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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención de
consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi mente
y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar, sorprender,
seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino hacia
la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás
vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del Padre.
Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus pequeños;
hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la intimidad de
Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que conversabas con Juan;
recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce en el Cenáculo..., lleno
de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable todavía de él y me enseñe a
hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y el resplandor de la llama (G.
CANOVAI, Suscipe Domine).
“AQUÍ HAY UNO MÁS IMPORTANTE QUE JONÁS”
Judea. Jesús hablaba: «ésta es una generación malvada»
«Busca una señal, mas no le será dada señal, sino la de Jonás».
«Así el Hijo del hombre será una señal para ésta generación»
«Y hay aquí más que Salomón y hay aquí más que Jonás».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Sal 41, 2-3
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío;mi alma tiene
sed de Dios, del Dios vivo.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
Misa: Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, fiesta (España). 15 de Octubre
2018
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.
Santa Teresa de Jesús (de Ávila), Virgen, Doctora de la Iglesia. Tuvo que crecer y
progresar: de ser una monja carmelita tibia y mediocre, a convertirse en una realmente
excelente y fervorosa. En su obra “El Castillo Interior” describe su experiencia mística de
unión profunda con el Señor. Dios es percibido y sentido con un sentimiento sereno y
místico, como viviendo en la más profunda celda del castillo de uno mismo. A pesar de
fuerte oposición, Teresa reformó su convento del Carmelo y muchos otros de la Orden
Carmelitana, sobre la base de una vida de profunda oración y un profundo sentido de
comunidad. Por sus escritos sobre mística llegó a ser la primera mujer declarada
oficialmente Doctora de la Iglesia.
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Aunque me cueste tengo que reconocer que soy frágil y pecador. ¡Cuántas veces me
dejo llevar por las ocasiones y soy negligente en el rechazo de las tentaciones! Sin
embargo, Tú siempre estás esperándome con los brazos abiertos para perdonarme y
devolverme a la vida. En ti confío, Señor, y sé que eres todo amor y misericordia.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Oh Dios de vida y amor: Santa Teresa de Jesús fue profundamente consciente de qué
manera tan especial tú vives en lo más profundo de nosotros mismos. Que ella nos ayude
a vivir la vida de Jesús como sarmientos vivos unidos a la vid, que den fruto ubérrimo de
justicia, bondad y amor. Que nuestra unión con Jesús se haga visible en nuestra apertura
a los otros y en un profundo sentido de oración. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oh, Dios, que por tu Espíritu has suscitado a santa Teresa de Jesús, para mostrar a la
Iglesia el camino de la perfección, concédenos alimentarnos siempre de su celestial
doctrina y enciende en nosotros el deseo de la verdadera santidad. Por nuestro Señor
Jesucristo.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Gálatas 4,22-24.26-27.31-5,1
Meditatio
En el final de esta explicación que hace san Pablo sobre la relación entre el Antiguo
Testamento y el Nuevo Testamento, nos instruye sobre la libertad que Cristo ha ganado
para nosotros. Hemos sido liberados por Cristo de manera que los preceptos de la ley se
han cambiado por la libertad que da el amor y el Espíritu. No es que se hayan quitado las
prescripciones de la ley sino que ahora en lugar de obligarnos, el amor nos IMPULSA.
Es muy triste que todavía haya personas que no sólo digan, sino que incluso se lamenten
de la NECESIDAD de ir a Misa. Se sienten obligadas, forzadas a asistir. Quien deja que el
Espíritu Santo obre en su vida, lo libera, dándole amor, de manera que la Eucaristía
dominical deja de ser una "carga", un yugo que esclaviza, para convertirse en un
verdadero gozo, algo deseado y amado, lo cual le permite vivirla con toda su intensidad.
Esta es la acción liberadora de Cristo. Su Espíritu, que mora en nosotros por la fe, nos
hace amar todo en lo que el Señor nos ha instruido. No seas esclavo de la ley, pídele al
Espíritu que te enseñe y que te mueva a amarla. Esta es la novedad del Nuevo
Testamento.
Oratio
Espíritu Santo, dame un amor profundo por la vida espiritual, dame el deseo ardiente de
buscar a Dios y de disfrutar en su presencia, llámame a la oración para que no la sienta
como una obligación, sino como el privilegio de acercarme como hijo a Dios.
Actio
Hoy haré mis prácticas espirituales cotidianas, pero cuidaré que mi actitud ante ellas sea
de alegría y gozo.
