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Antecedentes
Exclusión Social Laboral en el adulto mayor
El derecho laboral es un derecho que le corresponde a cada ciudadano, por el solo hecho
de que la persona tenga una edad entre los 45 años o más, esto no quiere decir que no
sea eficiente o que esta pasado de edad para desempeñar tal o cual tipo de trabajo, las
empresas no deben utilizar este argumento para discriminar ya que esta es una edad a
la que las personas se les pudiera valorar como una persona con conocimientos y que
además tiene compromiso familiar que si no se le abre una fuente de trabajo esto
causaría dificultades en el mantenimiento de su familia, también podría causar
depresión y desanimo.
En los anuncios de solicitud de empleados la mayoría de las veces hacen referencia a la
edad que ellos desean para el puesto de trabajo que es de 25 a 35 años.
La Discriminación ocurre en todo tipo de contexto laboral. Son muchas las formas en
que se manifiesta, y la misma entraña un trato desigual por diversas razones, como lo
son por ejemplo, la raza, el color, el sexo, entre otras, lo cual genera un deterioro en la
igualdad en las oportunidades de empleo y el trato que se le da a cada trabajador. Este
fenómeno, coarta a las personas en su capacidad de desarrollarse y de escoger y realizar
sus aspiraciones profesionales y personales, sin importar que tanto se destaquen en las
mismas, provocando que las personas dejen de sentir gratificación por el trabajo y se
genera un sentido de humillación frustración e impotencia.
Son muchos los factores que influyen en la Discriminación laboral, y que la propician, y
diversas las formas en que se manifiesta dentro del ámbito laboral. Pero, sobre todo, en
lo que podemos concluir es que la Discriminación Laboral, no es más que una flagrante
violación al Principio de la Igualdad.
El profesional debe buscar una empresa que requiera sus servicios en un momento
dado y con unas condiciones de contratación determinadas, mientras que la empresa
tiene que buscar al profesional que necesita entre los diferentes medios de
intermediación laboral y las cientos de miles de candidaturas que va a encontrar.
Los peores parámetros, con bastante diferencia, son los de los mayores de 55 años
(apenas el 0,5% de las ofertas especifican esta edad)
Es por ello que Adecco e Infoempleo han realizado una comparativa entre la oferta y la
demanda de empleo en España, que se enmarca dentro del Informe Infoempleo
Adecco 2014, en base a datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social y al análisis
de más de 765.000 ofertas de empleo publicadas en nuestro país.
La franja de edad que tiene mejores parámetros, es decir, la que tiene más fácil el
acceso al mercado laboral es la que va de 25 a 34 años (53,2% de las ofertas de
trabajo), seguida de la franja de edad de 35 a 44 años (32,5%). Por el contrario, los
peores parámetros, con bastante diferencia, son los de los mayores de 55 años
(apenas el 0,5% de las ofertas especifican esta edad), seguidos por los de 45 a 54 años
(6,1%) y por los de los jóvenes de 16 a 24 años (7,7%).
http://hoy.com.do/la-edad-mas-dificil-para-encontrar-trabajo/
https://www.cepal.org/celade/noticias/paginas/0/44840/RepDominicana.html
El Principio VII[7], de nuestro Código de Trabajo buscando llenar esta laguna prohíbe
toda discriminación laboral que provenga por motivos de edad. Salvo este principio, en
todo el Código no se encuentra otra prerrogativa sobre la protección a las personas
mayores de edad.
En este sentido, el trabajador que haya sido objeto de discriminación debido a su edad,
bien sea, por trato desigual bajo condiciones similares o despido injustificado, gozará de
los mismos derechos que asisten a los demás trabajadores en esa materia, es decir, el
Código de Trabajo no les confiere ninguna prerrogativa especial de protección, que se
asimile a las regulaciones que protegen los derechos de la mujer trabajadora.
El 15 de agosto de 1998, fue promulgada la Ley No. 352-98 sobre Protección de la
Persona Envejeciente la cual viene a completar, de cierto modo, lo querido por el Código
de Trabajo cuando reglamenta contra la discriminación.
