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Esfuérzate en la gracia

Sé que la semana pasada les presente una predicación bastante


fuerte. Fue un mensaje que nos hizo reflexionar en nuestra condición
espiritual, es decir, nos llamó a no ser simple oidores de la palabra, sino
a ser hacedores de ella. Y esto es algo que todos debemos, y tenemos
que tomar muy en serio, ya que la razón principal por la que estamos
viendo la malicia crecer en el mundo, es porque la mayoría de los
cristianos se han quedado de brazos cruzados. En otras palabras, se
han acomodado a las cosas del mundo, y han dejado de escuchar las
advertencias de Dios.

La mayoría de los cristianos solo oyen, pero no escuchan; es


exactamente debido a esto que vemos como la mayoría con frecuencia
se rinden a la minoría. Existen muchos cristianos que han aceptado, y
en algunos casos hasta adoptado, cosas que bien saben van en contra
de la palabra de Dios. Existen muchos cristianos, que temen levantar
sus voces en oposición a todo aquello que va en contra de la palabra
de Dios. ¿Qué hacemos? Con frecuencia nos quedamos de brazos
cruzados, pero debemos estar muy conscientes de que al hacer eso,
sin darnos cuenta nos hacemos coparticipes de la maldad que está
siendo propagada en el mundo.

La realidad es que llevo ya bastante tiempo presentándoles


predicaciones llamándoles a tomar acción. ¡Tenemos que obrar para
Dios! Pero lo que sucede es que en ocasiones nos encontramos tan
débiles, que se nos hace casi imposible abrir nuestros labios para alabar
al Todopoderoso. En ocasiones, las preocupaciones y circunstancias
sirven como una barrera entre nosotros y Dios, pero esto es algo que
no podemos permitir.

Digo esto porque todos nosotros tenemos diferentes preocupaciones


que distraen nuestros pensamientos, y que tratan de mantenernos
alejados de Dios. Todos nosotros atravesamos por circunstancias que
tratan, y en ocasiones logran, debilitar nuestra fe y nuestro espíritu.

Pero como fieles cristianos, nosotros estamos llamados a permanecer


firmes en nuestra fe, y fortalecernos en el poder de Dios. Pero ahora la
pregunta es: ¿cuál es la fuente de fortaleza de los cristianos? Vamos a
abrir ahora nuestra biblia para encontrar la respuesta a nuestra
pregunta.

2 Timoteo 2:1-7 – Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en


Cristo Jesús. 2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto
encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a
otros. 3 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de
agradar a aquel que lo tomó por soldado. 5 Y también el que lucha como
atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. 6 El labrador, para
participar de los frutos, debe trabajar primero. 7 Considera lo que digo,
y el Señor te dé entendimiento en todo.
Cuando tomamos el tiempo de estudiar la biblia, encontramos que
Pablo en su segunda carta a Timoteo, le encarga tres cosas. Pablo le
encargo hacer tres cosas en ese entonces, pero son tres encargos
muy aplicables en la vida de todo cristiano. El primer encargo fue que
resistiera el abuso que le sobrevendría por creer en Cristo Jesús [1] 2
Timoteo 1:7-8. 7Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al
contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para
que podamos vivir una buena vida cristiana.

8Por lo tanto, no te avergüences de hablar bien de nuestro Señor


Jesús. Tampoco te avergüences de mí, que estoy preso por servir a
Jesucristo. Al contrario, tienes que estar dispuesto a sufrir por anunciar
la buena noticia. ¡Ya Dios te dará las fuerzas necesarias para soportar
el sufrimiento!

Y esto es algo que continua vigente en nuestros días, ya que como les
he dicho en otras ocasiones, todo cristiano fiel sufre de cierto tipo de
persecución y/o abuso por aquellos que le rodean.

El segundo encargo fue que retuviera fuertemente la verdad de Dios [2].


2 Timoteo 1:13-14 Las enseñanzas que te he dado son un buen
ejemplo de lo que debes hacer. No dejes de confiar en Dios y en el
amor que tenemos por estar unidos a Jesucristo. 14No permitas
que nadie contradiga la buena enseñanza que recibiste. Dios te ha
encargado ese trabajo, y el Espíritu Santo te ayudará a
hacerlo.TLA Y nuevamente, esto es algo que continua vigente en
nuestros días, ya que lenta y deliberadamente, la verdad de Dios está
siendo remplazada por las falsas doctrinas, mitos, y filosofías
inventadas por el hombre. El tercer encargo es lo que estaremos
estudiando hoy. Hoy basaremos nuestro estudio bíblico en este
encargo, porque en él encontramos la respuesta a nuestra pregunta.