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• En la carta remitida por Pablo a las Iglesias de Galacia se anticipan los temas
desarrollados con mayor extensión en la Carta a los Romanos. Tras la autopresentación
en defensa del Evangelio, Pablo reprueba a los que siguen fácilmente la doctrina de los
judaizantes, esto es, de los partidarios de la circuncisión y de la Ley mosaica. La
justificación no viene de la Ley, sino de la gracia de Cristo.
A través de la alegoría de las dos mujeres que le engendran hijos a Abrahán se contrapone
la economía de la Ley a la economía de la fe. Agar es esclava y su hijo es engendrado en
la esclavitud de la carne: la antigua alianza del Sinaí, representada por Agar, es un yugo
de esclavitud. Sara, la mujer libre, engendra a Isaac, el hijo de la promesa: nosotros,
convertidos en hijos de Dios, en Cristo, hemos sido liberados porque en él ha llegado la
promesa a su cumplimiento. La alegoría, sin insistir en su contraposición litigiosa tal como
se describe en Gn 16 y Gn 21, dibuja sobre el fondo de las dos mujeres dos montañas,
ambas también simbólicas. Detrás de la esclava se levanta el Sinaí, el monte en el que,
entre truenos y relámpagos, recibió Moisés las tablas de los diez mandamientos. Es la Ley
sobre la que se funda la antigua alianza entre Dios y su pueblo. Dios ha prometido su
fidelidad de amor nupcial. Su pueblo ha prometido observar la Ley, pero de inmediato ha
iniciado una historia de componendas y transgresiones. Detrás de Sara resplandece el
monte Sión, la ciudad de Jerusalén que baja del cielo «ataviada como una novia que se
adorna para su esposo» (Ap 21,2) para volver a llevar a Dios a los hijos de la nueva
alianza. Exulte de alegría y alégrese la «Jerusalén de arriba» (Gal 4,26): muchos de sus
hijos son regenerados para la vida nueva en Cristo.
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Los judíos al aferrarse a sus observancias religiosas, olvidaban que eran, más que todo el
pueblo de la promesa. Elegidos por Dios con preferencia a los demás pueblos, su misión
era la de decir que hay promesas para toda la humanidad. Se equivocaban al pensar que
ya somos elegidos de Dios, que todos hagan igual que nosotros y observen nuestras
prácticas.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 112,1-2.3-4.5-7
R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. endito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.
R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El Señor se eleva
sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos.
R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al
cielo y a la tierra? Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre.
R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Lucas 11, 29-32
• Lucas pone en labios de Cristo, que va de camino hacia el misterio pascual que se
consumará en Jerusalén, una serie de enseñanzas, exhortaciones, respuestas y reproches.
Ahora le toca el turno a un grupo de ese pueblo de «dura cerviz» que tiene dificultades
para acoger la Palabra de Dios. ¿Qué señal ofrece este mesías para que le creamos? ¿Qué
ofrece de seguro? Se trata de una muchedumbre no muy diferente a la de Nínive, que no
sabía distinguir entre el bien y el mal (cf. Jon 4,11); no muy diferente de los paganos,
recién llegados a la fe, a los que se dirige Lucas; tal vez no muy diferente a nosotros, que
siempre andamos a la búsqueda de algo extraordinario y, al mismo tiempo, inmediato.
El tono de la respuesta de Jesús es drástico. Habla de juicio y condena. Sin embargo, por
detrás de la referencia a Jonás, a quien toma Jesús como símbolo de su muerte y
resurrección, está todo el peso de la misericordia salvífica de Dios. Ésta les había sido
ofrecida a los ninivitas a cambio de una humilde conversión, a la reina del sur por su
generosa búsqueda de la sabiduría.
La Palabra de salvación pide tanto a los judíos como a los griegos un espíritu abierto:
«Más bien, dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc
11,28). Este anuncio de bienaventuranza contrasta todavía más con el juicio y la condena,
que están reservados a quienes han recibido el tesoro de la Palabra revelada y, esclavos
de una falsa fidelidad a la Ley, no saben reconocer las señales de la presencia del Salvador,
y a quienes no son capaces de aceptar el duro lenguaje de la cruz ni se atreven a esperar
en la resurrección.
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Jesus replica, a distancia, a la petición de una «una señal del cielo» (cf. 11,16). A pesar
de los muchos milagros y exorcismos que ha realizado, todavía hay quien espera de él
una demostración impresionante, un prodigio que ponga su mesianidad por encima de
toda duda. Ahora bien, se trata de la pretensión de una «generación incrédula y perversa»
(9,41), que no quiere reconocer en su persona las señales evidentes de la acción de Dios.
Por eso, «no se le dará una señal distinta de la de Jonás», el profeta que predicaba a los
ninivitas la conversión: ahora, el Hijo del hombre desarrolla la misma misión respeto a
«esta generación» (los otros dos sinópticos ven prefigurada en la historia de Jonás la
resurrección de Jesús).
