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Anecedentes
1
El día de tan comentado y polémico acontecimiento, la pista de baile
estaba abarrotada de jóvenes de ambos sexos. Al terminar una tanda
musical y el breve descanso de los músicos rocanroleros como se
acostumbra, las parejas abandonaron la cancha colocándose alrededor
de la pista la mayoría. Había concluido la tanda cuando de repente
aparece una joven de belleza extraordinaria, que desde que llegó a la
escalinata fue la admiración de los varones y la envidia de las jovencitas
ahí reunidas. Con gracia y altivez de una realeza subió la escalinata, cruzó
la pista por la parte central, ante las miradas de admiración por unos y de
envidia por otros. La mujer vestida de un hermoso vestido blanco que lucía
su cuello de cisne y atractiva espalda, se recargó en la protección
dándole quedándole atrás de ella la panorámica nocturna de la ciudad,
giró su mirada circularmente por lo largo y ancho de la pista. Los jóvenes
que no tenían pareja de inmediato se volcaron uno a uno hacia ella
solicitándole en su turno que les permitiera bailar con él aunque fuese una
pieza musical, todos fueron rechazados un tanto frustrados por la negación
de su amable petición. La tanda terminó, nuevamente se despejó la pista
de baile y la bella joven permanecía en aparente ensimismamiento,
cuando de pronto llega a la entrada de la pista un elegante caballero que
las jovencitas sin pareja permanente se ilusionaron luciendo sus mejores
sonrisas; el apuesto galán al tratar de acomodarse en algún lugar de la
pista sintió una fuerte mirada sobre el, simuladamente buscó el origen de
dónde provenía esa fuerte mirada que lo estremecía, inconscientemente
pronto se dio cuenta que esa profunda mirada era de la bellísima joven
de atractivo y elegantísimo vestido blanco. El joven asimismo mascullaba
para sus adentros “no es posible que sea a mí a quien dirige su fuerte y
encantadora mirada, si observé claramente como rechazó una gran
cantidad de muchachos que le extendían la mano invitándola a bailar!.
2
Venciendo sus temores se atrevió a solicitarle bailara con él,
encaminándose al lugar donde la doncella se encontraba. ¡Oh sorpresa!
La hermosa chica con una amable sonrisa, salió a su encuentro con los
brazos extendidos dispuesta al abrazo para iniciar el baile en el centro de
la pista, mirándose fijamente a los ojos con elegantes pasos seguían el
ritmo de la música y platicándose al oído dulcemente las horas transcurrían
como si la pareja tuviese años de conocerse. De pronto el galán sintió que
la dama se puso fría y caballerosamente se quitó su saco y cubrió su
cuerpo colocándoselo sobre su espalda y hombros, en ese instante la
chica expresó que había llegado la hora de irse a su casa, el joven
aceptando le solicitó acompañarla, bajaron la escalinata y abordaron un
taxí que los condujo al domicilio de la hermosa joven, amablemente al
llegar al domicilio tomados de la mano llegaron al umbral de la puerta
dándose un fuerte abrazo y un cálido beso, la chica entró a su casa
llevándose el saco del apuesto galán, éste suspirando profundamente
tomó de nuevo el taxi y lo llevó al hotel donde estaba hospedado; ya en
su habitación sin poder conciliar el sueño,- pensando lo feliz que le resultó
esa noche e impregnado del perfume de la chica no se dio cuenta
cuando se quedó profundamente dormido.
3
acompañó hasta esa casa olvidando recoger el saco antes de que la
joven entrara; el anciano sorprendido por la respuesta le expresó al joven
que debía estar equivocado porque ahí no vivía ninguna jovencita, el
joven insistió que fue ahí donde acudió y observó a la joven introducirse a
la casa, que por cierto me dijo que su nombre es Elena. El señor con ojos
llorosos le dijo que no podía ser comentándole que su hija Elenita
precisamente anoche cumplió un año que murió en un accidente
automovilístico en la curva “Las Mañanitas” viniendo de Topolobampo
con la ilusión de ir por primera vez al Baile de Blanco. Incrédulo el joven
insistía asegurando que ahí la dejó antes de irse a su hotel.
4
Elena; El joven sacando fuerzas de flaqueza y apresuró su paso dando
alcance a sus acompañantes, de pronto los viejecitos llorando a mares le
señalaron la tumba que por la proximidad del “Día de Los Fieles Difuntos”
se encontraba muy arreglada con hermosas flores que los viejecitos casi a
diario le llevaban.
Lo inaudito e increible
El enamorado joven mudo de asombro, con los ojos llorosos ojos y con un
nudo en la garganta, observó que su saco estaba sobre la tumba doblado
y pulcramente limpio. Enmudecido salió presuroso del lugar y hasta la
fecha nadie sabe ni supo el nombre y origen del joven que sufrió tan
terrible decepción y desilusión.
Apendice