Esta Ley considera envejecientes en su Art. 1 a toda persona mayor de sesenta y cinco
años de edad, o de menos, que debido al progreso de envejecimiento, experimente
cambios progresivos desde el punto de vista psicológico, biológico, social y material.
Dicha Ley busca el bienestar social de estos envejecientes y en su Art. 18 lo deja ver
cuando sugiere poner en práctica medidas que tiendan a que las personas mayores
puedan ser incluidas en los programas de trabajos actuales y futuros, reconociendo y
fomentando la función de las organizaciones gubernamentales y privadas que prestan
este tipo de servicios.
No solo los envejecientes, sufren Discriminación Laboral por motivo de edad, con
frecuencia personas que aún no entran en la categoría de persona envejecientes sufren
de discriminación laboral.
Hoy en día el hombre y mujer que pierde por X razón su trabajo con más de cuarenta
años, se les hace muy difícil conseguir nuevamente un trabajo digno para su persona y
experiencia.
Las edades, por lo general, que se ven en las solicitudes de trabajo oscilan entre los 20
y 35 años de edad, colocando a los mayores de estas edades en un segundo plano al
momento de solicitar sus servicios “oocities”
Salarios bajos
Sin embargo, reconoce que las oportunidades de empleo para mayores de 40 años se
detectan en puestos gerenciales de las empresas o entidades bancarias, puesto que la
experiencia es muy valorada en este tipo de cargos y estos conllevan mayores niveles
de salario.
Contrario a esto, indicó la experta en reclutamiento de personal, los puestos de más
reciente apertura en el mercado, como los gerenciales en ‘Call Centers’, prefieren
contratar a un personal joven porque manejan herramientas tecnológicas avanzadas
con más facilidad. “Definitivamente, en la actualidad, las empresas buscan bajar los
presupuestos y obviamente buscan personas más jóvenes para pagarles menos”,
aseveró Pagán. Agrega que una persona mayor con cierto cúmulo de experiencia,
conlleva a mayores salarios. Entonces buscan menores para no tener que pagarles
tantos beneficios, puntualizó. “layza.sierra”
Quedarse sin empleo siempre resulta angustioso, pero más aún si nos encontramos en
una franja etaria que va desde los 40 a los 50 años, donde cada vez resulta más difícil
lograr volver a insertarse en el mercado laboral.
Algunas empresas consideran que las personas de esta edad ya comienzan el fin de su
carrera laboral, cuando en realidad les estarían faltando entre 10 y 15 años para
jubilarse.
La realidad es que hoy en día, ante tanta demanda laboral, si una persona de 45 años
se presenta a una búsqueda al igual que una de 25, lo más probable es que seleccionen
a la más joven ya que a una persona inexperta se la puede moldear y explotar
laboralmente pagándole muy por debajo de lo que se debería pagar por ese puesto.
Seguramente el seleccionador dirá que la persona de 45 esta “sobre calificada”.
Otro concepto erróneo que poseen las empresas, o que utilizan como excusa tanto
para despedir, como para no contratar personas de esta edad, es decir que no se
encuentran actualizados tecnológicamente, que son “lentos” y que capacitarlos les
resultaría más costoso que contratar a una persona más joven.
Ahora bien, considerando que tener 50 años no significa estar fuera de carrera, lo que
debemos hacer es ponernos en movimiento y comenzar a buscar nuestra propia salida
laboral.
Nuestros contactos, los que hemos hecho a lo largo de nuestra vida, puede resultar
una posibilidad, tengamos SIEMPRE a mano nuestro Curriculum completo y
actualizado.
En los últimos años se ha venido produciendo una mayor incidencia en los medios de
comunicación del tratamiento del tema de la vejez. Disponemos de especialistas en
geriatría e incluso de hospitales especializados en brindar atenciones a este grupo
poblacional.
“Hoy.com”
Hay discriminación laboral en empresas
RAFAEL ABREU DIJO QUE EN RD NO SE CUMPLEN LOS CONVENIOS EN ESTA ÁREA
Mílcar Nivar. amilcar.nivar@listindiario.com
Es una tarea fuerte, no es una acción cualquiera estamos hablando de una acción hacia
un cambio de comportamiento, de visión, valoración humana y valoración de sí mismo,
porque todos queremos llegar a viejos. Nuestro compromiso es ¡No más discriminación
por edad!