Cuando leemos la biblia debemos hacerlo sin apuro; debemos leer la


biblia con tiempo de meditar en lo que estamos leyendo para que
podamos recibir el mensaje que Dios tiene para nosotros. Y es por eso
que en numerosas ocasiones les he dicho que lean los versículos que
examinamos durante el servicio en la iglesia, durante su tiempo de
meditación. ¿Por qué les he dicho esto?

Les he dicho esto porque si leemos el versículo número uno


apresuradamente, o sin meditar en el contenido, se nos hará muy fácil
no encontrar la respuesta a la pregunta que estamos enfocando en la
predicación de hoy. Así que vamos a leer este versículo con calma para
encontrar la respuesta a nuestra pregunta inicial. Aquí vemos que
Pablo le dijo a Timoteo: “…Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia
que es en Cristo Jesús...” ¿Cuál es la fuente de fortaleza de los
cristianos? La fuente de fortaleza de un cristiano es Cristo,
particularmente Su gracia.

Algo que debemos tener en mente al leer estos versículos es que Pablo
escribió esta epístola desde una prisión en Roma, después de haber
sido acusado de ser un revolucionario, y a punto de ser ejecutado por
el Imperio Romano [3]. ¿Por qué debemos mantener esto en mente?

Debemos mantener esto en mente porque la realidad es que esta


epístola es como la Ultima Voluntad y Testamento de Pablo. Timoteo
seria su sucesor, y tendría que asumir la responsabilidad de todas las
iglesias que habían sido fundadas. Esto es un cargo que impresiona,
ya que la responsabilidad de continuar la obra de Dios descansaría en
sus hombros después de la muerte de Pablo.
¿Se pueden imaginar cómo se pudo haber sentido Timoteo en esos
momentos? ¿Se pueden imaginar la presión que él sintió? Estoy
seguro que Timoteo debió haber sentido gran presión, y que a su mente
llegaron pensamientos de duda, similares a: yo no puedo hacer eso, yo
no sé lo suficiente para cumplir esa misión. O quizás: yo soy muy joven
[4], 1 Timoteo 4:12 No permitas que nadie te desprecie por ser
joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás
cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean
cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu
carácter amoroso y tu confianza en Dios. yo no puedo asumir esa
responsabilidad. Estoy seguro que dudas similares a estas abundaron
en la mente de este siervo.

Permítanme explicarles esto en términos modernos para que entiendan


bien lo que les quiero decir. Ahora pregunto: ¿qué pensamientos
correrían por tu mente si mañana tuvieras que asumir la posición de
pastor de esta congregación? La mayoría de ustedes seguramente han
respondido esa pregunta en su mente diciendo, que no lo podrían
hacer. Pero la respuesta a las dudas que Timoteo seguramente sintió,
es la misma a la tuya. Para Timoteo solamente existía una esperanza,
y para los cristianos solamente existe una esperanza.

Timoteo necesitaba una fuente de fuerzas ilimitada, para poder cumplir


con la misión que se le había encargado. Timoteo necesitaba la
fortaleza que le permitiría conquistar toda oposición; necesitaba la
fortaleza que removería todo obstáculo; necesitaba la fortaleza que lo
motivaría a perseverar en toda situación.

Ahora pregunto, ¿necesitas tú este tipo de fortaleza? Este tipo de


fortaleza tiene solo una fuente; este tipo de fortaleza solo puede fluir de
Dios. Por mucho que tratemos, ninguno de nosotros lograremos una
victoria por nuestras propias fuerzas [5]. Juan 15:5 Yo soy la vid,
vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. La
realidad es que la fortaleza del hombre, a través de la vida, se
demuestra como algo débil. Y es por eso que una y otra vez caemos o
cedemos al pecado [6]. Romanos 3:23; 1 Juan 1:8
Sin embargo, la fortaleza de Dios es algo muy diferente. La fortaleza
de Dios conquista toda oposición; la fortaleza de Dios es la que nos
permite vencer todo obstáculo [7]. Filipenses 4:13 ¿Qué les quiero
decir con esto? Lo que les estoy diciendo es que cuando nos
conectamos a la fortaleza de Dios, no existe oposición que no podamos
vencer. Pero ahora la pregunta es: ¿cómo podemos conectarnos al
poder de Dios?

La realidad es que existe solo una manera de conectarnos al poder de


Dios, y esto es a través de la gracia. Dile a la persona que tienes a tu
lado: en la gracia de Dios esta el poder de Dios. En el poder de Dios
esta la victoria sobre toda situación, sobre todo obstáculo, sobre todo lo
que el enemigo ponga delante de nosotros para apartarnos de la
presencia de Dios.