La respuesta se desarrolla con dos dichos en los que Jesús se compara con Salomón y, de
nuevo, con Jonás. Si el primero fue visitado por una reina extranjera para escuchar su
sabiduría, el segundo obtuvo la conversión de los habitantes de Nínive. Pues bien, «aquí
hay uno que es más importante que Salomón [...], uno que es más importante que Jonás»
(vv. 31s). Jesús, mientras reprocha a sus contemporáneos su obstinación, deja entender
una vez más que los gentiles son más sensibles a la voz de Dios.
Por último, una serie de dichos sapienciales, ligados entre ellos por medio de las imágenes
de la luz, la lámpara y el ojo, interpelan al lector del evangelio (vv. 33-36). El primero da
a entender que, del mismo modo que no se puede poner una lámpara en un lugar oculto,
así la luz de Cristo ilumina a cuantos la encuentran. Pero la lámpara -según se dice- es
también símbolo del ojo: «Tu ojo es la lámpara del cuerpo». Si los ojos están sanos, en
condiciones de ver bien, toda la persona estará en la luz. De ahí la advertencia: «Ten
cuidado de que la luz que hay en ti no se convierta en tinieblas», o sea, que tu capacidad
de ver no se estropee. Si, teniendo el ojo sano, te abres a la luz, entonces estarás
completamente en la luz, iluminado por Cristo.
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No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay Reflexión.
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Oración inicial
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera
que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Lucas 11,29-32
Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta una acusación muy fuerte de Jesús contra los fariseos
y los escribas. Ellos querían que Jesús diera una señal, pues no creían en las señales y en
los milagros que estaba haciendo. Esta acusación de Jesús sigue en los evangelios de los
próximos días. Al meditar estos evangelios, debemos tomar mucho cuidado para no
generalizar la acusación de Jesús como si fuera dirigida contra el pueblo judío. En el
pasado, la ausencia de esta atención contribuyó, lamentablemente, a aumentar en los
cristianos el anti-semitismo que tantos males acarreó a la humanidad a lo largo de los
siglos. En vez de levantar el dedo en contra de los fariseos del tiempo de Jesús, es mejor
mirarnos en el espejo de los textos, para percibir en ellos al fariseo que vive escondido en
nuestra Iglesia y en cada uno de nosotros, y que merece la misma crítica de parte de
Jesús.
• Lucas 11,29-30: La señal de Jonas. “Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta
generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y
aquí hay algo más que Jonás." Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: Esta
generación es una generación malvada; pide un signo, pero no se le dará otro signo que
el signo de Jonás”. El evangelio de Mateo informa que algunos escribas y fariseos: pidieron
una señal (Mt 12,38). Querían que Jesús realizara para ellos una señal, un milagro, para
que pudiesen verificar si era él mismo el enviado de Dios según se lo imaginaban. Querían
que Jesús se sometiera a los criterios de ellos. No había en ellos apertura para una posible
conversión. Pero Jesús no se sometió a sus pedidos. El evangelio de Marcos dice que
Jesús, ante el pedido de los fariseos, soltó un profundo respiro (Mc 8,12), probablemente
de disgusto y de tristeza ante tanta ceguera. Porque de nada sirve poner un bonito cuadro
ante alguien que no quiere abrir los ojos. La única señal es la señal de Jonás. “Porque así
como Jonás fue signo para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta
generación”. ¿Como será esta señal del Hijo del Hombre? El evangelio de Mateo responde:
“ Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres
noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres
noches.” (Mt 12,40). La única señal será la resurrección de Jesús. Esta es la señal que, en
el futuro se dará a los escribas y a los fariseos. Jesús, condenado por ellos a una muerte
de cruz, será resucitado por Dios y seguirá resucitando de muchas maneras en aquellos
que creen en él. La señal que convierte no son los milagros, sino ¡el testimonio de vida!
• Lucas 11,31: Salomón y la reina del Mediodía. La alusión a la conversión de la gente
de Ninive asocia y hace recordar la conversión de la Reina del Mediodía: “La reina del
Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará;
porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo
más que Salomón”. Esta evocación casi ocasional del episodio de la Reina del Mediodía
que reconoció la sabiduría de Salomón, muestra cómo se usaba la Biblia en aquel tiempo.
Era por asociación. La interpretación principal era ésta: “La Biblia se explica por la Biblia”.
Hasta hoy, ésta es una de las normas más importantes para la interpretación de la Biblia,
sobre todo para la Lectura Orante de la Palabra de Dios.