“Bolívar Terrero”
Pero una parte significativa de los adultos mayores no cuenta con jubilación, ni
recibe ingresos por concepto de trabajo
Una proporción significativa de la población de 60 años y más no recibe ingresos por
pensiones o por su trabajo. En las áreas urbanas, esta proporción puede incluso
superar el 50 % en al menos cinco de los países para los cuales se dispone de datos.
Es en estos grupos donde los adultos mayores pueden ser más vulnerables, ya que
carecen de autonomía económica, lo que hace que su situación pueda volverse muy
precaria. ¸
Gráfico 16. Países seleccionados de América Latina: Proporción de la población adulta
mayor que no recibe ingresos por jubilaciones o pensiones ni por trabajo. Área urbana,
1997.
www.cepal
1 de octubre día internacional del adulto mayor
Exclusión: “Proceso mediante el cual los individuos o grupos son total o parcialmente
excluidos de una participación plena en la sociedad en la que viven” (European
Foundation, 1995:4). Tal proceso, opuesto al de “integración social”, da lugar a una
privación múltiple, que se manifiesta en los planos económico, social y político.
Estas tres formas de privación se refieren a tres áreas principales de incidencia, que son
los recursos (materiales y no, pues se incluye el capital humano, como la formación, o el
capital social), las relaciones sociales y los derechos legales. En cada una de esas áreas la
exclusión social puede plasmarse en diferentes elementos, como se aprecia en la figura
1.
La falta de dinero, en buscar una salida y en la necesidad de tener que cumplir con las
obligaciones: pagar la renta, los estudios de sus hijos y acceder a las necesidades
básicas tales como la salud y la alimentación.
El director del Instituto Americano para Terapia Cognitiva en Estados Unidos y autor de
“The Worry Cure”, Robert L. Leahy, sostiene que “el estar desempleado es una de las
experiencias más difíciles y más desbastadoras que las personas atraviesan”. Además
de depresión, sostiene, también puede generar episodio de violencia.
A nivel de la salud, puede generar en los afectados problemas que hasta entonces no
Históricamente
¿Existe la discriminación por edad?
Dentro de esta lógica compleja reviste especial interés el tema relativo a la
denominada “discriminación por motivos de edad”. La misma se distingue de las
demás formas de discriminación, como la que se basa en el origen racial o en el sexo.
La raza y el sexo son características inherentes y (por lo general) invariables
de una persona, por lo que la discriminación basada en ellos se dirige contra un
grupo definido de personas. Se trata de criterios que son sospechosos
a primera vista. Pero la edad varía a lo largo de una vida y una persona puede
verse sometida a una discriminación por motivos de edad en un momento concreto
de su vida, pero en otros, no. Además, una edad determinada es relativa. Una persona
de 40 años es joven en relación con una persona de 80, pero mayor frente a un niño
de 10 años. Por consiguiente no siempre resulta fácil identificar una discriminación por
motivos de edad, porque los grupos que son víctimas de esta discriminación pueden
ser diferentes siguiendo distintos criterios. Por añadidura, el grupo afectado no
siempre está claramente definido. Algunos ejemplos de criterios que pueden
suponer una eventual discriminación por motivos de edad lo
ilustran: La referencia a una edad determinada (por ejemplo 65 años o más) o
a una categoría determinada de edades (entre 35 y 45 años); un grupo determinado
(joven, adulto o personas de más edad); una característica biológica (mujeres en los
años de transición) o algunos términos que sugieren una relación con un determinado
grupo (dinámico, de mucha experiencia). A la hora de examinar las diferencias
entre categorías o grupos de personas contenidas en las normas jurídicas y comprobar si
son conformes con el principio de igualdad ante la ley reconocido en la art.14 CE, en la
mayor parte de los ordenamientos jurídicos esta técnica de control varía según
se trate de examinar diferencias de trato en las que el legislador
