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B.

RESUMEN

8. LOS SUMARIOS DE HECHOS

GOURGUES, M., «Los sumarios de los Hechos», en Misión y comunidad (Hch 1-12), CB 60, Verbo
Divino, Estella 1988, 41-51.

LOS SUMARIOS DE LOS HECHOS


En los cinco primeros capítulos [de Hch] nos encontramos con tres sumarios relativos a la vida de la
comunidad primitiva de Jerusalén. Además, encontramos una serie de indicaciones más breves que se
refieren igualmente a la situación y a la vida de las comunidades, o que explican en breves palabras una
actividad de grupos o de individuos.
FUNCION EN EL TEXTO
Estos sumarios y estas indicaciones representan un doble papel: ofrecen una idea general mostrando
significaciones de conjunto; y realizan una transición y relacionan entre si unos conjuntos narrativos
autónomos. Los «pequeños sumarios» o indicaciones breves representan un papel idéntico de «puntos de
sutura».

VISION DE CONJUNTO
Si se presta atención al contenido de los sumarios, se constata que se repiten algunos motivos de uno a
otro sumario y dentro de los mismos. Se presenta como una especie de «sumario de sumarios», en el
sentido de que encontramos en los siete elementos que se recogen luego de una forma o de otra en el resto
del primer sumario y en los otros dos.

LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA VIDA COMUNITARIA


Veamos lo que ha podido llamarse «la cuádruple fidelidad» de la comunidad primitiva. A continuación,
agruparemos los elementos que se refieren a la irradiación exterior de la comunidad, las simpatías de que
gozaban entre el pueblo, los signos y prodigios, y el crecimiento numérico.

LA ENSEÑANZA DE LOS APOSTOLES


Al presentarnos a la comunidad primitiva «constante en escuchar la didache de los apóstoles», Lucas
quiere sin duda subrayar el lugar y el papel único de los Doce. Su función en la comunidad se sitúa ante
todo en la línea de la palabra. Por la descripción de diversos acontecimientos podemos llegar a hacernos
una idea del papel y de la autoridad que ejercían los apóstoles en el seno de la comunidad -de orden moral
y jurídico- al servicio de la unidad.

LA KOINONIA
«Constantes en la koinonia». Este término tiene que designar aquí la distribución o la puesta en común de
los bienes materiales. Hay muchos motivos para ver en este acto la expresión o la transcripción exterior
de la unión espiritual de los creyentes, que subrayan con complacencia los cinco primeros capítulos de los
Hechos. Así se deduce particularmente del segundo sumario que, inmediatamente antes de hablar de la
puesta en común de los bienes, señala que «en el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo». Los creyentes podían seguir poseyendo y libremente, podían decidir sobre su forma de ayudar a
la comunidad. Lo ideal es que todos tengan lo que necesitan para vivir y que los que carezcan de ello
puedan contar con la solidaridad y la generosidad de los demás.

LA FRACCION DEL PAN


La tercera «fidelidad» se refiere a la fracción del pan. Hemos de ver en esta expresión la designación del
banquete eucarístico. La «fracción del pan» no remite propiamente a la eucaristía, pero la forma como
Lucas la describe quiere ser sin duda una evocación de la misma. Lucas no dice nada directamente en
relación con la fracción del pan, pero lo que refiere inmediatamente antes sobre la koinonia designa el
rostro de una comunidad cuyos miembros se conocen entre sí y están lo bastante cercanos unos a otros
para sentirse solidarios y ayudarse mutuamente.

LA ORACION
«Eran constantes en las oraciones». En 1,14 indica que, después de la ascensión los discípulos «se
dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, además de María, la madre de Jesús y sus
parientes». En 6, 4, los apóstoles proponen escoger a unas personas que aseguren el servicio de las mesas
para que ellos puedan permanecer «constantes en la oración». En lo que se refiere a la asistencia al templo
por parte de la comunidad de Jerusalén, hay que notar dos cosas: los Hechos ven en el templo el lugar de
la oración más bien que el de los sacrificios; y esta persistencia en acudir al templo parece indicar que, en
sus orígenes, los cristianos no fueron considerados ni se consideraron a sí mismos como «otros» o
diferentes respecto al judaísmo.

LA IRRADIACION EXTERIOR
En los tres sumarios de los primeros capítulos de Hch se habla de las simpatías de que gozaba entre el
pueblo la comunidad primitiva. La mención del éxito alcanzado entre la gente por la predicación y la
actividad de los apóstoles se repite como un estribillo, no sin dejar sospechar a veces un tanto de
exageración y de abultamiento de las cifras y unas generalizaciones entusiastas 3 000 personas convertidas
el día de pentecostés (2, 41), 5 000 en 4, 4, «Samaria» en 8, 14, «toda la población de Lida y de la llanura
de Saron» en 9,35, «toda Jafa» en 9, 42.
Lo que más concretamente ejerce un impacto en la gente es el testimonio y los milagros realizados por los
apóstoles. A ello hay que añadir la irradiación de la propia comunidad, como indican los sumarios. Lucas
señala el favor de la población después de hablar de las experiencias positivas vividas por la comunidad,
en especial de su unidad. El evangelista sitúa paralelamente, como dos factores de interpelación y de
«atracción», la proclamación apostólica y la realidad vivida por la comunidad.

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