• Lucas 11,32: Aquí hay algo más que Jonás. Después de la digresión sobre Salomón
y la Reina del Mediodía, Jesús vuelve a hablar de la señal de Jonás: “Los ninivitas se
levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron
por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás”. Jesús es mayor que Jonás,
mayor que Salomón. Para los cristianos, es la clave principal para la Escritura (2Cor 3,14-
18).
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Las dos lecturas de hoy nos obligan a considerar de nuevo episodios y figuras del Antiguo
Testamento: Abrahán junto con Sara y Agar, Jonás junto con los ninivitas, la reina de
Saba junto con Salomón. Parecen proponernos, por otra parte, problemas ahora un tanto
distantes de nosotros, como la circuncisión o la ventaja que puede suponer ser griego en
vez de judío. Con todo, el mensaje es extremadamente actual, porque siempre es actual
la tentación de anclarnos en esquemas fijos sobre las propuestas de Dios y sobre las
condiciones para justificarnos ante sus ojos.
El Señor no se desmiente. Quiere respuestas libres, una actitud confiada y filial. Si bien,
prácticamente siempre, nos hace falta el ejercicio de la fe y el creer más allá de la
evidencia, es sólo la persuasión de que el Señor nos ama y de que su amor supera
infinitamente todas nuestras expectativas lo que abre nuestros estrechos horizontes,
situados entre el legalismo y nuestro interés.
¡Qué triste es pensar que, pasados ya dos mil años desde que el Hijo del hombre,
Jesucristo, nos ofreció un signo mucho más elocuente y eficaz que el signo de Jonás,
todavía vayamos en busca de señales y confirmaciones en las absurdas respuestas de la
astrología, de la magia (pagando un precio elevado) y de las abstrusas fantasías de sectas
pseudorreligiosas! Tal vez sea demasiado sencillo creer en el amor o demasiado hermoso
abandonarse como hijos en los brazos del Padre...
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Libertad. Lucas 11,29-32 ¡No se dará ningún otro signo más que Jesús! A los que exigen
pruebas y demostraciones no se les concederá más que la palabra viva de un hombre
semejante a sus hermanos y el poder del Espíritu que invita a ir más allá de las evidencias.
La fe se vive en régimen de libertad. La demostración encierra y aprisiona, la evidencia
somete y no se discute. La fe, como el amor, vive del encuentro y del compromiso, de la
participación y de la comunión. Lo cual significa que la fe es una conquista sobre la
indiferencia, el egoísmo y las falsas certezas. Sólo se nos dará como signo a un hombre
que encontrar: la fe está ligada a las vicisitudes de un encuentro.
«Vosotros sois hijos por la fe», afirmaba ayer san Pablo. Ser hijos es, en contra de tantos
eslóganes contemporáneos, ser libres. La ley y la religión encierran en el corsé de sus
evidencias, de sus dogmas y de sus reglas. El amor, por su parte, despierta a la libertad.
La nueva relación con Dios que ha establecido Jesús culmina en la oración de los hijos que
adoptan a su Padre: «Abbá». Este «Abbá», dado por Jesús a sus discípulos como la
primera palabra de su oración y de su fe, hace entrar directamente a los cristianos en el
diálogo, que es el secreto de la obediencia de los hijos de Dios. Se comprende la afirmación
triunfal de Lutero: «El cristiano es un ser libre, señor de todas las cosas, y no está
sometido a nadie». «No sois hijos de la esclava». Se comprende, pues, la angustia y, en
cierto modo, el furor que padece Pablo cuando constata que los que él había despertado
a esta libertad querían caer de nuevo bajo el yugo de pseudo-disciplinas de prácticas
legalistas. ¿Iban a olvidar tan pronto que eran los miembros de una comunidad que, según
la frase de Calvino, es «una madre de la que Dios es el Padre» y que merece el nombre
más hermoso: «la mujer libre»?
«Para ser libres nos libertó Cristo». El Evangelio, basado solamente en el signo de Jesús,
está más allá de todas las esperanzas del hombre religioso. ¿Cómo extrañarse entonces
de que incluso en quienes lo acogen en la fe, reaparezca insensiblemente la tentación de
añadir un «segundo Evangelio» al lado del primero, un Evangelio a la medida humana?
¡Filtrar la luz, hacerse con un cristianismo razonable, practicable, políticamente viable!
Buscar la seguridad personal tras el escudo protector de las prácticas, de cumplir con lo
mandado, de remitirse a definiciones y conceptos... La Iglesia tiene que ser el lugar en
donde se encarne el Evangelio único, el de la libertad. Es evidente que tomará cuerpo a
través de una tradición, de una doctrina, de una liturgia, de una forma institucional. Para
garantizar la Tradición, la Iglesia forma sus tradiciones; para proteger la Doctrina,
establece sus fórmulas; para preservar el orden en la comunidad, afianza la autoridad.