toma en consideración factores ajenos a las causas típicas contempladas en el art.14 CE
o diferencias basadas en alguna de éstas, como el sexo o la raza, como las más
relevantes. Mientras que en el primer caso el canon o control constitucional
utilizado consiste en aplicar el denominado juicio de mínimos en el que subyace
una presunción de legitimidad de la diferenciación legislativa o presunción a favor
del legislador, las diferenciaciones normativas que perjudican a los colectivos
incluidos en las cláusulas específicas de no discriminación, así como las que limitan
derechos fundamentales se ven sometidas a un juicio estricto en el que, al contrario del
anterior control, se parte de la sospecha del factor tomado en consideración y no
se acepta cualquier objetivo como suficiente para apoyar una clasificación, sino que
se requiere al autor de la norma que demuestre que persigue un fin primordial como
para justificar una limitación de valores constitucionales fundamentales. La edad como
factor de diferenciación prohibido, aunque no se contempla de modo expreso en el
art. 14 CE, se enmarca sin dificultad en la cláusula abierta de no discriminación
por la que quedan también proscritas las diferencias basadas
en cualquier otra condición o circunstancia personal o social, por
cuanto la edad constituye una circunstancia personal (SSTC 75/1983, de 3 de agosto,
31/1984, de 7 de marzo y 37/2004, de 11 de marzo) que, como tal, no puede ser razón
para discriminación alguna (STC 69/1991, de 8 de abril). A través de esta inclusión
podría pensarse que se produce una equiparación de la edad con otros factores
sospechosos de discriminación, situándose al mismo nivel que el sexo o la raza. Sin
embargo, el TC ha utilizado en sus pronunciamientos un criterio más flexible
a la hora de controlar la constitucionalidad de las diferencias basadas en este factor
respecto a los mencionados expresamente en el art. 14 CE, en el sentido de no
plantearse una especial presunción de ilegitimidad de las normas que utilizan la edad
como criterio diferenciador optando por realizar un control intermedio entre el juicio
de mínimos, propio del canon general de igualdad donde subyace una presunción
de legitimidad de la diferenciación legislativa, y el juicio estricto propio de las causas
contempladas expresamente en el art.14 CE. Para el TC, pese a tratarse de un factor
sospechoso, la edad puede, en determinadas circunstancias y bajo determinados
condicionantes, servir como frontera o elemento para diferenciar situaciones jurídicas.
En este sentido, ha declarado que “la prohibición contenida en el art. 14 CE no puede
ser entendida de modo tan rígido que las circunstancias personales no puedan
ser tomadas nunca en consideración por el autor de la norma o por quien
la interpreta, cuando tales circunstancias son relevantes para la finalidad legítima,
y en sí misma no discriminatoria, que la norma persigue” (STC 69/1991,
de 8 de abril; 37/2004, de 11 de marzo), llegando incluso en alguna ocasión a declarar
expresamente que “la edad es en sí un elemento diferenciador”. Es cierto, también,
que la edad no constituye un rasgo especialmente sospechoso
en materia de Seguridad Social, donde ha sido uno de los requisitos tradicionales
para el acceso a las prestaciones (SSTC 184/1993, de 31 de mayo; 231/1993, de 12 de
julio y 359/1993, de 29 de noviembre). En esta línea cabe situar el art.
3.3 de la Directiva 2000/78/CE del Consejo, de 27 de noviembre de 2000, relativa al
establecimiento de un marco general para la igualdad de trato en el empleo y
la ocupación (DOCE de 2 de diciembre de 2000). Si bien la misma, como
recoge la sentencia del Tribunal de Luxemburgo de 22
de noviembre de 2005 (Asunto Mangold) dictada precisamente en torno al alcance
de dicha Directiva 2000/78, considera que “el principio de no discriminación por
razón de la edad debe ser considerado un principio general del Derecho
comunitario” (apartado 75), la misma excepciona de tal principio los pagos realizados
por regímenes públicos o asimilados, incorporando expresamente en esta exclusión
a los “ regímenes públicos de seguridad social o de protección social” .
