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Los teóricos marxistas han discutido a menudo esta cuestión, y ofrecen respuestas
contrapuestas, que pretenden apoyarse igualmente en afirmaciones de Marx. Una
respuesta extrema-es la "materialista", que da absoluta primacía a la praxis sobre la
teoría, afirmando con Marx que " no es la conciencia lo que determina el ser del
hombre, sino que, al contrario, es el ser social del hombre lo que determina su
conciencia". En el otro extremo la respuesta "idealista" mantiene la primacía de la teoría
entendida como "conciencia revolucionaria": las ideas tienen una carga de poder
transformador, como sugiere la conocida Tesis XI sobre Feuerbach: "los filósofos han
interpretado el mundo diversamente; lo que importa es cambiarlo". Reconociendo una
inevitable dialéctica entre teoría y praxis, hay quien habla de "teoría de la praxis"
(Gramsci). En la primera de estas impresiones, se reconoce una primacía de la teoría, en
cuanto que precede a la praxis y la promueve. En la segunda, la primacía pertenece a la
praxis, que es reflejada e interpretada por la teoría.
Podría decirse que los teólogos, cuando hablan de la relación entre teología y vida
cristiana, toman posturas semejantes. Ratzinger, en su crítica de la TL, parece concebir
la teología como una "teoría para la fe", es decir, que precede a la fe y la promueve. En
su opinión, la TL respondería también al mismo esquema de "guía para la praxis", sólo
que desde presupuestos teóricos inaceptables.
Posiblemente el mismo Ratzinger concedería que toda teoría que se refiere a una praxis
y que tiene una intención de influir en la praxis -es decir, que comienza y termina una
praxis- ha de ser comprendida en una relación dialéctica con la praxis. Es ésta una de las
características de la teología actual en general, y no sólo de la TL. La teología puede
concebirse como una teoría crítica reflexiva de la religión cristiana; y por esto pienso
que las reflexiones de Habermas sobre teoría crítica y praxis pueden ayudar al menos a
clarificar si no a resolver los problemas latentes en el debate sobre TL.
JOSEPH KROGER
Un enfoque "dogmático" ya sea del cristianismo o del marxismo, que considerara estas
tradiciones como un sistema de ortodoxia cerrada que no atendiera al carácter dialéctico
de las relaciones entre teoría y praxis, excluiría de antemano todo diálogo real entre
estas dos magnitudes. De hecho, tanto en el cristianismo como en el marxismo se ha
desarrollado una alternativa conciencia "crítica" que intenta conceptualizar la unidad
entre teoría y praxis, entendiendo la tradición como abierta a la crítica y como
susceptible de cambio. La "teoría crítica" de Habermas responde así a las limitaciones
de la ortodoxia dogmática marxista. Las expectativas prometidas por la teoría marxista
no han coincidido con la realidad de la praxis marxista: es este "fallo" del marxismo lo
que provocó que los filósofos de la escuela crítica de Frankfurt y Habermas sintieran la
urgencia de reformular las relaciones entre teoría y praxis.
Conocimiento e interés
Habermas muestra que hay una relación intrínseca entre "conocimiento" e "interés",
entendiendo éste no de manera psicológica, sino de una manera como transcendental,
como expresión de las invariantes que constituyen la estructura a priori del conocer
humano. El conocimiento "puro" y desinteresado es una ilusión, y los métodos
pretendidamente científicos y positivos operan con tendencias reduccionistas. Este
reduccionismo puede descubrirse en el marxismo ortodoxo, y aun en el mismo Marx.