Debemos seguir las instrucciones que Pablo le dio a Timoteo; tenemos


que dejar de confiar en nuestra propia habilidad y fuerza, tenemos que
confiar en la gracia de Dios. Tenemos que mantener nuestra mirada en
Cristo y no en el hombre; tenemos que fortalecernos, pero no en nuestra
fortaleza física, sino en la fortaleza y poder de Dios. Dile a la persona
que tienes a tu lado: fortalécete en Cristo.

Continuando en nuestro estudio bíblico de hoy vemos que Pablo nos


ilustra lo que significa fortalecernos en Cristo. Pablo nos pinta una
imagen de un cristiano fortalecido como un maestro, un soldado, un
atleta, y finalmente un labrador. Estudiemos estas comparaciones más
de cerca para que entiendan bien lo que les estoy diciendo en esta
predicación.

El maestro. Aquí leemos: “…Lo que has oído de mí ante muchos


testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros…” Fortalecernos en Cristo significa que estamos
dispuestos a enseñar en todo momento. Significa que estamos listos
para defender nuestra fe en todo instante. Las cosas en el mundo
continúan de mal en peor. Las mentiras del maligno se multiplican
diariamente, y es exactamente por eso que no podemos quedarnos de
brazos cruzados, sino que tenemos que cumplir con la misión que
hemos recibido [8], Mateo 28:19-20 y declarar la verdad de Dios.
El soldado. Aquí leemos: “…Tú, pues, sufre penalidades como buen
soldado de Jesucristo. 4 Ninguno que milita se enreda en los negocios
de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado…” Un
cristiano fortalecido reconoce su lugar, reconoce que formamos parte
del ejército de Dios. ¿Cuántos sabían que eran soldados? Pues ahora
ya lo saben, todos aquí formamos parte del ejército de Dios.

Todos los que fuimos llamados a su servicio, ahora estamos llamados


a pelear esta guerra que se ha estado peleando desde la fundación de
mundo. Es una guerra que no se anuncia en el televisor, o se escucha
acerca de ella en la radio, pero que existe. Todo cristiano, desee o no,
está en medio de la guerra espiritual [9]. Efesios 6:12 Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este
siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes. Hagamos un pequeño aparte ahora para meditar en el papel
de un soldado en el campo de batalla, y examinemos nuestra vida.

Hace un tiempo atrás vi una película de Clint Eastwood llamada “La


cuesta de angustia” (Heartbreak Ridge,) y él desarrolló el papel de un
soldado en el ejército que estaba a punto de retirarse. Él era un
Sargento de Artillería en los Marines, (tienen la reputación ser tenaces
y fuertes), y no comprometía sus principios por nadie. Para hacer una
historia larga corta, este Sargento recibió el comando de un escuadrón
de hombres desobedientes, e indisciplinados, y tuvo que entrenarles
nuevamente. De lo que más me acuerdo de la película, es que todos
en el escuadrón protestaban, porque él les hacia enfrentarse a
situaciones que aparentaban imposibles, y cuando protestaban él les
decía en una voz bien áspera: “un buen marino tiene que adaptar,
improvisar, y superar.” Lo mismo se aplica a todo cristiano.

Un buen soldado en el ejército de Dios tiene que resistir, soportar, y


superar la batalla. Un buen soldado en el ejército de Dios no se queda
atrás, no ignora su responsabilidad, y no busca escaparse de la batalla.
Un buen soldado entrega lo mejor de él para servir a Dios. Un buen
soldado mantiene su mirada en Cristo Jesús. Recordemos que las
guerras no se ganan de un golpe, sino que se ganan de batalla en
batalla. Dile a la persona que tienes a tu lado: resiste, soporta, y
supera la oposición.
El atleta. Aquí leemos: “…Y también el que lucha como atleta, no es
coronado si no lucha legítimamente…” Ahora, fíjense bien en la
comparación tan interesante que Pablo hace aquí. Aquí Pablo compara
al cristiano con atletas, ¿qué cosa más interesante verdad?

Si nos ponemos a pensar en lo que él nos esta diciendo aquí, veremos


que tiene mucho sentido. Digo esto porque un atleta profesional tiene
que practicar, y entregarse completamente al deporte si desea ser
victorioso. Un atleta profesional es disciplinado en todo lo que hace, un
atleta profesional es disciplinado en su comer, sus ejercicios, y hasta en
su manera de lucir.

Un atleta profesional nunca obtendrá la victoria en el evento o deporte


que compite si no toma el tiempo de entrenarse. El cristiano no es
diferente, tenemos que desarrollar la misma disciplina, tenemos que
dedicarle el tiempo a Dios que Él merece. El atleta profesional vive para
su deporte, y el cristiano tiene que vivir completamente para Cristo. Dile
a la persona que tienes a tu lado: vive para Cristo.