Esta delimitación negativa del ámbito de aplicación de la Directiva significa
que la edad, desde la perspectiva discriminatoria, no se tiene en cuenta en el terreno
de la protección social en el ámbito comunitario; salvo las exigencias, indirectas,
que pudieran derivarse del art. 13 del TCE y de la interpretación y aplicación que del
mismo pueda hacer el Tribunal de Justicia. Si bien de la doctrina constitucional así
como de la expresa admisión del criterio de edad como factor diferencial en
materia de Seguridad Social por la Directiva 2000/78 no se extrae una equiparación
automática del criterio de edad con un factor de discriminación prohibido, sí puede
concluirse que este rasgo constituye uno de los elementos que no pueden
ser tomados en consideración por el legislador para establecer diferencias por
encuadrarse entre los expresamente prohibidas por la propia Constitución o, en todo
caso que, de permitirse su uso como criterio delimitativo, tan sólo podría
sancionarse la validez de la diferencia si la norma supera un control
de constitucionalidad de juicio estricto o máximo rigor en la razonabilidad y en
la proporcionalidad. La prohibición de la discriminación por motivos
de edad forma parte del derecho comunitario desde la entrada en vigor
de la directiva marco sobre la igualdad de trato en el empleo y la ocupación
(2000/78/CE) el 2 diciembre 2003. No obstante, los estados miembros disponen de un
plazo suplementario de tres años para trasponer las disposiciones relativas
a la discriminación por motivos de edad (y discapacidad). En el preámbulo
de la directiva 2004/38 /CE relativa a la libre circulación de los ciudadanos de la Unión
y de los miembros de sus familias se encuentra también
una referencia a la prohibición de discriminar por motivos de edad (entre otros).
Además, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea
menciona la prohibición de la discriminación por motivos de edad y el reconocimiento
de los derechos de las personas de más edad (véanse en particular los artículos 21 y
25). III. Fundamentos de la presente investigación Con el objeto antes mencionado, en
el estudio que se presenta se pretende desarrollar un análisis que permita establecer las
premisas, que a continuación se detallan, para aportar posibles conclusiones sobre las
medidas a tomar para conseguir el objetivo que se busca, esto es, el fomento
de la continuación de la vida laboral de los trabajadores maduros. En primer lugar,
se trata de establecer las condiciones de acceso de estos trabajadores al mercado
de trabajo, cuando previamente han sido expulsados. Las dificultades
son patentes: pérdida de competitividad con los más jóvenes,
dificultad de adaptación a la nueva tecnología, pago de salarios más altos… Por otro
lado, es importante el estudio de las condiciones de su actividad laboral
durante la vigencia del contrato, que en muchas ocasiones les
lleva a la pérdida de su actividad. Así, habrá que analizar cómo se ven afectados por
los cambios de puesto de trabajo por riesgo, sobre todo en las actividades más
penosas, dado que conforman un colectivo especialmente sensibles; cuál es
la influencia del criterio de la edad a la hora de llevar a cabo la
reestructuración de plantillas, que se utiliza en la actualidad como
pauta prevalerte en estas circunstancias; cómo se incorporan las nuevas tecnologías en
la empresa y influyen en los empleados más mayores, en especial cómo su inclusión
provoca consecuentemente su despido por causa objetiva. Otras cuestiones
a tener en cuenta son cómo se ven afectado los trabajadores maduros por los cambios
producidos en materia salarial. Importantes cuestiones en este ámbito son
la desaparición progresiva del complemento por antigüedad y la prevalencia del salario
variable, como por ejemplo, el complemento de productividad. Los objetivos,
que se pretende alcanzar en este proyecto de investigación,
son fundamentalmente los tres siguientes. En primer lugar, detectar cómo
se desarrolla esta forma de discriminación, la de los trabajadores maduros, en el ámbito
del empleo y de las relaciones laborales, puesto que una buena parte de sus causas
se encuentran ocultas en la compleja trama de decisiones públicas y privadas que
conforman el sistema del mercado de trabajo. En segundo lugar, indagar cómo deben
rechazarse estos motivos de discriminación, no sólo socialmente, sino también a través
de políticas públicas. Y en tercer lugar, reflexionar sobre los códigos y políticas
empresariales que afectan al tema del envejecimiento de la población. Los resultados
que se pretenden obtener es la determinación final de que medidas deberían
tomarse en el ámbito laboral de los trabajadores maduros, tanto desde el ámbito
público como del privado, para incentivar la continuación de la actividad en el mercado
laboral hasta edades más avanzadas que las actuales, mas adecuadas
a la nueva realidad social. Los objetivos que se querrían conseguir con
dicha incentivación son fundamentalmente dos: en primer lugar, garantizar rentas
económicas suficientes a estos sujetos, tanto durante su vida laboral, más extensa, como
con posterioridad, ya que se entiende que incrementando su vida laboral,
se aumentarán sus cotizaciones y consecuentemente, se asegurarán pensiones en
mayor cuantía para el futuro; y en segundo lugar, evitar el envejecimiento prematuro
de aquellos ciudadanos que tienen dificultades
para adaptarse a una vida inactiva a edades demasiado tempranas. Con los objetivos
mencionados las tareas propuestas en este estudio serían las siguientes: Estudio
del mercado laboral con la identificación y posterior análisis de la composición
de la población activa madura. Identificación de las condiciones de trabajo
que inciden sobre la población activa madura en el actual mercado de trabajo.