2. El interés práctico que busca el entendimiento mutuo entre los hombres, funda las
"ciencias histórico-hermenéuticas" con su racionalidad interpretativa. Las ciencias
culturales tienen un carácter irreductible, como sugiriera Dilthey. Presuponen un
JOSEPH KROGER
EL CONOCIMIENTO EMANCIPATORIO
Pero Davis no acaba de aclarar cómo hay que conceptualizar la unidad dialéctica de
teoría y praxis en el cristianismo. Porque la primera tarea de formación de una teoría
crítica está ya en parte condicionada por la praxis histórica de la comunidad; y, además,
aunque la teología precede y guía la praxis de la fe, promoviendo en la comunidad una
reflexión crítica emancipatoria, hay que decir también que la teología sigue la acción
estratégica de la misma comunidad. Bajo el primer aspecto, la tarea de la teología podría
llamarse profético-crítica; bajo el segundo, podría llamarse estratégico-práctica.
1.La formación de teorías críticas y las ciencias sociales. Al construir una teoría crítica
de la sociedad, el teólogo ha de utilizar el análisis científico-social, ya que el evangelio
no ofrece en estas materias claves privilegiadas de conocimiento. La elección de un
sistema particular de instrumentos socioanalíticos vendrá en parte condicionada por
factores históricos y económicos, lo cual no quiere decir que el uso de tales
instrumentos haya de ser acrítico. Los resultados de determinados análisis sociales
tendrán que ser discutidos por lo que Habermas llama "discurso científico". En este
nivel, difundir la legitimidad de determinada teoría científica no implica aprobar o
rechazar una determinada praxis social.
LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
1. La TL y el análisis científico
J. L. Segundo ha explotado los méritos y las limitaciones del análisis marxista. Para él,
la sociología marxista es inconsistente cuando aplica el concepto de ideología al
fenómeno religioso, y es demasiado determinista y mecanicista cuando ignora la relativa
autonomía de los diversos estratos de la superestructura social.
A la vez, Segundo reconoce que la verificación final de una teoría social no puede
establecerse por la vía de una prueba racional positiva. Las hipótesis del discurso
científico no han de justificarse por apelación a una prueba empírica y cuantitativa.
2. Dialéctica teoría-praxis
.Así pues, Gutiérrez entiende la teología como una teoría crítica del cristianismo. La
relación de la teología con la fe no es ni idealista ni materialista, ni especulativa ni
mecánica, sino dialéctica. La TL no es, pues una "teoría de la fe" en el sentido idealista,
ni tampoco una teoría que- impone ideas desde fuera de la historia, sino que más bien
procura entender la fe desde dentro de la praxis histórica de la comunidad cristiana. "La
teología sigue al compromiso" como reflexión crítica sobre la fe vivida en la
comunidad.
J. L. Segundo defiende también una dialéctica semejante de teoría y praxis. Para él, la
TL es una alternativa a la teología no comprometida y supuestamente neutral de la
antigua tradición académica. Es una teología dinámica y comprometida porque hunde
sus raíces en la praxis de la comunidad. La dialéctica se resume para él en un círculo
JOSEPH KROGER
La TL no es, pues, sistema ya hecho a priori, que pueda luego aplicarse según las
circunstancias. Es un "segundo paso" (Gutiérrez) que presupone el primer paso del
compromiso. "Es imposible conocer cuál pueda ser una contribución específicamente
cristiana a la liberación antes de entrar en un compromiso personal con la liberación";
así lo expresa Gutiérrez. Pero mientras que éste entiende el compromiso en términos de
solidaridad con los pobres, Segundo parece entenderlo como participación en la acción
de una minoría ilustrada que tiene una misión como de vanguardia revolucionaria para
transformar el mundo. Hay, pues, semejanzas y diferencias en la manera como
Gutiérrez y Segundo conciben la tarea crítica de la TL.
Uno y otro énfasis sólo llevarán al error si no se asumen ambos dialécticamente. Por
una parte la TL aparecerá como una mera "teoría de la fe", que sólo alcanza a
racionalizar posturas ya tomadas en vez de interpretarlas críticamente. Entonces puede
aparecer como una teología reductiva, que reduce la fe a la praxis social. Por otro lado,
la TL puede presentarse como una mera "teoría para la fe"; que fomenta la lucha
revolucionaria sin ser capaz de someterla a análisis crítico. Entonces nos hallaríamos
ante una simple teología subversiva.