Pero el peligro de un «segundo Evangelio» es permanente: las tradiciones pueden tapar
la Tradición, la institución encadenar al Espíritu, el honor suplantar al servicio. ¡Dichosa la
Iglesia que, en la realidad vivida de su fe, de su organización, de su misión, llegue a hacer
manifiesto que ella es servidora de un solo Evangelio, entramado de gracia y de invitación,
de liberación y de vocación! Esa Iglesia podrá ser llamada «madre de los vivientes», nueva
Eva. Nacida del costado del nuevo Adán, habrá dado a luz la libertad, que es el don más
hermoso de la vida.
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La gente seguía a Jesús fascinada por sus milagros y pidiendo una señal que les
comprobara que era verdaderamente el mesías. Hoy en día, todavía hay mucha gente que
continúa buscando los milagros del Señor, en lugar de buscar al Señor de los milagros.
Día a día, Dios nos da signos de su presencia, de su amor y nos invita a vivir en él, a
confiar en él, a tenerlo verdaderamente como nuestro Dios y Señor.
Basta abrir bien nuestros ojos, sobre todo los del corazón, y nos daremos cuenta que
habita entre nosotros, que nos protege en nuestras dificultades, que ni un momento
estamos solos. Los que no lo ven o no lo sienten cercano, generalmente es porque no
oran. Si tú no quieres ser de los que se pasan la vida pidiendo a Dios una señal, ora y
como resultado: verás, oirás y amarás.
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El Señor sabe que nuestra fe se alimenta de lo que habita en nuestro corazón y, asimismo,
conoce bien nuestra continua necesidad de sentirnos confirmados, seguros de ser amados,
defendidos, justificados. Él sabe que siempre andamos en busca de una «señal» que nos
atestigüe su presencia y su omnipotencia. A este respecto, la palabra evangélica que Lucas
nos entrega suscita preguntas en nosotros: ¿qué es lo que dejamos habitar en nuestro
corazón? ¿A quién y a qué se dirige nuestra mirada?
Estamos llamados a realizar un camino de conciencia, de conocimiento de nuestros
deseos, de nuestras esperanzas, de nuestras expectativas; un camino en la comunión
que puede llevarnos a experimentar en lo más profundo de nosotros mismos que no
estamos solos, sino que Dios en persona nos espera, nos desea, desde hace mucho
tiempo. Ojalá permanezca siempre con nosotros el Espíritu del Resucitado, a fin de que
con su luz y su fuerza aprendamos a vislumbrar en el sufrimiento y en la alegría de nuestra
vida cotidiana la presencia y la acción de Dios. Es un entrenamiento para la gratitud, para
decir «gracias» incluso por esos dones que no reconocemos inmediatamente y que sólo
un ojo (una fe) limpio, iluminado, sano, puede acoger, contemplar y, por consiguiente,
compartir. La luz verdadera, la que ilumina a todo hombre (cf. Jn 1,9), ya ha venido, ya
existe en la vida de cada uno, y el que está acostumbrado a buscarla puede experimentar
y dar testimonio de que, para el Señor, las tinieblas no son oscuras y la noche es clara
como el día; para él, las tinieblas son como luz (cf. Sal 139,12)
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El signo es Jesús mismo. Cuando la gente se apiñaba por estar con Jesús era para ver
algo maravilloso, algo sobrenatural, aquello que no dejara dudas de su poder: pedía un
signo elocuente de que Él era el que había de venir.
Así el Evangelio nos pone delante de nosotros el dilema de la fe. Jesús reprocha a esta
generación perversa, su falta de fe, que pide un signo; pero lo que no ven es que Jesús
es el signo mismo que esperan sus corazones, sus vidas. Así nosotros tenemos el mismo
deseo de que Jesús sea el signo de nuestra vida.
Jesús ha hecho ya todo por nosotros, es decir, se encarnó, sufrió su pasión y resucitó por
nosotros. No necesitamos ningún signo más, aún más, este Evangelio nos recuerda que
nuestra dicha es el creer pero con una particularidad, sin haberlo visto.
• Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y signos de
fe, pero no corresponden a una verdadera adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio.
Cada cristiano -todos nosotros, cada uno de nosotros- está llamado a profundizar en esta
pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una conducta coherente de vida,
cuyo hilo conductor será la caridad. Pidamos al Señor, que por intercesión de la Virgen
María, deshaga la dureza de los corazones y la estrechez de las mentes, para que estemos
abiertos a su gracia, a su verdad y a su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos,
sin exclusión. (Ángelus de S.S. Francisco, 8 de julio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita o un momento de oración en que pediré el don de la fe en Jesús.