Examen de la jurisprudencia comunitaria y española, en especial la constitucional,
sobre cómo influye la edad como factor de discriminación en temas como
la selección empresarial de personal y las limitaciones del empresario en el despido
por ineptitud sobrevenida motivada por la inadaptación a las nuevas tecnologías.
Estudio sobre la negociación colectiva española con el fin de comprobar si los
convenios colectivos establecen algún tipo de cautelas en el tema tratado. Análisis de
algunas experiencias en el Derecho Comparado para promover la continuación
de la vida laboral. Balance de todas las conclusiones a las que se hayan llegado y
la formulación consecuente de propuestas para alcanzar el objetivo
de este proyecto: la viabilidad del alargamiento de la vida activa en las mejores
condiciones sociales y económicas. La afirmación del principio de igualdad y de no
discriminación en el empleo es, al tiempo que una de las conquistas sociales más
destacadas del pasado siglo XX, al menos en las regiones más industrializadas (Estados
Unidos, Unión Europea, etc.), uno de los temas jurídicos de mayor desarrollo doctrinal
en las últimas décadas, en especial desde la óptica del empleo y de las relaciones
laborales. Pese al largo camino recorrido, lejos de ser un tema cerrado,
la lucha contra la discriminación en el ámbito del empleo y en las condiciones
de trabajo es una de las cuestiones de más palpitante actualidad y de mayor
centralidad en las “agendas sociales”, sin ir más lejos de los países europeos,
incluida España. En el ámbito europeo, hay una tradición muy destacada en
la afirmación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres,
desembocando a comienzos de este siglo en una espectacular ampliación del espectro
de la política antidiscriminatoria europea, para abarcar nuevos motivos
de discriminación (p.ej., orientación sexual, origen étnico, entre otros) y para plasmar en
textos legales las importantes aportaciones doctrinales del Tribunal
de Justicia. De hecho, hoy en España, se encuentra pendiente de elaboración un texto
legal sobre el principio de igualdad de trato y de no discriminación. Un cuestión
novedosa entre las nuevas formas de discriminación y los nuevos motivos de trato
desigual, que pueden tener su origen en prácticas empresariales en el ámbito de las
relaciones laborales o en decisiones públicas en el ámbito del mercado de trabajo, son
cuestiones relacionadas con la discriminación por edad (por ilustrarlo con un ejemplo
reciente: la Ley 14/2005, de 1 de julio, reintroduce en España la
posibilidad de pactar en convenio la jubilación forzosa a determinada edad). Se trata de
una posibilidad que debe ser explorada desde el conocimiento sociológico y desde el
instrumental de la ciencia jurídica. No obstante, aún tendiendo en
cuenta la importancia del asunto, el estudio de la discriminación en el empleo por
razón de edad se ha dejado a un lado, entendiendo que lo importante en el estudio
de la problemática aneja a la población madura pasa más bien por la búsqueda
de soluciones de protección social, es decir, se trata de establecer medidas de atención a
los sujetos cuando dejan su vida activa, sea de forma voluntaria o por extinción
de su actividad por decisión empresarial, y no tanto de buscar fórmula de apoyo al
empleo de este grupo de la población. Asunto el cual, entiende este grupo
de investigación, que es un objeto prioritario de análisis, a la vista de la reducción
de la edad en la que los empleados dejan actualmente de trabajar y las
consecuencias económicas que para ellos y para la sociedad provoca dicha situación.
