. Si la imposibilidad es
temporal, podrá alegarse únicamente como causa para suspender la
aplicación del tratado.
2. La imposibilidad de cumplimiento no podrá alegarse por una de las
partes como causa para dar por terminado un tratado, retirarse de él o
suspender su aplicación, si resulta de una violación, por la parte que la
alegue, de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación
internacional con respecto a cualquier otra parte del tratado”.

2.4.5. El cambio fundamental de las circunstancias


El cambio fundamental de las circunstancias ha sido desarrollado como causal
para la terminación de un tratado. Es más, en ambos casos se aplica el artículo
62 de la Convención de Viena, de allí que podemos colegir que las reglas
descritas anteriormente son las mismas con la excepción de que el principio del
rebus sic stantibus o cambio fundamental de las circunstancias también puede
ser alegado para suspender un tratado, de conformidad a lo establecido en el
artículo 62. 3 de la Convención:

Artículo 62. 3 de la Convención:


Cambio fundamental de las circunstancias
(...)
“3. Cuando, con arreglo en lo dispuesto en los párrafos precedentes una
de las partes pueda alegar un cambio fundamental de las circunstancias
como causa para dar por terminado un tratado o para retirarse de él,
podrá también alegar ese cambio como causa para suspender la
aplicación del tratado”.

Sólo a modo de comentario breve, cabe decir que el cambio fundamental de las
circunstancias que ocurre respecto a las existentes al momento de la celebración
del tratado y que no es previsto por las partes, puede alegarse para dar por
suspendido las aplicaciones del tratado si: a) esas circunstancias constituyeren
base esencial del consentimiento para obligarse por el tratado; y b) Ese cambio

154
Mariño Menéndez, Derecho Internacional Público, Parte General, (Madrid: Trotta, 1995), p. 328.
144

modifique radicalmente las obligaciones que deban cumplirse en virtud del


tratado.

No puede alegarse el cambio fundamental de las circunstancias cuando el tratado


establece una frontera, y cuando resulte de una violación, por quien lo alega, de
una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación internacional con
respecto a cualquier otra parte en el tratado.

El efecto del cambio fundamental de las circunstancias es la caducidad del


tratado, esto es sencillo de comprender, puesto que un cambio radical justifica
una consecuencia radical. Sin embargo, las Convenciones de Viena (incluyendo a
la de 1986) atenúan su rigor en el caso por el cual una de las partes que está
facultada para reclamar el término o el retiro, podrá si lo desea pedir
simplemente la suspensión del tratado155.

3.3. CONSECUENCIAS JURÍDICAS DE LA SUSPENSIÓN


Las consecuencias de la suspensión de un tratado se pueden analizar según el
artículo siguiente, salvo que los Estados partes o el tratado disponga otra cosa:

Artículo 72 de la Convención:
Consecuencias de la suspensión de la aplicación de un tratado
“1. Salvo que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al
respecto, la suspensión de la aplicación de un tratado basado en sus
disposiciones o conforme a la presente Convención:
a) Eximirá a las partes entre las que se suspenda la aplicación del
tratado de la obligación de cumplirlo en sus relaciones mutuas
durante el periodo de suspensión;
b) No afectará de otro modo a las relaciones jurídicas que el tratado
haya establecido entre las partes.
2. Durante el periodo de suspensión, las partes deberán abstenerse de
todo acto encaminado a obstaculizar la reanudación de la aplicación del
tratado”.

Según este artículo, se eximirá a las partes entre las que se suspenda la
aplicación del tratado de la obligación de cumplirlo en sus relaciones mutuas,
durante el periodo en cuestión; asimismo, no afectará de otro modo a las
relaciones jurídicas que el tratado haya establecido entre las partes. Durante el
periodo de suspensión los Estados partes deben abstenerse de cualquier acto
dirigido a obstaculizar la reanudación de la aplicación del tratado.

No se menoscaba el deber de un Estado de cumplir toda obligación enunciada en


el tratado al que está sometido en virtud del Derecho Internacional con
independencia del tratado156. Si el motivo de la suspensión es la violación grave
155
Paul Reuter, Introducción al Derecho de los Tratados, (México: FCE, 1999), p. 221. El autor es
de la idea que “en lugar de describir el cambio fundamental de las circunstancias como algo que de
plano entraña la caducidad de un tratado convendría mejor decir que ello implica, para las partes
interesadas, la obligación de negociar”, y si las negociaciones fracasan se deberá dejar el asunto a
la “apreciación discrecional de las partes”.
156
Artículo 43 de la Convención:
Obligaciones impuestas por el derecho internacional independientemente de un tratado
“La nulidad, terminación o denuncia de un tratado, el retiro de una de las partes o la suspensión de
la aplicación del tratado, cuando resulten de la aplicación de la presente Convención o de las
disposiciones del tratado, no menoscabarán en nada en deber de un Estado de cumplir toda
145

al tratado o el cambio fundamental de las circunstancias, se pierde el derecho a


alegar la suspensión si se ha convenido expresamente que el tratado continúa en
vigor o si una parte ha manifestado su voluntad de tal forma que deba
considerarse que ha dado su aquiescencia a su continuación y a su aplicación.