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29 s. Véase Jonás 2.
31. Alude a la reina de Sabá (Arabia) que visitó a Salomón, para ver su sabiduría (1 R.
10, 1; Mt. 12. 39-42; Mc. 8, 12). Estas referencias que hace Jesús a los que vanamente
le piden milagros (cf. Jn. 6, 30; 12, 37), tienen por objeto mostrarles que su divina
sabiduría basta y sobra para conquistarle, sin necesidad de milagros, la adhesión de
cuantos no sean de corazón doble (Jn. 7, 17 y nota). Esta sabiduría de Jesús es la lámpara
de que habla en el v. 33 ss., y que no debe ser soterrada por los indiferentes, ni escondida
por los maestros, porque todos tenemos necesidad de ella para nosotros y para los demás.
http://www.ciudadredonda.org
Queridos amigos,
No siempre acogemos las invitaciones que nos hacen. Y no es que no las aceptemos
porque éstas sean malas, sino quizá porque, simplemente, no nos vienen bien en ese
momento, porque estamos cansados y tenemos pereza para movernos o, simplemente,
porque perturban otros planes que ya teníamos preestablecidos.
El signo de Jonás al que alude Jesús es el milagro de la conversión de los ninivitas ante la
propuesta del profeta. La predicación de Jonás consiguió que los ninivitas cambiaran de
perspectiva y decidieran salir de donde estaban para caminar a la luz del Señor. Jonás
consiguió que decidieran moverse y abandonar su anterior postura para encaminarse
hacia la voluntad de Dios.
La Palabra de Dios tiene esa capacidad de activar en quien la oye una respuesta así. Pero
el profeta no siempre es escuchado. El hombre no siempre escucha la Palabra liberadora
que le viene de Dios. Así es la libertad humana. A veces parece que las personas
prefiriésemos vivir en la esclavitud de nuestras costumbres, de nuestras pasiones o
pecados, de nuestros horizontes tal vez cortos, sin querer cambiar de vida o de rumbo
hacia una mayor felicidad. Es lo que Jesús reprocha a los que le estaban escuchando: que
no aceptan su invitación a mirar más lejos y a acoger la novedad del Reino, aunque eso
les complique un poco la vida y les obligue a salir de su área de confort.
Ahí queda el desafío que hoy nos propone el Señor: acoger la invitación al Reino y la vida
nueva que este trae consigo, o no hacerlo. Nada ni nadie nos obliga. El Reino siempre es
una invitación que siempre ha de ser acogida desde nuestra libertad. La invitación a
abrazar un horizonte más bello es un regalo que el Señor nos hace.
El testimonio es unánime: si quieres ser libre y feliz realmente, no dejes de aceptarlo.
http://www.aqplink.com/roguemos
Los habitantes de Nínive siendo pecadores no recibieron más señal divina que la venida
de Jonás, que los invitaba a la penitencia. Los contemporáneos de Jesús se creen los
buenos por ser el pueblo de Dios, y no se dan cuenta que la hora ha llegado en que
solamente pueden arrepentirse. Son nuestros hermanos los que nos pedirán cuentas por
tantas riquezas desperdiciadas.
1. En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús
Relata este fragmento del Evangelio, que en aquel tiempo, la multitud se apiñaba
alrededor de Jesús, mostrando de esta forma que el Señor cautivaba a las gentes, y
seguidamente nos dice que éste comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una
gente perversa”. Perverso, es aquel que tiene mucha maldad, lo mismo que es perverso
el que hace daño intencionadamente. Jesús continua diciendo que: “Piden una señal, pero
no se le dará otra señal que la de Jonás”
2. Cristo va descubriendo quién es el
A la predicación de Jonás, Nínive (capital de Asiria) se convirtió. Y ante la sabiduría de
Salomón, vino a oírle la reina del Mediodía, la reina de Saba (1 Re 10:1). Ellos condenarán
“en el juicio” probablemente aludiendo, con este término casi técnico, al juicio" postrero,
a esta generación, porque aquí, es decir, en él, hay cosa mayor que la sabiduría de
Salomón y el profetismo de Jonás. Es parte del Punto más alto o culminación de un proceso
con que Cristo va descubriendo quién es EL; y que es mayor que reyes y profetas.
La cita de Jonás evoca su predicación en Nínive, con la conversión del pueblo, y, por
contraste, la escasa atención que Israel prestó a su predicación.