Como ya se ha mencionado, el colectivo afectado por este estudio es el formado por los
trabajadores maduros, esto es, los sujetos mayores de 57 años que aún
mantienen capacidad suficiente para mantenerse en el mercado son expulsados de éste,
en muchas ocasiones, de forma involuntaria. El proyecto va a tener en cuenta las
condiciones. laborales de estos trabajadores como punto de partida para conocer
cuáles son sus problemas fundamentales y cómo éstos influyen en la reducción
de la duración de la vida laboral de los ciudadanos. Con estas premisas,
se va a abordar el examen de la jurisprudencia y de la negociación colectiva con el
fin de examinar como tratan estas cuestiones. En la misma línea, se intentarán
estudiar las circunstancias que les rodean en otros países europeos y cuáles son las
soluciones que se aplican a su problemática a fin de determinar si pueden
ser trasladables a la realidad social de España. Se valorarán las circunstancias
que rodean a este colectivo distinguiendo entre los mayores de 57 años que aún no
acceden a la pensión de jubilación y que se mantienen económicamente con otras
ayudas públicas o privadas, y los mayores de 63 años, grupo que sí recibe
la prestación señalada. Son mayores los problemas de los primeros, en cuanto
a que su capacidad de trabajo es mayor y su protección menor; pero, tampoco se puede
olvidar el segundo grupo, en cuanto a que a tenor de las circunstancias socio sanitarias
actuales se puede observar que en muchas ocasiones aún se encuentran en
condiciones de mantenerse activos. Estos dos colectivos diferenciados y con distintas
problemáticas serán valorados en cada una de las fases del proyecto y se tendrán
en cuenta en las propuestas finales sobre las fórmulas
de fomento de la vida activa de los trabajadores maduros. Por una parte, y en
la medida de lo posible, se quiere que el trabajo
a desarrollar tenga una vertiente comparada. Esto es, se trata de conocer mejor
ciertos aspectos de los trabajadores maduros en otros países europeos, en
particular en Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Ciertamente, no
se trata de realizar un exhaustivo estudio comparativo, sino de confrontar los nuevos
contenidos y tendencias detectados en España con aquellas que sean más relevantes
en los dos países citados. Para ello, será de enorme utilidad la realización
de encuentros con colegas de ciertas Universidades europeas que, actualmente, están
trabajando sobre temas y con enfoques similares a los nuestros. Se quiere atender,
también, a la proyección práctica del proyecto, a su interés aplicativo. Por ello,
la investigación no sólo ha de ser rigurosa en lo teórico, sino, también,
se ha de caracterizar por la búsqueda de su proyección práctica a fin de que sea
de utilidad a los agentes sociales, a los poderes públicos y a los especialistas del
Derecho del Trabajo y las relaciones laborales. Además, se busca situar cada solución
a cada uno de los problemas que se detecten en su adecuado contexto funcional y
territorial. Se trata de llevar a cabo un análisis que permita conocer
de primera mano las motivaciones y los obstáculos con
que se encuentra la promoción de la continuidad de la vida laboral. Y, a partir de ahí,
el grupo realizará una reflexión y valoración en profundidad sobre cada uno de los
temas abordados. Para alcanzar los objetivos, que ya se han mencionado,
se pretende escalonar el estudio de las cuestiones con el fin de acometer,
de manera progresiva, el análisis de parcelas concretas del mismo. Eso sí, en todo caso,
se procurará no perder de vista su dimensión global para lo cual se cuidarán, de modo
muy especial, las distintas secuencias del trabajo y la articulación entre los
participante en el proyecto. En concreto, en una primera fase, se va a incidir en
la reflexión de las hipótesis de partida para la cual es fundamental la reflexión
sobre el colectivo afectado por el proyecto, así como las condiciones laborales del
mercado que les afectan. Se iniciará el trabajo con la realización de un estudio del
mercado laboral, identificando la población activa madura y sus condiciones en
la actualidad, diferenciando entre el grupo con edades comprendidas
aproximadamente entre los 57 y 63 años y los mayores de esta última. En
este punto, es fundamental la realización de un estudio estadístico al respecto.