El labrador. Aquí leemos: “…El labrador, para participar de los frutos,


debe trabajar primero…” Para poder entender bien lo que estamos
leyendo, permítanme traducirle esta palabra labrador a términos más
modernos. La palabra labrador viene de la palabra Griega “γεωργός”
(pronunciada: gue-ór-gás) que significa “agricultor” [10].

Quiero que también prestemos atención a la palabra “trabajar;” esta


palabra viene de la palabra Griega “κοπιάω” (pronunciada: capi-á-ó) que
significa: “trabajar con esfuerzo, agotado, con trabajo o cargas o pena”
[11]. ¿Por qué les he llamado la atención a estas palabras? La
respuesta a esta pregunta es fácil.

Un agricultor sabe que para vivir de su tierra tiene que sembrar, y cuidar
su cosecha. El problema que existe es que un buen por ciento de los
cristianos han dejado de sembrar. Estamos satisfechos con saber de
que somos salvos, y nos encontramos haciendo muy poco para la obra
de Dios. No estamos sembrando la semilla, no estamos sembrando
la palabra de Dios, y si sembramos lo hacemos escasamente, y no le
damos seguimiento. Es por eso que vemos que las iglesias se
estancan, y el crecimiento se retarda.
En esta comparación Pablo nos dice claramente que tenemos que
sembrar la palabra de Dios, y que tenemos que obrar, es decir darle
mantenimiento. No importa lo que podamos pensar de nosotros
mismos; lo que importa es que sembremos y obremos. No podemos
dejar de obrar para Dios; la temporada de la siembra es ahora, y la
temporada de la siega se acerca más con cada día que pasa [12].
Apocalipsis 14:15-16 Dile a la persona que tienes a tu lado: comienza
a sembrar. Ahora dile al que tienes atrás: mantén lo que has sembrado.

Para concluir. ¿Cuál es la fuente de fortaleza de los cristianos? La


fuente de fortaleza de los cristianos es la gracia de Dios, y de aquí es
donde tenemos que cobrar fuerzas.

Pablo nos ilustro cuatro imágenes de un cristiano fuerte, ¿con cuál te


identificas tú? El maestro; ¿estás preparado para defender tu fe en todo
momento?

El soldado; ¿estás dispuesto a resistir, perseverar, y a luchar en todo


momento? ¿Estas dispuesto a confiar en Jesucristo y serle fiel en todo
momento? Un buen soldado tiene que someterse al general; un
cristiano tiene que someterse a la autoridad y voluntad de Dios; una vez
que lo hacemos ganaremos las batallas, ya que al enemigo no le
quedara más remedio que huir de nosotros [13]. Santiago
4:7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros. Dile a la persona que tienes a tu lado: hay bendición en la
obediencia [14]. Deuteronomio 28:1-7

Quizás no te has podido identificar con ninguno de esos dos grupos,


quizás te identifiques con el atleta. Pero recuerda que un atleta
profesional practica su deporte; un atleta profesional mantiene su forma
en todo momento, aún en momentos de derrotas. Te pregunto, ¿lo
haces tú?

Quizás ninguno de los tres grupos te conviene y ahora te identificas con


el labrador; el labrador obra arduamente sabiendo que su labor tendrá
recompensa [15] 1 Corintios 15:58 Así que, hermanos míos amados,
estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre,
sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.; el labrador
obra hasta el punto de agotamiento. Te pregunto, ¿obras tu igual?
Te pregunto, ¿te has identificado con unos de estos grupos? Estoy
seguro que todos nos hemos identificado con uno de los grupos, pero
debes saber que un cristiano fuerte es los cuatro grupos a la misma
vez. Un cristiano fuerte en ocasiones tiene que ser maestro, en otras
luchar como soldado, en otras perseverar como atleta, y en toda ocasión
obrar como el labrador.

Seamos cristianos fuertes, seamos el ejemplo a seguir, luchemos en


contra de la oposición sin preocuparnos de lo que pueda suceder,
confiemos en Dios y recibiremos su bendición [16] Hebreos 13:6;
Filipenses 4:19. Confiemos en Dios y recibiremos la victoria; es hora
de ser FUERTES.

Ahora los dejo con un pensamiento final: “…Considera lo que digo, y el


Señor te dé entendimiento en todo…”

[1] 2 Timoteo 1:7-8


[2] 2 Timoteo 1:13-14
[4] 1 Timoteo 4:12
[5] Juan 15:5
[6] Romanos 3:23; 1 Juan 1:8
[7] Filipenses 4:13
[8] Mateo 28:19-20
[9] Efesios 6:12
[12] Apocalipsis 14:15-16
[13] Santiago 4:7
[14] Deuteronomio 28:1-7
[15] 1 Corintios 15:58
[16] Hebreos 13:6; Filipenses 4:19

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