Se puede hacer una observación al respecto de los artículos 69 y 70 de la


Convención, puesto que ambos excluyen cuestiones de responsabilidad de los
Estados; a diferencia de lo que establece el segundo párrafo del artículo 72, en el
cual si se tiene en consideración las consecuencias directas de la suspensión de la
aplicación de un tratado. El régimen del artículo 72. 1 de la Convención se basa
en los mismos fundamentos que el artículo 70.1 de la Convención sobre la
consecuencia de la terminación de los tratados, con las adecuaciones al supuesto
de suspensión157.

Especialmente en el caso de la suspensión de la aplicación del tratado, es


importante tener presente la regla de la divisibilidad de los tratados, ya
estudiada. De modo que, sólo cabe decir que las disposiciones de un tratado y
sus efectos de suspensión que se rigen conforme al artículo siguiente:

Artículo 44 de la Convención:
Divisibilidad de las disposiciones de un tratado
“1. El derecho de una parte, previsto en un tratado o emanado del artículo
56, a denunciar ese tratado, retirarse de él o suspender su aplicación
no podrá ejercerse sino con respecto a la totalidad del tratado, a menos
que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al respecto.
2. Una causa de nulidad o terminación de un tratado, de retiro de una de
las partes o de suspensión de la aplicación de un tratado reconocida en
la presente Convención no podrá alegarse sino con respecto a la
totalidad del tratado, salvo en los casos previstos en los párrafos
siguientes o en el artículo 60.
3. Si la causa se refiere sólo a determinadas cláusulas, no podrá alegarse
sino con respecto a esas cláusulas cuando:
a) Dichas cláusulas sean separables del resto del tratado en lo que
respecta a su aplicación;
b) Se desprenda del tratado o conste de otro modo que la aceptación
de esas cláusulas no han constituido para la otra parte o las otras
partes en el tratado una base esencial de su consentimiento en
obligarse por el tratado en su conjunto; y
c) La continuación del cumplimiento del resto del tratado no sea
injusta.
4. En los casos previstos en los artículos 49 y 50, el Estado facultado para
alegar el dolo o la corrupción podrá hacerlo en lo que respecta a la
totalidad del tratado o, en el caso previsto en el párrafo 3, en lo que
respecta a determinadas cláusulas únicamente.
5. En los casos previstos en los artículos 51, 52 y 53 no se admitirá la
división de las disposiciones del tratado”.

La Comisión de Derecho Internacional sostuvo que con ciertas excepciones, era


conveniente admitir la divisibilidad del tratado a la aplicación de las causas de
invalidez, de terminación y de suspensión; insistiendo que no puede ser aplicado
obligación enunciada en el tratado a la que esté sometido en virtud del derecho internacional
independientemente de ese tratado”.
157
De la Guardia, op. cit., p. 325.
146

“de modo tal que altere considerablemente en fundamento de la obligación en


base de la cual se otorgó el consentimiento en obligarse por el tratado”. Es decir,
se buscó “hallar una solución que respetara la base original del tratado e
impidiera, al mismo tiempo, reducir este a la nada por causas relativas a las
disposiciones que no constituyan una base esencial del consentimiento”; así, en
definitiva, siendo partidaria de la aplicación del principio de divisibilidad, se puso
de relevancia que “la norma primordial es la integridad de las disposiciones del
tratado” y que la divisibilidad era la excepción a la regla158.

Finalmente debemos precisar que el párrafo 2 del artículo en comentario, impone


a las partes abstenerse en todo momento de todo acto dirigido a obstaculizar la
reanudación de la aplicación del tratado 159. Se estima que ésta obligación está
implícita por el propio concepto de suspensión y que se impone a las partes por
la misma obligación de ejecutar el tratado de buena fe160, pacto que las partes
contraen en virtud del elemental principio del pacta sunt servanda.

158
Informe de la CDI, p. 71. Citado en De la Guardia, op cit., p. 260.
159
Similar obligación a la contenida en el artículo 18 de la Convención de 1969 sobre no frustrar el
objeto y fin del tratado.
160
De la Guardia, op. cit., p. 325.

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