Partiendo de las conclusiones anteriores, se llevará a cabo un examen
de la jurisprudencia comunitaria y española, en especial la constitucional y
de la negociación colectiva española con el fin de comprobar si en estos
instrumentos se protegen fórmulas de promoción de la continuación de la vida laboral.
En este momento, será de utilidad la consulta de bases de datos que faciliten el trabajo
a realizar. Por último, se pretende realizar un análisis de algunas experiencias en el
Derecho Comparado, que se aportan desde otros ordenamientos
para promover la continuación de la vida laboral en las mejores condiciones posibles.
Con este objetivo se propone el desplazamiento de algunos de los miembros del grupo
de investigación a determinados países de la Unión Europea para completar los datos
necesarios. “InterPresent”
http://www.imserso.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/idi30_06ucarlo
siii.pdf
Justificación
El desempleo es un problema que se presenta actualmente en una gran parte de la
población sobre todo el adulto mayor, esta población tiene pocas oportunidades
laborales, tienen dificultades en conseguir un empleo que le permita obtener ingresos
para cumplir responsabilidades y satisfacer necesidades básicas a pesar de tener
experiencias laborales que a lo largo de sus vidas han podido acumular, este problema
afecta toda la población, incluso la familia, la falta de empleo crea depresión y
ansiedad. La falta de empleo es la que está llevando en muchas ocasiones a las
personas a la delincuencia y al deterioro social del individuo.
La falta de trabajo puede causar conflicto dentro del núcleo familiar. También el
desempleo puede causar apoyo social, puede ser excluido del ámbito social, en
muchas ocasiones son aislados del círculo social donde siempre se movía.
El trabajo es un derecho que le corresponde a cada ser humano mayor de edad y esta
expreso en la Ley: cuando El 15 de agosto de 1998, fue promulgada la Ley No. 352-98
sobre Protección de la Persona Envejeciente la cual viene a completar, de cierto modo,
lo querido por el Código de Trabajo cuando reglamenta contra la discriminación.
Esta Ley considera envejecientes en su Art. 1 a toda persona mayor de sesenta y cinco
años de edad, o de menos, que debido al progreso de envejecimiento, experimente
cambios progresivos desde el punto de vista psicológico, biológico, social y material.
Dicha Ley busca el bienestar social de estos envejecientes y en su Art. 18 lo deja ver
cuando sugiere poner en práctica medidas que tiendan a que las personas mayores
puedan ser incluidas en los programas de trabajos actuales y futuros, reconociendo y
fomentando la función de las organizaciones gubernamentales y privadas que prestan
este tipo de servicios.
CONSIDERANDO: Que nuestro país es signatario de diversos acuerdos internacionales, dentro
de los cuales se incluyen el Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, del 1982, de
la Resolución 4691 de las Naciones Unidas, donde se crean los Principios de las Naciones
Unidas en Favor de las Personas de Edad, de la Resolución A147/5, de la Asamblea General de
las Naciones Unidas, que declara el año 1999 como Año Internacional de las Personas
Mayores, y que fue ratificada por el Parlamento Latinoamericano en su reunión de Sao Paulo
en 1996;
Introducción
El presente trabajo de investigación titulado: Exclusión social laboral al Adulto Mayor, en
Rep. Dom. El deseo de investigar este tema ha sido por la necesidad de conocer las diferentes
problemáticas que sufre esta población adulta mayor en la actualidad, y profundizar respecto
al papel que debe jugar el profesional de trabajo social.
http://www.encuentrojuridico.com/2014/07/la-discriminacion-laboral-en-
republica.html........
Karlos Pérez de Armiño y Marlen Eizagirre
https://www.cepal.org/celade/noticias/paginas/0/44840/RepDominicana.html
https://www.cepal.org/celade/noticias/paginas/3/9353/boletin_envejecimiento.pdf