3. Piden como condición ser testigos de un signo
Judíos escribas y fariseos, con una engañosa disposición a creer, piden como condición
ser testigos de un signo, o señal, esta es condición indispensable para creer, al parecer
todo lo que había realizado Jesús les parecía poco, además que esta era una nueva
maniobra de fariseísmo que acostumbraba a atacar a Jesús. En el fondo buscan probar si
es verdad que es el Mesías. Jesús no da el milagro que piden, ni para cuando lo piden.
Los fariseos, pedían ver algo extraordinario, un milagro fuera de lo común, una
manifestación asombrosa y sensacional.
4. ¿No les bastaría, no serian suficientemente convincente las señales que había
dado Jesús?
Hoy, aún los hombres parecen insatisfechos con todo lo que el Señor les da, y tienen un
gran gusto por pedir, incluso, piden cosas desmedidas y en un mundo con una
problemática donde la irreverencia es dominante, donde el que puede le falta el respeto
a nuestra fe, y la “crisis de la fe”, está muy presente.
Los cristianos del mundo de hoy, tenemos que considerar un minucioso análisis de lo que
está sucediendo. No pensemos en milagros asombrosos para demostrar nuestra fe.
Dispongámonos a vivir comprometidamente con nuestra fe, dando testimonio con nuestra
actitud de vida, para que sirva de ejemplo a ese tipo de personas de hoy, las cuales no
tienen muchas diferencias a las que en aquel tiempo Jesús responde: " Ésta es una
generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás” Esta respuesta
de Jesús, va a los jefes del pueblo, escribas y fariseos de ese entonces, ¿a quién se la
dirigimos hoy?
5. Entonces, en el mundo de hoy, ¿le pedimos a Jesús otra prueba?
El "signo de Jonás" que propone Jesús a sus adversarios no puede limitarse al hecho de
haber permanecido como muerto en el vientre del pez durante tres días y tres noches,
sino al haber salido con vida. Jesús no les quiso dar otra prueba, es decir su propia
resurrección, que sería la prueba divina, algo que nadie podría falsear o imitar.
Es triste ver hoy, como muchos no tienen interés en oír el mensaje de Jesús, como también
es triste saber cómo algunos se dicen cristianos y desafían con su soberbia a Dios.
También los hay de los que se jactan al decir que no hay pruebas de la existencia de Dios.
Entonces, el mundo de hoy, ¿pide aún más pruebas?
6. Jesús nos ha comprometido personalmente
Jesucristo resucitó, y en consecuencia ahora vive en nosotros como cristianos. Y por tanto
nos corresponde que le demostremos al mundo no creyente pruebas de que él ha
resucitado y que vive en nosotros, para nosotros y por nosotros.
Pero tenemos que salir al mundo con ejemplos y testimonios de vida cristiana, como
hombres solidarios, como personas que aman a su prójimo, afables, contrarios a la
violencia en todas sus formas, respetuosos de la vida, con inclinación a hacer el bien, a
fin de que aquellos que rechazan a Jesús, acepten a quien nos da razón de ser y se
entusiasmen en oír sus enseñanzas.
Los fariseos no tenían excusas y nosotros tampoco, hemos recibido muchas bondades del
Señor y tenemos los medios que nos da la gracia, hemos sido llamados, tenemos el
bautismo, Jesús nos ha comprometido personalmente, y nuestra conversión será el
milagro que esperan de nosotros para que ellos tomen el camino de Jesucristo Nuestro
Señor.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
• Jesús critica a los escribas y a los fariseos que llegaban a negar la evidencia, volviéndose
incapaz de reconocer la llamada de Dios en los acontecimientos. Y nosotros, los cristianos
de hoy, y yo: ¿merecemos esta misma crítica de Jesús?
• Nínive se convirtió ante la predicación de Jonás. Los escribas y los fariseos no se
convirtieron. Hoy, lo que acontece provoca mutaciones y conversiones en la gente del
mundo entero: amenaza ecológica, la urbanización que deshumaniza, el consumismo que
masifica y aliena, las injusticias, la violencia, etc. Muchos cristianos vivimos ajenos a estos
clamores de Dios que vienen de la realidad.
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 A Ti, Dios Salvador nuestro y Padre nuestro, a Ti nuestra acción de gracias por
Jesucristo. Por El, Tú nos haces salir de la casa de la esclavitud para acogernos en tu
propia casa. Tu amor por nosotros ha sido locura, pues tu Hijo vivió en su cuerpo la muerte
del esclavo para que nosotros viviéramos como hijos. Y a nosotros, que creemos en este
signo de la Pascua, nos has alumbrado a la libertad de los hijos para ofrecerte junto con
tu Cristo la alabanza de la creación redimida. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 «Dichosa tú, que has creído», María. Primera hija de Abrahán no por ascendencia de la
sangre, sino por la autenticidad de tu fe. Tú engendraste al verdadero Hijo de la promesa,
al Hijo libre que hace libres a los que le siguen y creen en él.
