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(…) De otro lado, pero en conexión y coherencia con lo anotado, corresponde volver a
precisar que lo que la Constitución persigue `…es evitar que la dilación indebida del
proceso, por omisión o la falta de la diligencia debida de los órganos competentes del
sistema procesal penal’ lesione el derecho que tiene el imputado a la conclusión del proceso
dentro de los plazos establecidos en el Código de procedimiento penal; consiguientemente,
no habrá lesión a tal derecho, cuando a consecuencia del uso de los distintos medios de
defensa y recursos que el sistema legal le dispensa; el imputado, por un exceso de
previsión, provoca la dilación del proceso, quien – dada la capacidad de previsión inherente
a todo ser humano – asume las consecuencias de sus actos; no correspondiendo, en tal
circunstancia, la extinción de la acción penal; al no ser atribuible al órgano judicial o al
Ministerio Público la dilación del proceso; únicos supuestos en los que se puede vulnerar el
derecho que tiene el procesado a la conclusión del juicio dentro de un plazo razonable.
Con relación al segundo punto, partiendo del análisis del art. 133 del CPP y de la
Disposición Transitoria Tercera del CPP y su compatibilización con el art. 116.X de la
Constitución Política del Estado (CPE), sobre la exigencia constitucional de celeridad
procesal y las normas internacionales sobre derechos humanos, el concepto de plazo
razonable debe ser apreciado en cada caso concreto, tomando en cuenta, “la complejidad
del litigio, la conducta del imputado y de las autoridades judiciales…”; dejando
claramente establecido que este plazo, en ningún caso puede exceder el límite de lo
razonable’.
Respecto a los casos en que existe pluralidad de encausados y la situación de aquellos que
no provocaron la retardación de justicia; cabe precisar que solamente se viola el derecho
que tiene el procesado a la conclusión del juicio dentro de un plazo razonable, cuando la
dilación del proceso es atribuible al órgano judicial o administrativo y no a los imputados;
consiguientemente, el presupuesto relevante para la extinción de la acción penal, es la
constatación de que fue el Estado, a través de sus órganos competentes de la justicia penal,
el que provocó la dilación del proceso; por tanto, será el juez de la causa el que constate
esta situación; como quedó precisado en el último párrafo de la SC 101/2004, al señalar
que: “…vencido el plazo, en ambos sistemas, en lo conducente, el juez o tribunal del
proceso, de oficio o a petición de parte, declarará extinguida la acción penal, cuando
la dilación del proceso más allá del plazo máximo establecido sea atribuible al órgano
judicial y/o, al Ministerio Público, bajo parámetros objetivos; no procediendo la
extinción cuando la dilación del proceso sea atribuible a la conducta del imputado o
procesado”.