b) Validez y eficacia del orden jurídic o (Derecho y poder)
La consideración de esta relación de dependencia puede inducir al error
de identificar la validez del orden jurídico con su eficacia, es decir, con el
hecho de que la conducta de los hombres a que el orden jurídico se refiere
corresponda éste hasta un cierto grado. Pro esa tentativa siempre renovada,
que parece recomendarse porque simpl ifica esencialmente la situación
teórica, tiene que malograrse siempre. Pues si se sostiene que la validez
del Derecho, esto es, que la especifica existenci9 del Derecho es alguna
realidad natural, no se está en condiciones de aprehender el sentido peculiar
COn que el Derecho se dirige a la realidad, y justamente por el cual se
contrapone a la realidad, que sólo no siendo idéntica a la validez del
D ChO puede estar en correspondencia o en contradicción correspondencia
o en contradicción con él. Así como es imposible en la determinación de
la validez hacer abstracción de la realidad, también es imposible identificar
la validez cnn la Realidad. Si se reemplaza el concepto de realidad ——como
eficacia del orden jurídico- con el concepto de poder, el problema de las
relaciones entre la validez y la eficacia del orden jurídico coincide con el
muy corriente de las relaciones entre Derecho y Poder. Y entonces, la
solución aquí intestada es sólo la formulación c ientíf icarnente exacta de
la antigua verdad: que el Derecho no puede existir sin el Poder, no obstante
lo cual no es idéntico al Poder. En el sentido de la teoría aquí deseri vuelta,
el Derecho es un orden determinado (u organización) del Poder.
c) £f Derecho internacional y la norma fundamental del orden
Jurídico-estatal singular
Con el principio de que la validez de un orden juríd ico tiene por
condición una cierta eficacia, o más exactamente, una cierta relación de
correspondencia, solamente se expresa el contenido de una norma jurídica
positiva; no del orden estatal singular, por cierto, sino del Derecho
internacional. Corno se pondrá mejor de maui fiesto más adelante, éste
legitima a un poder que se establece fácticame nte, y hace delegación en el
orden coactivo por éste instituido en la extensión en que es realmente
eficaz. Este principio de efectividad, que es un principio jurídico dei Derecho
de gentes, opera como norma fundamental de los diversos órdenesjurídico-
estatales singulares Ia C onstit nc ión estatuida por el primer legislador
histórico sólo es válida bajo el supuesto de que ella es eficaz, de que la
realidad correspondiente está en general de acuerdo con el orJen que se
desarrolla conforme a sus pro¡iias determinaciones. Aun el gobierno llegado
al poder por vía de una revolución o de un golpe de Estado h a de
considerarse como gobierno l egitimo en el sentido del Derecho interna-
cional, cuando está en condiciones de procurar duradera obediencia a las
normas dictadas por él. Pero esto significa que un orden coactivo de Derecho
Internacional ha de valer como orden jurídica legítimo y obligatorio, o en
otros términos, que la comunidad constituida por dicho orden ha de valer
como Estado en el sentido del Derecho de gentes, para aquella misma
región en que este orden se ha vuelto duraderamente eficaz, o más
correctamente, para aquella región en que este orden es an general
correspondido.
Pér Si esa norma que flllldamenta los órdenes jurídico-estatales
singulares es considerada como norma jurídica positiva, como ocurre cuando
se concibe el Derecho internacional como un orden superior a los órdenes
jurídico-estatales singulares, que en ellos ha‹:e delegación, no puede
hablarse ya de una norma fundamental -—en el sentido específico aquí
desenvuelto, de norma no institu ida sino sólo supuesta— en calidad de
fundamento de los órdenes jurídico-estatales singulares, sino sólo como
base del Derecho de gentes, El principio iusintemacionalista de efectividad
sólo püede valer como norma fundamental re/niirn de los órdenes jurídico—
estatales singulares. Si se parte del punto de vista del primado del Derecho
internacional, se remueve entonces el problema de la norma fundamental,
y se lo convierte en el problema del fundamento último de validez de un
orden jurídico total que abarca a todos los órdenes jurídico-estatales
singulares. Sobre esto se volverá luego.
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