Professional Documents
Culture Documents
TRABAJO ENCARGADO
ALUMNOS:
Crisanto Juárez, Kevin Edgardo
Cruz Flores, Daniel Alexander
Mendoza Córdova, Valeria Wendolyne
Quevedo Alburqueque, Milagros Francisca
Rojas Navarro, Jorge Martin
Suarez Arellano, Félix Manuel
Vicente Méndez, Fiorella
DOCENTE:
ING. Percy Robert Fernández Ordinola
TEMA:
Los minerales y los energéticos del océano
PIURA – PERU
2017
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERIA GEOLOGICA
INTRODUCCION
Una de las incógnitas que más ha inquietado a los químicos es cómo extraer de
las aguas oceánicas los 10 millones de toneladas de oro que, según los cálculos,
están disueltos en su seno. El químico alemán Ernst Bayer, de la Universidad de
Tubinga, fue el primero que extrajo oro del agua del mar. Pero su método no fue
costeable. De un total de 100 litros de agua, sólo pudo extraer, después de un
largo y costoso proceso, 1.4 millonésimas de gramo de ese metal, por lo que se
necesitarían 97 millones de litros de agua para obtener sólo un poco más de un
gramo y medio de oro.
Obtener minerales del océano no es un hecho nuevo. Se sabe qué hace 4 000
años el hombre aprendió a conseguir sal común mediante la evaporación solar
del agua del mar. Hace 2 000 años los polinesios arrancaban pedazos de coral
de los arrecifes, y producían con ellos bloques para sus construcciones. De las
conchas de los caracoles Murex los fenicios obtenían sustancias que utilizaban
como colorantes.
cúbicos de mar hay 5.75 millones de toneladas de este mineral, que se utiliza en
la construcción de aviones y en vehículos espaciales, ya que es 35 por ciento
más ligero que el aluminio y alcanza una solidez mayor en aleaciones. También
se emplea para producir medicinas, dentífricos y tintas de imprenta. La misma
fábrica obtiene del agua del mar el 80 por ciento del suministro nacional de
bromo, contenido en gasolina refinada y en medicinas.
El cloro y el sodio, que forman la sal común, han sido aprovechados desde
tiempo inmemorial. Actualmente se producen y se consumen 130 millones de
toneladas anuales de sal en el mundo. Una de las salinas más grandes es la de
Guerrero Negro, en Baja California Sur, que tiene una extensión de 22 mil
hectáreas de concentración y 3 000 de cristalización de sal. Esta salina produce
cinco millones de toneladas anuales, y le sigue en tamaño y producción la de
Japón, que elabora tres millones de toneladas. En Australia hay cuatro salinas,
de donde se sacan cinco millones de toneladas. Estos tres países producen al
año 13 millones de toneladas de sal de exportación, así como 117 millones que
sirven para consumo local.
Las salinas se sitúan en zonas cálidas y secas. El agua del mar se conduce por
canales a los estanques de concentración, en donde se ve aclarada como
consecuencia de la sedimentación de las partículas que contiene. Después se
lleva a estanques más pequeños y poco profundos, llamados de cristalización.
Aquí el agua se evapora y da lugar a unos cristales de sal que forman una costra
en el fondo, la cual se recoge, se lava, se seca y se almacena. El resto del agua
se regresa al mar, sin separar otros minerales como el bromo y el potasio, que
podrían ser utilizados.
El rendimiento general de las salinas es de 1.3 toneladas de sal por cada 1 000
metros cúbicos de agua procesada. La sal, según la cantidad de cloruro de sodio
que contiene, se clasifica en: de primera calidad, que tiene 96 por ciento de sal
y se usa para la alimentación; de segunda, que contiene de 94 a 95 por ciento,
y se emplea en la industria química, y de tercera, con 90 a 91 por ciento, que se
utiliza en la refrigeración y en otras áreas industriales.
El bromo es un metal que abunda en el mar, donde por cada metro cúbico de
agua se encuentran 65 gramos. Cuando empezaron a emplearse los
combustibles líquidos en los motores surgió la necesidad de usar el bromo como
antidetonante. Por esta razón se incrementó su consumo de tal manera que se
construyeron fábricas de extracción en Europa, África y América. Entre las
principales destacan las rusas, situadas en el Mar Negro, y las inglesas, en el
Mar Muerto.
El hombre ha podido obtener minerales con la ayuda de los seres vivos del
océano. Por ejemplo, casi todo el suministro mundial de yodo se ha podido
obtener mediante el procesamiento de algas marinas, sobre todo de los
depósitos antiguos de las que están en tierra.
Los yacimientos costeros que además de ser extensos suelen ser muy ricos, se
hallan repartidos a lo largo y a lo ancho de las costas, debido a que el nivel del
agua ha cambiado en el transcurso de los años. Así, debido a que los minerales
en la playa no se encuentran a grandes profundidades, su explotación resulta
relativamente fácil. Ello ha permitido el descubrimiento de gran cantidad de
yacimientos, lo que ha estimulado el desarrollo de la minería marina.
En muchos países, la explotación de los minerales de las playas está
proporcionando grandes ingresos anuales. Por ejemplo, Australia obtiene
alrededor de 50 millones de dólares por la explotación de los minerales que se
extraen de sus costas. El 93 por ciento de la producción del mineral de rutilo que
obtiene ese país, mineral que contiene altas cantidades de titanio, proviene de
los yacimientos australianos. De estos mismos lugares se extrae zircón en
abundancia, que se utiliza para producir el zirconio, indispensable en la
construcción de turbinas, reactores nucleares y en la industria eléctrica.
El hallazgo más importante de esa región corrió a cargo del geólogo Edward J.
