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Intersexualidad y Transexualidad:
Hacia una valoración ética
La existencia de personas con desajustes en su propia diferenciación sexual
(intersexuales) o con contrastes entre su sexo y cómo se sienten internamente, o sea, su
propia identidad sexual (transexuales) plantea problemas no sólo a la biología, la
medicina y la psicología, sino también a la conciencia ética. ¿Hasta qué punto y en qué
condiciones resulta ético intervenir de distintas formas -terapias farmacológicas,
psicológicas o quirúrgicas- para corregir unas anomalías que afectan profundamente a
la persona? El estado actual de la genética ha permitido avanzar en el conocimiento de
las causas que influyen en la intersexualidad y en la transexualidad, pero -deja todavía
zonas oscuras o en penumbra. Por esto, en espera de que la ciencia vaya desvelando el
enigma de estos fenómenos, se impone mantener una postura de equilibrio, que sepa
juntar la prudencia con la apertura. Sólo así se puede contribuir a la solución de unos
problemas en los que la naturaleza, jugando una mala pasada, pone a la persona en
situaciones-límite, sin que esto sea en menoscabo de la dignidad y del respeto que se le
debe, a la persona humana, como totalidad. Esa línea de prudencia y apertura es
característica del autor del presente artículo.
Sobre el tema puede consultarse también el art. "Intersexualidad y transexualidad" de
J. Gafo, publicado en Razón y Fe 225 (1992) 403418. Estados intersexuales y cambio
de sexo: aspectos éticos, Proyección 38 (1991) 131-141
Transexualidad
Los transexuales son individuos, sobre todo de sexo masculino, que psicológicamente
se sienten del sexo contrario. Existe contradicción entre el sexo morfológico y el
psicológico, que genera una tensión permanente. Es .el caso de mujeres que se creen
prisioneras en un cuerpo de hombre -o viceversa- y que desean ser liberadas de los
atributos biológicos que les impiden vivir de acuerdo con sus deseos más profundos. En
algunas. formas más leves, la terapia psicofarmacológica es suficiente. En otras: más
severas, la cirugía se presenta como la única alternativa para adecuar el cuerpo a la
identidad sexual psicológica y conseguir así un equilibrio. El transexual está convencido
de ser un error de la naturaleza, que quiere superar a toda costa. La técnica posibilita
hoy la formación de órganos artificiales que suplan, de alguna forma, la ablación de los
órganos masculinos o femeninos.
Otra anomalía es el rechazo del propio sexo. Aquí la persona es consciente de su
identidad sexual, aunque le hubiera gustado pertenecer al otro sexo. En el travestismo el
sujeto utiliza la ropa y él aderezo que no le corresponde, sin que esto signifique
necesariamente una verdadera disfunción. Se ha convertido más bien en un espectáculo
y en, una forma original de ganarse la vida. Y finalmente la homosexualidad, de la que
aquí no tratamos, es la inclinación erótica al propio sexo, sin que esto conlleve el
rechazo de la propia identidad sexual. No se ha desarrollado la apertura heterosexual y
el individuo no busca en ella su propia complementariedad.