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¿Cómo regular el horario de trabajo?

El formato tradicional y la costumbre son en gran medida más fuertes que las necesidades y el
orden. El formato tradicional dice más o menos así:

“El trabajador prestará sus servicios en una jornada comprendida de las 9:00 a las 14:00 horas y de
las 15:00 a las 18:00 horas, de lunes a viernes de cada semana, contando con una hora para
reposar y tomar alimentos diariamente de las 14:00 a las 15:00 horas, fuera del centro de trabajo,
descansando a la semana los días sábados y domingos”

El horario de trabajo o jornada es el tiempo que el empleado está a disposición del patrón o
empresa para prestar su trabajo y debe ser aprovechado al máximo, aunque pocas veces se logra
ese objetivo.

Es común que tanto el empleador como el trabajador abusen de la jornada laboral, el patrón
omite el pago de horas extra y el empleado por su parte a veces se retrasa para llegar a trabajar,
desperdicia el tiempo, abusa del horario de comida y siempre quiere irse temprano.

Para evitar que esto suceda, el empresario debe proyectar una planeación estratégica, en la que
tenga que decidir respecto a la jornada laboral de su personal, si es conveniente o no llevar control
de asistencia y horario para cada posición, según la relevancia de su puntualidad.

Hay trabajadores que requieren llegar con puntualidad al trabajo si sus actividades tienen que ver
con las propias del inicio de operaciones y de servicio de la empresa hacia sus clientes.

En cambio, hay otros que aunque se quisiera, resulta imposible controlarles el horario de trabajo,
como pasa con ciertos vendedores o los trabajadores a domicilio o home office.

Todos estos detalles deben ser regulados en principio en un Contrato Individual de Trabajo, de
forma tal, que la norma se ajuste a la conveniencia de la empresa y del trabajador mismo.

Si el horario de trabajo no se va a controlar por escrito, es muy importante que esa precisión se
contenga en el contrato laboral, de otra forma, se toma un riesgo innecesario de pago de horas
extra por no exhibir los controles de asistencia en un eventual juicio laboral, pues tendría que
probarse la inexistencia de dichos documentos (Arts. 784 y 804 Ley Federal del Trabajo).

Ahora bien, si se lleva control de asistencia y horario por escrito, es importante determinar si los
empleados pueden permanecer en la empresa antes o después de su jornada laboral y en tal caso,
si se registra el acceso y salida al lugar de trabajo o solamente se registra el tiempo trabajado.
También debe decidirse si el control de asistencia será individual (Ej. tarjetas checadoras) o
colectivo (Ej. Lista de asistencia) y siendo colectivo, si va a llevarse por separado del registro de
visitantes.

En lo personal sugiero la lista de asistencia porque la firma de los demás empleados comprueba
las inasistencias de alguno en particular.

Los controles electrónicos de asistencia solamente se validan hasta el momento que el trabajador
los firma de su puño y letra o también con alguna certificación de un tercero que pueda excluir la
posibilidad de que el patrón hubiera alterado el reporte de su sistema.

Finalmente, es preciso determinar a quién le corresponde la función de verificar los datos del
registro de asistencia y custodiar los documentos para que pasen a nómina y luego a los archivos
que deben guardarse escrupulosamente en un lugar seguro y solamente bajo el poder del
empresario.

Otro factor que influye muchas veces en la jornada, es la posibilidad de deducir fiscalmente los
premios por puntualidad y asistencia hasta un porcentaje determinado del salario y si se toma ésta
opción, entonces resulta obligatorio que se controle por escrito la asistencia y la puntualidad o
que se transfiera al jefe inmediato la calificación de la jornada, cuando no sea necesario registrar
la puntualidad y asistencia, principalmente por desarrollarse el trabajo fuera de las oficinas.

La mejor forma de regular la jornada es mediante una depuración previa de los procesos que la
institución debe llevar a cabo para cumplir con sus objetivos, de otra forma, las medidas que se
tomen, no podrán se asertivas y difícilmente se podrán cumplir.

Con esa depuración de procesos, el empresario podrá pensar en adoptar jornadas más reducidas y
con perfiles específicos de cada puesto, de tal forma que el empleado asuma un compromiso real
en su trabajo que le permita trabajar a gusto el tiempo necesario.

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