Zeller —de la Universidad de Kansas, Estados Unidos—, quien encontró un gran
depósito de torio en el glacial de Darwin, en la sierra Transantártica. El torio es
un elemento radiactivo capaz de sustituir al uranio en la producción de energía
nuclear.
MINERALES
.
En la lista de yacimientos submarinos de superficie susceptibles de explotarse,
ocupan un lugar de importancia los lodos metalíferos descubiertos recientemente
en el mar Rojo en asociación con salmueras de alta salinidad y temperatura
anormalmente elevada. Estos lodos contienen concentraciones extraordinarias
de metales pesados tales como el hierro, el manganeso, el zinc, el cobre, el
plomo, la plata y el oro.
Los que se hallan a profundidades de alta mar presentan extraordinarias
dificultades de explotación y sólo los avances tecnológicos hacen vislumbrar la
posibilidad de una explotación comercialmente rentable.
Los filones mineros que se descubren en tierra y se prolongan por debajo
de la superficie del fondo del mar se vienen explotando por medio de
túneles desde hace más de un siglo a lo largo de la costa nordeste de Inglaterra
y el carbón se explota también por debajo de las aguas litorales de Nueva
Escocia, Japón, Turquía y China. En el litoral del sureste de Finlandia se
encuentra óxido de hierro magnético (magnetita) y en el de Terranova se
encuentra mineral de hierro.
Este procedimiento se puede utilizar para otros tipos de minerales, a base de
inyectar fluidos que disuelven los minerales en lugar de agua sobrecalentada.
Los yacimientos minerales que se encuentran a profundidades demasiado
grandes como para ser recuperados por dragas corrientes no se han explotado
todavía comercialmente y es poco probable que pueda hacerse cuando las
profundidades sean superiores a los 3 kilómetros por debajo del fondo del mar.
Las mayores posibilidades de explotación las ofrecen los nódulos de
manganeso. Estos están muy distribuidos, principalmente en los océanos
Pacífico, Atlántico e Indico. Suelen tener una forma esférica irregular y un tamaño
variable, desde una uva hasta una bola de 30 centímetros de diámetro.
Consisten fundamentalmente en óxidos de manganeso y de hierro, pero su
estructura de piel de cebolla puede contener también óxidos de metales valiosos
como el níquel, el cobre y el cobalto. Estos nódulos abundan a profundidades
entre 3.000 a 6.000 metros en el fondo abisal, y en la parte inferior del talud
continental.
La cantidad de nódulos secos de manganeso está cifrada en 175.000 millones
de toneladas, cantidad que no representa más que un máximo teórico, pues una
gran parte de estos recursos tal vez no pueda extraerse por la topografía o por
poca abundancia en la zona explotable. Así pues, las reservas potenciales se
cifran en unos 23.000 millones de toneladas secas, cantidad que puede dar lugar
a 290 millones de toneladas de níquel, 240 millones de toneladas de cobre, 60
millones de toneladas de cobalto y 6.000 millones de toneladas de manganeso.
Gradiente térmico
La diferencia de temperatura entre la capa superior del agua del mar y otra más
profunda y más fría, se puede utilizar como fuente de energía. El agua de la
superficie constituye un foco caliente con el que se vaporiza, en un evaporador
de superficie, una sustancia de bajo punto de vaporización (amoníaco, etileno y
propano). El agua de la capa profunda constituye un foco frío que se utiliza como
refrigerante para condensar el vapor producido después de mover una turbina.
La mínima diferencia de temperatura necesaria, 18 grados centígrados, sin ir a
profundidades excesivas, limita el ámbito de aplicación a zonas tropicales. Aun
así, el rendimiento es bajo. Aun cuando existen todavía muchos problemas de
tipo técnico por resolver, existen actualmente proyectos japoneses, europeos y
americanos, orientados a la explotación de esta fuente de energía.
En algunos lugares donde la diferencia de temperatura es favorable para la
generación de energía eléctrica, la distancia es demasiado grande, e impide que
sea rentable el transporte de la energía hasta la playa. En estos casos, se
podrían instalar plataformas en las que, utilizando materia prima llevada desde
tierra se podría generar en la plataforma la potencia necesaria para producir, por
ejemplo, aluminio, metanol y amoníaco.
Gradiente salino
Se puede obtener energía a partir del gradiente salino que se produce en la
desembocadura de los ríos. En estas zonas, si dos zonas de distinta
concentración se separan por una membrana semipermeable, a través de la cual
pasan moléculas de disolvente pero no de soluto, irá subiendo el nivel de la
solución más concentrada hasta que se igualen las concentraciones; a este
equilibrio corresponde una altura y una presión equivalente que se llama presión
osmótica.
Colocando una membrana semipermeable en la boca de un estuario, que lo
separa de agua del mar con salinidad de 3,5%, la presión osmótica será de 24
atm, lo que supone una altura de agua de 238 metros utilizable por un sistema
turbogenerador.
Biomasa
Aproximadamente un 2% de la energía que llega del Sol a los océanos se utiliza
en procesos de fotosíntesis, lo que equivale a que aproximadamente 2,5 %
Megawatios/horas/año se destinen a la producción de materia orgánica en los
océanos mediante la fotosíntesis del fitoplancton (plantas flotantes
microscópicas) y el fitobentos (plantas microscópicas del fondo). La posterior bio-
digestión de este material orgánico da lugar a la producción sintética de
productos energéticos, como el metano o el metanol.
La bioconversión de productos fotosintéticos de origen marino en metano, se
presenta como un procedimiento prometedor de producción de energía limpia.
Así, en Israel se está estudiando la obtención de glicerol a partir de un tipo de
alga verde unicelular (Dunaliella) que prolifera mucho en los océanos. También
BIBLIOGRAFÍA