Te pido, María, que apoyes mi débil fe y, sobre todo, que me ayudes a purificarla de tantas
incrustaciones que la mantienen esclava. Enséñame a escuchar con sencillez la Palabra
del Señor. Enséñame a acoger con asombro y entusiasmo la libertad que se me ofrece
cuando me adhiero con amor a sus propuestas concretas, sin vanas discusiones ni
resistencias. María, repite hoy por mí y conmigo tu maravilloso «sí». www.santaclaradeestella.es
3 ¡Alabad, siervos de Yahvé, alabad el nombre de Yahvé! ¡Bendito el nombre de Yahvé,
desde ahora y por siempre! (Sal 113,1-2) www.ocarm.org
4 ¿Cómo pedirte Señor señales, sí cómo…? Si con tu Espíritu me das día a día luz
iluminadora, fragancia de las flores, caridad de mis hermanos, mansedumbre de los
pobres, acceso a tu preciosísima sangre y cuerpo en la Eucaristía, amor a mi familia,
oración en medio de las tinieblas, auxilio y bendición a mis llamados. No, Señor, no te
pido señales, te pido por la gracia de Dios y por tu Santo Nombre sólo una cosa, enséñame
a poseerte y creerte, ¡FORTALECE MI POCA FE EN TI! Quema mi corazón y esa será tu
mejor señal. Porque tus llamas acabaran con mis amarguras, tristezas, dudas, señales de
espectáculo, cadenas y maldades. Y seré nuevo por Ti. Amén. www.dario.res
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Señor Dios nuestro, centro de nuestras vidas: Tú plantaste a tu Hijo entre nosotros como
la verdadera vid que da vida. Que él se nos dé a nosotros como pan divino que da fuerza
y se derrame a sí mismo a nosotros como vino vigorizante y unificador, para que él viva
en nosotros y nosotros en él y para que podamos hacer todas las cosas por él y con él,
porque él es nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.
Sean aceptables a tu majestad nuestros dones, Señor, a quien tanto agradó santa Teresa
de Jesús con la ofrenda de sí misma. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido
de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas
de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio de Santas Vírgenes y Religiosos. Significado de la vida de consagración
exclusiva a Dios.
En verdad es justo y necesario que te alaben, es nuestro deber y salvación darte gracia
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque celebramos tu providencia admirable en los santos que se entregaron a Cristo por
el reino de los cielos. Por ella llamas de nuevo a la humanidad a la santidad primera que
de ti había recibido, y la conduces a gustar los dones que espera recibir en el cielo.
• Gracias, Jesús, por este momento de encuentro contigo. Gracias por el don de la fe. Te
pido que me ayudes a crecer cada vez más en confianza en Ti y que me fortalezcas con
la gracia de tu Resurrección. Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con los santos y todos ángeles, te alabamos proclamando sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita las
alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que
se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos
mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se realiza
el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque
esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para
el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada persona
de la tierra.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente
la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de
un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de la comunión Sal 88, 2
Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las
edades.
Oh Dios, centro de nuestra vida: Te damos gracias por llenarnos con la savia de la vida
de Jesús, que es nuestra verdadera vid. Siguiendo el ejemplo de Teresa de Ávila, que
sigamos viviendo en profunda unión con él y con los hermanos para que en las
incertidumbres de la vida sigamos creyendo, esperando y construyendo juntos un reino
de amor. Y, si de nuevo nos desviemos por caminos de pecado y de egoísmo, usa tú con
fuerza tu podadera para purificar nuestra fe y nuestro amor. Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Señor, Dios nuestro, haz que tu familia consagrada a ti, a la que has alimentado con el
pan del cielo, se alegre cantando eternamente tus misericordias a ejemplo de santa Teresa
de Jesús. Por Jesucristo, nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
– Termina esta oración rezándole a María:
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!, yo me entrego del todo a Ti y en prueba de mi afecto,
con amor filial te consagro en este día todo lo que soy, todo lo que tengo.Guarda y protege,
y también defiende a este hijo tuyo, que así sea. Amén.
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: Más grande que Salomón, más grande que cualquier profeta, es Jesús.
Nosotros creemos en él. En él confiamos. A él tomamos como el tesoro que da sentido a
nuestras vidas.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
ustedes y permanezca para siempre.
R/ Amén.
Pueden ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en Cristo,
ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16